― Touché ― murmura en respuesta.
Como un vidente, Goderic podía ver más allá de lo visible y evidente, pero no había necesidad de usar sus poderes para comprender y adivinar que los arcanos no suelen dar una bienvenida realmente acogedora y cordial a sus aprendices. Todavía podía recordar cómo Sajag le había dicho -en primera instancia pues luego se arrepintió de sus palabras- que no era un digno descendiente de su familia. O cómo Rosalía los había tratado de expulsar yendo incluso contra los deseos de la torre. Honestamente, Sauda, la arcana de Oclumancia, había sido la única que se había comportado un poco más ¿receptiva?
A pesar de ello, el mago no juzgaba a los arcanos -ni a los guerreros Uzza- por aquel rasgo de su carácter. Primero, porque una habilidad no debía ser entregada a cualquier pelafustán que apareciera en sus hogares sino que debían demostrar ser dignos no solo de la habilidad, sino de ser capaces de caminar en el rumbo de su enseñanza.
Segundo, y a pesar de ser su tradición y honor, Goderic cree que era un poco esclavista la relación que tenía el Ministerio Inglés con los arcanos y, sobre todo, con los Guerreros Uzza. Por supuesto, estaba seguro que los arcanos disfrutaban del destino de los guerreros. Sin embargo, el mago no dejaba de sentir que era una lástima que seres tan poderosos estuvieran, de cierta forma, atados al mero hecho de enseñar... de repetir una y otra vez sus conocimientos sin una verdadera libertad, a pesar de ser una noble labor.
Mientras divaga sobre los recuerdos de otras enseñanzas e historia, una proyección del arcano aparece frente a él.
― Es una gran pregunta, nunca lo he pensado en profundidad porque creo que no me corresponde siquiera pensar en una respuesta ya que la decisión de si merezco o no ser poseedor del anillo cae en manos del Portal de las Siete Puertas y de usted, arcano. No obstante, para no responder con evasivas, pues diría que soy un mago bastante hábil, sin malas intenciones con los muertos, ni con los vivos. ― aclara.― Solo un no tan joven mago en búsqueda de conocimiento y de superar sus habilidades y capacidades mágicas. Uno nunca debe conformarse con lo que sabe ni con lo que puede hacer. No se trata de codicia ni avaricia, sino de contar con las herramientas de poder ser y hacer feliz.