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Kris Gryffindor

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Todo lo publicado por Kris Gryffindor

  1. Definitivamente el juego de palabras era algo que disfrutaba el vampiro y que a pesar de sus años degustando de los placeres que el mundo mágico le brindaba, aún había algo que le faltaba: Una persona con quién compartir sus rarezas. Inmediatamente una sonrisa se vislumbró en aquellos rosados-cuasi blanquecinos labios del vampiro, era algo que hasta hace unas cuantas decenas atrás habría de ser impensable para el Gryffindor. Una serie de acciones se habrían suscitado ya por lo que el castaño solamente escuchó atentamente intentando analizar el enfoque que la rubia mostraba, quién accidentalmente y en un movimiento algo torpe habría tocado una de las teclas del artefacto que el vampiro habría descubierto hace apenas unos instantes. ─ Tal vez no sea el animal más agresivo… ─ hizo una pausa mientras caminaba lentamente hasta encontrarse frente al sillón donde se encontraba la mujer. ─ Pero lo que si te puedo asegurar es que el líder de la manada nunca se dará por vencido por la protección de su familia, y es algo que valoro demasiado… la valentía de un líder. ─ Complementó el vampiro, mientras con su diestra alcanzaba a acariciar suavemente la mejilla de la rubia y en un movimiento lento inclinarse hasta susurrar al oído. ─ Luces hermosa, por cierto… ─ Sentenció al momento que con su diestra y en un suave movimiento hacía aparecer un par de platos, con un contado número de fresas en un primer platillo y en otro más pequeño lo que parecía ser una mezcla de chocolate. ─ Aunque debo decir que todos tienen una función, por ejemplo, las Leonas son quienes buscan alimento para los pequeños, los instruyen… ─ Dio una pequeña pausa mientras tomaba una pequeña fresa natural y dar una pequeña mordida en ella. ─ Hasta que son adultos y puedan hacer su propia manada… supervivencia… Es un sistema muy similar al nuestro, solo que ellos si fallan, solo tienen una sola oportunidad ─ Declaró finalmente el vampiro dejando a un costado su arma, para así levantarse de nueva cuenta y en un momento caminar de nueva cuenta hasta donde el artefacto se encontraba. ─ Decidí aprender una canción… escúchala… ─ Susurró el vampiro mientras preparaba el artefacto apretando una a una las teclas del mismo y sentir la rigidez de la mismas. ─ Il pleuvait fort sur la grand-route (DAR CLIC) ─ Inmediatamente el sonar de las teclas comenzaban una armoniosa melodía la cuál fue acompañada con su casi perfecto acento francés, que el anciano habría enseñado con tanta agresividad al vampiro. ─ Et je l'ai vu', toute petite Partir gaiement vers mon oubli. ─ Terminó el vampiro sonriente mirando a los ojos a la Triviani. *** @@Etoile Black
  2. ─ Con suerte serás la primera que recuerde por la mañana ─ Sentenció el castaño quién volteaba hacia los jardines de la mansión. Estos se encontraban justo a los costados de la cerca en donde habrían aparecido. Algunos faroles aún se encontraban apagados, y la luna en lo más alto comenzaba a asomarse tímidamente la cual ayudada por aquellos artefactos alumbraban aquél camino de concreto que llevaba hasta las puertas de la gran mansión. Inmediatamente el vampiro volteó hacia la mujer quién era un poco más baja que el vampiro por lo que sus yemas retiraban un poco el color rojizo que sus labios habrían causado apenas unos instantes atrás. ─ Aunque no estoy muy seguro… pero nadie nunca ha pisado mi habitación… no como ésta noche lo haremos. ─ Musitó el vampiro con una noble sonrisa pícara. Inmediatamente el vampiro extendió su brazo para que ella le tomara del mismo y emprender un lento camino hacia la puerta principal de su hogar. ─ ¿Un León sería un animal exótico? A veces me pregunto que mi siguiente vida me gustaría serlo… un animal imponente y que sus genes lo han de llamar el rey… aunque a veces me pregunto si solo será el nombre o de verdad es un animal que impone ¿Qué piensas? ─ Preguntó el vampiro con cierto dejo de interés a la respuesta de la rubia. Instantes después la pareja se acercó hacia las grandes puertas las cuáles se entreabrieron de par en par por la simple presencia del Gryffindor. El vampiro simplemente cedió el paso a la ojiverde, para así a la vieja usanza cerrar por su propia mano aquellas grandes puertas. ─ Y bueno ésta es mi humilde morada… ─ Sentenció el Gryffindor escuchando algunos murmullos a lo lejos, claramente varios de sus integrantes se encontraban un tanto ocupados en ese momento, por lo que ya habría tiempo para presentaciones en otro momento. ─ Verás… hace muy poco que eh regresado y no ha habido tiempo ni siquiera para hablar con mi padre… pero espero que eso te dé tiempo para armar un pergamino de quejas ─ bromeó finalmente, mientras le invitaba a entrar hasta una pequeña sala de estar. ─ Aún es un poco temprano ─ comentó el vampiro quién aún sin sentarse caminaba lentamente hasta un artefacto de forma rectangular que cubierto de una tela blanquecina se encontraba. Con un pequeño tirón, la tela se desprendió del mismo ─ En uno de mis viajes aburridos por Francia me encontré con un anciano el cuál por una mínima cantidad de dinero me enseño un poco a tocar el piano ─ Hizo una breve pausa para continuar. ─ No es tan fácil como parece… ¿quieres intentarlo? ─ Preguntó el vampiro señalando el pequeño banquito frente a él, mientras entreabría el compartimiento de las teclas. ─ Es curioso que aquellos que carecen de la vista logran desarrollar otros sentidos, de una gran manera. ─ continuó. ─ Tu solo deja que mis manos te guién ─ Terminó esperando su respuesta. *** @@Etoile Black
  3. ~ Antes del encuentro ~ Las campanadas del gran reloj anunciaban las 6 de la tarde, uno a uno el resonar de aquel artefacto muggle que permanecía en la chimenea principal, así fue como el vampiro dio en cuenta que tenía que apresurarse antes de que las manecillas acabaran con su propia presencia. Arremangándose su camisa, vertió unas cuantas verduras dentro de una olla la cuál carecía de líquido alguno, el Gryffindor simplemente sonrió a la actitud de negación de su elfo quién lo miraba incrédulo y con cierta gracia. ─ ¡Déjame en paz!… que si no lo termino tendrás que continuar la receta… ─ Musitó finalmente el vampiro, mientras del rostro del elfo se desvanecía poco a poco aquella sonrisa burlona que habría mantenido desde hace horas que habría comenzado a cocinar. Así fue como el vampiro checó por última vez la carne que habría terminado de pre-sazonarse ya que el elfo culminaría aquel guiso, minutos antes de su cita. En la camisa del vampiro se veían ya algunas gotas de aceite que, por intentar quitarlas con sus manos, habrían extendido cada vez más aquellas manchas por su blanquecina camisa. Sin embargo, exhausto caminó hacia la salida de su pequeña cocina diseñada por él mismo, pasando por su mesa de vidrio ya preparada para lo que vendría en unas horas, un mantel completamente blanco que caía por los costados de la cuadrada mesa de cristal y que en su centro se vislumbraba una alta y blanquecina vela, esperando por ser ocupada, apenas logró sacar su varita de su bolsillo diestro y con un suave movimiento hizo aparecer un par de juegos de cubiertos enrollados en servilletas claras de tela. El Gryffindor siguió su andar a unos cuantos metros de aquella mesa hacia un pequeño sillón individual de cuero crema reclinable, el cual se encontraba de frente de su cama y que degustaba siempre de él para poder reflexionar un poco o simplemente como en aquella ocasión: Descansar. Aún faltaba poco menos de un par de horas para su cita, por lo que simplemente cerró sus ojos exhaustos por la poca o nula incapacidad de descansar las últimas semanas. De pronto un fuerte chillido lo volvió en sí: Las verduras el vapor ya se encontraban listas las cuales Marduk se encargó de apagar de inmediato. Estiró un poco la mano para así alcanzar el interruptor que volvería aquél sillón a su forma natural bajando así sus piernas hasta el piso y en un movimiento incorporarse hacia enfrente, dio unos pocos pasos hacia enfrente hasta topar con su propia cama y rodearla hasta encontrarse en la cabecera de la misma y a un costado entreabrir su closet, en donde se encontraba ya una camisa en color blanco con algunos toques en dorado en su bolsillo superior, además de un pantalón en color negro, que usaría unos cuantos minutos después. Tomó aquél conjunto colocándolo sobre su cama y a un costado el Gryffindor se sentaría vislumbrando su figura ante un pequeño mueble donde se encontraba un verdadero desastre entre perfumes, y papeles que inevitablemente tendría que checar, pero no aquel día ya que con otro movimiento de muñeca, aquellos papeles se dirigieron hacia donde un par de puertas se abrían debajo del mismo mueble, y otras botellas completamente vacías se dirigían hacia donde un bote de basura se encontraba a un lado de la puerta de su habitación que colindaba hacia los pasillos de la mansión. De reojo se vislumbró en el espejo. « Que mal te ves » Susurró para sí mismo mientras se desprendía de aquella camisa, dejándola sobre el cesto del otro lado de su cama, que claramente arreglaría antes de su partida. Fue así como varios minutos después a un costado de la cocina, salía el Gryffindor secándose poco a poco sus castaños cabellos paseando por su pequeño comedor, asegurándose de no dejar lugar seco(xD) y así continuar su andar hasta su cama. El resonar de las campanadas aumentaba en uno, lo que marcaba las siete de la noche ya, por lo que aún tenía un poco de tiempo de respaldo para cualquier imprevisto, o una visita fugaz a algún lado antes de su encuentro. Tomó su camisa entre sus manos