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Sajag

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Todo lo publicado por Sajag

  1. Sajag

    Videncia

    El Arcano permanecía atento a las dos camas. Que nadie le juzgue; no miraba a sus pupilas con deseos mórbidos y ocultos en los que relamerse en sus noches solitarias. Nunca le había tentado usar su Habilidad para ver a doncellas desnudas o en poses sugerentes que pudieran calmar algún sentimiento sexual. Cuando se es arcano descubres que hay temas supravalorados. No. Él contemplaba sus sueños y se daba cuenta del potencial que aquellas jóvenes mentes tenían guardados y que debían sacar. Iba tomando notas breves de las visiones. Era una manía desde aprendiz, apuntar referencias de las visiones a mano, porque escribir le relajaba. Usaba una caligrafía muy similar a la escritura hindú y pocos entenderían sus garabatos transformados en lenguaje inglés que ahora usaba para todo. Allá apuntó los animales que ambas habían vislumbrado y se preguntaba qué papel tendrían en su prueba de la Habilidad. Cada alumno era diferente y ellas dos estaban siendo sorprendentemente buenas en sus adivinaciones. Suspiró cuando se despertó la muchacha que se había dormido más tarde. Sus palabras estaban llenas de sentimiento. Sajag le lanzó una sonrisa cansada. - Nunca se aprende suficiente, señorita Black Lestrange. Un buen Vidente aprenderá cada día algo nuevo hasta el final de su vida. Pero sí creo que está usted preparada para cruzar el Portal. Sólo si quiere hacerlo, por lo que le tengo que preguntar si es su voluntad arriesgarse a pasar la prueba. No quiero que me conteste ahora. Mejor espere mi mensaje que le haré llegar a su casa sobre que puede acudir a la cita. Si está allá cuando le convoque, podrá seguir adelante. Si no está, olvidará todo lo que ha aprendido sobre su ojo interior. Así que conteste, ¿quiere pasar la prueba? Sajag se sentó de nuevo, no se había dado cuenta de cuando se había levantado y le había ofrecido una toallita para que se secara el sudor producido durante la visión en el sueño. La miró a los ojos esperando una respuesta sincera. Después la dejaría irse hasta el día de la prueba que volvería a encontrarse con ella.
  2. Sajag

    Videncia

    La mujer vampiro dormitaba en el camastro que el Arcano le había facilitado. Su sueño no era apacible y se removía entre las sábanas que la cubrían. El Arcano había decidido voluntariosamente no VER lo que sucedía porque prefería la sorpresa de la Prueba que iba a proponerle que pasara. Era inevitable que supiera lo que el Destino la deparaba, ser el Arcano de la Videncia quitaba sal a la vida. Por ello, mientras Juv Malfoy Croft soñaba con lo que iba a ser su periplo por el camino hacia la Pirámide del Ateneo, él prestó atención a la muchacha que leía las velas. Para su sorpresa, la pregunta que hizo era también de pareja. El hindú sonrió ligeramente, casi todos hacían preguntas sobre el futuro con una pareja, pocos de sus alumnos habían hecho preguntas sobre otros temas. Incluso él, ahora recordaba, había preguntado sobre la muchacha que le había jurado esperar en aquel campo de azafranes, bañados por el sol de una tarde calurosa, allá en su India natal. Suspiró, olvidando que aquella chiquilla ya había fallecido hacía mucho tiempo, rozando con sus manos el borde del tiempo y sintiendo, de nuevo, la piel de sus dedos sobre su mano, en un juramento que pronto olvidarían ambos. Para él, sin embargo, aquella chiquita con una larga trenza negra, con la piel morena manchada por el polen amarillo del azafrán, le perseguiría hasta el fin de sus tiempos, aunque ella hubiera fallecido y hubieran tenido otras experiencias posteriores por ambos lados. Volvió al presente al sentir la voz de la muchacha. Había tomado su tiempo para analizar las gotas de las velas y las fluctuaciones de las llamas. Tenía razón, primero de todo, sus decisiones eran la solución a su problema. Era algo que sólo ella podría solucionar, así que no hacía falta hablar más del tema. - ¿Se encuentra bien, querida? Había un deje amable en la voz del Arcano. Estaba cansado. Últimamente se cansaba demasiado, como si supiera que el final se acercaba. También lo estaban las dos mujeres que le acompañaban en aquel momento. Le indicó que imitara a la mujer que dormía, señalándole un camastro que, hasta el momento, había permanecido oculto a la vista de todos. - Lo mismo para usted, Señorita Black Lestrange. Intente ver qué animal le espera en el laberinto, el último paso hacia la pirámide y el portal. La noto cansada, sé que se dormirá al instante. Después, cuando se despierte, le preguntaré si quiere pasar la prueba, lo mismo que haré con su compañera. Espero que no se asuste con el desarrollo de su sueño. Mientras esperaba que la mujer se acostara, se dio la vuelta. Era el Arcano de la Videncia y sabía que el protocolo le obligaba a un cierto respeto por las dos muchachas en un lecho. Sonrió levemente. No le hacía falta mirar. De espaldas, ya "veía" lo suficiente.
  3. Sajag

    Videncia

    El Arcano estaba atento a la muchacha pero no se olvidaba que la otra pupila estaba aún estudiando las imágenes iniciales. Estaba atento a las dos porque, en el fondo, ya había visto la respuesta de la segunda. Le pareció que se había tomado demasiado tiempo para contestar pero el Ojo Interior estaba ahí, al acecho y, por fin, había conseguido sacar una historia satisfactoria sobre lo que había sucedido y que iba a suceder. La Videncia era así de especial. -- Muy bien, Señorita Black Lestrange. Si hubiera seguido mirando, hubiera encontrado aún una historia más allá de la historia que nos ha facilitado. Ese es el Don de la Videncia. Sin embargo, queridas pupilas, han de saber que lo que vean, por muy real que les parezca, no tiene porqué ser la auténtica verdad. ¿Ya les expliqué la fábula del grupo de ciegos y el elefante, que se cuenta en mi India natal? Bueno, no importa, se resume en que todos tenemos la verdad al alcance de la mano pero no toda nuestra verdad es la verdad total sobre algo. Es decir, hemos de ser siempre humildes en nuestras predicciones y reconocer que el margen de verdad que vemos no tienen porqué ser toda la verdad o la verdad concreta que necesitamos ver sobre un hecho concreto. Hemos de vivir siempre con la ambigüedad de nuestras visiones y sólo el tiempo y el uso nos hará ser cada vez más certeros. Le hizo una seña para que se acercara al grupo de velas. La Señorita Malfoy Croft estaba haciendo su interpretación y él sabía que la mujer que se incorporaba había escuchado toda su explicación anterior, con lo que no volvió a explicarla, al menos que ella quisiera hacer alguna observación. -- Mantengamos el silencio de momento, para no interrumpir la concentración de su compañera. Sabía, Veía, que la alta vampiro estaba teniendo un terrible dilema amoroso con la lectura de las velas y sonrió afablemente al verla avanzar, despacio, por la bruma de la respuesta a su pregunta. Pensó que era un buen momento para un mantra silencioso que apoyara su búsqueda y, con un leve movimiento de su mano, una barrita de incienso prendió su punta en el inciensario más cercano a la mesita ratonera, expandiendo un leve aroma por el aire que serviría de ayuda. Cuanto todo finalizó, sintió empatía por ella, aún sabiendo que sería demasiado suya para reconocer el sufrimiento que llevaba guardado por dentro. -- Venga por aquí, señorita Croft, acompáñeme... Va a hacer usted su última prueba conmigo, pues la creo muy capacitada para ir hacia el portal. Pero antes... Acuéstese aquí, en este camastro. Tiene sábanas limpias, no pene por eso. Quiero que se duerma y que se fuerce a tener una Visión sobre el animal peligroso que le espera en el Laberinto y al que deberá vencer para alcanzar la Pirámide de su gran prueba. ¿Necesita ayuda para dormir? Tras el gran aporte de energía que ha hecho, leyendo las velas, creo que caerá sin necesidad de nada pero... Si quiere... En la mesita había un pequeño frasquito con una poción sencilla de adormidera que le ayudaría. -- Usted, señorita Black Lestrange, le toca pasar por lo mismo. Ahí tiene las velas y puede empezar cuando quiera. A la vez que él hablaba, las velas parecieron crecer de nuevo y aparecer como recién encendidas, completamente limpias y sin gotas visibles, listas para su uso por la pupila.
  4. Sajag

