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Khufu

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Todo lo publicado por Khufu

  1. Khufu

    Libro de los Ancestros

    ~Muy astuta, señorita Black Lestrange... aunque es muy difícil estar en contacto con las varitas de otras personas, sin que éstas hagan lo imposible por retenerlas ¿No lo cree? Pero si desea convertirse en la "sabelotodo" de la vida de muchos... pues le recomiendo que abra una tienda en Diagón como Ollivander; ahí podrá ungir con la esencia del anillo a todas las varitas que quiera antes de venderlas al público~ respondí una vez que arribé al sitio donde ya estaban mis tres aprendices reunidos; obviamente dos más adelantados que Hades. ~Para que se haga una idea, señor Ragnarok... Zack acaba de hablar sobre las propiedades de uno de los amuletos más codiciados por los que pecan de avaricia... la porcelana anti-robo. Pero no se preocupe, es un detalle que hablaremos los dos más adelante~ expliqué en una primera instancia al vampiro que trabajaba en el hospital mágico de San Mungo; para posteriormente centrar mi atención en Ivashkov luego de un tranquilo suspiro. ~Sus bienes materiales se lo van a agradecer, Zack. Y pese a que soy partidario de mimetizarlo... coincido con Mía en el punto de instaurar una barrera visible ante los ladrones que osen enfrentarse a un hurto. Sería como poner un medio de seguridad del que no todos pueden gozar~ agregué confiado. Mis años, poco a poco, me jugaban una mala pasada; sentía mis piernas fatigadas y mi garganta cansada de dar tantas explicaciones a magos y brujas que alcanzaban el poder necesario como para solicitar una audiencia conmigo en la Dirección de la Universidad. El adiestramiento de Niko me había dejado exhausto, y la llegada de Zack y Mía, sin la mínima posibilidad de descansar un poco a los pies de un árbol, bebiendo sorbos del agua sagrada del lago. Para cuando estaba a punto de sentarme en una duna de arena (sí... una vez más); recordé que el warlock había saltado con una pregunta que desvió la temática monótona de los objetos "simples" vinculados al Libro de los Ancestros, pasando a Kansho, una daga muy poderosa. ~La duda es muy factible, joven Ivashkov... pero me temo que su contestación es tan simple que resulta increíble oírla. ¡No! El ataque que absorba el acero es devuelto inmediatamente contra el agresor. Y tiene una cláusula... No detiene los hechizos usados con Vara de Cristal~ dije sin pelos en la lengua, tratando de hacer memoria sobre alguna situación donde batallé con fenixianos o mortífagos; no recordando ninguna en mi mente. ~Si bien es cierto que mi propia daga jamás ha conocido el juicio de La Orden del Fénix o La Marca Tenebrosa... Es sabido que la maldición imperdonable Avada Kedavra sólo es absorbida y no devuelta. Tampoco está permitido jugar al tenis con hechizos devueltos entre Kanshos... y los ataques físicos de criaturas no son compatibles versus una maniobra mágica que ellos mismos puedan efectuar; tal como lanzar fuego... exceptuando los dragones~ sinteticé lo más que pude la parte teórica; para continuar con una demostración práctica usando a Hades de marioneta. ~Zack y Mía invoquen sus dagas inmediatamente... Y señor Ragnarok, por favor lance un hechizo rayo a cada uno de sus compañeros. No se preocupe por las consecuencias, Hades... Utilice Salvaguarda Mágica cuando vengan de regreso~ solicité, por mientras que mis pies se orientaron en reversa con el afán de despejar la visión de los tres muchachos.
  2. Khufu

    Libro de los Ancestros

    ~Es una muy buena pregunta, Mía... pero para serte franco; jamás la he probado con un ser vivo. Me imagino que la gota de esencia se perdería al hacer contacto con la piel; aunque si lo que buscas es saber los lugares que alguien frecuenta... perfectamente puedes utilizar sus prendas de vestir~ comenté respondiendo; tratando de hacer memoria sobre alguna situación en donde tuve que hacer uso de la magia de la sortija de ese modo, y solamente recordaba la botella que había enviado de obsequio a Runihura, y que ahora me permitía saber sus secretos más ocultos adentro de su tienda de campaña. ~Por otra parte... el amuleto anti-robo es una herramienta muy útil a la hora de querer que tus objetos preciados no pasen a manos ajenas, querida. Te recomiendo que cada vez que lo sitúes en alguna zona, lo camufles con hechizos poderosos, incluso uno de transformación que oculte la verdadera forma de la porcelana. No es que sean muchos los magos y brujas que tengan el Libro de Los Ancestros y puedan reconocerle... pero siempre es mucho mejor prevenir antes de lamentar consecuencias impensables ¿No lo cree señorita Black Lestrange?~ agregué. En eso, un aura bastante peculiar llamó mi atención; sensación que me incitó a dejar a mis alumnos a solas, por unos breves segundos, con tal de conformar un portal tridimensional con mi varita y atravesarle rumbo hacia la zona inicial donde los aprendices arribaban a un costado del Árbol de Fuego. Tras aparecer en aquella área, pude distinguir a un hombre de orbes marrones oscuros que brillaban con la luz de la luna. Enceguecido me aproximé hasta él con sigilo hasta que opté por hablarle mientras éste se encontraba de espaldas. ~Si buscas mis enseñanzas... será mejor que me sigas. Atraviesa este portal... Te trasladará a donde están tus compañeros... ¡Ah! Por cierto... Soy Khufu~ exclamé sonriendo, mientras mi zurda temblorosa trenzaba aún más mi nívea barba; segundos previos a retornar donde Zack y Mía me aguardaban. ~Y bien... ¿En qué estábamos? ¡Ah,señor Ivashkov! Espero su respuesta~ concluí.
  3. Khufu

    Libro de los Ancestros

    ~¡Cálmese, joven Ivashkov! Mi intención no es que se altere ni se moleste... Aunque la serenidad en vuestro expresar es lo que más me llama la atención. Aquel silencio o susurrar... es el que ocupan los grandes cazadores... sigilosos antes de abalanzarse contra su presa~ comencé con aquella intervención hacia el warlock; desviando, luego, mi mirada hacia la figura de Mía, quien también parecía ser una bruja de convicciones concretas. ~Señorita Black Lestrange... Usted tiene mucha razón con aquel planteamiento que dice acerca de que jamás se sabe cuándo será la ocasión de utilizar el máximo poder que tenemos dentro... a menos que todos seamos grandes videntes ¿No es así? Pero comprendo su punto de vista, y aquel anhelo irritante que profesa a la hora de conocer más sobre el arte Uzza~ agregué hacia la directora de Gringotts; tomando un respiro antes de proseguir. ~Pero veamos... ninguno de los dos ha prestado atención a lo último que les he dicho... Ambos se cegaron en el deseo de contrarrestar lo que yo les he dictaminado en base a sus expectativas, pero... ¿Han entendido para qué es el Anillo de Presencia?~ ~Tanto la sortija como el amuleto de porcelana que representa al dios griego "Hermes"... son objetos de gran valor que ustedes han adquirido junto al tomo de Los Ancestros; libro que revela los secretos más ocultos de la Vara de Cristal y Kansho... una daga mucho más letal que la del Sacrificio de Sangre. ¿Tienen algo que desean salvaguardar de manos ladronas? ¿Les gustaría poder custodiar a la distancia algo que atesoren con vuestra alma?~ consulté con parsimonia, mientras mis pies descalzos emprendieron el rumbo hacia una pequeña duna de arena que estaba a espaldas de mis dos alumnos; sentándome sobre ella.
  4. Khufu

