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Darla G Dumbledore

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Mensajes publicados por Darla G Dumbledore

  1. Aquello dolió, ver en el fondo de los ojos de él la desilusión, la sorpresa ¿cómo definir lo que había en él al descubrir que todo se originaba en el error de ella de meter esa fantasía en su mente? Se sentía como Cobb en El Origen con Mal. Cuando él la abrazó mordió su labio, dudo, tenía miedo, pero no podía dejarle ir pensando que lo que ella sentía hacia él era algo malo y correspondió a su abrazo, escuchando sus palabras y sintiendo el calor y la fuerza de sus brazos alrededor de su cuerpo.

    Y en ese momento lo supo, no había más remedio, no había soluciones mágicas, qué ironía. Lo abrazó tan fuerte como él lo había ahora y separó levemente su rostro de su cuello, donde casi se había refugiado, viéndolo a los ojos.

    —No podrás tener todos los buenos recuerdos, mucho de lo que hemos vivido ha sido como miembros de la Orden, aunque algunos detalles son fuera, son nuestras acciones como fenixianos las que han definido nuestra amistad, nuestra relación... —explicó la pelirroja y soltó suavemente su zurda del abrazo y acarició la mejilla de Ludwig —lo que sientas, lo sentirás, lo que recuerdes con cariño, aunque no entiendas porqué pensarás que es por nuestras vivencias en el Ministerio y esta explicación, lo que ocurrió aquí, el que me buscaras, nuestra charla… todo lo nuestro… será como si nunca hubiera ocurrido… amanecerás en tu casa y pensarás que te fuiste allá luego del Ministerio —agregó la vampiresa y sonrió, con dulzura y tristeza —esto lo insinué el día de tu despedida de soltero, esta noche se completa, acaba y se olvida —susurró Darla y acercó sus labios a los de Ludwig mientras sostenía aún su mejilla lo besó primero tímidamente y luego lentamente con más pasión mientras su zurda lo acariciaba y su diestra comenzaba a blandir su varita, lentamente entre beso y beso susurró los obliviate y demás hechizos que poco a poco fueron modificando la memoria del Malfoy, haciéndole olvidar la Orden, la relación que entre ellos se había armado en el bando, lo que habían compartido fuera y dentro del bando que tuviera relación con él, como el secuestro de Goldor y lo que había ocurrido entre ellos y Mica, hasta finalmente dejó de besarlo y borró ese último recuerdo entre ellos antes de utilizar un confundus y finalmente susurrar un desmaius.

    Suavemente sostuvo el cuerpo del Malfoy, iba a depositarlo en uno de los sillones y llamar a la seguridad pero imaginó que al estar con él podría hacer aquello, Fulgura Nox - Haz de la Noche, pensó abriendo un portal hacia la Mansión Malfoy.

    —Enervarte —susurró para hacer reaccionar a Ludwig y suavemente lo empujó mientras aplicaba un nuevo confundus y cerraba tras él el portal, tras asegurarse que nada ni nadie le haría daño, le hizo entrar a su mansión, olvidándose de ella, de la Orden, de todos y cada uno de sus miembros y lugares seguros, así como  de lo que había ocurrido en la embajada en la que Darla empezaría a trabajar en pocos días.

    Salió del salón en que estaba e informó a la seguridad del lugar que había enviado al Ministro Malfoy a su hogar mediante un portal pero que aquella reunión no debería ser mencionada ante nadie. Para asegurarse utilizó con ellos los mismos hechizos que con el Malfoy, luego de verificar que absolutamente nadie, salvo ella, supieran dónde y con quién había estado ese tiempo Ludwig.

    Salió de la embajada viendo la hora, aún con la varita a mano en el bolsillo de su chaqueta —ya casi acaba todo —dijo más para sí misma que para la gente de guardia en la puerta que atravesaba. Con paso calmo, cubriéndose con la capucha y tratando de que en su rostro no se reflejara todas las emociones y sentimientos que la embargaban, la bruja se perdió en las calles de Londres, quizás aún hubiera gente que detener en esos ´ultimos momentos del amanecer

    @ Ludwig Malfoy

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  2. La pelirroja observó aquella carta con una curiosidad innata, no tenía idea de por qé alguien querría invitarla a un duelo en un viejo bar irlandés en Nueva York. Es verdad que luego de la Feria que se había desarrollado allá había abierto una sucursal de House of Books, dejándola a cargo de la muchacha que Tess había contratado, Sheila Bennett era  descendiente de una de las brujas de Salem por parte de su madre y de druidas por parte de su padre. Pero mejor no divagaba, quien la hubiera invitado a aquel duelo sabía sus conexiones con el MACUSA, lo que la sorprendía un poco.

    Tenía permisos para abrir portales gracias a su local y a la mediación de la señorita Bennett, por eso solo se preocupó por vestir cómoda, un pantalón de cuero negro, botas altas de tacón cuadrado, una polera negra sobre una musculosa al cuerpo que cubría su ropa interior. La vampiresa recogió sus cabellos en una coleta mientras se veía al espejo. Se sentía “vieja” pero sin embargo, dada su raza, se veía apenas mayor a cuando Scarlet Akane la transformó.

