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Khufu

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Todo lo publicado por Khufu

  1. ~Muy astuto, joven Gryffindor... Eres audaz~ le dije luego de escuchar que mi "Ignea" no había resultado como yo lo tenía pensado desde un principio, dejándome vulnerable frente a hechizos de fuego que pudiera recibir de lleno en mi cuerpo algo maltratado por los años. Gracias a mi experiencia como guerrero y las temporadas de adiestramiento con mis hermanos Uzza, supe de inmediato que Thomas estaba realizando el Cantar de Eleboro por algo que sucedería más adelante; pero quise restarle importancia y decidí concentrarme en el intercambio de hechizos propiamente tal que se daba en un enfrentamiento con un contrincante que sabía muy bien lo que hacía. ~Obliviate~ lancé fugazmente en contra del fenixiano, brotando de mi varita un rayo dorado que de impactar le haría perder más que la memoria o un recuerdo reciente de algún suceso trascendental en su vida. ~Desmaius~ agregué sin esperar demasiado, enviando hacia Elros otro rayo que lo paralizaría; dejándole inmóvil e inconsciente por un lapso temporal que podría ser crucial para él y su futura estadía gratuita en San Mungo. ~Recuerda Thomas... Usa con sabiduría el poder de Los Ancestros... Encuentra la oportunidad y tómala~ repetí esperando que mi alumno tomara cartas en el asunto, y pronto utilizara esos hechizos que he guardado con recelo por toda mi existencia Uzza.
  2. ~Nunca está de sobra, joven Gryffindor~ respondí al comentario que Thomas me lanzó del otro lado del campo de duelo que había escogido para mis aprendices; percatándome de que el chico parecía ser más precavido de lo que un púber de su corta edad lo era habitualmente. Pese a mi "Larga Vida", jamás había dado por perdido mi sentimiento de galán o caballero hacia las mujeres, especialmente al haber experimentando en carne propia el amor con mi Mintaka. En cuanto alcé mi poderosa varita al cielo, observé que el pelirrojo abría el enfrentamiento con una andanada de filamentos de fuego que bien conocía del arte del Equilibrio, por lo que me preparé psicológicamente para recibir el impacto antes de que éste osara en rozar mi cuerpo tatuado de cicatrices antiguas. ~Obsistens~ pensé; y un cerco luminoso azul me protegió de los llameantes cortes que me habrían hecho sangrar de gravedad; absorbiendo de forma efectiva tal hechizo que no logró consagrarse en lo absoluto. ~Ignea~ susurré a continuación; surgiendo de mi arma una lluvia de polen proveniente de los lirios volcánicos, la cual me conferiría inmunidad frente a cualquier fuego durante un tiempo prudente; así Thomas no podría dañarme con otro maleficio llameante como el anteriormente lanzado en silencio. ~Joven Gryffindor... No temas en utilizar la magia de Los Ancestros. La idea de este enfrentamiento es que puedas ponerlos en práctica~ alenté al pelirrojo, ya que una de las cosas que yo tenía en consideración para aprobarlos era que se animaran con todo lo nuevo que en mi caminar erudito habían aprendido.
  3. Mi pantalón de lino blanco se tornó azulado cuando el peculiar brillo colmó los ojos de mis tres aprendices, quienes no notarían que los había transportado a un sitio absolutamente distinto al campo floral donde los pétalos de pensamientos eran extraídos. Ahora se hallaban en una especie de almacén vacío, pero no era cualquier lugar; sino que se trataba de una fundición de metales abandonada a su suerte por vaya a saber qué sujeto muggle. Aquel aroma al hierro procesado me traía una sensación de retorno a mi hogar, morada de la que quizás fui extraído cuando apenas era un infante y sin el consentimiento de mis añorados padres. La gruesa cadena que colgaba alrededor de mi cuello era mérito de ese pasado que no conocía, además del valor puro que la sangre de mi querida Mintaka le dio. ~Thomas... Helike... Anne... Pueden abrir sus ojos. Estamos en el escenario donde se librarán los dos duelos que consagrarán sus conocimientos al arte de Los Ancestros. Ya están preparados para demostrar que son dignos del poder que mis antepasados han resguardado con tanto recelo por siglos. Miren... Observen con cautela todo lo que les rodea y que les pueda servir a favor o en contra~ les dije con templanza, realizando un gesto con mi temblorosa mano derecha con tal de que no perdieran de vista nada de lo que allí se aposaba. Decenas de herramientas de metal labrado en cobre, plata y oro; instrumentos de vulcanizadoras, recipientes pesados donde se vertían los derretidos minerales, y calderos de ionización eran parte del repertorio de objetos con que contarían los magos aspirantes. En mi jovial mente, pese a mis vastos años de experiencia, tenía bien claro quiénes conformarían las parejas que se enfrentarían; así que tomé distancia de mi contrincante y alcé mi varita en posición defensiva contra el único varón que estaba presente en la fundición. ~Señor Gryffindor... Cuando usted guste~ recité, poniendo al servicio de la espiritualidad de mis antepasados lo que allí sucedería en escasos minutos más. Por otra parte, las dos brujas tendrían que disputar un duelo femenino; así estaría todo mucho más equilibrado a la hora de atacar sin piedad. http://i.imgur.com/IpbY2lS.gif Parejas de Duelos @@Thomas E. Gryffindor v/s Khufu @ v/s @ Reglas El duelo se regirá por las reglas de Duelos y Asaltos 1 v/s 1 Los hechizos a utilizar son: Neutrales Graduados y Libros hasta Ancestros, a excepción del Libro del Caos. Pasadas 24 hrs sin respuesta del contrincante, los ataques se considerarán impactados. Pasadas 48 hrs sin respuesta en el duelo, se considerará abandono. La prueba durará aproximadamente 1 semana a partir de la apertura del topic (Hasta 17/08/2017). Las dudas sobre la prueba podrán ser realizadas en el topic de dudas y consultas del propio Libro. En su post de entrada deberán rolear un pensamiento sobre dónde pondrían su Amuleto Anti-Robo. En el tercer y sexto turno, la Arena Mágica del Desierto los cegará, por lo que no podrán utilizar rayos ni invocaciones que requieran puntería.
