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Maida Black Yaxley

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Todo lo publicado por Maida Black Yaxley

  1. Agares Todo estaba dicho, la demonio no iba a soltarle un sólo detalle acerca de su Maluk, e intentar averiguarlo sólo acrecentaría el abismo entre ellos dos. Un enfrentamiento a Lyra era casi un suicidio, debía ubicar una manera para encontrarse con Maida sin que esta lo rechazara, la pregunta era cómo. Si se encontraba en Hogwarts, sería imposbiel hallarla, nadie podía ir a esa institución sin estar correctamente invitados. Y si estaba en el castillo, Lyra impediría por todos los medios que pudiera acercarse siquiera. — Está bien —gritó mirando la espalda de la bruja—, me iré. Pero esta no será la última vez que la busque, ¡Y lo sabes muy bien! Se sorprendió a sí mismo siendo tan temerario, tan desprotector de su propia existencia. Desde aquella mañana en Venecia se había visto así mismo en un espejo que detestaba reconocer como el propio. Pero un día todo aquello se desenredaría y la pequeña demonio de ojos azules volvería a sus brazos, esta vez, para siempre. De momento, era mejor no tentar a la suerte, ni a la muerte. Maida, en su habitación. —días después de la conversación con Lionel en Crookshanks El elfo doméstico, regalo de su madre, temblaba contra la puerta desde hacia ya, cinco minutos. Su ama, una pequeña bruja de modales bastante rurales, se encontraba descalza y de puntillas, espiando hacia los jardines posteriores del Castillo IVashkov. Ahí, a pocos metros de distancia, se encontraba y junto a su madre, el ser que había sido capaz de presentarle lo mejor y lo peor del mundo, todo, dividido estratégicamente en los años que habían pasado juntos en Durmstang. Agares había tenido el coraje de hablar con su madre, y claro, por ella ni siquiera había preguntado. Maida había logrado contener la respiración un par de veces. Era como si su cuerpo se negara a aceptar que quería volver a escuchar su voz y dejarle que escuche la suya. No, oírlo no, eso sólo la confundiría más, y la idea era olvidarlo. Exterminar de su vida todo rastro del demonio que ahora tenía la desfachatez de buscar a su madre. ¿Por qué no lo habría matado? Agares muerto, su madre podía, estaba segura, ¿era tan fuerte en su temple? En su pecho un sinfín de emociones revoloteaban y todas tenían que ver con el demonio que ahora enrumbaba lejos del castillo. No podía estar segura de lo que este provocaba en ella, era todo tan confuso que de lo único que podía estar segura era de un futuro dolor de cabeza. Se apartó de la ventana, casi arrancandose los brazos y confrontó a su tembloroso elfo. — Creo que de todas maneras necesitaré ese Obliviate —sentenció casi en un susurro.
  2. Agares Lyra salió pronto y no me dejó estar en el vestíbulo un segundo más de lo necesario. Eso, claro, era previsible. Llevaba casi más de tres décadas sin ver a la hija del demonio que intentó derrocar, no es que le tuviera miedo, es que ella solía ser muy escurridiza, incluso cuando me confiaron el cuidado de su hija no se dignó en aparecerse para amenazarme o algo. A ella no le hacía falta, sabría cada uno de sus movimientos con sólo mirar a través de sus artilugios mágicos. Inhaló hondamente mientras era botado hacia los jardines y camina con toda la digniddad de la que me creía capaz. Era cierto, era un traidor a los ojos de muchos, sobretodo de los que dedicaban su eternidad a larmerle la bota al abuelo de Maida y a toda su estirpe. Yo no. Aún cuando había aceptado mi crimen y castigo, jamás dobalría la rodilla ante uno de ellos, ¡Que soy un legionario del infierno! Había que calmarme si pretendía conseguir algo de la bruja demonio que tenía al frente, un sólo movimiento en falso y mis sueños prohibidos de ver nuevamente a Maluk se harían añicos. — No necesitas recordarme mi sentencia, Lyra, me la conozco de memoria —le dije sin ninguna parsimonia—. Y lo que he venido a hacer no corresponde a ningún "Atrevimiento" como le llamas, Maida sigue estando bajo mi cuidado y supervisióm —dije como si todo aquello formara parte de un trámite ministerial—, tu padre aún no me ha liberado de mis obligaciones como guardián. >>Y fue un demonio enviado por ti, el que nos separó<<, pensé sin estar seguro si ella lo lograría captar o no. De cierta manera aquella carta era la única que podía jugar si quería obtener noticias de mi pequeña demonio, y era una verídica, yo aún no había terminado de entrenarla y lo que era aún peor para mis deseos, aún no lograba contolarla por completo, en cualquier momento podría liberar y entonces sí, todo estaría perdido entre ellos. ¿Era eso lo que buscaba Lyra? ¿Y que quería Maluk? ¿Estaría en casa? No iba a durar mucho tiempo intentando ser razonable con Lyra si lo único que quería era saber de ella. — Voy a tirar una moneda al pozo de deseos Lyra, —comencé mostrando lo capaz que estaba de perder mi rango y mi orgullo por su hija—, ¿es posible que luego de intentar matarme, me permitas verla? ¿Quiere hablar conmigo? ¿Le has dicho algo? @@Lyra Katara Selwyn
  3. Mientras caminaba a veces detrás, a veces a la par de Lionel, ella no pudo evitar prestar atención a ciertos detalles, sobretodo a ese de que la había pasado mal el año pasado. Una punzada de culpabilidad le pegó en la boca del estómago, en esas fechas ella estaba bastante concentrada en darle la contra con todo el tema de Agares, y realmente se había comportado como una tonta adolescente muggle. No supo realmente si la culpa llegó a sonrojar sus mejillas, pero si esperó que su hermano menor no la pudiera notar. — ¿Ranas Lunares? Me pregunto de dónde salen algunos nombres del Callejón Diagon —comentó sin darle demasiada importancia—, seguramente lo visitaré pronto, de momento creo que me quedaré por aquí, de paso podría ir conociendote un poco, si no te molesta. Le sonrió con amabilidad y lo siguió hasta el interior de la cabaña. — Me alegra mucho que la tía Tauro haya podido ayudarla en semejante trance, yo aún no la he podido conocer —dijo abiertamente, pues seguramente él si la conocía—, a la que si conocí gracias a unas reuniones de brujas, fue