Jump to content

Lawan Nguyen Thanh

Magos Expertos
  • Mensajes

    449
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    1

Mensajes publicados por Lawan Nguyen Thanh

  1. —No, no estoy visible donde pueda verme. Creo que ha pasado demasiado tiempo, ¿no cree insensato que la espere en el mismo lugar donde tuvo aquella mala experiencia?—respondía con serenidad. Su vos parecía provenir de algún sitio recóndito dentro de ese peculiar paraje, Leslie Ann se había tomado demasiado tiempo para volver, no le facilitaría las cosas y mucho menos se presentaría ante ella así como así. Ya no era el mismo Lawan de siempre, ahora los métodos serian un poco más severos y menos permisivos.


    — ¿Qué ha sido de su vida en este tiempo?, póngame al tanto de todo lo acontecido—le sugirió acariciando a uno de sus ofidios. Sus otros dos aprendices parecían estar meditando la respuestas que le darían al Encantador de Hanói, ocupados en realizar una de las tareas que les encomendó.


    Seguir a sus serpientes era lo indicado, ellas conocían a la perfección todo el terreno. Las trampillas y los sitios que eran ideales para poder meditar o cazar, centrándose en el oasis que estaba plagado de agua fresca. A simple vista era un lugar sin peligro aparente, pero lo que nadaba debajo de su aguas, distaba mucho de ser un pececillo perdido en medio de ese cuerpo de agua. Reposando contra un tronco, esperaba impaciente las palabras de la recién llegada, el tiempo apremiaba y era demasiado valioso como para perderlo


    — Camine con cuidado, no vaya a pisar a una de mis preciadas criaturas—le advirtió sintiendo como reptaba por su brazo la que tenia en sus manos instantes antes. La soledad le había abandonado de momento, viéndose visitado por tres personalidades diferentes, personajes que darían mucho de que hablar dentro de esa habilidad. Le gustaba la diversidad de matices como las cosas eran aderezadas con las experiencias y vivencias de cada uno de sus aprendices. El sabía mucho de cada uno de ellos, aunque ellos no se atrevían a ahondar del todo el la vida del vampiro.


    — Y descuidé en está ocasión, no planeó que le saque las tripas a nada o nadie. A menos que usted decida ofrecerse como sacrificio—intentó bromear sin éxito alguno. Le tocaba a su nueva aprendiz romper el hielo, perforar esa coraza que era la personalidad del Vietnamita. El no cambiaba de piel hace mucho tiempo, posiblemente comenzaría aplicar esas facetas en su persona y no solo recomendarlas a los postulantes para obtener el anillo de los Hablantes del Parsel.

  2. —No esperaba menos de usted, Señor Ragnarok—respondía secamente Lawan. Ya no se mostraría como un hombre amable o cordial, no hasta que sus aprendices tomarán realmente en serio cada una de sus enseñanzas. Muchos de ellos eran demasiado predecibles, ansiosos por salir disparados hacia la pirámide, retándola sin el menor conocimiento de los daños que les podría causar en su persona. La magia que habitaba dentro de esa edificación, no era para tomarse a la ligera y la madurez aunada a la conciencia, siempre serían las aliadas ideales para plantarle cara.
    Sus ojos estaban colmados de una profunda decepción, amargo trago que compartía con sus ofidios—¡No!—su voz era una orden definitiva. Ellas no le acompañarían, ni por errorEntonces, alístese con lo necesario. Recuerde que el valor, no siempre es la bandera que suelen conducir a los navegantes a buen puerto—le advirtió.
    —Ahí dentro estará solo, nadie le ayudará en lo que pueda necesitar. Yo observaré cada uno de sus pasos, si considero que no puede seguir—carraspeó con seriedad—Lo sacaré del portal e irá directo a casa. Sin excusas o explicaciones de por medio, perdiendo de ese modo el acceso para siempre a la prueba—agregó apareciendo en el dedo índice de su aprendiz una alianza similar a la suya—Preste atención a todos los detalles, pistas y señales. No pase nada por alto, no sabe donde puede encontrarse el peor de sus enemigos o la mayor de sus fortalezas—señalándole la entrada, no le perdería de vista.
    —Cuando haya terminado cada una de las pruebas que le imponga la pirámide, saldrá de ahí como un Hablante de Parsel y notará un cambio drástico en el anillo que porta actualmente—dando un paso al costado. Acompañado por sus pequeños, observaría todo lo realizado por su aprendiz. Esperaba que cada una de sus enseñanzas salieran a relucir, no por nada a veces pecaba de ser demasiado confiado en ellos y les veía realizado proezas que no eran de este mundo. El Encantador de Hanói siempre se destaco por ser un hombre desconfiado en todos los aspectos de su vida, lastimosamente había seres que lograban colarse en su vida de una forma inesperada dejando una honda huella.

     

  3. —Se ha tomado su tiempo, Señor Ragnarok—la voz del Arcano era fría como la piel de una serpiente. El desempeño de su aprendiz, no era digno de admirar, para su buena suerte al menos pudo llegar de una pieza. Lawan se encontraba decepcionado y contrariado, posiblemente el vampiro no captó en su totalidad la verdadera esencia de lo que era cambiar de piel por completo. Arrancarse todas y cada una las cicatrices del pasado, aferrándose a un nuevo comienzo que le diera renovadas fuerzas. Sus serpientes no se acercaron al mortifago, experimentando la misma sensación que el Encantador de Hanói.

     

    —El me ha contado todo y tampoco está satisfecho, ¿Qué haremos al respecto?—comentaba sin mirarlo siquiera—Tuvo bastante tiempo, intensas reflexiones con mis ofidios y me hizo creer que estaba completamente aptó para la prueba—golpeaba el suelo con sus sandalias. Invocando su vara de cristal materializándose en su mano una serpiente de plata, enroscándose el cuerpo de esta en su brazo quedaba solo a la vista la cabeza de tan imponente criatura— No vine hasta aquí para perder mi tiempo, será mejor que se lo piense bien—sentenció sujetando con firmeza aquella arma. La paciencia no era algo que radicará dentro del Arcano, poca o nada de ella le acompaño durante sus últimos años de vida dentro del Mahoutokoro.

     

    — Se lo preguntaré tres veces y si detectó el más mínimo atisbó de duda en sus palabras. No dudaré en enviarlo a casa sin la posibilidad de aplicar a esta prueba nunca más—se mostraba desafiante en todo momento. Ya no aceptaría más fallos por parte de ninguno de sus aprendices, haría hasta lo imposible por sacar el potencial de cada uno de ellos, no importaba cuanto tiempo le llevará concretar esa ardua tarea— ¿Está listo para realizar la prueba sin temor alguno?, ¿Realmente lo está?, ¿Cree que cuenta con lo necesario para entrar y salir con la integridad física intacta?—sin mirarlo dejaba esas preguntas sueltas en el aire como si fueran las hojas del alguno de los arboles que habitaban dentro de su morada.

     

    @@Hades Ragnarok

  4. El Encantador de Hanói escuchaba con atención lo relatado por el hombre, miedo a que el mismo fracasará de forma irremediable. Delante de los ojos del Arcano, aquello era una reacción completamente natural y sin la mayor complicación. El ser humano que no era capaz de experimentar ninguna clase de sentimiento o emoción, podía catalogarse como carente de poder adquirir cualquier clase de conocimiento o enseñanza impartida por seres como el Arcano o los Uzzas.


    — Serás tu peor enemigo, si continuas con ese pensamiento arraigado en tu mente—se comunicaba por medio de una de sus serpientes— Parece que no aprendes, suelta lo que consideres una carga, no es sano aferrarse a un fracaso del pasado. Piénsalo de este modo, no puedes dejar que eso nuble tus sentidos y te impida continuar con tu enseñanza—el siseó del pequeño reptil era constante. Esperaba que esas palabras calarán en el aprendiz, sino era de ese modo tendría que ser un poco más duro con sus métodos. El bebería del manantial que se encontraba dentro del hogar del Vietnamita, pero antes de hacerlo debía vencer a los seres que habitaban en esas aguas.


    — Recuerda que no será tan sencillo, toma en cuenta mis palabras—desviando su atención hacia la Nigromante. Escuchó con atención su relato, el verse tumbada contra el suelo, no era cualquier cosa que se pudiera tomar a la ligera— Parece que la vida la ha golpeado demasiado, ¿no es así?—la voz del vampiro era como un bálsamo en las heridas cicatrizadas de la fémina. Él lo experimento en carne propia al perder a su familia, amigos y lo más valioso que poseía su esposa e hijos. Su única meta en la vida era llevarse consigo la satisfacción de permitir que otros se comuniquen con las serpientes. Aquellos seres que son tan fieles como los canes, nunca serian capaces de abandonar a la persona que les ofrezca su sincera amistad.


    — ¿Tatuajes?—el tono interrogante era evidente en su voz— Le salvaron la vida usando magia Celta, ¿Está diciéndome que lleva en la piel, la mayor muestra de compasión por parte de un maestro celta?—su asombro era inmenso. Delante de sus ojos estaba una persona que podría ser considerada elegida por los dioses, por no decir que era una deidad ambulante. Lawan no daba crédito, si era verdad lo contado por la rubia. Empero no le quedaba la menor duda de que el don de hablar con cualquier clase de reptil lo llevaba tatuado en el ADN.


    — Ambos han experimentando situaciones que los han colocado al filo de la navaja, el primero temeroso de fracasar y decepcionarse así mismo, aunado a eso decepcionar también a su pareja. La segunda cubriendo las cicatrices del pasado con magia, sabía manera de rendirle culto a lo que le mantuvo dentro del mundo de los vivos—saltando de la rama donde estaba sentado en posición de meditación— Trabajarán codo a codo, deseo que se apoyen mutuamente. Solo están ustedes dos dentro de está clase—miraba a su alrededor notando que eran pocas personas las que realmente se interesaban por el lenguaje del Parsel.


