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Emmet Haughton Gaunt

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Mensajes publicados por Emmet Haughton Gaunt

  1. La boca del joven se comenzaba a secar y empezaba a sentir el efecto del hechizo de Irina. Las energía para pronunciar el hechizo no las tenía por lo que se concentró lo que más pudo y pensó con fuerza <<Finite Incatatem>>. Unos segundos de haber invocado el hechizo, el cuerpo del vampiro, volvió a la normalidad lo que le permitía volver a enfocarse en la chica y llevar este duelo hasta el final.

     

    Miró a la chica y, por más que esta lo tratara de callar o matar no la iba a dejar en paz, elevó su varita hacia la chica para que se diera cuenta de que no la iba a dejar en paz y que quería terminar este duelo lo más pronto posible. Bajó su varita y la puso a un costado de sí. Cerró los ojos por un segundo para concentrar toda su energía en él y pensó <<Necrohand>> . Dos manos fantasmales salieron del suelo, cerca de ella, y agarraron sus piernas inmovilizándola. La invocación duraría dos turnos lo que le daría más tiempo para pensar su próximo movimiento. Con todo ello evitaría que la chica se estuviera moviendo.

  2. El vampiro había quedado sorprendido por la defensa de su contrincante. No pudo hacer nada para detener a la avispa marina por lo que el animal tocó su piel con los tentáculos. El veneno ya corría por su torrente sanguíneo y sentía el ardor y el dolor. El Haughton no dudó un segundo, tomó su varita y, apuntando a una roca pequeña que había a su lado, pronunció:

     

    ¡Morphos! — la roca pequeña tembló un poco, producto del hechizo, y se transformó en un bezoar para poder contrarrestar el efecto del veneno de la avispa marina que le había sido enviada de vuelta. El vampiro dobló sus rodilla y se agachó hacia el objeto, lo tomó y se lo llevó a la boca tragándolo sin dudar un segundo para que el dolor insoportable pasara en un rato.

     

    El joven se quedó unos minutos arrodillado en el suelo esperando que el bezoar hiciera efecto en su organismo. El dolor y el ardor desaparecieron y volvió a levantarse y erguirse en dos piernas para luchar de nuevo. Esto no quedaría así, el vampiro daría su vida en aquel simulacro para hacer todo y dar todo de sí mismo.

     

    Tomando una bocanada de aire miró a Irina y, con una sonrisa sin decirle nada, volvió a levantar su varita y, apuntando directo a un pedazo de escombro, pronunció:

     

    ¡Expulso!— un rayo color ocre salió disparado hacia el trozo de escombros haciendo que éste se elevase y fue directamente hacia la chica. El impacto no le causaría heridas graves pero la podía dejar inconsciente, lo que le daría al vampiro un poco más de tiempo para procesar su próximo ataque. El joven se quedó mirando mientras sus compañeras de equipo se defendían de los otros ataques y volvían a contraatacar al equipo contrario.

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  3. El simulacro había comenzado con el ataque de Keira a Shirley. Sorprendido, el vampiro, nuevamente por el manejo que su hermana tenía de los hechizos que escogía para utilizar y atacar a su oponente. A continuación siguió el ataque de Irina hacia Arya, bastante directo fue. El lobo blanco invocado por Irina era intimidante pero no tanto como para asustar a Arya que ya había conseguido asfixiar al animal, aunque le costó mucho hacerlo.

     

    La defensa de Arya fue excelente, repudio el ataque del rayo de Irina y logró acabas con el animal que había sido morpheado. La mirada que la chica le hizo al vampiro fue comprendida en el todo por él. No esperó más, tomó su varita y apuntó hacia la muñeca en la que Irina sostenía la varita, y, con una bocada grande de aire, pronunció:

     

    ¡Absorvere! — el efecto rompería los huesos carpianos de la muñeca de la chica haciendo que ésta soltara la varita y perdiera un poco más de tiempo, así el joven la podría volver a atacar. El vampiro esbozó una sonrisa por su ataque y, mirando a su hermana y a su compañera, volvió a levantar el arma y apuntó directamente la blusa que Irina traía, pronunciando a continuación:

     

    ¡Morphos! — Su blusa de color negro se convirtió rápidamente en una Avispa Marina. Un animal tan frágil pero el más venenoso del planeta el cual, cuando sus tentáculos tocan la piel la toxina de su veneno ingresa al torrente sanguíneo rápidamente. Si la chica no se curaba en un tiempo próximo ésta moriría de un envenenamiento masivo causado por el animalito.

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  4. Aquellas palabras de su compañera le hicieron recobrar el sentido y el espíritu de mantenerse fuerte para los demás ante la situación en la que estaba viviendo. Las frías manos de Arya en su cara lo hicieron sentirse acompañado y apoyados por todos los que estaban ahí pero más por ella, la persona con la que había compartido tantas cosas.

     

    Sentado en la pila de escombros, el Haughton intentaba limpiarse las lágrimas de sus ojos azules y así poder seguir con lo que la clase proponía. <<No puedes quebrarte ahora>> una voz le decía desde adentro para no ceder ante las imágenes que atacaban su mente a cada rato. <<Tu familia estaría orgulloso de lo que estás haciendo y el camino que estás tomando>> resonaba continuamente en su cabeza.

     

    La destrucción de aquél lugar era total. El sol que salía aceleraba la descomposición de los cuerpos calcinados y desmembrados, todos repartidos por el lugar. En los escombros había impactos de quemadas que los hechizos y maldiciones dejaban como marca. Era evidente que lo que había pasado allí fue una guerra y, como consecuencia de todo ese proceso, inocentes morían.

     

    Su cabeza daba vueltas alrededor de toda la escena para terminar de comprender y procesar tanta información que entraba por sus ojos. El vampiro sabía que este proceso no iba a terminar rápido pero debía avanzar todo lo que más podía para no dejarse afectar, nuevamente, por los vestigios del pasado que aquella guerra entre su familia de vampiros y un clan de licántropos que atacaron su mansión.

     

    Para dejar de pensar un poco en todo esto, el joven se acercó a Arya para despejarse y chalar con ella sobre la situación. La miró fijo y le preguntó — ¿Cómo te sientes? — sólo se limitó a mirarla y le preguntó nuevamente — ¿Te sientes bien? — la vista del joven pasaba por todo el cuerpo de su compañera para comprobar de que no estuviera lastimada.

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  5. Emmett Haughton Gaunt

     

    No podía quitar la vista de Arya mientras estaba charlando con Groter. Aquella chica tenía algo especial para el vampiro pero no sabía que era. Cada vez que la miraba y ella corría en su consuelo y ayuda provocaba millones de sensaciones en el cuerpo del Haughton. El chico quería correr y abrazarla para no soltarla más pero no quería parecer tan cargoso con la bruja.

     

    Las palabras que el mago le había dicho no eran en vano ni mentira. Es lo que él sentía por ella verdaderamente y siempre iba a estar allí para la Lockhart cuando lo necesitara. Era una situación difícil pero debían ser fuertes y resistir ante todo para demostrar lo grande que podían llegar a ser y enfrentar situaciones difíciles.

     

    El vampiro notó que se compañera seguía llorando por lo que más atento estaba a cualquier cosa que le pasara. Si lo necesitaba ahí iba a estar como se lo había dicho hace rato. Sólo quería lo mejor para ella y que nada le pasara. La quería mucho y no se iba a permitir dejar sola a su compañera y no darle apoyo en los momentos más difíciles.

