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Gyvraine C. Sullivan

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Mensajes publicados por Gyvraine C. Sullivan

  1. No podía ofrecer más galeones y mucho menos si aun había criaturas que quería en su colección, miró a Mackenzie y se encogió de hombros, ninguna de las dos se llevó el libro a final de cuentas. Buscó de nuevo a Addison y con una sonrisa de satisfacción mezclada con burla, asintió a modo de un saludo respetuoso.

     

    - Ofrezco 60,000 galeones por el kelpie, sacados de mi Bóveda personal - dijo levantando su paleta, por este si iba a luchas hasta el final, después de todo ya tenía un empleo que seguramente le recompensaría un poco lo que perdería aquella noche - Es algo violento, ¿no crees? - gritó, viendo a Tauro con el ceño fruncido..

     

    Desde el momento que había visto que aquella criatura sería subastada se había decidido por tenerla y no se iba a quedar con las ganas de pujar por ella.

  2. Le respondió la sonrisa a Addison y elevó ambas cejas en un fingido gesto de indignación al ver que la bruja ofrecía mil galeones más. Negó lentamente con la cabeza y mientras se preparaba para su siguiente oferta, escuchó que alguien le llamaba.

     

    - Claro, pero ¿qué te parece que quien se lo lleve lo deja en la biblioteca, Mack? o te lo puedo revender a un muy buen precio - dijo con una resuelta sonrisa antes de levantar de nuevo su paleta - doy 20 000 Galeones por el libro del acertijo de mi Bóveda personal.

     

    Sabía que debía haber un límite, pero no sabía cuándo es que éste aparecería y mientras lo hacía, ofrecería un poco más, después de todo, era un sana competencia.

  3. Se mordió el labio inferior y miró a su alrededor, en vedad comenzaba a asustarle la idea de terminar pujando cerca de cien mil galeones, no es como si los tuviera, pero que alguien más lo hiciera, era perturbador. Soltó un suspiro y pensó en sus posibilidades, podría pagarlo, solo tenía que ver si era su día de suerte.

     

    - Doy 16000 galeones por el libro del acertijo, de mi Bóveda personal - dijo la Malfoy, levantando la paleta, viendo cuán preciado parecía ser aquel objeto raro. Siempre le habían llamado la atención los acertijos y este venía en libro, sus cosas preferidas en un solo envase.

     

    "Todo tiene un limite" se dijo a sí misma, esperando no terminar dando todos sus galeones en aquella subasta.

  4. La Malfoy escuchó una voz conocida a unos cuantos metros de ella que ofrecía más por el libro y mirándola de reojo sonrió, pensando en las posibilidades de pelear por ese libro. Miró un segundo hacia su paleta y escuchó una oferta más. al parecer el libro comenzaba lento, pero comenzaba al final.

     

    - Ofrezco 10100 Galeones de mi Bóveda personal por el libro - dijo levantando su paleta y buscando con la mirada a Addison, la dueña de la voz que había escuchado en primer lugar. No la iba a dejar ganar tan fácilmente.

     

    De pronto, un escalofrío le recorrió la columna vertebral, pues escuchó la voz de Tauro en su mente decirle que pronto estarían pujando por más de cien mil galeones. Una completa aberración, pero como estaban las cosas todo era posible.

  5. Abrió los ojos como platos al darse cuenta de cuánto se había inflado el precio de la pequeña mascota que quería, pero se no jugaría aun su carta fuerte, sabía que por más que siempre hubiera querido un perro, ese no era el día de solucionar traumas de la infancia. Espero, con la paleta en una mano a que el nuevo artículo saliera después de que el perrito fuera entregado a su nuevo dueño, ya tendría más oportunidades.

     

    - Sabía que no debía comprar el Augurey - se regañó a sí misma al darse cuenta de cuántos galeones le quedaban en su bóveda y levantó su paleta - doy 4100 Galeones por el libro, de mi Bóveda personal - dijo con voz segura, pero lamentándose por todo el trabajo que le había costado juntar los galeones, no era lo mismo pedirle galeones a Absinthe que tener que ganarlos. "Crecer es horrible" pensó mordiéndose el labio inferior.

     

    Escuchó como más y más ofrecían, tenía que salir de ese lugar con por lo menos uno de los artículos que tanto le habían llamado la atención.

  6. Se había enterado bastante tarde de la subasta y como siempre había salido tarde justo al lugar en el que se llevaba a cabo, en realidad había olvidado la última vez que había estado en una subasta, incluso su ultima navidad había sido robada de sus recuerdos, por lo que aquella esperaba por lo menos salir con ese perrito en brazos.

     

    - Genial, voy tarde - se quejó y apretó el paso - y además, ni siquiera sé dónde se va a llevar a cabo - bufó con desesperación, sabiendo que si se retrasaba lo suficiente perdería la oportunidad de dar una oferta o llevarse algo. Miró a todos lados y buscó algún lugar en que las personas se aglomeraran, eso era señal innegable de que se estaba desarrollando la subasta.

     

    A unos metros logró localizar la señal y se aproximó, sin saber exactamente qué era lo que pasaba, pero dispuesta a pelear en las pujas si era necesario o si llegaba a tiempo. Cómo odiaba su natural impuntualidad, era como si fuera un imán para llegar mucho más tarde de lo que debería. El cosmos la odiaba.

  7. - Cállate y vete, no necesito más de tu ayuda, ya voy bastante tarde - dijo Gyvraine, fulminando con la mirada al elfo que había estado dando su punto de vista hacia el atuendo de esa noche. El sirviente hizo una reverencia a regañadientes y desapareció de la habitación con un leve Puff. En realidad, no era que la Mago Oscuro necesitara una opinión, pero el hecho de comenzar aquella velada en soledad le había resultado un tanto nostálgico.

     

    Soltó un suspiro cuando su celeste mirada le devolvió la mirada a través del espejo y recorrió lentamente la imagen frente a ella, una larga túnica de gala en gris perla, con pequeños adornos en plata que brillaban de cuando en cuando al momento de ser alcanzados por la luz de las velas. Por alguna extraña razón que ella misma desconocía, había decidido no olvidar la navidad, ese año si iba a permitirse tomar una copa de vino, sonreír y desear a extraños una feliz navidad, tal como lo hacía tantos años atrás.

