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Valentina Ricci Yaxley

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Todo lo publicado por Valentina Ricci Yaxley

  1. http://i.imgur.com/sRhS97P.png Alumnos: Emilia Targaryen y Orión Black * * * Una nota escrita sobre pergamino aguardaba a la única alumna de pociones. Un bosque boreal situado al centro de Canadá sustituía a la convencional aula de clase. La imponente luna llena se alzaba sobre la oscuridad de la noche, permitiendo distinguir tanto los rostros de las personas como algunos detalles de la vegetación. —¿Sabe usted que nos encontramos en uno de los bosques más grandes del mundo, señor Black? —presumía la pelirroja. Dar clases de la mano de su hermano le parecía de lo más divertido e interesante. Ambos se llevaban realmente bien.— Esperemos que estos alumnos tengan una buena capacidad de orientación. El otoño comenzaba a hacer acto de presencia. El cambio de estación se observaba claramente en las hojas caducas de algunos árboles. Incluso los fresnos que los rodeaban estaban prácticamente pelados. Por suerte, eran pocas las zonas con árboles desnudos, ya que la fauna abarcaba mayoritariamente a coníferas, pinos o abetos, así como arbustos y alguna que otra flor. —Las nueve y media —dijo Valentina mientras miraba su reloj de bolsillo—. Tienen que estar al caer, ¿no, Div?— Los alumnos habían sido citados a primera hora de la mañana británica para poder disfrutar bastante rato de la noche, dado el cambio horario entre ambos países. Valentina tomó asiento sobre unas rocas que se volvieron de lo más confortable gracias a la ayuda de su varita. Refrescaba bastante, pero no se atrevía a hacer un fuego entre tantas plantas, así que se resignó a abrazar su túnica púrpura y a enredarse la trenza a modo de bufanda antes de que alguien apareciera. A su lado se encontraba Divied y algunos bártulos guardados en bolsas de piel de dragón para utilizar durante la lección. Delante suya, un frasco calcado al que se encontraba en el aula de pociones se hallaba en el suelo. No tardaría muchos minutos más en agitarse y dar paso a la primera persona en llegar.
  2. —¿Pa-parsel? —emitió entrecortada la profesora—. ¡Oh, vaya! Bueno, a ver... no es que no me gustara intentarlo, pero... no me parece demasiado ético intentar aprender algo que le corresponde explicar a los arcanos. Valentina desvió la mirada hacia Niko. Sabía que él también pensaba que no sería una buena idea y que se podría meter en un buen lío, tanto como por meterse en un terreno que no le pertenecía como para intentar hacer experimentos con la magia arcana. Y eso que Lawan no era una persona que se enfureciera con facilidad, tal y como ocurría con Báleyr, pero no le apetecía recibir ninguna queja. —De todas formas, voy a mirar lo que has preparado —Valentina se acercó para observar la tarea. Parecía haber seguido el mismo método de la Triviani. Los ingredientes escogidos unían tanto a las serpientes como a los magos. —Opino igual que con tu compañera. De no hablar parsel, al menos conseguiríamos unas cuantas escamas de reptil —rió—. Podrían ser perfectamente ingredientes que favorecieran la absorción de tan complicado idioma, buen razonamiento —terminó por el momento con la muchacha. —Oh, querida, no te preocupes, no es tan probable que ocurra semejante mutación —contestó a la pelirroja—. Y no, aún no conozco una poción que te permita hablar como la gente del agua... ¡Es más! ¿Qué os parece si nos ponemos manos a la obra con ello? No podemos terminar la lección sin haber encendido siquiera el caldero, eso sería inaceptable. Ya que os veo tan decididas, podemos aprovechar. Ah, y no os preocupéis, que yo me ofrezco para hacer la cata. Incluso seguro que Niko también se ofrece —le echó una mirada cómplice a su compañero—. Espero que el hecho de experimentar con tu propia profesora compense mi rechazo a intentar la poción propuesta por ti, Alessandra. —Bien... sí, esto es lo que vamos a hacer. Por favor, colocáos cada una en una mesa amplia de trabajo con un caldero de plata medida dos estándar. Creo que será el material más acertado para trabajar con unos ingredientes tan delicados. Cada una elegirá la mitad de los ingredientes para trabajar con ellos. Podéis infusionar las algas con el polvo, añadir un poco de barro, triturar, mezclar... lo que queráis. ¡Eso sí! Quiero justificaciones, no mezclar por mezclar. Tenéis un libro precioso que os he dejado sobre qué tratamiento darle a tal o cual ingrediente. Yo os supervisaré por si veo algún error —le gustaba confiar en sus alumnos y darles vía libre para sus creaciones. Un buen pocionista debía tener, ante todo, creatividad, lo mismo que exigía en su alumnado de nivel universitario.
  3. Era evidente que Alyssa y Leah eran más que conocidas por la sonrisa que emitió la rubia al verla aparecer. Apenas tardaron unos instantes en organizarse para empezar con el trabajo lo más rápido posible. La pelirroja abrió el libro, un libro poco extendido en las escuelas de magias europeas. Se trataba de un ejemplar escrito por Wlaumir Borage, sobrino del famoso experto en pociones Libatius Borage. Unos escritos muy interesante sobre el análisis e investigación de algunos brebajes, analizando sus procesos como casos aislados y explicando por qué actúan de una manera u otra frente a diferentes reactivos. Observó cómo marcaba de poco en poco los ingredientes más convenientes para la mezcla. Los más inusuales incluso estaban acompañados por algunas ilustraciones para favorecer su reconocimiento en el medio ambiente. Acto seguido, lo escribió todo en un pergamino nuevo que entregó a la profesora. Valentina se acercó para recogerlo y echarle un vistazo mientras ella exponía algunos de los ingredientes sobre la mesa. —Veamos... —sujetó un frasco para observarlo a contraluz— ¡Vaya! Está claro que pretendéis aprender a comunicaros con la gente del agua. No tiene mala pinta, algo tiene que salir de aquí. Al menos, unas cuantas escamas o aletas, como dice tu compañera —bromeó—. Y dime, ¿por qué te has decantado por esta combinación? ¿Sabrías en qué proporción distribuirlos o cómo tratarlos, más o menos? Mientras, @ permanecía en su banca, con la mirada algo perdida, probablemente absorta en sus pensamientos. Se dirigió hacia ella, esperando a que se hiciera partícipe en la actividad. —Querida, ¿estás bien? Acércate y únete a nosotras. Tu compañera ha hecho una primera selección de lo más acertada, ven a darnos tu opinión.
  4. Escuchaba atentamente las explicaciones de la profesora acerca de cómo se desenvolvían los muggles a la hora de viajar de un lugar a otro. Parecía bastante emocionada, por así decirlo, pues admiraba el hecho de que sin ninguna cualidad mágica hubieran construido toda una red de transportes tanto a nivel local como nacional o internacional. Parecían verdaderos laberintos, tal y como pudieron observar en algunos planos que mostró brevemente al alumnado. Aún así, Valentina continuaba mostrándose algo desconfiada frente a los trenes subterráneos e incluso a los aviones que conseguían despegar sin ningún Wingardium Leviosa o cualquier otro encantamiento de levitación. Sagitas continuó con algunas recomendaciones para pasar desapercibidos, sobretodo a la hora de viajar fuera del territorio británico. Esto le llamó bastante la atención, puesto que siempre se había preguntado a qué se dedicaría ese pequeño comercio que titulaba como una agencia de viajes en pleno Callejón Diagon. —¿Oíste, cariño? —susurró— Una boda en Italia, mi tierra natal. Tal vez podríamos encargarle la luna de miel, ahora que los muggles infectaron hasta las zonas más bellas del planeta. Momentos después, la profesora tuvo que detener la explicación, ya que las zapatillas que Sagitas cargaba se disiparon para dar lugar a una nube de plumas que llegó incluso a los pies de la chica. Al parecer, el otro grupo de alumnos de la Universidad ya había empezado con sus ansiadas transformaciones. Tan solo esperaba que no fueran expulsados del lugar por perturbar la zona de forma "extraña". Tras el pequeño accidente, se repartieron unas cuantas libras esterlinas en monedas. Había un montón, sobretodo de color plata, y brillaban como si se hubieran acuñado esa misma mañana. Tendrían que usarlas si querían disfrutar de las ventajas ofrecidas por tantos cachibaches llamativos que se distribuían por el local. Valentina agarró un tercio de un puñado y echó un vistazo rápido a su alrededor. No reconocía apenas nada. En su antigua mansión no se estilaban cacharros de esos. —Vaya, Zurin. Espero que tengas una pequeña idea de por dónde empezar. Esto parece inmenso. Entonces pudo distinguir entre el gentío una máquina bien alta con un letrero luminoso donde se leía "Atrapa y gana". Eso sí que le sonaba, concretamente de las ferias de su pueblo, a la que sí que acudió alguna que otra vez a una edad temprana. Tras el vidrio, un bonito oso de peluche color aguardaba que alguien lo atrapara. Era color canela y lucía un moño rojo en el cuello. Parecía como si le estuviera diciendo "abrázame" a todo el que se detenía a mirarlo. —¡Zurin! —llamó la atención del distraído muchacho— Ven, ven, ya se lo que vas a hacer —se acercó a él y señaló el hermoso peluche— ¿No es bonito? ¿Requetebonito? ¿Me lo atrapas? Porfiiiiiiiiii... Así lo abrazaré y pensaré en ti —terminó poniendo ojos de corderito.
