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Hablantes de Parsel


Lawan Nguyen Thanh
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La lengua pársel, la lengua de las serpientes. He de decir que, cuando había hechado la solicitud, no estaba segura de si me la aceptarían. Pero ahora dudaba. No confiaba en absoluto en los magos que dominaban ese tipo de poder, a pesar de que vanagloriaba a los magos oscuros, a la sangre y la supremacía mágica. Nunca había dudado de esos ideales, cada día, con firmeza, creía más en ellos pero, ¿en serio aprender a hablar como las serpientes? Sinceramente, no me hacía gracia, ninguna. Quizás esa habilidad algún día me sería útil si me encontraba con una víbora venenosa e intentaba morderme poder hablarle...

 

No desconocía por supuesto, que Voldemort la dominaba y que se comunicaba con esa extraña serpiente llamada Nagini. Había leído la historia en la vieja Torre Oscura de la Marca Tenebrosa, hacía ya mucho tiempo. Los últimos mortífagos (y aunque no estuviera en el bando) e inclusive yo misma, conocíamos esa historia. Pero aún así, era un poder demasiado oscuro. Hasta casi prefería trabajar con pociones peligrosas que con esos bichos... Pero al menos, debía intentarlo. Sonreí al pensar en la cara que pondría Sagitas cuando hablara con su basilisco, que poseía en el circo. Lancé una carcajada. Eso sí sería divertido...

 

La mañana era apacible con una ligera bruma, aunque el otoño venía a pasos agigantados. Había recibido la notificación el día anterior y eso hacía que me bloqueara un poco. Maldita la gana que tenía de ir pero, tampoco iba a tirar cinco mil galeones a la basura. Si pude conseguir transformarme en un animal, como el buitre; contactar con los muertos y transformarme en otra persona, debería de ser capaz de conseguir ese "don" y tampoco es que conociera si alguien de mi familia ancestral, hablase esa lengua. Bastante tenía con poseer cuatro de origen familiar.

 

Me había vestido ese día con unos pantalones vaqueros, una camiseta de seda blanca, una cazadora de cuero y las botas del mismo material. Até el pelo en una cola de caballo alta, y recogí mi morral de cuero, además de la varita. Dejé una nota a Matt indicándole en dónde estaría el resto del día... Ya en los terrenos, mientras el sol se iba asomando poco a poco y gracias a que, siendo esposa del patriarca, me desaparecí del lugar, sin sufrir ninguna despartición. Llegué hasta la Universidad en dónde daban esas enseñanzas tan peculiares y que, en un principio me había agradado el obtener nuevos conocimientos de magias extrañas.

 

Gracias a las indicaciones de uno de los empleados del centro de enseñanza, me encaminé hasta el lugar en dónde residía el arcano. Cuando llegué, me recordó a uno de los profesores Uzza, aunque en esos instantes, no recordaba su nombre también vivía de esa manera. No dije nada, sólo en mi mente formulé varias inquietudes por la forma de vivir de un profesor tan particular como aquél. Aunque había olido el aroma de los reptiles cuando había llegado, no me había atrevido siquiera a entrar y mucho menos, sin permiso. Lo último que necesitaba era recibir una maldición por adentrarme en un hogar privado.

 

- ¿Hola, se puede? -pregunté con voz temerosa, mientras la brisa hacía ondear los árboles con suavidad y hasta pude discernir un suave murmullo de un río. Eso me sorprendió más que cualquier otra cosa. El hogar o tienda, parecía desierto pero tampoco quería meter las narices más allá. Retrocedí un paso al escuchar el vaivén del deslizamiento de una de las serpientes y fruncí el ceño, disgustada. Mal empezaba si enseñaba de buenas a primeras mis recelos ante esas criaturas. Tenía que hacer de tripas corazón, así que, suspiré y aguardé con paciencia a que alguien se mostrara.

 

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El bungaló producía pequeños sonidos cuando el viento pasaba entre las pequeñas aberturas de las maderas de nogal, en el cual estaba construida la estructura. Era armónico junto a los árboles y el río artificial que lo rodeaba. El calor era templado a pesar de haber vuelto a recrear el oasis en las tierras oscuras del volcán, donde estaba posicionada geográficamente, la escuela japonesa Mahoutokoro. Lo que más costó fue que sus reptiles se acostumbraran al cambio sin sufrir más que algunas peleas entre ellas buscando marcar territorio. Cuando eso solía suceder el vampiro las dejaba que se arreglaban confiando siempre en la conciencia de estos animales para mantener la paz del serpentario.