    Videncia

    Curioso el gesto que la muchacha rubia y alta. Era hermosa, en el canon de Belleza de los magos londinenses, pero aquel gesto la hacía parecer aún más elegante, golpeándose la barbilla con el dedo índice. Para el Arcano, le resultó muy curioso que intentara descifrar la imagen segunda, la del hombre solitario delante de una fachada, cuando sus Ojo miraba a hurtadillas la otra imagen. Era como una lucha interior que la sacudió y la alteró. Sin embargo, la joven Malfoy se superpuso a esa sensación y habló de lo que creía que significaban aquellas dos fotos. Sajag se acercó a ella y le puso la mano en el hombro. Sabía que no le gustaba el contacto físico, así que duró menos que un suspiro, tomó los libros y los acercó más a la otra pupila, que ahora estaba silenciosa, para que pensara en su respuesta. - Me ha parecido una respuesta muy digna. He de decirle que se acerca mucho a la realidad de quién fue ese hombre. Por lo que he visto de su interpretación, sé que ha visto la historia y lo que hizo. El Arcano suspiró ahora. Bien cierto era que, a veces, la Videncia no era un Don sino que más bien parecía un castigo. Todo Vidente debía tener un fuerte coraje y un temple aguerrido, algo que poseía aquella bruja. Le hizo un gesto para que se acercara. - Dejemos que la señorita Mia se concentre con sus propias revelaciones. A veces, el Ojo Interior necesita un tiempo para mostrarse. Mire, aquí... Junto a esta mesilla de madera. Deje que quite el mantelito. Al hacerlo desaparecer, la superficie aparecía manchada con goterones de cera reseca. Se notaba que había tenido mucho uso. El Arcano depositó siete velas encima y sopló contra la que llevaba en la mano, dejó caer un hilillo de cera en media cáscara de huevo y la puso dentro. Después la colocó delante de la joven. Hizo lo mismo con las otras y las colocó formando un semicírculo. - En la antigüedad, los Videntes leían las lágrimas de las velas para saber los infortunios de quienes acudían a ellos a conocer su futuro. En sí, una vela arde sin más, no tiene ninguna función. Sin embargo... Cuando alguien respira a su lado sin apagarla, las llamas se inclinan a un lado o a otro, y las lágrimas de la cera se vuelcan en regueros continuos o discontínuos, de forma monótoma o rauda... Si sabes ver una interpretación en todos esos signos, te sorprendes de la información que puedes arrancar del suspiro de un individuo. Sin embargo, se requiere paciencia - algo que notaba que ella no tenía con un carácter que intuía impulsivo, pero aprendería a dominarlo con aquella Habilidad, estaba seguro. - Hay que dejar que la vela se consuma para conseguir ver una inclinación de las lágrimas y de las llamas. Agitó las dos manos para darle una mayor velocidad a las velas que aceleraron su proceso para derretirse, dejando caer cera líquida por los lados. - ¿Quiere probarlo? A veces, hay que cerrar los ojos para poder ver desde dentro la respuesta a la pregunta. Susúrrela, si quiere, no hace falta que la diga en voz alta. Compruebe las lágrimas de las velas, como se desarrollan, dicen que siete es el número mágico porque es el conjunto de todas lo que tiene que valorar. Si sólo cae una lágrima hacia la derecha, su respuesta será positiva a lo que ha preguntado, puede significar fortuna en algo o que encuentre la solución a los conflictos. Si fuera a la izquierda, por lo contrario, la respuesta será negativa, con problemas en ciernes en varios campos de su vida, que tanto puede ser en el amor como en el trabajo o la amistad. Si caen varias lágrimas que se acaban juntando, compruebe también hacia que lado pero implica que superará todos y que se alternarán momentos de paz con otros menos tranquilos, habrá problemas que resolver. Si no se juntaran las lágrimas, suele traer un mensaje tranquilizados, tendrá momentos grandes de tranquilidad que le ayudarán a superar cualquier incertidumbre. Si alguna se para y hace que se amontonen el resto de lágrimas, sin llegar al suelo, la solución está a la vuelta de la esquina por lo que quedarán solucionados. Si cayera rauda hasta la mesa, se acercan noticias agradables que no esperaba... El Arcano dejó de hablar. Él, por naturaleza, era una persona poco habladora y, desde que estaba en aquel Ateneo, se comunicaba más de lo que solía con el resto del mundo. - Como comprenderá, ésta tampoco es una ciencia exacta está sujeta a mil y uno posibles factores que cambiará el rumbo de la cera. Y, sin embargo... ¿Qué creo usted que le contestará a la pregunta que haya formulado?
  5. Sajag

    Videncia

    Sajag era un gran Vidente pero también era intuitivo. Sabía el "favor" que le hacía la muchacha concediéndole que le llamara por su nombre, Mia. Ella se concentró en meditar su frase pero notó que no era receptiva a esa familiaridad. El Arcano, al notar que no era de su agrado, decidió respetarla aunque le hubiera dicho que sí podía tutearla. - Su respuesta es totalmente correcta, Srta. Black Lestrange, la Videncia nunca podrá ser exacta porque depende de emociones humanas. ¿Qué parte de nosotros mismos dejamos entrelazarse en las predicciones de lo que hacemos? Por eso, llegar a ser un buen Vidente es muy difícil. Muchos de los charlatanes que usan nuestro Don como un oficio con el que estafar a los pobres ilusos, utilizan la labia y la comunicación no verbal de ellos para "interpretar" los sueños o los hechos acaecidos de la forma que el cliente quiere oír. Es una pena... El Arcano contemplaba a la otra mujer que acababa de tomar su tisana. Era un ejercicio sorpresivo y, por segunda vez ese día, el orondo hindú sintió que sus dos pupilas tenían un pasado interesante para ver lo que estaban vislumbrando en aquellos posos del Té. Notó que se despertaba del ligero letargo en que se había sumido con su Visión y acercó un vaso de agua, sin decir palabra, por si quería tomar algo fresco que le hiciera volver a la normalidad. - ...porque ensucian nuestro nombre con la peregrina idea de hacerse ricos con una Habilidad que no poseen. No niego que puedan tener un talento para entender ciertas partes místicas de nuestra Habilidad - ya les incluía como si ellas fueran Videntes vinculadas porque había visto su futuro y sabía que, en algún momento, lo conseguirían. - Pero la interpretación de nuestras Visiones deben de estar libres de cargas emocionales. Por ejemplo, lo que acababa de decir... Sajag había asistido a una Visión de una parte de la vida diaria del pueblo londinense al que se había mudado pero del que no participaba. Aún así, entendía perfectamente la alusión que había hecho la muchacha. - ¿Cuánto de su deseo personal no estará grabado en ese mensaje que nos ha dado a la señorita Malfoy Croft y a mí...? Las interpretaciones son tan amplias... Eso me sugiere que les voy a mostrar unos grabados y quiero que cada una me diga, sin pensar, lo primero que se le ocurra al verlas. Cuentan una historia y tienen mucho guardado, más de lo que muestran. Tienen que saber Ver y saber Interpretar. Con un leve movimiento de su mano, un par de libros se acercó a ellas y planearon hasta abrirse en una página en la que enseñaron un par de imágenes diferentes. El primer libro mostraba una escena campestre, sencilla y apacible pero... ¿sería realmente así? La segunda imagen mostraba a un empresario dirigiéndose a la puerta de su almacén, un acto cotidiano en una ciudad corriente pero... ¿qué tan real sería esa interpretación? - Sepan ver más allá de lo que se muestra y capten con su Ojo Interior lo que realmente sucede. Cada una elija una de ellas. Después les enseñaré a interpretar las manchas de cera de las velas. Se sentó de nuevo y esperó, pensando que no se le debía olvidar, tras aquel ligero ejercicio de Despertar del Ojo Interno, que tenía que matizarle a la señorita Croft su definición de la Videncia, sobre la exactitud del día y la hora de un suceso. Pero eso sería en un ejercicio posterior.
  6. Sajag

    Videncia

    La música amansa a las fieras, dicen, pero hoy, Sajag había usado la música como instrumento para arrancar notas tristes que llenaban su alma. El Arcano sentía un leve Déjà vu extraño con la visita que esperaba, entremezclando sensaciones antiguas con visiones futuras. A veces, ser Arcano de Videncia era un lastre que agobiaba el alma. Ser fuerte era una de las necesidades básicas para sobrevivir a este grado de conocimientos. Se abstrajo demasiado pensando en la música, desgarrando notas mentales, que el tiempo pasó demasiado rápido mientras dejaba que la muchacha Black Lestrange tenía su propia experiencia vidente. Cuando se dio cuenta que la nueva alumna habían llegado, ya llevaba mucho tiempo esperando en la puerta. - Imperdonable... - Saludó de esa manera a la bienvenida. - Es imperdonable que no la haya atendido antes. Lo siento, no volverá a suceder. No soy quien para reñirla por su tardanza cuando yo mismo he dejado vagar mi mente y no le he atendido como los aspirantes se merecen. Sabía que era de mala educación haber hecho espera a la muchacha. Por eso, dispuso rápidamente que la tetera empezara a hervir y que las plantas que iba a usar con ella incluyera hojas de hierbabuena, hinojo y cerefolio, que le darían un sabor agradable y que favorecían la digestión. Después, le hizo ademán para que se sentara al lado de la muchacha que estaba allá, con la infusión ya fría, suponía. - Señorita Black Lestrange, ¿le puedo llamar Mía? - no era una pregunta pero le gustaba hacerla por pura cortesía; algunos no veían bien que un hindú rechoncho ajeno a la imagen de un sabio, usara los nombres con familiaridad. - Es interesante la interpretación que ha dado a los posos de la tisana. Realmente muy interesante... Se recostó en la silla de madera y se frotó la barriga oronda. Había prometido no tener ninguna injerencia con el mundo natural de los magos y hechiceras londinenses que venían a su cuarto a interaccionar con él pero el contacto siempre le daba más información de la que él quisiera conocer. No tomaba partido, estaba por encima de todo ello. Aún así, le pareció interesante ver como la particularidad de la mente humana interpreta según sus propios ideales. Suspiró un poco; era una buena manera de empezar con la Videncia. - Quiero que reflexione en mi siguiente frase... La Videncia muestra un hecho que puede ser interpretado de tantas maneras como videntes la sientes... ¿Por qué cree que su versión es la correcta? ¿La Videncia es exacta? La sonrisa amable del Arcano floreció un poco más al sentir el ruido de la tetera, que flotó en el aire y dejó caer el líquido hirviendo en una taza que había puesto delante de la nueva alumna, la señorita Malfoy Croft. - Es una bebida deliciosa, se lo aseguro. No, no puede utilizar azúcar. ¿Qué ve usted en los posos? Beba despacio y deje un dedo de líquido por encima para que se muevan por sí solas y después se depositen en el fondo. La misma pregunta para usted, sobre la exactitud de la Videncia en cuanto a sus vaticinios.
  7. Sajag