     

    - Hora de irse - se dijo, aferrando su varita en una mano. Sin querer admitirlo, había estado retrasando la hora de la partida, como si temiera poner un pie de nuevo en Hogwarts. Cerró los ojos y con sin otro pensamiento en su mente que el estar en los jardines del Colegio, giró sobre sí misma, para dejarse llevar por la oscuridad.

     

    Al abrir los ojos se encontró con un espectáculo digno de una postal navideña, todo estaba cubierto de blando y árboles de navidad estaban esparcidos por doquier, al tiempo que el aire era inundado con villancicos. Gyvraine se tomó tomo un minuto en disfrutar de esa escena, era como regresar en el tiempo a sus momentos de estudiante y, sin poder contenerlos, los recuerdos comenzaron a girar en su mente.

     

    - Parece que nada cambia por aquí - se dijo a sí misma, dando media vuelta dispuesta a ir directo al gran Salón, donde se suponía que la cena se iba a llevar a cabo, hasta que un flashaso en su mente le hizo poner toda su atención en un par de ojos felinos con expresión bastante humana. Se quedó quieta un segundo y entornó la vista hasta ese lugar, sintiendo que su alma caía hasta los pies al darse cuenta que sus sentidos no le engañaban -. No es verdad... - se dijo y se acercó con cautela, olvidándose del glamour.

     

    Sin controlar por completo sus emociones, se dio cuenta que estaba riendo y sentía los ojos húmedos. Frente a ella a un par de metros y separada por unos arbustos se encontraba una de las personas que más había deseado ver esa navidad y que había olvidado la última vez que la había tenido a tan corta distancia. Importándole ya poco quien la mirara, corrió hasta Magic y conforme la distancia se hacía cada vez más corta, pensé en saltarle encima y gritarle "Esperanza", pero cuando la tuvo ya tan cerca solo pudo taparle los ojos y esperar a que no le atacara.

     

    - Adivina quién es, te doy una pista, es esa cosa con plumas - dijo riendo como no lo había hecho en años. Al estar a tan solo centímetros de Magic se dio plena cuenta cuánto es que había crecido, el tiempo, cosa curiosa, había hecho de las suyas con la pequeña niña que un día Gyvraine había conocido. La Malfoy hizo un gesto con la mirada a Nyaa para que no le delatara, pero algo le hizo pensar que era demasiado tarde.

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  8. Yoooo T-T yo también quiero D:

     

    Me acabo de dar cuenta que era navidad hace dos días (?) xD

     

    Nick: Gyvraine C. Sullivan

    Casa a la que pertenece: Slytherin

     

    Todos los test que he hecho dicen que son Sly, hasta pottermore T-T así que no opongo resistencia xD y esa es mi casa :3

     

    Soné friki con lo de los test, verdad? o.o xD

  9. Con una ligera sonrisa siguió a la directora del departamento hasta su oficina, a pesar de que la Malfoy sabía muy bien el camino, se dejó guiar, como si en realidad esa fuera la primera vez que ponía un pie allí. Su celeste mirada recorrió cada rincón visible, como inspeccionando cuánto había cambiado el lugar y, sin darse plena cuenta, en un parpadeo ya se encontraba frente al escritorio de Kassandra.

     

    - Para mí un café sin azúcar estaría bien - le respondió con gesto amable y tomando asiento frente a la Weasley, para centrarse de nuevo en el asunto que le había llevado hasta ahí -. Verá, en la oficina del ministro, y en especial en mi oficina estamos preocupados por la falta de coordinación que hay en todo el ministerio, a veces se llega a hacer una doble labor o en el peor de los casos no se lleva a cabo una acción específica por la falta de comunicación- comenzó, había tomado una estrategia diferente: primero el problema y luego la solución.

     

    Ya se había topado con la poca colaboración de algunos directores, así que no le había quedado más que reorganizar la forma en cómo exponer el problema y alinearlos a la idea de que el ministerio debería de tener un sistema de coordinación más eficiente. Tomó aire y alisó una inexistente arruga en su túnica gris perla antes de continuar:

     

    - El plan que decidimos poner en marcha es visitar cada uno de los departamentos, para que nos digan exactamente sus funciones - comenzó de nuevo, mirando directo a los ojos de la directora y con la pluma mágica volando a su derecha, esperando a escribir todo lo que respondiera -. Esa es a primer información que necesitamos de usted, después, con el fin de tener la mayor información de lo que pasa en el ministerio y así lograr la coordinación, necesitaremos un plan mensual sobre las actividades que piensan realizar, por ejemplo, los primeros días de enero nos daría un plan de lo que harán a lo largo del mes y así nosotros seremos la conexión entre ustedes y un departamento que pueda apoyarles.

     

    En cuanto Kassandra comenzara a hablar la pluma mágica al lado de Gyvraine anotaría cada palabra acompañada de alguna anotación mental de la asesora, tenía que registrarlo todo si es que quería lograr que su plan diera frutos, además de necesitarlo para el informe que le entregaría a Mei.

     

    - No es que el departamento será subordinado de la oficina del ministro, pero creo que es una forma eficiente que logramos encontrar para que no se hagan duplicidades en las actividades, no sé si quiera agregar algo o comenzamos con las funciones de su departamento - terminó la Malfoy, con los ojos fijos en la directora, esperando alguna reacción.

  10. Su celeste mirada se había paseado por el lugar justo después de ver a la secretaria desaparecer tras la última puerta, el lugar no había cambiado nada en absoluto, por lo menos nada que pudiera notarse en el exterior. Por un segundo le pareció que había sido ayer el primer día que había puesto un pie en ese departamento, como una empleada; y fue justamente el recuerdo de la reacción de su madre lo que le sacó una sonrisa de nostalgia.

     

    - Oh, buen día - saludó, apartando de golpe aquellas imágenes de su mente -, no se preocupe, el tiempo pareció volar que apenas si me di cuenta - se acercó a ella y estrechó su mano, devolviéndole la sonrisa -. Soy Gyvraine Malfoy, asesora para la coordinación de los departamentos, vengo de la oficina del ministro - se presentó, quejándose mentalmente por lo largo de los nombres para un puesto de trabajo -. Necesito platicar con usted como directora, para poner en practica un nuevo plan de acción en el ministerio, no sé si tenga en este momento el tiempo.

