Jump to content

Gyvraine C. Sullivan

Magos Expertos
  • Mensajes

    2.543
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    3

Mensajes publicados por Gyvraine C. Sullivan

  1. Gyvraine ladeo la cabeza haciendo que un castaño mecho de cabello cayera frente a su pálido rostro, no comprendía del todo qué era jugar a "la caperucita", pero seguro sería divertido, sobre todo si había semejantes animales involucrados. El gruñido de su lobo no pudo más que sacarle una sonrisa, al tiempo que le dedicaba una mirada de incredulidad ante la "traición".

     

    - Morphos - repitió, para que un sillón más cobrara vida y se convirtiera en un lobo idéntico al anterior. Con una instrucción muda el nuevo animal llegó de un salto para interponerse entre su ama y el atacante -. No lo mates, en un momento volverá a nuestro lado. Solo detenlo - le dijo Gyvraine al lobo que la protegía, pues sabía perfectamente que en el momento en que el efecto del hechizo de la otra mortífaga pasara tendría un arma más con qué contraatacar.

     

    Los zafiros de la Malfoy recorrieron de pies a cabeza a su oponente, tratando de que aquella imagen se quedara en su mente, nunca sabía cuándo necesitaría recordarla de nuevo. Solo el movimiento de Joa al levantar de nuevo su varita y apuntarle, fue lo que sacó a la mortífaga de su ensimismamiento y no pudo ocultar su sorpresa al ver un rayo cruzar la distancia que las separaba.

     

    - Protego - susurró Gyvraine haciendo una estudiada floritura, para que un escudo de hilos azulados saliera de la punta de su varita, justo en el segundo en que el hechizo estaba lo suficientemente cerca como para ser absorbido y eliminara peligro alguno -. Mejor jugamos a los tres hermanos huyendo de la muerte, ¿qué te parece? Suena más... real, ¿no? - dijo con media sonrisa, recordando los cuentos de Beedle el Bardo. No entendía cómo es que las familias ahora enseñaran cuentos muggles a los niños, por eso aquella decadencia.

     

    Los gruñidos de ambos lobos llenaban la sala, pues mientras uno intentaba arremeter contra su creadora, el otro la protegía, un espectáculo sorprendente por semejante agilidad de ambos animales de negro pelaje. A pesar de que su expresión distante le daba un aire distraído, al borde de la indiferencia ante el peligro de muerte, su mente trabajaba a mil por hora, recorriendo el abanico de posibilidades entre estrategias y hechizos disponibles para la primer ronda de torneo. No podía perder.

  2. Los celestes ojos de la Malfoy parecían mucho más interesados en el tono carmesí del cielo, gracias al atardecer, que en la "asamblea" que se desarrollaba en el patio de la Fortaleza. Las palabras llegaban casi inconexas hasta su mente, pero sabía perfectamente de qué iba todo aquello, tendría que levantar la varita en contra de uno de sus compañeros y aquello, a pesar de todo, era lo más difícil.

     

    Antes de que pudiera decir o hacer algo, escuchó como los organizadores daban fin a su discurso y, en lo que tarda un corazón en latir, hechizos comenzaron a volar por todas partes. Los labios de Gyvraine se curvaron en una sonrisa al ver a uno de sus compañeros de grupo "animándoles", pero antes de que pudiera siquiera responder ella al ataque de Zack, un chico se le adelantó.

     

    - Muy bien, de todas formas nos veremos después - dijo encogiéndose de hombros y mirando hacia otra dirección, justo donde estaba la miembro restante del segundo grupo -. Creo que tú y yo nos divertiremos más en otro lugar - apenas dijo aquello chasqueó los dedos y ambas desaparecieron del patio de la Fortaleza para aparecer en un parpadeo en un amplia estancia -. Mucho más acogedor, ¿no crees? - preguntó la Malfoy a su oponente, como si estuviera ahí por un tour mucho más que para un duelo a muerte.

     

    Los descalzos pies de Gyvraine se encontraban sobre el frío suelo de mármol del hall de la Cueva de las Banshees, que, para su visita, parecía completamente vacío, exceptuando por los seis sillones rojizos esparcidos por el amplio lugar, así como unas cuantas mesas echadas a un lado para dejar espacio suficiente. La mortífaga sabía perfectamente que había un par de almohadas en cada sillón y unos libros sobre las mesas, pero apenas si les puso atención, pues su atención se fijó en el alto techo del que colgaba un gran candelabro, suspendido justo en medio de ambas brujas.

     

    - Nunca había venido aquí - susurró, más para sí misma que para su compañera y ahora contrincante - Morphos - susurró haciendo una floritura con su varita de arce, para que de inmediato uno de los sillones de tres plazas se convirtiera en un enorme lobo negro, un poco más grande y musculoso de lo normal - No hay mucho más por aquí, qué desperdicio - susurró, con la mirada en su alrededor sabiendo que el animal que acaba de crear se situaba a su lado gruñendo y mostrando sus afilados colmillos amenazando a su oponente, que se encontraba a unos ocho metros de distancia.

     

    Con aire distraído alisó una inexistente arruga de su delgadísima túnica gris perla, sabiendo perfectamente que aquel detalle en su vestimenta tenía un propósito oculto. Levantó la mirada y clavando su gélida mirada en su oponente, sonrió. El torneo daba comienzo.

  3. - Ama, será mejor que se vaya a su habitación o al salón, sabe que a su tío no le gusta que se retrase alguien a la hora de la cena – se escuchó decir a Hamilton con la poca paciencia marcada en cada sílaba, conteniendo al máximo su molestia pues al ser una Malfoy a quién se dirigía debía tener cuidado –. Es igual a su madre…- susurró apenas, pero más tardó en recomponer el gesto de disgusto que en tener un dedo acusador entre sus grandes ojos.

     

    - Escúchame bien, alimaña, no quiero volverte a escuchar decir algo, lo que sea, sobre mi madre o te juro que lo amable que soy contigo pasará a ser historia – susurró Gyvraine con los ojos entornados y fijos en el elfo que dio un paso atrás e hizo una reverencia, poco convincente para la bruja que lo conocía a la perfección -. Es mi madre… después de todo – terminó levantándose de la silla que ocupaba en el comedor de la mansión -. De todas formas ya me iba – terminó yendo hasta la puerta de entrada y se detuvo a tan solo un paso.

     

    Desde el momento en que había llegado a la Mansión Malfoy hacía tantos años y a una corta edad su tío le había inculcado ante todo el seguir las reglas de la familia, nada era más importante que la familia, por eso estaba ahí después de tanto tiempo. Soltó un suspiro de frustración al sentirse tan atada por su formación, sus propios ideales y su pasado que se tomó todo un segundo que permaneció inmóvil para sopesar aquel gran peso.

     

    - ¿Quién está en la mansión? – preguntó Gyvraine, con una mano en la puerta, dispuesta a salir de ahí, pero con toda intensión de esquivar a todo habitante. Aunque siempre había la posibilidad de encontrar en el vestíbulo a alguna de sus primas que llegaba de una loca noche de copas, como la última vez que había visto a Afrodita y el simple recuerdo le tensó cada nervio del cuerpo, sin explicarse del todo el por qué ocurría aquello cada que se encontraba con alguno de los Malfoy con los que había crecido o, en la mayoría de los casos, la había crecer.

     

    - A esta hora casi todos están en su habitación, pero hay un par en el salón, ama – aquella última frase obligó a la Mago Oscuro a salir de sus recuerdos, pues Hamilton había pronunciado con especial énfasis el número de personas -. Es una reunión con una nueva integrante – continuó el elfo con su explicación al notar que la Malfoy había girado y entornaba los ojos interesada -, pero puede ir a la biblioteca si es que le molestan los nuevos, ama – sugirió el sirviente conociendo perfectamente los sentimientos de Gyvraine con respecto a los recién llegados.

     

    - Estaré en la sala de juegos, tráeme por favor un café – dijo distraída, al tiempo que salía del comedor, con la duda en la mirada, pues imágenes inconexas pasaban en un remolino por su mente acompañadas de una voz conocida que solo había escuchado a través de una luz en medio de una batalla -. Después averiguaré quién es el nuevo integrante, después de todo seremos familia, ¿no? – concluyó, saliendo con paso firme hasta el salón de banquetes para no interrumpir la reunión en el salón principal.

     

    Justo en el momento en que su mano dejó el pomo de la puerta del salón de juegos al cerrar tras de sí, una voz al otro lado de la puerta corrediza al salón le hizo quedar inmóvil, la reconocía de algún lugar. Sacudió la cabeza, reprendiéndose a sí misma de escuchar una conversación ajena y antes de que pudiera tener una oportunidad más para intentar saber qué se hablaba en el salón, Hamilton ya la esperaba con una taza de café sobre la mesa.

     

    - Gracias, ahora vete, quiero leer en paz – dijo agitando una mano y yendo hasta un amplio sillón, al tiempo que hacía aparecer un libro entre sus manos.

