Keaton Ravenclaw

Como había llegado a aquel lugar, la verdad no tenía ni idea. Sencillamente había cruzado aquel portal negro y se encontraba allí, el problema era que no recordaba haberlo cruzado, De pronto alzó la vista y vio aquel árbol ardiendo, la plaza completamente abandonada y algo descuidada (obvio, por abandono, dah). Tuvo que parpadear unas cuantas veces para poder ubicarse, porque había estado siendo atacado por un montón de asiáticos locos que habían atacado a Keaton, Emmet y Bakari debido a que, este último, había ido como intruso a destruirles un pergamino. El problema de los Uzzas es que, al no confiar en los que aprendían los secretos de sus magias, jamás les contaban al cien qué estaban haciendo.

Precisamente por ello, y sumado a lo distraído que el Ravenclaw era, un sectusempra le impactó de lleno en el pecho producto del primer ataque de su jefe. Se miró las heridas y sonrió, incluso el aroma de su propia sangre le provocaba frenesí. Sus ojos se volvieron de color rojo, lo que sucedía cuando se encontraba en batalla o cuando olía sangre, pero en ese momento, ambos fueron los causantes. Miró con una ira descomunal a su contrincante, ¿quién se creía aquel Gaunt para ponerle las manos encima? Por muy su jefe que fuera, Emmet jamás sería la mitad de lo que Keaton era, jamás.

—Bien, bien, parece que esto será divertido, el sueño de todo empleado, asesinar a su jefe, se me está cumpliendo, además de que vamos, también eres mi ex ¡JA! —Soltó el ojirojo.

Ojeó un poco el lugar, no había demasiado allí, tal vez, lo más rescatable, eran aquellas enormes cabezas (si no mal contaba, eran como cuatro) de cinco metros de ancho que antaño seguro pertenecieron a grandes estatuas, lo demás, bueno, eran solo baldosas sueltas, piedras pequeñas algunos pedazos de pilares y ya. El Triviani tendría que valerse enteramente de sus poderes, ya que el escenario lo daba demasiado. «¡Curación!» pensó, y de las heridas provocadas por el Sectusempra, se cerraron, aunque apun necesitaría uno más. Ya lo haría después. Sin más, alzó a Santa Teresa, su varita de cerezo, y apuntó a Emmet.

—¡Cinaede! —De inmediato, alrededor del Gaunt, una nube invisible de gas venenoso comenzó a penetrar en sus vías respiratorias, provocándole de inmediato severas cortadas. Lo peor, era que al el Triviani ser de nivel mágico XXXII, el veneno sería más potente, por lo que de impactar, el hombre tendría severos daños durantes sus siguientes tres movimientos.

«¡Flechas de Fuego!» pensó entonces, y una andanada de filamentos de fuego salieron de su varita en pos de Emmet, que, de impactar, provocaría quemaduras y unas heridas sangrantes bastante feas.

—Veamos cómo sales de esta, querido —Dijo mientras uno de sus dedos, bañados en su propia sangre, entraba a su boca para deleitarlo con el sabor ferroso de aquel líquido.

@@Binny Evans

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@Mia.

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—¿Equiumi? —Keaton se quedó atontado por el reclamo de su hija —¿Castillo? ¿Cuál castillo? —Se quedó pensando un poco, porque no recordaba que la mujer tuviera otro hogar a parte de la Ravenclaw, eso, seguramente, iba a molestar a la mujer, pero es que de verdad no lo recordaba, tan poco relevante había sido aquello —No sé de qué diantres me hablas —Dijo el ojiverde.

Se quedó pensando unos momentos. La mujer había dicho que se quedaría un tiempo indeterminado, lo cual le daba un poco de curiosidad, la Hawthorne no solía quedarse mucho, de hecho, ninguno de sus hijos lo hacía; los terrenos Ravenclaw solían ser solo un lugar de paso de todos, de todos menos del patriarca, porque para él era un lugar sagrado. Tantos recuerdos, tantos momentos, risas, tristezas... aún recordaba con melancolía aquellos días en los que el Castillo estaba lleno y no como ahora...

—Y bueno, ya que te vas a quedar un tiempo, mejor le sumo un poco más de drama a ésto, sirve que vas sacando la varita, querrás por lo menos hacerme algunos cruciatus. Me casé hace unos meses... —Soltó sin más —Y bueno, en de tu Castillo, por favor recuérdame por favor, ¿pertenecías a alguna otra familia? Eres tan vaga que apenas y me acordaba de ti —Dijo para añadirle más limón a la herida.

No sabía bien qué era lo que los azules tenían en las venas, el drama era el pan suyo de cada día, Keaton de hecho solo se había llevado bien con Brendon, pero él había optado, como todos, por irse. ¿Sería que Gran Bretaña ya no representaba un atractivo para los magos y brujas de Europa?

