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Monica Malfoy Haughton

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Mensajes publicados por Monica Malfoy Haughton

  1. Se aprueba la ficha del personaje secundario de Malum Luxure (4/5) y se reservan los posteos necesarios para el registro de personajes posteriores, que serán visibilizados según sean requeridos (5, en su totalidad). Las actualizaciones de las fichas se admitirán con una periodicidad mensual, dentro del mismo topic y siguiendo las normas de actualización conocidas.

    Se procede a añadir enlace de personaje secundario, dentro de la ficha principal.

     

    Atentamente:

    Mónica Malfoy Haughton
  2. - Es una ventaja que los eventos tengan lugar en tu casa, o más bien, en tus casas – sonrió cerrando los ojos cuando Ludwig, su hermano, le besó la mejilla. Lo observó en silencio mientras hablaba con sus otros dos compañeros, Illidan y Thanatos. Estaba realmente guapo, radiante podría decir, y Mónica se alegraba enormemente de verlo tan bien. Era indudable que la felicidad se le escapaba por cada poro de su cuerpo.

    - ¿Cubias? Hace meses que no sé nada de él – miró al par de hermanos esperando a que ellos supieran algo, pues quizás el ministerio de Italia lo tenía ocupado. Justo cuando pensaba en ello escuchó una voz femenina que la sacó de su propia cabeza y la hizo dar un respingo al sentir un nuevo beso en la cara que se duplicó también al otro lado de la misma. Se trataba de Ada. 

    - De nada, querida – sonrió amablemente-, todo es poco si se trata de mis hermanos.

    De un momento a otro la corte de saludos había sido innumerable. No sabía cuando tiempo llevaban allí pero sin darse cuenta, los pies habían empezado a dolerle a causa de los zapatos nuevos que llevaba. Se mordió el labio echando un rápido vistazo a su alrededor, quizás, para ver si podía escabullirse a su habitación para cambiarse el calzado pero antes de poder hacerlo una nueva figura hizo presencia. 

    - Oh, vaya, ya empezábamos a pensar que no aparecerías y justo lo haces, parece que nos has leído la mente, Cubias – le dijo, alzando la voz por encima del resto para que todos se percataran de su llegada. No fue hasta entonces cuando notó que Illidan no estaba y que Ludwig se retiraba de la reunión tras un breve saludo. No pudo evitar mirar al chico que había llegado reclamándolo, pues parecía un poco nervioso.

    Sin más alargó el brazo y le tomó el brazo a uno de los camareros, al que atrajo hacia el grupo sin demasiado cuidado. Le dedicó una sonrisa y guiñándole el ojo tomó la única copa que le quedaba en la bandeja, cuyo contenido transparente no tardó en abrasar placenteramente su garganta. Tras beber, volvió a sonreirle. 

    - Guapo, ponle a mis amigos lo que te pidan – señaló a Cubias y Thanatos-. Voy a ir a buscar a mi acompañante para avisarlo de tu llegada, querido – le indicó al ultimo en llegar mientras al otro le daba un cariñoso apretón en el brazo-. No os perdáis demasiado.

    No tardó demasiado en perderse entre el gentío buscando la entrada al castillo pues estaba casi segura de haber escuchado que Illidan iba al baño. Nada más estuvo en el interior del hall se quitó los zapatos con un largo suspiro y su cara de placer fue todo un poema a pesar de sentir como los pies parecían morderla. Descalza y sosteniendo los tacones por sus tiras con la ayuda de dos de sus dedos se detuvo un momento un se preguntó a cual de los muchos baños del castillo habría ido el rubio y, sin tenerlo muy claro, decidió ir al primer piso. “Es más tranquilo”, pensó, sin saber muy bien porqué ¿Quién le decía a ella que a aquel mago le importaba la tranquilidad de un baño?

    Cuando llegó a la puerta la golpeó varias veces, sin entrar aún. 