a la prima Rachel, me contó que también había estado fuera de Ottery por mucho tiempo, aunque claro, en mi caso, no es ausencia, sino que desconocía por completo este pueblo. La cabaña era confortable y austera, muy similar a la casa que ella había usado durante vacaciones en Bulgaria, allá cuando Sofía se hacia una ciudad muy bulliciosa para ella y para su padre. No tomó asiento inmediatamente, antes, curiseó un poco en las fotografías, era realmente conmovedor ver que todos los hijos de Lyra estaban reunidos ahí de cierta forma, aunque jamás hayan compartido un tiempo completo juntos. Algo así como la nostalgia de las semanas que ya habían pasado desde que conoció a Eliah se apoderó de ella. ¡Así que así se sentía tener hermanos! — Quisiera olvidar los últimos dos años, y mi viaje a Venecia —dijo sin importarle ser indiscreta, Lionel era sangre y eso había que considerarlo—, pasaron cosas que me dañaron y la verdad, no creo que sin un hechizo de memoria logre superarlo como corresponde. Quizá cuando este más y mejor establecida decida recuperar los recuerdos. @@Lyra Katara Selwyn
  4. June llega pronto y saluda de la manera más amistosa posible, incluso para alguien como maida es imposible que esa actitud no le robe una sonrisa. No están en el mismo año, pero para que la ojiazul pueda considerarse sincera consigo misma, se sentía más de quinto que de Séptimo, y eso que había logrado considerar buenos amigos a un par de compañeros de clase. Pronto un mozo se acercó a ellas, y June, ansiosa ordenó unos cosos de choclate, a ella no le gustaban demasiado los dulces, o bueno, no de ese tipo tan refinado, con unos caramelos le bastaba. ¿Por qué había escogido aquella pastelería? ¡Ah si, la decoración! — Para mí una taza de té de manzanilla por favor, y nada más —ordené cerrando la carta y entregándosela. Aprovechó para observarla, seguramente le haría bien tener ese descanso entre las clases, a veces los TIMOS's podían ser realmente absorventes y había que esforzarse mucho para obtener un poco de tiempo libre. Miró luego hacia las calles del callejón Diagon y se preguntó que le habría preguntado mil años atrás a alguien para no sonar entrometida. — ¿Y entonces? ¿Van bien las clases? Yo apenas entiendo como es que ya estoy en Sétimo año, realmente esperaba no volver al colegio luego de terminar Durmstang, pero no quería decepcionar a mi madre y decidía tomar las clases de Hogwarts, aunque claro, ya casi no me falta nada. Era cierto, posiblemente la siguiente vez que se viera con June, ella estaría cursando Séptimo, y Maida sería una graduada más del Colegio de Hogwarts de Magía y Hechicería, En ese instante una taza de manzanilla se situó frente a ellas, un paltito con brownies, y un café humeante. — Debes tratar de equilibrar tus estudios con un poco de vida social o terminarás abrumada, pero sin relajarte demasiado, por favor —¡Genial! Ahora sonaba como su madre.—, No sé, no soy especialista en esos temas. De hecho eres la primera compañera de Hogwarts con la que salgo a comer algo, es extraño. Nuevamente un comentario torpe. — Quiero decir, extraño bien. @imkup
  5. Maida Ivashkov ya había estado en esta pastería que parecía sacada de los sueños más extravagantes de la realeza francesa, aunque claro, no era un recuerdo al que le tuviera particular cariño, decidió hacer caso omiso a aquello e invitar a la Señorta que había conocido en Hogwarts a comer algunos pastelillos, como siempre se encontraban en el colegio, supuso que sería un toque distinto a las parades grises de piedra. Se retiró la capa de terciopelo azul que cubría su atuendo mientras tomaba asiento en una de las pequeñas salitas del lugar, una mesera se le acercó de inmediato, pero ella la rechazó, esperaría que la muchacha llegara para ordenar juntas. No era muy de su estilo ser tan sociable, y de hecho un ligero escozor subía por sus piernas mientras sus dedos tambolireaba sobre la superficie de la mesa, pero su propia experiencia como chica nueva en el Colegio la había llevado a aquello, era díficil pasarse los días simplemente con la nariz metida entre los libros, más aún cuando notabas que todos los profesores parecían tentados a poner sus vidas en riesgo, ¡Qué manía! En fin, Maida se alisó unas arrugas inexistentes en la falda turquesa que había escogido para ese día y relajó un suspiro mientras esperaba. @imkup
  6. Agares Si, aquello parecía una locura inventada por algún mocoso menor de quince años, llevaba ya dos meses fuera de la vida de malŭk khertsoginya na tŭmninata**, sabía dónde se encontraba pero tenía pavor de enfrentarla, si, había que admitir la maraña de emociones que se encontraban dentro de su oscura alma desde aquella noche en Venecia dónde un demonio enviado por la madre de Maida arruinó sus planes de escape. ¿A quién habría escogido la Maluk? ¿A él que era un traidor a la estirpe de su abuelo? ¿O a su familia? Aquella duda carcomía la poca cordura que aún poseía el demonio. Se prometió a sí mismo no dañarla al ponerla a escoger entre esas dos opciones, pero a nadie engañaba, se había mantenido oculto, acechando sus pasos, siguiéndola, cuidándola como había hecho desde que le fue etregada a su cuidado cuando apenas era una niñata de tres años que corría libre por los prados de Bulgaria. Y se había sentido suyo desde entonces, ¡Vaya castigo! Venir a enarmorarse de la peor demonio engendrada en el infierno, en una que no temblaría en dejarlo una noche, como si fuera un estropajo cualquiera. No, a ella no le importarían sus dominios sobre demonios, no le importaría nada, y le dejaría. Por eso Maluk, jamás debía liberar la reencarnación que llevaba corriendo entre sus venas. Nunca. Y ahí estaba, dispuesto a perder la cabeza por una chiquilla que seguramente le odiaba, decidido a confrontar a Lyra, su madre, con tal de tener un par de migajas de noticias de ella. Noticias más cercanas, quizá una alusión a su nombre, talvez una esperanza. Aunque ella le asesinara. Quizá incluso verla de lejos. Una última vez antes de caer bajo el rigor con el que seguramente sería recibido. Tomó la forma de un joven británico, uno de cabellos rubios, sin poder ocultar los ojos verdes que siempre había portado con ellas. Vestido como un mago cualquiera, se acercó a las puertas de aquel castillo, no quiso aparecerse, eso alertaría a Lyra, y había que ser cautelosos, a lo mejor así tendría la oportunidad de decir más de dos palabras sin ser asesinado. Una criatura insignifcante salió a su encuentro y tuvo que guardar el deseo de sangre para poder preguntarle. — ¿La señora Lyra Katara, se encuentra en casa? —sus ojos apenas rozaron la figura deforme del elfo doméstico— Necesito hablar con ella a sola. Dígale que Agares ha venido a visitarla. Claro, en esa tirada de suerte, él llevaba las peores cartas, pero al final del día no era un demonio cualquiera, y si tenía que morir a manos de la hija de Lucifer, lo haría desplegando sus mejores artes. Su mejor porte. Aunque en el fondo, sólo deseara ver esos ojos azules una vez más. @@Lyra Katara Selwyn