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Y de pronto, cuando Bajari hubo tomado aquel pergamino después de haber derribado la puerta, un montón de asiáticos de un montón de lados comenzaron a atacarlos. De primer momento, Bakari se interpuso entre ellos y sus estudiantes para protegerlos de la primera tanda de ataques, aunque no frenó todos, algunos de ellos no fueron absorbidos por el Obsistens del Guerrero y siguieron su camino. En el caso de Keaton, todo fue tan rápido que no le dio tiempo de sacar a Santa Teresa, su varita mágica de cerezo, para defenderse, y varios de los hechizos que fueron lanzados le impactaron.

—¡Pero qué barbaridad! —Exclamó el vampiro mirando las cortadas que habían provocado algunos sectusempras. En ese momento, Bakari les indicó que podían divertirse usando al Señor de Caos. Keaton se preocupó un poco porque la suerte no les estaba sonriendo pero para nada, pero igual no podía dejar de practicar. Alzó la varita, lanzó el hechizo y la Ninfa fue invocada —Vaya, me alegra verte —Dijo sonriéndole.

La Ninfa le regresó el saludo y, cerrando los ojos, utilizó su magia y curó por completo las heridas que el ataque anterior había provocado. El vampiro se sintió notablemente feliz, al menos, en aquella ocasión, la suerte sí que le había sonreído, al menos, durante ese turno, le había había curado por completo, y en los dos siguientes, tendría un poco más de ayuda. Miró con algo de desprecio a los atacantes, por lo que alzó la varita y lanzó un hechizo a uno de ellos.

—¡Cinaede! —El gas venenoso se impregnaría en él, y ahora, el Ravenclaw estaba más seguro de sí mismo al tener la ayuda de la Ninfa.

Era evidente que cada uno de los Arcanos era diferente entre sí, y Rosália sería la que más le había sorprendido. Amara, Suluk e incluso la Arcana Sauda habían sido más severas en su actuar, de hecho, Keaton les había tenido un respeto tanto como el que le tenía a su ahora extinto bando. Sonrió, al menos con la Arcana de Legilimancia podría relajar un poco más aquella tensión, o eso esperaba por la manera en la cual fue recibido por la mujer. Le invitó a entrar mientras le decía que llegaba justo a la hora del té. Aquello fascinó al vampiro, amaba el té, de hecho, la hora del té era de lo que más disfrutaba de cada uno de sus días.

―Pues muchas gracias, me encantará tomar un poco de té con usted ―Respondió haciendo un leve reverencia.

Lo que no esperó para nada fue ver a Axel allí dentro. Su cuerpo se heló. Aquel mago siempre le habías despertado bajas pasiones en más de una ocasión, y ahora que él estaba casado... bueno, la verdad era que el ojiverde tenía ciertas restricciones por aquello del contrato nupcial; no quería perder su hombría por un desliz como aquel, aunque bien el Rexdemort lo valía. Sin embargo, y para alivio suyo, la Arcana Pereira había hecho desaparecer al hombre en un portal y le había ofrecido justo ese mismo lugar. El Triviani se encogió de hombros y sencillamente se sentó en aquel lugar.

Tan pronto lo hubo hecho, Rosália cerró la puerta de la cabaña y centró sus ojos en él preguntándole qué era lo que le iba a contar aquel día. Se quedó pensativo, porque no esperaba una pregunta como aquella, se había acostumbrado a que los arcanos le preguntaban el por qué tomaba esa habilidad y no otra, pero no, aquella pregunta era mucho más abierta, más para que el vampiro se expresara abiertamente, pero no sabía hasta qué punto lo podía hacer... supuso que de alguna manera tenía que empezar a aprender la habilidad, pero, ¿qué responder ante aquella pregunta? Se iría por el camino más seguro.

―Bueno, es una excelente pregunta, pero no sé bien qué poderle contar que no sean cosas de mi vida cotidiana, que a últimas fechas se ha vuelto bastante monótona, sin las misiones de mi bando, esto se ha convertido en algo francamente aburrido ―Soltó y espero no decepcionar con su respuesta, aunque siendo sinceros, le daba un poco igual.

@Oriánthi

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—Oh, vamos, Didi, que no tengo todo el día —Le dijo Keaton a su Cancerbero mientras éste se negaba a lavarse los colmillos. Y es que hacía una semanas aquel perro de tres cabezas había tenido una infección en sus tres hocicos debido a que se habían peleado sus tres cabezas entre sí por un venado muerto que había quedado abandonado en los Bosques de los Ravenclaw —Créeme que a mi tampoco me gusta, pero no quiero usar magia para hacerte dormir, cede, por favor —Le rogó y, tras varias pataletas, el perro abrió sus tres fauces y tres cepillos les tallaron cada recoveco.