entreabriéndola, ya mientras su pecho aún un poco húmedo hacía que un poco de su firme abdomen se marcara repegada por unos instantes, y así colocar su pantalón, fajando completamente su prenda superior y finalmente colocar sus zapatos negros. De reojo el Gryffindor vislumbraba a Marduk quién paseaba con un trapeador para intentar reparar el desastre que el Gryffindor dejaba día a día a causa de su poca o nula preocupación por el azulejo blanquecino en que su habitación estaba tapizado. ~ En camino castillo Triviani ~ Unos minutos después el Gryffindor se encontraba ya frente al espejo de un costado de su cama, abotonándose su camisa, dejando así los primeros dos botones libres, tomó su varita y la resguardó en su bolsillo diestro, fue así como a un costado del mueble ya se encontraba a la espera una gabardina que cubriría la mayor parte de su abdomen, así como un pequeño sombrero el cuál colocó sobre su castaña cabellera. Se Vislumbró por una última ocasión mientras colocaba un poco de colonia en su cuello, y con un movimiento sacar de su diestra su arma haciendo aparecer media docena de rosas rojas sobre el mueble en donde se encontraba aquél gran espejo, rosas que inmediatamente tomó. En su diestra un Rolex marcaba quince minutos para las ocho. «Atento Marduk» Sentenció el vampiro ordenándole a la pequeña criatura quién simplemente lo miraba incrédulo por el desastre que habría causado y que, indudablemente habría tenido que ordenar. Él tenía ya ordenes de tener preparada la comida por lo que esa no sería ya una preocupación que mantuviera el Gryffindor, por lo que simplemente caminó unos cuantos pasos hacia un costado del mueble en donde se encontraba ya la puerta de su habitación y girándola emprendió su caminar por Ottery hasta llegar a los terrenos del castillo Triviani. Varias sensaciones extrañas recorrían el cuerpo del Gryffindor mientras entre sus pensamientos vislumbraba grandes batallas suscitadas en aquel lugar, sin embargo, apenas pudo continuó su andar con las seis rosas sobre su antebrazo. Apenas llegó a las grandes puertas el vampiro tocó con fuerza a la espera de una respuesta pronta, que no tardó en llegar y así una pequeña criatura salió dando así el pasó al Gryffindor una vez que confirmó el motivo de su presencia. ─ Buenas noches ¿Puede avisarle a la señorita Etoile Fiamma Triviani Ravenclaw que Kris Gryffindor la está esperando? ─ Sentenció el castaño mientras caminaba hacia uno de los percheros a un lado de la gran puerta, dejando ahí su sombrero y en un movimiento de varita hacer resguardar su gabardina en el mismo objeto, aunque su visita debería ser fugaz (o eso esperaba). *** @@Etoile Black
  4. Las palabras de Kassandra calaron fuertemente en el pecho del Gryffindor. Como si aquella torre de cartas se desvaneciera de golpe hacia el piso. Y es que, como en cada parte importante en su vida habría llegado tarde, una habilidad innata del vampiro, quizá en medio de todos sus talentos fracasados habría de ser aquella única habilidad que se fortalecía: La de arruinar lo más importante que hubiese deseado en la vida, tal vez por esa razón se habría de alejar de su familia desde muchos años atrás. El Gryffindor querría decirle lo mucho que le dolía aquella decisión, pero era algo que comprendía, y que quizá ahora el sobraba en su vida y aunque aquella situación le entristecía de gran manera, tenía que aceptar la nueva realidad y desaparecer, al final de cuentas era lo que mejor sabía hacer. ─ No soy quién pueda recriminar tu decisión, pero entiendo lo que pasó, entiendo que quieras hacerlo y entiendo que quizá fue un error haber regresado, el haber hecho falsas ilusiones cuando …─ El Gryffindor se volteó para no mostrar un par de lagrimas rodar por su mejilla, y así tomar un par de segundos para seguir. ─ Nunca debí separarme de ti… pero no te recrimino… al contrario te agradezco por los momentos que pasé contigo… siempre te llevaré en mi corazón… y que si alguna vez debí de decirte adiós… éste es momento Kassandra. Sentenció el castaño mientras se acercaba a la mujer y así finalmente abría sus brazos hacia ella, fundiéndose así en un abrazo aprovechando la última vez para oler su cabello, y en unos instantes tomar su varita, para desaparecer finalmente del lugar. @
  5. «Siempre lo hiciste» Esas palabras cayeron como una proyección de katana sobre su pecho ardiendo a cada instante mientras su mirada se posaba desviada hacia el piso, como si esperaría ya aquella respuesta de parte de la Weasley, quién definitivamente tenía todo el derecho sobre el vampiro quién solamente en silencio escuchó sus cálidas, pero duras palabras al Gryffindor. Quería en ese momento contarle lo que habría pasado, decirle lo mucho que le habría hecho falta, las noches en vela pasadas a la espera de una carta, los días eternos de ciudad en ciudad pensando en que solo por aquella noche ella se encontrase a salvo de todo el peligro que el Gryffindor podría haberle causado. ─ Claro…─ musitó el vampiro mientras una pequeña sonrisa se formó en los labios de Kris, quién solamente quedó a disposición de la castaña quién tomaba del brazo al vampiro extrañado y a la vez familiarizado con aquella sensación, por un momento olvidando todo lo pasado. Era necesario decirle todos los sentimientos que tenía en ese momento, decirle lo mucho que le había echado de menos. Poco a poco sus pasos se fueron dirigiendo hasta las dos grandes puertas principales las cuáles aún se encontraban con las luces prendidas, no así la mayor parte del interior las cuáles poco a poco se fueron extinguiendo conforme las jovencitas de los mostradores salían una a una, dejando así aquel negocio casi vacío. De inmediato Kassandra comenzaba a explicar un poco de la historia de aquél negocio el cuál era definitivamente relativamente nuevo para él. Habría sido una excelente noticia, sobre todo para él, un amante del buen vestir. Por un momento olvidó absolutamente todo lo que habría pasado, sin embargo, llegó un punto en el que ella cambió un poco su tono de voz al mencionar a sus socios quiénes al parecer le habrían dejado prácticamente toda la responsabilidad, por un instante el Gryffindor tomó de la mano a la mujer intentando darle un poco de ánimos. ─ Siempre has sabido cómo hacer las cosas, solo te hacía falta confiar un poco más en ti y mírate ahora mi partida creo que te hizo bien ─ susurró el vampiro con una inevitable sonrisa en los labios mientras escuchaban el pitido suave del elevador ser llamado. Inmediatamente un silencio sepulcral acompañado con una bienvenida semi-cálida de parte de la Weasley le hizo recordar donde se encontraban: “Las Oficinas”. Kris se separó unos instantes mientras por unos instantes quedó en completo silencio mientras miraba de frente a su acompañante e intentar así romper el silencio. ─ Sé que fui un tonto el haberte dejado así, merecías una explicación y la mereces… pero ya habrá tiempo solo quiero decirte que te eh extrañado tanto que no ha habido una sola noche en que no haya dejado de pensar en ti…─ Apenas una pequeña lagrima rodó por sus mejillas desde sus parpados, por su mejilla izquierda bajando lentamente hasta su mentón en donde caía lentamente hasta el suelo. Sus sentimientos habrían sido resguardados desde hacía mucho tiempo, sin embargo, si por alguien hubiese derramado en más de una ocasión aquel salino liquido definitivamente era por la Weasley, que se encontraba justo delante de él. Sin siquiera decir una sola palabra el Gryffindor adelantó un par de pasos mientras tomaba de nueva cuenta las manos de la Weasley una en cada una de las de él. Y su mirada ascendía hasta poner en contacto sus verdes ojos con los de ella. ─ No eh sido el mejor, sé que puede que en tu corazón ya no me encuentre yo… pero quiero que sepas que tú estás aquí… ─ Susurró mientras dirigía la diestra de su mano hacia el pecho del vampiro. @
  6. ... tonto... Fueron las primeras palabras que la mujer había dicho después de mucho tiempo atrás, después de aquella noche en el que habrían terminado su cita sin haberla empezado necesariamente. Fue entonces que la mujer abrió sus brazos con un dejo de sinceridad, algo que definitivamente al Gryffindor habría hecho falta por mucho tiempo. El vampiro solo avanzó unos cuantos pasos más hacia ella mientras rodeaba la delgada figura de la Weasley por su cintura, los brazos cálidos de ella se posaban por el cuello del vampiro mientras sentía el latir del corazón de ella, como si en verdad ahora fueran uno solo por un instante y tontamente confundido se encontraba él, como si en verdad él fuera una persona y no un monstruo atrapado en una dimensión equivocada. Cerró sus mientras sentía a su costado el mentón de la mujer recargarse en el hombro de su saco y la fragancia de la mujer inmediatamente se impregnó en el cuerpo del vampiro quién solamente quería no separarse más y hacer que ese momento perdurara la misma eternidad que el vampiro sufriría en la existencia terrenal. Algunas luciérnagas volaban alumbrando un poco la oscuridad que intentaba ser extinguida por el astro nocturno y aquellos peculiares voladores animalillos. Los días habían pasado desde la última vez que un encuentro con la Weasley se hubiese dado sin embargo en sus noches más difíciles a la penumbra rogaba por algún día volver a verla, hablarle sin que escuchara era algo recurrente, mirarla en fotos sin poder ella devolver su mirada y sobre todo el pensar que lo olvidase en algún momento. Que su desprecio merecía de ella por cientos y cientos de años y de poder hacerlo los mismos que le regalaría en su mente. Unos cuantos segundos pasaron después de las palabras de la mujer hubiesen cortado aquél silencio precedida por la disculpa del castaño, cuando apenas con un movimiento lento dirigió sus palabras hacia el oído de la mujer. ─ Al final soy un peligro… para bien o para mal… ─ Sentenció el Gryffindor mientras poco a poco ambos comenzaban a separarse lentamente. Había planeado tantas veces esa situación, sin embargo, todas aquellas escenas habrían sido desvanecidas de la mente del Gryffindor y ahora en su estado más vulnerable se encontraba, frente a ella. Las figuras se separaron de nueva cuenta, y el Gryffindor simplemente tomó ambas manos de la Weasley como esperando alguna reacción para continuar. ─ Yo nunca quise irme… pero… fue lo mejor… tú estás mejor sin mi…─ Sentenció, finalmente desviando su mirada intentando no dejarse llevar por esas ultimas palabras. @
