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Angus Black

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Mensajes publicados por Angus Black

  1. Mundial de Quidditch 2011 - 1ª Ronda

     

    México 280-80 Francia

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    Asistencia

     

    México:

     

    CAZ Alicia S. Báthory - Sally Sigel - Zabini Blaise

    GOL Cristóbal R. B. Granger - Katherine L. Westrong

    GUA Warju

    BUS Carlomagno

     

    Cambios Realizados: Entra samira_malfoy por Katherine L. Westrong a los 9 minutos de juego.

     

    Francia:

     

    CAZ Charlotte A. Slytherin Wright

    GOL Caigdimo_Potter_1998

    GUA Taurogirl Crouchs Lavigne

    BUS elieel

     

    Cambios Realizados: Ninguno

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    Pelotas

     

    Válidas: 11 | Anuladas: Ninguna | Caducadas: Ninguna

    Ganadas por México: 9

    Ganadas por Francia: 2

     

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    Jugadas

     

    Válidas: 5 | Anuladas: Ninguna | Caducadas: Ninguna

    Ganadas por México: 3

    Pinzas de Parkin | Finta de Porskov: A. | Bludger Backbeat Francia

    Ganadas por Francia: 3

    Vuelta Doble Ocho | Finta de Porskov: B.(*) y C. | Amago de Wronski

     

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    Snitch Dorada

     

    Atrapada por Carlomagno de México

    Tiempo de Captura de la Snitch: 17 minutos con 55 segundos

     

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    Notas

    (*) ENF de Alicia S. Báthory

    Se contabilizaron cómo 1 (una) pregunta cada una de la Finta de Porskov.

    Se contabilizó cómo ganada la Finta de Porskov para ambos equipos (2 y 1).

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    Saludos.-

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  2. http://i213.photobucket.com/albums/cc128/mateooo10/Banner-Arg.png

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    Angus Black - ID: 36283 | Mateo Black - ID: 102207 | CAPITÁN

     

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    Gonzalo Snape - ID: 85945 | Gesu Potter - ID: 205930 | SUB CAPITÁN

    Mei Black - ID: 113013 | *Luna_Black* - ID: 147712

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  3. http://i.imgur.com/6nmnO.png

    El domo del Estadio New Trafford se erigía en lo alto de una loma, brillando en su azul platinado, bajo la luz de la Luna. Reflectores por aquí y allá, iluminaban el camino para acceder al lugar destinado para dar inicio a la competición más grande del noble deporte de los magos.

     

    Los distintos encargados iban de un lado a otro, retocando los últimos detalles, acomodando asientos, preparando las decoraciones, y sobretodo, descargando nervios. Angus Black parecía exento de todo ello, sentado en tranquilidad tras la cortina del escenario, fumando un puro cubano, junto a algunos árbitros cómo Kailey Malfoy, Elencapuchado, Candela Triviani y Oriana, entre otros.

     

    - ¿Se ha escapado otra vez, la dichosa ave? - Inquirió en un leve murmullo, sin destinatario específico, preguntándose si Snidgy le estaba dando trabajo a los del Departamento de Criaturas Mágicas nuevamente.

     

    Angus se incorporó, y extinguió la luz del cigarro en la suela de su bota de cuero. Se encaminó hacia un espejo, con aire de superioridad. Pudo ver su esbelta figura, ataviada con una lárga túnica blanquecina, y motivos negros; cómo árbitro debía encargarse de ciertas formalidades que no eran de su aprecio, puesto que sentía rechazo hacia las multitudes.

     

    El público comenzaba a aglomerarse en las puertas de entrada del domo, mientras el Black recorría el lugar, con paso cansino y apacible. Los elfos, al parecer ya sometidos nuevamente, habían hecho un buen trabajo. Guirnaldas de colores dorados y plateados, adornaban las cortinas. Un sinfín de sillas y mesas esparcidas por el lugar, parecían suficientes para acoger a la esperada muchedumbre que acudiría a aquella Inauguración.

     

    Pudo notar sobre el escenario, las dieciséis banderas flameando, de los distintos países que harían su aparición en este Mundial: Alemania, Argentina, Australia, Bulgaria, Colombia, Egipto, España, Estados Unidos, Francia, Irlanda, Italia, Japón, México, Perú y Venezuela. Y por supuesto, en el centro, la tela blanca, y las dos líneas rojo sangre, perpendiculares: Inglaterra había logrado ser el organizador de la competición.

     

    El licántropo chistó resignado, su amada Grecia no había accedido a participar, debido a su clara crisis económica. Pero su deber estaba ahora para con el Ministerio inglés, y su rol cómo juez de los partidos. Los distinos Ministros comenzaban a tomar asientos, así cómo las figuras más importantes: Wizengamot, Directores de Departamento, Árbitros...y claro, Gonzalo Black, el Presidente de la Asociación Internacional de Quidditch, y Director de la Villa Quidditchera, que yacía sentado al lado de Crazy Malfoy, el Ministro Inglés, con cierta ansiedad a la vista.

     

    La sala estaba llena a tope ya, y Angus se sentía observado, todos parecían esperarlo. Vio a sus colegas de arbitraje sentados con la emoción a flor de piel, y al pedante delegado inglés fulminándolo con la mirada, quizá esperando una mención especial en su discurso, por su 'logro' de conseguir que el Mundial lo organizara Inglaterra. El joven árbitro bufó hastiado, y buscó la figura de Mackenzie Malfoy, la encargada suprema de la organización. Bastó una mirada de ésta para que Angus comprendiera, y la ceremonia diera inicio.

