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Angus Black

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Mensajes publicados por Angus Black

  1. - Gracias por el halago, señor Angus Black de Weasley - Respondió la aludida al voltearse hacia ellos. - Y si, estoy nerviosa, pero es normal. Esperaba que lo supieras gracias a toda tu trayectoria en el Quidditch... ¡Pero ah, no! Cierto que estoy frente al maravilloso, al legendario... pero sobre todo viejo...quidditchero retirado que se pasa ahora refunfuñando en una oficina y dando órdenes. - Culminó con una sonrisa impertinente.

     

    - ¿Halago? Debes ser bastante mediocre para pensar que eso es un halago, pero bueno...debes ser alérgica al éxito. - Contestó mientras hacía una mueca de ligero desagrado al ecuchar la melosa canción que Severus interpretaba.

     

    - Un viejo perro...sí, eso está claro. - Asintió curvando sus labios en una sonrisa sarcástica. - Un anciano que duerme acompañado de su amada...en cambio usted, jovencita - la misma expresión que Heitt había utilizado, se notó en el semblante del Black, denotando la inmadurez de la joven dejada- ¿sigue intentando el incesto? - Sabía que aquello dolería, pero probablemente la borrachera de la Malfoy aminoraría los efectos de su comentario.

     

    Aprovechó la charla sólo por cortesía entre Fee y Heitt, para consultar la hora y ve que afortunadamente ya terminaba el turno de la banda cursi, y era la hora para la gótica banda de la joven Black.

     

    - Me parece que te toca, Heitt Black de...dedos. - Guiñó su ojo mientras con un ademán de su mano, la invitó a subir al escenario, probablemente a ahogar sus penas de adolescente y problemas amorosos con niñatos hormonales.

  2. Mientras sentía el fugaz beso de Felicity, la aludida se acercó hacia la preja, con tono ofendido. El Black se limitó a mantener una sonrisa burlona mientras las chicas mantenían su charla, y de reojo veía a Heitt algo nerviosa, seguramente por el concierto.

     

    - Gracias Bel, tú también estás increíble. En cuanto a este accesorio…tendrás que disculparlo, a veces es un trasto pero ya me encargaré de él…- Explicaba divertida su mujer, al tiempo que la sonrisa del Black se pronunció aún más, y sus grises ojos paseaban de Bel a Fee esperando...

     

    - Si por "encargar" te refieres a ponerte mimosa y pedirme caricias... - Pareció largar una inaudible risa, a lo que la Weasley le respondió con un leve codazo en sus costillas, y Angus se enserió disimuladamente.

     

    - No te preocupes Bel, si lo del periodismo no te funciona, siempre habrá lugar para ti limpiando los baños del Departamento. - Guiñó un ojo divertido mientras la música se tornaba más fuerte y hacía más difícil la comunicación.

     

    - ¿Es amiga tuya? - Preguntó su acompañante señalando a Schönheitt. - Podrías presentarla... - Insinuó Felicity, algo ansiosa.

     

    - ¿Esa renegada? - Expresó el joven de cabellos plateados al fijar sus impactantes orbes grises en la joven Black. - No, seguro anda en su mundo de odio y represión por sus malas experiencias en el amor. - Nuevamente apareció una sonrisa formada por la curvación de las comisuras de sus labios, aumentando el tono burlón.

     

    - Pero si insistes... - Dijo ante la mirada insistente de su pareja, mientras le ofrecía su brazo izquierdo para que tomase de él, y avanzaron hasta la estrella de rock. - Nerviosa, "Muñeca Cortada"? - Inquirió el Black a su pariente lejana al arribar a su lado, en alusión a su actitud tan rebelde y depresiva.

  3. Angus caminaba con actitud relajada por los pasillos de navío, tomando de la mano a su mujer, cómo si pretendiera dejar en claro que era de su propiedad y negándose a soltarla. Con su mano libre, terminaba de acomodar los botones de su chaleco, plateado brillante, y alisando las puntas de su traje de etiqueta de un azabache oscuro, para finalmente alborotar un poco su platinado cabello, intentando no mostrarse tan "estirado".

     

    La vaticinación de Felicity fue correcta, eran de los primeros en llegar al lugar, dónde se extendían las numerosas mesas, la ostentosa pista de baile, y los distintos instrumentos ya estaban dispuestos para las bandas que darían el show aquella noche llena de expectativas.

     

    Aferró a Fee desde el costado de su cintura, dándole una pequeña caricia, mientras sentía su esbelta figura pegarse a la suya. Vio a Felias rondando, algo nervioso, por lo que alzó su mano libre, atrayendo su atención, y alzando su pulgar, dejando en claro que era hora de empezar.

     

    - Vayamos a tomar alguna bebida por ahora, cari. - Propuso la joven Weasley, mientras se adelantaba hacia la barra en forma semi ovalada, cuando el Black la detuvo, aún aferrando su cintura.

     

    - No es necesario, guapa. - Le dijo mirando a aquellos hermosos ojos castaños y guiñándole un ojo.

     

    Chasqueó sus dedos y un camarero se acercó presuroso hacia ellos, con dos vasos de cristal. - Un vodka fresco para la señorita, y un whisky de fuego para el caballero. - Explicó, esperando la aprobación del joven organizador de aquel evento, quién ya había advertido a los meseros las preferencias de su pareja y de él mismo.