  7. El flujo de transeúntes dejaba entrever cada vez más segundos en desolación, mientras algunas luces a lo lejos comenzaban a apagarse, dejando solo la suya al percibir presencia alguna cerca. Solo aquella luz artificial y claro estaba, la luz emanada por el astro nocturno que iluminaba la figura del vampiro quién se encontraba sentado aún en aquella blanquecina banca de mármol en donde a un costado del castaño se encontraba aquella pequeña cajita de chocolates que hacía varios minutos atrás habría adquirido de la modesta tienda aledaña. Apenas el Gryffindor bajó los brazos, intentando tomar valor para cerciorarse que Kassandra se encontraría en el negocio a sus espaldas y con la incertidumbre de si se encontraría, escuchó unos pasos a sus espaldas los cuáles pararon en seco. «¿De nuevo ustedes?» Sentencio el Gryffindor con un dejo de cansancio y enfado al mismo tiempo, y es que en su cabeza en ese momento pasaban demasiadas cosas al mismo tiempo. Por un lado, era saber cómo explicar su repentina huida de la última vez que se encontró con la castaña. Por otro lado, los cazadores comenzaban a reunirse en gran número. El pasado lo habría marcado de por vida. Su diestra en un movimiento se posó en su bolsillo en donde se reflejaba aquella negra varita mientras se levantaba en un solo movimiento sin voltear a ver la figura, sin embargo, tal había sido su sorpresa que en el piso solo se logró escuchar el rebote del arma… uno… dos… tres veces y seguir su camino rodando por la acera, hasta que finalmente su paso paro y un silencio total se hizo por unos segundos. En sus ojos la figura de aquella mujer por la cuál habría quedado en total anonimato desde aquella noche. Sus ojos inmediatamente quedaron en completa incredulidad. No podía ser ella, aquellos grandes ojos no habían cambiado desde la primera vez que la conoció. Aunque su figura habría cambiado de gran manera fue en ese momento cuando el Gryffindor pudo reaccionar. La mujer frente a él habría de ser el punto débil, y tal vez la razón del por qué tendría que partir hacía tanto tiempo. Parte del pasado volvía en sí y sin duda algo que tenía que enfrentar tarde o temprano. El sonar de sus zapatos contra la acerca colocó al vampiro a un par de metros de distancia con la castaña, quién claramente esperaba respuestas al intrigante pasado del vampiro. ─ Lo siento…─ fueron las primeras palabras que salieron de aquellos rojizos labios del vampiro, quién no solo no pudo mirar a los ojos a la mujer, si no posaba su mirada a los pies de la mujer. En realidad, algo habría pasado en la vida del vampiro quién a pesar de tanto tiempo, esas palabras en otra época no hubiesen salido nunca de los pensamientos del ex Fenixiano y ahora él estaba frente a ella indefenso y preparado para cualquier tipo de maldición proveniente de la castaña. @Kassandra Weasley
  8. «Los recuerdos no envejecen.» Aquella frase prevalecía en la mente del Gryffindor. Lo habría leído en un libro o visto en alguna película, era algo que nunca pensó en trasladar y es que el tiempo había pasado y algunas cicatrices de batallas en el pasado se dejaban notar en sus pálidos y fríos brazos, cicatrices que conllevaban recuerdos y que a decir verdad eran aquellas cicatrices las que menos dolor causaban. En el corazón las que dolían aún más, incesantes, como picaduras de avispas defendiendo su colmena. Las 6 de la tarde marcaba su reloj en aquella pequeña morada de paso en la que se había instalado hacia unos cuantos días antes de volver a casa… ─ No espero que me entiendas… mucho menos que me perdones… ─ Susurraba el vampiro al tono que escribía en un amarillento papiro extendido en su escritorio improvisado. Sentado detrás de una pequeña mesa rectangular la cuál dejaba así una vista espectacular hacía el atardecer que caía en los alrededores de los pasadizos que llevaban hacia el Callejón Diagón. Los últimos días habrían sido muy tranquilos y es que los periódicos informaban una serie de asesinatos “desconocidos” cosa que no era nada raro desde hacía bastantes años atrás. Esto habría hecho Londres una ciudad extremadamente peligrosa, porque las altas horas de la tarde parecía ser hogar de solo unos cuantos valientes. A lado del tintero de donde el vampiro colocaba su pincel, se dejaba ver una montañita de sobres, algunos abiertos, otros completamente sellados, eran algunos informes que Marduk le mandaba a escondidas. Y es que habría jurado no perder contacto de sus hijos y familiares los cuáles formaban sus vidas, crecían, se casaban, algunos extendían el árbol familiar, sin embargo, una personita era la única que le importaba saber y era precisamente de quién tenía la mayor parte de aquellas abiertas. “Tiene que venir, señor…” Fueron las palabras que tenían la última carta abierta ¿Algo habría pasado con aquella persona quién habría mandado a cuidar a la pequeña criatura? Aquella habría sida la razón por la cual, él se encontraba en Londres tan pronto. Sin embargo, no era algo que le agradaba, su visita habría alertado a más de algún cazador que, a pesar de no ser más miembro de La Orden Del Fénix, aún su nombre se encontraba dentro de las grandes recompensas. Solo quería paz, apartarse de aquél mundo y olvidar… Minutos pasaron y unos cuantos papiros en el cesto de basura se habrían acumulado, nunca habría sido bueno escribiendo y aquella no sería la excepción, La espalda del Gryffindor se arqueó completamente de tal manera que su rostro miraba ahora el techo de la habitación, como esperando una respuesta a su escritura que jamás llegaría, sería en ese entonces cuando decidió ir hacia donde según los escritos de su elfo ella se encontraría, una colonia, sería la bura excusa. Aunque estaba seguro que ella comprendería sus verdaderas intenciones de volver a verla una vez más. Una vez más, solo una tener en mente aquellos grandes ojos que le cautivaron desde los primeros días en la Academia. «Un vampiro enamorado de su estudiante… que estupidez…» Resopló el Gryffindor con un dejo de cansancio mental. Y es que era una idea que le carcomía de tal manera que terminaba simplemente atormentándose cada vez más, ya que al final de cuentas era cierto. Resopló un par de veces más mientras una sonrisa se asomó entre sus rojos labios. «¿Por qué me haces esto? » Terminó el vampiro para sí mismo mientras poco a poco se incorporaba haciendo aquella silla reclinaba un poco hacia atrás y así éste por fin levantarse. Lucía una camisa en color vino, con los primeros dos botones entreabiertos, que hacían relucir su pálida tés blanca de su pecho, el cuál acompletaba con un saco en color gris a tres botones que dejaba simplemente abierto para su comodidad. Y que terminaba con un pantalón del mismo color que bajaba hasta sus zapatos los cuáles resonaban al contacto con el azulejo de la habitación. Así el Gryffindor decidió empuñar su inseparable varita de roble con núcleo en fibra de corazón de dragón «Tormentor» y salir de la habitación donde se encontraba en busca de la lícantropa. Los pasos del Gryffindor se dejaban sonar mientras un silencio sepulcral se entonaba en cada esquina, algunos grupitos de personas miraban al vampiro quién solo pasaba de largo sin dejar espacio a cuestionamientos sobre quién era. Fue entonces que al pasar por los pasadizos se fueron haciendo cada vez más evidentes que más de una persona sabía que se encontraba en aquellos Callejones y pronto tendría que reparar en un nuevo hogar lejos de aquellos lugares. ¿La Mansión? No… no estaba preparado aún. Los minutos pasaban y la noche comenzaban a caer, en su diestra el reloj marcaba las 7 de la noche y la luna comenzaba a iluminar naturalmente aquellos callejones, ayudados por aquellas lámparas al estilo victoriano que le hacía sentirse como en casa. Varias parejillas se encontraban caminando hacia diversos locales de comida, sin embargo, al Gryffindor le llamó la atención un local pequeño, hogareño en donde al parecer contrastaba de sobremanera con las grandes edificaciones “Chocolates De La Abuela” el ojiverde sonrió inevitablemente mientras hacía una rápida parada al lugar. Así fue como él salió con una pequeña cajita y siguió su andar en donde se vislumbraba un local en “L” con demasiada luz artificial. «Este es…» Musitó en sus adentros mientras paraba por un instante. Algo en sus adentros le decía que era una mala idea. La noche era perfecta, la Luna justo encima de la “L” emanaba su luz, algunas personas pasaban de un lado a otro por la explanada al centro de la edificación, por fuera con bolsas repletas de compras. El vampiro simplemente con aquella cajita en su diestra caminó a una de las bancas de mármol alejada de varias parejillas que se sentaban a descansar. «Es muy tarde…» Musitó el vampiro mientras dejaba aquella cajita a un costado de la blanca banca de mármol y colocaba sus manos en su rostro. «Ingenuo es haberte ido… eres un cobarde…» Pensó el Gryffindor mientras algunas personas pasaban a su lado mirándolo de forma rara para así seguir su camino.