  5. Un pelo violeta muy característico ondeaba acercándose a ellos mientras tonteaba con su chico. Debía tratarse de Sagitas. Sabía que era ella porque ya había visto ese color de cabello tan llamativo en alguna de las instalaciones del Ministerio, probablemente en la Feria de Empleo. Recordaba que era tía de su antiguo compañero de trabajo, Antoni Tonks, y siempre andaba detrás de ella. —Mucho gusto, profesora. Recuerdo haberla visto acompañada de su sobrino Tonks, me ha hablado mucho de usted —comentó tratando de acercarse a ella. Sin duda, sería curioso eso de no poder utilizar la varita en ningún caso, sobretodo teniendo en cuenta que ya había hecho uso de ella en su primera dificultad. Por suerte, los muggles reunidos allí parecían haberse montado su propio mundo mágico paralelo. Al parecer, les gustaba evadirse de la realidad viendo series totalmente incoherentes con la vida muggle. Valentina había utilizado la televisión con anterioridad, así que sabía de qué se trataba. —Matar zombies... ¿pero qué clase de ideas tienen estos muggles? Parece que siguen inventándose cuentos de hadas surrealistas en los que creer. Pobres... —comentó a su compañero. A continuación, la profesora habló de ciertas Leyes Mágicas de cumplimiento obligatorio e incluso les entregó un pergamino con ellas para refrescarlas. En él pudo leer una ley que le llamó la atención: "El encantamiento permanente de objetos muggles debe estar regulado por el Ministero de Magia" «Maravilloso, ya la estoy liando nada más empezar...», pensó recordando sus andadas en el metro. Tal vez debería volver a él cuando terminara la clase y arreglar las barras metálicas encantadas, por si las moscas. Tan solo esperaba que Zurin no sacara su vena de Warlock y se pusiera demasiado estricto con ese asunto. —Pues verá... —empezó a responder a la pregunta directa de la profesora—, digamos que tal vez hice un ligero uso de la magia en un lugar público... pero vaya, no se dieron ni cuenta —intentó excusarse tanto delante de ella como del Warlock—. Además, bastante caras son las tasas de la Univesidad como para tener que gastar más galeones. El paro no me permite poder tener muchos caprichos —comentó recordando todas las noches en las que había tenido que ser invitada a cenar por su pareja desde que no cobraba ni un knut. —La verdad es que tampoco tenía idea de que se pudiera hacer ese cambio, nunca lo había probado. ¿Necesitaremos libras? —se unió a la pregunta de Zurin.
  6. Ver a la señorita Ivashkov sentada en las bancas de los alumnos mientras ella ocupaba el sitio del profesor era imponente, pese a que ni siquiera hubiera acudido allí para cursar idiomas. Hace relativamente poco era una de sus profesoras en Hogwarts, y ahora las tornas habían cambiado. Esperaba estar a la altura, aunque no se debía centra en ella, sino en las otras dos muchachas que acababan de hacer acto de presencia. Escuchó atentamente las palabras que recibió por parte de la demonio. —Una muy buena respuesta, Alyssa. Una mente bien cultivada puede marcar la diferencia entre magos corrientes o magos poderosos, por supuesto siempre que el poder no sobrepase los límites de la ética. Acto seguido, la segunda alumna contestó a las mismas preguntas, tal y como lo había hecho su compañera. Eso sí, de una manera mucho más escueta. —Me parece interesante eso que dices, Alessandra. Me acuerdo cuando a mí misma se me daban mal las Runas Antiguas y siempre intentaba evitarlas —memoró divagando en sus recuerdos—. Pero bueno, no estoy aquí para contaros mi vida. Intentaré, pues, que mejores tus habilidades aquí —terminó. —Así que habéis venido a mi para aprender del noble arte de las pociones... Pues bien, os diré que las pociones se pueden clasificar en diferentes grupos dependiendo del resultado que obtengamos. Así, podemos crear antídotos para enfermedades, venenos o transformar algún aspecto de aquel que la ingiera a nuestro placer, tanto en el ámbito físico o incluso aplicándole o sustrayéndole habilidades. Precisamente nosotros nos centraremos en este último aspecto. Hizo una pausa para indicarle a las chicas que miraran los libros que tenían delante suya. —Si os fijáis, aquí tenéis una enorme lista de ingredientes, sobretodo orgánicos, cada uno con una serie de propiedades parecidas o distintas al anterior. Supongo que os preguntaréis para qué lo necesitáis. Bueno, dado que tenemos la oportunidad de compartir clase con el profesor de Idiomas, se me ocurrió que tal vez podríamos hacer un pequeño... experimento entre estas cuatro paredes. ¿A que sería genial poder hablar un nuevo idioma mágico totalmente desconocido con tan solo unos tragos? La cantidad de horas que nos ahorraríamos en aprenderlo sería muy interesante, el tiempo vale muchos galeones de oro últimamente. No sabía si crearse grandes expectativas después de que las mujeres confesaran que la preparación de brebajes no era el punto fuerte de ninguna de ellas, pero había tenido esa feliz idea en una de sus reuniones con Niko y realmente le apetecía llevarla a cabo, ya que en el caso de que tuviera un poco de éxito, no sabría distinguir con exactitud ni el idioma ni la correcta forma de hablarlo, ya que no era su especialidad. Pero, ¿y si resulta que, de pronto, creaban la poción más efectiva del mundo para hablar en lenguas extranjeras? Una patente de esa receta la haría volverse de oro, incluso se podría permitir una jubilación anticipada con dinero suficiente como para vivir por el resto de años. Si de verdad conseguía algo decente que atrajera a los directores del Mall, obtendría grandes recompensas. —Lo primero que tendréis que hacer, por supuesto, será enumerar los ingredientes. Buscad aquellos que os resulten atractivos para facilitar el aprendizaje, por ejemplo, e id describiéndolos cuando los encontréis. Tranquilas, no hay prisa, podéis tomar el tiempo que necesitéis —finalizó la explicación—. En cuanto a Leah, ahora Niko te dirá qué tiene pensado para ti —sonrió.
