Jump to content

Hablantes de Parsel


Lawan Nguyen Thanh
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Ocasionalmente le daba igual cuánto hubieran invertido los alumnos o cuántas ilusiones se habían hecho en su cabeza para llegar allí. Él no era como Amara Majlis; no era flexible por naturaleza. Él había visto la crudeza de la vida de primera mano, apenas le parecía unos cuantos días en el pasado cuando había sido el asedio de su pueblo, casi parecía poder oler los antiguos campos de flores. No todo se conseguía a la primera y mucho menos con facilidad.

 

No obstante…

 

“Enséñeme a entender por qué a veces entiendo cosas entre los siseos... y por qué no debo tenerles miedo.” Escuchó el casi llanto de la bruja desesperada por no querer irse y traer el suspenso más rápido que hubiera tenido en su vida. No sería la primera y última vez que le fueran a suplicar para que viera un supuesto talento escondido que todos decían tener, pero de verdad sintió algo en la bruja que por lo menos le hizo llamar su atención.

 

Volteó la mirada, dejando a un lado el tema de la pesca, para ver a la estudiante que intentaba avanzar con suma precaución reprimiendo sus instintos de temor. La miró de manera escrutadora sin parpadear, cual serpiente acechando a una presa. Pero solo analizaba su mirada… ¿Veía decisión real en sus ojos?, ¿voluntad?

 

Sin apartar sus orbes de ella, flexionó una pierna y apoyó un brazo en la rodilla. Con esa mano pasó sus pálidos dedos por la escamosa piel de su cobra, sintiéndola floja. Le entraron ganas de preguntarle si andaba en días de muda de piel, pero sin duda sería incómodo para la chica que aún aguardaba una respuesta esperanzadora.

 

—Cuando nací, mi familia creía que conmigo había muerto el parsel –le dice de repente- Que se había perdido la ‘herencia’ como dices tú.

 

No continúa el relato; el resultado era más que obvio y tampoco necesitaba conocer los detalles.

 

—El parsel no es un idioma como cualquier otro, no es como el sirenio o el monstrués. No se puede aprender sin más… El parsel es un vínculo; es una conversación no solo fonética, sino que también mental. Si quieres encontrar tu vínculo, tienes que entrar en sintonía con ellas. Tienen que ser una y nada; algo más que la suma de todas las partes en el momento que vayan a hablar. Podría ponerme a hablar durante horas sobre la historia y las propiedades del parsel… Pero tú no necesitas eso, ¿verdad?

 

No. Anne lo tenía todo; herencia mágica, conocimiento, cierta predisposición… Pero tenía fobia. Intentaba caminar en la oscuridad sin conocer el lugar, dando manotazos a ciegas. Era como la paradoja del sanador graduado en Primeros Auxilios que le tenía fobia a la sangre…

 

Lawan se pone de pie y deja a su cobra en el suelo para tener cierta movilidad. Él no le aplicaría lecciones de auto hipnosis para controlar su miedo; era más de la idea de que ella misma debía dar con su propia respuesta. Tenía el plan perfecto

 

—Espera aquí –le ordena. Aunque no hacía falta; no es como si de repente quisiera atravesar la espesura con sus amigos reptilianos.

 

El arcano va hacia el bungaló y allí recurre a una pequeña caja de madera que tenía guardada en uno es uno de los estantes. Tenía pocas pertenencias y las que poseía yacían casi siempre bajo una capa de polvo y pieles secas que demostraban su desuso. Sopló un momento para ahuyentar el polvillo y dentro encontró varias botellitas pequeñas, sabiendo cuál era la que buscaba concretamente.

 

Al regresar con la estudiante, quedando frente a ella le tendió un pequeño vial de no más de tres centímetros relleno de un líquido verdoso pareciendo zumo de lima o algo similar. No olía a nada ni sabía a nada tampoco, pero provocaría un efecto muy curioso.

 

—Vamos a ir junto al Guardián del Lago así que guarda ese vial para cuando lleguemos –donde teóricamente no habría serpientes y ella podría estar más tranquila- Con un poco de suerte, no tendremos visitas innecesarias de los Guerreros Uzza y solo habrá otros estudiantes o arcanos. O nadie, quién sabe.

 

Sonaba demasiado bonito para ser cierto, pero no le mintió.