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    ~Sely~ mencioné cuando ya estaba lo suficientemente lejos de mis tres aprendices; provocando que aquel susurro, a modo de llamado, trajese a mi leal amigo frente a mí en un par de minutos. ~Sely... He dado la última misión a mis pupilos. Creo que pronto podrán vincularse al poder de Los Ancestros... Por ahora, hombre, dame un poco de agua de aquella cantimplora de metal que siempre traes contigo~ agregué con amabilidad; valor que aquel sujeto se había ganado con años de fidelidad y compañía hacia mi persona. Sely me pasó en las manos el recipiente, y no dudé en poner mis labios en el orificio superior, discurriendo un poco de agua por mi garganta debido a un gesto poco controlado y precipitado que realicé en base a la sed que sentía. Dentro de todo, tenía fe de lo que Thomas con Helike habían logrado en todo el tiempo de preparación; era un dúo muy fuerte, y a pesar de las diferencias en los ideales de cada cual, se podía percibir con un toque de perspicacia el sentimiento de camaradería que profesaba el uno por el otro. En cuanto a la señorita Gaunt, su nivel de control e inteligencia le habían dado el mérito propio de ponerse a la altura de sus compañeros; y ese atributo no se lo había ganado por ser la directora, sino porque logró demostrar en poco tiempo lo que yo buscaba de un digno mago que heredase el poder del libro que yo tenía bajo custodia. ~Sely... dormiré un rato bajo la sombra de este árbol... No me despiertes, a no ser que sea necesario~ ordené mientras caminaba hacia la palmera que estaba frente a ambos; aprovechando de arreglar mis níveos cabellos con una temblorosa mano que no descansaba del movimiento involuntario que le aquejaba cada vez que deseaba realizar algo con alguna de ellas. No supe cuánto tiempo había transcurrido desde que mis pálidos ojos se sumergieron en los brazos de Morfeo, tanto así que no pude controlar el sobresalto que me embriagó cuando noté que el sol ya estaba poniéndose. Sely continuaba a mi lado, aunque por el malestar reflejado en su rostro, podía denotar que veló por completo mi sueño, sin dar tregua a su propio cansancio. ~Amigo mío... Ve a tu morada. Tu labor aquí ya terminó~ le dije antes de marcharme a paso lento hacia el sitio que les había indicado a los tres jóvenes. Las runas estaban intactas, pero los agujeros en la arena dejaban mucho para mi imaginación, especialmente al analizar restos de criaturas mágicas que posiblemente atacaron con tal de defender uno de los sitios más sagrados del pueblo Uzza. Tras descender por uno de los forados del desierto, mis pies aterrizaron con calma luego de apoyar mi Vara de Cristal en la superficie de roca; ocasionando que varias chispas azuladas nacieran e iluminaran la zona inicial del túnel que conducía hacia el campo floral. Con ayuda de mi Tercer Ojo, localicé fácilmente las energías de mis aprendices; así que no tardé demasiado en dar con el paradero de éstos. ~Deberían estarlo, señorita Anne... Deberían... o sino el trabajo en equipo que han llevado hasta ahora se perdería en la nada misma~ refuté luego de aparecer en medio de la oscuridad de la cueva, realizando un gesto cordial hacia Gaunt para que tomase una postura más defensiva con su Vara. ~Estoy gratamente sorprendido de vuestras habilidades, jóvenes. Han concluido su primera etapa de aprendizaje. Ahora... comienza la acción~ vociferé enaltando al cielo mis brazos para convocar un destello azulado que dejaría ciegos a Thomas, Helike y Anne; y cuando recobrasen su sentido, estarían en un escenario de duelos que pocos habían logrado pisar en decenas de años.
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    No tuvo mucho que agregar a las palabras de Anne, en realidad, sus preguntas no era para juzgar abiertamente a sus alumnos, sino para conocerlos un poco más. Evidentemente, Anne tendría que haber recurrido a la experiencia para contestar, en especial la segunda pregunta formulada por el Uzza. ―Bien, más o menos todos todos tienen opiniones similares, el temor al fracaso es común, y no solo entre magos. Se quedó pensativo por un instante, observando a Heliké y Thomas, quienes ya tenían sendas varas de cristal y habían hecho más rápidos y letales sus hechizos. Las formas de sus varas de cristal llamaron un poco su atención, lo cual le confirmó que cada mago (y bruja) eran en realidad un mundo completamente distinto entre sí. Anne, por su parte, invocaba la propia. ―Cúrense si es necesario, descansen por un momento si así lo requieren. Comenzaremos a caminar en aquella dirección ―señaló Khufu hacia el norte ―El desierto esconde ciertos tesoros y también varios peligros, una mala pisada podría activar una trampa, pero podemos adelantarnos a ellos. En algún momento, cuando llevaran un par de minutos caminando, empezarían a atacarlos criaturas diversas y grotescas, arañas y escorpiones venenosas gigantes, criaturas con cuerpo de león y cabeza de cocodrilo, entre otras combinaciones que podían ser letales cuando atacaban en gran cantidad. ―Deben intentar llegar hasta una cueva, sé que tendrán la astucia de encontrarla entre todos, y adentrarse en ella para buscar la flor de la que se extraen los pétalos de pensamientos, ahora son lo suficientemente hábiles para manejarlas ustedes mismos en su estado natural y utilizarla en pociones poderosas junto a la arena. Khufu sacó un anillo, con el simple contacto, la esencia mágica comenzó a surgir. Con la mano libre hizo aparecer un pedazo de papel en forma de pájaro. Puso una simple gota y la hizo volar, a modo de ejemplo. ―Este pequeño anillo permite ver lugares distantes de forma discreta. Una gotita es suficiente. Tendrán que concentrarse mucho si quieren ver en detalle, no podrán escuchar, pero les será útil en su búsqueda. Eso sí, necesita mucho poder y quizás se sientan débiles luego de utilizarlo las primeras veces. Ahora, todos tenían todas las armas para enfrentarse a lo que se viniera a continuación, confiando en que Anne podría ponerse a la par sin haber practicado tanto como sus compañeros. Claro, enfrentarse a criaturas extrañas no era muy difìcil. Lo difícil sería cuando, a la entrada de la cueva, un velo los envolviera llevándolos a revivir el momento más significativo de sus vidas, bueno, malo o doloroso.
