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Angus Black

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Mensajes publicados por Angus Black

  1. Angus suspiró tranquilo al ver que el grito de terror no había venido de aquel lugar, y que Felicity y el desdentado tabernero estaban bien. Aunque aquello comenzaba a importarle poco y nada, debido a la eventualidad de encontrarse a la castaña en una coincidencia más que afortunada. Sintió el tacto afectivo de Fee en su pierna, y un sacudón le recorrió cada rincón del cuerpo estrepitosamente por dentro. Desvió la mirada por un momento hacia Mauricio, quien se había alejado, cumpliendo la orden dispuesta por el joven licántropo.

     

    - La verdad que es un clima bastante excéntrico, considerando la época del año... - Aquella niebla no había sido normal, ni mucho menos le tranquilizaba sentirse atrapado allí, aunque la compañía no era mala, a decir verdad. - Un poco de ésto y aquello, aquí y allá. - Contestó de manera ambigua, a la pregunta de Felicity.

     

    Algo incómodo, se acomodó en su silla y retiró su pierna de las fauces de la joven, lo más disimuladamente posible, no quería hacerla sentir rechazada. Le dedicó una media sonrisa sincera, algo que pocas personas podían extraerle. Tomó una taza, vertió agua caliente en ella y depositó una bolsita de té inglés que extrajo de una caja sobre la barra. Su cabeza daba vueltas, y su mente no lo acompañaba. Estaba solo, él y sus instintos en esta situación, lo cual no podía ser nada bueno.

     

    - He cambiado de intereses...luego del Mundial. - Enfatizó la última palabra, trayendo a luz su éxito en la competición. - Ahora soy el Fiscal Mágico, trabajando directamente para el Ministro. - Su voz dejó entrever algo de malestar sobre ser subordinado de un Malfoy, y más de uno tan poderoso. - Más que nada son denuncias improcedentes y demasiado papeleo para mi gusto. - Añadió arrastrando las palabras, posando sus grises orbes en los ojos azules de la Weasley.

     

    Tomó de la manecilla la taza, y bebió un leve sorbo del té, sintiendo el calor recorrer su interior, devolviéndole algo de vida, por así decirlo. Depositó nuevamente la taza, y apoyó su codo en la barra, descansando la cabeza en su mano, y simplemente dedicándose a observar aquella vista tan agradable.

     

    - Pero no quiero aburrirte con mi burocracia. - Sonrió con altanería, mientras su lengua repasaba sus pálidos labios lentamente. - Dime qué hace a estas horas, una dama como tú, en un antro como éste. - Sintió curiosidad, aunque no se lamentaba de aquel encuentro, pero ciertamente era un momento poco común para estar allí.

  2. Los rayos de sol maltrataban la pálida piel del Black, quien se paseaba frustrado por las calles de la Academia de Magia y Hechicería. Llevaba ya un par de meses intentando enfrentar al Director, sin éxito alguno. Reuniones canceladas, llamadas no atendidas, e incluso mentiras de su secretaria quien aclamaba no conocer el paradero de la autoridad educativa. Por lo pronto, lo dejaría estar un tiempo, y cuando menos lo esperara, lo confrontaría en su propia mansión, sin darle chance alguna a esquivarlo.

     

    Agobiado, pensó por un momento en detenerse por una copa, o tal vez dos, en la Taberna. Pero dudaba que Mauricio hubiere empezado las labores del día a una hora tan temprana. Resignado, siguió camino por las empedradas calles del complejo, observando a algunos alumnos ir de aquí para allá con el estrés plasmado en sus rostros. Recordaba sus momentos en la Academia, dónde incluso supo ser profesor de Idiomas un par de veces, aunque sus métodos no habían sido exactamente apreciados por sus superiores.

     

    De pronto no sintió más el calor del Sol, y se vio envuelto en una nublosa corriente de viento que lo arrastraba levemente hacia delante y hacia atrás. Se colocó la capucha de su túnica esmeralda, y siguió camino contra la fuerte ventisca que lo azotaba. A pesar de la poca visibilidad y el silbido de la brisa, un desgarrador grito se alzó por sobre todo el lugar. Extrañado, Angus comenzó a rastrear el origen del grito de ayuda, hasta la "El Loro Tartamudo".

     

    Suspiró, pensando que quizá no debería meterse en asuntos entre vagabundos ebrios que seguro peleaban por el último cacahuete del tazón gratis que venía con sus cervezas. Aún así, prefirió asegurarse, puesto que aquella voz sonaba como la de una mujer, presa de un inmenso dolor y temor.

     

    - Mauricio, dime que no has tocado a ninguna jovencita... - Exclamó al ingresar al antro de bebedores, haciendo a un lado la desvencijada puerta.

     

    Pero el tabernero parecía más perturbado de lo normal, con los ojos como platos, buscando explicaciones al parecer. El Black le dirigió una mirada desconfiada, y se volvió para contemplar el espacio vacío en las mesas, y todo parecía bastante tranquilo. Cerró la puerta tras él, fuertemente, y se aproximó a la barra, dónde una figura femenina le daba la espalda.

     

    Aquella cabellera castaña oscura no necesitaba introducción, la había acariciado tantas veces que aún recordaba el perfume que emanaba. No pudo evitar sonreír de manera divertida, por la coincidencia que tenía lugar allí. Tomó asiento al lado de Felicity, contemplando su bello rostro por unos segundos antes de hacerse notar.

     

    - No has golpeado al pobre Mauricio, ¿verdad? - Arrastraba las palabras, mientras buscaba con ansias los zafiros de Fee. - Es que chilla como una niña, el pobre. - Acotó, volviendo la mirada a Mauricio, instándole a que los dejara solos.

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  3. Decididamente el ambiente no era el más ameno, y sentía cierta hostilidad hacia él, quizás merecida por su larga ausencia. Tomó el periódico que Evarela le alcanzó, y comenzó a repasarlo mientras mantenía un oído atento a las palabras de los demás con la señorita Blackwood. Sabía que debía leer los titulares y lo acontecido sobre rumores de Crazy Malfoy y las denuncias, pero no pudo evitar en detenerse en la sección de Deportes, para revisar los últimos resultados de la Liga de Quidditch.

     

    - "Tanax...¿el próximo Black?"...pfff. - Farfulló con sorna, aunque inmediatamente su semblante se tornó serio y concentrado, debido a una mirada asesina que había sentido de Eva.

     

    Pasó las hojas sin reparar en el ruido molesto que generaba, y comenzó a informarse más cercanamente sobre el asunto, y comenzaba a entender el objetivo de la reunión, y la tensión que denotaban las palabras de sus colegas hacia la delegada de 'El Profeta'. Se estaba comenzando a aburrir cuando hizo presencia en la sala un nuevo colega, Hugo Haughton, o el "lamebotas de la jefa", cómo solía llamarlo el Black. Era un arduo trabajador, pero solía ser irritante, incitando a trabajar a todos en la Oficina, algo de lo que Angus no era precisamente fanático.

     

    - Malfoy...entendido. Iré ahora mismo. - Enrolló el papel del periódico y lo lanzó a un cesto de basura cercano, con extrema habilidad, en sus inicios había sido un gran cazador. - Asumo que esta tal "Beltis" es la reemplazante de McGonagall, ¿verdad? - Buscó con la mirada fría la confirmación de sus colegas, que asintieron a su duda.

     

    Abotonó su túnica, y se incorporó suspirando. Tomó la copa de vino y la finalizó de un largo sorbo, dejando escapar un pequeño eructo. No quiso ni voltear a ver la expresión de Evarela, aunque ya bien la imaginaba. Con una media sonrisa maliciosa, le guiñó el ojo a Alicia y estrechó la mano de Hugo, en una especie de saludo de bienvenida y a la vez de despedida.

     

    - Bueno, señorita Blackwood, ¿quién sabe? Capaz nos volvamos a ver pronto...en la corte. - Una voz suave y susurrante, que habría helado el alma de cualquier vikingo bravucón, salió de sus labios pálidos, mientras se agachaba para estar a la altura del oído de Bel.