    Prueba de Videncia #12

    Uma permaneció a su lado, en silencio, pegada piel con ectoplasma al brazo del Arcano, observando el Portal cerrado. No hacía falta hablarse cuando las emociones se compartían en otro tramo de la Realidad a la que no están acostumbrados los cotidianos. Ambos esperaros allá, juntos, a que el nuevo Vidente, en realidad Vidente desde siempre, adquiriera el convencimiento de que lo era. Sajag sabía que Uma veía lo que sucedía en el interior del Portal, allá donde el Sr. Uzumaki había sido llevado para pasar su última y gran prueba. Era la primera vez que tenía compañía, la primera vez que no estaba solo para sufrir el regreso de un aspirante. Fue un momento de gozo sentir como su energía se avivaba con las primeras luces del Portal que se entreabría, momentos antes que el Director del Centro Docente apareciera. Sus ojos lo decían todo. El Arcano le sonrió. Esta vez no le fue necesario mover un dedo para que el anillo de aspirante evolucionara al anillo vinculado a la habilidad. - Bienvenido, Vidente Uzumaki - el sonido le pareció casi un grito en el silencio reinante. - Ya eres miembro de nuestra hermandad de videntes. Por favor, antes de irse... ¿Quiere quedarse y despedirse de Uma? Sé que le ha sido de gran alivio en estos últimos instantes... La mujer sonrió a ambos y se elevó, haciéndose cada vez más trasparente y desapareciendo de la vista de los dos hombres, con una sonrisa en los labios. La flor azul cayó al suelo, marchita.
  8. Sajag

    Videncia

    El Arcano insistía en la melodía cuando llegó la primera de sus pupilas. A pesar de la puerta cerrada, reconoció quien era pues había aparecido una vez hacía un tiempo. Sonrió y dejó levitando el instrumento musical mientras se acercaba a la tetera humeante. - Puede pasar señorita Black Lestrange - como siempre, el Vidente sabía el nombre y los rasgos más predominantes de la mujer que acudía a su habitácul0 a aprender sobre la habilidad que él dominaba. - ¿Un té? Era una pregunta para cortar el hielo puesto que una bandeja de madera, muy sencilla, se depositó sobre la mesita ratonera , con dos tazas también sencillas y sin azúcar. Este aditivo alteraba la funcionalidad mágica de las hierbas que soltaba sus propiedades en el líquido que había hervido hasta unos momentos antes. - Me alegra verle de nuevo por aquí. ¿Recuerda la última vez que nos vimos? Lucía un pelo rojizo y vino acompañada. Entonces le dije que no importaba si el té no le gustaba, que sólo era para que viera los posos y que los interpretara. El Arcano se sentó en la mesa y ofreció con un gesto suave el otro lado para que ella se acomodara. - No es importante que usted crea que no ve nada en ellos. Estoy seguro que sabrá interpretar el estado de ánimo que le generé los posos en el fondo de su taza. Por favor... Beba. Él hizo lo mismo con una parsimonia que casi parecía una ceremonia la ingesta de aquel líquido. Sajag se lo tomaba muy en serio. - ¿Puede decirme si cree que le dicen algo? ¿Ha despertado ya su Ojo Interior, señorita? Las preguntas del Arcano seguían siendo para inspirar confianza. Si la mujer supiera lo que él sabía de ella... seguramente huiría y no le dejaría continuar con la clase, de alguna manera. Pero estaba seguro que la curiosidad podría más que sus instintos.
  9. Sajag

    Prueba de Videncia #12

    Sajag había pasado todo el día en el entierro de su amiga y compañera Vidente, Uma Weller, gran tarotista en el mundo mágico, que había desarrollado una gran trayectoria como lectora de las cartas tanto ante magos como ante muggles. Era una gran mujer y había sentido tanto su muerte que había olvidado todo lo que tenía pendiente en el día de hoy. Por ello, cuando volvía al Ateneo londinense y recordó que tenía una prueba de Videncia pendiente, casi se azoró del susto. ¡Había dejado sólo al Sr. Uzumaki! ¿Qué habría pasado durante su ausencia? ¿El director habría sufrido algún percance? Estaba seguro que le había visto volver de la prueba, con semblante satisfactorio, así que estaba casi seguro que todo habría ido bien. Sin embargo, había sido la primera vez que no estaba durante el desarrollo de una vinculación y se sentía muy culpable. Llegó al centro del Laberinto, dentro de la pirámide, justo cuando sintió la voz del alumno. El Arcano suspiró e hizo un movimiento de las manos con las que las puertas se abrieron para dejar paso a Niko Uzumaki. - ¡Cuánto me alegra verle sano y salvo, director! - comentó sin añadir nada más; al fin y al cabo, el pupilo no necesitaba saber que no había visto nada de lo que había hecho, aunque estaba seguro que no podría haber hecho ninguna trampa puesto que no le hubiera dejado aparecer dentro de la pirámide. - ¿Qué es eso que trae en las manos? Era una pregunta curiosa pero Sajag estaba sorprendido: llevaba un lirio azul, la flor preferida de su querida Uma. Sajag no creía en las coincidencias y observó atentamente al hombre. Fue entonces cuando sintió un perfume en el aire y un suspiro detrás de él. - Gracias, querido Amigo. Tus enseñanzas siguen siendo impecables. Este muchacho me ha traído una flor para mí. Es curioso, no recordaba que los lirios azules eran los que más me gustaban. El Arcano pocas veces se quedaba sin habla. Aunque era parco en palabras, siempre reaccionaba de forma rápida. Menos hoy. Unas lágrimas bañaban sus ojos al reconocer al fantasma de Uma, la mujer que habían incinerado hoy. - Uma... Me alegro tanto de verte... - Extendió las manos y, de repente, un anillo rosa apareció en ellas. - Tenía que verte, devolverte el anillo para que lo pongas en el círculo del Ouroboros y se engaste de nuevo en la estrella de cinco puntas. - Lo haré, Uma - contestó a dura penas el Arcano. Sajag cerró una mano con fuerza, apretándolo sobre su pecho. Recordó entonces que estaba ante el pupilo y se obligó a atenderle. Se acercó a él y tomó la flor de Uma. - Te lo cambio por un anillo de aspirante. Sígueme a la Sala de las Siete Puertas. Allá, en el centro, el Circulo del Ouroboros lucía impresionante para quien lo viera por primera vez. Hasta Uma silbó al verlo de nuevo. El Arcano se acercó con total respeto y tomó de una de sus puntas un anillo completamente liso. - Tome, Sr. Uzumaki, póngaselo. Es imprescindible que lo lleve siempre encima y no lo pierda por nada en el mundo mientras esté dentro. El Portal se abrirá si le cree digno de la prueba final. Por ello, tengo que hacerle la gran pregunta, teniendo en cuenta que si entra y no sale, olvidará siquiera que tiene la facultad de Ver, al no vincularse. Así, pupilo... ¿Quieres pasar la Gran Prueba de la Videncia y vincularse a esta Habilidad? Piense antes en los pros y los contras de someterse a esta dura prueba en la que estará solo. Si está dispuesto a hacerla, sólo cruce el portal que se abre ahora... - Sagaj... - la voz dulce del fantasma interrumpió el monólogo del Arcano. - ¿Me dejas quedarme a ver su prueba? - Uma... Has de cruzar al otro lado... - Por favor, Arcano, déjame quedarme hasta que vuelva... El Arcano suavizó el rostro y se sentó en un asiendo de piedra delante de unas de las columnas que sustentaba la pirámide. - Claro que sí, Uma... Puedes quedarte un rato.
  10. Sajag

    Prueba de Videncia #12

    La mujer sonrió por primera vez desde que se habían encontrado y miró hacia delante. Se puso de pie y extendió una mano hacia la otra orilla y murmuró su nombre: << Una. Soy la Vidente Uma >> La barca empezó a moverse, al principio despacio y después aceleró de manera que recorrió la distancia hacia la otra orilla con una velocidad que frenó, de golpe, al chocar contra ella. La bruja ni se inmutó, al ser un ente espiritual que seguía con la mano extendida, señalando la zona en la que se encontraba la pirámide. Tal vez el muchacho si notaría la desaceleración repentina con el golpe pero ella seguía observando el paisaje y no se fijó en lo que sucedía al humano. << Tienes razón... Soy esa mujer... Sajag dijo que pude haber sido su sucesora... Creo que vio mi muerte y por eso no me escogió...>> La mirada perdida de la mujer vaciló un instante al fijarse en el cabello rubio del muchacho. << Recuerdo esta zona. Yo pasé mi primer obstácul0 aquí, en esta zona de árboles y vegetación espesa. Era impenetrable y siempre que quise cruzarla acababa en este mismo punto. Pero... Usé mi Ojo Interior y vi los tres caminos, aunque sólo uno conduce a la vida y los otros dos a la Muerte. Las cartas me ayudaron a elegir el camino correcto. ¿Serás que tú estás predestinado a lo mismo? Llevas las tres cartas del poder contigo...>> La voz de la Vidente fallecida desapareció y, a la vez, su cuerpo se volvió tan traslúcido que se veían las gotas de lluvia que aún caían atravesando su cuerpo. Duró un lapsus infinito y después volvió a oírse, con mucha tristeza. << Ya no seré madre... Mi presente se rompió antes de cumplirlo... Mi marido se quedará solo... >> Aún hablaba como si se tratara de un posible futuro que, en realidad, ya era su pasado. La Vidente observaba todavía el horizonte de los árboles como antes pero ahora se tocaba la barriga donde debería haber descansando el hijo que ya no tendría entre los brazos. << Tras pasar este enmarañado muro de arbustos aparece la entrada al laberinto. Estaba cerrada. Era imposible entrar en él y lo necesitaba, pues en el mismo centro está la pirámide. Tendrás que conseguir que se abra. No fue fácil porque tuve que mirar el futuro y re-ver cómo lo había hecho para poder hacerlo. Es una visión difícil pero descubrí que había tres huecos entre los grandes muros tan altos como un hombre, imposibles de escalar, en los que encajaban las cartas del Tarot que tenía. Sólo hay una posibilidad pero las coloqué de forma correcta. Y pasé... Sí, lo recuerdo... Logré cruzar el laberinto.>> La mujer flotó y salió de la barca y caminó por el aire hacia los muros atravesándolos, dejándolo a solas. << Necesito llegar ante Sajag. He de darle las gracias por sus enseñanzas y por esclarecer los motivos de mi muerte. ¿Accidental? No sé... No lo recuerdo, muchacho... Te espero en el interior de la Pirámide... Sólo podremos entrar si recoges una flor para mi tumba y me la das en las escaleras. No recuerdo cuál era mi preferida... Estar muerta es... deprimente. Olvidas todo... Quiero ver a Sajag...>> La voz de la mujer casi desaparecía pero aún se escuchó una súplica. << ¿Me ayudas a ver al Arcano? >>
  11. Sajag