    ¿Tenía ganas de aquella aventura? No, más bien tenía curiosidad. Tomó a Edelweiss entre sus manos y susurró el Fulgura Nox que abrió el portal que la llevó a aquella calle, en la vereda de enfrente del abandonado bar. Miró con interés el graffitti del duende, sí, estaba definitivamente encantado. Guardó en su bolsillo la nota y tras asegurarse que no había nadie, cruzó la calle para luego hacerse presente en el interior del local con un apagado crack.

    —Buenas noches —susurró como si no quisiera romper la magia que parecía flotar en el lugar.

    Dio un par de pasos sobre las viejas tablas de madera y observó las paredes pintadas en un tono verde pálido, además de la luz que dejaba entrar el techo de cristal encantado las vitrinas tras ella dejaban entrar  apagadamente las  luces de la calle, en el fondo del local se veía una puerta vaquera que parecía llevar a un pasillo que se bifurcaba en dos tras unos coloridos carteles. Sí había prestado atención a la figura masculina a diez metros de ella, apenas ingresar su esencia se le había hecho extrañamente familiar y quizás por ello o por un viejo instinto de conservación su siguientes palabras fueron algo bruscas.

    —¡Sectusempra! —el rayo verdoso surgió desde la punta de su varita y se encaminó hacia su rival para impactarle a la altura del pecho, los recuerdos de la última charla fluían por la mente de Darla no pudiendo creer que él pudiera estar de regreso en su vida y provocándola para enfrentarse en un duelo —¿por qué volviste? —susurró con un tono de voz entre molesto y nostálgico.

    ---***----

    Off: propuesta aceptada , tenme paciencia porque me puede saltar algún detalle de lo actual, básicamente es lo mismo, puedes verlo en los tópics de reglas. No utilizaré libros ni poderes más que de adorno. Saludos @ Boss Elessar

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  3. Sus ojos se mantenían firmes en el Malfoy, sosteniendo su mirada y algo más, en realidad lamentaba lo que su mente le revelaba y por primera vez se sintió una perra por haber aplicado legeremente apenas lo viera. Estuvo a punto de hablar pero sus lágrimas la contuvieron, no sabía cómo reaccionar, así que solo lo dejó hablar, luego sería su turno.

    Darla contuvo tras una barrera oclumantica cada una de sus reacciones pero sabía que alguna de ellas debería revelarlas cuando hablara con él, claro que luego eso ya no estaría allí en cuanto ella hiciera lo que él le pedía. Siguió su mirada, la luz del amanecer se filtraba a través de las ventanas de la oficina en qué estaban. Les quedaba poco tiempo… se acercó a Ludwig y tomó sus manos entre las de ella.

    No te desprecio, solo me molesta te dejaras arrastrar por algo que nunca preguntaste qué era en realidad, yo cree esa ilusión del futuro, para que vieras lo peligroso que era querer que el mundo fuera perfecto –Darla suspiró y llevo una de sus manos a la mejilla de Ludwig, acariciándola con ternura –ambos nos equivocamos antes, tú me das excusas tontas ahora, pero sí estoy dispuesta a ayudarte, –Darla se mordió el labio sacudiendo la cabeza negando –ya te perdí por una estupidez, supongo que si estás seguro puedo hacerlo –su mirada se perdió en la clara e inquieta mirada del Malfoy –¿estás seguro que es lo que quieres? –, preguntaba aunque podía ver la respuesta en sus ojos necesitaba que sus labios se lo dijeran

    En verdad quería que el rubio se lo dijera, aunque deseaba que fuera un no y se quedara con ella, con la Orden, pero estaba acostumbrada a que lo que deseaba casi nunca se podía hacer realidad

    @ Ludwig Malfoy

    .. d.

     

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  4. No tuvo tiempo de nada, se asombró de la cantidad de refugiados y de las solicitudes de 'asilo político' que se manejaban. La actividad en el edificio era más que activa esa noche, no se podía negar que habían tenido que dejar de lado los instintos más básicos y dar prioridad al bien general. Algunos miembros del improvisado escuadrón de seguridad incluso habían tenido que socorrer a templos de una y otra religión que habían querido actuar como santuarios para los miembros de la comunidad mágica. 

    A Darla le asombraba cómo la policía muggle y sus políticos no habían podido contener a los muggles que se habían querido aprovechar del desmadre mágico para ganar alguna ventaja. Luego se sorprendían cuando buscaban vacunas o armas para quitarles la magia. Claro que si te pones a pensar, ¿cuántos miembros de la comunidad mágica habían aprovechado para intentar deshacerse de sus vecinos muggles? Muchos de ellos se habían refugiado en los santuarios y la embajada.

    Tras los ataques y su propia intervención en las calles, ella no había salido del todo ilesa pero eran más sus ropas que su persona las que mostraban huellas de heridas que ya se habían curado gracias a la magia. El cabello rojo estaba siendo acomodado en una colega, varios rizos, mechones, lucían más que despeinados segundos antes.