 

*******************

Lawan llegó con la Gaunt al lago donde estaba la impresionante estatua rocosa de diez metros de altura. De las aguas emanaban pequeñas formas que asemejaban ser pequeñas hadas dándole a todo un aspecto único y místico. Un aroma frutal envolvía el paradisiaco sitio proveniente de varios árboles que rodeaban los pies del gigante y el sonido de la catarata se mezclaba con algunas voces humanas. Algunos alumnos de otros arcanos se encontraban allí seguramente para practicar las habilidades correspondientes que estuvieran aprendiendo.

 

—Bébete eso –refiriéndose a la pócima.

 

Por el momento nadie se había percatado de la presencia de los dos recién llegados y era mejor así. En cuanto Anne terminara de digerir aquella sustancia sentiría como su cuerpo se encogía peligrosamente y perdía el contacto con sus extremidades. Su visión se alteraba de manera significativa y sentía un gran peso tras ella… Era… ¡Era una serpiente!

 

“Te ves mucho mejor así, sinceramente” –comenta Lawan en aquella lengua susurrante que de repente ella podía entender “Pero seguramente quieras volver a ser quien eras… Pues buena suerte. Solo un trozo de Ganoderma te puede regresar a la normalidad. Es una seta que crece por aquí… aunque se esconde muy bien.”

 

Y así sin más… sin más reparo, se aleja de ella para ir a sentarse a otro lado dejando a la bruja, ahora serpiente, a su suerte. ¿Podría ella sola?, ¿necesitaría ayuda? El vietnamita se encontraba intrigado. Aquella tarea definiría muchas cosas. Acarició con un dedo su anillo mágico mientras pensaba en las reacciones que se podrían desencadenar en los otros estudiantes, quizá igual de miedicas que ella.

4PYLzDA.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 4 semanas más tarde...

Había recibido un intento fallido, y aún no conseguía superar el miedo que había sentido al verse transformada en una serpiente. Los efectos de la magia de Lawan habían desaparecido un rato después, pero le había costado salir del escondite que había encontrado cerca del lago, lejos del arcano y de aquellas criaturas que tanto la aterrorizaban.

 

Una vez había llegado a casa, su padre le había dado una charla de lo más... constructiva, o eso quería pensar. No recordaba haberle respondido en ningún momento, tan solo asentía o negaba con la cabeza según requiriesen sus palabras hasta que éste le había puesto un té caliente en las manos y la había dejado sola para que se fuera a dormir.

 

Pero no lo había hecho.

 

En su lugar, había ido hasta la biblioteca de los patriarcas, de acceso oculto en la biblioteca del castillo, para poder revisar los archivos de todos y cada uno de los Gaunt que habían existido y existían en el mundo. Y todos, salvo los de su rama, habían hablado pársel excepto los que habían mezclado sus orígenes con los mestizos o muggles. Pero esos no contaban como familiares para ella. Ella... necesitaba sentirse digna de soportar el patriarcado de su familia, no podía aguantar la vergüenza de ser descendiente de Salazar Slytherin y del mismísimo Lord Voldemort y no poder ni siquiera ver una serpiente de cerca.

 

Tenía que hacer algo al respecto.

 

Había comenzado acercándose a Ka, la serpiente pitón de su hija Mery. Al primer intento, casi se había caído por las escaleras huyendo. Tras varios intentos, había logrado quedarse subida a la coqueta de la habitación de su hija, sin gritar y sin salir huyendo mientras la serpiente reptaba por el suelo ante sus pies. Para ella había sido todo un logro, pero la sonrisa de su padre le había indicado que no era suficiente.

 

Así que al día siguiente se había sentado en el suelo mientras Ka continuaba con sus paseos a su alrededor, y se percató de que la criatura se cuidaba mucho de no rozarla. ¿Entendería, quizás, su miedo? Incluso le pareció que así era por sus siseos, como si aquella pequeña tolerancia la hiciera más receptiva a la comunicación con el animal.

 

Algunos días más así le bastaron para decidirse a regresar al hogar de Lawan, en el Ateneo. Traspasó nuevamente el portal y llegó a aquel lugar plagado de serpientes. Pero ahora no lloró, ni gritó; tampoco se tapó los ojos, ni empezó a temblar. Se mantuvo firme, con la musculatura muy tensa y los ojos un poco más abiertos de la cuenta. Pero caminó entre aquellas criaturas y se paró en el lugar donde había visto al arcano por primera vez. Se frotó las manos y miró a su alrededor.

