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Ela Karoline

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Mensajes publicados por Ela Karoline

  1. Yo nada más vengo a decir "Hola" que no se de que va todo o como funcionan las cosas por estos lados. Pero me complace ver a algunos conocidos y me anima conocer a los que no, aiss me siento como nueva en el foro, jajaja pocos me reconocen, Sagitas ya me dirás cómo moverme, dejaré que tu sabiduría me ilumine 😌

  2. Italia era uno de sus destinos favoritos, evocaba belleza y romanticismo a donde quiera que se mirara, también estaba el no menos atractivo azuelo de la gastronomía antigua y la floreciente, por donde se enfocará los italianos si que sabian vivir la vida.  

    Pero no era ninguna de aquellas cuestiones que la llevaban a Florencia, no, era un asunto menos agradable aunque si exitante, si cómo la pelirroja, adoraba las pociones junto al uso de la magia,  el solo pensar en ello hacia que el corazón alojado en su pecho latiera más de prisa. Se trataba de una invitación que ningún medimago, herbologo, pocionero y científico médico podría ignorar, colaborar en la creación de una vacuna contra aquel virus mortal que cobraba vidas a toda prisa.

    Así que allí estaba ella, cruzando uno de los arcos que daba acceso al antiguo Hospital de los inocentes para dirigirse a alguien que pudiera guiarla hasta la voz cantante o director del recinto mágico, era consciente de que el apretado corpiño de la blusa y la ajustada falda estilo tubo con abertura hasta por encima de la rodilla izquierda que mostraba unas largas y bien torneadas piernas, que finalizaban en zapatillas tacón de aguja elaboradas a medida justo en Italia, no era la imagen de una sanadora o investigadora entregada, sí, tenía debilidad por las cosas bonitas, pero eso no la hacía menos competente, si acaso distraía un poco, cosa que la Lockhart solía aprovechar a su favor.

    --Señoritas, señoritas-- dijo corriendo por el pasillo hasta alcanzar a dos brujas que se dirigían quien sabe a dónde, pero era a las que divisaba por el momento. --Soy Ela Lockhart, he venido para ayudar con el virus-- noto que una de las mujeres se giraba, la observaba de arriba a abajo --Soy medimaga, pocionera e investigadora médica, así que vengo a ponerme a la orden ya sea para el laboratorio o para envenenamientos, donde sea más útil--  concluyó con una sonrisa dirigida a ambas. Pero la bruja que había hablado era un hueso duro de roer y simplemente le dijo un seco "da igual, sígame"  así se pudieron las tres en marcha hasta llegar ante una puerta que fue golpeada suavemente con un par de nudillos y luego abierta sin esperar respuesta desde dentro.

    @ Ludwig Malfoy Triviani  @ Hannity Ollivander Evans

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  3. Ela Karoline llevaba mucho tiempo fuera de Londres  debido asuntos varios,  pero había regresado justo aquella mañana y mientras trataba de poner en orden tanto el castillo Lockhart como los negocios a su cargo recibió el patronum de Mica,  este suponía una excelente oportunidad para ponerse al corriente de los asuntos de la Orden del Fénix así cómo de los últimos cotilleos relacionados con el ministerio de magia y la comunidad mágica en general.

    Sin más demora que lo que le llegó tomar su capa de viaje y su varita,  uso la magia para hacer su aparición en uno de los lugares seguros de la Orden,  la ancestral residencia de los Potter. No tardo mucho en orientarse sobre el suelo que pisaba, desde el pasillo en el que se encontraba pudo escuchar el murmullo de conversaciones, lo que indicaba donde estaban por lo menos una buena parte de los miembros de la orden, hacia allí se dirigió lentamente, un poco tímida pues aún no había estrechado  lazos con casi nadie, al verla la mayoría recordaba a su prima Cye Lockhart, aunque  físicamente era muy parecida la principal diferencia visual era la cabellera rojiza y los ojos verdes, esto desde luego era un honor y también un fastidio, pues quería ganarse su lugar por merito propio sin comparaciones.

    En la sala había un ambiente muy distendido varios miembros a los que no conocía y otros a los que apenas había visto conversaba,dentro de lo que pudo escuchar hablaban de los edictos de la ministra de magiaz de la posible candidatura de Luna a tal magistratura y también preguntaban sobre la ubicación de la Fortaleza Oscura, todos temas sobre lo que ella estaba desactualizada.

    --Hola a todos, me disculpo por la demora-- dijo sin más consciente de que debía buscar algo que hacer con las manos para disimular su nerviosismo.

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  4. Ela Karoline estaba de vuelta luego de una larguísima ausencia, una necesaria para equilibrar su ser interior, para valorar lo que tenía, y dentro de ello, la oportunidad que su prima Cye le había dado al hacerla matriarca de los Lockhart con todas las herencias posibles: La familia, los amigos y una vida dentro de la comunidad inglesa.