    Aquel ofrecimiento no era una petición, sino una orden definitiva. La cumplirían aunque la vida se les fuera en ello, elegir ir cada uno por su lado no era una opción a considerar. Cerrando sus ojos enviaba otro par de ofidios al encuentro del par de mortifagos, para que les llevarán por la senda que permitiría que sus caminos se unieran— Síganlas sin dudarlo, suelen ser dóciles si se les trata con sumo respeto—indicó observando que su basilisco estaba a sus espaldas— Lo entenderán al final, lo harán—asintió recargándose sobre la serpiente. Confiaba en que todo saliera según sus apreciaciones, no se podía negar lo evidente. Entre ese par existía algo más que simple camaradería dentro de su bando, sospechaba que la unión iba mucho más allá de lo que ellos quisieran que se notará a simple vista.



  5. Lawan miraba atento todo lo que hacia el Ragnarok, no le sorprendió la soltura con que se desenvolvía a la hora de charlar con las serpientes. El don del Parsel parecía correrle los las venas, porque desde el primer instante hizo un clic instantáneo con el par de ofidios que decidieron acompañarlo. La certeza de que todo le pintaba de las mil maravillas, no le duró demasiado al aprendiz del Encantador de Hanói— Algo que no puede vencer te espera más adelante, cuidado y le miras a los ojos—la voz del hombre era como una daga afilada presionada contra la piel. Su mayor posesión estaba pocos metros del postulante a la alianza de Parsel.

     

    Aquella criatura era dominada por Lawan sin duda, pero darle la orden de matar, no se encontraba entre los planes del Arcano. Sería complaciente a la hora de permitirle tener una “amena” charla con su mascota. Hablar usando siseos muchos lo confundían con el verdadero Parsel, aquella lengua antigua que era el conducto que usaban los reptiles para darse a entender con el resto de los seres vivientes. Su tierra Vietnam era conocida por inculcarla a los que nacían con la habilidad de poder hablar con las serpientes de forma natural y espontanea.

     

    — Atiende a sus demandas, no a las tuyas—le aconsejaba mirando por el rabillo del ojo a la serpiente que se notaba un poco inquieta— Nada de ayuda, no podemos darle ese lujo—tomándola entre sus manos le daba un poco de tranquilidad. Jamás le simpatizó que ellas pasarán un mal rato, posiblemente les enseñaría a ser un poco más desapegadas de sus aprendices. El tiempo le jugaba en contra a Hades, lanzando palos al agua y dejando que su basilisco le hiciera trastabillar. La concentración era primordial en situaciones como esa, perderla era caer al precipicio de donde salió momentos antes.

     

    — Háblale en su lengua madre—le comunicó mentalmente a su alumno, Era la única mano amiga que le tendería en esos momentos, dando un respingó vio como su consejo era tomado en cuenta y aplicado sin perder más tiempo. Su criatura se amansó de un momento a otro, desapareciendo entre un nutrido grupo de árboles. Los cuatro hitos habían sido realizados con éxito, solo le quedaba plantarse delante de la pirámide y esperar al Arcano para dar comienzo a la verdadera prueba.

     

    @@Hades Ragnarok

  6. Lawan observaba con atención cada uno de los movimientos del Ragnarok, detectando por momentos inseguridad en cada paso que daba. Posiblemente no estaba del todo preparado para prueba. Y si era de ese modo, ¿Por qué se atrevió a mentirle de forma tan descarada al Arcano?. La deslealtad era algo que no le agradaba para nada al Encantador de Hanói, mostrándose reacio a escuchar los siseos suplicantes de la serpiente que acompañará a Hades desde que entro a la morada del Vietnamita.
    —No, no habrá piedad en está ocasión. Tuvo demasiado tiempo para arrancarse las escamas de pasado y todo aquello que se podía considerar peso muerto—siseaba desafiante el Arcano. Posiblemente adoptaba una postura más exigente que dentro de la clase, pero eso era lo necesario para probar a sus alumnos que no era tan sencillo responder de forma afirmativa a una pregunta tan sencilla. La mirada del hombre cuestionaba severamente el accionar de Hades, porque seguía ciego ante la verdad que amenazaba golpearlo como lo hace un tráiler contra un carro pequeño que se ha colado en la vía incorrecta.
    — Concéntrate en el objetico que deseas obtener—comentó desafiante. El conocía a la perfección a las serpientes que habitaban dentro de ese acantilado, viejas amiga que siempre encontraba el modo de influenciar de forma correcta a los aprendices del vampiro. Expertas manipuladoras, pero ante todo seres sabios que confiaban plenamente en dar los consejos idóneos que dieran una mano amiga a cada aprendiz que recurría a ellas.
    — Te hemos dicho lo necesario, no revelaremos más secretos. Continúa con tu camino, no olvides prestar atención a cada señal por más mínima o insignificante que parezca—le recomendaron. Dándole la pauta para que abandonará la cueva, sitio donde no volvería a entrar si era rechazado o vencido por lo que le esperaba más adelante. El basilisco de a Lawan, no le pondría para nada las cosas sencillas al aprendiz de Parsel. En ese tramo si que se las vería negras, no emplearía ninguna clase de magia avanzada, salvo las enseñanzas dictadas con antelación por el Arcano de los Hablantes del Parsel.
    — Piensa antes de actuar, analiza cada una de las posibilidades que se te plantean en el camino. Antes de dar un paso en falso, recapitula todo lo vivido antes de darme una respuesta afirmativa—enviando ese mensaje a su discípulo no emitiría una sola palabra o siseó más.

     

     

    @@Hades Ragnarok

  7. La respuesta que obtuvo por parte del Ragnarok, no hizo más que confirmarle que estaba listo para enfrentarse a la pirámide. Comprendió a la perfección lo que era soltar aquel equipaje que se vuelve un peso muerto y nos impide avanzar hacia nuevos comienzos que enriquecerán nuestra existencia con cada paso que demos. Lawan lo había perdido todo en su vida, amigos, familia, hogar y poco a poco algo dentro del vampiro, mutó para dar paso a otro ser que se acostumbro a vivir rodeado por sus ofidios. Ellos eran sus mejores amigos, confidentes que guardaban celosamente secretos que nunca serían revelados por medio de siseos indiscretos


    — Ha comprendido la primera parte del proceso—afirmaba acariciando a su basilisco. Era momento idóneo para que aquel ser, entrará en acción dentro de la prueba. Posiblemente le complicaría un poco las cosas a su alumno. Eso era lo agradable del Parsel intentar poner más de una traba entre el lenguaje que se deseaba aprender y asimilar lo que el mismo deseaba comunicar realmente a los que aspiraban a tener la alianza en su dedo.


    A sus 270 años tuvo la oportunidad de ver a tantos aprendices ir y venir, empecinados en aprender solo lo elemental. Rehuyendo de la verdadera esencia del arte de pactar con las serpientes y toda clase de reptiles que habitaban en el mundo. A él, le resultó vagamente sencillo al tener la mano amiga de un hombre que le ayudo cuando más lo necesitaba. Abatido por el dolor, sediento y hambriento, solo ellas estaban antes de conocer al Encantador de Hanói. Interminables viajes por diversos sitios, acompañando a sus descendientes, seres que jamás se perderían en la inmensidad de los tiempos. Y menos su madre aquella mujer que creyó en el desde siempre, convencida de que su hijo nació con el don de hablar con fluidez con las serpientes.


    — Está listo—bajando de la copa del árbol, admiraba con añoranza su hogar. Aquel espacio diseñado por el mismo, dotado de lo elementar para vivir sin tener que pensar en la opulencia o riquezas que muchas veces nublaban la razón de los magos y brujas que los poseían. El Vietnamita tuvo que desprenderse muchas veces de su piel, tal y como lo hacen los 27 pequeños que viven dentro de su bungaló. Soltar lo que debía soltar y aferrarse con uñas y dientes a aquello que le daba un poco de vida a la eternidad solitaria que purgaba sin la menor queja.


    — Vayamos pues...—la vitalidad en su cuerpo era envidiable. Nadie que lo tuviera delante, podría dar por sentado la edad que decía tener, pero no iba ventilándola como si se tratará de una noticia que debe estar en la primera plana de un periódico. Avanzando con tranquilidad por el sendero que conducía hacia la pirámide, intentaba no recordar las anteriores pruebas. Pocos o quizás demasiado pocos se atrevían a aprender el idioma Parsel, posiblemente por la mala fama que se había ganado con el pasar de los años.


    Un ser solitario, huraño y que pocas veces sabía como relacionarse con las personas. No era culpa suya que la soledad, le resultará mucho mejor amiga que un par de magos o brujas. Ser un desconfiado lo tenía tatuado en la piel, debajo de los músculos e incrustado en las venas. La sangre que le corría por estás fluía con la misma naturalidad que en los seres que poseen vida, pero el impedía que muchas veces ese pequeño nexo con el mundo de los mortales le causará alguna clase de conflicto.


    — Somos tan diferentes a ellos—acariciaba la cabeza de su cobra real. El basilisco iba a su lado, ansioso por escuchar el mensaje de su maestro— Serenidad—la voz del hombre cobraba vida como si el siseó de varias serpientes se unieran en un mismo cantar—cuộc sống là sự khởi đầu của sự kết thúc—se conectaba con sus ofidios hablándoles en su lengua madre. Parsel y más parsel era lo que llegaría a los oídos de su alumno. Hades aprendería lo más elemental y lo elevaría hasta la máxima expresión. El primer hito al que tendría que enfrenarse era vencerse así mismo, derrotando a esa debilidad que se empecino en truncar su camino dentro del desarrollo de su aprendizaje.


    El segundo hito consistía en bajar a lo más profundo de un acantilado, para dar con el paradero de las serpientes que pertenecieron a Lawan en sus años como aprendiz. Desenmarañar el secreto que estás esconden hablando en parsel, sin intentar engañarlas con alguna clase de treta o juego sucio.