     

    - Mira, allí está la heredera de Rita Skeeter. - Musitó girando su gris mirada hacia Bel Blackwood, mientras entregaba la bebida a la castaña. - Qué tormento... - Farfulló suspirando levemente, y una sonrisa maliciosa se configuró en su rostro, mientras la música comenzaba a llenar el lugar.

  4. Felicidades a todos chicos!

     

    Jooo, no me da el lugar para tanto blinkie B) Ya me imagino las caras de varios al ver que he ganado tantos premios xD Y los Wonders Wizards se han llevado muchos también! Felicidades a ellos y los demás quidditcheros destacados!

     

    Char y Lacri, he ganado, mi egocentrismo mola :rolleyes: xDDD

     

    Felicidades a mi Sarosa por ganar a la mejor fenixiana +.+, a Thanatos por ser promesa y mejor golpeador, a Fer por ser el mejor toca snitches :3 y muchos más que han ganado!

     

    Esperamos que les hayan gustado, y un saludo a todos!

     

    Firma: La Leyenda Quidditchera...

     

    xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

     

    P.D.: Gané al más limón D: Te odio Constanza ¬¬

  5. Bueno, ahora voy a Twitter a publicitar!

     

    Y me paso a votar eso, que parece que es lo que nos toca xD

     

    El concierto va bien, cerá después de la Gala, y ya tengo a 3 bandas listas...y capaz se sume alguna más!

     

    Los posts de Quidditch quedaron así porque pedí que los visibilizaran y nadie lo hizo, y porque el encargado era yo y no me quisieron dar la cuenta de Awards :) xD

     

    Saludos :3

  6. Ambos jóvenes se negaron a su ofrecimiento, a lo que el Black sonrió complacido. O estaban muy nerviosos o siempre solían ser tan antipáticos...le recordaban a él en la época que trabajaba para Santy. Cerró su cigarrera y la volvió a guardar dentro de su chaleco, estirándose nuevamente en una pose distendida.

     

    - Háblenme de ustedes, procuraré simular interés. - Asintió con una sonrisa maliciosa en su cara, mientras notaba la sorpresa de la chica y el joven, al ver que aquella reunión no tenía ningún objetivo en especial.

     

    - Cuéntame, pequeño... - Comenzó dirigiéndose a Undefined, jugueteando con el cigarro entre sus manos. - ...¿has logrado al fin ganar algo en Quidditch? - Preguntó con tono altanero. - ¿O sigues dependiendo de compañeros ilustres como yo? - Concretó, recordando aquella época en Francia en que compartieron equipo, y evidentemente, se coronaron campeones.

     

    - ¿Y tú, querida? - Sus grises ojos giraron hasta posarse en la figura de Brardolla. - ¿Es cierto que al fin le has puesto un candado a los calzones de Lacrimosa? - Evitó reírse al imaginarse al gran galán del Malfoy, atado a una correa por la joven Black. - Ciertamente un logro, ciertamente...mientras dure, claro. - Terció casi con un ademán de burla, blanqueando sus ojos, y devolviendo la mirada a Undefined.

     

    Exhaló una vez más, dejando salir el humo de sus pulmos, formando figuras curiosas, entre animales y objetos. Últimamente había habido poco trabajo en el lugar, puesto que el deporte más importante, el Quidditch, estaba de receso, reduciendo notablemente sus obligaciones como Director.

  7. - Acá las preguntas las hago yo, Indefinido. - Terció severamente el Black, al tiempo que frenaba en seco a la altura de su oficina y sentía como sus acompañantes lo imitaban de manera torpe, por la poca antelación.

     

    Giró la manecilla de la puerta de roble, abriéndola ampliamente, para que tras él se adentraran los dos empleados, algo desconcertados ante la convocación del Director, y seguramente divagando acerca de los planes que tenía para ellos.

     

    Rodeó su escritorio a paso tranquilo y despreocupado, y tomó asiento en el mullidó sillón, más alto de lo común, para luego estirar sus piernas enfundadas en unas botas de cuero oscuras, sobre el desbaratado escritorio. Vio a sus dos acompañantes aún enfrentados a él, de pie y casi sin moverse.

     

    - Tomen asiento... - Comentó señalando las dos sillas delante de ellos, con un ademán de su mano derecha. - ...o te puedes sentar sobre él, cómo desees. - Una sonrisa maliciosa se configuró en su rostro, posando su gris mirada sobre Brardolla, la nueva del lugar, indicando la falda del muchacho pariente de Ed.

     

    Extrajo su varita desde bajo su manga izquierda y con una floritura, el cajón de su derecha se abrió fuertemente, descubriendo su cigarrera plateada, de la cual tomó un puro cubano y lo encendió, disfrutando el sabor del dulce humo impregnar sus papilas gustativas.

     

    Sus grises orbes fueron deslizándose desde la pose rebelde de Undefined hasta la elgante postura de la Black, que parecía muy segura de sí misma. Angus reflexionó, pensado si tal vez aquel estado tendría que ver con su nuevo estado sentimental, unida al célebre galán, Lacrimosa Malfoy.

     

    - ¿Fuman? - Preguntó asomando su cigarro, en señal de ofrecimiento a los jóvenes atentos a sus palabras.

     

     

     

     

  8. El Black descansaba su figura esbelta en una de las paredes del ascensor, y mecía su pie al ritmo del traqueteo del medio de trnasporte, hasta llegar a la ya más que conocida Séptima Planta, su lugar de trabajo, y casi de vida, teniendo en cuenta que su morada quedaba en las afueras de la ciudad y no solía frecuentarla demasiado.