  9. Los segundos pasaban lentamente en aquel instante cuando la Triviani le hacía una serie de interrogantes, el Gryffindor sentía un poco la tensión que le propinaban esa serie de interrogantes, y es que había pasado demasiado tiempo desde que habría tomado contacto con alguna persona. Las visitas del vampiro hacia Londres cada vez eran más esporádicas, quizá por el temor de volver y encontrarse de nueva cuenta con viejas amistades que por alguna extraña razón prefería dejarlos en el olvido, pero no la de ella. Impávido quedó el Gryffindor sintiendo las pequeñas manos de la mujer acariciar el pecho de él quién solo posaba su mirada en el suelo, en aquél azulejo oscuro que reflejaba las antorchas que colgaban en algunas partes dando una vista un tanto medieval. Las siguientes palabras golpearon la mente del ojiverde las cuales viajaron de imprevisto hacia el pecho del vampiro «¿O es nuevamente otra persona más? » Inmediatamente Kris y Etoile se fundieron en un largo y apasionado beso, como si ella supiera que habría dado en un punto frágil para el vampiro, y es que a pesar de tener tanto tiempo en Londres y tener basta experiencia, no estaba preparado para ese tipo de comentario, sobre todo sabiendas que habría sido lo peor en cuestión de relaciones amorosas, rostros y más rostros pasaron en su mente en ese instante tratando de encontrar una respuesta a su pregunta. ¿Por qué regresar a Londres? ¿Qué hacia en una zona tan hostil? Todas las preguntas tendrían un trasfondo final: Ella. ─ Esa persona tiene nombre... eres tú... la mujer con quién quiero pasar mi eternidad... estoy aquí vulnerable a que pudiera pasar cualquier cosa... y sin embargo estoy contigo... ─ Sentenció el vampiro dejando caér aquél libro que mantenía en su diestra, hasta tomar la de su acompañante, entrelazando sus dedos con los de ella, mientras su zurda acariciaba suavemente la mejilla de ella para finalmente fundirse en un cálido y pequeño en sus labios. *** @Etoile Black
  10. La triviani le habría llevado a un lugar desconocido del Castillo, en sus diferentes visitas al lugar jamás habría conocido aquella parte del mismo, mientras más caminaba a lado de la mujer la oscuridad se hacía cada vez más presente, incomodando un poco al Gryffindor quién con una mano tomaba a la mujer quién lo guiaba y con su mano libre tomaba su varita, sin duda sabría que tal vez no serían las intenciones de su acompañante, pero que sin duda sería un blanco fácil para algún residente resentido. Sin embargo un candelabro un poco más adelante hizo que el Gryffindor se tranquilizara, ya que al parecer habrían de llegar a su objetivo: Una sala un tanto vieja al parecer por su perilla, observó a sus alrededores, algunas telarañas mostraban el poco interés de la mayoría de los residentes por aquél cuarto. Etoile dió el paso al Gryffindor quién apenas entró observó a su alrededor <La biblioteca> fueron los pensamientos del Gryffindor quién asombrado posaba su mirada por cada uno de los estantes, y es que tenía esa pinta rústica como la que tenía en la Gryffindor. El vampiro escuchaba como la mujer le explicaba que era una zona un tanto descuidada por su propia familia por lo que simplemente sonrió ante el comentario, se podían notar a los alrededores como varias pinturas posaban los ojos en el Gryffindor, estos lo miraban con un toque de hostilidad que no le molestaba en lo absoluto al Gryffindor, patriarcas contra los que habría luchado en el pasado se encontraban mirándolo, por lo que simplemente observó un pasillo enorme el cuál decía "Estrategia". Sin duda fué el pasillo que más le llamó la atención al vampiro, por lo que al voltear miro a su acompañante quién al parecer tendría que irse. ─ Está bien... ─ Musitó el vampiro acercándose de nueva cuenta a la mujer y depositando un beso en sus labios, ésta partió cerrando de nueva cuenta la puerta. Por un instante se encontraban con aquellas pinturas, algunas movibles, otras estáticas, de las cuáles inmediatamente sus recuerdos se transportaban hasta tiempos antiguos, cuando los combates podrían durar días sin terminar. Observó a su alrededor con más cuidado: Varias columnas de piedra que delimitaban los pasillos de la biblioteca y que a sus costados se levantaban grandes libreros que guardaban escritos algunos conocidos, otros que eran prohibidos para los magos comunes y corrientes y más al fondo varias mesas de lectura sencillas de madera. Kris por su parte apenas daba pasos cortos y cautelosos por entre los diversos pasillos, hasta los que claramente le llamaban la atención <Estrategia> el ojiverde se adentró paso a paso a aquel pasillo en donde tomó un libro entre sus manos "El Arte De la Guerra" Aquel libro lo habría leído un par de veces en su pasado, y siempre lo sorprendía lo inteligente que era aquél autor, como lo relataba. Tenía en sus hojas historias muy ciertas de gente que anteriormente habría luchado en el mundo muggle y que definitivamente tomaban varias bases en sus tiempos en las que mantenía batallones a cargo. Entreabrió una de sus paginas al azahar. "Cuando un ejército tiene la fuerza del ímpetu, incluso el tímido se vuelve valiente, cuando pierde la fuerza del ímpetu, incluso el valiente se convierte en tímido. Nada está fijado en las leyes de la guerra: éstas se desarrollan sobre la base del ímpetu. Sonrió ante aquellas palabras, era sin duda un buen libro que el Gryffindor disfrutaba cada vez que leía, sin embargo unos pasos a las afueras del Gryffindor le hizo ponerse de nueva cuenta en alerta, tomó su varita con firmeza y salió hacia el pasillo principal que daba directamente a la puerta, mientras con su zurda tomaba aquél libro, su diestra poco a poco fue bajando mientras la dulce voz de su acompañante anunciaba su vuelta. ─ Claro... solo estaba... bueno siempre ha sido lo mío... ─ Sentenció el vampiro mostrándole aquél libro que llevaba. ─ ¿A donde has ido? ─ Resopló de nueva cuenta mientras tomaba de la mano a la Triviani, señalándole más al fondo unas cuantas mesas de lectura.
  11. La pequeña criatura que hasta hace unos instantes se encontraba fisgoneando por los alrededores salió en una orden de su dueña. -- Mucho mejor... -- Sentenció el ojiverde al momento que escuchaba los pasos de la pequeña criatura arrastrar sus pies como su forma de mostrar la inconformidad de su estadía en aquel castillo. Inmediatamente la mujer respondió a un comentario casi paralelo que el vampiro habría hecho hace unos instantes y es que era más que claro que su ausencia era más que evidente y qué, claramente no querría llegar a casa y tener que soportar innumerables preguntas acerca de su repentina desaparición tanto de La Orden Del Fénix, como de la jefatura del departamento de Aurores y aunque sabía que sus hijas lo comprenderán sentía la necesidad de dar explicaciones. -- Solo que no quiero llegar a casa... quiero que me cuentes lo que sea... han sido tiempos difíciles... asuntos que los demás no comprenderán y a decir verdad no quiero que lo hagan... -- Musitó al oído de la mujer mientras las caricias de la ojiazul quien acariciaba lentamente su pecho, cosa que le hizo volver al pasado, varios años habían pasado en su mente en un flashback el cual definitivamente no eran acciones que podría describir fácilmente y sin embargo conocía cada caricia de la mujer. Kris solamente esperó calmado al momento que hacía una pregunta un poco incómoda para el vampiro quién solamente bajó la mirada al recordar su anterior ruptura, y es que quizá ese habría sido su mayor debilidad, tal vez ni los Aurores, ni los Fenixianos, ni siquiera los Mortífagos tendrían el arma más potente para debilitarlo que su propio buen corazón y su manera de amar sin condiciones. -- Si fuera verdad, no serías la primer persona a quien hubiera querido ver... a pesar de mi pasado aquí estoy -- Sentenció alzando su mirada hacia la mujer mientras pasaba su antebrazo por la cintura de la mujer atrayendo su cuerpo hacia el vampiro y así colocar un largo beso en aquellos labios rosados de la Triviani. Alguna sensación inmediatamente causó en el vampiro quién solamente acariciaba con las yemas de sus dedos su espalda desnuda en un instante lejos de lo pasional, era una sensación diferente, en la que el núcleo eran los labios de ambos. Las manos de la mujer pronto acariciaban el cuello del vampiro quién simplemente subía sus manos hasta encontrar la mejilla diestra de la mujer y así acariciar lentamente mientras aquellos dos faros verdes de sus ojos se cerraban en un instante y así querer para el tiempo y no volver a recordar su pasado, querer que aquellas historias fueran borradas y ser un simple mago desconocido: una vida nueva. Instantes después el vampiro se separó de la mujer escuchando ruidos por el lugar, y aunque sabía que tal vez estaba seguro con la mujer que tenía entre sus brazos, estaba más que claro que la pequeña criatura que hacía unos minutos no era realmente una amenaza como los inquilinos que habitaban la edificación. -- ¿Aún tienes dudas? -- Preguntó el vampiro separándose unos centímetros de la mujer al momento que tomaba su mano entrecruzando su mano con las de ella.
  12. [...] El tiempo había pasado, las hojas de los árboles habían caído por varios años seguidos, y la presencia del castaño había desaparecido casi por completo del entorno de Londres y en general, había sido hace unos 10, tal vez más años desde que los periódicos resonaban con las grandiosas historias que del Gryffindor habrían hablado, hasta que ahora solo era parte de la historia, historia en la que el ex patriarca Gryffindor había sido parte y que ahora solo eran parte del entorno como aquellas hojas que paseaban de un lado a otro por los suelos del antiguo vecindario de Ottery. Una de esas hojas volaban contentas paseando hasta que la suela de un hombre paraba el andar de la misma: El Gryffindor habría vuelto ¿Quizá solo era una visita a viejas amistades? ¿O quizá solo era parte de su trabajo? El cuál hasta ese momento era una incógnita al igual que la razón por la cuál habría desaparecido. Efectivamente era el Gryffindor el cual siempre elegante se vislumbraba de entre la sombra de una barda enorme, y que el sol poco a poco descubría en el atardecer por el cambio de posición del gran astro. Un pantalón de vestir que se levantaba de entre sus muslos y que se perdía por su gabardina que se abalanzaba de lado a lado, por el viento que se avecinaba por el otoño y que sin duda el tiempo no perdonaba en uno de sus más de quince intentos desde la última vez que se le vió al hombre. Un sencillo saco se dejaba vislumbrar de entre su gabardina y que escondía debajo su camisa con los primeros dos botones desabotonados, que complementaba el vestir del Gryffindor. -- Hace tanto tiempo... -- Musitó el Gryffindor vislumbrando el cielo que poco a poco caminaba por entre las calles, su mirada se posaba directamente en una en la cual estaba demás pensar las veces que tuvo que aferrarse a su gran amiga "Tormentor" por salir apenas con vida en uno de sus tantos trabajos suicidas y que los más jóvenes ahora no tendrían ni idea de las batallas épicas que ahora solo quedaban en el pasado. Apenas una pequeña sonrisa se vislumbró en los labios del ojiverde al pensar en lo que haría aquella tarde - noche. Apenas tuvo tiempo de acercarse a los aposentos del castillo, cuando apenas rozó con sus yemas la gran puerta del castillo, una voz chillona y grosera inmediatamente respondió al llamado del Gryffindor, quién sin lugar a dudas sabía que no era bien recibido, quizá habría de ser una persona no grata entre las criaturas que sin duda orgullosas eran, tal cual aquellos magos tenebrosos con quiénes en sus tiempos mozos habría luchado a muerte y que aquellas criaturas tardarían miles de años en olvidar. -- Triviani... Etoile... -- Susurró el vampiro apenas la criatura abrió la gran puerta, la criatura inmediatamente dejó pasar al Gryffindor a regañadientes, por lo que el Gryffindor solo sonrió al notar la acción, la suela de sus zapatos hacían un ruido peculiar al pasar por el azulejo que adornaba el piso de la mansión, muy hermoso el castillo, observaba los retratos de más de uno que definitivamente conocía de batallas atrás. ¿Habría sido un error acudir a aquel hogar? Se preguntó por un instante, mientras en su bolsillo descansaba su letal arma y, aunque sabía que ahora no gozaba de ningún privilegio, estaba seguro que más de uno lo seguiría aún... si es que saldría con vida, pero era algo que habría elegido y no iba a permitirse dar un paso atrás. Todos los pensamientos se desvanecieron cuando escuchó como las zapatillas de una mujer chocaban con cada peldaño de aquellas escaleras centrales que daban directamente al pasillo de las habitaciones de los miembros distinguidos de la familia. En ese momento el Gryffindor miraba con gran curiosidad una espada con centro de zafiro, el cual dejó por un instante y dar media vuelta hacia donde la joven bajaba los últimos peldaños de la edificación de paso. Inmediatamente el Gryffindor observó con tranquilidad aquella tan exuberante figura de la rubia ojiazul y aquél encanto que aquella mujer lo habría cautivado por tantos años atrás, ahora se encontraba frente a él. Escuchó las palabras de la Triviani aún caminando hacia él. -- A veces lo que necesitamos es distanciarnos para encontrarse a uno mismo... -- Sentenció el vampiro acercándose a la mujer, mientras miraba de reojo a la pequeña criatura como lo fulminaba con cada acción que hacía el Gryffindor, no le importó y simplemente se acercó a la mujer mientras colocaba un pequeño beso en su mejilla, rodeando su cintura para fundirse en un cálido abrazo, al momento que susurraba al oído de la mujer. -- Aunque creo que ese pequeño ya me conoce más que yo mismo a éste punto... -- Sentenció separándose de la mujer. -- Solo quería saber de ti... sé que no soy el más indicado para pedir cuentas -- Sentenció el vampiro posando sus ojos en la mujer. No había notado lo sensual que lucía, y es que simplemente disimulaba no ver aquel vestido que caía muy pegado en su delgada figura y que terminaba en varios cortes peligrosos de su blanquecina piel entreabriendo en donde guardaba su arma más peligrosa y letal en una mujer mortífaga: su varita.
