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Sajag

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Todo lo publicado por Sajag

  1. - Hola, joven Sauda - saludó Sajag, con una educación y ademanes aprendidos de sus tutores ingleses. A pesar del tiempo pasado, aún recordaba aquella parte de su niñez y adolescencia que tanto había odiado en aquella época. - La edad no pasa por tus dulces ojos. En realidad, el Arcano de Videncia sabía que casi era tan viejo como ella, pero la edad concreta es algo que no se preguntaba entre los Arcanos, puesto que ambos, todos en realidad, podrían verse como eran en realidad. El hecho de haber compartido el Hall de las Siete Puertas y haber utilizado el Ouribus en ciertos momentos, les hacía verse tal como eran sin los trucos estéticos que les gustaba usar. - Los pájaros, querida Sauda - contestó a su pregunta mientras se incorporaba para no ser descortés. - He leído el presagio de las aves, están enfadadas por el humo oscuro. Y las entiendo, si no tuviera un contrato inquebrantable con la Universidad y el Ministerio, hace tiempo que me habría ido de aquí. Observó a los pájaros, en silencio, hasta que desaparecieron. Después sonrió y se volvió hacia la Arcana de Oclumancia. - Sabes que soy pacífico y practico la no-violencia pero... No debimos aceptar este pacto con el Ministerio sobre la presencia Uzza en el mismo espacio que nosotros. Noto que hay cierta envidia por nuestro saber y poca paciencia para adquirirlo. Si sólo uno de ellos se acercara con humildad de aprender... Sus ojos volvieron al agua oscura que vertía el Guardián del Lago y lanzó un suspiro profundo. - No me importaría su proximidad si acudieran sin esa prepotencia bélica que les caracteriza. Por cierto, vi que se acercaban con sus poderes mágicos de esos libros que violan con sus enseñanzas. Te sugiero que nos acomodemos en las profundidades de la estatua. La huida no es un deshonor, sino un acto heroico para salvaguardarles a ellos de nosotros mismos. He visto que no durarían en un enfrentamiento con nuestras habilidades juntas y no quiero que su orgullo se resienta. Señaló con una mano regordeta los pies del vigilante y extendió su sonrisa. Aquella mujer siempre le producía un gran respeto.
  2. Sajag

    Prueba de Videncia #1

    Sagaj estaba contento, la mujer le había alegrado con sus vivencias. Nunca había visto a alguien que tuviera una personalidad tan dispar pero reconocía que era muy típico de las Videntes tener esa llamada "flojera" en la cabeza. En cierta manera, le había recordado a una alumna que tuvo llamada Trewlaney, incapaz de hacer nada correcto y, sin embargo, sin fallar nunca. Su mente era muy parecida a ésta. ¿Tendría la señorita Adler alguna relación con la Profesora Trewlaney de Hogwarts? Tal vez... O sólo era que estaba igual de loca, pero locura sana, de la que te ayuda a soportar el día a día. - Para su sorpresa, señorita Adler, acaba de ganar una lotería. No la de Navidad ni la de las apuestas en el canódromo - ¿por qué le decía eso, a ella precisamente que tenía una camada como de mil perritos? - Pero sí es una lotería que le acompañará toda su vida. No le dará galeones, eso no, pero le dará momentos de gran intensidad y pericia en su camino. Disfrutará de su Videncia aunque no de la manera que usted cree. Sagaj pensó en darle la enhorabuena pero entonces notó... Notó un vacío. Enseguida notó que algo fallaba. ¿Dónde estaba el hombre? Pero si hasta ahora lo había sentido, ya capacitado para cruzar el umbral. ¿Había perdido a Ishaya por el camino? ¿Se habría detenido en cambiar un pasado, intentar crear otro futuro? ¿Se habría perdido en una visión sin saber si era real o imaginaria? El hindú tuvo miedo y volvió la vista al Portal, que empezaba a difuminarse. ¿Es que no habría oído su mensaje sobre el anillo? ¿O no se daría cuenta que brillaba en su dedo? - Vamos, muchacho. Tú puedes hacerlo - musitó, al haber perdido contacto con él. Era culpa suya, se había extasiado en contemplar las vicisitudes de la mujer que había olvidado permanecer conectado con él. Se volvió a ella, para que desapareciera antes de que se diera cuenta que él faltaba. No le iba a decir si había salido antes que ella o si aún quedaba dentro, aunque si ella se deba cuenta del anillo que tenía ahora mismo, que tomaba una forma más definida en torno a su dedo, seguro que lo notaría. - Tu anillo ya no es de Aprendiz sino que es el Anillo de Videncia que se ha vinculado al mío. Gracias por seguir viva y gracias por todas las visiones con la que me deleitarás en el futuro. Ve en Paz y recapacita por la suerte que has tenido al convencer al portal de que estabas preparada. Bienvenida al mundo de la videncia y adiós. Regresa a tu mansión, donde te echan de menos. Sagaj juntó las manos y murmuró un "Námasté" y después le dio la espalda. Se sentó delante del portal y se concentró. Él no necesitaba de hierbas aromáticas ni opiáceas que le conectaran con el muchacho. Pero no lo encontraba. No lo veía... Era extraño, si sólo necesitaba cruzar el Portal para conseguirlo. ¿Cómo podía haber desaparecido? Nunca le había sucedido eso.
  3. Sajag

    Prueba de Videncia #2

    Sajag contempló la silla india que se había traído a la pirámide, junto a su bansuri preferido, un simple objeto musical hecho con caña de bambú de los estanques de la casa de sus padres, fallecidos hace mucho tiempo. Aquella especie de flauta tenía un gran valor sentimental para él, tal vez uno de las pocas posesiones que tenía en su poder en aquel modo de vida asceta en el que moraba. Se sentó en el interior de la Pirámide, donde esperaría a sus dos pupilos. Tenía dos recipientes de agua fresca y frutas dulces, pues sabía que ambos pasarían las cuatro pruebas que les impedían llegar hasta su presencia y necesitarían recobrar fuerzas para cruzar el Portal, donde se desarrollaría la Gran Prueba. El hindú tomó el bansuri y ensayó con unas notas de escala baja, para entrar en el ritmo. Su mente intentaba centrarse en rememorar alguna melodía de su niñez, aquellas que sus ayas le tarareaban mientras descansaba de sus estudios rígidos para heredar la riqueza y el apellido de sus padres. Su cabeza voló a carreras entre los cultivos de azafrán y a travesuras con los gatos del jardín. Sin embargo, su ojo interior seguía atento al camino de la universidad que les llevaría al lago, atento a la llegada de ambos muchachos. Les sabía merecedores de hacer la Prueba del Portal de Videncia, pero no se lo tenían que demostrar a él sino a sí mismos. Cuando fueran capaces de superar sus propios miedos e inseguridades, estarían listos para enfrentarse al espacio indefinido que encontrarían dentro de él. Intentó relajarse soplando para conseguir tocar una epopeya de amor entre Krishna y Radha pero seguía viendo los cuatro obstáculos que los alumnos tendrían que pasar antes de llegar ante él y responder de nuevo a la pregunta de si querían pasar por el Portal e iniciar la Verdadera y Gran Prueba. Pero consiguió sacar una nota fuera de lugar, hecho que provocó que dejara su flauta hindú encima de la prominente barriga. Observó la entrada y pensó por todo lo que tendrían que pasar sus pupilos. Debían llegar al mismo centro del Ateneo, algo que era relativamente fácil. Ese paso era el inicio de todo. Había un hermoso lago que se convertía en una dificultad relativa según cada uno. Sonrió porque había dejado cinco cartas de Tarot que flotaban sobre el agua. Sólo una serviría para cruzar el agua. El resto los llevaría al fondo del agua del que podrían salir mojados o ahogarse. No temía eso. No había visto ningún muerto en el agua, excepto una sombra de los muertos del Arcano Nigromante. Pero ellos no interferirían en esta prueba. Así, los alumnos deberían elegir la correcta. Lo curioso es que no sería la misma para los dos, puesto que eran dos personas diferentes y sus cartas de fortuna diferentes. Antes de elegirla, una voz suave les diría: "Escógeme a mí. Te llevaré a tu destino" La elección era muy importante porque la trampa estribaba en conocer cuál era el Destino que les designaba las cartas, favorables o no. Sagaj sabía que lo conseguirían, pero siempre sentía nervios. Él había pasado por estas pruebas una y otra vez, no sólo la suya propia en su época de aspirante sino también cuando acompañaba a todos sus pupilos. La segunda prueba era algo más difícil, puesto que no era nada fácil cruzar pues tras el agua se entraba en un enmarañado entresijo de árboles que impedían pasar de ninguna manera. Deberían encontrar la encrucijada, donde habría tres pedestales de colores con tres cuencos sencillos de barro, con tres infusiones. Dos eran venenosas y una permitiría que cruzaran en línea recta mientras los árboles se apartaban para dejarles acceder al laberinto interior, donde los setos altísimos encerraban un laberinto difícil de atravesar. Empezaba la tercera prueba. Allá habría flores de amapola que les inducirían un sueño. Si tenían la convicción necesaria, serían capaces de evitar las pesadillas que ofrece esta planta y sabrían encontrar las indicaciones correctas para recorrer los recovecos del mismo hasta llegar al mismo centro, desde el que vislumbrarán la pirámide. En cuanto quisieran entrar, siete círculos numerados desde el 1 al 7 se sucederían por la escalera mientras un muro de fuerza invisible les impediría el paso. Miles de pájaros diferenciados entonarían su cántico, ruidosamente, apagando el sonido de su música. Sagaj les indicaría con las notas arrancadas de su antiguo bansuri los círculos que deshacían, escalón a escalón, el escudo de fuerza que no les permitiría el acceso. Debían escucharle, a pesar del piar de los pájaros. Claro que podrían decidir probar y que la suerte les acompañara, pero cada fallo iría mermando sus fuerzas y que les paralizaría. Tras cinco intentos fallidos, simplemente caerían al suelo y despertarían en su casa, sin recordar que habían intentado pasar la prueba, siendo un intento fallido. Así que Sajag volvió a tomar su flauta y se puso cómodo. Tendría que tocar la flauta horas y horas para ayudar a sus alumnos. Iba a ser una jornada muy larga.
  4. Sajag

    Prueba de Videncia #1

    Sagaj podía ver a sus pupilos como se iban convirtiendo en iguales, superando pruebas inesperadas que les hacían más fuertes. Sobre las visiones de Ishaya sentía mucha curiosidad. Era cierto que sabía que iba a pasar la prueba y por eso, tal vez, no le había vigilado tanto como a la mujer. Ella parecía más vulnerable y por eso no se perdió detalle de lo que le sucedía. Cuando la vio perder el conocimiento, palideció. Les había visto a ambos volver a casa, cruzar el portal... ¿Por qué no lo hacían? ¿Por qué el Portal no se había abierto para que regresaran? El Arcano indio siguió concentrado en el estudio de las reacciones de los muchachos. Dada su edad centenaria, podía permiritrse admirar los joviales intentos de sus pupilos para conseguir superar las pruebas que el Portal les estaba presentando. Sin embargo, ninguno volvía. ¿Cómo era posible? Les había seguido y estaban demostrando que eran más que aptos para obtener los anillos de la Habilidad. - ¡Los anillos! Sajag abrió los ojos, risueño ante su despiste. Era cierto que a veces es fácil olvidar y confundir la realidad con los sueños, como le había pasado ahora. Recordaba que les había proporcionado los anillos de aspirantes pero no les había dicho que les serviría para encontrar el camino de vuelta si se sentían perdidos, que podrían comunicarse con él a través de ellos. Aspiró con fuerza y después volvió a su concentración natural para ver cómo estaban avanzando sus alumnos. - Pensar con el corazón y encontrar el justo equilibrio con la cabeza. En cuanto los anillos brillen, el color rosado os indicará que podéis volver a la Pirámide. Pero recordar, el Portal no permanecerá mucho tiempo abierto. Así que elegir bien el camino de vuelta. Aunque ya había visto el resultado, no pudo evitarlo. Estaba en vilo. Era un gran Sabio de Videncia, su anillo de arcano le permitía reunir las vivencias de todos los que poseían un anillo como el suyo. Sus Visiones y profecías siempre habían sido certeras. Aún así, sentía un hormigueo en el estómago. Aún temía que algún día fallara y perdiera a alguno de sus pupilos en el intento. Sonrió para sus adentros. Confiaba en que ambos cruzarían la puerta, aunque fuera con dificultades. Así lo había visto. Así sería.
  5. Sajag