     

    Subió los escalones sin apuro alguno, sintiendo cómo muchos comenzaban a hacer silencio, destacando aún más los irritantes murmullos en el público. Se paró de frente a los asistentes, aunque mucho no podía distinguir, con semejante faro de luz iluminándolo directamente, cual si de una hormiga siendo asada a través de una lupa se tratara.

     

    Asió su varita y discretamente apuntó a su garganta, musitando un leve 'Sonorus', para así conseguir mejor el efecto deseado.

     

    - Señoras, y señores...¡Bienvenidos! - La voz del árbitro retumbó en la excelente acústica del domo. - Es un placer estar aquí hoy con ustedes, para dar inicio a uno de los eventos de mayor importancia en nuestro mundo. - A pesar de su despreciable personalidad, Angus tenía un claro aprecio por el Quidditch, y no resentía ninguna emoción al respecto.

     

    - Hoy, en este mismo salón, se reúnen diferentes culturas y varios continentes y razas...pero por algo que existe en todos, en cada país que está representado hoy aquí. El Quidditch. - Mientras proseguía, alzó su mano señalando las banderas predispuestas sobre él. - Por eso es que Inglaterra se complace de tenerlos aquí, y de tener el honor de organizar el Mundial de Quidditch. - Hizo un pequeño ademán de inclinación, dirigido hacia Crazy, Gonzalo Black y Patrick Byron, el delegado inglés de Quidditch.

     

    De pronto sintió algo que se aferraba a su hombro derecho cómo una tenaza. Se volvió con una mirada de odio que habría matado de miedo al que la viera, pero no a aquella criatura, tan alegre. Un gran Snidget sonreía a la gente, y recibía sus ovaciones y aplausos, entre uno que otro abucheo de los pocos que no lo apreciaban.

     

    http://i.imgur.com/ALXmw.png

    - Ya conocen al señor revoltoso, supongo...con ustedes, ¡Snidgy! - Exclamó y la mascota del Mundial no tardó en vaponearse, dando un par de vuelos torpes sobre la multitud, generando una ola de aplausos inimaginable.

     

    - Buen chico, Snidgy. Ahora quédate quieto que no eres la única estrella del espectácu.lo. - Una sonrisa falsa se configuró en el pálido rostro del Black. - Tendremos una ardua competición de seguro, ninguno de los dieciséis países ha venido de paseo. Todos han venido por la gloria, y coronarse campeones. - Culminó mientras algún que otro exaltado coreaba un grito de apoyo a sus respectivos países.

     

    Posó sus esqueléticos dedos sobre la Copa del Mundial, que presidía el lugar, imponente y deseada por todos. Tallada cual una joya única, de un oro puro exquisito, y con un peso considerable.

     

    - Pero ahora, la mayor sorpresa. Para aquellos que hayan reservado la suite en el mejor hotel de Londres; les aconsejo encargar una carpa bien lujosa, porque nos vamos de viaje. - Esta vez nadie aplaudió, muchos lo miraban desconcertados, y sólo unos pocos sonreían pícaramente.

     

    - Así es. El Mundial de Quidditch se jugará alrededor del mundo, cómo debe de ser. - Sentía a la gente pendiente de cada palabra, y eso lo emocionaba. - Siete paisajes, siete climas, siete estadios. - Finalmente se pudieron escuchar algunos gritos ahogados de asombro, y otros de desaprobación tal vez, sobretodo de la población senil.

     

    - Nuestra primer parada: ¡El Pantano de Queerditch! - Tras él, la cortina escarlata del escenario, se corrió, dando lugar a una gran pantalla, que mostraba una imagen del histórico lugar. - Cómo en los orígenes del deporte, nuestro recorrido comenzará en el legendario Pantano, ubicado a las afueras de Londres. El Ministerio y sus diferentes departamentos, se han estado encargando diligentemente de todos los preparativos, para tener todas las comodidades necesarias, y dotando de varias vías de acceso para el recóndito paraje. - Aplausos formales se dieron entre los altos mandos y los empleados del Ministerio, felicitándose entre ellos luego de tanto esfuerzo.

     

    - Claramente serán tres meses inolvidables. Y esperamos que realmente puedan disfrutarlo tanto cómo nosotros lo hicimos organizándolo, y lo seguiremos haciendo durante todo este tiempo. - Angus hizo un movimiento de cabeza, echándose el cabello plateado hacia atrás, dejando entrever su cicatriz en el rostro, lo que generó algunos gemidos en los más susceptibles.

     

    - Y antes de recibir tomatazos...sólo queda por decir: ¡Bienvenidos al Mundial de Quidditch 2011! - Tomó una copa de champaña y la alzó, recibiendo un infinito número de aplausos y ovaciones.

     

    ***

    OFF:

    ¡Bienvenidos al Mundial de Quidditch!

    Tomen la ocasión para beber una copas, divertirse y socializar con todos los participantes del Mundial: desde organizadores, jugadores y animadores...hasta los empleados de cada Departamento, y los Ministros extranjeros.

     

    ¡Salud!

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  4. Claro, ahora me decís Angus :cry: Lo nuestro TERMINÓ, Alicia Spinnet :sad: (?)

     

    Dale, después me robo un Snidgy por ahí para la Gala Inaugural...y sí Agus, mejor voy a usar el 'especial' y será buscar una imagen para cada uno...va a quedar mejor me parece.