    El tercer hito lo llevaría a desprenderse de la piel innecesaria que portaba, recordando la enseñanza dictada por Lawan. Al comparar el proceso que sufren las serpientes al dejar la piel vieja y muerta de lado, dando paso a un renovado espíritu que les dota de vitalidad y ganas de continuar trasmitiendo su mensaje por el mundo.


    El cuarto hito le llevará hacia la pirámide, pero antes de poder ver la imponente estructura. Enfrentaría al basilisco del Arcano de los Hablantes del Parsel, aquel espécimen que pocas veces se dejaba ver y sentir. Debía convencerlo de que estaba más que apto para adentrarse a la pirámide, pero no hablándole en su lengua madre. Sino luchando con este sin tener que herirlo, solo disuadirlo para que le cediera el paso.



  8. Salvar la vida de cualquier ser viviente, siempre era considerado un acto de misericordia. Pero ante los ojos del Arcano la mujer era todo menos piadosa o misericordiosa, nunca pudo entender como algunos seres eran capaces de matar sin un fin o impulso determinado. Pero ahí estaba delante de sus ofidios contando que salvo a uno de morir presa de una laceración profunda
     
    — Ha aprendido mucho, ya no es la misma que nos visitó hace años. Todo cambia, muta y evoluciona—siseaba la serpiente que estaba acostada en su clavícula— Años dentro de la milicia, veo que han forjado su carácter de una manera muy dura y arrogante. No perdona y no le interesa aprender a hacerlo—continuaba comunicándose el hombre por medio del pequeño. No necesitaba los ojos físicos para analizar a las personas, no tras convertirse en un experimentado encantador de serpientes.
     
    Su sabiduría no solo radicaba en saber como conectarse con los ofidios, sino que tuvo que aprender por las malas ese don que le corría por las venas gracias a su madre. Veía a través de los ojos de la Nigromante, percibía todo ese enojo contenido y sus ansias de poder. Las serpientes eran similares en algunos aspectos a ella, buscando sobrevivir una vez que se encontraban en medio de la nada, lanzando golpes al aire buscando dar en el objetivo y pagar con la presa obtenida el costo que les cobraba tener hambre.
     
    — El desamor es como el amor, jamás podemos estar del todo convencidos de que es real o no. Le aconsejo que analice esa parte de su vida, tómese el tiempo para pensar, ellas estarán con usted—le informaba el Encantador de Hanói. Desviando su vista al par de serpientes que acompañaban al joven, que fue al oasis donde pescaba, lanzando una duda como si se tratará de un dardo. Las dudas eran cuestiones complicadas de manejar, jamás se estaba del todo convencido de haber tomado la decisión adecuada y por eso solía caerse en la presión de la conciencia.
     
    — Nuestro único fin es buscar que nos comprendan, no somos tan diferentes a los magos. Nosotros poseemos otra clase de dones, suelen usar nuestra piel para curar o sanar alguna clase de mal—respondía la serpiente mirándolo el agua— Tienes miedo de fallar y que ella, ya no crea en ti, ¿no?—siseaba adelantándose quedando frente al Dumbledore. Era imposible no darse cuenta de las cosas, ante los ojos de ellas y el Vietnamita nada era un secreto a voces. Se empecino en no dejarlo pasar, debía responder la pregunta y además de eso, decir la verdad sobre lo que realmente creía que pensaba su pareja de él.
     
    — Necesitas un cambio de piel, tal y como lo hacemos nosotras. Escamas nuevas, nueva seguridad y ante todo, decirle la verdad de lo que crees que ella espera de ti y nuestro maestro también entra en esa interrogante—le retaba moviendo su cabeza de un lado a otro— Solo así podrás beber toda el agua que necesites, pero recuerda que hay criaturas que nos alimentan y no te resultará sencillo sortearlas—quedaba en silencio. El vampiro estaba atento a todo lo que pasaba en esa parte de su hogar, confiando en que David respondiera con total sinceridad. Era momento de mostrarse como era ante la adversidad, dejando de lado toda clase de careta o falsa respuesta.
     
    Si lo intentaba o al menos simulaba hacerlo, no le causaría la menor gracia al vampiro. Estaban ahí para aprender cada una de las lecciones, no importaba o duras o demandantes que fueran todas y cada una de ellas.
     
    Lawan prestó atención al último acto de Hades. Sus sospechas no eran infundadas y aún restaba deshacerse del acto más atroz que había cometido contra otro ser de su misma especie—Sabia elección, Señor Ragnarok. Puedo decir que ha cumplido con cada una de las tareas que le he encomendado, ahora solo resta una sola cosa—la serpiente reptó hacia el suelo abandonando al mortifago.
     
    —¿Está listo para enfrentarse a la pirámide?—la pregunta fue clara y sin dobles intenciones. Era posiblemente lo que estaba esperando escuchar desde hacia unos minutos, pero siempre era sensato esperar por lo mejor con paciencia y tranquilidad— No se apresure, piénselo con mucha calma—lo dejaba por un momento de lado, pero atento a lo que tuviera para responder.
     
    —Usted Señorita Macnair, creo que tengo la prueba ideal para comenzar con su aprendizaje—se mecía sobre la rama de un árbol— Quiero que busque en lo más profundo de su ser, analice, arañe o devore si debe hacerlo—meditó antes de proseguir— El momento justo en que decidió dar un vuelco tan interesante a su vida, el sitio exacto que la hizo volverse toda una miembro de excelencia dentro de la milicia—le interesaba ese pasaje en particular. Algo le decía que la Neozelandesa, no se iba por las ramas a la hora de decidir a quien matar y a quien masacrar. Porque una cosa era cortarle la cabeza a una persona y otra muy diferente, reducir a simples despojos lo que alguna vez había sido un ser humano.
     
    — Mutar de piel, no dejarse nada de cuero del pasado sobre el cuerpo—la orden fue clara y definitiva. Ya todos sus aprendices tenía una misión entre manos, solo ansiaba que no le defraudarán a las primeras de cambio. Sus serpientes sería de momento su único método de comunicación.
     

    @@Juv Macnair Hasani @@David James Dumbledore @@Hades Ragnarok

    • Me gusta 1
  9. Una vieja esencia se dejaba sentir dentro de los dominios del Arcano, aquella rubia cabellera le traía recuerdos de antaño. Sabía a la perfección que volvería a toparse con sus ofidios— Se ha tomado un largo descanso—siseaba la serpiente que tenía a poca distancia de su mano, dándole una sobria bienvenida a la recién llegada— Reconozco su tenacidad, pero hay un pequeño detalle. ¿Puede decirme que la hizo volver a intentar aprender mis enseñanzas?—el siseó el ofidio era continuó. Su misión era indagar sobre las verdaderas intenciones de los magos y brujas que recurrían a su maestro.


    El Vietnamita jamás se negaría a enseñar a todo aquel dispuesto a cambiar de piel por completo, dejado de lado toda clase de complejos e inseguridades. La otra serpiente se mantuvo mirando fijamente a la mujer, intentando descubrir lo que pensaba. Para ellas no existía ninguna clase de barrera, porque al ser reptiles, no contaba con la capacidad de obtener las habilidades que los seres humanos poseían. Pero delante de ellas, no estaba una bruja común y corriente, oh no claro que no.


    — ¿Seguro que todo?, no cree que esa afirmación es demasiado aventurada. Darlo todo por una mujer, puede que sea un arma de doble filo—la serpiente le cuestionaba con serenidad. Lawan podía verlo todo y no era desconocido para el, aquel sentimiento que unían al par de magos. Tal y como lo predijo su alumno David, no era adepto a mirar las revistas rosas y meterse en la vida amorosa o personal de sus aprendices. Pero como sucedió con Hades, soltar lo que debe ser soltado y aferrarse a lo que nos sigue dando un motivo para seguir viviendo— Aquí puede aprender lecciones de vida o solamente hablar con ellas, pero no le prometo que se de una charla fluida—admitía expresando con dureza.


    ¿Qué eran esa clase de sentimientos que contrariaban tanto a los magos?, sensaciones extrañas que lograban nublar su razón de una forma turbia y desagradable ante sus ojos. Simplemente se limitó a escuchar la conversación de Hades con su serpiente, ya confiaba en los pasos que dio durante su proceso de cambio de piel. No quedaba nada del hombre temeroso e inseguro que entrará a ese oasis, ahora se veía confiado y dispuesto a todo por enfrentarse a la pirámide.


    — Él piensa que aún queda una prueba por concretar y después de eso—se enroscaba como si se tratará de un tronco el brazo del vampiro. Extrañamente le acompañaría en su siguiente tarea, ya no sentía la necesidad de apartarse o truncarle el camino que debía andar para vincularse con la alianza delos Hablantes del Parsel—Escucha con atención—siseaba mirándolo fijamente—Debes ir al sitio más oscuro de tu mente, ahí donde guardas lo más terrible que hayas hecho y mutarlo de piel—movía su cabeza afirmativamente.


    Ahora su atención estaba en el Australiano, solicitaba un poco de agua y no era nadie para negársela—Ve hacia allí, encontrarás el sitio donde pesca nuestro maestro—le señaló el camino levantando su colita. El par de ofidios le seguirán muy de cerca, acompañándolo y cerciorándose que había calmado esa demanda de liquido que sentía devolviéndole un poco de serenidad a su cuerpo.


    Lo notaban más cambiado, sereno y centrado en aprender lo que el Arcano tenía para enseñarle. Aunque la contradicción de estar dentro del mismo sitio que la persona amada, no siempre dejaba que los sentidos se enfocarán en la meta a conseguir. Aún no confiaban del todo en el hombre llamado David, pero su maestro les ordeno conducirlo al sitio donde habitaban toda clase de criaturas y había agua fresca para beber. Si deseaba ese liquido tendría que ganárselo y desquitarlo como si se le fuera la vida en ello.