    Videncia

    El Arcano no asintió ante las palabras de Niko porque, en realidad, ya las conocía. Aquel hombre era mucho más sabio de lo que dejaba traslucir bajo su semblante tranquilo. El Sr. Uzumaki haría la prueba y se presentaría ante el portal dentro de la Pirámide. Aunque no sabía los detalles concretos de como transcurriría, Sajag había visto a su pupilo saliendo de él con el anillo vinculado. Por ello, no se entusiasmó ante la afirmación que iba a ir porque, en su Visión, le había visto saliendo de la prueba. Le sonrió y le deseó un buen día, aunque sabía que llovería durante los obstácul0s que tendría que superar. El peor de todos, confiar en sí mismo. Pero eso ya era responsabilidad suyo, así que le dio la espalda y recogió, mediante magia, la habitación. Limpió los líquidos derramados y recogió las cartas del tarot esparcidas, guardó las plantas que usaba para los tés y, finalmente, cuando todo lucía en su sitio, tomó el sitar y empezó a improvisar una melodía. El Arcano sabía que no tendría mucho tiempo de asueto, de nuevo, puesto que pronto llegarían no una sino dos alumnas que intentarían despertar su Ojo Interior y, al menos una, ya se retrasaba. Estaba seguro que este intento sería difícil para ambas. Había vislumbrado algo que parecía indicar que, tal vez, alguno no llegaría ni a superarlo. Suspiró y volvió a tocar aquel instrumento musical. La tensión le había hecho tocar una nota disarmónica que había estropeado el conjunto de la canción. Siguió esperando a sus alumnas, arrancando notas al instrumento de cuerda.
  12. Sajag

    Prueba de Videncia #12

    Nada, excepto la venganza, podría paliar el dolor que sentía ante la muerte de uno de los Vinculados al anillo. Sajag se movió, inquieto, en el camastro en el que soñaba con ella, con la Adivina. Gemía... Tanto como gemían fuera los Augurey que vivían bajo la ventana, inquietos tal vez por la amenaza inminente de la lluvia que descargaría de un momento a otro en el Ateneo, tal como estaba haciendo en Londres, diluviando sobre los muggles ajenos a lo que había sucedido. Una Vidente había sido asesinada en algún lugar y el Arcano Vidente lo había sentido, tal como sentía a cada uno de los que estaban unidos a él mediante el víncul0 del anillo en la prueba del Portal. Aquello era una terrible desgracia porque nadie había visto su asesinato, nadie de los vinculados Videntes, nadie de los que tenían algún resquicio de habilidad que no les había permitido arriesgarse a pasar la prueba, ninguno de los fariseos que nunca habían tenido ni la intención y que malvivían estafando con un conocimiento que no les pertenecía, un poco de suerte y mucho de labia malusada para entrampar a ilusos que pretendían conocer un futuro mejor del que vivían... Nadie habría podido impedir la muerte de la Vidente. Sagaj se levantó y abrió la ventana de su cuarto porque necesitaba el aire frío que le helara los pulmones. Tenía la piel caliente y le ardían las manos. Había visto que la mujer iba a ser incinerada y tenía que ir a su entierro. Se lo debía... Así como averiguar lo sucedido. El Arcano era un hombre plácido, de figura oronda que demostraba una quietud buscada, de pocas palabras. Pocos lo habían visto activo cuando se enfadaba. Como cualquiera de los Arcanos del Ateneo, era demasiado poderoso y daba miedo si usaba su potencial. Aquel crimen no quedaría impune. Así, a las diez de la mañana, nadie había en la orilla del lago, esperado a Niko Uzumaki en el trayecto de su prueba hacia el Portal. El Arcano había desaparecido. A las 10 de la mañana, sólo un bote de madera se mecía en el agua, golpeada por las pequeñas gotas de lluvia que caía. <<Me gustaba escuchar la lluvia sobre las tejas. Hola, muchacho, ¿quién eres?>> La voz de una mujer etérea esperaba al pupilo que iba a demostrar su valía para adquirir su Anillo de Videncia. Era una esencia, un mero recuerdo casi trasparente en el borde del agua. Parecía triste. <<No puedo atravesar el río si no sé mi nombre. ¿Me ayudas? Sé que puedes hacerlo. Sólo necesitas verme. Sé que averiguarás mi nombre. Eso pondrá en marcha el bote y nos llevará al otro lado>> Le hizo un gesto de que la siguiera y se subió. El bote ni se movió. No pesaba. Los muertos no pesan. <<Tengo que ver a Sajag. ¿Me llevas? Él estará en la Pirámide. Lo sé...>> Desapareció durante un breve instante pero enseguida volvió a aparecer, rostro triste... <<Me gustaba escuchar la lluvia sobre las tejas... No sé quien soy... No sé mi nombre... ¿Lo averiguas...? Te diré lo que recuerdo... Esa soy yo... Soy muy buena leyendo el Tarot. ¿Tú lees el Tarot? No es difícil, no me es difícil... Me recuerdo siempre con cartas, toda mi vida. Recuerdo tres tiradas... Sé que una fue en un pasado muy lejano, cuando era una pupila como tú del Arcano Sajag... ¿Sigue tan gordito como entonces? Supongo que sí... Nunca le gustó hacer ejercicio físico fuera de las breves caminatas de la mañana... Otra de las tiradas es de mi presente... ¿Es mi presente...? Creo que sí, estaba a punto de ser madre... ¿O es un pasado? ¿Sabes la importancia del pasado en el presente o en el futuro? Deja, no importa... Recuerdo el momento de mi muerte, apenas hace... unas horas... Justo lancé las cartas y éstas eran las que me acompañaron en el óbito...>> La voz y la figura volvieron a desaparecer y esta vez tardaron un poco más en estar en la barca de nuevo. <<Por favor... Faltan cartas, lo sé... ¿Tienes cartas? Falta una carta en cada una de las tiradas que recuerdo... Tu carta y las mías te dirán quien soy. Por favor... Di mi nombre, necesito cruzar el agua antes de que no pueda hacerlo... Di... mi... nombre....>>
  13. Sajag

    Videncia

    Sajag era el Arcano más parco en palabras de los que estaban en el Ateneo pero con este muchacho estaba siendo agradable mantener una conversación, sobre todo porque era de ideas agudas y audaces, se atrevía a preguntar más sobre la Habilidad desde un punto de vista más funcional y era algo que con pocos había conseguido hablar, tal vez entre sus iguales Arcanos había sido la última vez que había mantenido una conversación metafísica sobre la necesidad de las Habilidades y el conocimiento de su comportamiento entre los humanos. Estaba a punto de presentar una disertación sobre la Videncia cuando sintió el canto de los Augurey en el exterior. Eran animales tan parcos en demostrar emociones como él mismo y sólo en momentos concretos cantaban, siendo malinterpretados como agoreros que anunciaban la muerte. Se preguntó que su situación era muy similar con la Videncia y se guardó todo su discurso. Aquellos animalitos solían cantarle a él cuanto anochecía para que les alimentara, una costumbre que había tomado desde hacía meses, desde que había entrado en aquel centro de enseñanza londinense. Se hacía tarde. - Tanto el pasado como el futuro son inciertos siempre. Podemos observar el Pasado mil veces y nunca entender el futuro cambiante que genere. Por eso la Videncia es tan complicada, pues todo futuro es posible a partir del mismo pasado y del mismo presente. Sólo tienes que comprender cuál es el futuro que más posibilidades tiene de ser el correcto. Y, aún así, es probable que no aciertes. Se recostó un poco en la silla mientras el Sr. Uzumaki leía los posos de su taza de hierbas. Sentía que había sido tan agorero como el canto de los pájaros en el exterior de la clase. Sonrió afablemente cuando mencionó su pasado "ligero de cascos"; en verdad había sido un tanto caótico para su familia. Aunque añoraba aquellos campos y el olor de azafrán de su país, nunca se había arrepentido de aquella fase de... ¿Cómo lo había dicho el Director? De "alegrías pasajeras..." Sin ellas, no hubiera podido avanzar en el camino hacia el Aprendizaje y Dominio de la Videncia. - Tras años de vida ligera y superficial - le dijo, copiando sus mismas palabras - aprendí el camino a seguir. Pero sin ellas, no sería lo que soy. Ver el pasado enseña a comprender el futuro. A veces, saber el futuro de alguien no es más útil que conocer el verdadero momento en que se gestó ese futuro. Esperaba que su pupilo hubiera entendido el punto de vista. Bajó la vista hacia la taza y buscó aquel rostro juvenil que aún recordaba con verdadera ternura. - Me enamoré siendo joven, adolescente aún. Esa imagen dictaminó mi deseo de conocer su futuro cuando ya hacía mucho tiempo que no la veía. Es triste usar la Habilidad para un uso propio e... indecente... Pero también aprendes de los errores, incluso más que de los aciertos. ¿No cree, Sr. Uzumaki? No le dio tiempo a responder. Se levantó bruscamente, casi demasiado para una persona que tiene una barriga tan oronda como la de él. Se acercó a un estante y le dio la espalda. Desmenuzaba comida para sus amigos alados que lo esperaban fuera. - Tome las tres cartas que le recibieron, El Emperador, la Fuerza y el Sol. Serán sus compañeras mañana. Ahora le miró levemente por encima del hombro. Él siempre cometía el mismo error, el ver por adelantado las respuestas le hacía olvidar hacer las preguntas. - Es decir, si quiere empezar su gran prueba mañana, claro. Le tengo que hacer la pregunta sobre si se opone o no a hacerla, si se siente preparado. Si lo está, venga mañana a la ribera del gran agua que rodea a la pirámide central. Y traiga las cartas. Como le dije antes, serán sus compañeras mañana. Si le parece bien, a eso de las diez de la mañana... ¿O en serio me va a preguntar sobre un refuerzo adicional para despertar su ojo interior? Ya sé, ya sé... El Arcano se dirigió hacia la ventana de cristal con un cuenco de madera en la mano, llena de comida desmenuzada. La abrió y el canto de los augureys se hizo más claro. - Tiene dudas. Es normal. Pero estoy convencido... - sé... -- que está preparado si es capaz de vencerse a sí mismo, algo que ha hecho muchas veces en otras circunstancias. ¿No es así?
  14. Sajag