     

    Se dirigió a grandes zancadas hasta la salida, con su capa ondeando tras él, y con un simple - ¡Au revoir! - se despidió, internándose en el pasillo de las oficinas. Pudo observar a su asistente, Lunática, arribar a su oficina algo decaída y cerrar la puerta tras ella. Angus hizo una mueca de náuseas mientras negaba lentamente con la cabeza. Prefirió encargarse de ella luego, por lo que con sobrada altanería, se abrió paso hasta la oficina de su nueva compañera, Beltis.

     

    Efectivamente allí se encontraba la nueva Defensora del Mago, sentada tras su escritorio, dialogando con una blonda figura de espaldas a él. La decoración no era muy distinta de la de Godric, considerando las tendencias algo delicadas de su ex colega. Sin pedir permiso, entró con paso seguro y se ubicó justo detrás de la joven Malfoy.

     

    - ¿Robándome los clientes, colega? No es un buen comienzo... - Sus palabras arrastradas iban dirigidas hacia la Ryddleturn, llamando a su vez la atención de Daphne. - Soy Angus Black, el Fiscal Mágico...y dudo que desees entrometerte en mis asuntos. Bueno, masoquistas hay en todos lados. - Sus grises ojos se dirigieron hacia la atractiva rubia sentada justo bajo él, y le dedicó un guiño cómplice, divertido.

     

    - Si no me equivoco, es a mí a quién desea ver, señorita Malfoy ¿no es así? - Inquirió ladeando su cabeza para intentar enfocar su mirada gris y vacía en ella, simulando seriedad y profesionalismo. - Sígame a mi despacho, allí estaremos más cómodos. - Sus labios se curvaron en una leve sonrisa pícara, mientras le extendía su mano para invitarla a acompañarlo. - No te preocupes, tú puedes encargarte de nuestra asistente, que parece que necesita algo de terapia. - Volvió a dirigirse a Beltis, y sin más giró sobre sus talones, y caminó con elegancia en dirección a su oficina, seguido de Daphne.

  4. - Bienvenida, despedida...el hecho es que vale celebrar. - Respondió despreocupado, adentrándose en la oficina y acercándose a Alicia. - Tomaré una copa de vino de elfo, querida. - Le indicó alzando su índice derecho, mientras tomaba asiento al lado de la joven desconocida.

     

    Desabotonó su chaleco escarlata, relajándose y posando sus ojos vacíos y fantasmales en la figura de Evarela. Nunca se había fijado demasiado en su superior, tal vez por su escasa obediencia a las autoridades, o por que sólo se habían cruzado una vez en aquella reunión de introducción. Recordaba haberse quedado dormido, y pensó que no sería bueno repetirlo, sumado al hecho de que había estado ausente demasiado tiempo.

     

    - No suelo leer la prensa, mucho menos un periódico tan sensacionalista. - Sintió una leve mirada de indignación de la mujer que estaba a su lado, quién supuso que justamente pertenecía a aquella franquicia. - Pero puedes contarme tú, después de todo a éso vine. - Finalizó, volviendo la mirada hacia la Amazonas, con cierta ansia por el brebaje requerido.

     

    - Por cierto...¿McGonagall ya ha reunido dinero para su operación de cambio de sexo? - Inquirió antes que lo pudieran poner al tanto, divertido de imaginar a Godric en un cuerpo torneado y aceitado de una mujer, cual fisicoculturista. - He alcanzado a ver a una joven en su despacho, bastante cómoda. - Se cruzó de piernas, mostrando una calma inmutable.

     

    Seguramente no era muy bien recibida su visita en aquel momento dónde la Black y Alicia parecían tener una especie de reunión con la jovencita que aún no emitía palabra, pero realmente sí había leído algunas noticias y escuchado de voces ajenas los rumores sobre las quejas y críticas al Ministro Malfoy. Necesitaba informarse de ello, y ponerse a trabajar. Nunca había sido muy partidario de la familia Malfoy, pero tampoco había tenido demasiado contacto con Crazy cómo para juzgarlo, aunque se le hacía interesante la idea de tenerlo a su merced en el estrado.

  5. La tela violácea caía elegantemente sobre el lánguido cuerpo pálido y maltrecho, con heridas aún abiertas que emanaban los últimos vestigios de sangre. Angus estiró su cuello y cerró sus fantasmales ojos en busca de una paz que no había sentido en las últimas semanas. Pero el efecto fue inverso, la oscuridad de su vista lo llevó a visualizar furtivamente, momentos oscuros y recuerdos que habría preferido omitir. Gritos desgarradores, aullidos, garras y unos dientes sedientos de muerte. La intromisión de una joven blonda con rostro de niña asustada lo devolvió a la realidad.

     

    - Llevaré ésto. - Se compuso el Fiscal intentando simular las pequeñas gotas de sudor que nadaban en su frente. - Gracias, Perenella. - Su tono seco no era exactamente el más asiduo en agradecimientos, pero al parecer fue suficiente para la dependienta, quién asintió titubeante con las mejillas coloradas.

     

    El Black se retiró decidido, luego de pagar con una bolsa de monedas probablemente sobrevaluadas para el precio de la compra de la túnica. Había decidido acudir a 'Tiros Largos Moda', no por la crisis financiera, sino para evitar los contactos con peces gordos de la comunidad mágica, quiénes de seguro no habrían visto bien su llegada carente de ropajes y heridas sangrantes. Aunque ahora su máxima prioridad era llegar a su oficina, por dos razones bastante urgentes.

     

    ***

     

    Algunos funcionarios del Ministerio le dirigían miradas de recelo al observar el andar atropellado y agitado de Angus, quien se retorcía de un dolor interno que luchaba por salir. Avanzó entre empujones e insultos a quiénes se le interponían, hasta arribar a uno de los ascensores. Su respiración era entrecortada, y su único acompañante, un hombre rechoncho y de escasa estatura, se debatía entre ayudarlo o clavarle quizás una estaca.

     

    Aunque probablemente no hubiere sido su destino, el hombre descendió en la siguiente parada, no sin antes volverse hacia el Fiscal para comprobar que no iba a explotar en mil pedazos. Opacado por el ruido de las puertas y el traqueteo de su transporte, el chillido de dolor de Angus no levantó sospechas. Sus uñas comenzaban a alargarse varios centímetros, y el vello en sus manos estaba superpoblado, reproduciéndose cual conejos.

     

    Cuando la voz mecánica femenina anunció la llegada al Gabinete del Ministro, el licántropo trastabilló y salió del ascensor, evitando por poco caer en seco. Se adelantó por el pasillo agonizando, sintiendo sus músculos ensancharse, sus huesos resistiendo y un zumbido incesante en su mente. Evitó a todo colega que se le cruzaba, con la mirada gris dirigida hacia el suelo, hasta llegar a su despacho. Giró la perilla y cerró las puertas con fuerza descomunal tras él.

     

    Su túnica recién adquirida ya estaba desgarrada en varios rincones, y su altura era considerablemente más extensa de lo normal. Buscó a tientas en sus cajones hasta dar con su objetivo: un pequeño frasco gastado, con una solución viscosa dentro, de un color verde pantanoso. Quitó el corcho de la tapa, y la ingirió de un solo y rápido sorbo, regurgitando y tosiendo. Dejó caer el recipiente, y posó sus manos en el escritorio, descansando. Su fisonomía volvía a la normalidad, su corazón recuperaba el ritmo frecuente, y sus pensamientos volvían a sucederse con nitidez.

     

    Se deshizo de su compra, ya prácticamente hecha pedazos, y se atavió con una camisa de seda blanca, enmarcada por un chaleco escarlata, un pantalon oscuro y unos zapatos de punta larga. Cerró el armario, y se dirigió ya más apacible, hasta una mesita ratona, dónde se sirvió un vaso de Whisky de Fuego en las rocas, para recuperarse. El primero desapareció en cuestión de segundos, seguido de un tenue eructo, y el segundo ya estaba a mitad de camino cuándo notó un pilón de papeles y expedientes sobre su mesa.