     

    Las puertas se abrieron de par en par y con un gran esfuerzo, el joven de cabellos plateados se reincorporó sobre sus dos pies, avanzando a paso cansino por el pasillo de Departamento de Juegos y Deportes Mágicos cargando un pequeño baúl de madera, bastante robusto.

     

    - Condenados profesores...si fuera oro real, me quedaría con el tesoro. - El sonido de las monedas de oro golpeteando y salpicando dentro del cofre, llamaba la atención de los presentes en el pasillo.

     

    Angus no temía por su seguridad, después de todo era oro de leprechaun, sin valor económico alguno. Dobló en la última esquina y antes que pudiera decir nada, su secretaria se adelantó.

     

    - Señor Black, ya han llegado dos alumnos, el señor Ed está con ellos. - Anunció con un ademán de la mano hacia la oficina del Browsler Black.

     

    El Director asintió en señal de entendimiento y alcanzó finalmente la puerta de la oficina de Ed, a la cual se abrió paso girando de la manecilla con brusquedad, provocando la atención de los presentes dentro, algunos hasta sorprendidos.

     

    - Señoritas, señores... - Asintió con una muy leve inclinación, casi imperceptible a los alumnos, Brardolla y Ed. - ...Undefined. - Finalizó terciendo una sonrisa maliciosa al posar su gris mirada en el joven empleado.

     

    - Aquí te dejo el tesoro, Ed. - Explicó sin más trivialidades. - Todo tuyo, felicitaciones a los jóvenes tan...sagaces. - Siseó con una mueca de sarcasmo mientras dejaba caer el pesado cofre, provocando un leve temblor en el suelo de la sala.

     

    http://i681.photobucket.com/albums/vv171/Mica17Rider/tesoro2.jpg

     

    La mirada de los jóvenes alumnos se posaron inmediatamente en el ansiado tesoro, mientras que Angus examinaba a una de las nuevas empleadas, Brardolla, la cual conocía de sus tiempos en Quidditch. Extrajo la cigarrera de la túnica violácea, mientras lo encendía con su mano libre, y exhalaba el humo con suficiencia.

     

    - Bueno, ustedes dos, vengan conmigo. - Dijo fijando sus orbes plateadas en Undefined y Brardolla, con tono severo. - Ed, te los robo un momento. - Anunció con un guiño de ojo y una media sonrisa altanera.

     

    Sin más, giró sosbre sus talones, saliendo de la oficina del Browsler, sin esperar a revisar que los aludidos lo siguieran. No tenía grandes planes, sólo parecían cansados, y al parecer merecían un recreo, al igual qu él mismo.

  9. - Entonces espero verte más seguido por ella - Fee contestó con aire esperanzado.

     

    - Lo intentaré, lo prometo...bombón. - Una sonrisa traviesa se configuró en el rostro del Director del Departamento, que con un guiño de ojo, asintió divertido.

     

    Un momento después, Felicity imitó la acción del joven y también tomó de su trago, aunque en menor medida, sólo remojando sus labios casi.

     

    - Piensa en la parte positiva - La Weasley volvió a hablar, dejando su bebida nuevamente. - Por mi parte no tienes que aguantar a ningún padre. Aparte en mi familia somos pura mujer y, por “las multitudes” ni te preocupes. Si quieres intimidad…la tendrás pero compartida - Finalizó con una pícara sonrisa, mientras lo abrazaba fuertemente.

     

    Angus sintió una felicidad interna tan ridícula que se avergonzaba. Asimismo, la tomó entre sus brazos continuando el cálido encuentro de sus cuerpos. Suavemente acarició los cobrizos cabellos de la chica, y le dio un tímido beso en ellos, haciéndola sentir que él la cuidaría siempre.

     

    - ¿Y tus empleados no se preguntarán que hacemos aquí dentro? - Preguntó de pronto la castaña, volviendo su mirada hacia arriba, en busca de los grises ojos del Black.

     

    - Me temen demasiado como para inmiscuirse. - Dijo con aire de suficiencia. - Mientras menos se metan en mis asuntos, saben que mejor les irá. - Sus labios se curvaron en una sonrisa maliciosa, mientras volvía rápidamente su mirada hacia la puerta, para corroborar que no hubiera gente cerca chismoseando.

     

    Pasó su dedo índice por los límites del rostro de la chica, disfrutando del paisaje que ella proporcionaba, y al llegar a su barbilla, la tomó suavemente y le dio varios besos pequeños, aún fundidos en un abrazo que hubiera preferido que nunca terminara.

     

    - Muero de hambre... - Acotó casi inesperadamente. - ¿Quieres que vayamos a comer algo? - Preguntó indeciso, tal vez les haría bien salir a dar un pequeño paseo, y de paso rellenar su estómago maltratado con comida chatarra.

  10. - ¿Algo más fuerte? ¿Acaso me quiere emborrachar señorito Black? - Sintió la voz con tono burlesca de Fee. - Un vodka, ya sabes que me gusta…- Tal y cómo esperaba, había hecho bien en servile un trago de ese líquido transparente, volteando para volver hacia ella, que ahora yacía sentada sobre su escritorio.

