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Khufu

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Todo lo publicado por Khufu

  1. Ahí estaba otra vez entrometiendose en una clase ajena. Todavía no conseguía plantear con seguridad una hipótesis del porqué sus compañeros Uzzas lo escogían a él. Incluso había sido él quien había realizado un anuncio importante durante Halloween. No comprendía el porqué le daban tareas que no le correspondían, menos entendía el porqué las aceptaba sin protestar. No se consideraba un hombre blando como para aceptar cualquier propuesta que le hicieran aunque tampoco sería tan infantil como para rechazar solo para sentirse más rudo. A diferencia de Runihura, Bakari no le había dado instrucciones sobre qué tan rudo ir contra su oponente. Tampoco le conocía demasiado como para saber si podría resistir una batalla en donde utilizara gran parte de su poder. Por lo mismo, decidió ir lento para ir adaptándose dependiendo de las capacidades del mago aunque tampoco lo subestimaría. Levantó su varita esperando que Bastian comenzara el duelo a pesar de ser él quien había llegado primero. Unos hilos plateados surgieron de la varita de su contrincante luego que éste aumentara su poder gracias a la rueda que Bakari le había enseñado. Ante él aparecía un tigre de bengala que a pesar de su fiereza había sido destinado a la protección de su creador, o eso había supuesto cuando no recibió ningún ataque al cabo de unos segundos. Poseyendo herramientas como sus dientes y colmillos como para ocasionar graves heridas, el animal había sido reducido a un escudo. — Espejo de niebla... Al utilizar el espejo de niebla había inducido a todos los presentes en un estado hipnótico tan potente que incluso modificó la realidad, permitiéndole realizar hechizos que estaban fuera de su control. Las palabras hacen realidad pensó. Sin embargo, existía una restricción y ésta consistía en solo poder utilizar hechizos que se hayan utilizado ante su presencia y, por lo mismo, se vió obligado a imitar el corpus patronus de su rival. — ... Corpus Patronus Similarmente como había ocurrido con la varita de Bastian, unos hilos plateados surgían rápidamente de la varita de Khufu formando un tigre de bengala de las mismas características de la criatura anteriormente invocada. La única diferencia era su destino, mientras la primera buscaba ser el escudo de Bastian, su criatura viajaba decidida a dañar al oponente. Sería la espada de Khufu, por lo que primero debía deshacerse de su símil al cual mordería en su cuello con tal de asesinarle de un solo golpe. Mientras aquello pasaba Khufu no podía quedarse detenido por lo que pensó en Arena de Hechicero. Su objetivo era sencillo, cegar a su oponente restringiendo sus movimientos al verse imposibilitado de ver. Aquellas arenas eran, ciertamente, algo tétrico pues eran el resultado luego que los huesos de un mago fuesen cristalizados al morir mediante fuego mágico. Esperó que a su tigre de bengala le fuese bien contra el otro patronus corpóreo mientras.
  2. Buenas tardes Ishaya, paso a explicarte la situación aunque seré algo breve. Esperaba que los directores se pasaran a avisarte, pero ya que viniste por acá te explico. Luego de estudiar tu situación, decidí que no te encontrabas apto para iniciar la prueba y, por ende, debías recursar la clase. Por lo mismo dejé de responderte esperando que la Dirección de la Universidad pasara a avisarte. Si quieres ejercer tu derecho a réplica, por favor manda un mp a los directores para no empañar este topic, además que es algo que debe hacerse por privado. Saludos.
  3. Khufu

    Libro de los Ancestros

    Esperó unos segundos para oír algún comentario o duda respecto a los dos poderosos amuletos que le había enseñado: El amuleto anti-robo y el anillo de la presencia. No obstante, nada sucedió, ni siquiera un cambio en su semblante. Khufu debatía internamente si el mago había sido capaz de utilizar a cabalidad el anillo de la presencia o no pues no había manifestado ningún ápice de interés o sorpresa ante su poder. Sin embargo, se conformó con su escueta frase para continuar. Con un casi imperceptible movimiento de su varita invocó en su mano libre cuya empuñadura era de plata. Un débil reflejo del sol aunque teñido de un color dorado y verde golpeó efímeramente la vista de Ishaya. La daga poseía orfebrería tanto en oro blanco como en dorados además de diamantes y esmeraldas. Era sin duda una bella obra, elegante y poderosa. Se quedó unos segundos viéndola como si estuviese recordando un pasado mejor. — Esta daga recibe el nombre de Kansho, con el poder del libro ya deberías ser capaz de invocarla. Nuevamente esperó unos segundos con el fin de que su alumno invocara dicha arma sin necesidad de que él se lo pidiera. Sin embargo, no fueron más de diez segundos pues después de ello simplemente continuó con su explicación. — Debes saber que es muy poderosa, un pequeño roce con ella y será suficiente para partir un diamante. Claramente esto no es todo su poder, su verdadera función es absorber la magia de enemigos. Para ello retienes un ataque en el Kansho para posteriormente lanzarlo de vuelta a tu rival no importa si la magia que absorbes es más poderosa de la que puedes realizar... aún así la absorberá y la podrás devolver. Se detuvo unos segundos para dar pie a que el mago realizara alguna duda antes de continuar. Bien podría él aclarar ciertos puntos que todavía no había explicado pero deseaba saber si surgían dudas nuevas o si siquiera le había puesto atención. Sin embargo, antes de darle tiempo para ello el obstáculo que había preparado en aquel lugar se activó. Desde diferentes direcciones del bosque aparecían estatuas de antiguos Guerreros Uzzas que habían muerto en batalla. Aquellas figuras humanas tenían solo un objeto: atacar al mago sin piedad. Sin embargo, el Uzza había restringido el poder de las estatuas para que solo pudieran atacar una a la vez. No quería que su alumno se viera rodeado por cuatro rayos cada uno de un punto cardinal distinto. Se sintió extraño ver a sus compañeros Uzzas caminando otra vez pero tenía el consuelo de que ahora estaban sirviendo en los cielos a la Diosa Uzza. Algún día le tocaría a él pero no iba a apresurar aquel momento. Todavía tenía un propósito en la Tierra y lo debía realizar. La estatua de una mujer con el cabello trenzado y un tatuaje en su vientre descubierto fue la primera en atacar con un desmaius. No sabía quién sería el próximo pues no lo había decidido con anticipación pero si poseían el mismo carácter que en vida, el siguiente sería el hombre ubicado al Oeste y probablemente si atacaría a matar. Su cabello, como todos los Guerreros Uzza, tambien iba trenzado y su edad era alrededor de la misma que aparentaba Khufu. De los otros dos no sabía cómo reaccionarían ni en velocidad ni en agresividad.
  4. Khufu

