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Valentina Ricci Yaxley

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Todo lo publicado por Valentina Ricci Yaxley

  1. @@Pik Macnair Pik, querido. Me paso por aquí para decirte que hemos tenido que RECHAZAR tu compra. Resulta que el día 22 te hicieron un descuento y, a la hora de pasar la compra, hemos visto que no tienes los galeones suficientes actualmente en tu bóveda. Espero que en breves cobres de algún sitio y puedas repetirla. Lo siento.
  2. En aquel momento, aún sentada en el rellano de la escalera -o eso creía ella-, escuchó una voz bastante familiar. Era de una mujer que parecía estar bastante asfixiada, como si acabara de llegar a toda prisa. No entendía ese sonido en aquella escena que estaba viviendo, pero en cuestión de segundos, el Magic Mall desapareció para dar paso nuevamente al pedacito de Roma desde donde había partido la actividad. Keaton parecía estar contento con el trabajo de las dos muchachas, pese a las correciones que les indicó. Pero no era el único allí presente; Gabrielle Delacour acababa de llegar al lugar. Valentina le hizo un gesto de saludo con la mano derecha mientras asentía para indicarle a su profesor que estaba atendiendo a las indicaciones. Y es que lo que decía era real. Le costaba controlar sus emociones en más de una y de dos ocasipnes. A continuación, cambiarían de temática. Esperaba que no poseer el conocimiento que el profesor había preguntado no supusiera un problema. A fin de cuentas, lo único que Valentina conocía acerca de las curaciones era el hechizo Episkey y alguna poción curativa de las que se vendían en el Mall. Miraba embelesada al colgante brilloso mientras todo cambiaba a su alrededor. Cuando volvió a estar atenta, tuvo un sobresalto al darse cuenat de que el Ateneo había desaparecido. —Ostras, ¿y esto? Por suerte, no estaba sola. Maida y Gabrielle también se encontraban allí, y la primera de sus compañeras se encontraba tan atónita como ella. —Bueno, Gabrielle, ¿qué tal si vamos juntas? Pero la Delacour no tardó nada en desaparecer de allí. Prácticamente la ignoró antes de ir bastante apresurada a atender al actual Ministro de Magia. Todo parecía bastante antiguo, pero se notaba como si estuvieran viviendo realmente en aquella época. Tenía que ser otra ilusión, lo sabía en su subconsciente, pero sus sentidos decía todo lo contrario. Pero antes de tener tiempo de seguir cuestionándose el por qué de la situación, uno de los medimagos apareció delante suya, haciendo gestos para indicarle que se acercara. Miró detrás suya, confundida, pero no había nadie. —Vamos, chica, ¡no tenemos todo el día! Sí, la estaba llamando a ella. Aceleró el paso hacia la habitación donde habían trasladado la parihuela. Un rejuvenecido Patrick Colt yacía sobre una camilla de color beige, con varias toallas debajo de él que intentaban empapar toda la sangre que había derramado. Parecía como si le hubieran clavado miles de flechas por todos lados. —Le han perforado la aorta. Seguro. Si no no estaría sangrando tanto —dijo otra voz. —¿A qué has venido, chica, a quedarte mirando o a practicar? —¡Oh! Eh, sí, sí, voy —se apresuró la Yaxley. Borbotones de sangre salían de su pecho descarnado, sangre tan roja como su pelo. Era una visión un tanto desagradable. El pobre Colt estaba totalmente inconsciente, ni fuerzas para quejarse le quedaba. Estaba al borde del colapso. Temiendo por su vida, Valentina sacó el Amuleto de la Curación, lo colocó en su cuello e iluminó la parte cristalina con alguno de los rayos solares que entraban por la ventana. Automáticamente comenzó a brillar. Notó como si una energía extra se paseara por su cuerpo desde la cabeza hasta los pies. Llena de positivismo, extendió los brazos sobre el torso del herido, sin llegar a tocarlo. La sangre paró de brotar. Acto seguido, sacó su varita de su bolsillo y, apuntando a la misma zona, pronunció: —Episkey. Las heridas infectadas comenzaron a amainar. Seguían teniendo una pinta horrible, pero al menos no sangraba ni parecía que hubiera pus. Suspiró. Parecía que aún le quedaba tiempo de recuperación, pero al menos Patrick Colt no moriría. No ese día, al menos. —Menos mal que... ha... funcionado —bostezó—. Casi... creía... que... Y cayó redonda antes de completar la frase.