    Libro de los Ancestros

    ~No es necesario que me llenen de halagos o gestos de admiración, claramente interesada... Es evidente que ambos han venido hasta acá para beneficio propio y no por ayudar a los demás. El egoísmo y el sentimiento de grandeza lo puedo ver a través de vuestros ojos... Pero yo no estoy aquí para sentenciar sus actos, sólo estoy facultado para dictar mi veredicto acerca si son o no son dignos de aprender mi sabiduría~ dije con tono de voz tajante; utilizando la Legilimancia para percibir que sus intenciones no eran tan nobles como las frases que ambos verborreaban tratando de complacerme y hacerme ver que eran aprendices justos y honestos. ~Que usted, señor Ivashkov... sea un warlock del Ministerio de Magia londinense... Y usted, señorita Black Lestrange, la directora del banco... No es de mi incumbencia aquí y ahora. Mi pueblo no se rige por vuestras leyes mundanas... Estamos aquí sólo por un pacto de honor que hemos entablado con la Universidad; por lo que no es necesario que hablen de sus cargos. Para mí, todos mis aprendices se rigen por la misma vara, sea quien sea... ¿Entendido?~ agregué, mientras mis pies descalzos se orientaron hacia donde estaban los dos jóvenes; dirección opuesta que había tomado Niko junto con mi amigo Sely. ~Ahora bien... quiero que sean sinceros conmigo, y no guarden sentimientos... sean oscuros o no. No voy a juzgar sus creencias, ni voy a cuestionar sus verdaderas intenciones aquí... pero para comenzar tienen que partir con el "pie derecho" y no con mentiras ¿Está bien? Díganme entonces... ¿Qué es lo que buscan en el Arte de Los Ancestros? Acaso es el poder inigualable de la Vara de Cristal... o el saber qué es lo que sucede en un lugar lejano al que quieran custodiar sin que otra persona lo sepa~ cuestioné, tratando de no hacer notorios los movimientos involuntarios de mis manos envejecidas; entrelazándolas a la altura de mi abdomen descubierto. ~Les hablo del Anillo de Presencia... sólo una gota de esencia situada en alguna parte, les permitirá ver lo que otros desearían y matarían. Un carta al ministro de magia, un objeto invaluable a una persona importante en la comunidad y que ésta lo guarde en su bóveda trastero en Gringotts... Todo... sabrían hasta los secretos ocultos de sus enemigos~ susurré la última frase, estando tan cerca del vampiro y de la demonio casi al extremo de rozar mis cabellos níveos con los suyos.
  5. El dolor que me produjo la sensación extraña de que mi pecho se partía en cortes, no lo sentía hace muchísimo tiempo atrás; por lo que solamente me limité a sonreír mientras utilizaba el poder de "Curación" para mitigar, en parte, la hemorragia ocasionada por las heridas a causa del maleficio que mi alumno aprovechó de lanzar en mi contra. Luego de aquel imprevisto y tras notar que mi Arena había afectado al director; comencé a percibir que dicho aire tóxico del conjuro ponzoñoso del Libro del Equilibrio, empezó a inundar mis pulmones. Verdaderamente Tonks sabía lo que hacía, y no perdería la oportunidad de quedarse con la victoria, aunque el real motivo del duelo fuese utilizar la sapiencia de Los Ancestros en su máximo esplendor. Con tranquilidad pensé en un simple "Anapneo" para destapar mis vías del sistema respiratorio, y luego desvié mi mirada hacia donde estaba la figura del sagaz rubio con su Vara de Cristal. ~Ten en cuenta que asesinarme no es la solución a este enfrentamiento, joven Niko. Por eso siempre traemos consigo nuestros Amuletos de la Resurrección, por si algo así llega a ocurrir. Concéntrate en demostrar tus habilidades con los conocimientos recientemente estudiados~ me explayé, justo antes de pensar en un "Episkey" que me sanaría por completo de los efectos del rayo que se había convertido en efecto gracias al cayado mágico del muchacho.
  6. <<Salvaguarda Mágica>> pensé tan pronto como pude; haciendo que mi viejo cuerpo lleno de cicatrices se volviese intangible justo antes de que la andanada de filamentos de fuego enviada por Niko atravesaran mi esencia como si de un fantasma se tratase, impactando sobre la arena del desierto Uzza. ~Bien hecho, joven Tonks~ susurré, esbozando una sonrisa de medio lado en señal de estar complacido con tal enfrentamiento; cuyo premio sería la adquisición definitiva de los tesoros del Libro de Los Ancestros. Pero aún quedaba mucho por vivenciar, pues el rubio debía hacer uso de los hechizos recientemente aprendidos para corroborar mi hipótesis y así poder validar su clase sin ningún inconveniente que entorpeciese los planes a futuro del director universitario de Londres. <<Arena de Hechicero>> volví a meditar en mi subconsciente; lanzando al aire una nebulosa originaria de los huesos cristalizados de un mago fallecido a causa de fuego mágico, lo que cegaría a Tonks y le dejaría sin la capacidad de hacer uso de una puntería certera. El sol iluminaba todo el campo de batalla, y llenaba de júbilo mi espíritu que se regocijaba cada vez que la vida me sorprendía con sujetos honorables; y Niko parecía ser uno de ellos.
  7. El amanecer de aquel día primaveral traería consigo un encuentro muy especial que me pondría como adversario a mi último aprendiz en el arte de Los Ancestros; el joven Tonks, quien además era el director de la Universidad con la cual mi pueblo había efectuado un pacto de intercambio de conocimientos para beneficio mutuo. Ya habían pasado un par de horas desde que Sely lo acomodó en una de las tiendas Uzza que permanecían firmes pese a las tormentas de arena que aquejaban al desierto; y esperaba, de todo corazón, que le hubiesen servido para recuperar la fuerza que, a ciencia cierta, había utilizado en el transcurso del aprendizaje básico de los objetos y hechizos. El sol estaba saliendo, justo en el preciso momento en que mis piernas sirvieron de apoyo para el resto de mi cuerpo aletargado con el pasar de los años. La piel de mi torso desnudo, cubierto de antiguas cicatrices de guerra, se tornaba mucho más seca y amarillenta con el impacto de los rayos lumínicos del astro rey, que además colmaban de brillo a mis ojos pálidos que únicamente destilaban atrayentes toda la sapiencia que habían acumulado desde tiempos inmemoriales. Mis pies estaban descalzos, y lo único que cubría parte de mi esencia mortal era un pantalón de lino níveo. El sitio escogido para el enfrentamiento era a orillas del lago; por lo que aproveché de beber unas buenas bocanadas de agua para revitalizarme antes de que mi alumno llegara con afán de dar contienda a nuestra tarea final. Mi barba trenzada cubría en parte el júbilo de mi cadena de hierro que siempre me recordaba a mi amada Mintaka y a Egipto; en verdad eso era el amuleto que me daba la fortaleza de seguir adelante con mi camino y no bajar los brazos ante las flaquezas que embriagan el alma de un tipo senil como yo. Sonreí tras notar que en el fondo del agua se podía ver un pequeño cardumen de peces de múltiples colores... ¿realmente ellos conocían el valor de tener una familia? Pues, nadie lo sabía ni podía dar fe de que las criaturas tuviesen sentimientos; pero de lo que sí estaba seguro era de que yo les prefería por encima de los humanos. Unas cuantas palmeras y piedras de diversos tamaños acompañaban el ambiente que mis orbes distinguían, pero por los alrededores no circulaba nada más que la exhalación del viento que remecía mis blancos cabellos. ~Niko... Te estaba esperando. Cuando tú gustes~ recité mientras me ubicaba a unos ocho metros frontales del rubio, adquiriendo una posición defensiva junto a mi poderosa varita. http://i.imgur.com/IpbY2lS.gif Reglas El duelo se regirá por las reglas de Duelos y Asaltos 1 v/s 1 Los hechizos a utilizar son: Neutrales Graduados y Libros hasta Ancestros. Pasadas 24 hrs sin respuesta del contrincante, los ataques se considerarán impactados. Pasadas 48 hrs sin respuesta en el duelo, se considerará abandono. La prueba durará aproximadamente 1 semana a partir de la apertura del tópic (Hasta 13/04/2018). Las dudas sobre la prueba podrán ser realizadas en el tópic de dudas y consultas del propio Libro. En el cuarto turno; las fuerza del Caos invadirán el alma de ambos duelistas y tendrán que invocar OBLIGATORIAMENTE al Señor del Caos; mientras que en el sexto turno la Vara de Cristal perderá todo efecto y quedará inutilizable hasta finalizar.
  8. Khufu