     

    - La biblioteca es para leer y el salón de juegos para… - la frase del elfo quedó en el aire, pues la fulminante mirada de Gyvraine le hizo desaparecer en medio del característico sonido de desaparición. Con tal de hacer rabiar a Hamilton la Malfoy había elegido ese lugar para tratar de conciliar el sueño o mejor aún, disipar una duda que le carcomía por dentro y al parecer la respuesta estaba tan solo atravesando las puertas corredizas del salón.

    • Me gusta 1
  4. Mazmorras - dada de alta

     

    Asintió levemente ante las palabras de la sanadora que le había atendido y la siguió con la mirada tratando de encontrar algo familiar en su rostro, incluso en su caminar, pero antes de poner encontrar algo, se dio cuenta que debía irse de ahí envuelta tan solo en una bata. Estuvo a punto de abrir la boca para comenzar a quejarse hasta que delante tuvo un par de pociones más, después del dolor, lo que más detestaba eran las pociones.

     

    - Dile que siga intentando, lo necesitamos. Yo también espero no volver - añadió con media sonrisa y fulminando con la mirada la espalda de Valkyria al salir, por haberse referido a ella de esa forma -. Muchísimas gracias - dijo, está vez miando cómo es que la sanadora le entregaba un pergamino con su alta del hospital. Vació de un trago cada uno de los frasquillos con pociones y después de hacer un gesto de asco revisó su permiso de salir.

     

    El aroma a pociones y hierba le inundó el olfato, tanto que por un segundo tuvo que sostenerse de la camilla para no caer. Bajó lentamente una pierna y luego la otra, hasta quedar completamente de pie, como rogando para que la fuerza en sus piernas no le hubiera abandonado o, peor aun, hubiera olvidado cómo era moverse en dos pies. Se envolvió en la bata mi flexionó las rodillas, como verificando que todo funcionara.

     

    - Les enviaré la bata de regreso en cuando llegue a casa, ¿vale? - dijo a Sira, elevando ambas cejas y mirando fijamente a la sanadora y tras todo un segundo cayó en la cuenta de que algo le faltaba hacer -. Lo siento, qué descortesía la mía - golpeó levemente su frente con la palma de la mano extendida y sonrió con sus celestes ojos clavados en la sandadora -. Soy Gyvraine Malfoy, un placer - se presentó extendiendo la mano, sabiendo perfectamente que no había riesgo alguno en decir su nombre en aquel lugar, pues solo entraban mortífagos.

     

    Ajustó la bata a su cintura y mirando a ambos lados comenzó a buscar la salida, en verdad necesitaba abandonar ese lugar, darse un buen baño en la mansión Malfoy y ponerse al corriente con su prima, que seguro le tendría más de una interesante noticia.

     

    - De nuevo, muchas gracias, nos veremos pronto, en mejores circunstancias, espero - se despidió y sin más dio media vuelta rumbo a la salida. Aquella bata no era precisamente su mejor atuendo, pero no le quedaba más remedio que salir así hasta un lugar en el que pudiera girar sobre su propio eje y desaparecer.

    • Me gusta 1
  5. Mazmorras - Siendo atendida

     

    Nada más tuvo que esperar un par de segundos para que por la puerta viera entrar a una sanadora, si es que un fantasma contaba con los sentidos de un humano. Gyvraine ladeó la cabeza a un lado, pues jamás había visto a aquella chica o tal vez se la había cruzado un par de veces en la fortaleza, sin prestarle mayor atención. No cabía duda que tenía que preguntar a su prima Afrodita sobre los pormenores de los nuevos mortífagos, por alguna razón, la Malfoy siempre sabía que había detrás de cada rostro.

     

    - Hola - dijo, sabiendo perfectamente que no podía escucharla y saltando de la camilla donde había estado sentada esperando a que alguien llegara - ¿Quién eres? - preguntó, mirando fijamente a la sanadora, pero sin clara intención de saber la identidad de ella, pues de inmediato se dio cuenta que le regresaría a la vida - ¡Cuidado! ¡Duele! - le dijo la mortífaga en medio de un grito ahogado antes de que una luz le segara por completo.

     

    Bastó una fracción de segundo para que fura completamente consciente de cada célula de su cuerpo que gritaba de dolor, como incendiada desde el centro. Apretó los ojos un instante en lo que se acostumbró a que todos sus sentidos funcionaran de nuevo y al escuchar una lejana voz que le prometía zumo, dejó salir el aire que sin darse cuenta estaba conteniendo en sus pulmones, como si hubiera sido un grito de dolor que se quedó atrapado en su sistema.

     

    - Eres mala, Valky - susurró Gyvraine con voz ronca y gutural, aun sin abrir los ojos, pero tratando de dibujar una media sonrisa al reconocer la voz de una segunda mujer - ¿Sabes lo que odio las pociones de curación? - preguntó, tratando de incorporarse y recordando con cada respiración el por qué odiaba regresar a la vida, el dolor regresaba con ella y, peor aun, las pociones - Díganme si puedo irme ya, ya no duele tanto - añadió al sentarse en la camilla y tratando de componer un gesto de completa despreocupación, tomando en cuenta que su ropa estaba hecha un desastre- Una Malfoy me espera, y saben que a los Malfoy no nos gusta esperar - terminó, esperando que aquello no tardara más, pues recordaba que si, tenía una cita con su queridísima prima Afrodita.

  6. Mazmorras Mortífagas

     

    Había pasado semanas enteras antes de que la mortífaga pudiera encontrar siquiera el camino correcto hacia el hospital, si es que podía siquiera llamarse mortífaga al fantasma que deambulaba de un lado a otro de la ciudad sin rumbo fijo, pues a los cuántos días de haber comenzado su "viaje" para reunirse con su cuerpo que fue transportado a San Mungo, la tentadora idea de la muerte le había seducido. Por un par de días había decidido quedarse así, sin volver a respirar o ser sólida siquiera, esperando que la idea del paraíso al fin la alcanzara, pero el recuerdo de lo que era estar de nuevo con vida, le nubló aquella decisión dejándola de pie en medio de las mazmorras mortífagas, buscando su maltrecho cadáver.

     

    - Genial, debí haber hecho un mapa - se quejó, comenzando a impacientarse apenas pasados unos minutos -, comenzaré a cambiar de opinión - se dijo en forma cantarina, sabiendo perfectamente que nadie más le podía escuchar, siendo eso una de las cosas que más le desagradaban. "La muerte está bien hasta que no puedes insultar a gusto", se decía una y otra vez mientras miraba a través de las habitaciones en busca de su cuerpo.

     

    Pasó por varias puertas antes de ver, al final de una habitación, un par de pies que sobresalían a través de una cortina. Sonrió de lado, pues sabía perfectamente que aquellas extremidades se trataban de las suyas, tal vez casi abandonadas porque nadie había pedido su curación o peor aún, trataron de curarlo pero nada sucedió.

     

    - Hola, ¿me extrañaste? – le preguntó a su propio cuerpo, recorriendo con los dedos la línea de su cuerpo, pero sin lograr a sentir nada – Yo si te extrañé – añadió fingiendo pesar y después de mirar sus ojos cerrados, volteó a ambos lados, esperando a que algún sanador pasara –. Ahora hay que esperar – añadió, soltando un suspiro y subiendo de un salto a la cama, para sentarse en al lado de su cuerpo.

  7. Recorrer la mansión en medio del amanecer se le había antojado particularmente tentador, una practica que había dejado ya hacía años, los mismos años que llevaba sin lograr tener ese algo que la atara a su hogar. El saber que los Malfoy dormían plácidamente tras las puertas de sus habitaciones y que un elfo o dos estaban al pendiente de sus pasos le resultaba casi revitalizante, casi como volver en el tiempo.

     

    Su vaporosa túnica blanca le envolvía y le daba un aspecto de algún alma en pena, recorriendo lo pasillos y sentándose de cuando en cuando en los sillones, pues después de haber inspeccionado los jardines un vago sentimiento de pertenencia le inundó, quería más, llenarse por completo los sentidos de aquel lugar. Sonreía con los recuerdos de su infancia, y por un segundo casi pudo ver a sus primos peleando y jugando entre ellos, mientras corrían en el vestíbulo. El primer recuerdo que tenía Gyvraine de ellos.

     

    Solo una voz conocida le atrajo de nuevo al presente, a ese presente tan desolado y vacío para la mansión. Antes de volverse, Gyvraine arrugó un poco el entrecejo, completamente extrañada de escuchar precisamente a un conocido, tal vez había hecho más ruido del que pensaba y ahora media familia estaba alerta. Giró lentamente sobre su propio eje y, esperando una reprimenda, se encontró con un rostro confuso en medio de las aun penumbras a los pies de las escaleras y, para su sorpresa, solo la recibió lo que podía decirse un saludo con un tono de extrañeza como el que ella misma hubiera empleado de haber encontrado a alguien allí.

