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Sajag

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Todo lo publicado por Sajag

  1. Sajag

    Prueba de Videncia #4

    El Arcano iba a dirigirse directamente al interior de la Pirámide cuando vio lo que sucedía. Se paró delante de la orilla opuesta del lago, que él había cruzado sin ningún tropiezo, y observó lo que acontecía al otro lado con sus propios ojos. Era curioso puesto que siempre lo había visto a distancia, con la bola o con la mente, pero ésta era la primera vez que el hindú observaba la reacción de su aprendiz nobel ante el primero de sus obstácul0s. - Inténtalo - susurró. Se suponía que no debía ayudar a nadie que se presentara ante el Portal pero el Arcano era un hombre pacífico y sensato; sabía que aquellas dificultades estaban pensadas para persuadir a los aspirantes para abandonar y volver por donde había venido. No podía ayudarles, era cierto; pero nada estaba escrito sobre animar para infundir calor. Se frotó su propio anillo y el que se escondía en la vela brillo levemente de color rosado. Tal vez la muchacha no se diera cuenta; o tal vez sí, pero eso le infundiría calor y confianza. Cerró los ojos con ella, para ver lo que ella veía y lo que ella sentía. Sonrió al ver como su "Ojo interior" se despertaba y crecía. Ya lo había predecido, no era nada nuevo para él. Cuando sintió el grito de alegría se sobresaltó. No debía encontrarle allá. Desapareció de su vista para esperarla al final del segundo obstácul0.
  2. Sajag

    Videncia

    - Runas... Las palabras de Sajag sonaron apenas en aquel espacio cubierto de nieve. El Arcano no sintió frío, como cualquier otro hubiera notado. Él sabía dónde estaba y cómo combatir una visión sin llegar a vivir en ella. A él no le afectaba el frío o el calor que soñara otro. Él sólo... veía... notaba... aquello que la otra persona sintiera. Por eso supo que hacía frío pero sin llegar a sentirlo. Era inmune. Sin embargo... Lo que le vio le hizo temblar. - No lo hagas, Sybilla... Sus palabras no fueron audibles, un mero pensamiento que flotó en un sueño ajeno. No esperaba que Cissy o Castalia le escuchara; tampoco esperaba que Sybilla le hiciera caso aunque ella sí lo hubiera escuchado. Aún así, prosiguió. - Es peligroso, puedes... Podéis... ¿Morir? ¿Pero no estaba ya muerta? Él sabía que eso había pasado. Había visionado su muerte mil veces en noches de sueño inducido por las hierbas de adormidera. - Le dolerá... - Guardó un minuto de silencio antes de proseguir. - Le duele. Dolerá eternamente... No pudo seguir allá, aunque le hubiera gustado. Sintió el tiró y fue expulsado. El Arcano de Videncia volvió a estremecerse en el calor de su cuarto. Él, con el Gran Anillo conectado al Portal y a todos los Videntes del mundo entero, pasados y futuros, acababa de ser extraído de forma violenta de una visión de una pupila. Sabía, intuía, que no sólo ella tenía ese poder, sino que Sybilla había estado ahí también. Aún así, se sintió decepcionado consigo mismo por permitirse la flaqueza de... de recordar. Se incorporó y guardó silencio. Cerró los ojos al sentir la voz de la muchacha. Se levantó. Por unos instantes se olvidó que era un panzón indio y se sintió joven y animado. Pero la tristeza volvió casi al instante. Se acercó a Cissy y le miró casi de refilón, sin querer enfrentarse a esos ojos de nuevo. - Toma, tápate. Te daré una pócima que te recuperará al cien por cien pero después sentirás frío. La preparó en silencio, mezclando hojas de diferentes plantas escogidas con cuidado, con esmero, haciendo alargar el tiempo que permanecía a su espalda. Pero cuando la acabó, tuvo que acercarse a ella. Se sentó en su propio camastro, aún la lado del de la muchacha, y le tendió el bol de madera. - Es agrio pero te sentirás mejor enseguida. Creo que... ¿Qué estás preparada para cruzar el umbral? - Creo que te pediré que leas imágenes de tintas y que interpretes el futuro, a ver qué tal se te da. Sajag volvió a levantarse y a alejarse de ella. No era prudente estar muy cerca porque... Porque deseaba tocar esos dedos de nuevo. Y no podía caer en el mismo error dos veces.
  3. Sajag

    Prueba de Videncia #4

    El Arcano de Videncia estaba pensativo, a la orilla del lago, esperando a su pupila. Era la primera vez que esperaba en esta zona del agua y no dentro de la pirámide pero se había visto allá con ella y sabía que era el mejor lugar para darle las primeras instrucciones de su prueba. Estaba tranquilo. El hindú pocas veces elevaba la voz y, además, no solía hablar mucho, sobre todo en los últimos años de soledad que había vivido como Arcano. Sin embargo, desde que se había comprometido a ser un miembro docente del Ateneo, había tenía que hablar más de lo acostumbrado. Pero había sido necesario. En su tierra natal se hacían más explícitos los deseos con los movimientos del cuerpo, el andar sinuoso de los pies y las singulares señales no verbales que constituían la más rica conversación con alguien. Aquí, sin embargo, la sociedad londinense se consideraba más refinada y no entendían los convencionalismos de los signos. Todo tenía que ser explicado, algo que le causaba cansancio al pobre arcano, más acostumbrado a la meditación y al mutismo. El agua parecía un espejo, acompañando su quietud y su mirada al infinito. La mente de Sajag estaba lejos, en algún punto lejano de su memoria. Sólo cuando sintió los pasos de la muchacha dejó de aventurarse en el pasado para volver a gozar de la presencia de aquella gran Vidente en proceso de superación. Le sonrió de forma afable mientras le saludaba con las manos juntas e inclinando la cabeza hacia ella. - Namasté, señorita Crouchs. Sí, sabía que vendría - contestó el Arcano ante su pregunta, - como sabía que necesitaba esa noche de descanso para que su decisión fuera correcta. Ayer quería venir por impulso; hoy viene porque ha vivido la paz de sentirse segura de sí misma. Hoy... Hoy, usted es capaz de atravesar cualquier peligro por mantenerse así para siempre. Hoy, hoy será capaz de superar lo que sea. El Arcano sabía que las decisiones han de ser tomadas después de reflexionar sobre ellas y, aunque sabía que el resultado hubiera sido el mismo si le hubiera dejado hablar ayer, cuando se lo impidió, hoy ella llegaría a su destino. Todo ello lo dijo con su postura, no con palabras, sin mirarle a los ojos. Veía algo a lo lejos, la punta de la pirámide que guardaba el Portal de los Anillos de Conocimientos. - Señorita Crouch, le ruego tome esta vela. Sin esperárselo, la mujer se encontró con una vela entre las manos que había aparecido así, de repente. Era de color rosado, con flores rosáceas en su base que creían a lo largo de su contorno. - Debe llegar a la pirámide con ella encendida. No se preocupe, ni el agua ni el aire la apagarán, está protegida. Pero debe evitar que otros... seres... lo consigan. Lo intentarán, se lo aseguro, intentarán buscar sus flaquezas y acabar con la vela. No lo permita. Dentro... Cuando la parafina arda por completo... Encontrará su anillo provisional de Videncia. Su misión es fácil, llegar ante el Portal con él. Sin embargo... Sajag contempló el agua de nuevo, en la que empezaban a surgir burbujas pequeñas, como si algo se moviera por debajo. - No llegue sin la vela, ni con la vela apagada, ni llegue antes de que se consuma la mecha, ni llegue después de que la vela haya desaparecido. Ha de llegar puntual, cuando la cera desaparezca y el anillo surja justo delante del Portal. Es la única manera que tiene para que se abra. Si no es así, tendrá que dar media vuelta, aunque haya superado los tres obstácul0s que le esperan. Guardó un momento de silencio para que Taurogirl visualizara todo lo que debía conseguir para tener derecho a cruzar el Portal de la Videncia. - Es fácil llegar pero no es fácil cumplir los requisitos que he mencionado. Su primer obstácul0 es cómo cruzar el Lago; algo se lo impedirá o intentará hacerlo, al menos. Si lo consigue, encontrará un Bosque laberíntico protegido por una baraja no tan permisiva como la mía que le dejé para practicar. Tendrá que interpretar una tirada que le indicará el camino correcto para llegar sin peligros, cualquier otro camino que tome estará lleno de criaturas que no obedecerán su mandato aunque... Aunque sé que tendría poder para hacerlo en otras circunstancias. Aquí, los animales son sacados de pesadillas y no obedecen a nadie que no sepa bordearlos. Ningún anillo o amuleto de sus libros queridos le ayudarían con ellos y su muerte sería atroz. Creo que ni el mismo Arcano de Nigromancia se atrevería a sacarle del Limbo donde quedaría enterrada. Así que decida bien el camino correcto. Sólo tendrá una oportunidad. ¿Por qué temía si había visto el resultado? Tal vez porque el futuro no está del todo escrito y siempre hay algo de Incerteza con la que contar para cambiarlo. Siempre adivinaba lo que iba a suceder; por eso era el Arcano de la Videncia, pero siempre temía equivocarse en su Visión. - La tercera parte es la más difícil de todas. La vela prenderá un mar de sensaciones que le llevarán al pasado. Los fantasmas del Pasado intentarán apagarla con su frialdad de muerto y tendrá que superarlo sin ayuda. Pero... El Arcano era justo. Sabía que no podía ayudar a sus pupilos y que debería superar todo aquello sola, sin ayuda de nadie. Así que bajó la voz y la convirtió en un murmullo. - Recuerde a la Loca. Ella está en su pasado y le indicará el lugar correcto por donde ascender la escalinata sin que se convierta continuamente en un Glisseo perenne que le impida llegar al Portal. Sajag abrió las manos y dejó, por fin, la vela suelta dentro de las manos de Tauro. - Señorita Crouch, le espero allá en el Portal. Recuerde, no llegue antes ni después. Llegue en el momento justo o su sacrificio de nada servirá. Tras las palabras susurradas, el Arcano desapareció. Para quien no lo hubiera visto allá, podría haber pensado que era una ilusión, una imagen soñada.
  4. Sajag

    Videncia

    ¿Cuánto tiempo el Arcano de Videncia quedó prendado de la música y sumergido en un estado de suspensión anímica en el que sólo sus dedos se movían sobre las cuerdas del instrumento musical hindú, mientras su alma seguía la evolución de sus alumnas? Pudo haber sido un segundo o toda una vida. Sajag no mostró ninguna sorpresa cuando descubrió con quién hablaba la alumna más avanzada ni que tuviera una hija con ella. En cierta manera, lo sabía antes de verlo en aquella visión que estaba sufriendo. Siguió tocando, dividiéndose para seguir la de la otra, la... la que ya conocía de forma más directa. Sajag intentó dedicar una parte de su mente a entender el misterio pero prefirió, al final, dejarlo para otro momento. Dejó de tocar, al fin, puesto que sus dedos le indicaron que había sido mucho tiempo, más largo que un suspiro, lo que le había dedicado a la música. - Señorita Crouch... No me dé las gracias. Todo es mérito suyo. - El Arcano sonrió al verla tan feliz; era un sentimiento que se contagiaba con facilidad. - Creo que usted necesitaba mostrarse así, receptiva, permitirse ser feliz sin sentir culpabilidad. Creo que... está preparada para afrontar la prueba sin ningún prejuicio pre-elaborado en su mente. ¿Quiere enfrentarse al portal? Levantó la mano para impedir que pronunciara ninguna palabra. - No, no me conteste ahora. La embarga un sentimiento muy placentero y su cuerpo está lleno de endorfinas positivas alteradas aún por el mejunje que le preparé antes. Por favor... Le ruego que se tome veinticuatro horas para valorar su respuesta. Después de una ducha fría, un sueño reparador y, tal vez, consultarlo con su esposa, tendrá la mente más clara para decidir si se ve capaz de dar el paso. Si decide que sí... El Arcano sonrió, aunque tristemente esta vez. En su mente aún rondaban las imágenes de su otra alumna, a quien debía rescatar de sus recuerdos. - La esperaré en el lago que hay en el centro de la Universidad. No tiene pérdida, usted ya ha cursado otros conocimientos y sabe cómo llegar. Pero le advierto que la Videncia no tiene retroceso. Si se vincula con el Anillo, esta Habilidad le será muy útil y la hará desgraciada. A veces, no es bueno conocer con anterioridad lo que va a suceder sin correr el riesgo de cambiarlo. Eso, señorita mía, tendrá que aprenderlo con la práctica. Así... Si decide seguir adelante... La veré mañana. Sajag sabía lo que iba a decidir y, aún así, la dejó alejarse sin añadir nada más. En realidad, estaba todo dicho. Ella era ahora la responsable final de sus decisiones. Después volvió sus pasos hacia el catre donde, al final, Cissy se había acostado y tomado la pócima para entrar en trance. Observó su semblante y, en un gesto instantáneo que no quiso reprimir, rozó con sus dedos el inicio del pelo de su alumna, allá donde nace en la frente. Se frenó en el irrepimible deseo de depositar un beso en ella y cerró los ojos. Era un Arcano, tenía todo el poder en sus manos y dominaba mil habilidades y conocimientos que muchos sólo soñaban poseer. No podía comportarse como un colegial enamorado. - Sybilla... Camina y háblale... Enséñale de lo que es capaz. Después hizo algo que nunca había hecho con ningún otro alumno, al menos en la actualidad. Se ruborizó un poco antes de tumbarse en su propio camastro, que acercó con un leve movimiento de su mano hacia el de la muchacha Macnair. Él no necesitaba tomar nada para adentrarse en el mundo de los sueños. Alargó su mano y rozó levemente los dedos de ella y... Se sumergió en sus sueños, infiltrándose como una sombra en lo que veía Syb... Cissy.
  5. Sajag