    Libro de los Ancestros

    ~Excelente, joven Tonks... No tengo nada más que decir~ exclamé asombrado al ver que el snallygaster lucía tal como una estatua de hielo; haciendo uso del poder de la Vara de Cristal de una forma noble y limpia contra una criatura mágica tan bella como aquélla. Fue por eso que no tardé en conformar otro portal con ayuda de mi magia Uzza, aunque en esta oportunidad lo que sucedió fue que el ser alado fue absorbido por la brecha y trasladado inmediatamente de regreso a sus terrenos salvajes en Norteamérica. ~Ha sido un honor compartir mi sabiduría con un hechicero de buen corazón. Sé que utilizarás todo esto que has aprendido para el bien de la comunidad mágica, y no por tu ego. Eres un tipo fuera de mis prejuicios. Ahora bien... Ya es tiempo de que vayas a descansar, Niko. Sely te conducirá a una carpa donde puedes dormir. Te sugiero que tomes un baño en el río y comas un poco para recuperar energías. Mañana, cuando el sol salga... iniciaremos tu prueba de vinculación final ¿Estás de acuerdo?~ le pregunté con asiedad, lo que se notó al mover mis manos con mayor aceleración que la de costumbre por mis involuntarias contracciones musculares que se acentuaban cada vez más con el pasar de los años. -Señor... Yo puedo dar de comer al joven. Tenemos unos víveres en casa. Como usted no acostumbra a alojar en su carpa... se han acumulado algunas cosas, es obvio- me dijo mi leal amigo; a lo que yo respondí con un gesto de aprobación con el reclinar de mi cabeza en señal de venia. Pero justo cuando estaba dispuesto a darme la media vuelta para ir a reposar a los pies de algún árbol; la presencia de dos individuos, en las proximidades, alertó todos mis sentidos; haciendo que desviara mi mirada rumbo al norte donde se proyectaban dos figuras en medio de la noche desértica. ~Yo diría buenas noches... jóvenes. Señorita Black Lestrange... chico Ivashkov... Yo soy Khufu, el Guerrero Uzza del Libro de Los Ancestros. ¿Qué es lo que les trae por acá? Siento que ya tienen en su poder el conocimiento del Caos... así que supongo que han venido con intenciones de ser mis aprendices ¿No es así?... Y de ser su respuesta un rotundo sí... ¿Qué les motiva a aprender mi arte? ¿Les agrada explorar lo desconocido? ¿A actuar sin mirar en las consecuencias de sus actos irresponsables al no poder controlar tamaña magnificencia? ¿Se consideran dignos de mi misericordia?~ consulté frunciendo el ceño, pues aquellos dos no me daban muy buena espina.
  9. Khufu

    Libro de los Ancestros

    ~Perfecto~ susurré por lo bajo (casi exclamándolo con el pensamiento) con júbilo al ver que Niko había logrado hacer propia y única su Vara de Cristal; la misma que lucía maravillosa y brillaba con tanto fulgor como la mía, pese a la distancia que las separaba en pleno desierto Uzza. ~Para mí... el Arte de Los Ancestros es el gran paso que hay entre un mago ordinario y uno excepcionalmente poderoso. Tiene conocimientos muy profundos que no pueden ser revelados a simples mortales ni adquiridos por cualquiera. Es un afortunado, joven Tonks. No esperaba menos de quién es la cabecera actual de la famosa Universidad londinense~ felicité, alzando mi cayado al firmamento estrellado; lo que provocó que decenas de chispas azuladas iluminaran todo, incluso los orbes asombrados del rubio. ~Ya estás a un único paso de completar tu entrenamiento... y créeme que me siento honrado de haber sido tu maestro. Ahora bien... quiero que pruebes y corrobores el poder de tu bastón mágico contra un enemigo~ agregué sonriendo; gesto que se opacó a los segundos, en mi rostro envejecido, al ver que Sely se aproximaba al área con un pergamino en su mano. Sin dejar que pasara más tiempo, pues deseaba que mi aprendiz pronto pusiera a prueba sus habilidades, abrí un portal tridimensional que se conectaba directamente con la montaña más alta de Estados Unidos de América; dejando que un majestuoso Snallygaster batiera sus alas con furia conformando corrientes eólicas que remecieron grandes masas de arena por doquier. ~Te presento a tu oponente... Mi hermoso amigo "Charlie". Usa el poder de tu Vara de Cristal para hacerle frente... eso sí... no puedes matarle. Sólo usa el arte Uzza... Y Niko... Ten cuidado con sus colmillos de acero cerrado. Que comience el juego~ vociferé la última frase; incentivando a que la criatura mágica se lanzara en contra de Tonks con tal de desgarrar y desmembrar su cuerpo a través de varios mordiscos.
  10. Khufu