     

    - Hola - fue lo único que pudo alcanzar a decir en medio de su propia confusión. De inmediato recorrió con la mirada la imagen de su prima a la que apenas había visto en mucho tiempo, lo que parecía una eternidad. Una sonrisa apareció de pronto en sus labios, pues desde el momento en que había pisado esa mansión había imaginado justamente así a Afrodita Malfoy: con las señales claras de haber pasado una alocada noche con un apuesto joven que había arrugado su elegante y caro vestido, con el maquillaje algo arruinado y, por supuesto, envuelta en un aroma que se teñía de tabaco, licor y colonia de hombre.

     

    Por fin después de toda su infancia y parte de su vida adulta esa imagen con la que había idealizado a su prima se hacía realidad ante sus ojos, surgiendo de entre la oscuridad. Entrecerró los ojos y avanzó un paso hacia donde la imagen de la banshee se había quedado de pie, sin querer apartar la mirada de ella por miedo a que todo aquello solo se tratara de una alucinación.

     

    - Un viaje demasiado largo - confirmó Gyvraine sin borrar aun de su rostro la divertida sonrisa y evitando a propósito el responder cómo es que se encontraba, pues ni ella misma lo había descubierto aun -. ¿Tu cuerpo al fin refleja tu demencia interna? - preguntó, bromeando claramente y señalando los zapatos en la mano -. Creí que por fin habías encontrado en qué mansión quedarte cuando fuera muy entrada la noche, no me digas que tan pronto ya huyes de él - comentó haciendo alusión a los rumores que decían que Afrodita Malfoy por fin había caído en las redes del amor- ¿O es que los rumores no eran ciertos y sigues siendo un fruto prohibido en lugar de la media naranja de alguien? - preguntó, enarcando una ceja y yendo hacia la sala, sabiendo perfectamente que los miembros de la familia pronto se despertarían.

  8. En medio de la noche y tan rápido como lo que tarda un corazón en latir, una figura apareció frente a las puertas de la familia Malfoy. Aquella imagen recortada gracias a la luz de la luna, se quedó de pie, mirando al interior a través de las rejas de hierro que no se habían movido ni un centímetro, como si no reconociera a la recién llegada como parte de la familia.

     

    - Hogar, dulce hogar - susurró Gyvraine con media sonrisa dibujada en los labios, gesto en el que sus celestes ojos no alcanzaron a participar. Tomó aire, como si dar un paso hacia el que había sido su hogar tantos años le costara toda su voluntad o como si necesitara valentía para volver -. ¿Me extrañaron? - dijo con ironía, sabiendo que lo miembros de la familia que aun ocupaban la mansión ya estaban más que sumidos en el más profundo de los sueños y que, aunque no lo estuvieran, ni siquiera hubieran notado su ausencia.

     

    Dio un paso adelante y su maleta, que hasta entonces había pasado inadvertida, avanzó con ella, flotando a un par de centímetros por encima del suelo. En realidad la joven Malfoy había olvidado el que su equipaje la acompañaba, pues la simple imagen de la mansión al final del camino empedrado le había sobrecogido de tal forma que se sintió de nuevo una pequeña niña que era llevada de la mano de su madre.

     

    - Casi olvido cómo es este lugar - se dijo a sí misma una vez que las puertas se abrieron, tal vez reconociendo la magia que corría por sus venas. A pesar de que pudo aparecer directamente en su habitación, sin tener que pasar por la ceremoniosa parte de atravesar el vestíbulo y subir las escaleras, pero esa noche Gyvraine se lo permitió, tal vez sintiendo que eso se lo debía a cualquier cosa que fuera lo que sintiera por ese lugar, tal vez un dejo de agradecimiento acompañado de buenos recuerdos sepultados en algún lugar de su mente.

     

    Inhaló el aire puro del enorme jardín y la vida lentamente regresó a cada una de sus células, había estado tanto tiempo fuera que hasta el aire era diferente. Sacudió la cabeza un par de veces antes de que en su pálido rostro se dibujara la habitual sonrisa burlona y altiva que le acompañaba siempre, tal vez se había permitido unos minutos de nostalgia al atravesar todo el camino a pie, pero por unos minutos ya había sido suficiente, no necesitaba más melancolía en su vida, ya había vivido de ello mucho tiempo.

     

    - Estos elfos ya no saben hacer su trabajo - dijo de pronto, acercándose a uno de los rosales y apenas dijo aquello un chasquido a su espalda le anunció que uno de los sirvientes había acudido a su llamado -. Quiero una explicación, Hamilton - dijo sin volverse, pues sabía quién había aparecido -, que yo sepa, a pesar de que la familia no te lo diga expresamente, DEBEN cuidar de cada planta en este lugar - su mirada se clavó en el elfo que la miraba con una mezcla de sentimientos indescifrables.

     

    - Han sido los cambios de tiempo bruscos los que maltrataron las plantas, ama - contestó con un matiz de rabia en la voz, a lo que la Malfoy solo respondió enarcando una ceja, como esperando a que Hamilton agregara algo más que le había faltado y de inmediato, casi a regañadientes, el sirviente hizo una reverencia de noventa grados -. Muy bien, Hamilton, que no se diga que un elfo de la familia Malfoy ha perdido los modales y ha olvidado cuál es su lugar - dijo triunfante avanzando más entre el jardín para detenerse apenas a unos metros -. Lleva mi equipaje a mi habitación y ordénalo, yo me quedaré por aquí hasta que sea hora del desayuno, para saludar a la familia.

     

    El tono vivaz en a voz de Gyvraine fue lo que más hizo enojar al elfo que la fulminó con la mirada y con un chasquido hizo desaparecer el baúl que había sido casi abandonado por su ama. Con una última inclinación y murmurando por lo bajo, con toda intención de que la Malfoy lo escuchara, desapareció hacia donde había ido a parar el equipaje, para hacer exactamente lo que le habían ordenado.

     

    Si, tal vez lo que más había extrañado de aquel lugar era pelear con el viejo y cascarrabias de Hamilton, que a pesar de ser solo un elfo era lo único que se mantenía constante desde el primer día que llegó a la mansión. De nuevo una sombra de nostalgia apareció en su mente, pero obligándose a sí misma a pensar en algo más miró al horizonte y la línea rojiza que comenzaba a aparecer le indicó que estaba a punto de amanecer, solo era cuestión de tiempo para que los Malfoy salieran a cumplir con el estricto itinerario de comidas.

  9. - Voy a morir en serio - soltó de pronto, apoyando la frente en sus brazos que ya estaban apoyados sobre los informes y pergaminos más importantes, a los que debió atender un mes o más atrás. Cerró los ojos un par de minutos, tratando de encontrar la forma y fuerza para encontrar un principio a todo el caos que había desatado sobre su escritorio -. Debí llevarme parte de todo esto, para que no fuera tanto - se reprendió a sí misma sin poder encontrar aun los ánimos como para hacer un resumen del trabajo que había quedado detenido por su ausencia.

     

    Soltó un suspiro de frustración y sacudió la cabeza, tratando de olvidar todo lo que había tenido que pasar en aquel repentino viaje que le había ocasionado más problemas que soluciones para su ya cotidiana vida en Ottery. Pero el no haber marchado todos esos días, seguramente habría tenido consecuencias, cómo no tenerlas si se trataba de las negociaciones de mercancía del local que tenía en el callejón.

     

    - Resumen... - se obligó a sí misma a ordenar sus ideas, dejando de lado sus demás negocios y centrándose en el que le urgía en ese instante, el ministerio -. Aziid necesita un informe de lo avanzado hasta ahora, por lo menos hasta donde me quedé - se dijo, al tiempo que hacía una estudiada floritura con la varita para que la pluma mágica que guardaba en uno de los cajones saliera como si hubiera sido llamada por una silenciosa orden, acompañada por un rollo de pergamino, ambos esperando las siguientes ordenes de la Malfoy.

     

    Drew Evans

    Jede de Oficina. Oficina de Asesores, Gabinete de Protocolo y Prensa.

    PRESENTE

     

    En atención a las actividades realizadas en los meses pasados me permito enviarle el presente resumen como informe de las actividades desarrolladas por la Asesoría para la coordinación de los Departamentos:

    1. Mediante una visita al departamento de Cooperación Mágica Internacional se acordó con la Directora, Kassandra S. Weasley, la realización de un encuentro internacional, enfocado solamente a los países con mayor número de emigrantes en nuestro país, selección ya realizada por el departamento.
    2. Copia del informe de actividad en el departamento de Cooperación Mágica Internacional, fue enviado a la Oficina del ministro, específicamente a la asesoría a mi cargo, con el fin de recopilar información de la actividad migratoria y documental que se lleva a cabo legalmente en el país.
    3. Se han realizado visitas a Servicios Administrativos del Wizengamot, así como al Cuartel General de Aurores, siendo éste último el más fructífero, pues la Directora mostró en la mayor disposición de elaborar un informe de actividades.