     

    Capuchaaaaaaaaaa xD Si serás colgado. Lo de 'Pantano de Queerditch' lo pedí yo cómo banner del primer Estadio, no para los Vestuarios xD Seguro Kailey ya los va a hacer a lo que le hayas pedido :3

     

    Tantas líneas y no digo nada relevante jajaja B)

  5. No obvio, si hacemos igual de todo, usamos la PRIMERA que hiciste, que no es propia del Pantano, sino que puede usarse en todos los estadios.

     

    Pero si van a hacer uno especial para cada estadio, uso la SEGUNDA imagen qué hiciste.

     

    Nótese que uso mayúsculas para que me entiendas ¬¬

     

    Me encanta spammear por una boludez que fácilmente podríamos resolver vía MSN xDDD

  6. Me gusta cómo quedó el fondo con el pantanito...aunque estaba pensando otra cosa, para facilitarle el trabajo a ustedes, de buen tipo que soy (?) :rolleyes: xDDDDDDDDD

     

    Para no andar buscando una imagen representativa de cada Estadio/lugar, podríamos usar el fondo que usaste primero, para todos los estadios, ya que después de todo, el fondo es el Estadio de Quidditch clásico xD

     

    Les parece? O quieren hacer un banner especial para cada Estadio?

  7. Paso a lo mismo que Capucha, a pedir cosas :blush: xDDD

     

    - Una imagen molona de Snidgy

    - La Copa (cuando la tengan)

    - Un banner para la Gala Inaugural

    - Un banner para el Pantano de Queerditch

    - Un banner para el tópic de "Apuestas"

     

    Eso por ahora...son todas para antes del 14, sin meter presión :rolleyes: jajajaja

    Saludos!

  8. Che, yo tmb quiero firma ¬¬

     

    Ahí en las imágenes de quidditcheros que dejaron vi una parecida a Angus, de pelo largo blanco y una cicatriz *.*

     

    http://www.pixiv.net...ust_id=15424479

     

    La pongo para apartármela B) xDD

     

    Sho quiero con esa Amazonas, hazme una si? +.+

     

    Es más, si andan cariñosas, cosa que sé que así será, porque mis queridas diseñadoras (Coti, Amazonas y Agus) me quieren :love:, me pueden hacer más de 1 firma?

    Daaaaaaaaaaaale, por favor *O*

     

    http://www.pixiv.net/member_illust.php?mode=medium&illust_id=15613117

    http://www.pixiv.net/member_illust.php?mode=medium&illust_id=18393883

    http://www.pixiv.net/member_illust.php?mode=medium&illust_id=17928873

     

    Sería con la primera imagen y estas 3 :bb:

     

    Dale, hagan una excepción (L) jajaj

    Gracias :perv:

     

    EDIT: Le podríamos editar los colores en las firmas no? Sino seríamos todos Hufflepuff <_< jajaj

     

    La imagen de Candela es de un hombre! JAJAJAJAJJAJAJAJAJ :lol:

  9. - Soy Agatha Gryffindor, Jefa de la Oficina de Relaciones Ministeriales, del Departamento de Aurores. - Se presentó luego de proseguir el comentario inicial del Director. – Hemos elaborado volantes, con el fin de repartirlos entre la población. La idea es informarlos respecto a medidas básicas a tener en cuenta, respecto a su seguridad… aunque lo que más nos importa es demostrar que estamos y, de algún modo, animarlos a confiar y denunciar sucesos fuera de lo normales.- Se explicó mientras hacía entrega de un rollo de pergamino.

     

    Los Aurores no eran las personas favoritas de Angus. Hacían tan bien su trabajo de vigilantes de la justicia cómo Severus Snape de conductor de un programa de concursos. Blanqueó la mirada en señal de hartazgo, mientras Agatha enunciaba su discurso casi automáticamente.

     

    - Pues acá no hay nada extraño, ni mucho menos gente digna de sospechas. - Argumentó algo defensivo, al leer las inútiles consignas del pergamino que ahora sostenía cómo si estuviera roceado de orina. - ¿Y qué me dices de ti? Aquí estás sola, sin acompañante, y seguramente ya anocherá. No querrás llegar tarde a casa, ¿no? - Inquirió con altanería, y una gran sonrisa burlona.

     

    - Estamos visitando todos los departamentos, preguntando si apoyan el proyecto y si prefieren que se agregue algo más antes de que procedamos a distribuirlos…- Inteligentemente, la bruja hizo caso omiso a la palabrarería de Angus y terminó su exhibición a fin de retirarse lo antes posible.

     

    - Mientras no molesten por acá...lo que sea. - Gruñó mientras aplastaba el pedazo de anuncio dentro de su puño y lo lanzaba a la basura. - Dudo que me afecte, puesto que no resido en Ottery ni estoy establecido en Diagon, así que por mí, bien. - Musitó sin más mientras escuchaba el pestillo de la puerta doblarse y ceder.

     

    Ed Browsler entró con seguridad al lugar, seguido de Brardolla y Gerhard, quienes parecían avergonzados de la impertinencia de su jefe al entrar sin llamar, cómo liberándose de la culpa. Las miradas de ambos se cruzaron, y un poco después, sus subordinados repararon en la figura de la Gryffindor.

     

    - Buen día, Angus. - Saludó Ed cordialmente. - Pues ya estamos aquí los tres, así que esperamos por que nos comentes eso tan importante que tienes que decirnos...- No terminó la frase en el mismo tono, al reconocer a Agatha.

     

    - Estoy en medio de una charla, como verás. - El tono severo de Angus develaba un gran disgusto. - Tomen asiento, en seguida estoy con ustedes. - A pesar de que solía ser un ofrecimiento, ésta vez era una orden más que clara, que siguieron los tres empleados, incluso el Browsler.