 

Como el clima era el indicado, por lo que el Arcano se decidió hacer una de las cosas que más le gustaban. Tomó la red casera de pescar hecha en hilos de seda, que él mismo había construido un tiempo atrás, siguiendo los mismos pasos que su progenitor le había indicado cuando era joven. La caña con las que terminaba el pequeño kit de pesca, era de bambú y la llevaba colgada en su espalda mientras caminaba por el sendero que rodeaba su cabaña hasta el estanque. No iba solo, su fiel compañera, una cobra real, iba a su lado arrastrándose en la gravilla al compás de sus pasos.

 

Lawan la alumna llegará en cualquier momento” Dijo la serpiente en parsel.

 

“Si viene aprender nuestra lengua, deberá soportar el entorno que acompaña esa habilidad” Respondió el Arcano, en el mismo idioma, llegando a la orilla del pequeño lago. La agilidad del hombre se vio reflejada en la rapidez con la cual montó la caña y lanzó la red de pesca en una zona mucho más profunda. Para ello debió meter hasta la cintura en el lago, sin importar mojar sus pantalones de lino pardos. Terminado el trabajo volvió a la orilla a esperar que los peces picaran lo suficiente para llevarse unos cuantos al bungaló.

 

El vampiro escucho las voces de sus compañeras llamándolo para que detuviera a la intrusa, que venía aprender de ellas. No se movió, sino que ordenó en una de las boas constrictor que llamara la atención de la mujer, y la llevara a la orilla del lago. Lawan no se preocupó demasiado, la boa tenía un carácter peculiar, sabría cómo captar el interés de su pupila. El primer desafío de Helike sería entender porque todos los reptiles estaban siseando al mismo tiempo en posición de ataque con cada pisada que daba en aquellas tierras.

 

 

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Varios siseos hicieron que pusiera los pies hacia atrás. No me gustaba nada. Aún seguía quejándome mentalmente de que el arcano no llegara todavía. Lo que más me extrañaba era el aroma a vampiro que me llegaba. "Será interesante..." pensé para mí. Hasta dónde tenía entendido casi todos los arcanos, gracias a su magia extraña y poderosa eran longevos, pero la mayoría humanos. Aunque me gustaba que alguien de mi especie diera la habilidad seguía desconfiando de esas criaturas. Aparte, escuchaba el sonido claro de una cascabel, moviendo su cola. Avisando del peligro. Lo último que necesitaba era tener una buena mordida por ese reptil.

 

Aunque bien cierto, no supe de dónde vino, pero una masa enorme rozó mis pies y no pude evitar exclamar un ¡aaaaay! bien sonoro. Trastabillé y di con el trasero en el suelo. Era enorme. No es que conociera muchas especies, pero conocía la mala fama que tenía las boas constrictoras. Sobre todo las de la selva amazónica. Intenté levantarme pero, el animal movió su cabeza hacia mi dirección. Con las palmas de mis manos me desplacé un poco más para atrás. Venía siguiendo...

 

- ¡No soy un terneroooooooooo! -protesté en voz alta. Pareció no hacerme caso, pasó por encima de mis pies y notaba claramente su peso. ¿Habría comido? Esperaba que sí. Volvió a mirarme y detuvo sus pequeños ojos en los míos y caí en la cuenta.

 

- Quieres que te siga, es eso, ¿verdad? -le comenté en un tono bajo. Otro movimiento más y ahora sí se desplazó por el terreno con suavidad. El lugar era agradable, diría que hasta precioso que invitaba a la relajación y a la meditacion. Otro siseo con su lengua bífida que pareció entenderme. Con cuidado, me levanté, limpiándome los pantalones y las botas de la arena del suelo. Lo último que necesitaba era dar una mala impresión, apareciendo como una andrajosa. Seguí al bicho en silencio, agarrando fuerte la varita, que tenía guardada en el bolsillo. Lo hice más por seguridad que por precaución.