    — Sigamos con usted, veo que tiene la terquedad a flor de piel, ¿no es así?—le cuestionaba por medio de un siseó certero— La última vez prefirió irse por la tangente y abandonarnos, pero ahora viene con la mejor disposición. Como suelen ser cambiantes las personas, pero los de nuestra especie más—la pequeña serpiente subió por el brazo de la mujer acomodándose sobre su clavícula cómodamente— Ellas pueden verlo, nada es invisible a los ojos de mis pequeños—reptando se apodero de esa parte del cuerpo de la rubia.


    — Deseo que me cuente que es lo más valioso que posee actualmente, ya sabe por donde van mis palabras. ¿Amor?, ¿Desamor?, ¿Decepción?, ¿Desconfianza? O alguna aparte de las anteriores, agregue las opciones que consideré necesarias y luego de elegir—la serpiente sacaba su lengua tocando ligeramente el cuello de la fémina—Elija sabiamente que es lo que va a soltar y a lo que se va a aferrar con uñas y colmillos—la primera lección de la mortifaga había sido dictada y debía cumplirla si deseaba continuar con su aprendizaje.



    • Me gusta 1
  10. Las serpientes observaron a Cissy con detenimiento, analizando el ineficiente parsel que empleo para intentar entablar una conversación con los ofidios. Reptando lejos de la mujer se enroscaron enviando un mensaje a Lawan. El hombre permanecía sumido en el misterio, no consideraba preciso dejarse ver delante de ninguno de sus dos nuevos alumnos. Hades ya había tenido la oportunidad de charla de frente con el Arcano, comprendiendo el mensaje que este le enviará sin mayor dificultad.
     
    — No es la mejor interpretación de un parsel deficiente, pero reconozco tu esfuerzo—su voz se extendió por todo el lugar. Era como si la onda expansiva de la explosión de una bomba, retumbará sin predecir el daño que eso causaría. Pero eso no le importaba al Vietnamita, solamente le interesaba que sus alumnos aumentará el interés por la lengua que el dominaba a la perfección. Compartir conocimientos, experiencias y vivencias, iba de la mano con entregarles las armas necesarias para plantarle cara a la pirámide
     
    — ¿Estás completamente segura de que lo llevas en la sangre?, suele decirse que están espesa como el aceite y tan ligera como el agua—le hablaba para que solo ella pudiera escucharla por medio de sus serpientes. No se trababa de un don heredado de padres a hijos, sino que la esencia fluyera naturalmente del mago que se aseguraba de poseerla. El mismo era la prueba de ello, desde pequeño las escuchó y prestó atención a los mensajes que le condujeron hasta lo que era actualmente.
     
    David se sereno tras escuchar las palabras del Arcano, el dejarse llevar por esa clase de arranques nunca terminaba bien para nadie. Entender e intentar asimilar las consecuencias de los actos cometidos, no era un signo de debilidad o alguna clase de humillación por parte del Hablante de Parsel. Ahora todo era mucho más nítido y sensato para el Australiano.
     
    Vagamente se paseaba por los recuerdos del hombre , visualizando a lo lejos un par de serpientes que siempre iban a visitarle a la misma hora del día. Posiblemente en busca de comida o resguardo del inclemente clima de Australia. El sabía perfectamente porque el par de ofidios recurrieron a el en su niñez, no se trata de una mera coincidencia, sino de algo mucho más estrecho e intimo.
     
    Poseer el don de dominar el parsel, no siempre se anidaba en la sangre, sino que en algunas ocasiones brotaba como lo hace una flor en medio de desierto. Aventurándose a dar vistosidad a un sitio tan solitario, adaptándose a las condiciones que le permitirían vivir el tiempo necesario y dejar su huella en el mundo.
     
    — ¿Qué serías capaz de sacrificar por esa mujer?, no hay nada que perdonar. Tú mismo lo has admitido, cometiste errores y eso te hizo crecer como persona, ahora continua con tu aprendizaje—la pregunta era directa y certera, además de dedicarle otras palabras al aprendiz. Estaba delante de las serpientes, no podría mentir ante ellas y Lawan se percataría si intentaba lanzar un falso anzuelo para tantear al hombre.
     
    Conocía todos los medios para coaccionar a las personas, siempre se movía por la misma vertiente sin cambiar demasiado el método empleado. El resultado era diferente en cada persona, pero para su buena suerte ellos nunca fallaban a la hora de demostrar su valía para obtener la alianza de los Hablantes del Parsel.
     
    — Medita tu respuesta, no sea que en el camino decidas arrepentirte o dar un paso en falso—se comunicaba con la serpiente que envío el mensaje al mago. Todo era cuestión de saber juzgar con inteligencia las posibilidades que se le presentaban delante de sus ojos. La esencia que brotaba del Dumbledore, le dejaba en claro que era un sujeto con pocos afectos en su vida personal, pero cuando el Arcano lanzaba un dardo envenenado, sabía justo donde pegar y el daño era irremediable.
     
    Uno a uno sus aprendices iban adoptado el sitio que les concedía el Arcano dentro de sus dominios— Sybilla, si crees que cuentas con lo necesario deja que mis pequeños te guíen sin miedo a lo que pueda ocurrir—concluyó Lawan si intervención. Ahora todo quedaba en manos de los tres jóvenes, acatar las indicaciones del sabio o dar la vuelta e irse por donde habían venido. El avance de Hades era irrefutable, no le quedaba la menor duda de que dentro de poco estaría listo para presentarse ante la pirámide e intentar obtener un anillo semejante al que el Arcano llevaba en su dedo.

     

    @@David James Dumbledore @@Sybilla Macnair @@Hades Ragnarok

    • Me gusta 3
  11. — Ha comprendido a la perfección mi insinuación—le decía al ofidio que estaba en su brazo izquierdo. Hades avanzaba por esos terrenos con una nueva piel, dejando sepultado en el pasado lo que debía permanecer ahí. Muchas veces era necesario apretar las tuercas con dureza, enseñarles a ver más allá de las limitaciones que ellos mismos se colocaban en su camino. Era como ser una serpiente en un ambiente desconocido, desconfiada de todo lo que le rodeaban, pero convencida de que al final conseguiría lo que tanto anhelaba.


    — Aprender a soltar los lastres que nos impiden tener nuevos comienzos—miraba a la serpiente sisear tras la mención de Lawan. Se conocían a la perfección, ellas podían detectar todo lo que sentía o intentaba esconder el Arcano. Siempre de destaco por ser el más solitario y huraño de todos los Arcanos, no era de su agrado tener que compartir con los alumnos dentro de su hogar, considerando eso una invasión a su espacio personal. Empero le gustaba la forma en que se estaban desarrollando las cosas, porque sus enseñanzas sin duda alguna estaban calando en la vida de dos de sus aprendices.


    La presencia de una mujer se dejaba sentir dentro de la morada de Lawan, el Vietnamita envió a sus emisarias a que le dieran la bienvenida. No se mostraría ante los ojos de nadie por el momento, debían demostrar que eran dignos de eso. Además de enfrentarse a varias pruebas antes de plantarse delante de la pirámide y ganarse el anillo que los conectaría por siempre a la Habilidad de los Hablantes de Parsel. Una cobra real y una Taipán fueron al encuentro de la Macnair, mirándole con atención se comunicaron con ella sin perder detalle de la conversación.


    — ¿Qué deseas al venir a este sitio?, nuestro maestro no va a recibirte a menos que reveles tus verdaderas intenciones—el siseó de la cobra real llegaba hasta oídos del hombre. Una sonrisa apareció brevemente en los labios del Arcano, para luego diluirse como lo hace la pintura de un pincel al ser introducida en agua. Pocas veces las personas veían realmente el verdadero rostro de ese hombre, hermético y celoso de compartir los conocimientos que poseía con el resto. Pero el estila y afloja por está ocasión consiguió disuadirlo para beneficio de sus aprendices.


    David se había quedado estático, quizás meditando en lo acontecido momentos antes. Las serpientes estaban ahí para ser con conducto de comunicación fluida entre el Arcano y los que le visitaban para aprender como comunicarse con los ofidios. Aunque en ocasiones era complicado entenderse o entablar una retroalimentación satisfactoria o que fuera un impulso más para que se aventurarán a contarle parte de su vida o lo que les llevo a decidir tomar esa habilidad.


    Sus pensamientos estaban centrados en los tres hechiceros, dándoles la oportunidad de moverse a sus anchas en cierto aspecto. Pero siempre estando bajo el ojo clínico de sus serpientes, fieles compañeras que muchas veces le ayudaba a interceder en favor o en contra de las aspiraciones de los que ansiaban ampliar sus conocimientos—Hades ha dado el primer paso, veamos como proceden Cissy y David—comentó depositando parte de su confianza en ellos. Le costaba confiar en los demás, pero al ver como se proyectaba el futuro de cada uno de ellos aguardó por los resultados que derivarían de todo aquello.