  3. Espero no arrepentirme del cambio de nick, me costó mucha indecisión xD Para cambio de Nick: ID de usuario: 119766 Nick Actual: Valentina Ricci Nick Nuevo: Valentina Ricci Yaxley Premio obtenido: 2do Premio Perfiles Terroríficos Para cambio de Subtitulo: Subtitulo deseado: Khaleesi de mi barrio Premio obtenido: 2do Premio Perfiles Terroríficos (Best subnick ever y lo sabéis)
  4. ID: 119766 Nick: Valentina Ricci Link a la Bóveda Trastero: Bóveda Trastero n. 108196 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Segundo Lugar Perfiles Terroríficos Nivel Mágico: 5 Fecha: 2017-11-12 Criatura: Hipogrifo Puntos: 40 Precio: -- Total de puntos: 40 P Total de Galeones: -- ____________________________ Nota: Mi nivel mágico no me permite tener esta criatura y tendrá que ir a la reserva.
  5. http://i.imgur.com/n1t3R3w.png Estimada Valentina Ricci: Se le informa que la compra realizada en el Magic Mall el 09.11.2017 ha sido debidamente certificada, por lo que ya puede gozar de los bienes adquiridos. La certificación corresponde a: Caramelos Petrificantes | A | 10 P | 500 G Puntos en criaturas: -- Puntos en objetos: 10 P Se solicita a moderación que se actualice la ficha y el perfil con las modificaciones. Atentamente, Valentina Ricci Logia Eligentium Concilio de Mercaderes
  6. http://i.imgur.com/n1t3R3w.png Estimado Orión Yaxley: Se le informa que la compra realizada en el Magic Mall el 09.11.2017 ha sido debidamente certificada, por lo que ya puede gozar de los bienes adquiridos. La certificación corresponde a: Réplica de Jack O'Lantern | AAAA | 80 P | 4000 G Daurblada | AAAA | 80 P | 4000 G Puntos en criaturas: -- Puntos en objetos: 160 P Se solicita a moderación que se actualice la ficha y el perfil con las modificaciones. Atentamente, Valentina Ricci Logia Eligentium Concilio de Mercaderes
  7. http://i.imgur.com/n1t3R3w.png Estimada Cye Lockhart: Se le informa que la compra realizada en el Magic Mall el 09.11.2017 ha sido debidamente certificada, por lo que ya puede gozar de los bienes adquiridos. La certificación corresponde a: Cerveza O'Riley | AAA | 40 P | 2000 G Caramelos Petrificantes | A | 10 P | 500 G Puntos en criaturas: -- Puntos en objetos: 50 P Se solicita a moderación que se actualice la ficha y el perfil con las modificaciones. Atentamente, Valentina Ricci Logia Eligentium Concilio de Mercaderes
  8. Asintió mientras el profesor hablaba y hablaba sobre las cualidades de los objetos que recibirían tras pasar por el curso, claro está, si es que aprobaban. Como buena Ravenclaw, sí que había hecho una lectura preparatoria a la clase, pero aún así siempre dudaba cuando se enfrentaba a un conocimiento tan novedoso para ella. Miró a Maida. Parecía bastante segura, incluso más que ella. Por lo poco que la conocía, le parecía una mujer dispuesta a enfrentarse a todo. Tanto era así que fue la primera en introducirse por uno de los dos portales que Keaton hizo aparecer delante de ellas. —Pero profesor... si no he escuchado lo que se supone que me debía interesar, ¿cómo se que me interesaba? Estaba algo confusa. Sus recuerdos parecían haberse borrado, pues ninguna situación como la que había descrito el docente se le venía a la cabeza. Aún así, suponía que la magia de esos portales provocarían irremediablemente que la muchacha se trasladara a algún lugar donde escuchar algo interesante. Tampoco le hacía demasiada gracia meter las narices en asuntos del pasado: si los viajes en el tiempo pueden desencadenar acontecimientos terribles, algún efecto negativo tendría que tener ese "viaje", aunque fuera más bien una visión. —Bueno, allá vamos —dijo conforme abría la puerta de la izquierda. Nada más introducir su cuerpo allí, notó como si cayera al vacío. Un viaje en el espacio-tiempo oscuro y dinámico. No fue hasta que notó sus pies sobre terreno firme cuando el negro fue difuminándose gradualmente hasta revelar una imagen de lo más familiar. No había nadie y no recordaba haber hablado de algo importante en aquel almacén, por lo que su instinto la animó a colocar en el dedo corazón de su zurda el