    Libro de los Ancestros

    <<Obsistens>> pensé tan pronto como Niko absorbió mi hechizo con su propia daga; creando un cerco de materia luminosa azulada que me protegió del impacto del fugaz rayo que por escasos segundos alcanza mi cuerpo de torso descubierto en plena oficina del director universitario. ~Creo que tienes toda la razón, muchacho. Ya no será necesario conformar el caos en tu propia estancia... especialmente ante la práctica duelística de Kansho, como también de la anhelada Vara de Cristal. Sé que muchos magos y brujas desean con fervor aprender aquel arte, sólo con el propósito de invocar tal cayado sagrado de apariencia similar al cristal más puro del mundo. Pero el conocimiento Uzza no es para todos... sólo los dignos de enseñanza son aquellos que lograrán vincularse~ comenté, tomando un tenue respiro antes de proseguir con un punto importante que tendría que decirle. ~Joven Tonks, es trascendental que sepa que Kansho no regresa todos los hechizos... Hay uno en particular que únicamente lo absorbe; se trata de la temida maldición asesina... Avada Kedavra. También no se puede jugar al tenis, peloteando un único hechizo regresado por un Kansho enemigo... O sea, no podemos detener un ataque devuelto por otro Kansho con nuestra propia daga ¿Se entiende bien?~ consulté con tranquilidad, esperando que el rubio no se confundiera. ~Los ataques físicos de criaturas tampoco son regresados con Kansho... una simple tirada de Semillas de Hielo son suficientes para congelar sus propósitos ofensivos~ añadí, mientras pasaba uno de mis dedos sobre la cubierta del escritorio, buscando una pizca de polvo. ~Ahora bien... Es necesario pasar a la última fase de la clase teórica, Niko. Pero para eso tendrás que seguirme. Nos vamos de regreso al desierto. Fulgura Nox~ susurré la frase final, dejando abierta una brecha témporo-espacial delante del ojiazul; la misma que atravesé a la primera oportunidad que tuve tras un tenue temblor que sacudió mis manos y recorrió la parte baja de mi espalda. Ya la noche caía con majestuosidad, el firmamento estaba estrellado y la luna descansaba quieta en el manto nocturno gélido que calaba los huesos de quienes se atrevían a caminar a través de las dunas de arena a esas altas horas. ~¡Vara de Cristal!~ exclamé sonriendo; lo que hizo que mi varita, de madera del mismísimo Árbol de Fuego, se mimetizara con el tatuaje de mi brazo, enroscándose sobre sí misma y dando paso a un bastón de material mágico irrompible de tonalidad zafírea tan mística como el mar. ~He aquí el poder más incomparable del Arte de Los Ancestros. La fabulosa Vara de Cristal, Niko. Ten la confianza de ser capaz de transformar tu propia varita en esta arma que hace de un efecto a un simple rayo. Vamos... ¡Inténtalo! Es hora de que canalices toda tu energía... Hazla fluir desde cada rincón de tu cuerpo hasta tu mano portadora de fe; no vaciles... no dudes... ¡Sólo hazlo!~ grité en un alarido de batalla, tal como se incentiva a un verdadero guerrero de valor y convicción.
  11. Khufu

    Libro de los Ancestros

    Escuché con atención cada una de las dudas que Niko me planteó con el transcurso de los minutos; aunque preferí respondérselas una vez que ambos hubiésemos cruzado el portal que nos trasladaría a la oficina personal del director de la Universidad Mágica londinense. Luego de que Tonks atravesara, no dudé en seguirlo; no sin antes lanzar una rápida ojeada a la vivienda de Asenath antes de abandonarla, esperando que ésta no notase que alguien estuvo husmeando a sus espaldas sus más preciados objetos. ~Con sólo ubicarlo es suficiente, joven... pero se preguntará usted mismo... ¿Será posible que alguien pueda destruir el Amuleto al reconocerle? No siempre vemos una reliquia de porcelana tan fina por estos lados, señor Tonks... más de alguien también se puede tentar en robarla. ¿Se podrá robar el Amuleto Anti-Robo de un mago y así dejar desprotegido lo que resguardaba con tanto recelo? Son dudas que ni yo mismo podría resolver... jamás he experimentado tal situación. Pero le aconsejo que no lo deje a simple vista, o camúflelo entre sus libros... así se evita una exposición innecesaria al público~ comenté con seriedad. ~En relación a su cuestionamiento anterior... No hay manera de proteger sus lugares preciados de la esencia del Anillo de Presencia. Siempre le permitirá al mago que utilice su poder, el don de observar lo que ocurre aunque el área en cuestión esté muy distante e incluso protegida con hechizos poderosos tales como: Protego Máxima, Fianto Duri, Repello Inimicum y Salvio Hexia. Es por eso, señor Tonks, que esta magia no es alcanzable por un mago común y corriente u ordinario, en palabras simples. Para llegar a este nivel debes ser un hechicero poderoso, capaz de controlar un altísimo nivel dentro de tus pares~ respondí mientras caminaba por todos los rincones de la habitación, sintiendo cómo mis pies descalzos descansaban sobre las telas. ~¿Detectar sus efectos? No... no es posible tampoco, Niko. ¿Tú crees que Asenath hubiese recibido mi obsequio de saber qué era? Debes ser muy cuidadoso... en especial con la correspondencia que recibes a diario. Aunque debes estar tranquilo, pues no somos muchos los que gozamos de la sabiduría del Libro de Los Ancestros~ añadí sonriendo, a la espera de que el warlock re-ubicase la figura de Hermes con su característico casco alado; antes de proseguir con el siguiente episodio de la clase Uzza. <<Kansho>> pensé a continuación, lo que provocó que un brillo singular se materializara (en mis manos temblorosas) en una daga de un acero tan afilado capaz de partir diamantes con un ligero roce. ~Niko... Observa bien esta arma. Se trata de Kansho. Su empuñadura elgante podría confundir a cualquier comerciante de Diagón para anhelar adquirirla sin saber que es parte de una sapiencia ancestral basada en una invocación. Tiene la cualidad de absorber un ataque mágico y devolverlo de inmediato contra nuestro agresor... aunque no goces de rango para ejecutarlo. Es un medio defensivo como ofensivo a la vez ¿Alguna duda? Tengo ganas de que la pruebes ahora... Invócala con tu pensamiento, Tonks~ exclamé tras hacer desaparecer la mía propia, y en su lugar empuñar mi varita contra mi alumno para lanzar un hechizo que, sin duda alguna, le pondría bajo presión. ~Furnunculus~
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    Libro de los Ancestros