    Videncia

    Lo malo de ser un Arcano que se nutre de las visiones oníricas de los demás está en que, a veces la espera era aburrida y provocaba que el mismo Arcano se durmiera. Sajag era un gran Vidente y un Sabio entre los Sabios pero, a la vez, llevaba días viendo lo que les iba a suceder a sus dos pupilos y había pasado varias noches en un estado de duerme vela que había ido rompiendo a medida que despertaba, apuntaba algún dato interesante en su Diario de Sueños antes de caer en los brazos de Morfeo. Ello provocó que, a la vez que sus discípulos, él también se durmiera. No lo había pensado así. Quería haber aprovechado el tiempo mientras sus alumnos soñaban y tenían su propia experiencia personal para leer un códice antiguo de la Biblioteca de Alejandría que trataba sobre sortilegios de los antiguos Fenicios según un escritor griego clásico. Sin embargo, el sopor pudo más que su interés científico por las auguraciones con las tripas de pescado cuando se dio cuenta que soñaba. La mayoría de los mortales no se dan cuenta que están dormidos y dentro de un sueño. Sajag lo supo al instante, en cuanto vio que no estaba en su habitación, sino en un lugar extraño, rodeado de demonios. - Curioso, muy curioso - dijo el Arcano entre dientes, puesto que aquello no era su sueño. Supo que era el sueño de alguno de sus pupilos que dormían a su lado. Tuvo una sensación de familiaridad y de extrañeza a la vez al ver que los demonios se convertían en humanos y halagaban a la mujer. Así que se había metido en el sueño de la muchacha... Se vio a sí mismo y sintió curiosidad. Era un Arcano de la Videncia, no solía usar los espejos para reflejar su imagen ya se conocía que, a veces, había algo más que luchaba por salir de ese reflejo. Se vio la barriga y, como su tocayo, la tocó con cierta complacencia en el rostro. Así que la muchacha soñaba con él y con su madre. Y también con su padre, aunque no le llegó a ver la cara. Un grito le sacó del sueño de la muchacha. Le hubiera gustado seguir en él. En cierta manera, era un curioso ya que, como Arcano, llegaba a tener todas las vivencias de los que obtenían el anillo y acababa por convertirse en un mirón ocasional de los sueños de otras personas. Pero ahora era el muchacho quien le necesitaba. Se asustó al ver un rayo verdoso que atacaba a un hombre y lo mataba. Supo enseguida que era esa Maldición Imperdonable; nunca la había usado, que él recordara, pero sabía lo que era. Uno puede llegar a ser muy sabio aprendiendo de los conocimientos de sus pupilos. No conoció a esa mujer asesina ni a los que atacaba, pero parecía aterrar a su discípulo. - Thomas... Los dos habían despertado y los dos decían lo mismo, que estaban preparados para hacer la prueba. Sajag les miró en silencio, a los ojos, primero a la mujer y después al muchacho. El Tiempo para él no pasaba a la misma velocidad que ante los demás y tal vez contestara al instante o tal vez se tomara un descanso mental para hablarles. Cuando lo hizo, su voz era pacífica, bonachona y amable, pero mostraba cierta tristeza por lo que él había visto en ambos sueños y que seguramente no habían llegado a interpretar sus alumnos. Pero su sonrisa no desapareció sino que se amplió para darles ánimos. - En verdad está preparada para el intento, Señorita Selwyn, creo que podrá conseguir despertar el poder que heredó de su madre. - Lanzó un suspiro porque calló lo que había visto después, justo cuando la mujer abría los ojos y, por tanto, ella no había ido más allá. A veces, sólo en estos pequeños instantes, odiaba saber la verdad con antelación. Pero era sincero en sus palabras: - Confíe en su fuerza, tiene todo dentro para pasar la prueba. Volvió la mirada hacia el muchacho y guardó un pequeño silencio. ¿Cómo decirle...? ¿Cómo explicarle...? - El futuro es incierto, Thomas - empezó pero después consideró que no eran las palabras adecuadas así que intentó otra dirección en su explicación. - Lo que ha de venir no está escrito, sólo se nos insinúa. A veces, las fuerzas oníricas o el Onirismo, tanto da como le llamen, siguen siendo las mismas que nos intentan doblegar a un futuro. Avanzó unos pasos para abrir las ventanas y que la luz volviera a la clase y que el aire refrescara a los presentes. Ahora necesitaban estar bien despiertos para entender lo que les iba a decir, a preguntar. - A veces, los sueños nos indicarán caminos a seguir para forzarnos a hacer algo, nos mostrarán salidas falsas. Tenéis que interpretar bien lo que os dicen y no dejaros seducir por lo que insinúan. Un vidente tiene un gran poder en sus manos, la creencia de los que les consultan. Muchos falsos videntes han sido altos cargos en los antiguos reinos sólo para augurar victorias que sólo sean "placebos" que quieran escuchar. Ser Vidente implica ser leal consigo mismo y con el que necesita nuestra ayuda, no debe ser utilizado a la ligera. Alzó las dos manos en un abrazo simbólico con el que quería abarcar a los dos alumnos mientras sus ojos brillaban de excitación. Llegaba la gran prueba y tenían que estar muy seguros. - He visto la convicción de vuestras palabras, la fuerza de vuestra determinación, vuestros sueños más profundos y estoy de acuerdo con vosotros: sois dignos de llevar el anillo de habilidad. Pero sólo si superáis la prueba del Portal de la Videncia. Os tomo vuestras afirmaciones como una respuesta que os otorga comenzar la prueba. Sin embargo, quiero que os toméis un día de reflexión. Os vais a meter en un terreno que no podréis retroceder cuando lo conozcáis. A veces, el peor destino del Hombre es el Conocimiento, porque no puede dejar de saber y eso no lo hace más feliz. Así que quiero que os lo penséis bien antes de empezar la verdadera prueba. Sajag hizo un movimiento leve con la mano y la puerta que hasta ese momento había permanecido cerrada se abrió, permitiendo la salida a los dos pupilos. - Pensarlo bien: ¿queréis hacer la prueba para conseguir el Anillo de Nigromancia? No me contestéis ahora. Yo os considero aptos a los dos para intentarlo, pero no os puedo garantizar que los dos salgáis vivos de allá... Podéis negaros a hacerla si preferís practicar algo más antes de hacerlo. No hacía falta decir más, puesto que ambos ya habían sufrido la experiencia con otras Habilidades y sabían lo que significaba estar tras el Portal. - Si dentro de 24 horas decidís que queréis pasar la prueba, os espero en el Portal de la Videncia para daros una copia provisional de los anillos. Recordar que llegar allá no es fácil así que venir con ropa cómoda. Por favor, señorita Selwyn, no lleve ese traje marrón que... Se mordió los labios. No debía de hacer eso. Debía dejar que ella vistiera como quisiera y considerara más conveniente. Era necesario que adquiriera sus propias experiencias a base de errores, que es como mejor se aprende.
  6. Sajag

    Videncia

    Siempre había sabido que aquella muchacha era perfecta para la Videncia. Lo había visto hacía tiempo, mucho tiempo, en una visión confusa y antigua en la que supo que tendría una pupila sin igual en la que podría confiar y en la que podría poner sus esperanzas para cuando él fallara. Sajaz era consciente de que, si era capaz de sobreponerse a sus sentimientos sobre su pasado, podría llegar a ser una Arcana, su Arcana sucesora. Él era centenario, se conservaba bastante bien, eso si no contaba los dulces que gustaba saborear al anotar las visiones en su libreta, con aquella pulcra letra que le habían enseñado sus profesores ingleses a perfeccionar. Sus padres habían gastado mucho en su educación en su niñez y él había dilapidado el resto de su fortuna durante su juventud alocada. En algún momento pagaría los estragos que había sufrido su cuerpo a pesar de lo que se cuidaba desde que había salvado su espíritu y su mente en aquel antiguo monasterio, en el que se adentró en las Artes Adivinatorias. E intuía que aquella muchacha podría llegar a ser su sucesor de Arcano si cruzaba el Portal y soportaba las pruebas. De todas las cosas que podía ver del futuro, su sustituto era algo que le estaba vedado hasta que llegara el momento. No le molestaba desconocer el nombre de su sustituto, ello significa que su fin estaba lejos; pero llegado el momento, la mujer sería un gran Arcano si se lo proponía. Sajag sonrió, complacido, ante la visión de la señorita Selwin. Ciertamente, su ascendencia tuvo que ser una gran vidente porque tenía un instinto natural para interpretar lo que el "Ojo" le mostraba. De todas las cartas posibles, el significado de La Estrella era muy adecuado. Ella había sabido al instante lo que significaba aquella carta de agua y la imagen del bebé rebotó en la mente del Arcano, casi arrancándole una carcajada de felicidad. - Auguro que su fama de Adivinadora la llevará muy lejos - susurró, para no romper el ambiente místico y casi sobrenatural que se había creado con el aroma de la Amapola. - Y usted, señor Thomas... ¿Cree que será capaz de ser tan certero como su compañera? Era un halago. Ella no había pronunciado palabra y, seguramente, olvidaría todo lo que su mente había reflejado. Ahora le tocaba al muchacho demostrar lo que valía. Y lo hizo... Fue impresionante ver como giraba la carta y salía a la luz la Fuerza. Eso sabía de ella, era una mujer de gran fuerza interna, siempre valiente y decidida a afrontar las situaciones. Él también había adivinado muy bien el pasado de la mujer. Ambos eran dignos de conseguir el anillo. Pero eso tendrían que demostrárselo a sí mismos. - Creo que ya estáis más que preparados para pasar el Portal, siempre que estéis totalmente convencidos, pero.... Antes de haceros la gran pregunta, me gustaría mostraron el poder onírico de la mente. Es una ciencia poco exacta para algunos, pero a mí siempre me ha parecido interesante y de gran valor; creo que las mejores visiones se dan en los sueños. Con un leve movimiento de sus dedos, el humo desapareció y el ventanal se abrió, dejando pasar una corriente de aire que limpió los restos de la Amapola, disipando así la pesadez y el efecto que les había causado y llevándose, a la vez, los recuerdos que habían visto. - Quiero que cada uno duerma una siesta. Es tarde y habéis esforzado vuestra mente. Aquí hay dos catres. Echaros mientras os preparo un sencillo brebaje que acelerará el sueño y os impedirá las pesadillas. Todos soñamos, sin excepciones, a pesar que mucha gente dice que no sueña. Al principio cuesta recordar, por ello yo siempre tengo un Diario de Sueños en la mesita de noche en el que escribo pequeños datos, lo más sencillos posibles, pequeños detalles sobre lo soñado. Con la experiencia aprenderéis que podéis preparar vuestro cuerpo y vuestra mente para que vuestros sueños sean... premonitorios. Se volvió hacia ellos con dos cuencos que contenían un líquido amarillo de olor suave que había preparado mientras hablaba. Esperó a que cada uno decidiera el catre en el que descansar y después les tendió los cuencos para que se los bebieran. - De un trago, por favor. Podéis pensar en un problema, en una persona, en un hecho, en algo que os interesa saber y después dormir. Si llegáis a dominar esta ciencia, el sueño os enseñará la solución a vuestra pregunta. Así que tumbaros y pensar en esto: "¿Me considero apto para merecer el anillo de Habilidad de Videncia?" Espero vuestras respuestas cuando despertéis. Nada de un simple sí o no, quiero la explicación que vuestro estado onírico os haya aconsejado. Sajag sonrió de forma bonachona mientras se sentaba en su butaca, estiraba los pies y soplaba las velas. Las llamas temblaron un poco antes de desaparecer. Sólo estaba la luz que entraba por uno de los ventanales, muy tenue, como si alguien hubiera corrido una gruesa cortina aunque el Arcano no se había movido de su sitio. - Buenas noches - musitó, despacio, muy despacio.
  7. Sajag

    Prueba de Videncia #1

    Al Arcano, siempre le resultaba difícil esperar ante el Portal a que sus pupilos llegaran sanos y salvos al exterior. No llevaba nada para saciar el hambre que le sobrevenía cuando tenía que estar horas y horas aguardando el resultado de la Prueba, aunque ya hubiera visualizado con su Ojo Interior lo que sucedería. Otras veces había traído libros, comida, incluso una vez se fue porque supo que pasarían varios días allá dentro y regresó a su aposento. Pero hoy... Hoy sabía que nada le iba a tranquilizar así que no había traído nada con lo que distraerse por lo futil de cargar hasta allá con lo que no iba a funcionar. Sólo era posible recurrir a la meditación. Era la mejor forma de relajación que conocía, además de contribuir a "ver" a tiempo real lo que estaba sucediendo tras aquel Portal. El muchacho era hábil y entró con rapidez. Sus visiones habían sido claras. Sagaj sonrió, sentado en posición de flor de loto, todo lo que su barriga le permitía soportar, al ver que Ishaya había pasado dos pruebas interesantes y trascendentes. El tema de Warlocks, Inquisidores y la Orden del Fénix no le produjeron ninguna sensación especial. Como Arcano, estaba por encima de ese lío de jurisdicciones ministeriales. De pequeño, se había criado en un ambiente rígido con profesores ingleses que le enseñaron a comportarse con propiedad, buenos modales y conocimientos que, ahora, tiempo después, consideraba demasiado refinados para su gusto. El Ministerio era una forma de controlar el mundo mágico que desapaciguaba su estado de ánimo. Él prefería la sencillez de la vida exterior, lejos de la conducta mundana que había prevalecido en su infancia y juventud. Había aprendido a ser paciente. Así, sentado y visualizando las imágenes del muchacho y de algo llamado El Profeta, lo cual identificó al instante como una imprenta de diarios que él ya no leía, abrió los ojos al sentir que la muchacha pelinegra aún estaba presente. - Señorita Adler, es usted una mujer excepcional. Si sólo perdiera un poco de esa inseguridad con la que se rodea... Usted sabe que es valiente, decidida y que llegará hasta el final. Lleva tanto tiempo esperando... Puede entrar... Cuando se sienta preparada... No tenga prisa pero cuando entre... sea usted misma y llegará a su destino...
  8. Mentiría si dijera que no sabía qué le había llevado hasta ese lugar. Sajag pocas veces salía de su cámara, pues siempre gozaba más con un buen puñado de arándanos rojos mientras leía algún libro que hubiera llamado su atención. Otras veces, repasaba su cuaderno de notas en las que, en horas intempestivas, solía apuntar pequeños esbozos de sus visiones. Una de ellas le había hecho abandonar su lecho para adentrarse en aquel fantástico lugar, justo cuando amanecía. Caminaba despacio, sujetando con fuerza el cuaderno, a pesar que sabía que si surgía alguna visión, difícilmente iba a olvidarla. El Guardián del Lago le atraía, su majestuosidad y los secretos que guardaba a sus pies eran motivos más que suficientes para olvidar su retiro y adentrarse en aquel mundano lugar, llamado por el Ministerio de Magia y por los Directores de la Academia. Seguramente, nunca hubiera accedido a acercarse a aquel lugar, a pesar del atractivo de los rumores corroborados por sus predicciones, de que iba a encontrar libros perdidos de la Antigua Biblioteca de Alejandría. Como todos los Arcanos, desdeñaba a los Uzza por su belicosidad, tan en contra de su forma pacífica de ser. Esos orgullosos seres no podían traer nada bueno, así que no hubiera acatado ninguna voluntad de nadie que le obligara a abandonar su tierra natal y sus olores característicos para estar cerca de ellos. Pero tenía un favor que devolver. A quién y porqué, estaba en su mente y en pocas más que conocieran la historia. Por ello, en cierta manera, se dejó manipular para enseñar a nuevos pupilos el arte y Habilidad de la Videncia, algo que no todos podían soportar. También había influido el sentirse algo solitario y que hacía mucho tiempo que no tenía pupilos aptos para pasar la prueba. No estaba en su personalidad sociabilizar con nadie. Alumnos y profesores de conocimientos por un igual les eran desconocidos. Sólo podía decir que conocía algo a los Directores, quienes se habían encargado del traslado de sus pertenencias al Ala de Profesores que casi había acaparado con sus múltiples y frágiles libros antiquísimos. Apenas conocía a sus colegas Arcanos. De vista sí, por supuesto; al fin y al cabo, todos habían coincidido en algún momento en el Portal de las Siete Habilidades y, juntos, habían construido los lugares maravillosos de enseñanza y recreo a los pies de la Estatua del Guardián del Lago. Por supuesto, ni conocía ni sentía ningún ánimo de conocer a los Uzza que pululaban con sus artes guerreras por el centro educativo. Sajag llegó ante el Guardián y cerró los ojos, con pesar. Esperaba haberse equivocado en su Visión, en el fondo de su mente quería creer que la figura del Guardián humeante sólo era producto de una insaciable gula por frutas dulces que le había producido una ligera indigestión mientras dormía. Pero no había sido así. Él era el Arcano de la Videncia y nunca se confundía en sus interpretaciones. Había visto en sueños al Gigante, al Guardián del Lago, echando humo por sus fosas nasales, un humo grisáceo oscuro que se mezclaba con el agua que vertía y dejaba un lago oscuro a sus pies. - Hay Uzzas cerca - dijo, en voz alta. Pero no había desánimo ni dolor en sus palabras, sólo había certeza. Lo habían prometido, unos y otros respetarían el lugar asignado al otro grupo y evitarían peleas. Sin embargo, el Gigante humeaba y una banda de pájaros se alejaban graznado del lugar. - Están ofendidos por la presencia de mentes guerreras - auguró. Sagaj se sentó cerca de los árboles frutales. Su aroma era más atractivo que el quemado que se despedía del Guardián. Esperaba en silencio. Sabía, lo había visto, que alguien más llegaría. Incluso que un pupilo con anillo se hallaba cerca, aunque no se había parado a buscarlo con la vista. En su visión... - ... Se desatará una guerra en la que Habilidades y Fuerza Guerrera se enfrentarán por el dominio del Conocimiento. Se sentía aturdido. Se había despertado antes de tiempo y no lograba discernir si el final que había visto era una pesadilla o una realidad cruel y macabra. La hubiera gustado traer algo de sándalo con el que relajar su estado de ánimos; al menos, el agua que caía desde el jarrón del Guardián del Lago era apaciguante, a pesar de su negrura.
  9. Sajag