     

    Salió de su estado de pensador cuando escuchó la voz del profesor que explicaba más o menos lo que había pasado. Claro estaba que esto había sido una guerra entre los dos mundos que habitaban la Tierra. No había otra explicación racional para la manera en que los cuerpos se encontraban calcinados y algunos que otros desmembrados por ahí. Luego de oír al educador, la mente del joven se llenó de imágenes del pasado. Ahora había encontrado el sentido de aquella visita.

     

    Aquella batalla, entre su familia y los hombres lobos, le venía a la cabeza. Ver los cuerpos de familiares y amigos desmembrados por doquier era lo que le hacía recordar la escena en la que estaba actualmente. El cuerpo de su hermano mayor resonaba en su consciente en forma de imagen. Ver el cuerpo de él inmóvil y sin moverse en el piso era lo que no quería recordar.

     

    El vampiro se quedó quieto en su lugar mirando a un punto fijo luego de haber recordado todo aquello. Sus ojos azules e habían cristalizado con unas lágrimas que brotaban de ellos. Dio media vuelta para que nadie lo viera y limpio sus ojos con las mangas de su túnica. No quería mostrar debilidad hacia sus compañeros y menos hacia Arya, aquella personita a la cual él quería mucho y necesitaba su apoyo. Se sentó en un pequeño grupo de escombros mirando al piso que se mojaba con las lágrimas del joven a medida que seguí pensando en su hermano mayor.

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  6. Emmett Haughton Gaunt

     

    El traslador con forma de botella lo había llevado a un escenario de batalla. Toda una ciudad devastada y abandonada por el tiempo. Los cuerpos adornaban las calles junto a la manada de perros salvajes que se alimentaban de ellos e iban de aquí para allá con extremidades humanas. La llovizna comenzó a mojar la capa y el pelo del vampiro pero eso no era impedimento para encontrar a Arya y Keira, sus compañeras de simulacro, la nueva tarea entregada por lo profesores.

     

    Mientras caminaba la túnica se iba enganchando en los escombros y algunas que otras extremidades sueltas por allí. El olor era nauseabundo y su sentido de vampiro lo aumentaba debido al olfato que el joven había desarrollado con el pasar del tiempo. Los perros salvajes le gruñían cuando el Haughton pasaba por su lado creyendo, los mismos, que les quitaría la comida o algo haría. Sólo bastaba con mirarlos para que retrocedieran en su actitud.

     

    Siguió caminando y dos figuras femeninas se alzaban más adelante del joven. Aceleró su marcha para llegar a ellas y reunirse con las mismas para poder darle comienzo al duelo. Con un además de cabeza, el vampiro, saludó a ambas brujas y se colocó a su lado en la misma línea. Siempre con su varita lista para defenderse de cualquier ataque proveniente del otro grupo. Con su mano izquierda tomó su largo flequillo y lo quitó de su cara peinándolo hacia un costado para darle mejor vista. La varita reposaba en su mano derecha lista para atacar en cualquier momento.

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  7. Miré a los ojos a mi compañera y le dije — No te preocupes, aquí estaré contigo — volví a mirar a Arya a sus ojos y continué caminando a su lado. Era increíble pero mi cuerpo no reaccionaba ante tanta destrucción. ¿Será porque estoy acostumbrado a vivir con la muerte? O ¿Sólo estaré en shock por tanta destrucción? Sé que me mantenía frío ante la destrucción y sólo me importaba apoyar a mi compañera para que no se sintiera mal.

     

    Más adelante estaban Groter y Shirley. Arya iba adelante mío con su pelo largo ondeando con cada paso que daba. Pero no le quería dar la impresión de los sentimientos que tenía para con ella. Hemos compartido muchísimas cosas con el pasar de la Academia con las distintas clases y eso, sin duda, había forjado un vínculo fuertísimo.

     

    Miré a Arya y le regalé una sonrisa para que se quedara más tranquila y pudiera acabar la clase. Me acerqué a ella por última vez y le dije — Sabes que siempre contarás conmigo pase lo que pase — toqué su mano — Siempre estaré para ti en lo que necesites — terminé de decirle y me acerqué a Groter para hablar con él. Hice un par de pasos y, encima de los escombros, había un cuerpo pequeño, de un niño o niña, todo calcinado. Mis ojos giraron hacia allí pero la única reacción que hubo fue llevarme mi pañuelo con perfume a mi nariz para no sentir el hedor a muerte y putrefacción que allí había. Me dirigí a Groter — Hola — le dije mirando lo que él miraba — ¿Como te sientes? — sólo me limité a preguntarle por si necesitaba algo y me quedé a su lado.

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  8. El vagón comenzó a moverse despacio pero luego la velocidad fue en aumento, iba tan rápido que tuve que aferrarme a mi asiento y a la pequeña manecilla que había cerca d la puerta para no caerme. Luego de unos 15 minutos de viaje, bastantes rápidos por cierto, el vagón se detuvo algo brusco haciendo que algunos de nosotros trastabillara y diera un pequeño brinco agarrándose de algún objeto para no caerse. Los primeros en bajarse fueron los profesores y, uno por uno, todos nosotros.

     

    Bajé del vagón mirando a Mariel que iba adelante mío la cual tropezó un poco y la agarré de su túnica con mis manos para que no cayera a los escombros que habían, — ¡Cuidado! — le dije sonriendo mirándola a los ojos. — Estos escombros se ven bastante peligrosos — continué y seguí caminando. Pilas de ladrillos, paredes, hierros se encontraban a nuestro alrededor.

    Mis ojos se doblegaron a la cantidad de cuerpos que se encontraban calcinados y muertos bajo todo el resto que quedaba de los edificios y departamentos. Era una sensación extraña la que sentía, ni pena ni alegría debido a que convivía con la muerte muy seguido a causa de ser vampiro y tener que alimentarse de personas.

     

    Mi mirada fría ante la destrucción de esa situación. Por mi cuerpo corrían varias sensaciones pero no eran de tristeza sólo de saber que había causado ese desastre. Mi corazón latía normalmente sólo que por algunos tramos del camino tenía que poner, en mi nariz, mi pañuelo con perfume debido al hedor a muerte y putrefacción que inundaba el lugar.

     

    Me paré sobre una pila de escombros a mirar aquél escenario y el desastre que había producido aquella batalla o lo que había sido que pasó allí. — ¿Qué ha sucedido aquí? — Pregunté directamente a los profesores manteniendo mi postura fría ante la situación — ¿Qué es lo que ha provocado este desastre? — en ese momento que terminaba de preguntar Arya venía hacia mí con sus ojos llorosos. Quise mirar que le pasaba pero el sol y el hedor que había a putrefacción no lo dejaban hacerlo.

     

    La chica se acercó a mí y directamente se escondió entre mis brazos. Sólo la rodee con los míos y puse mi barbilla encima de su cabeza — ¡Eyy! Preciosa — le dije mientras la abraza con fuerzas — Tranquila, aquí estoy para que no te sientas mal — continué mientras podía sentir sus lágrimas que mojaban mi camisa — Ya pasará, no te preocupes — toco su rostro y le sigo hablando para que se tranquilice — Tú eres una mujer muy fuerte y lo sé. Tranquila — Intentaba tranquilizarla por todos los modos posibles. Sólo me quedaba abrazarla para contenerla y que pudiera volver en sí para poder continuar con lo que estaba preparado para la clase. No iba a dejarla sola ni ahora ni nunca. Hemos pasados muchas cosas durante nuestro paso por la Academia y sentía que éramos excelentes amigos.

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  9. En la nueva ceremonia de graduación que se aproximaba su padre, Santos, se graduaría de la Academia, además había sido insistido por amigos tritones a que asistiera a la ceremonia para conocer cuál iba a ser la casa ganadora y, en caso de que fueran los tritones, saldrían a festejar.