    - Illidan ¿Estás ahí? - no escuchó nada al otro lado, pero no le pareció raro teniendo en cuenta que había más ruido del que había habido nunca allí-. ¿Se puede? - insistió y aunque con mucha cautela, se atrevió a girar la manija de la puerta para entrar. 

    @ Illidan Burke  @ Thanatos L. Lestrange  @ Lord Cubias

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  3. - No seas tan duro conmigo – le pidió en tono de broma sin perder la sonrisa de los labios-. Soy a la que menos le interesaba llegar tarde, por eso incluso dormí aquí… pero o yo me retrasé más de lo que me pude dar cuenta o los tortolitos fueron demasiado rápidos para que el otro no tuviera tiempo de cambiar de idea – le respondió mientras se acercaban al lugar de ceremonia sabiendo que lo que decía era imposible ¿Cómo iban a arrepentirse ninguno de ellos de lo que estaban haciendo? Posiblemente se habían convertido en la pareja perfecta a ojos de Mónica.

    Sostuvo la larga falda verde con ambas manos para evitar caerse y aunque se quedaron algo rezagados, pudieron escuchar casi en su totalidad los preciosos votos que se habían dedicado el uno al otro. Cuando la lluvia de arroz lo inundó todo, Mónica aplaudió casi como una niña pequeña que recibe el regalo más esperado de su corta vida, quizás porque casi tenía la certeza absoluta de que aquella unión sería un triunfo para el amor a diferencia de lo que ella había vivido en repetidas ocasiones. 

    Quiso acercarse a sus hermanos, pero decidió no hacerlo por el momento pues estaba emocionada hasta tal punto que sabía que si les dedicaba más de dos palabras seguidas sobre lo que sentía empezaría a divagar y a llorar como una tonta y lo cierto era que no tenía muy claro si sería de felicidad o de la añoranza de no haberlo cumplido para ella misma. No era envidia, claro que no, o por lo menos no insana, pero la verdad era que aquel sentimiento que afloraba en ella era el motivo por el que siempre declinaba las invitaciones a las bodas. 

    Cuando todos empezaron a encaminarse a la carpa de la fiesta ella ya sabía la sorpresa que se llevarían, pero en vez de decir nada, dejó que también Illidan se sorprendiera. Cuando los cuerpos de cada uno de los presentes fueron cruzando la entrada, fueron a la vez transportados a otro lugar gracias a la magia de los organizadores, que lo tenían todo preparado al otro lado del portal. 

    -    Bienvenido al castillo de la gran familia Haughton – se había acercado al oído del rubio y había lanzado aquellas palabras como un susurro seguido por una carcajada juguetona ¿Gran? La época dorada de su apellido había pasado hacía tiempo y la mayoría de su familia había muerto o estaba en paradero desconocido, por lo que el juego de palabras se le antojó gracioso. No pudo más que reírse cuando Illidan habló sobre alquilar sus propiedades. 

    -    Debo decirte que no sería una mala idea – respondió. Los imponentes terrenos del castillo parecían más majestuosos que nunca. A pesar de permanecer vacía, la residencia de los Haughton siempre estaba impoluta, pero aquel día parecía brillar desde cada rincón. Separó los labios para seguir hablando, pero antes de hacerlo alguien más se les acercó dejándose reconocer por su inconfundible voz. 

    -    ¡Thanatos! – tan encantador como siempre había besado el dorso de su mano provocando que su amplia sonrisa volviera a dibujarse en sus labios y cuando la soltó, Mónica se acercó a él para darle un cálido abrazo, envolviendo la espalda del mago a la altura de su mitad que era, por su altura, a donde lo alcanzaba-. No seas tan caballeroso conmigo – le insinuó en voz baja cuando lo abrazaba dejando que el inmenso vuelo de su falda se arremolinara alrededor de las piernas del hombre-, me alegro de verte. 