     

    Su ausencia había sido extensa, demasiado quizás. Debía ir a presentarse ante Evarela, por poco que le gustara someterse ante un superior. Pero necesitaba ponerse al corriente, éso si es que aún seguía siendo parte de la oficina y no lo estaban esperando para sacarlo a patadas. Soltó un suspiro fastidioso y se incorporó, vaciando el contenido ambarino de su vaso. Se acomodó el cabello plateado hacia atrás, y adoptó nuevamente aquella expresión inmutable tan propia de él.

     

    Avanzó, escudado de las miradas que intentaban escrudiñarlo, y otras de reproche seguidas de chistidos reprobatorios. No pudo evitar que sus pálidos labios se curvaran en una media sonrisa de superación, sin darle importancia. Al pasar le extrañó no ver a Godric en su despacho, sino a una mujer bastante joven. Supuso que había contratado su propia secretaria, para evitar compartir con el Black, pero no parecía propio del McGonagall dejar a su secretaria entrar a su oficina y mucho menos sentarse en su escritorio.

     

    Siguió sin más y se frenó frente a la oficina de Evarela, la jefa del lugar. La puerta estaba entreabierta. Asomó sus fantasmales ojos por el resquicio, y contempló a la Black acompañada de Alicia Spinnet, una vieja...compañera suya, por así decirlo, y a otra jovencita sentada entre ellas. Sus esqueléticos dedos de cerraron, y golpeó suavemente la puerta de madera dos veces.

     

    - ¿Me estaban preparando una fiesta de bienvenida? Estoy conmovido. - Una sonrisa desagradable se formó en su semblante, cómo quién sabe que nada le puede ir mal.

  6. Buenas, me paso rápido a hacer mis pedidos como GANADOR DEL MUNDIAL (quería que se leyera bien, para los envidiosos :rolleyes:) xDDD

     

    El nick se queda como está, al menos por ahora, total me lo puedo cambiar yo mismo dps, no?

     

    En fin, el subnick sería: ¡Johnny, la gente está muy loca!

     

    Jajajaj sí, mola...a que sí? B) xDD

     

    Sobre la imagen del grupo de Argentina, tenemos el escudo, pero ahora mismo la PC en la que está almacenada está arreglándose según me dijeron. Asíque habría posibildiades de que después te pase la imagen y la pones, cuando la tengamos, Mackenzie?

    Avisame.

     

    La ampliación de lechucería es permanente, o sólo por 4 meses? Porque no me vendría nada mal que fuera permanente, la tengo llena .-. xDDD

     

    En fin, eso es todo, creo!

  7. El Black se adentraba en los pasillos del Ministerio, evadiendo cualquier rostro conocido que puediera detenerlo para hacerle alguna pregunta, felicitarlo por el Mundial de Quidditch, o peor...tener una amena charla sobre el clima, la economía y la inseguridad. Aquel último asunto era el que más odiaba cómo tema de conversación, puesto que él era uno de los principales encargados de abolirla, y cada comentario crítico, lo tomaba personalmente.

     

    Consultó su reloj de bolsillo plateado y quedó conforme con su horario de llegada. Aún era temprano, al menos para él, Evarela debía estar agradecida que al menos se presentara en su oficina con frecuencia, algo que no era una de las actividades preferidas de Angus. Pero no pudo evitar pensar en un inminente reproche por parte de la jefa, debido a su actitud en la reunión pasada del Departamento, dónde se quedó dormido profundamente ante las palabras del tal Hugo Haughton y su antigua colega, Alicia Spinnet.

     

    Sinceramente se sentía mal por aquello, o al menos sabía que le debía una explicación a la Black, que fuera distinta a la verdad. La noche anterior había estado festejando hasta tarde con sus compañeros de la Selección, el triunfo absoluto en el Campeonato Mundial, y no recordaba bien cómo había logrado llegar a su humilde morada, horas después. Desgraciadamente para él, ahora debería andar con más cuidado, puesto que era una figura importante del Ministerio. Cómo Fiscal, representaba una autoridad y como tal debía demostrar seriedad y compromiso hacia su labor.

     

    Al parecer, había sido notificado de sus labores más urgentes, tales cómo revisar los últimos casos sin resolver por parte de su predecesora. Además, Evarela les había exigido un informe sobre su trabajo a cada uno, algo que provocó una pequeña carcajada con sorna por parte del Black. - Realizarle un informe... - El sólo pensar en la idea, lo divertía. Se imaginaba a sí mismo trabajando hasta tarde, exhausto en su oficina, terminando de labrar aquel informe y entregándolo con ojeras marcadas a la 'jefaza'. Resopló burlescamente y negó con la cabeza, todavía tentado.

     

    Arribó a la oficina a grandes zancadas, despachó su túnica violácea sobre el asiento detrás de su escritorio oscuro, y arremangó su camisa de seda blanca enmarcada por un chaleco esmeralda con algunos motivos de símbolos de su isla natal, en el Egeo. Sus grises orbes se trasladaron lentamente, analizando cada rincón de la mesa de su escritorio, y por momentos estuvo a punto de aglomerar todos aquellos papeles y lanzarlos como una gran masa, cómo alimento de las abrasantes llamas que se alzaban en la chimenea colonial al otro lado de la oficina.

     

    - Y pensar que me llaman a mí holgazán... - Siseó negando con la cabeza, resignado.

     

    Notoriamente, la anterior Fiscal no había sido exactamente un ejemplo de diligencia, y ahora debía regularizar el trabajo acumulado durante todo el mandato anterior. Resopló ofuscado, y comenzó a examinar los documentos que se apilaban frente a él. Desechaba cartas anónimas, documentos expirados, denuncias infundadas y alguna que otra broma u amenaza de familiares de presos. Se dejó caer en su sillón, y su varita de serval se materializó en su mano derecha.

     

    Convocó un trozo de pergamino morado, y una 'vuelapluma', y comenzó a dirigir la escritura.

     

    - Señorita Lupin Evil Wonka, necesitaría el expediente de los últimos casos más urgentes que no han sido estimados por nuestra querida predecesora. - Carraspeó, pensando en alguna otra petición que fuera importante. - Y organice una reunión con la directora Black, apenas ella se encuentre disponible para atenderme. Infórmele que será breve, no le quitaré demasiado tiempo. - Culminó posando sus botas de cuero negras sobre una mesita ratona.

     

    Firmó el memorándum con su nombre y cargo, y el pergamino se dobló varias veces hasta adoptar la forma de un pequeño y rústico avión pequeño, saliendo despedido hasta la oficina de su empleada. Esperaba que Colt no la estuviera regañando o atosigándola con órdenes y trabajos, la necesitaba con él para retomar el ritmo en la Oficina.

     

    Dispuesto a esperar a la mujer, se relajó y encendió un cigarro exhalando una larga bocanada de humo en forma de anillos. Con un simple movimiento de su varita, preparó un vaso de Whisky de Fuego de la Reserva Especial de Las Tres Escobas y éste viajó directamente hasta sus dedos esqueléticos. Enfundó su arma, y le propinó un leve trago al brebaje ambarino. Soltó un suspiro de relajación, y cerró sus párpados, intentando aislarse de los gritos y conversaciones que se oían afuera en los pasillos.

  8. Por fin la noche estaba tomando un color más placentero para el Black. La premiación era inminente, sería alabado por toda la sociedad mágica deportiva y algún que otro pez gordo del Ministerio que sonreiría con falsedad, y sería libre de irse...acompañado. No sabía bien si era el efecto de la décima copa de champagne que bebió, si la algarabía del lugar, las curvas sensuales de la mujer, o simplemente la luz de la Luna bañando el salón...pero algo lo incitaba a dar rienda suelta al lado salvaje de su persona, y tomar a Daphne allí mismo, frente a todos.

     

    Pero algo resquebrajó esa imagen que comenzaba a formarse de su cuerpo y el de ella entrelazados. Las palabras de la Malfoy le sonaron como uñas en el pizarrón, o un desdentado mordiendo una servilleta. Se irguió, y su rostro adoptó una expresión fría nuevamente, ante la propuesta de su pareja. Si había algo que odiaba más que aquellas celebraciones sociales, era bailar. No tenía miedo de hacer el ridículo, puesto que sabía desenvolverse en la pista, pero le atormentaba todo el ambiente cursi y sentirse observado por todos con miradas de ensueño.

