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Agatha Andrómeda Abbott

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Mensajes publicados por Agatha Andrómeda Abbott

  1. - Lo hubiese sabido. - Sostenía la taza caliente en sus manos. En aquel ambiente relajado y ameno, charlas como esas venían perfectamente. Le observó sin ninguna mala intención, escuchando su respuesta, notando una nueva y desconocida expresión en el, lo que llamó su atención.  - No obstante, tengo por principio no meterme en cabezas ajenas si no es necesario. -

    Un parpadeo fue la respuesta a aquel coqueteo. Sonrió levemente y bebió delicadamente un sorbo del líquido marrón. - Pero aún no me has dicho a que casa perteneces ¿O no asistió a Hogwarts? - Ya le había entrado bastante curiosidad por conocerle, prefería que fuese el quien hablara y no invadirle la mente de forma incómoda. -

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  2. - ¿Tiene algo arreglado de antemano respecto a eso? - Tenía sus propias dudas, asi que investigaba. En su caso, ella estuvo viajando por el mundo muggle únicamente con el propósito de completar las investigaciones sobre esencias, material y posibles venenos a futuro. Sabía lo importante que era mejorar los estudios, pues asi la familia a la que pertenecía, sería invencible. Por otro lado, ciertos aspectos de codicia, los había heredado principalmente de la familia de su padre, por lo que podía manejarse en el ámbito político y hacer negocios con suma facilidad.

    Tomó un sorbo de café y suspiró al ver las heladas. Después miró discretamente el rostro ajeno y decidió quitarse una deuda. - Dígame la verdad ¿Cuál es su nombre? No soy partidaria de estar hablando con desconocidos, asi sea en negocios. Nombre y casa estudiantil a la que perteneció. Podrá sonar algo ridículo, pero para mi estos detalles me son importantes. -

     

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  3. - Escollo o no, han logrado llegar lejos. - Comentó el rubio, guardando su varita para subirse a lomos del animal. Originalmente hubiese hecho otra cosa, pero esto le ahorraba muchas molestias. Se sujetó del pelaje, aunque le obligó a darse la vuelta un momento. Detuvo la montura pensándolo bien. Sacó de nuevo la varita y apuntó al carruaje. - Incendio. - Una llamarada atacó el objeto y lo dejó quemarse hasta las cenizas. Tras ver su acto, la guardó y emprendió la caminata sobre la montura peluda, alcanzando a su compañero.

    - He preferido borrar las huellas de antemano. No quiero vestigios. - Esperó hasta estar lejos, para que la apariencia del chico rubio se difuminara lentamente, empequeñeciera, se afinara y terminara apareciendo la doncella de cabellos verdes que llevaba el cabello sujeto en una coleta. Los zarcillos de plata resaltaban en sus pequeñas orejas. A diferencia de lo que se pensase, ella no tenía las orejas en punta, como comúnmente creían los humanos de los vampiros.

    - Te aconsejo que investigues mejor sobre lo que está pasando. Te han rastreado muy fácilmente Greyback y sin que te dieras cuenta. No dejes cabos sueltos o los altos mandos aprovecharan esos descuidos para encerrarte en Azkabán. - El semblante tranquilo y frío de la dama, expresó un ligero fruncir de cejas, no le gustaba el rumbo que estaban tomando algunas cosas. Por otro lado, tendría que mover algunas conexiones, si quería deshacerse de ciertos problemas. -

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  4. - Alzó la ceja nuevamente al escucharle, sonriendo un tanto divertido. - De verdad que me das algo de compasión lobo. Se nota que los de tu raza no tienen mucha creatividad en esa peluda cabecita. - Sus ojos parecieron destellar en tono rojizo, quizá un efecto causado por el cambio de luz en las pupilas. Siguió a la comitiva en silencio. escuchando tanto las órdenes de este hacia sus subordinados, como algunos cambios de plan. El por su parte se ajustó la levita para estar presentable. No era propio de la nobleza andar indiscretamente cubierto de polvo.

    La vista del carruaje llamó un poco su atención, ignorando los intentos de broma del lycano, se acercó a la portezuela y estudió silenciosamente el patrón. Algo grabado en su superficie no le cuadraba. Volvió a analizarlo detenidamente y sin siquiera verle, ordenó con firmeza. - Baja del carruaje, ahora. -

    Ya no sonreía. Ni siquiera se le veía ese aire divertido. Discretamente sacó su varita de entre las mangas de su saco y apuntó hacia el vehículo, justo a la parte superior del techo. Uno de los lobos gruñó amenazador, pero ella no dudó en su movimiento. - ¡Finite Incantatem! -

    Una ondulación salió de la punta de su varita, volando como un suave pájaro hasta la portezuela, que crujió de forma extraña, antes de que un pequeño papel se desprendiera de esta, cayendo al suelo. El rubio lo recogió de inmediato del suelo, analizándolo con atención. - Será mejor que utilicemos otro medio de transporte. - Le extendió el pequeño papel, hechizado con un encanto rastreador. - Conozco los elementos que componen nuestros equipos. Al parecer nos persigue un auror. - Le observó de reojo con seriedad, antes de apuntar con su varita a este, murmurar algo y volver el papel en cenizas. - ¿Qué piensas hacer? Hay ratas entre nosotros. - Su mirada se dirigió al grupo. -

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  5. - Tendréis que ser mas creativo si intenta ligar conmigo caballero. Hay mejores halagos que podría emplear ¿No crees? - Le observó tranquilamente, una diminuta curva en sus labios mientras tomaba la taza de nuevo. Ya podía respirar mejor sin tantas personas cerca suyo y por otro lado, escucharle reír, le había ¿Gustado? ¿Satisfecho? No sabría decirlo. Bebió otro sorbo de café.