    ~Muy bien, Tonks... ¡Excelente! Eres muy astuto... más de lo que me imaginaba~ respondí sonriendo a la pregunta en tono de duda que mi joven aprendiz me realizó tras su acertada deducción sobre el poder mágico de la sortija. ~Este Anillo de Presencia es un arma de doble filo, Niko. Puedes enviar un poco de su esencia a un sitio importante para ti al cual quieras proteger o donde se encuentren personas trascendentales en tu vida... o simplemente remitir una simple gota en una carta transportada por una lechuza común y corriente a la morada de tu enemigo... y así poder observar con todo detalle lo que ocurre en ese determinado lugar y saber el instante exacto para atacar~ fueron las palabras precisas que decidí emplear para que el director comprendiera bien el uso del objeto; al mismo tiempo que mis pies descalzos se movían por todo el perímetro de la tienda de Asenath. ~Los nesedy somos un clan muy comprometido con los nuestros... de ahí viene mi lazo con la Uzza más poderosa. Créeme, Niko, que estar aquí es un privilegio. Considérate un mago afortunado... Ahora bien, el desierto nos regala muchas bendiciones, tales como el frasquito con forma de colgante que llevas contigo... o el mío propio~ le enseñé con seriedad una de mis posesiones. ~Esta arena... si la soplas contra alguien, hará que su visión desaparezca durante un tiempo considerable; lo que te ayudará a escapar cuando no tengas una opción más honorable que una cobarde huida. Yo prefiero utilizarla en pócimas para conciliar el sueño cuando el cansancio no logra vencer a mi ansiedad. Lo maravilloso es que la arena se repone con el paso de las horas, lo que es de ayuda para conformar una poción cada día. Es por eso que ni Sely puede tomar mis calderos... los tengo protegidos bajo el manto de mi propio Amuleto Anti-Robo~ comenté, esperando que el chico no pusiera en duda mis lecciones. ~Ahora, Tonks... Convoca un portal hacia un lugar al que quieras proteger... iremos a dejar un poco de la esencia de tu anillo en esta botellita, y la protegeremos con algo que ya conoces; así nos garantizamos de que nadie la tome. Te sigo~ ordené, cruzándome de brazos para hacer poco notorio el temblor de mis manos envejecidas con el correr inevitable de los años.
  13. Khufu

    Libro de los Ancestros

    ~Tonks... Me ha gustado tu respuesta. Veo que no eres tan ambicioso como el resto de los magos británicos~ comencé a explayarme con naturalidad; sintiendo un grado de empatía con la forma de pensar que tenía Niko con respecto a esas ansias de poder que muchos hechiceros profesaban tener, y que al final se transformaban en la soga que se anudaría alrededor de su cuello bajo una sentencia inevitable de muerte. ~Así como la Vara de Cristal... Kansho también es muy útil en los enfrentamientos, es un medio defensivo y ofensivo que veremos en un par de horas. Primero que nada, joven aprendiz... Haremos un viaje especial a un lugar que...~ dije, interrumpiéndome para observar lo que ocurría del otro lado de mis pensamientos concretos; aquel sitio donde había depositado una gota de esencia nacida de la pequeña cavidad de mi anillo mágico del Libro de los Ancestros. ~No hay nadie... Tenemos tiempo... Fulgura Nox~ fue lo que pronuncié, casi susurrando, justo antes de que el portal se abriese frente a nuestros ojos expectantes. ~No temas... Asenath no está en casa... ¡Vamos!~ exclamé al atravesar la brecha temporal, esperando que mi alumno también lo hiciera y no se quedase atónito en las cercanías del manantial del desierto Uzza. Tras llegar al otro lado del portal, Niko se hallaría con una simple vivienda de barro y ladrillo al más puro estilo egipcio antiguo; área donde vivía la más poderosa de los guerreros vinculado al Libro de Merlín, y quien era mi hermana de tribu y compañera de duros entrenamientos bajo el yugo del sol. ~Mira aquí... el famoso Amuleto Caudex capaz de convertir al squib más insignificante... en el mago más poderoso... ¡Pero no lo toques! Asenath lo tiene resguardado con el poder del Amuleto Antirobo... Aquella porcelana con el casco alado es quien custodia todas las pertenencias aquí~ le enseñé a Tonks, indicándole con mi dedo índice derecho el sitio exacto donde estaba la representación de Hermes. ~Ahora bien... te preguntarás cómo supe que Asenath no estaba en su hogar... ¡Fácil! La respuesta la tiene este anillo y el líquido que está en esa pequeña botella que una vez le obsequié a la nesedy... ¿Me podrías dar una explicación lógica?~ cuestioné al alumno con seriedad, anhelando no decepcionarme del razonamiento del director.
  14. Khufu