 

Ahora sí, pude divisar a lo lejos a la figura de un hombre. Estaba medito hasta la cintura dentro del agua. Parecía que pescaba. Entonces la brisa me llegó el aroma que portaba del vampirismo, sonreí y aguardé un par de metros a la orilla en dónde estaba el hombre. El reptil que me había llevado hasta allí se desapareció con rapidez y casi ni cuenta me había dado, al hacerlo tan silenciosamente...

 

- ¿Señor Lawan? -pregunté con timidez. Ahora sólo esperaba no meter la pata y que no fuera el arcano que esperaba - lamento la intrusión, señor - dije en un surro, esperando que mi voz, no le espantara a los peces que seguramente intentase pescar.

 

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Lawan mientras esperaba que la pupila fuera a la orilla del lago artificial, se volvió a meter al agua para recoger la red de pesca. Al tomarla ya podía sentir la resistencia de los pequeños peces atrapados en sus hilos de seda. Con el agua hasta la cintura se volteó a mirar a mirar a Helike, quien había llegado para cuando terminó de salir del lago, arrastrando la red detrás de él. Pudo notar que entre varios peces Sirulos de agua dulces, había tres pequeñas serpientes con tentáculos.

 

Déjanos ir, Lawan” “Estábamos aprendiendo a cazar” “Queríamos explorar las orillas con tranquilidad” fueron los que los tres reptiles le dijeron al unísono llenando el aires de rápidos sonidos sibilantes. Lawan les respondió de igual forma, diciéndoles que los ayudaría a salir de ahí, solo que esperaran a que su alumna se sintiera cómoda para que pudieran completar la tarea juntos. Las serpientes de inmediato se quedaron calmadas, aunque seguían mirando con sus ojos vigilantes.

 

-¿Me ayudas a liberar a las serpientes? -Pidió mientras se acuclillaba y utilizaba sus manos de curtida piel para romper de a poco algunos hilos de seda - Me gustaría saber ¿Porque elegiste esta habilidad? ¿Qué te motiva aprender esta lengua tan especial?

 

El Arcano estaba acostumbrado a escuchar excusas, mentiras y hasta verdades con detalles falsamente pintados para que parecieran más interesantes de lo que realmente eran. La mente de sus aprendices no siempre brillaba con astucia. Él prefería la verdad sin muchas vueltas. La cobra real que solía acompañarlo a todos lados, se acercó de forma silenciosa al grupo. Observó lo que estaba pasando y se empezó a enrollar en la pierna de la alumna con rapidez.

 

Lawan sabía que no le haría daño, pero Helike no lo sabría. Tenía que aprender a confiar en las serpientes y a estar tranquila en la presencia de ellas. Tan solo con el contacto diario podría estar preparada para abrir su mente y escuchar en los siseos, las palabras del Parsel. La pondría a prueba hasta que entendiera la responsabilidad que llevaba dicha habilidad.

 

 

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Un siseo atraviesa el silencio que me rodeaba en el hogar de los Luxure, era mi fiel amiga Sia, la cual es un ser espectral y su penetrante mirada me avisa que era hora de marcharme a un país lejano y profundizar un lenguaje que por herencia es mi legado. Sin embargo, era tosco para escuchar a la perfección ese idioma, quizás por temor, pero si lograba comprender algo. Al marcharme con una ropa oscura con capa que me oculta el rostro tomó rumbo al lugar donde sería el aprendisaje con aquel extraño arcano.

 

El tiempo paso lento y al parecer alguien más había iniciado el estudio. Estaba consciente que por mi sortija de la nigromancia se encontraba mi serpiente espectral y en la distancia observaba una bruja. Mi anillo de peligro me alertó de algo que se me acercaba. En ello me percató que una traga venado de gran tamaño.

 

-Intruso. -Expresa aquella serpiente. -debe morir.- Y en ese momento estaba a punto de usar mi varita, pero sin saber cómo o cuando le respondo a ella en su idioma. -Vengo aprender...-A lo cual Sia añade. -Él puede ser tu aliado contra aquella bruja...- La serpiente fiel a su amo agrega. -No...- Hace pausa. -A ella le está permitido estar...- En eso sin perder la mirada en sus orbes añado.-Fui convocado por aquel mago, si miento te dejaré devorarme. - Esa serpiente no estaba segura de lo que hacía y aún así más de esa especie iban a mi encuentro.

