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Keaton Ravenclaw

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Mensajes publicados por Keaton Ravenclaw

  1. Mansión Di Médici.

    13 de marzo. Madrugada

     

    ¿Era en serio? ¿La mortífaga había utilizado un simple bobarda? Keaton se esperaba algo mucho más sofisticado, pero no, la Di Médici había decidido usar la magia más burda y vulgar en aquel momento. Aunque claro, pronto entendió que aquello solo había sido un distractor; suspiró mientras tomaba rápidamente a Santa Teresa en sus manos y pensaba en un «¡Salvaguarda Mágica!» pensó y de inmediato su cuerpo se volvió intangible y los pedazos de concreto sencillamente le atravesaron sin causarle daño.

     

    —¡Pero que falta de respeto! Uno viene aquí de visita y la dichosa señora ésta nos ataca... vaya panda de locos y tarados son los Di Médici —Dijo el Ravenclaw mientras se sacudía el polvo de sus ropas. Detestaba la suciedad.

     

    La Matriarca de los Triviani entonces comenzó a darles órdenes, Keaton tardó un poco en reaccionar pues miraba con un poco de diversión el cuerpo de Zoella allí todo desmayado... con aquel delicioso cuello colgando y dejando ver cada venita lista para ser mordida... se contuvo, no iba a armar una alharaca de nuevo atacando a su cuañada en pleno terreno desconocido. Sin más, entonces, hizo caso a la mujer, se despidió de Jeremy y de Zoella con un gesto algo rápido y siguió a su suegra.

     

    —Vale, te acompaño, pero por ahí me vas poniendo al corriente de qué diantres está pasando, porque la verdad no entiendo nadita de nada —Respondió a la indicaciones de la mujer y cruzó el portal antes que ella.

     

    Ministerio de Magia.

    13 de marzo. Madrugada.

     

    ¿Desde cuando en el Ministerio se dedicaban a esculcar a uno? ¡Era una verdadera barbaridad! Aquel día, el italiano se estaba llevando demasiadas sorpresas, algunas más desagradables que otras, ¿pero qué podía él hacer? Era un mago común y corriente, sin ningún puesto realmente relevante ni ningún renombre, o eso creía él. Lo que si que le causó que se quedara boquiabierto, fue el hecho de que Candela había sonreído y de que había logrado con ello un impacto. Uno de los hombres aquellos les acababa de decir que pasaran, que fueran a ya sabía dónde en el pasillo ya sabía cual. La curiosidad se hizo presente en el rostro del vampiro como un gato al ver una madeja de estambre.

     

    Se dedicó a seguir los pasos de la Trivani mientras pensaba en todo lo que había pasado en tan poco tiempo. No entendía, seguía sin entender y, posiblemente, no lo haría pronto, porque la mujer parecía estar inmersa en sus propios pensamientos, de hecho, parecía que ni siquiera iba acompañado por el Mago Oscuro. Al final, llegaron a la puerta de una sala, la mujer la abrió, entro, le hizo señal al hombre de que entrara y la cerró.

     

    —Digo, no es que yo quiera ser inoportuno, suegrita, pero recuerda que estuve fuera de Inglaterra por más de nueve meses, no entiendo un ca***o qué es lo que está pasando ni nada. Sabes bien que no había tenido oportunidad de convivir mucho con ustedes y bueno...— Sus palabras quedaron interrumpidas por la llegada de alguien más: el mismísimo Ministro de Magia en persona, su suegro. Keaton estaba que no cabía en sí.

     

    Aquello era demasiado ¡DEMASIADO! Candela estaba por contar algo más, atisbar un poco más de aquella aventura en la que se estaban metiendo, pero un crack interrumpió todo. Una serie de palabrotas, de las más selectas de cualquier barrio latino, salieron de la boca del vampiro y miraron con rencor a elfo doméstico que acababa de llegar, el cual, parecía tener algo entre sus dedos, ¿era un sobre?

     

     

    @@Candela Triviani @ @

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  2. Hacía mucho que el Ravenclaw no se dedicaba a estudiar prácticamente nada. Su autodestierro temporal lo obligó a solo pensar en su subsistencia, aunque claro, con los debidos lujos que cualquier descendiente de Rowena debería de tener. Precisamente por ello, cuando le llegó aquella lechuza para informarle que debía de presentarse a su clase para vincularse con el Libro de los Ancestros, su cara se llenó de una emoción que sólo los eruditos de Ravenclaw lograban sentir: sed de conocimiento.

     

    Por ello, la mañana en la cual tenía que presentarse, se despertó con más antelación de la debida. En su monedero de piel de moke introdujo todos los artículos que le conferían los libros anteriores al de los Ancestros, además, claro, de que se colocó en su cuerpo los pertenecientes al libro que cursaría. En el dedo anular de la mano izquierda, llevaba el anillo de presencia, en el cuello el colgante con la Arena del Desierto y en una de sus botas, la daga Kansho. El Amuleto, anti-robo, mientras tanto, descansó en el monedero, pues no tenía un uso específico en ese momento, aunque claro, estaba más que seguro que la Uzza lo iba a solicitar para algo.