    Videncia

    El Arcano se veía obligado a preguntar cortésmente si a su alumna le importaba la presencia de su pupilo Thomas, a pesar de conocer ya la respuesta: ella era solitaria pero no parecía disgustarle compartir la clase con él, siempre que no la molestara en su concentración. - Es bueno que pida eso, Señorita Selwin. Sin embargo, me temo que tendrá que aprender a concentrarse aunque haya ruido que le perturbe, si quiere pasar la prueba que le espera - mencionó con voz suave. Sabía que esa parte le iba a ser dificultosa, pero no dudaba de su triunfo, si se lo proponía. No mencionó para nada el tema de las lágrimas. Allá, lo único que le podía causar algún tipo de irritación ocular estaba en el aroma de las múltiples vasijas con hojas puestas a secar, canutillos de incienso o fragancias exclusivas en velas hechas a mano en su India natal. Pero no dijo nada; a él mismo no le gustaba que dijeran sus debilidades en voz alta. Tampoco dijo nada sobre la calidad de la comunicación del muchacho. Sabía que dominaba el complicado arte de la Legilimancia aunque no tanto como para penetrar en su maestra mente de Arcano. Escuchó sus palabras y una floreciente sonrisa dirigida a Thomas indicó que él tenía mucha razón en lo que decía sobre la carta del Tarot. - Bien hecho, bien hecho - dijo con voz complacida, dirigiéndose a ambos, aunque sólo Lyra hubiera contestado en voz alta. - Espero mucho de vosotros dos y sé que no vais a defraudarme. El arcano se acercó con paso firme aunque pausado; en su mundo místico, las prisas siempre eran malas consejeras y él procuraba pensar con cuidado las palabras y los actos a acometer. - Voy a exigiros una concentración mutua que os puede sorprender. A veces, el trabajo compartido es importante para poder llegar a buen término. Esta prueba os dará un punto de vista diferente sobre una misma situación y, con su logro, podréis decidir si aceptáis la ayuda del otro cuando llegue el momento de cruzar el Portal. Si es que estáis preparados... Con mucha cautela, tomó hojas de amapola y vertió un óleo espeso por encima de ellas, dentro de un cazuelo de barro con tapa. En el centro, un pequeño agujero ahumado que indicaba que había sido usado en infinidad de ocasiones. Como todo lo que tenía en aquella habitación, era sencillo, sin ningún adorno. Sajag lo encendió y apenas tardó en salir un humillo espeso y de olor fuerte que fluía del agujero y se expandía por el aire. - Sentaros uno frente al otro y aspirar este humo. No temáis, no es venenoso. No puedo decir, sin embargo, que no perturbe la mente. Los débiles suelen ser confundidos con alucinaciones imposibles e incluso con pesadillas feroces. Estoy seguro que vosotros no padeceréis nada de eso, o al menos podréis vencerlos. Os pido que, cuando estéis preparados, saquéis una carta pensando en el otro e intentéis interpretar con el Ojo Interior que surgirá en vuestra mente, una respuesta a esta sencilla pregunta: "¿Qué esconde tu compañero de su pasado que no quiere que nadie conozca?" Sajag se sentó en su sencillo pero cómo sillón y puso las dos manos en la barriga, esperando. Sacó su sonrisa más bonachona y sus ojos se hicieron algo estrechos al observarles. - No tengáis miedo. Veo que cuando se acabe el aroma de la Amapola olvidaréis lo que habéis visto y no sabréis si habéis pasado la pequeña prueba hasta que yo os lo diga. Venga, aspirar y tomar una carta del mazo - les apremió.
  10. Sajag

    Videncia

    La muchacha era muy lista, hablar con ella producía la sensación de que entendía todo lo que él decía. Sabía, además, que ella iba a poner en práctica todo lo que el Arcano había enseñado. Ya había visto los resultados de aquella clase y, para él, era todo un esfuerzo enseñar algo que ya sabía cómo iba a funcionar. Era la parte negativa de ver todo lo que iba a suceder. Ya había notado su aversión hacia la muerte, o mejor dicho, no la muerte en sí sino a tocar los cuerpos sin vida y hurgar por dentro. Así que le encantó que decidiera la cartomancia. El Tarot era una ciencia que le divertía mucho. - No debieras ser tan dura contigo misma. Eres muy exigente, tal vez por eso sufres decepciones tan a menudo. - ¿Se estaba metiendo en un terreno que era mejor no tocar? Sagaj posó la mano en su barriga, como si allá estuviera la solución a este problema. - No quiero que me malinterpretes pero prefiero ser sincero contigo. Veo que tiendes a estar sola porque te exiges demasiado; si esperas mucho de los demás siempre te decepcionarán. Pidió perdón de nuevo con la posición de las manos, dando por zanjado el tema. La personalidad de su pupila no era un tema que le incumbiera, al menos que ese carácter le impidiera acabar la prueba y conseguir la Habilidad. Movió los dedos como si estuviera tocando un piano y un paquete de cartas salió del estante donde estaba depositada, saliendo de su estuche y barajándose en el aire hasta posarse encima de la mesa. - No te preocupes por la tetera. Veo que pronto beberé una tisana de pimienta con canela dulce, así que en algún momento se repondrá. Corta por donde quieras, por favor. ¡Ah, Sr. Gryffindor, bienvenido de nuevo! Fue en ese instante que el joven muchacho que había estado tras el biombo había vuelto a la clase, con los deberes finalizados. Parecía conocer a la muchacha y su saludo fue cordial. El Arcano esperaba que no se molestara por compartir la clase con ella, ni ella con él. Sajag se sentó al lado opuesto de la mesa y ofreció la silla contraria a la señorita Selwin para empezar la clase de Cartomancia. Le gustaba que sus alumnos fueran participativos y curiosos. Su pregunta era muy inteligente y, por ello, sonrió con afabilidad. - El clima es un estudio estadístico sobre el tiempo atmosférico en una ciudad, región, país, o en el planeta entero. No tiene nada que ver con la Videncia. Es ciencia pura, determinada por los aspectos mesurables como latitud y longitud del espacio a determinar, su cercanía o no al mar o a centros grandes de agua, como lagos o canales subterráneos, la intervención humana y sus influencias de forma positiva o negativa en el tiempo... Es demasiado prosaico para nuestras mentes místicas. El Arcano levantó una carta y la dejó sobre la mesa. - La Rueda de la Fortuna... Interesante... Levantó la vista hacia ella y pasó la mano sobre la carta. - Supongo que no has entendido bien cuando te dije que había Adivinación basada en el Aire. No es el aire que respiramos sino en el Elemento Antiguo del Aire en el que creían los antiguos magos de épocas prehistóricas. Se trata de la observación del cielo y sus astros, el paso de los cometas, la caída de meteoritos, el cambio de color de las nubes con la salida del sol... ¿Sabes lo que significa la Rueda de la Fortuna? - el cambio de tema había sido muy abrupto. Sajag era parco en palabras y siempre iba directo al grano, como solía decirse. - Puedes usar el libro que aún conservas en la mano para averiguarlo. Mientras la chica buscaba la explicación Sajag lanzó una sonrisa bondadosa hacia Thomas y le dejó explicarle todo lo que tenía que decir. - Su compañero Thomas estaba estudiando los posos de mi taza de té, justo de la tetera que se rompió hace un rato, debo decir que de forma muy acertada. Ya tuve la visión de una grave complicación en un futuro no lejano, pero coincido con él. No será para tanto porque ya he visto que lograré solucionarlo. No quiso añadir qué tipo de problema iba a ser porque sabía que en él intervendría un Uzza y la Dirección e la Academia. Eso era algo que competía a las autoridades y los muchachos debían sólo preocuparse por pasar su prueba de Videncia y conseguir el anillo de poder. - También gusta de la Numerología. Como ve, dos ciencias opuestas a las que usted escogió, aunque no por ello menos interesantes... La señorita Selwin - ahora se dirigió al muchacho - prefiere el Tarot y estaba interpretando la tirada que he sacado. Por favor, Thomas, siéntate a nuestro lado y contempla el poder de adivinación de su compañera. Va a ser muy elocuente - se le escapó el detalle, no debía adelantarse a los progresos de sus alumnos. - Siempre que a la Señorita Lyra no le importe su presencia, por supuesto...
  11. Sajag

    Videncia

    El Arcano sonrió con cierto aire de misterio. Notaba la pregunta que había surgido en la mente de la muchacha, la duda sobre su conocimiento del abandono de la anterior Habilidad. De momento, permaneció mirando con aire bonachón aquel gatito tan lindo tatuado en el brazo y que se levantó ante él para saludarle. Sajag inclinó la cabeza en señal de respeto, sin especificar si era al minino o a la pupila, o tal vez a ambos, saludando con las dos manos juntas rozando sus labios. - Námaste. Pareces hábil con los experimentos de Encantamientos, pero veo que en el futuro tendrás un ligero... incidente... con Transformaciones. Evita las hechiceras de capa verde. Al instante, se arrepintió de haberla advertido pero después sonrió; estaba seguro que, en algún momento, ella misma tendría esa Visión sobre el incidente y no tendría necesidad de añadir nada más. - Tu curiosidad innata es un factor importante para el aprendizaje de esta Habilidad. Hay dos formas de adquirirla, los que tienen el Don por ser innato, por tener algún familiar con ella, o mediante la iniciación en la materia. Tienes la suerte que, si tu madre era vidente, seguro que tú también tienes el "Ojo Interior" aunque aún no te hayas dado cuenta. Aquí descubrirás si estás preparada para esta Habilidad. Parecía que la muchacha estaba tan preocupada por su miedo a que la rechazara que no prestó atención a los libros que él había acercado a la mesa con un movimiento de su mano. La sonrisa de su rostro no se apago; por lo contrario, se distendió más aún y, con una levedad de movimiento de su mano derecha, desechó un par de libros que dejaron el montón para volver a sus lugares de origen en la biblioteca. - Me alegra tu sinceridad - El Arcano tenía un aura de serenidad que contagiaba a los que le rodeaban. - Suelo ser parco en palabras pero cuando gozo con la presencia de alguien y de un interés verdadero por la Videncia, suelo explayarme más de lo acostumbrado. El motivo que das para no seguir con la Nigromancia me convence de que es mejor que sólo sepas que existen ciertas ciencias adivinatorias basadas en el estudios de los órganos internos de los animales, sin entrar en más detalle. Creo que no te interesaría decapitar alguna ave o cordero para ver sus entrañas. No te preocupes, cada uno de nosotros resaltamos en una ciencia concreta y la Videncia tiene muchas posibilidades que no es necesario que domines todas. Señaló los libros y la invitó a leer los títulos, para que notara qué parte de la Videncia era más atractiva para ella. - Te aviso que sé cual vas a escoger, pero no voy a influir en ti. Es importante que tú sepas que lo que sientes es porque tú lo posees en tu interior y que lo has despertado, no porque yo haya influido en tu decisión. Las Artes Adivinatorias son muy propias y cada uno desarrolla la que más se acerca a su espíritu. La luz entraba por los grandes ventanales y Sajag levantó la vista hacia el cielo azul que se veía a través de la que daba al sur. In grupo de gaviotas surcaba el cielo. Gaviotas en la Universidad, tan lejos del mar... Eso era presagio de... El Arcano sonrió afablemente y volvió su atención hacia la muchacha (la podía llamar así, ya que él era un viejo centenario aunque no lo pareciera). - La adivinación basada en el vuelo de las aves se traducen en Augurios. Hay que tener cuidado con ellos porque son muy subjetivos. No los confundas con los Presagios, suelen venir influidos por la observación deductiva o intuitiva de los hechos. Suelen usarse mucho por los "charlatanes" y han hecho mucho daño a nuestros congéneres videntes. Por ejemplo... Sagaj cerró los ojos un momento y alargó la mano hacia la mujer, sin tocarla. En su dedo corazón, un sencillo anillo de cobre con una rosada piedra engastada brillaba de forma tenue. - Presagio que pronto recibiremos un sobresalto que nos impedirá momentáneamente el estudiar la Videncia a través de los posos del té. Abrió los ojos y sonrió. El peso de la montaña de libros que había en la mesa era demasiado para la pila, ahora desequilibrada con el abandono de los que él había devuelto a su sitio. Los volúmenes más altos cedieron y cayeron al suelo, arrastrando la tetera de barro y una taza de té que había quedado olvidadas cuando Thomas había abandonado el lugar para dedicarse al estudio tras el biombo. Como resultado, el ruido de la vasija rota se entremezcló con el de los libros pesados cayendo al suelo. Sagaj contempló a la muchacha e hizo una pequeña inclinación con la cabeza, como si pidiera disculpas por el estrépito producido. - Es más observación e interpretación de las leyes físicas que adivinación. Aunque reconozco que los presagios a veces son muy interesantes, porque implican utilizar una lógica que no todos los seres vivos humanos pueden desarrollar. El arcano se agachó y fue recogiendo uno por uno los libros que se habían abierto en el suelo. Se detuvo brevemente en uno y ojeó la página por la que había caído. Asintió, como si estuviera de acuerdo con la visión que le estaba generando. Después cerró el libro con cuidado y lo puso en una segunda pila en la mesa para evitar más accidentes. - La Videncia es una Habilidad mágica pero se ve afectada por el uso de la misma, aunque parezca inverosímil. Debemos ser humildes y utilizar la magia lo justo, para evitar que las energías interfieran en los pronósticos e interpretaciones de los hechos. Es tan importante lo que vemos como la interpretación que le damos. Es por eso que he preferido usar mis manos para recoger los libros que la varita de cristal para levantarlos. Eso me hubiera impedido encontrar una lectura interesante que me ha abierto una sensación nueva en este instante. No estaba claro si, en ese momento, el Arcano hablaba para la muchacha o para sí mismo. Después, siguió hablando. - A mi me gusta la Oniromancia. Todos mis sueños son mi conocimiento y mi pesadilla, su interpretación es muy interesante. No tienes porqué elegir esta variedad, puedes sentirte inclinada por la Numerología o la Adivinación a través de los Elementos Naturales sagrados como el aire, el agua, el fuego, la tierra... La Astrología también es una forma difícil de Adivinación, puesto que pocos son los llamados a entender el significado de los movimientos celestes. El más típico es la Cartomancia, conocido hasta por los muggles, o la bola de cristal. También es importante el conocimiento de la Herbología puesto que ciertas plantas ayudarán a entrar en el mundo místico para "Ver". Sajag puso el dedo corazón coronado con su anillo en su sien derecha y amplió la sonrisa. - Pero tú no tendrás problema con eso. Veo que has sido profesora de esa materia en algún momento de tu vida. Dime... ¿Qué es lo que más te atrae? ¿Tienes alguna consulta o duda que enturbie tu estado anímico en este momento? Pensó en sentarse de nuevo pero prefirió no hacerlo para no darle la sensación de que se aburría, puesto que ya había visto cuál iba a ser su pregunta y su respuesta a todo lo que él había dicho.
  12. Sajag