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    ―Sely La simple mención hizo que el mencionado entendiera: una nueva alumna llegaba hasta él. Sely se encargaría de guiarla hasta donde se encontraba actualmente, junto a Heliké y Thomas, quienes eran su mayor prioridad en ese instante. Contra todos sus pronósticos, ambos habían demostrado la suficiente destreza para no morir al primer ataque, uno enfrentando a quien más ama, la otra enfrentada a quien más odia. El hombre, sin embargo, llevaba una ligera ventaja al controlar poderosas habilidades de la mente. Esperó un poco a que cada estatua se hubiera reducido a ceniza y a que la nueva persona, Anne, en aparecer se uniera a ellos para continuar y no tener que explicar algunas cosas dos veces. ―Bien, a esto me refería con lucha interna, a veces tomamos en cuenta todo, menos lo más elemental. Ahora… Khufu alzó su varita mágica llamando la atención de los tres estudiantes. Se concentró solo un segundo, suficiente para que la varita creciera hasta ser un bastón cristalino azulado, enroscándose en su brazo, dando la sensación de que su vara de cristal formara parte de él. Era magia poderosa la que podía invocarse con ella, mucho más de la que una varita mágica normal, así se los explicó a todos. ―Ahora inténtenlo ustedes, primero usen las sensaciones que les provocaron el ver las estatuas para concentrarse, acumulen poder como cuando invocan un señor del caos, es el mismo principio pero esta vez, hagan que el poder fluya a través de sus brazos hacia la varita mágica, si lo logran, conocerán el aspecto de sus varas de cristal y entonces, podremos avanzar, haremos un pequeño recorrido. Lo maravilloso de aquello era que cada vara de cristal era única. Dependía del mago el color, la forma, el largo. Lo que tenían en común era el inmenso poder, tal vez sería demasiado desgastante el simple hecho de invocarla; tal vez no podrían lograrlo a la primera, lo cual era completamente normal, pero si todos pretendían aprobar ese libro, debían tener la fuerza suficiente para lidiar con todo. ―Si lo logran, Heliké y Thomas, usarán algún hechizo en contra del otro, tengan el amuleto de curación con ustedes por si algo sale mal. A lo mejor esa parte no les gustara demasiado, atacarse entre sí, pero pronto tendrían que hacerlo y era mejor que empezaran a practicar ahora, cuando se encontraban en un ambiente controlado. De todas formas, Khufu no esperaba ver sangre todavía, aunque eso ya quedaba a la personalidad de cada estudiante. ―En cuanto usted―dijo, dirigiéndose a Anne ― preséntese por favor y dígame ¿qué cualidades cree usted que tiene para ser considerada una guerrera? ¿Qué cosas piensa que son la mayor perdición de un guerrero? Una vez que ella respondió, la dejó invocar su propia vara de cristal.
  7. @@Thomas E. Gryffindor Hola, paso para aclarar luego de leer los roles que el kansho solo absorbe el Avada y no lo devuelve, es un caso especial, puedes encontrar más información de casos como éste en el catálogo de dudas (http://www.harrylatino.org/topic/102604-catalogo-de-dudas/) Para efectos del rol, lo dejaremos tal cual con Elros matando de esa forma a la estatua, pero me pareció correcto dejarlo aclarado para duelos futuros. Aprovecho para etiquetar a @ para que esté enterada también.
  8. Khufu

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    Escuchó a sus alumnos y recordó a los muchos otros que habían pasado por esa clase. Todos eran magos un tanto simples o quizás con algo de temor de profundizar en sus pensamientos. No los culpó entonces, los londinenses no solían hablar demasiado sobre sus tan preciados ideales, ni mucho menos con un Uzza con un aspecto como el de Khufu, cuyas manos no dejaron de temblar mientras los escuchaba. ―Ideales si, van y vienen, otros se mantienen con nosotros por siempre y aquellos son los más preciados ― comentó con un gesto serio, casi aburrido ―pero recuerden que la mayor lucha que ustedes van a enfrentar es interna. Una vez que se vinculen (si pueden) al libro de los Ancestros, espero que luchen día a día para ser mejores magos y brujas, más poderosos, más completos… Las palabras de Heliké sobre el temer la propia muerte aún resonaron en su cabeza mientras Thomas hablaba. Pensó por un instante en que podría pedirles las varitas mágicas en ese momento para probar su coraje y confianza hacia él, pero había algo que no lo convencía del todo, parecían dos magos demasiado tranquilos - poderosos, tal vez- pero tranquilos. Habían empezado muy correctos, poco arriesgados, demasiado de acuerdo. Chasqueó los dedos y del suelo empezaron a surgir dos estatuas, una frente a Thomas y otra frente a Heliké. Al inicio, estaban envuelta en humo parecido al del cigarrillo que Heliké acababa de apagar, no permitiendo conocer los detalles de sendas estatuas, sin embargo, una vez que los pupilos las observaran, se convertirían en la persona que más amaran, o la que más odiaran. ―Una prueba de su fortaleza física y mental. Khufu ya había invocado dichas estatuas antes, una vez convertidas, hipnotizaban a los estudiantes para hacerles pensar que eran reales, tal cual lo hacía la hechicera del Libro del Caos. Las estatuas atacarían para distraerlos en cualquier momento, empezando con hecharles la arena mágica del desierto; podían jugar con la mente de los chicos inundándolos de recuerdos relacionados con las personas que estaban suplantando o simplemente podían atacar a matar. ―Defiéndanse o ataquen, trabajen juntos o separados ―aconsejó Khufu, alejándose unos cuantos pasos para verlo todo mejor. ¿Serían capaces de enfrentarse a quien más aman? o, en todo caso, ¿serían capaces de controlarse al enfrentarse a quién más odiaran? Khufu estaba a la expectativa. Luego de eso, empezaría el verdadero entrenamiento.