  7. Luego de semejantes tribulaciones por las que se vio obligada a pasar Maida Ivashkov, era justo —o así lo pensó ella—, un poco de descanso. Originalmente pensó en un corto viaje a Escocia o Gales, sin embargo, no tenía registrada en Ottery más direcciones que las de su madre en el Castillo Ivashkov y las de su protectora en el Castillo Triviani, y bueno, la primera mencionada no estaba en casa, así pues, terminó decidiendo probar suerte con la matriarca Triviani. Ordenó a su elfo doméstico que pusiera un par de prendas en el bolso y algunos sombreros, tenía manía con ellos, la mantenían cerca del recuerdo paterno, sólo sería una visita corta, pero prefería estar lista. El imponente castillo se alzaba frente a sus ojos, y aunque un estanque podía parecer que aminoraba la majestuosidad de la visión, sólo lograba ordenar el cuadro. Se preguntó si los mitos urbanos que albergaban los familiares eran cierto y si pronto ella misma sería víctima de aquellas maldiciones, pero claro, eso no la inquietaba, estaba acostumbrándose a lo malo. Sus balerinas de baja suela la llevaban hacia el pórtico casi en silencio absoluto, por eso le sorprendió que cuando quiso tocar o llamar la atención de alguna manera, un elfo doméstico saliera a su encuentro y la hiciera pasar al vestíbulo. — Maida Ivashkov —le dijo sin mayores presentaciones—, quisiera ver a la Señora Triviani, seguramente ella entenderá mi visita. Su voz no había sido autoritaria aunque si firme, por lo que el sirviente desapareció dejando a la joven sola entre la opulencia de aquella decoración italiana. Pronto un espejo llamó su atención y muy a su pesar, dejó que sus ojos azules evaluaran su atuendo y forma de verse. Le gustaba demasiado caminar por lo que sus mejillas estaban bastante sonrojadas, la melena castaña oscura caía alborotada sobre sus hombros sin ningún pudor, haciendo contraste con aquel vestido de volantes sueltos y de color claro. Se mordió el labio inferior y dejó el bolso en el suelo, siendo razonables, parecía que hubiera caminado desde la misma Bulgaria, y había que lucir presentables frente a Alyssa. Dejó que la temperatura del ambiente bajara los colores de su rostros mientras sus dos manos trenzaban el cabello rápidamente hacia un lado. Al menos así, parecería más una bruja de Ottery que una campesina muggle. @@Alyssa Black Triviani
  8. Si, creo que queda mejor así, sino suena más enana de lo que de por sí ya me hice en la ficha jajaja Apenas ponga un pie en el Castillo,te etiqueto <3 Si, a mi el Google me ayuda con el búlgaro xD Beso n.n Edito para poner algo vital, no para completar las dos líneas, nooo. Emmm se puede ir ya con las maletas para el finde, no? Jajaja xD Ahora si, beso n.n
  9. Gracias y si, me gusta mucho la idea de ser la "ahijada/protegida" tuya. Así ya tengo con qué amenazar a todos (?) Broma xD Seguro me pasó por el Castillo a pasar el fin de semana por ahí. Por cierto, pensé en mi apodo mafioso, pero no sé nada de italiano, me gustaría "Pequeña duquesa infernal" que es como mi guardián (personaje inventado) me llamaba de niña *-* @@Alyssa Black Triviani
  10. Bueno, bueno, para variar yo xD pues nada, andaba paseando y me topé con este topic de pura casualidad (?) na, es mentira, pero es que buscaba una segunda familia (adoptiva) con la mayoría de integrantes mortífagos y bueno, aquí estoy. Me gusta porque aunque me han dicho que la familia es antigua, es pequeña y compacta *-* xD, así no me pierdo en tantas ramas de árbol genealogico. Como sea, pues, dejo ficha. Nombre de Usuario: Maida Ivashkov Ficha de Personaje: http://www.harrylatino.org/topic/108867-ficha-de-maida-ivashkov/ Bóveda Personal: http://www.harrylatino.org/topic/108870-boveda-de-maida-sc/ Preferencia sobre por quien quieres ser adoptado: Por Susan (¡?) xD jajaja mentira, que es muy joven para ser madre xD No sé, me es indiferente esta vez xD Es más si desean me adoptan como la prima búlgara lejana (?) Seudónimo Mafioso: -- Trastorno Mental (Opcional): Mezclar apellidos extraños, cuenta? xD No, ninguno desde ahora. Beso n.n @@Alyssa Black Triviani
  11. Al ingresar por dónde Lionel le había indicado pudo vislumbrar un mostrador vacío, no le tomó importancia y prefirió escuchar las respuestas que tenía el adolescente por contarle. Así que sólo animales muggles, sería interesante tener alguno, uno que no requeriera tanto espacio, pero bueno, ya tendría tiempo de pensarlo con mayor detenimiento. Sobre tener una lechuza aún se encontraba indecisa porque finalmente, si necesitaba comunicarse con suma urgencia, siempre podía usar el elfo doméstico, que para eso servía. — Así que entonces si no la encuentro en casa, estará por aquí —de paso que se comunicaba un poco y dejaba de parecer una estatua andariegda, tomaba notas mentales de aquel lugar que parecía no tener fin—. Rodeada de animales y de la compañía de sus empleados, ¡Ay! Creo que debí decirlo al revés. No pudo evitar sonrojarse, no quería ser grosera, tampoco era su estilo sonar tan burra, pero pues, eso de tener tacto a la hora de hablar nunca había sido su mejor cualidad. Ojalá Lionel también compartiera algo de su carácter. — No me importa caminar, sobre todo si la compañía y el lugar son gratos, y la familia siempre es lo principal —le comentó mientras le