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Oniria

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Todo lo publicado por Oniria

  1. Sísifo: Me lancé a sus brazos, pero fui yo el que se dejó caer como un bebé, arremolinándome sobre su pecho. Gruñí de manera infantil. Aquel espacio me reconfortaba, me trasladaba a momentos muy bellos, a predicciones sentimentales que se habían terminado cumpliendo. La primera vez que estuve en aquella biblioteca con Leah pensé que me enamoraría de ella. Acerté. ––Me cuesta concentrarme en este lugar. ––Bromeé, guiñándole un ojo. Besé su mejilla con delicadeza. Aspiré su olor, familiar, dulce, que era como un ansiolítico para mí. ––Si me has traído hasta aquí... intuyo que quieres ponerme sensible. @
  2. Insomnia: Cuando Arya se separó de mí sentí un vacío gélido. Pero mucho más frío y desolador fue cuando se dirigió a mi hermano. Percibí el cariño en su forma de pronunciar su nombre, un amor que nunca me profesaría. Estaba confusa. No sabía hasta qué punto aquellas sensaciones eran reales o un mero producto de mi imaginación. Mis sentimientos eran tan intensos que lograban distorsionar la realidad. Tragué saliva al contemplar su brazo extenderse hasta Baleiro para luego cerrarse como quien pretende acariciar lo inalcanzable. Miré a Leah, a mi madre, a Sísifo. Él estaba envuelto en las sombras, contemplaba el revuelo a su alrededor con preocupación pero manteniéndose al margen. Oniria lucía visiblemente afectada. Comprendí que la figura de Arya arrastraba consigo más secretos de los que hubiera podido pensar. Descolgó un pequeño colgante de su cuello. Un péndulo plateado que terminaba en una esfera rellena de un humo brillante, muy denso, de color dorado. Se lo entregó a Baleiro y yo tuvo que contener mis sollozos. Lo miré con odio. Me ardían las pupilas, las orejas, la nuca. El favorito de todos, aquel que siempre conseguiría desplazarme. Si era incapaz de realizarme como persona, de impresionar, era porque él era demasiado magnífico, perfecto, me eclipsaba. @@Arya Macnair @
  3. Insomnia: Necesité unos segundos para recuperarme. Sentí cómo el ambiente se enrarecía, y todo mi odio se volcó en Leah. Me dolía la cabeza, me ardían los párpados. Era incapaz de pensar con coherencia. Mis emociones eran tan intensas que me nublaban el pensamiento. Mi interior se había dividido: en un extremo imperaba la violencia y en el otro la culpabilidad. Escuchaba voces finas que me suplicaban que me retirase, que perdonase a mi madre. Pero otras voces, rasgadas y guturales, las absorbían instándome a atacar con todo mi arsenal. Yo no era consciente, pero en mis ojos se había impreso un perverso brillo rojizo. Mi naturaleza sobrenatural, normalmente amordaza, amenazaba con invadirme como una enfermedad letal. Contemplé a mi padre. Su semblante, tan similar al de Baleiro, era un remanso de calma. Hasta en los momentos más frágiles sabía cómo transmitir paz. Quise llorar. Nunca sería como ellos. Nunca podrían quererme como a mi hermano. Pero ella me había querido, hacía años en aquella fiesta, ella supo cómo transmitirme su amor. Me lancé a sus brazos. Ahora, con mis dieciséis años recién cumplidos, era prácticamente tan alta como ella. Arya. @ @Arya Macnair
  4. Insomnia: ––Ya está todo hablado, lo olvidaré. ––Afirmé, fría repentinamente, una cáscara vacía. Tenía la extraña habilidad de anular mis emociones y convertirme en un témpano de hielo. Me deshice del abrazo de Baleiro. Él lo entendería. En esos momentos era incapaz de expresar cariño y mantener una fachada de apatía. O la pasión o la muerte. Sostuve la mirada de mi madre biológica, y sentí que todo era su culpa, hasta la mismísima existencia de Arya. Ella era, al fin y al cabo, la que había permitido que dejasen a su amada y su hijastro morir. En mi cabeza cualquier cosa era posible con tal de no ensombrecer la figura de Arya. Me di la vuelta para retirarme. Agarré el pomo de la puerta con seguridad, y cuando el resquicio de apertura se hizo más grande, grité de sorpresa. Volví a temblar. ––Tenemos visita. ––Musité, en un intento desesperado de retomar mi papel de indiferencia. @ @@Arya Macnair