Anillo de Escucha. Deslizó sobre él los dedos que se le indicaron en el Ateneo y anduvo entre las estanterías. Tan solo escuchaba el caminar de sus pies sobre los listones de madera, hasta que... —Te estoy diciendo que no. ¿Cuánto lleva esta chica aquí? ¿Tres días? ¿De verdad nos va a pisar alguien con tres días de antigüedad? Una voz grave sonaba, pero ningún hombre estaba alrededor. —Tienes razón, no podemos permitirlo —contestó otro muchacho—. Debemos aliarnos, hacer algo para tratar de impedir que la seleccionen. Además, no es una bruja tan poderosa. Las voces parecían venir de algún que otro piso más arriba. Eran reconocibles, muy reconocibles. Además, ¿quién sino un par de empleados estarían en las oficinas del Magic Mall? Pero no alcanzaba a entenderlo. ¿Acaso esos recuerdos eran reales? No tenía sentido. Igual era un simple encantamiento hecho por el profesor, o igual no. Pero desde luego, si eso había ocurrido, no le hacía ninguna gracia escucharlo. —Y por estas cosas es mejor no husmear —susurró. Le preocupaba, pero a fin de cuentas, la realidad era favorable para ella. Una parte de ella prefería olvidar ese suceso, pero otra la animaba a continuar pegando la oreja. Estaba segura de que esa conversación continuaría y la curiosidad inclinaba la balanza a su favor. Sin estar demasiado segura de lo que pretendía conseguir, salió del almacén en dirección a las escaleras. Tal vez si se acercaba más, oiría incluso más cosas. Empezó a subir escalones hasta que decidió que estaba a una distancia prudente. Se sentó en un escalón de la entreplanta, pero la conversación no se sucedió, sino que todo se volvió bastante difuso.
  9. —¡Diantres! Aquel estruendoso sonido terminó por completo con la lectura de Valentina. La muchacha lanzó el libro al suelo cuando el rayo cayó en el alféizar de la ventana del dormitorio antes de desaparecer, dejando como único rastro un pequeño trozo de pergamino. Se levantó de la cama y abrió la ventana de par en par. Una suave brisa acarició sus mejillas sonrosadas. Parecía que ya habían encontrado sustituto o sustituta parala profesora Rouvás, cuyo reciente ascenso había provocado unos cuantos días de retraso del inicio de la clase conforme al calendario académico de la Universidad. La verdad es que no se imaginaba quién sería su nuevo docente, ya que eran varios magos los pertenecientes a dicha familia, aunque recordaba haber leído ese apellido hacía relativamente poco. Miró el reloj de péndulo que colgaba sobre la pared de enfrente. —Es la una... —pronunció. Apenas quedaba una hora para el inicio, así que debía apresurarse si quería ser puntual. Abrió el armario y optó por unos vaqueros cómodos, botines, una blusa de entretiempo y un cárdigan algo grueso. Como no sabía muy bien qué material era el que se utilizaba para ese tipo de lecciones, decidió también introducir un libro de hechizos en la cartera, algunos frascos y un par de amuletos. Una vez lista, salió a las afueras de la Manor para desaparecerse en dirección a la Universidad. El Ateneo de Poderes y Magias Guerreras le resultaba muy novedoso, aunque también poseía un montón de zonas verdes. Anduvo por un camino que conducía hacia lap arte trasera del edificio principal bajo el sol de la media tarde. De repente, un enorme recinto de lo más vistoso apareció frente a sus narices. El Coliseo Romano estaba allí mismo, aunque redimensionado. Eso le llamó la atención, pero más lo hizo el hecho de encontrarsecon su compañero del Magic Mall como profesor: Keaton Ravenclaw. —Vaya, Keaton. No sabía que fueras profesor. ¿Cómo es que no dijiste nada? —dijo sorprendida—. Ah, por cierto, la próxima vez avisa con un poquito más de antelación. Casi no me dio tiempo ni de asearme. Junto a él se encontraba Maida, una chica de la familia con la que ya había coincidido en alguna que otra ocasión. Pero, si no estaba mal informada, correspondía a la parte adoptiva de los Yaxley. Le dedicó un gesto de amabilidad mientras la saludaba. —Buenas tardes, prima. Parece que vamos a cursar este libro juntas. Me alegro —terminó sonriendo.