Era lo pesado de tener tantas criaturas, el italiano había perdido ya la cuenta de cuántos animales tenía, entre muggles y mágicos, era sorprendente que no hubiera abierto ya un zoológico. Pero es que poco o nada podía hacer, le encantaban los bichos y, entre más grandes y peligrosos, mejor, porque no entendía bien el porqué, pero se le daba bastante bien. Justo pensaba en que por eso se había quedado con el puesto de profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas en el Ateneo de Conocimientos, cuando un grito de alguna parte del Castillos resonó en cada rincón de los terrenos de los azules.

—¿Y eso? —Dijo a la nada y, dejando ya a su Cancerbero completamente aseado, desapareció en pos del Castillo, dejando atrás los lindes del bosque —¡Lancy! —Llamó entonces a su elfo doméstico, el cual apareció frente de él haciendo una reverencia —¿Qué ha sido eso? ¿quien está en el Castillo? —Preguntó con rapidez.

—La... la ama Saori y la... la ama Isabella, señor —Dijo con voz temblorina —Y en el vestíbulo está un desconocido —Añadió con su chillona voz.

—¿Isabella? ¿Isy? —Se quedó un poco extrañado. Esa malagradecida tenía años de no pasarse por su hogar, y ahora, resultaba que estaba allí y no era para ir a saludar a su padre. Ahora entendía lo del grito. De momento, dejó pasar a Saori, a ella le tenía ya tanto rencor por las últimas discusiones, que la verdad prefería verla después, aunque supuso que con semejante grito, seguro bajaría al Salón a ver qué pasaba. El Triviani estaría allí después de ir a ver a Isabella —Ve y dile al invitado que pase a donde desee —Dijo mientras observaba uno de sus espejos comunicadores, cuya pareja estaba en el vestíbulo y sabía ya quién era —Dile que lo que sea que busque aquí le será dado siempre que sepa pedirlo —Añadió sonriente.

Subió entonces a los pisos superiores, dando grandes zancadas, ya que estaba casi seguro de que esa pequeña malagradecida estaría en su habitación como si nada, aunque tal vez el grito era porque Keaton había dado la orden a los elfos domésticos del Castillo que no limpiaran las habitaciones de sus hijos, porque claro, no iba a mantenerles limpios sus cuartos a los flojos esos. Así, tras unos minutos de caminata por los pasillos (pudo aparecerse pero le quiso dar tiempo a la Hawthorne de prepararse), llegó ante la alcoba de Isy. La puerta estaba entreabierta.

—¡Isabella Hawthorne Ravenclaw! ¿Quién demonios te has creído? ¡Te apareces después de años, así, como si nada! ¿¿¡¡Y NO ERES PARA IRME A SALUDAR, MALDITA DESAGRADECIDA!!?? —Si, el drama. El drama era lo que corría por las venas de cada miembro de la Familia Ravenclaw y, como era obvio, eso era lo que pasaría a continuación dentro de esa habitación.

@@Martin N Roses @ @

Buenas tardes :3

Nombre del Negocio: Flourish & Blotts
Link a la Bóveda del Negocio: http://www.harrylatino.org/topic/98551-boveda-negocio-flourish-blotts/
Trámite a realizar: Reactivación (tenía entendido que eso lo solicitaba moderación, pero igual lo hago por las dudas) y modificación del modelo. La bóveda debería quedar así:

Nombre del Negocio: Honeydukes
Link a la Bóveda del Negocio: http://www.harrylatino.org/topic/108509-boveda-negocio-honeydukes/
Trámite a realizar: Cambio de diseño de la bóveda y cambio de segunda familia. Quedaría así:

Gracias a quien haga los cambios y la reactivación /0/

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Compra aprobada

El problema era que, después de la llamada por parte del tatuaje que ambos llevaban en el antebrazo, éstos desaparecieron. Si, desaparecieron, los tatuajes, los poderes que les confería pertenecer a La Marca Tenebrosa... Había sido un aviso, no había el anuncio de que alguien llegaría. El vampiro apuntó al pecho de su esposo y, de no ser lo que pensaba, lo mataría, pero eso era algo sin importancia, estaba el LAIC, debía intentarlo.

―¡Avada Kedavra! ―Dijo con fuerza, esperando que un rayo de luz verde saliera de la punta de Santa Teresa, pero nada... Bufó ―Bueno, amor, parece que nos quedamos sin magia oscura, al menos la que nos confería La Marca Tenebrosa ―Dijo el Ravenclaw a Matthew.