     

    Se incorporó y con un ademán de su mano, señaló la puerta a Agatha, acompañándola hasta el pasillo. Sus grises ojos recorrieron el pasillo criteriosamente, hasta ver a un pequeño animal jugueteando, y luego a una chica con unos nachos. Sacudió la cabeza desconcertado, sin hacer caso y se despidió de la Auror, entregándole una invitación, sin dar más detalles y adentrándose nuevamente a su oficina.

     

    http://i213.photobucket.com/albums/cc128/mateooo10/invitacionbusquedatesoro.png

     

    - Qué locura...madre mía. - Suspiró resignado, y alborotando su platinado cabello. - Lean ésto y díganme qué piensan. -

    Se aproximó a una mesa ratona y tomó un recorte de un diario que hablaba de la famosa Mansión Van Garret, abandonada y presumiblemente maldita...pero con un gran tesoro al fondo. Se lo entregó a Ed, para que luego lo pasara a los demás, mientras que lo mismo hizo con la invitación y Brardolla.

     

    http://i213.photobucket.com/albums/cc128/mateooo10/invitacionbusquedatesoro.png

     

    - Estoy organizando una especie de competencia, en busca del tesoro maldito. - Su voz parecía sisear, como siempre que hablaba en un tono inaudible. - La inscripción será de 100 galeones, y formaremos equipos para ingresar a la Mansión. Está de más decir que es algo no condiciente con la ley ministerial. - Sus ojos vacíos aprecían inyectarse de sangre mientras los fulminaba con la mirada, dejando en claro el mensaje.

     

    Luego de unos momentos, creyó haber quedado en claro. Se echó hacia atrás, descansando sus ojos un momento en su sillón. Esperó que sus empleados entendieran el concepto y lo apoyaran, pero el silencio fue interrumpido por Bianca, quién se acercó alterada por la puerta.

     

    - Señor Black... - Le dirigió una sonrisa nerviosa a Ed, Gerhard y Brardolla, y volvió a mirar al licántropo. - Tiene visitas, y no parecen contentas. - La voz era temblorosa, claramente reacia a decir aquello último.

     

    - Lo que me faltaba... - Farfullócerrando su mano esquelética en un puño tenso. - Diles que esperen sentadas, estoy ocupado. - Ordenó con indiferencia mientras despachaba a la secretaria sin más.

     

    - ¿Y bueno? ¿Qué piensan? - Los miró cómo quién espera que un retardado ingrese una figura circular en un hueco de la misma forma, exasperado.

  10. Si un papparazzi se hubiere asomado por el pasillo del Departamento de Juegos y Deportes Mágicos, de seguro se habría sentido curioso. Sally y Angus se miraban de frente, mientras tras el Director se apilaban los pocos empleados del Departamento.

     

    Brardolla estaba tan contrariada cómo el Black, mientras que Gerhard saludó con naturalidad, seguramente feliz de ver a su novia por allí. Se volvió hacia ellos y pudo ver aproximarse a Harry, y tras él, una figura femenina que hablaba con su secretaria, más allá. La pudo reconocer a lo lejos.

     

    - Me importa poco y nada cuántos cargos me mencione, jovencita. - Le aclaró al miembro del Wizengamot, mientras giraba sobre sus talones y se volvía hacia ella, con una mirada amenazadora. - Un atrevimiento, sin duda. - Musitó al notar el trabajo terminado de la bruja.

     

    - Y bueno, sería estupendo que me pusiera al tanto del trabajo que se está realizando en estos momentos en el Departamento. ¿Pasamos a su oficina o a la mía? - Ofreció la mujer, a lo que Angus enarcó una ceja con un ademán de desprecio.

     

    - Creo que es usted la que tiene que ponernos al tanto a nosotros, de...ésto. - Sus esqueléticos dedos bailaron, encerrando en un círculo imaginario aquella puerta y toda la escena montada.

     

    De pronto se vio rodeado de gente, y era sabido que las multitudes lo incomodaban, por lo que se puso manos a la obra. Suspiró resignado y saludó a Harry con un leve asentimiento cuando éste al final se unió al grupo.

     

    - Harry, encárgate de hablar con la señorita, en tu oficina. - Hizo un leve ademán con la cabeza señalando a Sally, mientras sus grises ojos se desplazaban hasta fijar la mirada en Brardolla y Gerhard. - Ustedes dos, esperen a Ed y apenas llegue, vengan a mi despacho. Todos. - Ordenó mientras se abría paso entre ellos hasta la recepción, no sin antes dirigirle una mirada recelosa a la intrusa.

     

    Alborotó su plateado cabello, y desabotonó su chaleco, aflojando a la vez su camisa. Estaba exhausto, pero no podía abandonar ahora, tenía un gran evento por delante, y exigía todo de él. Valdría la pena.

     

    - Acá estoy. Más feo y más despreciable de lo que la gente imagina de un Director. - Se presentó con la mirada bastante altanera, mientras estrechaba la mano de la joven Gryffindor.

  11. La figura del joven Black yacía dentro de uno de los tantos ascensores del Ministerio, reposando su espalda sobre una de las paredes del transporte desvencijado, mientras leía atentamente una historia digna de primicia. Las hojas chamuscadas de aquél periódico antiguo se extendían ampliamente, cubriendo el rostro de Angus, de la rechoncha señora que lo miraba suspicazmente a la par, ansiosa por querer descender y alejarse del Director.

     

    Bajó un segundo el recorte de la altura de sus ojos para ver a la chismosa alejarse con un bufido en el sexto piso, y volvió a releer lo acontecido en aquella misteriosa mansión. Su mente maquinaba ideas y conjeturas, y ninguna era de lo más responsable, pero sí seguramente redituable.