  7. ¡Una mortífaga estudiando el mundo de los muggles! Esa noticia hubiera sido todo un escándalo para los miembros de su bando, sin duda, pero su novio tenía bastante curiosidad por las lecciones que recibirían en esa asignatura, así que no pudo negarse a acudir a la misma clase que él en la Universidad. A fin de cuentas, era una excusa más para pasar tiempo juntos, aunque fuera simplemente compartiendo pupitre con él. Tampoco el mundo muggle era una completa novedad para ella, teniendo en cuenta que, debido a problemas con la ley, su padre había sido forzado a abandonar la comunidad mágica para esconderse entre ellos con la pequeña Valentina. Para no desentonar, la niña había convivido con sus costumbres más de una vez, llegando incluso a asistir durante la primaria a un colegio muggle de lo más corriente. Aún así, hacía mucho tiempo que no actuaba como ellos, ya que cuando quería visitar a su padre lo hacía mediante la aparición y no solía abandonar la mansión familiar. A eso había que sumarle que toda su etapa adolescente en la que tuvo menos vigilancia familiar estuvo internada en Hogwarts. La muchacha se apresuró a primera hora para llegar al lugar acordado con Zurin, desde el cuál llegarían Merlín sabe cómo hasta la dirección que aparecía en la nota enviada por la profesora Sagitas el día anterior. Tal y como también decía, acordaron en vestir lo más muggle posible, por lo que apostó por un vestido gris básico con cinturón, zapatillas blancas y bolso. —¿Piensas meternos ahí abajo? —preguntó bastante seria. A decir verdad, nunca había montado en metro, ya que no disponía de él en la villa donde se crió, pero sabía que podía ir lo suficientemente rápido como para que un muggle no supiera controlarlo en caso de imprevisto— No me pensaré dos veces alzar la varita si ponen en riesgo nuestras vidas, aviso. Anduvo sujeta de la mano del chico hasta bajar a la parada. Cientos de personas se movían por todas partes y a toda velocidad. Incluso se podía escuchar una música de fondo emitida por los instrumentistas callejeros instalados allí. Se soltó un segundo para seguir la bella música de un violín, su instrumento favorito. Una veinteañera de cabello moreno y largo interpretaba un movimiento de las Sonatas y Partitas para violín solo de Bach. «¿Cómo puede tocar tan bien siendo aparentemente tan joven?», pensaba. Y quedó tan encandilada que ni siquiera se percató de la ausencia de su novio. Cuando quiso darse cuenta, no había ni rastro del chico. —Zu... ¿Zurin? Sapos malditos... —farfulló al verse sola. ¿Qué debía hacer? Sabía que cogiendo la línea correcta, tal y como había comentado con el warlock, llegaría a la sala de recreativos antes de en lo que se dice quidditch. Pero claro, el problema estaba en entrar. No le apetecía entrar con descaro y ser vista por un segurata, no se podría desaparecer tan fácilmente de la sala de reclusiones y llegaría demasiado tarde a clase. No, debía haber otra solución. Observó a su alrededor. Las personas se acercaban a las máquinas expendedoras de la estación para comprar sus tickets. Introducían el dinero y ya podían pasar con ese trozo de papel. Nada más introducirlos en el lector, las barras se movían automáticamente. Pero ella no tenía ni un penique de esos, aunque poseía algo de mucho más valor: su varita. Se acercó a la barrera más alejada de la muchedumbre. Tan solo necesitaría un poco de intimidad para llevar a cabo un encantamiento de lo más básico que haría que las barras se movieran sin necesidad de introducir el billete. Esperó a que el segurata estuviera distraído para sacar la punta de su varita escondida en el bolso. Rápidamente, la movió en dirección a las barras y murmuró el encantamiento en cuestión. Acto seguido, se dirigió hacia ellas bien dispuesta y felizmente las atravesó. —Fácil —comentó hacia nadie. Recordó las palabras de su chico para dirigirse a la línea de color rojo, que la conduciría al punto de encuentro. Tan solo tuvo que esperar un par de minutos hasta que el siguiente coche se detuvo ante ella. Subió y le preguntó a un señor que en qué parada se debía bajar para llegar al próximo centro comercial y esperó hasta llegar. Bajó del coche y fue hasta la salida, procurando no perderse con tantas bocas de metro juntas. Una vez fuera, un majestuoso edificio se alzaba sobre ella. Debía ser ese. Se introdujo en él y pudo ver cómo un cartel luminoso anunciaba el nombre del recreativo una planta más arriba de la que se encontraba. Subió por las escaleras mecánicas preguntándose qué las impulsaría a funcionar y anduvo hacia la puerta, donde se encontraba el chico que le había pillado la delantera unos veinte minutos atrás. —¡Zurin! Me dejaste sola, maldito. Al menos me alegra ver que llegaste sin problema y bastante antes que yo, supongo. Por cierto, ¿y Sagitas? —echó un ojo a su alrededor y pudo ver que no estaban solos, sino que habían ya cuatro personas más. Pudo distinguir, entre ellos, a Anne Gaunt, su jefa, y a Darla, compañera de bando. Hizo un saludo generalizado con la mano y esperó a la vera de Zurin a ser llamados por su profesora correspondiente.
  8. http://i.imgur.com/23ho1pb.png Alumnas: Alessandra G. Delacour y Alyssa Black Triviani - Leah. A Ivashkov * * * Septiembre llegó trayendo un nuevo curso académico. El día uno, el Expreso de Hogwarts trajo consigo a numerosos magos y brujas de todo tipo. Para algunos era su primer año, lleno de ilusiones y con expectativas preconcebidas, mientras que muchos otros por fin se graduarían y pasarían a formar parte de la vida adulta de la comunidad mágica de Gran Bretaña, que incluiría también ampliar sus estudios en la Universidad. En el Ateneo de Conocimientos las clases continuaban como de costumbre, acompañadas del calor estival que aún perduraba. Valentina esperaba que las altas temperaturas no alteraran las propiedades mágicas de los brebajes que pronto daría a conocer a la nueva trupe de alumnos que se avecinaba. Pocos días antes, había recibido la noticia de que compartiría el aula con un compañero del claustro, el señor Niko Tonks, con el que también trabajó tiempo atrás siendo su profesora de Pociones. Tan solo esperaba que su invitado se encontrara cómodo entre sus calderos para llevar a cabo la lección de Idiomas. Aún temprano, la profesora novel llegaba a los terrenos de la Universidad para preparar el aula a tiempo para sus alumnos. Esperaba que las lechuzas enviadas a @ y @@Alyssa Black Triviani advirtiéndoles de la hora y el número de aula hubieran llegado correctamente a sus destinos. Suponía que los demás alumnos del otro profesor acudirían más o menos a la par que ellas. Con un par de libros colocados en dos pupitres, se dirigió a su escritorio para echarle un último ojo a las fichas de alumnos que había solicitado con algunos datos relevantes. De ahí pudo saber que Alessandra llevaba trabajando en San Mungo durante un largo tiempo y que Alyssa era inquisidora. Mientras tanto, Niko llegó a la habitación y la saludó amablemente. A cambio, ella lo invitó a una taza de café. Los minutos pasaron rápidamente mientras tomaba una de sus bebidas favoritas. —¡Bienvenidas a Pociones! —dijo cuando finalmente las dos muchachas se situaron en los asientos—. No se si me conoceréis, pero me presento. Soy Valentina Ricci y seré vuestra profesora durante este tiempo. A mi lado se encuentra Niko, profesor de Idiomas, con quien compartiremos lección —presentó a su compañero de oficio—. Antes de entrar en materia, me gustaría conoceros un poco mejor. ¿Qué os ha motivado a indagar más en el noble arte de las pociones? ¿Cuáles son vuestras expectativas? ¿Qué os produce más curiosidad de todo este amplio campo que se nos ofrece? —terminó apoyándose sobre el escritorio para escuchar mejor a las recién llegadas.