  10. No era demasiado buena compartiendo sus sentimientos. Casi siempre se lo guardaba todo para sí misma, para su mundo interior. Cuanto más supiera alguien sobre ella, mayor facilidad tendría para hacerle daño, y por eso se había ido volviendo más dura con el paso del tiempo. Pero, aún así, no podía evitar que todo el mundo no detectara su melancolía. —Bueno, no es nada importante... supongo. Pero la muchacha no pudo evitar esbozar una leve sonrisa tras el intento de su madre por adivinar cuál era la causa de su congoja. Le resultaba gracioso, en cierto modo, ver cómo su madre intentaba conocer un poco más sobre ella. Apenas había sido un referente materno para la pelirroja, pero prefería centrarse en su relación actual y en su forma de demostrarle que se preocupara con ella. Mejor tarde que nunca. —No, no te preocupes. Zurin y yo estamos bien. No es nuestro mejor momento, pero ahí vamos. Y tanto que no era su mejor momento. El warlock apenas le dedicaba tiempo. Llevaban una racha bastante torcida en ese aspecto. La falta de comunicación empezaba a cansar a la joven y la relación iba estancándose. Eso influía inevitablemente en el estado anímico de Valentina, pero no era el motivo principal del insomnio. Nunca había hablado sobre relaciones amorosas con su madre, y no sabía si era un buen momento. Pero antes de continuar con el tema, Gatiux hizo algo más divertido. Anduvo tras la pelivioleta hacia una llanuraque no recordaba haber visitado con anterioridad. Para no ser una mansión, los terrenos del hogar familiar no estaban nada mal. Pero lo que le sorprendió no fue la dimensión del jardín, sino la enorme criatura que se intentó abalanzar sobre ella. —¡Dios mío! No pudo evitar elevar el tono de voz. Al grito, se le sumó un rostro miedoso. ¿De dónde demonios había salido eso? Instintivamente, se colocó detrás de su madre, quien se dedicaba a rascar al "perrito" como si de un chihuahua se tratara. —Va-vaya. No sabía que hubiera mascotas tan peligrosas en la manor. Aunque por la manera en la que se dejaba tocar, no parecía nada peligroso, de no ser por las tres enormes cabezas con sus respectivas tres enormes bocas a la vista. Cuidadosamente, acercó su mano a una de las cabezas. Ésta la olisqueó unos segundos y le dio un lametón. La enorme lengua empapó la mano de la muchacha, quien intentó limpiarse en el lomo del animal con cierto disimulo. —Parece que le gusto —sonrió. Pero Gatiux decidió ir hacia la casa. Valentina aguardó unos minutos intentando "jugar" con el cancerbero. Pretendía que el animal la reconociera, al menos, para que no le pegara un bocado si se lo encontraba sin su madre. El sol se alzaba mientras tanto, y el ruido de su estómago hizo que la pelirroja fuera también hacia el interior de la casa a por algo de comida.