  5. Insomnia: ¿No es nadie para mí? Dudé, di un paso atrás, agaché la mirada. Quizá tenía razón. Era tan influenciable, tenía tantas ganas de encajar y ser querida que hubiese hecho esa frase mía en un segundo de no ser por aquel fuego que nacía en mi pecho y se extendía por todos mis miembros, instándome a luchar. Sentí que ese fuego era la señal de que Arya no sólo era alguien, lo sería todo para mí. Estaba incrustada en mi médula como un parásito invencible, y a su vez estaba incrustada en la médula de mi familia como una enfermedad autoinmune que amenazara con derribarla desde sus cimientos. ––Lo olvidaré. Mentí por primera vez en los años que recordaba, mentí con un propósito claro, mentí sabiendo que mentía. Sonreí dulcemente y abracé a Baleiro canalizando a través de su cuerpo mis energías negativas. @
  6. Oniria: ––S-supongo. ––Tartamudeé. Conocía de sobra a Insomnia. Podía leer en su expresión sus anhelos más profundos, la llama intacta del deseo que empieza a eclosionar. Me mordí el labio. ¿Por qué mi vida era tan absurdamente complicada? ––Es bastante complicado. Creo que lo mejor para todos sería que lo olvidaras ––sentencié, incapaz de sostenerle la mirada–– al fin y al cabo, no es nadie para ti. "Pero lo es todo para mí", podría haber dicho, simplemente por sonar grandilocuente, porque lo cierto es que mi corazón estaba dividido en muchas partes, en muchas personas. Sísifo, Leah, Insomnia, Baleiro... y por supuesto ella. Contemplé cómo el labio de mi hija temblaba preso de un ataque de nervios. Vislumbré en aquel gesto, entre triste, miedoso y bravo, los primeros indicios de su desafío. ¿Cómo osaba yo, ajena a su mundo interior, a dudar de la intensidad de sus sentimientos? @
  7. Insomnia: ––¿Odiar? Balbuceé. Apreté los puños, miré al suelo, luego al techo. A Baleiro, a Leah, a Oniria. El mundo se emborronaba como si cayera preso de una densa niebla. Sentí que mis pies pisaban un escenario, que era el actor secundario de una película extraña, que estaba reproduciendo un guion. Me sentí desgarrada de mí misma. Vislumbré en mi recuerdo aquel rostro suave, cálido, casi maternal, surcado de pecas rojas. ¿Quién podría odiarla? ¿Existía fuera de mi cabeza? Leah desapareció pero apenas me di cuenta. Habría cerrado las manos tan fuerte que me había cortado con mis uñas. Aquel dolor me alivió como un bálsamo desconocido. Suspiré, me concentré en el escozor, el calor imaginado de la sangre. @
  8. Oniria: ––Creo que es mejor que te lo explique Leah. ––Sentencié, dando por terminada la conversación. Estaba empezando a sentir una ansiedad incontenible. Tenía ganas de echar a correr, de encerrarme a escribir, de cederme mi espacio. Los labios de Insomnia temblaban, también las cuencas de sus ojos. Fue una de las primeras veces en mi vida, pero no la última, que supe que algo estaba quebrado en aquella chica escuchimizada, pálida como los pétalos enfermos. Me separé completamente de Baleiro, apreté su mejilla. Justo en ese instante Leah entraba en la estancia, deshaciéndose de su uniforme de Warlock, con aquella expresión habitual de frialdad que la acompañaba en el trabajo. Me mordí el labio. @