  13. Observó como tomaba aquella pequeña caja de chocolates, mientras mencionaba algunas palabras en consecuencia a un cierto envenenamientos, se cuestionó claramente que la mujer al parecer no frecuentaba ya los detalles de parte de viejos amigos, lo cuál simplemente le hizo sonreír, no podría imaginarse a la mujer vomitando luego de probar algunos chocolates, quizá eso podría haber pasado en la Academia, por lo que como una nota mental se dijo para si mismo: « No regalar más comida ». ─ No sé que tipo de monstruo sales últimamente... ¿Veneno? ...─ Preguntó el Gryffindor sin evitar una sonrisa en sus labios al momento que un joven pronto se acercaba hasta la barra en donde se encontraban. Él solamente se limito a voltear hacia otro lado, sin embargo algo familiar se le hacía aquél muchacho, quizá en su estadía dentro de La Orden Del Fénix, sin embargo no quiso entrar en detalles, después de todo eso era pasado ya. E inmediatamente tocar el tema de la anciana, a lo cuál el Gryffindor sonrió sin más que decir, quizá en su bolsa tendría un buen tabique, y ante una anciana definitivamente el Gryffindor estaba más que indefenso. Al parecer era tiempo de retirarse de aquél lugar, en los vidrios del sitio se alcanzaba a ver como varios jóvenes empezaban a abarrotar con una larga fila y estaba claro que ya no estaba para esos trotes. Una buena cena con un par de copas de vino era más que suficiente para el agrado del vampiro, sin embargo al parecer a la Dumbledore le habría caído por sorpresa su aparición y cosas tenía que hacer en aquél negocio, por lo que simplemente se reprimió a sus adentros tratando de no mostrar su degusto por aquella música casi ensordecedora que comenzaba a sonar. Luego de que la mujer terminará un asunto con el joven, sintió la mano de su compañera jalándolo. Kris simplemente se levantó acompañando a la mujer, no sabía si se trataba de un secuestro o si la mujer quería bailar. El tiempo con los muggles le habrían causado ciertos traumas después de escuchar tantas malas noticias, que un secuestro espantaría hasta al más sanguinario vampiro (?)[xD]. A lo lejos se veía como una puerta al parecer privada de la plebe (?) se encontraba cerrada, por lo cuál el Gryffindor comprendió que a la mujer también le incomodaba un poco quizá todo el sonido que en la barra se escuchaba. La mujer le dio el paso al Gryffindor, quién entró sin dudarlo; al menos sabía el rostro de su secuestradora. Inmediatamente sonrió el Gryffindor imaginándose aquella escena, tal vez habría vivido demasiado tiempo en México. Sin embargo y para sus sorpresa se encontraba en una reconfortante habitación privada dentro de aquél negocio. En el fondo se dejaba ver un grande sillón de cuero muy cómodo por lo que se dejaba ver, además enfrente de él una pequeña mesa de cristal en donde descansaban un par de copas y aún más de frente se un respaldo enorme, como una barra en donde se encontraban varias botellas de las más refinadas posibles del lugar al parecer. Aún se encontraba lejos de ser su mejor entorno para una cita con la Dumbledore, sin embargo no estaba mal, por lo que simplemente caminó unos cuantos pasos hasta encontrarse enfrente de aquella barra mientras vislumbraba las cosechas de un par de botellas, y así entre todas tomar una la cuál descorchó inmediatamente y así caminar devuelta en dónde la mujer se encontraba, dejándola a un costado de las dos copas de la mesa de cristal frente al sillón, en donde se sentó cómodamente mirando a la mujer, mientras preparaba una respuesta a sus preguntas. ─ Meses... años... no hay diferencia, solo que a veces hace falta tener un poco de respiro, el saber que no solamente existimos nosotros y que somos el centro de la Tierra... Pero a tu pregunta... eh tenido buenos negocios en el mundo muggle. ¿Sabes? cada día aprendo cosas nuevas de ellos... quizá algún día si quieres te lleve a conocerlos. Pero ¿Y tú? ¿Aún sigues buscando la paz mundial? quizá ganes éste año el premio novel a la paz ─ Sonrió el Gryffindor mirando la botella. ─ Te estoy vigilando eh... no le eches veneno por favor ─ Sentenció el Gryffindor riendo recargando su torso en aquél sillón. off: (?) [Aún se pone ésto] @Sally Sigel
  14. La tarde había caído en las inmediaciones del Callejón Diagón, cinco minutos para las tres de la tarde, marcaba el reloj en la zurda de aquél hombre trajeado, del cuál no se habría sabido mucho desde su partida del mundo mágico, y que hasta la tarde del día de ayer no se le habría visto. Sus pasos eran un tanto lentos, disfrutaba la vista de cada uno de los locales, habían cambiado mucho desde su partida, incluso las florerías con tristeza habrían cerrado, sabía que los tiempos cambiaban y la sociedad al igual lo hacía, no habría tiempo para aquellas personas que degustaban de las tradiciones que él habría compartido a lo largo de su vida. Y ahí estaba él: Kris Gryffindor, de nueva cuenta entre aquél callejón tan famoso llamado Diagón, recordando la primera vez que visitó el lugar para comprar su primer varita, su primer capa, e incluso visitándola para hacer lo mismo con sus hijas. Tantas cosas habría pasado el Gryffindor que sin duda hubiera querido regresar el tiempo, cuando todo era tan diferente. Sin darse cuenta su reloj ya pasaba de las tres: tres y dos minutos exactamente marcaba su artefacto. Él quién vestía con un simple traje a dos piezas que constaba de un saco y pantalón completamente negros y una camisa en color vino de la cuál como era habitual en él dejaba abierto los primeros dos botones de la misma; comenzó a dar pasos cada vez más apresurados mientras miraba como en el piso habrían bastantes vendedores ambulantes los cuáles por suerte aún no habrían sido reportados al ministerio. Se acercó hasta uno de aquellos, el cuál vendía todo tipo de dulces en cajillas de regalo. Observó detenidamente mientras escogía una de las tantas que se encontraban regando en una manta tirada. -- Esta -- Musitó mientras entregaba unos cuantos Galeones al vendedor, el cuál tomaba la misma preguntando al Gryffindor si ocupaba una bolsa, a lo cuál negó con un movimiento en la cabeza y simplemente la tomó para seguir su camino por el callejón. Sonrío al notar unas cuantas parejas escondiéndose entre los callejones que pasaban, no sabía realmente las acciones que intentaban hacer escondiéndose entre callejones obscuros... o quizá sí, pero comprendía que era fruto de la adolescencia, sin embargo se preguntaba si en verdad sus hijas habrían pasado por lo mismo. Agitó su cabeza por un instante para intentar borrar aquellos pensamientos e intentando de convencerse "Son tiempos diferentes" Pensó para sí mismo al momento que notaba a lo lejos aquél viejo cartel iluminado al estilo de los ochenta y justo debajo de él aquellas dos puertas de vidrio en las cuáles se dejaba ver el reflejo de quién quisiera entrar. Sonrío al notar que su vista al menos no fallaba y que en él se vislumbraba ya un poco de cabellera plateada, el cuál se escondía entre la mayor parte de la castaña, no había tenido tiempo de rasurarse por lo que en su fino rostro se lograba denotar un poco de barba y en ella unos puntos blanquecinos que resaltaban de entre aquella tonalidad castaña. Apenas un instante en el reflejo le habría hecho pensar muchas cosas: "El tiempo no pasa en vano". Inmediatamente sonrió el Gryffindor quién empujó un poco una de las puertas con su mano libre, para luego de entrar dejar que la misma se cerrara. Alzó la mirada en busca de aquella mujer con quién habría quedado aquél día, temía que por los cinco minutos tarde se hubiese ido; sin embargo observó como un hombre desnudo se encontraba charlando con aquella mujer, no logró evitar una sonrisa al notar los intentos fallidos por no ver el cuerpo del hombre de parte de Sally. También a lo lejos una anciana se encontraba a la espera de quizá un mesero, el cuál ya se encontraba de camino para atenderla, algo realmente extrañísimo, ¿una anciana en un lugar como aquél?, bueno quizá sí, todos tengan derecho a divertirse, y al notar por el striper, no dudaba de aquellas negras intenciones. Justo cuando el striper se alejó de Sally fué cuando el Gryffindor se acercó hasta la mujer. -- Lo siento...uhmm... creo que no tengo excusa hoy... -- Se limitó a decir el vampiro con una sonrisa en los labios. -- Pero te traje esto para compensar. -- Dijo el vampiro acercandose hasta la mujer para dejar un calido beso en su mejilla de saludo e inmediatamente darle aquella caja cerrada. -- ¿Llevas esperando mucho? -- Preguntó el castaño quién tomaba asiento a un costado de ella. -- Veo que su local sigue siendo pluricultural ehh... ¿Me pregunto que hará gente de la tercera edad para divertirse en un lugar como éste... bien podría infartarse la gente no ó será que busquen otro tipo de diversión? -- Bromeó el vampiro. -- ¿Cómo has estado? -- Preguntó.