  11. La camarera @ era una rubia bastante atractiva. Se encontraba atendiendo tras la barra a todo el que llegaba, ayudada también por otra elfina. Para acabar de abrir lo notaba bastante concurrido. Aunque, pensándolo bien, era normal que todo el mundo acudiera para ver la novedad. —Vaya, es una suerte encontrarse a una chica tan agradable atendiendo tras la barra —contestó a la sonrisa de la muchacha—. ¿Eres hábil con los cócteles? Te dejo sorprenderme —añadió mientras se apoyaba con los brazos sobre la barra. Pudo ver a @ andar por allí dentro, aunque parecía algo ocupada hablando con unos y con otros. Se hacía ver como alguien popular en el local. De hecho, pudo ver como uno de sus conversadores era @, antiguo compañero de Valentina en el Magic Mall. Su repentina desaparición le llamó la atención, sobretodo teniendo en cuenta que se trataba del marido de su jefe. La curiosidad le indicaba que fuera a preguntarle sobre lo ocurrido, pero por el momento lo dejó estar para concentrarse en la rubia que tenía enfrente. —Y dime... ¿llevas mucho en la ciudad?
  12. Su curiosidad podía más que sus ganas de trabajar. Y es que el trabajo en el almacén era de lo más monótono: colocar stock, mover cajas, volver a mover cajas, desempolvar, sacar productos... y así una y otra vez. Casi que los empleados destinados al turno de almacén deseaban que alguien se equivocara o que lo cambiaran todo de sitio para darle un poco más de "emoción" a algo tan regular y tranquilo. Por ello, no podía evitar indagar en la vida de ese hombre. —Es usted un señor de lo más enigmático, no se si se lo habrán dicho antes. Al igual que su sobrino el desaparecido —mencionó—. Pues es una pena que estén distanciados. A fin de cuentas, la familia siempre es familia. Y tanto. Aunque, desde luego, en muchos casos la familia inoportuna más que otra cosa. Por suerte, la mortífaga se estaba abriendo un hueco entre los Yaxley. —Oh, vaya. Se rumorea que la Universidad ha perdido un profesor de Magias Guerreras. De hecho, yo misma estoy a la espera de que me avisen del Ateneo para cursar. Lo mismo tiene algo que ver con ese cargamento de libros... Apoyó una de sus manos sobre el hombro de su compañero. —¡Pero no se preocupe, buen hombre! No hay que estar tenso —intentó consolarlo o, al menos, relajar la tensión—. Si quiere, podemos quedarnos conversando un rato para desconectar —terminó con una sonrisa. @
  13. La calma parecía haber amainado los sucesos de días atrás. Sucesos en los que la joven no había participado, pero sí que era consciente de lo que significaba. Sus padres habían estado en peligro y su impotencia la había debilitado hasta el punto de no mover un dedo por ellos. Apenas estaba intentando mantener una relación con ambos y casi los pierde de un instante a otro. Era triste, pero más triste era que se hubiera confinado en su trabajo y hacer caso omiso de lo que estaba ocurriendo en la Manor mientras ella despachaba compras. Pero, por suerte, eso ya había quedado atrás y estaba segura de que todos querían guardarlo en el pasado bajo llave. Pero su mente inquieta no la dejaba dormir. Cerraba los ojos y su mente comenzaba a divagar entre los tantos problemas a los que tenía que hacer frente. Ni tan siquiera intentando descansar, podía hacerlo, lo cual era más que un fastidio. Estaba demasiado activa, teniendo en cuenta que ya durante la noche su elfina había bajado a la cocina a prepararle una infusión de hierbas relajantes. Lo único que consiguió con eso fue ir al baño un par de veces. Era temprano. Ese día podía permitirse no madrugar, ya que era su día libre en el Mall. Sin embargo, su estado de alteración no la iba a permitir disfrutar de ello. Estaba cansada de dar vueltas y más vueltas en la cama, así que optó por levantarse. Salió a la terraza de su habitación. Una ligera brisa se hacía notar. Cogió una pashmina para cubrirse los hombros y miró al cielo. Ya empezaba a clarear. Los primeros rayos de la mañana querían terminar con la oscuridad de la noche. Miró el césped y pudo ver cómo una figura de pelo violeta permanecía sentada en el jardín. Calzó sus zapatos antes de bajar al vestíbulo. Abrió la puerta y se dirigió al jardín trasero. Su madre continuaba allí, acomodada sobre el césped y abrazándose a una manta. Procuró no hacer demasiado ruido y se sentó a su derecha. No sabía muy bien qué decir, así que se limitó a contemplar el paisaje junto a ella. —No podía dormir —terminó diciendo tras un breve lapso de tiempo. @@Gatiux