     

    Dobló las hojas ágilmente y depositó el trozo de pergamino dentro de su túnica violácea, ajustando su chaleco esmeralda por encima para cuidar que no perdiera aquella historia tan intrigante.

     

    Avanzó a paso tranquilo, esperando que tanto John, cómo sus empleados Gerhard y Brardolla se encontraran fuera, en el New Trafford. Y no debía preocuparse por la presencia de Harry y Cye, puesto que no eran la diligencia en persona, evidentemente.

     

    Justo cuando había terminado de confirmar su teoría y regocijarse de tener el Departamento para él solo y no tener que lidiar con informes y demás, vio una figura femenina que movía finamente su varita, creando un efecto bastante extraño en la pared del fondo.

     

    Avanzó plausiblemente a grandes zancadas hasta posicionarse justo tras ella y notar lo que realmente estaba intentando, allí mismo en su jurisdicción, sin su autorización.

     

    - ¿Necesita ayuda? - El susurro en que salía despedida la fría y electrizante voz del Black llegó a los oídos de la intrusa, acercándose a ella. Pero fue la sorpresa más grande cuándo ésta se volvió hacia él y la reconoció cómo una de las integrantes del grupo de aristócratas del Wizengamot. - ¿Y usted qué hace aquí? - Preguntó sin disimular el tono de indignación.

     

    Sus grises ojos se deslizaron por la figura de la mujer, analizándola fervorosamente, hasta llegar a la varita que aún sostenía en mano, y una mirada reprobatoria se vislumbró en su semblante. No le gustaba aquéllo, y dudaba que cualquier explicación fuera a cambiar esa sensación.

  12. El traqueteo del ascensor ya no configuraba una molestia para el Black, más que acostumbrado al ruido matinal del ascensor y el cuchicheo de los colegas ministeriales sobre las últimas noticias de El Profeta o misterios lúgubres que no tenían explicación.

     

    Alejado de dos hombres rechonchos que charloteaban, esperó su turno de descender del aparato mecánico al son de la voz metálica que anunciaba la llegada a su Departamento. Avanzó a grandes zancadas por el pasillo principal, disminuyendo su velocidad al notar cierta muchedumbre aglomerada frente a su despacho, dirigiéndose impacientemente a la secretaria.

     

    Bufó resignado, ya que poco antes al despertar, deseaba un día tranquilo, pero al parecer su deseo no sería concedido esa mañana. La pobre Clotilde se acercó algo abarrotada y desgarbada, con la mirada hastiada, casi con una expresión de ruego.

     

    - Señor Black, al fin ha llegado. Éstos alumnos...me volverán loca. - Confesó lo último murmurando y dirigiéndoles una mirada odiosa a los jóvenes que ahora observaban a Angus arribar. - Tienen peticiones de patrocinio para un partido de Quidditch. Aquí he hecho las anotaciones. - Extendió un trozo de pergamino al Director, que lo tomó con el ceño fruncido.

     

    Sin decir nada, siguió su camino hasta el grupo de jóvenes que presentaban orgullosos una especie de cartel que anunciaba el mencionado evento, y su procedencia. El joven licántropo sabía de qué trataba, puesto que había acordado arbitrar el juego, a pedido de la profesora.

     

    - A ver, reúnanse acá. - Su voz salió despedida con un tono grave y serio, haciendo un ademán con su mano señalando su posición. - Haremos esto rápido, ya que no soy justamente un fanático de que invadan mi piso así. - No tenía intenciones de caerles bien, ni mucho menos de socializar, sólo haría lo que prometió. - Le ofrecí mi ayuda a su profesora Maharet, y eso haré, asíque síganme...en silencio. - Enfatizó las últimas palabras fulminándolos con sus ojos grises, en señal de advertencia.

     

    Se aproximó a un armario con la puerta desvencijada que titulaba "Artículos confiscados" y extrajo una llave de su chaleco violáceo, para revelar el interior. Cientos de artículos de Quidditch, bandas de apoyo de equipos, uniformes, e incluso artilugios algo peligrosos yacían dentro del espacio reducido.

     

    - Veamos...¿pompones? Tienes qué estar bromeando. - Farfulló indignado, en un tono inaudible. - Bueno, creo que podrás conformarte con ésto. - Dijo al tomar unas cuantas trompetas y otros objetos propios de las animadoras, y varias polleras de un color rojo sangre, entregándoselas a la joven que había requerido aquello.

     

    - ¿Quién sigue? - Inquirió a lo que la secretaria señaló a un joven en el medio del grupo. - Aquí tienes, suenan cómo nuevos, creería. - Explicó al tenderle un par de micrófonos de mesa, idóneos para relatar un partido.

     

    - A ver...¿Tato? - Preguntó esperando que el joven aludido se hiciera notar. - Aquí tienes siete juegos de gafas deportivas. Supongo que no tengo que lanzarle el hechizo Impervius por ti también. - Ironizó tomando los objetos y depositándolos en sus manos.

     

    - Sigamos. Acá dice...¿equipo de música? - Enarcó una ceja algo desconcertado, claramente su Departamento no era el más adecuado para aquella petición. - Bueno, tienes suerte que algo ha quedado de los conciertos que organizamos. Clotilde, ayúdala con eso. - Le ordenó a su secretaria, y la joven la siguió para obtener lo que necesitare.