  9. Oniria: ––Es un poco complicado. ––Murmuré, palideciendo. Era incapaz de hablar, el miedo me había arrancado las cuerdas vocales. Por primera vez en mi vida sentí un odio irracional hacia Leah y Arya. A la primera por haberme metido en este aprieto inconscientemente, a la segunda por existir en mi vida. Pero yo sabía, en el fondo, que toda la culpa era mía. Acaricié el cabello de Baleiro, más por calmarme a mí que por tranquilizarlo a él. Mis manos se movían automáticamente. ––Yo estaba... ––me detuve. ¿Estaba, estoy? qué conjugación del verbo escoger. El pretérito me brindaba cierta seguridad, una posibilidad de escapar–– enamorada de Arya. No me pareció inoportuno ser sincera. Ya tenían una edad. Qué rápido habían pasado de tartamudear a hacer ellos las preguntas. @
  10. Oniria: Estaba perdida en mis pensamientos, garabateando un tinta china sobre un bloc de notas que era un quebradero de cabeza hasta para mí. La hoja era un cúmulo de espirales de distintos matices de grises, ocultando palabras sueltas que de vez en cuando sentía que debía plasmar. Entre ellas se encontraban "vacío", "Leah", "identidad". Alcé la vista cuando mis dos hijos, o mis hermanos gemelos, nunca lo sabría, irrumpieron en mi habitación. Sonreí con la calidez de los amaneceres. ––Hola ––fue todo lo que tuve que decir. Baleiro se abalanzó entre mis brazos y lo estreché––. Qué grata sorpresa. Aquel niño tímido, mudo por voluntad, era tan similar a sus padres que me quebraba el corazón. Insomnia no avanzó, me miraba con aquellos ojos de un violeta apagado como esperando a que yo la instase a hablar. Supe que algo la inquietaba. Mi expresión era una invitación a que se sincerase. ––Mamá... ––titubeó, se balanceó sobre sus pies y volvió a sostenerme la mirada–– ¿quién es Arya? Tragué saliva. @
  11. Insomnia: "Ahora", ordené asintiendo con la cabeza, con los labios cerrados en una dura línea. Salí de mi escondrijo entre las sábanas con cierta dificultad, me desperecé y miré hacia la puerta. Caminé hacia ella y me detuve justo en el marco, esperando a Baleiro. Estaba francamente nerviosa. ¿Sabría Oniria de quién se trataba, o sería un secreto entre Sísifo y Leah, el enemigo oculto y sacrílego de la familia? Imaginé la historia de Romeo y Julieta, dos apellidos enfrentados hasta el punto de desearse la muerte. Aquella idea de un amor atravesado por la tragedia me parecía fascinante, estética. Ignoraba entonces que esa adulación a la tristeza era el primer paso en mi descenso a los infiernos. ––¿Listo? @
  12. Insomnia: ––Arya. ––Pronuncié lentamente, como en un intento desesperado de saborear su nombre, de materializarla a través de su invocación. Mi rostro se ensombreció. A-r-y-a. Cada letra me trasladaba a una tonalidad diferente. Podía sostener cada una en la punta de mi lengua. Su nombre era todo lo que tenía de ella. Miré a Baleiro, regresando de mi ensoñación. La forma de su boca me transmitió sus pensamientos. ––¿Por qué la odiará? ––pregunté entristecida, incapaz de comprender cómo alguien sería capaz de no amar a un ser así–– ¿quién es ella? Podemos preguntarle a mi madre... Estaba segura de que Oniria nos solucionaría cualquier duda. Era la persona a la que más quería del universo, en la que más confiaba. Durante muchos años sólo podía conciliar el sueño entre sus brazos. @
  13. Insomnia: Que Baleiro me viese llorar era una auténtica vergüenza. Yo nunca lloraba en público. Me reservaba para las largas horas en la cama, con la vista clavada en las sombras que se formaban en el techo, desgarrándome hasta el amanecer. Me dejé abrazar. Total, ya qué importaba. Me había desnudado frente a él, estaba dejando que me traspasara. ––Rojo y verde ––musité entrecortada–– rojo como las brasas de un leño que se extingue, verde como el corazón de un bosque desierto. Canela. No podía ponerlo en pie, pero ciertamente aquel conjunto de frases inconexas era bastante descriptivo. Canela... cientos de sarpullidos de canela. "¿Me estoy volviendo loca?", inquirí con la mirada. @