    Libro de los Ancestros

    Khufu no replicó aunque tuviera los deseos de hacerlo ¿llamar justicia a cumplir la ley? Eso le parecía incongruente respecto a lo que había dicho al principio de proteger la vida. Él había sentenciado con seguridad que acabar con una vida era un crimen sin embargo no creían que acabar con la vida del asesino fuera proporcional pero aún así hay lugares donde las leyes permitían la sentencia de muerte. Por lo tanto, su justicia se veía regida únicamente por las leyes más que en sus creencias o, paradójicamente, su justicia. Para él, eso se alejaba completamente de lo justo. Notaba una clara desconfianza en el actuar de Ishaya pero no se detuvo mucho a tratar de arreglar aquella situación. No tenía intenciones de pedir que alguien confiase en él o en su pueblo, como tampoco él iba a confiar en un clan que cada vez le parecía menos interesante. Tampoco se iba a cerrar a escuchar a otro miembro de dicho clan si se aparecía frente a él, quizás los fundamentos del clan no eran los equivocados y solo Ishaya había escogido mal sus palabras. — Vamos, sígueme.— dijo con un tono más duro de costumbre debido al cansancio. Abrió un portal con el Haz de la Noche que había invocado. Esperó que el mago cruzase antes de hacer lo mismo. El destino que se encontraba al otro lado del portal era un bosque con bastante vegetación, las aves volaban sin preocupación y el aire era limpio. Al cruzar el portal Khufu dió una gran bocanada de aire en un intento de recuperar las energías y la paz. Prefería estar en la naturaleza en tranquilidad que estar rodeado de personas, sobretodo con algunas personas que desperdiciaban su tiempo solo quejándose de la vida, de la falta de tiempo pero no eran capaz de disfrutar los pequeños detalles. — Como podrás notar, el libro ya no se encuentra en tus manos. Esto se debe a que aquella sala estaba protegida por el amuleto Anti-robo. Este amuleto tiene la forma de una porcelana, la cual que representa al dios griego Hermes con su casco alado. Su poder impide que puedan robar en los lugares en donde se encuentra colocado. . Era, sin duda alguna, uno de los amuletos favoritos en su posesión. Poseer el poder de proteger sus objetos, sus libros, sus pertenencias era algo que agradecía a la Diosa. Con la cantidad de secretos que escondía en su colección de libros muchos habían intentado robarle pero gracias a aquel amuleto les había resultado imposible. — Por otra parte, como colocaste una gota de la esencia del Anillo de la Presencia puedes ver en dónde se encuentra el libro y ver todo alrededor. Solo debes concentrarte en que lo quieres ver. Siente la esencia. Obviamente el libro seguiría en la biblioteca, incluso volvería al estante. Ishaya gracias a aquel anillo ahora podía ver aquella habitación en la biblioteca como si el libro se hubiese convertido en sus ojos. Esperaba que la concentración no fuese un problema para el mago, al menos nadie hasta ahora había tenido problemas para ver en un lugar lejano. Luego se encargaría de destruir la conexión con el libro de Sely, no tenía intenciones de dejar la posibilidad de un espía en aquella biblioteca.
  5. Khufu

    Libro de los Ancestros

    — ¡Oh!.— dijo con desgano aunque lo intentó disfrazar. Su respuesta no le había satisfecho demasiado. Su respuesta había sonado como alguien sin individualidad. Un discurso que había sido inyectado por el líder de algún grupo. No sabía si debatir o no sus comentarios porque temía que el mago se sintiera ofendido. Sin embargo, lo hizo de todas formas. Si se sentía ofendido bien podría dejar la clase hasta ahí. — ¿Y ustedes son los que deciden qué castigo se merece?.— preguntó con ingenuidad.— ¿Cómo se ganaron dicho derecho?.— no sabía si alguna vez el mago se había hecho aquellas preguntas.— ¿Y cuales son esos castigos? ¿encerrarlos en Azkaban? ¿No crees que es incluso más humanitario arrebatarle sus vidas antes que dejarlos privados de libertad y siendo devorados lentamente por los dementores? ¿No es esa tortura aún peor que el agravio cometido? ¿Cómo pueden cuantificar la valía de una vida?. Había realizado todas las preguntas de golpe. No sabía si su aprendiz sería capaz de recordar todas las preguntas que había realizado aunque tampoco creía necesario escuchar una respuesta. A lo largo de su vida había asesinado y había visto a sus seres queridos morir. Había visto gente buscando venganza, personas escudándose en un falso sentido de la justicia para sentirse reconfortados. La justicia no podía ser universal, era personal y que un grupo de sujetos se creyera con la potestad de juzgar a otros bajo el nombre de la justicia era algo que no le agradaba. Podían hacer cumplir reglas, leyes, incluso castigar pero llamar a ello justicia le parecía una grave equivocación. Sonrió amablemente mientras señalaba a un libro de tapa roja que se encontraba bastante roída. Lanzó una mirada de recriminación a Sely por no cuidar del todo bien sus bienes. El libro se encontraba en un rincón del estante, bastante alejado del resto de los libros por lo que no debería serle difícil a Ishaya seguir sus instrucciones. Había escogido aquel libro precisamente por ello, no tenía intención de perder más el tiempo porque el mago no se decidiera por tomar un libro. Movió su cuello mientras tanto. Estar tanto tiempo ahí sentado leyendo había causado que sus músculos se volvieran rígidos y por ello algo torpes. Cuando el mago ya había acercado el libro, pues eso esperaría antes de continuar, decidió empezar con la enseñanza de los poderes del Libro de los Ancestros. — Utiliza tu mano para sacar una gota de esencia mágica desde tu Anillo de Presencia y coloca dicha gota en el libro que te pedí que sacaras.
  6. Khufu