     

    El vampiro se apresuró a terminar de arreglarse. Se había puesto un traje, con una camisa blanca y un saco que llegaba hasta su cadera, en el cuello un moño azul que hacía juegos con sus ojos. En la mano tenía el anillo con las iniciales de las familias << H & G >> Haughton y Gaunt respectivamente. Se había puesto unos zapatos en punta negros y bien lustrados para que se notaran con brillo.

     

    En el Salón había mucha gente, pero su mirada se dirigió a una cabellera rojiza inconfundible. Su amiga del alma, Arya, estaba allí. Vestida con un traje negro enterizo que se ajustaba a su cuerpo marcándole las curvas que el mismo tenía. El chico se apresuró a sentarse a su lado cuando la ceremonia ya había comenzado por lo que se apresuró a saludarla con un gesto y miró hacia el frente.

     

    La Directora de la Academia, su prima, comenzó a leer todos los formalismos. Cuando llegó al nombre de su padre, el joven sonrió y aplaudió con ganas seguido por un silbido de alegría hacia su progenitor. Terminó de leer los nombres y procedió a nombrar a los prefectos, caso en el que el Haughton no prestaba tanta atención debido a la euforia que se había producido por la casa ganadora.

     

    Al escuchar el nombre de su amiga, que había sido nombrada prefecta de su casa procedió a darle un abrazo y un beso en señal de felicitaciones. Pero luego se transformó su cara debido a que había escuchado pronunciar su nombre. El vampiro había sido elegido Prefecto de los Tritones, de su casa. En ese momento no sabía qué hacer ni decir sólo se apresuró a saludar a la Directora y decir: — Muchas gracias por el nombramiento —.

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  10. Estaba anonadado por la gran defensa de su hermana. ¿Cómo una estudiante podía lograr tal hechizo para salvarse de sus flechas? Mis ojos se volvieron de un color azul oscuro de la rabia por ver ese movimiento que había realizado la chica. — Muy bien hermanita — le dije directamente mientras marcaba en mi rostro una sonrisa, y continué — Nunca me imaginé que tenías tanto poder — le dije al ver como las flechas se desviaban de su objetivo y quedaban clavas en la arena.

     

    Volví mi vista hacia ella y vi cómo se disponía a lanzar el próximo ataque. No se escuchó ninguna palabra pero luego de unos segundos, de la varita de la Haughton salió una llamarada violeta que se disponía a alcanzarme a toda velocidad. Al ver dicho ataque, alcé mi varita a la altura de mi pecho y pronuncié:

     

    ¡Protego!

     

    Una pantalla transparente se interpuso entre mi y el hechizo haciendo, que al contacto, el escudo invocado por mí se rompiera en pequeños pedacitos. El impacto produjo una leve onda que hizo que mi túnica y mi pelo ondearan y, éste último, cayera a mis ojos. Con mi mano izquierda quité el pelo de mi frente y acomodé mi túnica que se había corrido un poco.

     

    Excelente movimiento hermanita — le esbocé desde la otra punta de la tarima. — Parece que se te ha dado por los hechizos difíciles — le dije poniendo en mi rostro una sonrisa sarcástica, aunque me producía mucha rabia porque dominaba hechizos bastantes complejos. — Continuemos — terminé de decir y, alzando la varita mientras apuntaba a la muñeca en la cual tenía el arma mi hermana, pronuncié:

     

    ¡Absorvere!

     

    El efecto tenía como objetivo romper los huesos de la muñeca de mi hermana para que soltara su varita y yo pudiera ganar algo más de tiempo y poder acabar el duelo. Esperaba que éste impactara y produjera sus efectos para que ella no pudiera defenderse ni atacar.

  11. Era impresionante cómo su hermana había podido salvarse de las serpientes que mi hechizo había transformado. Mis ojos seguían el viajar de las serpientes al mar y las miraba como se ahogaban retorciéndose de un lado para otro. Volví mis ojos azules hacia la Haughton y pude notar que se predisponía a realizar otro hechizo pero, antes de que pudiera terminar de pronunciarlo, alcé mi varita hacia ella y pronuncié:

     

    ¡Silencius!

     

    De la boca de la Haughton no salió más que aire debido al efecto de mi hechizo. A mis oídos sólo llegó la primera sílaba de la palabra –Ab-. La miré y, con una sonrisa dibujada en mi rostro le dije — No hermanita, ¿Cómo es eso de que me quieres lastimar? — y sonreí al final. Alzando mi varita nuevamente y, apuntando hacia ella, cerré mis ojos y me concentré en el próximo ataque:

     

    ¡Disparo de Flechas! — grité en mi interior al mismo tiempo que abría los ojos y veía como doce flechas aparecían desde el extremo de mi varita y salían disparadas, viajando a toda velocidad hacia ella, las cuales impactarían en distintos lados de su cuerpo. Si mi ataque impactaba en ella, tendría que esperar tres turnos para que las flechas desaparecieran lo que yo podría tomar como una ventaja si es que la debilitaban.

  12. Vengo con una duda de intercalaciones - carita de perrito bueno - Excelente el material que leí arriba... Lo que quiero saber es si por ejemplo yo puedo intercalar un efecto a el hechizo que Keira (Oppugno) le envió a mis serpientes para que definitivamente la piquen? ... Muchas gracias por la atención -voz de call center :lol: - Y perdón la molestia sobre este tema :D :rolleyes:

  13. Escribía en la arena mientras esperaba que mi rival llegara para poder comenzar el duelo. No sabía quién era pero cualquiera de mis compañeros sería el mejor para practicar y poder pasar esta etapa juntos. Garabateé mi nombre en la arena tirando el palito al mar y viendo cómo la danza de las olas se lo llevaba cada vez más adentro hasta no verlo más.

     

    Mi túnica azul marino estaba un poco húmeda con arena adherida a ella debido a la humedad que había cerca del océano. — Esto está tardando mucho — dije mientras miraba mi reloj — Sólo espero que llegue pronto para poder empezar — terminé de decir y una chica con vestido verde agua se aproximaba hacia la tarima, no podía ser una muggle porque el lugar estaba vacío. Era mi hermana, Keira, que se aproximaba hacia mí — ¡Hola hermanita! Estamos en Mar del Plata — dije con alegría al verla aunque con un poco de miedo porque iba a hacer un duelo entre hermanos. Mientras nos saludábamos subíamos a la tarima uno en cada extremo sacando sus varitas para poder comenzar.

     

    ¿Lista para comenzar? — le dije mientras deslizaba la varita por mi túnica y apuntaba hacia ella. Parece que lo de estar lista se lo tomó en serio porque de su varita salió un rayo de luz roja despedido hacia mí con toda la velocidad de una bala. Sin esperar un segundo más, puse firme mi varita y, a viva voz, pronuncié:

     

    ¡Protego!

     

    Un escudo de color blanquecino se interpuso entre su hechizo y mi cuerpo desapareciendo, el mismo, al contacto con el escudo. Este último se desintegró en pequeñas partecitas desapareciendo con la leve brisa que venía de la orilla. El impacto provocó que mi cabello se cayera a mis ojos impidiéndome verla a Keira. —Muy bien hermanita. ¡Muy rápido! — le dije mientras corría el cabello de mi cara con la punta de la varita. Sin esperar más apunto mi varita hacia su vestido y, firmemente, pronuncio:

     

    ¡Morphos!

     

    En cuestión de segundos el vestido de Keira se transformó en varias serpientes venenosas con sus colmillos repletos de veneno esperando mi orden — ¡Muérdanla! — di la orden en voz alta a los reptiles para que mordieran a mi hermana. Sólo quedaba esperar su reacción ante mi ataque. No demostraba ninguna reacción en su cara ante las serpientes.

