Toda la actividad

Qué cara dura! Se ha visto semejante testarudo? Ajá, bien, los dos podemos jugar ... Usando mi poder como elemental, creo una bola de fuego en mi mano, la juego lanzando la hacía arriba para atraparla cuando baja, repito varias veces y lo miro, él no reacciona... Parece que no sabe que es fuego y lo destructivo que es... Pueda que esté diciendo la verdad, veremos si sabe que puede sufrir quemaduras, igual también comprobaré si es que no le da miedo 😱 Hasta las criaturas reacciona al ver el fuego, el instinto los hace alejarse, tomar distancia para no resultar lastimados... Sonrió al pensar en la gran sorpresa que vivirá... Me preparó colocando mi cuerpo para lanzar, que bueno que sé cómo lanzar, el béisbol es muy divertido y pondré mi bola de fuego justamente a un lado de la cama... Así que realizó el lanzamiento sin perder de vista su reacción, él sigue la trayectoria de mi "bola ardiente" pero no muestra ningún gesto, la ve caer y aunque prende el piso de madera y la cobija de la cama, él joven ni se inmuta. Sólo ve como las llamas crecen, dice algo en voz muy baja, no tengo idea de si está pensando algo, lo que noté es que mira con... Curiosidad??? Él estira su mano, pienso que trata de tomar el fuego como yo lo hice. Suponé que cualquiera puede palpar el fuego??? Dios! Si que no sabe nada! Levanto un lado de mi falda y tomo mi varita que sujeta mi liguero, veo que me mira, de principio creo que me mira la pierna, pero no, sigue el movimiento de mi brazo, hago un aguamenti para apagar el fuego y cuando ya no hay ni la más pequeña chispa, pregunta muy interesado... --Es fácil hacer esa magia???

Recorrer la ciudad es un tanto aburrido, el joven intenta no perder el interés mientras sigue en la búsqueda de un sitio donde pueda solicitar un empleo, uno que sea solitario sin la necesidad de interactuar con las personas. Su deseo es dedicarse a algo que le mantenga entretenido, investigando y experimentando... por ahora no sabe qué pero sigue su afanosa búsqueda. En una calle, encontró una Galería de Arte, eso suena prometedor. Hizo intento de hablar con la Directora, pero fue en vano, la Galería estaba cerrada y no pudo conseguir información sobre cuando volvería a estar abierta al púbico, o donde contactar a la Directora de la misma... lástima, hubiese sido la respuesta a su necesidad de solicitar una vacante como empleado... Bueno, al menos ya tenía idea del tipo de empleo le gustaría, solo es cuestión de encontrar otra galería de arte, no es cierto El joven siguió recorriendo el área, pero no parecía haber tomado la dirección correcta y como no pregunto a nadie, su caminata fue larga y fastidiosa. Él estaba a punto de suspender la búsqueda para reanudarla mañana, cuando vio aquel museo... seguramente que era cuestión del destino, el sitio ideal para comenzar a adentrarse en las obras maestras, no tanto para realizar alguna, más bien, Angra quiere aprender a restaurarlas. @ Damian Black Lestrange @ Rose Black Lestrange

La joven no quita su vista de mí, la ignoro y evito mirarla por unos segundos, pero de reojo la veo y a ese Tordu traidor que lismonea un poco de afecto por parte de ella. Entonces ella me pregunta mi nombre, estuve a punto de decir que no lo recordaba, pero en mi interior retumbo sin esperarlo, un apelativo que di como respuesta-- Angra -- Un nombre corto y del que no conozco su significado, pero el solo pronunciarlo me hace sentir especial. Poco se modificó su semblante, bueno, si no creía en mí, ella no lo menciono. Camino lento mientras con la palma de su mano derecha rosaba los muebles que están recargados en el muro izquierdo. Dijo algo de contemplar la vista de afuera y que tal vez sería mejor salir para disfrutar del lugar conociendo a todas las criaturas que poblaban el sitio. Hice un mohín de disgusto apartando mi largo mechón de cabello rojo. algo que lamento que no es igual al resto que es de un ordinario color castaño oscuro, con la mirada intento trasmitir mi enojo, precisamente es lo que quiero, poder irme y no permanecer entre estas cuatro paredes. La chica intento hacer otra pregunta, pero la interrumpí con un rotundo -- NO -- Como veo que tiene intención de seguir importunando, pienso que la voy a fastidiar hasta que deseé marcharse. Es rápida para hablar, pero no es muy amable aunque eso no importa. -- Jajajaja No recuerdo nada ni a nadie, por lo tanto, no conozco el miedo. Ilústrame tú, a que le tienes miedo, eh -- La miro fijamente mientras mis labios trazan una sonrisa torcida.