     

    Le ofreció la bebida, pero la joven de cabellos castaños la hizo un lado, posándola en la madera del mueble, tomándolo de las cinturas al Black, sorprendido por el movimiento audaz de la chica. Dejó el vaso casi vacío ya, debido al largo sorbo que la había propinado, y encontró sus manos con las de Felicity, uniéndolas en su cintura.

     

    - Me he cansado de dormir sola en las noches… me gustaría que vinieras a vivir conmigo - Un susurro estremeció al joven, que sintió el suave aliento de la voz femenina cerca de su oído, volviendo sus grises orbes hacia ella.

     

    - Deliciosa propuesta. - Sonrió sinceramente, mientras jugueteaba con las manos de la Weasley. - Pues nada me encantaría más que hacerte compañía cada noche, guapa. - Su sonrisa se amplió mientras ambos acercaban sus rostros para fundirse en un beso. - Trataré de estar para ti querida, admito que el trabajo y otros asuntos me consumen, pero puedo intentarlo. - Comentó intentando no indagar mucho en el tema, algo que de cierta manera le incomodaba, pero por otra le emocionaba el hecho de compartir las noches con su mujer.

     

    Tomó el vaso que antes había soltado, con la mano libre, y le dio el último sorbo, desapareciendo todo rastro de él del recipiente de cristal. Sus entrañas ardían, parte por el efecto de la bebida, y por otro por la mezcla de emociones nuevas que solía sentir al lado de aquella increíble fémina.

     

    - Supongo no tendrán problema en tu familia... - Musitó recordando a los parientes de Fee, a quiénes había conocido hace un tiempo. - ...ya sabes que no soy fanático de las multitudes. - Resopló suavemente, mientras volvía a quedar absorto en aquellos ojos castaños que tanto le atraían.

  11. - Pues, fuera de los problemas "domésticos" por acá en las oficinas... - Blanqueó sus ojos recordando el incidente de Cye y la travesura de Thanatos. - ...se podría decir que bien, más tranquilos que antes. - Una sonrisa sincera se configuró en su semblante, intentado transmitir cariño de formas que no solía hacerlo.

     

    - Además han vuelto Undefined y Thanatos al parecer, veremos cuánto duran esta vez. - Soltó una pequeña risa irónica ante la incredulidad que tenía al creer que en esta oportunidad sí trabajarían.

     

    Pero de pronto volvió a callarse, a pesar de los gritos fuera de los de mantenimiento ayudando a Cye a limpiar el desastre que había ocasionado, y los gritos de unos de los cuadros que representaban una de sus mejores jugadas en un partido, se había vuelto a encontra con aquellos ojos castaños, que lograban hipnotizarlo.

     

    El crepitar del fuego en la chimenea, y la luz tenue qué producía en conjunto a unas cuantas velas; lograban resaltar la belleza de la joven Weasley, la cual apreciaba gustoso. Tomó una de sus manos casi inconscientemente, no quería soltarla.

     

    - Perdona, no te he ofrecido nada... - Hizo un gesto negativo con la cabeza, en señal de decepción. - ¿Quieres algo de beber? Té, café, agua o algo más...fuerte también. - Curvó sus labios en una media sonrisa, la cuál imitó Felicity. - Ponte cómoda, corazón. Aprovechemos para hablar largo y tendido, ahora que nada nos apremia. - Guiñó un ojo para buscar la aceptación de la propuesta, mientras giraba sobre sus pies y se dirigía a la mesa de bebidas que tenía en una de las esquinas de la oficina.

  12. Justo cómo si lo hubiera logrado con su pensamiento, escuchó fluir la melodiosa voz de Felicity en la sala, la cual había entrado repentinamente, provocando que Angus se volviera algo extrañado, ahasta que pudo comprobar que era ella.

     

    Su sonrisa se ensanchó sin realmente desearlo, era algo inevitable, que sólo ella provocaba. La vio acercarse y a pesar de las intensas ganas que lo incitaban a ir a abrazarla fuerte, después de tanto tiempo sin verla, algo lo mantuvo estancado en su lugar, sus piernas no respondían.

     

    - ¿Ocupado? ―Le preguntó la castaña con voz melosa a la vez que se acercaba a la alta figura del Black, rodeando su cuello con ambos brazos y acercando el rostro del joven al de ella para besar sus labios. ― ¿Qué ha pasado ahí fuera? ¿Un intento de simulacro del arca de Noé? - Inquirió algo extrañada.

     

    - Siempre tengo tiempo para ti, guapa. - Dijo simulando un poco su sonrisa, relamiendo sus labios aún saboreando el beso. - Nada, sólo un accidente, descuidados "varitazos" de Cye... - Murmuró más para sí, recordando la metida de pata de su colega.

     

    Pero un instante siguiente, volvió a posar sus grises ojos en los de la Weasley, infundados en un brillo deslumbrante. Acomodó un mechón tras su oído, acariciando su rostro casi de porcelana. Deslizó sus esqueléticas manos hasta la cintura de la Weasley, aferrándola y atrayéndola hacia él mismo.

     

    - Estaba pensando en ti... - Susurró aún manteniendo la mirada como hipnotizada por las orbes castañas de Fee. - ¿Mucho trabajo? - Preguntó luego de un momento de silencio, en que había quedado absorto, y emitió una leve sonrisa intentando hacerla sentir cómoda.

  13. - ¿Qué quieres que haga? - Preguntó Undefined algo ofuscado, volviéndose a observar a Angus por un momento, para dedicarle nuevamente su atención a Ed.