  14. Mar del Plata, Argentina.

     

     

    http://jucummdp.com.ar/media/14/gallery/nkhnklh/4.jpg

     

    El ruido que hacía el mar era tranquilizador. Una leve brisa recorría mi túnica azul marino haciéndola flamear de manera sutil. Mi pelo se movía con el viento que pasaba por medio de ellos. Mis zapatillas se llenaban de arena y en mi túnica quedaban los pequeños granitos enganchados en la tela. Definitivamente ese lugar lo conocía, se encontraba en Mar del Plata, en la costa Argentina. Las playas, la arena, las carpas, los restaurantes eran inconfundibles al igual que la estatua del lobo marino que había. Lo que resultaba raro de ese lugar eran dos cosas: la primera, era que el lugar estaba vacío como si nadie viviera en aquél sitio. Y la segunda, una tarima de una tres o cuatro metros se encontraba en la paya. Aquella decoración me era familiar por lo que me decía que se venía un nuevo duelo sólo me quedaba esperar contra quien sería.

     

    Bajé hacia la playa para notar el escenario en el cual sería el duelo. La tarima estaba forrada con un alfombra azul con estrellas de mar de diversos tamaños y flecos dorados a los costados de la misma. El mar estaba tranquilo, con pequeñas olas que rompían en la orilla llegando a escasos centímetros de tocar la tarima de duelo. La playa estaba muy limpia y vacía pero en el perímetro de donde estaba colocado el escenario para el duelo habías seis pilares con forma de tritón, tres en cada costado del mismo, incrustados en la arena y de color verdoso oscuro como si hubiesen estado hundidos en el mar por años. Los pilares tenían, lo que parecía ser fuego eterno que ni se movía con la brisa que corría por el lugar.

     

    Podía ver un pequeño muelle que había cerca del lugar, tres restaurantes que daban a la playa, dos chozas de paja dónde se preparaban jugos y licuados y las sombrillas clavadas a pocos metros con las reposeras cerradas apoyadas en la arena. Tomé una reposera, la abrí y, acomodándola frente al mar, me senté para ver esa inmensidad y gran cantidad de agua que iba y venía como en una danza sin fin. Tomé una gran bocanada de aire y esperaré a que mi oponente y el profesor aparecieran para poder comenzar el duelo al cual había sido convocado.

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  15. Hola profesores y compañeros: primero que nada es una gusto para mí volver a ver a mis compañeros de los cursos anteriores y más lo va a ser cuando podamos graduarnos juntos de la Academia. En segundo lugar, muchas gracias profesores por la bienvenida; por acompañarnos en esta última etapa de la Academia para ya seguir nuestros caminos como Mortífagos o miembros de la Orden.

     

    Finnick felicitaciones por tu graduación de la secundaria y mucha suerte en lo que vayas a emprender para ser un profesional en el futuro. Por mi parte va a ser un gran gusto compartir esta etapa contigo y poder ser bueno amigos ya que los dos somos vampiros ... y quien te dice que alguna noche podemos ir a cazar algunos bocadillos por ahí :bb: :bb: B) jajaja.

     

    Bueno paso a contarles: Mi nombre es Matías, vivo en la Provincia de Mendoza en Argentina. Tengo 21 años (cimplidos el 3 de noviembre). Estoy en el 3er año de la carrera de Contador Público en la universidad y si Dios y todos los santos quieren en 2 años ya estaré recibido y trabajando. En mis tiempos libres leo, estoy en el foro, doy clases en HL.com, me encanta escribir, ver películas (más que nada de terror-suspenso y la de los héroes de Marvel jejeje), debo reconocer que soy un vicio del juego de Los Avengers en facebook :bb: . Me encanta cocinar y escuchar música, son mis cables a tierra cuando tengo un mal momento o necesito distraerme.

     

    En cuanto a mi personaje no somos tan distintos. Emmet Haughton Gaunt es un vampiro de nacimiento, perteneciente a las Familias Haughton y Gaunt de Ottery. Su personalidad es muy sanguínea ya que es capaz de matar si alguien le llega a hacer daño a algún integrante de su familia. Es amigable, le gusta socializar con otros vampiros y otras razas ( excepto con humanos porque le causan sed XD). Es un chico aspirante a Mortífago y quiere ser el mejor en ello. Muy detallista y perfeccionista con cada coso que hace.

     

     

     

    Nombre: Tin

    Apellido: Riddick

    Edad: 21 años

    Descripción física:

    Es un chico de un metro ochenta y tres de altura, con pelo corto pero largo hasta la frente y ojos azules acompañados con unas pestañas largas y arqueadas. Le gusta vestir ropa deportiva: remera, pantalón suelto y zapatillas cómodas. Tiene un piercing en el labio inferior de color negro. Tiene cuerpo atlético, marcado. Su tez es de color pálida con algunas pecas en su cara.

    Lugar dentro del sueño:

    El chico se había quedado dormido, con la televisión y un plato de fideos, en el sofá-cama de su casa. Sus padres habían salido de viaje a los cuales el joven no solía acompañar por más que fueran en fechas festivas como Navidad. Giró en su sofá para cambiar la posición en la cuál se encontraba reposando logrando que el plato de fideos cayera al suelo soltando las pastas para todos lados de la alfombra.

    Tin, Tin, Tin — una voz familiar lo llamaba a gritos pero el joven no abría los ojos. — ¡Qué! — se despertó precipitadamente contestando a la voz que lo habías llamado pocos segundos atrás. Pasó sus ojos azules por todo el lugar. Se encontraba en la entrada de una gran casa vieja que parecía abandonada. La puerta de hierro, que estaba a su espalda se golpeaba con el viento cada vez que soplaba. Los jardines estaban secos, las flores en las macetas sin vida; se notaba que alguien en años no había venido a ver como se encontraba el inmueble y sus accesorios. Caminó por el pequeño sendero de piedras y tierra que daba a, lo que a su parecer, la puerta de entrada de la casa.

    Estando frente a la puerta de roble, muy desgastada y resquebrajada por no haberle hecho los mantenimientos, fue tomar el picaporte cuando sintió un pequeño movimiento a sus espaldas haciéndolo girar de manera repentina. Un pequeña ardilla parda se encontraba subida a la hamaca de madera del hall de entrada de la casona. Acercándose a ella para tocarla con su mano estirada, el animalito soltó una pequeña risa acto que hizo que el joven se sobresaltara dando un pequeño salto hacia atrás. Antes de que el joven pudiera esbozar una palabra la ardilla comenzó a hablar:

    Tienes hasta las doce de la medianoche de noche buena, para encontrar a tus amigos y recordar que existe el espíritu de la navidad y lo que significa para ti. Si no lo logras, tanto tú como ellos, vivirán eternamente en el sueño — el joven, con su cara de desconcierto, escuchó atento al animal que hablaba delante suyo pero no entendía lo que pasaba.

    Sólo podía pensar que iba a ser para rescatar a sus amigos, capaz que abriendo la puerta de la vieja casona los iba a encontrar a todos reunidos. Se volteó a la puerta, dejando a la ardilla detrás de sí, tomó el picaporte y lo giró dándole un gran empujón a la puerta para que se abra. La casa por dentro era totalmente distinta que afuera. Todas las paredes pintadas y bien arregladas, con adornos navideños colgados de las mismas y un gran pino de navidad en una esquina. Un aroma a comida inundaba la entrada. El joven comenzó a entrar y caminar por el pasillo siguiendo el olor. Mientras caminaba le parecía muy familiar esa escena de Navidad al igual que la casa. Recordó que fue la Noche Buena de hace unos años atrás, cuando o hizo corrió por el largo pasillo hasta llegar al comedor de la casona y allí estaban. Su padre y su madre sentados en la mesa conversando muy sonriente con sus abuelos mientras él corrí por alrededor de las sillas con su camión de juguete que su abuelo le había regalado anticipadamente. — Tin, ven a comer — lo llamaba su madre a cada rato. Su ojos se inundaron en lágrimas y recordó porque no solía acompañar ni festejar la Navidad con sus padres. Sus abuelos habían sido asesinados esa misma noche saliendo de su casa a despedirlos cuando la noche había terminado. El chico salió corriendo hacia la puerta antes de tener que volver a vivir esa escena horrible de nuevo. Sus ojos húmedos y brillosos le dificultaban el camino. Sólo quería reunirse con sus compañeros y acabar con ese sueño horrible de una vez por todas.