     

    —Bueno, Lancy, te encargo mucho el castillo y ¡por piedad! pon a trabajar a todos los elfos, no quiero volver y ver esto en ruinas, ¿entendido? —Dijo el vampiro a su elfo doméstico.

     

    —Si amo, no se preocupe, amo, tendremos todo dispuesto a su regreso, amo —Respondió con aquella voz chillona la criatura.

     

    Keaton lo volteó a ver con ira, quedando en tácito que de no ser así, se llevaría su correspondiente castigo, y el elfo sabía muy bien que no iba a ser algo bonito; éste, entonces, bajó la cabeza y desapareció. Ahora, le tocaba a él trasladarse, pero como de verdad odiaba la sensación de la desaparición, agitó su varita tras pronunciar aquel hechizo del Libro de los Druidas, y abrió un portal hasta donde tenía que ir, aquel lago Victoria, según había leído en la carta enviada por la Uzza.

     

    —Buenas tardes, perdonen la demora —Dijo el vampiro a modo de saludo mientras visualizaba a la Uzza y a Arya, una de sus compañeras mortífagas. Al menos no estaría con alguien desconocido.

     

    Así pues, escuchó las indicaciones dadas por la mujer y se despojó de su chaqueta de piel de dragón, quedando solo en unos cómodos shorts y una camiseta sin magas. El monedero redujo su tamaño y pudo colocársela a modo de brazalete en el tobillo izquierdo y sus botas quedaron convertidas en cómodas zapatillas deportivas. Hecho ésto, colocó la esencia del Anillo de Presencia en el sobre que le daban y se lo devolvió a la Uzza. El Triviani estaba expectante.

  3. Las respuestas a todas las preguntas de Matthew llegaron al corazón del vampiro tan rápido que, de momento, tuvo que alejarse unos momentos de él, pero notó de inmediato la reacción y volvió a abrazar el torso desnudo de aquel único hombre al que de verdad amaba. Jamás había sentido nada semejante, jamás, aún y con todos los hombres con los que había estado y haberles dicho que los amaba... no, ahora que realmente conocía el sentimiento, todo aquello le parecía falaz. Una lágrima cruzó de nuevo las níveas mejillas del Ravenclaw.

     

    ―Creí que no te importaba, Matthew, de verdad, lo creí a tal punto que no pude más que alejarme... te veo tan unido siempre a tu familia, divirtiéndote con ellos, siempre riendo, que cuando llegamos a estar a solas, no sé, a veces dudaba de que de verdad mi quisieras como decías... Dejamos de hablar, dejamos de frecuentarnos el uno al otro, y la verdad es que creo que todo sucedió muy rápido, no nos dimos tiempo de conocernos, de estrechar lazos... nos dejamos llevar por el amor que sentimos, por aquel amor desbordante que JAMÁS, jamás había sentido por nadie ―Soltó sin más el ojiverde.

     

    Keaton sabía que tenía una larga historia de "cualquiera" de meterse con uno y con otro y con otro, aún y cuando le decía a aquel maravilloso gitano que lo amaba... Si, era un egoísta, jamás se lo planteo, había pasado por tantos baches en su vida, por tantas decepciones, por tantos momentos difíciles, que no supo valorar la felicidad cuando se le presentó en forma de un Triviani. Estaba negado a encontrar el amor, lo suo eran solo aventuras de unas semanas, de cama, de sexo desenfrenado, pero jamás algo serio, así que cuando se topó con aquel hombre maravilloso, le quiso imponer a fuerza todo aquello que "deseaba", pero no era un deseo real, o de amor, era un deseo de posesión, de tenerlo ahí para cuando él quisiera, y no, las cosas no eran así, al menos no con él.

     

    ―Perdóname por ser tan egoísta, perdóname por no saberte corresponder de la manera en la que te lo merecías. Eres y siempre serás al único hombre al que he amado, con el único con el que de verdad me veo a futuro, Matthew, sé que siempre nos separan millones de cosas, a veces la distancia física, a veces la distancia emocional, a veces el carácter de ambos, pero quiero que sepas, que entiendas, que esta "huida" fue por miedo, por un miedo tremendo a no saber cómo sobrellevar tanto que me ofreces... Me he arrepentido de ellos desde hace unas semanas, de ser un maldito cobarde, de no saber valorar aquello que la vida, de una manera muy poco común, me puso enfrente... ―Comenzó a acariciar entonces el rostro del Triviani con dulzura que jamás nadie había recibido por parte suya...