    Videncia

    - Castalia... El Arcano saboreó aquel nombre que le recordaba la madera de un árbol y su mente volvió a huir al pasado, de un manzano. Sajag quedó un instante con la mirada perdida en un recuerdo compartido. Se rehízo enseguida, por supuesto, sólo que había desconfianza en sus ojos. Primero contempló a Tau, tal como la había nombrado a la Señorita Crouchs la recién llegada. Sí, su poder de la Videncia se estaba despertando muy rápido y, con ella, la capacidad de conectar entre los Videntes pero... ¿tanto como para entrar en la misma mente del Arcano? Sajag no lo creía así, por lo que volvió sus ojos hacia los de... Castalia... La primera pupila interpretaba la carta que él había girado, ajena a la tensión que había entre ambos, hablando de la Felicidad que presuponía estar viviendo en aquella etapa de la vida. Después, tal vez intuyó algo porque preguntó sobre el resultado de la carta que había sacado la compañera. - El Loco es una carta poderosa... - La voz del Arcano parecía venir de muy lejos, puesto que seguía aún mirando a la muchacha casi sin pestañear, como si estuviera en trance. - Un nuevo comienzo..., sí..., un cambio radical, en el pasado o en el futuro..., tomas de decisiones difíciles y arriesgadas que te costará tomar... Eres bastante optimista y siempre procuras estar de buen humor ante las vicisitudes que encuentras en tu camino... Sus palabras parecían casi repetidas de algún sitio, como si estuviera recordando algún momento en que ya las hubiera pronunciado. - Tienes un gran potencial que llevas... mucho tiempo... explotando... Más de lo que te imaginas... A veces dudas si tus decisiones son las correctas pero en el futuro lo verás más claro y estarás satisfecha de haberlas tomado. Evolucionas con cada golpe de la vida, de ahí tu positivismo porque aprendes de todo lo que te rodea... ¿Estaba interpretando todo eso de una sola carta o... o era que tal vez ya había dicho todo aquello a alguien y sólo repetía una conversación antigua? Por fin, Sajag parpadeó y pareció regresar al presente. Sonrió levemente a la señorita Crouch, desviando lentamente la mirada de la que habían llamado Cissy en su presencia y ella insistía en llamarse Castalia. - No, no tenía el placer de conocer a la señorita Castalia hasta el día de hoy, aunque... - Su sonrisa blanca volvió a aparecer esta vez, aún más amplia y triste que antes, algo que parece casi imposible de relacionar. - Aunque ya sabía que la volvería a ver. Quiero decir que... Soy Vidente; sabría que llegaría un día a mi habitación a pedirme... consejo... ¿Consejo? No era la palabra más adecuada. Debería haber dicho clases de habilidad. - Muy buena su interpretación, señorita Crouch - dijo en un tono más fuerte y confiado, dando la espalda a la otra pupila y acercándose a un estante del que sacó un cuenco de madera, un mazo de chafar y una jarra de agua fresca. - ¿Nota como se va despertando su Habilidad? Es capaz de interpretar correctamente lo que siente. Venga aquí, por favor. ¿Confía en mí? En esa pregunta iba mucho más implícito que las simples palabras que había pronunciado. Iba a someter a una prueba a la muchacha y quería que supiera que, pasara lo que pasara, él nunca diría lo que ambos iban a ver y que la otra compañera no sabría nunca lo que Tau, ese nombre le gustaba, habría visto. - Si confía en mí, tome este jugo de planta que le he preparado. No tema, es amarga pero sólo es adormidera. Ponga un buen chorro de agua para que le sea más fácil tragarla. Le inducirá un sopor que le llevará a un trance en el que descubrirá si está preparada para aceptar que es una gran Vidente. Si decide confiar en mí, ahí hay un camastro con sábanas limpias. Verá algo que le hará despertar su Ojo Interior; notará algo de su pasado, presente o futuro que le obligará a tomar una decisión que le llevará hacia el portal de la Videncia o le alejará de él, según su decisión cuando despierte. ¿Está preparada? Dejó que Tau tomara aquel mejunje si así lo decidía y volvió, por fin, su atención a Sybilla. Perdón, a Castalia. Se acercó a ella, se sentó frente a frente para verle sus ojos y dejó que la carta del Loco flotara un poco en el aire antes de depositarse de forma delicada en el centro de la mesa. Con una velocidad casi imperceptible, atrapó las manos de la muchacha y le ordenó un simple... - ¡Mírame! Permaneció así unos segundos, tal vez unas horas, una vida entera, penetrando en aquellos ojos. A su alrededor, la baraja empezó a temblar y las cartas saltaron, una detrás de otra hasta que una se dobló en el aire y cayó encima de la que ya había en la mesa. - La Reina de Bastos. Al Arcano no le había hecho falta mirar lo que había salido. Lo sabía. Siempre lo había sabido. - Te rige Urano, un planeta de energía inagotable que te inclina a creer en todo lo espiritual. A veces te sientes desubicada, como si no encajaras. Sin embargo, eso no es handicap para ti sino un reto a superar. Eres creativa, siempre con ideas nuevas en la cabeza que no sabes de dónde surgen, la inspiración te llega de la Nada. Imprevisible, sorprendente, un torbellino de actividad... Te gusta controlar lo que te rodea y prefieres hacer tú misma las cosas porque no te gusta declinar responsabilidades en los demás empleados. Eres una Jefa nata. Eres la Reina de Bastos, pero creo que eso ya lo sabías, ¿verdad? Sajag no creía necesario seguir hablando. De repente, las manos le quemaban asi que, a regañadientes, retiró el contacto con la mujer y señaló otro recipiente de barro que había dejado en la mesa al lado del segundo camastro. - ¿Te atreves a pasar por la prueba del Trance, Syb... Señorita Castalia? La última vez que... No, no podía decirlo así. Se levantó hacia uno de los estantes y tocó con la mano una cajita de madera con decoraciones indias. Dentro guardaba los pocos, poquísimos tesoros que había decidido conservar cuando se hizo Arcano, apenas nada de lo que representaba toda una vida. Allá descansaba aquella... No. No debía sacarlo. Tomó el Sitar y se sentó en el suelo, en un punto intermedio entre los dos camastros , esperando que la muchacha decidiera si pasaba aquella prueba o no. - La última vez que toqué esta música ayudó a la relajación de mis pupilos - hasta él mismo se dio cuenta que era una explicación muy burda a su afirmación a medias anterior. - Si quiere beber la pócima y entrar en trance, estoy seguro que descubrirá algún secreto que tal vez ya sepa o que, tal vez, no quiera saber. Es su decisión. Yo... Sólo puedo guiarle a través de la música. Y, guardando silencio, Sagaj empezó a tocar una delicada melodía indú de sus tiempo de jovenzuelo, cuando aún tenía un tipo más estilizado y una vida muy diferente a la ascética que había decidido seguir cuando aprendió la Videncia y aceptó el Anillo de Arcano.
  6. Sajag

    Videncia

    El Arcano se estremeció. Era una fuerza poderosa lo que acababa de sentir a su alrededor. No podía afirmar que se debiera a la chica que acababa de entrar, a aquella que, por algún motivo, le había hecho pensar en Sybilla. No lo era pero... Sagaj estuvo tentado a dejar todo y a poner la mano en la frente de la recién llegada para entender porqué olía tanto a ella, porqué la recordaba... ¿Sería una reencarnación, una posesión, un familiar...? Cualquiera de las tres posibilidades sería factible... Pero no lo hizo. No quería asustar a su nueva pupila, pronto tendría ocasión de saberlo. En cuanto entraran en trance, él se encargaría de "ver" todo lo que necesitaba saber. Se pasó la mano de forma inconsciente por la oronda barriga. Cuando la había conocido tenía un físico algo más cuidado... Sonrió levemente y el anillo tomó un color rosado resplandeciente que le hizo recordar que.... Se dio un manotazo demasiado fuerte en él. Seguro que el ruido del autogolpe que se había infligido habría llamado la atención de las dos muchachas. Era la única manera que se le había ocurrido para dejar de pensar en temas privados, muy privados, que no quería que nadie más viera. En otro momento no habría tenido problemas con ello pero la última unión con la señorita Crouchs le había dejado la sensación que el roce de sus mentes le había generado un eco sobre la niñita hindú a la que, en su juventud, había regalado una flor. No podía ser tan descuidado; por eso había roto el vínculo de forma drástica, para evitar cualquier fuga de su cabeza. Nadie debía de saber lo ocurrido con Sybilla... Si es que era ella la que había detectado... Tal vez sólo había sido un eco de su mente ensimismada en el tema del Amor... No debiera haberlo tocado... Carraspeó levemente y se dio cuenta que casi había perdido la explicación de su pupila sobre la carta que había sacado. Había sido muy perspicaz al interpretar la figura del Ermitaño. Apenas se notó su suspiro y volvió la atención hacia ella. - Muy bien, señorita Crouch - notaba que ella se había envarado un poco al saberse acompañada por una alumna, aunque la conocía porque la había llamado Cissy. - El Ermitaño... ¿Cree que representa su esencia? ¿Cree que ha acertado en su consideración...? Además, yo ahora tomo una carta y... Una de las cartas salió volando del mazo y se materializó delante del Arcano. - El Nueve de Copas junto al Ermitaño... ¿Qué cree que significa? ¿Le depara un destino alegre o desgraciado? Deben entender que las cartas no nos enseñan sólo lo que el libro indica sino que interaccionan entre ellas para ir haciendo más profunda la lectura del consultado. Podemos hacer hasta cinco tiradas. Los más expertos se atreven con seis pero las predicciones se vuelven erráticas con tantas fluctuaciones. Siempre aconsejo un mínimo de una y un máximo de cinco para profundizar en el futuro. ¿Quiere probar suerte esta vez, Syb... , señorita Cissy?
  7. Sajag