    Si eso es lo que le tenía preparado el espíritu de la Navidad no la iba a festejar nunca más.

  16. Entré, a mi habitación del castillo Gaunt, por la ventana más alta. — Vaya que esa cena ha estado deliciosa — digo mientras me limpio la sangre de la comisura de mis labios pasando la lengua por las mismas mirando a mi elfo personal — ¿No, Shave? —. El elfo sólo me miró y asintió con su cabeza. Me dirigí a mi cama y me tiré en ella para descansar luego de la noche de caza que había tenido. El elfo seguí a los pies de la cama esperando órdenes de mi parte. — Hay una noche fantástica Shave — me senté en mi cama y lo miré — y esos humanos cada vez más deliciosos — dije con una sonrisa en mi cara.

     

    Ha llegado esto para usted, joven amo — dijo el elfo mientras que entre sus dedos puntiagudos me mostraba un sobre que tenía el sello de la Academia. Estiré mi mano y tomé le sobre el cual presentaba una pequeña anomalía circular. — Muchas gracias, Shave — agradecí de manera amable — Puedes ir a comer algo y luego a descansar — continué mientras me dirigía hacia mi escritorio para preparar las cosas para el nuevo curso. El elfo se retiró haciendo una reverencia.

     

    Me senté en la silla de mi escritorio y abrí el sobre dejando caer una especie de anillo que era lo que presentaba la deformidad del mismo. — ¿Qué será esto? — me pregunté a mí mismo tomando el sobre con el sello representativo de la Academia. Solté el mismo sobre el mesón y procedí a la lectura en voz baja de la carta:

     

     

    Estimado: Emmet Haughton Gaunt

    Se le comunica que podrá asistir a su nueva clase de Bando y Perfil en la academia de Magia y Hechicería. El punto de encuentro será fuera de dicha institución, por lo que le enviamos junto a esta carta un anillo que servirá de trasladador llegadas las 9:00 am de mañana, día 10.

    Le aconsejamos que lleve el anillo puesto desde antes, no sea que no logre tomar el trasladador a tiempo.

    Un cordial saludo.

    Atte: Mónica Malfoy Haughton y Elvis Gryffindor

     

    Terminé de leer la carta y, dejándola en el escritorio junto con el anillo, agarré mi mochila y comencé a meter las cosas dentro de ella para la nueva clase. La varita, zapatillas, pantalón, remera y buzo de repuesto por las dudas. Si otra aventura nos sorprendía no quería quedarme con ropa mojada y sucia; no tenía ganas de enfermarme. Cerré la mochila y me dirigí al escritorio para leer de nuevo la carta: “le enviamos en esta carta un anillo que servirá de traslador”. Eso es lo que este objeto era, un traslador. Lo tomé, agarré la mochila y me lo puse en el dedo anular. Todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas; esos cinco minutos fueron una eternidad lo que despertó la sensación de náuseas pero las contuve.

     

    Parecía una estación de subterráneo o algo así. Por las inscripciones en las paredes y los carteles que descansaban en ellas estaba en Japón. Frente a mí estaban mis compañeros de los cursos pasados y frente al grupo una máquina se había detenido con dos personas dentro. Me levanté del suelo sacudiendo mi túnica y pasé por entre medio del grupo para entrar a la cabina metálica. Una de las alumnas ya estaba adentro y era mi mejor amiga Mariel. Pasé por su lado y, saludándola con una sonrisa, me detuve frente a un espejo que allí había. Acomodé mi cabello negro y corto, quitando el pelo de mi frente dejando mis ojos azules a la vista de todos. La remera debajo de mi túnica azul marino marcaba mi cuerpo trabajado al igual que mis brazos. El pantalón que tenía puesto estaba apretado a mis piernas lo que hacía que mis zapatillas resaltaran de toda mi vestimenta.

     

    Salí de enfrente del espejo y me paré enfrente de los profesores. Por Merlín, no lo había notado uno de los educadores era mi tía Mónica. La miré a los ojos y conservé la calma mirando al otro profesor. Inhalé un suave respiro y tomé la palabra: — Hola profesores, mi nombre es Emmet Haughton Gaunt, soy hijo de Evarela Black Haughton y Santos Malfoy Black… — me detuve unos breves segundos y proseguí — … mis aspiraciones son a ser un Mortífago y espero que ustedes me puedan guiar y enseñar a ser uno — hice una pausa para terminar y retrocedía algunos pasos tomando asiento en el vagón.

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  17. Hola profesores y queridos compañeros: Bueno me presento mugglemente. Mi nombre es Matías, vivo en la provincia de Mendoza en Argentina. Tengo 21 años recién cumplidos (acepto regalos todavía :P ;) ). Con respecto a mis estudios me encuentro en la carrera de Contador Público en el 3er año de la misma ya faltándome 2 para terminar la misma. En mis tiempos libre me gusta ver televisión, estar en el foro, escribir, escuchar música, leer, debo decir que soy un adicto al juego de los Avengers en facebook B) :D ... Me encanta cocinar; innovar con la comida, mezclar colores y sabores... y créanme que no sale mal eh... :bb: :bb: . Los fines de semana me encanta estar con amigos y salir a bailar a los boliches. Es lo mejor de lo mejor!!!

     

    Con respecto a mi personaje... Se llama Emmet Haughton Gaunt. Él es vampiro de nacimiento (es lo que debo cambiar en mi ficha jajaj) si no que fue atacado por otro en un callejón, no pudiéndose escapar del mismo. Pertenece a las familias Haughton y Gaunt. Los padres biológicos son Evarela Haughton Black y Santos Malfoy Black. Es un vampiro muy sanguínio es decir, defiende a su familia si alguien se les atreve a hacerles daño y no le interesa ensuciarse las manos si deben matar a alguien para ello... aunque serían una buena cena también ajjaja :lol: :bb: . Físicamente es pelo negro corto, cuerpo atlético marcado XD. Piernas y brazos fuertes y un gran sentido del olfato . No mata animales para alimentarse si no que se alimenta de los humanos que viven en las cercanía de los Castillos de sus familias. Tiene unos colmillos filosos y unas garras bastante peligrosas ... Es un gran aspirante a la Marca y quiere llegar a ser un gran mortífago.

     

    Espero lo mejor de la clase y ya dar el último paso para poder graduarnos todos juntos de la Academia y cada uno cumplir con sus objetivos. Les dejo muchos abrazos y chocolates :bb: para que tengamos un comienzo genial. Nos vemos en la tarea.

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  18. Podía ver la cara de susto que Mariel tenía llevándola al punto de desmayarse y colapsar por todo lo que habíamos pasado que ahora se le sumaba esta aventura. — Quédate conmigo — le dije para que no se duerma — Vamos a salir ya verás. Es un último esfuerzo. Te lo prometo. — le dije mientras me levantaba del suelo para hacer los pozos que ella me había pedido. Tomé mi varita y, apuntado al suelo en distintos lugares, pronuncié varias veces:

     

    ¡Defodio!