    - Por igual la situación del MACUSA sigue afectándonos de ciertas maneras ¿Escondernos del mundo muggle? Inaceptable. En cuanto a vigilarlos, ya es una tarea que lleva tiempo. Tengo mis conexiones en ese lugar, caballero, no se preocupe. - Notó el cambio de postura, parecía un poco mas relajado. Bebió otro sorbo de café tranquilamente, mientras dirigía una discreta mirada a su alrededor. Cruzó las piernas para estar mas cómoda y añadió. - No obstante, si hay una cosa que me ha dejado pensativa estos días ¿Porqué el consulado mágico inglés, no ha intervenido en lo que supone, estaría bajo su jurisdicción? Desde que se publicó el decreto de posesiones, no he escuchado ninguna noticia acerca de ellos, lo que me resulta en parte sospechoso. -

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  6. - Guardó silencio alzando una ceja, en serio ¿No tenía una mejor defensa? Sonrió leve ante su intento, mirándolo con pena. - Pobrecito... Pero sigue intentando. - Su réplica causó pequeñas risas entre la bandada. Atento a la propuesta, negó nuevamente tranquilo. - No te apresures. Si empiezas a meter presión en este instante, terminarás perdiendo mas de lo que ganas. No seas impaciente pequeño cachorro. -

    Se levantó para seguirle el paso, escuchando los murmullos que venían de los chicos, asi como algunos ruidos provenientes del exterior. Revisó ese aparatejo muggle llamado celular, que le era muy útil para ciertas cosas. No obstante, al escuchar las quejas, alzó la vista observando la espalda de Mickhail, parpadeó un par de veces y disimuladamente llevó el puño a los labios, riendo por lo bajo.

    Su acción fue vista por quienes le acompañaban, guardando silencio algunos. La respuesta no tardó en llegar. - Pero qué delicada es señorita Mickhail... ¿Qué no sabe que parte de la decoración estilo Tudor, es para honrar a los antepasados? Pero si lo desea, puedo mandar que decoren con cortinas del color que prefiera, rosas en los jarrones y perfumen los salones con incienso. Todo para satisfacer sus exigentes gustos "madame". - Las risas estallaron por detrás, mientras el rubio sonreía con una malicia deliciosa,a sabiendas de cuales eran las mejores venganzas por llamarle "rayito de sol". En si, no le molestaba el apodo, a no ser porque fuera relacionado con cierta cosilla que... Pero admitía que disfrutaba mucho haciendo enojar al lycano. - En cuanto a la invitada, madame Micky, no se preocupe, será debidamente atendida a su llegada. - @ taison logan greyback

     

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  7. - El MACUSA solo es un organismo inútil. - Habló con suavidad, observando el líquido oscuro de la taza. Su reflejo se veía claramente en el. Agregó un poco de azúcar para atenuar el sabor amargo de este. - Aunque dicen tener el control de todo, en realidad están mas abiertos a un ataque que los sistemas de magos comunes. Hace poco estuve en una misión de rescate y ni siquiera fueron un enemigo fuerte. Los aurores de ahora ya no son lo mismo que los del pasado. -

    Agregó dos cubos de azúcar y revolvió tranquilamente con la cuchara. Después puso un poco de crema. Lo hacía todo meticulosamente, con paciencia y al detalle. Adoraba las cosas perfectas o bien hechas como mínimo. Pero, a sabiendas que estaba en la vista de muchos y especialmente de su interlocutor, decidió hacer una pequeña jugada natural. Tomó la taza despacio llevándola a los labios. Había sentido el roce entre sus dedos, clara señal de intento de coqueteo por parte del lobo, asi que, sabiendo un pequeño pasatiempo culposo, decidió hacerlo y jugar un poco asi, con la mente de ese atrevido cuadrúpelo peludo que, al parecer, la pretendía.

    Tomó un pequeño sorbo, degustando el café en su paladar y soltó un suave pero erótico gemido de gusto que, quien la oyese, bien podría automáticamente pensar otra cosa. Incluso pareció estremecerse en su misma silla. Los varones mas cercanos a la mesa, sintieron una incomodidad instantánea y se excusaron para ir al baño o afuera a tirarse en la helada, intentando disminuir lo que se había despertado, rojos de verguenza. Puede que funcionase o no, pero estaba segura que esa mente atrevida, ya estaría sellada con ese recuerdo un tanto ostentoso como divertido, al haber causado una diminuta escena que se podía malinterpretar. - El café está delicioso... ¿No lo cree usted? -

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  8. - Ciertamente. Pero si presionamos a España en estos momentos, solo obtendremos pérdidas. - Hubo un deje gatuno en su sonrisa, aunque solo los mas perspicaces habrían notado la diferencia. Los ojos de un marrón tintado bajo la luz, parecían rojos. - Verás, en este momento la crisis española está por encima de lo necesariamente manejable. Según mis fuentes, el problema existe debido a cierto congresista que no está respetando las reglas. Para ser mas exactos, 400 millones fueron sustraídos de las arcas nacionales sin que se sepa el motivo. Ni siquiera las cámaras de seguridad grabaron algo. Se encontraron, durante la semana, cheques al portador con un valor estimado de 1,000, 000 de dólares canadienses que se sospecha, pudieron servir de coartada para obtener esos sumantes. Debido a la situación de desfalco, el banco internacional está exigiendo el reembolso por la mitad de la deuda, lo que ha causado una crisis a nivel nacional tremenda, pues el Gobierno ha subido los impuestos, provocando el descontento de su gente y la disyuntiva en los servicios mas importantes. Asi que, por ahora, habrá que ser pacientes Mickhail. -

    Estaba por continuar, hasta que escuchó el pequeño reclamo acerca de su apariencia. Sonrió con cierta malicia y replicó tranquilamente. - Creí que el marrón te gustaba ¿Sería mas apropiado que viniese con un traje azul? ¿O quizá blanco? - La verdad es que, de todos los que rodeaban a ese pequeño lobo, ella era la única capaz de hacerle bromas y salir ilesa. A veces solía burlarse de su cabello blanco. De alguna manera, le había cogido manía a pesar de ser tan fría y lo tenía marcado como la víctima. Eso si, jamás bebería de su sangre, no quería terminar con pelos en la boca.