     

    Era un hecho, lo amaba, lo amaba de todas las maneras posibles. Los ama con locura, a la vez con cordura; lo amaba con infinita pasión, pero a la vez lo amaba con tanta ternura... como un niño quiere a su osos de felpa más querido; lo amaba con celos completamente innecesarios, sabía que era más probable que él mismo fallara a que el gitano lo hiciera, pero lo hacía más por toda aquella carga de inseguridades que la gente se había encargado de hacerle creer y que, idi*** él, se había creído. Ahora, quería conocerlo, quería de verdad saber quién diantres era Matthew Triviani, quería conocerlo a fondo, su verdadera historia, aquello que él amaba más que a nada, sus pasiones, sus gustos... quería que aquello fuera una pareja hecha y derecha, no solo un capricho.

     

    Lo sentó entonces en la orilla de la cama. Su delgado cuerpo, su tersa piel... le provocaron un escalofrío que recorrió todo el cuerpo y que le hizo tener que agitar la cabeza para que se le pasara... Amó ese sentimiento, recordó aquellos primeros mensajes que se enviaban por lechuza, aquellas cartas incontables donde él le decía que siempre estarían juntos sin importar la forma... Lo amaría y lo respetaría así se encontraran en países distantes, aunque algo los separara... Jamás, jamás se volvería a ir de su lado. Con suma delicadeza y elegancia, se subió en sus piernas, lo miró con ternura y lo besó, aquel fue el beso más sincero que jamás hubiera dado Keaton en toda su vida. El dolor de los amores pasados desapareció con aquella muestra de cariño, sus debilidades, todo, se fue allí... no habría jamás otro hombre en la vida del tonto intento de historiador aquel...

     

    ―Te amo... ―Dijo en el oído del Triviani y se fundió con él en aquella cama con dosel.

     

    @

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  4. Mansión Di Médici

    Madrugada. 13 de marzo.

     

    El ojiverde no entendía absolutamente nada... Sabía de antemano que pronto allí se iba a librar una batalla, o de menos, una pelea entre las dos dirigentes de ambas familias, el problema es que no entendía el porqué. Quiso, entonces, haber pasado aunque fuera sin honores la prueba de legilimancia, así, de menos, podría haber inmiscuido en las memorias y pensamientos de Zoella o de Jeremy, para saber qué pasaba y de menos poder saber en qué se había metido, ya que dudaba que Candela o Lucrezia estuvieran allí campantes sin alguna protección mágica en sus pensamientos. Suspiró.

     

    Poco a poco iba entendiendo, eso sí, que aquella reunioncita estaba siendo en pos de una reunión pasada, no era, para nada, un tema nuevo, no era algo que hubiera surgido hace poco, no, allí había algo bastante choncho, y el mortífago, como buen Triviani, iba a dar todo de si para defender a la familia que tan bien lo había acogido. Precisamente por ello, cuando notó que Zoella caía en los brazos de Jeremy, no pudo evitar sacudir su mano para que apareciera Santa Teresa, su varita mágica de cerezo, en la diestra; sin embargo, al ver que estaba respirando, se tranquilizó y se colocó su arma detrás de la oreja izquierda.

     

    ⸺Bueno, ignoro por completo qué diantres sucede aquí, así que si no les importa, estaré en la esquina de allá fumando un poco de mand... digo, de tabaco en lo que hablan a gusto. Cualquier cosa, me chiflan o algo ⸺Comunicó el Ravenclaw y se quedó esperando respuesta por alguno de los Triviani ⸺Y dale con Ennervate a Zoella, a ver si despierta, sino, unas buenas cachetadas pueden que la reanimen ⸺Dijo como para bajar un poco la tensión, pero dudaba mucho que así fuera.

     

    @@Zoella Triviani @@Lucrezia Di Medici @ @@Candela Triviani

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  5. Mansión Di Médici.

    Madrugada. 13 de marzo.

     

    El Triviani aún no estaba del todo adaptado a su regreso, era poco probable, si quiera, que alguien supiera que estaba ya de vuelta mas que Matthew, y con las buenas nuevas, aunque no tan buenas, el ojiverde aún sentía ganas de irse de nuevo sin decir nada, sin embargo, parecía que no iba a ser posible.

     

    Al cabo de unos días de su regreso a Reino Unido, el vampiro recibió la encomienda de volver a Ministerio como parte de Departamento de Misterios, acompañada, claro, de un jugoso sueldo si aceptaba volver a ser un inefable. Aquella era tal vez la señal que necesitaba, pues añoraba aún el Concilio, pero necesitaba de nuevo algo que lo apasionara, y Misterios siempre había sido su sueño, de hecho, con aquella noticia, se había propuesto, sin quererlo, a dirigir aquel lugar.