     Ahora mismo le apetecía tomar algo sabroso después de horas de viaje, de polvo y varios cambios en el intinerario, si,si, Cye era una maniática de la seguridad e insistió en que gran parte del viaje de regreso lo hiciera al estilo muggle, sin magia de por medio, pero era su prima y intentó complacerla.

     Al adentrarse donde estaban los establecimientos mágicos notó un lugar que llamo su atención, tal vez  porque recordó que se lo habían recomendo como punto de encuentro de alguno de los amigos  y familiares de los Potter o más bien de Sagitas, esperaba que así fuera,  mientras tanto ya se imaginaba con un vaso de algún líquido entre las manos. Casi choca con una chica que también ingresaba a la taberna y parecía pensárselo o más  bien buscaba a alguien con la mirada.

    --¡Disculpa! no fue mi intención chocarte... parece un sitio interesante--  acotó la pelirroja de ojos verdes sonriéndole a @ Lisette Ryddleturn  en señal amistosa a pesar de no conocerla

     

  5.                                                               v0geq3L.png?1

    Cye guardo silencio, mientras escuchaba las palabras de @ Annick McKinnon ,  sus requerimientos apenas justos eran expuestos de forma clara y aparentemente serena, la Lockhart admiro el aplomo y la dignidad de su postura, se solidarizo con la pérdida de su esposo,  un sentimiento que conocía bien en carne propia, y se sentó junto al la bruja dejando a Mael al otro lado de la viuda, como si ambos estuvieran allí para servir de apoyo aunque ella no hubiera venido con ellos.

    Miro a la bruja al frente de ellos, @ Sagitas Potter Blue ,  si,  pero esa ropa, esos modales, las piernas elegante y formalmente cruzadas, frunció el ceño,  esta no le gustaba, no era a la cuñada y amiga que esperaba abrazar, con la que tenia ganas de charlar y tomar té, pero quizás fuera la causa de la llamada de Harpo, así que se propuso mantener la mente abierta y no juzgar, al menos a este respecto.

    La ministra decía estar haciendo las pesquisas necesarias  pero Cye solo pensaba ¿El tío Elvis muerto? no podía dar crédito al semejante noticia, era imposible ¿Cuándo?  ¿Cómo? ¿Porqué? era como sentir que un agujero negro se la iba tragando,  arrastrándola con fuerza, y solo una fuerza igual de poderosa pudo detener y cerrar el agujero,  la necesidad de conocer al culpable,  el odio aun no enfocado aunque poco noble, según la naturaleza de la rubia.

    Sus orbes casi se volvieron blanquecinas, debido a las emociones que la gobernaban en ese instante y su garganta formuló la pregunta en forma audible -¿Quién lo hizo?- quería un nombre, unos ojos a los que mirar,  un cuerpo al que torturar… no, lo último no encajaba con la Cye que todos conocían, pero había perdido tanto en los últimos años, que quizás no estaba dispuesta a perder más.

    -Hola Sagitas,  yo venia a hablar contigo- dijo la rubia quedamente -Yo no sabía nada de la muerte del tío Elvis... así que no, no he asistido al funeral- se volvió hacia Annick y poso su mano en la muñeca de la bruja susurrando un sincero y doloroso -Lo siento-.

     

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    Seguía apostada en el atrio,  junto al la fuente,  observando,  cavilando, pero no podía quedarse allí por siempre, así que avanzó buscado la manera de llegar al despacho de la ministra. Algo sintió,  era una sensación familiar, como si una energía ya conocida la rozará, por supuesto, no pudo distinguir que se trataba de un fantasmal  @ Anthony Ryvak Dracony

    Suspirando consiguió avanzar hasta los medios habituales para llegar a la planta donde estaba el despacho de la ministra,  una especie de milagro, pensó la rubia, sin darse cuenta que había contenido el aliento hasta ese momento.

    Por supuesto esperaba la presencia de aurores, o cualquier tipo de seguridad o artificio mágico, sonriendo sacudió la cabeza,  ¿desde cuando era tan precavida y miedosa?  definitivamente tenia que volver a las andadas y ponerse a tono con la nueva realidad del mundo mágico.

    Fue en ese momento que un par de personas pasaron junto al ella, otra sensación familiar, aunque sintió ganas de llorar,  se quedó mirando al la mujer, esa, esa era @ Annick McKinnon   Annick la esposa de el tío Elvis, extrañamente su corazón no dio un vuelco de alegría,  como siempre sucedía cuando pensaba en el Gryffindor.  

    Se apresuró al seguirlos y se les pego al los talones, tanto que los de seguridad pensaron que iban todos juntos. desde detrás de los demás Annick y Mael al segundos de que le dieron con la puerta  a la rubia en la cara,  ésta empujó un poco para poder cerrar la puerta, aunque todavía no podía ver a @ Sagitas Potter Blue ,  pero se quedo petrificada al escuchar las palabras de la viuda.  ¿Elvis estaba muerto? ¿cuando? ¿como? y por que nadie le había dicho nada.  Enmudeció al tiempo que su corazón empezaba al llorar.