    Prueba de Videncia #1

    El Arcano se frotaba plácidamente la oronda barriga, disfrutando con las dudas y decisiones de la mujer de pelo negro. Sabía lo que iba a hacer, lo que estaba haciendo, lo que pasaría... Pero se divertía con su verborrea. Puede que eso le alejara un poco del muchacho, pero ya sabía que había tomado la decisión de cruzar el Portal, así que no se preocupó demasiado por él. Sabía lo que le iba a suceder allá dentro y del resultado final, así que decidió seguir a la mujer, quien gritaba incoherencias en un mundo normal. Pero los Videntes nunca han sido del todo normales, en la definición estricta de la palabra; más bien lo contrario, se suele decir de todos ellos (y por ende, de él mismo) que estaban algo locos e idos en un mundo interior desconocido por el resto de los mortales. Sajag aplaudió, placentero por las ocurrencias de aquella joven hechicera (joven, para él todos eran jóvenes, ya que él era mucho más mayor de lo que su físico mostraba). De todos su alumnos habidos y los que llegarían en su momento, aquella mujer Adler era la que mostraba más capacidad para conseguirlo y quien menos se lo creía, como si viviera en una irrealidad inestable a su alrededor. Era, sin dudarlo, quien mejor cumplía con la estética y la psicología de un Vidente. La voz del hombre interrumpió aquel bienestar que le había producido ver a los dos pupilos dentro de la pirámide (que hubiera sido mayor si hubiera podido acompañarlo de alguna galleta). Se sorprendió al verle aún allá, cuando su Anillo ya estaba listo y brillaba tenuemente en el dedo. - ¿Aún sigues aquí? Pensé que ya habías entrado. ¿Crees que el Portal esperara para siempre? - le habló de forma jovial porque había entendido el dilema de Ishaya. - ¡Oh, vaya, entiendo...! El indú se incorporó muy rápido para la edad que tenía. Pero siempre había sido ágil, a pesar de haber llevado una vida de muchas excesos en su juventud, el estudio de la Videncia en el templo salvó algo más que su espíritu; su salud en general había mejorado mucho y, si no fuera por su panza abultada por los pequeños caprichos glotones que se permitía, seguro luciría un aspecto más atlético. El Arcano contempló a los dos muchachos y les sonrió, con la apacibilidad que le caracterizaba. Alzó un poco su mano para que contemplaran su anillo que le otorgaba la autoridad de ser el Arcano de Videncia. Era muy sencillo comparado con los de otros Arcanos, pero también era símbolo de su poder y de su habilidad, a pesar de lo simple que parecía a simple vista. La gema irisaba un todo rosado que pareció conectar con el anillo que llevaba puesto el mago y con la bola intacta que aún sostenía en sus manos la hechicera. - Permitirme que me excuse. Son tantos los conocimientos que tengo, tanto lo que sé, tanto lo que veo, que pensé que ya os había dicho lo que os esperaba al cruzar el portal. - Sonrió levemente al hombre y una pequeña corriente de aire con olor a sándalo le envolvió, haciendo que el pelo de ambos hombres se moviera como si alguien les estuviera tocando. - El Portal no permanecerá abierto mucho más tiempo, así que tenéis que daros prisa en entrar. Y, sobre todo, sobrevivir allá dentro. En mi visión, os decía lo que teníais que hacer dentro y, por ello, confundí levemente la realidad, pensando que ya os lo había dicho. OS ruego disculpas por este lapsus, que seguro que no hubiera tenido si no hubiera pensado en esos arándanos rojos que quedaron en la sala de estudio donde empezamos la clase. Esta parte última fue una recriminación a sí mismo. Era un Arcano, un gran mago, lleno de misterio, poder, sabiduría, misticidad pura que le rodeaba... ¿Cómo podía haber olvidado que lo dicho había sido en el futuro visionado y no en el presente vivido? Aspiró la fragancia que le hacía rememorar su tierra natal y agachó la cabeza, juntando las dos manos y rozando la punta de sus dedos con sus labios, en un gesto tradicional de respeto y humildad típico de su país. - Cruzar el Umbral del Portal es aventuraros en una dimensión desconocida. Sólo se puede cruzar una vez, por ello yo mismo no puedo acompañaros. Ya realicé ese camino en su día. Su voz bajó un octavo y sus ojos se entrecerraron, recordando la gran experiencia vivida cuando adquirió su anillo que le unía para siempre a la habilidad de la Videncia. - Desde que entréis, estaréis solos. El Portal os someterá a varias pruebas seguidas que sólo vosotros vislumbraréis, yo no puedo saber lo que os espera ni os puedo dirigir; ni tampoco ayudar. Permanecerá aquí, esperando a que salgáis por vuestro propio pie con la victoria en el rostro; también es posible que el Portal no os considere preparados y os expulse, con lo que apareceréis en un lugar alejado de la isla, en la Universidad. Olvidaréis todo lo que habéis vivido y aprendido y no recordaréis que habéis intentado adquirirla. Sólo puedo desearos confianza en vosotros mismos, porque yo os considero preparados, pero desde el momento que esteis dentro, seréis vosotros quienes guiáis vuestro destino, quienes tendréis que demostrar vuestros miedos y superarlos, quienes tendréis que ver el presente, pasado o futuro y sobrevivir a las decisiones que toméis. Yo no puedo intervenir para nada. Señaló el Portal al muchacho. Al fin y al cabo, él ya tenía el anillo provisional de la Videncia en su dedo. Estaba preparado. Después se giró hacia la mujer y contempló su bola. - No creo que quieras asesinarme de verdad - le dijo, con una amplia sonrisa. - Él ya puede entrar porque ha contestado la pregunta, pero ahora te toca a ti. Como le dije antes a él, eres bienvenida al Portal de las 7 puertas de la pirámide. Sólo verás una, la de Videncia, que serás la que atravieses si respondes a la sencilla pregunta que te haré. Quiero que la pienses bien; cruzar el Umbral te llevará a una dimensión desconocida para mí, incluso para tu compañero, es posible que el Portal os separe y os mande a lugares diferenciados en el tiempo y en el espacio o que coincidáis. Eso lo sabréis cuando estéis dentro. Piensa bien la respuesta antes de vincularte. Aún estás a tiempo de irte y volver en otro momento; se te darán dos oportunidades más. Pero en cuanto digas que sí y cruces, o adquieres el derecho a portar el Anillo u olvidarás que un día lo intentaste. Así que, Señorita Amya_An Adler... ¿Seguro que quieres pasar la prueba? Esperaba que, con todo lo dicho, ambos alumnos supieras que, a partir de aquí, estarían solos y el Arcano sólo aparecería al final, después de los intentos del Portal de que demostraran su valía. La mujer sólo tenía que acceder y entrar o negarse y salir corriendo. Ya no estaba en sus manos el ayudarles.
  13. Sajag

    Videncia

    El Arcano era un individuo pacífico, tenía todo el tiempo del mundo... Literalmente... La Habilidad de la Videncia le proporcionaba una longevidad y un dominio del tiempo que apoyaban su figura legendaria y sus grandes cualidades como Profeta. Por eso, aún antes de sentir las palabras femeninas, supo que Ella estaba aquí. Supuso que en algún momento le llegaría el aviso de Dirección de que había una nueva aspirante a desarrollar su ojo interior pero él ya la había visto llegar, con un atuendo de color azul y con un cabello suelto. Sajag apreció ese cabello y se tocó el suyo. Algunos afirmaban que el hindú debiera usar un corte de pelo menos largo pero a él le gustaba así, libre, sintiendo el movimiento del aire, notando como los efluvios de los vapores impregnaban sus leves rizos. Sajag se incorporó un poco. Cierto es que su figura era algo oronda y que, con Thomas, se había atrevido a reclinarse un poco y ponerse cómodo. Sin embargo, no le parecía una postura adecuada para recibir a una persona tan docta, con tantos conocimientos variados y, si su Visión sobre ella estaba en lo cierto (el Arcano pocas veces fallaba), era poco sociable y algo huraño en el trato social. Notaba que era controladora y con tendencia a la desconfianza... La presencia de Thomas, tal vez, no le fuera grata. - Thomas, por favor, ve detrás del biombo a hacer los estudios que te he pedido - le dijo al muchacho, con voz pausada. Había vislumbrado que iba a tardar un poco en acometerlos y que la Señorita que esperaba tras la puerta preferiría estar sola durante los primeros momentos de su aprendizaje. Encendió unas barras de incienso y aspiró profundamente ese olor. Prefería el sándalo, pero lo encontraba algo picante para un primer encuentro con su posible aprendiz. Cuando estuvo seguro que el espacio sería cómodo para la muchacha, le dejó pasar. - Bienvenida, señorita Selwin. Me preguntaba cuánto tardaría en encontrar mi morada y si es cierto que su tatuaje de gato persa se mueve o es sólo el mareo de la Visión que tuve anoche... Varios libros de predicciones salieron de las estanterías y volaron hacia la mesa tras la cual, él se hallaba. El uso de la bola mágica, el Tarot o cartomancia, la Astrología, la Numerología, el Uso ético de la Videncia, los universos paralelos, profecías, la lectura de los posos del té y/o del café... Eran variados y, a pesar que le tentaba ofrecerle uno concreto a la mujer, esperó a ver cuál era el que ella veía y le parecía interesante. Los videntes no suelen dominar todas las áreas de enseñanza y suelen tener predilecciones internas. - ¿Qué pretende una semiDemonio adquiriendo la habilidad de la Videncia? Veo que acabas de dejar el estudio de otra, aunque no llego a encontrar el motivo por el que no te guste la posibilidad de tratar la Vida y la Muerte... Se diría que una demonio disfrutaría con la Nigromancia... Tal vez sonara algo seco. Había despertado antes de ver el motivo y no le gustaba el desconocimiento. Además, hablando con ella sabría cómo orientar sus estudios. Había tantas ramas en la Videncia que prefería buscar la inclinación de sus alumnos antes de imponerles conocimientos diversos que le hicieran abandonar la materia. Y, aunque Sajag ya había visto el resultado de aquella clase y la decisión final de la muchacha, quería que fuera ella la que se obligara a adquirirla y no hacerle perder su tiempo.
  14. Sajag