  15. « Pluricultural » Susurró mentalmente el Gryffindor luego de escuchar las ofertas que su acompañante le daba. Realmente no tenía idea de que conociera tanto del mundo muggle, sobre todo teniendo en cuenta que habría de ser una mujer que se la habría pasado viviendo en la mayor parte del tiempo entre burocrasia magica, departamentos e incluso inmera en La Orden Del Fénix. De inmediato la mujer hizo un comentario acerca de los límites de un mago, de inmediato Kris sonrió al escuchar atento aquellas palabras y que al contrario de los muggles ellos harían el mismo comentario solo que incluyengo a los magos un poco controversiál, por lo que simplemente siguió observando a su acompañante quién se le veía tan emocionada que esos enormes ojos oscuros se tornaban aún más grandes por lo que era inevitable no ver su rostro y es que al parecer le habría encantado la ídea de recorrer el mundo juntos. -- Antes que todo y lamentablemente no soy una persona que guste de los lagos, por lo que la acompañaré solo si me promete que no estaré dando besos a los peces. -- Sonrió el Gryffindor haciendo una leve pausa para continuar. -- Por otra parte me encanta Egipto es un lugar lleno de misterio, y podría ser un lugar interesante de visitar, solo después de algunos lugares que tengo en mente. Que no te diré para que no salgas despavorida después. -- Sentenció divertido el vampiro mientras observaba el plato que tenía en frente, tenía aún comida sin embargo no tenía más hambre, y de hecho la cena habría sido solo un pretexto para pasar una bonita velada con la castaña. -- Creo que después de una cena un paseo por Ottery no nos caería mal... ¿Me acompañarías a iniciar nuestro Tour? Prometo devolverte a casa y no ser un secuestrador. -- Sonrió de nueva cuenta a forma de broma a la espera de una respuesta.
  16. -- No son temas tan oscuros, conmigo... sé lo que se siente ser una persona odiada por aquellos que amas, sin embargo en situaciones como éstas es cuando necesitas más apoyo... Musitó el Gryffindor. De repente su mente quedó pasmada por unos instantes recordando aquellos tiempos en los que él mismo tuvo que infiltrarse dentro de las Ordas Oscuras, aquellos tiempos en que las batallas eran más fuertes consigo mismo, el apuntar con una varita aquellas personas con las que compartía amistades, sin embargo aquella impotencia al no poder decir absolutamente nada del trabajo que hacía. La soledad quizá fue su mejor aliado en ese momento y ah de ser al mismo tiempo un gran obstáculo para aquellos que no pudieran soportar una presión tan grande. Y probablemente era por ese motivo que el Gryffindor apoyaba a la mujer, desafortunadamente el trabajo de ella habría fracasado en algún momento y ahora tendría que redimirse, tendría que rehacer su vida y el apoyo de sus más cercanos amigos sería imprescindible, aunque lamentablemente no sabía si querrían que se supiera la situación que habría pasado. Kris quedó en silencio luego de escuchar las palabras de la Weasley en la que manifestaba un rostro sereno e incluso con un dejo de curiosidad divertida que el Gryffindor habría notado extraño luego de el tema recién pasado, quizá estaba tratando de olvidarlo, una buena ídea a su parecer. Solamente sonrió mientras con su diestra tomaba la copa desde la parte baja colocándola entre sus dedos, mientras hacia un poco la silla hacia atrás para así poder cruzar sus piernas notando que quizá el pantalón le quedaba un poco zancón, sin embargo era solamente la pose que lo mantenía y dejaba ver las calcetas negras, que gracias a la mesa la Weasley no podría notar, por lo que solamente sonrío pensando en aquella pregunta recién hecha. No era tan fácil responder, habría muchos lugares que visitar. Sin embargo era difícil saber sobre algún lugar en concreto al menos no en ese momento. ¿Francia?... París visitar la Torre Eiffel entablar comunicación con los más famosos diseñadores de modas sería una forma de hacerle un poco olvidar lo vivido, ser una persona normal vivir en condiciones normales y olvidarse un poco de la realidad que vivían en el mundo mágico como él mismo lo habría hecho. ¿Italia? ... Una sonrisa se formó en su rostro mientras tomaba un sorbo de su copa. -- Si tuviera que elegir un lugar a donde ir probablemente te invitaría a caminar juntos por aquel lago que me contaste... me intriga demasiado ese lugar. Sonrió el Gryffindor evitando aquella pregunta que habría hecho anteriormente y es que en realidad sabía el lugar perfecto, sin embargo más adelante lo mencionaría. -- ¿Tienes algún lugar favorito alq ue te gustaría ir alguna vez? Preguntó curioso.
  17. Un silencio increíble comenzó a llenar casi por completa la zona dónde se encontraban y es que la forma en que explicaba lo que habría sucedido le causaba demasiados sentimientos. Intentaba calcular todas las posibilidades que giraban en torno a aquella platica, hasta donde el italiano sabía la Weasley habría de ser Fenixiana "Protectora del bien" hasta dónde los recordaba como tal, habrían de ser un grupo respetado en aquellos gloriosos tiempos, y ahora por la platica escuchada estaban más que lejanos de los tiempos de lucidéz. Recordaba cuando habrían de haber prisioneros, sin dudad todos y cada uno estaba dispuesto a hacer lo que fuera por salvarlos, varias veces le habría tocado a él, sin embargo todos se movían con valentía por salvarlos el uno por el otro cuál hermandad de sangre. «¿Qué habría pasado?» se preguntó a sus adentros. Un séquito de tristeza, de desesperación y de impotencia comenzó a llenar al Gryffindor mientras la Weasley continuaba su relato. Sabía que aquellos secuestradores no eran más que Mortífagos, sin embargo antes de partir de La Orden del Fénix confiaba en que aquellos que se quedarían demostraran la Temple que el italiano siempre mostró en batalla para con los demás, algo que al paso de los años al parecer se habría perdido. Sin embargo lo que más le dolía es saber que nadie siquiera intentará buscar el paradero de la Weasley, quién habría de ser una de la principales personas que curtían a los nuevos Fenixianos « ¿Que habría pasado si a Molly la hubieran capturado? » Se preguntó el Gryffindor de nueva cuenta mentalmente a sabiendas de lo que harían los principales integrantes de La Orden del fénix. -- Entiendo... me da un poco de rabia saber lo que has pasado y te agradezco que me cuentes ésto, sé que es difícil para ti, y si hubiera estado yo... te aseguro que no hubiera parado de buscar hasta encontrarte... Musitó un tanto enojado de sí mismo mientras desviaba su mirada hacia otro lado intentando calmar su propio enojo, sintiéndose impotente de poder hacer algo por ella. Inmediatamente recordó que sus raviollis se encontraban frente a él y que a pesar de no tener tanta hambre debía de acompañar a la weasley en aquella velada. Solamente tomó su tenedor y con un movimiento como si estuviese pescando peces tomó uno de aquellos bocados el cuál introdujo de inmediato en su boca, saboreando aquel bocado y así a continuación dar un pequeño sorbo del vino anteriormente servido, sintiendo así el calor del liquido pasar por su garganta. -- No sé si lo que diga está bien o esté mal, sin embargo creo que las cosas están muy mal... es una pena el saber en que se ha convertido todo... pero siempre debes saber que aunque los problemas son muchos, habemos personas que siempre te apoyaremos y hay personas a las que les importas más de lo que crees y que puedes contar conmigo siempre que lo necesites. Sentenció el Gryffindor finalmente mientras notaba como en el fondo comenzaban a tocar fuerte unas campanas anunciando que eran las nueve de la noche con el mismo numero de timbradas. Decidió cambiar de tema, le parecía que aquel tema era un poco incomodo para la Castaña por lo que esperó un momento para continuar. -- Creo que hay veces que te preocupas más por los demás, por el ministerio y otras cosas, deberías de guardar un poco de tiempo para ti, para dejarte consentirte. -- Sonrió el vampiro tomando su copa. -- No sé hay veces que un paseo no le cae mal a nadie -- Sentenció. -- Después de todo trabajas demasiado, no se como llevabas aquel ritmo... hay muchos lugares en los que me gustaría viajar contigo, sin embargo creo que tu trabajo no te lo permitiría en otro momento ¿Que tal si te lo pidiera ahora? -- Musitó curioso observando a la castaña.
  18. Escuchaba atento el menú que la mujer habría ordenado, mientras observaba el menú, no quería ser descortés por lo que solo hizo de lado el menú mientras observaba a la mujer hablar acerca de lo importante que era para ella el lago dentro de los alrededores de la academia. Kris sabía de la existencia de aquél lugar sin embargo no habría tenido el tiempo como para reparar en la gran tranquilidad que éste le daba a la mujer. Por un momento el Gryffidnor viajó mentalmente hasta aquel árbol dentro de la mansión Winterfall en la que más de una ocasión habría ido, sabía lo que se sentía estar en comunicación con la naturaleza, sabía de la conexión y la paz que le daba estar solo, y a la vez acompañado por la nada, quizá era una contradicción sin embargo en sus adentros algo tenía sentido. Pronto y en un instante la blanquecina mano de la mujer lo despertó del shock, pasándolas suavemente por su rostro mirando contornearlo lentamente y así fijar ella su vista en el paisaje a su costado. -- ¿Te gusta? -- Preguntó el vampiro posando su mirada por aquél fondo tan luminoso. -- A veces no le damos la importancia a las pequeñeces... no nos damos cuenta de lo mucho que tenemos para disfrutar... de lo mucho que podemos hacer sin lastimarnos los unos a los otros... -- Sentenció el italiano observando así al mesero quién intentaba no enfrascarse en la plática, sin embargo pronto el italiano mismo intentó observar el menú sin buscar mucho ordenó. -- Lo mismo que la señorita y una botella de vino tinto por favor... Terminó el vampiro vislumbrando como el joven poco a poco se alejaba dejando a la pareja por primera vez solos. Unos segundos después la Weasley inició con una pregunta un poco rara, un poco directa, sin embargo ella habría respondido su anterior pregunta y se debería ser forzado a responder, era un juego que le agradaba, quizá un poco jugar a la soga, en la que llegaría un momento en el que uno hablaría de más antes que el otro por lo que una sonrisa se formó en los labios del vampiro. -- Que ha sido de mi... eh sido un vago... que solo viaja por el mundo en busca de negocios y diversión, en busca de sexo desenfrenado, conquistando a diestra y siniestra. -- Hizo una leve pausa bromeando. -- Aunque tal vez solo la primer parte ha funcionado. -- Musitó jugando al momento que pensaba aún en aquel árbol en el que visitaba tan seguido en sus ratos libres y que a pesar de estár lejos del mundo mágico habría noches en las que iba solo a mirar la Luna recargado en aquel Arciano. -- Eh tenido algunos buenos negocios con gente muggle... me eh dado la tarea de escribir un libro de lo agradable que son, de las amistades que uno hace... aunque aún no lo termino quizá algún día te pida una opinión. -- Continuó tranquilo observando como el mesero pronto venía con una charola en un carrito de ruedas, para así colocar un par de platos vacíos enfrente de cada uno y asó de una gran cacerola servir unas porciones de los raviolis que habría ordenado la mújer. Colocó en medio de la mesa una gran botella de vino en una cacerola con unos cuantos hielos para regular la temperatura del mismo. Inmediatamente el Gryffindor esperó a que el mesero la descorchara y así tomar el vaso de su acompañante sirviéndole solo un poco y así hacer lo mismo con la suya. Unos instantes después el mesero se retiró para así volverlos a dejar solo. -- Si algún día me llevas a ese lago que me intriga te enseñaré un lugar el cuál hace lo mismo conmigo... -- Murmuró dándo una leve pausa, para así continuar. -- Ahora es mi turno ... Y quisiera devolver tu pregunta agregando... ¿Por que te fuiste? -- Cuestionó.