    Dejó que los hermanos hablaran un poco. Detectó que por lo que decía el último en llegar llevaban tiempo sin verse, algo que por otro lado parecía la moda entre la gente que había compartido épocas con ellos. La intermitencia de nuevo, las ausencias… aquello parecía que se había vuelto la principal característica de los magos y brujas de su tiempo y al menos ya no sentía que fuera ella únicamente la que de vez en cuando desaparecía de la vida del resto. 

    -    Por lo que pudimos ver, fue precioso… algún otro comentario memorable de la parejita – rio levemente, pues ya conocían la perversión de aquellos dos-. Ha estado genial, pero llegamos tarde no sé por culpa de quien – rio mirando de reojo a Illidan, esperando su reacción-. Están allí ¿Queréis ir a saludarlos? – señaló el grupo más numeroso y aunque no se veía a los novios, estaba claro que se encontraban aún rodeados por los invitados. 
     

    @ Illidan Burke  @ Thanatos L. Lestrange  @ Cillian Haughton @ Ludwig Malfoy Haughton

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  4. Un lejano murmullo podía escucharse en cada rincón de la Mansión Malfoy y cierto ajetreo anunciaba que aquel sería el escenario de un gran momento. Aún no había mucha gente, pero a través del gran ventanal de la habitación de Mónica podía verse la enorme carpa situada afuera y algunas personas paseaban alrededor de la misma disfrutando de la hermosa decoración que había sido preparada para el evento.

    Por extraño que pudiera escucharse: se casaban sus hermanos. Cada vez que lo pensaba le hacía gracia y aunque ella no hubiera tenido nada que ver con aquella unión, se sentía de alguna forma una conexión entre ellos. Y no, ellos dos no eran hermanos entre sí; Ludwig y ella eran hijos de Crazy Malfoy, mientras que Cillian había llegado a la vida de la Haughton para describir juntos que eran hijos de la misma mujer.

    Su presencia intermitente le había impedido compartir con los novios la noticia y las respectivas despedidas, pero nada ni nadie podría hacer que no estuviera presente aquel importante día. Las bodas no eran del agrado de ella, desde luego, pero aquella posiblemente se había convertido la excepción que confirmaba la norma: no iba a bodas, pero en esta intentaría estar una de las primeras.

    El espejo le devolvía un ya impoluto reflejo de sí misma mientras se pintaba los labios de un tono albaricoque oscuro con el que también había sombreado sus ojos bajo la línea negra de estos. Tenía el pelo suelto, sujeto únicamente por un par de horquillas doradas tras su oreja izquierda y peinado con ondas que caían graciosamente alrededor de su ovalado rostro. Sonrió, y por primera vez desde hacía mucho tiempo no fue un gesto forzado, si no realmente de alegría.

    Salió de su habitación y lo único que llevaba consigo eran dos pequeñas cajitas de satén negro que guardó en un bolsillo estratégicamente oculto bajo la falda. No llevaba bolso, el vestido que tenía puesto le había parecido tan maravilloso que no requería de ningún complemento por lo que lo único que llevaba eran dos largos pero finísimos pendientes de oro en forma de serpientes. La pedrería del vestido principal consistía en diminutos cristales color esmeralda repartidos de tal forma sobre la tela que formaban preciosos dibujos arabescos y enmarcaban su cuerpo de forma sensual y elegante. Sobre la cintura se abría una amplia falda de satén también verde que terminaba por completar el conjunto, cuya singularidad era ser desmontable para hacer el traje más cómodo cuando la fiesta lo mereciera. 

    Antes de pisar el exterior de la mansión ya se había dado cuenta de que los invitados se habían triplicado y todos se habían acumulado en el punto exacto donde tendría lugar la ceremonia ¿De verdad estaba llegando tarde? De pronto se sintió avergonzada, pues teniendo en cuenta que había pasado la noche en su propia habitación en el mismo lugar donde tendría lugar la celebración, aquella idea no le podía parecer más ridícula. “No puede ser” pensó, a la vez que salía y se encontraba con la figura de quién inesperadamente se había convertido en su acompañante. 