    Videncia

    El Arcano escuchó las respuestas de su pupilo y le sonrió, bonachó. Se frotó la barriga y después le respondió al Director del Centro Académico: - Ciertamente, los libros le ayudarán en la teoría de la lectura de las Cartas. Los pseudovidentes se basan en estos libros para el desarrollo de su palabrería y engatusar a los ilusos. Pero un verdadero Vidente siente el significado de las cartas, lo Ve y sabe lo que significan. Se lleva dentro o no se lleva. La Habilidad de la Videncia se tiene de nacimiento y se abre en algún momento sin variar. No te preocupes, tú Verás y cuando lo hagas, te preguntarás cómo es que no te habías dado cuenta que lo tenías. A todos les pasa... Arrugó el ceño y se alejó unos pasos de él, cerrando el libro con demasiado ímpetu. La afirmación de Niko Uzumaki le había molestado un poco. No porque viniera de él, ya que, al fin y al cabo, aún estaba aprendiendo los mecanismos para despertar su Ojo Interior. Era porque todos ansiaban ver el futuro, casi siempre para conocer qué les deparaba, buscando respuestas positivas. Nadie se preguntaba porqué ver el pasado también era importante. Guardó el libro con un impulso. Sus hojas aleteraron y después se posaron, lentamente, en el estante adecuado del que había salido antes. - ¿Por qué crees que no es importante ver el Pasado? ¿No te parece importante? ¿No crees que los hechos de tu vida pasado han conformado tu presente y dictaminará tu futuro? ¿El futuro de cualquiera? Volvió hacia la mesa y se sentó de nuevo delante del ahora té frío. No hizo mención al azúcar que, de alguna manera u otra, terminaría derramada en el suelo. Se tomó un momento para abandonar su ira y volver al carácter apacible por el que era conocido entre el Panteón de los Arcanos. - Nadie quiere ver el pasado, nadie siente curiosidad por la creación de su vida cotidiana que, en algún momento tuvo que nacer. Pocos son los que valoran saber el pasado. Pero quien no conoce su pasado, está condenado a repetirlo. Odiaba sonar filosófico. Tal vez tenía tantos años que empezaba a valorar el pasado como un momento mejor del presente. Pero no estaba allá para eso sino para ayudar a Niko a despertar su Ojo Interior. En cuanto lo consiguiera, podría decidir si pasar la gran prueba. - Al principio cuesta Ver más allá de la realidad inmediata. La gente no valora la interpretación de las sombras, las luces, los posos, las proyecciones que entran en nuestra mente y nos muestra lo que fue, lo que es, lo que será... La gente quiere fortuna inmediata, solución a amores frustrados, consecución de éxitos fáciles... La Videncia va más allá y se encuentra para temas tan importantes como la firma de un Tratado de Paz como lograr la sonrisa de una niña encontrando su muñeca perdida... Su mente se opacó unos instantes, en el recuerdo de aquella muchacha con un traje hindú amarillo que le sonrió por primera vez, cuando era un principiante de Videncia como ahora era el Sr. Uzumaki. Volvió al presente con una sonrisa y acabó su bebida fría. - Para poder abrir el ojo interior, muchos cierran los propios. No hace falta, la Videncia se desarrolla en el interior de la mente, que está cerrada a sensaciones del oído o de los ojos. Pero he visto a magos ponerse cera en los oídos y taparse los ojos con conchas para poder concentrarse en la visión sin ser molestado por el exterior. A mí no me importa lo que hagan, si con ello se sienten más seguros para enfrentarse a la Videncia. Es la experiencia lo que hace que ser Vidente se vuelva algo cotidiano y fácil. Sin embargo, yo aconsejo un simple ejercicio de confianza. La se tiene y se sabe que está como se sabe que tienes una boca para meter una pedazo de fruta; ahí está aunque no la veas y tu mano va directa a ella. Puedes buscarte una palabra, un movimiento de pie, un tic en el ojo..., algo que te ayude a abrir el ojo de forma tan natural que se abra en cuanto la menciones, la hagas o te salte sin darte cuenta. Ese pequeño detalle te ayudará a que salte, como un resorte, en cuanto lo pronuncies o lo hagas... Eso sí, procura que no sea algo usual o cada vez que digas "alumno" en una clase te pondrás a hacer profecías delante de todos. Removió los posos y dejó la taza delante del hombre. - Mira mi pasado, principiante y dime... ¿Llegué a enamorarme alguna vez? ¿Cómo llegué a ser el Arcano de Videncia? Era difícil, muy difícil. Pero confiaba en él.
  15. Sajag