     

    Su expresión parecía completamente seria, con un amago de sonrisa que suavizaba su gesto, pero su voz no dejaba del todo el tono frío y casi altanero. Tenía que deshacerse de esas huellas de egocentrismo si es que quería lograr la adecuada cooperación del ministerio, además de que no era más una adolescente que pudiera hacer y deshacer esperando que su madre o su tío solucionaran sus problemas.

     

    - Tal vez podemos hablar en un lugar más... - hizo una pausa, buscando la palabra adecuada, al tiempo que su mirada volvía a recorrer su alrededor - discreta - añadió, con una media sonrisa, esperando que por azares del destino se encontrara con alguna de las jefas de la oficina a quién había reconocido en el pergamino que le mostraba la plantilla ministerial con los nombres y puestos de todos los que trabajaban para el ministerio -. No es un asunto particularmente grave, pero me gustaría platicarlo extensivamente con usted - terminó, elevando ambas cejas, esperando la respuesta de la directora, al tiempo que su pluma mágica y el rollo de pergamino levitaban a su lado, en espera de comenzar su labor.

  11. Había salido de su oficina de nuevo, con el pergamino en mano y manteniendo la celeste mirada en éste, como pensando la mejor opción para visitar. Después de todos los informes que había tenido que hacer por los primeros departamentos que había visto, además de tener que modificar su plan de acción para lograr una coordinación a su favor.

     

    - Siguiente parada, Departamento de Cooperación Mágica Internacional - susurró recorriendo el nombre escrito sobre el pergamino con un delgado dedo -, tiene mucho que no los visito, creo que será... - hizo una pausa, para darse cuenta que se encontraba frente al elevador y sonrió de lado al momento que las puertas se abrieron - bastante enriquecedor - terminó, sujetándose con fuerza y esperando a que las rejas se abriera para comenzar con el descenso acelerado y poco delicado, muy propio de los elevadores del ministerio.

     

    Tenía tan solo unos pocos minutos en ver quién era la directora y las jefas de las oficinas antes de llegar a la visita oficial, era crucial saber con qué se encontraría apenas pusiera un pie en el departamento. Para su alegría se encontró con más de un nombre conocido, por lo menos se encontraría con una cooperación cordial, después de todo lo que ya había pasado en los demás departamentos era preferible encontrarse con personas conocidas.

     

    La fría voz femenina le avisó que debía bajar, pues ya habían llegado a su destino y, sin mirar a nadie en particular que estuviera en el mismo ascensor, salió del elevador. La Malfoy avanzó por los pasillos, con su larga túnica gris pera rozando sus tobillos, sabiendo perfectamente la distribución del lugar, después de tanto tiempo que había pasado en el lugar, era como regresar en el tiempo

     

    - Buen día, vengo a ver a la directora - anunció a la mujer tras el escritorio de la recepción, quien pareció tal vez reconocerla, pues por todo un segundo se quedó en silencio, mirando a Gyvraine casi con la boca abierta antes de reaccionar al escuchar de nuevo a la mortífaga presentarse - soy Gyvraine Malfoy, no tengo cita, pero es un asunto.. delicado, vengo de la oficina del ministro - terminó, alzando ambas cejas para que la recepcionista apresurara el paso.

     

    - Si.. si, señorita, en un momento la anuncio con la Directora - le respondió la secretaria con nerviosismo antes de desaparecer hasta el final del pasillo. la Malfoy simplemente negó lentamente con la cabeza con desaprobación, mientras su celeste mirada recorría su alrededor. Muy poco había cambiado ese lugar desde la última vez que había estado en él y algo le decía que las cosas iban bastante iguales por ahí, pero era menester hacer esa visita.

  12. Los pasos de la mortífaga había ido de un lado a otro frente a la entrada del barco, acostumbrada ya a su inusual presencia y preocupada mucho más por el pretexto que pondría para entrar. Había sido capturada ahí mismo hacía unos meses, sin poder siquiera dar una réplica coherente y, mucho peor, acusada de ser mortífaga.

     

    - Hola, vengo a traerte este humilde obsequio - dijo, ensayando lo que diría apenas entrara y apareciendo por arte de magia una caja de chocolates en su mano -. Claro, para saber si crees que soy mortífaga - continuó con sarcasmo ante sus propias palabras - ¡No! - apenas dijo aquello los dulces desaparecieron de su mano, había pensado incluso en llevar flores, pero cada idea se alejaba mucho más de sus intenciones.

     

    Aun sin detenerse en el vaivén colocó ambas manos sobre su rostro, tratando de tranquilizarse, después de todo, había pasado ya un buen rato ahí, simplemente pensando en cómo entrar. Suspiró y miró de nuevo la entrada al negocio, no comprendía por qué aquello le resultaba especialmente difícil, a pesar de saber que el Rexdemort no la denunciaría de saber la verdad.

     

    - Muy bien, solo tengo que respirar profundo y actuar lo más normal que pueda – se dijo a sí misma, sabiendo que ninguno de los métodos que tenía en mente funcionarían. Con un dejo de nostalgia, la Malfoy recordó que el dueño del negocio también había sido un mortífago y, por razones desconocidas, un día simplemente había olvidado todo y se había dedicado a ser un ciudadano más de Ottery, con una familia, un negocio y sus propios asuntos privados -. No es como si me fuera a comer o mandar a traer a los aurores - continuó convenciéndose a sí misma, al tiempo que tomaba grandes bocanadas de aire, para tranquilizarse.

     

    Llegó hasta la entrada y apenas dio un paso sobre la cubierta del barco, sintió que el estómago se le revolvió, como solía hacer cada que estaba demasiado nerviosa. Tragó saliva y negó lentamente con la cabeza, no iba a amedrentarla un poco de suspenso, después de todo no era como si fuera a evitar al Rexdemort por siempre, en algún momento lo iba a ver.

     

    - ¿Hola? - saludó aun con la indecisión en cada sílaba que salía de entre sus labios. Había estado tentada a dar media vuelta en el momento en que no recibió una respuesta inmediata, pero haciendo uso de toda su determinación, se quedó con ambos pies en el mismo lugar. Parecía como si aquella fuera la primera vez que Gyvraine ponía un pie en ese lugar, pues se quedó congelada en el mismo lugar, sin tocar nada; una actitud muy diferente a su primera vez en el barco.