    El pensar en ello, mientras se veía al improvisado espejo de un ventanal, tuve un pequeño ataque de nostalgia. Pero no duró demasiado, ya fuera por su propia voluntad o por el hecho de que le informaran que el Ministro de Magia de Gran Bretaña la buscaba. Darla agradeció al miembro de la embajada que le avisaba e insultó por lo bajo ante el hecho de que él la localizara antes del final de la purga.

    Suspiró y se dirigió al salón al que la guardia de la embajada había escoltado al Malfoy. Su mano tembló levemente sobre el picaporte de la puerta antes de ingresar. Con sinceridad, no quería tener que enfrentar ese momento, solo desaparecer sería más fácil, pero él estaba allí y ella estaba cansada. Suspiró una vez más.

    Señor Ministro, no pensé que fuera a dejar el Ministerio… –dudó viéndolo a los ojos y se estremeció –deberias dejar de arriesgar tu cabeza, ya no eres un hombre común, ahora tienes más de un país entre tus responsabilidades, asúmelas Ludwig, no siempre podrás cargar sobre los otros las consecuencias de tus decisiones. 

    Sabía que sonaba dura, pero seguía furiosa por todo lo que implicaba aquella noche.

    @ Ludwig Malfoy

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  5. Escuchó al Malfoy ofrecer su réplica del Expreso de Hogwarts para que los estudiantes pudieran movilizarse, era increíble que tras más de un año King Cross no lograra recuperarse, ya fuera por los ataques previos o por los de la purga. Darla sintió nauseas, venía viviendo aquello desde que era inquisidora, puesto que dejó y ahora tenía otro y nada había cambiado. El Ministerio de Magia siempre sería un blanco o un bloqueador de la vida.  La risa de Ludwig la hizo regresar a la realidad actual.  ¿Había hecho una broma? Bueno, a los demás no parecía hacerle gracia, sonrió, en el fondo le daba pena.

    Lo siguiente sí le arrancó una risita por lo bajo que ni se preocupó en disimular, el inquisidor acababa de obtener su director, él mismo. No sabía si lo de las familias fuera cierto o no, allá ellos. Pensó en la sobrina de Kim, ella ya debía estar al final de su enseñanza, si es que no había finalizado ya.

    No se esperaba lo próximo, había seguido avanzando y de pronto tenía a Ludwig a su lado, lo pudo sentir cerca, pero lo que no previó fue que él buscara llamar su atención.

    —No me des las gracias —dijo a la par que inclinaba su cabeza en un gesto de reconocimiento a sus palabras, pero era mejor que él lo entendiera y supiera ya —mientras aún ostente este puesto estaré a tu servicio y trataré de cumplir mis deberes, luego ya veremos —mordió su labio, no sabía que contestar a lo de que apreciaba su gesto, en realidad nunca había considerado que fuera una opción ir o no ir, miró al Malfoy, no lo entendía, no lo conocía, no sabía cómo reaccionar ya frente a él, sonrió, con un gesto sincero de afecto y continuaron el resto del camino hacia el gran comedor  en silencio.

    Se acomodó en la que había sido su ubicación en la Casa de Ravenclaw cuando había cursado y se dedicó a escuchar las palabras del Ministro relatando la reforma planeada. Frunció el ceño, en su patria de crianza la educación obligatoria iba de la pre escolaridad a la secundaria o media, como le llamaban en su patria de educación. En fin, las reformas que había vivido a lo largo de la vida le habían demostrado que la educación era cada vez peor, porque para los gobiernos les resulta más conveniente tener burros que instruídos para dominar.  No, no mejoraban las cosas. Recordó en ese momento las veces que Seba había insistido en que se fueran a Sudamérica y dejaran aquel lugar. Hoy se arrepentía de no haberlo hecho a tiempo.

    Suspiró ¿de verdad pensaba tomar prerrogativas sobre la comunidad muggle? No podía negar que los primeros ministros muggles eran unos más incompetentes que los otros, según decían sus congéneres, pero arrogarse el poder sobre ellos, le parecía demasiado y mmm… demasiado familiar a creencias antiguas. A estas alturas sus uñas estarían clavadas en las palmas de sus manos si no se supiera dominar. 

    Al menos la educación media superior tenía un sentido más lógico y sano. Darla bajó la mirada y suspiró. Se quería ir, no tenía mucho sentido que estuviera allí, debía hablar con Luna y prepararla, estaba convencida que ella estaría feliz de ocupar el puesto de su padre. 

    Lo siguiente no le llamó tanto la atención hasta que habló de costos y pagos, mordió su labio, en su patria de crianza la educación gratuita y de buena calidad existía. Es verdad que tenías mentalidades que decían no es gratis, todos pagamos, pero vamos, que no les molestaba gastar en otras boludeces y pretendían “coartar” la posibilidad de acceso a la educación volviéndola costosa, suspiró.

    Notó algunas figuras que cuchicheaban, otras observaban al Malfoy, como evaluándolo, Luna expresó su acuerdo y felicidad por la reforma. Ella se mantuvo una vez más en silencio, sin dejar que su rostro expresara ni su aprobación ni su rechazo. Ya había aprendido que no importaba nada de eso, Ludwig y su grupo decidían y mandaban, lo demás era solo comentarle a los “súbditos” sus decisiones ya tomadas.