     

    - Al fin algo lógico. - Suspiró al ver un pedido más acorde a sus posibilidades. - Aquí tienes Loonyk querida, creo que éste par de bates te servirán. El color se lo añades tú, que no soy pintor. - Comentó con indiferencia mientras seguía revisando la lista de pedidos.

     

    - No ha vacilado en su solicitud, señorita Black Lestrange. - Su mirada gris contempló a la tal Helen, y se volvió hacia el armario, que seguía dando una apariencia abarrotada. - Tienes suerte, aquí tienes un juego de túnicas, algunos guantes y gafas, y botas especiales para montar escoba. - Enumeró mientras con su varita convocaba dichos elementos, para que la joven los tomara.

     

    - Has venido con el hombre indicado, niñato. - Se dirigió al último de los alumnos que restaba frente a él, apellidado Malfoy. - Tengo equipamiento de sobra para un Guardián, puesto que siempre ha sido mi posición, y debo decir que he sido de los mejores...sino el mejor. - Una media sonrisa altanera se formó en su semblante, mientras tomaba unas gafas especiales, guantes reforzados y flexibles, y un uniforme reluciente. - Directo del gran Angus Black, no es algo que suceda todos los días. - Le guiñó un ojo con complicidad y le entregó lo requerido.

     

    Finalizado, abolló el pergamino y lo lanzó a la basura, volviéndose hacia su secretaria, preguntando con la mirada si había algo más de qué ocuparse aquella atareada mañana. La anciana se acercó ya más relajada, y le entregó un sobre firmado por John, uno de sus empleados.

     

    - Gracias, después me informaré. - Apenas contestó guardando el sobre en su túnica blanquecina y despidiéndose con una simple inclinación. - Ahora, vuelvan por dónde vinieron, mendigos. - Musitó a los jóvenes alumnos que apreciaban los objetos que les habían sido concedidos por el Black, y se adentró en su despacho, buscando algo de tranquilidad.

  13. La reacción de su subordinada fue la esperada por el Black, quien blanqueó sus grises ojos cansado de tanto revuelo, y se tapó la cara resignado. Lo siguiente fue una gran sorpresa, no muy apreciable por el joven licántropo, encontrándose con el cotnacto de los labios de Juve en su mejilla, y recibiendo un corto abrazod e su parte.

     

    - Sí, sí...gracias. - Murmuró casie n un gruñido, mientras se alejaba disimuladamente de ella.

     

    - Y ¿cuando será el gran día? ¿habrá celebración de compromiso? ó ¿irán directo a la boda? ¿puedo decirlo en el departamento?, un brindis como mínimo ¿no? - La catarata de preguntas caía sobre Angus estrepitósamente, revolviendo sus pensamientos hasta liarlo.

     

    - Eres libre de hacer lo que quieras, no es algo que quiera ocultar, y mucho menos que me dé vergüenza. - Afirmó irguiéndose y rodeándola para volver a tomar asiento tras su escritorio.

     

    Sabía de las consecuencias de anunciarle a Cye los relatados actos, y se resignó a esperar y ver cómo hacía de ello una celebración expansiva, de tamaña consideración. Bufó encogiendo sus hombros, y tiró de la navaja clava en la madera.

     

    - Pero antes...bueno, si prepararás algún agasajo, necesitaré un obsequio. - Apuntó con desinterés, aunque aquel era el verdadero motivo de la convocatoria de la Lockhart. - ¿Alguna idea de qué pueda gustarle? - Inquirió finalmente, esperanzado de conseguir un consejo redituable de parte de la mujer frente a él.

  14. Angus entró embalado a su despacho, y se dirigió rápidamente a una negra caja esférica tras su silla, dónde depositó la vieja Snitch, y la cerró murmurando algunos encantamientos y maldiciones anti-ladrones. Por el rabillo del ojo, pudo notar el ingreso de Cye tras él, y se incorporó, irguiéndose con un tono serio.

     

    Agradeció de alguna manera qué ésta hubiere cerrado la puerta, aún de ese modo, puesto que no tenía intenciones de que lo que iba a decir se hiciera público.Imitó el gesto de la Lockart, y se dejó caer sobre su sillón mullido con aire despreocupado.

     

    Sólo dirigió una simple mirada despectiva a los bombones que la joven había depositado sobre su escritorio, y comenzó a juguetear con una pequeña cuchilla de plata, algo retraído de la situación. Pero antes que pudiera decir nada, su subordinada rompió el silencio.

     

    - Tú dirás, Angus. - Espetó Cye con cierto tono rencoroso.

     

    - Claro que diré yo, querida. - Musitó aún sin voltear a mirarla, ensimismado en su pequeña arma blanca. - Veo que no pierdes el tiempo para tomarte vacaciones seguido. - Comentó simplemente deteniéndose y volviendo sus grises ojos hacia ella.

     

    Clavó la cuchilla en el escritorio con aire indiferente, y se levantó de su asiento, para recorrer su despacho lentamente, cómo quién recorre las calles de una ciudad novedosa. Subió la mirada vacía al techo de su oficina, inhaló una gran bocanada de aire, y suspiró resignado.

     

    - Pero no es por eso que te he llamado aquí. - Giró sobre sus talones, dirigiéndose ahora a la espalda de la Lockhart. - Verás, le he propuesto matrimonio a Fee. - Un dejo de nervios se notó en su voz, la cual alcanzó a disimular con un leve carraspeo. - Y ha aceptado. Estamos comprometidos.

     

    Su estrategia de anunciarlo de espaldas, estaba claramente prevista por que intuía que aquella involuntaria sonrisa se le formaría en su semblante al comentar el hecho, y quería evitar ser visto en esa faceta.