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    ¿Qué rayos estaba pasando? era la pregunta que se estaba haciendo la Lockhart,  pero no la pelirroja,  sino la rubia,  la matriarca original.  Hasta sus oídos había llegado lo de aquel segundo edicto,  tanto por correspondencia habitual como por un llamado especial hecho por su prima Ela Karoline, de parte de Harpo, y el elfo siempre ha estado en gran estima ante los ojos de Cye,  por eso había regresado,  al menos para hacerle una visita a la ministra, a sus familiares y amigos,  y también por la Orden del Fénix, que seguramente tendría mucho trabajo con aquellos edictos.

    El traslado hasta el Ministerio de Magia nunca le había parecido tan largo y lento como aquel día, pero por fin estaba en el atrio,  camino despacio, observando todo,  re-acostumbrándose después de su larga ausencia, las heridas habían cerrado, si, pero el vacío seguía allí, enorme y abasallante, no quería ni imaginar como se sentía Darla… ella era más valiente sin duda alguna.

    La fuente seguía en su sitio, seguramente con más aventuras a cuesta,  saco una moneda del bolsillo de piel de moke y la dejo caer al agua, era una costumbre un tanto tranquilizadora, en contraste con los agitados pensamientos que circulaban en su cabeza.

    Estaba indecisa de como proceder,  ¿debería pedir una cita con la ministra?, o simplemente ¿debía colarse hasta su despacho y abrazarla como su cuñada? No le gustaba la idea de que alguien le dijera que no podía verla,  eso le hizo fruncir el ceño,  pero tampoco crea que cualquiera llegará hasta ella sin más, de pronto se dio cuenta que las personas que conocía también podían haber cambiado como ella, sino en lo físico si en lo interno, en cuanto a sentimientos, incluso en cuanto a ideales.

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  8. La taza de la rica sopa ya estaba vacia y pronto la del té de frutos rojos siguió el mismo camino,  mientras tanto no se perdía de las palabras y gestos de la anciana,  casi sonrió al ver un brillo y una mezcla de algo parecido a la melancolía, porque en aquel caso era cierto el dicho “los ojos son la ventana del alma” pero el momento fugaz paso y la arcana se centró en la guía que le había ofrecido.

    La palabra estrés le pareció apropiada para describir aquel momento de su niñez ¿cómo sería de no ser así? ella también se lo estaba preguntando.  Pero a menos que se pusieran manos a la obra no conseguirían averiguarlo, por eso tras la mujer se materializó un portal mágico de Fulgura Nox, la palabra visita y Norte desde luego no le prepararon para lo que se encontró una vez que cruzó el portal.

    El estallido de desaparición de la puerta por donde habían llegado la distrajo un poco, pero pronto se fijó en que había agua,  mucha en realidad, eso era bueno,  el agua la tranquilizaba,  pero aquello parecía un océano, Groenlandia cerca de  Qaanaaq acababa de decir @ Suluk Akku y el suelo se movio tras el pisotón,  cuando sus ojos descendieron se dio cuenta de que no era suelo firme, al menos no de tierra, era a penas un trozo de hielo desprendido de algún iceberg.

    -¡Oh!- fue el único sonido que emitió su garganta mientras que sus orbes esmeralda buscaban tierra de donde asirse, pero como bien señalaba la arcana esta muy lejos para que alguien con forma humana pudiera llegar a brazadas.

    -¿Qué vamos hacer?- la pregunta por poco llega tarde,  la mujer elevó los brazos y se dejó caer,  una mezcla de horror y sorpresa apresaron no sólo el corazón sino el cuerpo entero de Ela Karoline,  entonces antes de chocar contra el agua la arcana se transformó en una hermosa y ágil gaviota ártica, voló elevándose y dejándola sola.  El hielo emitió un crujido y la pelirroja se tambalea peligrosamente.

    -Depende de mis emociones- susurro para convencerse de que no se iba a ahogar -El puerto esta muy lejos- reconoció, miedo, una fina capa de sudor perlaba la piel de la bruja a pesar del intenso frio, elevó la mirada hacia la gaviota y rogó -No me dejes morir- luego se arrodilló en el hielo para tocar el agua, la nivea mano encontró el fluido líquido, cerró los ojos maravillada con la sensación de familiaridad y sin darse cuenta ya no era una mano o un brazo sino un ala, como atraída por un lazo invisible se deslizó, cada parte que tocaba el agua en fracción de segundos se transformaba hasta que sobre el mar se contemplaba un cisne blanco perlado, de cuello largo y elegante porte, pero los ojos de la criatura seguían teniendo el mismo verde esmeralda de la bruja.

    Sin esfuerzo, fue esquivando los trozos de hielo sueltos, moviéndose  como si flotara hasta la orilla del puerto, la sensación era deliciosa,  ya no había miedo ni frio,  solo gozo. Claro que volver a la forma humana era otra historia, sobre todo cuando estaba tan a gusto.

  9.  