Cruzo los brazos molesta por perder mi tiempo con un desconocido que ni se parece un poquito a mi querido Anthony. Él me mira enfadado, será que no le gusta parecer desvalido?... Bueno, es comprensible, a mí también me disgustaría lucir tan débil. Para pronto "disparó la pregunta más común" --Quién eres, cuál es tu nombre? Bastante confiado al responder, Asrael me dijo que no recordaba quien era, tal vez no decía la verdad pero en serio no recordaba nada más? Indagar sobre la veracidad de este muchacho será un reto... Pero no entiendo porque Asrael creé que este joven puede ser Anthony... De aspecto para nada, su color de cabello y ojos es muy distinto. Será en habilidades? Mmm cómo comprobarlo? Busco entre los objetos de la habitación uno adecuado para ver si tiene la agilidad de un jugador de quidditch. Vaya, tengo que buscar algo más... Le encantarán las criaturas mágicas? Por esa razón compramos este local, para estar en contacto con muchas de ellas, cuidarlas y amarlas. Hablo de salir y recorrer la reserva y luego me quedo atenta a su reacción y respuesta. No fue lo que esperaba. Pero tampoco he terminado mi investigación. Formuló una nueva pregunta esperando obtener más información sobre el joven. -- Hay algo que te interese o...-- Él me interrumpe antes de que yo termine la pregunta lo que me hace sentir indignada y a un "granito de explotar" me contengo, perder el control es perder el "juego". --A que tiene miedo, eh? -- Lo miro de manera retadora, veamos quién es más fastidioso...

Baúles actualizados hasta el último post.

» Apertura mensual (abril): 3 cartas de colección normal (SLE III) 2 cartas de colección especial (SLE II) » Premios CWS 24: Por actividad: 9 sobres normales (SLE III)

TURNO 3: Acciones: Greta Ianello golpea a Thiago Moraes (rival). Poder: 25 Cartas en mano:

— PREMIOS PARA USUARIOS — » Ada Camille Dumbledore Por actividad: 3 sobres básicos. » Cillian Haughton Por actividad: 6 sobres básicos. » heberth portillo Por actividad: 3 sobres básicos. » Jeremy Triviani Por actividad: 9 sobres básicos. Por Golden Dream Team: 3 sobres especiales. » Kamra Ashryver Por actividad: 6 sobres básicos. » Maida Black Yaxley Por actividad: 3 sobres básicos. Por Golden Dream Team: 3 sobres especiales. » Martin N Roses Por actividad: 9 sobres básicos. » Mentita Por actividad: 9 sobres básicos. Por equipo campeón: 3 sobres especiales. Por Golden Dream Team: 3 sobres especiales. » Noeline Malfoy McFarlan Por actividad: 9 sobres básicos. » toji Por actividad: 3 sobres básicos.