     

    Pero claro, sus planes siempre se veían alborotados por la familia que lo había adoptado. Se había unido a los Triviani después de años de pasar de familia en familia, con firme convicción de estar siempre a lado del hombre que amaba, aunque ahora que ya no existía aquel matrimonio... dudó un poco en cuanto sintió el llamado por parte de Candela. Sabía que, de alguna forma, era su hijo, y el llamado era precisamente para ellos, por lo que, no teniendo más que hacer...

     

    ⸺Más os vale que me hallan levantado de la cama por algo importante ⸺Dijo cuando se apareció a espaldas de la matriarca de los italianos en un lugar que no conocía, ¿o si? De inmediato sintió una tensión poco favorable, no sabía exactamente qué hacía él allí, no sabía qué diablos iba a pasar, pero ya había llegado y pues tenía que involucrarse, aunque por la cara y las palabras de la mujer que abrió la puerta, sintió que se le estaba escapando un chisme muy jugoso. ¿Qué pasaba allí?

     

    @@Candela Triviani

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  6. Aquel era un día raro...

     

    El ojiverde no sabía bien cómo empezar con sus deberes con su reciente puesto de inefable, sabía sus funciones, pero la verdad, ignoraba por completo cómo poder tomar las riendas de su nuevo cargo. Detestaba sentirse nuevo, no era su primer empleo ni tampoco su primera vez en el Departamento de Misterios, pero, si era su primera vez en aquel nuevo sistema. Aquello era un verdadero desastre, no acababa de entender las nuevas medidas tomadas por Aaron y tampoco entendía nada de cómo se estaban llevando los diferentes departamentos del Ministerio.

     

    ⸺Para valientes autoridades que elegimos... ⸺Dijo al arriba a San Mungo, lugar donde, según había escuchado, había un brote de personas que se habían intoxicado con una poción de amor mal hecha... desconocía si aún quedarían personas en resguardo, pero tenía que hacer el reporte, sobre todo, porque justo el amor era algo que se estudiaba en Misterios y quería ver que no hubiera sido una fuga de información de algún empleado...

     

    Se quedó quieto un momento, no sabía dónde dirigirse, no sabía a que planta acudir, además, claro, de que tenía añales de nos ir a aquel sanatorio, porque siendo sinceros, no lo había necesitado. Suspiró, odiaba aquellos lugares, aquel aroma que despedía la gente enferma era nauseabundo para el vampiro, por lo que, sin temor a que los criticaran, se colocó un casco-burbuja para evitar aquel hedor.

     

    ⸺Buenas tardes, busco el área dónde se encuentran los casos de intoxicación por una poción de amor... ¿sabrá a dónde dirigirme? ⸺Preguntó a una enfermera que pasaba por allí, y tuvo que seguirla, porque esta no dejó de caminar, esperaba al menos que le hubiera escuchado.

  7. El Mundo Mágico esta sufriendo una cantidad tremenda de cambios. Primero, la salida del poder de Crazy y Mackenzie, después, el retorno de los Uzzas y Arcanos a sus tierras de origen, solo para finalizar con una terrible confrontación entre varias potencias europeas... Aquello era un verdadero desastre. El nuevo Ministro parecía aún no designar a que serían los directores de los diversos Departamentos de Ministerio, es más, que la gente supiera, no había anunciado aún cambios en las prácticas de gobierno establecidas por su predecesor...

     

    Sin embargo, varios de los departamentos seguían funcionando con una aparente normalidad, a excepción, claro, del Departamento de Misterios, lugar donde todas las investigaciones científicas se habían visto afectadas por darle un predominio a los asuntos políticos. La novena planta estaba completamente desierta, solo un par de elfos domésticos se encargaban del aseo y de resguardar, con su propia magia, los secretos que aquel departamento ocultaba a la sociedad mágica, y no por ser o tratarse de algo ilegal, sino que lo que los inefables sabían eran secretos tan delicados que, de llegar a manos equivocadas, provocarían incluso el final de la magia como se conocía.

     

    Precisamente por ello, un pequeño grupo de magos y brujas que en su momento habían formado parte de ese departamento, fueron convocados para volver a tomar las riendas del mismo, aunque claro, sin ninguna figura de autoridad aparente. El Ministro sencillamente había pedido un comité para seguir, al fin, con las investigaciones, ya que era de vital importancia dar con algún hechizo nuevo ya fuera para proteger o para atacar si la guerra con las naciones europeas llegaba a estallar. Sin embargo, cuando el comité se reunió a la afueras del Departamento, algunos de los presente no lograron reconocerse, lo cual indicaba que había personas que trabajaban actualmente en otros lados que apoyaría con la causa de seguir darle vida de nuevo a aquella planta.

     

    Uno de aquellos magos, era Keaton Ravenclaw, aquel vampiro que había trabajado ya en tantos departamentos y filiales del Ministerio, que muchos pensaban que era una especie de comodín, aunque claro, aquello no estaba para nada cerca de la verdad. Los únicos dos trabajos que el ojiverde siempre disfrutó, fueron uno en Misterios y otro, en el Concilio de Mercaderes, sin embargo, por la gran carga que conllevaba éste último, decidió dedicarse a algo más "tranquilo" y volver a sus épocas de inefable.