 

Al parecer esta nueva habilidad me haría recordar mi infancia, suspire y pensé que pronto estaría rodeado de todo tipo de serpientes, a ellas les escuchaba en ese siseo, no a todas comprendía y más que hablaban todas a las vez, estaba acostumbrado al siseo de los tipos que son venenosas o nativas de Egipto, inclusive con Sia, a la cual fue primera vez que escuche, pero su voz me resultó familiar ¿acaso ella guarda algo más de lo aparente?

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Lawan otro pupilo se acerca” escuchó el vampiro mientras estaba terminando de liberar una de las serpientes de la red, para devolverla con un lanzamiento al lago. Se puso de pie sin dificultad para observar mejor de dónde venía el hombre. Una sola mirada le bastó para darse cuenta que aquel mago podía entender algunas palabras en pársel. Habían conversado algunas palabras con la boa que había guiado a Helike donde estaba él. Eso le pareció sumamente tentador.

 

El arcano miro a Helike que aún no terminaba de aceptar su pedido de ayuda con las serpientes de agua, y tampoco se había deshecho de la cobra real que empezaba apretar con fuerza su pierna. Sin embargo se volteó para volver a centrar la mirada en Demian. El hombre parecía dispuesto aprender los conocimientos que requería la habilidad. Sin darse cuenta o tal vez por algún motivo oculto, su cerebro podía entender el siseo de las serpientes y traducirlos a palabras.

 

¿Dónde aprendiste las palabras para entender a las serpientes?” Preguntó en pársel con calma, sin dejar de mirarlo a los ojos. “¿Porque estas aquí?” Continuó, mientras a una pequeña señal, una de las Pitones, de tres metros de longitud, empezaba acercarse hacia el grupo con movimientos veloces. Aquellas serpientes no solían ser venenosas, sino que mataban por asfixia a sus presas.

 

-Necesito yesca para encender una pequeña fogata. Comeremos pescado fresco -Dijo el arcano - Uji te enseñara el camino.

 

La pitón Uji, empezó el camino hacia donde Lawan solía recoger las plantas más secas que usaba como combustible para el fuego, todos los días, desde que en arcano había construido su sitio privado en la Universidad primero, y luego ahí. No miro si su compañero la seguía hasta unos metros después.

 

Apúrate, el camino es muy largo” Siseó antes de seguir. Lo difícil para el Luxure sería pedirle a Uji que tomara el camino más corto. La serpiente solía pasear por todo el lugar, subirse a piedras caídas, bajar por las lomas que formaban la tierra del cráter donde estaba el colegio y adentrarse entre los árboles que rodeaban la cabaña para luego salir y retomar otro rumbo, similar al primero.

 

Lawan esperaba que el mago después de un tiempo, se comunicara lo suficiente con la Pitón para darse cuenta que estaba perdiendo el tiempo. La yesca seca, solía estar al lado de la cabaña donde él tenía un pequeño cajón de madera destinado para ese material.

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-Mis padres.- Respondía en parsel, en ello mi memoria se des bloqueaba, evocaba cuando mi madre me hablaba que era un legado de nuestros ancestros,que en ocasiones un descendiente podía heredar esa habilidad, sin embargo el gen había permanecido dormido. -pero no estoy seguro. -El siseo de tantas serpientes no hacía confundir, tantas palabras que podía entender por recuerdos pasados y otras que permanecía oculta en mi memoria. -Deseo comprender a Sia.-En ello mi serpiente espectral le expresó. -El es heredero del linaje Egipto reconocido por ser descendiente de hablantes parsel.-Pero esas palabras no la comprendí. -Su madre aprisiono sus recuerdos para que las serpientes no le siguiera, pero yo jamás me aparte de su lado. -Término de hablar.

 

En ello el arcano hablo a su serpiente, en verdad fue confuso a quien se dirigió y fue por ello que tome la orden de la pitón. Al parecer debería acompañarla, quizás inclusive ayudarla. Aunque,mientras optaba en mi mente siento como una pequeña serpiente se me comenzaba a subir por la pierna y llega hasta mi hombro, sale por la manga. Y aquel sutil escalofrío me pareció familiar.

 

-Ella es Uji.- Me comentaba. -Una rebelde y le gusta perder el tiempo. Yo te voy ayudar a comprender al arcano, soy Eli, hija de Sia.- Al parecer me encontraba una reunión familiar y me agrado contar con una taipan del interior con vida en mi aventura. Así que fui a la tarea dada.