  13. Dada de Alta por Paprika - Mazmorras

     

    Gyvraine saltó apenas escuchó de pronto al escuchar la voz de Paprika, sin darse cuenta había estado mirándola, seguramente con la sospecha de que pudiera hacer algo extraño, reflejado en el rostro. Intentó dar un argumento cuando la sanadora le preguntó el por qué de la mirada, pero la mortífaga solo abrió y cerró la boca sin que ningún sonido saliera de ella, para al final simplemente sonreírle incómoda.

     

    - ¿No nos podemos saltar el paso de las pociones? - preguntó, sosteniendo la botella a la altura de sus ojos y tratando que la repulsión no fuera visible en su gesto. Cerró los ojos, como si con ello el sabor se hiciera más tolerable y bebió de un trago el contenido del primer frasco - Sabe delicioso, no sé por qué no le gusta a las personas - dijo con sarcasmo, aunque dudaba siquiera que le hubiera dado el tono adecuado y sin que se hubiera ido del todo el sabor, vació en su boca el contenido de la otra poción.

     

    Con dificultad se obligó a sí misma a hacer pasar el liquido espeso por su garganta y, mientras la sanadora escribía su alta, se dedicó simplemente a hacer gestos y pasar una y otra vez saliva, como si con eso aliviara el escozor que le había producido semejante sabor tan fuerte.

     

    - Los sanadores nos caen tan bien que nos morimos por verlos - contestó Gyvraine a Paprika, ya saliendo hacia el pasillo que la llevaría fuera del hospital - y deben admitir que así ustedes no se aburren - fue lo último que alcanzó a decirle a la sanadora antes de que se aleara tanto como para no escucharla. Apenas salió del Hospital giró sobre sí misma y desapareció rubo al castillo Triviani.

  14. Al Palco VIP

     

    Un leve tic tac en su mente le presionaba para que sus pasos se apresuraran entre todas las brujas y magos que habían asistido al concierto. Había desperdiciado demasiado tiempo en tan solo mirar una y otra vez la invitación, como encontrando una poderosa razón por la cual siquiera poner un pie en el lugar y la había encontrado.

     

    - No sé cómo voy a encontrar un lugar decente entre tanta gente - se quejó chasqueando la lengua y paseando la mirada de un lado a otro en busca del camino que le llevaría hasta el palco donde estaba la directora de la Oficina del ministro. En momentos como esos de ninguna manera podía perderla de vista -. Creo que ya comenzó - bufó con un reproche a sí misma, pues de nadie más había sido la culpa de llegar tan tarde más que de ella.

     

    Apenas había llegado al palco donde se suponía deberían estar los altos funcionarios del ministerio, Gyvraine comenzó a escuchar agudas notas que en un principio podría sonar desordenadas y hasta escandalosas, pero con gracias a la magia, no solo del recinto, sino de las criaturas quienes producían aquella melodía, al cabo de unos segundo aquel sonido resultaba el más placentero y relajante. Era como si el cuerpo de la Malfoy sintiera el sonido entrar a cada una de sus células, llevándose cualquier otro pensamiento que no fuera la imagen del mar.

     

    - Bueno, por lo menos ya sé dónde estás - dijo al ver la silueta de Mei, recortada entre la multitud, disfrutando de la música, pero también con un dejo de inquietud, como si buscara a alguien -. No creo que se te cumpla el encontrar a alguien para aliarte - susurró, con la celeste mirada clavada en su jefa directa, teniendo como compañía las melodiosas notas que lentamente le fueron orillando a cerrar los ojos. Su cuerpo comenzó a relajarse en exceso y al intentar mantenerse alerta, se encontró con una extraña fuerza que la jalaba aun más a las profundidades de la inconsciencia. Algo no andaba bien.

  15. Habían pasado días enteros desde la última vez que había visto a la jefa de su oficina y aquella mañana se había encontrado con la noticia de que ya no lo era más. La Malfoy no dejaba de mirar una y otra vez el pergamino que le mostraba la plantilla ministerial y que de un día a otro había dejado de marcar el nombre de Anne, sorprendiéndole por completo.

     

    - Vaya, justo cuando creía haber encontrado una alianza perfecta - se quejó, sujetándose fuertemente del elevador, mientras que con la otra mano aun sostenía el pergamino, esperando que aquello fuera tan solo una mala pasada de sus propios sentidos -. Ahora tengo que comenzar desde el principio - dijo soltando un suspiro al tiempo que las rejas del ascensor se abrían de par en par para darle paso directo a la Oficina del Ministro.

     

    Como movida por la inercia, Gyvraine avanzó paso a paso hasta el Gabinete, sin mirar apenas a las personas que pasaban a su lado o prestando siquiera atención a los memorandos que iban de un lado a otro a toda velocidad. Su mente se había sumergido ya su siguiente paso, sabía que debía seguir con el censo por todo el ministerio, pero antes debía tener una excelente relación con la directora del departamento, después de todo, hasta que tuviera una jefa directa se las tenía que ver con ella y tenía que aparentar muy bien su rol de niña buena.

     

    - ¿Roberto, alguna novedad? - preguntó la asesora apenas llegó hasta el gabinete y se encontró con el recepcionista, que parecía demasiado relajado para el gusto de la mortífaga a quién miró con un dejo de resentimiento - No me digas que por no tener jefa ya te estás tomando unas vacaciones - espetó ya sin mirarlo y yendo directo a su oficina, pues la única respuesta además de una mirada iracunda fue una señal muda, negando con la cabeza.

     

    - Tampoco vino en días y ya se cree que puede mandar - susurró Roberto cuando Gyvraine abría la puerta de su oficina, sin importarle si la mortífaga lo había escuchado o no. De todas formas sabía que la Malfoy apenas le prestaría atención, no era como si le importara siquiera discutir mucho menos cuando lo miraba de menos. Así eran todos los de esa familia.

     

    La Mago Oscuro paseo por unos minutos por su oficina, leyendo de cuando en cuando sus propios apuntes y bebiendo una taza de café que había servido apenas con un movimiento de varita. Necesitaba seguir con su trabajo si quería que todos sus esfuerzos tuvieran éxito, pero sin Anne, debía ser aun más cuidadosa.

     

    - ¿Qué es esto? - se preguntó al encontrarse con una invitación, que parecía haber estado esperándola por mucho tiempo - Genial voy retrasada - susurró, recordando aquel magno evento en el que debía y con mucha más razón ahora que estaría ahí no solo como asesora, sino como representante del gabinete -, si me entero tres meses después mejor - se quejó, encaminándose de nuevo al ascensor, con pluma y pergamino listo, pues aprovecharía para tener unas cuantas entrevistas con os directores de ministerio.