  9. Khufu

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    ―Han llegado otros dos jóvenes más, Señor. Parecen tan entusiastas como su juventud lo amerita. ―Observó con solo dar una mirada a la distancia a las personas que se reunían en torno a la estatua Sagrada. ―Probablemente no se hayan percatado de nuestra presencia. Si lo desea puedo ir a por ellos y guiarlos antes usted. ―Eso no será necesario, gracias Sely. ―La voz de Khufu sonó un poco más áspera de lo usual aunque sin perder la cuota de amabilidad ganada con el paso de los meses dentro de la Universidad. Se puso de pie y sacudió las ropas de las escasas ramitas que habían quedado prendadas en sus pantalones luego de pasar un largo tiempo meditando un poco rodeado de la naturaleza. El último grupo que pasó por allí para guiarse con sus conocimientos había resultado bastante entusiasta, esperaba que estos muchachos demostraran también esos ánimos aunque estuviese reducidos en cantidad. Incluso, aunque hubiese sido uno solo, Khufu siempre añoraba enseñar a personas, a magos y brujas así. Tampoco es que estuviera demasiado lejos de ello. Las voces de Thomas y Heliké llegaron como una especie de murmullo, tenía que se la distancia. Había una especie de brisa fresca, eran los últimos días de primavera, y pese a este pequeño bálsamo, el sol seguía pegando fuerte cuando se llevaban extensos minutos bajo su calor cada día más abrasador con el inicio próximo del verano. Antes de avanzar el Uzza miró hacia otras direcciones, como buscando algo. Tal vez la presencia inapropiada de algún Arcano que le impidiera hacer uso de aquel sitio como si fuese una austera sala de clases. Él prefería los lugares abiertos, las enseñanzas allí podían ser más infinitas que entre cuatro paredes. Avanzó con una velocidad nada propia de su edad, pero tampoco tan rápido por alcanzar su destino. ―Bienvenidos jóvenes. ―Saludó con más cordialidad de la que él mismo creía tener. ―Mi nombre es Khufu, guerrero Uzza que domina el Libro de los Ancestros. ¿Puedo conocer sus nombres? ―Inquirió mientras llevaba su mano izquierda sobre la derecha, los temblores no le abandonaban en ningún momento. Les dio un momento para hacer lo que les pedía, aquellos primeros minutos formarían una primera impresión que seguramente se iría complementando el resto del tiempo que compartieran. Algunos optaban solo dar un nombre, otros se explayaban un poco más, pero ninguno estaba exento del lenguaje corporal o de cierta apreciación en la mirada. Khufu había aprendido a leer algunas de estos gestos en la experiencia, tristemente más de alguna vez omitió algún detalle, pero casi nada escapaba de su percepción. Cuando hubieron terminado se animó a hacerles una pregunta más. ―Díganme, ¿Qué es para ustedes un guerrero? ¿Cuál creen que es la cualidad que hace más fuerte a uno?.
  10. Miró con atención a Athena Rouvás, notando su aspecto juvenil, con facciones bastante gentiles. Era muy diferente a Khufu, cuyo rostro estaba lleno de arrugas, cada vez más acentuado con el pasar del tiempo. Con los años, ha constatado que no importa la apariencia o la edad del guerrero, que todos podían tener y manejar un gran poder. Khufu quería saber qué tanta presión podía soportar Athena, después de todo, ella era quien transmitía conocimientos de los uzza a más extranjeros. El cinaede es la primera opción de la muchacha. Uno de los poderes de su tierra usado en su contra. El gas no es difícil de controlar, pero sí molesto. Con el poder mágico de la joven aquel extracto de los pétalos de pensamientos no era tan letal, pero no duda que la bruja continuará con su preparación como aprendiz de los guerreros, para hacerse cada vez más letal. O, al menos, eso espera de ella. —Vara de cristal sectusempra. Al invocarlo, por un momento pensó que quizás estaba metiendo demasiada presión al conjurarla, pero su vara de cristal ya estaba enroscada en su brazo, arrancando destellos azulados cada que su brazo se movía. El sectusempra se reflejó de inmediato en la piel de Athena, con los cortes suficientes para desangrarla. Khufu entonces solo esperaba que la mujer pudiera salir de una situación ligeramente adversa de la mejor manera. Athena tenía que curarse de inmediato y aquello era motivo suficiente para modificar su estrategia, que había empezado con el ataque. Agudizó un poco los ojos, ya empezando a sentir los estragos del cinaede. —Anapneo. Pensó, dando paso a que la magia hiciera efecto sobre su afectado cuerpo. Gracias al anapneo, sus vías respiratorias se destaparon lo suficiente para dejar de sentir la presión en su pecho. Se llevó una mano temblorosa allí, donde reposaba su amuleto de hierro y arena, recordando por un momento a la mujer que tanto estaba esperando volver a ver.
  11. Khufu no se quedaba en el mismo lugar por mucho tiempo. Le gustaba pasear por la universidad, meditando en alguno de los lugares más incómodos o durmiendo bajo la sombra de algún árbol. De vez en cuando, observaba de lejos algunas clases que se llevaban a cabo en las instalaciones, aunque nunca había tenido el interés suficiente para quedarse mucho tiempo. Aquella vez, la situación era diferente. La plaza de fuego era por lo general dominio de Badru. Lo vio allí, acompañado de una mujer que ya se le hacía familiar. Una de las personas que impartía la magia uzza a los principiantes, una de las primeras en ser entrenada de forma diferenciada. Aunque no era una de sus principales preocupaciones, Khufu había estado esperando la oportunidad de verlos en acción. -Yo haré su prueba. Si bien su tono no es autoritario, tampoco es una petición, ni una pregunta. No es la primera vez que Khufu formará parte de una prueba. Badru asiente de forma casi imperceptible, después de todo, ambos están siendo parte de una clase que no les corresponde. No se mueve de ese lugar, simplemente hace un movimiento de su mano, dando a Athena la oportunidad de iniciar. No muchas veces el guerrero le daba esa oportunidad a alguien, sin embargo, considera que la mujer tiene mucho por demostrarles. *** @@Athena Rouvas vs Khufu - El ganar o perder en los duelos, no varía el resultado en la prueba. - Los hechizos permitidos son los Hechizos Neutrales, Graduados y los Poderes de los Libros Nivel 1, 5, 7 y 10 - Las reglas que se usarán son las mismas que rigen los duelos en general, 1 vs 1. - Se pide al alumno que cada dos roles cree una barrera rolistica, la cual debe saltar.