    En cuanto al numeral 1, solo se espera la autorización de la oficina de Asesores, Gabinete de Protocolo y Prensa, así como de la Dirección de la Oficina del ministro para continuar con los preparativos del festival internacional.

    Con respecto al numeral 3, de ser necesario se solicitará el resumen de actividad del primer trimestre de cada departamento ya visitado, además de continuar con las visitas al resto de los departamentos.

    Esperando su positiva respuesta, le extiendo un cordial saludo.

    Atte.

    Gyvraine Malfoy

    Asesora para la Coordinación de los Departamentos

     

    Cuando quedó listo el oficio, la Mago Oscuro lo leyó una y otra vez, paseando sus zafiros por cada línea, intentando que cada idea quedara clara. Sabía perfectamente que aquel había sido un informe particularmente corto, pero no podía extenderse demasiado, mucho menos si quería ahorrar tiempo y seguir con su labor lo antes posible.

     

    - Siguiente cosa - susurró golpeando el oficio con la punta de su varita para que éste se doblara en forma de pequeño avión de papel y saliera volando desde su escritorio hasta el escritorio de Aziid, que seguramente ya lo estaba esperando -. Confiaré en que él le avise a Mei - dijo con la mirada clavada justo en el lugar de donde el avión había desaparecido flotando hasta su destinatario -. ¿Qué más tengo que hacer? - se preguntó, mirando de nuevo los pergaminos esparcidos sobre su escritorio, al tiempo que algunos de ellos se enrollaban y salían volando hasta un archivero, pues eran justamente todas las justificaciones que había necesitado para el oficio enviado al jefe de oficina.

     

    Pasó una mano por entre el mechón de castaño cabello que caía por su pálido rostro y soltando un suspiro, comenzó a leer lo siguiente que tenía pendiente, poniéndose al corriente con todo lo que había pasado en el ministerio mientras ella se encontraba en negociaciones con contrabandistas y vendedores de reputación peligrosa. Comenzaba a encontrar particularmente extenuante aquello de ser socia de un negocio.

    • Me gusta 1
  10. Mazmorras - Recibiendo Alta

     

    Le devolvió una sonrisa a Anna, quien al parecer se tenía que marchar a hacer más y más curaciones por todo el Hospital, pero cualquier ánimo se evaporó de Gyvraine en el momento en que se enteró que tenía que hacer pasar a través de su garganta una poción más. Soltó un suspiro y asintió levemente ante la sugerencia de su compañera para tomar el frasco con la poción.

     

    - Bueno, supongo que no tengo otra opción - susurró una vez que había visto a su salvadora irse a lo largo del pasillo. Su celeste mirada de clavó en el líquido contenido en el pequeño frasco y dejó que el tiempo pasara, como si con esto el efecto de la poción hiciera en su cuerpo sin necesidad de tomarlo. Ni siquiera había cuánto es que había pasado desde que había entrado al hospital pero un leve sonido de tic tac en su propia mente le apresuró a ser valiente y dar el primer paso para salir de ahí -. No va a ser la primera vez que hago esto.

     

    Torció la boca y armándose de un valor innecesario vació de un trago el frasco con la poción, y trató de no respirar hasta que vio el fondo de cristal, sabiendo que si se detenía a pesarlo tan solo un minuto podría escupirlo ahí mismo. Para ella misma era difícil siquiera de creer el hecho de tener semejante repulsión a las pociones, cuando podía beber alcohol que tenía un sabor mucho más fuerte y mucho más destructivo que cualquier remedio de curación que se usaba en San Mungo.

     

    El efecto fue casi inmediato y a los segundos que por su garganta sintió el líquido deslizarse, la fuerza regresó a cada una de las células de su cuerpo, como si ahora si estuviera por completo vivas. Saltó de la camilla hasta el suelo y estiró brazos y piernas, como si fuera la primera vez que las usaba en años. Se revisó cada dedo y centímetro de piel, para dar el visto bueno.

     

    - Cada vez lo hacen mejor - susurró para sí, al tiempo que palpaba su rostro que había quedado exactamente igual a como estaba, nadie podía siquiera sospechar que había pasado días enteros muerta o en el hospital, solo le quedaba regresar a su vida normal. Envuelta en su propia túnica, caminó por un largo pasillo y salió del hospital, para justo en el momento en que pudo desaparecer ir directo a la Mansión Malfoy.

  11. Al compás del traqueteo del elevador, Gyvraine golpeaba suavemente el piso con el pie haciendo resonar sus tacones, como la lentitud del movimiento pareciera aun más lento a comparación del pasar de los segundos. Con impaciencia tomó el reloj de manecillas que colgaba de una cadenillas de plata de su cuello y chasqueó la lengua al ver la hora, pues a pesar de ser aun temprano en la mañana tenía la sensación de haber llegado muy tarde.

     

    - Genial, todo lo que hice estos meses a la basura - susurró para sí con un tono molesto en la voz, reprendiéndose a sí misma -. Seguro tendré toneladas de cosas que hacer y muchas más que ordenar y más que comenzar de cero - se quejó, justo en el momento en que se abrieron las puertas del ascensor y la fría voz femenina le indicó que era momento de bajar, justo en el piso de la Oficina del Ministro.

     

    Como movida por un resorte, salió disparada por el pasillo, sintiendo un aura extraña en él, como si en el tiempo en el que no había caminado por departamento, éste hubiera cambiado. No tenía ni tiempo siquiera de detenerse a admirar los cambios, los movimientos nuevos o si es que habían colocado un nuevo retrato o un nuevo piso, tenía que ir directo a su oficina y saber exactamente qué es lo que le esperaba ahí.

     

    Al entrar a la oficina de asesores, simplemente pasó de largo sin siquiera molestarse en ver si estaba o no su jefe, pues esperaba que la lechuza que le había enviado como aviso de su ausencia fuera suficiente. Soltó un suspiro apenas vio la puerta de su oficina, como si por fin su larga travesía hubiera terminado; se quedó un segundo parada frente a ella y juego, lentamente, giró la perilla para entrar, esperando tal vez que algo explotara de tanto tiempo que llevaba ahí olvidado.

     

    - Y aquí vamos de nuevo – se dijo a sí misma, soltando un largo resoplido al ver la montaña de papeles que aun tenía por revisar y que sabía muchos de ellos debían res respondidos con una disculpa por la tardanza -. No debí irme tanto tiempo – sujetándose la cabeza con ambas manos. A pesar de que acababa de llegar, ya sentía la presión de querer ir a casa.

     

    Caminó lentamente hasta su escritorio y se sentó tras él, en su alta silla y comenzó la ardua tarea de separar los asuntos que iba de “urgente” muy urgente” y “eran para el mes pasado”. Tenía temas pendientes con Kassandra, temas pendientes con Aziid, temas pendientes con la mitad del ministerio y tras una hora de haber comenzado y haber clasificado todo, cruzó los brazos sobre el escritorio y apoyó su frente sobre ellos, había tanto que hacer en tan poco tiempo.

    • Me gusta 1
  12. Mazmorras - Con Anna Lo siento Anna T-T

     

    Había estado tanto tiempo curioseando a su alrededor que apenas si se había dado cuenta que Anna, una compañera mortífaga, había llegado para revivirla al fin. Y solo que su espíritu sintió una gran sacudida es que se dio cuenta que le intentaban revivir, dio media vuelta y en efecto, ya estaban haciendo malabares para que la poción terminara de entrar a su organismo.

     

    - Genial, pociones- susurró justo antes de que una gran luz le cubriera y le llevara de vuelta hasta el interior de su cuerpo. Gyvraine jamás había entendido el proceso de salir y entrar de su cuerpo cada que moría en batalla, por lo que ni siquiera se detuvo a preguntarse cómo era posible. Con una conocida y lejana voz escuchó que alguien le pedía despertar ya y sin abrir aun los ojos separó los labios -. Me puedes pedir que no coma, que huya o cualquier otra cosa, pero no que deje de ser dormilona - dijo con voz pastosa y esbozando una sonrisa.

     

    Sentía la boca seca y con asqueroso sabor, seguramente gracias a la poción que tanto odiaba, además de rigidez en los brazos y espalda, producto seguramente de días en su situación. Se sujetó la cabeza entre las manos y movió los dedos delante de sus ojos, como verificando que todo funcionara lo más parecido a antes de haber sido asesinada.

     

    - Las camillas aquí son cómodas, ¿no? - susurró, enfocando la mirada en Anna, y tratando de sonreírle sin saber si es que lo había logrado -. Dime que no tengo que tomar más pociones - le dijo a modo de súplica, pues cada que visitaba el hospital era para ser inundada en pequeñas porciones de líquidos de desagradable sabor -. prometo no dormir tanto - añadió estirando los brazos y tratando de incorporarse para bajar de la camilla y ver qué tal funcionaba su cuerpo de la cintura para abajo.