    Videncia

    El Arcano movió la mano hacia atrás, como si apartara algo, antes de contestar al Director. Era una persona interesante puesto que le había conocido hacía mucho tiempo y en una única y breve visita, cuando los Arcanos en grupo entraron en el centro educativo de Londres, allá por el 2015, unos 3 años atrás. Tal vez ni le recordara. El Arcano rechoncho era alguien que pasaba desapercibido, no solía hablar mucho. En las clases era diferente, si no hablara sería imposible conectar con sus pupilos y futuros Videntes. Pero, generalmente, era parco en palabras. El Director había entrado y parecía dudar un poco sobre lo que hacer. Sus ojos reflejaban esa duda que la mayoría de los pupilos solían mostrar la primera vez que entraban en aquel cuarto y le veían a él. El hindú movió un poco la cabeza, con cierta sonrisa en los labios, leve, sólo para empezar la relación con confianza. Al mover la mano hacia la mesa en la que invitaba a un té al muchacho, ya no había nadie en la habitación. Estaban los dos solos. Se sentó en una silla baja, la que solía usar para tocar al antiguo sitar que había pertenecido a... alguien que hacía mucho que no veía, que ni siquiera estaba ya en el mundo de los vivos. Sajag alejó aquel pensamiento y le ofreció la silla contigua a la suya. Olvidó su mutismo para atender sus preguntas. - Sr. Uzumaki, efectivamente eran el Emperador, la Fuerza y el Sol. Son tres cartas magníficas, por cierto, pero supongo que usted no sabe el significado concreto de cada una. Le puedo decir el significado de ellas por separado y en conjunto pero éste cambia según la persona que las lea. He aquí lo inespecífico de esta Habilidad, su arbitrariedad y lo que incita al engaño. Es por ello que muchos de nosotros, los Videntes, han sido catalogados como charlatanes. Mire ésto... Un libro flotó desde uno de los estantes plagados de ejemplares y aleteó como una ave hacia el Director de la Universidad y se abrió justo por la página en la que se veía el Emperador: - Verá que la teoría dice que esta carta implica que la persona "ejerce un liderazgo y autoridad, autodisciplina y la estabilidad a través del poder de la acción, carta de influencia positiva que indica que la persona es muy responsable y siempre dispuesta a asumir más, una fuerza interior fuera de lo común que le obliga a actuar siempre como un líder. Persona con autoridad... Siempre presta a tomar la iniciativa, responsable de sus acciones..." - El Arcano dejó de leer y el libro se colocó en posición cómoda para que su pupilo continuara la lectura si es lo que quería. - Pero la teoría se rompe con la interpretación de cada uno. ¿Cree que la Videncia se limita a saber leer en un libro lo que significan las cartas? El Arcano esperó unos minutos en silencio, esperando que Niko contestara sobre si quería leer el libro o podrían dejarlo adquiriendo el polvo de los intocables. Sonrió de nuevo y tocó las tres cartas que el Director había traído de la puerta. El resto seguía en el suelo. Hizo un leve ademán y comenzaron a levantarse y adquirieron velocidad, metiéndose de nuevo dentro del estuche, todas, menos las tres que habían iniciado la clase. - La tarotmancia es una de las llamadas Artes menores en cuanto su inexactitud se refiere. Le diré que aquí no viene a aprender Videncia sino a desarrollar y despertar el sentido que tiene ya adquirido de nacimiento. Es por eso que no todos los que vienen consiguen llegar a las pruebas del Portal. Han de convencerme de que tienen lo que los muggles llaman el "sexto sentido" que no es más que un Ojo Interior a punto de abrirse paso entre pliegues y pliegues de convicciones que lo aplacan. Tomó la carta de la Fuerza y la colocó bien al lado del hombre. - La Fuerza, carta positiva que dice mucho de ti: habilidad de superar los obstáculos de la vida viene también la responsabilidad de controlarte a ti mismo, siempre presto a tomar las riendas de tus propias acciones y emociones antes de que te dañen a ti o a las personas que te importan, tienes fuerza equilibrada entre la física y la mental, potenciando todas tus habilidades en las que destacas. Tienes fe en ti mismo y no te da miedo el futuro, no temes a los problemas que puedan venir y te ves capaz de afrontarlos. El Arcano tomó la tercera carta y la puso entra las otras dos, formando una letra "H" entre las tres. La golpeó con la punta de dos dedos antes de mirar de nuevo a su pupilo. - Positividad, influencia entre los demás, siempre dispuesto a alcanzar nuevas metas, persona de gran éxito que te rodeas de gente que te apoya y te da fuerza para conseguir siempre buenos resultados. Eres un líder nato entre ellos y siempre consigues buenas recompensas en tus ideas. No te rindes, lleno de vida, energía, decidido... La tetera hizo un leve ruido de soplo acumulado que obligó al Arcano a dejar de mirarle para prestar atención a las tazas que se iban llenando de un agua sobre la que flotaban plantas verdosas. Ellas solas se pusieron sobre una bandejita sencilla de madera que flotó al lado derecho de la mesa, en una de las esquinas, expeliendo un aroma amargo entre cítrico y menta. - Dígame, Señor Uzumaki... ¿Qué interpreta usted de las tres cartas que le han elegido? ¿Le representan? ¿Cree usted que son una burda patraña o es capaz de "ver" algo en ellas? Porque si no es así, es mejor que se vuelva a su despacho donde gobierna este centro y no hacerme perder el tiempo. No soy un Arcano paciente excepto por los que valen la pena y se empeñan en despertar su don y enfrentarse a un mundo nuevo de conocimientos prohibidos para la mayoría de los seres vivos. ¿Está dispuesto a que le enseñe a despertarlo? Sajag tomó una de las tazas y removió las plantas hacia el fondo con una cucharilla de madera. - Tome su té, Niko, ¿puedo llamarle así en pos de una familiaridad maestro-pupilo? No puedo ofrecerle azúcar. Está en aquella estantería pero sé que en cuanto se ofrezca a alcanzarme el azucarero, tendrá un ligero incidente que lo estampará en el suelo. El Arcano tomó algo del líquido preciado puesto que tanto hablar siempre le dejaba agotado.
  16. Querida pupila @Melrose, aún no has aprendido que la Videncia no te dará el futuro, o no sólo el Futuro de alguien. También puede dejarte ver su pasado o su presente inmediato... Puedes ver en cualquier dirección. Puedes abrir tu "Ojo Interior" hacia pasados remotos y futuros casi imposibles, pero también presentes sinuosos que pueden darse o no... Por eso, tocando esos objetos verás lo que tu mente capte, que puede ser presente-pasado-futuro... Sólo tú sabes eso. Por supuesto, yo no influiré en tu visión con nada, ni he influido tampoco. Lo que veas, sólo tú sabrás que es (yo también lo sé, para algo soy el Arcano Vidente, pero no puedo ayudarte porque no sería ético). Y no quiero que me hable de todos los objetos. Le dirán muchas cosas, algunas dolorosas y otras más divertidas. Pero sólo quiero que me hable de la persona que más le llame la atención. Sólo una... Y no se entretenga, pensé que se había dormido y hoy mismo la iba a mandar a su mansión para que descansara. No soy un Arcano paciente, no me haga esperar mucho.
  17. Sajag

    Videncia

    Sajag fue consciente del esfuerzo que hizo la muchacha en aquella lectura. No eran la cartas, en sí, lo que le proporcionaba la molestia sino todo el entendimiento de las palabras que le había dirigido anteriormente a la tirada. Era una mujer parca en palabras y de mucha reflexión interior. El Arcano había sufrido con ella aquellos intervalos silenciosos en los que hablaban los gestos. Casi había seguido sus pensamientos a la vez que salían de su mente, mientras los producía, los elaboraba, los comprendía y, finalmente, los acataba. Sajag estuvo presente y a su lado mientras Catherine Moody entendía que debía enfrentarse a su Videncia y asimilar el dolor que se producía para poder expulsarlo. Se atrevió a dar la vuelta a las cartas. - La Muerte implica cambios en su futuro, la aceptación para sobrevenir al Dolor, no necesariamente una carta negativa... La Fuerza indica que te enfrentarás a tu problema con valentía y perseverancia, aunque el resultado puede dirigirse hacia una Luz o una Oscuridad en el futuro. Tú decidirás si te orientas hacia un camino o hacia el otro. De nuevo, tú eliges a donde se dirigen tus pasos. La Torre... El Arcano fue consciente de lo que le costó sacar esta carta y que, menos mal, era una torre invertida. Las explicaciones que daba la muchacha sobre su significado estaban siendo exactas. Le sonrió de nuevo, a pesar de que notaba que ella no era partícipe de tantas familiaridades con su persona, como si la soportara sólo por ser quien era. - Parece que tu vida ha sido muy trágica y que seguirá por esas vías, mujer. Sin embargo, has de ser consciente de que para poder tener cosas nuevas en tu vida, has de destruir lo antiguo, lo que sobra, lo que te sujeta y te pesa en la espalda como una saca de piedras. Así que la Torre vuelve a ser una carta positiva, si la sabes valorar. El Arcano movió levemente el mantel rojizo, sacudiendo una mota de polvo inexistente. Las cartas del suelo se levantaron y flotaron en el aire, dando leves giros alrededor de ellos dos y rotando sobre sí mismas. Era un efecto sin ningún significado excepto el bonito baile visual que representaban. A veces, el viejo arcano gozaba de estas piruetas por el mero hecho de ver la coreografía. De repente, las cartas del tarot se pararon y levitaron sin un solo movimiento. El Arcano ni las miró. - Creo que está preparada para adentrarnos en una de sus visiones, querida... - Sus ojos volvieron a posarse en la intranquila mujer que parecía esperar algo. - Quiero que se acerque a esa mesa. Verá cinco objetos encima de ella. Siéntese, se lo ordeno, no quiero que alguien importante la vea desmayarse si hace este ejercicio de pie. ¿Importante? ¿Es que el Arcano sabía algo que ella no supiera? Por supuesto que sí pero a Sajag no le gustaba hacerse el interesante. - Tome un objeto y "vea" la historia de la persona a quien pertenece. Ninguno es mío, sólo los tengo por un enrevesado destino que, a veces, es complicado de explicar. Sólo uno pertenece a una maga adinerada que me lo regaló el día que consiguió la videncia. Los otros pertenecen a varios muggles que no sabían su destino: un asesino de buen corazón, un astronauta despedido, una madre amorosa y un chico aquejado de una enfermedad mortal. Roce todos con la punta de sus dedos, deje que su Ojo interior se abra y venza el Dolor para ver qué sucedió. Le enseñó un pequeño frasco con un líquido rosáceo que estaba en una mesilla auxiliar. - Si no se cree capaz de soportar el dolor o es insoportable cuando llegue, puede tomar un trago de esencia de lavanda y azahar. Pocos valoran el poder calmante que presentan. Y mientras se decide, permítame... He de recibir a alguien... El Arcano se levantó y se acercó a la puerta, segundos antes de que alguien golpeara en ella. Las cartas del tarot, hasta ahora inmóviles golpearon con furia la madera, haciendo un sonido sordo al chocar contra ella y un siseo al caer al suelo. Sólo tres cartas atravesaron limpiamente el obstácul0 que representaban y quedaron pegadas en ella por el otro lado, enseñando el dorso de dibujos geométricos que recordaban dibujos hindúes sencillos. - Buenas, Señor Director... ¿Puede decirme qué cartas le han recibido a mi puerta, por favor? Entre y hablaremos ante una taza de té, si no le importa que no tenga su bebida preferida.
  18. Sajag