    Libro de los Ancestros

    Algo en sus palabras le causaba algo de duda. No se lograba decidir si de verdad el mago era tan débil de carácter o actuaba así solo para parecer educado, aunque no cabía duda de que esas no eran palabras que le interesaban oír. No le molestaba que se presentara allí con la humildad de un aprendiz, pues eso era, pero no creía que realmente lo sintiera sino más bien eran frases prefabricadas para generar un buen ambiente. — Pues entonces dime ¿Qué es la justicia para ti o para tu clan? Siempre era agradable oír palabras con real contenido en ellas y no solo frases vacías. Muchos sabios pasan años tratando de encontrar respuestas incluso más triviales que aquella pregunta que acababa de hacer. Resultaba extraño, a lo menos, que todo un clan poseyera la misma definición de justicia entre todas sus tropas. Le interesaba más aquella respuesta que todo lo otro que había comentado el mago. Realmente poco y nada le importaba la lucha contra mortífagos o los miembros de la Orden del Fénix, tampoco algo tan cliché como proteger a la familia. A pesar de que él era de la idea que era más importante conocer al alumno antes de enseñar los poderes que contenían el libro. Sin embargo, era una buena oportunidad para introducir uno de los amuletos. Era uno de los objetos más útiles que se encontraban en su haber. Sería interesante ponerlo a prueba para que su alumno viera su actuar aunque sabía que no fallaría, también sabía que su amuleto no lastimaría a Ishaya. — ¿Vamos? Aunque necesitaremos un libro de aquel estante.— dijo mientras apuntaba a su derecha. Aquel estante era una recopilación de los libros privados de Sely el cual le quedó mirando un poco confundido con su instrucción aunque no tardó en comprender lo que intentaba hacer. La biblioteca poseía en sus interiores una sala exclusiva para la colecciones de Khufu y por lo mismo, había colocado el Amuleto Antirobo en el lugar. Nunca se había dado cuenta si alguien había intentado robarle pero si es que lo habían intentado el amuleto había protegido sus pertenencias. Todos podrían salir de la sala, pero sea cual sea el libro que Ishaya haya intentado sacar del lugar no habría logrado conseguirlo. Derrotar la magia de aquel objeto era casi imposible, habían formas pero no le correspondía a él enseñar la magia capaz de de confundir la protección del amuleto. Además dudaba que poseyera la capacidad para realizar aquel nivel de magia tan poderosa.
  7. Se sintió agradecido al verse liberado de aquella aura tan molesta. Sin duda dejar de perder el tiempo realizando constantemente un alohomora les ayudaría a tomar más la ventaja. Su sonrisa se desvaneció al ver como su compañera cometía un error al intentar utilizar hechizos más allá de su poder. No obstante, no había sido un error demasiado catastrófico por lo que decidió ignorar su confusión y continuar con el duelo ventajoso que llevaban hasta el momento. El cíclope lo miraba con su único ojo esperando atento información sobre a quién atacar y cómo hacerlo.—Absorvere— gritó la criatura con una fuerza desmedida. Las muñecas derechas de ambas mujeres (Leah y Runihura) se vieron fracturadas por la mitad gracias al efecto de su hechizo. Una sonrisa tenebrosa se formó en los labios de su invocación, como si estuviese disfrutando de causar daño a las brujas. Ante una mirada severa por parte de Khufu el cíclope guardó la compostura. —Cinaede— susurró Khufu por su parte con el fin de terminar el duelo lo más pronto posible. La niebla de gas fue inhalado por Runihura envenenándola al instante que ella hacía lo mismo con su compañera aunque claro, no era un veneno tan potente. Necrohands pensó su señor del Caos provocando que un par de manos fantasmales surgieran desde el suelo. Una mano se encontraba al frente de Taurogirl que no tendría problemas de poseer una mano en frente gracias a la Vara de Cristal. Mientras que la otra protegía a Khufu de cualquier ataque después de todo el mismo cíclope era inmortal y no necesitaba defensa alguna. Quizás se estaba excediendo pero recordó las palabras de Runihura: ‹‹No muestres piedad, yo no lo haré››. Podía simplemente desperdiciar algún hechizo o incluso esperar porque Leah reaccionara pues se había mantenido quieta desde que le había impactado las Arenas del Hechicero y todos los otros ataques. Bien podría haber curado a su compañera pero sabía que la mujer no tendría problema alguno liberándose de un escorpión y su veneno. —Vara de Cristal Sectusempra No era complicado materializar su Vara de Cristal ni mucho menos imbuir de poder al rayo para convertirlo en algo imparable, debido a su carácter instantáneo. El pecho de la bruja (Leah) comenzó a sangrar. Si no reaccionaba, Runihura al encontrarse en desventaja numérica difícilmente podría dar vuelta a la batalla. Luchar contra 3 enemigos donde uno de ellos es un Guerrero Uzza no es algo sencillo más si no se contaba con ningún apoyo. Sin embargo, había prometido no mostrar piedad. Las necrohands que la bruja había invocado de nada había servido para detener su ataque. Por último había decidido aprovechar el máximo de su fuerza, ya poco le importaba la prueba en sí sino tener un encuentro emocionante por lo que invocó el Aura de la llama del Fénix. Todos estaban invocando auras y parecía desubicado de su parte no hacerlo. Una potente luz con forma de fénix en llamas apareció iluminando el campo de batalla. La luz naranja que exhalaba envolvió a sus contrincantes restringiendo la magia tenebrosa que podían invocar. Así evitaría más Necrohands en el futuro.
  8. Vió como las arenas del hechicero impactaron en el rostro de Leah por lo que la bruja no podría atacar con facilidad al verse privada del sentido de la visión. Sonrió ante el actuar de su compañera, limitar a tu oponente solía ser el primer paso para un triunfo. Sin embargo, no era el último paso, debía continuar con un ataque sistemático y estratégico para hacer flaquear sus defensas y caer en la desesperación de la derrota. Se movió unos pasos a la izquierda. ‹‹Tu lo pediste›› pensó algo emocionado, esperando que la batalla comenzara a ponerse interesante. Y así fue. Concentró sus pensamientos para invocar a un Señor del Caos. No sabía qué le había preparado la suerte pero lo que sí sabía que cualquiera fuese el señor invocado desnivelaría la balanza enormemente. Por suerte, esta vez la balanza ahora estaba a su favor con la ayuda de un cíclope. ― ¡Silencius!― dijo con poca fuerza pero no caía en la debilidad. El Cinaede que la Guerrera Uzza trataba de enviarles que quedó en solo pensamientos. El cíclope por su parte utilizó la magia con la que contaba para realizar un Séneca el cual afectaría a Leah, la cual ahora no solo se encontraría sin visión sino prontamente sin habla. Su voz era ronca pero le sorprendió lo clara que había sido al realizar aquel hechizo. Khufu nunca había invocado a aquel Señor del Caos por lo que se sentía contento de haber descubierto algo nuevo respecto a aquel poder. Debido a la aura de confusión por la que había sido impactado no podía realizar nada más que un Alohomora que no servía para nada más que abrir la puerta de la victoria o al menos eso esperaba. Sin embargo, su ciclope continuó atacando aunque esta vez pronunciando un Anular Silencius, de esa forma Runihura no volvería a molestar silenciando a su compañera de bando.
  9. 1d7 Khufu invoca a un Señor del Caos
  10. Khufu