seguía los pasos al menor de sus hermanos —. Para serte sincera, si me sorprendió enterarme, pero a lo largo de mi vida he estado metida en tantos secretos que creo que debería tener por lo menos el doble o triple de edad, por lo que no estoy en posición ni en ánimo de pedirle explicaciones a Maminina. Encogió los hombros porque él pareció extrañarse del apodo. — No sé, supongo que me resulta en mayor confianza llamarla así —escondió una risilla, no estaba segura finalmente si a ella le agradaba el apodo o no, pero lo usaba de todas maneras—. Acabo de terminar las clases y con todos los trámites que tuve que hacer en el Ministerio de Magia, la verdad, necesitaba un descanso. Una consulta, ya que eres el que más convive con mamá, ¿tienes idea de si ella puede hacerme alguna especie de hechizo desmemorizador potente? Luego si deseas te contaré que es lo que quiero olvidar, pero la verdad, me vendría de maravillas algo así. Y antes de ella misma verse envuelta en sus propios recuerdos, fijó la vista en los paisajes y detalles del lugar, preguntándose seriamente como era que se escondía un tren en un negocio de Diagon. Maminina tenía habilidades bastante más sorprendentes de las que Maida imaginaba. @@Lyra Katara Selwyn
  12. Siiii, y una de ellas es mi Maninina *-* que además de tener toda la nerditud del mundo mágico para seguir cursando, tiene paciencia para enseñarle a las nuevas generaciones. Felicidades a ambas! PD.- Sagitas tiene razón, es un buen reportaje
  13. Una voz sobresaltó a Maida mientras quedaba colgada sin saber como saludar al elfo, que ahora sabía, se llamaba Venkman, detrás de la criatura apareció un adolescente que podía ser el retrato vívido de su madre, aunque claro, masculino y menor. Sin duda alguna ese debía ser Lionel, del que su madre le había hablado una vez pisó el Castillo Ivashkov. Le sonrió sorprendida mientras escuchaba algo de unas fotos en la cabaña, igual que fotos de Eliah, no era raro, a pesar del carácter poco sociable de Maida, se había permitido a lo largo de su corta vida, algunas licencias para sus seres queridos, fotos para Lyra era una de aquellas permisiones. Contuvo nuevamente una risa cuando le vio tratando de alisar unas arrugas inexistentes en su vestimente, al parecer, era un rasgo genético el que compartían los hermanos. Quiso demostrarle lo contenta que estaba de por fin conocerle, sin embargo, algo tiró de su ombligo y no pudo acercarse a él. >>Paciencia<<, pensó y le hizo una reverencia ligera con la cabeza acompañandola con una sonrisa. A pesar de saber que compartían el apellido y la sangre, Lionel era un hombre, y al parecer, la ojiazul tendría que pasar terapia para poder comenzar a relacionarse mejor con ellos. — Muchísimo gusto, Lionel, y si, yo soy Maida, la de las fotos —comentó sonriente antes de darle paso a un semblante de curiosidad—, ¿Eliah por aquí? La verdad es que llevo mucho tiempo sin verlas a ambas, estuve en Hogwarts, pero acabo de terminar mis TIMO's y venía a descansar un poco en brazos de mamá. Mientras le explicaba eso, notó que el pequeño elfo andaba a un costado, un poco sin saber como reaccionar o qué decir, por lo que ella hizo un ademán con los brazos y continuó. — No retes mucho al elfo, en realidad, creo que estaba a punto de llevarme con mamá, pero claro, teniéndote a ti de guía, estoy más que segura que llegaré sana y salva —refirió para por fin dar un par de pasos en el interior—. Consulta rápida Lionel, ¿qué clase de animales vende por aquí? Aunque era extraño conocer de aquella forma a su hermano, supuso que para él también sería raro que siendo una jovencita, no se lanzara a sus brazos y fuera más demostrativa. Ella misma no sabía que hacer con sus manos. El rostro del adolescente le recordaba tanto a su madre, que honestamente, casi podía sentir la misma calidez que su Maminina le proporcionaba. Tiempo al tiempo, y bueno, espacio al espacio, estaba segura que pronto despegaría sus miedos y podría demostrarle verdaderamente cuanto le alegraba no ser hija única como se había criado. Incluso por un momento pensó en su padre, pero antes de dejarse invadir por la nostalgia, decidió escribirle una carta apenas llegara a casa y con eso, calmó los remordimientos de saberlo solo en Bulgaria. @@Lyra Katara Selwyn
  14. La ojiazul no se encontraba del mejor de los ánimos, las recientes clases en Hogwarts sumados a sus trámites en el Ministerio de Magia sólo la habían orillado a encerrarse nuevamente en el Castillo Ivashkov, se dio cuenta que aún todo era muy reciente y que necesitaba de su madre y de sus habilidades especiales para sobrellevar lo que se venía encima. Supo a través de su elfo doméstico, que su madre poseía un negocio en Diagon en el que seguramente podía encontrarla sin necesidad de usar el traslador hasta Transilvania, pero al llegar a la ubicación indicada, se topó con un letrero que pedía, ¿cariño? Maida casi no pudo contener una risa traviesa y comenzó a acariciar con la mano derecha el letrero. — No vengo por un animalillo, pero la dueña es mi madre y te agradecería muchísimo si me dejaras pasar —le contó sin saber si los extraños la tildarían de loca o de bizarra—, por favor. Pasaron unos segundos en los que la Ivashkov no supo si seguir acariciando el lomo de aquel letrero, ponerse a cantar o darle un beso, pero afortunadamente, en ese instante, la puerta se abrió dando paso a un elfo que ella desconocía. Se separó unos pasos hacia atrás y le saludó sin saber si hacer una reverencia, darle la mano o qué. — Bueno, buenas, yo soy Maida Ivashkov y venía a buscar a mi madre, Lyra, ¿crees que puedas ayudarme pequeñajo? —preguntó lo más amable que pudo. Ella aún no entendía el porque algunos magos tenían la horrible tendencia de maltratar a sus sirvientes. @@Lyra Katara Selwyn
  15. Buenas noches, yo vengo a pedir remodelacióbn de Ficha y bueno, de paso añadir y quitar algunas cosas. Quitar: Familia Adoptiva Rambaldi. Añadir: Bóveda Familiar Ivashkov. Modificar: Historia de Personaje, Cualidades Psicológicas, Otros Datos Y entonces, quedaría algo así: ¿Así se hace? Mil gracias al que le toque hacer el cambio, gracias, gracias, gracias ♥