Alcé la ceja, girándome para mirar a @ Sean -Ojo Loco- Linmer , sentado junto a @ Caelum . - Apretada entre tus tres amigas? - pregunté - Seguro que encuentran algo que hacer en tu ausencia hasta que regreses Sean. - terminé, con tono burlón. Allí estábamos, reunidos en el autobús noctámbulo aquel variopinto grupo que habíamos reunido en la Potter Black. No solo Sean y la recién llegada. También estaba Sagitas, sentada junto a Jack, @ Maida Black Yaxley , que había acudido a la llamada de la matriarca y @ Helike R V PB , sentada a mi lado. Me crucé de brazos, estirando las piernas en el asiento, dando gracias a la amplitud del autobús, a diferencia de los medios de transporte muggles. No nos habíamos dicho gran cosa desde que había llegado a la mansión, pero tampoco estaba seguro de qué debería decirle. Esperaba que el asunto de las flores negras fuera solo una broma. Una mala broma, pero poco más. No sentía a Sagitas, pero había aprendido a interpretar sus reacciones, sus expresiones...más o menos. Y claramente, algo en aquellas flores la había asustado. - Uno de esos ramos - murmuré a la vampiro. - llevaba nuestros nombres.

Nick: Angra Rol de personaje: Es un joven que busca un modo de obtener galeones para proporcionarse los estudios que le ayuden a entender la vida, ya que necesita ser más autosuficiente, se dirigió a un local para solicitar empleo como aprendiz de un famoso comerciante de obras de arte mágico. Aunque con desgano, el mago emplea todo su entusiasmo y esfuerzo para ser un restaurador de obras de arte y conocer otras comunidades mágicas además de la Inglesa. En la ficha faltan datos, pero los agregaré cuando me los hallan proporcionado.

La joven me mira sin mostrar que le afecta mi actitud, pero no estoy con ganas de tratar con ella, así que desvió la mirada, pero de reojo vigilo a Tordu, ya le mostraré que no debe relacionarse con nadie más. ¿También ella me va a hacer preguntas como el pelinegro? oh... que fastidio... ¿Sera que ese sanador se lo ha encargado? ¿acaso me cree un desesperado o un idi***? Que no recuerde ni mi nombre no es como si pueda engatusarme con una... distracción tan simplona. Admito que su fiera mirada me divierte, eso es, me da gusto causarle mal humor. Seguro que en unos minutos se cansa y se marcha. Si al menos mis piernas me respondieran, podría levantarme y salir de esta habitación con un fuerte portazo como despedida... mala suerte... pero no le haré fácil el tiempo que permanezca aquí, veremos si la mozuela tiene agallas. ¡Condenado y traidor Tordu! hasta frota su mejilla, ¡ey! vaya sorpresa, así que no puede sentirte... jajaja que desilusión para ti Tordu tonto, así que tampoco eres tangible, ese es un dato interesante sobre ti, pero, si te pudiera ver, tal vez sería un modo de averiguar que clase de ser eres y si acaso tienes un nombre, bueno, no importa tanto, ya habrá modo de averiguarlo.

Suspiré ante aquel intento personal de llegar a un buen lugar, el pequeño triunfo me hace sentir bien, me adentro a la primera planta del local, lo que veo me agrada y busco el rincón más adecuado para pasar el rato bebiendo un aromático té. Mi recorrido me lleva a ver una tela roja, color de mi preferencia sea dicho de paso, así que me acerco y tras aquella fina tela, hallé un jardín fantástico. Decido sentarme en una de las mesas dispuestas mientras la belleza natural y animal que veo, me recuerda el local que Anthony y yo abrimos para hacernos cargo del cuidado de criaturas mágicas... Dejo las dos bolsas con las compras de ropa que hice antes, creí que esa actividad me alegraría el día pero no, siempre me agradaba pero se siente un vacío que no logro llenar. Observó el menú, pienso en elegir un té blanco para probar, mientras aguardo, con la mirada echo un vistazo a mi alrededor. Puedo ocuparme de los locales, es verdad, pero me sigo sintiendo insatisfecha, antes solo bastaba estar en compañía de Anthony y todo era una aventura, disfrutábamos de la vida y tuvimos tantos planes, algunos para realizar entre los dos y muchos otros de forma individual... Yo sé que puedo, solo que me acostumbré tanto a su presencia, a las respuestas en sus cartas, a nuestros encuentros tras semanas de esfuerzos en nuestras metas personales que nos alejaban físicamente pero no en el pensamiento. No he encontrado un nuevo propósito en mi vida, continúo aquí, tratando de dar sentido a mi existencia pero en vano... Sobre llevar los días es tan duro cuando ya no tengo ilusión por el mañana. Necesito centrarme en mi, ser nuevamente la que lucha y gana aquello que importa en la existencia corta o larga que me ofrece el destino...