     

    Un rayo cobrizo salía repetidamente del extremo de mi varita y excavaba la tierra para abrir agujeros y así poder retrasar el avance de los muertos hacia nosotros. Aunque se aproximaban de forma rápida, por ello apunté mi varita a los que más próximos estaban y pronuncié repetidamente:

     

    ¡Incárcerus!

     

    Varias cuerdas se materializaron atando a cinco zombies, próximos a nosotros, de pies y manos tumbándolos al suelo mientras se retorcían intentando escaparse de las ataduras violentas que producían las cuerdas invocadas. Miré a los pozos una vez más para asegurarme de que estuvieran bien colocados para retrasar el avance.

     

    Volví a Mariel y, sentándome a su lado, tomé su cabeza con mis manos y la apoyé en mi hombro para que estuviera más cómoda y así pudiera descansar un poco mientras pensábamos cómo pasar por el avance de las criaturas y poder rescatar a las profesoras mientras tanto debíamos defendernos por lo que, tomando mi varita con firmeza, apunté a una piedra de gran tamaño que se

    encontraba a nuestro lado y pronuncié:

     

    ¡Morphos!

     

    La piedra tomó forma de un tigre blanco, con dientes y garras afiladas — Protégenos — me dirigí al animal, y éste salió corriendo a toda marcha derribando y desollando a los muertos, junto con la loba de mi compañera, que más cerca estaban de nosotros. Mientras veía esa escena me quedé lo más despierto que pude para vigilar ante cualquier peligro eminente y mirar a mi compañera por cualquier cosa que necesitara. Con los puños de mi túnica secaba las lágrimas de su rostro y acariciaba su pelo para que no se sintiera sola y sintiera mi compañía. Quería darle ánimos y que no se venciera; demostró ser una persona muy fuerte y sentía mucho cariño y admiración por ella.

     

    Dentro mío pasaban muchas emociones y sentimientos, yo también quería salir de allí y terminar con todo esto pero ahora mi objetivo era proteger a mi compañera, darle apoyo y, juntos, luchar para rescatar a las profesoras. Me quedé a su lado apoyando mi cabeza contra la de ella y mirando el cementerio para poder encontrar alguna solución a todo este escenario.

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  19. Quería salir de ese bosque lo más rápido que se podía. Las dos profesoras ya estaban con nosotros, sanas y salvas, como todos queríamos. Los alumnos estábamos charlando sobre lo que había pasado y cómo habían sido nuestras salidas de esos problemas.

     

    Ver que todos estábamos a salvo me reconfortaba mucho, ya que con varios de mis compañeros, había un lazo de amistad por habernos ayudado en cada situación de peligro, como con Mariel, por ejemplo. Tomé varias bocanadas de aire para recobrar la respiración.

     

    Mi rostro estaba más pálido de lo normal, sé que es raro en un vampiro pero debido al desgaste físico y emocional que habíamos tenido y, no haber bebido ni comido nada, me cansaba cada vez un poco más. El frío complementaba esta situación debido a que la temperatura descendía a medida que las horas pasaban; creo haber escuchado a la profesora Bínfeyd decir que eran alrededor de las tres de la mañana cosa que no podía comprobar porque mi reloj lo había dejado en la mesita de luz de mi habitación del Castillo Haughton. Mi túnica estaba manchada con barro y nieve y alguna que otras hojitas y ramitas secas que se habían enganchado mientras íbamos de aventura en aventura.

     

    Caminábamos detrás de las profesoras mientras seguíamos nuestro camino y hablábamos de todo lo que había pasado. Mariel cantaba por lo bajo. Yo iba con mi varita en la mano por cualquier situación que se presentara de nuevo ya estaría preparado. Mi cabeza daba vueltas haciendo una lista y repasando en todo lo que tuvimos que enfrentar hasta el momento: hombres lobo, animales acuáticos que ni siquiera habíamos visto, minotauros o centauros que se tiraron en estampida contra nosotros. ¿Qué más teníamos que enfrentar? O a caso, ¿esto terminaría aquí y cada uno iría a sus respectivas casas? No podía saber que nos deparaba el camino pero todo estaba en orden por el momento.

     

    El grupo se detuvo de repente haciendo que chocara mi pecho con la espalda de mi hermana. Un hueco de unos treinta o cincuenta centímetros de diámetro se abrió en el suelo nevado y las profesoras cayeron por el quedando fuera del mismo la varita de una de la mágicas. Mi cuerpo no reaccionó al evento, sólo mi cara demostraba lo que corría en ese momento por mi cuerpo. Miré para los costados y mis compañeros estaban en la misma situación, anonadados ante el hecho ocurrido a las profesoras. — ¿A dónde han ido a parar?, ¿A dónde lleva ese hueco? — mis preguntas eran las únicas que se escuchaban en ese momento. Me llevé las manos a mi cabeza despeinando mi pelo mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. — ¡Que más nos puede pasar! — grité en el medio del bosque tirándome al suelo arrodillado y poniendo las manos en mis ojos para que no me vieran llorar. — ¡Que tiene este maldito lugar con nosotros! — seguía gritando mientras tomé mi varita del enojo y bronca que corría dentro de mí y, apuntando a un tronco seco, dije:

     

    ¡Reducto!

     

    Un rayo cobrizo salió despedido de mi varita e impactó contra el tronco haciendo que éste estallara en pedacitos pequeños de madera que regaban toda la nieve que había alrededor del mismo. Miré a todos y me senté en el suelo mojado con mi cabeza entre mis pies y mi varita en mi mano esperando que alguien dijera algo después de mi reacción. Sólo mis oídos estaban atentos en ese momento.

     

    A Mariel le sucedió una situación como la mía debido a todo lo que habíamos pasado, las distintas emociones y sentimientos que se nos encontraban a cada rato con cada desafío nuevo que se nos presentaba a cada momento. Levanté mi vista con mis ojos llorosos y algo rojos en consecuencia de la irritación que producía el llanto constante por la saturación de cosas que pasaban en mi interior; miré a Mariel que tomó la posta, encendió su varita y descendió por el túnel perdiéndose a la vista de todos. Al ver aquella acción no podía dejar sola a mi compañera, si esto nos pasaba a todos que nos pasara a todos y no a uno como consecuencia tomé mi varita pasando entre medio de Groter y Keira llevándomelos algo atropellados. Me posé en el borde del hoyo, levanté mi varita y pronuncié:

     

    ¡Lumos!

     

    Un destello blanco se posó en la punta de mi varita iluminando todo a mí alrededor. Antes de lanzarme miré a Groter y Keira y les dije: — Los esperamos abajo a los dos en cinco minutos para poder terminar con esto rápidamente y traer a las profesoras de vuelta. Terminado de decir eso me lancé por el hoyo sosteniendo mi varita que iluminaba todo el recorrido.

     

    El camino estaba lleno de raíces y pequeñas piedritas que rompían mi túnica y por ahí alguno que otro corte en mis piernas. A medida que descendía un olor putrefacto se hacía más pronunciado y mucho más repugnante. Definitivamente algo bueno no nos esperaba allá abajo y por el hedor que venía hacia mi nariz algunos que otros muertos debían de haber allí abajo.

     

    El aterrizaje fue algo accidentado ya que caí de bruces al suelo soltando mi varita y cayendo, ésta encendida, a un costado de mí iluminando a Mariel que ya estaba allí abajo esperándonos a nosotros que descendiéramos. — ¡Amiga! — la abracé al verla y me quedé a su lado. — Les dije a Groter y Keira que los esperábamos en diez minutos aquí para terminar con esto. — le conté quedándome a su lado sosteniendo mi varita en alto. Ésta iluminaba una pequeña porción del “paisaje” que teníamos enfrente. Muchas lápidas se levantaban desgastadas y algunas resquebrajadas por el tiempo. Giré a Mariel, mirándola a los ojos, y le dije: — ¿Esto es lo que creo que es?— no pronuncié nada más después de eso.