  16. A pesar de estar muy atenta a lo que decían su madre y su hermana, Maida se quedó en la luna tratando de averiguar cómo es que iba a recuperar su equipaje y sus pertenencias personales, aún todo eso estaba en Italia. Consigo llevaba lo que tenía puesto, su varita y unas cuantas prendas en un bolso, nada ostentoso, nada indispensable. Tanta había sido su necesidad de irse. — ¿Sorpresa? —preguntó cuando sintió que si no respondía quedaría como una tonta, tomó un palillo de esparragos entre los dedos y se puso de pie— Yo seguiré tu consejo e iré a mi habitación, mientras más rápido me instale, mejor me acomodarán las ideas en la mollera. Intentó que su sonrisa fuera lo más sincera posible, pero pues, ahí estaba, sin saber exactamente que terreno pisaba. Sea cual fuere su destino ahora, al menos contaba con familia. Una que no permitiría que se hiciera daño a sí misma, por mucho que quisiera hacerlo. Caminó hacia la puerta de la habitación y se acordó de despedirse. — Que tengan buenas tardes, noches o lo que sea, ha sido un gusto conocerte Eliah, si necesitas algo, ya sabes dónde nos ha colocado nuestra mamá —dijo a punto de estallar de risa—, que estés bien, Maminina —un viejo apodo que le tenía a ella en exclusivo. Salió del cuarto materno y cruzó el pasillo para encontrarse con una criatura de lo más extraña, debía medir unos sesenta centimetros por lo menos, de piel parda y nariz muy puntiaguda. Unos cuantos pelos en la cabeza con esa piel arrugada y una expresión extraña, una mezcla de temor y ansiedad. Maida arrugó la nariz, no porque oliera feo, quizá por precaución. — Supongo que tú eres mi sorpresa, ¿verdad? —preguntó. — Así es señorita Maida. — ¿Tienes nombre? — Mushu, mi señorita, el elfo a su servicio se llama Mushu. — ¡Vaya nombre raro! —apuntó ella mientras se adentraba a su nueva habitación e indicaba al elfo que la siguiera— Bueno, no sé exactament... Pronto la puerta se cerraría y las órdenes de la Ivashkov comenzarían a llenar la lista de deberes del sirviente. @Eliah Ryddleturn @@Lyra Katara Selwyn
  17. Maida escuchaba atentamente lo que se suponía eran las explicaciones de Lyra acerca del distanciamiento de las hermanas, a ella le encajaba todo perfecto, aunque dándole honor a la honestidad, hubiera sido agradable conocer a su hermana antes, quizá si ella hubiera estado cerca, la menor de las brujas jamás hubiese pensado siquiera en desafiar los consejos maternos. Sacudió un poco la melena, despejando semejantes pensamientos de su revoloteada cabeza. Ya pensar en aquello no valía la pena. Se escabulló de las miradas de ambas comiendo un poco de las verduras que había pedido, y es que si comía era por no morir de hambre, puesto que las ganas no las había recuperado aún, y estuvo atenta a las indagaciones que aún hacía Eliah. ¿Selwyn? Eso si que despertó su curiosidad, ella siempre había tenido el mismo apellido Ivashkov, claro que no sabía nada del árbol familiar, para ella su mundo siempre habían sido su padre, su madre y bueno, él. Por lo que saber que habían lazos mezclados con otra familia, ¡Qué manera de ocultar información la de Lyra! Sus ojos azules se posaron en su hermana como si tan solo viéndola pudiese descubrir esa parte de la historia familiar que desconocía, y claro, preguntándose a la vez, ¿por qué ella tenía que controlar su naturaleza demoníaca mientras que a Maida le habían enseñado a reprimirlo? No era lo mismo, la castaña ni siquiera sabía como es que perdía el control, o bajo que situaciones podía ocurrir esto. Ella simplemente ignoraba ese lado suyo, casi a la perfección. — Hay tanto por descubrir con ustedes dos que francamente siento que vuelvo a tener cinco años en lugar de los que poseo ahora —comentó dejando a un lado el plato y los cubiertos—, Eliah, ¿te molestaría si en otro momento puedo acosarte a preguntas? Realmente creo que serías buena maestra para ciertos aspectos que sería mejor tener a raya. La menor de las hijas de Lyra se hallaba ya más cómoda ante la presencia de ambas mujeres, y hasta cierto grado había olvidado el produndo tajo que dividía sus emociones en los últimos días. Aunque era una costumbre muggle, había que reconocer que la frase caía a pelo "tu hogar está, donde está tu corazón". y aunque apenas estaba conociendo a su hermana y había pasado mucho tiempo desde la última vez que vio a su madre, la Ivashkov se sintió reconfortada. @@Lyra Katara Selwyn @@Eliah Ryddleturn
  18. La joven aspirante se quedó de piedra al escuchar que había sido especialmente invitada a ese lugar, que significaba tanto para él, asintió con gentileza mientras unos empleados le traían una carta. Lo cierto era que no tenía demasiada hambre, no era una persona con el apetito particularmente desarrollado, aunque claro, significaría una completa grosería por su parte no pedir algo, aunque fuere pequeño. — Hagamos algo, tú ordena algo dulce para mí y yo lo comeré sin chistar, en este menú hay tantas opciones que terminaría por rendirme y no ordenar nada —concedió cerrando finalmente la carta y cediéndosela—. Con respecto a mí, pues he estado haciendo unos trámites un poc engorrosos para certificar mi llegada a Inglaterra y bueno, eso me ha tenido un poco atareada, de hecho, esta es la primera vez que salgo del Castillo. Ladeó un poco la cabeza, como sopesando lo que contaba, dándose cuenta que estaba en lo cierto, desde que se había reencontrado con su madre casi que no había puesto un pie fuera de casa. La tranquilidad en esos días era algo que tomaba por invaluable y bueno, había que disfrutarla o al menos valorarla. Examinó un poco al elegante caballero que tenía al frente, estaba muy consciente de no haber respondido a sus halagos, y es que ella no estaba acostumbrada a recibirlos, terminando siempre con frases que la delataban como una tontuela más. No quería dejar esa impresión, y ya consideraba un gran logro el hecho de no haberse ruborizado hasta la orejas. — Por cierto, sigo sin saber porqué me dices "princesa Búlgara", no ostento ningún título nobiliario que lo avale, aunque he de recordar que la primera vez que nos vimos, mencionaste que te gustaba mi acento —empezó—, nunca he sabido agradecer las