  14. Apenas había visitado la mansión Malfoy desde que vivía en Ottery. Tan solo en contadas ocasiones por alguna mascarada u otra fiesta mortífaga de similares características. Justo se apareció tras las horripilantes verjas de hierro que se transformaban en un rostro feo que preguntaba por su identidad. Por suerte, la dejó acceder, dado que su madre sí que pertenecía a esa antigua y noble casa y, por tanto, ella también. —Decoración propia de Halloween... —dijo en voz baja tras esquivar el rostro. El camino de grava blanca la condujo hasta la puerta principal. Desde él, se dejaba ver de lejos alguna que otra parte de los terrenos. Seguro que guardaría muchas cosas interesantes, pero no era momento para hacer una excursión. Cuando llegó a las grandes puertas de roble, detuvo el paso. Eran robustas y bastante imponentes. Sujetó una de las argollas de bronce con su diestra y golpeó firmemente sobre la superficie barnizada. Pasaron varios segundos hasta que el crujir de la madera la avisó de que el portón estaba en movimiento. Sonaba un poco arrastrado, como si quien estuviera abriéndola no tuviera suficiente fuerza. De un hueco bastante estrecho, salió un elfo de aspecto mayor. Su ceño fruncido y su semblante de pocos amigos no inspiraba demasiada confianza. Se limitó a extender el brazo para indicarle que entrara, y así lo hizo. —¿Hola? —preguntó. Su voz rebotó por el hall haciendo que sonara repetidas veces. La majestuosa escalinata de mármol la tentaba a subir, pero no quería cotillear más de lo necesario. Esperaría sentada en el escalón mas bajo a que alguien acudiera al escucharla. @@Orión Yaxley @@Beltis
  15. —Bueno... hasta en las mejores familias siempre hay alguna que otra peleilla —intentó amainar las palabras de @—. Al menos se os ve... unidos. Yo ni siquiera me hablo con los Yaxley. Ese pensamiento hizo que Valentina se sintiera algo nostálgica. Estar allí, buscando a su suegra, no era más que una excusa para entretenerse en el tiempo que no pasaba encerrada en el Magic Mall. Solía ser una persona alegre, pero el hecho de estar viviendo en una manor en la que no conocía ni a sus propios progenitores era algo que la apenaba profundamente. Miró hacia abajo, intentando disimular sus emociones. —Oh, lo siento. No pretendo importunaros con mis problemas personales. Además, he venido aquí a charlar con gente y pasarlo bien —dio un sorbo al té negro que tanto le gustaba—. Podéis serviros un poco de mi tetera, si queréis. Esa elfina ha hecho bebida como para cuatro o cinco personas. Cogió un poco de azúcar y la introdujo en su taza. Con una cucharita plateada, se puso a dar vueltas para que el dulzor se extendiera por todo el líquido. Los gritos se iban sucediendo, y no pudo evitar soltar una leve carcajada cuando escuchó un insulto de lo más ocurrente. Esperaba que las chicas continuaran la conversación, pero como no lo hacían, siguió ella. —Y decidme. ¿Tenéis alguna actividad pensada para vuestros departamentos por Halloween? Si no recuerdo mal, ambas trabajáis ahora juntas en Criaturas, ¿cierto? —miró también a su amiga @@Ashura Lestrange—. Qué genial, familia y trabajando en el mismo sitio. No siempre pasar tanto tiempo juntos era positivo, pero sabía que Amelie y Ashura mantenían una buena amistad, por lo que aquello no sería un comentario incómodo.