     

    - Qué trabajes, si no es mucho pedir... - Farfulló para sí haciendo una mueca burlesca mientras alzaba la cabeza, fijando su mirada gris en el techo, que parecía oscurecerse extrañamente.

     

    Ed parecía darle algunas indicaciones a su nuevo empleado, mientras le mostraba unos papeles, y el Black se decidió a retirarse ya, tal vez a Ottery a visitarla a ella...pero se detuvo en seco, giró sobre sus pies y se dirigió al Browsler Black.

     

    - Encárgate de Thanatos, ahora es tu responsabilidad. - Comenzó con tono serio. - Si te da problemas, tienes mi permiso para despacharlo. - Finalizó con un guiño de ojo con aire de complicidad, y posó los esqueléticos dedos en la manija de la puerta de la oficina, cuando sintió algo húmedo.

     

    Varias gotas comenzaron a caer rítmicamente desde algún lugar de la cúpula que cubría la sala, empapando sus túnicas poco a poco y las diversas pertenencias de Ed que se extendían por allí. Angus enarcó una ceja desconcertado, mientras se cubría con el brazo derecho, y salía presuroso al pasillo del Departamento esperando escapar del aguacero; pero se encontró con un escenario idéntico.

     

    Varios metros más allá, estaba de pie y con cara de culpable, Cye Lockhart, varita en mano. El Director la fulminó con la mirada vacía, y se sacudió la cabellera plateada mientras alzaba su varita apuntando al techo.

     

    - Meteolojinx Recanto - Dijo con voz fuerte, y la lluvia cesó en un instante, dejando sólo resabios de charcos en el suelo y las figuras de los empleados, pasados por agua.

     

    Todas las miradas de los trabajadores, se trasladaban de Angus a Cye, y de Cye a Angus, que se encontraban enfrentados. Uno a cada lado del pasillo, la joven cabizbaja y el Black erguido, con aire altivo e indignado.

     

    - Tergeo - Musitó apenas apuntándose hacia sí mismo, logrando el efecto querido y devolver a la normalidad sus ropajes, nuevamente secos y alisados. Varios empleados copiaron sus movimientos sobre sí mismos, y otros más se dispusieron a arreglar el desastre.

     

    - No. - Exclamó el Director apenas alzando la mano. - Lo limpiará ella. - Sus orbes grisáceas se volvieron hacia Cye, quien parecía angustiada, pero ciertamente divertida.

     

    Por un momento Angus amagó a emitir una leve sonrisa, pero se controló y consultó la hora en su reloj de bolsillo, y se encaminó hacia su oficina, que afortunadamente estaba protegida de cualquier encantamiento que pudiera afectar los diversos artefactos y cosas de gran valor que allí mantenía guardadas.

     

    - Dile a Thanatos que venga a mi oficina cuando termine con sus tonterías. - Ordenó a la secretaria, quien asintió nerviosa, mientras la figura del Black se perdía tras la puerta, la cuál cerró fuertemente.

  14. El joven Black se tapaba la cara con una de sus pálidas manos en señal de decepción, no podía creer la falta de técnica que develaba el partido entre Mortífagos y Fenixianos. Veía la emoción de Felias a su lado al comentar, y blanqueó los ojos en señal de desentendimiento, ante tan paupérrimo espectác***.

     

    Estiró sus pies y se dejó hundir un poco más en su asiento, cruzado de brazos y viendo cómo luego de errores por ambas partes, los Buscadores parecían haber visualizado la Snitch, y cómo el antes Guardián, Thanatos, se lanzaba tras ella, a la par de Undefined, el capitán de la Orden. Al parecer se habían hecho algunos cambios sobre la marcha.

     

    Sus ojos se entrecerraban, y un constante cabeceo acompañaba su aburrimiento, justo cuando escuchó el grito ahogado de Felias, que anunciaba el término del partido, el buscador de la Marca Tenebrosa había capturado la Snitch Dorada.

     

    El marcador final fue 105 - 65 a favor de los magos tenebrosos, y Angus se limitó a aplaudir más por cortesía que por otra cosa, algo aliviado que la tortura había finalizado.

  15. Angus reposaba relajado en su banca en el Palco VIP, semi vacía, debido a la falta de sus empleados y la gente importante del Ministerio que solía acudir a aquellos asientos privilegiados. Sólo Felias Snape, el comentarista, yacía a la par del Director del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos.

     

    Revolvió el líquido de tono ambarino en su vaso, haciendo chocar los 2 grandes cubos de hielos sumergidos, y le dio un pequeño sorbo, mientras contemplaba las fatídicas imprecisiones de los jugadores en la cancha. Claramente el deporte no era su fuerte, sino la batalla y duelos.

     

    Rápidamente recorrió las gradas a su alrededor, esperando ver a aquella mujer de cabellos castaños a quién tanto extrañaba. Supuso que estaría allí, pero no la divisó luego de revisar varias veces, y se resignó a mantener la vista en el partido, dónde luego de un gran golpe de una golpeadora mortífaga, la Orden del Fénix anotaba el primer tanto.

  16. Se inclinó levemente y abrió el baúl de las pelotas, ante los ensordecedores canto del público, mientras de cada punta del Estadio, salían volando en sus escobas los representantes de cada equipo.

     

    Entregó la Quaffle a Mankar, quien ya estaba montado en su escoba, silbato en mano, y recibió los saludos y estrechadas de mano de cada Capitán.