  16. Mazmorras, con Paprika

     

    Apenas había comenzado a explorar su alrededor cuando escuchó pasos aproximándose al box en el que estaba su cadáver, a pesar de saber perfectamente que solo mortífagos podían poner un pie en aquella planta no dudó un segundo en regresar lo más pronto posible junto a su cuerpo. La sanadora se le hacía particularmente conocida, pero ¿de dónde? Como sino fuera obvio.

     

    - Creo que te cono... - la frase quedó en el aire, pues se interrumpió a sí misma al abrir completamente los ojos, pues en un abrir y cerrar de ojos se había quedado completamente desnuda - ¿Qué? ¿Por qué? - comenzó a reclamar tratando de acercarse a su inerte cuerpo en un vano intento por cubrirle, los métodos eran poco comunes a los que recordaba o tal vez sería que estaba acostumbrada a unos mucho más superficiales, casi maquinizados.

     

    Con horror en su fantasmagórico rostro comenzó a ver uno a uno los movimientos de la sanadora, aun causándole cierto desconcierto el hecho de estar completamente desnuda, ¿Y si alguien entraba? Negó con la cabeza para apartar esos pensamientos y se centró en el proceso que, para su propia sorpresa, era demasiado interesante, como ver una clase de medicina practica, a tal grado que por un segundo olvidó que era su cadáver en el que estaba practicando la sanadora.

     

    - Eso va a ser difícil - le susurró Gyvraine a Paprika, al ver que intentaría reconstruir el corazón - creo que está destruido, no sirve - siguió opinando, como si se tratara de su asistente. Esperó a ver todo el procedimiento completo y con la boca abierta se dio cuenta de cómo es que su corazón estaba de nuevo en perfectas condiciones - tarda, pero vaya que sabes hacer esto, ¿no das clases? - le preguntó a modo de broma, a pesar de saber que no la escuchaba.

     

    Aun no había terminado de asombrarse por semejante proceso tan tardado cuando un tirón a la altura del ombligo le hizo ver luces de diferentes colores, para después ser envuelta en una mucho más brillante. Al abrir de nuevo los ojos se dio plena cuenta que estaba ahora en una posición diferente, despertó acostada en la camilla y una voz parecía apurarle para que saliera de inmediato de ese lugar.

     

    - ¿Qué? - comenzó confundida - Ah, si. Quiero irme de aquí, pero - dijo con duda, un aura extraña de aquella mujer le obligaba a ser cautelosa, como si en cualquier momento fuera a descuartizarla con un hacha - ¿no debes darme un pergamino o algo? - preguntó, bajando de un salto de la camilla y sosteniéndose de ésta, pues el movimiento le mareó - no creo que les guste que sus pacientes se escapen.

  17. Mazmorras

     

    En medio de una cegadora luz el cuerpo de Gyvraine apareció suavemente sobre una de las múltiples camillas que estaban esparcidas por todas las mazmorras, en un tipo de lista de espera a ser atendidos. Sus ojos estaban cerrados, y la tranquilidad de su rostro parecía demostrar más que la mortífaga estaba en medio de un profundo sueño que muerta.

     

    - Bueno, por lo menos los hospitales son mejores que ese asqueroso lugar -dijo el fantasma de la Mago Oscuro paseando al rededor de la camilla en la que estaba su cadáver, como examinando a su alrededor, en busca de algún cambio de la última vez que había estado ahí, tanto viva como muerta -. Esto no cambia, el color no es malo, pero hace todo tan pálido - comentó con ojo crítico, o por lo menos fingiéndolo, pues el color de un hospital no cambiaba.

     

    Escuchaba voces a su alrededor y algo le dijo que no esperaría mucho por atención, después de todo ese lugar era mucho más acogedor que el interior de una húmeda celda en quién sabe qué parte del mundo. Soltó un suspiro y se dirigió a su propio cuerpo, mirando con desaprobación el estado de su castaño cabello, que estaba alborotado bajo su cabeza, perdiendo completamente la imagen pulcra que se esforzaba en mantener.

     

    - Necesitaré un largo baño para arreglar lo que hacen días en prisión - se dijo a si misma, con una mano en la barbilla y mirando de pies a cabeza su cuerpo, para saber qué más podría limpiar, cambiar y arreglar, antes de volver a salir libremente a la calle.

  18. Había permanecido con los ojos fijos en el mohoso techo de la prisión, simplemente esperando a que la muerte al fin llegara y la sacara de ese lugar. Había perdido casi el conteo de los días, se había hartado de contar los minutos conforme a la escasa luz que entraba por la rendija en la celda, de nada servía.

     

    - Ya me quiero ir - dijo de pronto a la nada y escuchó su voz hacer eco en toda la prisión, pues al parecer era la última que estaba ahí, como si la muerte se hubiera olvidado de ella, o peor aun, ella misma se hubiera olvidado de que debía morir - Algo no anda bien aquí - dijo incorporándose y viendo que ni los guardias estaban -, creo que me olvido de algo.

     

    Su celeste mirada recorrió el lugar, cada esquina a la vista y se dio cuenta que en verdad estaba sola. Soltó un suspiro de exasperación y antes de poder decir otra cosa logró ver a lo lejos una brillante luz que parecía acercarse a su celda lentamente, como si tuviera toda la eternidad por delante.

     

    - Ya era hora, tardaste demasiado - se quejó Gyvraine, al tiempo que cerraba los ojos y comenzaba a sentir como sus sentidos se desvanecían lentamente. Su cuerpo terminó tendido en medio de la celda, para después desvanecerse e ir directo al Hospital San Mungo, más específicamente a las mazmorras, donde sus compañeros la traerían de vuelta a la vida.

  19. Escuchó el repicar de las gotas de lluvia sobre los mugrosos muros de piedra de la prisión, el tiempo había pasado mucho más lento de lo que esperaba y aquel sonido en lugar de relajarle, como ocurría en el pasado, simplemente hacía todo lo contrario, poniéndole los nervios de punta. Cerro los ojos y se concentró en las voces de su alrededor, tal vez algún otro preso estuviera por ahí, diciendo algo que le interesara. Pero nada.