    Todo estaba patas arriba, todo carecía de lógica, al menos eso sentía Ela Karoline,  sentada en el piso de la biblioteca, en el castillo Lockhart, a orillas de un pensadero en el que se había sumergido para husmear en los recuerdos de su prima Cye, quien de cuando en cuando le hacía saber que no estaba sola aunque lo pareciera. Siempre que Karoline se sentía perdida algo pasaba,  en esta ocasión además del álbum con fotos a cuyo pie habían notas como en los libros de recetas, indicándole quien era la persona a la que veía, la relación con la familia o con Cye y por ende con el bando al que la rubia adoraba y era parte de su adn, claro que la última conexión no está escrita para no dejar rastros, era más bien una percepción sutil al principio pero ahora fuente y segura. Lo cierto es que acababa de ver la  graduación de Cye en el Colegio, sus amigos y su amor, el momento en el que seguramente el pergamino reconocía su elección de bando y su camino, otro recuerdo donde sólo se distingue luz y energía,  mucha y muy fuente,  un rostro esculpido en mármol, cuyas facciones no era capaz de distinguir como si el propio recuerdo se empeñará en proteger y la propia voz de Cye que susurraba “mi familia, de algún modo mi hogar, un bien mayor, justicia verdadera”

    El sonido de un frasco rodado por el suelo (el de los recuerdos vaciado en el pensadero) la distrajo haciendo que separará las manos del borde redondeado donde se había sumergido. Cerró los ojos y apretó el dije de fénix que llevaba encima,  casi no supo que paso pero ya no estaba en la Lockhart,  aunque la bruma seguía siendo la misma.

    -¿Qué está pasando? -  Se oyó decir,  se levantó del suelo y comenzó andar, sus pies rozaban la hierba fresca, y a poca distancia el busto de una escultura en mármol yacía volcada, luego otras más parecían custodiar algo pero ¿Qué?

    Temblorosa tanto por la sorpresa como por la excitación miro más adelante y avanzó hacia unas escalera, miro hacia arriba,  la estructura en si era impresionante, con sus perfectas columnas, todo imponía respeto y solemnidad. ¿qué habría adentro? era hora de averiguarlo.

    Despacio y conteniendo el aliento cruzó la puertas y escucho voces, la de @Darla Potter Black la identifico de inmediato, así que respiro a todo pulmón por fin, ella estaba cerca de @Sophia Elvira Mackenzie.

    -¿Dónde estamos?-  Se unió a sus compañeros sin entender porque el predicador y líder @Rory Despard estaba en el suelo, quien luego se levantó para recibir a otra compañera @Hannity Ollivander Evans

    -Wuao- susurro admirada al sentir no sólo la energía que emanaba de la fuente, del templo mismo, sino de la corriente de agua que no veía,  era sacerdotisa los elementos no pasaban desapercibidos.

    -Agua, mucha... puedo sentirla- seguramente pensarían que estaba loca -Pero es diferente...-  claro que era diferente era el agua de vida, con cuerpo e intención propia, solo que Ela Karoline no lo sabia, pues era su primera incursión en el mítico templo blanco.

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  10.  

    El elfo se sentó a su lado, seguía visiblemente nervioso o angustiado,  en aquel instante no sabia identificar el motivo exacto por el que se retorcía las manos, sus dudas pronto calaron en el ánimo de la Lockhart,  Ela Karoline intentaba seguirle mental y auditivamente pero no era fácil, no con el propio tumulto de sentimientos, tristezas y añoranzas que ella llevaba a cuestas.

    --Estoy segura que eres un elfo maravilloso, pero no puedes tener todas las respuestas, Sagitas tendrá que escoger el camino que debe transitar-- dijo ladeando la cabeza para examinar el rostro del elfo --Tu, yo y cualquiera que la quiera solo podemos estar cerca,  para acompañarla, sostenerla o ayudar a levantarla si cae, pero no podemos forzar su elección ni caminar por ella, sino a su lado--  volvió a pasar el brazo sobre los hombros de la criatura en un gesto de consuelo y sonrió ante el pensamiento que evocaron algunas de las palabras anteriores de Harpo.

    --Nuestra amiga ya no es una lombricita,  ahora es un hermoso dragón, con escamas y fuego, si, pero con un enorme y palpitante corazón-- así era como la veía ella, fuerte y sabia, pero con una sensibilidad y un corazón que latía no sólo por la bruja misma,  sino por muchos a su alrededor. --Me llamo Ela, Ela Karoline,  pero tu Harpo, aun no me cuentas cual es el problema real ¿acaso lo sabes? --

    La bruja no pudo menos que acercar su hombro al elfo cuando descubrió las lagrimas cristalinas que descendían por el pequeño rostro, en muestra de un afecto y lealtad genuinas hacia la Potter. --Casi me dan ganas de irme ahora mismo al hacerle una visita, ummm solo que no sé dónde encontrarla,  ¿en casa?  ¿en los negocio o en el Ministerio? entonces recordó que no cruzaban palabras desde que había sido electa como ministra de magia.

     

    @ Sagitas Potter Blue

  11. La criatura que visitaba el castillo no era un enemigo y por sus grandes ojos y la angustia plasmada en su rostro tampoco un ladrón, lo supo antes siquiera de que pronunciará palabra alguna. Cuando por fin escucho su nombre y a quien servía.