    En medio de todo aquello una brisa de frescura francesa llegó hasta ella, y movió su mano frente a ella, como si atrapara el beso que la Dumbledore le había lanzado, sonriendo por fin, luego de un largo período de molesta seriedad.

    @ Ludwig Malfoy  @ Ada Camille Dumbledore

    • Me enluna 2
  6. Darla-1-2022.pngDarla Potter Black en las cercanías del Ministerio de Magia

    No pudo contener la furia que sentía, había movido sus influencias mágicas y muggles para evitar el daño a la mayor parte de la comunidad posible y era ahora la propia gente que le pagaba su sueldo la que movía los hilos más perversos y menos lógicos del universo. La pelirroja movió su varita con enfado y el suave murmullo del —detritus —que salió de sus labios la cubrió a ella y a un mozalbete que no debía ni llegar a los quince años. ¿Por qué le había elegido? Ni idea, pero le hizo pensar que estaba allí no por su propia voluntad sino más bien arrastrado por sus mayores. Darla era consciente de que no podía proteger a todos, a nadie, a ella, a… mordió su labio, no podía ni pensar en el nombre del Malfoy.

    En aquel momento un estallido se dejó escuchar y la vampiresa agradeció poder estar cubierta por el detritus. Encogió su cuerpo y dejó que la onda expansiva la arrojara lejos y rodó con poca gracias hasta recuperar su postura, lo que no lograba recuperar eran los oídos, notó varios vidrios incrustadas en la piel pero no le habían hecho daño alguno y se los quitó con un movimiento de la varita. Molesta, física y emocionalmente. Sangre que corría a raudales, llegaba el aroma mezclado de los diversos heridos y muertos. No podía dejar de sentirlos, su estómago le pedía por favor y sus colmillos rozaban sus delicados labios mientras ella buscaba heridos entre los escombros, a los cuales aplicó primeros auxilios  y envió a través de diversos portales a San Mungo hasta que ella misma fue la víctima.

    No supo cuánto hacía brillaba aquella marca sobre su cabeza, no le había prestado atención, igual, el aturdimiento que sentía continuaba. Un memorando apareció ante ella, causándole asombro, alguien reportaba que había más disturbios en la Calle Oxford, a casi una milla de donde estaba. Bueno, seguro había sido alguno de los novatos de la policía ministerial, el que fuera pedía ayuda, ella solo pudo multiplicar el memo y enviarlo hacia todos los dependientes del Departamento de  Seguridad.

    Los gritos de “hay una bruja ahí” la alertaron, no supo en qué momento había vuelto a intentar apagar el fuego de las explosiones. Los oídos aún le zumbaban, pero no era una est****a que se dejara atrapar simplemente de la nada. Salvaguarda Mágica, pensó aunque ya tenía un detritus encima, las cuerdas la atravesaron, por la salvaguarda y no supo si por el detritus o qué el expeliarmus no hizo efecto en ella —¡Silencius! —gritó apenas intentaron desarmarla dejando a la bruja con la lengua moviéndose con un simple des… en sus labios para en ese momento desaparecerse, con lo justo, porque la muchacha venía  con todo, la nueva explosión fue un nuevo dolor de cabeza y la hizo actuar fuera de sí, Daga del sacrificio pensó e inmediatamente se hizo un corte en la mano que equivalía a la que aquella bruja, Binny, llevaba su varita —immolo oppugnare —susurró con los ojos inyectados en sangre e inmediatamente el dolor de su mano fue sanado por un curación, evitando que el daño durase de más, cosa que no sabía si la bruja que la había atacado y que ahora recibía el daño, sabría hacer cómo se debía.

    No, no era una heroína, y menos con el enojo que traía con el Malfoy desde que había comentado aquella est****a e irracional idea. Miró la hora faltaban tres para que aquello terminara y aún le quedaba algo por hacer aprovechando esa situación y no era quedándose allí precisamente. El Haz de la noche que invocó abrió un portal hacia una zona que parecía más tranquila y sin incidentes. Un mosquito no detiene un tren, ya se lo habían advertido, y por lo visto, no había un solo maquinista en aquella mier**, porque solo había estorbado a la nada, pensó mientras el portal se cerraba tras ella y la sacaba de aquel maldito lugar. Que Ludwig se las arreglara por su cuenta, ella, por su parte había marcado a la bruja que la había atacado, luego sería llevada a proceso por atacar a uno de los inmunes de aquella noche.

     

    • Me enluna 1
  7. El comentario de Ada sobre el bouquet del vino y las peculiares características que en Borgoña había producido aquella vendimia. Darla lanzó una risita y tras girar delicadamente la copa en su mano se permitió sentir plenamente su aroma, entrecerrando los ojos. Sí, podía notar aquel delicado y sublime aroma, el cual se mezclaba con los aromas de la habitación, el perfume de su cuñada, y a pesar de ello resaltaba, como invadiéndolo todo. El delicado brillo del contenido de la copa resaltó unos breves segundos ante sus ojos al volverlos a abrir y cuando llevó la copa a sus labios, dejando unos segundos que el líquido jugara con sus papilas gustativas, en sus labios, en su boca y al descender por su garganta fue dejando diversos sabores similiares a su aroma e incluso más plenos, madera, frutas y un lejano toque de chocolate. Darla lanzó un suave suspiro,  lo disfrutó plenamente y se echó hacia atrás en el asiento, relajándose.