    • Me gusta 3
  12. La insensatez era uno de los peores defectos que poseía la humanidad, delante de sus ojos a poca distancia un hombre cegado por la ira. Parecía no haber entendido el mensaje que deseaba enviar a través de sus ofidios, soltar lo que le impedía avanzar con soltura por el camino, aprendiendo a diferenciar lo que realmente tenía verdadero valor para el hechicero. Aprender a discernir entre lo corrector y lo incorrecto, no solo dejarse arrastrar por las ansías de tener más poder del que podía controlar.
    — Ellas son indestructibles, ¿acaso no lo ves?. Son tan poderosas como yo, pero no por eso su ego las hace salirse por la tangente y desacatar las ordenes que les doy—siseaba el Vietnamita. Era un accionar decepcionante el del Dumbledore, lanzando hechizos contra las posesiones del Arcano. El podría con solo pensarlo reparar todo lo que fuera destruido o corrompido por la magia, pero lo más importante era intentar que James comprendiera que la prueba comenzó desde que puso un pie en ese lugar.
    Hablar por hablar con las serpientes podría hacerlo cualquiera, pero ganarse la confianza de estás para obtener alguna clase de beneficio, si que era una tarea imposible de concretar con éxito.
    —Imagina que la persona que más te importa está en problemas. ¿Actuarías de este modo para evitar que pierda la vida?. O intentarías ser un hombre centrado y cabal. Analítico que es capaz de controlar sus desbordadas emociones y encontrar la forma idónea para poner a salvo a ese ser—la voz Lawan era serena y compasiva. Cada uno de sus alumnos poseía cualidades únicas, no le culpaba por la reacción que tuvo ante la negativa de las serpientes.
    Deseaba que comprendiera que ser ameno y cordial con los desconocidos, no siempre le aseguraba no ser presa de alguna trampa mal intencionada.
    El hablante de parsel, escuchaba con atención las últimas quejas de su alumno—Se aprecia a lo que se le tiene alguna clase de estima o se le ama como a nada en el mundo. Ellas no cederán ante tus ataques, ¿no lo ves?—apareciendo sobre el tronco de un árbol una serpiente un poco más grande que las anteriores. No atacaría a su aprendiz, sino a sus sentimientos más profundos esos que impiden pensar con claridad. Su mente indagaba sobre lo que era más conveniente en esos momentos, el actuar por instinto solo provocaba cometer errores irreparables en algunas ocasiones.
    — Muéstrame quién eres realmente, el ser que se esconde detrás de toda esa arrogancia y sed de superioridad—los ofidios se mantuvieran cerca del búngalo, siseando le contestaron moviendo la cabeza. Limar asperezas ayudaría, al joven a concentrarse en su única meta de momento, entablar una charla con los ofidios consiguiendo que estos le siguieran ahí a donde fuera. La confianza que se generaba entre una serpiente y su dueño iba mucho más allá de simplemente poder hablar con ella fluidamente y no darse cuenta que había mucho más allá de eso. Un camino de dos vías se abría delante del Australiano, invitándolo a meditar sobre las palabras de Lawan y su accionar contra el hogar del Vietnamita.
    ¿Qué haría para obtener un consejo de las serpientes y evitar que la persona más importante en su vida perdiera la vida sin remedio?. El mismo debía autoanalizarse, dejándose en el camino lo que ya no le fuera necesario. Era como dejar caer un trozo de piel de serpiente, liberándose de ese lastre que ya no le era de utilidad, el honre debía emplear el mismo proceso, danzando sobre sus recuerdos para sacar de su vida lo que ya era obsoleto y desechable.
    — Escúchame con atención, tu y yo empezamos con el pie izquierdo. Pero debes entender una sola cosa, estoy aquí para guiarte hacia la pirámide donde podrás realizar tu prueba. No puedes matar a las fuerzas que son más poderosas que tu, yo y los demás Arcanos, ya estamos mucho más allá del bien y el mal—quedando en silencio esperaba que su alumno se tranquilizará y comenzará con su verdadera tarea dentro de esos terrenos.

     

     

    @@David James Dumbledore

    • Me gusta 1
  13. La mamba negra escuchaba las palabras del hombre, moviendo la cabeza en un gesto negativo se mantuvo apartada del mago. La amistad que las serpientes cosechaban con Lawan, no solamente se basaba en pasar tiempo en compañía del Arcano y ser el instrumento ideal para que sus nuevos aprendices fueran puestos a prueba. David entendió de forma errada y descolocada el sentir de los ofidios, que obtendrían de ser amigos de ese ser que ni siquiera conocían


    —Parece que el mensaje no ha sido comprendido como lo esperábamos—la otra serpiente abandonaba el muslo reptando cerca de su compañera. Un viento apremiante soplaba, agitando parte de la vegetación. Anunciando que los caminos estaban por abrirse de nueva cuenta dentro del hogar del Vietnamita, bifurcándose en dos ramificaciones que se extendían más allá de lo que los rayos del sol eran capaces de iluminar.


    El hombre miraba con decepción desde un cómodo tronco, jamás sabría el Dumbledore que ahí reposaba el Arcano.


    —Jamás seriamos tus amigas, nosotros ya tenemos una morada en este recinto—siseaba el áspid. Egipto era el sitio de origen del ofidio, pero eso no le impidió unirse a Thanh una vez que el Arcano decidiera dar clases dentro de Mahoutokoro, al igual que este abandono sus raíces emprendiendo un viaje sin retorno.


    El ser reservado y temeroso eran dos cualidades que resaltaban en David, no permitía que se viera más allá de la superficie de lo que era su endeble personalidad. La debilidad de carácter era un punto en contra, pero para el sabio Hablante del Parsel, aquello le resultaba extrañamente curioso.


    — Singular pero decepcionante a la vez—la voz del Arcano se dejaba sentir—Deseas mirarme a los ojos, pero no eres digno de ello—la autoridad impresa en sus palabras retumbó en todo el bungaló. Era un hombre solitario y esquivo, detestaba tener contacto con las personas y prefería la soledad a toda costa. Para su mal tino, negarse a formar parte de los siete Arcanos hubiera derivado en la deshonra.


    Era lo mismo que estaba experimentando su aprendiz, dudas sobre si era buena idea o no tener como cómplices a reptiles de esa especie.


    —Lo hiciste enfadar, ahora será mucho más complicado que acceda a verte—la mamba subió hasta la copa de un árbol. No daba con el paradero de su dueño, bajando la cabeza se mantuvo en silencio por algunos minutos. Otro par de serpientes aparecieron detrás del hechicero, invitándolo a ponerse de piel tras abrir sus bocas y mostrarle sus venenosos colmillos. Ahora todo se había puesto patas arriba, ganarse de nueva cuenta la puesta empatía del Vietnamita, no sería una sencilla tarea.


    —¡¡¡ Vete, vete ahora !!!—exclamaba la serpiente recién llegada—Da la vuelta e inicia de nueva cuenta el proceso, pero no le busques en el bungaló. Ya te han dicho que ahí no está. Encuentra la forma de dar con el —siseaba empujando con su reptar al intruso. Si era necesario le inyectarían determinada cantidad de veneno, no le perdonarían el haber puesto de mal humor al hombre que habitaba en ese lugar. El otro ofidio se mantuvo alerta, no perdería de vista la presa que posiblemente le alimentaría más tarde.


    El silencio volvió a reinar, quedando solamente las cuatro serpientes y el alumno de Lawan. Aprender a desprenderse del temor y las inseguridades, mutando la piel que se portaba actualmente por una nueva y reluciente. Abrirse la misma con los dientes de ser necesario, sangrar y purificar con ese néctar el nuevo inicio que se deseaba experimentar. Soltar lo que ya no era necesario y aferrarse a lo que realmente nos brindaría la satisfacción y reconocimiento de todos los que nos rodeaban.



    • Me gusta 1
  14. — No lo encontrarás ahí dentro—le siseó una serpiente que reptaba sobre los pies del mago. Lawan no estaba donde creía que sería fácil de encontrar, prefería pasear en los alrededores de su bungaló, alejándose de las visitas que nunca invitaba. Pero que se empeñaban en acudir a él, para aprender la lengua Parsel. Sus inseparables amigas, siempre eran las encargadas de recibir a los nuevos alumnos, jóvenes que se aventuraban a ser presas para los ofidios. Continuando con su danza sobre los pies de David, no le permitiría ir más allá, no hasta demostrar que era digno de mirar de frente al Vietnamita.


    Lawan esperaba alguna reacción por parte de Hades, posiblemente su basilisco lo dejo petrificado luego de la charla con el Arcano. Era común ver esa clase de reacciones en su presencia, pocos eran los que realmente se atrevían a confiar plenamente en las serpientes, que serían las encargadas de echarles una mano. No necesitaban los oídos físicos para escucharlas con claridad, simplemente dejarse ir y entablar con ellas una conexión que duraría el tiempo que necesitarán para poder acceder a la prueba que les otorgaría la alianza que los convertía en Hablantes del Parsel.


    — ¿Qué es lo que buscas aquí?—apareció detrás del mago una mamba negra. Protectora de todo el suelo que los extraños pisarán, no le gustaba como al Arcano tener gente ajena a ese sitio indagando por donde no debía. La primera serpiente ascendió por la pierna del hombre, siseaba en pársel cosas que este no era capaz de entender o captar. Su cuerpo se extendió hasta alcanzar el muslo del aprendiz, enroscándose en esa zona ejercía una presión moderada.


    — Responde a la pregunta—apretando un poco más su estilizado cuerpo contra la prenda que protegía la piel, que de estar expuesta, ya habría sido picada por los colmillos de tan peligrosa acompañante. Desde algún lugar Lawan miraba con atención el trabajo realizado por sus serpientes, asintiendo satisfecho por la recepción que le estaban dando a su nuevo alumno. El arcano era impaciente, pero antes de darle la cara a un nuevo intruso en sus dominios era sensato para el, determinar si era digno o no de aprender el lenguaje de las serpientes.


    Se había vuelto demasiado terco en el último tiempo, endureciendo sus métodos de enseñanza. No sería como al inicio de las habilidades, ahora les costaría sangre, sudor, lagrimas y quizás algo más a sus futuros aprendices. A él le costo aprender todo lo que sabía, años de experiencia y sabiduría que supo labrar con esfuerzos agonizantes y el ahincó desmedido que heredo al proceder de Vietnam.


    No echaba de menos el país donde nació, ahora contaba con un espacio adaptado a su gusto y donde tener la libertad de enseñar a quién consideraba que sería capaz de confiar en sus instintos y no poner en tela de juicio a las serpientes que le acompañarían en su travesía.