  14. Insomnia: Me dejé abrazar. A veces olvidaba que toda mi aspereza era sólo un escudo contra la dependencia de los seres a los que amaba. Querer era lacerante, vertiginoso, demoledor como el choque de una ola gigantesca. Sentía que el afecto me colocaba en una situación de inferioridad respecto a los demás, porque nadie podría quererme a mí como yo los quería a ellos. Apoyé la cabeza en el hombro de Baleiro, la sacudí. Era mi forma de expresar "sé que en realidad no hace falta que lo verbalice...". Sin embargo, en un arranque de coraje, me obligué a poner en palabras mi angustia. ––Llevo meses soñando con la misma persona... Creo que sé quién es, pero mis recuerdos son como un espejismo: temblorosos, frágiles. De pronto se desvanecen y ya no queda nada, ni siquiera la seguridad de que ella exista. Tenía ganas de llorar. @
  15. Insomnia: Escuché sus preguntas aparentando indiferencia, tambaleándome por la habitación hasta conseguir lanzarme sobre su cama deshecha. ––Baleiro, Baleiro... ––Suspiré, con los ojos clavados en el techo. Le dediqué un gesto algo compungido, que él entendería a la perfección. Pasaran los años que pasaran sabríamos leernos la mirada. "No sé qué es el amor", gritaba mi rostro sin ser capaz de poner en orden las palabras. Me abracé los hombros, me envolví en el edredón y giré sobre mí misma. Aquellas sábanas olían a mi hermano, a su apatía, su frialdad, su calma impenetrable. Cuánto lo envidiaba por esa capacidad para no dejarse alterar por nada. @
  16. Insomnia: Me rasqué la barbilla frente al armario. Toda la ropa estaba apretujada contra la esquina, desordenada, imposible. Suspiré, dándome por vencida. Busqué una chaqueta ancha verde y morada, una camisa y unos calcetines vistosos. Me encantaba mostrar los calcetines bajo el pantalón con mis grandes deportivas blancas. Me acerqué al espejo y me despeiné, para conseguir un look todavía más desaliñado. Con mis ojeras no hacía falta demasiado. Tenía el pelo largo hasta el pecho, supongo que por inercia social, teñido de rosa pálido. Cada vez que contemplaba mi reflejo sentía un deseo extraño y profundo de agarrar una maquinilla y deshacerme de aquella melena incómoda. Salí de la habitación arrastrando las piernas. Golpeé en la puerta de Baleiro con los nudillos. ––¿Dónde estás metido? ––Gruñí fingiendo molestia. @
  17. Oniria: "Frío y breve como un verso escrito en lengua animal" Aquella frase me sacudió en el interior. Cerré los ojos dejándome transportar por aquella melodía triste que decía tanto sobre mí. Escuché los latidos de un corazón que conocía demasiado bien, pero lo atribuí a mi imaginación, a mi alma sumida en la melancolía. Estaba sentada en el alféizar de la ventana. Había perdido la cuenta de cuántos cigarros me había fumado ya. ¿Qué rumbo estaba tomando mi vida? Me encontraba, como quien dice, en mitad de una crisis de identidad. Me había casado, había tenido una hija. Había arremetido contra todos mis ideales, los había reducido a un simple recuerdo. ¿Debía sentirme desdichada, o simplemente era un paso más en el interminable camino de mi existencia? Entonces la puerta se abrió sacándome de mis cavilaciones. No había sido mi imaginación. Contemplé su expresión sumida en las sombras y por un momento creí que aquella noche donde nos besamos por primera vez todavía no había terminado. Enmudecí. Arya me odiaba de una manera extraña. ––¿Qué haces aquí? ––Musité con un hilo de voz. @@Arya Macnair
  18. Consumibles en Batallas Nombre: Link a la certificación: enlace Nota: No se permiten más de 5 consumibles en inventario.