  19. Callejón Diagón ~ "¿Cuál es tu recuerdo más feliz?" Fué la pregunta que desenmascaró más de una interrogante que el Gryffindor no sabía a pesar de haber compartido una relación hace ya varios años atrás y es que a pesar de que en ése entonces jóvencita habría sido su pupila más tarde habría seguido los mismos pasos del vampiro: Convirtiéndose en una profesora dentro de la Academia. De inmediato las respuestas de la mujer le mantuvieron aún más intrigado de lo que ya estaba puesto que hablaba de el lago dentro de los terrenos de la antigüa Academia de Magia y Hechicería. Lo conocía sin embargo estaba seguro que nunca se había puesto a investigar más acerca de él. -- Interesante... entonces por tu mente tan desequilibrada debí de haberte encerrado... --Hizo una leve pausa figurándose una sonrisa en los labios-- Aunque eh de decir que hubo más de un estudiante que darían tantas ganas de hacerlo pagar a la antigüa... -- Murmuró entre dientes volteando hacia el frente en dónde poco a poco se comenzaba a vislumbrar aquellas letras rojizas del restaurante "Doyle's" Fué entonces que el Gryffindor señaló aquel locál. -- Es ahí, me tomé la libertad de reservar un par de mesas, no es muy concurrido, sin embargo es un lugar agradable. -- Prosiguió intentando eludír la pregunta de la mújer, realmente no era de las personas a las que le agradaran las preguntas y más cuando se trataba de su pasado, sin embargo ella habría respondido sin ningún tipo de dificultad a sus cuestionamientos. -- Mi momento más feliz sin duda fue en mi época como profesor... conocí grandes camaradas, conocí a grandes personas que me han hecho pensar que siempre habrá alguien con quién volver, siempre habrá alguien que piensa en tí, es lo más valioso que me llevo de la Academia. Sentenció finalmente al momento que las luces rojizas se comenzaban a a vislumbrar cada vez más cerca y las puertas dobles se abrían de par en par mientras ambos llegaban. Kris solamente tomó de la mano a la mújer para que así ella pudiera ingresar por educación, y así él dirigirse al encargado que les diría el número de la mesa. Restaurant Doyle's No era el mejor lugar, ni siquiera el lugar más lujoso que hubiese visitado, sin embargo la elegancia con la que habrían combinado los colores era algo que le tenía sorprendido, no era un color muy convencional el rojo, que junto con el dorado eran los colores favoritos del Gryffindor y quizá era esa una de las razones por la cuales los vendedores se aferraban a venderle casi cualquier cosa que mantuviera aquellos colores(?). Tendría que pensarlo bien o lo llevaría a la ruina. El fondo del lugar era de un color madera cobrizo al menos en la primer planta en dónde se encontraba un pub y mucha gente la cuál se divertía a su manera, no era un lugar tan concurrido por lo que se podía observar quizá un veinte por ciento de la totalidad del lugar era la que se encontraba presente y solo algunos grupos eran los que se encontraban concentrados en el karaoke. Kris por su parte soltó de la mano a la Weasley, esperando que comprendiera a dónde se dirigía el. -- Hice una reservación anoche a nombre de Kris Gryffindor y Kassandra Weasley por favor... -- Musitó el vampiro mientras el gerente del restaurant miraba su documentación, que en breve confirmó y aviso el número de mesa, asímismo mandando a un mesero que escoltase a ambos magos. Inmediatamente el ojiverde volvió a dónde esperaba la mujer. -- Es arriba el restaurant -- Susurró extendiéndole la mano para que así ella le tomara del brazo y ambos partieran hacia dónde el mesero les indicara. -- El lago... ¿Que tiene de especial? -- Preguntó curioso. el Gryffindor mientra subían ambos por las escaleras hasta el segundo piso en dónde !Oh gran sorpresa! de nuevo el color rojo predominaba en los detalles, aunque un poco menos que en la planta baja. Kris solo sonrió a sus adentros mientras seguía a la mesa de centro del restaurant en dónde al parecer serían los anfitriones debido a la nula concentración de gente en aquella estructura. -- Al parecer ésta noche solo será para los dos... -- Susurró el Gryffindor con una sonrisa en los labios ironizando aquellas palabras, al momento que pasaba por la espalda de la Weasley apartando la silla de sus rodillas y así en un acto de educación y caballerosidad volver a colocarla hacia enfrente. Acto seguido él se sentó enfrente de ella. No se habría dado cuenta que justo a un costado de ambos se encontraba un gran ventanal que dejaba a la vista las calles de Londres llenas de vida con aquellas luces que incluso se podría decir era un desperdicio, sin embargo que era una gran vista al final de cuentas. -- Vendré en cinco minutos por su orden... -- Dijo el mesero entregando dos tablillas de menús. Kris solo asintió con su cabeza mientras miraba a la Weasley. -- Y bien antes de decirme lo del lago ¿Que ordenarás? -- Preguntó curioso el vampiro.
  20. Callejon Diagón ~ Unos instntes pasaron para que enfrente de un locál dedicado a flores aparecieran ambas figuras envueltos en la misma neblina dorada que poco a poco se disolvía conforme los segundos pasaban. Inmediatamente el vampiro notó una situación curiosa y es que aún tenía de la mano a la Weasley, sentir aquella pequeña y delgada mano le hacía recordar aquellos buenos viejos tiempos. Volteó su rostro apenas un poco para mirar los ojos de la Weasley y así acceder a que iniciara el camino por el callejón. -- Tengo hambre... ¿Me aceptarías una cena? Preguntó el italiano con una sonrisa para luego simplemente soltar aquella mano que tenía tomada desde hace unos segundos atrás. Inmediatamente el vampiro observó como a su alrededor se encontraban varias personas yendo y viniendo, unos estudiantes en busca de sus varitas, otros simplemente de visita por los locales en dónde comprarían artículos modernos para sus necesidades. -- ¿Cuál es tu recuerdo más feliz de la Academia? ¿Te acuerdas? Musitó el vampiro mientras señalaba el lugar donde comerían a unas cuantas cuadras adelante. Las luces de la calle comenzaban a encenderse y el sonar de las campanadas del gran reloj marcaban las siete en punto, mientras en el fondo la luna comenzaba a salir dejando su reflejo por el gris concreto del callejón el cuál comenzaba a vaciarse poco a poco.