    — Para mirar a los ojos al Arcano de los Hablantes del Parsel, primero debes liberarte de todas las cargas que posees. No hablo de una mochila o esa bolsa con ratones muertos, no te servirán para comprarnos y abrirte camino fácilmente—la mamba le hablaba con decisión. James tenía que elegir con astucia la respuesta que les obsequiaría, dejando de lado las tretas o los intentos de engañar al par de ofidios. Ellos eran expertos en detectar las mentiras o dobles intenciones, no era en vano que la confianza del Thanh fuera depositada en ellos sin dificultad alguna.



    • Me gusta 1
  15. Lawan escuchó con atención las palabras de Hades, pero eso no apaciguó el malestar que sentía en esos instantes el vietnamita. El vampiro dio en el clavo sin darse cuenta, confesando que era capaz de ayudar a los demás, pero no así mismo. Curiosa contradicción en la que el hombre se enfrasco, desde que decidió extender una mano amiga a los suyos, ya fuera sin doble intención o simplemente porque le naciera hacerlo.

     

    Primera contradicción, ha salido de tu boca una verdad, que ni tu mismo eres capaz de creerte—hablaba con dureza el Arcano—¿Cómo eres capaz de ayudar a otros, pero no a ti mismo?—extendiendo su mano invitaba a la serpiente a subir por su brazo. Está accedió gustosa a la petición de Lawan, siseando algunas cosas más que Hades se estaba dejando para si mismo.

     

    No es posible dar la mano o prestar ayuda a otros, no si uno mismo no se encuentra en las condiciones aptas para hacerlo—retomaba la palabra mirando a la víbora que estaba enroscada en su brazoMíralas a ellas, no necesitan de nadie para mudar de piel, no directamente. Simplemente puede arrastrarse bajo el tronco caído de un árbol, buscando un hueco que les permita pasar por debajo y de ese modo librarse de esa pesada carga—acariciaba con tranquilidad al ofidio.

     

    Mirando fijamente la reacción de la pequeña, sintiendo como ella dejaba sentir la gratitud que le obsequiaba al Hablante del Parsel.

     

    A mi no me has fallado, yo estoy aquí para probarte. No para que me satisfagas con tus acciones dentro de los obstáculos que se presenten en tu camino, al que le fallaste es a ti mismo y seguirás haciéndolo mientras te continúes aferrado a unas cicatrices que puede que se conviertan en heridas que jamás sanarán por completo—soltaba esas palabras como un mazo contra la espalda del Ragnarok.

     

    La verdad absoluta podía tener muchos rostros, algunos de ellos diseñados para engañar y el resto para dar cuenta de que todos los esfuerzos siempre recibían la recompensa anhelada.

     

    Sigue mis consejos al pie de la letra, solo si consideras que los mismos pueden servirte en un futuro, no muy lejano—movió su surda en el aire. No le entregaba las llaves de la pirámide en su mano, pero si le otorgaba la posibilidad de prepararse a conciencia para la prueba.

     

    Ahí dentro ni el poder del Arcano era capaz de mermar el daño preparado con antelación por la edificación, ella armaba todo tomando varios factores en consideración. Si detectaba el más mínimo atisbó de inseguridad, temor o duda, no les permitía llegar hasta ella y probar su valía.

     

    Lo que eres ahora, puede que determine lo que serás al salir de este lugar—le dirigía unas sabias palabras—Recuerda que los recuerdos suelen ser un testigo de nuestro paso por la tierra. Pero debemos aprender a dejarlos guardados en un sitio seguro y no permitir que entorpezcan los nuevos pasos que damos hacia el presente o futuro—esperaba que en está ocasión la sombra de la duda, no volviera a cernirse sobre Hades.

     

    Al parecer la sensatez hacia acto de presencia dentro del hogar del Arcano, provocando que el vampiro reflexionará de forma acertada ante su fallo. Ahora las serpientes se mostraban mucho más cómodas y conformes con el alumno que debían acompañar. Era el momento ideal para lanzar un nuevo reto, necesitaba comprobar que el cainita estaba preparado para ir al encuentro con la pirámide.

     

    Ahora tendrás que despojarte de parte de la piel que te atormenta, no importa el método que decidas implementar. Solo quiero que te concentres en ponerle un fin definitivo a esto, ya sabes a lo que me refiero—los ojos del Arcano se transformaron en los colmillos de la serpiente más letal que existía dentro del planeta Tierra. La sentencia estaba dictada y no tardaría en ser ejecutada, seguro de que su alumno daría la talla para salir victorioso.

     

     

    @@Hades Ragnarok

  16. Finalmente—resopló el arcano, divisando a las dos serpientes que acompañaban al Ragnarok. Se había tomado su tiempo para comprender la tarea de ambos ofidios, desafiándolo con tentaciones que de proponérselo lo habrían arrastrado a un final irremediable. Lawan miraba aún a sus serpientes, confiando en que estás lograron confundir en cierta forma al vampiro, colocando en su camino obstáculos que le costaría trabajo sortear.

     

    Desde su perspectiva todo era un caos interminable en la vida del hombre, atándose de forma insensata a su pasado, sufriendo una pena que poco a poco le derivaría a una locura incurable.

     

    ¿Sabes por qué las serpientes mudan de piel?—la voz de Vietnamita se dejaba sentir como un siseó. El mismo era conocedor de todo lo que padecieron los que llegaron hasta su búngalo, desengaños, mentiras y otras situaciones que los obligaron a arrancar las cicatrices que marcaban su piel como un mapa.

     

    Delineando cada parte de su físico con pequeñas líneas que señalaban el ansiado tesoro, lastimosamente para ellos el aprender a soltar no era una tarea sencilla de desarrollar.

     

    Han entendido que es más sano dejar la piel dañada que arrastrarla y causarse más daño. Abriéndose la carne y dejando expuesto su interior, para que sea conocido por sus enemigos y de ese modo mermar la fortaleza que estás poseen—puntualizó. Escuchando el mensaje que le enviaba una de las dos serpientes, ladeando la cabeza, no pudo evitar una mueca de decepción en su rostro. Acariciando con la mano el firmamento, intentaba no hacer más evidente su malestar.

     

    Dudo demasiado, no confiaba en lo que ninguna de las dos le decía—la comunicación entre el arcano y el ofidio se volvía mucho más fluida. Hades no se daría cuenta de eso, aunque pudo comunicarse con ambos reptiles, al estar delante de Lawan no eran tan sencillo tener la misma conexión y dar por sentado que entre ellos existía un intercambio de comunicación.

     

    — Dos caminos, pero delante pudo existir un mar infinito de posibilidades y desencantos, ¿no lo crees?—perdiendo su vista en la nada. Aguardaba por una sensata respuesta, compuesta quizás por un mundo dudas e inseguridades, aunque cabía la posibilidad de que al estar delante de un camino bifurcado, ya no se demorará tanto en dar razón de su accionar.

     

    Una de ellas aseguró ser tu amiga y la otra tu enemiga, no es así. Porque no escuchaste a la que te tendió la posibilidad de salir victorioso, si elegías el camino que ella señalaba—le siseó una vez más la serpiente que estaba a su derecha se movió con lentitud. La lucha interna que vivía Hades, no le daba las fuerzas necesarias para avanzar a pasos agigantados y sepultar definitivamente su dolor y agonía.

     

    El ser un ser obcecado y testarudo, no siempre era la postura ideal ante una habilidad como la de los Hablantes del Parsel.

     

    Indagar sobre el pasado o presente de sus alumnos, no era su responsabilidad. Sino educarlos para saber como desenmarañar todos los secretos o recuerdos que era necesario desentrañar de sus vidas. Si entraban al portal con inseguridades o temores infundados, no podrían hacerse acreedores a la alianza que los conectaba de forma permanente con los otros hablantes de la lengua de las serpientes.

     

    Aprende a discernir con sabiduría, evitando a toda costa tener presiones de cualquier tipo. Escucha solo lo que creas que es verdad absoluta para ti, no permitas que el pasado te vuelva a engañar o te arrastre a lo que no deseas que siga atormentándoteguardando silencio, le otorgaba un momento breve de meditación.

     

    El tiempo apremiaba y las arenas del tiempo corrían en su contra. Faltaba muy poco para enfrentarse a la pirámide y probar que era digno de comunicarse con las serpientes, tal y como lo hacia Thanh

     

    @@Hades Ragnarok

  17. Ni las habilidades más extraordinarias del Arcano le permitían ver lo que sus serpientes veían y oír lo que oían. Imprecisa y amplia como fuera la habilidad de comunicarse con las serpientes, no ofrecía tal extremo de entendimiento con ellas como para permitir establecer una comunicación directa con la mente de éstas, y sin embargo la confidencia con Lawan era completa. A tal punto, que horas después de que una de sus amigas africanas se perdiese en el pantano con el Weasley, esta regresaría para contarle lo que había vivido, el cómo el mago se había desempeñado y, no menos importantemente, su veredicto final respecto de si el mago había alcanzado las competencias necesarias como para enfrentarse al Portal de la Habilidad.

     

    La serpiente le contaría al Arcano como su aprendiz se había adentrado en el pantano sin temblequear, y no escatimaría detalles respecto a las primeras palabras del Weasley en el dialecto de los ofidios.

     

    Mírame. – le había instruido la serpiente y, como primera prueba, el Weasley había obedecido demostrando comprensión. – La vacuidad de tu alma es evidente para cualquiera que esté dispuesto a observar los signos. Claro está, los ojos que los ven están entrenados, como son los de mi especie. – al principio, sus siseos eran claros y lentos, buscando acostumbrar el oído del novato a su propio idioma. – Mi especie tiene una larga historia, parte de ella es en gran asociación a las Artes Oscuras, por lo que no es la primera vez que veo un alma trastocada. Debo admitir, sin embargo, que tu caso es excepcional.

     

    El mago había pecado de la ansiedad que tan común era en su raza, adelantándose a la pregunta que ella misma estaba en proceso de responder.