  13. Mazmorras

     

    Su cuerpo había aparecido en el hospital después de días, tal vez años o incluso toda una vida en la que la mortífaga se había sumergido en un sueño que se le antojaba extraño y, al mismo tiempo, muy real. Se había estado paseando en medio de una rutina a la que incluso pareció acostumbrarse hasta que un recuerdo fugaz le hizo recobrar la memoria, estaba muerta, había muerto en una batalla.

     

    - Demonios, ¿cuánto tiempo he estado así? - se dijo a sí misma, viendo que su fantasma por fin aparecía al lado del cadáver que había sido colocado sobre una de las camillas y estaba completamente solo -. En serio, esto de morir ya no me está gustando - se dijo a sí misma, viendo sus propios ojos cerrados, cómo si en realidad estuviera sumergida en un profundo sueño en lugar de ser separada su espíritu de su cuerpo.

     

    Paseo la mirada por el lugar y se encontró solo con largos pasillos completamente desiertos, seguramente había pasado tanto tiempo en el limbo que se habían olvidado todos de que estaba muerta. No los culpaba, ella mismo quería olvidar que estaba muerta, incluso que estaba viva. Soltó un suspiro y regresó al lado de su cuerpo.

     

    - Supongo que tengo que esperar a que alguien venga, ¿no es así? - se dijo, como si su cadáver fuera a regresar de la vida y le contestara, eso de hablar consigo mismo lo estaba llevando demasiado lejos -. A este paso seguro me despedirán, lo sé - se quejó, tratando de poner un mechón de cabello castaño tras la oreja de su cuerpo muerto, pero sin siquiera lograrlo.

  14. La montaña de pergaminos no había disminuido de su escritorio a pesar del sin fin de horas que había pasado delante de ellos, leyendo, firmando y subrayando de cuando en cuando, tomando algunas notas mentales de lo que debería hacer con respecto a tal o cual cosa que pasaba en el ministerio. Soltó un suspiro, era imposible seguir y mucho más después de haber pasado tiempo ya en su oficina, sin hacer ningún progreso significativo.

     

    - Odio esto - susurró cerrando los ojos, recargando la espalda en el respaldo de su alta silla justo frente al escritorio de su habitación. A pesar de tratarse de un lugar destinado solo al descanso, Gyvraine había decido mandar a colocar un lugar en el que pudiera trabajar en sus noches de insomnio para no trasladarse hasta su pequeño lugar de trabajo ubicado en la biblioteca Malfoy. Soltó un largo suspiro y pasó una mano por su largo cabello castaño, acomodándolo de tal forma que éste cayó en cascada a su espalda -. Me iré a dormir - se dijo a sí misma, como avisándose de lo obvio.

     

    Elevó ambas manos por encima de su cabeza y se estiró, sintiendo como sus músculos se tensaban para sentir después alivio y el peso constante de la fatiga. Se puso de pie y con una mano cubrió su boca, justo en el momento que ésta se abría en una perfecta "O" al momento de soltar uno de los muchos bostezos que le habían acompañado aquella noche.

     

    - ¿Cuándo es que pasó tanto tiempo? - se preguntó mirando a través de la rendija que se formaba entre las gruesas cortinas de los ventanales que daban hacia el jardín. Seguramente si hubiera salido al balcón, podría ver el oscuro cielo salpicado de miles de estrellas, pero la comodidad de su lecho pareció ser un imán a su destrozado cuerpo -. Qué importa - susurró, como respuesta a sí misma. Se había acostumbrado ya a hablar consigo misma.

     

    Se deslizó entre la suavidad de sus sábanas, para sumirse en el más placentero y reparador de los sueños, o por lo menos eso era lo que buscaba. Sus ojos se cerraron y casi de inmediato comenzó a soñar, haciendo que imágenes de un despeinado cabello negro, olas del mar, incluso un barco y un brazo lleno de tatuajes inunden su mente, tratando aunque sea inconscientemente de todo el trabajo que se e había acumulado.

     

    La Malfoy se revolvió entre sus manas solo para cambiar de posición y seguir soñando con un par de ojos cafés que parecían iluminados por una sonrisa dedicada a ella, pero aquella escena jamás llegó, pues un estrepitoso sonido hizo que diera un saltó de sorpresa. Con un rápido movimiento, Gyvraine se sentó, en medio de su lecho, quedándose completamente inmóvil, tan solo escuchando escuchando y tratando de identificar qué es lo que le había sacado de su perfecto sueño.

     

    - ¿Qué demonios...? - susurró, aun en medio de su cama, después de haber dejado pasar todo un segundo sin mover ni un solo músculo. Saltó de la cama y fue directo hasta el ventanal de su habitación, creía saber de lo que se trataba todo aquello y seguramente habría más de un herido por semejante osadía -. Están muertos...- susurró mientras a grandes zancadas avanzó hasta quedar justo delante de la ventana, pensando en la forma en castigar con singular rigidez a quienes creían que la música a mitad de la noche era lo correcto para demostrar su amor.

     

    Su imaginación le había dibujado una escena en la que un loco enamorado estaba al pie de la ventana de una miembro de la familia, que a esas alturas ya estaría suspirando y derritiéndose de amor por tal gesto. Los torturaría a ambos. De un tiró abrió de par en par las cortinas, para darse cuenta que no se trataba de un gesto para alguna de las Malfoy, sino más bien parecía orientada a su propia ventana. Eso no estaba pasando.

     

    - ¿Qué demonios...? - repitió, con los celestes ojos abiertos como platos, sin comprender siquiera lo que estaba pasando. Con un rápido movimiento y aun con la mente completamente confundida, abrió la ventana para dejar que la música entrara con toda su potencia a su habitación - ¿Se puede saber qué está pasando aquí? - dijo a todo pulmón, recorriendo con la mirada la escena sin dar pleno crédito a lo que veía. Sus palabras ni siquiera se pudieron escuchar por el estruendo de la música - ¡oh, por amor a Merlín, cállense! - gritó, sujetando su cabeza entre las manos.

     

    Cerró un segundo los ojos y al abrirlos de nuevo, éstos refulgieron con un brillo particularmente furioso. Usando toda su concentración para no sacar su varita y hacer callar a los músicos con un rayo asesino, chasqueó los dedos y de inmediato el agua brotó desde el suelo, como venida de la nada. Los aspersores con los que solían regar los enormes jardines de la mansión habían sido activados con tan solo un pensamiento de la mortífaga. El efecto fue inmediato y los músicos callaron, pues los chorros de agua eran mucho más potentes de lo normal.

     

    - ¿Qué hacen aquí? - preguntó de nuevo, elevando ambas cejas y sin preocuparse del hecho que llevaba tan solo un camisón de seda qué caía desde sus hombros a la mitad de sus muslos - ¿Me quieren explicar por qué semejante ruido me sacó de la cama? - dijo indignada y para nada arrepentida de mojar a los músicos junto con a Elaena, que parecía presidirlos. Los chorros de agua parecían no querer detenerse y mucho menos dejar un solo segundo en paz a los músicos que si intentaban escapar los seguían por todos los terrenos.

     

     

     

    off: xDDDDDD Lamento la tardanza xD en serio.. Carola!! me halagas (?) xDDDDD

    • Me gusta 3
  15. El detritus de su compañera aun le protegía cuando vio como un rayo iba directo hacia ella, al buscar el responsable simplemente sonrió, esa figura se le hacía particularmente conocida.

     

    - Lo siento, necesito recuperar una cosa antes de jugar de nuevo - dijo encogiéndose de hombros al tiempo que pensaba en un episkey para que su visión quedara restaurada después de que Boss le hubiera dejado flasheada. Parpadeó varias veces pero aun podía - Pero si me esperas un segundo para tener iguales condiciones, con mucho gusto jugamos un rato - le dijo sabiendo que en una batalla nadie esperaba y pensando de nuevo en un episkey para que su visión quedara completamente clara, como si nada le hubiera afectado .

     

    Aun tenía que encargarse de otras cosas, como el poner los pies en la tierra, pero mientras no afectara su puntería, no podía darse el lujo de preocuparse por ello.

    • Me gusta 1
  16. Soltó un suspiro al ver que era envuelta en una niebla, sabiendo perfectamente que una de sus compañeras le había protegido, levantó un pulgar desde su posición hacia Juve, quien le había ayudado desde lejos y miró de nuevo al campo de batalla.

     

    - Séneca - susurró, y de inmediato la garganta de Boss comenzó a deshidratarse tan aceleradamente que en cuestión de segundos se quedaría sin voz y solo lograría pronunciar un par de palabras antes de quedar completamente mudo - Hay cosas que no tenemos que escuchar. Séneca - repitió pero esta ve fue la garganta de Hank la que se deshidrató, y al igual que su líder muy pronto se quedaría sin voz, limitándose a hacer tan solo hechizos no verbales.