 

-Tu aléjate de mi.- Expreso la pitón. En ello le respondo.-Él me pidió protegerte e inclusive ayudarte. -En ello molesta responde. -No, yo podré conseguir sola ello.- En eso comenzaba a perder el tiempo con una roca. -Existe un camino más cercano y con roedores.- Le mencione. -Quizás. - En eso le repetí. -Son jugosos y tiernos, desean ser devorados ¿Acaso no es justo que comas un aperitivo?- Y ne responde. -Si... muestra el camino.- Al fin había cedido. Y allí nos adentramos a buscar el pedido del arcano. -Sia y busca el camino más corto.- Ella obedeció. Y al regresar me indico el camino.

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lo siento, me olvidé de pasarme por aquí T_T

 

On:

 

- ¿Sinceramente, señor? No tengo ni la menor idea - dije con un gesto de culpabilidad en la cara- no pretendo ofenderlo ni mucho menos, pero supongo que, de si una casualidad me viese en algún aprieto, puede que hasta alguna serpiente, pueda servirme de ayuda... -elevé mis hombros a la espera de la respuesta del vampiro. Que desde un primer momento, me había sorprendido de que, un ser de la noche fuese un mago de tanta importancia en el pueblo Uzza. Aunque a decir verdad, tampoco conocía la historia de ese pueblo tan especial, tan sólo, algunas pinceladas. Lo justo y necesario para aprender esas enseñanzas tan especiales.

 

- ¿Liberarlas? Eh, bueno... - titubeé un poco. No me hacía gracia meterme en el agua a liberarlas, pero si eso implicaba relacionarme con ellas pues, no tendría más remedio que meterme de lleno. Podría ser de una altura considerable, pero al menos, esperaba hacer pie y rasgar si fuese posible, con las manos la red en que envolvía a esos ofidios. No me había dado cuenta pero aparte de la llegada de alguien más, me pareció escuchar el movimiento de una de ellas, pero no hice caso, estaba atenta a que Lawan recibiese al otro alumno.

 

Una cosa es que el profesor hablara en pársel, otra cosa que me sorprendió es que el alumno hablara con cierto siseo, pero, no sé cómo me di cuenta que algo apretaba mi pierna. Bajé la mirada, una cobra real... No pude evitarlo y lancé un grito...

 

- ¡ay, ay! - moví la pierna para sacarla. No entendía porqué venía a mí. Si pretenía que ganara la confianza de esos animales, iba por mal camino- venga, vamos, no soy comestible - parecía que tenía el baile de san benito. Me deslizaba para intentar sacar a ese bicho de mi extremidad inferior, lo último que quería era dañarla o entonces Lawan seguro que se cabrearía. Algo de lo que a mí me estaba pasando. Me enfadaba a cada movimiento y sin casi darme cuenta, había había llegado a la orilla. ntentando hacer equilibrios caí de lleno al agua. Se escuchó un chof y un chapoteo a causa de mis brazos.

 

Era algo profundo, el agua me cubrió por completo y me agarré a lo primero que encontré. No es que no supiera nadar, pero, lo último que necesitaba era recibir una buena mordedura e ir hasta el hospital de la escuela mágica. Sentí en la yema de mis dedos ciertos hilos y tiré de ellos... Otros movimientos ondeantes, di algunas brazadas y salí al exterior. Con una mano me limpié la cara de agua y me fijé en cómo varias serpientes pequeñas o eso me parecieron, salieron corriendo/nadando del lugar en el que estaban...

 

- Lo siento señor -dije algo compungida -no quería romper su red, fue algo... instinto de supervivencia - le dije con una sonrisa un poco triste - ahora se la arreglo si le place... entiendo que usted sea el maestro en lengua pársel y esté rodeada de esos animales - di un par de brazadas y llegué hasta la orilla. Con las palmas de mis manos hice fuerza y salí del pequeño lago. Dejé que el calor del sol secara mi ropa. Podía hacerlo con agua, pero me gustaba su tibieza (o al menos así lo sentía yo). Me fijé en que el animal todavía estaba agarrada a mi pierna...

 

-¿Qué tengo que hacer contigo,eh? Después del susto que me has dado -le protesté. Éste siseo y hasta me pareció sentir como si fuese una pequeña burla - oye, no te mofes... No es grato recibir a uno de los tuyos, pretender ser amigable cuando uno piensa que va en modo ataque agarrado a mi pata- protesté por lo bajo...