galanterías, pero quiero que sepas que si las valoro mi buen Albus. Miró las calles una vez más, buscando contener su ansiedad de manera satisfactoria, mientras veía algunios sombreros que le llamaron la atención. Una anciona lucía una panela bastante desproporcionada pero ella sabía llevarala, había que reconocerle eso. Albus para nada parecía un hombre tímido y Maida supuso que debía ponerse a la par, aunque no supiera como hacerlo exactamente, así que aprovechaba sus distracciones pequeñas para poder tomar impulsos. — ¿Tú ya terminaste de estudiar en Hogwarts? Yo estoy por iniciar apenas, parece ser que mis años en Drumstang no han servido de mucho y bueno, no pienso dejar el nombre de mi buena familia por los suelos, toca volver a los pergaminos y calderos —explicó regresando su mirada al apuesto mago que tenía al frente—, aunque la verdad, nunca he aprobado la manera en la que Hogwarts admite con tanta facilidad la diferencia entre los magos. Incluso entre los mestizos hay clases, algo que mi nuevo colegio, no cree. Y es que claro, ella misma era una mestiza, hija de un simple muggle fabricante de sombreros, sin embargo, por línea materna estaba emparentada con una familia sangre pura, aquello la hacía distinta. No era una Weasley cualquiera, no se relacionaba con cualquiera y durante años, incluso tuvo las amistades que buenamente seleccionaban para ella. Mestiza o no, no era de la misma categoría que los mestizos que profesaban en sus líneas optar por matrimonios con muggles, ella jamás se metería con un muggle. Y dada su última experiencia, tampoco con demonios. @@Albus Severus Black
  19. A decir verdad, lo expresado por su hermana y madre la confortaron un poco, al lo mejor eran las circunstancias de su llegada al Castillo lo que motivaban o mejor planteado, desmotivaban sus palabras. Estaba mental y emocionalmente agotada, lo suficiente para incluso ignorar el tema de no haber sabido de la existencia de Eliah hasta esos precisos instantes. Se decía una y otra vez que no estaba por cuestionar a su madre y por otro lado, estaba siempre la tentadora opción de verla en aprietos. No había exacta necesidad de ser crueles, pero si de divertirse un rato. Pronto los elfos trajeron algunos potajes y entre ellos, un plato con unas rodajas moradas del fruto que había solicitado, cogió un tenedor y cuchillo para dedicarse unos minutos a cortarlas en trozos más pequeños. — No, yo no creo que debamos hacerle preguntas Eliah, de hecho no se me ocurre ninguna ahora mismo —dijo comenzabo a sentir la vena traviesa palpitar en su sien—, aunque mmm, veamos, ¿Bulgaria era un país muy grande como para no hacer coincidir a tus dos hijas? Me lo pregunto porque la última vez que revisé un mapamundi no me lo pareció así, pero a lo mejor es sólo que jamás fui buena con la geografía muggle. Decidió no mirar a Lyra mientras se llevaba un trozo del morado fruto a la boca. Le faltaba sal. ¿era real la sensación que tenía de querer asesinar a alguno de esos pequeñajos? Sonrió y miró a su hermana, le parecía que con este ligero cuestionario pornto se harían, mucho antes que amigas, cómplices. Muggles, brujos o demonios, era sabido que es un placer culposo de los hijos, poner en aprietos a los padres. @@Eliah Ryddleturn @@Lyra Katara Selwyn
  20. Antes de acudir a la reunión, la ojiazul tuvo la precaución de averiguar un poco sobre el lugar, sonrió muchas veces frente al espejo al encontrarse divertida mientras escogía entre sus múltiples sombreros. Terminó escogiéndo una boina negra que le permitía llevar el cabello recogido en un moño lateral. Impermeabilizó mediante magia todo su atuendo pues el día estaba repleto de nubes grises y seguramente cuando llegara a la panadería estaría chorreando lluvia por todos los lados. Prefirió la comodidad de un par de jeans negros y una blusa holgada negra atada al cuello, se cubrió con una capa roja de pana, solo para no estar muy monocromática y se enrumbó al lugar indicado. Estaba ligeramente tarde para cuando llegó al Callejón Diagon, pero afortunadamente y a pesar de la lluvia, que finalmente había llegado, seca. Ingresó y preguntó a una señorita del staff por el joven Albus Black, siendo inmediatamente conducida a uno de los salones del lugar. Maida sonreía muy complacida del lugar, las lámparas colgando, el fino mármol y los muebles la habían transportado a un sitio muy diferente al de la lluviosa calle. Lo distinguió a lo lejos, observando la calle desde su asiento. Recordó, cuando en la estación de tren, su compañero de vagón había preferido ir al Ministerio de Magia que escoltarla, un grupo de amgos la entretuvieron y le indicaron un hotel indicado dónde poder descansar. Entre esos magos se encontraba el moreno Albus Black, había acordado con él volver a verse, aunque para ser sinceros, ella había esperado dilatar ese encuentro lo más posible. Cuando recibió la lechuza con la invitación en el pergamino, no tuvo el coraje de declinar la invitación. Se armó de valor tomando una bocanada de aire y se quitó el abrigo rojos, no era necesario ahí dentro, con la iluminación que además de amarilla, era cálida. Tomó asiento frente a él intentando ser lo más sigilosa en sus movimientos y cogió los lentes de sol puestos en el centro. Se los colocó y llamó su atención aclarándose la garganta. — ¿Qué cuentan los bares de Londres a los que pretendían llevarme? —dijo con un marcado acento búlgaro, sabía que a él le gustaba, se lo había hecho saber en los primeros cinco minutos de conocerse— No deberías ver lo gris que están las calles justo cuando tienes una verdadera obra de arte en este local. Puso su abrigo doblado al lado de su asiento, y se sacó las gafas de sol para volverlas a su sitio mientras le sonreía a su interlocutor. — ¿Has pedido ya algo? —preguntó curiosa Maida volviendo a perder su mirada en los detalles decorativos de aquella instancia— ¿Crees que María Antonieta habría aprobado este diseño o ella sería incluso más exigente? La pregunta la había realizado con un tono ligeramente inquisitivo e instigador, como si ella misma estuviera evaluándolo. Finalmente añadió. — Yo estoy fascinada, has hecho una buenísima elección.