    - También podría pintarme el cabello de negro ¿O rojo? Ya que te gustan los colores que te recuerdan un poco a tu nación pues... Y también podría usar lentillas, aunque ahora que lo recuerdo, mi hermoso cabello es joven, por eso no es blanco. - Sonrió como si nada, pero sus palabras causaron el asombro del resto del grupo y pocas contenidas risas entre ellos. La víctima como siempre debía ser atacada. De lo contrario, no se sentiría satisfecha, aunque los demás no le veían como un humor sano debido a las suaves expresiones amables del rubio. Y es que los vampiros podían bromear si, pero eran un tanto sádicos, por esa misma forma, algunas razas se enfadaban, perdiendo muy rápido los estribos. De todas maneras, la ocasión era propicia. Se sentó tranquilamente en una butaca.  - Te recuerdo pequeño lobo, las condiciones de nuestro trato. Una de ellas, es que no puedes prohibirme mis propias estrategias ¿Te imaginas que harían esta manada de buitres, si supieran la verdad? Y conociendo lo intensamente conquistadores que son los lobos... - Replicó cerrando los párpados con un aire divertido y resignado en su dirección. -

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    @ taison logan greyback

     

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  9. - El gesto galante no le pasó desapercibido a la vampireza, quien esbozó un pequeño asentimiento. En sus dedos quedó la suave y tibia sensación de los labios ajenos. Se pasó la zurda por el cabello y observó al camarero que los atendía. - Debería dejar de asustar al pobre hombre. Hasta ahorita ha sido el mas fiel en esta taberna, parte de la información que necesito, lo he obtenido directamente de su persona. -

    Dado que había comido y se encontraba en un ambiente suficientemente tibio, decidió retirarse la pesada parka. En realidad los vampiros jamás sentían frío o calor. Propiamente porque sus pieles estaban hechas del mas hermoso mármol gracias a la taumaturgia que enfrentaban día a día. Pero esto nadie mas que ella lo sabía y asi, al aparente calor del fuego y de las personas, desató la parte frontal y empezó a retirarse la agobiante tela.

    La esponjada tela se deslizó, dando paso a la vista de una blusa de manga larga color oscuro, en la luz de las lámparas no se sabía si era marrón, azul o negro. Un delgado cuello de cisne, albo como la mas pura nieve asomaba en la parte de arriba. La vista recibía ahora un par de firmes montañas bajo la tela, redondas mas no exageradas. Le seguía una delgada cintura y se pudo ver la curva de las caderas cuando ella se levantó un momento, para colgar la prenda en el respaldo de la silla. Los hombros pequeños, delgados los brazos. Una proporción semejante a la de una estatua tallada por un magnífico artesano. Mas de alguno silbó, dejó caer lo que tenía en la mano o se quedó mudo ante la vista de la estilizada silueta que volvía a sentarse tranquila, ajena a lo que había causado.

    - Creo que es muy pronto para doblegar voluntades caballero. No obstante, prefiero decir que atraeré miradas y conseguiré mis objetivos. - Sonrió de una forma ligeramente coqueta. Ella, cuya expresión era inamovible, hizo ese gesto y alborotó hormonas masculinas por todos los flancos que lograron captar aquella expresión singular. -

  10. - Si lo que busca es un mejor control de las cosas, no tendrá ningún problema. Aunque me admira su desconfianza. - Las comisuras de su boca se curvaron en una diminuta sonrisa burlona que no tardó en desaparecer, pero conservaba ese aire entre burlesco y enigmático. Le observó de nuevo con calma, retomando el silencio que acompañaba a la tranquilidad de una conversación de negocios.

    -Los seres como nosotros disfrutamos del buen vivir. Somos ordenados, democráticos y sabermos conducir las relaciones a buen término. Ahora que los de su especie tan solo sean unos salvajes desordenados, no es nuestra culpa. Los verdaderos lycanos de antaño eran sujetos de respeto. Aún recuerdo los agradables términos a los que llegamos en su momento con un grupo de ellos. - Se irguió en su asiento, recuperando su elegante y femenina presencia. Bajo la ropa se adivinaba una delgada cintura y unos pechos esponjados que le daban sintonía a la estilizada silueta. Acomodó sus cabellos. - Si usted es tan amable de aceptar las condiciones, entonces no tendremos ningún problema. Por mi parte, le enviaré todos los informes que asi requiera, tan solo espero sea educado y se comporte como un verdadero caballero. -

    Y ante esto, extendió su mano sobre la mesa. Mas no para cerrar un trato a la manera vulgar varonil, no. La delicada mano enguantada, llevaba los dedos apenas extendidos. La pequeña mano buscaba en realidad el símbolo por afinidad del saludo en todos los vampiros: el beso correcto a la mano de una dama. - Tenemos un trato. -

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  11. - En pocas palabras, necesita un sujeto que pueda ejecutar la mitad de sus planes, mientras usted se encarga de recuperar aquello que ha perdido. Pero, debido a la poca fiabilidad de los de su especie y sobre todo, que corre gran riesgo de traición o de inutilidad por parte de sus subordinados, ha decidido buscarme para apropiarse no solo de mis venenos, sino también de mis habilidades. Por lo tanto, usted me propone un negocio, donde desea establecer mi amistad para obtener lo que desea a un costo mas bajo y aprovechar para sacar sus propias ganancias de la manera mas fácil. Es muy típico de los lycanos. -

    Se pasó los dedos por el cabello, dejando que las ondas verdes marquen con su fulgor los ojos indiscretos que los espían desde hace un rato. Sacude su cabello con un suave movimiento de cabeza, volviendo sus ojos hasta el, intactos de expresiones, sensuales en su escrutinio, los labios semi rojos, humedeciéndose al contacto de la punta rosácea de la lengua, que sale a sojuzgar por si misma lo que acontece. Deja el vasito de cristal en la mesa.