     

    Este pantano no es como cualquier otro, su magia permite grandes cosas. En algún punto de él se esconde un fragmento de su pasado al cuál nunca se ha enfrentado, y que sin embargo es esencial lo haga para poder continuar.

     

    Lawan se perdió en sus pensamientos por un momento, recordando que en ningún momento había advertido al Weasley del comportamiento errático de las serpientes. Ciega como fuese su confianza en lo que ellas hacían y decían, el vietnamita tenía que admitir que para el mago convencional era menester ejercer altos niveles de prudencia a la hora de seguir las directivas de éstas quienes, por decirlo de cierta manera, tenían prioridades en extremo distintas. Volvió a centrar la atención en lo que su serpiente decía, rogando que ésta historia tuviese un buen final, que el Weasley hubiese logrado obrar de manera prudente y cruzando los dedos para no convertirse en lo que le criticó a Báleyr de ser.

  18. Lawan procuró mantener la calma incluso cuando la historia de su pupilo se volvía más y más desesperante con cada palabra. A lo largo de toda su vida, en múltiples instancias se había visto tentado de practicar las Artes Oscuras para adentrarse en travesías no muy distintas a las que le estaban describiendo, y sin embargo bajo ningún punto de vista podía concebir y justificar la irresponsabilidad del Arcano de Nigromancia al encomendarle tal cosa en los estadios más tempranos de su entrenamiento como Nigromante. A decir verdad, Báleyr había tenido suerte de que el muchacho había tenido éxito – a pesar de las consecuencias que había pagado por él – o las autoridades de Mahoutokoro lo hubieran quemado vivo.

     

    Al final de su recolección, suspiró en desaprobación ante las prácticas de su colega, pero no se privó de arquear las cejas en una suerte de admiración que poco tenía de noble y, en cambio, pecaba de basarse en lástima. Desde su punto de vista, el precio que su alumno había pagado era excesivo, puesto que por más que la Nigromancia y los edredones de las almas no fuesen su especialidad, no bastaba ser un experto para saber que todo aquello tendría consecuencias irreversibles. El vampiro miró a la serpiente que aún reposaba sobre su hombro, la cual le siseó una segunda instrucción para finalmente desmontarse del torso del viejo Arcano y perderse en el suelo, rumbo al pantano que se encontraba a unos cien metros del bungaló.

     

    Mis condolencias, muchacho. Nuestra alma, innegablemente, define nuestra esencia y viceversa. Sólo puedo imaginar lo desconcertante que debe ser para usted, vivir así. – comentó, cruzando sus piernas a la vez que rebuscaba en el bolsillo de su túnica a por su varita. Una parte de él sentía curiosidad por preguntarle cómo se sentía ser un desalmado, en el sentido más literal de la palabra, pero las instrucciones de su Oxyuranos habían sido claras. Una sencilla floritura con su varita bastó para que un largo trozo de pergamino apareciese en la falda del Weasley. – Este papel contiene los fonemas más comúnmente utilizados en la lengua de las serpientes que, extraordinaria y particular como es, comparte con el resto de las lenguas esta tediosa tarea como primer obstáculo para el aprendiz. Debe manejarlos a la perfección si quiere que la serpientes le entiendan, y viceversa.

     

    Lawan se puso de pie, e inmediatamente hizo un gesto con su mano hacia su alumno, que se dispuso a imitarlo.

     

    Apréndelos. Toma cuanto tiempo necesites, pero hazlo rápido, te están esperando. – dicho esto, hizo un gesto con su cabeza hacia el sendero que se abría detrás del río y se perdía entre los árboles hacia el pantano. Sin mediar otra palabra, caminó en dirección a su bungaló y cerró la puerta detrás de sí, su serpiente se encargaría del resto.

  19. El sol finalizaba su travesía diaria para el momento en que alguien golpeó la puerta de lúgubre bungaló, osando a interrumpir el silencio del cual disfrutaban no solo el vietnamita sino sus co-habitantes de múltiples continentes. El sonido fue tan disruptivo que varias de ellas sisearon amenazadoramente a modo de queja, y el bicentenario Arcano hizo eco de las mismas en una propia recolección de palabrotas que no tenía demasiado problema quien quiera estuviese del otro lado escuchase. Sus rodillas gruñeron en cuanto puso el peso de su cuerpo sobre ellas, y a paso lento caminó hasta la puerta a la par que sus pies descalzos abrazaban la tierra debajo de ellos.

     

    Ah, sí, me dijeron que uno más vendría. – comentó el Arcano al abrir la puerta de su bungaló, detrás de la cual se encontraba un joven castaño de unos treinta años – Pero no imaginé que lo haría a estas horas. – agregó, sin tapujos, y se mantuvo en el umbral de la puerta meditando qué hacer con el muchacho. Por un lado, ansiaba retornar al silencio en el que había estado sumido momentos atrás, pero había algo en la parsimonia y el semblante de quien estaba frente a él que lo instaba a hacerlo pasar.

     

    Al abrir la puerta, el ruido del río que rodeaba su vivienda se había colado dentro de su vivienda, y unas cuantas serpientes habían emprendido la marcha hacia las aguas de aquel cuerpo artificial. Un corto siseo, que no duró más que una sílaba en el dialecto que utilizaba para comunicarse con el joven, bastó para que una gruesa Oxyuranos trepase en torno a sus ropajes para finalmente posarse en su hombro izquierdo. La serpiente, una de las tantas confidentes del vampiro, le susurró unas palabras al oído y, controvertidas y entrañables como fueran las opiniones de ésta, el Arcano hizo caso de las mismas para finalmente caminar frente a su nuevo pupilo y dirigirse hacia dos bancos de madera que yacían junto al río.

     

    Sígame, por favor, señor... – instó Lawan, inquiriéndole sus apellidos, dado que éste todavía no había prestado formalidades.

     

    En un par de zancadas, sorprendentemente gráciles para su edad, llegaron a las banquetas y el viejo hombre tomó asiento sintiendo sus rodillas crujir nuevamente. Con un gesto, instruyó al muchacho a hacer lo mismo frente a él.

     

    Mis serpientes me han convencido de dejarlo tomar la clase esta noche. No me han dicho qué, pero ellas sensan algo en usted que les es interesante.... ¿tiene alguna idea de qué puede ser? – inquirió, y se recostó sobre el respaldo de la banqueta, examinando a su alumno con la mirada.

    • Me gusta 1
  20. Para Hades Ragnarok



    Lawan no tenía forma de saber, al menos no en ese preciso momento, acerca de las desventuras de su alumno. Si luego lo juzgaba oportuno, podía visitar el pantano y conversar con las serpientes allí presentes para que estas le relatasen lo sucedido, pero la realidad era que el vampiro confiaba plenamente en sus compañeras y en que la serpiente que había acompañado al Ragnarok se encargaría de gestionar los desafíos adecuados para que su aprendiz adquiriese cada vez mayor fluencia y versatilidad con el pársel como lengua, así como también las habilidades necesarias para comprender las sutilezas de los ofidios como especie. Ambos elementos eran esenciales para dominar el pársel, y constituían pesos y contra-pesos de una balanza perfectamente equilibrada pero sumamente sensible a las desigualdades.


    Llegaría un punto en que, habiendo enfrentado el obstáculo del pantano, su alumno emprendería la marcha de vuelta a su bungaló, probablemente en busca de su próxima tarea que lo pudiese un paso más cerca de la prueba de la habilidad. Lo que Hades no sabía, sin embargo, era que Lawan había entretejido todas las variables de antemano, de manera que éste estuviese entretenido, ocupado y (sobretodo) desafiado por un largo tiempo, hasta que finalmente llegase nuevamente a su morada. De hecho, el vampiro había sido tan meticuloso a la hora de ordenar los obstáculos que estaba seguro de que, si Hades lograba volver junto a él, estaría en condiciones de tomar la prueba frente al portal.


    Pero aún faltaba para eso.


    Justo en el momento que la serpiente terminaba de hablar con él, siseándole todas esas cosas que él no quería escuchar, otra serpiente se apareció frente a él y reptó por su cuerpo hasta llegar a su hombro. De color cobre y ojos amarillentos, permaneció quieta sobre el músculo deltoides del hombre mientras lo evaluaba cuidadosamente: había estado espiando todo lo ocurrido desde que llegó, y tenía órdenes explícitas de Lawan para servir de guía en caso de que lo considerase necesario.


    Muy interesante.– le siseó esta, tras unos segundos – ¿Por qué te enfocas tanto en tu pasado? Deberías imitarnos a nosotros, las serpientes, y desprenderte de esas escamas viejas... hay tanto que podrías lograr, si de verdad te lo propones.


    Posteriormente, la serpiente guardó silencio, y así lo haría hasta que su alumno emprendiese la vuelta hacia el Arcano. Sin embargo, a medio camino, las dos serpientes que ahora él portaba sobre su cuerpo le supondrían el próximo desafío: ¿cuándo era sensato confiar en las serpientes, y cuándo no? Ambas lo desafiarían de manera distinta, pero Lawan esperaba que su alumno fuese capaz de hacer la disquisición de cuál serpiente lo estaba llevando a la ruina, y cuál hacia la victoria.



    Para Xell Vladimir Potter Black y Hayame Snape Potter Black



    Por unos cuantos segundos, el vampiro fulminó con la mirada a la más irreverente de sus alumnas. Había circunstancias, pocas y contadas con los dedos de las manos, en la que ni toda su paciencia le era suficiente para querellar la ira que la falta de educación por parte de sus alumnos le generaba. En un intento por mantener la calma, y asegurarse de que sus próximas palabras salieran de la manera más calma y templada posible, cerró los ojos y contó de dos en dos un par de veces hasta que sintió el enojo ceder. No era la primera vez que tenía a un británico quejándose del predicamento de los Arcanos, pero si tan sólo ellos supiesen lo mucho que dejaban que desear... cuán ofuscados estaban por su arrogancia, y cuán mejores podrían ser si tan sólo se permitiesen ser más humildes, sin ceder en ser asertivos.