 

¿Maestro Lawan, está aquí? Siento lo de la última vez, de verdad... pero ahora sí vengo a aprender. Creo que... no, no lo creo. Estoy trabajando en superar mi fobia, quiero aprender a hablar pársel.

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La Potter Balck se detuvo frente al ingreso del Ateneo, observando el lugar, hacía ya tanto tiempo que había estado allí, más de dos años. Sus experiencias con Sauda y Amara habían sido únicas, solo Badrú, el Nefir, había logrado calar en ella como lo habían hecho las arcanas, aunque estaba segura que ni los guerreros Uzzas ni los Arcanos se sentirían felices con la comparación.

 

Darla acomodó sus cabellos, rizos hasta los hombros, con el rojo clásico con que algunos la habían conocido, aunque a veces estaba volviendo a usar su tono castaño de la juventud mágica. Al ingresar al ateneo de la Universidad sintió crujir bajo la suela de sus borcegos la grama seca del verano londinense mezclada con grava. Le habían indicado dónde estaba la cabaña del Arcano que buscaba y hacia allí dirigió sus pasos.

 

Darla había leído sobre Nguyen Thant, bueno, lo poco que aquellos que no conocían a los arcanos podían conocer sobre ellos en los registros mágicos existentes. Compartían una sola cosa, su raza, desconocía si su inmortalidad había tenido un inicio no buscado como le había ocurrido a ella.

 

El sol de la mañana parecía picar ese día, y agradeció haber elegido una ligera remera de algodón mangas cortas y un pantalón cargo de un tono verde musgo. Sí, no era la ropa más adecuada para el calor, pero tampoco sabía bien a dónde iría a parar, tenía entendido que debía atravesar un portal si no encontraba al arcano en su choza y no le habían querido decir a dónde iba a terminar.

 

La pelirroja encontró aquel bungaló sobre pilares que era como un extraño oasis en medio del lugar. Sonrió, pensando que cada arcano había recreado a su modo lo que había sido su hogar, avanzó despacio, preguntándose si era correcto golpear las manos para anunciarse como se hacía en el país de sus padres o hubiera sido más correcto aprender la costumbre de presentación en Vietnam. Los libros en su hogar hablaban sobre ellos, pero Darla había elegido no adentrarse demasiado, no estando segura de si el veterano mago aún conservaba o no dichas costumbres.

 

--¿Hola? —dijo avanzando despacio sintiendo como había ocurrido en la clase de Historia que atravesaba un portal al cruzar la oscura entrada a aquel lugar. La vegetación la hizo sentir como si estuviera en una pequeña selva y el sonido del agua le recordó que al arcano le gustaba pescar, aunque desconocía si por los mismos motivos que a ella. Otro punto en común, que a su vez podía ser rivalidad.

 

--¿Anne? —agregó sorprendida al descubrir que no estaba sola en el lugar y era su madrina quien se encontraba en aquel lugar.

 

—¿Vienes a la clase de Pársel o…? —se quedó callada al sentir como algo se arrastraba entre la maleza unos metros a su izquierda, por instinto sacó su varita, pero se mantuvo solo alerta, no se vería bien que atacara a su mentor de entrada ni a sus compañeros de cuarto, por lo que había sabido él no vivía solo en aquel lugar.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Lawan se había acostado en regazo del enorme basilisco que secretamente se guarecía entre la vegetación de aquel oasis y que pocos se imaginaban que por allí pululaba. Era un ser tranquilo generalmente (ya que no venían muchos visitantes) por lo que pocas veces extendía su cuerpo totalmente hacia adelante dejándose ver.

 

Los magos se pensaban que los arcanos eran personas casi legendarias o divinas y que seguramente pasarían todas las horas del día practicando habilidades secretas, investigando o entrando en comunión con el planeta atisbando energías mágicas. Concretamente Lawan, popular era entre los estudiantes que solía estar pescando mientras… ¿Meditaba?