    --¡Oh Sagitas!-- eso era muy bueno, Sagistas era su amiga y era buena,  a pesar de los rumores que estaban circulando por el Ministerio de Magia, seguro que eran infundados. --Conozco a  Sagitas, es mi amiga... ¿le pasa algo?-- pregunto frunciendo el ceño. Vio como el elfo se retorcía las manos.

    --Ven-- le dijo y lo invito a sentarse en las gradas, cosa que ella misma hizo palmeando el espacio a su lado para que la acompañara --Te invitaría dentro pero me temo que este peor que el exterior, todos parecen haber desaparecido-- dejo escapar el aire y sus hombros bajaron como desinflado,  entonces recordó que el elfo preguntaba por Cye.

    --Mi prima Cye esta lejos, no puedo encontrarla, pero su ave aparece en el jardín de té y se lleva cualquier misiva que tenga para ella, si quieres escribirle algo seguro lo recibira-- lo contempló un poco asustada mordiéndose el labio inferior --Por supuesto eso es un secreto... no debí decirtelo--  pero ya lo había hecho y a menos que lo dwsmemorizara no tenía remedio más que confiar en su discreción.

    ---Sagitas esta en aprietos ¿verdad?-- miro en todas direcciones para asegurarse de que nadie los oía --Soy afecta a la naturaleza y las conexiones, ya sabes, como Cye-- a una manera sutil de de decirle sin pronunciar la palabra que era sacerdotisa. --Siento cosas y me preocupa la esencia energética de tu ama-- miro al elfo y se sorprendió que ofreciera pagarle, era una buena criatura y había mucho respeto, afecto y lealtad en su ser hacia la Potter.

    --Yo quisiera ayudar si puedo, y estoy segura de que Cye no dudaría ni un  segundo, pero tienes que contarme lo que pasa-- agarro la mano en la que el elfo tenia el dinero mágico e hizo que la cerrará --Guarda tu dinero, Cye y yo no podemos ponerle precio a su amistad y a los lazos que nos unen--  le paso un brazo por los hombros como si fueran viejos amigos --Más bien veamos como ayudarla ¿te parece? --

  12. La verdad es que el castillo Lockhart parecía abandonado,  como si todos sus miembros hubieran desertado, migrado a salvaguardar sus vidas en otros rumbos, en el mejor de los casos. Los pedrusco que con formaban los muros transmitían soledad, silencio y angustia, quizás la misma que sentía la chica sentada en las escalinatas.

    Ela Karoline abrazada a sus propias piernas en un gesto de abandono,  sentía el peso del pasado de la familia y del futuro que podía estar a punto de perderse,  todo por su culpa, no había sabido ser el pilar que se necesitaba. Las lágrimas rodaron libremente por sus mejillas le fallaba al Cye y no podía permitírselo, no podía ser que su abuelo tuviera razón, no,  ella también era una Lockhart, menos sabia y conocida que Cye pero Lockhart al fin y al cabo.

    A pesar de estar metida en su congoja escuchó el crujir de la hojarasca con que estaba cubierto el sendero a la entrada principal y gran parte de los jardines, parecían pisadas y su mente se preguntó ¿quién podría ser?  pero más importante aún,  si serian amigos o enemigos, gente de bien o alguno de los saqueadores que en los últimos tiempos visitaban las mansiones abandonadas buscando hacerse con los tesoros existente.

    Por instinto salto y se escondió tras uno de los setos altos y desbordados por falta de poda.  Agudizo el oído y parpadeo para aclarar la visión,  era un elfo doméstico,  aunque no como otros que había visto, éste se parecía a los del propio castillo al menos no parecía a punto de morir de hambre. Podría ser peligroso, o quizás no, pero nunca lo sabría si no se hacía notar.

    Así que abandonó su escondite y subió las gradas hasta quedar delante de la puerta. --Hola ¿A quién buscas?-- dijo con amabilidad --Soy Ela Lockhart, matriarca de la familia-- espero atenta su reacción.

    @Sagitas Potter Blue

  13. La verdad es que Londres para Ela Karoline nunca perdía su atractivo, a pesar de los tiempos revueltos de la actualidad. La magia siempre estaba presente en cada lugar, en cada cosa que hacía, en todo,  y eso era maravilloso y constituía por si mismo una novedad que no dejaba de asombrarla,  sobre todo porque se sentía libre, confiada y dichosa,  por fin la bruja en su interior estaba floreciendo como los cuernos de aquellas estatuillas.

    Pasear por los comercios sola no era divertido, pero cotillear con una amiga y mirar escaparates si que lo era, por eso había insistido en que Sagitas se aventurara con ella en aquel recorrido, abandonando la comodidad y seguridad de su hogar.

    Y allí estaban mirando estatuillas de cuernos florecidos bajo la supervisor y platica de un dependiente que defendía la veracidad de la historia, leyenda o como quisiera llamarse.