     

    Vomitaba ante la sola idea de pensarlo. Suspiró, y preparó su respuesta lo más sutil que le fue posible. Afortunadamente para él, no fue necesaria una excusa tan rebuscada, puesto que el mismísimo Illidan lo llamó un momento afuera del lugar, al momento que Mei Black, compañera suya en la Selección, le dirigía la palabra a la Malfoy. Sin perder un segundo, se soltó de su acompañante, y le hizo entender que volvería en un instante, no sin antes propinarle un caballeroso beso en su mano elegante.

     

    - Estuvo cerca... - Pensó mientras se abrochaba el chaleco celeste sobre la camisa de seda blanca, para salir al exterior, tras Illidan.

     

    - Rechazado in limine, ésto es material de película. - Simuló una media sonrisa, pero llena de malicia. Sería hipócrita de su parte no admitir que le divertía aquella situación. - Vamos, no te vas a deprimir por éso. Hay toneladas de mujeres allí afuera, y sin una carga tan pesada como una criatura. - Alentó al Black Lestrange, al ver que no le había causado mucha gracia su comentario anterior.

     

    Extrajo su varita blanquecina de serval, y con una pequeña floritura, apuntó a un galeón que extrajo del bolsillo de su pantalón de traje. Se produjo un pequeño brillo, pero su colega no reparó en ello. Se acercó a él, le ofreció un cigarro puro cubano, y le palmeó la espalda lo más amistosamente que pudo, tomando cierta distancia.

     

    - Ve a tomar unas copas, y consíguete buena compañía para pasar la noche. - Le guiñó un ojo y le entregó el cigarro, instándolo a seguir su consejo. - Yo invito. - Musitó, y le lanzó la moneda de oro, la cuál al ser tomada por Illidan, lo desvaneció...trasladándolo hacia alguna taberna de mala muerte.

     

    Una vez se encargó del cachorro lastimado, giró sobre sus talones y se encaminó nuevamente al salón. En el camino vislumbró el cielo estrellado, y se tentó de quedarse allí un buen rato, pero ya estarían por entregar los premios. Y más importante, una bella dama lo esperaba. - Todos con el cu.lo contra la pared, llegaron Angus e Illidan... - Canturreó casi en un susurro, mientras se adentraba por la puerta principal.

     

    Le parecía extraño no ver a su amigo Gonzalo Snape por allí, junto al equipo. No era común en él perderse la oportunidad de demostrarse como uno de los mejores jugadores de aquel noble deporte, y menos en un evento cómo aquél, de talla mundial. Ashley parecía darle explicaciones a su pareja sobre el incidente con el padre de su engendro, y Brardolla permanecía allí sentada en soledad. Oriana, al contrario, había encontrado muy buena compañía: Olmedo, un jugador español, conversaba amenamente con la Golpeadora argentina.

     

    Pero finalmente sus grises y fantasmales ojos se posaron en la hermosa mujer de cabellos rubios que estaba cerca de él. Se había enzarzado en una charla con Mei, pero aquello no le importó al Black, quién se aproximó con decisión. Le sonrió falsamente a la Black, una novata del Quidditch, la felicitó por el logro y le propinó un beso en la mejilla, cordialmente.

     

    - Lo siento querida, pero me temo que te la robaré. - Su tono de voz era altivo y no admitía oposición, tomando a Daphne por encima de la cintura, aferrándola contra él suavemente. - Nos vemos en la mesa en un rato, tenemos que festejar. - Mintió, mientras tomaba de la mano a la rubia y la guiaba a través de la sala, hasta los jardines, dejando atrás a Mei.

     

    Muchos jugadores bastante conocidos habían hecho su aparición en la gala. Angus había estado tanto tiempo en el 'ambiente' que no había mago o bruja que jugara al Quidditch y no fuera de su conocimiento. Para evitar charlas forzosas y pedantes, fijó la mirada vacía al frente, sin voltear ante nada y nadie. Finalmente, invitó a Daphne a salir al patio, iluminado por varias farolas imponentes circundando una pequeña fuente robusta y malgastada.

     

    - Tenía que compartir ésto con alguien. - Siseó al oído de la joven, lamiéndo su lóbulo sutilmente. - Y quién mejor que la mujer más bella de la noche. - Sus labios se curvaron en una media sonrisa pícara, ambos sabían cómo terminaría aquella noche.

  9. La mirada somnolienta de Angus se posaba en la pareja de Ashley, quién se les había unido en la mesa de campeones. Era callado, casi tanto que parecía un maniquí, razón que le hizo conjeturar la posibilidad que la joven cazadora hubiera hechizado uno para hacerlo pasar como su acompañante y no acudir sola a la gala, como Brardolla o Mei. Aún con las piernas cruzadas y sosteniendo una copa de un vino rojizo muy espeso, tuvo una idea para divertirse.

     

    Miró hacia su costado, y Brardolla seguía ensimismada en la puerta, y ni había hecho caso de su pequeña broma sobre su ex novio Lacrimosa. El Black negó resignado, le daba cierta lástima verla así esperando que tal vez llegara su 'príncipe azul' aunque había más posibilidades de que la pareja de Ashley ganara un concurso de deletreo a que pasara lo que la golpeadora argentina deseaba. Sus orbes grises se volvieron a fijar en el tal Mojica, y con una pequeña e indisimulable sonrisa pícara, golpeó una copa con la punta de su bota.

     

    El cristal se rompió al caer, y el líquido burbujeante se esparció entre las grietas, absorviendo cada rincón del blanco inmaculado mantel, hasta fluir en una siseante trayectoria al límite cerca de Ashley y su hombre. Éstos se alejaron rápidamente, cómo si una acromántula se hubiera aparecido frente a ellos, allí mismo. Sólo un par de gotas alcanzaron a manchar sus elegantes ropajes, las cuales fueron inmediatamente removidas por un simple movimiento de varita del mozo más cercano.

     

    Pero Angus mantenía la vista fija en ellos, sobretodo en el caballero, esperando alguna expresión facial, algún gesto, así sea de sorpresa, o de enojo. Pero nada, ni siquiera una palabra o sensación de asombro o indignación, el curioso hombrecito parecía haber perdido el alma por parte de los Dementores, porque quién lo viera tirado en el suelo y tieso, habría afirmado que estaba muerto como el mismísimo Lord Voldemort.

     

    Frustado, retiró sus pies de la mesa, y se dispuso a alejarse, para disimular su autoría del 'accidente', pero algo lo detuvo en su lugar. Sintió la calidez de la mano de su pareja sobre su hombro, contrastando con la fría piel del licántropo. Involuntariamente, sus labios se inclinaron, provocando una sonrisa sincera. Pero de pronto, no sólo reaccionó de esa manera, sino que a su vez sus ojos se cerraron lentamente, y un pequeño suspiro se escapó por sus fauces.

     

    - Ya me estaba aburriendo sin ti a mi lado. - Musitó mientras se incorporaba y se colocaba a la altura de Daphne. - Prometo compensarte por haberte traído a esta burda celebración. - Tomó su rostro con uno de sus esqueléticos dedos, y le propinó un beso suave, de esos que parecen aspirar el alma.

     

    Al separarse, pudo notar cierto sonrojo en las mejillas de la Malfoy, pero prefirió no hacer comentarios al respecto, si hubiera sido al revés, a él tampoco le habría gustado que ella le mencionara algún sentimiento cursi del Black. Pero su mirada se desvió fugazmente hasta un personaje bastante peculiar, que avanzaba directamente hacia ellos. Illidan Black Lestrange, con una expresión decidida y voraz, pasó a su lado sin inmutarse y se frenó frente a Ashley y su pareja, quiénes controlaban que ninguna mancha siguiera rompiendo con la perfección de sus vestimentas.