  16. —La verdad es que sí. Nadie se animó a venir. Los empleados del Mall son bastante sosos —afirmó—. Bueno, no se si es que la economía está bastante estancada, o bien que nuestros productos son una mie... quiero decir, que no son lo que los compradores están buscando. Pero qué se yo, no he estudiado psicología del mercado ni nada por el estilo. Bebió un poco de su copa. Candela también había sido compañera de trabajo, aunque por poco tiempo. Apenas acababa de ingresar en el Magic Mall cuando ella ya estaba poniendo rumbo a Gringotts. Todo había sido tan deprisa que solo lo había escuchado por rumores, pues no había sido la única empleada en solicitar dicho puesto. Pese a que no tenía una pinta muy digna en aquel momento, sí que era una buena empleada. Si no, ¿de qué le habrían dado el puesto más codiciado de la comunidad mágica? —Hay rumores de que te han dado el puesto de duende. ¿Es cierto? ¡Vaya privilegio! De Logia a Duende, no está mal, nada mal. No sabía muy bien de qué hablar con la bruja. Además, no conocía ni sus gustos ni nada parecido. Tampoco es que viviera demasiadas aventuras diarias como para compartirlas como algo grandioso. Lo único que había hecho durante los últimos días era mover productos del almacén a la tienda y viceversa. Decidió limitarse a sonreír, esperando que ella tomara las riendas de la conversación. Mientras, pudo ver cómo otra gente se dirigía también a la barra. Entre ellas, se encontraba su amiga @, aunque parecía que no se había presentado precisamente para beber. Seguramente sería por algún mandato del Ministerio o algo similar. @@Candela Triviani
  17. Escuchó entre sus amistades cercanas rumores sobre un nuevo local que abriría sus puertas esa misma noche. Un bar nocturno más que haría competencia con todos los que ya existían en el Callejón Diagón. Se preguntaba qué tenía de atractivo este tipo de negocio, ya que la inmensa mayoría de los habitantes de Ottery tenían o habían poseído uno de ellos, ya fuera de manera total o como socio parcial. Parecía que hubiera una ley no escrita sobre la obligación de abrir un negocio de restauración para ser un mago o bruja conocido. No tenía nada que hacer durante esa noche, y no le apetecía quedarse tumbada en la cama. La jornada había sido cansina, pero no tanto como para hacer que Valentina no pudiera dirigirse a buscar un poco de fiesta aprovechando la llegada del fin de semana. Por ello, se puso un vestido color violeta, unos tacones oscuros a juego y partió mediante la habilidad de aparición hasta un local que recordaba que quedaría cerca de la ubicación de su destino real. —Hell Moon... —leyó para sí misma el cartel luminoso que había en la puerta. Con las mismas, entró. Pudo ver que la sala principal era enorme, mucho más que la de cualquier bar que recordara por la misma zona. Era como muy fiestero, con equipo de música y pista de baile, todo en colores rojo y negro. Se dirigió a una de las barras para pedir la primera de la noche. —Ponme una cerveza. O mejor, ponme un buen cócktail. ¿De qué los tienes? —preguntó al camarero de turno. La verdad es que tenía buena pinta el sitio y ya había más de un mago consumiendo por allí, pese a ser su primer día de apertura. Desde un taburete en la barra pudo distinguir a Saori (@), la hija de su amiga Amelie. Lo sabía porque le sonaba haberla visto junto a ella en la mansión de los Black Lestrange, su futura familia política.
  18. @@Thomas E. Gryffindor Todo correcto, así que compra ACEPTADA. Saludos ^^
  19. @@Mr Zurin Compra ACEPTADA. <3 @ Hola, querida. Tengo que RECHAZAR tu compra, dado que tiene varios errores. Primero, en esta tienda solo atendemos a la venta de objetos, así que deberás pasarte por la Segunda Planta: Pociones para comprar la pimentónica. También te equivocaste en el total de puntos y el total de galeones. Por favor, vuelve a postear la ficha bien y te la aceptaremos!