    - Independiente de que multiplique el número de las ganancias que obtenga, me refiero concretamente a ciertos beneficios. Acepte entregarme el mando político de las relaciones internacionales que sostiene Rusia y entonces aceptaré su oferta. -

    En su mirada no había ninguna duda. Puede que lo que pidiese era poco, pero realmente nadie sabía el inmenso poder y facilidades que esto generaba para un país independiente. El verdadero reto no era gobernar un país, sino establecerle una posición por encima de las otras potencias. Específicamente porque un territorio por si solo no tenía valía, a menos que hubiesen otros dispuesto a comprarlo. Entonces las cosas cambiaban. Sin contar que el verdadero poder sobre la política gubernamental radicaba precisamente en ese pequeño lugar. El dinero iba y venía, las relaciones y las ventajas, solo se consideraban exitosas una vez en la vida. -

     

     

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  12. - Mmm. - El tenedor bajo un momento y la doncella le observó con calma. - ¿Y qué obtengo yo? - Llevó un trozo de pescado salado a su boca, masticando suavemente. Observó de reojo a quien les atendía, cuyo rostro no lucía del todo normal. Una breve mirada al panorama y luego a su interlocutor, le hizo negar con la cabeza. Pensó para si "¡Hombres!" Antes de volver tranquilamente a su comida.

    Quizá podía dar la apariencia de que comía demasiado. Pero la verdad es que no desperdiciaba nada. La comida humana era un poco curiosa y su sabor variado, sin contar las miles de cosas interesantes que podía encontrar. Asi que no rechazaba nada.

    Acabó con el contenido de su plato tranquilamente, dejándolo de lado para beber algo de licor. Tomó el pañuelo para limpiar cuidadosamente sus labios, observando ahora a su interlocutor. Poseía la mirada de un depredador junto a esa sonrisa. Los rasgos eran algo bruscos, pero acompañados del blanco cabello, le daban un cierto aire de hombre elegante y mundano. Sin embargo, en todo el trasfondo de la apariencia picarona, se olía perfectamente a lobo. Su mirada recorrió lentamente un poco mas abajo, discretamente examinó la ropa, la tela, los acabados. No obstante, se adivinaba bajó todo ese envoltorio el característico cuerpo musculoso de los lycan. Cerró tranquilamente los párpados y bebió un sorbo de vodka "¡Lycanos!" Pensó para si "Desperdicio de cuerpo en mascotas ¡Lástima!" Apartó el vaso de sus labios. -

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  13. - Sigues sin reforzar la seguridad apropiadamente, Mickhail... -

    La voz provenía de un joven rubio de exquisita apariencia. Pese a vestir un impecable traje marrón, de 1.78 de altura, los cabellos rubios semejantes a los rayos del sol junto a un par de ojos azul profundo y la piel pálida resaltaban bastante en medio de aquel caos. El humo no parecía afectarle la vista. Entró tranquilamente al lugar desde la desvencijada puerta, sonriendo un tanto divertido al ver las reacciones de los allí presentes. Las varitas apuntadas a su presencia le hicieron detenerse.

    - ¡Alto civil! ¿Por dónde entraste?

    - ¡Si tu! ¡No te muevas!

    Una sonrisa cruzó los delgados labios del joven rubio, quien observó a @ taison logan greyback con cierta disimulada diversión. Un par de minutos después, se dirigió hacia uno de los magos que le apuntaban y suavemente tomó su mentón, acercando un poco su rostro de forma sensual. Su sonrisa reflejando deseos prohibidos. El mago parecía temblar bajo sus dedos, mas este le acarició la mejilla lentamente sin despegar la vista de sus ojos. Sus labios se abrieron en un erótico y juguetón siseo.

    - Tranquilo caballero... No estoy aquí como vuestro enemigo...

    Aquellos ojos azules, fijos sobre el mago, el ambiente tenso. El silencio pesado en la sala, expectante por parte de los presentes que no sabían exactamente como reaccionar. Los dedos enguantados del rubio acariciaron el borde del mentón ajeno con suavidad. La sonrisa disminuyó un poco y por el contrario, los labios ajenos esta vez sonrieron como a un viejo conocido. La expresión en el rostro del mago embobado, pasó de la tensión a la relajación total. Bajó su varita mientras el doncel rubio asentía, rozaba lentamente su nariz con este y susurraba.

    - Tenéis la perfección misma en vuestras facciones... Un ángel de Boticcelli... Hermoso...

    Tan pronto se separó, el mago dejó de estar en guardia y le abrió paso. Parecían viejos amigos. Ya encargado de este, los demás, conducidos por un extraño escalofrío se apartaron. El rubio se dirigió hasta el principal, sonriendo amablemente. En medio del silencio y el asombro de todos, los zapatos crujían sobre los trozos de pared y piso que se habían desprendido. Alzó la diestra enguantada y fingió apartar un poco de humo, deteniéndose frente a la pila de cadáveres. Ladeó lentamente la cabeza divertido al ver la escena y sus ojos, por un instante, cambiaron de un tono metálico azulado a un rojizo profundo. Efecto que apenas duró un minuto. Dejó de sonreír.

    - He cumplido con lo que has enviado. Los dos candidatos a Ministro, han desaparecido... España se ha negado a participar en las Propuestas, pero has conseguido el apoyo de Alemania. - Sonrió llevando las manos tras la espalda, observándole de perfil. La voz masculina y suave, sin prisas. - Veo que ya tienes otro juguete ¿Qué es lo que planeas? -

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  14. ¡Bonjour mes ammies! Es la primera compra que hago, espero hacerla bien :3 En todo caso, son un par de cositas que necesito ¡Os adoro!

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    Nick: Agatha Andrómeda Abbott. https://www.harrylatino.org/profile/121769-agatha-andrómeda-abbott/
    Link a la Bóveda Trastero: -
    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 114446, https://www.harrylatino.org/forums/topic/114446-bóveda-de-agatha-andrómeda-abbott/

    Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): ---
    Fecha: 25/06/2021


    Objeto: Monedero de Piel de Moke
    Puntos: 10
    Precio: 500 G

    Objeto: Guantes de Piel de Dragón.
    Puntos: 10
    Precio: 500 G

    Total de puntos: 20
    Total de Galeones: 1000

  15. - Muy bien. Cuénteme detalles. - Le aburría que las personas se fuesen por las ramas. Solía hacer las cosas concisamente, con detalles y sin mayor escrúpulo. Mientras esperaban, su celular sonó. Un aparato muggle bastante útil para esas ocasiones, por lo que terminó sacándolo del bolsillo para revisar un pequeño mensaje de su banco. Lo abrió en silencio. La suma considerable de dólares depositada en su cuenta, junto a un mensaje de agradecimiento de su último cliente. Apagó el celular nuevamente, aprobando otro negocio cerrado.