    La ingenua y credula bruja en el interior de Ela bullia,  mientras que la Potter, más experimentada, cauta y desconfiada arrugaba el entrecejo en una clara advertencia de que no estaba para timos. Aún así y bajo métodos de los  que la Lockhart no estaba convencida, salían de la tienda con una bolsa y dentro las dos estatuas.

    -Te pasaste-  aseguró Karoline frunciendo el ceño -¡Pobre hombre! no había necesidad... miro la varita de su amiga -De eso-   pero enseguida el argumento de la reunión familiar acallo sus protestas y la mención de un pergamino antiguo atrajo toda su atención. Le gustaban los libros tanto como el chocolate, mientras más antiguos mejor, pues los secretos eran más jugosos y las historias menos fáciles.

    Carraspeo como si con eso limpiase sus pensamientos y encontrara la llave que abría posibilidades -Y supongo que además de enseñarme el pergamino iremos de cacería al bosque de los espinos-  sus palabras claramente demostraban que creía en la historia, una que había escuchado de niña como  tanta atención que incluso recordaba el nombre de la bruja malvada.

    -Adrihatis no estará  feliz con nuestra visita, te lo puedo asegurar-  la bruja oscura no admitía visitas en el bosque del que se creía ama y señora y menos  cuando un dulce cervatillo salia de su escondite. En el fondo, esta vez, la oscuridad que intuía en su amiga podía resultar… buena.  

    Suspiro mirándola con sus grandes ojos esmeraldas -¿Qué estamos esperando?  vallamos a por ella-  dijo entusiasmada y segura de haberse embarcado en una legendaria aventura, cuyo final aun no esta escrito.

  14.  Buenas, yo hasta ahora estoy dando vueltas,  ya saben como en casa nueva, cuando entras y vas de habitación en habitación,  viendo, saboreando, imaginando colores,  en este caso cambios,  oportunidades y aventuras. 

     

    Muchas gracias por el esfuerzo y por luchar para seguir vivos después de 21 años. 

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  15. Pronto el negocio empezaba a llenarse de vida, osea de clientes, lo cual desde luego, le entusiasmaba muchísimo a la propietaria, que desde la barra observaba el movimiento. Uno de los elfos hizo movimiento para ir atender la mesa recién ocupada, pero ella decidió atenderla en persona, un poco de ejercicio en aquel frio día no le caeria nada mal.

     

    Libretilla y pluma en mano salio de detrás del mostrador, serpenteo las distintas mesas a su paso para dirigirse a la ubicada un poco más distante del pequeño lago, lo cual indicaba que los clientes buscaban un poco de tranquilidad para la degustación o tal vez para la plática, dos asuntos que serian respetados en Cacao Café.

     

    --¡Bienvenidos a Cacao Café!-- dijo la bruja de roja cabellera --Soy Ela y tomare sus pedidos el día de hoy-- informo en tono tranquilo y jovial, mientras se presentaba pudo notar la elegante vestimenta del mago, indudablemente de buena calidad, ¿a qué familia pertenecería?

     

    Ela Karoline que tenia pocos conocidos en el poblado mágico a pesar de ser la reciente matriarca de la familia Lockhart, siempre se hacía aquella pregunta, intentando hacer nuevos amigos y estrechar lazos que la arraigaran al entorno británico. Mientras esperaba respuesta fue descubriendo una hoja en blanco de la Libretilla para poder apuntar las órdenes.

     

    @@Martin N Roses @@Beryl Serenity Hawthorne Sereno y Hawthorne

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  16. ¿Cuánto hacia que no paseaba por un parque? uff ni se acordaba, pero le apetecía aire fresco, puro y por supuesto, plática amistosa, contacto con algún ser querido, familia, ya fuese de esa que lleva la misma sangre, o esa que se elige con el corazón y cuyos lazos se van entretegiendo como lianas con el paso del tiempo, las circunstancias y lo vivido.

     

    Con aquel pensamiento en mente abandono los terrenos del solitario castillo Lockhart, hacia poco y por casualidad había escuchado de un parque sin igual y también de un circo por la misma dirección, también se entero de que su amiga Sagitas estaba vinculada a ambos, quizás podría aprovechar y visitarla, si, si, era una buena idea, aunque no tanto presentarse con las manos vacías.

     

    Antes de llegar a su destino se aprovisiono con algo para la Potter y luego en nada estuvo allí, el parque estaba cerrado, ¡vaya desilusión! aunque no creía que saltarse un barda y husmear un poco, sobre todo buscando a la propietaria se calificará como delito… en todo caso, aplicaría el dicho de “mejor pedir perdón que pedir permiso”

     

    Y así lo hizo, para su sorpresa todo era hermoso, fragante, la hierva verde, salpicada de florecillas, los asientos claros para descansar por aquí y por allá, al cerrar los ojos e inspirar le llegaba un aroma a rosas, y también la indiscutible presencia del agua a través de un murmullo. Al abrir los ojos había mucho terreno que explorar, le llevaría horas encontrar a Sagitas, o podía usar la magia, saco una libretilla y desprendió una hoja perfumada, le escribió un sencillo “Sagitas te estoy buscando. Ela Karoline Lockhart” lo dobló en forma de avión y le dio un toque con la varita al tiempo que lo hechizo para que buscará a su destinataria.