    —He de decir que el sabor, el color y el aroma realmente logran que uno se sienta como si estuviera envuelto en un influjo mágico muy poderoso —bebió otro pequeño sorbo antes de continuar —he de decirte también, mi querida, que no sé si habrán nacido más niños o no, pero de seguro hubo más afectos ante semejante delicia que afecta tan delicadamente los sentidos —durante el enredado trabalenguas de palabras, y casi  inconscientemente, había extendido su brazo libre y acariciaba el antebrazo de su cuñada con gesto distraído.

    —Sabes, tengo ganas de un cambio, y quería compartirlo contigo —comentó mientras seguía jugueteando con las yemas de sus dedos sobre la piel de Ada.

    La pelirroja tenía muchas ideas en su mente, y todas se entremezclaban con el calor que producía aquella bebida tan deliciosa y que no dudaba tenías cualidades muy particulares y atrayentes.

    @ Ada Camille Dumbledore

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  8. @ Ada Camille Dumbledore  muchísimas gracias bonita, me encanta la firma, con Seba disfrutábamos muchísimo viendo esa serie y comentando sobre ella, me trae hermosos recuerdos, en un ratito me la pongo :3

     

    @ Matt Blackner  bueno, disfruté muchísimo ver tu carita de desorientación, casi pongo una carcajada, pero temía me identificaras más fácil, porque tan difícil no era, claro, ya sabiendo quién soy xDDD

    Espero que te guste el regalo, no soy tan buena en diseño, pero creeme, van con mucho cariño, aunque no sé si sean tu estilo espero te agraden, la pared de cuadros la hice pensando en tu perfil o tu ficha, un cuadro tuyo con tu bebé, Elentari, y el otro lo imaginé como un retrato que te hizo Ithilion (sí, para algunas cosas tengo imaginación). La firma me gustó la imagen pues, fan del azul y bueno :3 nada, hablo demasiado, aquí va el regalo:

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    Y sí, lo último es como pienso te sentirás al ver el regalo o la regaladora 🙈

     

     

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  9. Había estado allí hacía meses buscando entre los libros de la biblioteca de la Potter y ahora volvía porque sus elfos la habían enloquecido, claro que parecía que todo se iba relajando. De cualquier modo, ¿qué importaba si ya lo más importante había pasado?

    Suspiró mientras aparecía en la cercanía de la casa a la que se dirigía, no tenía muchas ganas pero era consciente que si no se integraba e intentaba encontrar en sus orígenes una respuesta no habría nada que hacer. Miró hacia el cielo y notó que unas pequeñas nubes dibujaban el horizonte. Avanzó con un dejo de desinterés en su rostro, que disimulaba perfectamente que en realidad había estado observando que nadie pudiera notar hacia dónde llevaban sus pasos.

    Cuando finalmente atravesó las defensas que ocultaban la casa Potter al resto del mundo supo que allí la magia seguía intacta. Cosa que en el fondo la sorprendió, pero ¿por qué no? El lugar estaba aislado del mundo y estaba tan aislado que parecía que nadie podía llegar allí, sin embargo las voces parecían colarse desde una habitación cercana.

    Darla se quitó la capa de viaje, dejando a la vista una camisa blanca con un bordado en negro y rojo en el borde de las costuras, un pantalón negro de cuero y unas botas altas completaban su atuendo. Sí, tenía cierta nostalgia, en el bolsillo lateral derecho del pantalón, donde llevaba la varita, se veía un pequeño escudo bordado en colores oro, rojo y plata, pero la magia hacía que por momentos pareciera un escudo y por momentos uno distinto.

    La pelirroja se asomó a la habitación y se sorprendió al descubrir la presencia del Despard, junto a la hija del actual Ministro y a una jovencita que creía haber visto hacía añares atrás. Desventajas de quien ha vivido demasiado quizás. La bruja se acercó, echando un mechón de sus rizos tras la oreja.

    —Felices Fiestas gente… espero —agregó en voz más baja, después de todo, solo allí parecía haber un espíritu navideño, si es que se le podía llamar así, ya que para ella la Navidad significaba mucho más de lo que jamás había podido vivir en aquel mundo, excepto quizás, en una oportunidad que pudo compartir junto a su tía Ginn, la única que la conocía en verdad.

  10. House of Books

    No es fácil decir el por qué había dejado pasar tanto tiempo desde la última vez que sus elfos se lo habían dicho. Pero seamos honestos, hacía meses que la pelirroja no sentía deseos de nada. Ahora, sus elfos le venían con la historia que no era solo a ellos que se les habían perdidos los adornos navideños, de hecho, ella era consciente que en un solo lugar los mismos se habían mantenido a salvo, porque esa pared estaba protegida con magia de runas antiguas que ella misma había colocado hacía mucho tiempo.