     

    Luego de desearles suerte por igual, se retiró hasta los Palcos VIP, al momento que Mankar dejaba salir las Bludgers y por último la Snitch. La impaciencia de los jugadores se terminó cuadno el Director lanzó la Quaffle al aire...

     

    El partido había comenzado.

  17. Un manotazo provocó que el despertador saliera disparado, estampándose cotnra la pared, y desarmándose en mil pedazos. Poco a poco el Black fue abriendo sus grises orbes, recibiendo de a partes el haz de luz que ingresaba por uno de los ventanales.

     

    Se incorporó desperezándose, y estirando su cuello a un lado y para el otro. Tomó la cigarrera de la mesita de noche, extrajo un puro y lo encendió, mientras acostumbraba la vista. Recorrió la habitación desordenada, desde escobas volteadas, un par de túnicas caídas por el piso y una nube de humo aglomerada contra el techo.

     

    Después de darse una ducha reparadora, se atavió con una camisa de lino blanca, cubierta en parte por su clásico chaleco, esta vez de color plateado, para no indicar sus preferencias en el partido de aquel día.

     

    - Neutro...- Susurró para sí, mientras abotonaba el chaleco y se pasaba la mano por su antebrazo izquierdo.

     

    Con una floritura de varita revolvió la sala y todo se ordenó instantáneamente. Tiró su cabello blanquecino hacia atrás y satisfecho, ingresó en la chimenea y dejó caer un conjunto de Polvos Flú:

     

    - Estadio New Trafford. - Dijo con voz clara y grave, mientras las llamas consumían su figura encapuchada.

     

    ***

     

    Dio un paso adelante fuera de las llamas esmeraldas, y sacudió la túnica escarlata con la que se había ataviado previamente, quitando los restos de polvillo, una de las desventajas de aquel medio de transporte.

     

    Extrajo su varita del chaleco, y con un movimiento de muñeca, levitó el baúl de las pelotas en su oficina, y salió hacia el campo de juego, dónde se encontró con los estruendosos murmullos de la multitud.

     

    Su presencia alteró al público, alertándolos de que el partido estaba pronto a empezar. A su lado, pudo notar a Mankar, quién sería el árbitro del partido en cuestión, y actual Director de la Villa Quidditchera. Asintió cordialmente y juntos continuaron su camino hasta el centro del campo, dónde saludaron sobriamente apenas alzando su mano derecha, en espera de los equipos que salieran al campo.

  18. La varita de serval blanquecina, se entrelazaba entre la yema de los dedos esqueléticos del Black, que jugueteaba con ella, mientras el ascensor traqueteaba lentamente hasta la Séptima Planta. Carraspeó fuertemente a causa del humo que salía de los engranajes, por una supuesta falla mecánica.

     

    Luego de dejar salir antes que él, en un acto de caballerosidad, a una señora algo obesa que no daba lugar en la puerta para salir junto a ella. Se dirigió a grandes zancadas hasta la recepción, tomó su correspondencia saludando sólo con una simple reverencia de cortesía a la secretaria.

     

    Colgó su túnica azabache con motivos blancos, dejando entrever su chaleco esmeralda y arremangó su camisa de seda, color nieve.

     

    Pudo ver la figura de Undefined, aquel antiguo empleado que había sido despedido por el mismo Director, y que valientemente había regresado a su empleo, ahora en la Oficina de Regulación de Deportes Existentes a cargo de Ed, quien luego de contrarrestar un hechizo, dirigió a su nuevo subordinado a su oficina.

     

    Camino a su oficina, vio una puerta entreabierta, una que había estado cerrada mucho tiempo. Asomó la cabeza, y pudo ver una gran nariz, y tras ella, la figura de Thanatos.

     

    - Deja de juguetear y ponte al día. Cuando puedas, pásate por la oficina de Ed, tu nuevo jefe. - Musitó sin más, llamando la atención del joven, sin siquiera simular un saludo cordial después de tanto tiempo. - Seguro necesita ayuda con un trabajo que le he dado. Espero noticias tuyas de que estás trabajando. - Finalizó con tono autoritario, mientras giraba sobre sus talones y seguía por el pasillo.

     

    Se frenó en seco en la oficina de Ed, y giró la manecilla abruptamente, sorprendiendo a los que estaban dentro, volviendo sus miradas hacia él.

     

    - Volvió el perro arrepentido... - Susurró con tono altivo y burlesco, mientras fijaba sus grises ojos en Undefined.

  19. - Opino lo mismo Angus, hay que enfatizar mucho mas en la seguridad - Comentó Ed mientras indagaba en su maletín. - Y también creo que deberíamos de añadir otro par de sortilegios al estadio, aunque los que ya tiene funcionan muy bien, seguridad extra no estaría mal. - Agregó a modo de sugerencia.

     

    - Yo opino lo mismo que vosotros dos, creo que el Ministerio tendría que mejorar la seguridad y tener muchos más agentes - Harry había tomado la palabra ahora. - Sobre los hechizos protectores me parece una muy buena idea Ed, pero de eso se encarga Cye ¿no?, ¿Angus no sería bueno contar nosotros con nuestra propía seguridad?, digo, contratar una empresa de seguridad privada para el Estadio. - Inquirió el Potter Blue.

     

    - No es imposible, de hecho tengo algunas en mente. - Musitó sin más, realmente la seguridad era muy frágil. - Hablando de Cye...¿en qué tardará tanto? - Farfulló más para sí que comentando con sus colegas.