Últimamente Black no tenía tiempo para darse un respiro. Las responsabilidades como director internacional del quidditch, sus misiones secretas buscando rastros de magia antigua y las competiciones venideras se llevaban todas las horas del día. Pero ese día tenía una excepción. La noche comenzaba a vislumbrarse poco a poco, sobre el horizonte. El atardecer estaba por despedirse pronto. El mago de cabellos negros se dirigía a un negocio donde reinaba la paz y la naturaleza, pudiendo desconectar de todo tipo de obligaciones: Mi Edén Salvaje. En realidad nunca había puesto un pie allí, pero más de una persona se lo había recomendado tiempo atrás. Aprovecharía el viaje para encontrarse con una bruja que conocía de nombre, pero con la cual nunca había entablado conversación. Sabía que era hija de Kassandra, y eso sólo hacía que las lejanas líneas de un remoto pasado se aproximaran a la actualidad. ¿Qué ocurriría con aquello? No estaba seguro. Contempló con disimulo la hora en su reloj negro de agujas celestes; llegaba a tiempo. La mirada perla se elevó, recorriendo el lugar. Parecía una enorme extensión de campo, árboles y hasta un río que se oía sutilmente. Caminó unos cuantos pasos por el claro, hasta que poco a poco fue observando a varias personas. La capa de viaje azabache, similar a sus desordenados cabellos, lo camuflarían más pronto que tarde al caer la noche. Finalmente, encontró lo que buscaba. —Ania —dijo sin más, con su voz grave. La bruja vestía una capa verde esmeralda, sobresaliendo del resto de los presentes. Se encontraba sentada y frente a ella había una mesa elegante y un par de copas de vino. La mente de Black comenzó a actuar con rapidez, sin tener muy en cuenta a dónde iría aquella reunión. —Disculpa si te he hecho esperar —acotó, un momento después. Bajo la iluminación artificial que comenzaba a encenderse, los destellos de plata de los cabellos del mago se hicieron más evidentes. Su presencia allí no había pasado desapercibida, pero el resto de los presentes mostró el suficiente respeto para dejarlo a solas con la joven bruja. @ Ania Evans Weasley