    -    Disculpa, disculpa – repitió mientras ponía su mano sobre el hombro de Illidan. Mónica lo reconoció de inmediato a pesar de tenerlo de espaldas, seguramente ayudada por el singular cabello rubio que lo delataba o al menos, ese era el motivo que se daba en su cabeza. Cuando lo tuvo de frente sonrió de forma inocente y con lo miró con el mismo gesto vivaz en el que llevaba inmersa todo el día-. Juraba que tenía el tiempo controlado, pero parece que me equivocaba.

    -    ¿Vamos? Creo que por mi culpa los novios han llegado antes que nosotros – sonrió. Habían pasado nuevamente muchos meses desde que los dos se hubieran visto por última vez, posiblemente porque las ausencias se habían vuelto comunes en ambos. Esta vez, quizás por todos los sucesos transcurridos en los últimos tiempos, toda la carga sentimental había desaparecido, o de nuevo, era lo que ella se repetía constantemente. Fuera como fuere estaba mucho más relajada de lo que conseguía recordar y eso era algo que agradecía enormemente. 

     

     

    @ Illidan Burke

     

     

    @ Cillian Haughton  @ Ludwig Malfoy Haughton Tarde pero a tiempo(?)
     

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  5. ID: 85845
    Nick (con link a la ficha): Mónica Malfoy Haughton
    Link a la Bóveda Trastero: (en caso de poseerla) Bóveda trastero 107033
    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda 82974

    Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): ---
    Nivel Mágico: 28
    Fecha: 2022-02-18

     

    Llave utilizada (para criaturas baby y Nundu): link a la certificación del Concilio
    Criatura: YetiPuntos: 80
    Precio: 4000

     

    Llave utilizada (para criaturas baby y Nundu): link a la certificación del Concilio
    Criatura: Kappa
    Puntos: 80
    Precio: 4000

    Total de puntos: 160

    Total de Galeones: 8000

  6. Escuchar aquel nombre después de tanto tiempo de labios de alguien que no fuera ella misma le provocó un escalofrío que le recorrió la espalda hasta erizarle todos los pelillos de la nuca. De pronto la boca se le había secado completamente y los brazos se le habían engarrotado como si hubiera sido victima de algún hechizo inmovilizador. El silencio se apoderó de la escena durante unos segundos, de hecho logró decir ni media palabra hasta que tuvo que moverse para tomar el pergamino que Cillian le estaba dando y que, en principio, no quiso leer.

    - Derek Haughton es mi tío – las ultimas dos palabras se le agarraron a la garganta como si no quisieran salir. La ultima vez que ella lo había visto había sido hacía años y unicamente había traído consigo amenazas; desde entonces, sus primos e hijos de Derek habían ido desapareciendo sin motivo y la única que quedaba era ella-. Él y mi madre construyeron este castillo, pero ambos desaparecieron hace muchos años. De hecho, a ella ni siquiera la conocí.

    Inconscientemente había apretado tanto las manos que se estaba haciendo daño al clavarse las uñas en sus propias palmas. Derek había vuelto una única vez con el único motivo de “recuperar” lo que él consideraba suyo y si para ello tenía que acabar con quien se entrometiera en su camino, había dejado claro que estaba más que dispuesto a hacerlo. Desde ese entonces no había podido estar tranquila, sobre todo tras descubrir todo lo que había descubierto sobre los viajes que hacía el mago oscuro y la finalidad de estos.

    Cuando finalmente se atrevió a ver el pergamino que Cillian le había dado frunció el ceño pensativa.

    - Este es el lema de mi familia… »Provehito In Altum« – señalaba con el dedo la frase en latín también escrita en runas en la parte superior del texto-. Significa, según la versión, “lanzarse a lo profundo” o “desde lo profundo”. Si me preguntas, sabiendo la historia de Derek y mi madre, te diría que su significado concuerda más con que llegaron de lo más profundo – sonrió levemente, no sin dejar ver el orgullo por su familia. El resto del texto estaba escrito en runas y algunas no las conocía del todo a pesar de haber estudiado aquella escritura de forma incansable. Volvió a levantar la vista hacia sus dos acompañantes.