     

    - Es aburrido cuando no hay nadie que viene a platicar - se quejó sin poder cruzar los brazos sobre el pecho, pues ya ni siquiera recordaba cómo es que estaba atada -. No me puedo escapar, no sé por qué hacen esto - siguió quejándose, forcejeando por un par de minutos antes de rendirse y quedar de nuevo inmóvil sobre el asqueroso suelo y con la mirada fija en un punto, mirando sin mirar.

     

    Gyvraine se quedó de nuevo en silencio y escuchó en la lejanía una melodía que más que cantarina, parecía apresurarle para salir de ese lugar, como recordándole los valiosos minutos que había perdido en ese lugar. Tal vez habían pasado más de horas y días, no sabía exactamente, se había aburrido de contar el tiempo con la luz del sol y había decidido simplemente esperar la muerte.

     

    - Odio morir - se dijo a sí misma, a falta de alguien con quien conversar -, siempre me da mucha sed cuando muero, es hartante - continuó, mirando hacia el sucio techo y dejando que su castaño cabello se esparciera por el suelo, ya tendría mucho tiempo para darse un largo baño y quitarse todas las alimañas que se le hubieran pegado.

  20. Voces lejanas le hicieron abrir lentamente los ojos, no recordaba siquiera el lugar en el que había ido a parar y por un bello momento pesó que había despertado en un hotel en París, mientras viajaba por Europa. Gran decepción, al darse cuenta que en realidad estaba en una asquerosa celda, en medio de asquerosas paredes mohosas y un olor a putrefacción que parecía lacerar los sentidos.

     

    - ¿Experiencia? - respondió a la voz que le había revivido - si la tuviera ¿crees que estaría aquí? - le contestó con una media sonrisa, como si conociera aquella voz de algún otro lugar. Cosa bastante probable, pues después de todo, en Oteery todos se conocían - Yo creo que no - terminó, antes de escuchar a Felicity despedirse - pero ¿Vas a volver? me siento sola - añadió con una voz de fingido sufrimiento.

     

    Vio a un fenixiano más acercarse a ella y se arrastró hasta topar con una de las sucias paredes, para impedir que se aproximara más. Trató de moverse de un lado a otro, para que el fenixiano se diera cuenta que en verdad sus servicios de revivirla no eran ya necesarios, pues una miembro de su bando ya había hecho ese trabajo por él.

     

    - En verdad necesitan coordinarse - le reclamó, sin dejar que siquiera la tocara - Alguien más ya vino, me revivió y dijo que vendría a platicar conmigo, así que vete - le dijo a Vrael como si se tratara de un elfo domestico que era reprendido. Pero apenas el guardián se fue, volvió a quedar todo sumido en el silencio y Gyvraine casi se lamentó en haber echado a todos. No tenía con quién conversar por lo menos.

  21. Mientras su jefa comenzaba a hablar, Gyvraine tomó por primera vez un sorbo de su café, el cual a pesar de haber pasado tiempo desde haber sido servido, aun estaba bastante caliente. Sintió el sabor amargo en la punta de la lengua como el mayor sanador de cualquier preocupación que le hubiera embargado, era como recargar energía con tan solo un sorbo.

     

    - Claro, lo último iba porque, como recordarás, este departamento ya tiene un "Enlace Auror" - hizo una pausa en la que miró fijamente a Anne, mientras buscaba las palabras con las cuales expresar el por qué del problema, al tiempo que le extendía un pergamino donde figuraba la plantilla ministerial, la cual había sido su guía para ir y venir por todo el ministerio -, así que... necesitamos que nuestro propio enlace no sea... una amenaza para las actividades de Heliké o, por lo menos, que no lo vea de esa forma - sonrió de forma cómplice mientras hablaba, pues sabía muy bien que el enlace oficial no se prestaría para sus planes.

     

    Volvió a mojar sus labios con el cálido líquido en la taza, mientras dejaba a la jefa de la oficina verificar el hecho de que administrativamente ya tenían una vía para tener contacto con los aurores, pero que sería bastante complicado, por tratarse de quién se trataba. Se quedó en silencio un segundo más, pensando en las posibilidades que tenían antes de comenzar a hablar de nuevo.

     

    - Tendríamos que investigar exactamente las actividades de Heliké, para saber qué le encomendaremos a nuestro propio enlace y no tengamos problemas de que nos acusen de pasar por la autoridad de alguien o usurpar funciones - dijo pensativa, pues a pesar de que no sería precisamente público, debían armar perfectamente el plan por si alguien sospechaba -. Aunque creo que nuestro enlace tardará en llegar, porque no he sabido que venga como prometió Sophie, aun así sería bueno tenerlo todo planificado, ¿no?

     

    Habían pasado unos minutos hablando, pero Gyvraine estaba segura que de haber llegado alguien, Roberto les hubiera informado de inmediato, a pesar de que la orden hubiera sido que nadie las molestara. Con apenas esas dos visitas su plan de acción se había ampliado ya lo suficiente como para tener siquiera noción de la clasificación de los departamentos.

     

    - ¿Seguiré con las visitas, cierto? - preguntó de pronto, ansiosa por seguir recolectando más y más información, esperando que en aquella segunda excursión los directores fueran mucho más hospitalarios o por lo menos contestaran lo que se les preguntaba. La conversación sobre los departamentos se había apoderado de su mente que por todo ese rato había olvidado completamente el pedir que la pusieran al día con la oficina.

  22. Gyvraine dio un pequeño saltó, pues se sorprendió al escuchar el repentino cambio en la voz de Anne al llamar a su elfo, y cubrió su sobresalto con un leve carraspeo de garganta. No se había dado cuenta que durante toda la mañana no había probado alguno, no era particularmente molesto, pero si bastante extraño.

     

    - Si, también un café cargado pero sin azúcar, hay que cuidar la salud - añadió con una sonrisa y encogiéndose de hombros al mirar a la jefa del gabinete, al tiempo que escuchaba como el elfo desaparecía en medio de un apenas audible "puff" - Mi excursión - soltó un largo suspiro y fue entonces consciente del pergamino que había estado entre sus dedos, su fuía para aquella exposición de labores - Pues hubo de todo, porque como dices hay directores que no son precisamente reyes de la simpatía.

     

    Pasó rápidamente la celeste mirada por sus notas y una oleada de frustración le invadió solo de recordar a la directora de Servicios Administrativos. Dejó el pergamino sobre el escritorio de su jefa, y cruzó sobre él los dedos, por lo menos aquel primer acercamiento era suficiente para saber cuál sería el papel de ese departamento en la "coordinación".