    Prueba de Videncia #11

    El Arcano le vio irse y bajó la cabeza, apesadumbrado. Aquel hombre estaba resultando verdaderamente un misterio interesante. Muy apegado a sí mismo, poco ducho a pedir ayuda, orgulloso hombre que aún debería aprender mucho sobre su persona... ¿Debería adquirir el Anillo? Si el Arcano de la Videncia dejara escapar su prudencia y sus votos hacia la Arcanía, aquel muchacho no volvería del Portal, se quedaría encerrado y se olvidaría de él y del peligro que suponía para el mundo. Pero Sajag había visto esta situación más de una vez en su vida. Todo dilema ético y moral estaba fuera de lugar. Si el Portal accedía a vincularlo, porque le considerara capacitado, él no podía impedir lo inevitable. ¿Qué importaba que supiera lo que sucedería en el futuro? Dolor, miedo, muertes... Pero no estaba en su mano impedirlo. Aquel hombre sería lo que sería y él no podía, mejor dicho no podía, frenarlo. Así que le dejó entrar y quedó, pensativo, esperando su regreso, sabiendo que lo conseguiría y que, al final, él sería lo que quería ser y que otros estarían ahí para frenarlo. O al menos para intentarlo. No podría sentirse orgulloso de lo que el futuro deparara pero, al menos, sí podía sentirse orgulloso de haber sido un buen Arcano y haberle convertido en un Vidente. A veces, saber tantas cosas no eran aceptables incluso para él mismo pero era el Arcano de la Videncia y había aceptado enseñar, a pesar de lo que sucediera más tarde. Por ello, en cuanto el muchacho salió del Portal, vivo por cierto, alargó su cara en una sonrisa de bienvenida. - Espero que sea juicioso a partir de ahora con lo que le espera en este mundo. El Portal suele ser muy certero con lo que muestra. Por cierto, su anillo se está haciendo más sólido. Es porque ha conseguido vincularse a la habilidad. Me es grato saludarle, nuevo Vidente. Aún le queda un duro camino por delante como miembro de esta Hermandad. Procure respetarla y... ¿Tenía derecho a decírselo? ¿Y por qué no? - ... No fallarla en el futuro. El Arcano dio media vuelta. La próxima vez que viera a aquel hombre sería en un futuro en el que pelearían juntos y... Pero eso es otra historia.
  19. Sajag

    Videncia

    Cualquier otra persona podría haber acusado a la señorita Moody de ser una mujer apática. En realidad, Sajag veía a una mujer abatida por una vida activa y, en cierta manera, traumática. Era una fémina atormentada, que sufría de las Visiones desde hacía mucho tiempo. Ahí tenía que dedicar su esfuerzo el Arcano. No necesitaba despertar su Ojo Interior. Ella sabía que lo tenía. Necesitaba dominar el cauce para acceder a él sin que el Dolor la matara. A eso temía la mujer, el sufrir con sus visiones. Catherine sufría por dentro y eso había hecho de su caracter una persona reservada, callada, amargada y desilusionada. El Arcano no iba a cambiar eso; su pupila tenía derecho a ser como quisiera, aunque fuera infeliz. Esa parte de su aprendizaje dependería de ella, sólo de ella. Era una decisión muy particular. Si ella quería cambiar, podría. Él podría enseñarle el camino para soportar sus visiones desde aspectos más positivos y menos dolorosos pero, al fin y al cabo, ella decidía cómo se manifestaba. Ella era la Vidente, ella se conocía y sabía cómo mejor se abría el ojo interior. Ella debía determinar el final del camino. Sin mirar la taza (ya había adivinado el resultado) sonrió levemente a la mujer. - La vida resulta difícil con tantos obstácul0s, ¿verdad? - seguía sonriendo. El Arcano era demasiado bonachón y amable con la gente que le visitaba y tomaba una taza de té con él. - No se asuste, la Cruz no es mal resultado para los posos. Supongo que sabe que la taseomancia no es buena ni mala, las lecturas pueden ser positivas. ¿O usted piensa que tener obstácul0s en la vida es algo horrible? A veces, los contratiempos son necesarios para desarrollar nuestra personalidad. Hay gente que se crece ante ellos. Y usted... ¿Se deja vencer por el desánimo o se enfrenta a lo que llega, con valor? Sabía la respuesta, así que no esperó a que se la diera. Catherine Moody era aún más parca en palabras que él y sufría en silencio todo lo que podía antes de expresarse en voz alta. No era extraño; al menos sabía que, cuando hablaba, era una persona franca. Y eso le gustaba. Movió la mano y las tazas desaparecieron. Sólo el tapete rojo rubí gastado, muestra del tiempo que llevaba siendo propiedad del hindú, quedaba en la mesa. La baraja del Arcano flotó con suavidad y avanzó hacia ellos, depositándose con cuidado extremo sobre él. El Arcano deslizó la punta de su dedo sobre el diseño florado del dorso de la primera, con todo el respeto que sentía por aquel mazo antiguo, una de las reliquias que conservaba de su anterior Maestro. - Ha de entender, Catherine, que la Videncia se tiene, no se aprende. Sólo puede adquirir métodos para hacer que florezca, controlar cómo lo hace y apaciguar la manera en la que llega. El Dolor fue una de las formas de presentarse y usted le dejó establecerse. Usted es la causante de que siga ahí. Le dejó entrar. Lo puede dejar escapar. Sabía que no le creería. Cuando alguien sufre dolor es incapaz de entender que tiene el dominio para anularlo. - Aunque eso depende del grado de Vidente que quiera ser. Puede dedicarse a las artes menores de la Videncia. Cualquier mancia le ayudará a mantener el dolor alejado de usted. Si se quiere librar del dolor para siempre, la aeromancia le permitirá disfrutar del tiempo libre mientras busca la Verdad en las nubes o los truenos, en las formas de las nubes. O escuchar el canto del gallo con la alectomancia. La ceromancia le permitirá leer las figuras que se forman al derretir cera y dejarla caer sobre un pergamino mientras murmura las preguntas. Suele funcionar, aunque eso le obligará a oler siempre a cera derretida y mechas quemadas. Si prefiere ser glotona, la lectura de los gusanos de un queso podrido, o Tiromancia, tal vez no le sea grato pero siempre es certero... Hay muchas mancias a las que recurrir si va a cerrar el paso a sus Visiones por el Dolor que las acompaña. La baraja se arqueó y se mezcló de forma cada vez más rápida hasta que acabó explotando en una lluvia de naipes que se desperdigaron en el suelo. El Arcano movió la mano en un gesto rápido y tres de las cartas quedaron en la mesa, boca abajo. Pero él seguía manteniendo el contacto con sus ojos sobre los de su pupila. Su rostro era serio y se acercó a ella, sabiendo que aún conservaba la indolencia que le proporcionaba la bebida somatizadora que le había dado, con lo que aún seguiría algo adormilada pero que no le impediría pensar; al revés, ahora podría hacerlo sin esa máscara de silencio en la que solía ocultarse. - La sicomancia o la lectura de las hojas de las higueras, la obomancia o la lectura de huevos recién puestos por gallinas blancas, la ornitomancia o interpretar el canto de los pájaros, la miomancia o comprobar los nidos de ratas y sus comportamientos... Puede comprarse una humilde choza con un pozo en el que leer las aguas freáticas, cultivar un huerto y leer la prosperidad según crecen los tomates y las judías, plantar frutales, tener una mina de la que extraer piedras preciosas en las que leer el futuro... Todo a su alrededor le proporcionará mancias en las que refugiarse para evitar el dolor. No son tan prometedoras como la Videncia mayor o despertar el Ojo Interior pero... serán más livianas y fáciles de soportar. ¿Eso es lo que quiere, Catherine Moody? Volvió a echarse hacia atrás, buscando el respaldo de la silla en la que apoyar su espalda. Después volvió a sonreír y poner una cara bonachona. Hizo un leve ademán hacia las tres cartas de encima de la mesa y la invitó a darles la vuelta. - ¿Se atreve a leerlas, señorita Moody?
  20. Sajag

    Videncia

    La sonrisa apacible debiera ser un bálsamo para la mujer que estaba a su lado; tal vez lo fuera el rito sacro de servir el té con sumo cuidado. Como fuera, la mujer parecía algo más relajada que cuanto entró en la habitación. El Arcano la contemplaba, muy curioso, ante la preocupación interior que la consumía. No era mucho de hablar, eso lo notaba. Tal vez no se daba cuenta, sin embargo, de todas las palabras que surgían de sus movimientos, de las contracciones de sus músculos, del fruncir de su ceño, de la forma de agarrarse las manos. La Señorita Moody estaba resultando interesante. Muy interesante. - Entiendo que no quiere azúcar. Hace bien, Catherine. ¿Puedo llamarla así? Verá... Siempre he pensado que el azúcar enaltece el sabor de las tisanas pero mi paladar se ha ido marchitando durante siglos; ahora no saboreo una sin ese dulzor. Pero hace bien, para abrir el ojo interior no hay nada como el sabor correcto de la esencia de las hierbas que el agua ha extraído. Él tomó su taza y la movió lentamente. Era consciente que la mujer estaba siempre al límite, presta a saltar, como si fuera a ser atacada en algún momento. Permaneció en silencio mientras bebía un sorbo del té y escuchaba sus escuetas palabras. La recordaba a él. Sólo un poco. - Así que esa es su forma de materializarse... El Dolor es una de las maneras pero no la única. Es una pena que no le enseñaran a desarrollarlo de otra forma. Ahora entiendo su negativa a despertarlo. Siguió bebiendo la tisana, a la espera que ella se decidiera a imitarle. - Experimentar dolor es lo más parecido a caminar al borde de un precipicio: un paso en falso nos aboca a un desenlace fatal; un andar firme nos conduce a buen puerto. No siempre está claro cuál es el camino de la liberación y cuál el de la condena. Todo dolor es, en sí mismo, un aviso de que hay algo que tiene el potencial de dañar o de enfermarnos. Aquello que causa el dolor debe ser escuchado y atendido, pues sólo así podrá cumplir con la función que la naturaleza le ha asignado: liberarnos de la enfermedad o el sufrimiento despertando nuestra conciencia. Bajó la taza y enseñó a la muchacha unos posos meciéndose en unas gotas de té amargo. Veía a un amante de la lectura, algo que ya sabía de sí mismo. No estaba seguro de si la Señorita Moody habría entendido su casi soliloquio sobre el Dolor y el luchar contra él para comprender el funcionamiento y despertarlo, dominarlo y comprenderlo. Esperaba que fuera capaz de luchar contra ello. Sabía que el Dolor desaparecería si llegaba a entenderse a sí misma y surgía de la forma correcta. - El dominio de la Videncia no está encerrado en una cárcel de dolor; es el miedo a desatarlo lo que duele. Hágale frente y aprenda a domarlo. Por cierto, ¿qué le dicen sus posos? Levantó un poco las cejas, invitándola a soltar las manos y a beberlo. El mejunje adormecería sus sentidos y, con un poco de suerte, el Dolor cesaría lo suficiente para que se concentrara. ¿Aceptaría a hacerlo? Si no se vencía a sí misma, nunca podría declararse Vidente.
  21. Sajag