    Prueba de Videncia #1

    Había estado leyendo aquel hermoso ejemplar de un aritmántico antiguo, de la época de esplendor de la Grecia Clásica. La lectura siempre había sido revivificaste pero, en esta ocasión, no la pudo saborear como hubiera hecho en su cama, de noche, a la luz de las estrellas que entraría por uno de los amplios ventanales de su habitación, con los pies calzados con unos patucos de lana de yamak que había heredado de su maestro. No. Con su Ojo Interior activo notó que la mujer estaba desconcertada y empezaba a perderse. No podía negar que la poción de hierbas aromatizadas (y algo más) que les había dado a beber era un fuerte brebaje que les ayudaría y les atormentaría a la vez con visiones tortuosas y decisiones más difíciles todavía. Intentó endulzarse con las palabras antiguas en el idioma natal pero el griego se le escapaba contemplando el avance del muchacho. Era listo y atrevido, cualidades muy necesarias para sobrevivir en el mundo de un Vidente. Había sabido ver el camino correcto entre todas las distracciones que las Visiones le habían estado interrumpiendo. Y, sobre todo, había conseguido traer la bola intacta. Cerró el libro con cuidado, casi acariciando las páginas antes de rozar apenas el lomo y dejarlo encima de su prominente barriga. El Arcano hindú examinó a su discípulo y una sonrisa orgullosa cruzó su cara, a pesar de que ya sabía que lo iba a conseguir. - Bienvenido al Portal de la Pirámide, el lugar donde los Arcanos nos jugamos nuestro derecho a pasar la prueba. Puedes repensarlo y dar media vuelta, el camino de salida te será mostrado de forma recta y sin ningún peligro, de vuelta a la seguridad de la Universidad. No se tendrá en cuenta esta negativa, aún puedes negarte dos veces más a pasar la Gran Prueba si no te crees preparado. Piénsatelo bien antes de dar tu palabra vinculante. En cuanto digas que sí, no habrá vuelta atrás. Estarás a merced de ti mismo y ni siquiera yo podré ayudarte. Si te pierdes y no superas las visiones que tú mismo te crees, si no eres capaz de encontrarte a ti mismo al entrar, el mismo Portal desdeñará tus esfuerzos y serás eliminado. Sajag se mantuvo con el rostro lo más impasible que pudo. Sabía el resultado pero le correspondía a Ishaya el averiguarlo sin que él le dijera nada. - Cuando decidas lo que quieras hacer, agarra con fuerza la bola y aprétala entre tus manos. Si tu decisión es la correcta, se convertirá en una copia del Anillo de Arcano de Videncia, un anillo provisionalmente con todo su poder, con toda su fuerza que te ayudará a interpretar y a "ver" lo que necesitas para superarte a ti mismo. Te dejo elegir. El Arcano no varió ni un ápice la expresión de su cara pero ahora su Ojo Interior había vuelto hacia la mujer de pelo negro. Le observó en la distancia, expectante, sin saber si debía o no ayudarla. Pero ya se había visto dándole un empujoncito así que actuó, puesto que no se pueden tener paradojas consigo mismo sin volverse loco o sin necesitar un brebaje adicional de plantas calmantes, algo que no le apetecía en absoluto. Un susurro envolvió a la mujer y le acarició el pelo como si fuera una corriente de aire. - Si te encuentras perdida, sigue a tu corazón y que él te guié si tus ojos no te dejan elegir de forma correcta... Sajag volvió en sí y esperó que Ishaya decidiera su actuación, sin dejar de vigilar a Amya_An para que no acabara muerta. Eso no lo había visto, así que no podía suceder. O sí... A veces las Visiones tienen incógnitas que hasta un gran maestro puede equivocar si no está atento.
  15. Sajag

    Videncia

    Inefable... El Arcano aspiró con fuerza y se dio cuenta que hacía rato que el incienso se había apagado en el inciensario de barro. Ello le causó extrañeza, puesto que juraría que había puesto una varita de larga duración y que no había pasado tanto dentro de aquella instancia. Por supuesto que sabía que era inefable. Estaba acostumbrado a sentir el eco de sus pensamientos y de las palabras de los acompañantes, algunas veces alumnos, otras veces profesores con los que se cruzaba en los pasillos de la universidad, pocas veces con otros Arcanos a los que decidía visitar para concretar alguna visión parcial que había sentido sobre sus habilidades y, casi nunca, con los Uzza que sabía estaban allá, en alguna parte. Sajag sabía todo lo que le estaban contando y el tiempo gastado con el resto de personas no le parecía muy útil, a veces; casi siempre. Sin embargo, escuchaba al estudiante con la paciencia y serenidad que le caracterizaban. Era un arcano tranquilo, comparado con otros iguales que habían accedido a dar aquella habilidad en Londres. Mantuvo el semblante atento a las palabras del Gryffindor a pesar que su mente analizaba los detalles que le rodeaban que le intranquilizaban. Estaba acostumbrado a los olores de sus hierbas variadas y que el incienso se hubiera acabado le producía una distracción que no esperaba. Sabía que el chico era inefable, aunque desconocía el significado de ese puesto de trabajo, Para él, no había barreras para ver el futuro y comprender el presente que lo había desarrollado; o que lo iba a desarrollar. Por ello, no interrumpió al muchacho cuando le dijo que le gustaba ser inefable y que no iba dejar de serlo. - Thomas... Thomas... Interrumpìó al muchacho porque parecía una máquina de hacer preguntas y, aunque era divertido, no lo era tanto cuando ya sabía que iba a preguntarle esos detalles. A veces, odiaba esa clarividencia que le permitía vislumbrar las palabras que saldrían de la boca de sus interlocutores. - Relájate... Es cierto que esta habilidad nuestra nos da una fama de personas raras y, en algunos círculos, más cercanas al mundo del espectácul.o, pero tú y yo sabemos que no es cierto. Yo sé, y sé que tú también sabes, que son nimiedades que no pueden apartarnos del camino correcto. No debes sentirte mal porque tus cualidades te hacen ver más allá que el resto de las personas que no han sabido desarrollarse. Así que ahora dejarás un poco de lado esta inquietud de sentirte discriminado y pasarás a sentirte agraciado por ser de los pocos llamados a controlar la habilidad de la Videncia. En su mente ya había visto el resultado de la prueba pero debía evitar darle pistas. Por lo contrario, era su deber preparar su cuerpo y su alma para resistir el gran sacrificio de despertar el mal llamado "Tercer ojo". Su mente se distrajo un momento con la mención de la miel. Sajag tocó disimuladamente su panza y pensó que no le importaría compartir una merendola a base de dulces de miel con el muchacho. Pero ya se había visto ayudándole con la numerología y los posos de té sin ninguna mancha del exquisito dulce en su ropaje, así que dejó sus mundanos deseos y asintió ante la precisión que demostraba ante la preparación del té. - En algunos paises lejanos, es toda una ceremonia el servir el té - murmuró levemente, como si estuviera hablando con otra persona ajena. Después se dio cuenta que no era el momento más apropiado para hablar de las geishas orientales, porque se desviaba mucho del temario que quería inculcar en el muchacho, por lo que cambió, tal vez demasiado abruptamente del tema. - La Aritmancia o el estudio de los números esel nombre que se daba en la antigüedad a la Numerología actual. Había replicado en un tono casual y una sonrisa bonachocha; esperaba que ello no le restara fuerza a su comentario. Muchos magos no tenían claro el significado de la Aritmancia y pensaban que su uso no iba más allá de hacer cuentas numéricas para los duendes de Gringotts. - Permíteme que prepare un Aromatium apropiado para este momento. Por si no lo sabes, es muy importante abrir todos los sentidos para llegar a dominar la técnica de la Clarividencia. Uno de los que tenemos más olvidados es el del olfato. A veces me pregunto cómo los londinenses pueden vivir en ese ambiente tan... lóbrego. Mi país natal es rico en fragancias naturales, picantes como el azafrán, dulzón como el sándalo... Perdona, Thomas... Creo que disgrego un poco. Las hierbas aromáticas son muy importantes para alcanzar el grado de concentración justo para la Videncia. Supongo que conoces el uso de ellas, ¿verdad? Sabía la respuesta que le iba a dar, por supuesto, pero tenía que hacerle la pregunta, para que el muchacho pensara en las hierbas, usuales y raras, que debería utilizar a menudo. Sajag manejó con rapidez un cortahojas pequeño, escogiendo algunas muestras de varias plantas secas y desmenuzándolas en un pequeño contenedor de barros con agujeros por el que soltarían el aroma. Lo colocó con suavidad en el centro de la mesa en la que estaba la tetera que había utilizado su discípulo hacía apenas un momento. Después se sentó de nuevo. En aquel momento, su cara brilló, tal vez por la luz del sol que entraba por los amplios ventanales. - Aritmancia es un estudio que implica el conocimiento del valor mágico de los números y que ya se daba en la Grecia Antigua. Es una parte de la Videncia basada exclusivamente en el raciocinio de los números, en cálculos matemáticos más o menos simples y en potenciar los puntos débiles de cada persona para superarlos y fortalecer el espíritu. Es una ciencia poco usada hoy en día, es una lástima que esté cayendo en desuso porque ten presente que su erudición te ayudará a superar obstáculos improvisados que intenten tergiversar la interpretación de un sueño o las trampas de otros magos para que no puedas llegar a conocer su futuro. Sajag sabía la importancia de conseguir simplificar cualquier aspecto importante de la vida del hombre en un número. En muchas ocasiones de su alejada juventud, había conseguido sobrevivir gracias a conseguir numerar la circunstancia que le atribulaba. - No sólo es interesante conocer tu número de la vida, o del carácter, o del año... Un buen vidente puede ayudar al prójimo a elegir días concretos para acontecimientos importantes, como por ejemplo, pedir en matrimonio a la persona amada en el día más favorable a su número de personalidad. Por supuesto, se pueden dar paradojas súbitas en que el día auspiciado para el sujeto sea el nefasto para su pareja. Por eso no es una ciencia exacta sin tener en cuenta todos los elementos que pueden intervenir. Pero en circunstancias generales, todas y cada una de las decisiones de tu vida pueden escogerse según la numerología, para inclinar la suerte hacia tu lado. Sabía que estos conocimientos no se podían conocer en un día, pero intuía (sabía, había visualizado) que Thomas era un chico agradable y que tenía una capacidad innata para este tipo de estudios. Tomó un sorbo de té e invitó al muchacho a que le imitara. Al fin y al cabo, si querían leer los posos del té, necesitaban vaciar la taza. Cerró los ojos y asintió ante la confesión que llevaba esperando desde el principio de la velada, desde que había entrado en la habitación. Sonrió, aún con los ojos cerrados y murmuró: "Por fin"... - Ahora me explico porque esta noche soñé con un hermoso niño que gateaba... Elros es tu nombre, pero estás usando el de Thomas por un motivo que - dudó en usar el "ambos" y prosiguió - tú conoces para mantener un secreto que te corroe por dentro. No seré yo quien use mi Clarividencia para delatarte, Thomas. Dijo su nombre actual expresamente para que supiera que, con él, estaba seguro. Al fin y al cabo, cuando consiguiera vincularse al anillo, todos los que en ese momento estaban vinculados a su propio anillo de Arcano conocería todas las visiones que el muchacho aportara a la unión de Videntes consagrados. - Bien, nada mejor para alejar los malos espíritus que la esencia de este té - el Arcano apuró su taza hasta que en el fondo quedaron un grumo de hojas aún mojadas por la tibieza del agua. - Venga, bebe. Mientras, te diré que tu número es el 5. Curiosamente, el Cinco es el número ideal del 2016 para los cambios y el progreso. Estoy convencido que esto dice mucho de ti y de lo que mucha gente espera de tus acciones. El Arcano no quiso comprometerse a más. No quería sonar ambiguo pero, por desgracia, el conocer el futuro no significaba divulgarlo. Muchos magos videntes habían sido torturados y asesinados en el pasado por predecir malas noticias que nadie quiere conocer. Los Reyes, alta alcurnia o el más simple de los campesinos..., todos quieren que les digan los felices que van a ser o las ganancia y grandes acontecimientos heroícos que les sucederán, aunque sean mentira. - Bueno, Thomas... Creo que eres un niño encantador, pero no debes usar los giratiempos de forma indebida... Sajag sonrió de nuevo y contempló su taza. Después chasqueó los dedos de la derecha y uno de los libros salió volando hacia su mano. Lo depositó junto al que había dejado antes y le preguntó: - Bien, dime lo que ves. Quiero que interpretes los posos de mi taza según este libro de "significados ocultos en los posos del té". Y también me gustaría que leyeras las propiedades mágicas del 5 y dijeras si coincide con tu personalidad. Sajag entrecruzó los dedos sobre su abdomen ligeramente abundante y cerró los ojos, esperando las palabras del chico. Si realmente sucedía como había visto, su respuesta iba a ser impresionante.
  16. Sajag