    Libro de los Ancestros

    ~Rambaldi ya ha tardado demasiado... Su aprendizaje tendrá que partir de cero nuevamente~ pensé fastidiado, pues le había dado la opción a aquella bruja para que practicase sus hechizos y definiera bien sus objetivos antes de optar por intentarlo otra vez; pero tal parecía que Helike no había valorado mi gesto, y eso me molestaba a fondo, sin sumar mi recelo innato con el pacto que mi pueblo había firmado con los directores de la Universidad con tal de enseñar a los magos nuestras costumbres y artes ancestrales. ~Sely... ¿Estás ahí?~ pregunté al despegar un ojo con mucha dificultad, pues el sol invernal se reflejaba en los finos cristales de arena que estaban por doquier en aquel desierto que tanto amaba. -Sí, señor... He venido a informarle que el director Tonks se acerca a pasos agigantados, como si el mismísimo Asenath le persiguiese. Viene a vincularse a su sapiencia- me informó con prontitud; tanto así que no dudé en incorporarme de un salto (pese a mis temblores matutinos) para encaminar mis pies descalzos hasta un manantial con tal de lavar mi cara con aquella agua sagrada que reconfortaba mi espíritu y revitalizaba la energía de mi cadena... mi amuleto. No confiaba en los humanos de corta vida, aunque no eran aquello a lo que más toleraba con el sudor de mi frente. Los Arcanos no eran santos de mi devoción, y pese a que podía demostrarles cordialidad en las escasas reuniones a las que nos citaban; nunca, jamás les daría la espalda para que me clavaran un puñal a sangre fría... no eran sujetos de fiar. ~Quiero que nos dejes a solas, Sely. De este tipo me encargaré personalmente. Algún trato preferencial tendrá que tener al ser el director ilustre de los osados que buscan mi conocimiento. Vete por ahí... te dejo el día libre~ le ordené a mi leal amigo, a sabiendas de que no se iría a más de unas manzanas de distancia por temor a que algo malo me pasara o perdiera la paciencia que tanto me costaba adquirir y que muchas veces la demostraba con ironía frente a mis alumnos. ~Buenos días, señor Tonks... No tiene que molestarse con presentaciones conmigo... sé perfectamente quién es usted y qué es lo que hace aquí. Ahora bien... Dígame... ¿Le atrae más la idea de volverse un mago poderoso capaz de usar el poder de la Vara de Cristal o... prefiere resguardar antes sus más preciados bienes de manos ágiles no bienvenidas?~ pregunté con un tono de pesadez evidente, al mismo tiempo que trenzaba aún más mi barba a la espera de una respuesta atingente.
  15. ~Muy astuta~ exclamé al ver que la señorita Delacour invocaba al Señor del Caos; beneficiándose en su totalidad y revirtiendo toda la situación adversa que yo le interpuse con mis habilidades, desde la recuperación de su varita hasta los efectos del Cinaede que nuevamente no funcionaba como yo lo tenía esperado. ~Vara de Cristal... Sectumsempra~ pronuncié tras hacer crecer mi varita hasta conformar un bastón que parecía que estuviese anexado a mi brazo. Luego hice uso de ~Curación~ para sanarme del ataque de la fenixiana, por mientras pensaba en una estrategia eficaz. ~Lumos~ vociferé nuevamente confundido, provocando que del extremo distal de mi vara emergiese esa molestosa luz que empezaba a fastidiarme.
  16. ~¿Qué has hecho muchacha?~ vociferé al ver que Mei hacía surgir tres fantasmas, los cuales invadieron el campo de batalla, revoloteando de un lado a otro con el propósito firme de proteger al equipo de los alumnos desde el próximo turno que ellos ocuparan en la contienda. La frase que pronuncié no fue en recriminación al aura en sí, sino al hecho de que la fenixiana no pudo protegerse del rebote del Expelliarmus que ella misma me lanzó; pegándole con fuerza y separándole de su varita (la que salió despedida a cuatro metros hacia su derecha). Por mi parte, el conjuro ponzoñoso que pretendí efectuar contra la mujer tampoco salió, quedando la palabra únicamente en un "Ci" sin lograr completarse para su fortuna. ~Es una lástima... ¿No lo crees Runihura?~ era lo que creía y se lo hice saber a la guerrera, notando que los fantasmas habían desaparecido. ¿Cómo podía ser posible que no se diese cuenta que podía perder la varita con una jugada así? Trágica interrogante que no paraba de cruzarse en mis pensamientos; la misma que me hacía reflexionar día a día sobre si los extranjeros eran dignos de recibir el conocimiento Uzza que con tanta suspicacia guardábamos. ~Cinaede~ volví a susurrar, pero esta vez el hechizo sí daría en el blanco, pues aquel efecto era mucho más rápido que la carrera que Delacour tendría que recorrer para recuperar su arma que yacía sobre el terreno de Catalina. Esperé unos breves segundos, pero mientras pasaba lo que debía ocurrir, orienté mi varita en contra de Thomas para atacarle sin piedad. ~Petrifi... ¡LUMOS!~ (~¿Qué demonios?~ pensé) grité como un demente (actitud que no iba con mi personalidad), haciendo que del extremo distal de mi varita saliese una luz que por poco y me deja ciego.
  17. ~Comparto tu gusto, Runihura~ le respondí, viéndole dar pequeños saltos para aproximarse hasta mí con prontitud al percibir la llegada de Thomas y luego de la señorita Delacour; a quienes recordaba con entusiasmo tras sus pruebas de duelos respectivas en base al arte de Los Ancestros, previo a Las Auras. ~Me alegra saber que ambos continuaron con sus ansias de aprender más de nuestras costumbres y poderes... Les felicito~ fueron las únicas palabras que les brindé a los muchachos antes de sacar mi varita y colocarme en posición defensiva frente a cualquier maniobra que uno de los dos alumnos realizara en contra de mi equipo. ~Kansho~ pensé para repeler el encantamiento de desarme que Mei efectuó; invocando una daga que absorbió aquella luz roja, devolviéndola contra mi agresora de inmediato. ~Astuta jugada... pero espero más de usted, señorita~ platiqué viendo el trayecto del hechizo; y sin esperar más tiempo decidí copiar el movimiento de mi hermana Uzza, apuntando nuevamente hacia Delacour. ~Cinaede~ susurré, y casi espontáneamente un gas ponzoñoso rodearía a la hechicera, quien lo aspiraría y le envenenaría.
  18. ~¿Es que nadie goza con el descanso ajeno? Dime Sely... ¿Tu júbilo no se tranquiliza al verme reposar?~ le pregunté a mi leal amigo en cuanto éste terminó de rezar lo que el pergamino traía escrito. Era una misiva muy peculiar que me invitaba a librar un duelo en contra de dos alumnos que habían logrado pasar con éxito la primera fase del crudo aprendizaje que Ruhinura ofrecía a sus sumisos académicos; especialmente por la exigencia física que involucraba el hecho de tener que lidiar con una de las Uzza más jóvenes de la tribu de los tiferim. ~Señor... La citación es para hoy. Tiene que prepararse, porque la señorita...~ alcanzó a expresar mi acompañante, debido a que yo mismo le hice un gesto de que no continuase con sus palabras, pues me dolía un poco la cabeza tras la larga siesta que tuve bajo el follaje sombrío del Árbol de Fuego. ~Lo sé, Sely... No tienes de qué preocuparte, viejo camarada. Iré en unos minutos a la cima de ese monte que tanto le agrada a la morena. Primero beberé un poco de agua... Tengo sed~ dije antes de ponerme de pie con un poco de dificultad, teniendo que apoyarme con mi mano sobre el tronco para no perder el equilibrio luego de una tenue sacudida de esos molestos temblores que me eran muy complicados de controlar. Mientras caminé hasta una de las orillas más accesibles del riachuelo que estaba próximo a la plaza; medité sin cesar en varias cosas que me aquejaban a estas alturas de mi vida. ¿Realmente me había convertido en un viejo sin remedio y ermitaño? La respuesta no era sencilla de resolver a ciencia cierta, sobretodo porque siempre había sido muy reacio a compartir con extranjeros e incluso con mis propios hermanos; prefería la soledad o la grata compañía que la naturaleza, con su flora y fauna, me podía brindar sin exigencias ni traiciones mundanas. Me arrodillé con cuidado de no caer; y con mi diestra, imitando la forma de un cuenco, recogí un poco de ese líquido vital que no tardé en llevarme hasta la boca para mojar mis labios; sonriendo tras el primer sorbo. ~Cuida de casa, Sely~ fue lo que pronuncié al sentir que mi acompañante estaba a mis espaldas; y, sin darle la mirada, me puse de pie sacando mi varita para hacer que el "Haz de la Noche" se materializara frente a mí; cruzándolo sin espacio para incertidumbres. ~Me fue sorpresiva esta invitación, pequeña hija de Atsu~ susurré en idioma Uzza la última frase, con tal de que sólo Ruhinura escuchara y percibiera aquella nota de "ternura" que sentía por una consanguínea que fácilmente podría ser mi nieta; sumado al hecho de que yo había combatido al lado de su abuelo en un par de batallas pasadas, lo que me daba un grado de "familiaridad" que no sentía por todos mis hermanos. ~Siempre te ha gustado la paz que este monte irradia a quienes se atreven a escalarlo ¿No es así? Catalina... Tierra de campeones~ agregué mientras me acercaba a la posición de la guerrera sobre una elevada roca, fijando mi atención en sus grandes y expresivos orbes castaños profundos; pese a que aquel momento fuese interrumpido por un ruido que me hizo girar la cabeza. ~Alguien se acerca~ musité.
  19. Khufu