     

    La Malfoy sabía que no podía moverse de su posición, pero estaba muy bien ahí, no necesitaba bajar a tierra firme y podía esperar unos minutos más colgada de un pie sobre el suelo.

  17. Negó con la cabeza, al ver que sus compañeros ya había estado jugando sin invitarle, pero ya habría tiempo para reprocharles el que la dejaran aburrirse en medio de problemas ministeriales. Buscó entre los enemigos a su primer objetivo y a unos metros de ella lo encontró, Hank. Pero antes de que pudiera siquiera decir algo sintió una luz en los ojos que le robó la visión y aun no se recuperaba del shock de tal ataque, cuando sintió cómo es que era elevada por los aires.

     

    - Silencius - susurró, sabiendo dónde estaba situado Hank y evitando que la pudiera atacar. La Malfoy solo alcanzó a escuchar un "sectu..." que se quedó inconcluso, evitando que el rayo siquiera saliera de la varita del fenixiano - Maldita sea - dijo para sí misma, al tiempo que pensaba en un "episkey" que de inmediato le devolviera la visión, estar colgada por el tobillo no era cómodo, pero aun podía atacar desde ahí.

  18. El escozor en su antebrazo izquierdo le hizo dar un salto, interrumpiendo así la lectura de la montaña de pergaminos que tenía dispersos por su escritorio. La Malfoy se tomó todo un segundo para dibujar una sonrisa y soltar un resoplido, pues al fin podía encontrar el pretexto adecuado para dejar su agobiante trabajo e ir a enarbolar su varita y, con suerte, asesinar a alguien.

     

    - Justo a tiempo - susurró poniéndose en pie y haciendo que su varita de arce girara entre sus dedos, para que de ésta salieran hilos de oscuridad que envolvieran completamente su cuerpo hasta formar una larga túnica negra, así como su rostro quedaba cubierto tras una máscara completamente blanca de grecas plateadas.

     

    Un ultimo vistazo y giró sobre sí misma, desapareciendo de la mansión Malfoy para ir directo hasta donde le habían llamado sus compañeros. No estaba ni siquiera segura de cuánto tiempo es que ya llevaba la batalla, pero tenía la esperanza de no llegar demasiado tarde.

     

    - Y bien ¿Qué tenemos aquí? - preguntó a nadie en particular, una vez que había aparecido en el callejón Diagón, frente al Juan Valdez Café y había avanzado los metros necesarios hasta entrar al local. Gyvraine estaba a tan solo ocho metros y medio todos los presentes y sus celestes ojos escudriñaban en busca del enemigo -. No me pueden dejar sin divertirme - se quejó con sus compañeros, poniendo en ristre su varita y esperando a ver quién sería su primer víctima.

  19. Nombre del Personaje: Gyvraine Malfoy

     

    Sexo: Femenino

     

    Edad: Joven

     

    Nacionalidad: Británica

     

    Varita: Avellano 31 centímetros con centro de nervio de corazón de dragón. Dura, de un café intenso y en el extremo del mango tiene una piedra azul.

     

    Patronus: Un búho real de largas alas de plumaje gris y grandes ojos.

     

    Colegio: Beauxbatons

     

    Aspecto Físico:

     

    Es delgada con curvas bien definidas, sin ser exuberantes. Al erguirse completamente, hace notar el 1.70m de altura que acompaña a su porte altivo. Su rostro es de facciones finas, labios delgados y rosados, acompañados de una piel blanca. Tiene los ojos azules y bajo ellos unas sombras purpureas que en lugar de darle aspecto cansado, parecen resaltar su belleza. Su cabello es castaño claro, que incluso con los rayos del sol pareciera rubio, como el de toda su familia; ondulado y terminando en unos ligeros rizos que rozan su cintura.

     

    Se le llega a ver con una vaporosa y larga túnica blanca, sobre un ceñido vestido del mismo color, que se ajusta hasta su cintura para luego caer en ondas hasta sus tobillos. Usando el color de la pureza como burla, pues sus prácticas poco legales le hacen vestir completamente de negro.

    Sobre su pecho se puede ver siempre colgando desde su cuello, gracias a una cadenilla de plata, el anillo que le dio su madre, así como un anillo de plata en su dedo anular regalo de graduación por parte de Absinthe.

     

    Cualidades Psicológicas:

     

    Es orgullosa, en ocasiones prepotente, reservada, llega a ser totalmente indiferente con lo que a los demás les sucede, solo llega a importarle si es miembro de su familia o amigo muy cercano, siendo con éstos una persona completamente cálida, incluso protectora.

    Es inteligente y astuta, intenta analizar antes de actuar, viendo las posibles soluciones que puede tener. En situaciones de presión intensa llega a ponerse nerviosa, pero jamás lo demuestra manteniéndose seria y sin rastro de emoción en el rostro. En ocasiones sarcástica e irónica y trata con desprecio a las personas que considera absurdas.

     

    Historia:

     

    Después de haber nacido en completo secreto, Gyvraine vivió con una poderosa familia muggle hasta que su madre fue por ella, apenas cumplidos un año de edad para que, bajo su cuidado, recorrieran toda Europa. Fue educada por tutores en cada país que visitaban y solo hasta que llegó el tiempo de recibir educación mágica fue que su madre la envió a Francia para que comenzara su formación en la Academia Beauxbatons donde pasaba el año escolar, para volver a Londres en las vacaciones.

     

    En las épocas del año que vivía en la Mansión Malfoy, Gyvraine vio en sus tíos un modelo a seguir, influyendo ambos en su educación y formación de ideales, pero no serían solo ellos sus ejemplos, sino también Aland, a quién veía como profesora, pues jamás se negó a mostrarle las artes oscuras a pesar de su edad, y quien la adoptó en la familia Triviani, dónde conoció a más magos de su edad, con quienes forjó unos lazos de amistad impresionantes, como si de su verdadera familia se tratara.

     

    Al terminar sus estudios básicos, no volvió a Londres como lo había planeado y siendo una petición especial de su madre se instaló definitivamente en Francia, dejando a sus amigos y familiares justo cuando habían sufrido traumatizantes pérdidas. Al regresar a Londres, después de dos años, no solo llegaba con especialidades en Leyes, Conocimiento de Maldiciones, Transformaciones y Artes Oscuras, sino con un par de niñas que fueron presentadas a la familia como sus hijas, siendo ellas producto de un matrimonio que fue prematuramente roto por la repentina muerte de quien fuera el padre de las niñas. El tema de su matrimonio es muy poco tocado, y solo sus amigos más cercanos conocen la verdad de aquello.

     

    Apenas se instaló de nuevo en la Mansión Malfoy, encontró trabajo en el Ministerio de Magia, alternando sus actividades ministeriales con las del bando al que pertenecía, siendo éstas cosas poco legales con bastantes asesinatos y sangre de por medio. Recientemente con el único fin de alejarse de la monotonía que su vida comenzaba a tener se sumergió en un viaje en el que apenas permanecía por más de un par de días en el mismo lugar y después de meses con esa vida nómada, decidió regresar, tratando de recuperar lo que fue su vida al llegar a Londres.

     

    Pertenencias:

     

    - Daga de plata acuñada por duendes, que se presume roba las almas de la persona a quien hiere.

    - Pensadero

    - Una Lechuza Marrón

    - Un Augurey

    - Espejos comunicadores

  20. Hola...

     

    Vengo con una duda en particular que me carcome las entrañas (?) y la verdad no sé si hay un tópic que lo diga.. pero en serio u.u me enredé en la red >_> de HL xD se supone que hice el test y salió que soy de Beauxbatons, ahora.. dónde busco quiénes más son de la academia?? ya tengo parte de mi equipo, pero no sabemos qué opciones de usuarios más tenemos para completar D: no sé si me explico.. solo necesito la lista :3

     

     

    Tengo otra duda!! El torneo en general requerirá de conectarse a una hora específica del día?! .__.

  21. - Tenemos que irnos - le dijo Gyvraine de pronto a May, que estaba a su lado - no veremos a la directora por ahora, hay cosas que nos demandan mucho más que un informe que puedo mandar por escrito - pronunció rápidamente, escuchando pasos apresurados por el departamento, así como susurros que clamaban por ser develados.

     

    Su celeste mirada había notado un cambio repentino en el pergamino que le indicaba cada puesto en el ministerio, tenían nuevo jefe de oficina y con ello las liberaba de entrar a la oficina de Mei. Con una señal rápida de su mano le indicó a su prima que la siguiera de vuelta a la oficina de asesores, algo le decía que estaban pasando miles de cosas de las que se estaba perdiendo y según el plan que se había ideado al poner un pie en ese departamento, no podía permitirlo.

     

    - Primero que nada, tenemos que hablar en privado en mi oficina - le dijo en un susurro, como si quisiera que nadie se enterara, pero cualquier idea que pudo cruzar por su mente para explicar a May su cambio repentino, se borró al momento de ver a Darla salir del departamento. Algo estaba pasando para que alguien del Cuartel de Aurores estuviera en la Oficina del ministro - ¡Muévete, mujer! ¿No dijiste que te interesaba la seguridad? - dijo distraída siguiendo aun con la mirada los pasos de su compañera de bando.