  21. Hola chicos solo para informarles que ya rolee, no quería dejar a nadie afuera y aun asi una disculpa si a alguien no incluí, peor intenté ponerlos a la mayoría xD. ahm... otra cosa Bruja Oesed BIENVENIDA a la familia, espero y que sea placentera tu estadía y que sepas que cualquier duda que tengas la mensajería de todos está abierta para apoyarte. Acerca de otra cosa un poco más serio es para decirte que... es considerado spam, el postear dos veces seguida (sin tener un intermedio de otra persona). Es por eso que si ya posteaste y después se te olvido poner o agregar algo, siempre está la opción de "EDITAR" en tu propio posteo, esto es para que los moderadores, no te regañen o te suban advertencia, que es como se "Castiga". Bruja Oesed aprovechando y leyendo tu duda anteriór pasa que cuando creas tu "Ficha de Personaje" hasta abajo te piden que ingreses la bóveda de tu familia sanguinea; en éste caso lo que debes hacer es postear en tu ficha pidiendo que un moderador te edite tu propia ficha (Está prohibido que uno mismo edite su ficha de personajes).para agregar ahí los links de tu bóveda personal, Link a la boveda de familia y demás cosas que supongo que algun reclutador (OdF) ya te deberieron de haber ayudado. Adr. (? Por otra parte sí Elvis, en cuanto pueda pediré que cambién mi bóveda de mi ficha. Y creo que es todo, roleeen y yo estoy de acuerdo en un lugar OFF donde compulseemos *-* a menos que la mayoría diga lo contrario o les afecte yo voto que si xD
  22. Hola ví que andan demasiado animosos en trabajar Bueno pues viendo como esán haciendo cosas, me gustaría también participar, pero como verán tengo una firma conjunta con biny y creo que me retrasaría pero vengo solo a felicitar a Adr que ha hecho un excelente trabajo :3 PD: hace tiempo hice una imagen similar http://imgur.com/wqO7jB4 En fín Si pudieras hacerme una Adr no me molestaría el Pj: Tom Welling Y pues creo que es todo cya!! Pronto intentaré rolear algo, solo paciencia :c xDD Elvis, el arbol hay cosas que actualizar? habla ahora o nunca xD. Si podés pasarme el codigo por Mp sería maravilloso! *-* EDITO: Me uno a la petición de ADR podemos hacer algun club oficial de Gryffindors y spammear (? añoro esos días de compulsion *-* xDD
  23. -- Tergiversas mis palabras Etoile... solo luces hermosa, lo eres y el vestimento solo lo enfatiza -- Musitó el vampiro justo cuando ella denotaba ciertas palabras acerca de su vestuario; él por lo pronto solo miraba a su alrededor, parecía estar todo muy tranquilo, un ambiente que definitivamente le gustaba. Incluso los algunos recuadros que colgaban por todas las paredes le tentaban a preguntar, sin embargo quizá en otra ocasión le pediría un tour por el Castillo, cada rincón de la edificación tenia una historia, de la cuál el Gryffindor estaba fascinado. Casi de inmediato un elfo apareció de la nada, escuchando atento a las palabras de la mujer. -- Solo una taza de café -- Sentenció al notar como el elfo lo miraba atento. Casi de inmediato la mujer se acercó susurrándole algo al oído y es que anteriormente habría escuchado algunos ruidos inusuales de como se habría encontrado el Castillo, al parecer algo sucedía, sin embargo lo dicho por la mujer le calmó solo un poco. Le tomó de la mano y solamente se movió al compás que la mujer le llevaba directamente hasta un pasillo completamente oscuro. Kris se puso un poco nervioso, no sabía absolutamente nada y hasta donde sabía podría haberlo llevado a modo de trampa hacia personas que definitivamente no tenían las mejores intenciones para con el italiano. "¿A dónde vamos? " Susurró en voz baja mientras seguía caminando por los pasillos, hasta finalmente encontrar de entre varias puertas una completamente vacía. Apenas ingresó a la habitación se dio cuenta que una fina alfombra cubría el suelo, sus zapatos por primera vez no sonaban a cada paso, lo cuál constató una vez que la Ravenclaw hubiese encendido la luz de la habitación. Al fondo de la misma se dejaba ver un ventanal que dejaba ver un poco el clima grisáceo del día en invierno, un sofá a su izquierda a penas al entrar de la habitación, así como una pequeña mesa con algunas velas apagadas no para más de tres personas y más al fondo una recamara, que inmediatamente le confirmó que se encontraba de una habitación para invitados, que a pesar de no ser habitada, se encontraba impecable, las paredes habrían sido re-diseñadas con finos dibujos ornamentales dignos de la época colonial en color beige con azul que daban una sensación cálida y acogedora. -- Nadie más entrará... se escucha como si nos estuviésemos escondiendo de alguien Etoile... -- Sentenció el Gryffindor paseando su mirada y su andar por aquellas paredes intentando descifrar los adornos de la pared, casi de inmediato volteó a ver a aquella mujer, quién ahora se encontraba sentada en aquél sofá en la entrada de la habitación. Kris sonrió al notar su posición tan seductora, pero tímida a la vez algo que en tiempos pasados habría cautivado al castaño y que sin duda trataría de olvidar escenas del pasado entre bastantes aventuras como fieles adolescentes en los que habría sido cautivado por las curvas de la mujer en más de una ocasión~. -- Muchas cosas han pasado... la más importante es que no sirvo más las ordenes de nadie... mis ideales ahora yacen en la protección de lo que más quiero en la vida: Mis hijas --Hizo una pequeña pausa mientras caminaba por el ventanal al fondo desde donde se veían algunos pequeños correr por los jardines regordetes por las prendas que encima llevaban.Volteó de nueva cuenta hacia la mujer para continuar. -- ... el amor... es algo inalcanzable o efímero...-- De nuevo hizo una pequeña pausa para recorrer el borde de la recamara fijando aquel hermoso color vino de las sabanas que tanto le agradaba al vampiro junto con el dorado, sus pasos eran lentos hasta finalmente caminar hacia ella. -- Eh viajado por el mundo y aún no encuentro una razón para seguir aquí... pero los muggles tienen una peculiaridad... son bastante obstinados y es algo que me intriga para serte sincero...-- Su caminar paró en seco justo enfrente de ella, y así apenas inclinarse unos cuantos centímetros para quedar a unos centímetros de sus labios, pasar las yemas de sus dedos por aquella mejilla y continuar. -- Me gusta estudiarlos... Sentenció al momento que de la puerta se escuchaba el retumbar de alguien, el castaño solamente se incorporó de nueva cuenta y así se sentó solo a un costado de ella para así darle paso a quién fuera que se encontrara detrás de la puerta. Para su sorpresa habría sido el propio elfo de la rubia. De los labios del Gryffindor apenas se formó uan ligera sonrisa para así observar como la criatura dejaba las bebidas que recientemente les habrían pedido los dos residentes de aquella habitación. -- Sigo estando nervioso... si no te conociera bien... desconfiaría de que alguien te haya pagado para envenenarme ¿Sabes?.... Pero contáme ahora vos... ¿Qué ha sido de ti? Preguntó el vampiro tomando de aquella mesita una taza la cuál de inmediato sirvió de una olla. Cruzó sus pie diestro para así poder recargar aquella taza sobre su muslo y dar un pequeño sorbo a la misma.
  24. Una densa neblina acompañada por una delgada capa de nieve blanquecina que caía suavemente por el aire de Londres; especialmente en las calles de Ottery en donde el italiano caminaba a paso calmado. En su diestra yacía una gran sombrilla la cuál aquella tarde le servía para resguardarse de aquellos copos que caían del cielo. Su vestir como era costumbre era la de un traje a dos piezas negro del cuál su saco apenas se dejaba ver debido a que una gabardina colgaba desde sus hombros hasta un poco más arriba de sus rodillas, sin embargo se dejaba ver de entre la misma una camisa en color negro y una corbata rojiza que se alcanzaban a percibir debido a que la gabardina denotaba un par de broches sueltos. Sus zapatos pararon justo cuando el Gryffindor denotó que se estaba alejando de las demás familias para a´si observar a lo lejos como el gran Castillo Ravenclaw se levantaba quizá a unos cien metro o menos. Apenas sacó su varita abrió las rejillas apartando un poco con su misma arma aquellos castaños cabellos que caían por su rostro. Clavo sus verdes ojos hacia el interior del mismo en donde dos grandes Sauces Boxeadores se levantaban imponentes; el como tantos años habría sido bienvenido en casi todas las familiass baía la forma en que calmaría aquellos arboles mágicos. Pasó su sombrilla a la zurda y en su diestra su varita para así apenas tocarlos y dejar que se tranquilizaran ambos, para así darle el paso al vampiro. Apenas ingresó un gran camino frondoso algo pintoresco en un color blanquecino por los copos de nieve cubría la mayor parte del jardín, kris solamente atendió a caminar hasta acercarse lentamente a las puertas del castillo. "Curioso" pensó al pasar por dos grandes estatuas las cuáles sin duda daban un poco de historia a la edificación; se trataba de una gran bruja histórica de la misma importancia que lo habría sido en su pasado el gran Godric Gryffindor, camino guardando cierto respeto hacia aquella figura y así seguir de largo hasta las puertas las cuáles se encontraban cerradas. Tomó su sombrilla y cerrandola en un movimiento la dejó recargada aun costado de las puertas. Se acercó hasta las puertas las cuáles se encontraban cerradas, algo raro ya que por extraño que pareciera en la mansión Gryffindor siempre se mantenían abiertas, después de todo sabía que toda persona sería recibida con las puertas abiertas, sin importar sus intenciones, la hospitalidad era una cualidad que los Gryffindor's siempre mantendrían. Apenas tocó un par de veces el timbre esperó pacientemente que alguien saliera a recibirlo, después de todo habría sido un paseo un tanto agotador con tanto frío en el exterior y no hubiese querido regresar sin visitar antes a su gran amiga del pasado, hacía tanto tiempo que no sabía absolutamente nada de ella y una taza de café con una agradable compañía no le hubiese caído nada mal. Grata fué su sorpresa al notar como en la parte superior del castillo se dejaba ver la figura de Etoile. Kris por su lado solamente sonreía al notar sus movimientos, aunque algo que más le llamaba la atención era su forma de vestir tan... despreocupada de la época del año en que vivían ¿Solo un liviano vestido? Claro... dentro del castillo siempre impregnaba una gran calidez, pero no estaba seguro, justo en ese momento la mujer hizo un movimiento un tanto extraño el cuál intentó fingir no haber visto descuidos de aquella señorita, sin embargo una vez que se introdujo de nuevo, una pequeña sonrisa se formó en sus rojizos labios producto del frío, los cuáles mordió de inmediato e intentó ocultar aquél gesto, así como aquella imagen de su mente. Casi de inmediato la puerta principal se abrió causa de la magia ¿Quizá? Muy raro que se hubiesen abierto con el pensamiento de la Ravenclaw, sin embargo no disponía tiempo para pensar el mecanismo(xD) y solamente ingresó. Observó como a un costado de la puerta principal yacía un gran perchero ídeal para dejar su gabardina la cuál se encontraba ya un poco pintada de copos de nieve blqnquecinos en sus hombros, lo cuál en cierta forma agradeció el no haber dañado su traje. En un movimiento colocó su gabardina sobre aquel objeto muggle, y así deslizar sus manos por su saco el cuál se dejaba ver un poco las arrugas de tener la gabardina encima. Metió sus manos en sus bolsillos esperando un poco a la mujer, quién se escuchaba bajando uno a uno los escalones desde el segundo piso. ¿Cuanto tiempo hacía desde la ultima vez que habría visto aquellos rubios cabellos de la Ravenclaw? Habría ya perdido la cuenta desde la última vez, sin embargo estaba seguro que al menos no lo habría olvidado. Camino lentamente hasta recortar distancias justo cuando ella bajó del ultimo escalón. Se acercó y tendiéndole la mano le saludó, colocando un pequeño beso en la mejilla. -- Hace tanto tiempo eh... y veo que alguien no está muy atenta de la época en la que vive... podrías atrapar un buen resfriado... pero es increíble que los años pasan y tu luces... hermosa como te recuerdo... Susurró el Gryffindor dejando entrever una pequeña sonrisa en los labios. OFF: Ahm si hola (?
  25. Hola chicos, bueno sí, me comentó Drina, acerca de la adopción y no le veo impedimento alguno en que seas mi hijo, después de todo eso estaba esperando: Un hijo *-* Así que sí, Bienvenido a la familia Gryffindor, en breve Elvis actualizará el arbol del registro y en breve lo haré yo en el normal. De momento ni Anael ni Kris están en la mansión, pero en breve podremos rolear . Bienvenido nuevo Gryffindor.

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