     

    Cómo si su voz hubiera sido escuchada, la aludida tocó la puerta de roble delicadamente, abriéndose paso a la oficina, y asegurando que estaba todo bien, algo despechada por el poco interés de sus compañeros. Angus bufó levemente y con indiferencia volvió la mirada hasta uno de los cajones de su escritorio, extrayendo de él una pequeña cigarrera de plata. Tomó uno largo, y lo encendió, relajándose en su silla con actitud despreocupada.

     

    - Bien Cye, estábamos hablando de el Possum Perpetuo para lo del polo en hipogrifos - Comenzó a decir Ed, en dirección a la muchacha. - ¿Que te pareció el lugar? Cuéntanos todo..

     

    - Eso Cye, cuentanos todo sobre el local de Hakoda, ¿reune las necesidades necesarias? - Insistió Harry, respaldando la consulta del Bateria.

     

    El Director enarcó una ceja algo extrañado, y ofendido, al ver cómo sus empleados tomaban las riendas de la reunión. Se mantuvo en silencio, mientras disfrutaba del cigarro y veía cómo Cye hurgaba entre sus pertenencias, probablemente en busca de alguna especie de informe sobre su visita al Possum Perpetuo.

     

    - Bueno les cuento, el sitio es un encanto, la verdad que el propietario nos ofrece instalaciones de excelente calidad.- La joven parecía dispersa, en alguna otra realdiad, tal vez recordando su paso por el local.

     

    - Además ha pensado en casi todo, he inspeccionado el sitio y creo que tiene la condiciones al menos en cuanto a seguridad, está alejado, provisto de instalaciones para los animales y para los magos y es un verdadero paraíso. - Angus adoptó una actitud algo escéptica ante tal halago de la Jefa, a lo cual ésta respondió con una mirada segura.

     

    - De todos modos si no me crees aquí están los detalles.- Le dijo mientras el Black recibía un detallado informe sobre el negocio y las cualidades reunidas para el correcto desarrollo del deporte.

     

    Se tomó unos minutos para examinarlo a fondo, mientras alcanzaba a oír los cuchicheos entre Harry y Ed sobre lo conveniente del lugar, y sin perder de vista a Cye, que parecía algo agitada. Sus ogrises orbes desfilaban analizando el reporte, y corroborando que todo estuviera en orden, lo que al parecer era así, la joven se había atenido a las reglas comunes del Departamento y los eventos deportivos.

     

    - Bueno... - Dejó escapar un leve suspiro, y logró llamar la atención de los 3 empleados reunidos en torno a él. - ...creo que está todo en condiciones para que se comience a practicar este novedoso deporte. - Explicó Angus, a lo que los demás respondieron asintiendo. - Muy completo informe, Cye, buen trabajo. - Un tono de mala gana se dejo entrever en las palabras del hombre, ya que seguramente la chica estaría muy orgullosa de sí misma.

     

    Selló el informe sin más, y lo devolvió a la Jefa de la Oficina de Cuidados Antimuggles, para que lo entregara al propietario. Se levantó de su asiento, abotonando su chaleco, y ataviándose con la túnica oscura.

     

    - Lamento abandonarlos, pero tengo algunos lugares qué visitar. - Explicó ante la desconcertada mirada de Ed, Harry y Cye. - Si alguno me hiciera el favor de coordinar con Hakoda para la inauguración del deporte en su local, se los agradecería. - Un tono altanero le dio a sus palabras un tinte de "orden". - Y Ed, espero noticias de el tipo éste...Severus. A ver cuándo necesitaría las instalaciones, recuerda que están remodelándolo después de los sucesos de la última vez. - Le aclaró con tono de reproche mientras, luego de una leve y casi innotable inclinación, se despidió y salió a grandes zancadas por el pasillo del Departamento, en dirección a los ascensores.

     

     

  20. Angus fue testigo de cómo iban acudiendo a su llamado sus distintos empleados, tomando asiento en torno al Black, que asentía fríamente a cada saludo.

     

    Una vez juntos todos, Cye se disculpó cortésmente para volver a su mansión en busca de una medicina o algo parecido. El Director bufó resignado, mientras leía el Profeta de ese día y la contabilización de los daños provocados por los secuestradores del Ministro.

     

    - Bueno, mientras esperamos a Cye.. - Comentó Ed dirigiéndose hacia el Black y el Potter Blue -. Luego de lo 'ocurrido' en el Estadio New Trafford, supongo que todos los daños que le realizaron a éste serán resueltos por el Ministerio de Magia ¿cierto Angus? - Preguntó el joven aprendiz.

     

    - Ciertamente, no pienso responder por esa responsabilidad. - Contestó con un dejo de rencor.

     

    - Ahora bien tenemos pendiente proporcionar las instalaciones Estadio para las prácticas de algunos equipos de quidditch que lo han solicitado... - Continuó el Browsler Black haciendo una leve pausa. - Así como también el juego de polo en hipogrifos en el Possum Perpetuo, del cual Cye nos ampliará la noticia en cuanto llegue..

     

    - Ed, si no me equivoco los servicios de limpieza y mantenimiento del ministerio ya estan arreglando los desperfectos que se ocasionaron en el partido - Harry se tomó un segundo para continuar. - Pero no van muy rapido ya que los aurores siguen allí investigando.