     

    - Solo he visitado a dos departamentos, el primero fueron los Servicios Administrativos, que según la directora solo se dedica al registro de las actividades para la zona de fiestas, además de cuidar de que éstas no se empalmen. Por lo que por obvias razones poca o nada planificación tienen a periodos futuros y dependen más de las visitas y las demandas de la comunidad - comenzó, exponiendo lo más importante que había logrado recolectar de aquel lugar -. Supongo que la única forma para integrarla al plan - al decir esto apenas pudo disimular una media sonrisa antes de continuar - es que en lugar de un plan a futuro entreguen un informe, es decir, donde enuncien las fiestas ocurridas, qué tipo de servicios dieron o si solo se encargaron de agendar el evento. Así tendremos a principio de cada mes el total de los eventos ocurridos así como los que programados para las siguientes dos semanas, y sus servicios, de contar con ellos.

     

    Sabía que se encontrarían con muchos más problemas que la poca cooperación de los diferentes directores, pero solo fue consciente de ésto hasta el momento de plasmar en pergamino sus conclusiones de tan solo dos departamentos que en apariencia tenía diferentes actividades, pero en esencia estarían clasificados en el mismo rubro. De nuevo bajó la mirada para apoyarse una vez más en sus notas y continuó con el siguiente departamento.

     

    - Después de los pocos datos otorgados por el personal de Servicios Administrativos y, con el tiempo encima, fui al Cuartel General de Aurores - por lo menos no todos los esfuerzos habían sido en vano al recordar la amabilidad de la Directora, a quién ya conocía y aquella visita había sido un reencuentro después de un largo tiempo -. Allí conseguí mucho más, la directora también mencionó no tener un plan a seguir hacia un futuro, pero mencionó poder proporcionarnos toda información que necesitemos, desde investigaciones sobre sospechosos hasta los últimos cateos y denuncias - informó con cierta satisfacción - además de que se ofreció a proporcionarnos un contacto directo, para saber los servicios requeridos del resto del ministerio por el cuartel.

     

    Gyvraine aun esperaba la visita del jefe de contacto ministerial del departamento de Aurores, pero sabía que con un simple memorándum Sophie estaría encantada en enviarlo a la Oficina del Ministro. Solo necesitaban encontrar la solución al hecho de contar ya con un puesto en la oficina del ministro como enlace auror.

     

    - Como puedes darte cuenta el plan inicial se puede modificar, en lugar de contar solo con los planes de todos o la mayoría de los departamentos, podemos contar también con las actividades pasadas que no pueden ser planificadas, pero si registradas cuando ocurren. No es como si los aurores dijeran cuántos altercados habrá en el mes , aunque puede hacerse con una proyección - añadió entrecerrando los ojos, encontrando en su mente los múltiples índices de delincuencia que podían ser calculados - pero para eso se necesita un antecedente, y justamente estos registros serán tales antecedentes para cálculos posteriores.

     

    Después de haber pasado meses en el extranjero, viajando no solo por placer sino también tomando una infinidad de cursos tanto en universidades muggles como instituciones mágicas, su visión de cómo llevar a cabo un plan de acción y sus indicadores principales se habían ampliado demasiado. Hizo una leve pausa, dándose entonces plena cuenta de que en realidad su exposición era mucho más amplia de lo que había siquiera imaginado.

     

    - Ahora solo nos quedaría solucionar el hecho de que nuestro contacto con los aurores como Gabinete no sea un doble trabajo del enlace que ya existe en la oficina, creo que no se vería particularmente bien que pasáramos por sobre las funciones de quien tiene el puesto aquí - pensó con una mano en la barbilla y atenta a cada movimiento de Anne - podríamos en apariencia darle un carácter diferente o no sé que opines tú.

     

    Desde que había comenzado a hablar no se había detenido ni un segundo para dejar reflexionar a su jefa, pero antes de que las ideas y el esquema se fueran de su mente lo había dicho todo. Necesitaban aclarar los puntos que habían salido a flote y entonces poder continuar con las visitas en el ministerio, además de querer enterarse qué es lo que había estresado a Anne mientras había ido de excursión por el ministerio.

  23. Gyvraine entrecerró los ojos apenas May se negó a responder, ¿cómo es que había escapado así de darle por lo menos una pista de lo que había visto? Y cómo sospechó la Mago Oscuro, su prima le hizo la pregunta que tanto le iba a costar responder "¿Qué fue lo que ocurrió en Diagón?"; por un segundo abrió la boca para gritarle la verdad, pero la razón regresó y volvió a cerrarla.

     

    - Yo pregunté primero - le dijo apretando los dientes, sentándose a su lado y tratando de no cruzar su mirada con la de May, pues sabía perfectamente que sí, si mentía la descubriría. No podía decirle el por qué los fenixianos la perseguían y con una fugaz mirada enfocó el antebrazo de su prima con un dejo de tristeza, extrañaba que ella lo supiera, pero tal vez eso era mejor para su reciente locura -. Saber perfectamente de lo que hablo - comenzó de nuevo, esta vez tratando de mantener la calma.

     

    A pesar de que sentía la furia hervir por sus venas y mucho más con la sonrisa de suficiencia en los labios de la bruja a su lado, la Mago Oscuro no podía perder la tranquilidad de sus argumentos, porque si conocía muy bien a May, y lo hacía, se aprovecharía de ello y la haría caer en su juego. Respiró hondo un par de veces y sintió como de nuevo la cordura regresara a ella, después de todo quería saber la razón por la que estaba tan molesta, una reacción completamente diferente a la de la alegría de volver a encontrarse con alguien querido después de tanto tiempo.

     

    Su mano rozó ligeramente su propio cuello y se encontró con una cadena de plata que terminaba con un anillo, el único recuerdo que su madre la había dejado antes de irse y fue entonces que lo supo. La bruja a su lado, su prima, le había dejado a su suerte para hundirse en un mundo de repugnantes muggles y sin dejarle forma alguna de saber de ella, sin darle la oportunidad de tratar de cambiar su decisión, simplemente le había echado fuera.

     

    - ¿En serio crees que mi respuesta es aun más importante que la tuya? - preguntó, para su propia sorpresa, con una voz tranquila, haciéndole una señal al tabernero indicándole que quería un whisky de fuego - Además, no es como si te importara, de todas formas te irás en un par de días, sino es que horas y todo esto quedará en el olvido - dijo mordaz - así que, tú primero, después de todo a eso viniste - continuó, firme en su decisión de no decir ni una sola palabra - ¿qué son esas imágenes con muchas luces y gente? - preguntó, especificando ahora a qué se refería.