     

    ―De modo que... ¿son el comité elegido por el señor Ministro para darle vida de nuevo a este departamento? ―Dijo a modo de saludo el mortífago, con aquella mirada petulante digna de él.

  8. Ya iba siendo hora de dedicarse a sus negocios. Después de aquella larga ausencia que lo había envuelto en varios meses de lejanía, el vampiro tenía que darles brillo de nuevo a sus locales, lo cual, era algo difícil, puesto que aún no sabía bien a bien por cuanto tiempo iba a quedarse. De antemano sabía que no estarían en completo abandono, sobretodo porque tenía a los elfos y a los empleados, lo que si, era que sin duda no habría demasiados clientes sin una buena mercadotecnia. Por ello, cuando llegó hasta la dulcería, se sorprendió de que tuviera unos cuantos clientes saliendo con una bolsas cargadas de productos.

     

    ―Bueno, al menos tendremos unos cuantos galeones para este mes ―Dijo al aire y entró de lleno al local.

     

    El aire dentro estaba completamente impregnados de un olor dulce, aquel maravilloso aroma que, junto con el de la librería, eran de sus favoritos en toda la vida. Cerró un poco los ojos debido a que le llegó una oleada de recuerdos, y sonrió ante ellos con alegría. Saludó vagamente a los pocos clientes que había y se dirigió hasta donde estaban Amelia, una de sus empleadas.

     

    ―Vaya, vaya, Tootie, me sorprende en demasía que el lugar este viento en popa. Creo que debería subirte el sueldo... tal vez con una pequeña ida, tu y yo solos, a la parte trasera... podría ser de varios galeones mensuales ―Dijo con una mirada pícara a su empleada, la cual se ruborizó de inmediato.

     

    ―Pero señor Ravenclaw, que cosas dice. Sabe que me encanta mi empleo en este local, y el sueldo está perfecto, creo que los dos mil galeones que me paga son suficientes ―Dijo con modestia la bruja.

     

    ―Bueno, pues tu te lo pierdes ―Añadió el Ravenclaw mientras se metía a la bodega alzando los hombros.

     

    No era normal que coqueteara con mujeres, eso solía hacerlo más con hombres atractivos, pero aquella bruja algo le movía, jamás sabría qué. Por ello, cuando salió y miró a Antoni en el mostrador, tardó un poco en reconocerlo; el peliverde estaba completamente cambiado, tenía muchísimo más porte que antaño.

     

    ―¡Mi querido Antoni! Pero qué sorpresa, hace años que no te veía, ¿cómo va todo? ―Soltó el ojiverde saliendo de detrás del mostrador para darle un fuerte abrazo al Ryvak.

     

     

    @@Anthony Ryvak Dracony OFF: Sigamos el rol donde lo iniciaste xD

  9. Y tan tranquilo que estaba uno en su casa, y de la nada, a la condenada Marca Tenebrosa se le ocurre aparecerse de nuevo en los brazos de sus fieles seguidores acompañada de un dolor parecido al de cuando a uno le salen las muelas del juicio, ¿viste? la maldita era maldita hasta con sus seguidores. Por eso, cuando Keaton estaba haciendo el delicioso con un desconocido en una taberna en la lejanía de los pueblos nórdicos, soltó tremendo quejido que su amante se espantó mucho, por lo cual, el Mago Oscuro sencillamente desapareció a donde lo llamaban, a la par que se sobaba el antebrazo izquierdo.

     

    —Va siendo hora de que les enseñen a tener respeto por el sueño o deberes de uno...—Dijo mientras alzaba la vista para ver a dónde diantres lo había llamado.

     

    Pronto descubrió que estaba desnudo, por el dolor de la reaparición del tatuaje, se había olvidado de aquel pequeño detalle. Agitó a Santa Teresa, su varita mágica de cerezo, y una fina túnica negra se deslizó por su nívea piel tapándolo del exterior. Se sacudió un poco, estaba de nuevo en Gran Bretaña, cosa que no le hacía demasiada gracias, había decidido irse, no sabía bien el porqué, pero lo había hecho y no tenía ganas de volver tan pronto, por lo que con ayuda de la metamorfomagia, cambió su aspecto por el de un hombre barbón, alto y muy corpulento, nada que ver con su apariencia natural delgada y lampiña. Se había inspirado, desde luego, de su amante nórdico...

     

    —Bueno, y ¿ahora qué? ¿a quien busco o que show? —Dijo al aire, y es que se había aparecido en la entrada de la abandonada Mansión Riddle... pero no veía, al menos no a simple vista, a nadie. Y como era de esperarse, no hizo nada para cambiar eso, sencillamente se sentó en un rincón visible a cualquiera que pasara, hasta que llegara alguien o viera a alguien más y le preguntara qué diantres hacían allí.