El castillo de los De Rune se erguía majestuoso, sus torres de piedra y revestimiento de madera envueltas en la bruma de la noche. Las paredes de piedra antigua resonaban con el eco de los siglos pasados, mientras que los vitrales coloreados proyectaban patrones caprichosos de luz en el suelo de piedra pulida. Hélène Bellerose, con su elegancia característica, atravesó el umbral con una expresión de determinación en su rostro, sus ojos azules como zafiros escudriñando el oscuro interior del castillo. Su ceño, completamente fruncido, crispaba su expresión normalmente afable y la tintaba por completo de un claro y evidente malestar. A pesar de su belleza, en la semiveela había un aire de fría determinación en su porte, una indicación de la voluntad de hierro que yacía detrás de su apariencia impecable. Honestamente no tenía ni idea de con qué se iba a encontrar. La llamada había sido urgente, pero no había existido nada concluyente. “Allanamiento” había sido todo lo que supo, antes de que la llamaran para ver el misterioso suceso en el salón principal. Hélène había estado ocupada en sus habituales actividades políticas en el mundo mágico, actividad que le había tomado varios meses de ausencia. Como una figura prominente en la política mágica francesa, estaba acostumbrada a lidiar con intrigas y conspiraciones, pero este misterio en su propio hogar ancestral la había intrigado profundamente. Sin embargo, ni siquiera sus peores temores podían compararse con lo que encontró inmediatamente al entrar en el salón principal. En el centro del salón, una figura encapuchada yacía inmóvil en el suelo, su capucha oscura ocultando su rostro y su identidad. La tela de su túnica era de un negro profundo, bordada con símbolos antiguos que destellaban débilmente a la luz de las antorchas. A su alrededor, un círculo de runas grabadas en el suelo de piedra resplandecía con una luz tenue, emitiendo una energía palpable que parecía palpitar en el aire. Cada runa estaba meticulosamente tallada, con líneas entrelazadas y diseños intrincados que hablaban de un poder ancestral. A su lado, reposaba un artefacto que reposaba que parecía a simple vista una esfera de cristal, tallada con una precisión asombrosa. La superficie del cristal era suave al tacto, pero resonaba con una energía inquietante que hacía que la piel de Hélène se erizara. Dentro de la esfera, destellos de luz danzaban, revelando imágenes fugaces de tierras lejanas y secretos olvidados. Hélène se acercó con cautela, su corazón latiendo con anticipación. La escena era una amalgama de misterio y peligro, y estaba decidida a descubrir la verdad detrás de aquel enigma, sin importar los peligros que pudieran acechar en la oscuridad del castillo de los De Rune. —¡Rápido, traigan a Auxerre! —, exclamó Hélène, su voz resonando en el salón mientras se volvía hacia uno de los sirvientes. —¡Que lo llamen inmediatamente! —Su voz, normalmente apacible se había tintado con un toque de angustia al final. Desconocía por completo qué era de su lejano primo, residente igualmente del hogar ancestral. No tenía conocimiento del paradero de los demás miembros de la familia, había sido una temporada larga de ausencia y poca comunicación con los De Rune, cada uno ocupado a su manera. Normalmente no había tenido problema con lidiar con las situaciones sola, sin embargo en esta ocasión, la sola idea le ponía los pelos de punta. Si el mencionado no llegaba en los siguientes diez minutos, no tenía dudas de que iba a ser víctima de un colapso nervioso, o algo parecido. Permaneció inmóvil en su posición, haciendo un perpetuo contacto visual con el objeto de sus más profundos y oscuros miedos, esperando que Auxerre no estuviese en algún partido activo de Quidditch, y pudiese acudir a su llamado con urgencia. @Martin N Roses

*-Mi mente se pierde pensando en tonterías como es de costumbre: “Esto nunca cambia los salones inmensos, pocos iluminados tétricos, pero maravillosos con sus toques mágicos, será que todos somos mortifagos de corazón, en fin”. Mi rostro dibuja una leve sonrisa inconscientemente, observo por un instante mi apariencia de reojo “Será que viene acorde a esta ocasión, bueno, qué más da, ya estoy aquí y no creo que diré mucho tiempo aquí.” Doy un leve suspiro tras pensar algunas cosas. Miro en ambas dirección y me percato de algunos presentes que allí se encontraban no se hacían familiares, aunque llevaba mucho tiempo fuera del mundo mágico conviviendo con muggle y viendo un poco de su mundo el cual en algunos aspectos me resultaba muy interesante, al final mirar al frente de mí y pude observar, un mueble amplio e inmenso, a simple vista, se notaba cómodo, no le di mucha importancia, ya que mi garganta estaba seca y quería algo que me refrescara, volteé a ver si en este lugar hay algo de tomar, noto la gran mesa de bebidas y caminé hasta ella. Al llegar, tomé una cerveza y miré a ver si podía observar el destapador, pero como de costumbre más me preocupaban otras cosas, no lo pude ver. Será por mis pensamientos de que la cerveza estaba muy fría y esto me daría unas hacías de fumar terribles y ya llevaba más de dos días sin probar un cigarrillo. Con mi mano izquierda sostuve la cerveza firmemente y con mi mano derecha la deslicé por mi bolsillo. Tomando mi zippo de color gris oscuro con una calavera en adornos negros, volteé para ver a una joven que tenía a cierta distancia de mí; había algo en ella que me inspiraba cierta curiosidad. Di un leve suspiro al momento en que a mi mente me llegaban ciertos pensamientos, preguntándome: ¿será que me tomé la cerveza y salgo a caminar un poco? Al final, creo que sería más mi estilo que estar en un sitio sin ninguna cara familiar. Saco mi mano derecha y en ella mi zippo agarró firme la botella de vidrio por donde se encuentra la tapa o chapa de la cerveza, y mientras acerco mi mano junto con mi zippo, coloco la parte inferior de mi zippo en la orilla de la chapa para que con un poco de presión esta salga volando emitiendo un sonido leve, pero que se podía escuchar, baje mi mano izquierda guardando mi encendedor en el bolsillo para inmediatamente sacarla y tomar la cerveza por la punta con mi mano completa. Metí mi mano izquierda para sacar los auriculares e inmediatamente introducirlos en mis orejas para acto seguido sacar mi móvil y ver que podía escuchar que fuera de mi agrado, ignorando mi exterior, y en mi mente meditando la idea de irme o esperar un poco.*