  15. Bueno, vengo a pedir algunos cambios :B Lo que no sé si se pueda ya, con esto de los ascensos de ayer, pero bueno, lo posteo ahora para no olvidarme, y lo cambian cuando cambien todos xD

     

    Rango Social: Unicornios de Oro

    Habilidades Mágicas: Hablante de Pársel

    Conocimientos Especiales:

    - Maestría con Escobas

    - Idiomas

    - Historia de la Magia

    - Leyes Mágicas

    - Conocimiento de Maldiciones

    - Encantamientos

     

    Lo que está en negrita son los cambios, pero en la ficha editen y dejen todo en el mismo estilo de letra xD

     

    Gracias desde ya, vagos! :rolleyes: xDDD

  16. DEPARTAMENTO DE JUEGOS Y DEPORTES MÁGICOS


    Me complace informar a la comunidad mágica, que el plazo para la entrega de propuestas de nuevos juegos ha comenzado. Estas propuestas tendrán que realizarse rellenando un papel en la Oficina de Patentes Descabelladas de este departamento, a continuación dejo la ficha a rellenar:

    Nombre Completo:
    Familia:
    Patente:
    Lugar donde se llevara a cabo el deporte:
    Link a ficha del personaje:


    Para más información, contactar con el jefe de la oficina Harry Sirius Potter Blue o con cualquier personal del departamento. El plazo para entregar sus propuestas tendrá duración desde el día 2 de octubre hasta el 2 de Noviembre de este mismo año.

    Atte.
    Angus Black, Director del Departamento de Juegos y Deportes Mágicos.
  17. La gente se abría bruscamente, indignada buscando entre la muchedumbre en el Atrio, al culpable de semejante tumulto. Angus Black, erguido y con el ceño fruncido, avanzaba sin escrúpulos hacia los ascensores, guiando con fuerza por el cuello a Mireya, la recepcionista de su departamento.

     

    La mujer iba atada de manos, con un lazo dorado, tras la espalda, y el rostro lloroso. Los anteojos resquebrajados y empañados por las lágrimas, parecían a punto de deslizarse y caer. El Director del Departamento desplegó uno de sus esqueléticos dedos de la otra mano, mantenida en un puño, para llamar el móvil.

     

    Las puertas se abrieron a los pocos segundos, y comprobando que estaban solos, la empujó de mala gana hacia dentro. Un leve gemido, seguido por un sollozo piadoso fueron las únicas muestras de vida de una cúmula mujer anciana. El Black estiraba su cuello de un lado a otro, sonando levemente sus huesos, mientras dirigía una mirada al cartel que le había dado Mauricio en la Taberna con un número de una bóveda en Gringotts.

     

    Al llegar al piso correspondiente, y escuchar la mecánica voz de la mujer anunciando la llegada al Departamento que dirigía, guardó el trozo de pergamino en su chaleco rojizo, y la tomó bruscamente del brazo para llevarla hasta el despacho de John.

     

    - Agradece que no te he encontrado en Knockturn, haciendo negocios sucios... - Farfulló con un dejo de furia mientras apretaba un poco más el brazo de la pobre anciana. - ...o te habría hecho desaparecer, y nadie haría preguntas. - Culminó mientras giraba el pomo de la puerta.

     

    Se encontró ante la presencia de absolutamente todos sus subordinados, desde Cye hasta Undefined. Algunos lo miraron sorprendido, reparando en Mireya y su llanto que ahora se había desatado incesantemente.

     

    - Ustedes dos... - Señaló con voz grave a Brardolla y Undefined. - Comprueben que esta desgraciada no haya robado nada más. - Ordenó bajando la voz, pareciendo más serio que nunca. - Después, encárgate de que no vuelva a verla nunca más...o no seré tan benévolo fuera de estas paredes. - Esta vez se dirigió a John, quien restaba sorprendido frente a él.

     

    Angus soltó a Mireya, cayendo ésta desparramada por el suelo, tapándose la cabeza con miedo. Sólo el licántropo sabía lo que había costado sacarle información, y aquel encantamiento desmemorizador había funcionado a la perfección en la recepcionista.

     

    - Cye... - Estaba más calmado, aunque seguía dirigiéndole miradas despectivas a la ladrona. - ¿Me acompañas a mi Oficina un momento? - Parecía un pedido, aunque todos sabían ciertamente que era una orden.

     

    Angus giró sobre sus pies, y aún con el puño derecho cerrado fuertemente, con una pequeña Snitch legendaria encerrada, se dirigió a su despacho, murmurando maldiciones y plantéandose una vida alejado de todo con su amada.

  18. Una bocanada de humo azulado salió despedida de la chimenea del Black, cuya figura se formó entre la estela, mientras se adentraba en su despacho, para encontrarse con la joven quidditchera, en actitud vigilante.

     

    - Te has tomado en serio la tarea... - Una media sonrisa burlesca florció del apagado rostro del Black, quien blandía su navaja presurosamente. - Estoy seguro que estaba por aquí. - Murmuraba más apra sí que para la chica, mientras se sentaba frente a su escritorio y comenzaba a revolotear papeles.

     

    Abría y cerraba cajones, tomaba carpetas, buscando un número...una hoja en especial. Pasaba fugazmente los pergaminos enrollados, y de a poco fue formándose un remolino de papeles a su alrededor, el cual Brardolla intentaba ordenar, o al menos evitar que se saliera de control. Con el rabillo del ojo, pudo ver a la Black mirarlo con extrañeza, pero fue cuando dio con lo que ansiaba.