    Suspiró cuando por nonagésima vez Lualú le dijo que había elfos y magos murmurando sobre la desaparición de adornos navideños y la elfina aseguraba que era porque el espíritu de la Navidad se había desaparecido. Darla apoyó su barbilla en su mano, con el codo apoyado sobre el documento que acababa de recibir.

    —Lualú, el espíritu de la Navidad no desaparece, simplemente la gente está agotada por los últimos acontecimientos ¿crees que a los ingleses le ha gustado que aplicaran una idea semejante como a la purga? —la pelirroja se encogió de hombros y su elfina no parecía demasiado feliz pero resignada se fue del escritorio.

    Darla tomó el documento y sonrió al ver firma refrendando la aprobación de su solicitud de cambio de apellidos, con cuidado guardó el documento y selló el archivero en el que este estaba. Y se giró para descubrir en la puerta del escritorio a Tommy, su elfo.

    —¿Qué ocurre Tommy?

    —Todo desaparece, Tommy está seguro que dejó adornos navideños en la caja del depósito y ahora no están.

    —Quizás Leto cambió de lugar la caja, Tommy, tú y Lualú están exagerando ya.

    —Tommy no exagera, la caja está, los adornos no —había un cierto tono rebelde en la voz del elfo y Darla lo calmó con su mano.

    —Está bien, está bien, algo está pasando, y no es mi falta de ánimo, ni la de los demás, averiguaré, ahora, solo pongan velas o calcetines comunes, no lo sé, improvisen y despreocúpense.

    El elfo se retiró refunfuñando pero más tranquilo mientras ideaba qué calcetines usar y si se podrían hacer adornos de papeles de colores. La pelirroja suspiró, algo estaba mal, era cierto, pero no tenía ni idea de por dónde empezar, quería creer que todo era culpa del mal humor generalizado, pero no quedaba más remedio que reconocer que algo no estaba bien, no era normal que los objetos navideños desaparecieran.

    Darla se echó hacia atrás y miró el escritorio, guardando el otro documento que estaba sobre la mesa. Eso también debía terminarlo, pero ahora mejor ocuparse del por qué el Grinch o qué otro amargado, se había robado la navidad.

  11. Bueno, vamos a ver qué pasa, siento como un deja vu de inscripciones y encima me viene a la mente amigos invisibles pasados que te dejaban plantada y obvio, saco el tema para llenar las dos líneas ya que decir que Ada, Noe y quizás Amit me mandaron sería demasiado corto.

     

    Me anoto y espero la fuerza me acompañe que si no 🙄

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  12. ID: 34050
    Nick : Darla Potter Black
    Link a la Boveda Trastero: #105746
    Link a la Boveda de la cual se descontara: #78114
    Fecha: 06/12/2022
    Link a la Compra: Ver pedido

    Producto: Tebo
    Puntos: 80 P
    Precio: 4000 G

    Producto: Snidget
    Puntos: 80 P
    Precio: 4000 G


    Total de puntos: 160 P
    Total de galeones: 8000 G

     

    EDIT MODERACIÓN:

    Se forzó el posteo porque por un error al realizar la compra

  13. No me simpatiza la idea de llenar dos líneas desde el celular y siento que eso me hace parecer Grinch, quizás el humor, aún no sé. Bueno a lo que venía, me animo por ahora al Santa Secreto, total hay tiempo hasta Reyes y ya me habré puesto más animosa para esas fechas. Chao...

  14. PL_05_T40_1305E_E0_X_EC_2?$PDP_INT_IMAGE

    El problema de estar desde el celular es que aún no encuentro como achicar las imágenes estando desde él :huh: en fin, me gusta lo que dicen de compartir la Navidad en familia y con amigos, me sorprende la inscripción individual, pero bueno, ya llene las líneas no? Pasaba a decir eso, que es mi Gala favorita y aunque el calor me agobia quiero estar, espero tener el tiempo.

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  15. Por un momento el único sonido que rompía aquel silencio que se hizo entre ellos, tras el relato sobre la maldición oscura, era el crujir de las tostadas entre los dientes de Robin. E incluso era un milagro que se pudiera escuchar, junto al suave latir de su corazón, ya que el joven parecía tan atento a la charla que era como si no quisiera emitir sonido alguno y este fuera más que nada una circunstancia adicional dada la naturaleza de su alimento.

    La mirada castaña de Darla se clavó en los ojos de Adrian, ¿había temor en ellos? ¿preocupación? ¿Acaso no debería temer más ella a lo que pudiera salir de sus labios? Aunque no dudaba que estaba con un caballero que no preguntaría cosas más allá de las que deseaba saber. ¿Gracioso no?

    —No, no es algo común que yo pueda tener los recuerdos de ella a menos que ella me los quiera dar, ambas somos oclumánticas natas, tenemos nuestros castillos mentales, o bibliotecas secretas, solo compartimos pensamientos cuando queremos y encerramos el resto e incluso encerramos a la otra en el fondo de nuestra mente cuando no… —hizo una pausa, iba a revelar algo muy íntimo, pero necesitaba que él lo entendiera bien, volvió a levantar la vista, dedicó una mirada de disculpas a Robin y luego clavó sus brillantes ojos en Adrián —¿te imaginas lo incómodo que sería si ella hubiera tenido acceso total a mi mente mientras estaba manteniendo relaciones con mi pareja? —negó con la cabeza, había en sus labios ahora una sonrisa entre pícara y burlona, se sentía hablando con un santurrón —ambas aprendimos a convivir y a ocultarnos la una de la otra, cerrándonos por completo.