No sabía muy bien cómo reaccionar, todo por lo que había luchado durante años, ahora se veía desvanecido en un abrir y cerrar de ojos... ¿qué pasaba? El italiano se dejó caer entonces en una sillón que estaba cerca, como si le hubieran arrancado parte de su ser, y es que así era, el tatuaje, aquella Marca Tenebrosa, era parte de él.

―Tenía... tenía que intentarlo, ¿no? ―Dijo al gitano y le acarició el rostro ―Jamás pensaría en hacerte daño, bueno, no tanto ―Añadió ―¿Sabes qué diablos pasó? De pronto siento como si me hubieran arrancado un brazo, ¿no te sientes igual? ―Inquirió sin más... no sabía... no entendía.

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Keaton entró a aquel lugar después de casi cuatro años de su cierre. La vista ahora era mucho mejor, todo gracias sus elfos domésticos que, desde luego, no habían dudado en regresar al local después de que el Ravenclaw los invocara. Era raro, aquel lugar había tenido grandes momentos en el pasado, pero ahora, la vida del Mundo Mágico había cambiado por completo. El ojiverde echó una mirada al pasado, ahí mismo habían existido batallas de los bandos, en algún momento, tuvo que presentar alguna denuncia por ello porque La Orden del Fénix había irrumpido allí... Recordaba cuanta gente que antes quería había caminado por esos pasillos, Lyra, Lestad, incluso Ishaya... vaya, que eran personas que había querido demasiado y que, por alguna u otra razón, habían partido.

―Pero ahora, ya poco o nada se puede hacer, la vida cambió, la gente cambió, yo cambié. ¿Quién diría hace cuatro años que lograría casarme? ―Dijo al aire el vampiro y alguien cercano le respondió.

―Bueno, tampoco es como que tu seas el mejor partido, ¿verdad? ―Le dijo en son de burla Elanora, aquella excelente barista que, gracias a Voldy, volvía trabajar con él en aquella cafetería.

―Vale, que sé que no lo soy, pero vamos, que ese chico logró sacar lo mejor de mí, es más, ¿te gustaría conocerlo? ―Le respondió con emoción el ahora Triviani.

―Dale, me encantaría, sirve que lo reviso y veo si no tiene alguna especie de daño cerebral o algo por el estilo ―Añadió la Grint y Keaton no pudo evitar sonreírse.

Sin más, el ojiverde escribió una nota para su esposo y se la envió mediante Pancha, la lechuza de la Librería. Esperaba que su marido aceptase la invitación, sabía a la perfección que siempre lo dejaba varado en los negocios, pero esta vez, quería confiar, en que las cosas iban a cambiar.

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Y cruzaron aquel portal y ya no estaban en la comodidad de la Universidad, no, para nada, ahora estaban en un país ajeno que no el Ravenclaw conocía muy poco, y el Tíbet lo demostraba a la perfección. Estaban en una especie de sala, o eso veía el vampiro, pues delante de ellos estaba una estancia con cuatro puerta cerradas.

El ojiverde observó que Uzza se agachaba a tomar una piedra y la lanzó contra el edificio, la cual, al estar a unos cuantos centímetros, se desintegró por completo. La magia de protección era muy grande, seguramente producto de un Fianto Duri o un Cave Inimicum, o ambos, no lo sabía. Entonces. Bakari explicó lo que tenían que hacer y lanzó una andanada de flechas de fuego al edificio, y Emmet, rápidamente, invocó la fuerzas la Rueda del Tiempo, pero no pasó nada, el hechizo impactó, pero sin ser potenciado.

—Bueno, parece que la suerte no está de tu lado, Gaunt —Dijo en son de burla amistosa.

Después de ésto, el Director del Concilio de Mercaderes lanzó un Confringo, con lo que ahora era turno del Triviani lanzar la Rueda del Tiempo. Y así lo hizo, y para suerte de él, la fortuna le sonrió porque la Rueda del Tiempo había decidido que el Ravenclaw haría más fuerte el hechizo. Con la fuerza multiplicada, el confringo aumentó su intensidad y logró mermar un poco la defensa.

—Vaya, genial, esto se siente realmente bien. Ahora, va mi ataque —Dijo con tranquilidad mientras alzaba a Santa Teresa, su varita mágica de cerezo, contra la edificación —¡Reducto! —Dijo con fuerza y el rayo salió disparado hacia la edificación, esperaba, por lo menos que el Uzza usara la Rueda del Tiempo, porque no sabía a dónde se había ido su otra compañera.

@Orión Yaxley Javi, el número de comprador que me traes, no es el tuyo xD por favor tráeme el correcto y realizo la actualización.

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Actualizado, amor. Gracias