     

    Con una mano a modo de vicera intentaba identificar de donde provenía aquel ruido y que clase de animal lo producía, mientras caminaba despacito por e sendero.

  17. Una sonrisa trémula afloraba a los labios de la Lockhart, si una joven Lockhart, la matriarca actual, pero no era la rubia que todos conocían Cye no, era una bruja de cabellos rojizos, de temperamento efervescente, modales delicados y unas ganas de socializar contagiosa.

     

    En principio extendió la nivea mano para entregar la invitación que recibiera con antelación, esperó a que el elfo la tomará y corroborara su nombre o al menos su apellido dentro de la lista de invitados, agradecía enormemente llevar un antifaz porque así quizás no se notará tanto el rubor que cubría sus mejillas por tomar el lugar de su prima.

     

    Poco después fue conducida hacia los hermosos jardines donde circulaban invitados envuelto en espléndidos trajes, también circulaban las copas de champán como la nota introductoria de una velada que prometía mucho.

     

    Era la primera vez de Ela Karoline en aquel chateau de la familia Dumbledore, pero sabía que ambas familias tenían lazos de amistad, incluso una de las matriarca, Adda, era ahijada de Cye, así que presentaría sus respetos en nombre de los Lockhart y aprovecharía para conocer a miembros de la sociedad mágica que estaban presentes.

     

    Las orbes verde tras el antifaz blanco perlado brillaban como preciosas esmeraldas, y el rosado pálido de los delicados labios acentuaba la palidez tanto de la piel como del vestuario, de blanco, como sugería la invitación. Ela tomo una copa del líquido ambarino mientras con la mano libre deslizaba una arruga imaginaria del vestido, a la vez que con la mirada buscaba algún conocido, aunque con los rostros cubiertos seria casi imposible.

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    Los vestigios de año nuevo seguían presentes en el local, en el que aún caían pequeños copos de nieve de azucarados que no llegaban a tocar el suelo gracias a la magia conjurada. Los elfos y meseras ya están despojando las mesas de telas rojas y verdes para cubrirlas con manteles impecablemente
    blancos y caminerias (sobretodo) cafés, sobre las que reposaban bonitos menús.

    En la cocina, los elfos pasteleros y cocineros ponían manos al la obra para renovar vitrinas y cumplir con las expectativas de los posibles clientes.

    Ela, por su parte, estaba de cara a la terraza contemplando el columpio que subía a las personas a la terraza del Cacao Café, a los transeúntes despreocupados que circulaban haciendo las primeras compras del año.

    Optimismo, esperanza y magia era lo que la Lockhart deseaba para cada ser viviente sobre el planeta, era lo que esperaba tener a mano los próximos doce meses. También esperaba que el Cacao Café fuera punto de encuentro para muchos y que bajo el encanto de aquellos dos granos algunos pudieran cotillear, afianzar relaciones o encontrar un poco de paz.


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  19. Últimamente la Lockhart no había tenido tiempo de hacer tour por el impresionante Callejón Diagon, aparte de que había estado ausente una larga temporada, recién empezaba a ocuparse de los negocios y la familia. Había estado tan inmersa en los destrozos sufridos en el Castillo Lockhart, que todo lo demás se había quedado en suspenso. De camino al Banco Mágico un par de barriles apostados a la puerta de un local llamaron su atención, hizo un movimiento negativo con la cabeza, ese era otro problema a resolver, la gran cava de Cye había desaparecido junto con las varias docenas de botellas de vino que había elaborado y también coleccionado, iba a dar el grito al cielo cuando se enterará, y Ela Karoline lo único que podía era intentar reconstruir el lugar y tener a mano unas cuanta botellas y barricas llenas y listas para el consumo.

     

    --¡Quizás aquí logre solucionar algo!-- dijo para si misma con un cambio de animo que le venía muy bien. Toco instintivamente uno de los barriles y se aproximó hasta la puerta de doble hoja, sin abrirla husmeo el interior a través de la ventana circular en la puerta, luego más determinada empujó la madera y entro.

     

    --¡Woaooo!-- exclamó fijándose en la exquisita decoración, de inmediato un aroma a frutos secos la envolvió, habían mesas redondas y cómodos asientos, luego sus ojos en tono esmeralda divisaron la barra, limpia, lujosa, y con copas levitando listas para el uso.

     

    --¡Hola!-- dijo a la persona tras la barra, notando los barriles y también los letreros que indicaban el autoservicio, la sonrisa floreció en los rosados labios. Se lo estaba pensando si servirse una copa de esos barriles o pedir algo más exclusivo.

     

    Aunque claro, el local estaba por lo que parecía de inauguración, por los adornos y el ambiente festivo y la gente circulando.