  12. @ Sí, Ishaya, se reinicia. @ ¡Hola! Realmente no hay problemas en que se quede el post tal cual está. Pero si prefieres editar para quitar la teoría, adelante, pues ya al quedar notificado por aquí Mei sabrá el por qué de tu edición. Saludos.
  13. @ Hola, Lo mejor, a mi punto de vista, sería esperar el turno de Bastian para que reanuden su duelo de forma que estén en igualdad de condiciones nuevamente, además de que por rol es él quien debería revivir a tu personaje. Espero que desde aquí todo se desarrolle en provecho de ustedes y la forma en que pueden aplicar los poderes de ancestros.
  14. @@Mei Black Delacour entendido, muchas gracias por avisar, se tomará en consideración tu preocupación. @ no, no hay ninguna norma respecto a la duración. Pero puedes considerar factores no escritos en la definición como el que las imágenes/visiones que llegan a tu mente gracias al anillo pueden desgastar las energías de tu personaje al requerir mucha concentración para estar mentalmente en dos lugares a la vez. ¿Te imaginas el recibir imágenes de otro lugar durante horas y horas? Sería realmente agotador. Ahora, hablando de posts, dependerá solo de ti. En otro punto, considerando la posible ausencia de Mei, para no retrasarte, puedes (si lo deseas) rolear que alguna criatura o peligro te ataca mientras esperas su respuesta, para no afectarte. @ en la clase del Llibro del Caos se pide capturas de los dados; si bien no es una norma o una obligación, precisamente se lo hace para dejar constancia de los resultados de forma que no hubieran problemas posteriormente. Te aconsejaría que en esta clase también lo hicieras, y en general, cuando uses dados, para evitarte malos ratos. En este caso con @ , espero que se solucione de forma que ambos puedan seguir con la prueba. Para evitar problemas,, tomaremos como válido el dado que todos vemos ahora, con la condición de que Ishaya revive para poder continuar con la práctica. @@Mei Black Delacour entendido, gracias por avisar.
  15. Al reunir a todos su estudiantes aflora una grata sensación de tranquilidad, expectante por los resultados de la cantidad de tiempo invertida en ellos y los frutos del trabajo que cada uno había puesto. Por más que sus cansados músculos le pidan a gritos descansar sobre la sombre de un árbol, se quedará a observarlos mientras se desenvuelven en una batalla. A nueva cuenta abre un portal con la intención de irse a un lugar completamente diferente. Ahora, están en una especie de bóveda. Era una habitación circular, con techo alto y tenue iluminación proveniente de velas flotantes. Se encuentran rodeados por objetos mágicos de todos los tamaños y formas. Entre estos objetos, escondido, se encuentra el amuleto anti robo. Khufu levanta con sumo cuidado su varita mágica, como si ésta pesara más de lo normal y fuera tan frágil como el mismo cristal. Apunta a cada uno de sus alumnos como si fuera atacarlos en algún momento. En realidad, la magia se había proyectado en un lugar muy diferente y distante, enlazando sus nombres.. ― Intenten concentrarse, vincularse con su anillo de presencia. ― dice, mirando principalmente a Sagitas, Mei y Bastian, pues Ishaya ya tenía experiencia en eso ― En la universidad, conocerán a sus contrincantes. Allí, dibujadas en el aire con un color rojo intenso, estaban las parejas para el duelo final. @ vs @@Mei Black Delacour @ vs @ *** El duelo se regirá por las reglas de duelos 1vs1 Empezarán el duelo con ceguera provocada por la arena de la clase, por lo que durante el primer turno no podrán realizar rayos ni invocaciones que requieran puntería. Al estar en un lugar protegido por el Amuleto Anti-robo no podrán robarle la varita al rival. Los hechizos a utilizar son los de neutrales graduados y libros hasta ancestros. Pasadas 48 hrs sin respuesta en el duelo, se considerará abandono, salvo notificación previa. La prueba durará aproximadamente semana a partir de la apertura del topic.
  16. Khufu

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    Khufu los observa un tanto extrañado. Los tres presentes no tienen problemas al enfrentarse a trols y otras criaturas peligrosas (e, incluso, Sagitas de preguntarle a un guerrero como él sobre cómo conocía la madera de su vairta mágica), pero sí al encontrarse a un inofensivo escarbato. Una ligera sonrisa aflora en sus labios, surcado de arrugas su rostro ya de por sí maltratado por los años y las batallas, aunque la oscuridad alrededor suyo haga que no se note demasiado. Siente que ha llegado el momento oportuno. Las varas de cristal de cada de uno de los presentes muestran su verdadero poder y la determinación que los mueve. Presiente que está frente a personas lo suficientemente confiables para otorgarles los conocimientos del Libro de los Ancestros, que muy celosamente guarda, que muy pocos siente que de verdad merecen. ―Lo último que aprenderán ― dice el uzza en un momento de aparente tranquilidad, mientras ellos pensaban qué sería mejor para atraer a la criatura ―será a usar el anillo de presencia. Lo tiene en uno de sus frágiles dedos, a pesar de que no lo necesita gracias a los años de entrenamiento para tener las visiones del presente, gracias a su “tercer ojo”. Casi involuntariamente lleva la mano hacia la cabeza, como si recordara el intenso dolor que provocó todo el proceso para perfeccionar ese poder. No cree que nadie más sea capaz de algo como eso. Sin más (y asegurándose de que la daga estuviera de vuelta con Sagitas), volvió a abrir un portal para regresar junto a Ishaya. Era el momento indicado para terminar con la clase. Entrecierra con cansancio sus ojos para cubrirse de la tormenta de arena que comienza a penas tocan nuevamente la universidad. No era una tormenta normal pues se trata de la Arena mágica del desierto. Es una tormenta esporádica, de corta duración. Khufu respiraba con tranquilidad ya acostumbrado a aquel fenómeno de la naturaleza. Podía sentir la fricción de la arena con su torso desnudo. El cielo azul no se lograba divisar bajo el ambiente terroso y árido provocado por la arena en el aire. Movió con ímpetu su cuello para quitar la tensión que se ha acumulado en él. Levanta su pierna derecha y se rasca la pantorrilla con su pie. El viento propio de la tormenta no había logrado moverlo ni un centímetro de su eje de equilibrio, lo cual resultaba curioso para su deteriorado cuerpo que incluso temblaba por el paso del tiempo. ―Una simple gota extraída del anillo les permitirá ver ― dice, sin moverse de esa posición, el énfasis en la última palabra es mucho mayor que en las otras― En una hoja, en una piedra, en una carta, no importa donde la dejen, tendrán acceso silencioso. Dejen una ahora. Ishaya, tu ya tienes experiencia y te será sencillo. Los demás, lo probaremos pronto.