  9. Vengo a hacer un conocimiento, ya que el último que me correspondía por este nivel lo dejé tirado, ups ^^" * Nick: Valentina Ricci * ID: 119766 * Conocimiento: Estudios Muggles || En caso de que no se abra tomaré Runas Antiguas (no, no tiene nada que ver con que mi novio los haya elegido xD) * Nivel de Magia: 4 * Link a la Bóveda: Bóveda nº 107218 * Link a la Ficha: Ficha nº 107207
  10. —¡Maldita sea! ¡Maldita sea! —repetía una y otra vez la joven mientras daba vueltas por su habitación— Ya es la hora y aquí sigo, sin poder salir —refunfuñaba en voz alta. Valentina continuaba frotándose el rostro con todos los jabones habidos y por haber sin ninguna mejora visible. Por suerte, hacía ya un buen rato que su elfina Ellie se había puesto en marcha en busca de ayuda, y uno de los elfos del castillo familiar iba ya en busca del director para ponerlo al tanto de su situación. No era nada formal llegar tarde a su segundo día de trabajo, pero era preferible antes que presentarse con esas pintas y ser la comidilla de tdo el alumnado hasta Merlín sabe cuándo. —Señorita Ricci, he traído el preparado lo más rápido posible del Magic Mall —Las palabras de Ellie sonaron para la pelirroja como si de una bendición se tratara. —¡Al fin! Muchísimas gracias. De tener que haberlo hecho yo, no se cuánto más habría llegado tarde. —En seguida, tomó el frasco y lo ingirió al completo. —Esperemos que esto sea suficiente para recuperar mi bello rostro. ¡Ah! Y recuerda amenazar de muerte de mi parte a los niñatos de la primera planta, que se que han sido ellos los que han jugado con mi té. A toda prisa, terminó de acicalarse y vestirse con unos pantalones hippies anchos y coloridos y una blusa básica color blanco. En su bolso metió algunos frascos y salió corriendo hacia el exterior. Una vez en las afueras y tras comprobar que las inflamaciones iban desapareciendo, se desapareció para aparecerse en los terrenos de la Universidad. —Madre mía, ya han pasado como quince minutos. Elvis me va a crucificar boca abajo —iba diciendo mientras aceleraba la marcha hacia el Ateneo de Conocimientos. Caminaba atravesando los jardines cuando escuchó cierto ajetreo de alumnos proveniente de la orilla del lago. La muchacha no pudo evitar acercarse a curiosear un poco. Total, qué más daba ya ir tarde cinco minutos más que menos. Cuál fue su sorpresa que, mientras cambiaba su rumbo para dirigirse hacia lo que parecían unas gradas, pudo distinguir la voz del director de la Universidad. Sin estar demasiado segur de que se tratara de él, fue acercándose cada vez más apresurada hasta poder confirmar que era el mismísimo Elvis, el cuál se encontraba junto al profesor de Transformaciones y un grupo de varios muchachos. —¡Señor director! Perdone la demora, pero ya sabe que he tenido cierto... problemilla en casa —se disculpó cuando apenas quedaban rostros en su piel de aquel fatal accidente—. ¿Qué hace aquí? Oh, bueno, no me quiero entrometer en sus asuntos. Por cierto, ¿sabe dónde se encuentran mis alumnos? Espero que no se hayan marchado a casa viendo que no llegaba —preguntó preocupada—.
  11. Un nuevo día se alzaba en el cielo, y eso significaba que Valentina tendría que acudir a la Universidad. Pero no para ejercer el puesto de profesora que recientemente había recibido, sino para asistir como alumna a un nuevo conocimiento. Lo más curioso de todo es que no había decidido apuntarse con su pareja o algún amigo, sino con su madre sanguínea. Y es que una de las dos tuvo esa original idea para recuperar el tiempo perdido. «¿Qué mejor que una buena clase de Artes Oscuras para conocernos mejor?», recordaba la muchacha en su mente. —Vamos, mamá, o llegaremos tarde —fueron las palabras con las que Valentina irrumpió en la habitación del castillo Haughton donde se encontraba su madre. Rápidamente, se levantó para ir a la cocina y tomar un zumo de calabaza con el que llenar el estómago y algún que otro pastel. No pretendía llamar la atención en medio del aula con un sonoro rugido de tripas. Además, tampoco estaba muy segura de quién sería su docente en esa ocasión. —¿Lista? —preguntó cuando una figura esbelta se asomó al comedor—, pues será mejor que nos vayamos en seguida. Y ambas comenzaron a andar hasta quedar en las afueras de la propiedad. Una vez allí, y agarrando a Evarela por su mano derecha, la pelirroja desapareció en un abrir y cerrar de ojos para aparecerse cerca de la Universidad. Sin mostrar mucha atención al recinto y con un paso acelerado, pues no iban precisamente sobradas de tiempo, anduvieron hacia el aula que se les había asignado. Un suave golpe con los nudillos fue el antecedente a su entrada. La bruja quedó un tanto sorprendida al reconocer en la mesa del profesor el rostro de su jefa en el Ministerio de Magia. No estaba del todo segura si era positivo o negativo, lo que sí sabía es que todo lo que aprendería en esa lección sería gracias a ella. Tomó asiento en una de las bancas de la primera fila, ofreciéndole justo la silla contigua a Evarela. Giró la cabeza para comprobar que aún no había llegado nadie, por lo que probablemente serían las únicas alumnas del lugar. Eso o que a los jóvenes universitarios no les importaba llegar todo lo tarde posible a las clases de conocimientos. —Buenos días. Yo soy Valentina Ricci, como bien sabrá, y he venido con mi madre —respondió a la presentación de la rubia, a la vez que su mirada se detuvo para observar el movimiento de un relicario dorado que danzaba entre las manos de la docente.
  12. La profesora escuchó interesada las palabras del rubio. Parecía ser un alumno bien dispuesto al aprendizaje y de espíritu curioso. Eso le resultaba bastante interesante, ya que de todos es sabido que muchos jóvenes van a la universidad simplemente porque sus padres pueden pagarla y aprovechan la duración de los cursos para vaguear por el campus. Tal vez la madurez adquirida con la paternidad o su igualmente pertenencia al claustro de profesores era lo que lo conducía a querer exprimir todo el conocimiento posible y ofertado entre esas cuatro paredes. Poco a poco, fue describiendo las propiedades de los ingredientes mencionados anteriormente. No le gustaba poner a prueba a alguien que supiera que no iba a saber responder acertada o casi acertadamente una de las preguntas, pero sabía que el muchacho saldría airoso del paso. —Efectivamente, buscamos la tranquilidad mental —confirmó las palabras de su alumno—. Se dice, además, que tienen una conexión con el centro de la Tierra, y que por ello poseen la capacidad de obtener de sus raíces los conocimientos acerca de lo sagrado y mágico de la vida y la naturaleza. Incluso los colores son importantes a la hora de elegirlos, pues afectan a diferentes chakras. Estas teorías fueron desveladas en Egipto, cuna de la civilización, así que no os estoy contando nada nuevo —rió. —Los armadillos son unos animales que bien poco han evolucionado genéticamente, a diferencia de otros mamíferos. Por eso, consideramos que sus organismos son más puros, conservando así ciertas propiedades que otras especies han ido perdiendo con el paso del tiempo. Y del jengibre pues qué mas decir. Incluso en la comunidad muggle son conocidas estas propiedades, comerciándose bastante con él, sobretodo en infusiones. Son muy dados ellos a intentar solucionar sus dolores con las infusiones —divagó un poco en su mente—, pero seguro que la profesora Sagitas sabe más al respecto que yo. Y para las más presumidas, se dice que es muy bueno para la piel —miró de reojo a la única alumna que tenía. Mientras hacía pequeñas aportaciones a las ya correctas contestaciones del Tonks, la mujer pelirroja se iba acercando al caldero para observar que todos los pasos que el muchacho llevaba a cabo eran los correctos. Efectivamente, los ingredientes estaban bien cortados, en sus