     

    Off Rol.

     

    Ficha de Personaje corregida. :rolleyes: B) :P :lol: Besos a las profes que son una genias... y no quiero que se acabe el curso :cry: :cry: ... Pero bueno, todo concluye algún día llevándonos cosas muy bellas y hermosas que hemos aprendido de dos personitas como ustedes! *les dejo unos chocolates*

     

     

     

    Datos Personales:

     

    • Nombre del Personaje: Emmet Haughton Gaunt

     

    • Sexo: Masculino

     

    • Edad: Joven, 20 años.

     

    • Nacionalidad: británico.

    Familia(s): Haughton y Gaunt.

    • Padre(s) Sanguíneo:
    • Madre: Evarela C. Black Haughton
    • Padre: Santos Malfoy Black

    Rango Social: Aprendiz.

    Bando: Neutral.

    Rango dentro del Bando: --

    Nivel de Poder Mágico: --

    Puntos de poder en objetos: 20

     

    Hechizos adicionales: --

    Puntos de poder en criaturas: --

     

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: --

    Habilidades Mágicas: --

    Conocimientos Especiales: --

    Perfil del Personaje:

     

    Raza: Vampiro.

    Aspecto Físico:

     

    Es de 1.80 m, de complexión delgada, tez color blanco, pelo negro y ojos azules, las manos con dedos largos con uñas puntiagudas. Dos afilados colmillos.

    Le gusta usar su túnica azul marino con botas negras.

    Cualidades Psicológicas:

     

    Excelente compañero, amable , que le gusta ayudar a los demás cuando están mal, defiende a los que ama si les hacen daño.

    Historia:

    Todo comienza en Irlanda cuando una noche salía de la casa para dirigirme a casa de unos primos cuando fui atacado y arrinconado por un vampiro que vivía en unas colinas. Fui atrapado en un callejón oscuro en la parte trasera de un negocio desocupado. Sin poder luchar contra él no tuve más opción que dejar que me transformara. Aún recuerdo lo que él me decía mientras me tenía agarrado del cuello y levantado a unos 10 centímetros del piso:

     

    — " Tú me servirás para saciar mi sed esta noche pero no te mataré. Dejaré que te transformes y sepas lo que es ser vampiro."

     

    Esas palabras resuenan en mi mente hasta el día de hoy. Clavó sus colmillos en la parte baja de mi cuello y en 2 minutos sació su sed de sangre dejándome débil y tirado detrás de un recipiente de basura para que nadie me viera allí ni me encontrara. El proceso fue lento y doloroso. Podía sentir como el veneno corría en mi sangre e iba modificando mi cuerpo de forma lenta pero progresiva. Fueron los 15 minutos más largo de mi vida, lleno de sufrimiento y dolor. El último recuerdo consciente que tengo fue, después de la transformación, el abrir mis ojos y mirar al cielo viendo una única estrella en el cielo nocturno. Todo eso fue como a la media noche, recobrando la conciencia a las 3 de la mañana.

     

    Yo sabía muy bien que no era el mismo pero ya no podía volver el tiempo atrás sólo me quedaba aceptarlo y seguir con mi vida joven, para siempre, para adelante. La sed que sentía en ese momento era incontrolable por lo que tuve que hacer algo que nunca pensé que haría, cazar a un humano, pero no podía luchar contra la necesidad de mi cuerpo. Habiendo saciado ya la sed no podía volver a mi vida común por ende salí en busca de un nuevo hogar por ello me dirigí a a Ottery. Ya había escuchado que en dicho pueblo se alojaban las familias mágicas más renombradas del mundo mágico. La Familia Haugton-Gaunt me acobijaron bajo sus cuidados y protecciones. Evarela, mi madre. y Santos, mi padre, fueron los que me dieron todo lo que siempre necesité. Ya sabía que a partir de ese momento comenzaba una nueva vida, con nueva familia y con un mundo nuevo que me esperaba por descubrir.

     

    Pertenencias:

    Objeto Magico Legendario: --

     

     

    Objetos Magicos:

    Objeto 1: Varita : de Serbal, 30.5 cm, centro de Pluma de Fénix, bastante flexible.
    Clasificación: AA
    Puntos de poder: 20


    Mascotas y Criaturas:
    Criatura 1: --
    Clasificación: --
    Puntos de poder: --

    Criaturas en la Reserva:
    Criatura 1: --
    Clasificación:-
    Puntos de poder: -


    Elfos:--


    Licencias, Tasas, Registros:


    Licencia de Aparición: --

    Licencia de Vuelo de Escoba: --

    Registro de XXX: --


    Otros Datos:


    Otros datos: --

    Cronología de cargos: --

    Premios y reconocimientos: --

    Links de Interés Referentes al Personaje:


    Link al Perfil de Comprador MM: --
    Link a Bóveda Personal: Bóveda nº XXXXX
    Link a Bóveda Trastera: Bóveda nº XXXXX
    Link a Bóveda de Negocio: Bóveda nº XXXXX
    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia 84076
    Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia XXXXXXX

     

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  20. Las flechas aún seguían clavadas en mi cuerpo, en distintas partes. Arrodillado en la tarima mirando a Mariel de forma fija. La que más me dolía era la de mi pierna pero en esos momentos de dolor recordaba la forma en que me había convertido en vampiro — No hay peor dolor que ese Emmet, recuérdalo — me decía a mi mismo por dentro para no perder la concentración. El dolor me llevaba a cometer algunos errores debido a la desconcentración en algunos lapsos de tiempo.

     

    ¡Babo…! — es lo que alcancé a decir del hechizo debido a que mi compañera me silenció con su hechizo, aunque el que yo le había lanzado era un hechizo de tipo no verbal. Las punzadas en mi pierna, dónde se encontraba la flecha, no me dejaba en paz ni concentrarme por lo que los errores podían suceder en el duelo. — ¡Vamos Emmet, concéntrate! — me grité desde mi interior y levanté la vista hacia mi rival. Esta vez no me dejaría llevar por el dolor; mi cuello ya no sangraba más debido a que la misma sangre que se coaguló tapó la herida.

     

    Te veías hambrienta — le dije desde el otro lado de la tarima casi riendo. — Y no encontré otra cosa para poder darte de comer — solté una pequeña carcajada burlona. En ese momento tres cuerdas venían hacia a mí, tomé mi varita y apunté, pronunciando en voz alta:

     

    ¡Diffindo!

     

    Un rayo de luz finito y plateado salió del extremo de mi varita y fue a parar a las cuerdas que venía hacia mí a toda velocidad. Al impactar está se vieron reducidas a pequeños hilitos finitos y débiles que caían por todos lados.

     

    Luego de mi defensa y, con toda la fuerza de mi cuerpo, me levanté y volví a mi posición bípeda. La cara de mi compañera se desfiguró al ver que no me podía debilitar por ningún medio. — Así somos los vampiros, corazoncito — le digo mirándola a su cara

    —Es muy difícil debilitar a un vampiro, hermosa — comenté mientras apuntaba con mi varita a su cuerpo. — Es mi turno — le dije firmemente y apoyando toda mi fuerza en mi otro pie sano.

     

    Acomodé mi capa, que estaba algo quemada por el hechizo invocador de fuego que me había lanzado anteriormente. El viento la hacía ondear. Mi cabello negro volvía a mi cara y, con la punta de mi varita, lo corría para que no molestara mi vista. Tomé mi varita firmemente y apunté hacia un pedazo de tronco que había al lado de la tarima:

     

    ¡Expulso!