    Libro de los Ancestros

    Sely se levantó perezosamente de una silla algo vieja. No había pasado mucho tiempo desde que se había apoderado de aquella pequeña aula para convertirla en su oficina personal. No había mucho papeleo que hacer por parte de la Universidad pero Khufu siempre le pedía favores que, ocasionalmente, requería gastar bastante tiempo y energía en poder conseguir todo el papeleo necesario para satisfacer su deseo. Conocía lo suficiente a Khufu para saber que nadie conseguiría mantenerlo atado a una aula de clases. Muchas veces le había encontrado durmiendo en los terrenos de la universidad y muy pocas ocasiones bajo una carpa, no creía que nadie esperara encontrarlo dando clases bajo una edificación. ¿Quién será ahora? se preguntó cuándo un sonido interrumpió su descanso. Supuso que, al igual que unos meses atrás, se trataba de un estudiante y no se equivocaba. Esbozó una sonrisa de satisfacción al ver que su predicción se cumplía. Se acercó al estudiante luego de saludarlo cordialmente, no podía ser descortés o deshonraría a su maestro Khufu. Luego de explicarle la situación, lo guió para ayudarle a encontrar dónde se realizaría la clase. A pesar de que no sabía dónde sería y, probablemente, Khufu tampoco debía parecer como que si. Encontrar al mago normalmente sería un poco complicado, con lo amplio que eran los terrenos de la universidad. Por suerte, esta vez sospechaba donde podría estar por lo que se dirigió directamente hacia allí. *** Se colocó de pie rápidamente cuando notó la presencia de visitantes. Guardó el libro que leía sobre criaturas demoníacas en el estante más cercano, luego ordenaría pero no podía dejar que alguien se enterara de la existencia de aquellos particulares libros. Había colocado una gota de esencia mágica en la entrada por lo que no fue difícil enterarse de que tenía visitantes y sospechaba de qué se trataba. — Buenas tardes— dijo con un tono algo dubitativo, solía pasar horas leyendo por lo que solía perder la noción del tiempo. — ¿Nuevo estudiante? Gracias Sely Ya se había vuelto una agradable costumbre que Sely llevara ante él a sus estudiantes. Prefería que le avisaran de antemano pero, ciertamente, Khufu solía ser un mago difícil de encontrar si no se conseguía el tiempo para buscarlo a conciencia. No conocía al nuevo estudiante lo cual no era de extrañar pues no se había dado el tiempo para recorrer la sociedad Londinense. — Y bien, me gustaría que se presente ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué esperas lograr? y cualquier otra cosa que quieras agregar.
  11. Cerró con delicadeza la tapa de un libro de herbología que le gustaba releer de vez en cuando. Poseía ilustraciones hechas a mano de una excelente calidad lo cual le fascinaba. Si bien no odiaba los avances tecnológicos como las cámaras fotográficas, él prefería mil veces algo artesanal. Se levantó del suelo con algo de torpeza, se había perdido demasiado en sus pensamientos y la hora había pasado volando, y su cuerpo le recordaba que pasar mucho tiempo en la misma posición no era agradable. Guardó el libro en uno de los cientos de estantes que se encontraban en aquel espacio conseguido por él. Aquella biblioteca que había resultado de su colección privada de textos era su lugar preferido para pasar el tiempo. Nunca estaba mal repasar ciertos asuntos, más en aquellos tiempos difíciles. La tentación de sacar otro libro y continuar con su extensa hora de lectura era demasiada. Sin embargo, él cumplía sus palabras y debía encontrarse con alguien dentro de unos pocos minutos. Hizo un gesto gentil con su cabeza al oír su nombre. No tenía demasiados deseos de conversar aunque cambió de opinión al ver el entusiasmo con el que le recibía. ― No te preocupes, Runihura.― respondió con una sonrisa cálida. Recién había recordado el porqué había aceptado ir en su ayuda. No era interés en absoluto, sino un sentido protector. Quizás fuera por la apariencia infantil de la Guerrera añadido al hecho de que nunca fue ni será padre. Quizás quería ver cómo iban aquellas que habían sido sus primeras alumnas. No estaba del todo seguro pero parecía más probable lo primero aun cuando sabía que la bruja era mayor a lo que aparentaba. Las alumnas tendrían un largo y agotador camino que recorrer y probablemente se tomarían su tiempo para llegar hasta allí por lo que aprovecharon para tener una charla justa para conseguir mayores detalles de aquella prueba, detalles como hasta qué punto de seriedad quería en aquel encuentro. Él iba a ayudar, era un mero colaborador por lo que no iba a imponer sus métodos. Cuando llegaron, no les sorprendió ver un claro tono de cansancio acompañadas por sus ropas sucias y sudadas. Les dedicó una sonrisa débil de cortesía como saludo. Se alejó a unos ocho metros de Runihura, acercándose así a su compañera de duelo. Quedó a unos dos metros de distancia con su exalumna, metros suficientes para actuar sin estorbarse entre sí y lo suficientemente cerca como para ayudarse en caso de emergencia.
  12. Las cuerdas le comenzaban a molestar por lo que mientras su oponente se realizaba una curación de las heridas pensó en un Evanesco. Las cuerdas que se hallaban cerca , una en el cuello sobre la manzana de Adán y la otra en la boca, desaparecieron sin dejar rastro alguno. No tenía intenciones alguna de morir por la falta de oxígeno producida por ambas cuerdas además que perdía su capacidad del habla. Por un momento pensó en volver a utilizar las fuerzas del caos para invocar una rueda o a algún señor del caos. Sin embargo, no confiaba en ellas luego de la desventaja que le había dado hace segundos atrás por lo que mantuvo alejado aquellos pensamientos. Al parecer hoy no estaba de suerte y no quería volver a intentarlo. Prefería manejar fuerzas que sí podía controlar completamente. Seguía con una cuerda en los pies, que no le había causado problema alguno de equilibrio, pero había decidido mantenerla ahí ya que no le proporcionaba ninguna molestia. Además, tenía ideas un poco menos pasivas para realizar. Era el último turno en donde su vara de cristal seguiría activa por lo que iba a aprovechar de utilizarla nuevamente para así volver inútil a su kansho. Levantó su vara y apuntó con firmeza a su oponente. Las uñas de su rival comenzaron a crecer inmediatamente y a un ritmo impresionante. El Crece-uñas que había pensado y enviado a Katara había sido imbuido con el poder de la Vara de Cristal por lo que había tomado la característica de un efecto. No había margen de defensa aunque tampoco era un hechizo peligroso como los que había enviado anteriormente. No tenía intenciones de matarla o no por ahora. No obtenía ningún beneficio con ello. Su Vara de Cristal volvió a su forma original. Por su nivel, Khufu podía volver a invocarla otra vez durante el duelo; misma suerte no corría su rival la cual no poseía el nivel suficiente aunque estuviese cerca de ello.
  13. Como la prueba no era para él, había decidido arriesgarse un poco y confiar en el criterio del Señor del Caos. Sería interesante acabar el duelo ahí mismo gracias a su poder o, por el contrario, complicarle el duelo. Concentró su poder en sus manos e invocó el poder de la Rueda del Caos. Sonrió al ver el resultado de la rueda. Su poder se vió reducido a la mitad. Sus ataques harían la mitad del daño que deberían ocasionar por lo que inclinaba la balanza hacia el lado de su contrincante. Siempre resultaba interesante tratar de salir airoso de situaciones desventajosas. Tal y como lo había previsto, la bruja se había defendido correctamente de las cuerdas utilizando la daga. El kansho era un hechizo que le agradaba bastante. Siempre era interesante que la defensa sea a la vez un buen ataque. Observó que las cuerdas viajaban hacia él pero había decidido imitar a su contrincante y atacar en vez de defenderse. Aún con la vara de Cristal activada apuntó a Katara y murmuró un — Vara de Cristal Sectusempra— aquel rayo nuevamente se convertía en efecto y causaba heridas en el cuerpo de la bruja. Claro, ahora su rayo necesitaba menos curaciones por el efecto de la rueda pero aún así tendría que curarse. Las cuerdas cubrieron distintas zonas: sus pies, su cuello y boca. Podía deshacerse de las cuerdas fácilmente con un simple hechizo pero debía recuperarse por completo de las heridas que le habían propinado anteriormente. Episkey pensó para terminar de sanar la herida del sectusempra que le había impactado anteriormente. La cuerda del cuello le apretaba y sabía que tarde o temprano debía deshacerse de ésta y las otras para poder continuar respirando. Por su parte, su oponente también debía realizarse ciertas curaciones si quería continuar con el duelo.
  14. Sintió calor en su cuerpo. Calor que rápidamente comenzó a esfumarse. No fue complicado notar la hilera de sangre que brotaba de su cuerpo con fuerza. No había necesidad de pensar demasiado para comprender que había sido atacado por la bruja la cual había invocado a su vara de cristal. Esperaba que su oponente no se arrepintiera de su decisión, muchos creían que el ataque era la mejor defensa, otros creían que la prueba era solo para demostrar que sabían ocupar libro de los hechizos, solo esperaba que la decisión de dejarse impactar por las flechas de fuego no le causara mayor inconveniente en el futuro... porque Khufu no mostraría piedad. —Vara de Cristal...— dijo en un susurro.—¡Sectusempra! Había imitado el hechizo de su oponente. Era la mejor opción para la prueba. Si hubiera querido podría haberle vencido pero acabar la prueba tan rápidamente carecía de sentido y gracia. Tampoco quería prolongar su sufrimiento ni heridas pero al menos le daría una segunda oportunidad pues el error había sido más de estrategia que de los hechizos en sí. Sin embargo, otro error de estrategia y acabaría con ella. No quería vincular el libro de los Ancestros con una bruja que cometiese tales errores al batallar... la estrategia era fundamental. Su Vara de Cristal azulado que se enrosca sobre sí misma había imbuido de poder al sectusempra por lo que Katara comenzaba a sangrar de su pecho mientras apagaba con agua las llamaradas de las flechas de fuego. Él por su parte debía curarse también por lo que pensó Curación para cerrar la herida en su pecho, sabía que debía volver a realizar otra cura para recuperarse por completo pero podría esperar. El viento de la tormenta ya había amainado casi por completo. — Incarcerus— pronunció apuntando a su oponente. Las tres cuerdas que eran invocadas se dirigían a tres zonas del cuerpo de la bruja. La primera se dirigía a sus pies para atarlos, podría hacerle perder el equilibrio o no pero al menos reduciría enormemente la movilidad de su contrincante. La segunda cuerda iba a su cuello con el único propósito de dificultarle la respiración, por lo que de impactar tendría que ponerle mayor énfasis a deshacerse de ella o acabaría muerta por falta de oxígeno. Por último, la cuerda restante viajaba a sus ojos para enrollarse alrededor de éstos impidiendo una correcta visión del escenario. Acarició con cuidado su vara de cristal, impaciente por saber cómo terminaría aquella batalla.
  15. Su alumna había acabado la fabricación de la poción. Parecía funcionar bien ya que el aroma, color y textura era la que normalmente tomaba la poción completada aunque tenía algunos pequeños detalles que la hacían distinta lo cual era normal. Ninguna poción era igual a la hecha por otro mago a pesar de seguir los mismos pasos. La magia dejaba huellas y al utilizar su varita para revolver la poción también dejaba rastros de su poder y personalidad. Con un movimiento simple de su varita el caldero desapareció al igual que su contenido. Claramente había enviado la poción a un lugar seguro bajo la protección del amuleto antirobo. Había llegado el momento de terminar la clase y dirigirse al escenario que había preparado para la prueba. El Haz de la noche apareció en su mano libre y, con un movimiento amplio y sin fuerzas, creó un portal lo suficientemente amplio para poder caber ambos magos sin quitarle movilidad. Cruzó luego de hacerle un leve guiño a su alumna para que le siguiera. Entrecerró sus ojos para cubrirse de la tormenta de arena que comenzaba. No era una tormenta normal pues era Arena mágica del desierto la que era levantada por el aire. Tampoco era una tormenta natural ya que era esporádica y de corta duración. Khufu respiraba con tranquilidad ya acostumbrado a aquel fenómeno de la naturaleza. Podía sentir la fricción de la arena con su torso desnudo. Estaba cansado. Quería sentarse bajo la sombra de un árbol y leer un libro. Quería respirar tranquilo mientras añoraba a su amada. Sin embargo, no podía y debía luchar contra su alumna. Katara lo había hecho bien hasta ahora pero debía probarla en la práctica solo lamentaba tener que probarlo él mismo. Era un guerrero pero no uno que tomara batallas tan infantiles como aquella. Suspiró reafirmando su cansancio. No era culpa de su alumna, solo suya por aceptar el contrato con la Universidad. El cielo azul no se lograba divisar bajo el ambiente terroso y árido provocado por la arena en el aire. Movió con ímpetu su cuello para quitar la tensión que se había acumulado en él. Levantó su pierna derecha y se rascó la pantorrilla con su pie. El viento propio de la tormenta no había logrado moverlo ni un centímetro de su eje de equilibrio lo cual resultaba curioso para su deteriorado cuerpo que incluso temblaba por el paso del tiempo. Levantó con sumo cuidado su varita mágica como si ésta pesara más de lo normal y fuera tan frágil como el cristal. Apuntó a su alumna que se encontraba a unos siete metros de distancia y se preparó para atacar. Flechas de Fuego pensó concentrado. Los filamentos de fuego viajaron rápidamente al pecho de la bruja. Si recibía al menos uno de aquellos filamentos tendría que curarse por las heridas y apagar el fuego antes de causarle nuevas y peores heridas. No le deseó suerte ni éxito, por más que deseara que aprobara o reprobara debía mantenerse neutral más si él sería su contrincante. OFF.- Lyra Katara Selwyn vs Khufu El duelo se regirá por las reglas de duelos 1vs1 Empezarás el duelo con ceguera por lo que durante el primer turno no podrás realizar rayos ni invocaciones que requieran puntería. Los hechizos a utilizar son los de Neutral Graduado y libros de hechizos hasta el Libro de los Ancestros. Pasadas 48 hrs sin respuesta en el duelo, se considerará abandono. La prueba durará una semana a partir de la apertura del topic. Pasados tres días sin respuesta sin que el usuario rolee llegada, se considerará abandono.
  16. Khufu