proporciones idóneas y a la temperatura recomendada. Era una poción que no necesitaba de demasiado tiempo, sin incluir, claro está, el tiempo de reposo necesario antes de llevar a cabo su ingesta. Se permitió la licencia de sujetar con su mano izquierda el frasco que se encontraba en el asiento de Ishaya, comprado en el Mall, para compararlo con el nuevo líquido preparado en aquel momento, sujeto con la derecha. —Verdaderamente, parecen tener tanto la misma textura como el color ligeramente amoratado. No es de las más complicadas, ni de las más fáciles. El truco está en ser lo suficientemente preciso tanto con las cantidades como con la calidad de la materia prima y el uso del calor. Pero sí, mejor esperar hasta mañana para comprobar sus efectos si no queremos tener un accidente —bromeó—. Cualquiera diría que no le diste un pequeño sorbo a tu frasco antes de entrar. Justo terminó el primer alumno para concentrarse con Niko, el hijo que miraba bien interesado los pasos que daba su progenitor, como queriendo seguir su ejemplo. El Warlock se decantó por un brebaje que contenía un mayor número de ingredientes: el Filtro de los Muertos en Vida, estudiado en el sexto curso de Hogwarts, era una de las pociones favoritas de la Haughton. —Dicen que sus primeros registros son de la Edad Media, cuando unos escritos de un mago o bruja anónimo narró la historia de una joven muchacha, hija de reyes, que fue envenenada por una bruja envidiosa llamada Leticia Somnolens. De hecho, el término "somnolencia" fue acuñado a la definición de tener cansancio a partir de aquel momento debido a los efectos de la poción que llevó a cabo. Incluso los magos tienen cuentos infantiles dedicados a esta historia, como si de una leyenda se tratara. Curioso, ¿no? —terminó de decir para que Niko continuara describiendo los ingredientes. —Básicamente es eso, un conjunto de ingredientes que, a priori pueden ser bastante inofensivos, pero que enlazados con magia pueden verdaderamente dejar dormida a una persona por el resto de sus días —asintió—. Es por ello que no hay que utilizar más de seis gotas por aplicación. ¡Ah! Y no nos debemos olvidar de los colmillos de serpiente real aplastados, siempre comprobando que no poseen veneno. Tras intervenir para aclarar ciertos puntos de la poción que Niko había explicado con tanta claridad, se hizo un breve silencio, en el que Ishaya aprovechó para hacer una pregunta de lo más interesante para alumnos y oyente. —Buena pregunta, Ishaya. Pues mira, hay una serie de parámetros, como pueden ser el tiempo de elaboración y dificultad, la peligrosidad de los ingredientes, el coste tanto físico como económico de los ingredientes, la demanda en el mercado, si poseen algún tipo de sustancias no comerciables de una u otra clase, el grado de perjuicio para la salud... No se el porcentaje exacto que recibe un parámetro, pero básicamente esa es la manera de evaluarlas. Es por eso que una poción multijugos tiene la máxima clasificación, porque se necesita un mes de preparación y un ingrediente tan complejo, como el polvo de bicornio la serpiente arbórea africana. En cambio, un Filtro de la Paz es de lo más sencillo, económico y el eléboro crece en muchas partes. Esperaba haber contentado la sed de conocimientos de su alumno. Lo último que quería era dejar a una persona con dudas, pues ella siempre intentaba transmitir todo lo que se encontraba dentro de su joven pero bien puesta cabeza. Juntó sus manos para frotarlas, a la vez que una especie de lucecita brilló en su cabeza. Mientras, parecía que la directora estaba más pendiente de no perderse ninguna de las palabras de los allí presentes y mantenerse al margen de las participaciones, siempre muy discreta y sin querer molestar. —Chicos, me gustaría hacer una cosa con vosotros, por ser mi primer grupo. Siempre digo que es necesario saber aprovechar todos los recursos que el entorno nos presenta para salir airosos de una situación aleatoria. Tengo una propuesta. ¿Qué os parece si vamos por los alrededores del campus y buscamos algunos ingredientes? —hizo una pausa antes de seguir—. No quiero que penséis solo en plantas, esto no es una clase de herbología, sino también en minerales y animales. Este lugar es de lo más amplio y estoy segura de que podéis encontrar casi de todo. Yo mientras, me quedaré dando vueltas mientras observo cómo os va, ¿de acuerdo? Pero no vayáis a entrar en la pirámide que da acceso a los exámenes de habilidad —recalcó.
  13. Una carcajada salió de entre los labios de la pelirroja al momento de escuchar el comentario del Tonks. Primero sus declaraciones públicas para continuar con aquellas palabras. Parecía querer aparentar ser un hueso duro de roer, o tal vez captar la atención de la profesora, pero Valentina jugaba en otra división. —Bueno, afortunadamente no es nuestro caso —respondió con una sonrisa de oreja a oreja mientras se preguntaba si habría estudiado Videncia para argumentar con pruebas ese tipo de cosas. Pero antes de que ambos alumnos iniciaran el ejercicio, cierta persona se introdujo en el aula. Portaba una bonita túnica azul marino aparentemente un tanto mojada. Y es que, desde que la profesora entró en la habitación y hasta ese momento, la lluvia había empezado a apretar sin captar su atención. Valentina escuchó una voz de mujer que le resultaba familiar, muy familiar. Sin duda, se trataba de... —¡Señora directora! Qué honor tenerla por aquí —saludó a la recién llegada—. Anne era tanto su compañera como su amiga y familiar. Matriarca de la Gaunt, había sido una de las primeras mujeres en introducirla en la comunidad mágica apenas llegó a Ottery unos cuantos meses atrás. Además, compartían más que un apellido. Teniendo todo esto en cuenta, no sabía hasta qué punto tenía que mantener las formalidades. —Pues la profesora de Artes Oscuras no está por aquí, pero yo estaría encantada de tenerte como alumna —contestó mientras se ruborizaba levemente ¡Quién se lo iba a decir! Dos Warlocks, a su vez miembros del claustro del que uno de ellos hacía de director, y un tercer profesor más. Una combinación explosiva para el primer día de docencia de la Haughton. Una forma un tanto apabullante para darle la bienvenida. —Bien, Anne. Como le iba diciendo a tus compañeros, aquí tenemos una serie de libros —entonó a la par que rozaba algunas portadas de los mismos con sus yemas— con numerosos brebajes en su interior. Si gustas, puedes unirte a la actividad de elegir una de ellas, alistar sus ingredientes y hablar un poco de sus propiedades y cómo afectan de una forma u otra al brebaje final. La joven se dirigió hacia una de las bancas, mientras que Ishaya parecía rápido en el trabajo. No tardó demasiado en decantarse por una poción y apuntar sus ingredientes en el pergamino más cercano a él. Cuando Valentina se percató de que el rubio ya había detenido el movimiento de su pluma, le hizo una señal con su cabeza para cederle la palabra. —Buena elección, Ishaya. ¿Dices que has traído una? ¡Vaya! Se me acaba de ocurrir una idea. Ya que has sido el primero en acabar, tal vez te gustaría reproducir la receta aquí mismo para que todos tus compañeros puedan verlo. Luego podemos comprobar si ha quedado igual que tu muestra, o conseguimos un nuevo efecto desconocido para venderla en el Mall. Te permitiré incluso elegir conejillo de indias —sonrió pícaramente—. —Pero antes —continuó—, me gustaría que razonaras el por qué crees que la mezcla de unos ingredientes tan dispares, como lo son los escarabajos, la bilis de armadillo o la raíz de jengibre, pueden conseguir ese efecto que antes has mencionado. ¡Chicos! —se dirigió a todos, asegurándose de captar su atención—, me gustaría que vosotros también hicierais este razonamiento. Es importante que conozcamos las propiedades de los ingredientes con los que trabajamos.