 

Pero la verdad era que ellos tenían problemas como cualquier otro mago del mundo. Aquella mañana se había tumbado sobre el rey de las serpientes con el Nón Lá de paja sobre su rostro pálido. Con los brazos cruzados tras su cabeza le daba vueltas a ciertos inconvenientes que había sufrido en el Ateneo de la Universidad.

 

Él no era lo que se podía caracterizar como una persona “social”, pero con el tiempo había acabado por sentir preocupación por otras de las personas que por allí habitaban.

 

“¿Debería disculparme?” pensaba para sí. “Es un arcano, debería ser fuerte de mente” criticaba molesto por la sensibilidad de los demás.

 

En eso una voz conocida irrumpe sus pensamientos haciendo que abriera los ojos a la par que llevaba una mano al sombrero para retirarlo. Era ella… Sin duda. ¿Tan rápido volvía? Realmente no estaba seguro de cuánto tiempo había pasado, era una persona tranquila que no se preocupaba mucho por los calendarios, pero le había parecido ayer cuando la joven había entrado en un profundo estado de shock cuando le había realizado aquella mini prueba.

 

No quedándole de otra, decidió bajar del basilisco para ir a su encuentro. Iba con paso firme muy seguro de lo que iba a hacer… Nada de discursos de nuevo intentando que se largara de sus dominios. Si la Gaunt estaba tan convencida de que estaba lista para volver la pondría a prueba en esos momentos.

 

El vietnamita salió de entre la maleza y caminó con paso firme hacia Anne también notando que no estaba sola, pero de eso se encargaría luego. Se paró delante de ella con mirada escrutadora y le dijo:

 

—¿De verdad? –respondiendo a sus palabras- En ese caso dame tu varita.

 

Tan pronto como la bruja hizo amague de sacarla el arcano se la arrebató y la arrojó con mucha fuerza. El arma mágica trazó una curvatura importante sobre el recinto y cayó en alguna parte del oasis del arcano.

 

—A ver si la puedes recuperar –se cruzó de brazos mientras dio por finalizado el tema con un tono retador.

 

Porque sobraba decir que la bruja debería caminar unos cuantos metros en los que se toparía con más de un ser escamoso. Ellos ya se habían visto antes y ya se conocían, no tenía sentido que empezaran como si no se hubieran conocido nunca. Lo único que Lawan quería ver, era que de verdad no le hiciera perder el tiempo de nuevo antes de que la llevara a una prueba más complicada. Si no notaba una ligera mejora, no se iba a molestar.

 

Luego de aquel acto sorpresivo se giró para mirar a la otra estudiante que había llegado al lugar. Lo notó en varios rasgos de la pelirroja, no era una humana ni ninguna otra cosa; era una vampira. Tenía rato sin ver a otro como él, pero eso no iba a despertar favoritismos en Lawan.

 

Tomando un respiro y relajándose le pregunta:

 

—¿Y usted quién es? –casi escupe un comentario hilarante, pero la mujer no tenía por qué saber que había tenido un mal día y lo que fuera que había pasado con Anne- Elija con cuidado cada una de las palabras que va a utilizar –le recomienda.

4PYLzDA.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web


Cuando Nguyen Thanh llegó a donde estaba la pareja de brujas no habían podido intercambiar demasiadas palabras, se podría decir que casi nada. Antes de cruzar el portal Darla no había podido escuchar las palabras que Anne le había dirigido al arcano, sólo había alcanzado a oír la última parte “quiero aprender a hablar pársel”.

 

Quizás fue por ese motivo que le sorprendió un poco escuchar las palabras que el vietnamita le dirigía a la Gaunt, estuvo a punto de levantar una ceja pero se obligó a permanecer impávida, haciendo uso de su habilidad metamorfomágica, que le permitía tener el rostro que deseara, no solo cambiando su forma sino también sus expresiones. Y no fue la única ocasión a la que debió recurrir a una de las habilidades cuyo anillo llevaba, sino que inmediatamente ante el pedido de Nguyen Thanh y su rápido gesto, arrojando lejos la varita de Anne, se vió obligada a no gritar de asombro, ni lanzar una carcajada, no sabía cómo él lo podía tomar.

 

Tampoco sabía si el vampiro tenía poderes legilimánticos, no había encontrado esos detalles en las historias que había leído sobre él, por lo cual cerró sus pensamientos locos bajo una barrera oclumántica. Solo veía frente a sí a un hombre que no aparentaba la edad que le habían dicho tenía cuando fue convertido, igual, ella conocía sesentones más que bien conservados. Su cabello oscuro y revuelto notorio aún a pesar de su Nón Lá, o quizás a causa de él.