    Darla no sabía si los morros de Robin eran por sus comentarios sexuales o por la bebida de Adrian, en la que éste parecía haberse ocultado para no mostrar su reacción ante el inequívoco camino que ella le había dado a la charla.

    —Acondiciona lo que quieras Adrián, es la única manera, estoy en tus manos… por ahora —su sonrisa había perdido el gesto burlón y ahora era más cálida. Volvió a dirigir una mirada de disculpas a Robin y a su vez se acabó su bebida, sin dejar de ver a su anfitrión.

    @ Adrian Wild

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  16. Kim-1.png Kimberly Black con Beatriz Pinzón ( @ Ludwig Malfoy  )

     

    La sonrisa de la Señorita Pinzón le pareció en cierta forma tierna, había un reflejo de timidez en ella y para la Black fue una sensación extraña, no sabría definirla, se convenció de que aquello formaba parte de su imaginación. Estos días estaban siendo pesados, las cacerías nocturnas ayudaban, encontrabas en las calles bastantes seres de baja calaña que merecían perder una buena parte de su sangre, si no toda. Pero estar allí ahora, con todos los cambios… Kimberly y Darla lo habían vivido no una sino mil veces. Todo cambia y todo permanece igual, pensó, ya que no había un sentido de continuidad en nadie, lo único cierto es que la incertidumbre de qué locura será la próxima.

    El tono de voz decidida de Beatriz Pinzón la trajo de nuevo a la realidad. Vaya, no había esperado volarse en un enredo mental, parecía que, aunque tranquila y segura como siempre, algo del estrés de los cambios podía estar haciendo mella en ella.

    —No tienes nada que agradecer, estamos aquí para ayudarnos, los cambios mágicos siempre son estresantes hasta que uno se habitúa, estoy segura que lo hubieras hecho bien sin mí —respondió la rubia con una cordial sonrisa en sus labios, había aprendido a sentir todas y cada  una de las energías a su alrededor y en ese momento aquel lugar era una extraña mezcla de esencias positivas y negativas que confluían de manera extraña, había felicidad pero por los malos deseos y había pesar por una sensación de alegría al encontrar algo bueno. Kimberly sacudió la cabeza, estaba desorientada, pero no sorprendida de la rareza humana.

    Kimberly se sentó y comenzó a garabatear unos datos, ¿dónde se habría metido el joven Dumbledore? Ya que quería formar parte de aquella policía, y si no se quería perder la noche de la purga, lo óptimo sería que él se ocupara de llenar su solicitud. ¿Sería que aún la esperaba en las oficinas del Cuartel Auror? Kimberly dudó, no quería dejar sola a la Señorita Pinzón, quizás debería mandar un memo en busca de @ Ernest Dumbledore Prior  

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  17. Llegar a Hogwarts fue como un revuelo de recuerdos mal cursados. Había pasado buena parte de su tiempo de estudio con tejones, a pesar de ser un águila. ¿Se arrepentía de ello? Quizás, pero era lo que ella era, y era gracias a las buenas amistades que había hecho allí, como Phanser, Bruja Vieja y su lobito del alma, Xtrada. Pensó en los reclamos de Fantine cuando supo sus intenciones de dejar la neutralidad por ingresar a las filas de la Orden del Fénix y los reclamos de Piroman porque ambos aplicaban los mismos trucos en el circo de Phanser. ¡Qué épocas aquellas!

    Por unos segundos, por unos muy breves segundos, dejó que la nostalgia la envolviera, la última vez había estado por un ataque del que había sido víctima el colegio, el virus, o lo que hubiera sido, había sido superado. Su mirada castaña se posó en el Sumo Inquisidor, Mael Gryffindor se veía distinto, no tenía idea de por qué, pero a aquel frío hombre que había conocido cuando habían fingido un secuestro en el Ministerio parecía que algo le había cambiado. ¿Sería el amor o sería el trabajo? Se encogió imperceptiblemente de hombros y puso las manos en los bolsillos, encontrándose con la carta de renuncia que aún no tenía oportunidad de entregar al Malfoy.

    Escuchó las palabras del mago mientras tanto, le extrañó que quisiera un director, la última vez que un inquisidor se había hecho cargo del colegio había querido la dirección. Qué ironía. Levantó una ceja, pronto habría más de un hueco sin rellenar, aunque sospechaba que habría más de una palometa al acecho. Le hizo gracia, sin embargo, el comentario de que no tenía más remedio que dejarlos entrar. Sospechaba que era tan broma como su renuncia. Pero bueno, a ponerse cómodos, banquete, organización y váyase a saber qué planes tendría el Malfoy para todos. Suspiró, necesitaba dejar atrás toda esa vida ridícula y sin sentido. Luna ya podía defenderse sola y tenía a su padre, sí claro, para que la cuidara, eso si no prefería cuidar las piernas abiertas.  Ya podía renunciar al puesto que la habían obligado a mantener por una promesa mal hecha. Casi podía respirar los aires de la libertad.