    - ¿Queréis ir a la biblioteca? Así podemos estudiar un poco esto – no podía negar que todo aquello le daba curiosidad ¿Por qué Derek había mandado a Cillian allí? Se había referido a ella cuando le había dicho que alguien que vivía allí lo podría ayudar?

     

    @ Cillian Haughton @ Ludwig Malfoy Haughton

  7. Había cruzado los jardines de la mansión Malfoy tan rápido que muy posiblemente de haber sido alguien capaz de verla no la hubiera reconocido. Habían pasado meses desde la última vez que estuvo allí y, como casi siempre, acudía a su viejo hogar en busca de un lugar en el que refugiarse cuando las cosas empezaban a torcerse de algún modo. Y claro estaba, aquella ocasión no era diferente a todas las anteriores, era como si los muros de aquella casa fueran a protegerla de cualquier cosa.

    Llegó a su habitación igual de apresurada, dejando a su paso únicamente un haz rojizo producido por el reflejo de la luz en su cabello. La puerta se cerró tras ella con tal fuerza que la hizo dar un respingo y apretar, aun más si cabía, el grueso libro que portaba entre sus brazos como si de pronto este pudiera salir huyendo. Se relajó cuando se dio cuenta donde estaba y se acercó lentamente al viejo escritorio en el que tantas noches había estudiado y puso la encuadernación sobre una fina capa de polvo que se dispersó rápidamente.

    Miró fugazmente por la ventana para comprobar que no había ningún movimiento extraño afuera y que nadie la había seguido hasta allí y pronto ocupó el asiento del escritorio en el que había puesto el libro, a solo un paso del ventanal. Un pequeño aleteo en el balcón la avisó de la llegada de Mia y tras alargar la mano y girar la manilla dejó que la negra lechuza cruzara la ventana y se posara en la percha dispuesta para ella justo a su lado.

    Del primer cajón sacó varios trozos de pergamino y una pluma aparentemente resentida por el tiempo que nada más tocar el papel lo marcó con varias gotas de tinta azabache. Mónica pareció ignorar ese detalle pues decidió comenzar a escribir sin cambiar el lienzo en el que lo hacía; su letra aunque pulcra como siempre confesaba en sus líneas cierta premura.

     

    «Reúnete conmigo en la Mansión Malfoy. Es urgente.
    Mónica.

    PD: Sé discreto.»

     

    No leyó la nota tras escribirla, si no que la dobló por la mitad rápidamente y con la ayuda de una finísima cuerdecita enrolló el papel y lo ató para que no se soltarse. La lechuza la miró con agudeza alargando la garra cuando le acercó la improvisada carta y con un débil ululato agradeció la caricia que su dueña le dio en la cabeza justo antes de levantar el vuelo y salir de nuevo por la ventana que permanecía abierta.

     

    @ Martin N Roses

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    Luego de la revisión realizada sobre las posesiones en bóveda trastero se procede a certificar que la bóveda contiene los títulos de propiedad de todos los bienes adquiridos (aunque no estén dentro de ésta). Además que estos se encuentran en la web del Magic Mall y los puntos han sido actualizados en el perfil.

    Atentamente,

    Mónica Malfoy Haughton
    Moderador Global de HarryLatino.org

  9. Era extraño lo que había sucedido en los últimos minutos o era simplemente que Mónica no había estado lo suficientemente atenta como para tener claro como había pasado todo. Su caballera permanencia recogida, pero varios de los mechones más rebeldes se habían escapado de su atadura y parecían querer interponerse ante su rostro para dificultar su radio de visión.  

    Tenía la negra varita en alto incluso antes de escuchar a Kimberli hablar y sentía un leve cosquilleo recorrer desde la punta de sus dedos hasta su hombro derecho, como si la energía fluyera rápidamente entre el arma y su propio cuerpo. El mismo pantalón verde oscuro y la blusa blanca con la que se había presentado en la clase eran las prendas que la vestían, las botas, manchadas de tierra, le protegían los pies por el momento. Sonrió levemente pues en otro tiempo se hubiera presentado con otro tipo de ropa que, en cierto modo, jamás se podría haber utilizado contra ella. Sin embargo, a esas alturas poco le importaba.