    Videncia

    Sajag era consciente de las dudas que pasaban por la cabeza de su pupila. Pero eran dudas infundadas. No valía preguntarse si tenía o no el Ojo Interior, si había gente mal llamada adivinos que le habían obligado a esconder ese don para evitar sentir que todo lo que veía eran paparruchas, o que su lucha por ocultar ciertos detalles de su vida habían provocado que le fuera difícil abrirse a la Videncia... Él sabía que no era cierto. Además, estaba haciendo un té como una auténtica profesional. ¿Cómo podía insinuar que no creía en la Videncia? Sus manos movían las tazas como un experto adivinador de posos de té. - Una rosa... El Arcano repitió la palabra como si se tratara de un eco. En realidad, cada uno vio una cosa diferente. Era indudable el significado de aquella flor para la mujer: estaba enamorada y le correspondían. Sin embargo, Sajag vio a una mujer pequeña, muy joven, casi una niña, correteando por los campos amarillos de azafrán. La rosa se transformó en una flor que él, un joven de nariz aguileña y casi un imberbe todavía, colocaba tras la oreja de la chiquilla. El experto de Videncia rechazó con un movimiento de su mano derecha aquella visión del pasado que no venía al caso y que no quería que ella viera, si es que había conseguido producir la interacción con él como él había hecho con ella para ver su flor. - El Amor es una fuerza impresionante dentro de uno mismo, consigue colocar el cuerpo y la mente en un inestable equilibrio que puede conseguir de nosotros lo increíble. El Amor consigue que nos veamos capaces de mover el mundo. El Amor... Sajag se sintió inquieto con aquella frase. Como Arcano, había abandonado aquel sentimiento en pos del conocimiento. Además, había visto lo que había sucedido con aquella chiquilla. Al fin y al cabo, él ya pasaba del centenario y había olvidado casi su año de nacimiento. Cambió de tema para no hablar de aquel sentimiento que, a veces, aún le dolía por dentro. - Bien, como habrá notado, tiene mucha intuición para interpretar de forma correcta. Claramente, esa rosa despierta mucho sentimiento en sí misma. Ahora, le ruego esconda ese lado sensible porque tenemos visita. Había visto que una joven no-joven se acerca y no creo que quiera mostrar esa faceta propia delante de ella. La mano con la que había hecho un movimiento leve para cambiar de tema hizo ahora un gesto rotatorio. Cuando la palma volvió a quedar boca arriba, sobre ella descansaba una ajada baraja de cartas del tarot, muy usada, con motivos indios decorativos en las esquinas. Una silla se movió hacia la mesa, dejando un sitio disponible a la derecha del Arcano. Tauro usaría la de la izquierda. El Indio avanzó hacia la mesa y se sentó. La puerta estaba abierta y él alzó la voz. - Pase, señorita. Elija una carta... Usted también, señorita Crouch. A ver si la suerte les acompaña. Por cierto, bienvenida a la clase de Habilidad de Videncia, señorita... Estuvo a punto de pronunciar su apellido cuando sintió el dolor que le acompañaba. Respiró un aroma que... - ¿Sybilla? ¿Eres tú...? El Arcano estaba aturdido. Sybilla había demostrado su valor de Adivina Vidente ante el Portal hacía muchos años y había conseguido vincularse con el anillo. ¿Por qué sentía su esencia cerca cuando aquella mujer le era una desconocida?
  8. Sajag

    Videncia

    El Arcano Vidente se levantó deprisa y contempló a la muchacha. ¿Así que lo azul era su pelo? A veces, sus visiones no eran nada claras para darle una sorpresa inicial. Sin embargo, la reconoció enseguida. La Titubeante, la Decidida... La contraposición hecha persona. - ¿No sabes qué haces aquí? - repitió de forma cortés. Sajag caminó hacia una sencilla mesa de madera y tomó asiento en la silla de un lateral mientras ofrecía el lateral opuesto a la joven. Le tenía fascinado. Era una mujer de la que emanaba una gran fuerza. ¿Qué es lo que habría hecho que cerrara su Ojo Interior de esa manera? ¿Tendría algo que esconder? - Tienes algo que esconder - se respondió a sí mismo, afirmándolo ante su pupila. - Antes de sentarte, acércame esas dos tazas de té. Leerás los posos y decidirás si quieres seguir adelante con esta Habilidad. ¿Estaba siendo duro? Había visto muchas cosas sobre ella en el sueño, algunas de forma ambigua, otras muy claras, pero todas la mostraban tan como ella era: dura y fuerte, decidida, dirigente... Sajag puso la mano sobre la mesa mientras esperaba la reacción de la mujer, sin perder la sonrisa a pesar de lo que iba a decirle: - Querida... Has de saber que esta Habilidad no se estudia. Se tiene. Tú no sabes qué haces aquí. Pero has venido. Tú tienes un potente Ojo interior al acecho, pero lo tienes escondido. Algo bloquea tu Visión latente, pero la tienes ahí, al acecho. ¿Ves como brilla mi anillo? El anillo sencillo emitía un ligero tono rosado que le daba un tono bonito a la mano del Arcano. Su sonrisa se amplió porque quería que confiara en él. No tendría más remedio, si es que quería continuar y presentarse ante el Portal. - He de informarte, señorita Crouchs, que no hay secretos entre nosotros. Lo que usted es, ha sido, fue y será se mezclan en un torbellino de ideas que ambos veremos - no quiso decir que ya lo había visto, ya lo estaba viendo en aquel instante. - Quiero que tome esa taza de té, la muevas tres veces en dirección a las agujas del reloj, bebas un trago, muevas tres veces en la otra dirección y después te bebas todo. Sólo deja un poquito en el fondo para que el poso forme el mensaje que tú misma interpretarás. Es muy importante que lo hagas bien porque... Se tomó un momento para darle un tono melodramático a sus últimas palabras. Era necesario que la muchacha entendiera la importancia de su decisión de despertar su Videncia. - Porque yo conoceré todo de ti, así como tú podrás vislumbrar algún resquicio de mi propiedad. En cuanto nos conectemos para esta enseñanza, sabré tus secretos y puede que no te agrade. Tú has de ir más allá. No sólo has de despertar tu Ojo Interior sino que, además, has de aprender a ver pero no dejar ver. ¿Tienes Oclumancia? Era una pregunta de la que ya sabía la respuesta: sí, la señorita Tauro Crouch tenía muchas cosas que ocultar y tenía la Habilidad Oclumante que la ayudaba en ello. - No sólo yo voy a conocer sus secretos. Si sigue adelante y cruza el Portal y éste la considera apta, se vinculará con el resto de Videntes no sólo de Londres, ¡del mundo entero! Todos la reconocerán en cuanto el anillo brille en su dedo. Siempre tendrá que estar usando la Oclumancia para impedir que nadie de los nuestros pueda vislumbrar algo de ti que no quieras rebelar. Te lo preguntaré muchas veces antes de que te merezcas cruzar el Portal pero, ahora, con lo que te he dicho, quiero que contestes estando segura de las consecuencias. Retiró la mano de la mesa y la colocó sobre su barriga oronda. Contempló su rostro, a la espera de su respuesta. - Por supuesto, yo soy el Arcano de la Videncia y estoy por encima de los sentidos humanos y legales. Mi contrato con los directores del Ateneo sólo me obliga a ayudar a mis pupilos a adquirir la Habilidad. Tengo derecho de cátedra y, por tanto, todo lo que suceda en mis clases son secreto que no pueden obligarme a compartir. Conmigo, tus secretos, los secretos de todos los aprendices que han pasado por aquí y que pasarán en el futuro, están a buen recaudo.
  9. Sajag

    Videncia

    Meses más tarde... En su habitación, el Arcano dormitaba, con un cuaderno agarrado fuertemente contra el pecho. Su respiración se había vuelto inquieta desde hacía unos minutos y sus ojos, escondidos tras los párpados cerrados, se movían a una velocidad casi inaudita. Sajag estaba entrando en una dimensión muy conocida para él, en esa que su Ojo Interior le mostraba retazos del futuro. Se movió un poco, casi de forma imperceptible; sus labios pronunciaron un nombre inaudible para quien estuviera allá dentro, si es que hubiera alguien a aquella hora de la noche. Un pequeño jadeo y el Arcano despertó, con la frente perlada en gotas de sudor. Sólo movió la cabeza hacia un lateral, hacia la cristalera que daba al norte. Desde allá se observaba un hermoso cielo nocturno en el que titilaban los puntitos luminosos de una noche sin nubes. Permaneció quieto, recobrando el aliento, con su mente perdida aún en la Videncia que acababa de tener en ese momento. Un poco más tarde se incorporó a medias, abrió el cuaderno y, con pulso firme, empezó a escribir: "Hoy he visto que pronto me avisarán de un nuevo alumno. Una mujer llegará a mi puerta y entrará, sin pedir permiso. Es mejor que la deje abierta. Tiene apariencia agradable aunque no le vi el rostro. Sólo sé que lleva algo azul muy llamativo. Pero tenía una sombra oscura alargada que salía de sus pies hasta un muro, restos de sangre en las uñas que resaltan sobre sus dedos blancos... Es peligrosa. Tendré que estar muy al tanto con ella. ¿Se merece poseer el Anillo de la Videncia? ¿Es correcto que lo consiga?" El Arcano cerró la libreta, ajada de tantos años de uso recogiendo sus visiones. Volvió su mirada hacia las estrellas, en una pregunta muda sobre la mujer que acudiría a adquirir su Habilidad de la Videncia. No podría evitarlo, le sería simpática, a pesar de saber lo que arrastraba a sus espaldas. Ser Arcano era un Privilegio y un Don; muchas veces, sin embargo, era una carga.
  10. Sajag

    Prueba de Videncia #3

    A pesar del miedo que sentía por el muchacho, Sajag se sintió muy satisfecho ante la determinación con la que afirmó su deseo de pasar la prueba. Era un gran hombre, no le cabía ninguna duda. Así lo había notado la misma sacerdotisa quien, con su brillo rosado, lucía en el dedo del descendiente de Dumbledore. Pensó en él mientras le veía atravesar el Portal y se preguntó cuán fuerte sería para la gran prueba. Empezaría despacio, pero había visto la tercera prueba y el Arcano sabía que él mismo hubiera dudado antes de enfrentarse con aquel demonio. La maldición de un Arcano de la Videncia es saber con antelación lo que sucede y revivirlo dos veces, en la que ves el futuro y en la que vives en el presente. Pero el joven Goderic no titubeó. Sajag acarició varias veces el anillo de la Videncia que le habia sido concedido cuando accedió al más alto grado de su Habilidad y se convirtió en Arcano. Lo sintió caliente, con lo que la Sacerdotisa estaba allá, inculcando valor, aunque el Aspirante no lo supiera. Tal vez lo intuía y eso hacía que fuera más fácil su complicada situación. Pasó por las tres pruebas que el Portal iba endureciendo cada vez más. El Arcano estaba tan en tensión que ni un mantra relajante pudo salir por su boca. Después lo pagaría, por sus músculos agarrotados, que tendría que liberar con una poción tranquilizadora y una sesión de descanso en su catre. Pero ahora no podía evitarlo. Hubiera gritado que se alejara de aquel demonio, que no cediera a la tentación, pero el Portal mismo lo hubiera impedido y, quién sabe, hasta hubiera rechazado a su pupilo por su propia injerencia. Así que se acalló el grito y esperó. Le había visto caer en ella, le había visto resistirla... La Videncia no es una ciencia exacta sino que ves todas las posibilidades y sus consecuencias. Casi se olvidó de respirar mientras esperaba la decisión del joven. El calor del anillo en su dedo le acompañaba continuamente, por lo que sabía que la sacerdotisa estaba presente en todo momento con él. Sintió una punzada de algo parecido a celos. Hasta ahora, la Sacerdotisa, junto a las demás cartas del tarot, había sido la única compañía femenina que le había acompañado en el largo destierro de sus estudios. Ahora sabia que le abandonaría por un Vidente más joven. Lo desechó de inmediato. Las cartas sólo habían sido suyas porque las guardaba, nunca habían sido de su propiedad y siempre había sabido que iban a ayudar al gran vidente que apareciera, el llamado tal vez a sustituirle cuando llegara el momento, no lejano, de abandonar esta vida terrestre. Así que no cedió a la tentación de dejar abandonado allá dentro, en aquella especie de limbo inerte del Portal, al muchacho que se había ganado el grado de Videncia. El Portal se iluminaba pero él apenas tenía fuerzas para cruzarlo. Sajag no podía ayudarle, no se le estaba permitido. Pero sí podía ayudar a la sacerdotisa. Así que alargó la mano hasta el mismo límite del Portal y esperó. - Ven conmigo, Sacerdotisa - dijo en voz alta. La misma apareció, trayendo consigo al hombre que salía de aquellas tres terribles pruebas. La Sacerdotisa sonreía cuando tomó la mano de Sajag y, a la vez, desaparecía en el aire, ya en el terreno de la Pirámide. Las dos manos, Arcano y Vidente Consagrado, se unieron, los dos anillos se juntaron y el brillo rosa relució brevemente en la oscuridad de la sala. Después desapareció. - Bienvenido, Vidente Goderic, hermano vidente. Estoy orgulloso de tu proeza. Que el anillo de Aspirante se convierta en el que eternamente te vincula a esta Habilidad. Tuyo es el Honor de haber acabado con éxito esta tan desagradable experiencia con el Portal. Que la práctica te lleve al dominio y que pronto vuelva a verte como un Par Igual que pueda acceder a pruebas mayores. Se inclinó ante él, con respeto y después su tono se volvió algo más quejumbroso. - ¿Acompañarías a este anciano cansado hasta los terrenos de la universidad? Necesito descanso.
  11. Sajag