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  18. Nick: Darla Potter Black [Scarlet Akane]
    Link a la Bóveda: 78114
    Rol de Personaje: Enlace de la Embajada Mágica de Argentina con el  Ministerio de Magia Inglés / Librera
    Información Adicional: Librera especialista en incunables, imprenta de libros de fondo, vendedora de libros de surtido, coleccionista de libros verdes, blancos, de oro, penador y sacramentales. Restauradora de incunables y manuscritos. Modificadora de Memoria (ex Directora del DAMyC) Coleccionista de objetos peligrosos y reliquias Estudiosa de maldiciones, artes oscuras y defensa contra las artes oscuras. Especialista bancaria. Ex Jefa de la Seguridad Mágica del Ministerio inglés, ex Jugadora de Quidditch para Tutshill Tornados - puesto: Cazadora.

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  19. ¿Cuántas veces había tenido aquella sensación? Ahora estaba allí acostada, en silencio, con los ojos cerrados queriendo volver a dormirse, pero era como si algo la hubiera despertado bruscamente. Más bien había sido alguien en sus sueños, pero ella sabía bien que los sueños no siempre son simplemente eso. Los rizos rojos estaban desparramados por toda la almohada, había sido un sueño agitado. ¿Una pesadilla? No sabía si llamarlo así, no eran sus sueños, no eran los de Darla, eran las emociones y contactos mentales de Scarlet, su alter ego.

    «Están vivos y quieren poder» las palabras de Scarlet dentro de su mente la hicieron asentir, lo había sentido. Extendió su mano en la oscuridad y buscó en el cajón el anillo de la hermandad, aunque no estaba segura de si serviría de algo. La verdad es que en Rumania, entre la proclamada reina Lisa y los levantamientos de clanes en cada uno de los condados era algo  que la tenía desgastada. Ella no había querido estar a cargo de aquella situación y sin embargo allí estaba, asumiendo el papel que le hubiera correspondido a Scarlet de haber ocupado en forma definitiva su cuerpo.

    Abrió sus ojos castaños y posó su mirada en el techo de su habitación. El anillo parecía tener una conexión con cada uno de los miembros del clan y con cada uno de los integrantes de la hermandad. Era una sensación extraña, pero era obvio que algo estaba ocurriendo, aunque no lograba saber con exactitud qué era. Presionó suavemente el anillo sobre su pecho sin colocárselo aún y volvió a cerrar los ojos. Nuevos recuerdos de Scarlet invadieron su mente, trayéndole un nuevo cuadro de cómo eran las luchas internas antes de que la hermandad ordenara todo aquello. No, no podía volver al caos anterior, eso era obvio, pero ella no quería ocuparse. Recordó a la bruja que había estado a punto de asumir una vez más el control de todo. ¿Dónde estaría ella ahora qué hacía falta?

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  20. El afecto entre ella y Anthony se siente en cada gesto entre ambos, Darla se siente culpable por haberle hecho brillar pequeñas perlas en esos ojos que llevan la dulzura de su color. Ella extraña a su Seba, y extraña algo más que ha perdido en la vida, pero también es algo que sabía ocurriría desde el día en que asumió que había sido convertida en un vampiro. Miles de vidas podían vivirse pero miles de muertes debían cobrarse. Kazuk vino a su mente y las reglas del juego que cambiara para ella Gabriel Van Helsing. Pero aquel pasado quedó rápidamente enterrado ante las suaves y cálidas palabras de Anthony.

    —Aprender siempre es bueno, nunca dejes de hacerlo —afirmó la pelirroja acariciando el brazo del mago en forma afectuosa —cuando quieras allí está, es un lugar menos concurrido con la modernidad muggle que nos ha invadido, pero siempre podrás encontrarte con Leto, cuando quieras, yo paso no tan seguido como antes pero allí estaré si me buscas —la Potter Black sonrió con ternura.

    Escuchar que el mago era muy requerido por sus pinturas y los ensayos con su banda, la hicieron sonreír más, se sentía orgullosa de las artes del joven.

    —Que maravilla, creo que yo también debería pasarme por tu atelier algún día, me encantaría ver tus trabajos y quizás cuando estés más liberado encargarte un cuadro para el local, uno personal, hicieron uno de Seba que coloqué allí pero ese es un trabajo no propio —Darla se sonrojó por no haber pensado antes en encargarle al muchacho el cuadro que adornaba el local.

    Aunque no lo ha demostrado ha notado algo en el gesto de Anthony, está segura que es una expresión similar a la que había sentido ella cuando al principio su prometido había viajado.

    —Perdón por no haber estado presente en tus conciertos, sé que sueno a pésima amiga por pedirte esto, pero avísame cuando vayan a dar uno, me encantaría estar presente —en verdad se sentía culpable por no estar más para él.

    @ Anthony R. Dracony M.

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