  14. La muchacha quería saber quiénes eran sus alumnos, aunque ya sabía algo de ellos. Con el primero que comenzó a hablar tuvo un fugaz trato en el Callejón Diagon, pero no estaba segura de si él se acordaría. Respecto al segundo, era la primera vez que entablaban conversación. Lo único que conocía de antemano era su pertenencia al claustro de profesores, al igual que Ishaya, ya que ambos nombres habían aparecido en la lista de admitidos de la última convocatoria de la Universidad. —Ishaya Tonks... —pronunció lentamente con un tono de voz lo suficientemente audible para los tres—. Sí, últimamente he leído tu nombre varias veces acompañando los titulares de las noticias de El Profeta. No te creas, suelo leerlos a primera hora, con el café. Así que fenixiano declarado... eso explica todo el bombo que le das al nombre de tu bando en tus reportajes. No se hasta qué punto es seguro para mi integridad física estar acompañada por un miembro de un grupo clandestino entre estas cuatro paredes. Menos mal que nunca me dejo la varita en casa —comentó irónicamente—, pero bueno. Supongo que mis pociones me serían de gran ayuda. Además, contigo estaremos seguros de cualquier ataque mortífago, ¿no? —dijo con una sonrisa pícara mientras pensaba en el tatuaje oculto de su antebrazo. Ambos se encontraban sentados el uno junto al otro. Por lo que comenzó a narrar Niko finalizada la primera presentación, parecía ser que no solo tenían un buen trato, sino que pertenecían a la misma familia. Con este detalle en su cabeza, continuó escuchando sus palabras. —Al parecer hoy me enfrento a dos Tonks. ¿Padre e hijo, tal vez? ¿O hermanos? —preguntó cuestionándose en su cabeza si compartirían los mismos ideales—. Pero bueno, no hemos venido a hablar de asuntos familiares. Vaya, Niko, no me esperaba tener por alumno a un Warlock en mi primera clase, aparte de profesor. Me estáis poniendo el listón muy alto —bromeó—. —Bien, me gusta ver que tenéis ese espíritu por aprender que tanto busco. Y sí, se que a lo mejor os estaréis preguntando cómo puede ser que prácticamente una recién graduada en Hogwarts se encuentre ya ocupando este puesto, pero no me lo hubieran dado sin realmente merecerlo —dijo bien segura de sí misma—. —Para esta primera clase he traído unos regalitos. —La pelirroja colocó sobre la mesa unos cuantos libros, quedando expandidos en el escritorio para que pudieran ver el título—. Son unos cuantos de mis ejemplares favoritos de los libros de pociones. Algunos poseen soluciones más simples y otros son brebajes algo más complejos. Me gustaría que os acercarais para coger el que más os guste. Elegid una poción y anotad en los pergaminos que encontraréis en vuestros pupitres de cuál se trata y la lista de ingredientes necesarios para hacer una puesta en común. Me gustaría que explicarais los rasgos generales de aquellos que conozcáis. Así podré comprobar más o menos vuestro nivel —terminó alzándose hasta sentarse encima de la mesa.
  15. Castillo Haughton Los relojes repartidos por las habitaciones del castillo Haughton marcaban las once de la mañana. Buena hora del día para levantarse un fin de semana, e incluso algo más tarde. Sin embargo, Valentina ya se encontraba en pie desde casi que los primeros rayos de sol atravesaron las ventanas de su habitación. Y no era para menos, ya que en apenas una hora más se llevaría a cabo uno de los acontecimientos más importantes para la comunidad mágica en los últimos tiempos, evento al que numerosos magos y brujas reconocidos acudirían. La boda de Taurogirl Crouchs y Leah Ivashkov. Líder mortífago y segunda de a bordo en la Marca Tenebrosa. Ambas con trayectoria profesional intachable dentro del Ministerio y muy populares entre la gente, tanto por sus poderes mágicos como por la carisma que van derrochando por donde pasan. Tanto ella como su novio habían recibido varios días antes la invitación del enlace matrimonial entre ambas mujeres. Una boda que se llevaría a cabo en el castillo familiar del que Leah era matriarca, prácticamente improvisada teniendo el poco tiempo de antelación del que habían disponido para prepararlo todo. Un buen baño con algunas flores aromáticas silvestres traídas por la propia Ellie fue el primer paso que dio Valentina para comenzar la mañana. Hasta su piel iría perfectamente hidratada para la ocasión, pues la ropa elegida dejaba ver buena parte de su piel, aprovechando que el frío ya había desaparecido. Tras ello, uno de los sirvientes de la familia se había encargado de maquillarla con tonos no demasiado fuertes, puesto que se trataba de una boda de día, y dejando relucir a la perfección sus preciosos ojos color miel. Otro más fue el elegido para trabajar con la cascada roja que portaba como cabello. Tras mucha indecisión, finalmente ambos se decantaron por un recogido bajo de las ondas de su pelo con mechones delanteros y flequillo sueltos. Éste iría adornado por algunas sutiles flores plateadas. En aquel instante, la pelirroja se encontraba cubierta únicamente por su ropa interior y un fino camisón de seda color esmeralda. Llegaba el momento de colocarse el vestido que tantas horas de búsqueda le costó para encontrarlo. Tardes enteras paseando por el Callejón Diagon y algún que otro pueblo cercano. Ellie, y sobretodo sus pies, eran buen testigo de aquello. —¿Crees que será buena opción? —preguntó nerviosa a su fiel amiga. —¡Por supuesto! No cabe duda, señorita. Será usted la más bella flor del lugar, después de las novias —contestó Ellie sin dudar en sus palabras. —Pero ya sabes. Mucha gente muy respetada del lugar acudirán, y yo soy una recién llegada. No quiero que opinen que no soy digna de compartir cubiertos con ellos... ¡y encima me presentaré de la mano de un Warlock! —¿Desde cuándo a la señorita le ha importado lo que piensen de ella? —rebatió sorprendida—. Nada de dudas ahora. Créame, va a estar estupenda, de la mano de un chico guapo y va a causar sensación. Además, usted también se ha hecho su propio hueco entre tanta persona destacada, ¿no? ¡Pues no hay nada que temer! —terminó con una sonrisa sincera. —Tal vez tengas razón y me esté preocupando demasiado. Bueno, tráelo aquí, es el momento —señaló refiriéndose al vestido de gala. La elfina abrió el armario y de él sacó un precioso vestido largo en tonos claros. La parte de arriba, en color crema con adornos en relieve, poseía un escote en uve y una apertura por toda la espalda. Todo se fusionaba perfectamente para dar paso a una falda aguamarina de tela fresca y con un vuelo. Con cuidado, fue colocándoselo a su dueña, terminando de conjuntarla con los tacones, un colgante pequeño, una pulsera y pendientes largos, todo a juego con el color del top. —Y para terminar, el broche final —añadió mientras colocaba en su dedo anular de la mano izquierda el anillo de compromiso que no mucho tiempo atrás le había regalado Zurin—. Maravilloso, ¡maravilloso! —exclamó—. Es toda una preciosidad. La chica se miraba al espejo de su habitación sin creer que era ella misma. En un momento, había pasado de ser una joven simplona a parecer toda una princesa. Con una sonrisa de oreja a oreja, agarró el bolso de mano y giró un par de veces para ver la caída de su vestido. Entonces, el sonido amplificado de unos nudillos golpeando la puerta del castillo interrumpió en sus oídos. —Seguramente se trate de Zurin. Ya casi es la hora de la ceremonia. El tiempo pasa rápido. Venga, le acompaño a bajar las escaleras. Y ambas mujeres se dirigieron hacia el vestíbulo para recibir a quienquiera que estuviera llamando. Ellie se adelantó para abrir el portón, así evitaría que Valentina tuviera que hacer fuerza subida en los tacones. Al abrirla se topó con un apuesto y elegante mago que portaba una túnica de gala azul eléctrico impecable. La elfina se echó unos cuantos pasos para atrás para que la muchacha pudiera recibir a su pareja como era debido. —¡Cielo! Estás precioso —dijo mientras se acercaba para besar sus labios, tal y como solían saludarse—. ¿Esto es para mi? Muchas gracias —pronunció mientras recogía un hermoso ramo de rosas y lirios que entregó a Ellie para que la pusiera en un jarrón con agua. —Felicidades por su ascenso —entonó la elfina sin querer perder la oportunidad de elogiarlo por su nuevo trabajo de consejero del ministro. —Bueno, ¿qué tal? Espero que te parezca bien el vestido que finalmente he, bueno, hemos elegido —comentó girándose hacia su sirvienta—. ¡Oh, cielos! Mira qué hora es. Será mejor que nos movamos cuanto antes. Ellie, que te vaya bien en el día de hoy. Espero que mi madre no tarde mucho más en salir hacia el castillo. Cualquier cosa, dile que me he ido. Y, tras ver asentir a su elfina, agarró a Zurin de su brazo izquierdo. En unos instantes, ambos desaparecieron de los jardines del castillo Haughton para aparecerse a unos cuantos metros del hogar de los Ivashkov. Caminaron hasta encontrarse con unas enormes puertas abiertas que daban paso hacia el jardín perfectamente cuidado. —Bueno, ya estamos aquí. ¿Hacia dónde nos dirigimos? —le preguntó a su acompañante esperando a su reacción para continuar andando. @@Mr Zurin