     

    Incluso Angus se sorprendió al ver el beso atrevido que le dio a la Atkins justo en frente del acompañante de la mujer. Soltó una pequeña carcajada de un tono frío y malvado, y aplaudió con sorna el intento desesperado de Illidan. Por lo menos se estaba poniendo más emocionante.

     

    - ¿Quieres algo, guapa? - Se volvió hacia la rubia y la aferró por la cintura, apresándola contra él. - Sólo unos momentos más, y nos iremos de aquí. - La alentó, para luego besarla una vez más, esta vez mordiendo el labio inferior de la chica antes de separarse.

  10. Los saludos se realizaron con hastiada formalidad, entre ellos y Lacrimosa y su pareja, quién aparentemente se llamaba Mónica, por cómo la mencionó Daphne. Pero a Angus sólo le bastó cruzar miradas con el Malfoy para que éste último le diera a entender que no era un buen momento. Al parecer el romance estaba en su apogeo, sabía que el director de San Mungo siemrpe tenía alguna técnica de seducción nueva que le gustaba practicar, y sin más, se volvió asintiendo, ya se verían más tarde.

     

    El Black asintió divertido ante las palabras de Daphne sobre los gustos de las demás mujeres presentes aquella noche. Pero realmente no le importaba, si fuera por él, se irían en ése mismo momento de allí, solos los dos, no disfrutaba socializar ni mucho menos compararse con otros pedantes magos con aires de reyes. Sus labios pálidos se curvaron en una sonrisa ladeada, ante el roce de la Malfoy en su oreja, cómo quién va dando sus frutos poco a poco.

     

    Se sorprendió al ver cómo su pareja se enfundaba en un tibio abrazo con otra mujer, justo al lado de él. Si hubiera sido religioso, habría rezado allí mismo a su Dios, para que aquella señorita no fuera acaso la prima o peor, la hermana de la Malfoy. Era muy pronto para presentaciones ante la familia, y el licántropo no era justamente el hombre que encajaba a perfección, siendo apreciado por todos. Afortunadamente, no parecía ser más que una buena amiga de la rubia, quién los presentó.

     

    - El placer es mío. - Le correspondió con cortesía a la llamada Sol Lestrange. - Para nada, el triunfo ha sido de todo el equipo. - Negó con falsa humildad ante el elogio de la chica, mientras saludaba también a su esposo, cuyo nombre era más raro que verlo a él perder un partido de Quidditch.

     

    Parecía una mujer agradable, pero aquella sensación le duró muy poco, puesto que les requirió una pequeña entrevista, y el semblante del Black se tornó frío y con un perfil aterrador. Pasó su mano por detrás de Daphne, tomándola de la cintura, y le dirigió una mirada desagradable a la reportera.

     

    - Ella es hermosa, yo soy...yo. - Declaró con un tono seco y cortante. - No hay mucho más que decir. - Culminó y giró sobre sus talones, observando que la mesa de Argentina comenzaba a llenarse. - Te espero allí, ¿de acuerdo? - Le indicó a su pareja, dándole una pequeña y casi imperceptible palmada en el trasero.

     

    Ni se despidió de Sol y su esposo Mefisto...cómo se llamara. Avanzó a grandes zancadas, tomó una copa a la carrera, de una bandeja repleta de bocadillos y alcohol. Alzó el recipiente de cristal hacia sus compañeras Oriana, Mei y Ashley; e hizo un ademán, invitándolas a la mesa del equipo, a festejar un rato. Brardolla ya se encontraba allí sentada en solitario. Le extrañó no ver a su Sub Capitán, y no tanto al Buscador, ambos figuras rutilantes en el logro conseguido.

     

    Allí estaba sólo él, rodeado de mujeres, y no era de extrañarse. El equipo argentino estaba conformado casi por completo de mujeres, y no podía quejarse. Ashley estaba realmente guapa, resaltaba entre alguna que otra mediocre fémina que intentaba 'cazar' algún mago de jerarquía. Oriana y Mei estaban solas al parecer, al igual que Brardolla, que parecía especialmente nerviosa, mirando hacia la entrada.

     

    - Si me hubieran avisado que éste bochorno le esperaba a los campeones, me lo pensaba dos veces antes de aplastar a los demás países. - Siseó mientras se dejaba caer en una silla al lado de Brardolla, a quién saludó con un par de besos en cada mejilla. - Te manda saludos Lacrimosa. - El comentario salió de su boca inevitablemente, y tampoco pudo evitar sonreír maliciosamente ante la mirada de desdén de su Golpeadora.

  11. La voz de niña adolescente de Kailey se adentró en su oído justo cuando se disponía a estirarse y relajarse aún más, si era posible, para dormitar un rato hasta que empezaran los aplausos, y aquella sería su señal. Los ojos grises del Black se abrieron lentamente hasta dirigirse a la joven árbitro, observándola de arriba a abajo, enarcando una ceja. Soltó un bufido de sorna, y le dirigió una mirada de lástima.

     

    - Malfoy. - Siseó, manteniéndose cordial ante todo. - Gracias, tú también te ves bien. Casi ni se te nota que por las noches la soledad desespera. - Le guiñó un ojo con aire condesciente, haciendo alusión a las típicas vestimentas de devoradora de hombres.

     

    Una vez despachó a la 'groupie' del Director, se dedicó a dar otro sorbo a su copa de champaña, diligentemente traída por el camarero, cada vez que estaba a punto de acabarse la actual. Dejó escapar un sonido de alivio, y sonó sus dedos, para luego sostener su cabeza con los brazos unidos por lo dedos, en su occipital. Sus párpados descendieron poco a poco, hasta sumirse en un sueño profundo. Pero nuevamente, el descanso le duró menos que la Selección de Francia en el Mundial de Quidditch.

     

    El joven mesero había derramado unas gotas en la camisa del Black, que volvió en sí, y casi tropieza, bajando los pies de la mesa. La mirada que le dirigió no era de furia ni reproche, era peor. El rostro del Capitán argentino estaba inmutable, y con una expresión fría que atormentaba. Luego de recoger las copas que había dejado caer por el susto de haber despertado a Angus, el sirviente se encargó de limpiar las ínfimas manchas en la manga, con un tembloroso movimiento de su varita, la cual llevaba debajo del mantel que colgaba de su antebrazo.

     

    Apartó al torpe joven, y vio unas curvas conocidas. Una figura esbelta y voluptuosa había hecho aparición en el salón, ataviada de blanco polar, cual si fuera un ángel santísimo enviado desde el cielo. Pero si Daphne era algo, era justamente lo contrario, bastante traviesa y diabólicamente sexy. Ya resignado a tomar un descanso, se abotonó su chaleco celestino nuevamente y se incorporó, con aire altivo. Recorrió la distancia entre ellos, pero fue interceptado por quién parecía el 'profesor en torpeza' del camarero que lo había manchado antes.

     

    - Apártate, mocoso. - Con algo de sobreestimada fuerza, lo quitó del camino, y casi provocó que le tirara una botella de champagne a un par de peces gordos del Ministerio. - Entre mi fama y tu provocativa belleza, parece que no pasaremos desaparcibidos hoy. - Había vuelto la mirada vacía y fantasmal hacia la Malfoy, y una media sonrisa pícara se formó en su semblante.

     

    - Te ves hermosa, pero creo que varios hombres aquí presentes ya lo dicen con sus pensamientos. - Ladeó su cabeza y simuló una mirada celosa y furiosa a un joven jugador de Irlanda que estaba ensimismado, devorando con la mirada a la joven rubia. - ¿Te ha costado llegar? Pensé que te querrías tomar tu tiempo después de anoche, por éso no fui a buscarte. - Explicó con un tinte de mentira, ya que no era la única razón de que no la hubiera acompañado, sino que tampoco había recordado la gala.

     

    Estiró su mano y tomó la de ella con sus esqueléticos dedos entrelazados, la alzó y depositó un frío beso en su piel suave como la seda de la cual estaba hecho su vestido. Sí, la había contemplado, y se tomó su tiempo para ello, apreciando cada ínfimo rincón de aquel cuerpo que seguramente arrebataría varios suspiros ésa noche. Pero una voz conocida lo devolvió a la realidad. Angus sonrió divertido, y negó con la cabeza, cómo si acabara de ver a un niño intentar lanzar tela de araña de sus muñecas por enésima vez, sin éxito.