    Volvió a observarle. Usualmente no le gustaban esas razas salvajes. Podía tolerar a sus padres por obvias razones, especialmente al ser su descendiente. Pero su familia real distaba mucho de eso y ella no estaría esperándolos a que reencarnasen. Se aburría. Tampoco se mantendría pendiente si sabía que había gente codiciosa buscándola. Un platillo fue puesto delante, pero no era el mismo mesero. Este era otro. Le susurró algo al oído antes de retirarse, por lo que miró en aquella dirección, sonriendo dulcemente. Una sonrisa. Los suspiros y algunos halagos fueron la respuesta. ¿Qué tenía delante? La especialidad de la casa: la mejor carne de caribú cortada en delgadas lonchas, aderezada especialmente y acompañada de pescado seco.

    Sonrió. Muchas veces había comido aquello, pero tampoco renegaba los obsequios. Probó un poco de pescado, deleitando su lengua con la sal que le acomodaba. -

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  16. - Habláis de educación cuando interrumpís tranquilamente mi comida. - Replicó tomando el pequeño vaso y bebiéndolo de un trago. Un leve rubor marcó sus mejillas y desapareció. Escuchó en silencio la propuesta del contrario en silencio, dejando el vasito en la mesa. Un silencio se instaló largamente entre ambos.

    - ¿Tiene que ver con las resiciliencias ocurridas recientemente en varios países? Según se, Rusia está en este momento en un complot abierto debido a la manipulación de terceros sobre los intereses de Estado y España le ha ofrecido una solución democrática sin éxito. Alemania y Francia pretenden declararle la guerra en abierto si América del Norte se une a sus propuestas, cosa que dudo, porque se pondrían en peligro los espacios abiertos en África. Las colonias impuestas en Guyanas, no están de acuerdo en colaborar usando material que poco disponen. Es muy posible que Brasil o Chile les conminen a retirarse de esta locura para proteger las entradas portuarias. Sin embargo el mundo mágico está metiéndose cada vez mas en esto, asi que dudo mucho que el Estatuto del Secreto de la Magia, siga siendo precisamente un secreto si esto continúa. -

    El tarro de cerveza se había vaciado hace poco. Tranquilamente se sirvió otro poco de vodka y sujetó el vasito entre sus dedos, agitándolo suavemente para mezclar su contenido. - Yo le vendo mis pociones y venenos solo a los magos y escasamente, a algunos muggles cuya paga valga la pena. Mis conexiones me abren puertas solo a las ventajas y a su vez, yo obtengo el control de lo que quiero. - Su mirada se clavó lentamente en el presente lycano, cuyo aroma a mascota sudada empezaba a serle insoportable. - Dependiendo de lo que ofrezca, consideraré o no tomar sus palabras. - Zanjó.

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  17. - Los suyos siempre con su amable invitación. - Recalcó tranquilamente volviendo a tomar el tarro de cerveza para beber un sorbo. Sencillamente el licor a ella no le afectaba, pero le daba un calor agradable a su cuerpo semi muerto. Tomó un largo sorbo, antes de dejarlo nuevamente y mirarle, pasándose la punta de la lengua discretamente por los húmedos labios, retirando la espuma.

    - Parece que no me ha comprendido. Me gustaría que fuese claro y conciso. ¿Qué clase de negocio? - Repitió tranquilamente, retomando su comida. No tardó mucho en acabar el plato y hacerle una seña al mesero, quien amablemente retiró sus platos. Ella le agradeció con un asentimiento. Secó sus labios con la servilleta dando pequeños toquecitos y volvió a verle con una expresión suavemente amable.

    - No obstante Greyback, no entiendo porqué tanto anonimato. ¿A hecho usted algo terrible para ser buscado? - Hizo una pequeña sonrisa entre enigmática y burlona. - Es muy raro verle aquí en Siberia. -

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  18. - Detuvo la acción comestible unos minutos, los ojos azul intenso se posaron en los ajenos. Otro largo silencio. Lo observó durante un largo rato de arriba hacia abajo y continuó con su comida. El resto de parroquianos hablaban a voz intermedia, alternando algunas carcajadas. El choque de tarros y algunos gritos, asi como imprecaciones siberianas algo vulgares. Un ambiente rústico pero alegre y no obstante, la seriedad calmada de la doncella no se rompía en medio de una atmósfera misteriosa. El cuchillo cortó otro trozo de carne con suavidad siendo sujetado por los dientes del tenedor. La salsa se derramó por un costado, reflejando el suave brillo de las velas.

    - Si, soy yo. - El trozo de carne fue llevado delicadamente a la boca y los labios le abrieron paso para degustarlo en silencio. La atmósfera poseía ahora una serenidad extraña. - Dígame ¿Qué negocio desea proponerme? - Los cubiertos fueron dejados sobre el plato un momento. Pasó a tomar la servilleta y se limpió cuidadosamente los labios. Mantuvo los párpados cerrados un momento. Lentamente los abrió en un fino gesto femenino. Llevó las manos una sobre la otra en la mesa, hablando en un tono intermedio, amable y pausado- Como comprenderá, tengo asuntos activos en este momento por lo que mi tiempo es limitado. Mis investigaciones están en proceso y el apoyo social que le brindo a las comunidades Yakutas es fundamental. Le sugiero ser breve y concreto. -

    El silencio volvió a establecerse. Ella por su parte tomó el tarro para beber un poco de cerveza caliente. Normalmente pediría algo mas, pero esas áreas frías no estaban para finezas, asi que se conformaba. Siendo su naturaleza la que era, había aprendido a mimetizarse con los humanos y acoplar su cuerpo según lo requería. Por supuesto, comer comida humana no mermaba en nada su fortaleza y en cierta manera, la tomaba como un pasatiempo. Por lo tanto, su olfato y sus sentidos, al ser mas finos, le permitían orientarse, defenderse y moverse con mas agilidad, eso sin dejar de lado su segunda naturaleza. Y claramente, en ese ambiente tan extraño, no había pasado por alto los irregulares latidos salvajes de aquel que tenía enfrente, asi como las gruesas venas, muy distintas a la especie muggle. No, esas venas y el aroma a mascota le eran bastante familiares, ya que convivía con ellos, pero no diría nada por el momento. Simplemente, se conformaría con obtener información y entretenerle un poco. -