    Prueba de Videncia #11

    ¿Se sentía sorprendido por la forma en que el muchacho había salvado la prueba del Laberinto? Sajag no había podido evitarlo; había chismeado un poco con su Ojo para verle escoger la piedra correcta. Había sido revelador y una sonrisa se había materializado en su cara al verle allá, escogiendo la perfecta, aquella que ahora le tendía para que la cogiera. El Arcano negó con la cabeza y su sonrisa se expandió aún. - ¿Para qué quiero yo una anillo? Ya tengo el mío. La piedra que le mostraba se había transformado en una hermoso aro que emitía un fulgor rosado, como el suyo propio. Se estaban enlazando para permitirle la entrada en el Portal. - Además, lo necesitarás allá dentro. Si él no entrarás; si lo pierdes, no podrás salir; si me necesitas, sujétalo y di mi nombre y te sacaré... Sajag estaba admirado porque vislumbraba un leve cambio en él. Sabía que la Visión se había despertado con fuerza y que él lo notaba. Le sonrió, aquel arcano era parco en palabra pero muy amable siempre ante los muchachos que acudían a su lado para adquirir la Habilidad. Le señaló el Arco del Portal, aún sin abrir, y le hizo la gran pregunta. - ¿Estás decidido a pasar la gran prueba? Piénsalo bien, si entras puedes no volver. Y, salgas por tu pie o salgas con mi ayuda, tu concepción de la vida cambiará por completo. ¿Estás decidido? ¿Seguro...? El Arcano quería asegurarse que Aries estaba decidido sin lugar a dudas. En su cabeza sonó la alarma y la frase de Dante Alighieri amenazó con salir de su boca. "Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis", pero lo superó. Siempre sentía el mismo miedo cuando sus pupilos entraban en el Portal, que ahora comenzaba a iluminarse. - Ahí tienes tu prueba, esperándote. Entra o huye. Nadie podría juzgarte si dieras media vuelta.
  22. Sajag

    Prueba de Videncia #10

    La Videncia era una habilidad difícil de conseguir. El Arcano era consciente que superar la prueba del Portal comportaba que el nuevo Vidente estaba preparado para algo más que ver el futuro o el pasado. Sería una persona nueva, con una perspectiva diferente del mundo y de su presencia en él. Todo humano que soportaba la presión del Portal salía con una idea nueva sobre él mismo y esta Habilidad era de las más duras en este extremo. Hades Ragnarok no era una excepción. El Portal había sacado lo mejor de él y ahora sería un ser distinto. El problema, como siempre, era saber si el muchacho aprendería la lección recibida. ¿Recordaría lo que había sufrido? ¿Sabría aprovechar ese sufrimiento? - Será lo que sea - se dijo, algo enfadado consigo mismo y sus nulas preocupaciones. Permaneció impasible ante la luz que se abría. El Portal regresaba a un hombre nuevo, un Vidente. En el aire, una vasija sencilla de alfarería hindú flotaba en el aire, aguardando a su lado. - Bienvenido seas, Hermano Vidente. Espero que tu travesía no haya sido traumática. ¿Quieres un poco de agua? Necesitas reponer fuerzas. Sajag hizo un leve movimiento de la mano, algo muy impreciso entre espantar un mosquito y rascarse la barbilla. El Anillo que el vampiro aún tenía en su mano brilló un poco y después se apagó. Acababa de vincularse a la Habilidad. Había formado un nuevo Vidente.
  23. Sajag

    Videncia

    - ¿Instruirle... yo? Uuuum... - susurró el Arcano ante las palabras de la joven. Era una mujer interesante. Veía su sufrimiento interior, sus preguntas sin respuesta y sus temores, remordimientos y sensaciones que atormentaban su alma. Le sonrió para transmitirle algo de calma. - No, querida mía. Lo que tiene que saber ya está dentro de usted. No necesita que le instruya nadie para despertar su Videncia. Como mucho, le puedo ayudar a apaciguar su ánimo y darle la paz que necesita para darse cuenta que es usted una Vidente desde su nacimiento. Era cierto. La señorita Moody tenía un Ojo interior vivo que luchaba por salir al exterior. Ella estaba preparada para dejarlo salir sólo que aún no lo sabía. El Arcano le señaló una silla para que pudiera acercarse más. Parecía sentirse incómoda ante él. Guardando silencio, hizo una perfecta ceremonia del té, poniendo las hojas de té amargo en la taza, removiendo con cuidado y maestría el agua para que cayera en círculos sobre las hojas, haciendo un remolino de líquido que parecía fluir del mismo recipiente y reposar con cuidado sobre el té, arrancándole el aroma ácido que se esparcía por encima de ambos. Primero llenó su taza y después llenó la suya. Finalizó abriendo una naranja pequeña con un cuchillo de pedernal, clavando la punta para que cayeran justo tres gotas de su zumo en el té. El resultado era una esencia cítrica que se dispersó en el aire y aleteó contra sus fosas nasales. Sajag sonrió de forma afable y se palmeó levemente su orondo vientre. - Veo que trae una carga pesada en sus hombros, señorita Moody. ¿Quiere aligerar algo de ella en mis oídos? Sé escuchar y puedo ofrecerle algún consejo de Arcano que lleva mucho tiempo en este mundo de espíritus inquietos. Tal vez cuando esté más relajada consiga ver a su ojo interior. ¿Quiere azúcar con el té, señorita Catherine? Yo prefiero el sabor amargo. Suele abrir los bronquios y despertar los pulmones. A veces, ese pequeño desbloqueo ayuda a encontrar su Ojo perdido en algún pliegue de su memoria. No dijo nada más y aguardó, con una mano en la asa de la tetera simple y otra en la tapa de la misma, esperando que Catherine Moody se atreviera a romper aquel silencio.
  24. Sajag

    Prueba de Videncia #11

    - Hice bien en permitirle seguir la prueba - se dijo el Arcano para sus adentros. Y es que el joven Aries había pasado un peligro importante y había sabido salir con vida de aquel enfrentamiento con los globos. Al principio parecía no decidirse a caminar hacia la zona del segundo obstáculo pero Sajag se dio cuenta que no era indecisión sino análisis: el muchacho había estado cavilando sobre el estado de sus ropajes y de su mente y pareció entender lo sucedido. Era inteligente, sin duda, por lo que enseguida vislumbró que las pruebas no se pueden hacer corriendo sino pararse a reflexionar y entender bien lo que el Ojo parecía indicarle. Éste, a veces, no muestra lo que es sino lo que pudo ser, lo que nunca fue, lo que podría haber sido o lo que nunca será. Las imágenes de las visiones eran trampas que cualquier iluso podría confundir. El Arcano esperaba haber enseñado a sus pupilos a discernir la verdad presente para que ninguno de ellos se perdiera en quimeras. Era necesario o acabarían perdidos. Y no quería ver a Aries deambulando eternamente por aquel laberinto al que se acercaba ahora, tras haberle impresionado con sus visiones de su no-vida y sabiendo elegir la visión correcta para seguir avanzando. Aún le quedaba un globo por conquistar, un recuerdo contra el que luchar. ¿Lo conseguiría? El Arcano se pasó la mano por su pelo marrón y decidió que tenía que ser paciente. Así que se sentó en la sala del Ouroboros y comenzó a tocar un sitar que apareció en sus manos de la nada, concentrándose en arrancar sonidos armónicos que, si se concentraba, el chico podría oír desde donde estaba y, tal vez, sólo tal vez, le daría la tranquilidad para avanzar hacia su destino. - Un anillo más y estarás casi aquí, muchacho... Casi... Aún le faltaría después otra prueba.
  25. Sajag

    Prueba de Videncia #10

    Si algo odiaba Sajag era el quedarse allá, quieto, sin saber qué hacer, hasta que su alumno volviera. Aunque él no veía nunca lo que sucedía dentro del Portal, su propia habilidad era una pequeña trampa para "visualizar" como acontecía la prueba. Siempre la había usado con precaución, ya que sabía que no podía influir de ninguna manera en el desarrollo de la misma. Ahora estaba allá, frente a la luz que se cerraba y que había engullido a su alumno, deseando atreverse a usar el anillo rosa de su mano y "ver" lo que el Señor Ragnarok estaba haciendo. Se contuvo. Era necesario no apresurarse. Hades tardaría lo que tuviera que tardar, lo justo y necesario. El Arcano sabía que no hay que ir con prisas en estas situaciones. El Ojo, a veces, se niega a mostrarse y, otras, ofrece imágenes que no son, que no pueden ser, que podrían ser o que no fueron nunca. Esa era la ambigüedad del ojo él más que nadie sabía que la concentración era vital para saber lo que era real y lo que no lo era, para poder adquirir la vinculación con el Anillo. Además, no sabía porqué se preocupaba. Se había visto a sí mismo ofreciendo un vaso de agua fresca al muchacho a su salida. ¿Por qué temía tanto su fracaso si sabía que no iba a producirse? Se azotó mentalmente por la falta de confianza en sí mismo y se alejó, paso a paso, de la cercanía del Portal. No quería parecer impaciente cuando el vampiro saliera del mismo. Y le estaría ofreciendo el vaso de agua para recuperarse.

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