  10. Ya que ya no pertenezco al Concilio xDDD vengo a pedir mi cambio en las funciones de mi personaje.

     

     

    Nick: Keaton Ravenclaw
    Link a la Bóveda: No. 78794
    Rol de Personaje: Inefable. Departamento de Misterios Inglés. Oficina de Investigaciones Alternas
    Información Adicional: Trabaja arduamente en el descubrimiento de nuevos tipos de magia. Su función principal dentro de esta oficina es la modificación genética de animales mágicos para explotar al máximo sus poderes. Además, es el encargado principal de la Sala del Amor, donde estudia los efectos a largo plazo de las pociones de "amor",

     

    Gracias al mode que realice las modificaciones!

     

    oxoxoxoxoxo

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  11. Keaton amaba aquella sonrisa que sólo él podía sacarle al gitano. Era una dosis completa de frenesí, de saber que todo iba a estar bien, de que todo, a partir de ese momento, iba a estar en paz y lleno de felicidad. Aquellas caricias, aquellos besos pausados... ¡TODO! era algo tremendamente calmante. Sin embargo, era evidente que aquello no iba a durar por mucho, aún quedaba la incógnita del porqué se había marchado sin darle una explicación al su ahora ex esposo (que para cuando se enterara, seguramente el vampiro iba a intentar suicidarse por todos lo medios, Merlín sabía si Matthew contaba con ello). Como si un golpe de furia invadiera al Triviani, éste anuló todo contacto físico emtre ambos y se alejó un poco.

     

    Toda aquella magia que se había generado entre ambos, aquella burbuja que se había creado, se reventó como globo al enfrentarse a una aguja. El Ravenclaw escuchó la palabras de su amado y, de alguna manera inexplicable, se ruburizó, más por vergüenza que por otra cosa, y es que ni siquiera él mismo sabía por qué había huído así sin más. Por suerte, el gitano le dio un respiro, un sonrisa pícara acompañada de unas dulces palabras, lo hicieron sonreír a él también.

     

    ―Me parece una idea maravillosa... quiero disfrutarte, recordarte lo mucho que te amo, lo mucho que me provocas y lo mucho que quiero pasar el resto de mi vida a tu lado... ―Dijo mientras sacaba su varita y, con una rápida floritura, el castillo volvió a su estado impecable, elegante y maravilloso de siempre. De pronto, el drama que había hecho hacía unos momentos, le parecía ridículo, ¡ERA UN ***IDO MAGO!, bien pudo haber hecho eso desde un principio y dejarse de dramatizaciones, pero no, él era así y era lo que le daba diversión a su vida.

     

    Sonrió de nuevo esta vez mirando su hogar rehabilitado, y sin esperar palabras de gitano, el vampiro lo cargó entre sus brazos como si de una novia éste se tratara, y lo llevó, cargándolo todo el tiempo, por todo el castillo hasta la torre sur, donde estaba su habitación. Al llegar ahí, lo arrojó con picardía en la cama y, agitando de nuevo su varita, dijo...

     

    ―¡Evanesco! ―La camisa de Matthew desapareció y su torso desnudo quedó al descubierto...

     

    @

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  12. De la nada, y por arte de magia, los jardines se revitalizaron; los hermosos cerezos retomaron su habitual color rosa y el césped volvió a su verde vivaz. El Ravenclaw se levantó para ver quién estaba cerca justo cuando Matthew se hincaba a su lado, le acariciaba el rostro y le plantaba un beso. El ojiverde se quedó allí sin saber qué decir, incluso las palabras del Triviani pasaros desapercibidas, no logró procesarlas. La historia de ambos había sido sumamente tortuosa, llena de muchos conflictos con varias personas a causa de su relación, de cambios drásticos en la vida de ambos...

     

    ―Perdo... perdóname... ―Dijo el Ravenclaw sin más y tomó a Matthew y lo abrazó. Notó aquel puño cerrado, sabía lo que el gitano pensaba, y era eso por lo que lo amaba, sabía que, de no ser él, el Triviani ya lo hubiera matado, o de mínimo, torturarlo, pero no, sencillamente se quedó allí y le dijo que lo había extrañado ―No... no debí abandonarte, no... no debí irme así como así... Yo... te amo ―Dijo con la voz sumamente entrecortada. Las lágrimas corrían por sus mejillas de nuevo.

     

    Pero en aquella ocasión, las lágrimas no eran de tristeza, eran de felicidad, de una felicidad inconmensurable, le llenaba de alegría el tenerlo delante de nuevo, de poderlo abrazar, de poderlo tocar, de poderlo besar... Aquello que siempre le hizo sentirse solo en aquella huida de tierras inglesas era la ausencia del gitano, sabía que lo había dejado sin ninguna explicación, y es que de hecho, ni él mismo sabía porque se había ido.