    Prueba de Videncia #3

    El orondo Arcano no pudo evitar lanzar una sonrisa de alivio al ver que su pupilo estaba allá y que, como había visto del futuro, le iba a pedir a la Sacerdotisa. Estuvo tentado a negarse. Pero... ¿por qué iba a hacerlo si ya había vislumbrado que le iba a regalar la baraja de tarot, que tanto estimaba, a este alumno? Era algo impensable varias lunas antes, cuando vio que un licántropo se acercaba hacia él y le pedía enseñanza. Aquel rechazo... Tendría que analizarlo, en otro momento quizás, cuando todo hubiera acabado... De todas las experiencias se aprende. La mejor lección del ser humano es que siempre tienes algo nuevo que llevarte al catre cuando te retiras al descanso nocturno. En este caso, el joven muchacho le había demostrado lo muy equivocado que estaba y lo que iba a sufrir para conseguir su Anillo que ya había visto brillar en su dedo, así que estaba seguro que lo conseguiría y que, como premio personal a este distinguido pupilo, él le regalaría su baraja más preciada, uno de los pocos recuerdos que le quedaban de su pasado. Y que lo haría con gusto, así que rechazó cualquier estado de nostalgia. Sonrió a su pupilo, consciente de que él ignoraba todo lo que conllevaba aquella sonrisa, puesto que aún había de pasar por todo lo que Sajag ya había visto. - Joven Slithering... Eres un verdadero Dumbledore. ¿Te he dicho que le conocí? Tuve el placer de... - se iba por las ramas, tal vez por lo sólo que se sentía, tal vez porque ahora que estaba allá y sabia lo que el Portal le deparaba, sentía empatía y quería retrasar un poco todo lo malo que le iba a suceder allá dentro. Suspiró para alejar todo pensamiento ajeno a la Prueba. Era el Arcano más melancólico del grupo, estaba seguro. Debería meditar sobre ello, aunque hoy no. No se había visto hacerlo y no quería arriesgar su cadera a una segunda larga exposición al suelo. Alargó la mano y le tendió la carta de la Sacerdotisa. - Será tuya... Es tuya - corrigió al instante. - Tienes una fuerza vital que te hará salir de todas las vicisitudes que encontrarás ahí dentro. Pero lo has de expresar delante del Portal. Aquí, dentro de la Pirámide, ante el Portal de la Videncia, sólo soy un siervo que, con respeto, presento a un aspirante a esta sacra habilidad. El arcano se había inclinado un poco, con las manos juntas, hacia el enorme Portal, quien o que sería implacable con el muchacho. Para Sajag, este era el momento que más vulnerable le hacía sentir cuando estaba allá dentro: cuando todo escapaba de su control y el Portal era quien mandaba. - Has de pronunciar por última vez tu deseo y afirmación rotunda de querer enfrentarte a las pruebas, mínimo tres por lo que sé, que te va a enfrentar el Portal para cerciorarse que eres apto para ello. - La voz del Arcano se hizo profunda y casi ajena a la cordialidad que le caracterizaba. Estaba repitiendo algo que había dicho mil veces, tal como lo había aprendido del anterior Arcano de la Videncia, quien lo había aprendido a su vez del anterior, así sucesivamente hasta el inicio de los tiempos mágicos. Lo dijo de corrillo, porque era la parte más fría de aquel acto en el que se exigía valentía y decisión al aspirante: - Así que, Aspirante, di tu nombre y afirma con vehemencia o deniega con cobardía que estás dispuesto para cruzar el Portal y superar todas las pruebas que crea necesario para demostrar tu valía. Afirma o deniega, se te permiten ambas decisiones en este momento, antes de cruzar. Lo primero hará que la Luz del Portal admita tu paso y te lleve a lugares desconocidos, reales o irreales, presentes, pasados o futuros de tu existencia o de la de otros. Eso sólo el Portal lo sabe, nadie más conoce lo que te depara. Algo mentira, puesto que el Arcano sabía lo que había que superar y estaba sufriendo por dentro. Pero mantuvo la quietud y la tranquilidad que le caracterizaban antes de proseguir, aunque ahora su tono se hizo más tierno, más cercano al de un padre que cuida de su hijo. - No puedes llevar nada dentro excepto tu ropa sin bolsillos, ni tu varita ni, por supuesto, la baraja del tarot que te ha traído hasta aquí. - Caminó delante de él, examinándolo, aunque en realidad sólo estaba situándose delante de la gran puerta, dándole la espalda, para susurrar algo que no quería que nada ni nadie más oyera. - La Sacerdotisa nunca te abandonará y será nuestro nexo de unión allá dentro... Se puso el dedo índice en el labio, para imponer un silencio puesto que supo que el muchacho iba a lanzar una exclamación de sorpresa en cuanto viera que estrujaba la carta de la Sacerdotisa hasta hacerla una bola de papel. Después sopló entre sus manos y apareció un sencillo anillo en el que se había convertido aquella carta del Tarot. Todo fue tan rápido que bien parecería un sueño todo lo sucedido. El Arcano esperaba que el muchacho hubiera visto la transformación y que, a la vez, hubiera pasado desapercibida su ayuda para el Portal. Al fin y al cabo, le estaba prohibido ayudarle dentro, pero él aún no se había vinculado y estaba fuera. El indú era un Árcano extraordinariamente protector, tal vez tantas visiones de sufrimiento ajeno y el propio le habían despertado una preocupación extra por sus pupilos. - Este anillo que tengo en la mano será tu Anillo de Aspirante - hizo un guiño a su alumno antes de depositarlo con cuidado sobre un tapete rojo de raso suave, delante del Portal. Su tono volvía a ser frío y alejado, típico del Arcano que era.- Vete ahora o tómalo y póntelo en el dedo. Deja toda pertenencia ajena encima de esa mesilla, incluida la baraja de Tarot, tu ropa y tu varita. Lleva sólo el hábito de aspirante, ve descalzo, porta el Anillo provisional que funcionará como si fuera el verdadero mientras estés ahí dentro. Es tu momento, yo ahora me retiro a esperar tu decisión, que has de tomar ante el Portal, no ante mí. Sólo soy un testimonio de tus actos, sin poder interferir para nada en cuanto tomes tu decisión. Sajag se alejó del Portal, aún cerrado antes de que el muchacho tomara su decisión. Lanzó una mirada de tristeza a la Sacerdotisa, convertida ahora en anillo, y notó como una tonalidad rosa muy suave brillaba en aquel Anillo de Videncia. Ella sabía, como él mismo, cuál iba a ser la decisión. Se sentía orgulloso y preocupado a la vez. Así que, al cruzar a su lado, se permitió un último consejo a Goderic antes de alejarse de él y sentarse en un pequeño taburete donde descansar sus cansados huesos. - No puedes llevar nada dentro, pero en el mundo onírico de la Videncia, nada te impide llamar lo que te sea necesario para superar las pruebas. Suerte, Amigo. Se inclinó un poco ante él, lo justo para la despedida, susurró un "nos vemos enseguida" y desapareció de su vista. Ahora todo quedaba en manos del muchacho.
  12. Sajag

    Prueba de Videncia #3

    Pocas veces Sajag pensaba en lo solitaria que era la vida de un Arcano. Eran los mejores en sus Habilidades, el Arcano con más poder en aquello que dominaban. A la vez, también eran únicos y condenados a la soledad. Tenía que reconocer que muchas de sus decisiones habían concluido en esta consecuencia; también que seguramente no cambiarían por una vida cotidiana en familia el Honor de ser el poseedor del Anillo. Eso no significaba, sin embargo, que en momentos como los de ahora, en los que velaba por la seguridad de sus pupìlos mientras se acercaban a la Gran Prueba, se preguntaba si él hubiera accedido a dejar todo aquel poder y conocimiento por la muchacha de muñecas frágiles que había conocido en la India. Sajag sonrió levemente, aún sentado en aquella postura de loto que le permitía profundizar en un trance mediante el que seguía a Goderic. El muchacho estaba reaccionando bien, dejándose llevar por el ojo interior hacia el buen camino. Había tenido miedo, durante unos instantes, que se perdiera, que no llegara a entender aquello que le decían las tres cartas escogidas. Pero el joven Slithering era sabio. Lo estaba demostrando. Había decidido bien con sus consejos y había llegado hasta la escalera desaparecida. Se mantuvo alerta. Parecía que el sueño le podía y no sería capaz de subir y llegar a su encuentro. El Arcano sintió orgullo y, a la vez, algo de pesar porque Goderic no supiera qué hacer y se perdiera en el último paso antes de la gran decisión. Por ello, se obligó a intervenir. En realidad, no iba a hacer nada que el joven pupilo no supiera, puesto que ya lo había intuido, sólo que su abotargado cerebro aún no le daba la pista. En sí, siempre podía alegar que él no ayudaba al aprendiz de Videncia sino que le señalaba lo que él ya sabía aunque no se diera cuenta por el exceso de adormidera. Así, el Arcano se proyectó con su mente hasta el borde del templo, aunque su cuerpo pemaneciera aún en meditacón, y habló, no con el pupilo sino con las otras personas que le acompañaban. - Hola, Ermitaño. Gracias por tu ayuda, siempre has sido muy reflexivo. - Gracias, Arcano - contestó la carta donde la había guardado Goderic. - Muchacho, te dejo, pero antes te diré que hay alguien que te puede ayudar a sobrepasar tu problema y sus conocimientos pueden que te sorprendan. Sigue su camino. Sajag juntó las manos por delante de sus labios y pronunció un "Namasté" de despedida. Después volvió a hablar. - Namasté también a ti, Rueda de la Fortuna. Gracias por el cuidado con el que has guiado a mi pupilo. - Fue un placer volver a verte, Arcano - contestó la carta mencionada. - Un último consejo, ventajoso alumno: las acciones de tu pasado son las semillas de tu éxito futuro. El Arcano sonrió de forma afable y ahora se dirigió a la tercera carta. - ¿Vendrás con él, Sacerdotisa? Una voz dulce y mimosa surgió en el aire y una mujer casi se materializó delante de Goderic, medio fantasma medio ilusión que dejaba ver su Ojo Interior. - El muchacho ha sido bondadoso. No me ha abandonado. Esta experiencia es nueva para él y le falta el apoyo que tendrá por dejarse guiar por mí. Además, me apetece volver a verte, querido Arcano. Sajag asintió ante las palabras de la Sacerdotisa. Extendió la mano y la mujer comenzó a subir una escalera imaginaria, siete escalones que le acercaron al hindú y le alejaban cada vez más del muchacho semi-dormido. Al llegar a la plataforma donde descansaba el templo se volvió a mirarle, con cariño en la mirada. - Tendrás que superar tu miedo para lograr lo que deseas, joven vidente. Estás en el camino de conseguir tu recompensa. Sigue tu intuición y serás encaminado hacia el éxito. Llegarás, como yo, ante tu guía espiritual. Sajag... La mujer tomó la mano del Arcano y los dos desaparecieron, dejando la impresión de que todo había sido un sueño. O tal vez no... Sajag abrió los ojos. Sentía las rodillas entumecidas y la cadera le molestaba por el tiempo que había permanecido quieto. Su mano derecha aferraba con fuerza una carta del Tarot. - ¡Qué gran Sacerdotisa has sido, amiga mía...! - suspiró, esperando al muchacho que, lo sabía, ahora entraría para pedirle la carta que le faltaba.
  13. Sajag