     

    - Exacto, debemos ir a ver los arreglos a realizar en el Estadio, y hacer un presupuesto para pasarlo a las autoridades pertinentes. - Reflexionó más para sí que para los demás. - Ciertamente Cye debe informanos de ese tema, para así diagramar lo necesario e inaugurar el juego en el negocio de Hdao. - Finalizó revisando unos papeles.

     

    - Por cierto, me alegra saber que han salido ilesos del desastre en el partido, al parecer tenemos retardados por protectores. - Farfulló refiriéndose al cuerpo de Aurores. - Si es que volvemos a organizar algo de tamaña magnitud deberemos velar mejor por la seguridad de los espectadores, o nos mandarán tan lejos de Londres que ni veremos el Big Ben. - Concluyó irritado.

     

     

  21. - Sí, mi padre es un poco escurridizo, ¿verdad? - Contestó Gatiux mientras sonreía- Yo también espero no ser la única. Esto es más divertido cuando hay gente con quien comentar las faltas...

     

    Pero Angus había vuelto la mirada hasta la puerta de entrada del Palco. La rubia cabellera de Mistify Malfoy asomó primero, seguida de su esposo, el Ministro de Magia. La piel del Director se tersó inesperadamente, al tiempo que seguían haciendo acto de aparición en el distinguido palco, el séquito de Crazy, y finalmente, el Ministro de Magia español.

     

    - Perfecto, ahora darán los nominados a mejor celebridad nueva... - Farfulló para sí mientras se incorporaba y se volvía hacia el exclusivo grupo de renombrados hombres y mujeres por igual.

     

    Se sentía algo fuera de lugar, jugueteando con el cigarro en mano, que terminó por apagar con un seco pisotón. Dio una última mirada fugaz al Estadio y su colorido entorno, para decidir qué era hora de empezar.

    El andar de sus botas de cuero hasta la posición de los Ministros, llamó la atención de éstos, quiénes se volvieron hacia él, cómo quién se vuelve hacia alguien que le palpa el trasero.

     

    - Ministro Gutiérrez, un gusto tenerlo hoy aquí. - Saludó al colega español con un intento de tono amable, sin mucho éxito. - Espero que disfrute del partido...a pesar de la inminente victoria de nuestro equipo nacional. - Una leve sonrisa cómplice se formó en el desgastado rostro de Angus, quién se volvió hacia Crazy y su entorno.

     

    - Señor Ministro, es un placer verlo. - Ésta vez había mejorado su actuación formal, aunque aún sin llegar a la apariencia deseada. - Estamos listos para empezar...cuando quiera. - Finalizó mientras con una leve inclinación saludaba cordialmente a los demás concurrentes alrededor de ellos.

     

    El ambiente estaba tenso en el Estadio, miradas sospechosas se cruzaban en los pasillos, y algo parecía pasar. El ojigris había hecho caso omiso de aquellas apariencias, aunque no olvidaba lo que había pasado la última vez, y ese frustrado terrorista que terminó por desvanecerse en su propia oficina.

  22. Las grisáceas orbes del Black se desplazaban en su córnea, de un lado a otro, contemplando las gradas y los Palcos, que poco a poco iban aglomerando una gran cantidad de espectadores y los enviados del Profeta.

     

    Sonrió complaciente ante la marcha correcta del evento, al menos por el momento. Tomó su cigarrera del chaleco azul marino, y extrajo un puro, del cual sintió el aroma un momento, antes de encenderlo finalmente. Consultó el reloj de bolsillo y revisó la hora exacta. Se estaba haciendo tarde, muy tarde.

     

    Por una de las rendijas de la cabina, pudo divisar el andar del Ministro Español por los pasillos debajo de las gradas, junto a un séquito de su propio despacho y los encargados del Ministerio de Londres de escoltarlo. Se preguntó si ya estaría pronto a arribar el Ministro Malfoy, pero una voz interrumpió su pensamiento.

     

    - Buenas tardes Angus. - Saludó cordialmente Ed Browsler Black, uno de sus empleados en el Departamento. - ¿Y el señor Ministro? - Al parecer se preguntaba lo mismo que el Director, pero ambos carecían de la deseada información.

     

    - La respuesta a esa pregunta está tasada en millones de galeones, Ed. - Musitó sin más, apartando la vista del Ministro Español para dirigir la mirada vacía al Aprendiz. - Esperemos que llegue pronto. Por lo pronto, te encargo la cabina...Tu jefe debe estar llegando, él te acompañará en el relato. - Explicó sin darle mucha importancia, mientras revisaba unos papeles. - Cye debe estar fuera, recibiendo a los que van llegando. Por mi parte iré a ver que todo siga sobre ruedas. - Finalizó con aire indiferente, acomodando su plateada cabellera, y saliendo por la puerta.

     

    Los pasillos ya no eran las vacías hileras de hace unos minutos, ahora el Estadio se asemejaba bastante a la estación de King Cross un 1º de Septiembre. Adoptó un aire imponente y se abrió paso entre la muchedumbre hasta el Palco VIP.

     

    Sólo una solitaria mujer yacía en aquel prestigioso sitio, con una magnífica vista. Se aproximó a la dama con un dejo de duda, hasta que logró reconocer la violácea cabellera de Gatiux Malfoy, hija del mismísimo Ministro.

     

    - Espero que no seas la única de la familia en asistir... - Canturreó con simpleza, mientras disfrutaba la vista del Estadio y los diferentes cánticos de las parcialidades, sin volver la mirada a la altiva fémina.

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