    Videncia

    El rollizo arcano sonrió de forma afable al muchacho pelirrojo. Lo que contaba sobre el número cuatro era importante, por supuesto, pero él ya había visto esta conversación, no en su totalidad, pero sí en su esencia, en una Visión, con lo que su confesión no le pillaba de nuevo. Era algo con lo que siempre había tenido que vivir, saber por adelantado lo que iba a a suceder a su alrededor. Aún así, siempre esperaba sorpresas y se vanagloriaba de lo efímero que era el futuro, lo voluble que podía llegar a ser el presente, lo brumoso que será el pasado cuando se domina en su completa totalidad la Habilidad de la Videncia. Pero a Sajag no le gustaba ponerse filosófico delante de sus discípulos. Eso se adquiría con la práctica, la experiencia en las múltiples visiones y con el fracaso de las interpretaciones. Por ello, mantuvo la sonrisa mientras Thomas le explicaba aquel cambio de Departamento que le habían sugerido. - ¿Y no te sientes intrigado por lo que ellos llamaron "extraño"? - Curiosamente, al Arcano le hubiera interesado más saber porqué le habían aconsejado que se cambiara de lugar del trabajo. Ese detalle no constaba en su visión, así que no sabía si el muchacho había acatado el consejo y se había postulado a otro trabajo ministerial. No todos los detalles aparecen en una buena visión. No importaba. Si era un dato importante en la vida del chico, lo vería, en algún momento. Ahora le interesaba hablar con él. Se sabe mucho de una persona charlando un rato sobre el tiempo o los dulces de frutos rojos que con un examen sobre conocimientos. El hablar de forma directa era más agradable que las visiones y las interpretaciones de las cartas. - He de reconocer que ya sabía que eras hijo de nuestro afamado Director de la Universidad. La voz del Arcano era tan amable como su figura proyectaba. No añadió si se lo había dicho el mismo Señor Gryffindor o si lo sabía de una manera espiritual. Era mejor mantener cierto misterio que hacía más atractiva su clase. Algunas personas no creían en el Ojo Interior y se burlaban de esta Habilidad. Sajag no respondía a provocaciones; no le hacía falta. Un ligero murmullo sobre el futuro próximo de una forma ambigua era suficiente para calmar cualquier ánimo en contra. Sajag no era violento, su sonrisa y sus predicciones proféticas le habían proporcionado la suficiente fama en el mundo entero para desarmar a quien se atreviera a menospreciar su clarividencia. Sajag elevó los ojos castaños hacia el techo de la habitación, como si fuera capaz de ver más allá del muro de la misma. Después volvió la mirada hacia el muchacho y amplió la sonrisa. - Siempre he dicho que las madres tienen una gran intuición que les abre el Ojo Interior. Has de saber, muchacho, que todos tenemos la capacidad de ver más allá de lo que muestran nuestros ojos, sólo que pocos son los llamados a desarrollarla. - Sajag lanzó un suspiro. - No permito la palabra "paranormal" en mis conversaciones, puesto que eso es para ineptos parlanchines que pretenden dar un concepto despectivo de anormalidad a los Videntes que realmente conseguimos desarrollar nuestra visión interior. Recuerda esto, Thomas, es más fácil burlarse del contrario que aceptar la propia incompetencia. Ante todo, hemos de ser humildes de nuestra ignorancia para despertar el deseo de saber más sobre nosotros mismos. Creo que es eso lo que te ha llevado hasta aquí. Ahora que ya había dejado clara su postura sobre la Videncia, Sagaj mordisqueó una de las galletas, royéndola como un ratoncito, migaja a migaja, con lentitud y saboreando con todo detalle el gusto que le dejaba en el paladar y disfrutando con los sentidos que se despertaban con una acción tan simple como el masticar una golosina. - Cada Vidente desarrolla una particularidad específica, pero es bueno que estudiemos todas las posibilidades de esta habilidad. Por eso, me gustaría que te sirvieras un té, si no te importa servirte tú mismo. Sin azúcar, es mejor que el dulce no arruine la interpretación de los posos. Le señaló una tetera humeante que parecía estar esperando a que alguien se fijara en ella. Era una abollada tetera con una asa de mimbre, que denotaba mucho uso. A su lado, dos tazas de madera pulida esperaban ser utilizadas. - En cuanto a la Numerología, es una de las ciencias metafísicas menos conocida o entendida por el ser humano en general, sea muggle o mago. Se puede decir que es la más vilipendiada por todos y, sin embargo, su acierto es prácticamente total. Todo lo que puede serlo la Videncia. Supongo que sabes que no sólo hay que saber "ver" sino también "interpretar". Por ejemplo, en tu caso, podrías haber jugado a un caballo ganador con el número cuatro en un hipódromo y no haber ganado, o haber contado hasta cuatro mujeres en una heladería y haberles pedido salir y es muy probable que te hubieran dado calabazas. ¿Te hubieras imaginado que el cuatro que te había atormentado en sueños se refería al cuarto día de la semana, a las cuatro de la tarde, con cuatro hombres que te dieron un consejo...? Se tocó la barriga sin darse cuenta. Sajag, a veces, se dejaba llevar por los pensamientos y no recordaba que tenía delante a alguien que podría mirarle como a un hombre poco cuerdo. - O pongamos lo contrario, ¿estás seguro que esos cuatro significaban exactamente eso y no otra cosa? No te preocupes, muchacho - se apresuró a añadir, antes de dejarlo más confundido. - Si estás preparado, aprenderás no sólo numerología sino a visualizar el significado de todo lo que sueñes, a interpretar de forma correcta, a conocer incluso el futuro que te espera... ¿Te apetece empezar con los números? Mi número de nacimiento es el 7, símbolo del pensamiento, la espiritualidad, el análisis psíquico, la sabiduría... Lo es desde que mi madre me dio a luz en la India, en un pueblecito hermoso de grandes plantaciones de té. Y, sin embargo, no fue hasta que estudié la Numerología que supe que había acertado en todo. El Arcano se acercó a la librería y pasó uno de sus rechonchos dedos, el índice, por el lomo de los tomos que había leído una y mil veces, hasta encontrar el que necesitaba. Lo abrió por la página deseada y leyó en voz alta: "Son personas amantes de la lectura, el estudio y las ansias por aprender. Tendentes a proyectar su vida en una esfera de idealismo y actividad intelectual. Habilidades para el análisis y la investigación y la inteligente búsqueda del conocimiento; estudioso, meditador amantes de la Soledad y de la Paz, con tendencia al aislamiento". Sajag cerró el libro y se lo tendió al pelirrojo. - ¿Sabes tu número de nacimiento? Es muy fácil de calcular. El conocerlo te ayudará a saber como te afectará el presente y el futuro en tu vida. Y a aceptar tu destino con total calma y naturalidad. Esperó a que se decidiera a cogerlo o a tomar el té. Cualquiera de las dos sería buena para empezar con la enseñanza de la Videncia.
  17. Sajag

    Prueba de Videncia #1

    Sajag no siempre había tenido ese aire apacible y bonachón que mantenía en la Universidad. Sus modales eran amables y educados pero hubo un tiempo en que él no era así, muchísimo tiempo en realidad... Rebelde... Atrevido... Bastante desdeñoso con las normas... Ahora, mientras esperaba ante el portal la llegada de sus pupilos, un hombre y una mujer, tuvo un pequeño ataque de melancolía y recordó como había sido su niñez, su juventud, su estadía en el templo donde aprendió su habilidad como Vidente y su madurez. El hombre respiró profundamente el olor a sándalo con el que había impregnado la pirámide. El muchacho y la muchacha (así podía llamarles él, que era centenario aunque no lo pareciera en su semblante) estaban cerca, pero no se apresuraban. Sajag les veía, no perdía detalle de sus avances hacia la cita con él mismo, aspirando el aroma que le recordaba a su India natal. El sándalo era el matiz más apropiado en ese instante y, como había visto con su Ojo Interior cuando había comenzado la enseñanza, sabía que los chicos lo necesitarían cuando llegaran al portal y se enfrentaran de nuevo a la Gran Prueba para adquirir el anillo. De fragancia dulzona y sensual, era un sedante natural que les vendría muy bien mientras pensaban la respuesta. Era una grave decisión, adquirir el anillo de la Videncia no estaba permitido para pusilánimes y llegar hasta el final era un camino largo y dificultoso que no pocos habían fallado. Sajag tocó su barriga prominente y sonrió de forma triste. Le hubiera gustado aplacar la espera con algunos frutos secos y alguna vianda rica en proteínas. Dio vueltas a su sencillo anillo de cobre mientras la piedra rosácea que se hallaba engastada en él parecía brillar con vida propia. El hombre había tenido antes una visión de sí mismo, allá, oliendo aquella fragancia y quejándose de hambre, así que no había traído nada de comer. La Videncia muestra lo que es, lo que fue, lo que será. Sajag conocía lo que había pasado, lo que iba a pasar, el futuro de la experiencia de ambos pupilos. Sabía del potencial de Ishaya y de Amya_An. Así que sólo tenía que esperar que ellos supieran guiarse de su instinto natural y que nada torciera su destino. Su permanencia allá no sería larga, estaban cerca. Menos mal que, al menos, se había visto leyendo un libro y lo había traído, para matar el tiempo...
  18. Sajag

    Videncia

    Con los chicos en la prueba, haciendo lo posible para matricularse en su habilidad, había quedado un poco sumido en sus pensamientos. Tenía la mente ocupada por la cantidad de información que había recibido e incluso había tenido pequeñas visiones cada tanto, minúsculas visiones del futuro que no daban mucho para conocer y que dejaban más dudas para su mente. Fue por ese motivo que se sobresaltó cuando un chico lo llamó por su nombre, haciendo que alzara la vista de un libro que no había estado leyendo realmente para verlo. Por un momento había pensado que se trataba de una de sus visiones, hasta que empezó a presentarse. De inmediato, la amable sonrisa del Arcano resplandeció y se puso en pie para saludar al muchacho. Era de una edad similar a los jóvenes que había estado viendo por ahí e indudablemente parecía emocionado con el hecho de ser su discípulo. Él nunca los había llamado así, le gustaba verlos como compañeros de habilidad, como personas que querían una guía para poder lidiar con el poder que estaban empezando a conocer. Pero no lo interrumpió, ni lo corrigió, simplemente le tendió la mano y cuando tuvo la suya, la cubrió con la otra como señal de respeto. —Bienvenido, Thomas. Pasa, pasa adelante, no me molesta para nada. ¿Quieres una galleta? Antes de recibir una respuesta, como era común en él, buscó la bandeja que había dejado ahí donde había estado sentado y se la tendió al Gryffindor, esperando a que tomara una de las ricas galletas de frutos rojos. Él mismo tomó una y se la llevó a la boca, desgutándola como si nunca hubiera probado algo mejor. —Dime, chico, ¿hace cuánto has notado que tienes el ojo interior? Sabrás a estas alturas que no todo el mundo lo posee. Es curioso cómo los magos e incluso los muggles, que desconocen la historia de la magia y la cantidad de poder que poseemos, suelen fingir que tienen visiones con el fin de ganar dinero. Ja, si supieran que no se puede vivir de esto —soltó una pequeña carcajada divertida y se sentó, después de esperar a que Thomas hiciera lo mismo—. Hay que tener más que el don para poder ver y, sobre todo, hay que lidiar con las visiones. Hizo un gesto con las cejas pobladas, inclinándose sobre el libro que había estado "leyendo" antes y empezó a pasar las páginas hacia atrás, casi hacia el inicio. —Dice aquí que la videncia ha estado con los magos mucho tiempo antes de que supieran que existía. Es un carácter extraño que no todo el mundo tiene, un gen que sobresale solo en un grupo selecto de personas. Hay familias enteras que se han pasado el don de generación en generación. ¿Alguien en tu familia tiene este don? Cuéntame un poco de ti, dime cómo es que has llegado a mí. Se acomodó en el cojín, cruzando los dedos gruesos sobre la barriga y esperó a la historia del joven. Le interesaba. No sólo porque le gustaba establecer un vínculo con sus estudiantes, sino porque así podría saber por dónde empezar con él. Con Amya había tenido una pequeña visión directa, mientras que Ishaya había explorado la Quiromancia. ¿Y él? ¿Cómo había llegado a saber que podía ser un vidente? En cuanto se lo dijera, reuniría nuevas especias para crear un brebaje completamente personal para él y empezar con el camino de la enseñanza, que duraría todo lo que él avanzara. —Adelante, sólo muerdo mis galletas —bromeó.
  19. Sajag

    Prueba de Videncia #1

    Con una velocidad más pausada que antes, preparó un segundo cuenco de aquél brebaje que había dado antes a Ishaya. El líquido tan transparente que parecía un espejo, oscilaba ligeramente en el recipiente de barro que había destinado a Amya. Ya con ambos surtidos, los sentó en unos cómodos cojines que no habían usado antes y los miró con seriedad, una expresión que delataba la importancia de la prueba. —Lo voy a preguntar una vez más, ¿están dispuestos a tomar la prueba de Videncia? Aguardó por un momento largo y asintió. —Al beber esto, su ojo interior se abrirá por completo. Se ha mantenido a raya porque así lo he querido, pero ahora les llegarán todas las visiones de golpe. Esto puede ser peligroso. Así que, si se sienten preparados, beban. Tan solo poner los labios en el té que había prepadado, con un componente que los haría tener visiones cada tanto, empezarían a sentir que caminaban en la nada. Y su camino era largo, muy, muy largo. Sajag se puso en pie mientras ellos bebían y empezó a dar las indicaciones. —Su camino empieza en el lago, donde encontrarán los botes que pueden llevarlos a la isla. Una vez que hayan llegado, deberán cruzar el laberinto y hallar la salida antes del anochecer. Una vez que hayan salido, verán la pirámide donde los estaré esperando y proseguiremos. Ese té que acababa de darles sería el mejor enemigo tanto de Amya como de Ishaya, pero el hindú no había dicho nada al respecto. Tan solo tocar el agua del lago, el mareo se intensificaría a un punto preocupante debido al viento, que movería el bote con violencia en todo el trayecto. Las visiones empezarían ahí, probando la fortaleza que debían tener al ser videntes; no era una cosa de juego, los dos podrían llegar a tener visiones así a diario y a veces en situaciones adversas. Una vez en la isla, los fuertes olores de las hierbas del Arcano jugarían con sus mentes al punto de confundirlos. Encontrarían un juego de cartas del tarot y tendrían que leerlas correctamente para saber qué camino tomar, en un momento determinado; la selva era amplia y los caminos sobraban, así que entre los olores y sus propias visiones tendrían que escoger su destino sabiamente: cuesta arriba, entre los árboles, de regreso. Posteriormente, el laberinto. Era enorme, plagado de caminos estrechos y cambiantes que los retrasarían. Y como si fuera poco, Sajag se puso en pie. —Su misión no es sólo llegar a la pirámide a mi encuentro -les comentó, yendo en busca de un par de objetos. Cuando regresó, tenía una bola de cristal en cada mano. Una naranja, la otra verde. Entregó una a cada uno de sus pupilos y buscó otra, la cual se partió cuando dio un golpecito con el índice en su superficie. —Esta bola es fundamental para sus tareas posteriores. Es altamente quebradiza e imposible de reparar. Cuídenla con su vida o no se molesten en llegar a la pirámide. Sonrió como si estiviera viendo partir a sus hijos y desapareció, moviendo la varita de cristal ante él.
  20. Sajag