     

    - Espero que hayas traído el cayado, viejo amigo. Parece que se te juntará el ganado. - Le pareció que interrumpía un momento bastante íntimo entre Lacrimosa y su pareja de turno, lo que le divertía aún más. - Buenas noches señorita. Angus Black, un placer. - Mintió con un tono de voz exageradamente cordial, presentándose ante la acompañante del Malfoy. - Supongo que conocen a Daphne. Y yo que pensaba que los Malfoy eran desagradables en su totalidad. Claramente hay excepciones. - Comentó haciendo alusión a ambas mujeres, tanto la pareja de Lacrimosa como la suya propia.

     

    Se volvió hacia su pareja, a quién sostenía con una mano en la cintura, y le dirigió una mirada cómplice, haciéndole entender que aquel era el trato común entre su colega y él. Las orejas comenzaban a picarle, al parecer su nombre no resonaba sólo en los periódicos y en los Estadios de Quidditch, sino ahí mismo en la gala también era centro de interés de chusmeríos.

  12. Angus Black. Uno de los nombres más mencionados en los últimos días en cada página del Profeta deportivo, de cada radio. El Capitán argentino observaba con una satisfacción mesurada, su imagen móvil en el periódico mágico, puño en alto y rodeado por sus compañeros de equipo y una multitud exaltada en colores celestes y blancos, aunque la fotografía en blanco y negro no lo demostrara. El humo salió despedido de sus labios pálidos hasta golpear con la hoja del Profeta, y extinguió su cigarro en un cenicero de cristal.

     

    Estiró su cuello de un lado a otro, relajado. Sentía las habilidosas manos de la masajista hacer magia sobre sus tensos músculos. Cada toque, cada golpe certero en su espalda, era un placer tan grande como cometer un patricidio en plena pubertad. Ahora podía apreciar las yemas de los dedos de la mujer acariciando su cabello platinado, y lentamente cerró sus párpados, alejándose de tanta algarabía y emoción. Nunca más tendría que lidiar con la prensa amarilla, o rosada o incluso las preguntas sobre su pasado de algún que otro mequetrefe.

     

    Posó el periódico en la mesita ratona a la par de su sillón, y tomó la correspondencia apilada a un lado. Desechó varias cartas de fanáticas, selladas con besos marcados de lapiz labial, junto a alguna otra prenda íntima que probablemente había sido testiga de las emociones físicas de sus dueñas. Finalmente, luego de algunas invitaciones a entrevistas privadas, sólo quedó en sus manos, una carta enviada desde la Asociación Internacional de Quidditch, de color rojizo opaco.

     

    Resopló al leer el contenido. Odiaba las multitudes, y más aún los agasajos y todo lo que implicara un mar de formalidades falsas e hipócritas con altos mandatarios y peces gordos del ambiente. Instantáneamente, varios músculos lumbares y dorsales se tensaron fuertemente, rápidamente solucionado por las manos milagrosas de Rosa, o Rosario, o cómo se llamara la exhuberante pelirroja que lo trataba cuidadosamente.

     

    Sin previo aviso, tomó una de las manos de la joven, frenándola. Se alzó, incorporándose y quedando de frente a la joven. Estaba satisfecho, pero su rostro denotaba pesadumbre, había olvidad que tenía que acceder a recibir el trofeo con sus compañeros, y aceptar cumplidos tan repetidos como sus legendarias actuaciones, y alguna que otra mirada de envidia. Puso una pequeña bolsa de monedas de oro en la palma de la masajista, y le guiñó un ojo con picardía. Se había ganado cada centavo.

     

    ***

    Un pequeño remolino alborotó algunas hojas caídas, y entre una pequeña explosión de humo grisácea, se vislumbró la figura del Black aparecer en los terrenos del Castillo Belvedere. Ajustó los puños de su camisa de seda blanquecina, y abotonó su chaleco celeste. No había reparado en llevar alguna túnica presuntuosa o un traje de mil galeones, no se quedaría mucho tiempo allí.

     

    - Refregar la Copa, saludar falsamente y huir. - Pensó para sí, mientras se adelantaba a grandes zancadas hasta los portones gigantescos del lugar.

     

    Se adentró al salón de eventos, dónde parecían haberle tan poco esmero a los preparativos, cómo si de un funeral se tratara. - No, en un funeral habría más comida. - Pensaba mientras sus fantasmales ojos recorrían a los que habían llegado ya. Pudo observar a algunas de sus compañeras de equipo y otras personas, fijas en éste tipo de celebraciones, haciendo gala de sus propiedades. Vio al pasar al camarero con una bandeja con copas de champaña. Alargó el brazo y tomó una, interceptándolo.

     

    De un simple sorbo, se acabó el contenido del brebaje. Depositó la copa vacía nuevamente en la bandeja del joven sirviente que lo miraba con ojos esperanzados, tal vez juntando fuerzas para pedirle un autógrafo, o peor aún, presentarse con Angus. El Black lo fulminó con la mirada y dejó escapar un leve eructo, que le dio de lleno en la cara al camarero, el cual cerró los ojos sorprendido y se echó hacia atrás. Varias personas que se encontraban cerca, se volvieron con semblantes de desprecio, pero sus expresiones cambiaron a unas de sorpresa al ver quién había sido el puerco.

     

    - Que sigan viniendo. - Musitó, estrechando la mano del torpe joven, con dos galeones en la palma, como retribución.

     

    Una periodista de ojos saltones se acercó con paso desgarbado hasta él, interceptándolo cuando se dirigía a la mesa de Argentina, con las manos enfundadas en su bolsillo. La mujer, castaña y de rizos rebeldes, sostenía con ambas manos un micrófono algo tosco. Su varita blanca se deslizó por la manga de la camisa del Black, y con una simple floritura, transformó el aparato de la instigadora. La enviada del Canal Quaffle + ahora sostenía un 'burrito' mexicano, relleno de carne y vegetales.

     

    El Capitán de Argentina aprovechó el desconcierto de la fémina, y la eludió sin disimular una media sonrisa maliciosa, prosiguiendo camino hasta su mesa. Se dejó caer en una silla, cómo quien acaba de ganarle una carrera a un hipogrifo. Posó sus botas de cuero negras, sobre el mantel, en una posición demasiado relajada, sintiendo varias miradas fijas en él. Algunas mujeres cuchicheaban cerca de la barra, señalándolo, con miradas pervertidas. Angus esperó que su acompañante no tardara en aparecer, si la conocía, sabría que alejaría a cuantos pechos y traseros sin dignidad intentaran tentarlo.

  13. Ante el ademán de Evarela invitándolo a pasar dentro y a tomar lo que quisiera de la mesita ratona en dónde se disponían las bebidas, Angus aceptó cordialmente y se preparó su brebaje dorado. Meció su vaso, provocando un tintineo causado por el golpe de los hielos con el cristal. Degustó el Whisky de Fuego, y luego de una aprobación algo forzada, dio otro pequeño sorbo, sintiendo un placentero ardor en el pecho. Vio con cierta diversión cómo arribaban tras él Patrick y Lunática.

     

    Pero hizo caso omiso, tanto a sus palabras como las de un par de chicas que habían llegado casi simultáneamente. Se dejó caer en un mullido sillón escarlata, y echó la cabeza hacia el respaldo, cerrando los ojos y relajándose un momento. Resopló al ver su paz perturbada por los lloriqueos de su empleada, la cual compartía con el Defensor del Mago, pero ésta parecía reacia a aceptar la situación. Reabrió sus ojos, para ver que varias personas más habían ingresado, y algunos lo observaban con cierta suspicacia.

     

    Se incorporó, y vio a Colt y Evil sentarse junto a él. Pero antes de que pudiera comentar algo, o ser víctima de alguna otra queja de su subordinada, un colega se aproximó a ellos. Se presentó como Hugo Haughton, e había hecho alusión a la idoneidad de Patrick para el puesto del licántropo, lo que generó una leve mueca de disgusto. Aceptó cordialmente las felicitaciones y estuvo a punto de replicarle, de alguna manera muy denigrante, cuando Evarela llamó al silencio.