    Libro de los Ancestros

    Gracias a su ojo, Khufu podía ver todos los movimientos de Katara sin mover un solo músculo. La forma en que la bruja había dudado al inicio lo alertó ¿podría hacer lo que había pedido sin usar su varita mágica? Khufu notaba que en los magos y brujas de aquel lugar había cierta dependencia a usar la varita para todo y la capacidad de la bruja para salir adelante sin ella era una prueba simple pero difícil de superar. El uso de los anillos había sido una buena escapatoria y no se había sobreesforzado para conseguir lo que necesitaba. Inteligencia antes que fuerza bruta, era algo que Khufu apreciaba y que pocos solían demostrar en situaciones inesperadas. Miró satisfecho a la bruja cuando volvió a su lado utilizando un nuevo portal. Asintió ante el comentario de la cantidad de diamantes. Para la poción solo se necesitaba una pequeña cantidad, pero eso era algo que Lyra tendría que descubrir por sí sola, pues debería experimentar con la prueba y error. El guerrero chasqueó los dedos, con mucho esfuerzo debido a la edad, e hizo aparecer un caldero gigantesco justo al frente de su alumna. —Como toda poción peligrosa y poderosa, necesita algo extra. Dijo con algo de misterio en su voz, mientras en su mano sostenía la varita mágica que le había quitado al inicio de la clase. Se la devolvió con mucho respeto como si estuviera realizando una pequeña ceremonia. Estaba consciente de que le había complicado la existencia al obligarla a buscar los diamantes sin ella. —Madera de un árbol de mango, de treinta y dos centímetros, flexible. —dijo un poco pensativo — Núcleo de sangre de dragón... sí, creo que un bola de fuego chino... ¿Hay algo más? ¡Oh, qué extraña combinación! ¿es cabello de micropuff? Muy poderosa y extraña, pero aún así no es suficiente ¿se te ocurre como hacerla más fuerte de lo que ya es? Evidentemente hablaba de la vara de cristal, la correcta forma de conjurarla era transmitiendo todas los deseos y sensaciones a la varita común y sentir como se acrecentaba su poder a la par de su tamaño, hasta convertirse en el elegante bastón de cristal. El tiempo de cocción de la poción disminuiría considerablemente y en unos minutos la poción ya estaría hecha. Le encantaba analizar varitas. La varita escoge al mago por lo que analizarla podía decir mucho de su dueño. —Mezcla los ingredientes cuidadosamente— recomendó entregando un pergamino con instrucciones. — Al final da unos toques con tu varita mejorada para concluirla.
  17. Khufu