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    Mientras esperaba a que más clientes llegarán al establecimiento, los olores de mazapán recién horneados, mezclados con las fuentes notas de los distintos cafés y el dulce chocolate que emanaban de la fuente invadían los sentidos de la Lockhart, le gusta y mucho aquel aroma familiar, el sentido de pertenencia al Callejón, lo mágico de todo aquello.

    Lo único que podía mejorar la experiencia era hacer amigos, algo que parecía no haber logrado con mucho éxito desde su llegada a Londres, excepto por unos pocos, muy valiosos, eso si, pero que estaban en lo suyo y ella se sentía por días invisible. Movió la cabeza en gesto negativo apretando los dientes, como si con ello logrará disipar sus pensamientos.

    --Va a mejorar, lo sé-- dijo con una punzada de anhelo y buena disposición, abierta a lo que el universo le regalará ese día. Sonrió y volvió a repasar las mesas con la vista, fue cuando noto que la llamaban de la mesa donde había servido aquellos cafés exótico. Con rapidez se acercó preguntando que deseaban ordenar

    --¿Cañitas de nevazucar? umm-- el vuelapluma tomo nota en la libretilla perfumada a canela y jengibre, claro que Ela no era una reputada pastelera, por eso sintió curiosidad y dudo si preguntar, aunque por supuesto los elfos cocineros seguramente lo tenían clarisimo.

    --Mm ¿esas son las cónicas huecas rellenas con crema y espolvoreada con azúcar pulverizada?-- pregunto un poco colorada, lo cierto es que dependiendo del lugar en el mundo donde se preparaban ciertas recetas los nombres cambiaban. --Y el ratón ¿ese es el pastel con esa forma características cubierto con fondant?-- rió para calmar los nervios que de pronto sentía.

    --Tendrás que disculparme, mi prima Cye Lockhart es la experta, claro que en cocina seguro que saben...-- dicho esto se mordió el labio inferior cual chiquilla.


    @@Albus Severus Black @
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    Entrando en el Atrio

     

    Los últimos meses habían sido una locura, Ela recién llegaba de viaje, había estado un temporada con su prima Cye Lockhart, fuera de Londres y del mundo mágico en general, ajena a las intrincadas vueltas en que había desembocando la guerra y las actuaciones de Aaron Black Lestrange y sus seguidores y la revelación del secretismo mágico.

     

    Por suerte, según su propia opinión, había sido nombrada una nueva ministra de magia, una bruja a la que conocía, sabia que era una mujer de acciones, con valores, el carácter y los nervios necesarios para llevar adelante esa tarea, desde luego no lo tenia fácil, pero seguramente contaba con personas que arrimaran el hombro para recuperar la paz de ser posible, y también sanear el emiciclo mágico.

     

    --¡Ojalá tambien de mortifagos puñeteros!-- lo dijo con tanto énfasis que hasta la misma pelirroja se sorprendió y se tapó la boca con una mano enguantada la boca, mirando a su alrededor para ver si alguien la había escuchado, por suerte apenas iba entrando en el ministerio y cada cual andaba en lo suyo con las acostumbradas prisas.

     

    Ya en el atrio aspiro aire y se detuvo a contemplar a su alrededor, la gente con sus distintos atuendos que iban desde altos y puntiagudos sombreros con túnicas sencillas o muy elaboradas hasta trajes al la moda elegantemente cortados y confeccionados, quizás con algún aderezo de magia, altos, bajos, promedio, rubios, blancos, morenos, todos mágicos, según su percepción, lo que importaba era esa sensación de lo familiar y de estar donde debía.

     

    --Por mucho que te quiera Cye, este es mi lugar-- susurro más para si misma que para otros, saco una moneda de oro de su monedero de piel de moke y se acercó a la fuente para lanzar la al agua de espalda, por aquello de los buenos augurios.

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    La rubia que ocupó el asiento frente al mago que estaba atendiendo Ela Karoline recibió una serie de justos cumplidos, cada palabra le hacía justicia y también reflejaba admiración y cierta devoción por parte de su invocador, la Lockhart volvió a sonreír antes de recibir el pedido.

    --En seguida lo traigo-- dijo en tono amable y se retiró discretamente, pensando que ambos clientes sabían lo que querían, ambas excelentes opciones para paladares exigentes, aunque le sorprendió in poco la elección del kopi luwak expresso, uno de los cafés más caros del mundo, debido al procesamiento del grano.

    En la cocina los elfos se pusieron manos a la obra, poco después los granos indonesios habían sido transformados en una exquisita bebida, La pelirroja llevo la bandeja de nuevo la mesa, colocó la taza de porcelana con el humeante líquido ante la bruja además de una diminuta fuente con galletitas variadas de almendra, chocolate y naranja para acompañar las bebidas cortesía de la casa, aunque la propietaria estuvo a punto de sustituir las galletas por donut, no entendía porque la chica le recordaba a los Potter y a los accidentosos.

    --¡Que lo disfrute!-- luego se retiró hasta la barra desde donde podía observar toda la terraza y estar pendiente de la clientela.

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