    Videncia

    —Maravilloso. Entusiasmado con el progreso de su estudiante, era la única palabra que Sajag expresaba desde que Ishaya había comenzado a leer las cartas. Si era familiar de Amya, como había llegado a entender en su relato, podría tratarse de un don hereditario que no era precisamente lineal y por ello tenía una forma tan particular de saber lo que hacía. Leía las cartas con soltura y parecía estar tan en casa como podría estarse en un sitio que, para el resto de la población, resultaba ser poco hogareño. Él habría usado expresiones diferentes e incluso términos distintos para referirse al significado de cada carta y ese era el motivo de su entusiasmo. ¿Cuál sería la gracia de un vidente si decía las cosas igual a lo que se esperaba de otros? Ishaya lo estaba haciendo curiosamente bien y, aunque aún no pasaba la prueba correcta, debía admitir que él tenía las de ganar en aquella habilidad. Asintió complacido cuando la lectura concluyó y chocó las palmas sin hacer un ruido exuberante, simplemente demostrando su gratitud. —Maravilloso —repitió por enésima vez, tendiéndole una mano al hombre y estrechándola como si hubieran sido amigos por mucho tiempo—. Creo que ya tienes el truco. Sígueme, quiero darte el último de mis brebajes. ¿El último? Así era. Estaba seguro de que Tonks tenía más que el truco, sino una inclinación natural a hacer cosas de dicha habilidad. Había sabido leer las manos y había interpretado cada línea a la perfección, además de haberle agregado un toque personal a cada predicción. Asimismo, había reaccionado muy rápido a lo que vendría siendo una de las bebidas más pasivas que él otorgaba a sus pupilos y había abierto su mente sin negarse a ello, por más complicado que resultara en el momento. Así que, en pocas palabras, estaba listo para enfrentarse a un nuevo desafío y, quizás, el último. Las piernas del Arcano eran tan robustas como el resto de su cuerpo pero se las arregló para llegar en menos de un minuto a la zona donde solía preparar el té y ponerse en marcha. Para cuando el reportero llegó a su lado, ya trituraba una serie de especias y plantas raras para el continente Europeo y el agua humeante expedía vapor de un cuenco más elegante que los que había usado hasta el momento. ¿Eso acaso era menta? Quizás hierbabuena, era difícil decirlo con aquél hombre. Los olores inundaron la habitación cuando empezó a aplastar las últimas hojas en el mortero, unas con una extraña coloración plateada. Era agradable al olfato, fuerte, pero no invasivo. Sin embargo, al mezclarlo con el agua caliente toda la sala quedó en una tranquilidad extraña, imperturbable. Todo parecía obra de lo que hacía con sus utensilios y se intensificó aún más cuando sacó la varita de cristal de su lugar, haciendo una gran floritura elegante y rigurosa, la cual terminó en un remolino ascendente sobre el cuenco. El brebaje pasó de ser multicolor a ser tan claro como el agua, tanto o más incluso, que al entregarlo a Ishaya este podría verse a sí mismo como en un espejo. —Dime, ¿qué ves? ¿Qué hay en ti que llame tu atención, que te enorgullezca? —una pequeña sonrisa apareció en el rostro del amable hindú al realizar un ademán hacia el Tonks, indicándole que prestara atención a sus palabras siguientes—. Esa es una pregunta que debes responderte sólo a ti. Lo que quiero que me respondas a mí, es si estás dispuesto a tomar la prueba de Videncia. ¿Quisieras tomarla, joven?
  21. Sajag

    Videncia

    —Oh, querida, discúlpanos. Rápidamente, Sajag se movió hasta la mesilla que tenía detrás y sirvió un vaso de agua para la muchacha. Lo más probable era que se hubiera ahogado por el mismo nerviosismo de cada visión que había tenido hasta el momento. Él lo comprendía y por ende no había dicho nada al respecto, sólo le dio el agua y escuchó sus palabras después de haber escuchado a Ishaya. Ambos tenían historias interesantes, cargadas de emociones y repletas de signos que los ayudarían en el futuro, que harían que su ojo interior funcionara de una manera mucho más simple que en la actualidad. Amya, sin embargo, era el caso contrario. Había practicado durante horas y horas, había bebido sus bebidas calientes y exóticas, había probado incluso las bolas de cristal. Estaba lista, desde su punto de vista, para enfrentarse a cosas más fuertes que las que había hecho hasta el momento. Se sentó entre sus dos estudiantes y miró primero a uno y luego a otro. Ishaya parecía tener futuro en la cátedra. Se desplazaba por su propio ser como un gran conocedor, podría superar los retos de la clarividencia con la misma rapidez que su joven amiga. Pero ella estaba un poco más adelantada que él, por lo que permitió que se fuera para poder hablar con ella en privado. —Nos vemos por la mañana —se despidió del Tonks, bajando la cabeza y extendiendo los brazos como todos los hindúes hacían a la hora de demostrar respeto y lo vio partir. Entonces, sus ojos amables se posaron en Amya. —No, no será nada de eso —le dijo con una ligera sonrisa asomada en los labios, pero pronto su expresión se tornó seria—. Has superado todas mis pruebas hasta el momento, haciendo que tu cabeza funcione de una forma distinta y abierta a como funcionaba la primera vez que entraste aquí. Es momento que decidas si tú estás lista para seguir adelante. Así que, Amya, ¿quisieras tomar la prueba de Videncia? La respuesta podía ser positiva o negativa, dependiendo de ella, pero esperaría al día siguiente. La ayudó a levantarse luego de que él mismo lo hiciera y la escoltó a la puerta. —Piénsalo bien esta noche y mañana me darás tu respuesta. Buenas noches. ~o~ Mucho antes de que las luces del alba irrumpieran en su habitación, el hombre había salido de una ducha aromática y contemplaba el cielo con su ropa limpia ondeando a su espalda. El olor a incienso seguía siendo intenso, aunque había esperado a desayunar para encender tres varillas a lo largo de la sala en sus correspondientes platos de oro. Por algún motivo desconocido, aquella mañana se sentía un poco más tradicional que de costumbre. Se había enfundado un traje tan típico de su tierra natal que parecía más extranjero de lo que ya se había visto el día anterior e incluso había tenido el detalle de marcar su frente con tinta roja, un punto claramente visible sobre su entrecejo. Había tenido un sueño agradable. Se había visto a sí mismo teniendo un gran día y eso, tomando en cuenta la paz en la que vivía hacía años, era el mejor de los regalos que podía recibir. Su don era parte de él, de su día a día y la misión era hacer que Ishaya se sintiera tan cómodo como lo hacía él. Se giró al escuchar la puerta, quién sabe cuántos minutos después y reconoció el golpeteo del mago, puesto que había tocado de la misma manera antes. Al ir a abrirle, notó que alguien había reemplazado sus galletitas de frutos rojos por galletitas de avena. Frunció el ceño con cierto disgusto y tomó una antes de girar el pomo, permitiendo la entrada de su pupilo. —Siempre puntual, ¿ya desayunaste? Le entregó la galleta y lo guió a una sala contigua que él no conocía hasta el momento. —Empecemos por algo sencillo —explicó, presentando la habitación con un gesto—. Esto es una sala del Tarot, ¿habías estado en una alguna vez? Había una mesa pequeña parecida a la que tenía en la sala principal, rodeada de cojines más grandes y cómodos que los que solía usar. Todas las paredes eran violetas, por lo que la luz hacía que pareciera que estuvieran encerrados en una mora gigante. En el centro de la mesa de ébano, un juego de cartas estaba perfectamente apilado junto a uno igual. Mientras que uno tenía la cara trasera de color plateado, el otro lo tenía de un cobre tan brillante que casi parecía dorado. Sajag tomó asiento frente a Ishaya. —Elige —pidió—. Tu elección es importante, porque sabrás qué es lo que te resulta llamativo. Cuando sepas qué es lo que tú quieres, podrás elegir el resto de las cartas. Esto funciona de una forma sencilla. Una vez que elijas, el otro desaparecerá y podrás echarle un vistazo. Si no sabes el significado, puedes consultar el libro que está bajo la mesa, así te instruirás. ¿Vale? Cuando termines podremos ver si me haces una predicción, ¿te parece?
  22. Sajag

    Videncia

    —Tranquilo, tranquilo. Había prestado toda su atención al muchacho, dando tiempo a Amya de que procesara también su última tarea, asintiendo cuando era necesario y acercándose a él a medida que iba debilitándose. Su madre le había dicho alguna vez que solía desmayarse mucho y temía que al hacerlo, Ishaya se golpeara con la mesa o algo peor. Las primeras visiones eran así, fuertes, chocaban con tu realidad y te hacían inestable. Pero era un chico fuerte y antes de que él se moviera incluso, se hizo con el té para aliviar su mente. Eso había sido inteligente, porque había estado muy cerca de perder la conciencia. Sin decir nada para no agobiarlo, el hindú le tendió de nuevo la taza de té, que había quedado a la mitad después de su trago y le ofreció una de sus famosas galletas de frutos rojos. Para ese entonces parecía que tenía la extraña habilidad para sacarlas de la nada sin hacer magia o que tenía un arsenal oculto bajo la manga, sólo que Ishaya estaría aún muy confundido para notarlo; y para eso era el azúcar. Sus brebajes tenían ricos sabores exóticos pero carecían de dulzor, cosa que lo ayudaría a recuperar el hilo de sus pensamientos. Esperó y cuando volvió a ver el color en sus ojos, se irguió de nuevo. —¿Mejor? —a pesar de estar atento, no parecía preocupado. Tenía el semblante sereno y una pequeña sonrisa torciendo la comisura de sus labios—. Lo has hecho bien, no te preocupes por esto. Es normal. Como le dije a Amya antes, me sorprendería si hubieras salido ileso a la primera. Estiró la mano para tomar el pesado libro de clarividencia y pasó las páginas con lentitud, buscando algo en específico. Y mientras lo hacía, su voz pacífica volvió a resonar en la silenciosa sala. —Has acertado en todo lo que has dicho. Vi tu mano antes, ¿recuerdas? Es algo que no podemos evitar, los que poseemos este don, abusar un poco de nuestros beneficios. Cuando encontró la página, formó una "O" con los labios como si jamás la hubiera visto antes y se dedicó a leer entre las palabras escritas para encontrar lo que deseaba mostrarle. Y cuando la halló, movió la vara de cristal en el aire para que el texto apareciera en el aire frente a los ojos del Tonks. Como esas proyecciones holográficas muggles, las letras flotaban frente a él como si fueran restos de neón azul y formaban las palabras del libro en el mismo orden, perfectamente legibles y poco luminosas para que no acentuaran el dolor de cabeza de su pupilo. "Los lazos familiares son pilares importantes para la formación del hombre. Estos pueden fortalecer o debilitar a psiquis dependiendo de la forma en que el individuo lo perciba en la infancia. Una persona con lazos familiares fuertes suele ser más apegado a las tradiciones y a la rutina, adaptado a lo conocido. En cambio, una persona sin lazos familiares suele ser más inestable sentimentalmente y desligado a las tradiciones, siendo considerados rebeldes por ir en contra de todo aquello en lo que no creen." —No obstante —comenzó al ver que las pupilas del muchacho llegaban al final del texto—, a veces perder la familia puede considerarse "no tenerla" y eso no quiere decir que no puedas ser el primer ejemplo. En ti veo costumbres y familia, estabilidad. ¿Tú qué opinas al respecto? Se inclinó sobre la mesa, tomando su propia taza de té de jazmín y enarcó sus escasas cejas. —Los clarividentes suelen hablar mucho, no temas en contarme sobre tu vida, tenemos tiempo —miró sobre su espalda, al cielo oscurecido—. Pero en cuanto acabes, no esperes una respuesta, podrás retirarte a descansar en cuanto termines. Nos veremos mañana temprano aquí mismo, tengo algo pensado para ti.
  23. Sajag

    Videncia

    Los ojos de Sajag se separaron de su alumna con curiosidad y dieron a parar en la puerta, donde alguien había golpeado tres veces apenas unos segundos antes de que su cuerpo robusto se girara por completo. ¿Quién sería? Nadie lo molestaba en sus aposentos y menos cuando estaba dando clases, así que debía ser otro estudiante. Complacido con la buena noticia, se puso de pie apoyando las palmas en sus rodillas para agarrar impulso y se excusó con la mujer, andando con tranquilidad hacia donde el extraño lo esperaba. Al abrir la puerta el agradable olor a incienso abandonó la habitación hasta pasar al pasillo y la cálida sonrisa del hindú recibió a un joven mago que portaba demasiados libros para lo que él estaba acostumbrado. Se veía entusiasmado, cosa que le gustaba cuando se trataba de un nuevo conocimiento, pero también parecía demasiado preparado. ¿Tendría la misma idea errónea que el resto de las personas sobre la Videncia? Guiado por ello, tocó sus libros con la punta del índice y alzó ambas cejas. —Parece que vienes a un club de lectura, ¿me permites? Tomó sus libros, asintiendo como si estuviera entendiendo todo y lo invitó a pasar, apartándose de la puerta. —Estos libros no nos van a servir de mucho aquí, me temo —colocando la mano en el hombro del Tonks, le indicó a dónde debía ir sin soltar sus tomos—. ¿Cómo te llamas, muchacho? Yo soy Sajag. ¿Conoces a Amya? A diferencia de otros Arcanos, había que admitir que él parecía ser mucho más abierto con sus estudiantes, menos misterioso. Pero eso no lo hacía menos importante o lo rebajaba en conocimientos, simplemente lo hacía diferente. Él era amable y empático, lo que su curso necesitaba para poder seguir la línea de la clarividencia de la forma que debían. Si no creaba un vínculo con sus estudiantes, estos no entenderían la importancia del ojo interno tampoco. Dejó a Ishaya en el montón de cojines, dejando que escogiera el que le viniera mejor mientras él se retiraba a la mesa donde tenía todos los utensilios para el té. Al igual que había hecho anteriormente con su primera estudiante, empezó a seleccionar distintas plantas y brebajes que tenía preparados en otros frascos más pequeños dentro de un mortero limpio. Sólo que el suyo sería diferente. Habían plantas que funcionaban únicamente con las mujeres y que no tendrían ningún efecto en él. —Es raro —empezó, lanzando una mirada atrás— encontrar un hombre con este don. Por ello la videncia ha sido atribuida en mayor medida a las mujeres y en caso de hombres que “adivinan” el futuro, son tachados de brujos. Curioso, ¿no te parece? Ser ambos. Aplastando todo lo que había puesto en el mortero, consiguió una consistencia extraña y lechosa que, para muchos, no tendría buen aspecto. Pero cuando tomó la tetera y agregó agua caliente, un agua aromática que expedía olores deliciosos, todo tenía mejor pinta. El líquido brillaba ligeramente, como una poción y humeaba cuando lo vertió en una taza de las suyas, dorada. Al regresar junto a sus alumnos, se sentó junto a ellos y, por arte de magia, tenía una nueva galletita de frutos rojos entre los dedos. —Este té ayudará a abrir tu mente. No obstante, necesito que hagamos algo. Dejó la taza en la mesa y estiró la mano, esperando a que Ishaya dejara la suya en ella. Una vez que lo tuvo, lo invitó a acercarse para que viera mejor. —Observa las líneas de tu palma, ¿sabes lo que significan? —sabía la respuesta, todos dirían un “no” seguro—. Tus libros no poseen la información que necesitaremos en esta clase porque se basan en una explicación más básica de la interpretación, no de la clarividencia. Por lo tanto, están cargados de todo tipo de información para hacer que cualquier logre dominar lo que ellos opinen acerca de cualquier cosa. Nosotros en cambio no adivinamos simplemente, tenemos la cualidad de poder más allá. Cosas que los demás no ven, cosas que los demás ignoran. Con un sonido similar a una succión, un libro apareció junto a ellos y se quedó levitando en su lugar, aunque no hizo más que quedarse ahí. Fue por eso mismo que volvió a llamar la atención de su estudiante para que no dejara de mirar. La mano tenía muchas líneas. En la palma, en los dedos, incluso en las muñecas habían líneas que significaban más de lo que las demás personas podían apreciar. —La Quiromancia es sólo una rama de la videncia. Más que ver el futuro o saber de nuestra fortuna, nos muestran nuestra alma en una mínima esencia. Las manos son las herramientas del hombre y, por tanto, son las que nos pueden llevar a lograr grandes cosas. ¿Pero qué representan para nosotros? ¿Qué representan para ti? Se comió la galleta de bocado y limpió sus dedos en un pañuelo antes de empezar a señalar cada una de las líneas en su palma. —Vida, personalidad, muerte. Tus manos dicen muchas cosas sobre ti mismo que quizás desconozcas. Este libro te ayudará a entenderlo mejor. Abrirá únicamente en la página que te ayudará y tu primera tarea está en descubrirte, saber que eres más de lo que crees —dicho esto, dejó ir su mano y le sonrió—. Trata de no interpretar, sólo observa y une los cabos, como si estuvieras teniendo una visión de tu propia vida. Y cuando te de dolor de cabeza podrás tomar el té y contarme qué es lo que ves, ¿te parece?
  24. Sajag