 

@@Lawan Nguyen Thanh

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Luego de un tiempo de convencer a la obstinada pitón logró conseguir aquello que el arcano deseaba, no estaba del todo seguro del porque anhelaba ello y hacia trabajar a los reptiles como sus esclavos ¿Acaso ese ser las usaba como elfos domésticos? En verdad esa sensación me desagrado, dado que al ser Egipto tenía cierto aprecio por esas criaturas incluso anhelo poseer todas de su especie y volverlas mis aliadas. Además este poder comunicativo me sería útil para espiar y matar.

 

-Y jugoso roedor.- Me cuestionó el reptil. -Allí, se escucha a más de uno. Una madriguera escondida da a la vista.- Era la respuesta que le daba en parsel,quizas me costará admitir, pero Sia me había ayudado en merodear por todo el local. Ella me informo del progreso de la otra discípula y me pareció vergonzoso en que alguien deseara hablar y temiera a las serpientes.

 

En ello clavo la mirada en direccion del arcano, observó a la pitón devorar a su presa. De igual forma veo a la distancia a esa otra aprendiz y me cuestionó si debo ayudarle. Sin embargo, si el arcano me lo ordenaba en contra mi voluntad lo haría.

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Lawan observó con calma como Helike respondía su pregunta antes de entrar en crisis por el contacto de la serpiente en su pierna. Estuvo atento en toda la secuencia que cayó al agua, nado y logró salir con el animal, tozudo como solían ser los reptiles, aún agarrada a ella. Aprobó que no haya utilizado más que la comunicación para intentar fomentar alguna especie de relación. El Pársel como lengua era muy útil, pero como todo idioma, su fonética y expresiones acompañaban el sentido que se le quería dar a cada palabra.

 

Su mirada era dura aunque internamente tenía el visto bueno con la chica por no dañar al animal. A pesar del miedo que le tenía hacía un esfuerzo grande. Demian por su parte, luego de contarle su deseo sobre entender a su serpiente personal, se había marchado con ella, Uji y otra más a cumplir con la encomienda que le había dado. El hombre estaba desarrollándose bien formando un vínculo con los ofidios, quienes tendrían más respeto por alguien su hablara con ellos, que otro al que no.

 

-La red puede repararse -Dijo Lawan volviendo su atención a Helike -Lo que tenemos que hacer ahora, es terminar de recoger estos pescados para comerlos -Fue agarrando cada pescado suelto, para meterlos el cubo de madera, mientras seguía explicándole - Intenta comunicarte con la serpiente. Ellas notan tu nerviosismo y eso les parece tentador. Cuando termines de quitarla de tu pierna, sin dañarla, ven a la cabaña.

 

El Arcano se dio vuelta y caminó hasta donde estaba su cabaña, donde no tardó en prender el fuego con la yesca que Demian había conseguido. Sus pupilos tenían un gran potencial que debía aprovechar a explotar de buena manera, para que les sirviera en su aprendizaje. Espero a que ambos fueran hasta donde estaba terminando de dorar los pescados al fuego, para empezar a relatarles.

 

-La mayoría de las culturas importantes del mundo tienen una serpiente como dios -Dijo - Esto habla de lo importancia que representan estos animales de sangre fría para una sociedad en la antigüedad. Los magos solían usar mucho el pársel como una lengua importante, de aristócratas. Había una conexión con el poder y estos animales que se fue perdiendo con el paso de los años. Hoy en día, pocos magos y brujas tienen esta habilidad. Adquirirla no solo cuesta tiempo y dedicación, sino que tenemos que tener una capacidad de comprensión muy desarrollada. Cualquier sonido desviado en esta lengua, estarás diciendo otra cosa, que puede resultar ofensivo y conllevar a un ataque.

 

El arcano, lanzó un poco de especias sobre el pescado para darle un gusto dulzón, que contrastaría con su sabor, mientras, no dejaba de mirar a sus pupilos intentando que se sintieran cómodos. La cabaña pronto se llenó de serpientes que se arrastraban por el suelo, y rozaban sus lados del cuerpo. Era algo a lo que estaba acostumbrado. La curiosidad de los ofidios se podía palpar en el aire.

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