     

    Como un rayo entró a su oficina, sin poner atención siquiera a Roberto que seguramente le diría que tenían nuevo jefe y cerrando la puerta de su despacho apenas May había entrado por ella. Hizo girar su varita entre sus dedos y se escuchó como pesados cerrojos aseguraron la puerta para que nadie más que ella pudiera abrir la puerta, debía informar a May de lo que pasaba y necesitaba que nadie las molestara.

     

    - Muffliato - susurró justo tras la puerta, para así terminar de asegurarse que nadie las escucharía -. Escúchame, quería prima, algo pasa para que Darla esté aquí - comenzó yendo directo al grano -, ella recibe las denuncias por Artes Oscuras - le dijo, una vez que se coló tras su escritorio y extendiendo sobre éste el pergamino que mostraba la plantilla ministerial que le servía para saber cada puesto y el nombre de quién lo ocupaba -. Tenemos que averiguar el por qué hay tanto movimiento, pero sobre todo, hay que distraer a nuestro nuevo jefe - señaló el nombre de Aziid en el pergamino que ya figuraba como el jefe de asesores -, él no es... como nosotras - añadió con media sonrisa, sabiendo que la Malfoy la comprendería.

     

    Se quedó pensando todo un instante, mirando a May directo a los ojos, como si encontrara en ellos la respuesta, debía hacerlo, porque justo sería su prima quién la ayudaría a enterarse de todo y. de convenir a la causa de la Marca, le ayudaría a distraer al Aziid. Soltó un suspiro y al colocar una mano sobre el escritorio se dio plena cuenta que había un pergamino cuidadosamente doblado, el cual no había notado con el lío que había en su mente.

     

    Sus zafiros se pasearon línea a línea, analizando cada palabra escrita con pulcra letra y entonces una sonrisa iluminó su rostro, había encontrado la forma perfecta para mantener alejado a su jefe del caos. Revisó por segunda vez el memorándum enviado por Kassandra desde el Departamento de Cooperación Mágica Internacional y luego lo deslizó sobre la lisa superficie del escritorio hasta dejarlo frente a May, para que ella lo revisara.

     

    - Le pediré a Aziid que me ayudes en actividades acordadas con Kassandra - anunció, tal parecía que Gyvraine había cambiado completamente de tema y se había olvidado por completo de la visita de Darla -. Se planifica una feria internacional, con tan solo cuatro países involucrados, será algo no demasiado ostentosos que necesitará de t-o-d-a la atención de Aziid - dijo aquellas últimas palabras lentamente, dando a conocer sus intenciones -. Yo tengo que pedir información a los demás departamentos - sabía que con eso último se enteraría de lo que se horneaba últimamente en el cuartel auror - así que necesitaré que me apoyes con ese proyecto, dime que me harás ese gran favor - pidió la Mago Oscuro con voz melosa a su prima.

     

    Sabía que tenía que enviar un reporte de actividades, pero mientras no planificara adecuadamente el proyecto en Cooperación Internacional, no podría ni siquiera continuar con sus visitas por todo el ministerio y, muchos menos, enterarse de lo que estaba pasando entre el Cuartel y la oficina del ministro. Debía encontrar una fuente de primera mano.

    • Me gusta 1
  22. Krystal Lang

    Poción Multijugos - Gyvraine Malfoy

     

    Sus ojos marrones había estado fijos en el humeante recipiente que le había dejado Siza sobre cajas apiladas en medio del callejón en el que había decido sería el punto de reunión. Todos os hechizos que podían protegerlas de ser descubiertas habían sido lanzados, así como habían sido preparadas con sumo cuidado las pociones y las vestimentas que usarían apenas se transformaran en las que serían sus víctimas.

     

    - Sabes que si nos descubren moriremos en manos de ellas, ¿verdad? - susurró Krystal, sosteniendo el humeante vaso a la altura de sus ojos, mientras un mechón de oscuro cabello caía por su rostro de pálida piel -. Tenemos que medir adecuadamente el tiempo - siguió diciendo la joven, como si repasara para ella misma las instrucciones que tantas veces habían sido enlistadas para desarrollar el plan.

     

    - Deja los rodeos de una buena vez y vístete que aun tienes que tomarte la poción - le respondió bruscamente su acompañante, señalando la ropa a su lado, sabiendo que en tenían tan solo unos minutos antes de que llegara Carrie y todo comenzara. Después de tanto planificar, al fin podría ver en curso su más elaborada idea, el robo del siglo.

     

    Krystal se vistió en silencio y cerrando los ojos, bebió de un solo trago el contenido plateado y espeso que estaba contenido en el recipiente, sabiendo perfectamente que el hormigueo y el constante temblor en su piel se debía a que la poción estaba surtiendo efecto. Pronto, gracias a un simple cabello castaño, se convertiría en la viva imagen de Gyvraine Malfoy, una de las herederas de la familia del ministro y conocida de la familia Crowley a la que esa noche sería su objetivo.

     

    Abrió los ojos y tambaleándose un poco se miró en un espejo roto. Un par de ojos azules le devolvieron la mirada y el gesto de sorpresa que vio era completamente diferente al que ella estaba acostumbrada, pues los delgados labios que formaban una perfecta "O", no eran los suyos, mucho menos lo era la tersa y pálida piel solo más oscura bajo los ojos de un celeste poco común que eran enmarcados en largas pestañas perfectamente rizadas.

     

    - Es increíble lo que puede hacer tan solo un cabello - susurró, tocando con largos y finos dedos su ahora rostro. Carraspeó y se irguió por toda la altura de la Malfoy, tratando de imitar el andar de la mortífaga a la que había estado espiando esos últimos días para poder imitar a la perfección sus movimientos - Nada mal - se dijo al mirarse en el reflejo de un ventanal al tiempo que avanzaba hasta donde sabía se encontraba ya Carrie, quien seguramente ya tenía una apariencia completamente diferente a la que le recordaba.

     

    Asintió al ver la imagen de Terrace, dando el visto bueno a su apariencia, haciendo que regresara a Krytal la confianza que había perdido al imaginarse a ambas siendo torturadas hasta la muerte o, peor aun, la locura, por las mortífagas a las que habían usurpado su identidad. Dejándose guiar por Carrie y sin decir una palabra más, desaparecieron rumbo a su objetivo: el Castillo Crowley.

     

    - Vaya, si que es enorme - susurró Krystal en voz de Gyvraine, olvidando por un momento mantener el porte altivo y despreocupado que solía tener la Malfoy ante cualquier castillo o mansión de Ottery. Bastaron unos segundos para recordar su papel en aquella obra de teatro, el tiempo justo para que la supuesta Caroline llamara a la puerta -. Recuerda tus líneas, no las vayas a olvidar y procuremos no separarnos, me parece que uno de los patriarcas desde hace tiempo la conoce a ella - dijo Krystal a Carrie pronunciando rápidamente y señalándose a sí misma, para referirse a la Mago Oscuro.

     

    En cuanto apareciera cualquiera de los patriarcas para atenderlas tendrían que convencerlos de que les permitieran dar un recorrido por los terrenos y así no solo poder hacer el conteo familiar, sino recolectar muchos más datos estadísticos que una inexistente investigación ministerial necesitaba. Lo esencial era encontrar lo más pronto posible las señales de magia que las llevarían hasta el escondite del cuantioso tesoro que las había arrastrado hasta ese plan.

  23. Área Directiva

     

    Gyvraine simplemente apretó los labios y forzó una sonrisa al escuchar que la llamaban por un apellido al que había renunciado por tratarse de una mentira en su vida. Soltó un leve resoplido y recompuso el gesto, procurando que ningún rastro de furia contenida fuera reflejado, después de todo Fred no tenía la culpa y no tenía por que amenazarlo de muerte por algo tan insignificante como eso.

     

    - Si soy yo, pero prefiero Malfoy - corrigió con media sonrisa y acercándose hasta el escritorio del asistente -. Verás, necesito entregarle un informe de actividades a la directora, pero comprendería si está demasiado ocupada - aclaró, encogiéndose de hombros - así que estaba pensando en si era mejor enviarle un informe escrito, así ella simplemente me respondería con las solicitudes que hago y listo, no le quito el tiempo.

     

    Todo aquel ajetreo en la oficina le había retrasado más de lo que tenía planeado, ya era la primer semana de Febrero y necesitaba el permiso y facultad de Mei para solicitar a los departamentos visitados un informe del ultimo mes de actividades, además del proyecto preliminar del evento para Cooperación Internacional. Con el simple hecho de pensarlo, la Malfoy sintió una leve punzada en la sien, todo estaba retrasado.