Seguramente que mi semblante mostró mi gran sorpresa al ver aquel joven de aspecto tan enfermizo, demacrado y casi en los huesos, es muy distinto a Anthony que no puedo creer como Azrael aseguro que es la persona a quien tanto he esperado que vuelva a mi. Recupero mi aplomo quizá debido a que ya tenía la idea de que fuese solo una confusión, una cruel coincidencia o un descarado engaño... En definitiva no hay existencia de ese laso invisible que a Anthony y a mi nos une a ambos, pero identifico que hay algo fuera de lo común que es distintivo en él, poco probable de encasillar a primera vista, aunque se puede palpar en el joven su aura y está llama mucho mi curiosidad. Se fingir desinterés fácilmente, su tosca mirada me hace pensar que no es necesario que yo sea conscedeciente así que volcó en él mi disgusto como un naciente desprecio. Nada va a ocultar la luz de esperanza que me mantiene, apartaré toda duda, todo intento de arrebatarme el recuerdo de mi amado. Le hablo con aspereza y una actitud fiera mostrando abiertamente mi lado como guerrera.

La luz del sol estaba empezando a escasear y mi emoción por ver a Martín se hacía cada vez más grande, supe poco de él en mis conversaciones con mi madre, pero nada muy concluyente. Sin embargo, quería conocerlo y esta era la oportunidad. Claro que de eso habían pasado años, pero confiaba en mi percepción y se me hacía emocionante conocer al hombre detrás de esas cicatrices que me habían contado. Nunca tuve la oportunidad de verlo de frente, sin embargo, conocía un poco de su trayectoria en el mundo mágico. El paisaje a mi alrededor me encantaba, Mi Edén Salvaje siempre me había gustado, las buenas vibras del lugar lo hacían más mágico que cualquier otro. Me recordaba al antiguo refugio de mi madre. Ese lugar también era un verdadero paraíso, lastimosamente había cerrado, Kassandra había decidido volcarse por completo a Groter, un mago que, según yo, no le llegaba a la altura. Pero al fin y al cabo es su vida y la respeto. En fin, amaba ese lugar también. Me encontraba en uno de los claros más hermosos del lugar esperando al mago, me resguardaba bajo mi capa verde esmeralda, algunos de mis mechones sobresalían de ella así que de vez en cuando me los acomodaba detrás de la oreja. Hacía tiempo no me encontraba tan relajada y emocionada a la vez, solo me limitaba a respirar el aire puro que emanaba de los grandes árboles y la basta vegetación del lugar. El agua que corría a través de las rocas le daban el toque perfecto, ese sonido con la melodía del piano a lo lejos hacía del momento ideal para una charla amena entre dos personas que se están conociendo. Miré la hora en mi reloj sólo para darme cuenta de que faltaban dos minutos para que se dé la hora del encuentro, en cualquier momento llegaría, así que sólo esperé. Había pedido que montaran una mesa en ese lugar, así que luego de caminar alrededor de ella, tomé asiento. Había una botella de vino tinto en el centro y dos copas, me tome el atrevimiento de pedirlo porque me gustaba el vino y no creo que un hombre rechazaría una copa de vino, o tal vez sí. @ Martin N Roses

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