  21. Los ojos de la bruja se movían cautelosos buscando aquella cafetería que estaba segura se encontraba dentro de aquella tienda y claro, luego de unos segundos notó que su mano se había quedado en el aire, justo como las palabras del mago que, ahora sabía, se llamaba Aziid. Se quedó pensando un poco en sus palabras, no entendía quién podía estar en contra del manifiesto religioso que significaban los dioses en alguna cultura, es decir, no es que ella hubiera escogido ser una virgen de Apolo de haber vivido en la antigua Grecia, pero todos necesitaban algo en que creer. O bueno, era una convención universal en la que poco o nada podíamos hacer. De todas formas no dejó ver su enojo por el desplante de la mano y simplemente resopló muy quedamente. - No fue idea mía venir aquí, creo que conociendo tus gustos y disgustos —explicó llevando sus manos a sus cabellos por unos segundos—, ha sido tu primo el que ha querido jugarte una ligera broma. No lo culpo, pareces el blanco perfecto para bromas de este tipo —lo estudió un poco de pies a cabeza—. además, tú encajarías perfectamente como un dios griego de los páramos, guapo, atlético, de buen porte, seguramente las historias te pintarían rodeado de muchas ninfas del bosque. Le sonrió, - Y no conozco ningún hombre que deteste la idea de verse rodeado de niñitas tontas bailándoles alrededor. Caminó unos pasos hacia uno de los ventanales de la pirámide, disfrutando de la vista que Aziid tanto parecía detestar y sopesó su pregunta. Como siempre, estaba la alternativa de ser directa y contestar lo que ella creía era la cuestión indicada, o estaba la opción más entretenida, aunque más cliché de jugar su mismo juego y hacerse la interesante. Entretanto lo consideraba abiertamente, se dedicó unos segundos a quitarse el abrigo, no estaba haciendo tanto frío como había pensado al inicio del día. - Si te refieres a qué hago aquí en el Atelier, ya que dije que fue idea de tu primo, y si te refieres a qué hago aquí en Londres, pues su´pongo que tentar a la suerte, intentar perderme entre tanta bruja y así, mil cosas indefinidas realmente —informó decantándose por no verse tan pagada de sí misma—, vamos a otro lado si así lo prefieres, no tengo inconveniente, pero si no te importa, quedémonos aquí y echemos un vistazo a los jardines, puede que a ti no te interese complacerme pero en mi caso particular, no sabría como hacerlo, apenas te conozco. Colocó su saco en uno de los percheros cerca de la puerta dándole poco menos de dos minutos para tener alguna respuesta y se posicionó frente a él, intentando con el mayor de sus esfuerzos posibles, comenzar de cero, sin que ambos terminaran cayéndose mal. Aunque hizo una nota mental para enviarle un vociferador a su ex compñaero de Drumstang. - ¿Y entonces? ¿Te vas, te quedas, nos quedamos o nos vamos? @Röv
  22. @@Ashura Lestrange, muchas gracias en serio, me ha encantado sobremanera lo que hiciste con la imagen que Cómo tú dices es hasta sencilla. Espero quedarme con esta firma mucho tiempo, pero si tengo alguna otra idea, ya sé que contigo puedo hacer cualquier detalle. Nuevamente, gracias.