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  19. - Estaba ocupada en su merienda y sus pensamientos personales, cuando alguien le hizo volverse. Ella le observó en silencio. Primero analizó con la mirada a quien le hablaba y después dirigió su vista hacia la persona de la que hablaba. Se encontró con un sujeto cuyo porte le recordaba a un soldado. Una expresión adusta, unos ojos brillosos, una media ¿Sonrisa? de vil bandido y un aura de ego alto. Alzó una ceja en silencio, después soltó un pequeño suspiro. Miró sus platos y fue suficiente el gesto,para que el mesero entendiera. Rápidamente tomó el plato y la bebida y le ayudó a movilizarse a la mesa del sujeto que le buscaba.

    Todo fue puesto en la mesa y ella se sentó con delicada elegancia en la silla contraria. El joven se retiró de inmediato y ella observó a su interlocutor. Hubo un largo silencio, donde la sonrisa desapareció de los labios femeninos, para dar paso a una expresión serena. Se arregló un mechón de cabello que estorbaba su mirada antes de dar paso al diálogo.

    - ¿Si caballero? - Tras dar paso a su pregunta, procedió a ocuparse de su pausada comida, alimentando su cuerpo con la carne semi asada, algunos vegetales, todo salpicado de una salsa oscura. Comía con parsimonia, haciendo cortes perfectos, llevándolos a su boca, masticando suavemente, emitiendo su cuerpo un suave aroma a rosas frescas. Algunos jóvenes que los observaban desde una esquina, tenían la atención puesta en la delicada figura abrigada de la dama. -

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  20. - El lugar estaba totalmente iluminado por velas. Algunas lámparas daban ligera elegancia sin quitar lo rústico. Para Agatha, esos últimos días frios resultaron ser muy productivos. Primero encontró rastros de bestias mágicas que pudo capturar para su provecho y las envío a la reserva de su madre, enterada de que esta se haría cargo. Después tomó muestras de algunos mamíferos venenosos y de otros reptiles interesantes, siendo los mas atrayentes las serpientes. Pasó la tarde en las cuevas y finalmente regresó de la montaña para comer algo caliente. Como tal, vestía una parka de piel de oso, con forro de piel de conejo, que había hechizado previamente para que sirviese de calefacción, pero sin ocultar algunos carámbanos en su nariz. Asi no se vería sospechosa entre los muggles.También llevaba pantalones gruesos y botas. Tenía algunos amigos esquimales que le proveían de cuanto necesitaba si los encontraba y, últimamente como agradecimiento, les había obsequiado con algunas pieles de caribú, carne fresca y algunas plantas comestibles para su sustento, logrando asi las bendiciones de estos y algunos curiosos objetos tallados en madera. Todos en la zona la conocían. La amable zoologista que vivía por temporadas en las aldeas de Siberia.

    No obstante, esa misma tarde desconocía lo que estaba a punto de suceder.

    Entró a la taberna como siempre, cargando un bolso de piel, que dejó al cuidado del encargado del lugar. Se bajó la capucha con la izquierda y resopló el aire frío con placer. El lugar estaba mas tibio y algunas caras conocidas le saludaron con un gesto o alzando sus copas. Ella también correspondió. De largos cabellos verdes como el jade puro, piel pálida y profundos ojos azules, labios semi gruesos de un rojo suave como la piel del durazno fresco. Las mejillas tersas, los rasgos finos a pesar de su altura de 1.75 metros. El cuerpo esbelto, apenas adivinable bajo el abrigo grueso. Hubo quien la saludó ofreciéndole un palito con varias aceitunas incrustadas, que ella tomó sin problemas y mordió. Buscó una mesa disponible, pero al no hallarla, puesto que los parroquianos las invadían, se sentó en la barra.

    - ¿Lo mismo de siempre Agatha? - Preguntó el mesero, acercándose con una servilleta bajo el brazo. - Oh si Raffy. Fue un día interesante, pero necesito algo caliente. - Respondió ella con suavidad. Se portaba amable y su aire elegante de aristocracia tenía enamorados a mas de un joven del área, mas ella no les atendía. El encargado inmediatamente le sirvió un tarro humeante y algunas piezas de carne asada. Sentada con la espalda recta, las piernas cruzadas, comenzó a comer tranquilamente, sin poner mayor atención a su alrededor. Por el momento quería estar tranquila, especialmente tras haber entregado un pequeño pedido para la nación India. -

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  21. ¿Porque debe usarse el correo para postear? Hay cambios nuevos, me pierdo x.x 

    Bueno, me alegra mucho volver al foro. Espero que todos estemos por aqui y sigamos divirtiendonos como antaño. 

     

    ¡Y se siente raro lo admito! Pero tambien se ve genial. Sera cuestion de acostumbrarse. Ahora a ver si se puede abrir el perfil otra vez. Lo repito, ando perdida @.@ 

  22. - La soledad aislaba la familiaridad de la Mansión, pero también resaltaba su elegancia. Los muebles, los frágiles detalles de su tallado, el brillo de la madera pulida, el aroma de la limpieza, todo mostraba riqueza y a la vez una cierta excentricidad excesivamente adorable. No obstante, en medio de aquel amplio espacio, solo el movimiento de los elfos se podía vislumbrar como el único signo de vida, pues el resto de los habitantes de la Mansión, se encontraban precariamente recluídos en sus habitaciones.

    La sombra de la desgracia se cernía en sus rincones, semi oculta entre las hojas de algunos maceteros con flores. No obstante, de todos los que estaban por allí, la única que podía verse recorriendo los estantes de la biblioteca, buscando o tomando libros, era una alta dama de cabellos largos de un verde jade precioso, ataviada con un elegante vestido negro con cintura entallada, amplia falda de lirio con retocados de dobleces discretos a un lado que llegaban hasta el suelo, cubriendo discretamente los ligeros zapatos. Manga larga que se abría en una hermosa flor perezosa, dejando entrever la pálida piel de la muñeca, un escote coqueto pero a la vez respetuoso que resaltaba la esponjosidad virginal de sus pechos.