    Videncia

    —No siempre quiere decir que sucederán —aclaró, negando con la cabeza ante la incógnita que Amya le presentaba—. Las visiones podrían suceder. El futuro es incierto aún para los que poseen el ojo interior y no todas las visiones van explícitamente a un hecho, sino a una mera posibilidad, porque una decisión puede cambiar por completo lo que sucederá en el futuro. Cuando la visión no es clara, es algo que podría pasar de acuerdo a… ¿qué? De acuerdo a lo que alguien decida. Y cuando las visiones son claras, cortas pero nítidas, quiere decir que esa decisión ya ha sido tomada y por tanto, pasará. Luego se mantuvo en completo silencio, mirando con atención a su alumna sin ninguna intención de interrumpirla. Sentía un poco de pena por ella, aunque consideraba que la pena era lo peor que se podía sentir por alguien. Pero es que se reflejaba en ella. Él se había sentido así en su momento, desolado, como que si era el único capaz de entender lo que pasaba y que, por ende, estaba completamente solo en el mundo. Sólo que no se lo demostró. Alguien había sido fuerte por él en algún momento y él sería ahora la fortaleza que su pupila necesitaba ver. Escuchó cada palabra, asintiendo cuando era debido y sin moverse. Solían verlo como el Arcano más alegre de todos, incluso el menos serio, pero mientras escuchaba a Amya su semblante estaba tan sereno que incluso se veía la edad en su rostro sin arrugas. Estaba concentrado e interesado en lo que pasaba por la cabeza de la mujer, más que todo porque estaba viendo cuáles eran los miedos de una persona que los había guardado durante años. Eso nunca era bueno, ni para el cuerpo ni para el alma, pero expresarlos era la mejor forma de empezar una purga espiritual. —Ya, ya, querida —colocó su mano otra vez en el hombro de la chica y la miró directamente a los ojos con sus orbes tranquilizadores, carentes de cualquier tipo de malicia, rebosante de comprensión—. Ya te he dicho que no vas a enloquecer, confía en mí. Retiró la mano y aplaudió, haciendo resonar el sonido del choque de sus palmas por toda la estancia. Cuando el sonido cesó, todos los muebles desaparecieron al punto de dejar la sala vacía por completo. Las ventanas seguían abiertas y la luz solar se seguía adentrándose por la ventana, con el resplandor del arrebol pintando la habitación de una tonalidad cereza tan pacífica como el mismo hindú. Se puso de pie, ya sin cojines debajo y extendió los brazos para señalar todo a su alrededor. —Esto es el futuro. No hay nada, nada que tú conozcas o que sepas que va a reemplazar a lo anterior. Movió la varita de cristal en el aire y la estantería de sus libros volvió a aparecer, llenando el espacio vacío en la enorme pared que había a su derecha. —Pero ya te lo he dicho, el futuro es incierto y las decisiones de los individuos son las que definen lo que va a suceder —se inclinó, aprovechando que ella estaba aún sentada en el suelo y colocó la punta de su poderosa varita en la frente de la mujer—. Abrir tu ojo interior es mucho más que sólo comprender esto. Las siguientes palabras que salieron de su boca fueron una serie de oraciones cortas en un idioma antiguo y de la varita, un pequeño destello empezó a hacerse más y más grande, hasta que Amya quedó cegada por él; no era nada dañino, en realidad era reconfortante, cálido y conocido. Imágenes aparecerían ante sus ojos, pequeños recuerdos rápidos de su niñez, de su vida, momentos felices y significativos, incluso los momentos difíciles donde luego había encontrado la luz. A su vez, le mostraba que todas esas cosas que para ella eran importantes las había conseguido con su albedrío y que eso no cambiaría en adelante. Para cuando retiró la varita de su frente, todos los muebles estaban en su lugar. Volvían a estar sentados en los cómodos cojines y el olor a incienso volvía a inundar sus narices con aromáticas esencias exóticas. Sajag estaba tranquilo, con una pequeña sonrisa dibujada en el rostro y Amya ni siquiera se había movido un centímetro. Todo lo que había pasado, lo había vuelto a reparar en cuestión de segundos y ahora se respiraba mucha más paz en el ambiente. Al mostrarle aquello había abierto un poco más su ojo interior, porque le había dado eso que ella necesitaba: una confirmación de que ni estaría loca al terminar ni cambiaría nada en su esencia. —Está en paz contigo misma y estarás en paz con el futuro —sentenció al fin, señalando una pequeña galleta de frutos rojos que estaba frente a ella en un platito dorado—. Cuéntame qué has visto en tus recuerdos, uno de la infancia, uno de tu juventud y uno de tu madurez, además de alguno malo que haya terminado bien. Tú eres la dueña de tu futuro y sólo tú controlas si seguirás siendo buena o mala, por más que sean términos relativos. Mordió su propia galleta. —Y cuando termines, te haré una simple pregunta. ¿Puedes adivinar cuál será?
  25. Sajag

    Videncia

    Con la paciencia emanando de sus poros, el Arcano se quedó mirando con interés el progreso de su estudiante sin moverse más que para asentir al tomar notas mentales o para negar con la cabeza, queriendo decirle que lo estaba haciendo bien y no debía detenerse. Las imágenes de sus primeras visiones, esa vez que decidió usar una bola de cristal por primera vez, pasaban por sus ojos oscuros a medida que los minutos pasaban y la tensión del cuerpo de Amya incrementaba. Sus manos no se movían, lo que quería decir que estaba usando correctamente el apoyo de la mesa, su espalda se contraía en ciertos puntos y, por su expresión, era evidente que estaba pasando un mal rato. Sólo que sí lo lograría, él lo sabía. Con ayuda del brebaje y su visión avanzada, porque no era tan ciega como la mayoría de los magos actuales, había logrado llegar mucho más lejos de lo normal. Otro se habría quedado inmóvil frente a la bola de cristal durante horas y no habría logrado descifrar una figura creada por el humo blanco, como si de nubes se tratara. Pero ella estaba viendo, lo más mínimo, cosas que encontraría sin sentido hasta que estuviera mucho más adelantada en la materia. Avanzó cuando lo creyó prudente, cuando sus ofuscados ojos abandonaron por fin sus aleatorias visiones y se detuvo cuando notó que en realidad era algo planeado. —Curioso... Murmuró, estirando el corto cuello para ver mejor en la penumbra. ¿Eso acaso era un grupo de grajeas? Enarcó una ceja divertido, pensando en todo el arte que pudo haber hecho con sus galletas en el inicio de su clarividencia y no se esforzó demasiado en estudiar la forma en que cada una estaban ordenadas, simplemente volvió a mirar a Amya. Las visiones terminaron poco después y él se mantuvo en completo silencio, asintiendo cuando era debido para que supiera que le estaba prestando atención, pero no intervino hasta que ella acabó finalmente su retahíla explicativa. —Tranquila, querida, no fuerces tu cabeza más de lo debido —le dio un par de palmaditas en la espalda y la condujo de nuevo a la habitación anterior, cuidando de mantenerse cerca por si necesitaba sostenerla—. Toma asiento una vez más, prometo que esta vez sólo será té. Sin decir mucho más, fue por la tetera que estaba en su escritorio personal y la dejó frente a ella, invocando un libro con un movimiento de muñeca. —Cuando tienes el don de la visión en ti, es importante abrir tu mente a todo el universo. Esto quiere decir que, más allá de lo común que podemos interpretar, siempre debemos guiar nuestros pensamientos a una segunda opinión más amplia y mucho más compleja que sólo lo que nuestra lógica nos inspira. Sobre la bandeja de plata que acababa de traer, había un par de frasquitos con algunas flores comunes de colores bonitos. Eligió un par de jazmines y luego de mostrarle rápidamente que no tenían nada raro, las colocó en una taza dorada también y la llenó con el agua humeante. Desde su punto de vista, el azúcar no hacía más que dañar el sabor original, así que no le ofreció ponerle. No obstante, junto a su taza había un pequeño cubo por si lo necesitaba, sabía que aquello era capaz de animar a cualquiera agotado mentalmente. —Para nuestra habilidad, el pensamiento común es un daño para nosotros mismos. Por eso que hice el comentario de la paz. Si estás en paz contigo mismo, lo estarás con tu ojo interior también. Bebe. Aguardó hasta que lo hizo y prosiguió. —Una urna, un árbol desnudo y puntos luminosos —enumeró cada una de las cosas que había escuchado, alzando un dedo por vez y terminó por entrelazarlos todos, haciendo que parecieran un gracioso conjunto de salchichas de pollo—. Muerte, cambio... estrellas. Esa ha sido más o menos la conclusión a la que has llegado pero al final tu mente colapsó y te has agotado. Pensemos juntos, entonces. Con cuidado, colocó el libro que había estado flotando a su lado como si hubiera aplicado un encantamiento de levitación e invocó en su mano una larga vara de cristal. Mucho más poderosa que una varita común, debido a sus características ancestrales y combinada con su anillo, era uno de los objetos con más valor de la sala. Pero más allá de hacer algo significativo con ella, alguna demostración de magia o quién sabe qué, se limitó a poner la punta superior en el candado que sellaba una coraza de cuero cubriendo las páginas y este se abrió con suavidad. Dentro había un montón de garabatos que a los demás carecerían de sentido y una serie de pequeños dibujos abstractos que significaban todo o nada, dependiendo de la visión. Él las miraba con cariño, aunque no tenía ninguna necesidad de volver a verlas. Más allá de eso, tenía la intención de mostrarle a Amya lo que acababa de ver y darle sentido a su pobre cabeza, que debía estar dando vueltas ahí sobre su cuello. Empezó un pequeño paseo silencioso alrededor de la mesa, la misma estudiante y sus cojines, hasta que soltó una exclamación de felicidad. —¡Ah! Mira nada más —se inclinó junto a Amya y señaló la urna—. ¿Algo así has visto? Insípida, creía que había sido la palabra que ella había usado y no había mejor descripción para el dibujo. Era una urna común y corriente, sin nada más llamativo que su figura. —Esta lengua está más que muerta, no tiene ningún significado para ti. Pero aquí lo dice claramente —señaló uno de los garabatos y tradujo—: encierro. Algo encerrado, ¿qué cosa exactamente? Busquemos lo demás y bebe, bebe tu té, déjame a mí. Tenía una página marcada, usando uno de sus dedos puesto que la había visto momentos antes. Cuando la pasó, el dibujo de un árbol sin hojas y enclenque apareció ante los ojos de maestro y estudiante, por lo que prosiguió con la explicación. —Tu árbol desnudo, quiere decir eso mismo que tú has dicho "Cambio". Porque no está muerto, ni va a morir. Tiene la probabilidad de cambiar. Perfecto. Ahora... —tardó un minuto al menos hasta que halló el dibujo que quería y finalmente, se lo mostró. No era ni por asomo parecido a lo que ella había hecho con las grajeas, pero parecía el dibujo de estrellas en una superficie oscura—. Cuerpos celestes, dijiste, ¿no? Pues sí, lo son, son estrellas. Pero también has acertado en esta fase, no hacen referencia ni a estrellas ni a constelaciones ni a planetas. Hace referencia a personas, situaciones o... cosas influyentes, vamos a decirle. Cerró el libro con admiración y volvió a sus cojines, tomando asiento sin apartar sus amables ojos de Amya. Con la vara de cristal se tocó la frente y luego la apuntó a ella, sin hacer más que el gesto. —Piensa en calma, sin presiones, porque las visiones vienen con tiempo y las interpretamos con tiempo también. Estás teniendo una visión, pasado, presente o futuro. Si no ves rostros o escuchas nombres, la visión es sobre ti. Entonces dime, ¿en qué crees que estas tres cosas se relacionan a ti? Abre tu mente y une los puntos con la realidad, cuando lo hagas, pasaremos a una cosa un poco más tranquila para ti.

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