     

    Ya estaba preparándose mentalmente para una larga y tediosa charla sobre trabajo, por parte de Evarela, pero sucedió algo inesperado. Un memorándum surcó la oficina de la jefa a una gran velocidad. Al parecer tenía un asunto más urgente que atender, y no pudo posponerlo, dejando a cargo a Alicia Spinnet y Hugo Haughton. El Black conocía a la mujer, pero bajo términos algo clandestinos, por lo que disimuló y pasó de saludarla como si fueran viejos amigos, limitándose a una leve inclinación.

     

    Nuevamente tomó la palabra el tal 'Hugo', pero esta vez se dirigía a la totalidad de los trabajadores allí presentes al momento. Comenzó por aclarar los malos entendidos entre Angus, Patrick y la empleada de ambos, que no parecía conocer su lugar...ni la palabra respeto. El Fiscal bufó aburrido e hizo una seña con las manos, tildando al Haughton de parlanchín, cuidando de que nadie lo notara, siquiera sus colegas más cercanos como Lunática y el Defensor del Mago.

     

    De un largo trago, finalizó su bebida y depositó el recipiente de cristal vacío, sobre la mesa, soltando un leve suspiro de satisfacción. Ahora sí estaba más predispuesto a escuchar el parloteo proveniente del Jefe del Gabinete y a su querida 'Amazonas'. Sentía que sería un largo día, y recién comenzaba.

     

    - Disculpen. - Interrumpió justo cuando se disponían a comenzar formalmente la reunión. - ¿Les molesta si fumo? - Preguntó con una media sonrisa, en respuesta a las miradas que lo acribillaban con recelo.

  14. La tableta de chocolate se partió, entre los dedos esqueléticos del Black, quién entregó un pedazo a cada uno de los agentes de seguridad que lo habían escoltado hasta Azkaban. Varios de ellos parecían descompuestos, incluso portaban una expresión muerta en sus rostros. Angus, por su parte, no era muy propenso a los efectos que podían provocar los Dementores.

     

    Su pasado había sido duro, pero prácticamente no lo recordaba, y éso le hacía el trabajo más difícil de lo normal a los guardianes de Azkaban. Además, en otros tiempos, y bajo otra identidad, había convivido allí por varios años, hasta lograr la hazaña sólo igualada por Sirius Black: fugarse de la prisión de magos.

     

    Ahora la realidad era completamente diferente, se encontraba del otro lado de la moneda. Había sido nombrado Fiscal Mágico, con todo lo que ello significaba. Un ex-convicto, ahora el líder de la búsqueda de la justicia y el apresamiento de aquellos infractores de la ley. En su semblante una media sonrisa de formó, contemplando la ironía de la situación.

     

    Observó que al fin las pálidas caras de los oficiales retomaban sus colores naturales, y con ello la respiración su ritmo normal. Sin más, asintió satisfecho, dando entender la aprobación de su visita, y giró sobre sus talones. Un sonido seco y una estela de humo oscuro fue lo único visible luego de que el Black desapareciera.

     

    ***

    Un error de cálculo lo depositó justo en medio de la calle, en plena Londres. Su instinto lobezno lo salvó de ser atropellado brutalmente por un autobús muggle, aquellos con dos plantas, de color rojo sangre. Murmuró algunas duras críticas contra las personas no-mágicas, mientras se abrochaba los botones de su traje gris seco.

     

    Enderezó su corbata a rayas celestes y plateadas, mientras se camuflaba entre la multitud muggle, hasta llegar a los sanitarios descompuestos. Se unió a la fila de los trabajadores ministeriales. El comentario general, era predecible: el Mundial de Quidditch 2011. La final sería al otro día, y la final se disputaría en la mismísima tierra de Estados Unidos.

     

    El Fiscal comenzó a pensar en lo riesgoso de aquella decisión, mientras hacía su entrada al Ministerio a través de un retrete. Los estadounidenses eran famosos en Europa, por su presumida actitud en cuanto a la magia. Tan así era, que pecaban de impertinentes y descuidados tantas veces que no siempre los Desmemorizadores dejaban los rastros limpios.

     

    La industria muggle denotaba una clara afición a la magia, debido a todos los episodios que algunos muggles juraban haber presenciado, definidos como gente con súper poderes, alienígenas e incluso utilizaban historias de brujas sobre escobas, que comen niños, para atemorizar a sus hijos. El traqueteo del elevador se detuvo, y las puertas de metal se abrieron de par en par.

     

    Descendió en la Primera Planta, y se volvió para corroborar la mirada despectiva que una anciana le había estado dirigiendo durante todo el descenso. Con su dedo índice, rozó lentamente su cicatriz que surcaba su rostro desde el ojo izquierdo hasta la comisura de su labio superior, sospechando que tal vez aquella era la razón.

     

    No necesitó consultar su reloj de bolsillo para tener la certeza de que estaba llegando tarde a la reunión convocada por Evarela. Aún no se había amoldado realmente al ambiente de trabajo en su nueva oficina, sólo llevaba un mes allí, y había sido en calidad de Asesor Legal. El poco trabajo que tuvo, le permitió pasarse la mayoría del tiempo fuera de la oficina, sin tener que socializar con sus colegas.

     

    Al pasar, pudo ver a una joven hablándole a su jefe, quién parecía ser nadie más que Patrick Colt. Sus labios pálidos se curvaron en una sonrisa maliciosa, y se detuvo, para corregir su rumbo hacia ellos.

     

    - Pues deberías revisar éso de nuevo, jovencita. - Dijo casi en un susurro, cerca de aquella que se había presentado como Lunita Evil. - O te has confundido, o intentas robarme el puesto. Ninguna de las dos opciones suena bien, ¿no crees? - La joven se había vuelto hacia él, algo desconcertada. -

     

    No esperó mucho por una respuesta, y se volvió hacia Patrick, quién parecía algo malhumorado. Trabajarían en el mismo recinto, y coordinando sus actividades. Angus encontró divertida la idea de imaginarse a Patrick y él conviviendo rutinariamente.

     

    - Por cierto, soy Angus Black. El 'verdadero' Fiscal Mágico, si se quiere. - Un tinte de soberbia pudo notarse en su voz, al dirigirse a Lunita. - ¿Por qué la cara larga, Colt? No estarás resentido porque me otorgaron el puesto a mí, ¿verdad? - Pero el Black arrastraba las palabras, para que el momento no pasara rápidamente, disfrutando cada instante.

     

    Seguidamente, sin detenerse a escuchar lo que seguro habría sido una ingeniosa y agresiva respuesta de su colega, se volvió y siguió camino hacia la Sala de Juntas. Seguramente aquellos dos se unirían a él y los demás allí, pronto. Vio la puerta abierta y alcanzó a oír algunas voces dentro.

     

    - Yo me inclinaré por un whisky de fuego, querida. En las rocas. - Comentó, parado en el umbral de la puerta, respondiendo al ofrecimiento de Evarela. - ¡Pero qué modales! Mis disculpas. Angus Black, por increíble que parezca. - Se presentó con una leve inclinación de su cabeza, hacia todos los presentes allí.

  15. Mundial de Quidditch 2011 - Cuartos de Final

     

    Egipto 215-110 Bulgaria

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    Asistencia

     

    Egipto:

     

    CAZ AteNa - Jorginho

    GOL Lily E.

    GUA RemusJ.Lupin

    BUS Arkadios

     

    Cambios Realizados: Ninguno.

     

    Bulgaria:

     

    CAZ TripleH - Princess_candy

    GOL Elencapuchado James Potter - Kratos L. Snape Black

    GUA Avril Snape Triviani

    BUS The Darkness

     

    Cambios Realizados: Ninguno.