  20. @@Noah Lockhart Todo correcto, así que compra ACEPTADA. Vuelve pronto ^^
  21. —¡Oh! Bueno, no le estaba pidiendo una opinion concretamente de nuestro director, sino de qué opina del catálogo y de cómo se está atendiendo a los intereses de la clientela. Pero bueno, ya que lo menciona... Obviamente no quería hablar de su jefe. Pero, ¿para qué existe la figura del jefe si no es para cotillear sobre él? Además, Valentina era ya de por sí de alma cotilla. Tal solo bastaba hacer poca mención sobre algo o alguien para que su cabeza se centrara en descubrir más y más. Aunque también hay que mencionar que más de una y de dos veces este interés le había causado algún que otro problema, sobretodo con las personas sobre las que chismeaba. Las palabras del lord causaron en Valentina cierto asombro. Apenas conocía al hombre con el que conversaba. Lo poco que sabía es que era egipcio y que era el tío de Demian, su otro compañero del Magic Mall. O ex compañero, no estaba muy segura. Y eso lo sabía de charlar con el resto de empleados durante el momento de descanso para beber el café matutino. Pero, realmente, no sabía nada más de él, y eso le producía cierto interés. —Oiga, ¿y cómo es eso? Creía que, ahora que Emmet y usted son familia política, su relación sería de lo más agradable. Quiero decir, ¿se conocían de antes, o lo conoció en la boda? Por cierto, ahora que lo menciona, hace mucho que no veo a su sobrino por aquí. ¿Dónde anda? Pero mientras preguntaba, la cabeza del hombre andaba en otros asuntos. Concretamente, en la sección J-12 del almacén. —No creo que nos hayan robado, ¿no? Se abrían desencadenado encantamientos de seguridad o algo por el estilo. ¿No se trata de la reapertura del negocio? Pues habrán hecho hincapié en la seguridad, digo yo. Probablemente haya sido simplemente eso, una orden extraviada. Si quiere podemos comprobar cuáles eran los productos que tenían que llegar y no lo han hecho, tranquilo —enunció mientras lo calmaba apoyándose sobre su brazo—. Relájese, lo noto algo... tenso. @
  22. Mi primera vez *O* veamos qué tal Nick: Valentina Ricci ID: 119766 Libro de Hechizos: Libro de la Fortaleza Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): Justificante Rango Social: Unicornios de Oro Nivel de Magia: V Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): 17 de Febrero de 2016 Link a la Bóveda: Bóveda nº 107218 Link a la Ficha: Ficha de Valentina
  23. Valentina se encontraba fumando un cigarrillo a escondidas. Había encontrado un hueco bastante acertado en la primera planta del Magic Mall, destinada a la venta de objetos mágicos no peligrosos. Allí, entre un par de estanterías y tapándose con una cortina, la pelirroja se asomaba a una de las ventanas para poder darle al vicio sin ser descubierta. Técnicamente, no le habían dado una restricción sobre fumar o no durante el trabajo, pero, aprovechándose de ese vacío legal, prefería no ser vista para seguir aprovechándose de la situación. No había detector de humos, así que, un golpe de varita y el ambiente olería a rosas, vainilla, o el olor que ella misma eligiera. Y por supuesto, las cortinas no suponían problema, pues para evitar problemas domésticos de ese tipo ya existía el aguamenti. —Señorita Ricci. La mujer dio un respingo. Suponía que nadie la buscara en esa hora tan extraña, pues a esa hora la gente solía echarse la siesta. Tiró la colilla por la ventana y salió de su escondite. —Sí. Todo en orden por aquí. Ah, eres tú —sonrió algo forzada cuando vio al elfo—. No te esperaba por aquí. Dime, ¿qué ocurre? —El señor Brenson la ha mandado llamar para hacer unas cuantas entregas a domicilio. —Vaya. Desconocía por completo que ofrecíamos ese servicio. Sí, en seguida voy. Gracias por el aviso. La empleada tomó el ascensor y se presentó en la oficina del jefe del Mall, Ernest Macnair. Pero, en su lugar, estaba Brenson Smith, su... ¿sustituto? —Hola, Brenson —saludó amablemente—. No se conocían de mucho, pero le sonaba de verlo merodear por las plantas. Tamién estaban en la sala Zahil, la tía del ex empleado Apolo y Athena. Al parecer, tendrían que pasearse por el Callejón Diagon para entregar mil y un productos. Definitivamente, los haría levitar con su magia, pues se negaba en rotundo a ir cargando como si se tratara de una mula de trabajo. —Pero... nos va a llevar mucho rato. ¿No crees que las plantas quedarán desatendidas? —pero, por la mirada que le devolvió, prefirió no discutirle a su compañero—. Okey, creo que Vulcanización Mágica es un taller de mecánica que... bueno, no se a qué altura se encuentra exactamente, pero seguro que, si andamos por la arteria principal del callejón, veremos algún cartel. @@Ernest Macnair Wilfred
  24. @@Bodrik Todo en orden, compra ACEPTADA. Esperamos que regreses pronto ^^

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