     

    Le dio un trago a su bebida sintiendo cómo éste quemaba su garganta, pero al mismo tiempo sintiendo un alivio: un placentero dolor. Enarcó una ceja y miró a May, esperando una respuesta, esperando no volver a tener esas confusas imágenes (seguramente provenientes de los recuerdos de May) en su mente, ya tenía suficiente con sus propios demonios para tener ahora los de May.

     

    - ¿Dónde te has metido que necesitas venir a tomar una cerveza de mantequilla a la taberna de la Academia? - insistió con media sonrisa y acariciando con la yema de su dedo índice el borde de su vaso - ¿Tan traumantizante es que tuviste que huir de tu auto exilio? - tenía que ser en verdad algo que le robara el sueño a May para orillarla a volver - No nos tardaremos tanto si comienzas por decir por qué estás aquí, tal vez puedas irte de nuevo como tanto esperas hacer - terminó dando un nuevo trago a su bebida, mojando apenas sus labios y sin separar la mirada de su prima, como si pensara que fuera a desaparecer si la perdía de vista.

  24. Había puesto un pie en la Fortaleza, pero de inmediato su mente pareció iluminada por un flash en el que el rostro de su prima apareció, en verdad la iba a hacer salir de allí para buscarla. Apretó los dientes y a regañadientes volvió a girar sobre sí misma, con la varita de arce entre sus dedos aferrándose a ella con fuerza y con el único pensamiento de ir al lugar a que había dio May.


    Al abrir los ojos y desaparecer la sensación de opresión en su pecho, Gyvraine abrió los ojos y se encontró con la imagen de la Academia, recortada en el cielo estrellado, tan imponente y majestuosa como la recordaba. Por un segundo dejó que los sentimientos de nostalgia y añoranza por el pasado le inundaran de pies a cabeza, sintiendo como si de nuevo la sangre en sus venas volvía a correr con la normalidad de un ser vivo.



    -Con que viniste aquí - le dijo al viento, con los ojos cerrados y con una sonrisa en el rostro, pues entendía a la perfección el por qué May había elegido aquel lugar como su guarida -, creo que no pudiste encontrar mejor lugar - dijo avanzando por entre los jardines y, sin saberlo, siguiendo los pasos de su prima que apenas unos minutos antes había pasado por allí. No sabía exactamente cómo es que iba a explicarle lo que había pasado apenas unos momentos atrás, pero esperaba que el enojo en ella por haber sido abandonada regresara.



    Soltó un largo suspiro y, como reuniendo el valor necesario para de nuevo entrar en aquel lugar, empujó la puerta de la taberna, para encontrarse con una imagen tan familiar que el tiempo pareció retroceder varios años atrás. Casi pudo ver a Danyellus, Eris, Candela, Anton y NykOo sentados en una mesa, saludándola con una sonrisa y todos con ese aire propio de quienes saben cuál será su futuro apenas graduarse.


    Muy a su pesar, apartó esos recuerdos de su mente y se encontró justo con la persona que había buscado: May. Gyvraine clavó de nuevo en ella sus celestes ojos para darse cuenta que el resentimiento por haberse ido aun seguía intacto a pesar de la interrupción, como si con solo sentir su presencia un interruptor en su interior se accionara.


    Se acercó apenas unos pasos y de nuevo se sumergió; en un sueño, un recuerdo que no era completamente suyo. Gente dejándose llevar por la música, y un sentimiento extraño en el pecho, una sensación que se le antojaba completamente ajena, como perteneciente a alguien más al ver a una pareja bailar. Las luces le deslumbraron y le obligaron a salir del trance, quedando tan sorprendida como aquella primera vez que había ocurrido en el otro bar.



    - Ya me vas a explicar qué demonios es eso? - le dijo con brusquedad, olvidándose esta vez de decir las cosas con delicadeza, sintiendo como su enojo flameaba en sus ojos -Creo que viniste por respuestas, pero no eres la única que las necesita - le soltó, quedándose frente a ella, sin siquiera preocuparse por tomar asiento o pedir algo de beber.

  25. Solo la voz amortiguada de Roberto le hizo levantar la mirada de sus notas, no es que fueran demasiado sustanciosas, pero sus celestes ojos se mantenían fijos en las palabras escritas por su propia mano, como si con ello le ayudara a aclarar su mente y planear su siguiente paso. Tomándose el tiempo, revisó por última vez los casi nulos resultados y se puso de pie, tenía que hablar con su jefa, eso estaba claro.

     

    - Y ni siquiera averigüé que pasó mientras no estuve - se quejó, mientras se encaminaba hasta la puerta de su propia oficina, con paso extremadamente lento, aun absorta en sus pensamientos - ya se lo peguntaré a alguno de los que trabajan aquí, ellos deben estar más enterados - se dijo, pues a pesar de que su plan era averiguar cada paso del ministerio, eso la dejaba por completo lejos de su propia oficina.

     

    Pasó por la recepción, y con una leve inclinación de la cabeza saludó a Roberto, al tiempo que señalaba con un dedo que iba directo con Anne como le había indicado. A pesar del rollo de pergamino que había conseguido en sus dos visitas había logrado resumirlo todo en un pequeño trozo, indicando los mínimos logros y observaciones hechas. Antes de darse plena cuenta ya estaba golpeando tres veces la puerta de Anne y entrando a la oficina apenas escuchar su voz.

     

    - Hola, de nuevo - saludó levantando las cejas y haciendo de sus labios una perfecta línea, casi un intento de sonrisa -. Creo que traigo noticias - continuó sin mucho ánimo, soltando un suspiro y tomando asiento, como lo había hecho en el momento en que se presentó por primera vez en esa oficina -, no es que todos los directores sean especialmente cordiales y hospitalarios - agregó con una sonrisa con un dejo de ironía.

     

    Seguramente Anne sabía perfectamente por qué la Malfoy había insistido tanto en buscarla, incluso, tal vez hasta esperaba los resultados, pero apenas estuve frente a ella, Gyvraine, guardó silencio y dejó que hablara primero, tal vez le daría una indicación antes de comenzar con el reporte y, si corría con suerte, sabría que había pasado en su ausencia.

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