    La misma daga del sacrificio dorada que se había materializado en su mano horas antes fue lo que le cruzó la mente, provocando que inmediatamente la invocara y volviera a aparecer en su mano libre, la izquierda. Sabía exactamente lo que debía hacer pero previamente se aseguró de que los cinco metros que la separaban de la estatua fueran mínimos también para separarse de la que se había convertido en su contrincante.

    -          Inmolo oppugnare Kimberly – vociferó a la vez que se efectuaba un corte profundo desde la muñeca derecha hasta cruzar el antebrazo, donde ella misma (y también su rival) blandía la varita. El dolor al momento fue insoportable y aunque tuvo la fuerza suficiente como para que la varita no se le cayera, sintió como su extremidad poco a poco perdía la fuerza-. Creo que odio este encantamiento – le dijo en voz lo suficientemente alta como para que la otra mujer la escuchara.

     

    PV: 100 - 30 = 70
    PP: 5+1= 6

  10. En el mismo momento en el que Mónica cruzó aquel portal todos los vellos de su cuerpo se erizaron de manera inmediata, sin ni siquiera necesitar ver la grotesca escena para sentir la sobrecarga de energía negativa y emociones que había en aquella sala. Mónica Había leído sobre los juicios de la inquisición y mas profundamente sobre los juicios de Salem, pero había algo en aquella audiencia que le resultaba del todo diferente a lo que durante su vida había leído. No había varias mujeres a espera de sentencia y la única que allí se encontraba desprendía a borbotones la inocencia sobre los cargos imputados. La mente de Mónica pareció ignorar las voces de los que acusaban a la muchacha y sus ojos permanecieron por un buen rato posados sobre el rostro fatigado que, aunque en silencio, pedía compasión. 

    - Este no parece un juicio normal - murmuró de forma inconsciente, olvidando por un momento que el resto de personas eran totalmente ajenas a la presencia de ellos tres-. Bueno... ninguno lo era, pero me refiero a que hay algo raro. 

    La gente exigía desde sus tribunas la muerte de la chica muggle y jaleaba cada vez que alguien vertía una acusación contra ella. Era como si muchos de los que estaban allí estuvieran aburridos y que su único entretenimiento pudiera ser aquella ejecución, tal y como si de un show sangriento se tratase. Era terriblemente cruel ver, además, a los familiares de la supuesta bruja sentados en un rincón, llorando a mares y con los rostros totalmente desencajados. Finalmente cuando el anuncio del tribunal fue efectivo, más que terror ante una supuesta bruja, todos saltaron jubilosos. "Ojalá fuera una bruja de verdad", fue lo único que pensó, pues de aquella manera la muchacha podría escapar del fatídico final que le tenían preparado. 

    Cuando se detuvo a pensar la forma en la que pensaban cometer aquel asesinato, se estremeció. Pensó en los juicios de Salem de nuevo, preguntándose o más bien, debatiendo consigo misma sobre cual de las dos muertes le parecía más terrorífica y finalmente consideró que morir quemado en una hoguera resultaba, al menos bajo su punto de vista, mucho más terrible. Salió de su ensimismamiento cuando una de las mujeres que había acusado directamente a la muggle, sacaba su varita y hacía una discreta floritura hacia los jueces y jurado del juicio y de pronto lo entendió todo. 

    - Dentro de la crueldad de este tiempo, esto me ha parecido terrible. De todos los posibles juicios, creo que hemos venido a dar con uno de los peores - les dijo a Mica y Ludwig-. Diría que si a esa la acusaran de brujería, me daría incluso placer ver el mismo veredicto que ella ha traido aquí - confesó con cierta oscuridad inquietante en sus ojos. 

     

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