     

    -Ah y también - dijo recordando de pronto a May quien le acompañaba - tenemos nueva empleada y aun no tenemos jefe de oficina - explicó sintiendo cada vez que la pregunta que haría más adelante sonaba particularmente tonta - y quería preguntarle ¿Qué se supone que hagamos con ella? - rió al darse cuenta de que en verdad era idi*** la pregunta - Creo que eso último lo omitiré - repuso con aire de fingida concentración -. El caso es ¿podemos ver a Mei o tenemos que volver luego? - terminó, centrándose en la razón principal que les había llevado hasta allá.

  24. - Siempre me cuido - contestó Gyvraine sin mirar aun a Axel, pues apenas unas noches atrás había salido de la comodidad de su cama para responder un llamado de su bando, sin mencionar que unas semanas atrás apenas había salido ilesa de una batalla, pero por muy poco -, son ellos que nunca se cansan de acusar a personas inocentes - siguió defendiéndose, tratando de no apretar los labios, sabiendo perfectamente que poco tenía de inocente.

     

    Cuando miró de nuevo al Rexdemort, lo hizo con los ojos entrecerrados ante su explicación, ¡por supuesto! Aquel parche le podría solucionar muchos de los problemas que tenía con la simetría de su maquillaje. Tomó un par de ellos y los revisó, necesitaría más de uno si es que seguía sin lograr que su maquillaje quedara igual en ambos ojos.

     

    - Tienes razón en eso, ¿sabes? - dijo probándose uno, justo para el ojo derecho - pero más que ahorrar maquillaje, ahorras tiempo en arreglar cuando uno de los dos no sale idéntico al otro - comentó señalando sus propios ojos, en especial sus pestañas las cuales de un ojos siempre quedaban perfectas mientras el otro... eran un caso especial que intentaba arreglar por horas antes de darse por vencida -. Hay cosas para las que ni la magia es de ayuda - se quejó, manteniendo con ella un par de parches, ya había decidido que compraría primero.

     

    El vuelo de a pequeña ave azul le llamó la atención al grado de dejar a un lado lo que parecía un espejo de plata, propio de los sacados del tesoro pirata. El pequeño animalillo era mucho más cautivador que contemplar qué tal iba con ella el parche que ya se había puesto sobre uno de sus ojos, dejándole así media visión, pero la suficiente como para ver como es que el parillo aterrizaba en la cabeza del Rexdemort.

     

    - Un gusto en conocerte - le dijo al ave - ¿Te gustan mucho los animales? Parece como si tuvieras muchas mascotas - dijo acercándose con cautela hasta queda justo frente a él y con la mirada fija en Laganja. "Peculiar nombre" pensó la Malfoy con una sonrisa, extendiendo una mano y parándose en la punta de los pies para poder acariciar el plumaje de la pequeña ayudante aun sobre su amo -. No sé, es perturbador tu gusto por las plumas - comentó entrecerrando los ojos con fingida sospecha, sin moverse ni un centímetro hacia atrás.

     

    Solo distrajo un segundo la mirada de Axel para mirar por ella misma lo poco que había cambiado el lugar desde la primer visita que había tenido, siendo señal inequívoca de que hubo pocos clientes en el tiempo que estuvo cordialmente invitada a la prisión. La Malfoy no pudo evitar soltar una risa con los divertidos gestos que acompañaban a las palabras del dueño del barco, pero siguiendo aun con la mirada el vuelo del jobberknoll, que le había cautivado por el hermoso color de sus plumas.

     

    - Tal vez en primavera a todos les den más ganas de ir a alta mar - dijo encogiéndose de hombros - el frío es más bien para mantenerse en casa frente a la chimenea bajo una manta y los piratas visten bastante ligeros como para soportar las nevadas, ¿no crees? - lo animó, dando un paso ya hacia la parte de abajo del barco, donde ya tenía en mente lo que buscaba y a quién le vendría a la perfección aquel estilo -. Por lo pronto me vas anotando a mi cuenta estos dos parches - le mostró ambos objetos colgando de su mano, al comenzar a bajar los escalones.

     

    Con un último vistazo a Laganja que seguía sobre uno de los mástiles, Gyvraine fue directo hacia el lugar por el que había salido Axel apenas unos minutos antes, donde seguramente guardaba lo más valioso de su colección. Mapas del tesoro y espadas tal vez era lo que menos necesitaba la Mago Oscuro, pero si quería mantener a Magic anclada a Ottery debería comprarle múltiples vestidos y sabía que el estilo pirata era perfecto para la pequeña ya no tan pequeña Triviani.

     

    - Necesito vestidos y...- su frase quedó en el aire, pues justamente había tropezado con el escalón flojo del que tan solo segundos antes le habían advertido y que por ver un poco más al ave de plumaje azul, había pasado por alto. Trastabilló sin caer completamente hasta terminar de bajar los escalones de madera y ser detenida por la pared de madera justo a unos metros al pie de la escalera - y tú necesitas un letrero de "cuidado con el escalón" - comentó aun sujetando la pared para tratar de recobrar el equilibrio y reponiéndose de la sorpresa, conteniendo la risa.

     

    Apenas fue consciente de la mercancía a su alrededor, la Malfoy se dio cuenta que Axel no bromeaba cuando decía que lo mejor estaba justo bajo la cubierta del barco, que a pesar de crujir con cada paso resguardaba una amplía variedad de artículos de diferentes épocas, recolectados por piratas desde hace cientos de años o importados de algún lugar del mundo. Arrastrando un poco el pie que se había doblado en su rápido descenso y haciendo caso omiso del ligero dolor, fue directo hasta donde se podían ver exhibidos una amplia colección de elegantes vestidos.

     

    - No creo que tengas tallas, ¿verdad? - preguntó ya tocando las telas de las que estaban hechos los holanes - necesito uno para Magic, ¿la recuerdas? - dijo con la mente en las costuras y encajes, olvidando el pie lastimado y más concentrada en encontrar algo con qué sobornar a su prima para regresar al pueblo, por lo menos unas semanas.

    • Me gusta 1
  25. Arrugó ligeramente el entrecejo apenas escuchó las razones que llevaron a May a pedir empleo justamente en la Oficina del Ministro. Y sin darse plena cuenta, chasqueó la lengua y negó ligeramente con la cabeza, al parecer la siempre ordenada y bien portada May Malfoy había perdido el don de organizar cada minuto y acción de su vida, o por lo menos eso daba a entender a primera vista.

     

    - ¿Seguridad? - repitió Gyvraine con incredulidad, mientras ambas caminaba hacia el área directiva, dejando atrás a Roberto en la oficina de asesores - Creo, mi querida saltamontes, que te equivocaste de lugar - añadió tratando de contener la risa, pues de las tres oficinas en el departamento, la de asesores era la que tenía mucho menos que ver con seguridad - ¿Estás segura que hiciste bien tu tarea? O mejor dicho, ¿Estás segura de ser May Malfoy? - preguntó con incredulidad, deteniéndose frente a ella.

     

    Por un segundo la Mago Oscuro miró con desconfianza a la mujer que se decía su prima, dejando para el final la respuesta de cuán divertido era su empleo. En verdad, el que May supiera tan poco del lugar en el que estaba de pie le desconcertaba demasiado, como si el que regresara a Londres no fuera del todo cierto y una parte de ella - la parte con juicio y su característica planificación - se hubieran quedado en donde sea que hubiera pasado todos esos años.

     

    - ¿Tan poco te importa todo? - preguntó aun con la desconfianza en la voz, le resultaba alarmante que incluso ella, Gyvraine Malfoy, un completo desastre en lo que tiene que ver son su vida y mucho más con la vida laboral, hubiera investigado más sobre el puesto que ocupaba que lo que había hecho May -. En verdad, parece como si con un dedo hubieras elegido al azar cualquier oficina, te aburres mucho, ¿no? - terminó elevando una sola ceja y continuando con su camino, hacia la oficina de Mei.

     

    Por un momento volvieron a quedar en silencio, dejando aun sin responder la pregunta que le había hecho su prima, pues los pensamientos de la Asesora estaba mucho más enfocados en encontrar la verdadera razón que había arrastrado a May a trabajar en ese lugar, ya que se negaba rotundamente a creer que su decisión fuera movida solamente por un impulso.

     

    - Tenemos que buscar a alguien llamado - comenzó de nuevo una vez que llegó hasta la entrada de la Oficina de Mei, pues sabía que si su asistente no les anunciaba sería muy complicado que Mei siquiera pudiera atenderles - Fred McGonagall - dijo verificando el nombre en un pequeño cuaderno de notas que había aparecido en sus manos, como salido de la nada -, es el asistente de la directora, y nos dirá si podemos pasar a verla o tendremos que volver luego - aquella última idea le hizo pensar en la posibilidad de tener que esperar más, debido a los múltiples retrasos que había tenido, los planes que había estado armando durante las últimas semanas se podían echar a perder -. ¿Pero dónde estará Fred? - se preguntó, mirando a ambos lados en busca del asistente.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.