    - ¿No se le ha ocurrido pensar, quizá, que si todos nos quejamos de usted quizá el problema sea usted y no nosotros? – dejó salir, finalmente, su voz llena de templanza y sin un rastro de las emociones que momentos atrás lo habían percudido. – Déjeme ser sumamente claro en esto, muchacha, a la próxima irreverencia de parte de usted tendré que pedirle que se vaya.


    No se quedó a esperar una respuesta. No la necesitaba, no la quería, y tampoco le importaba. Tener un cargo como el que el ostentaba le permitía al menos la licencia de reservarse el derecho de admisión con sus alumnos, una de las pocas cosas contra las que Mahoutokoro no había opuesto resistencia. Con su dedo índice y medio, instó a ambas muchachas a acercarse a la mesa de trabajo, donde varios pescados yacían inertes sobre la mesa esperando a que alguien trabajase sobre ellos. Lawan le dedicó una breve mirada a su tercera alumna, quien parecía perdida e intimidada por la situación; tendría que ver qué le ocurría una vez dispusiese de las dos recién llegadas.


    Los motivos referidos son válidos, independientemente de lo atroz que me resulte la idea de tener a un basilisco en un circo. – admitió Lawan. – Para empezar, trabajaremos la paciencia, algo de lo que evidentemente estáis en falta. Quiero que cada una de ustedes tome un pescado y, utilizando sólo el cuchillo, le quiten todas las espinas procurando no dañar el resto de los tejidos. Desde luego, el uso de sus varitas está terminantemente prohibido.


    El vampiro le cedió el espacio que ocupaba frente a la mesa a una de las muchachas, de manera que ambas quedaron enfrentadas. Por unos segundos, permaneció en silencio mientras ellas empezaban a trabajar.


    El pársel no es igual al resto de las lenguas, ni siquiera aquellas que utilizan los magos para hablar con otras especies. Verán, para que una lengua (cualquiera sea esta) exista como tal, son necesarios dos componentes: por un lado precisamos de las palabras y los significados que estos acarrean, pero también es fundamental conocer con quién nos estamos comunicando. Si todo sale bien, de mí aprenderán no sólo la fonética y lingüística de este idioma, sino también a entender y respetar a las serpientes como individuo, y sobre todo, como comunidad. Verán, las serpientes son seres por demás oportunistas, sin importar cuán fieles crean que les son a ustedes... su instinto más primitivo es la auto-preservación, por lo que es menester entender esto para luego analizar las vicisitudes del lenguaje.


    Lawan hizo una pausa, y vio que ambas muchachas se habían quedado mirándole, interrumpiendo su labor.


    Prosigan – instruyó – no habrá necesidad de hablar.


    Lo que las muchachas no sabían, es que momentos más tarde Lawan conjuraría una imitación casi perfecta de un gallo. Éste cantaría, y si bien su canto no resultaría letal para el Basilisco que una de ellas había traído, sí que lo alborotaría. Estaba interesado en observar cómo se las apañaban para menguar la exasperación del rey de las serpientes en estadios tan tempranos de su instrucción.

  21. A pesar de no poder interceder en lo más mínimo, Lawan tenía una visión muy clara de lo que Kaori estaría haciendo en su prueba: la magia del anillo que ella ahora portaba los vinculaba de una manera especial, y gracias a éste vínculo él tendría un asiento en primera fila para las aventuras de la mujer en su prueba de la habilidad. En muy pocas oportunidades a lo largo de su historia como docente, había optado por darle a sus alumnos la privacidad necesaria para afrontar la prueba solos, pero eventualmente había aprendido a estudiar la magia del portal como un simple espectador. De hecho, el portal le había enseñado un par de trucos a lo largo de su carrera docente, trucos que le eran tan útiles con los ofidios como en la pesca.

    Para el vietnamita, el tiempo parecía correr más rápido que para su alumna, dado que la vio padecer la espera hasta que el sol se puso en el horizonte, momento en el cual podría visitar a alguien que Lawan no conocía pero que aún así podía intuir era de gran importancia para la mujer. Precisamente por estas razones es que, en situaciones muy particulares, se había abstenido de visualizar la prueba de sus alumnos: el portal tenía una tendencia a desvelar los secretos, ambiciones y anhelos más profundos del corazón de sus alumnos, y de tanto en tanto recordaba su propia experiencia en el portal cuando tomó la prueba para ser el Arcano de la habilidad. Aún vívida permanecía en su mente la sensación de incomodidad saber que alguien lo estaba observando, independientemente del criticismo constructivo que recibió a posteriori en consecuencia de ello.

    La mayor de las veces, sin embargo, se decantaba por observar las pruebas de sus alumnos. No por chismear, sino porque se inflaba de orgullo de tanto en tanto al ver a sus alumnos superar obstáculos impresionantes. Era, verdaderamente, uno de los mayores placeres para un instructor ver a un alumno superarse a sí mismo utilizando ni más ni menos que sus propias herramientas. Kaori estaba demostrando una excelente templanza, y ya era por demás evidente que su manejo del pársel era digno de obtener una calificación aprobatoria.

    El portal pareció estar de acuerdo con su asesoramiento, dado que la vio atravesar una puerta y segundos más tarde, ambos fueron retrotraídos a la realidad. Kaori estaba allí frente a él, la emoción de los sucesos recién vividos aún plenamente plasmados en su rostro, pero al menos tenía buenas noticias para darle.

    Creo que el anillo habla por si solo. A partir de hoy, estaremos conectados por medio de él. – musitó el Arcano, mirándola fijamente a los ojos. – Felicitaciones, ha aprobado la prueba y puede considerarse, de ahora en más, una hablante de pársel.

    Por un segundo, pensó que aquello sería lo último que diría. Aunque se animó a agregar, antes de partir:

    Señorita, si me permite... no hace a vivir el perderse en los fantasmas del pasado. La paciencia que espero haberle enseñado en su entrenamiento, es menester para dejarlos atrás y buscarle un nuevo sentido a la noche. Tenga usted buenos días.

    • Me gusta 1
  22. Lawan esperó, paciente, a que su aprendiz llegase frente a la pirámide. A pesar de tanto tiempo ejerciendo la labor de instructor de la habilidad, nunca se cansaba de esperarlos mientras atravesaban todos los obstáculos a los que tenían que hacer frente de camino a la pirámide: la pesca y el tiempo le habían dado la paciencia que necesitaba para ello. No corría la misma suerte con manejar la ansiedad y la intriga que tenía acerca de qué estaban haciendo de camino a él: cómo atravesarían el lago, el bosque o el laberinto, como utilizarían sus habilidades, qué los haría detenerse, qué los haría continuar. Lawan siempre les preguntaba a sus alumnos al inicio de la clase qué era lo que los llevaba a estudiar pársel, más era detrás de aquellas preguntas que se escondían los verdaderos motivos; impasibles de ser percudidos por el tinte de las palabras.


    El vietnamita tenía los medios para saberlo. Si quisiera, podría haber hecho uso de su magia para seguir en tiempo real las aventuras de Kaori, pero no hacía mucho tiempo que había caído en la cuenta de que, una vez en la instancia de la prueba de habilidad, poca injerencia tenía él sobre el vínculo entre ella y el pupilo. Salvo casos excepcionales donde el alumno no se mostraba a la altura, la mayoría de ellos llegaban en distintos estados de salud y sanidad a la pirámide y, para él, aquello era y debía ser suficiente. Ya luego el haría el camino de Kaori en sentido inverso y les preguntaría a las mambas negras como se desempeñó dentro del laberinto, o visitaría a sus espías en el bosque para saber que había hecho para safarse del basilisco. Incluso, si el clima se mantenía así de agradable, se daría un chapuzón en las aguas del río para ver de qué manera el barco había llegado a buen puerto. Toda aquella información le serviría para futuros pupilos, pero el destino de Kaori era ahora decisión pendiente de la magia del portal.


    Para cuando la mujer se apareció frente a él, la consternación era clara en su rostro, aquello le causaba curiosidad pero era lo suficientemente prudente como para saber que no era asunto suyo. Lawan ya tenía el anillo de la habilidad que Kaori debería llevar consigo en la palma de su mano, por lo que decidió no perder más tiempo y guiar a la cuasi-hablante hacia la última prueba.


    Bienvenida, señorita. Venga conmigo. – el vampiro guió a la mujer hacia el portal que, al percibir la presencia del anillo que él llevaba en su mano, reorganizó sus puertas para que sólo la de la prueba de Hablantes de Pársel se mantuviera presente. Lawan le extendió el anillo. – Es la hora de la prueba final. Advertida quedas, sin embargo, de que yo no entraré ni podré ayudarte en ella. Para todos los propósitos, estarás sola allí. – Aquello no era del todo cierto, él podría acceder a todos sus sentidos gracias a la magia del anillo que Kaori debería colocarse alrededor de uno de sus dedos, pero poco le serviría a ella saber eso si él tenía terminantemente prohibido asistirla. – Debo preguntarte, por última vez, ¿estas segura que deseas hacer la prueba? No hay vuelta atrás.


    Si ella daba el sí, el portal se activaría.


    . El anillo que te acabo de dar está fuertemente vinculado con el mío, de manera que si completas la prueba, una parte de ti irá conmigo siempre. – hizo una pausa, y dirigió ahora su mirada al portal que brillaba incorpóreo más de alguna manera tangible a unos pasos de ellos – Si en algún momento deseas abandonar, bastará que toques el anillo y su magia te retrotraerá aquí. Ten en mente que, si lo haces, nunca más podrás pasar por la Puerta de Pársel.


    Buena suerte. – la instó, por último. Poco sentido tenía dar palabras de aliento falsas.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.