 

Como fuere, no tuvo mucho más tiempo para apreciarlo porque luego que lanzara la varita de Anne entre la maleza y la enviara a buscarla se encaró con ella. Los ojos de ambos se cruzaron y pudo apreciar como la evaluaba en pocos segundos, casi sin hacerlo notar. La pregunta había sido sencilla y Darla estaba a punto de contestarla cuando él agregó un consejo que la hizo sonreír, sin poderlo evitar. Asintió antes de hablar.

 

—Mi nombre es Darla Potter Black, entiendo que me pida que tenga cuidado con mis palabras, lo cual trataré de cumplir, aunque me temo que la diplomacia no ha sido una de las artes que haya aprendido con más facilidad —más bien era algo de lo cual la bruja carecía por lo general.

 

—El Director Macnair me dijo tras inscribirme que le avisaría a usted de que me tendría como alumna para aprender pársel —agregó y con sumo respeto realizó una reverencia inclinándose levemente con las palmas de las manos juntas, a la altura del pecho, dirigió la mirada hacia el suelo para luego utilizar una expresión que había buscado en los libros —chào anh.

 

Al enderezarse, la mirada castaña de la Potter Black se clavó en el rostro del vietnamita, escrutando la reacción a sus palabras.

Editado por Darla Potter Black
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Alguien llegó detrás de ella, y se giró suavemente con la vista baja esperando encontrarse con el basilisco de aquel arcano. Pero se topó de frente con una mujer: con su ahijada, de hecho. Sonrió a Darla y lanzó un suspiro de alivio a pesar de sentirse inquieta por si la había escuchado hablar abiertamente de su fobia.

 

¡Darla! Sí, vengo a clase de pársel, ¿tú también? Puf, me alegra saber que no estaré sol...

 

Se calló, pues alguien se acercó hasta ellas y le dirigió unas palabras en respuesta a lo que le había dicho nada más llegar. ¿Que le diera la varita? ¿Por y para qué? Le miró con cierto recelo, pero instintivamente la extrajo del bolsillo invisible que llevaba a un lado del pantalón vaquero. La extendió en el aire unos centímetros con gesto vacilante. Pero Lawan se la arrebató de un tirón, haciendo que Anne soltara una protesta entre dientes que no llegó a expresar abiertamente por temor a las consecuencias.

 

Y cuando vio su varita volar por los aires, la protesta fue mayor.

 

Pero, ¿qué haces? ¿Por qué tiras mi varita? ¡Has podido estropearla! —le gritó, con la mirada clavada en el lugar donde había caído su arma mágica. Realmente no le preocupaba que pudiera estropearse, pues ella era fabricante de varitas y tenía los conocimientos necesarios para ocuparse del tema. Pero lo que realmente la había molestado era aquella actitud del anciano. ¿Por qué eran tan excéntricos los arcanos? Suspiró—. Por supuesto que la recuperaré, aunque estuviera custodiada por dragones como este lugar de grandes.

 

Usó el mismo tono retador con el que la había obsequiado el vietnamita, y se había cortado de sacarle la lengua solo porque había testigos, aunque fueran de confianza y tan silenciosos como lo era Darla. Resoplando como un toro, comenzó a caminar hacia el lugar donde Lawan había lanzado su varita.

 

No avanzó ni diez pasos antes de tener que dar un frenazo en seco, cuando una serpiente de un color verde brillante y un grosor descomunalmente grande se le atravesó. Tuvo que hacer de tripas corazón para no salir corriendo hacia el portal.

 

Ay... —murmuró—. Ay, ay... bichito... quita, por favor... necesito... ay, bicho, déjame pasar...

 

Pero la serpiente seguía allí, atravesada, y hasta le pareció que divertida. ¿Acaso Lawan las estaba controlando para molestarla? Si tuviera su varita... Alzó la mirada nuevamente para ver el lugar aproximado donde había caído. Quedaban, al menos, una decena de serpientes que sortear... si es que conseguía pasar junto a aquella tan grande.