     

    - Eureka. - Exclamó con aire triunfal. - Sabía que había visto ésto antes... - Musitó algo más serio y compenetrado.

     

    - Tengo que confirmar una pista. - Explicó apenas mientras se incorporaba y guardaba el pergamino extraído de una de las carpetas. - Vigila a Ed, y si puedes interrógalo sutilmente. - Ordenó mirándola a los ojos, dudaba de su fidelidad. - Que no salga de este lugar hasta que vuelva. - Alcanzó a decir mientras se dirigía hasta la puerta.

     

    Con una floritura de la varita, convocó una llave que yacía colgada en uno de los rincones del despacho, que cayó en su mano libre, con la cual antes sostenía la ahora guardada navaja de plata. Requisó cuidadosamente el despacho para corroborar que nadie estuviera merodeando, cuando vio una figura pequeña, o tal vez encorvada, que abandonaba el Departamento.

     

    - Mireya... - Susurró concentrado.

  19. - No, no sé absolutamente nada sobre ésto. - Contestó con el mismo tono de voz en afán de secreto. - Quizás me equivoque, pero creo que tienes sospechas sobre quién pudo haber sido... Estoy dispuesta a ayudar, si así lo requieres. - La Black se foreció automáticamente, al parecer emocionada con la investigación.

     

    - Buena chica. - Musitó al tiempo que le daba una palmada suave de recompensa sobre su cabello. - Pero la verdad no tengo sospecha cierta sobre nadie... - Comenzó a explicar mientras se volvía sobre sus pies, para rascar su barbilla pensativo, observando atentamente aquel estuche circular semi abierto, que presentaba la vista de una urna vacía.

     

    Ofuscado, la cerró fugazmente, mientras extraía su varita y se volvía hacia Brardolla, con el semblante serio, casi inmutable. Hizo una floritura y su túnica escarlata voló hacia él, la cual atrapó y se atavió despreocupadamente.

     

    - Ahora mismo iré a hacer unas preguntas a la Taberna, creo que Mauricio puede haber escuchado algo. - Dijo más para sí que para la joven castaña. - Eres libre de retirarte a tu lecho de amor con Lacrimosa, o acompañarme. - Sugirió con un guiño de ojo lleno de picardía, nunca acabaría de tentarse al pensar al Malfoy enamorado.

     

    Rodeó su escritorio, deslizando su dedo índice por la madera caoba de éste, hasta alcanzar el cajón derecho, el cual abrió de par en par, y apenas inclinándose, tomó una pequeña bolsa de cuentas. La meneó en su palma, hasta aproximarse a su chimenea.

     

    - Hagas lo que hagas, confío en que sólo abrirás la boca para ingerir la esencia mugrienta de Lacrimosa. - Sugirió con tono autoritario. - Supongo sabrás usar la Red Flú. Uno suele desistir de los viajes de escobas a estas alturas. - Comentó con tono altanero, mientras se introducía bajando su cabeza levemente y echando los polvos Flú al suelo repleto de cenizas multicolor.

     

    - ¡Academia de Magia y Hechicería! - Exclamó con voz clara, viendo cómo el aún dubitativo rostro de la quidditchera lo miraba fijamente, tal vez en un discernimiento sobre su próxima acción.

  20. - ¿Candado a sus calzones? - Preguntó la castaña, dando una carcajada irónica y alzando las cejas en señal de sorpresa. - Dejame decirte que tengo cosas mucho más importantes que hacer que ocuparme de andar cazando galanes. Los calzones de Lacrimosa son cosa pura y exclusivamente suya. - Concluyó, sonriéndole al Black con un brillo malicioso en sus ojos.

     

    - Sería un crimen que sean co-propiedad de otro... - Una mueca de desprecio se configuró en el semblante del Black, inevitablemente imaginando el hedo que desprenderían aquellos. - Desde luego son cosa de él, lo tuyo es lo que cubren esos calzones, ¿cierto? - Sus labios se ensancharon y una cruel faceta se descubrió en el rostro de Angus, cuya sonrisa mostraba satisfacción.

     

    Sin llegar a escuchar la respuesta de la joven, se incorporó de su silla, y caminó con parsimonia por alrededor del escritorio. Casi imperceptiblemente, una navaja salió deslizada desde la manga de su túnica, la cual capturó ágilmente en su palma derecha. Posó sus ojos en Undefined, quién yacía dormido, naturalmente, en una mezcla de aburrimientos y celos por la chalra que el Director mantenía con Brardolla.

     

    Rodeó a sus empleados y comenzó a unir hechos, personas sospechosas, y demás circunstancias. Había sido víctima de un hurto, y no iba a dejar que el culpable se saliera con la suya. De cara a la puerta, giró sobre sus y se aproximó a la joven Black, inclinándose una vez frente a ella, hasta quedar cara a cara. Se quedó un instante analizándola, recorriendo sus ojos con los propios, inmutable.

     

    - Eres nueva, y ésto data de antes...no podrías haberlo hecho. - Musitó, más para sí que comunicándole algo a Dolla. - Me han robado algo, y estoy dispuesto a encontrar al culpable, aquí dentro. - Explicó con tono serio, cada vez más cerca de la chica, infundándola con mirada fantasmal. - ¿No sabrás nada, verdad? - Le susurró al oído con una voz desconocida, algo fantasmagórica, tugular.

     

    Las sospechas del Black apuntaban a los que estaban fuera del Departamento, de vacaciones, por así decirlo. Curiosamente Ed y Cye habían desertado y aún no volvían. Quería ser discreto en su investigación, pero aquella quidditchera podría ser de valiosa ayuda.

     

     

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