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    Ignoró tanto a Taurogirl como a Leah, ya era hora de que se marcharan a la prueba. No era que se quería deshacer de ellas... pero la hora había llegado por lo que descortesmente abrió un portal con el Haz de la noche y las envió al lugar donde se llevaría a cabo la prueba. Khufu esperaba que la batalla le emocionara aunque temía que ello no iba a suceder más bien no quería ilusionarse. Prefería ir con pocas expectativas. Utilizaba su tercer ojo para poder seguir a cargo de Lyra mientras la batalla se llevase a cabo. Mantenerse viendo ambos lugares a la vez le causaría más de un dolor de cabeza. — Pues tu lógica estaba en lo correcto... no debiste cambiar de parecer— respondió a la bruja al recordar la pregunta que había dejado.— Un kansho no puede devolver algo devuelto por otro kansho. Aunque sería entretenido jugar ping pong con un hechizo. Respondió con una sonrisa débil mientras una imagen mental se formaba. Sería una forma interesante de llevar un deporte muggle al mundo mágico. Khufu de vez en cuando se encargaba de leer y estudiar sobre los muggles después de todo eran una parte del planeta y sus conocimientos podían ser interesante de mezclar con la magia. La lectura y obtener conocimientos era algo que al Uzza le encantaba hacer. — Por supuesto que la hay.— respondió.— Como cualquier magia... tú la controlas, si quieres dejar de ver lo que sucede al otro lado simplemente hazlo. No hay palabras mágicas ni un acto físico. Solo voluntad, control y poder. No sabía si su explicación fuese suficiente pero esperaba que sí. Si no era capaz de controlar algo como aquello definitivamente no podría merecer el libro de los ancestros. Esperaba que si fuera capaz de controlar su propia magia o sería un gran riesgo para la comunidad mágica, especialmente con el nivel de poder que controlaban gracias a los uzza. Esperó por si había otra duda y decidió continuar. El tener que ver a la vez el duelo entre Tauro y Leah y concentrarse en Lyra estaba resultando más cansado de lo previsto. Empezaría con algo suave para que la bruja se entretuviera mientras evaluaba a sus compañeras, realizar una poción parecía buena idea, además de que tendría que usar el kansho para poder prepararla. —Prepararás una poderosa versión de la poción para hacer que se pierda el raciocinio —explicó Khufu con calma, refiriéndose a aquella poción en la que se usaban los pétalos de pensamientos, aunque la que pretendían preparar era un poco más poderosa —tendrás que conseguir polvo de diamantes y añadir a la poción arena del hechicero como ingrediente final ¿alguna duda? Los pétalos del pensamiento eran enseñados en niveles inferiores, por lo que Khufu confiaba en que la bruja pudiera manejarlos con facilidad al hacer la poción, además, con las armas que tenía a su disposición, la tarea de conseguir aquellos ingredientes adicionales era más que sencilla. El Uzza le permitiría usar portales pues en donde se encontraban dudaba que hallara rastros de diamantes. Sería interesante ver como Lyra manejaba la arena del hechicero, un mago debía ser muy cuidadoso si quería acaparar mucho poder.
  18. @ Lo lamento, mi error. No pueden utilizar hechizos que requieran puntería. Ya edité el topic para corregirlo. Lamento las molestas que pudo haber causado mi error. Saludos.
  19. Khufu esperaba que la batalla le emocionara aunque temía que ello no iba a suceder. No lo hacía con facilidad y el cansancio sin duda le impediría ver con claridad. Debía seguir a cargo de Lyra por lo que mientras la batalla se llevase a cabo solo podría ver aquella lucha a través de su tercer ojo. Mantenerse viendo ambos lugares a la vez le causaría más de un malestar general y, claramente, eso le quitaría la capacidad de emocionarse a cualquiera. El efecto de la Arena seguiría afectándoles al llegar ahí por lo que sería un inicio complicado para ambas duelistas aunque pronto se librarían de aquella ceguera temporal. Para llegar a la batalla habían tenido que cruzar por el portal que él había preparado. El lugar no se trataba de otra cosa que una especie de bóveda. Allí se encontraban numerosos objetos mágicos y no mágicos, de diversos volúmenes y materiales. A pesar de ser una bóveda no se encontraba en un banco como Gringotts sino que era una sencilla habitación. Claro, poseía ciertos encantamientos para impedir problemas y uno de las defensas más férreas era un objeto de porcelana que representaba al dios griego Hermes con su casco alado. Este objeto impedía evitar robos. Era una excelente protección para bóvedas, mansiones y negocios. Leah A. Ivashkov vs Taurogirl Crouch El duelo se regirá por las reglas de duelos 1vs1 Empezarán el duelo con ceguera por lo que durante el primer turno no podrán realizar rayos ni invocaciones que requieran puntería. Al estar en un lugar protegido por el Amuleto Anti-robo no podrán robarle la varita al rival. Los hechizos a utilizar son hasta el rango Mago Oscuro y libros de hechizos hasta el Libro de los Ancestros. Pasadas 48 hrs sin respuesta en el duelo, se considerará abandono. La prueba durará una semana a partir de la apertura del topic. Pasados tres días sin respuesta sin que el usuario rolee llegada, se considerará abandono.
  20. Khufu