  19. Poderes de Criaturas Tipo de Poder: Licencia de uso:
  20. Libros de Hechizos Nombre: Libro del Aprendiz de Brujo. Nivel: 1. Link a la certificación: enlace. Habilitado para su uso: sí. Nombre: Nivel: Link a la certificación: enlace Habilitado para su uso:
  21. Criaturas Mágicas Clasificación X: Nombre producto: Lobo Puntos obtenidos: 10 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Micropuff Puntos obtenidos: 10 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Horklump Puntos obtenidos: 10 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Micropuff Puntos obtenidos: 10 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Horklump Puntos obtenidos: 10 Link a la certificación: enlace Clasificación XX: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: Clasificación XXX: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: Clasificación XXXX: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: Clasificación XXXXX: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: Criaturas en la Reserva: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: Total de puntos en Criaturas: 50
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  23. Objetos Mágicos Clasificación A: Nombre producto: Monedero de Piel de Moke Puntos obtenidos: 10 Link a la certificación: enlace Clasificación AA: Nombre producto: Varita Mágica Puntos obtenidos: 20 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Cámara de Fotos Mágica Puntos obtenidos: 20 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Nimbus 3000 Puntos obtenidos: 20 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Anteojos Alfa Puntos obtenidos: 20 Link a la certificación: enlace Clasificación AAA: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: Clasificación AAAA: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: Clasificación AAAAA: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: Total de puntos en Objetos: 90
  24. Indice de Bienes Objetos Mágicos: Clasificación A: Monedero de Piel de Moke Clasificación AA: Varita Mágica Cámara de Fotos Mágica Nimbus 3000 Anteojo Alfa Clasificación AAA: Clasificación AAAA: Clasificación AAAAA: Pociones Mágicas: Clasificación A: Clasificación AA: Clasificación AAA: Clasificación AAAA: Clasificación AAAAA: Criaturas Mágicas: Clasificación X: Lobo Micropuff (2) Horklump (2) Clasificación XX: Clasificación XXX: Clasificación XXXX: Clasificación XXXXX: Criaturas en la Reserva: Libros de Hechizos: Libro de Aprendiz de Brujo Poderes de Criaturas: Tipo de Poder: Consumibles en Batallas: Nombre:
  25. Tras un tiempo reflexionando sobre ello, por fin me disponía a abrir mi Bóveda Trastero. Ya que cumplía los requisitos, no había nada que perder. Para acceder debían acompañarme funcionarios de alto rango de Gringotts, que se encargaban de la protección de mis bienes más preciados mediante hechizos que desconocían la inmensa mayoría de los magos. Aquel lugar parecía una cripta, una ciudad subterránea. Se escuchaba el canto fatídico de los raíles, la respiración aletargada de criaturas que usaban para custodiar los tesoros más valiosos de la Institución. La puerta de mi bóveda no era más que una pared de piedra, surcada de runas y dibujos geométricos, aparentemente impenetrable. Cuando recitabas ciertas palabras, que sólo yo y el funcionario encomendado personalmente a cuidar mi patrimonio conocíamos, aquellas hendiduras se iluminaban de azul eléctrico y era posible empujar la roca hasta que cedía mostrando una estancia metalizada, repleta de destellos plateados. Estaba construida en mármol blanco y verdoso -casi negro-, y se encontraba prácticamente vacía. Las antorchas de fuego azul derramaban su brillo lunar en las estanterías, escaparates que poco a poco se irían llenando de libros y pociones. Perfil de Comprador del MM: 221 Índice de Bienes Objetos Mágicos Pociones Mágicas Criaturas Mágicas Libros de Hechizos Poderes de Criaturas Consumbles en Batalla Fecha de Próxima Actualización:

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