  17. @ Buenas Por favor, pasa a la clase con normalidad. La apertura de la prueba se ajustará a la de tus compañeros. Eso sí, te recomiendo fuertemente que en caso de que en un futuro te encuentres en una situación similar, lo avises por los topics de consultas y sugerencias para poder tomarlo en cuenta sin repercusiones. Esta vez se considerará tu actividad previa. Saludos.
  18. @@Mei Black Delacour Me alegro que pases a avisar de una ausencia. Afortunadamente la clase con ustedes ya está llegando a su fin, así que para cuando abra la prueba (a más tardar el miércoles de la próxima semana), espero puedas ponerte al día on rol para darle coherencia a la historia y validar el acceso a la prueba. ¡Saludos!
  19. Khufu

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    Su ojo permite ver todo lo que hacen. Sagitas perdiendo su daga a manos de criaturas, Mei enfrentándose a un trol del que después Bastian ayudó a enfrentar, a pesar de las aparentes diferencias que mostraban a cada tanto. Eso era exactamente lo que Khufu buscaba, que cada uno encontrara la forma de desligarse de su varita mágica para enfrentar peligros que, en situaciones normales, serían muy fáciles de acabar. Y si bien todos eran muy poderosos, el uzza sabía que habían situaciones que no podrían controlar completamente sin la ayuda total de la magia. Aquel era el caso de Sagitas, que además de desarmada se encontraba muy enferma, por lo que dejó a un estático Ishaya, y abrió un portal de vuelta, apareciendo justo a un lado del lago, en el que ya se había visto reflejada la primera bruja. Por fortuna, Delacour y Karkarov no estuvieron tan lejos de la mujer en peligro, logrando controlar la criatura del lago y ayudar a la bruja. Evidentemente, las diferencias se dejaban de lado cuando era necesario. ―¡Potter Blue! ― brama el Uzza con tranquilidad mientras hace que la varita mágica de la bruja aparezca en su mano ―Buen momento para usar la Vara de Cristal y acabar con el peligro y no solo contenerlo. Una varita hecha con madera de un árbol de los acantilados de Girona te dará la determinación necesaria. El reencontrase con la varita mágica luego de un buen tiempo sin ella haría que la transformación de la misma a la Vara de Cristal fuera mucho más sencilla. El poder que debía concentrar sería menor, pues la conexión mago - varita estaba en su punto más alto. ―Y ustedes también ― dice, mirando a Bastian y Mei ― El núcleo de pluma de fénix, es… interesante, muy interesante. Todos juntos pueden neutralizar todas las criaturas aquí y hacer que este lugar deje de ser un peligro. Algo similar a lo de Sagitas experimentarían sus compañeros, cuando sus varitas aparecen en sus diestras. Si bien no todos habían logrado la misión de llevarles los frasquitos con agua del lago, Khufu se sentía orgulloso de saber lo lejos que llegaron. Obviamente, todo tenía su truco. ―El amuleto anti robo está activo justo aquí― dice, aunque no está muy seguro de que lo escuchen si cada uno estaba entretenido con sus varas de cristal ― quizás por eso los atacan. Ahora, cuando terminen, salgan de aquí. Pero primero, aunque Khufu no lo había recordado, debían recuperar la daga del escarbato.
  20. @ Perdona la tardanza y un muy feliz año nuevo para ti también. Sí, es exactamente así. En tu caso particular, puedes invocarla dos veces por duelo, ya que es un "a partir de". que incluye al nivel 45. Cada vez que la invoques durará tres turnos y podrás usarla una vez en cada turno. También es como menciones en caso de ataques múltiples, tú decides cual absorbe. Cualquier duda, por favor, con confianza pasa por aquí.