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    Khufu dudaba que fuese la familia del Duendecillo pero prefirió no corregir a la bruja. Además la definición de familia o manada podía depender mucho de la interpretación de cada uno. Por lo mismo, simplemente calló esperando para poder responderle la pregunta a la recién llegada. Era una duda razonable pues sabía que no estaba bien claro en el libro. Taurogirl también había comenzado a preguntar pero decidió ignorarla un momento pues debía seguir un orden y la bruja recién llegada había sido la primera en preguntar. — No, un Kansho no puede defenderte de efectos Katara porque aquella magia ya ha impactado. Eso sería como devolver un rayo que ya había impactado. Imposible. Respondió con tono amable. Esperaba que con la analogía fuese más fácil de comprender el porqué un kansho, que era una maravillosa defensa, no podía proteger de hechizos que son considerados efectos. Esperó unos segundos para ver si quedaba claro pero prefirió iterar entre preguntas, si aun no lo comprendía podía preguntar luego de responderle a la otra bruja. — Si, se puede ¿por qué no podrías? Claro, si eres capaz de utilizar dicha magia tan poderosa al mismo. Agudizar o perturbar su fuerza natural a dos sentidos y al mismo tiempo podría ocasionarles al menos un dolor físico. Si lo practican y no abusan de su poder podría hacerse aunque siempre y cuando estén dentro de los límites del anillo de escucha. Con el anillo de la presencia podrían ver incluso estando en otra galaxia pero no con el anillo de escucha. Se detuvo y inhaló aire, realmente le hacía falta. Sus pulmones no le fallaban a pesar de su edad pero no por eso no se cansaba luego de hablar tanto. Además tendría que continuar hablando para comunicarles lo que les preparaba a las tres brujas. Suspiró. Realmente ya estaba cansado de ello, incluso se arrepentía un poco de haber interferia con el pergamino de Merlín aunque siempre se podía corregir gracias a la Arena del tiempo. Sacó un pequeño frasco que llevaba como colgante en su pecho desnudo y se acercó a sus dos primeras alumnas para rociarles en sus ojos con la Arena mágica del desierto. Sabía que se tratarían de defender pero ya era demasiado tarde, por lo que rápidamente comenzó a hablar para que no le atacaran aunque sabía que ahora se debían controlar sino querían que la otra alumna se enterara de que eran mortífagas. — Bueno, si quieren vincularse con el Libro de los Ancestros deben aprender uno de los hechizos más poderosos: la vara de Cristal. Han sido afectadas por la Arena mágica del desierto la cual si lo soplas contra alguien, su visión desaparece durante un tiempo y la recupera tras cinco segundos de forma paulatina dando tiempo a escapar. Aunque la que les he arrojado posee una mayor duración, al menos la suficiente para lo que deben enfrentarse. Hizo un movimiento con su varita y dos águilas majestuosas aparecieron delante de él. Las cuales tomaron la varita de Leah y Tauro llevándolas a una distancia prudente de donde se encontraba. No tendrían necesidad de utilizar hechizos pues no había ningún obstáculo que les aproblemara en su búsqueda. La única dificultad que se encontrarían era ubicar su varita sin poder ver y en un tiempo límite. Solo si la conseguían podrían pasar a la prueba final. — Sólo deben reencontrarse con su varita, cuando lo hagan espero que sea porque su varita ha aceptado ser convertida en una Vara de Cristal y no por pura suerte... La vara de cristal era un estado mayor de una varita mágica, para llegar a ella no solo necesitaban fuerza mágica sino una relación clara con el mago. Debían encontrar y afianzar esa relación. Habían magos que las veían como herramientas, otros como amigas, otros como una parte de sí pero solamente cuando varita y mago estén completamente de acuerdo con aquella relación, sólo cuando se puedan llamar y escuchar sin necesidad de cualquier sentido, sólo allí podrían utilizar la Vara de Cristal en todo su esplendor. Por lo mismo, les quitaba sus varitas durante la clase. Para que se pudieran extrañar, para que fuesen capaz de sentirse capaces sin varita o sentirse vacíos. No esperaba que nadie comprendiera su filosofía de vida, ya le había quedado en claro incluso con sus compatriotas Uzzas. No le preocupaba, para él solo eran un par de Guerreros en búsqueda de poder sin entrar más allá. Sin descubrir el verdadero poder del que ya poseían. Conseguir poder pero sin avanzar como persona era una burla para el conocimiento. — Mientras tanto señorita Katara, llegó la hora de realizar una poción. Algunos ingredientes se los daré yo aunque otros lo tendrá que conseguir por propia cuenta. Pero antes... ¿Usted cree que un rayo devuelto por un Kansho puede ser devuelto por otro Kansho? No quería dar una clase donde solo leyera un libro, pero así le habían pedido los directores. Debía haberlos ignorado pero Sely se lo había pedido y sentía algo de pena si lo traicionaba así. Por lo mismo, prefería ser él que hiciera cuestionar a su nueva alumna en vez de que fuera ella quien le preguntara sobre los hechizos.
  21. Khufu

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    Sely se encontraba en una pequeña aula que había tomado como oficina personal, después de todo Khufu apenas pisaba los interiores de las edificaciones de la Universidad y él solía llevarse gran parte del trabajo administrativo lo cual le encantaba ya que le hacía sentirse útil. Se encontraba trabajando acuciosamente como siempre cuando un sonido le arrebató su concentración. Una débil carcajada surgió de su boca al oír como le llamaban para luego ser rápidamente reemplazada por una risa nerviosa ¿Qué pensaría su maestro si oía que le confundían con él?. No, no, era una situación peligrosa probablemente Khufu le restaría importancia pero no dejaba de parecerle un insulto a su maestro quien era tan poderoso. Se levantó rápidamente y se acercó a la puerta para abrirla casi de golpe. — ¿Katara me dijo? El maestro Khufu se encuentra en los terrenos externos. Si me permite la guiaré. Le sorprendía que alguien creyera que aquella pequeña sala sería donde su maestro pasara, después de todo él prefería dormir incluso en el exterior. Se podría decir que era un nómada dentro de los terrenos de la Universidad, probablemente ya se hubiera marchado a otras tierras sino fuera por la presencia de Mackenzie Malfoy aquella mujer que le recordaba tanto a su amada. *** — No, el poder del anillo no les permitirá oír lo que dicen en el otro extremo. Solo podrán ver. No sé si algunas de ustedes sea vidente pero... es una sensación parecida. Una cascada de imágenes aparecerán en su mente y solo con practica podrán ver en el otro extremo sin mayores esfuerzos, al principio a algunos le duele la cabeza al no dejar que su mente deje de ver con sus ojos y vea con el anillo. Explicó tranquilamente aunque no estaba del todo claro si había conseguido darse a entender. Sin duda era algo extraño de explicar para quien no tuviese experiencia en videncia. Esperó que con aquella explicación le hubiese quedado claro si no esperaba que se lo comunicara para volver a repetir la explicación. Aguardó unos segundos después de que las brujas cruzaran por el portal y las imitó. Al llegar se encontró con la sorpresa que Sely aparecía con una bruja, la cual sospechó que era su nueva alumna. Suspiró de cansancio pero le saludó gentilmente. Por suerte su asistente le dió las explicaciones necesarias a Khufu, incluyendo el nombre de la bruja. No tendría que perder tiempo en ello. Ya comenzarían a conocerse en mayor profundidad durante la clase. — Katara te pediré que me entregues tu varita.— dijo con tranquilidad, debían estar en igualdad de condiciones con Tauro y Leah.— Cuando lo hagas coloca una gota de esencia mágica sobre esta...— buscó alrededor hasta encontrar un objeto de tamaño preciso.— piedra y utiliza el anillo de amistad con las bestias para decirle a este duendecillo de Cornualles se la lleve lejos. Mientras tanto, no podía dejar al resto de las brujas sin hacer nada por lo que decidió que era momento de explicar el porqué de sus acciones anteriores. — Como les dije anteriormente, a algunos magos les suele causar cierto malestar el usar la primera vez el anillo de la presencia por lo que les mandé a buscar aquella flor.— explicó.— Se ha usado como medicina para poder tranquilizar aquellas molestias propias de las visiones, aunque claro, procesada de mejor manera en una poción no tiene esos molestos efectos secundarios ¿no? Tomó aire y continuó. — Aunque para poder ver el “presente” sin problemas deben enfrentar su pasado y despreocuparse de su futuro. No tiene sentido ver otro lugar sino estarán prestando realmente atención por culpa de ideas preconcebidas. Era una enseñanza de estrategia. Había visto muchos grandes magos perder una batalla por estar preocupados por su pasado o lo que pasaría más adelante. No vivir el presente era un error demasiado grave. — Bueno ¿alguna otra pregunta sobre los libros?
  22. Buena tardes Sobre tu primera pregunta es como tu lo dices, solo podrás ver lo que pasa al otro lado. No podrías escuchar lo que dicen. No necesitas ningún objeto extra para poder verlo. Es exactamente como una visión. Comienzan a llegar imágenes a tu mente pero esas escenas son el presente. No es que necesites un pensadero o un objeto físico. Solo cuando quieras ver lo que suceda en la cueva o donde hayas dejado la esencia llegarán las imágenes a tu mente. Imagina la gota de esencia como si fuese un ojo o una cámara indetectable que manda las señales a tu cerebro. Espero haberme hecho entender. Saludos.
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    Odiaba utilizar aquel poder pero era necesario. Podía ver cada cosa que sucedía dentro de la cueva; como utilizaban sus necrohands para defenderse de los duendecillos e incluso el uso de los anillos. Por lo mismo, no le causó gran sorpresa cuando unos duendecillos se le acercaron dispuestos a hacerle un par de bromas pero él sí poseía varita mágica por lo que deshacerse de aquellas intensas criaturas no fue un problema. No se sorprendió que llegaran ilesas y sin mayor problemas ante la flor, de hecho eso planeaba. Si creían haber superado a los obstáculos y estar a salvo, bajarían la guardia; pero si el camino hubiera estado completamente despejado sospecharían que algo extraño pasaba y lo importante era precisamente el aspirar el polen de aquella maravillosa flor. Observó paciente como ambas brujas caían presas del efecto del polen. Su sudoración habían ido en aumento y no era extraño, después de todo se enfrentaban a su pasado. Sintió deseos de adentrarse en sus mentes y observar qué era lo que recordaban pero no lo haría. No le correspondía violar su intimidad sin necesidad además ya se sentía lo suficientemente cansado por utilizar su tercer ojo. Respiró hondo para tratar de calmar la palpitación que sentía en su cabeza ya las brujas regresaban a su encuentro y no podía demostrarles debilidad. — Muchas gracias.— respondió al recoger la flor que le entragaba Tau.—¡Oh! Si ese es su deseo no será concedido por ahora, espero que lo descubran más pronto que tarde pero sino... tendré que responder yo pero por ahora les daré el tiempo para que descubran para qué les va a servir todo esto Por ahora debían volver pronto, pero antes de hacerlo debían profundizar en el libro de hechizos. Por lo mismo tocó débilmente su anillo que se hallaba en su dedo anular de su mano derecha, formándose instantáneamente un líquido incoloro en la cavidad del anillo. Lo conocían como esencia mágica. Esperaba que sus alumnas estuvieran atentas a lo que había hecho y le imitaran, esperaba que hubieran leído el libro y, por lo mismo, saber que aquel líquido se formaba al contacto con la mano del mago. — Bien, imitadme y creen un poco de esencia mágica.— dijo tranquilamente, confiaba en que no sería un reto para sus alumnas.— Dejen una gota de la esencia en la pared de esta cueva y cuando terminen podremos volver para continuar con la clase. Tomó uno de los duendecillos que seguía revoloteando a su alrededor, presentía que le sería útil para continuar con facilidad la clase. Su mano izquierda volvía a temblar.
  24. Khufu