     

    Una flor en toda su elegancia, cuyas facciones conservaban el aire infantil de su inocencia, pero con la madurez propia de su edad. Las pestañas se batían en ocasiones cuando encontraba algo que le agradaba o le asombraba. Los labios de durazno, brillosos, rellenos, juveniles, esbozaban una tímida sonrisa ante los títulos. Se detenía, cogía un libro, lo leía y sonreía a la luz del atardecer, luego lo devolvía a su estante y continuaba dulcemente con otro de los recorridos. Un collar delgado, discreto, femenino, que ostentaba un dije fino de una mariposa, envuelta por una serpiente, reposaba en la suave depresión oblicua de su cuello.

     

    Leía un pequeño libro de poesía, cuando uno de los elfos entró despacio a la estancia y bajó un poco su cabeza. No se inclinaba del todo, pues ella explícitamente le había pedido que no lo hiciera. Hacía tiempo le concedió cierta confianza y en toda la familia, ese elfo le tenía cierta preferencia.

     

    - Joven ama, su padre acaba de llegar a casa. - Ante la mención de su padre, la doncella abandonó su lectura para prestarle atención. Las suaves pestañas aletearon de curiosidad y suavizaron la mirada después. Una pequeña sonrisa apareció en los gajos virginales de la dama. - ¿El está aquí? - El elfo asintió con una amable sonrisa. Era un poco viejo, pero sabía cuanto amor le tenía la niña a su progenitor. No en balde, la había cuidado desde muy infanta y era su celoso auto proclamado protector.

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    - Gracias por decírmelo. Voy de inmediato. - La doncella devolvió el libro al estante con cuidado y se dirigió a la puerta, en busca de su padre a quien hace mucho tiempo no veía.

    Recorrió los pasillos, hasta llegar a su ubicación. Caminaba apresurada, ansiosa de poder recibirlo y darle un abrazo. Lo encontró cerca del salón de reuniones, justo en el saloncillo de invitados, cómodamente sentado en aquella butaca que siempre ocupaba y leyendo. No, no era el único, también avistó a su hermana Verónica, quien parecía un poco sorprendida de verlo. Le causó un poco de gracia y ternura la escena, acercándose con firmeza, el sonido de los tacones apenas escuchándose en las baldosas oscuras.

    - ¡Papá! Bienvenido a casa ¡Me da tanto gusto verte! - Ya no era la pequeña niña traviesa que recorría los pasillos, jugando a las escondidas, inentando atrapar a los elfos o jugando en el patio con los dragones. Ahora era toda una dama a pesar de sus cortos 18 años, pero ya se comportaba y mostraba con orgullo la educación recibida en Hogwarts. No obstante, en su sonrisa había aún cierta picardía y su mirada risueña enamoraba a quienes le veían.

    Apenas llegó a su lado, no se privó de rodear el sofá y abrazarle por detrás, dándole un suave beso en la mejilla derecha. Le observaba alegre y lo abrazaba con un poco de fuerza sin ser salvaje. Miró a su hermanita sonriente. - ¡Ven tu también hermanita! Papá por fin está en casa ¿No es eso maravilloso? - Su mirada volvió a su padre. Sabía que podía interrumpirle siempre y cuando no fueran negocios. Sonrió dulcemente y le soltó para colocarse a su lado, mirándole atenta. - Me alegra tanto que volvieses papa. ¿Cómo te ha ido? Has estado mucho tiempo ausente de casa. - Sus manos rodeaban ahora con suavidad el brazo de su padre por encima de la tela. - Te cuento que me he graduado con excelentes notas en Hogwarts y he aprendido bien las lecciones, como te lo prometí. Mis profesores están contentos con mi desempeño. Aunque mama no me deja aún tener mi propio hipogrifo ¿Puedes creerlo? - Soltó una dulce y cristalina risita discreta, semejante al tintineo de cascabeles de cristal.

    @@Lady Luxure Grindelwald @@Veronica Prince Rambaldi @@Eterno Black Triviani

  23. Se entiende que los tiempos estén complicados y es triste, la noticia es triste. Personalmente ya empezaba a hacer muchas cosas aquí y en parte me siento como en casa. Pero tampoco se reprocha. En mi caso pues, hay poco que respaldar y me entra la curiosidad del foro, pero solo resta esperar.

     

    Si en algo puedo ayudarles, aunque sea poquito, lo intentaré. A veces los cambios son buenos, aunque si, es triste lo que están anunciando ;n;

    • Me gusta 2
  24. - Ustedes los francotiradores son bastante admirables. - Habló una voz detrás de aquellos hombres. La azotea del edificio tenía buen espacio y excelentes ventanales, asi como una vista magnífica desde ese ángulo para mirar el gran precipio que abajo, se transformaba en una bulliciosa calle. Por su lado, la luz del día dejaba ver mejor que en la noche. El rubio sonrió con cierto misterio escondido con elegancia.

     

    Hacía dos horas que esperó en el ascensor mientras subía, para localizar lentamente a sus víctimas una a una. Esos ojos rojizos de un tono vino, atraían la atención de pocas personas, que solo pensaban que aquel efecto era de ojos marrones expuestos a la luz. Nadie le hacía caso. Todos lo tomaban como alguien mas. Un usuario simple, un funcionario, un contador, un cobrador elegante, de todo menos un absoluto peligro para lo que se avecinaba. Si es que llegasen a detectarlo. Simplemente era un humano, alguien común y corriente con pendientes que atender y una bolsa económica que mantener.

     

    O eso es lo que aparentaba...

     

    Mezclándose entre los pasillos, pidiendo algunas indicaciones, caminando tranquilamente había arribado a la azotea. Gracias al color de sus ojos y de mantener aún su habilidad despierta, encontró fácilmente entre el mar de cuerpos calientes y llenos de sangre, los aromas que tanto buscaba. Y ahora, alli estaba.