 

Decidió rodearla, alejándose un poco por la izquierda para pasar por detrás de su cola. Cuando lo hizo, el animal se movió como si estuviera vibrando, haciendo que la Gaunt diera un salto donde estaba. Pero no se acercó a ella y se alejó lentamente, posiblemente sabiéndose superada y confirmando así que la había molestado adrede. Unos pasos después, un par de serpientes más pequeñas reptaron hasta sus pies, y las esquivó dando un brinco hacia adelante, con mucho cuidado de no pisar a ninguna otra. Solo le faltaba matar una de las mascotas del arcano...

 

Se había alejado bastante, tanto que no escuchaba las voces de Darla y Lawan. O quizás estaban en silencio, observándola. En cualquier caso, ella ya podía ver la varita en el suelo, pero una serpiente de coloridas escamas se interponía entre ella y su objetivo. Y la serpiente la miraba fijamente, siseando.

 

Se detuvo, mirándola también con fijeza. Luego apartó la mirada para buscar un paso alternativo, y los siseos de la serpiente aumentaron de intensidad. Cuando volvió a mirarla, entonces volvió a calmarse.

 

Tengo que pasar por tu lado, ¿no, cosa? —le preguntó. Se sintió est****a de pronto, hablándole a aquella cosa... pero algo en su cabeza se conectó, como un "click" al accionar un botón. No podía ser una estupidez, porque había ido a aprender pársel. Y la serpiente... el pársel... todo era lo mismo, aquel animal intentaba decirle algo. ¿O estaría delirando? —Yo... a ver, es que no te entiendo, animalito. Tu padre, maestro, persona que te cuida o lo que sea para ti ha tirado mi varita ahí, justo detrás de ti... y necesito recuperarla, ¿sabes? Yo... ains.

 

Sí, definitivamente se estaba volviendo loca. ¡Ella tenía que aprender pársel, no la serpiente inglés! Pero no pareció salirle tan mal, porque la criatura se removió y Anne vio que se enroscaba alrededor de su varita moviéndose un poco hacia atrás. Y siseó. Pero Anne no lo comprendió.

 

Sí, esa es... por favor, dámela —la serpiente no se movió. Anne tenía ganas de llorar—. Ay, por favor, ¡déjame tomar la varita! Os respetaré, de verdad, a partir de ahora no os veré como... cosas. Sois vida, como decía la arcana Sauda; tenéis vida, como yo tengo la mía. Y la respetaré. Por favor, dame mi varita, serpientilla —dijo, echándose de rodillas al suelo. La serpiente la miró durante unos segundos y luego alargó la cabeza en su dirección. Y Anne estiró la mano un poco hasta que las yemas de sus dedos rozaron las escamas de la cabeza de la criatura. Sintió un escalofrío recorriéndole la espalda, pero no se movió. Finalmente, la serpiente pareció convencida de sus palabras y se alejó, dejando a la Gaunt tomar su arma mágica del suelo.

 

El regreso junto al arcano y Darla fue mucho más rápido, pues las serpientes ya no parecían tener interés por molestarla. Cuando les alcanzó, la zarandeó ante los ojos de Lawan.

 

¿Ves? Ya la tengo. Te he dicho que esta vez venía preparada —alardeó, entornando los ojos. Luego guardó la varita en el bolsillo de nuevo—. ¿Me enseñarás esta vez? ¿Por favor?

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Mientras la Potter Black respondía a la pregunta del arcano, Anne se había dirigido en busca de su varita en medio de la vegetación hacia la cual Nguyen Thanh la había lanzado. Darla no sabía muy bien cómo tomar ese gesto del vietnamita, tenía la sensación que él y Anne ya se conocían, su madrina se había mostrado feliz de no estar sola en la clase, y el arcano parecía dispuesto a ponerla a prueba desde que empezaban. A decir verdad, si lo pensaba bien, a ella también la estaba poniendo a prueba, ya que nomás preguntarle quién era le había recomendado que tuviera mucho cuidado con las palabras que elegía.

 

Mientras esperaba la respuesta del hombre se dio cuenta que quizás él esperaba una respuesta más filosófica sobre su ser. ¿Debería haberle dicho que al igual que él era una vampiresa? No, eso hubiera sonado como que quisiera privilegios y no era esa su intención, ella buscaba el conocimiento, como cada vez que se había inscrito en algún conocimiento. No era así con las habilidades, a ellas se había anotado para ratificar sus capacidades ante las autoridades competentes. Pero en la habilidad de hablante de Pársel era una neófita, más bien una ignorante total, pero con ansias de saber.