    Prueba de Videncia #3

    ¿Desde cuánto Sajag no sentía esa desazón? Muchas lunas habían pasado desde que un inesperado sentimiento rompía su entrenada mente en medio de una meditación. El muchacho se había presentado al borde del agua y luchaba de forma fiera contra las imágenes que había dentro de ella. Notó su dolor como si fuera propio, su desesperación, su determinación a superar aquella Visión. Ser fuerte no significaba no llorar, sino aceptar... ¿Cómo no se había dado cuenta antes de lo sabio que era? El joven resultaba un gran descendiente del Venerable Dumbledore. Ahora se daba cuenta de su ceguera cuando estuvo a punto de rechazar su presencia, cuando no quiso admitirlo en su clase. Se hubiera perdido esta lección: todos aprenden a lo largo de su vida, los Arcanos incluidos. Sajag no era menos que el resto de la Humanidad en ello: acababa de aprender del muchacho al que había estado a punto de negar el acceso a la Habilidad de la Videncia. Aspiró el aire de la mañana que se filtraba por la puerta de la pirámide. Después sonrió. Seguía avanzando. El Sr. Goderic era fuerte, valiente, preparado. Sólo esperaba que mantuviera ese espíritu hasta el final sin decaer. Sería un gran Vidente, estaba seguro...
  14. Sajag

    Prueba de Videncia #3

    Caminaba despacio. Como Arcano, no tenía prisa para lo que sabía que iba a suceder. Sajag era lento con sus pies, pausado, relajado, pero no en su mente. Ésta funcionaba a una velocidad impensable, recibiendo miles de sensaciones a la vez. Algunas las dejaba pasar, otras las recluía en un lateral de su pensamiento, para que quedaran en un borde, funcionando en un segundo plano. El hindú sólo dejaba presente las imágenes que se referían a la prueba que iba a acontecer en breve. Suspiró cuando llegó ante el lago. Allá estaría la primera prueba. Sagaj sintió una punzada de curiosidad sobre aquello que él mismo habría escogido. Pero éste no era un obstácul0 para él, así que soltó un suspiro y se concentró. Hubo un bullicio en el agua, un remolino que acercó a miles de almas en pena que se acercaron a la orilla. Todas susurraban un "Ven conmigo". Eran fantasmas sin cara. Casi..., por un instante..., le pareció vislumbrar el rostro de aquella chicuela que, en su India natal, se había escondido entre las plantaciones de azafrán para sorprenderle y robarle un beso al hijo del Amo. Sajag sonrió para sus adentros... No recordaba su nombre pero el recuerdo de aquella muchachita desvergonzada le alegró. Había sido su primera novia... Seguro que habría fallecido hacía mucho tiempo. El Arcano tenía más años de los que quería confesar. Se puso serio. No podía permitirse ningún desliz, aunque las muñecas de aquella muchacha le hubieran parecido las más delicadas y maravillosas que hubiera visto nunca. Ahora tenía que pasar el lago sin distracciones. Al fin y al cabo, aquello iba a ser difícil para su pupilo. No le hacía falta saber los rostros que se cruzarían en su mente porque lo estaba viendo mientras los creaba. Sajag supo que le sería muy duro conseguir vencer el apego a todas esas caras para cruzar el lago. La otra opción era salir huyendo. Aunque en un principio, al Arcano no le gustó enseñar a un licántropo, ahora sentía lástima por lo que esperaba al muchacho. Pero no se podía permitir el ser bondadoso, ya que el Portal sería implacable. El Arcano llegó a la orilla opuesta del lago y volvió a suspirar. Había tres caminos que bordeaban el borde del agua en tres direcciones diferentes. ¿Cuál escoger? Cerró los ojos y lanzó un manojo de cartas al aire, que revolotearon como mosquitos molestos, susurrando de forma insistente "Escógeme a mí, yo soy el camino correcto, yo soy el camino correcto". Esta segunda prueba era muy burda, en realidad... El muchacho sólo tendría que elegir tres cartas que le indicarían cuál de los tres caminos era el que le llevaría al interior del bosque enmarañado. El hindú no pensó más en ello. Cualquiera de los tres caminos llevaría al interior, así que la decisión sería sólo una prueba de astucia, intentando interpretar cuál del grupo de cartas sería el que enseñaba el mejor camino. Sin embargo, la elección, cualquiera que fuera, influiría en el desarrollo de la tercera Prueba. Esa era peligrosa. Sajag cesó el paso y contempló el laberinto. No le gustaba. Aquella parte siempre era la más horrible de todas las pruebas, al menos de las que daban acceso a la Pirámide. Se repitió, una vez más, que el Portal era más inflexible e inhumano que todo lo que él pudiera idear para desanimar a su pupilo. Era su deber conseguir que Goderic Slytherin se tomara en serio las dificultades que implicaba adquirir el Anillo de la Videncia. No era apto para pusilánimes y miedosos de los que plagaban el continente. El Anillo tenía vida propia y no dejaría que nadie que no lo mereciera se lo pusiera en el dedo. Por ello, el Arcano movió la mano en el aire y la dejó posar delicadamente en su barriga mientras contemplaba la escena. Delante de él, la puerta del laberinto, cubierta de plantas de adormidera. Era imposible salvarse de ella al entrar en él y era imposible acceder a la Pirámide sin pasar por el laberinto. Sajag contempló su obra. Unas formas oníricas estaban dispuestas para enturbiar al muchacho y meterse en su mente en cuanto cruzara aquella puerta de amapolas opiáceas que le induciría un sueño andante. Seguiría caminando, dudando entre las luces y las sombras, si estaba despierto o dormido, si era el camino que le llevaría al centro o si sería el que le perdiera para siempre. Estaban enlazadas a las cartas del tarot que había elegido antes: El Loco se mofaba de todos los presentes; la Sacerdotisa le diría que confiara en el corazón y le indicaría el camino si no la abandonaba; el Ermitaño le pediría que mirase su interior y que venciera sus propios miedos antes de seguir avanzando. El Colgado le exigiría un sacrificio con el que sabría encontrar el camino correcto. El Demonio le indicaría las trampas del camino... Todas las figuras tendrían razón y todas intentarían guiarle. Pero todas juntas provocarían la locura en el muchacho. ¿Sería capaz de interpretar de forma correcta el orden de todo lo que le indicaban sin el caos de tener tantas personalidades diferentes dentro de su cabeza...? Sagaj dio un ligero vistazo al Loco y temió por la integridad mental del joven Goderic, puesto que la imaginación podría ser el arma más vital y a la vez la más peligrosa con la que contara para superar aquella prueba antes de llegar al pie de la Pirámide. ¿Qué se encontraría aquí el muchacho? Sagaj se sentó en el primer escalón, dando la espalda al gran templo. Mantuvo unos minutos de meditación que intentó que le relajara. Hoy se había levantado muy nervioso, como cada vez que cruzaba aquellos territorios y entraba en busca del Portal. Sentía un gran respeto por todos los que habían llegado hasta allá, hubieran o no acabado la prueba. ¿Sería capaz el nuevo aspirante a Vidente de llegar hasta el final? No había querido mirarlo, a pesar que el Ojo Interior le hacía trampas y le mostraba retazos de lo que iba a suceder. Era cansado resistirse a ver pero resistió el deseo de echar una mirada a lo que sucedería. Prefería enterarse a la vez que sucediera. Se irguió y subió despacio los escalones hasta llegar al séptimo, donde se abría la puerta de la Pirámide. Allá dejó un cántaro de barro lleno de agua fresca. Goderic necesitaría de ella cuanto acabara el cuarto obstácul0: los escalones desaparecieron y pareció que la Pirámide levitara sobre su base. Sin escalones, sin magia, aún afectado por la somnolencia de la adormidera, necesitaría beber aquella agua para recuperar su cordura o se perdería en el limbo de los que no saben encontrar su propio camino. Si conseguía llegar hasta el agua fresca, podría entrar en la Pirámide y llegar hasta el Portal, donde le preguntaría de nuevo si en verdad estaba convencido de pasar la prueba del Portal de la Videncia. Sajag entró y contempló la gran puerta. Se arrodilló y se dispuso a recitar un mantra que le animara y que le ayudara en la espera de lo que sucediera.
  15. Sajag

    Videncia

    El Arcano se había mostrado insensible al sueño del muchacho, ante los ojos de cualquiera que pudieran verlos. Sin embargo, en estado de meditación, no evitó el contacto con Goderic y siguió, instante a instante, los movimientos y la lucha entre los dos especímenes de ambas especies. Un vampiro... Un licántropo... Sajag sabía lo importante que era esta pelea onírica. Esperaba que su pupilo supiera que podía sufrir todo daño que soñara. Por eso no se mantuvo lejos. A pesar de decirle que estaría sólo, Sajag se abstuvo de mantenerse al margen. Escuchó, sintió, espió todo lo que sucedía sin mostrarse al muchacho, para no menguar la confianza que debía sentir hacia sí mismo. Sintió que volvía y le decía que estaba listo. El Arcano abrió los ojos y sonrió. - Lo sé - admitió, sintiéndose orgulloso de lo que había sucedido. - Lo sé, Sr. Slithering. Abandonó la posición quieta que había mantenido mientras estuvo en trance, cuidando del Aprendiz de Vidente. Se acercó a él y le tomó las manos, con fuerza, con candidez. - Sé que estás listo. Estoy sorprendido de mi propia ceguera inicial para admitirte porque has resultado un Vidente excelente. Sin embargo... Soltó las manos del muchacho y echó un vistazo a su catre, allá atrás, atrayéndole. Sajag estaba algo colapsado con la enseñanza intensa a este muchacho. Era mayor, bastante más mayor de lo que parecía, la edad le estaba derrotando por dentro. Deseaba descansar. Aún así, siguió sonriendo. - Todo es Burocracia, el poder de la palabra, la Fuerza de la Determinación, el Juramento en voz Alta... Así que necesito algo más que lo que has pronunciado. Necesito que medites en lo que quieres y aceptes las consecuencias, positivas y negativas, de adquirir formalmente la Videncia como Habilidad. Necesito que afirmes sin presiones, agobios o cansancio, que quieres conseguir el Anillo. Levantó un dedo imponiendo silencio. - No ahora, joven Slithering. Mañana. Te doy 24 horas de reflexión para que decidas tu destino. Si crees que eres capaz de pasar la prueba en el Portal de la Videncia, te espero mañana en la Pirámide del centro del lago de la Universidad. Pasarás por varias pruebas para probar tu voluntad antes de entrar. Allá volveré a preguntarte por tu decisión. 24 horas, Sr. Goderic. Ahora, por favor, abandone mi cuarto. Por primera vez, el Arcano soltó un suspiro de alivio que reflejó lo cansado que se sentía. - Nos conviene dormir para todo lo que nos espera mañana. Buenas noches...
  16. Sajag