  21. Khufu

    Libro de los Ancestros

    Khufu se mantiene en silencio mientras sus alumnos intercambian ciertas palabras, con tonos más o menos acusadores. Él mismo es un aficionado a la ironía, pero hay conflictos que van más allá del interés real del guerrero. Es la forma de actuar de cada uno lo que le llama realmente la atención. El qué tanto dudan al momento de entregar sus varitas mágicas dice mucho de ellos. Al recibir las de Mei y Bastian, les hace una reverencia casi imperceptible, recibiéndolas con sumo cuidado. Da unos cuantos pasos hacia Sagitas, quien todavía no entrega su varita mágica, llevando una mano hacia un pequeño frasquito que cuelga de uno de los tantos collares que carga. Un segundo después sopla la arena mágica hacia la mujer, provocándole ceguera por tan solo unos segundos. Ella sería quien explicaría la sensación de ser afectada de esa forma. – Arena mágica del desierto – comienza Khufu –útil en caso de que deseen escapar o desorientar a alguien. Una disculpa muy grande hacia usted –dice, mirando a Sagitas – aunque muy seguramente su compañera podrá comentarnos qué es lo que se siente. No era un poder muy invasivo, ni peligroso y realmente consideraba que mejor se utilizaba en pociones, que quizás luego les enseñaría. En ese momento, invoca con facilidad una daga que parecía amoldarse perfectamente en su mano. De color plateado y lleno de piedras preciosas, parecía más una pieza decorativa que una verdadera arma. –Kansho – dice, alzando la daga para enseñarla al resto – invóquenla cuando sea necesario. Es extremadamente peligrosa y poderosa. Si aprenden a usarla, les dará una gran ventaja sobre sus rivales. En esta clase, les va a servir para abrirse camino. Al estar sin varita, esos dos poderes que impartía Khufu serían los que podrían utilizar para defenderse y atacar. Se disculpa con Ishaya por que va a ausentarse por unos minutos e invoca el haz de la noche, abriendo un portal lo suficientemente grande para que atravesaran los cuatro. Aparecen en una mina subterránea, usada hacía muchos años atrás por muggles para extraer minerales. En la actualidad era solo un refugio de criaturas mágicas y no mágicas que hacían de ese su hogar, y que al ver invasores seguramente saldrían a defenderlo. Khufu nota como el aire es denso y escaso, provocando que cada movimiento se sienta más pesado de lo normal, intensificándose la sensación de ahogo a medida que avanzaran. Cuando caminaran lo suficiente, encontrarían un lago interior, cuya tonalidad de un rojizo casi transparente era fuera de lo común. Sus aguas estaban encantadas. Al ver el reflejo, la persona vería lo que más desea en el mundo, como si se tratara de una versión alterada del espejo de oesed. ¿Qué sería aquello que más deseaban cada uno de los presentes? –En este frasquito – saca unas pequeñas botellas, como las que almacena la arena del desierto, y se las entrega a cada uno –deberán poner el agua del lago que está, si mi anciana cabeza no me falla, en alguna parte de esta mina. Al salir, su recompensa será devolverles las varitas. No sería muy difícil encontrarla, siempre y cuando no se dejaran engañar por criaturas como las hadas o los duendecillos, o tomaran un camino que no tenía salida. Dicho eso, regresa por el mismo portal hacia Ishaya. –La tranquilidad y la paciencia podrían llevarte lejos – comenta, cuando regresa y se sitúa frente al hombre– Intenta ver a tu esposa, usa la esencia de tu anillo, busca la forma de que llegue hasta ella y descríbeme con detalle que es lo que ves. Los detalles eran importantes. Mientras más se fijara la persona en las cosas que había, más poder y concentración se necesitaba. Y, así mismo, mayores eran las consecuencias físicas que se vivían.
  22. Khufu

    Libro de los Ancestros

    ―Bienvenida ― dice el Uzza, cuando ve a una agitada mujer llegando tras los otros. La deja respirar, Khufu es consciente de que, a veces, puede ser muy escurridizo. Fija su atención en Bastian Karkarov. Al inicio, su respuesta hace que el anciano alce una de sus blancas cejas, pero al final, la mención de la perseverancia lo hace recobrar la tranquilidad. El guerrero solo asiente, esperando por las respuestas de las mujeres presentes. Al notar lo roja que está una de ellas, piensa en ofrecerle más tiempo para descansar, suponiendo que se trata del cansancio provocado por el ambiente no tan agradable en el que se encuentran. ―Bueno, sí, aunque para adelantarse al enemigo no solo necesita un buen físico, sino una buena mente ― responde a la bruja, que en ese momento extiende su mano, aunque Khufu no entiende el para qué, realmente consideraba que la bruja era un tanto extraña ―Mi nombre es Khufu, ahora es su turno ― se presenta, dirigiéndose a todos y mirando al final a Mei, dejándole un poco de tiempo para responder antes de continuar. ―Y tiene razón, señor, quizás todas las respuestas difieran. Y eso es lo que espero, que cada uno sea un guerrero diferente, que cada uno potencie su mejor virtud. Frunció ligeramente el entrecejo, pensando en aquellos que no tenían personalidad definida, predecibles, que no sabían que era lo que querían, que no sabían en que eran buenos. No obstante, los tres presentes se notaban seguro de sí mismos. ¿Seguiría esa seguridad en Mei, Sagitas y Bastian con la petición que Khufu tenía que hacerles? ―Para seguir su entrenamiento aquí, deberán entregarme sus varitas mágicas ― su tono de voz era amable, pero no dejaba a dudas de si hablaba en serio ―Deben confiar en mi ¿lo harán? Mientras esperaba sus reacciones, se dirigió únicamente a Ishaya: ―Dos de tres están bien, tiene razón en cuanto a las restricciones sobre el kansho pero ¿no crees que es un tanto ilógico a la vez? Y aunque a veces creamos que se puede, no es así. Sobre la vara, si las varitas son diferentes, también lo serán las varas de cristal. Dependen del mago, de su esencia, de su poder. Los cientos de pedazos de las estatuas empiezan a elevarse lentamente del suelo, como si el aire estuviera siendo controlado para juntarlos nuevamente. Y así sucede, solo que, en lugar de cuatro, hay una sola figura que se muestra, primero de piedra y luego con el aspecto más humano posible. Es una mujer rubia, de tez blanca, ojos azules y rostro ovalado. Es un rostro de facciones suaves que Khufu no reconoce, pero que seguramente Ishaya encuentra extremadamente familiar. Se trata de Cye Lockhart. O, al menos, una representación bastante similar de ella. De inmediato, un recuerdo relacionado con aquella mujer atacaría la mente de Ishaya. Podía ser algo bueno o algo malo. Algo significativo o algo cotidiano. Algo que involucre solo a ambos o a un grupo grande de personas. Lo que importaba era que mostraría el recuerdo que traía la mente de Ishaya el solo ver la imagen de su pareja. Posteriormente, el hombre tendría que usar nuevamente el anillo de presencia con un alcance mayor y para esto, debía desligarse de pensamientos pasados (y futuros) para poder ver el presente. No sería nada similar al mirar en la biblioteca con el libro.