  16. http://i.imgur.com/6S4uXQd.png Alumnos: Ishaya, Niko Uzumaki * * * El golpear de unas leves gotas contra una de las ventanas del castillo Haughton despertó a una dormilona Valentina. Apenas le acababan de notificar que pertenecería al claustro de profesores de la Universidad mágica desde ese mes y debía preparar una lección casi de manera inminente. Casi acababa de terminar sus estudios básicos en Hogwarts y ya había sido admitida en un puesto de trabajo de semejante categoría. Todo un orgullo, sin duda, tanto para ella como para sus padres. Había pasado prácticamente toda la noche en vela preparando todo lo que necesitaría en la mañana: libros, ingredientes, pergaminos con unos garabatos legibles solo para ella, frascos con pociones... De todo un poco, pues ni siquiera tenía del todo claro cuáles serían las exigencias de sus alumnos para ese día, y no podía permitirse decepcionarlos nada más empezar. Era más temprano de la hora prevista para comenzar a prepararse, pero decidió ponerse en marcha antes de tiempo para asegurarse de llegar puntual. Valentina se colocó un vestido fresco primaveral, botas de lluvia y una capa fina. Nada más servirse un café rápido en las cocinas del castillo, metió en una bolsa bastante grande las herramientas para trabajar. Tardó unos cuantos minutos, pues se encontraban totalmente desordenadas por toda la habitación. Una vez lista, un breve chasquido de dedos le sirvió para desmaterializarse de allí y aparecerse en los jardines de la Universidad. Caminó con cuidado de que la bolsa no se mojara. La lluvia resbalaba cayendo desde su capucha hasta sus pies. No quería parecer un león en su primer día, por lo que aceleró el paso hasta llegar a un enorme portón de madera que permitía el acceso al edificio. Tras abrirlo, se dirigió hacia el ala izquierda de esa misma planta, lugar en el que se situaría el nuevo aula de pociones para que la chica le diera el uso que quisiera. La habitación se encontraba justo al final del pasillo, haciendo esquina. Realmente era la unión de dos aulas de buen tamaño unidas por un arco amplio. Esto permitía que se dividiera en una zona con bancas, proyector y estanterías de libros para las explicaciones teóricas, y otra con calderos, mesas y un sinfín de ingredientes, todo preparado para poner en práctica los conocimientos adquiridos. Las paredes estaban recubiertas de piedra a modo de aislante y el suelo era de madera. Pese a haber ventanas, también había algunos candelabros en las paredes, sobretodo en la pared que dividía ambas secciones. Lo primero que hizo Valentina fue colgar su capa del perchero. Tras ello, se acercó hacia el escritorio situado en la tarima y empezó a colocar cacharros por alrededor. Justo delante tenía varias filas de bancas con plumas preparadas para que los alumnos tomaran asiento. Tomó el listado que Elvis le había dejado sobre la mesa para comprobar cuáles serían los alumnos que asistirían en aquella mañana y se sorprendió al ver que los nombres pertenecían a dos nuevos compañeros del claustro. Justo entonces, comenzaron a entrar, por lo que dobló el listado y lo introdujo en uno de sus bolsillos. Se colocó delante del escritorio, apoyada ligeramente con su espalda, y empezó a hablar. —Buenos días, alumnos, y bienvenidos a Pociones. Mi nombre es Valentina Ricci y seré vuestra nueva profesora. He visto que sois los únicos en lista, así que estaremos solo nosotros tres. Pero antes de comenzar, quiero que me habléis un poco sobre vosotros. ¿Quiénes sois? ¿Qué os ha motivado a cursar pociones y no otro conocimiento? ¿Qué esperáis de esta clase?
  17. Por fin puedo cursar un conocimiento más *O* Nick: Valentina Ricci ID: 119766 Conocimiento: Artes Oscuras (en el caso de que no abra, 2ª opción Runas y 3ª Herbología) Nivel de Magia: IV Link a la Bóveda: Bóveda nº 107218 Link a la Ficha: Ficha
  18. Salté de alegría al ver que mi conocimiento favorito había quedado libre. He estado preparando el plan de estudio antes de mandar la postulación, pero viendo la grandísima competencia que hay, no se ni para qué lo intento xD Nick: Valentina Ricci Conocimiento que quiere dar: Pociones Motivo: Es mi asignatura favorita, sin duda. Creo que ofrece un campo bastante abierto para trabajar con ella. Me hace muchísima ilusión ser profesora y demostrar que soy capaz de llevar una clase adelante, y con este conocimiento (aparte de ser el único de los tres que tengo en ficha) estaría bastante cómoda. La única experiencia que tengo relacionada con las pociones es que estamos trabajando con la elaboración de algunas de ellas en los roles ministeriales y que fui profesora de esta materia en el Hogwarts Virtual del .com. Se que el estilo es muy diferente, pero de igual forma tuve que elaborar un temario coherente, buscar información, desarrollarla y crear actividades durante unos nueve meses, siempre puntual. Y bueno, cómo no, también me apetece entrar por el sueldo, que nunca está de más xD Cargos y responsabilidades desempeñadas con anterioridad y actualmente en el foro: Ministerio: Aprendiz del Departamento de Misterios (Enero - Abril) Jefa de Oficina del Departamento de Misterios (Mayo - Actualidad) Estado del plan de estudio: Enviado
  19. Escuchaba las palabras de la joven sobre su recién estrenada independencia. Le provocaba ternura, e incluso cierto aire de envidia. Era bonito escuchar cómo había recibido el calor familiar durante tantos años, algo completamente distinto a lo que le había ocurrido a Valentina. Ella no sabía lo que era sentir el calor de una madre durante la infancia, ni tampoco el de sus hermanos. Únicamente, le quedaba recuperar el máximo de tiempo perdido posible con la bruja que se encontraba sentada unos metros hacia la izquierda. —Por supuesto, la familia nunca se olvida de un hijo... —dejó caer con aire taciturno—. No se si me has llegado a decir tu apellido. Entonces fue cuando escuchó que provenía de una familia no-maj en su totalidad y comprendió su dificultad a la hora de adaptarse al su nuevo entorno. «Sangre sucia», entonó su cabeza mientras le dedicaba una mirada de cabeza a pies. Nunca había tenido nada en contra de ellos. De hecho, ella misma se crió en un entorno muggle durante buena parte de su niñez. Pero desde que ingresó al bando, sus ideales empezaban a erosnioar poco a poco. Sin embargo, no sentía ese asco característico que siente un mortífago ante los hijos de muggles. Más bien sentía lástima. —Bueno, no te preocupes. Nadie tiene la culpa de pertenecer al seno familiar en el que nació. Yo misma fui criada fuera de Ottery —contestó—. Me parece valiente que te hayas decidido a tomar esa decisión —dijo mientras apoyaba su diestra sobre el hombro de la chica en señal de aceptación. —¿Que te cuente sobre mi? No se hasta qué punto puedo parecer interesante —dijo riendo—. Pues... llegué a Ottery a finales del año pasado tras haberme graduado. Allí me instalé en el castillo familiar de los Haughton, y al poco tiempo una amable muchacha de pelo rosa me ofreció su protección en la familia Gaunt —empezó a relatar, no muy segura de que JunnyCo conociera aún esos apellidos—. También comencé a trabajar en el Ministerio, concretamente en el Departamento de Misterios, del cual ahora soy Jefa de Oficina, así que si te pasas por allí a lo mejor nos vemos. No se si con esto habrás calmado tu curiosidad —bromeó. @