    Videncia

    Sagaj permaneció en total silencio, con los ojos cerrados para desconectar del mundo exterior. Casi parecería que se había dormido si alguien ajeno a la clase donde se encontraban hubiera entrado a observar el funcionamiento de la misma. El Arcano se desconectó totalmente de lo que le rodeaba, centrado exclusivamente en la mente del muchacho. Su pupilo era desconcertante. Sentía un aura de poder a su alrededor que quedaba bloqueada por sus miedos internos. Sagaj no solía invadir la mente de nadie, no era su estilo; él prefería la paz, la confianza y los medios pacíficos para reforzar la relación entre Arcano y Pupilo. Pero era un Arcano que había cruzado el Portal. Pocos sabían que para llegar a Arcano, debían conocer todas las Habilidades y debían pasar las pruebas como todo aprendiz. Así, el hindú podía llegar a concentrarse en la mente del muchacho y VER lo que él veía, sin hacer el menos esfuerzo para burlar sus propias defensas que intentaran esquivar su entrada. Así, el silencio se hizo eterno, casi como si hubieran pasado días en el transcurso del Tiempo mientras Goderic cumplía con la lectura de las manchas de tinta. El tiempo fluye de forma diversa cuando se está en trance, parece que fluye, se alarga, se consume de forma muy lenta. El Arcano sólo estaba al cuidado del muchacho, para sentir desde dentro las sensaciones, miedos, certezas, decisiones... Todo lo que él pensara, Sajag las sentiría como propias. Era la mejor forma para ayudar a su pupilo a conocerse a sí mismo y a pasar la prueba del Portal. Mientras el muchacho repartía las gotas, doblaba el pergamino y dejaba sentar la tinta, el Arcano se encerró en una burbuja en la que sólo estaba él y el chico. Sintió el dolor de cabeza, lo apartó con una onda de su pensamiento y siguió viendo lo que sentía en su interior. Goderic abrió los ojos y el Arcano vio lo mismo que él. Esas manchas... - Veo una boda en París... Las palabras se juntaron como si fuera él quien las había mencionado. La interpretación era correcta, tal como la veía el muchacho. El Arcano se había cerciorado de dejar de lado su propia mentalidad para no ser él quien interpretara la mancha. Sabía que cada uno interpreta según sus propias experiencias. Se obligó a no dar su propia versión y aceptar la de él, quien era el pupilo. Quería ver su razonamiento y sentir como llegaba a él, entender el mecanismo que usaba para lograr comprender todo aquello que la mancha le decía. - El nombre del novio empieza con F... La voz del Arcano casi se llegó a oír junto a la de Goderic. Sagaj estaba maravillado. Aquel muchacho estaba olvidando el dolor que producía la Visión Interior y, como él antes, lo había dejado de lado para "Ver". Además, él mismo se sentía orgulloso de sus logros. Estaba preparado, o al menos todo lo preparado que podía estarse cuando se empieza a entender la Visión y a dominarla. Se sintió un espía dentro de otro cuerpo. La Legeremancia siempre le daba esa sensación. Aspiró el olor a las hierbas de su habitación para volver de forma paulatina al entorno del que se había alejado. Un golpe en el suelo le hizo sonreír. Sagaj abrió los ojos y vio a su pupilo observando la pluma en el suelo. - Ya te lo dije. No importa... Se levantó con cuidado. En esos momentos en que la movilidad le recordaba lo ágil que había sido antaño se arrepentía de haberse permitido el leve placer de la glotonería. Sagaj se agachó con cuidado y tomó con cariño la pluma que había servido para aquella experiencia. La dejó con delicadeza dentro de una sencilla cajita de madera y después se volvió hacia el muchacho. - ¿Era alguien importante, esa tal Atenea? Sonrió y su rostro se volvió más bonachón. Tomó un bol de madera y botó unas hojas de adormidera, unas gotas de esencia de amapola y un poco de agua pura del nacimiento de un río de su tierra natal. Le gustaba recoger todo él mismo y hacer sus propias esencias, sus propias hojas... - Nadie sabe de lo que eres capaz, ni siquiera tú, pero yo creo que tu Videncia es poderosa. Eres tú y sólo tú quien debe decidir si acabarás la Habilidad. Pero, si te sirve de consuelo, yo he visto poder en ti. Al final resultará que todas mis reticencias iniciales eran infundadas. No me lo has de demostrar a mí, sin embargo, sino a ti mismo. Un ligero recuerdo de su mentor, el anterior Arcano, que le había dicho palabras muy similares. Sonrió amargamente ante el recuerdo. A veces, durante instantes ínfimos, desearía no haber salido del Monasterio y enfrentarse a la vida exterior. No se arrepentía, de todas maneras; gracias a eso, había aprendido mucho más, con la práctica y la experiencia, había sufrido pero también había vivido conociéndose a sí mismo, su poder, su habilidad... Era una decisión propia que todos los pupilos debían tomar. - Te voy a inducir el sueño y espero que la Visión te muestre tu futuro, un futuro que puede ser prometedor o, de lo contrario, horrible. También puede ser certero o, sencillamente, no suceder jamás. Pero te hará comprender mejor como eres y lo difícil que es tomar decisiones. Te prometo que, esta vez, estarás sólo. Yo meditaré mientras duermes y, cuando despiertes, responderás a mi pregunta sobre tu Destino. El Arcano le indico un lecho, apenas un sencillo camastro con una manta sencilla para cubrirse. El calor solía ayudar a entrar en el trance, ayudado por las esencias aromáticas que salían del cuenco que había preparado. - Joven Slitherin, respira hondo cuando estés acostado y duerme. Será sencillo dormir; tal vez lo que más te cueste será despertarte. Pero hazlo, no iré a salvarte y puedes permanecer en un estado de coma para siempre.
  17. Sajag

    Videncia

    Sajag sintió la frustración del muchacho como si fuera suya. No quería ser descortés pero ahí estaba el principal escollo del chico: la inseguridad y la incertidumbre. Contra eso era con lo que lucharía en el Portal, estaba seguro. Pero sintió piedad, o lo que es lo mismo, empatía. El Arcano movió el tapete de forma que las cuatro puntas del mismo que colgaban hacia el suelo se levantaron y taparon la bola de cristal, dejando así que la imagen visible, muy clara para el Indio Sabio entre los Sabios, desapareciera y dejara de presionar al joven. - Perseverancia. Tendrás que practicar la perseverancia, joven Slythering. Has seguido bien los pasos para despertar tu Ojo, te has relajado y te has adentrado en abismo de la Visión. Pero has sentido miedo y has antepuesto tus preocupaciones a la interpretación real de los hechos. No había crítica ni regaño en sus palabras; más bien, una reflexión sobre lo sucedido. No podía enfadarse con él por retirarse antes de tiempo; recordaba bien su estancia en el Monasterio budista, donde le enseñaron a no temer su don y le mostraron el camino para dominarlo y, así, conocer el mundo futuro que estaba por llegar. Él también había sentido miedo, había pasado horas de reflexión en el frío de la montaña, mirando al vacío, al infinito, preguntando a los dioses si estaba preparado para despertar su forma vidente... Por eso cedió ante las palabras del muchacho. Sabía que el Portal no sería tan benévolo y le haría sufrir lo indecible donde más dolía y con lo que menos dominaba. Pero sabía que, llegado el momento, el Sr. Goderic sabría reaccionar. O no... Esa incertidumbre con él le desconcertaba. De todos los pupilos, éste era el que veía más difuminado. Al igual que había visto al instante que la hechicera atolondrada de la familia Adler no tendría problemas, como había visto que el otro muchacho era un sabio de la lectura y cubría los huecos de la experiencia con el conocimiento de los libros..., con el Sr. Goderic siempre había tenido resultados funestos. Tal vez por eso la reticencia personal a enseñarle, pues Veía su flaqueza y no había su capacidad para superarla. Pero sus logros como Arcano no estaban en conseguir que todos sus pupilos llegaran al Portal y regresaran; su deber era filtrar a los que creían estar capacitados y devolverles a la realidad, demostrándoles que no serían jamás videntes. Pero también estaba en darles la posibilidad de demostrarles que, si vencían las dificultades, llegarían lejos. Como habían hecho con él en el Monasterio hindú. No le habían dejado huir de sí mismo y habían conseguido lo impensable: redefinir su camino perdido y convertirlo en el Gran Arcano de la Videncia que era ahora. Y había invertido muchos años en su enseñanza. No iba a sentirse defraudado porque el muchacho aspirante que tenía delante hubiera fallado. - Calma. Te ha fallado la interpretación. Has usado mucho el corazón y poco la frialdad del cerebro. Para eso son las hierbas. Un Vidente es, casi siempre, un herbólogo que sabe de plantas y de sus cualidades para ayudarles en este trance. Déjate llevar por el aroma y sólo piensa en lo que has visto... Pero el muchacho no estaba receptivo, así que pensó que ya volvería más tarde a insistir en la Perseverancia, uno de los valores más importantes en el estudio de cualquier Habilidad, no sólo la que él dominaba. Puso las dos manos encima de su oronda barriga, dejando arriba expresamente la que llevaba el anillo, para que la tonalidad rosada brillara mientras continuaba con las lecciones que debía aprender el muchacho. - Te diré lo que yo he visto antes de que desconectaras por ese dolor punzante. Por cierto, Eso era el despertar del Ojo Interior. La Visión duele, sólo has de aprender a dejar de lado ese dolor para interpretar lo mejor posible lo que muestra. Llega un momento que el dolor desaparece, o que no te importa y ni lo notas. Sajag suspiró levemente, recordando sus tiempos en que el dolor le había impedido avanzar y le había hecho inclinarse hacia el abandono. Con él habían luchado sus maestros. Les debía eso, ayudar a este pupilo a entender lo que le sucedía. Su decisión sería la correcta, fuera el abandono o el continuar, pero debía saber las maravillas que le esperaban tras su decisión se decidía continuar los estudios y encaminarse a la preparación de la Gran Prueba. - Te ofrecería un té de salmuera, con ligeras hojas de amapola. Es un relajante muy suave, pero no estoy seguro de que me la aceptaras... He visto un lobo. Y sí, he visto un pie. Como tú, yo también veía las imágenes. El Arcano había aprendido lo que era la levedad de las palabras, por eso solía hablar poco. Sin embargo, ahora entendía que tendría que usarlas para explicar a su alumno todo lo sucedido. El mejor aprendizaje está en equivocarse y entenderlo, porque nunca más se repite en cuanto descubres lo que te afecta. Así que deseo un vaso de agua y éste apareció en su mano. Bebió levemente, sintiendo el placer del líquido transparente introduciéndose en su cuerpo y apaciguando la sed. Hoy debería hablar más de lo que estaba acostumbrado. - Yo no he visto a tus hijos; he visto que la preocupación por tus hijos enturbiaba la imagen de un guerrero, con sangre de una batalla en la que salías victorioso, una mirada al cielo dando gracias por seguir vivo tras el enfrentamiento. La única derrota que has sufrido es la lucha contra ti mismo, has fracasado ante lo único que puedes fracasar: contra tus miedos y contra tu sentido del Honor de defender a toda costa a tus familiares. En la Videncia, debes dejar de lado tus sentimientos arrastrados y ser imparcial, todo lo que puedes. Por suerte, esta Habilidad es más utilizada para saciar las preguntas de extraños y no para las propias, o fracasaríamos todos los videntes en cuanto creyéramos ver a nuestros hijos en peligro. El tapete de tela desapareció de la mesa y en su lugar aparecieron unos pergaminos, un tintero, una pluma especial de la cola de una Cochoa Purpurea. El Arcano tenía pocos objetos en su haber, era austero en sus pertenencias, pero todo lo que tenía era valioso sentimentalmente y sencillo en su conjunto. El Gran Vidente no necesitaba lujos para el desarrollo de su Habilidad. - La Encromancia es idéntica a la bola de cristal, querido muchacho. Pero ya que la has elegido, aquí tienes. Toma la pluma. Con cuidado, es mi más preciada entre las que tengo. Pertenece a un ave que se posó ante mí en una meditación. Aunque no te preocupes, he visto que la tirarás al suelo cuando tengas tu Visión, pero no me importa. Esperó a que el muchacho se sintiera algo más cómodo antes de proseguir. - Sacude levemente la pluma y deja caer las gotas en el pergamino. Después, lo doblas por la mitad y lo abres, para ver la mancha que queda. Déjalo secar antes de concentrarte en ella. - Tomó aire, Sajag no acostumbraba a hablar tanto y para él era un esfuerzo vocalizar tanto. - Ten en cuenta que son imágenes abstractas. El significado es tan difícil de concretar como en la bola de cristal. Pero no quiero que desfallezcas. Rechaza toda injerencia externa a la interpretación. Es lo importante, cómo interpretas lo que ves. Todos ven algo, los auténticos videntes son los que saben interpretar lo que ven. Sagaj esperó que el muchacho acometiera el segundo intento de interpretar las manchas. El Arcano estaba seguro, Goderic tenía problemas para interpretar las imágenes no definidas. Tal vez en los sueños le fuera más fácil. Pero el Portal no le dejaría margen y atacaría en lo que fuera más débil, así que tenía que mostrarle cuantas más formas de Videncia mejor, para que tuviera la oportunidad de superarlo, si esa era su decisión final.
  18. Sajag