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    Pelotas

     

    Válidas: 8 | Anuladas: 2 (error de formulación) | Caducadas: Ninguna

    Ganadas por Egipto: 5

    Ganadas por Bulgaria: 3

     

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    Jugadas

     

    Válidas: 6 | Anuladas: 0 | Caducadas: Ninguna

    Ganadas por Egipto: 3

    Giro Perezoso | Amago de Wronski | Finta de Porskov (A)

    Ganadas por Bulgaria: 4

    Bludger Backbeat Egipto | Vuelta Doble Ocho | Pinzas de Parkin | Finta de Porskov ( B )

     

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    Snitch Dorada

     

    Atrapada por Arkadios de Egipto

    Tiempo de Captura de la Snitch: 13 minutos con 50 segundos aproximadamente.

     

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    Notas

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    Saludos.-

  16. Paso rápidamente.

     

    Sorry que no pude abrir y empezar a organizar, tengo examen mañana y no tengo tiempo xD Pero a partir de mañana ya me pongo con todo esto.

     

    Ideas cortas y rápidas:

     

    - La gala ON Rol la hago yo si quieren, hice la de apertura y no tuvo mucho éxito :sad: quiero revancha!

    - Podemos hacer como los HL Awards, dónde se anunciaban los premios por un podcast en vivo de HL Radio.

    - En los juegos mucho no me meto yo, pero sería genial tener la Sala de Requerimientos esa en el .com y hacer una gala paralela.

    - Yo puedo ir comentando todo por Twitter si quieren.

    - Me voy a ganar una afiliación a la PEDDO *O* xD

     

    Nada más por ahora, mañana ya me paso más tranquilo y ayudo más :3

  17. Mundial de Quidditch 2011 - 1ª Ronda - Fecha 2a

     

    Colombia 460-120 Australia

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    Asistencia

     

    Colombia:

     

    CAZ CamiKar - Veela Latina - Diego Weasley

    GOL gataluna - josevigm

    GUA Mankar

    BUS Aghata_Potter

     

    Cambios Realizados: Ninguno.

     

    Australia:

     

    CAZ indie-tonks_MO

    GOL Pakami Gryffindor

    GUA indie-tonks_MO

    BUS THH

     

    Cambios Realizados:

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    Pelotas

     

    Válidas: 22 | Anuladas: 1 (Snitch atrapada) | Caducadas: Ninguna

    Ganadas por Colombia: 15

    Ganadas por Australia: 7

     

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    Jugadas

     

    Válidas: 6 | Anuladas: 1 (error de formulación) | Caducadas: Ninguna

    Ganadas por Colombia: 4

    Vuelta Doble Ocho | Bludger Backbeat Colombia | Pinzas de Parkin | Giro Perezoso

    Ganadas por Australia: 2

    Amago de Wronski | Vuelta Doble Ocho

     

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    Snitch Dorada

     

    Atrapada por Aghata Potter de Colombia.

    Tiempo de Captura de la Snitch: 38 minutos con 6 segundos

     

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    Notas

    El partido se había suspendido, y fue reanudado con el marcador 40-0 en favor de Colombia.

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    Saludos.-

  18. Mundial de Quidditch 2011 - 1ª Ronda - Fecha 3a

     

    Colombia 195-110 Venezuela

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    Asistencia

     

    Colombia:

     

    CAZ Veela Latina

    GOL Veela Latina

    GUA CamiKar

    BUS Aghata Potter

     

    Cambios Realizados: Ninguno.

     

    Venezuela:

     

    CAZ Stephan Black Malfoy

    GOL Stephan Black Malfoy

    GUA Stephan Black Malfoy

    BUS Alex Zenith

     

    Cambios Realizados: Ingresó Ed Browsler Evans de Buscador, y Alex Zenith pasó de Guardián y Cazador, quedando Stephan Black Malfoy sólo de Golpeador.

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    Pelotas

     

    Válidas: 8 | Anuladas: 1 (error de formulación) | Caducadas: Ninguna

    Ganadas por Colombia: 5

    Ganadas por Venezuela: 3

     

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    Jugadas

     

    Válidas: 6 | Anuladas: Ninguna | Caducadas: Ninguna

    Ganadas por Colombia: 2

    Bludger Backbeat Colombia | Bludger Backbeat Venezuela

    Ganadas por Venezuela: 4

    Vuelta Doble Ocho | Giro Perezoso | Amago de Wronski | Pinzas de Parkin |

     

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    Snitch Dorada

     

    Atrapada por Aghata Potter de Colombia.

    Tiempo de Captura de la Snitch: 06 minutos con 41 segundos

     

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    Notas

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    Saludos.-

  19. Sí, pero hoy lo vi en Twitter, y anda con la boda ON Rol con Coti, asíque supongo que se estará pasando.

     

    Sería sólo un toque que copie su rol, ponga el banner y abra el tópic.

    Sino lo abriré yo, no hay drama.

     

    Este finde ya el estadio va a tener el diseño de Nva Zelanda? O sigue en el Himalaya?

  20. Bueno, tomo plena responsabilidad por ésto. Hablé con Alicia más temprano y me dijo que en todo caso pidiera abrir el tópic y posteara. El tema es que ya teníamos la Mascota desde ayer pero nos desencontramos con la diseñadora y no pudimos postearla. Si la aceptan o no, es decisión de ustedes.

     

    País: ARGENTINA

    http://i213.photobucket.com/albums/cc128/mateooo10/Mascota-Argentina.png

    Descripción: El letal hipogrifo, afectuosamente apodado por el pueblo argentino como 'Pelusa', en honor a su sólida amistad con el crack del deporte muggle llamado Fútbol, Diego Armando Maradona. Muchos dicen que unos magos infiltrados, oriundos de la ciudad de Córdoba, asistieron al recordado Mundial de Fútbol de 1986 en México, montados sobre 'Pelusa'. Pero en el partido contra Inglaterra, ante los nervios de sus dueños, 'Pelusa' se desató y entró al campo de juego a ayudar al equipo argentino. Primero, se deslizó y subió a la figura argentina en su lomo, logrando que alcanzara una pelota demasiado alta para su estatura, y la cabeceara ganándole la pulseada al arquero británico. Y poco después, el '10' argentino volvió subirse en su lomo, para encadenar una envalentonada carrera, en la cual dejó a seis rivales en el camino, convirtiendo uno de los tantos más hermosos de la historia. Debido al desconcierto de los muggles, el Ministerio de México debió realizar arduos trabajos de desmemorización en los espectadores. Debido a la frustración que tenían, implantaron la idea de que el primer gol había sido una especie de trampa del jugador argentino, tocando la pelota con la mano. Pero Maradona, no olvidó por completo aquel día, él siempre recordaría al híbrido, y entabló una fraternal amistad con él, dándole su apodo de 'Pelusa'.

    Expulsado del país azteca, 'Pelusa' volvió a Argentina con sus dueños,dónde comenzó a interesarse con ellos por el Quidditch y asistir a los partidos, demostrando una gran habilidad. No tardó en ser reconocido por los magos interesados en el fútbol muggle, y vitoreado por sus hazañas, además de por su esplendor cómo animal y desenvoltura en el Quiddich, declarándole finalmente, Mascota Oficial de la Selección Argentina de Quidditch.

     

    Diseñadora: Brardolla Black

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  21. Dejo un par de imágenes para quien vaya a hacer el banner para el 'Himalaya' que pide Coti, capaz les sirvan:

     

    http://3.bp.blogspot.com/_MxsmuxggFWc/TOUcV7g6gaI/AAAAAAAAAAk/K9GPlyODJ2I/s1600/Himalaya+2.jpg

    http://cnho.files.wordpress.com/2010/01/himalaya-heavenly-union2-1.jpg

    http://www.sabiask.com/images/Image/cordillera-himalaya.jpg

    http://www.kantoborgy.com/himalayas/HIMALAYA_MASIFICADO_4.JPG

     

    En fin, me gustaron esas, para usar tipo la imagen que Agus hizo para el Pantano.

     

    Igual Coti, el banner es lo de menos, lo esencial es abrir el tópic con la descripción, así lo van leyendo y pueden ir adentrándose en el nuevo lugar...total apenas lo abras, se cierra y recién mañana se abrirá para rolear creo.

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