    Libro de los Ancestros

    ~Mi Señor, ya pronto amanecerá... Recuerde que por el momento no tiene nada que hacer hoy~ fue el balbuceo que sentí en mi oído derecho, tal como si el zumbido de una abeja me cantase para despertar. Era la voz de Sely, quien estaba a mi lado mientras mi cuerpo envejecido descansaba apoyado en uno de los tantos árboles que rodeaban al ejemplar de fuego en aquella plaza que en reiteradas ocasiones pasaba a ser mi hogar, dejando de lado mi rústica tienda. Desde que mi Mintaka se había marchado al mundo de los muertos; mi existencia vagaba por la Tierra sin un sentido propio, tal vez lo único que me mantenía en pie era poder traspasar mis conocimientos a magos que lo merecieran; pues así el legado del Pueblo Uzza no se perdería con los años. ~Ya te he oído, viejo amigo. Tendrás que tener un poco de paciencia conmigo... Ya mis brazos y piernas me pesan; y mis ojos se nublan como pensamientos vacíos. La eternidad no es algo fácil de llevar, especialmente si sólo te acompaña la soledad~ La tonalidad anaranjada del firmamento me recordaba bastante al color de la piel de mi amada; y era por ese único detalle que me agradaba despertarme al alba junto a Sely, el único ser ajeno a mi gente que se había ganado una cuota de confianza que yo únicamente se la daba a los animales, que para mí sí sabían de lealtad y agradecimiento cuando uno los cuidaba con esmero. ~Mira Sely ¿Lo ves? El sol... Es tan magnífica su luz, querido amigo. Extraño aquellos días en que mis pupilas se iluminaban con él tras asomarse por la Montaña Quebrada... También el matiz dorado que tomaban las arenas de Egipto...Todo me recuerda a mi Mintaka. En la próxima vida~ murmuré como siempre lo hacía, incluso cuando pasaba horas pintando jeroglíficos en su tumba. Un ligero temblor sacudió mis manos cuando las posé sobre los hombros de Sely, quien sonrió como de costumbre, sin decir nada que osara en molestarme. Él sabía que yo no era un hombre joven ni un guerrero con la vitalidad de antaño como el resto de mis hermanos, pero eso... sí, aquella prolijidad hacía que él me respetase aún más. No sabía si pronto acudirían más aprendices a mi encuentro, pero por lo cercano debía preparar mi mente para enfrentar a la única bruja que no pudo conseguir vincularse al Libro de Los Ancestros, Helike. ~Sely... Iré a meditar cerca del lago. Prepara un buen desayuno para nosotros... Necesito recuperar mis fuerzas~ pedí con amabilidad antes de que mis pies descalzos se internasen en el sendero que me llevaría al manantial desértico donde podría pensar en cómo mi habilidad ancestral podía ayudar a Rambaldi en su proceso de formación espiritual.
  20. @@Thomas E. Gryffindor @ @ Siendo 17 de Agosto, procedí con el cierre de la Prueba del Libro de Los Ancestros. Thomas y Anne... Ustedes han sido vinculados al Libro ¡Felicitaciones! Resguarden mi conocimiento en su alma. Helike... Tu situación es diferente. Siento mucho tener que reprobarte, pero creo que es necesario. Los motivos no son muy difíciles de entender, y dicen relación al no seguir la dinámica del duelo de forma correcta (tu error con la Arena Mágica del Desierto) y el no saber emplear los hechizos "Kansho" y "Vara de Cristal" como se debiesen utilizar. En un post mío anterior cuando tuve que intervenir al ver que el duelo no estaba siendo bien llevado por ti; te comenté el hecho de ingresar con la Vara de Cristal en la mano desde el primer post, y no hacer uso de ella en tus siguientes 3 turnos; sumando la mala invocación de Kansho por un error tuyo en los tiempos e intercalaciones. Quizás en Libros anteriores se pueden pasar por alto situaciones así; pero ya estás en Ancestros... y el nivel de exigencia es mucho más alto. Por mi parte, como profesor y guerrero Uzza, te insto a que trabajes más el tema de los duelos para que aprendas a usar los hechizos de buena forma en un futuro que espero que sea próximo. Como te lo comenté en el rol de cierre, tendrás que enfrentarte a mí cuando decidas matricularte de nuevo en la Prueba de Vinculación... y no te pido que me ganes, sino que cumplas con las expectativas y lleves un duelo como debiese ser... o mejor dicho a la altura de una bruja que tiene tu poder y nivel mágico. Practica, lee, pregunta... yo creo que muchos, me incluyo, podemos brindarte una mano para que esto te sea más "familiar" y no una tortura ni dolor de cabeza. ¡Ánimo y te estaré esperando!
  21. Todo ocurrió muy rápido... Thomas se me adelantó de forma magistral y aprovechó una pequeña brecha de segundos para desprender, de mi mano hábil y diestra, mi poderosa Vara de Cristal azul, la cual saltó a más de dos metros de mi ubicación; cayendo al suelo frío de la fábrica antes de poder pronunciar el hechizo ponzoñoso en su contra. Como era de suponerse; Gryffindor luego usó el encantamiento aproximador de objetos y consiguió quedarse con mi arma sin que yo pudiese hacer nada para evitarlo, sólo me limité a sonreír complacido con el resultado de aquel duelo. Si mi mente experimentada no me jugaba una mala pasada en cuanto a sucesos pasados memorase; creía recordar que solamente Runihura había sido capaz de ejecutar aquella jugada maestra en mi contra, incluso los duelos con Asenath no habían llegado a tan lejos como aquel. ~Así es, joven Gryffindor. Felicitaciones por tu logro... Este duelo terminó~ fue lo que dije mientras dirigía mi aletargado caminar hacia donde estaba el adolescente junto al león que prontamente se desvaneció, dejando entrever un tonel metálico idéntico a los múltiples que estaban ahí en la fundición. ~Te voy a pedir que me entregues mi varita, por favor~ le solicité; recibiéndola en mis manos de forma inmediata, justo en el instante preciso en que mi cabeza se giró para observar el avance que llevaba la contienda entre Anne y Helike. Gaunt era, a ciencia cierta, mucho más astuta que la española... y eso me preocupaba. Nunca había visto a una bruja errar tanto en la realización de hechizos Uzza, y menos a estas alturas donde el Libro de Merlín estaba tan cerca de ser adquirido. No podía concebir el entregar mi poder de Los Ancestros a alguien así; iba en contra de mis ideas y creencias más arraigadas con el pasar de las generaciones de mi pueblo. Sí, podía ser considerado un tipo que no miraba el esfuerzo previo; pero también era un maestro exigente a la hora de transmitir mi sapiencia, y Rambaldi no estaba a la altura espiritual que yo necesitaba captar o sentir para quitar aquel recelo que guardaba en mí. ~Muy bien, señorita Directora. Ha logrado ponerse a la altura de este Libro en poco tiempo. Le felicito... pero no así a usted, Helike~ comencé diciendo mientras me encaminaba hasta las otras aprendices, dejando a Thomas atrás con tal de que éste recuperase sus energías luego de utilizar dos veces su Vara. ~Ha sido una alumna constante en el aprendizaje previo, Rambaldi... pero su habilidad con la varita deja mucho que desear. ¿Usted pretende enfrentar a Runihura, Gahíji y Asenath con ese nivel tan básico? Yo creo que ni el Amuleto de la Resurrección podría revivirla tanta veces... Dele gracias a la consideración que su compañera ha tenido para con su vida~ dije con dureza; sabía que estaba actuando con todo el rigor que podía demostrar, pero anhelaba de que Helike le tomara el peso a mis palabras y no se tomase a juego algo que podía costarle su existencia, aunque fuese una vampiresa de raza inmortal. ~Anne... Puedes entregarle la varita a Helike, sin problemas. Vuestro duelo también ha culminado. Vuelve a tu hogar para que descanses, mujer~ musité, devolviéndole la mirada cruda a Helike. ~En cuanto a usted, señorita Rambaldi. Espero que tome consciencia y regrese aquí convertida en una mujer madura y renovada. Practique los hechizos con magos y brujas que ya posean mi conocimiento... el de Los Ancestros. Y cuando esté lista para enfrentarme... porque así será, Helike... Tendrá que empuñar su varita en mi contra... Te estaré esperando. Que tengan buenas noches~ fue con lo que terminé antes de conformar el "Haz de la Noche" para ir al encuentro de Sely en mi carpa en pleno desierto.