 

No tuvo mucho tiempo para seguir reflexionando respecto a ello ya que la Gaunt se encontraba de nuevo junto a ellos, y actuaba como una niña, o una adolescente encaprichada porque blandía la varita delante de las narices del arcano, al cual creía totalmente capaz de volvérsela a arrebatar y lanzarla esta vez vaya a saber hacia dónde.

 

--Ehmm... si ustedes prefieren terminar de arreglar ésto solos me dicen y doy una vueltita reconociendo la flora del lugar mientras lo solucionan... yo quiero aprender pero no quiero entorpecer su diálogo.

 

¿En serio había dicho eso? Estaba segura que el arcano la iba a querer matar, esperaba que no le dijera que no era el momento para enseñarle porque iba a estar más infantil que Anne rogando.

 

--Yo espero que usted nos enseñe a ambas sensei --agregó Darla haciendo una nueva inclinación, esperaba no pasarse de empalagosa.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Anne miró a Darla de reojo al principio, cuando ésta dijo que les dejaría espacio si así lo requerían. ¿En serio sería capaz de hacerlo? Se lo agradeció interiormente, pero lo cierto es que se sentía mejor sabiendo que estaba acompañada. Lo único negativo era lo referente a su fobia aun no totalmente superada, pero se sentía bien con su ahijada. Quizás solo tuviera que invitarla a cenar para que le guardara el secreto.

 

Enseguida rectificó, dijo que esperaba que les enseñara a ambas. Sonrió, ella quería lo mismo.

 

Sí, seguro que nos enseña a ambas. No necesitamos tiempo aparte, creo, porque espero que la búsqueda de la varita haya sido suficiente para demostrarle que esta vez sí quiero aprender. Pero no estoy muy segura de si él nos quiere enseñar, a juzgar por su silencio —añadió, bajando la voz para que no pudiera oírla. Escuchó un siseo a su derecha y se giró para ver una serpiente enorme de color claro que reptaba cerca de ella, sin mirarla. Observó a Darla de reojo—. Oye, Darla... ¿te gustan las serpientes? ¿Por qué quieres aprender pársel? ¿Ya sabes o entiendes algo o... vienes a ciegas?

 

Mientras hablaba, se había guardado la varita de nuevo en el bolsillo de su pantalón. No estaba segura de si la necesitaría para la clase, pero le daba miedo tenerla en la mano y que una serpiente se la arrebatara de un tirón por orden de Lawan. Ya había tenido suficiente viéndola volar una vez. Se preguntó entonces qué estaría pensando el arcano para mantenerse tanto rato en silencio. ¿Se plantearía en serio no enseñarla? ¿Aceptaría la sugerencia de Darla de que les concediera un momento para hablar? ¿Iniciaría la clase como si nada? Se sentía ligeramente inquieta, insegura. Esperaba poder controlar aquella sensación durante toda la lección.

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La pelirroja sonrió ante el comentario de Anne, estaba segura que su madrina prefería que estuviera con ella, era algo que empezaba a sospechar por la actitud que había tenido el arcano hacia ella y ni hablar de la blandida de varita cantando victoria que había hecho su compañera de bando. Las siguientes palabras agregadas por Anne le parecieron muy ciertas, frunció los labios y miró de reojo al vientamita, esperando un gesto de su parte que le indicara qué es lo que pasaba por su mente. En momentos como éste es que lamentaba no ser legilimántica, sin embargo también tenía sus buenas razones para no estudiar esa habilidad aún. Porque no era tonta, sabía que en algún momento de su futuro tendría que hacerlo, y eso no era porque tuviera alguna habilidad de vidente, sino porque si no quería quedar estancada debía seguir evolucionando.

 

El suave siseo a la diestra de la Gaunt atrajo su atención, el ejemplar era hermoso, era increíble que fuera de un color casi rosado, parecía haber una casi imperceptible diferencia entre la parte superior y la inferior, pero podía ser solo efecto de las sombras del lugar y el movimiento. Darla no tuvo mucho tiempo más para estudiarla porque las preguntas de Anne se habían vuelto más personales, la pelirroja sonrió con un dejo de timidez.