  23. Khufu

    Libro de los Ancestros

    Eran pocos, pero poderosos. Khufu enseña celosamente los conocimientos del Libro de los Ancestros. Detrás de cada uno de ellos se encuentran historias significativas de su pueblo, de luchas incansables, de verdaderos guerreros cuya vida se dedicó al conocimiento. Ver las estatuas de antiguos compañeros causan estragos en la frágil anatomía de Khufu, pues sus manos tiemblan, aunque de forma no tan perceptible. Son fantasmas del pasado, que le recuerdan que su longevidad también tiene aspectos negativos.. Un suspiro sale de sus labios cuando Ishaya empieza a utilizar poderes uzza en contra de los falsos guerreros. El primero era el más fácil de esquivar, sin embargo, el carácter de los demás era mucho más agresivo. Khufu no iba a intervenir. Era Ishaya quien debía enfrentarse a las estatuas, era él quien debía demostrar que era digno de poseer completamente los poderes ancestrales. El extranjero debía, de forma astuta, encontrar la forma de destruir cada una de las estatuas. Cuando lo hiciera, tendría una nueva misión. Y si lo hacía bien, quizás esa sería la última. Se interesa en demasía cuando invoca un Señor del Caos, aquella magia impredecible no es la favorita del anciano. Aún así, sabe bien que se debe ser muy arriesgado para realizar esas invocaciones. —Mi señor. La voz de Sely interrumpe sus pensamientos y corta el contacto visual penetrante sobre el accionar de Ishaya. Que Sely lo llamara de esa forma solo podía significar una cosa: más alumnos. Con un gesto cansado le indica que está bien, que vaya a verlos, que él puede manejar el estar rodeado por varios extranjeros más, después de todo, aquel pueblo le estaba resultado interesante, más allá de sus esperanzas de reencontrarse alguna vez con Mintaka. Tal cual las órdenes del maestro, Sely, ataviado con una túnica extravagante de colores llamativos como el naranja y amarillo, aparece frente a una mujer, cuyo cabello llama la atención, y de un hombre cuyo aspecto le genera más dudas que respuestas. Contrario a lo que se espera, Sely los recibe con una sonrisa radiante, aunque internamente esté preguntándose sobre la reacción de Khufu ante más gente. —Si me permiten — dice mientras pide con sus manos que lo sigan. No deben caminar demasiado para encontrarse a Khufu e Ishaya, rodeados de cientos de pedazos de estatuas y un cíclope. Claro, esa escena no debe parecer extraña considerando que están en un entrenamiento. Cuando los deja con el guerrero, Sely simplemente desaparece, aunque él siempre estaba pendiente. —La diosa te favorece, respira con tranquilidad—comenta, sin intención real de distraerlo, aunque espera que no sea solo la fuerza del cíclope lo que lo haga victorioso— Dígame, ¿usted cree que un rayo devuelto por un Kansho puede ser devuelto por otro Kansho? ¿Cree que puede escuchar algo utilizando el anillo de presencia? ¿Cuánto tiempo puede soportar intentando ver el presente, si el pasado y el futuro están siempre en su mente? Hasta ahora, el mago le ha realizado pocas preguntas ¿o ninguna? En ese caso, sería Khufu quien las realizaría. Y de paso, algunas cosas que respondiera Ishaya podrían servir para los recién llegados, a quienes todavía no conoce. —¿Y ustedes? —su voz solo muestra tranquilidad, esperando que se presenten y una vez que lo hacen, el anciano prosigue —¿Cuál creen que es el mejor atributo de un guerrero?
  24. Sonrió al ver que su oponente invocaba a un trol. Sin duda, el caos solía ser un ser antojadizo hace no mucho había ayudado al mago y ahora cobraba dicha ayuda con aquella molesta criatura que constantemente le lanzaría árboles desconcentrándolo así de la batalla original. Mientras ambos entes peleaban a unos metros de distancia, una batalla pareja dada la similitud de fuerza. Bien podría haber enviado una criatura distinta que poseyera alguna especie de ventaja táctica sobre el original pero esta vez había preferido simplemente anular dicha defensa. — Cinaede — susurró. El nuevo patronus que había sido invocado en batalla viajaba a gran velocidad hacia él. Sabía que con su actuar no podría evitar a tiempo el ataque del tigre pero eso poco le importaba ahora, era hora de aprovechar la desventaja de Bastian y atacarlo con todo. Un gas venenoso surgió alrededor del mago, envenenandolo inmediatamente, cerrando sus vías respiratorias. Llevándolo pronto a la muerte sino se realizaba curaciones repetidamente, cosa complicada de hacer con un troll molestando. Por su parte, también había decidido invocar a un señor del caos. La última vez que lo había utilizado había sido en la prueba del Libro de Auras y había invocado un cíclope, esperaba repetir la hazaña. Curiosamente, así fue. Con su nuevo acompañante y aliado, la batalla se había desbalanceado enormemente. Bastian, practicamente, luchaba contra tres oponentes al mismo tiempo: Khufu, el trol y el cíclope. Sin embargo, no quería abusar pues la finalidad de la prueba era precisamente demostrar sus conocimientos y muerto era difícil hacerlo. Por lo mismo, decidió no ir con todo. Con un pequeño gesto ordenó a su invocación que acabara con el nuevo patronus. El Fuego Maldito que había invocado el Cíclope acabó en un instante con su oponente. La vista del cíclope quedó brevemente fija en la escena, como disfrutando de que el gran lobo de fuego devorara por completo al segundo tigre de bengala. Khufu, mientras tanto, se curaba sus heridas gracias a un episkey. Las heridas provocados por el animal había desaparecido sin dejar rastro alguno. Ahora se encontraba completamente sano mientras su oponente no. Si Bastian quería sobrevivir a la prueba debía prepararse porque la amabilidad de Khufu no duraría demasiado. Siempre era interesante ver cómo reaccionaban los magos al verse acorralados.
  25. 1d7 Invocación Señor del Caos

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