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    Khufu no mostró señal de preocupación ante el notorio rechazo de las brujas. Ya sabía y había aceptado que su petición no les caería en gracia. No obstante, no estaba allí para complacerlas a ellas sino para saber si estaban o no capacitadas para manejar el Libro de los Ancestros. Tampoco que quisiera caerles mal a propósito pero si el ser odiado era el precio que debía pagar por cumplir su deber estaba más que dispuesto a pagarlo. Escuchó con paciencia la réplica de Taurogirl aunque no dió ni un mínimo atisbo de duda en su decisión. Le agradó un poco sus palabras y la conciencia que tenía sobre las varitas pero todavía faltaba algo más había un enfoque que no le agradaba del todo aunque claro, solo era su apreciación. No podía ni debía imponer sus valores y pensamientos sobre ambas brujas. Cada camino era diferente y no por ello mejor o peor. — Juro que la devolveré.— era un juramento vacío. No decía cuándo, ni cómo ni ningún detalle que realmente lo amarrase a algo. Mantuvo su mirada firme mientras Leah se resistía unos segundos a entregar su varita. Sus sentimientos eran ambiguos y contradictorios, no confiaban en él lo suficiente para mantenerse quietas pero sí para revelarse como mortífagas. ¿Realmente pensaban las brujas que la magia no se podía reconocer? Él que algún momento fue considerado algo cercano a un Dios, cuya edad es tan antigua que no se puede precisar. Él no necesitaba ver ni oír, la magia dejaba rastros y la experiencia le permitía reconocerla de inmediato. Por ahora había decidido ignorarlo. Poco le importaba la luchas de bandos que mantenían los magos de Londres. Si querían matarse entre ellos sin un objetivo pues que lo hicieran. Al menos ningún Director de la Universidad le había obligado a realizar denuncias... o eso creía recordar. De todas formas, lo dejaría pasar; no tenía los ánimos para meterse en un lío por una cosa tan banal como aquella. Realmente odiaba meterse en problemas innecesarios. — Varita de Almendro, 35 centímetros, inflexible.— señaló mientras jugueteaba con la varita de Leah.— Núcleo de... nervios de corazón de dragón ¿Colacuerno húngaro? Sí, una buena varita.— murmuró sin dirigirse a nadie en específico. Mantuvo ambas varitas en su mano, deseaba dejarlo en un lugar más cómodo pero su pantalón suelto no parecía del todo seguro y seguramente las brujas se quejarían y no quería tensar más el ambiente. — Bien entonces ¿Qué haremos? — dijo en voz un poco más baja. Invocó el Haz de la Noche y con un débil abanico creó un portal lo suficientemente amplio para que los tres pudieran pasar. Sabía que las brujas reconocerían inmediatamente el hechizo por lo que no necesitaba instrucciones, debían seguirle. De todas formas, y para asegurarse, realizó un gesto para invitarlas a atravesar el portal. El paisaje al que llegarían era uno bastante húmedo. No pudo evitar temblar al llegar, ir con el torso desnudo había sido una mala idea. La entrada a la cueva era sencilla, al igual que el interior. El frío y la oscuridad eran uno de los peligros que podían encontrar. — En el fondo de la cueva hay una planta de hojas blancas. La sabrán reconocer. Necesito que me la traigan, por favor. Es esencial para lo que vendrá. Como toda cueva tendría algunos peligros en su interior, murciélagos, animales venenosos e insectos. También habían duendecillos de Cornualles que seguramente les gastarían un par de bromas, las cuales esperaba que fueran inofensivas. Khufu esperaría en la entrada, no quería que un par de duendecillos lanzaran a ambas brujas desde el acantilado, aunque sería interesante verlas salir ilesas de esa situación sin varitas. Olvidó mencionar que aspirar el polen de aquella planta les llevaría a un recuerdo del pasado... uno que no quisieran recordar. Confiaba en que saldrían ilesas, o eso quería creer.

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