     

    El tronco de casi dos metros salió despedido hacia Mariel con toda la fuerza. Sólo esperaba que la impactara y pudiera terminar con el duelo de una vez por todas. Pero por lo visto los dos éramos muy buenos y si, en un futuro, elegimos los mismos bandos seríamos muy buenos amigos, de lo contrario seríamos muy buenos enemigos.

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  21. Mi error había sido tan claro que en el momento no me había dado cuenta. Intenté bloquear un hechizo no verbal haciendo callar a mi compañera. No creo que el profesor Radamantys perdone este error, pero espero por lo menos salir de esta situación y no morirme en el intento. Miré su cara de felicidad y de júbilo al saber que me había equivocado.

     

    Las flechas, gracias a Merlín no todas, impactaron en diferentes partes de mi cuerpo y una de ellas me pasó rozando el cuello. Esa herida es la que menos me preocupaba. Mi pierna me dolía muchísimo al igual que mi hombro, pero podía mantenerme despierto todavía. Me arrodillé en la tarima protegiendo mi pierna que había sido golpeada con una de las flechas. Tomé mi varita, que había caído a mi lado por la flecha que impactó en mi hombro, y apunté al pilar que venía encima de mí, por el hechizo de mi compañera, y dije:

     

    ¡Reducto!

     

    Un rayo de luz amarillo salió despedido desde mi varita e impactó contra el pilar reduciéndolo a pequeños trocitos de piedritas que me llegaron pero no hicieron mucho daño. Miré a Mariel con mi risa maliciosa, como burlándome de ella. — ¡No podrás vencerme, mi vida! — Le grité desde la otra punta, — ¡Tus flechitas insignificantes no me harán nada, soy vampiro! — solté una carcajada y volví a apuntar mi varita hacia ella y, aclarándome la garganta arrodillado en el suelo, dije:

     

    ¡Babosas!

     

    Un rayo blanco salió del extremo de mi varita a toda velocidad hacia Mariel. Si éste llegaba a impactar en ella andaría vomitando babosas por toda la tarima y podría acabar mi duelo, eso esperaba. Dirigí mi mirada hacia ella viéndola desde la tarima arrodillado y con las flechas clavadas en mi cuerpo. Sólo esperaba que mi rayo la alcanzara.

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  22. Tomé mi varita y la dejé a un costado de mí. — Hermanita no vuelvas a subir las escaleras — le advertí para que no le pase nada al bebé. Me acerqué a ella y, tocando su vientre, le dije — No quiero que le pase nada a mi sobrino o sobrina — rio al decir eso y mis ojos se tornan más azules de lo normal. La brisa que se colaba por debajo de la puerta de mi habitación trajo un aroma a carne humana fresca — Lo que ha entrado a la casa es comestible… — hago una pausa y sigo percibiendo —…y es humano — aclaro para terminar. Me quedo al lado de mi hermana y miro a mi papá — ¿Qué haremos? — le pregunto en primera instancia ya que siendo el patriarca de la familia debía seguir lo que él decía. — ¿Subimos y vemos que es? ó ¿tú vas en busca de lo que sea y me lo dejan a mi? — le termino de preguntar y se escuchan pasos provenientes del intruso en el piso de arriba.

     

    Me quedé apoyado en el barandal de la escalera esperando las palabras de mi padre para poder proceder. Mis garras repercutían en el metal de la escalera percibiendo el olor delicioso que venía del intruso, mi boca se inundaba de saliva saboreando la sangre de aquél que acaba de entrar en la casa. — Lástima por él o ella — sonrío sarcásticamente — Nada ni nadie va a entrar a mi hogar con el propósito de robar o dañar a mi familia — miro a mi papá apretando con mi mano la baranda de la escalera y deformando un poco el hierro. Creo que me conocían lo suficiente como para saber cómo me comporto con respecto a esos temas. Mis colmillos se asomaban por encima de mi labio inferior listo para perforar y absorber sangre. Mi sed aumentaba a medida que el aroma se hacía más fuerte y el viento los traía a mi nariz.

  23. Mi varita estaba más firme que nunca y apuntaba hacia ella para que al mínimo movimiento yo pudiera responder. Se había liberado del lazo mágico pero no se levantó del suelo, señal que puede indicarme que ya estaba algo cansada y debilitada. Mi sonrisa malévola se marcó en mi rostro de nuevo esta vez mostrando mis largos y afilados colmillos por encima de mi labio inferior. Se propuso lanzar un nuevo ataque, pero antes de ello moví mi varita y, rápidamente, pronuncié:

     

    ¡Silencius!

     

    De su boca no terminó de salir su hechizo y sólo se delimitó a mover hasta terminar de pronunciarlo pero sin emitir sonido alguno. Sonreí de nuevo ya que la situación se había revertido y había tomado los ataques de mi parte. Mi varita estaba más erguida que nunca y mi brazo se resistía desistir si quiera un momento, ya que había retomado algo de control del duelo no lo iba a echar a perder. Acomodé mi cuerpo separando mis piernas de nuevo, agarré mi varita con más firmeza que nunca y pronuncié a viva voz:

     

    ¡Rictusempra!

     

    Un rayo de luz plateado salió del otro extremo de mi varita dirigiéndose a toda velocidad hacia Mariel. Si ella no podía detener el hechizo, debido al efecto que lancé anteriormente, el rayo impactaría sobre ella produciéndole una risa incontrolable haciéndole más dificultoso el defenderse contra mi rayo. Sólo me quedaba observar para ver qué es lo que hacía en esa situación. La miraba atentamente mientras el rayo viajaba hacia el objetivo e iluminaba toda la tarima de duelo con su luz.

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  24. Miraba como la loba albina se desangraba después de mi ataque y todo su pelaje blanco quedaba teñido de rojo sangre. Volví mi mirada a Mariel y ésta estaba firme sosteniendo su varita en alto y se preparaba para atacar. Mi brazo estaba firme y en mi cara había una sonrisa maliciosa marcada de oreja a oreja. Mi capa flameaba con el viento que cada vez corría más rápido.

     

    Fue el mismo viento que, al traer un aroma conocido a mi nariz, me distrajo de mi objetivo con el resultado de no haber podido interceptar su hechizo invocación de fuego. Mi capa se vio envuelta en llamas rojas y furiosas que iban escalando hacia arriba rápidamente. Tomé mi varita y, apuntado a las llamas de mi capa, pronuncié:

     

    ¡Aguamenti!

    Un chorro de agua fresca y celeste salió del extremo de mi varita apagando las llamas del hechizo de mi compañera. Mi capa quedó casi consumida producto del fuego invocado. Miré a mi compañera y rápidamente intercepté su ataque antes de que pudiera concentrarse en pronunciarlo. Mantuve mi varita firme y, pronunciando en voz alta, dije:

     

    ¡Zancadilla!

     

    Antes de que mi compañera pudiera terminar de pronunciar su hechizo, sus tobillos se vieron atados por el lazo mágico que salió del extremo de mi varita tirándola de bruces al suelo y sin poder realizar su movimiento de manera efectiva contra mí.

    Otra vez había finiquitado otro hechizo de mi compañera gracias a la rápida acción de mi parte para contra ella. Me la quedé mirando y, mientras ella seguía tirada en el suelo sin poder pararse, tomé un respiro y mantuve mi cuerpo firme separando, esta vez, un poco más mis pies para lograr un equilibrio perfecto. Esperaba su próximo movimiento para poder reaccionar más rápido que ella y poder lograr un buen duelo y con buenos resultados para los dos.

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