    Videncia

    El Arcano había pasado muchos acontecimientos en su vida y creía que nada podría sorprenderle. Estaba equivocado. Por algún motivo, tal vez el más sencillo que no se puede olvidar nunca, que es que siempre se aprende, hasta de los pupilos a los que has de enseñar el camino. Sajag había sentido un rechazo inicial hacia el muchacho y ahora agradecía no haber cedido a su primer impulso. Era una persona tranquila y paciente, a quien le desagradaban los licántropos. Sin embargo, este muchacho era especial, se notaba a simple vista, además de haberlo visto en su Visión. - La primera lección, joven muchacho - empezó a hablar de forma suave y con una suave sonrisa en el rostro, para compensar la mala sensación que inicialmente podría haber generado - suele ser reconocer de forma humilde que se tienen debilidades, algo que tú has hecho en tu presentación sin ruborizarte. Me atrae que puedas expresar el temor por lo que vas a aprender. No voy a enseñarte a tomar decisiones, porque éstas son exclusivamente tuyas, propias, sin que nadie deba interferir en ellas. El resultado de tus determinaciones son lo que conforman tu presente y tu futuro. Sagaj no solía hablar mucho y decir todo aquello le supuso una sensación irreal. Tal vez por ello, caminó despacio hacia la frutera y eligió un sabroso mango con el que apaciguar momentáneamente su espíritu cansado. Tomó asiento y la sopesó entre las manos antes de proseguir. - Encuentro loable que quiera enfrentarse a su miedo, Sr. Slithering. Ese es el primer camino para la realización de las ambiciones personales, el afán de superación. Ser valiente es luchar contra los miedos que nos someten e inmovilizan. Tengo fe que usted conseguirá grandes proezas. El Arcano se miró las manos. Todo sentimiento negativo en contra del muchacho desapareció con su última frase. Le conmovió su sinceridad y la confianza que le demostraba confesando que no sabía si era digno. - Usted ya cumple su objetivo, Sr. Goderic. Usted ya es "simplemente usted", sólo ha de creérselo. No le voy a dar más poderes de los que tiene, sólo puedo ayudarle a despertar su confianza en usted mismo y a entender las posibilidades y obligaciones que adquirirá si consigue pasar la Prueba del Portal. Se levantó y dejó el mango encima de la mesa. Con un movimiento leve de sus dos manos, los espesos cortinajes se cerraron y crearon un espacio más místico, tapando las vías de escape del aire, condensando las fragancias en el espacio reducido de estudio. Encendió una pequeña y simple linterna de aceite y la llama hizo brillar una pequeña esfera de cristal que estaba encima de un tapete rojo, muy usado. - Pero eso llegará en su momento. Ahora me gustaría saber porqué cree que posee el Ojo Interior y que me lo demuestre. A ver... Siéntese frente a la Bola de Adivinación e intente ver algo. ¿O prefiere empezar por alguna otro concepto de la Videncia?
  19. Sajag

    Prueba de Videncia #2

    Con gran alivio, Sajag compartió los últimos instantes del muchacho Thomas dentro del Portal. Era de quien más había dudado, porque su conocimiento era muy místico y teórico, sus enfrentamientos no eran tan temibles como los que había sufrido la mujer, aunque igual de tormentosos para ambos. Sabia que iba a cruzar pero también sabía que era más débil que la bruja y, por unos instantes, pensó que el Portal no lo consideraría digno. No es sólo memorizar libros y aprender designios, sino también saber tomar decisiones, a veces buenas, otras malas, algunas peores... Ante ese dilema, el Arcano tuvo miedo que no supiera tomar el camino correcto y sabio que habría de demostrar al Portal su valor y su derecho al anillo. Fue por ello que, cuando sintió su voz repitiendo una de sus enseñanzas, se sintió algo más tranquilo. Ahora hubiera necesitado tocar, para calmar su mente y, así, sentirse más confiado. Él, más que nadie, sabía que la Videncia es un Arte muy difícil de conseguir, menos de interpretar de forma correcta. Thomas lo había conseguido. - Námasté, querido Thomas. Estoy muy orgulloso del resultado de la prueba. Sabía que eras capaz de cruzar el portal. Tomó sus manos entre las suyas propias, sus manos regordetas las cubrían por completo. Una tenue luz rosada las unió como si fuera una pequeña nube. Duró poco. Lo suficiente para quedar vinculados. Sajag sonrió y separó las manos. - Entraste con una anillo de Aprendiz y ahora eres un Vidente novel. Te saludo, compañero. A partir de ahora eres un Vidente como yo. Sajag estaba siendo humilde. Ninguno de sus dos pupilos era como él; tal vez en un futuro, tras muchos años de práctica y experiencias, que él viviría a través del vínculo que los anillos habían creado con el suyo de Arcano. - Ve a descansar, después de todo lo que has pasado hoy, te lo mereces. Nos lo merecemos todos. No quería confesarlo, pero también estaba cansado. Pero aún le quedaba un trámite burocrático que hacer antes de volver a casa: anunciar a los Directores del Centro que había dos nuevos Videntes.
  20. Sajag

    Prueba de Videncia #2

    El Tiempo parecía haberse detenido. Sajag no se movía, allá sentado delante del Portal, sintiendo por el víncul0 del anillo de aspirantes como se movían dentro del Portal. Siempre se ponía nervioso, algo que su semblante no reflejaba, pues solía ser una persona pacífica, paciente, en el que confiaban cuando las situaciones se giraban. Pero por dentro sufría por sus dos pupilos, allá perdidos tras el Portal. Sabía que la mujer había hecho un gran descubrimiento personal dentro del Portal. Eso le llenaba de orgullo. En realidad, todo estaba dentro de ella, sólo que debía dejarlo despertar. Y lo había hecho de forma espectacular. Ahora sabía mucho sobre su madre y su padre, datos que siempre había conocido y que sólo tenía que dejarlos fluir. Debía aprender de sus experiencias y tomar sus propias decisiones. Sajag reconocía, sin embargo, que serían las correctas, por mucho que le dolieran. El niño Thomas había entrado en el mismo lugar con la frase de "no le defraudaré". No lo había hecho, a pesar que su experiencia había sido pesada. Sin embargo, el Arcano consideraba que la experiencia de la muchacha había sido más terrible porque no todo el mundo puede enfrentase a su pasado horrible y comprobar lo equivocada que estaba referente a su familia. Por ello, en cuanto la mujer traspasó el Portal, le sonrió para infundirle ánimos. - Señorita Selwin... Me ha demostrado que es usted un personaje excepcional. He de reconocer que me siento orgulloso de haberle iniciado en esta Habiliad. El Arcano se acercó a ella y le tomó las manos. Los dos anillos se rozaron y brillaron brevemente, creando un vínculo entre ellos. Cuando separó las manos, el Anillo de Aspirante había desaparecido para dejar paso al Anillo de Videncia. - Tienes muchas cosas que demostrarte aún - se atrevió a usar el tuteo con ella, ahora que podía tratarla como un igual. - Tienes mucho que aprender, pero yo no puedo enseñarte más. Sólo puedo ofrecerte mi puerta si algún día necesitas consejo. Ahora, lo que necesitas es práctica y experiencia. Tienes lo que hay que tener para ser una Vidente. Te aconsejo que vayas a descansar, puesto que aún tengo que atender la llegada del Sr. Gryfindor. Espero que sea capaz de encontrar la puerta. Era igual que hablara de él y de su prueba puesto que ahora estaban tan vinculados que todo lo que ella viera, él lo vería y casi viceversa. Aún le faltaba algo de práctica para visualizar todo lo que le sucedía al resto que compartían anillo como ella, pero pronto, con práctica y tesón, lo conseguiría. - ¡Qué tenga mucha suerte, espero saber mucho de usted en el futuro! Después volvió a concentrarse para saber si Thomas estaba preparado o no para cruzar el Portal de vuelta.
  21. Sajag

    Videncia

    Sajag se movió inquieto en su pequeño catre humilde. Era parco en la decoración, al igual que en las palabras. Su zona de descanso habitual sólo era rico en libros y en hierbas colgadas, puestas a secar en la parte alta del techo, donde los vitrales que recorrían tres de las cuatro paredes dejaban entrar la claridad pero no el sol directamente. El aroma del incienso había desaparecido hacía tiempo, mientras él dormitaba, pero él ya había soñado. Ya había tenido su visión particular del día que le esperaba. No había visto el rostro del hombre que se acercaría a pedir ser su pupilo. No hacía falta. El Arcano había sido capaz de ver, de percibir la lucha interna que carcomía su interior y que le impedía descansar desde hacía tiempo. Sajag sabía que iba a ser difícil, muy difícil, demostrarse a sí mismo que quería conseguir aquella habilidad. La Videncia la atraía y le aterraba en el mismo grado. Tocó su oronda barriga en un acto reflejo, en ese instante que aún no estaba despierto pero tampoco seguía dormido. Era el mejor momento para entender a quien se acercaba. Abrió los ojos con pereza, con la mirada perdida aún en la Visión de un lobo. Tal vez por eso no había visto su cara y sí su aspecto interno: sabía que su pupilo era un licántropo. No le gustaba. El Arcano no quería perder el tiempo con él. No iba a dedicarle ni un minuto a enseñarle a dominar aquella habilidad tan sagrada para él. Sagaj era hindú, creía en una paz interior y en las segundas (o más) oportunidades. No podía olvidar que su pasado lejano, cuando aún era un imberbe insensato que abusaba de la herencia de su familia, él también había sido parecido: asocial, vengativo, sarcástico y algo paranoico, un conglomerado de caracteres avivado por el exceso de opiáceos a los que se había acostumbrado. El Arcano estaba cansado. Llevaba varios pupilos en poco tiempo desde que había acudido al llamado de la Universidad y se preguntaba si estaba siendo implacable con sus pupilos o se estaba dejando llevar por cierto grado de empatía que les ayudaba, en cierta manera, a cruzar la puerta. Pero con éste no sería igual. Era de carácter melancólico, paranoico, irónico y malhumorado, fácilmente enfurecible y con un Dado de la suerte con el que podría hacer trampas si lo traía encima. No tenía lo necesario para pasar la Prueba. ¿Por qué insistir, entonces, en perder su tiempo y el del Arcano, si lo podía dedicar a algo más de provecho, como leer los códices de la Biblioteca de Alejandría que aún se conservaban en este centro de sabiduría? Sajag sintió que el joven golpeaba levemente la puerta, pidiendo permiso. Se levantó y arregló la sala con un movimiento de manos que hubiera pasado casi desapercibido. Encendió un quemador con hojas de Artemisa e Incienso, al que añadió unas gotas de óleo sagrado del Tamíz Dorado, una hierba que ya no existía y de la que conservaba cada vez menos hojas. Pero todo el tiempo que dejó esperando al muchacho tras la puerta lo necesita porque su mente era un hervidero de ideas contradictorias. Sentía desasosiego, que ni el efecto relajante del aroma que emanaba del incensario de barro parecía apagar. Tenía que tomar una decisión. No le daría clases. Después explicaría a los Directores de la Academia el motivo de su decisión. Tendrían que admitirla. El contrato que habían convenido con los Arcanos no les obligaba a enseñar a sus Habilidades a quien no estaba preparado. Sin embargo... En su visión había dos cosas que le habían atraído del muchacho rubio; la más importante, el Pentagrama que veía brillar continuamente en su brazo derecho. Era una señal favorable de los Dioses, sin dudas. Era un descendiente directo de Uno de los Grandes. Eso no lo veía desde hacía tiempo, mucho tiempo... La otra, su varita, una de las más poderosas que había notado nunca. Llevaba unicornio y le había elegido a él. Sajag dudaba entre las dos ideas, rechazarle o conocerle, inhabilitarle o darle una oportunidad... Una leve corriente de aire movió el cortinaje espeso de uno de los vitrales y una sombra se proyectó en la pared. Podría haber dado cualquier interpretación a la imagen pero un buen Vidente ( y él era el Arcano de la Videncia por ser el mejor) sabría decir que aquello era un Fénix que volaba libre. Agachó la cabeza ante la evidencia y sonrió. La placidez había vuelto a su semblante, por fin. Chasqueó los dedos de su mano y la puerta se abrió, dando acceso a su sala privada. - Bienvenido, Sr. Goderic. Le ruego que tome asiento y alguna fruta, si le apetece comer algo. Después podría presentarse y explicarme porqué se cree merecedor de poseer la Habilidad de la Videncia. No era necesario. Lo había visto en su sueño, pero Sajag era parco en palabras y necesitaba que el muchacho hablara y rellenara los huecos de su Visión para convencerse que había tomado la decisión correcta al abrirle la puerta. Tomó un mango de una bandeja de caña y le sonrió, mientras le daba vueltas en sus regordetas manos.
  22. Sajag