  23. Se sintió un poco abrumada entre tanta servidumbre, esa, suponía, era una de las cosas más extrañas en su personalidad, por proteger a Iván, siempre habían hecho las cosas casi al estilo muggle, y claro, había que aclarar que ese "casi" significaba haber tenido que lidiar con algunos demonios de cuando en cuando, pero una cosa era eso, y otra esos elfos domésticos, con su aspecto todo extraño. En un afán por desligarse de todo lo que la podía relacionar con su naturaleza demoníaca, se dijo a si misma que debía conseguirse uno de eso, aunque le costara acostumbrarse a tenerlos siempre pululando como ratas más grands del promedio normal. Se puso de pie para espiar un poco por la puerta y asegurarse sobre la ubicación de la habitación que le había sido asignada, justo al lado de ELiah, seguramente en un futuro no muy lejano podrían compartir cosas agradables o volverle a hacer sentir situaciones incómodas a la animaga que tenían al frente, de sólo pensar en esos detalles sonrió de lado.Eliah se parecía mucho más a su madre de lo que ella pudiera pareceser en toda una vida, aquellos rasgos finos y agatados de los que ella estaba desprovista. Suspiró. Tenía la pésima costumbre de no exteriorizar sus emociones o pensamientos, ni siquiera con la gente que se suponía debía gozar de su entera confianza, y así, quedarse minutos enteros divagando sobre el porvenir de las doxies en el siguiente Congreso de Criaturas Mágicas mientras el resto de personas a su alrededor la podían creer catatónica. Ahora mismo tenía la mirada un poco petrificada en el diván que poco antes había ocoupado, tratando en su mente de inferir como debía realizar los trámites para tener un elfo doméstico puesto a su exclusivo servicio. Claro, y todo eso, sin salir del Castillo. Lyra había mencionado, poco antes de la aparición de su hermana, que su abuelo estaba enojado con Agares, pero que no estaba segura de que esta fuera la razón de su alejamiento. Sin poder evitarlo, por mucho que quisiera, un atisbo de esperanza se encendión en ella. Ya, acababa de prometerle a su madre que no volvería a desobedecerla en nada y volver con el demonio implicaba justamente eso, pero, ¿y si no había huido? ¿Y si toda aquella conversación final en Italia tenía una explicación que iba más allá de sus conocimientos? Ciertamente ella tenía cierto abolengo dentro de las dinastías demoníacas pero Agares era un demonio mucho más longevo y por tanto, con mayor densidad dentro de ese mundo. ¿Y si Agares ya no existía? "¿Y si regresas el presente y dejar de parecer boba?" le susurró una voz en su cabeza y la hizo estremecer toda. Nuevamente se había quedado petrificada mientras su hermana daba instrucciones al servicio. - Yo sólo tomaré un poco de veterraga por favor —logró decir mientras sacudía de su cabeza los demáspnesamientos involuntarios—, ya aprovecharemos un poco la comida para ponernos al día ¿verdad? —inquirió dirigiéndose hacia su hermana. Definitivamente ahora debía acostumbrarse a nuevas cosas, sin embargo, antes de todo aquello debía asegruarse de escrbirle a Iván, era injusto tenerlo así de preocupado, sobretodo si ya lo había dejado solo. Bulgaria le traía demasiados malos recuerdos, quizá era una buena idea convencerlo de venir a Transilvania, con nosotras, pero claro, debía tener esos planes bajo la manga, al menos ahora. En este preciso instante lo único que valía la pena era esperar su ingreso a Hogwarts, conseguir un elfo doméstico, conocer a su familia y enfrascarse en algún trabajo del Ministerio de Magia, si eso era justamente lo que necesitaba. Apenas tomara la resolución de salir del Castillo. - ¿Por qué yo no puedo lucir el porte que tienes ustedes dos? —confesó en un arrebato de inseguridad—, pareciera que a ustedes les acaban de anunciar el ascenso de Lord Voldemort por tercera vez, que se comen el mundo, muggle y mágico y yo aquí, sin saber siquiera si deseo ir a la habitación del frente. @@Eliah Ryddleturn@@Lyra Katara Selwyn
  24. Estaba contando los microbios en la luna de una de las paredes de la pirámide cuando escuchó por fin una frase que parecía especialmente dirigida a ella. Giró sobre sus talones para observar a un mago vestido de muggle con porte bastante decidido y criticando el lugar del encuentro. Ella le sonrió amablemente e ignoró mentalmente su mordaz comentario. - La verdad es que no bebo demasiado -confesó antes de acomodarse una boina de pana roja-, hay cosas más interesantes en la vida con las que marear el cerebro. Un buen filtro de la muerte, por ejemplo. El chico guardaba cierto parecido con su ex compañero de clase, quizá en el sentido del humor, quizá en la forma de sostener sus caderas, logrando lucir bastante masculino. ¿Qué estaría haciendo él en Londres? Ya se lo preguntaría con el paso de los minutos. -No está mal la idea de comprar algo para mí misma, aunque jamás he tenido la necesidad, si deseas, tú puedes hacerme un regalo -bromeó dejando las palabras en el aire unos segundos-, a recibir regalos si estoy acostumbrada. Extendió la mano derecha a hizo una ligera reverencia con la cabeza. - Maida Ivashkov, mucho gusto -saludó por fin y mientras esperaba, agregó-, creo que hay una cafetería en los jardines, por si aún tienes sed.
  25. En silencio y mientras la escuchaba, agradeció que siempre haya sido tan respetuosa de sus decisiones, aunque no estuviera de acuerdo o aunque supiera cómo iban a terminar las cosas. Cuando escuchó eso de ocultar la procedencia paterna, bueno, mientras menos gente supiera de Iván estaría mejor protegido, así que simplemente asintió y encogió los hombros. Estaba emocionalmente muy agotada como para intentar contradecirla aunque fuera en lo más mínimo. Se disponía a abrir la boca para comunicar algo con cierta coherencia cuando una mujer, con rasgos similares a los de Lyra y ella misma se apareció por el umbral de la puerta. Se preguntó automáticamente porque siempre había asumido que era la hija mayor de la demonio. A juzgar por la expresión de ligero desconcierto de ella, la percepción era recíproca. Casi se parte de risa al ver las frases precipitadas que salían de la boca de su madre para evitar los cuestionarios que se formulaban en la cabeza de sus hijas. Distrajo su intención de burla sujetando su cabello en una goma negra para luego abrir el bolso y enseñarle los documentos que certificaban su inscripción en Hogwarts como alumna. - Si, supongo que si no tengo más remedio, tomaré esos exámenes de vuelo y aparición, aunque bien sabes que se me da para la fatalidad, si te quedas sin tu hija menor, recordarás ese consejo tuyo —le dijo para finalmnete añadir—, con respecto a eso de ir a Londres tan a menudo, ¿será posible que pueda usar a alguno de tus elfos para mi servicio? Aprovechó unos segundos para volver a dejar el bolso en el mueble y le sonrió como si volviera a tener cinco años. - Realmente mientras menos contacto tenga con el mundo, será mejor para el mundo —pidió—, y bueno, no sé si mi hermana quiera, pero yo muero de hambre. Es más, sin duda alguna me comería un caballo si lo tuviera al frente, o una ballena, lo que cocine primero en el horno. Se acercó con cautela a Eliah, no por miedo, sino por no saber como reaccionar, no recordaba haber tenido nunca una conversación sobre lazos fraternales con su madre, de hecho aún no estaba del todo enterada si tenía tíos, primos y demás. Para ella, su mundo siempre habían sido Iván y Lyra, la inclusión de Eliah podía ser un elemento formidable que estaba dispuesta a experimentar. - Maida, mucho gusto —acotó aunandolo a una sonrisa. @@Lyra Katara Selwyn @@Eliah Ryddleturn

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