  22. ~Sabía que no desaprovecharías aquel espacio en blanco sin escribir, Gryffindor~ contesté, mientras arrodillado sobre mi pierna derecha traté de descansar un momento, a su vez pensaba en "Episkey" y "Curación" para quedar libre de dolencias de todas esas heridas que recubrieron de sangre las antiguas cicatrices en mi pecho desnudo. Cuando por fin logré ponerme de pie íntegramente, pude contemplar que un león custodiaba al mago; verdaderamente el nene no perdía sus esperanzas en ganar su duelo. ~Thomas... serás testigo del poder de un guerrero Uzza. Ya no tendré compasión por ti ¿Entendido? Ven a mí Vara de Cristal~ invoqué antes de que el tatuaje de mi brazo diera paso a mi poderosa artillería que compartía el color con el arma que servía de pilar para Elros. Pensé breves segundos en una estrategia para herirlo sin que el felino se interpusiera en mi objetivo; hasta que finalmente recordé una manera. ~Cinaede~ susurré; esperando que el veneno gaseoso extraído a partir de los Pétalos de Pensamientos, que mis tres aprendices analizaron en aquel campo escondido en la gruta desértica, fuese el que culminase con la vida y la luz de los ojos del adolescente. La invisible ponzoña penetraría en sus vías respiratorias, cortándolas, para luego dar paso a una incontrolable hemorragia interna y derrame pleural masivo que originarían un letal shock sistémico. Pero si Gryffindor lograba sobrepasar la barrera del primer ahogo, tendría que ocupar obligatoriamente muchos de sus hechizos sanadores para borrar de lleno las secuelas de tal magistral encantamiento mortífero, pues mi nivel mágico era muy superior al común de los magos y brujas de Ottery St. Catchpole y del mundo entero.
  23. @, @ & @@Thomas E. Gryffindor Aprendices, me he visto en la necesidad de pasar por aquí a dar algunos consejos y directrices sobre los duelos que estamos llevando en la Prueba del Libro de los Ancestros. Pese al menoscabo del día domingo pasado con el servidor del foro, siento que Helike está muy perdida en cuanto a los tiempos de sus hechizos versus los de Anne; es por eso que he confeccionado una Tabla para que la revisen todos. Duelo Helike v/s Anne Anne: Cinaede (A1,T1) Helike: Anapneo (A1,T1) ¿Vara de Cristal? Anne: Morphos (A1,T2) {Tigre adulto-T1} Helike: Episkey (A2,T1) Anne: Flechas de Fuego (A2,T2) Helike: Oppugno (A1,T2) {Controla al Tigre} Anne: -.- Helike: Kansho (A2,T2) Aclaraciones: 1) Helike en tu post de entrada (Link) ya hablas que vas con tu "Vara de Cristal" ¡Ojo ahí! Sólo se puede invocar 1 vez por duelo (excepto del Nivel 45 en adelante que es: 2). También recordarte que su duración es de 3 turnos y que se puede usar 1 vez por turno (1 acción). 2) Según la Tabla de Tiempos, Anne intercaló su Morphos (efecto) a tu Episkey que es la segunda acción de tu primer turno; por lo tanto al usar Oppugno en el tigre como tu primera acción de tu segundo turno, no logras defenderte de las Flechas de Fuego; así que éstas impactan y el Kansho no sirvió para nada... es más, Anne te lo puede volver a intercalar en el espacio de tiempo que tiene disponible ahí. 3) Helike... Lee bien. La Arena Mágica del Desierto entra en el tercer turno de cada duelista; tú vas en el segundo, y ya pusiste en el rol que la misma te cegaba por completo antes de usar tu hechizo controlador... Por favor, no caer en errores a estas alturas de los Libros. Duelo Thomas v/s Khufu Thomas: Flechas de Fuego (A1,T1) Khufu: Obsistens (A1,T1) Thomas: Maldición (A1,T2) Khufu: Ignea (A2,T1) Thomas: Cantar de Eleboro (A2,T2) Khufu: Obliviate (A1,T2) Thomas: Kansho (A1,T3) {Intercambio de Daños} Khufu: Desmaius (A2,T2) Thomas: -.- (A2,T3) Pierde Acción para recuperarse del Desmaius Khufu: -.- (A1,T3) Pierde Acción para recuperarse del Obliviate Thomas: -.- Khufu: Cantar de Eleboro (A2,T3) Aclaraciones: 1) Thomas; hasta el momento estamos bien. Perdona por la edición de mi último post. Tuve que hacerlo porque me salió cortado por problemas de internet. Puedes continuarlo como está.
  24. La sensación de haber perdido un recuerdo valioso y no saber cuál de todos fue, me dejó helado. Mi hechizo había sido regresado con la misma intensidad hacia mí gracias al poder de la daga ancestral que muy bien conocía, pues yo mismo la había utilizado en incontables enfrentamientos junto a los míticos integrantes de mi pueblo. Pero también, allí en el suelo y a una distancia prudente para un duelo, se encontraba Thomas totalmente petrificado; detalle que no me extrañó en lo absoluto tras la aceptación por parte del joven pelirrojo acerca del intercambio de daños. De pronto, una feroz tormenta de arena se hizo presente en la fundición abandonada, y mi visión desapareció fugazmente como si de un acto de magia muggle se hubiese tratado. No estaba dispuesto a esperar a que mi sentido retornase a la normalidad de forma lenta y paulatina, así que alcé mi varita y pronuncié el "Cantar de Eleboro" como recurso de protección ante dicho menoscabo físico. La vibración musical no tardó en nacer, y pronto mis ojos volvieron a ver tal como antes, e incluso con mayor agudeza visual que lo de costumbre. ~Muy bien hecho. Kansho es un buen aliado si sabes cómo y cuándo ocupar su poder. Levántate, joven Gryffindor. Esto aún no culmina~ subí con fuerza el timbre de mi característica voz colmada de experiencia, anhelando que Thomas pronto se pusiese de pie. OFF: Tuve que editar porque el post salió cortado. Perdonen, especialmente Thomas
  25. @ @ @@Thomas E. Gryffindor Aprendices del Arte de Los Ancestros; paso por el tópico a avisar que consideren el día de ayer (Domingo 13/08) como "Nulo" para efectos de responder los duelos de la Prueba, debido a los problemas que aquejan al foro tal día, como ya conocemos todos. Así que las 24 hrs de contestar al último post de su rival, van a ser consideradas sin tomar el día de ayer; así que tranquilos. Continúen sus duelos con normalidad. Ya falta poco para que su caminar culmine, y espero que sea favorable para sus expectativas personales.

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