    Prueba de Videncia #2

    Sajag se concentró en el muchacho, ayudándole con su música a pasar la prueba. Eso no le impedía seguir el camino de la mujer, quien había confirmado que quería cruzar el Portal. Se puso el anillo y comió, poco para su gusto. Debería haber tomado algo más de fruta pero era su elección y, además, parecía tener prisa por demostrar su valía. - Que el Portal sepa ver el potencial que llevas dentro - pensó el Arcano, ya que no podía dejar de tocar para indicar el camino correcto al chico. Se sentía satisfecho de ella y sabía que su determinación era fuerte. Tenía toda la confianza en el éxito de la prueba. El muchacho también había llegado y, por fin, pudo dejar de tocar. Ahora que había cumplido su propósito, notaba el cansancio en los brazos, los hombros, las rodillas. Pero no quiso flaquear delante de él, puesto que aún quedaba la parte más importante de todas, el admitir en voz alta delante del Portal el deseo de pasar a través de él para conseguir la Habilidad de la Videncia. - Me siento orgulloso de tus progresos, querido Thomas. Acércate... Se le notaba un cansancio en los ojos. Sagaj acarició brevemente su bansuri y después lo dejó sobre el asiento, con sumo cuidado. - Amo la música, ayuda en la concentración por ello suelo poner pruebas musicales para probar a mis pupilos. Pero come un poco, recupera fuerzas. Te noto cansado. Has de estar al cien por cien para cruzar el Portal. Por cierto... Bansuri se acercó a él y le obsequió con el agua y la fruta. Mantenía la sonrisa en la boca porque quería infundirle paz y confianza. - Joven Gryffindor... Tengo la obligación de preguntarte si realmente quieres hacer la prueba, seguir más allá, ahora que has llegado aquí. No temas negarte, nadie podría culparte por ello. Esta es una decisión que has de tomar sin presiones propias o ajenas. Así que te dejo elegir: ¿quieres continuar la Prueba y cruzar el Portal? Sajag guardó un momento de silencio antes de proseguir. - Si es que sí, sólo has de tomar el anillo que descansa en la mesa, esperando tu decisión. Se unirá a tu dedo y te ayudará a cruzar el Portal y superar la prueba. Si decides que no... Sencillamente te dejaré volver a casa como si el día de hoy no hubiera existido. Dime... ¿Qué vas a hacer, Thomas?
  23. Sajag

    Prueba de Videncia #2

    Sajag era fuerte, en su imagen de persona afable y regordeta no lo parecía. Llevaba horas tocando la flauta india, sin moverse de aquella posición incómoda para un hombre de su edad pero no había salido ni un quejido de su boca. Era un Arcano, el Dolor había pasado a otro plano espacial que podía ignorar mientras la melodía salía de su bansuri y su mente seguía los movimientos de los aspirantes a la Habilidad de la Videncia. La primera en llegar fue, por supuesto, la mujer. Era decidida y valiente. Había sido capaz de tomar el camino correcto y no distraerse con el lindo canto de los pájaros. Dejó de soplar la flauta de su niñez para mirarla a los ojos y sonreír ante su directa pregunta. - Me alegra que te guste mi cántico, señorita Selwyn. Tardé muchos años en perfeccionar la maestría con ella. Pero tengo muchos años, más de los que me gusta reconocer, para considerarme un Docto en esta materia. Sagaj se permitió un descanso leve. Se levantó y estiró sus anquilosadas piernas por la posición incómoda pero no perdió ni un atisbo de su sonrisa cuando se acercó a ella. - Permítame primero que le felicite por sus progresos. Ha sido fascinante verla elegir el Colgado, aunque no tenía ninguna duda sobre ello. Puso las dos manos juntas, con el pulgar en la boca y el índice en la frente, para mostrarle el respeto que sentía por su gran hazaña cruzando los obstácules. - Estoy sumamente contento de que haya llegado. Su pregunta es curiosa pero no es la primera vez que nos las hacen. A los Arcanos nos hace gracia cuando lo comentamos en las reuniones. Supongo que nuestros pupilos no saben que les vigilamos y les protegemos. No dejaríamos nunca que murieran. Si pasan la prueba, no intervenimos. Si no la superan, consideramos que es un intento fallido, les devolvemos sanos y salvos a casa sin que recuerden lo sucedido. ¿Cómo podríamos vivir en paz viendo a la gente morir por nuestras propias manos? - Esperaba que con ello, la explicación no tuviera más réplicas. Se acercó lo suficiente para tomar sus manos y contemplar el gatito tatuado. Después volvió a mirarle a los ojos. - Pero con usted no ha hecho falta. Ha estado excelente. Sus decisiones han sido sabias y ha llegado hasta aquí, viva. - Levantó un poco la cabeza, como si escuchara pasos que se acercaban. - No tengo tiempo para más charla. Tengo que seguir tocando para ayudar a su compañero. Está cerca, necesita mi ayuda. El Arcano volvió a su asiento bajo, tomó el bansuri y lo acercó a los labios. Pero no sopló. Aún no. - Señorita Selwin. Aqui tengo su anillo de Prueba, preparado para usted. Pero sólo puedo dárselo si me confirma que quiere, verdaderamente, sin ningún rechazo por su parte, sin que nadie le obligue. Quiero oír que su decisión en voz alta es la de entrar en el Portal y pasar la Gran y Definitiva Prueba. Debe de saber, aunque supongo que ya ha pasado por esta situación un par de veces, que ahí dentro me será imposible ayudarle en nada. Tome las decisiones correctas. Sopló levemente la flauta como solía hacer antes de empezar a tocar. - El anillo está delante del Portal, junto a la vasija de fruta fresca. Tome algo de comer, necesitará energía para pasar la prueba. Si es lo que decide hacer... Volvió a su melodía. Había visto que el Sr. Thomas había llegado a los escalones y necesitaba de su ayuda, mientras pudiera dispensársela. Cuando decidiera entrar en el Portal, ambos estarían solos.
  24. Sajag

    Prueba de Videncia #1

    Sajag estaba muy preocupado porque sentía el alma perdida del muchacho. Intentó buscarle para ayudarle a regresar pero el Portal no permitía que nadie entrara porque no era su cometido. Ishaya debería encontrar la forma de salir y volver a la Realidad o perderse para siempre en los sueños cálidos de un limbo inexistente. Se concentró, pensando que la mujer Amya_An ya había desaparecido. Allá estaba el pupilo perdido, lo veía. No podía hacer nada, excepto... frotar su anillo y esperar que la tibieza de su anillo de Aprendiz le ayudara a encontrar el camino. Eso no era intervenir... Eso podía permitírselo... Casi lo tenía cuando... - ¡Krisna se apiade de mi alma! - casi se levantó de golpe por el susto que le había dado la mujer, con su amenaza de volver a cursar una nueva habilidad en la Universidad. - Loada sea la paciencia del Arcano que tenga que transmitirle sus conocimientos. En aquel momento, sintió la presencia de Ishaya en el portal y soltó un gran suspiro de alivio. Al final, lo había conseguido sin necesidad de ayudarle. Hubiera odiado tener que buscarle en el limbo y sacarle de allá, anulando así su prueba y la posibilidad de desarrollar su habilidad de Videncia. - Muchacho... Se dio cuenta que había dejado de ser un muchacho, con la experiencia vivida. Juntó sus manos y le saludó, inclinando un poco la cabeza hacia él en señal de respeto. - Has culminado tu prueba. Ahora sólo queda la práctica para llegar a dominar del todo esta gran Habilidad que te ha sido concedida. Mira tu anillo. El Anillo de Aprendiz se transformó en una réplica del anillo del propio Arcano. Ahora ambos estaban unidos y él se nutriría de sus experiencias, a la vez que podría ayudarle si tenía alguna duda que pudieran compartir. - Me siento feliz con vuestro éxito. He visto que ambos llegaréis a ser grandes Videntes. Ve a descansar, es lo mejor de tanto esfuerzo agotador allá dentro y... Sajag dudó, como siempre que se refería a los hechos que había visto en visiones ajenas. Pero después habló: - No la olvides nunca. Ella te esperará hasta que vuelvas a encontrarte en tu final.
  25. Sajag

    Prueba de Videncia #2

    La música le distraía desde pequeño, aunque Sajag no había aprendido el placer y el poder de la música hasta que retomó la dirección de su vida en aquel monasterio donde le ayudaron con tantas enseñanzas. ¡Hacía tanto tiempo de eso...! Ahora estaba en la Pirámide, esperando la llegada de sus pupilos. Sabía que la muchacha había sido muy decidida y había superado la primera prueba con brillantez. No le sorprendía que hubiera escogido la carta del Ahorcado. Ya había intuido cuando había preparado la prueba que ella se decidiría por esta carta en concreto, ya que estaba en un período de transición importante en su vida. Se necesitaba valentía para escoger ese camino desconocido del cambio y ella siempre lo había demostrado. Dejó de tocar y miró hacia la puerta de entrada. Aún le quedaba mucho camino a la Señorita Selwyn. Sabía que lo iba a conseguir, ¿por qué se preocupaba? Tal vez porque había visto lo mismo del muchacho y, sin embargo, no aparecía. Tal vez necesitaba un poco más de tiempo para decidir si quería arriesgarse a morir en el intento. Suspiró de forma profunda y retomó la melodía. Aunque fuera necesaria para la última prueba, infundiría ánimos en el espíritu de los dos muchachos en las pruebas venideras y les ayudaría a concentrarse para "ver" el verdadero camino de la Sabiduría que les llevaría ante él. En sus inicios en el arduo aprendizaje de esta habilidad, Sajag había sufrido varios envenenamientos por no elegir correctamente y siempre le habían ayudado hasta que él pudo reconocer con su aptitud vidente el cuenco correcto, cuando consiguió abrir el "Ojo Interno". ¿Se vería obligado a intervenir para salvar la vida de sus pupilos en esta segunda prueba? El Arcano siguió tocando, para darles ánimos a ellos, pero también para reafirmar su paz interna y calmar sus propios nervios. Siempre se ponía nervioso cuando un pupilo iniciaba su camino. No sabía porqué si ya sabía el resultado con anterioridad... Suponía que era por la incertidumbre de si algún día fallaría en sus profecías... Por eso siguió tocando el bansuri con los ojos cerrados, buscando a sus discípulos, sin perderse nada de lo que hicieran, aunque aún sólo estuviera la mujer. Sabía que pronto llegaría el muchacho. Aparecería.

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