  20. —Bueno, Zurin. Ya sabes que ellos siempre han rumoreado cosas acerca de la existencia de magia, pero ni siquiera tienen algo para demostrarlo. Y en el momento que lo han tenido, ya se ha encargado el Ministerio de revertir la situación, así que no creo que sean una amenaza. Yo misma escuchaba historietas de lo más curiosas en el colegio al que estuve yendo de pequeña. Esa gente jamás tendría la infraestructura ni los medios para hacernos daño, ni con toda la tecnología del mundo —sentenció tras la respuesta de su amigo. Realmente empezaba a pensar que los muggles eran una raza inferior, sobretodo desde que pertenecía al bando de los mortífagos. No en un extremo absoluto, pero sí los veía como personas con una carencia bastante importante, las cualidades mágicas, que intentaban suplir a toda costa a base de avances tecnológicos. En cierto modo, podían parecer hasta una raza curiosa con un sentimiento de superación bastante fuerte. Llegaba a darle incluso pena. —Bah, tampoco te creas que somos nada del otro mundo. No soy una experta en pociones, ni mucho menos. ¡Ojalá! Pero sí que he tenido que practicar un poquito más de la cuenta y hacer mis experimentos por cuestiones laborales. Una no llega a ser Jefa de Oficinas así como así —dijo presumiendo de su nuevo puesto en el departamento—. Y pues bueno, en Misterios intentamos dar respuestas a asuntos que, aparentemente, no la tienen. Ya sea desde la aparición de una nueva profecía hasta la invención de una nueva poción para conseguir ciertos efectos jamás probados. Digamos que somos los más cualificados para atar cabos y experimentar —finalizó. —No creo que el sentido de la vida y la muerte sea algo fácilmente comprensible. Ni siquiera los inefables, que tratamos con tantos misterios cada día, podemos hacerle frente a esa gran incógnita —bromeó—. La verdad es que nunca me ha interesado ir más allá. Bueno, no así dicho, pero no creo que pueda llegar a ninguna conclusión, así que, ¿para qué complicarme? —hizo una pausa y siguió— Y bueno, ¿tú sigues en El Profeta? @@Mr Zurin
  21. —Excelente elección, Junny. Los nigiris me encantan. En general toda la cocina asiática me atrae, sobretodo la japonesa. Sería fantástico aprender a cocinar algo así, pero ya sabes, soy un poco patosa entre los fogones —comentó bromeando—. Ahora que tengo unos pocos ahorros gracias al trabajo ministerial, prefiero gastarme los galeones en una buena comida y no comprar los ingredientes para desperdiciarlos con mi nulo arte culinario. Con un leve gesto de su diestra, llamó la atención de uno de los elfos que servían en el local y justamente pasaba cerca de la mesa de la reunión. Éste se acercó en seguida al avistar el llamado de la joven. —Disculpe, nos gustaría encargar los makis de salmón con aguacate, pepino y mayonesa, una limonada con jengibre, Edamame Amakara y nigiris variados. —Conforme la muchacha iba ordenando, el elfo apuntaba la comanda en un trozo de pergamino que se llevó al bolsillo—. Ah, y por favor, que el edamame no esté demasiado picante —terminó por ordenar. Tras ello, Tofú se marchó en dirección a la cocina. Así, quedaron Valentina y Junny más bien solas, se podría decir, puesto que el resto de comensales continuaba en sus historias. —Me recuerdas mucho a mi cuando llegué a Ottery —dijo mirando a la castaña—. ¿Y qué tal tus andanzas por este lugar? —preguntó bastante curiosa por saber más de la vida de la joven. @
  22. Buenas! Vengo a notificar un error en mi bóveda del cuál me acabo de dar cuenta. Nick de Personaje: Valentina Ricci Enlace a Bóvedas: B. Trastero nº 108196 Modificaciones: Se trata de un error en mi apartado de Objetos Mágicos, ya que aparece un objeto (Anteojos Alfa) repetido. Justo me tienen que actualizar la bóveda con mis últimas compras, para que quien lo haga lo tenga en cuenta y modifique las dos cosas juntas. Muchas gracias!
  23. Era la primera vez que la joven pisaba la segunda planta del Magic Mall. ¿El por qué? Nunca se había sentido especialmente atraída por las pociones. Siempre prefería invertir los pocos ahorros ganados a base de trabajo, tanto para el Ministerio como regentando su propio negocio, en objetos más interesantes o nuevas mascotas. Pero era momento de probar cosas nuevas, así que decidió curiosear un poco por el lugar. Echó una mirada por aquellas estanterías tan altas y abundantes que contenían numerosos frascos. Había pociones de todo tipo: desde Filtro de los Muertos en Vida hasta Doxycida. Pero a ella le interesaba alguna de otro tipo, quizás una que la hiciera ir más segura allá donde la portara. Se dirigió hacia una de las mesas y buscó a algún empleado con la mirada. Cuando vio a la primera figura aparecerse ante ella, pronunció: —Muy buenas. Me gustaría llevarme este frasco, si es tan amable. ID: 119766 Nick: Valentina Ricci Nivel Mágico: III Link a la Bóveda Trastero: B. Trastero nº 108196 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda nº 107218 Fecha: 2016-05-13 Nombre del producto: Esencia de Rue Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Poción Catalogación: AA Puntos por unidad: 20 P Precio: 1000 G Precio total: 1000 G Total de Puntos: 20 P
  24. Estuvo observando un buen rato las estanterías de las primera planta del Magic Mall. No sabía muy bien qué llevarse. No solía tener demasiado dinero, y el hecho de tener un poco para gastar la desconcertaba un poco. Había objetos de todo tipo, desde más simples a más poderosos. Igualmente su precio iba variando de menor a mayor. Finalmente, ojeó un bonito monedero de piel de moke. Sabía que esos objetos, pese a su diminuta apariencia, podían almacenar un montón de cosas gracias a los encantamientos utilizados en ellos. Tal vez le vendría bien para poder transportar más cosas consigo, sobretodo pociones curativas dado el riesgo que últimamente sufrían los inefables en el horario laboral. —Disculpe —dijo intentando llamar la atención de la primera persona con la que se encontró—. Me gustaría llevarme un par de cosas. ID: 119766 Nick: Valentina Ricci Nivel Mágico: III Link a la Bóveda Trastero: B. Trastero nº 108196 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda nº 107218 Fecha: 2016-05-13 Nombre del producto: Monedero de Piel de Moke Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: A Puntos por unidad: 10 P Precio: 500 G Nombre del producto: Espejos Comunicadores Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: AAA Puntos por unidad: 40 P Precio: 2000 G Precio total: 2500 G Total de Puntos: 50 P
  25. Acababa de recibir su sueldo por su trabajo en el Ministerio de Magia. Aquel sería el último sueldo de aprendiz, ya que había sido ascendida a Jefa de Oficina en el reciente mes entrante. Gracias a ello, podría disponer de la cantidad suficiente de galeones como para permitirse algún que otro capricho, aparte de sus compras por necesidad. Pero debía tener cuidado, pues el nuevo cargo también exigía ciertas responsabilidades a las que enfrentarse. Valentina accedió a la planta baja del Magic Mall. Era el día perfecto para adquirir una nueva criatura para su colección. Colección compuesta únicamente por un micropuff, a decir verdad, pero Roma no se conquistó en un día. Avanzó visualizando jaulas y terrarios donde algunas de las criaturas se encontraban expuestas hasta llegar a una que contenía una hermosa lechuza ojiplática que la observaba fijamente. Sí, esa sería la nueva adquisición. No tardó mucho en pensárselo, puesto que siempre tenía que utilizar lechuzas ajenas para hacer llegar sus cartas. Tras su elección, la muchacha se dirigió hacia uno de los mostradores donde vio a su madre atendiendo a la clientela. Se alegraba de verla por allí, aunque no creía conseguir ningún descuento o cualquier otro beneficio por el hecho de que su progenitora fuera la encargada de aquel lugar. Alegremente, se acercó y dijo: —Mamá, qué bien verte por aquí. Mira, quería llevarme a esta criatura tan simpática —terminó sonriente. ID: 119766 Nick: Valentina Ricci Nivel Mágico: III Link a la Bóveda Trastero: B. Trastero nº 108196 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda nº 107218 Fecha: 2016-05-13 Nombre del producto: Lechuza Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Criatura Catalogación: X Puntos por unidad: 10 P Precio: 500 G Precio total: 500 G Total de Puntos: 10 P En caso de comprar una criatura, colocar el Rango Social del Comprador: Unicornios de Plata

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