 

--No me disgustan, me dan curiosidad, me causan una extraña sensación de querer saber más, no sé si tendría una de mascota, por eso no creo que pueda decir que me "gusten" pero son criaturas que merecen respeto y cuidado, y no solo me refiero cuidarlas a ella --hizo un gesto divertido, los muggles y algunos magos solían vérselas con grandes problemas si las subestiman, más cuando son de las venenosas, muy venenosas.

 

--Y la verdad ehmmm, no, no tengo idea de lo que dicen aún, pero quiero saberlo, creo que poder comunicarse con ellas, poder tener un entendimiento de por qué actúan como lo hacen, si los humanos, muggles y magos somos causantes de algunas de sus reacciones o simplemente es su propia naturaleza es algo que me da aún más curiosidad. Creo que poder comunicarse con cualquier criatura es grandioso, pero poder hacerlo con las serpientes es algo más que cool, es una gran posibilidad de expandir horizontes ¿no lo crees? ¿Te imaginas cuántos conocimientos podríamos intercambiar? ¿Las pociones con sus venenos y las curas que ellos podrían dar a la humanidad? Quizás más útil para muggles que para nosotros, pero no sé, me entusiasma.

 

Y claro que la entusiasmaba, se había puesto demasiado verborrágica porque a su izquierda, enroscadita hasta la mitad de su cuerpo y extendida hacia arriba, observándola con lo que a su vez parecía curiosidad había otro hermoso ejemplar de serpiente, pero éste, al contrario de la anterior, era de piel más oscura. Negra, desde la cola hasta casi la mitad de lo que lucía extendida, el resto de sus escamas eran de un color casi blanco, no en su totalidad, luego una nueva franja negra entera, una franja blanca completa, negra, blanca con una linea muy fina negra al medio, negra y su cabeza blanca con manchas negras. ¿Qué especie sería? Aunque no podía imaginar que fuera más bonita, bueno, la rosa lo era, pero esa guauu, y encima parecía que se interesaba en ella, esperaba que de buen modo, porque no tenía ganas de comerse un bezoar apenas empezar.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Anne miró a su ahijada de reojo. Nunca había entendido a las personas que toleraban a aquellas criaturas, y aún menos a las que les gustaban de verdad. Quizás porque a ella la aterraban. Pero se guardó aquellas dudas para sí misma, ya que Darla no había preguntado al respecto ni parecía haberse percatado de aquel tema.

 

Ay, de mascota... qué horror —comentó, mirando de reojo como aquella de color pálido seguía su camino—. Mi hija Mery tiene una serpiente de mascota, de hecho. No me resulta agradable encontrármela por los pasillos, la verdad, pero al final te terminas acostumbrando —añadió, aunque ella no se había acostumbrado jamás a la presencia de Ka—. Pero claro, respeto sus vidas porque son seres vivos, como nosotros. Aunque reconozco que prefiero otro tipo de criaturas antes de que éstas.

 

Guardó silencio para no decir más de lo que debía y así escuchar lo que la Potter Black comentaba. Llevaba razón, poder comunicarse con ellas podría abrir un amplio horizonte ante sus ojos con respecto a venenos y antídotos, y era uno de los motivos por los que Anne había decidido que era momento de romper con sus miedos. Aunque aquello no resultara del todo fácil. Se cruzó de brazos, mirando a Lawan de reojo, que seguía sumido en sus propios pensamientos.

 

Sí que sería interesante, debo darte la razón. De hecho, ese es uno de los motivos por los que estoy aquí, porque considero que me será útil en mis estudios.

 

Y volvió a callarse. ¿Para qué decirle que los Gaunt siempre habían heredado aquel rasgo? ¿Para que se percatara de que en su caso era distinto? ¿Y si la considerara indigna de su propio apellido? Para Anne, la opinión de Darla era importante. Así que no quería darle motivos para que pensara que tenía una ruina de madrina.

 

Voy a caminar un poco por aquí mientras nuestro maestro recobra el habla, ¿te apetece acompañarme? No pienso alejarme, es solo para ver un poco cómo vive Lawan aquí. Es muy distinto de los hogares de otros arcanos, ¿cuántos has visitado ya, Darla?

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.