     

    - ¿Quién es usted? ¿Qué está haciendo aquí? Esta es un área privada, le pido por favor que se retire... - Al mismo tiempo se escuchó un radio, un transmisor de cuyo aparato salió una voz medio entrecortada que daba instrucciones. La localización, el tipo de sonido y otras palabras, le dieron exactas pistas de donde cada uno se encontraba. Sonrió con ligera astucia, alertando un poco a los hombres al ver que no se marchaba. - Ustedes han sido muy amables al darme lo que buscaba... - Sacó una cajetilla del bolsillo, extrayendo un pequeño cigarro. Lo sostuvo entre los labios y a continuación sacó su encendedor, prendiéndolo. Acercó la punta del tabaco a la flamita y aspiró un par de veces, obteniendo humo. Con toda calma guardó sus enseres sonriendo. El cigarrillo humeaba. - Pero ahora, necesito que me entreguen otra cosa y no será por las buenas... -

     

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    Uno de los hombres sacó de inmediato una pistola, pero ya el chico rubio lo tenía abrazado. Besó dulcemente su cuello, justo sobre la yugular, mas en vez de beber, deslizó sus manos hacia el cuello de este con ternura y lo giró con brusquedad, rompiéndole las cervicales al instante. El cuerpo cayó al suelo con pesadez, revelando a un chico sonriente de medio perfil, aun con el cigarrillo en la boca. - Ni se moleste. - Murmuró desapareciendo de su vista. Unos instantes después, la cabeza del segundo se movía repentinamente hacia arriba, perdiendo la vida. Esta vez el chico no lo soltó. Lo sostuvo entre sus manos como a un muñeco, deslizando sus dedos por la piel que lentamente se enfriaba, observando por detrás el costado y los ojos sin vida.

     

    - Qué hermosa piel... - Los dedos bajaron lentamente del contorno del rostro hasta el cuello y luego hasta el pecho. El joven observaba a su víctima con una sonrisa plagada de morbosa obsesión. Lamió un costado antes de juguetear con el ojo apagado, aplastándolo con su dedo. La sangre se derramó. Lo acercó a su oído. - ... Ustedes los mortales son tan frágiles como ingenuos. Es por eso que el mundo estaría mucho mejor con los magos... - Sonrió desapareciendo. Se había lanzando ahora desde el ventanal, una sombra cruzando rápidamente el cielo en un salto, aterrizando en la azotea del costado. La sonrisa tétrica de placer en sus labios.

     

    En una hora, todo el círculo de francotiradores que cuidaba el edificio había muerto. Una silenciosa y placentera muerte, robándoles además las armas, únicamente para destrozarlas con su fuerza, quedándose con las balas antimagia. No solo había descubierto eso, también encontró otros pequeños detalles que luego compartiría con su grupo. Mortales desdichados. Estaban jugando bastante sucio. Su última parada fue la azotea del edificio principal donde se encontraban sus víctimas. Aterrizando con suave elegancia, se dirigió a paso tranquilo hasta el sistema de conductos de ventilación. Miró a izquierda y derecha, antes de tomar el ventilador central y arrancarlo sin problemas. Extrajo ahora de su bolsillo un pequeño frasco aparentemente vacío, pero cuyo líquido poseía el color del agua, le quitó la tapa y lo vertió sin demora dentro del conducto. Mientras lo hacía, sonrió.

     

    Lo último era actuar. Tendrían como mucho un margen de media hora de ventaja a partir de que el efecto de la poción nueva hiciera efecto. Hasta ahora solo sabía lo letal que resultaba ser el polen de esa pequeña criatura y lo usaría a su favor. Esperó con tranquilidad, fumando el cigarro al borde de aquel edificio.

     

    15 minutos después, el pánico cundió en el edificio. La gente salía huyendo y otros se desmayaban para no despertar jamás. La calle misma se volvió un caos. Aprovechando esto, lanzó una aguja hacia la posición donde sentía el aroma de su grupo, una pequeña advertencia de que procedieran. Se colocó una máscara anti venenos, encantada justamente para proveer oxígeno durante algunas horas y se deslizó por la puertecilla de la azotea sigilosa, aprovechando el bullicio, para buscar a sus presas y por consiguiente a sus compañeros.

     

    @@Ada Camille Dumbledore

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  25. Las palabras de este le provocaron una intensa verguenza, dejó la copa a un lado y se cubrió el rostro con ambas manos en un intento vano de controlarse. Se las pasó por el pelo avergonzada e intentó no mirarle, replicando con cierta timidez. - Los alimentos no pueden hacer ese tipo de cosas cherié. - Escuchó pasos, por lo que alzó la vista y vio delante de ella dos cosas: una mirada intensamente salvaje y una fresa sujeta entre dos dedos cerca de su boca. Miró a uno y a otro, aunque al sentir su mano en su pierna, se sonrojó de nuevo.

     

    Haciendo mucho esfuerzo en controlarse, abrió los labios, pero ya que el se atrevía a jugar de cierta manera, pues se limitó únicamente a sacar la lengua y lamer lentamente la fruta, jugueteando alrededor antes de tomarla completamente entre sus labios, mordiéndola. La degustó con suma calma, dejando que este se colase un poco mas adentro, soltando un leve gemido. Sus párpados se entrecerraron en una sonrisa sensual, al pasar la rojiza punta de su lengua por los húmedos labios carnosos.

     

    - ¿No tienes mas? - Preguntó con inocencia, alzando la diestra para sujetarle del mentón. Los dedos se deslizaron lentamente hacia adelante abarcándole la mejilla, atrayéndole mas hacia si con suavidad. Sus rostros estaban muy cerca. Ella se dedicó a contemplarlo detalladamente, tomándose su tiempo, deteniendo la vista en sus labios. Sonrió con dulzura, acercó los suyos poco a poco hacia este, pero cuando casi los rozaba, se alejó hacia otro lado, alcanzando la copa de vino, por lo que sus pechos rozaron contra la punta de la nariz del chico suavemente, antes de que se enderezara y bebiese de la copa soltando un leve suspiro. - Eso ha sido delicioso... - Sonrió con picardía.

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