     

    El pecho de ambos se juntó de tal manera que el Mago Oscuro quería congelar aquel momento para siempre, los corazones de los dos, de alguna extraña manera, se conectaban tan bien... era extraño, quien conociera a Keaton jamás habría dicho que su verdadero amor radicaría en alguien como el gitano, pero ahí estaban... Keaton besó la frente de su amado y esperaba, ahora si, con justa razón, el reclamo de su ¿esposo? sobre su abandono... Fue entonces que el miedo invadió al mortífago.

     

    @

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  13. --Patrañas, esa son puras patrañas --Iba mascullando el Ravenclaw mientras caminaba por las adoquinadas calles de Ottery.

     

    No, definitivamente no quería volver aún, estaba reacio, la vida era mejor estando de vacaciones, pero ahora, con la pandemia aquella en el mundo de los muggles, pues bueno, los mejores lugares habían cerrado, y aunque aquello no era un impedimento para él (bien podría meterse sin ser visto a los lugares que deseara), lo cierto era que extrañaba algunas cosas de Inglaterra, y tal vez, más que cosas, personas... ¿aún seguiría vivo su marido? ¿habría pedido el divorcio? ¿se habría ya casado de nuevo? Si así era, pobre de los dos desgraciados, Keaton jamás los dejaría en paz.

     

    --¿Dónde c****** era que estaba mi Castillo? --Se frenó en seco en una de las esquinas y sacó la varita que había comprado en México, hecha de madera de ahuehuete y pelo de nahual --¡Oriéntame! --Dijo mientras se ponía la varita en la palma de la mano y ésta giraba hacia el Castillo de los Ravenclaw --¿De verdad? Juraría que era hacia la derecha, pero bueno --Dijo mientras viraba a la izquierda y su cabello, ahpra largo como estrella de rock, se balanceaba por el aire que comenzaba a soplar.

     

    Era ya media noche, la luna estaba en lo más alto, pero claro, como era llena, no se veía, por lo que las calles solo eran alumbradas por las pocas luciérnagas que había. Total, que al cabo de lo que pudieron ser unos cuarenta minutos, lo vio, y una oleada tremenda de nostalgia, tristeza y desesperación se apoderaron de él. El lugar estaba completamente abandonado, la maleza se había esparcido por todo el lugar, las hierbamala se alzaba por las paredes de la edificación y varios de los hermosos ventanales antaño, estaban completamente rotos.

     

    --Mi... mi hogar... mi... hogar --Y es que vamos, él idi*** tenía la culpa, él se había ido, pero al menos había albergado la esperanza de que su marido fuera de vez en cuando... aunque claro, lo había abandonado... ¿qué diantres podía esperar?

     

    Sin más, entro a los terrenos empujando la verja de plata que, ahora, estaba completamente oxidada, se paró en medio de los jardines, y se echó boca arriba en el crecido césped. Colocó sus manos sobre su pecho, como si de un cadáver se tratase, y se dejó llevar por la tristeza y la nostalgia, y entre todos aquellos recuerdos, la imagen de Matthew se hizo presente con más fuerza. Jamás creyó poder amar a alguien como lo amaba a él, de hecho, no quería a nadie más en todo el mundo mas que a él... ¿por qué lo había dejado? Ahora el gitano era libre, ya no tenía más las ataduras del caprichoso Ravenclaw... y sin embargo...

     

    --Matthew, te necesito --Soltó al aire en voz queda más como un llamado que como solo la mención del nombre. Sus ojos estaba cerrados, las lágrimas recorrían sus afeitadas mejillas y su cabello, se había enmarañado entre las hierbas crecidas. Una o dos arañas comenzaron a huir del lugar ante su presencia, y eso, solo eso, hizo sonreír al vampiro, aquello habría sido divertido si el Triviani estuviera allí...

     

    @

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  14. http://i.imgur.com/n1t3R3w.png


    Estimada
    Felicity Malfoy:

    Se le informa que las compras realizadas en el Magic Mall el 14.08.2019 han sido debidamente certificadas, por lo que ya puede gozar de los bienes adquiridos. La certificación corresponde a:

    Puntos en criaturas: --
    Puntos en objetos: 240 Puntos


    Se solicita a moderación que se actualice la ficha y el perfil con las modificaciones.






    Atentamente, Keaton Ravenclaw

    Logia Eligentium

    Concilio de Mercaderes

  15. http://i.imgur.com/n1t3R3w.png


    Estimada Felicity Malfoy:

    Se le informa que las compras realizadas en el Magic Mall el 06.08.2019 han sido debidamente certificadas, por lo que ya puede gozar de los bienes adquiridos. La certificación corresponde a:

    Puntos en criaturas: --
    Puntos en objetos: 120 puntos.

     

    Se solicita a moderación que se actualice la ficha y el perfil con las modificaciones.


    Atentamente, Keaton Ravenclaw

    Logia Eligentium

    Concilio de Mercaderes

  16. Bueno :3

     

    Después de mucho pensar y de leer sus propuestas (que por Voldy, ambas son geniales) me he decantado por mantener mi voto por Anne Gaunt.

     

    Los motivos son los siguientes: Siento que va a dar un sentido de equidad al bando. Me cansé de la división de los mortífagos por amiguismos, lo que deseo de verdad es que todos podamos participar de todo, que haya oportunidad para todos y que no se queden los mismo en el poder, esto es, que demos paso a las nuevas ideas, a nuevas metas y que la Marca se transforme, y creo fervientemente que Anne lo va a lograr.

     

    Me costó D: porque lo dicho por Zack también me movió fuerte, pero al final pudo más el discurso de la señorita Gaunt.

     

    ¡Suerte a ambos!

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  17. Mi vota va para Aaron Black Lestrage

     

    Lo dicho antes, es una chico que tiene todo para ser ministro de magia, además de que me va a encantar verlo rolear con el ambiente de guerra que tenemos actualmente.

     

    Aaron, confío enormemente en ti, sé que independientemente que pertenezcamos al mismo bando, no te doy mi voto por ello, sino porque eres el mejor paramel cargo, quiero ver sangre nueva en altos puestos y tu calidad de rol, tu actividad, tus ganas y, sobre todo, tu talento para dirigirte a los demás on rol, es ejemplar.

     

    Y eso /0/

     

    Que comience la era Grindelwaldista del Ministerio inglés hahaha

  18. Hola :3

     

    vengo con una duda en concreto xD y es que en la parte de sueldos y demás, a no ser que no haya leído bien, no se habla de los salarios a profesores de conocimientos/tutores/arcanos/uzzas y quería saber si éstos salarios también se incrementarán tras la reformas.

     

    Igual si ya lo dijeron en algún lado D: déjenme el link y voy a leer, porque no lo encuentro T_______T y con tanto subforo nuevo y demás, no me hallo JAJA

     

    Y eso /0/

     

    Saludines :3

  19. Hasta el momento, la clase parecía ir la mar de aburrida, sosa y sin ningún tipo de diversión o aventura para ninguna de las dos estudiantes que Keaton tenía, pero es que era eso precisamente lo que él quería que pensaran. Tan pronto como Hayame llegó ante él, el ojiverde notó que su bola de cristal sería inservible, la chica tenía su ojo interior muy nublado y él estaba allí para que eso cambiara. Eileen estaba en lo correcto referente a lo que el mortífago le había preguntado, por lo que sencillamente asintió y se giró hacia la Snape.

     

    —Bien, tendremos que enseñarte a abrir un poco tu ojo interior, Hayame, tu bola de cristal se encuentra dormida debido a que tu ojo interior se encuentra nublado, cosa que debes de de cambiar si quieres aprobar adivinación. Así que, con tu perdón... —El vampiro agitó su varita mágica de cerezo y la Snape mutó a un Demiguise, si, así es, la Snape ahora era el objeto de estudia de Eileen, pero eso no era todo, al ser transformada, adquiría todos los poderes de la criatura, por lo que ahora podía ver los futuros próximos y podía desaparecer —Hayame, debes aprender a abrir tu ojo, como demiguise aprenderás a ello, necesito que encuentres en nido donde se reúnen el resto de demiguise, y recuerda que cada decisión que se tome a tu alrededor influirá en tus visiones —Le espetó y la hizo irse.

     

    —Ahora bien, Eileen, sé que conoces un poco la forma en la cual se mueven estos animales, por lo que vamos a... —Pero sus palabras quedaron ahogadas por un súbito rumor entre la maleza. Los caipoira atacaban, sí, aquellos espírutos traviesos al fin se habían dejaod ver y estaban enfadados, si, enfadados de que magos extraños estuvieran en sus terrenos. A los estudiantes de Castelobruxo los "respetaban" un poco, pero a los europeos, definitivamente no lo iban a hacer. Así pues, entre un grupo nutrido tomaron a la Moody y al Ravenclaw, amparándolos. A la chica la llevaron más profundo en la selva, mientras que al vampiro lo regresaron a la entrada del colegio.

     

    Eileen sería transportada a uno de los muchos nidos de demiguise que había allí, lo que ella desconocía era que aquellas criaturas estaban tan adecuadas a los magos, que no se les resistían demasiado y no eran tan asustadizos como los del Extremo Oriente, por lo que podría estudiarlos mejor. Si ambas estudiantes lo lograban, aprenderían de esas criaturas lo necesario para aprobar sus conocimientos. A partir de allí, la aventura era de ellas.

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