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Hablantes de Parsel


Lawan Nguyen Thanh
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Darla había contenido la risa ante la expresión de horror de Anne con la idea de una serpiente de mascota, pero igual la hija de su madrina tenía una serpiente llamada Ka, por algún loco motivo a la mente de la pelirroja vino una película muggle en la cual sus personajes llevaban nombres de letras y se imaginó a la serpiente vestida con un traje negro. ¿De qué especie sería? No recordaba que lo hubiera mencionado. Una pitón debía ser una bonita mascota, aunque había algunas otras que también.

 

Lo otro que hizo gracia a la Potter Black fue que su madrina respetara más la vida de una serpiente que de un sangre sucia. Quizás fuera porque los Slytherin veían representada su cada con una serpiente, al igual que los mortífagos. Se dio cuenta que no tenía ni idea de que a qué casa pertenecía su madrina. Miró hacia su zurda y guiñó un ojo a la serpiente que parecía haberse inclinado hacia ellas con curiosidad para escuchar de la mascota, ¿o sería de la opinión de Anne sobre ellas?

 

--¿Qué estudiarás? --preguntó con curiosidad, sintiendo que había algo de misterio en algunas de las palabras de su compañera. ¿La amedrentaría? Sabía que no había sido la mejor de las ahijadas, pero en verdad apreciaba a Anne, había amado trabajar con ella y si no lo había vuelto a intentar... pero eso no eran temas para pensar ahora, miró de reojo al arcano, preguntándose si estaría en trance o qué. El vietnamita si que era bien extraño en realidad. La voz de la Gaunt la sacó de su ensimismamiento.

 

--¿Caminar? Claro, me encantaría, he conocido pocos hogares, el de Sauda y el de Majlis, ambas son amantes de la naturaleza, africanas y muy mayores en realidad para ser humanas, pero con una fuerza interior y una magia que he admirado en las clases que tuve con ellas.

 

Darla se detuvo mirando de reojo al vietnamita mientras comenzaban a recorrer el vergel en que vivía. Le gustaba que hubiera un lago alrededor y por lo poco que había podido apreciar parecía que al arcano le gustaba pescar. Un suave sonido a sus espaldas hizo que volviera la cabeza y sonrió divertida.

 

--Parece que tendremos compañía --dijo Darla a Anne, tomándola del brazo y señalándole la hermosa serpiente cobra blanquinegra que las seguía --,¿haz intentado hablar con ellas? --preguntó a su compañera y luego volviéndose hacia la serpiente agregó --¿nos harás de guía? supongo que tienes nombre, me pregunto cuál será y si nos lo dirás en algún momento mmm... o si te entenderé bien cuando me lo digas, en verdad, sería divertido charlar más normal mmm... soy Darla por cierto y ella es Anne --se volvió hacia su compañera de bando y de pronto se sintió como una niña tonta por si actitud hacia la serpiente, se sonrojo, por dentro --sorry, no lo puedo evitar cuando se trata de algo nuevo en mi vida me da curiosidad.

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Tardó un momento en responder cuando Darla le preguntó qué estudiaría. No le importaba hablar de su trabajo, ni de sus experimentos, porque consideraba que no había nada malo en ello a pesar de que a veces tenía que sobrepasar ciertos límites un tanto cuestionables. Pero seguía pensando que no había nada malo en todo aquello. Y podía confiar en su ahijada. Aún así, decidió ser cauta porque el lugar no era tan confiable.

 

Fabrico varitas, y experimento con sus núcleos y madera a menudo. También intento inventar nuevas pócimas y remedios. Y otras cosas. Así que investigo con todo tipo de componentes, incluso las cosas más locas y extrañas que se te pasen por la cabeza. Hace menos de un año, de hecho, me jugué el cuello en Egipto por un trozo de madera en el que aún no he podido trabajar. Cosas así, ya sabes —se encogió de hombros—. Cada uno aportamos a la sociedad a nuestra manera —añadió, guiñándole un ojo.

 

Luego la escuchó mientras hablaba de las habilidades que había adquirido. Ella había pasado por las enseñanzas de las dos arcanas de las que le habló, y sonrió asintiendo.

 

— ¡Las conozco a ambas, sí! Amara fue realmente maravillosa, fue la primera arcana que conocí. Su clase fue muy reveladora, me ayudó a explorar una parte de mí que nunca había podido utilizar debidamente. Y Sauda... —hizo una pausa antes de continuar—. Su clase también fue muy especial. La decepcioné varias veces, ¿sabes? Pensaba que se negaría a darme clase. Pero no, hizo gala de la paciencia más infinita que he puesto a prueba nunca, incluso más grande que la de mi padre, y consiguió enseñarme a utilizar la oclumancia. Bastante bien, diría yo —añadió, recordando lo útil que le había sido ese poder desde que lo había adquirido. Tenía en la lista de tareas pendientes pasar por el Ateneo para saludar a aquella mujer que tan bien la había tratado a pesar de las circunstancias, pero nunca se animaba a hacerlo.

 

Darla se detuvo para mirar a Lawan, y ella hizo lo propio. ¿No se animaría a darles clase? En su cabeza comenzó a formarse el boceto de la carta que enviaría a los directores para quejarse sobre aquel comportamiento infantil. Primero la había transformado en serpiente, luego le había quitado la varita y se la había arrojado por allí y, por último, las ignoraba. ¿Qué clase de docente era aquel? Frunció el ceño.

 

¿Cómo que compañ...? ¡Ay! —gritó, dando un salto en el sitio al seguir la dirección de la mirada de la Potter Black. Una serpiente blanca y negra las observaba atentamente, y Anne se llevó la mano al pecho intentando recobrar la compostura—. Yo... pues sí, he intentado hablar con ellas. Pero generalmente de forma negativa, para alejarlas de mí, así que no sé si me hacían caso porque me entendían o porque les asustaban mis gritos —le confesó, bajando la voz—. Pero ahora intento cambiar mi actitud para poder aprend... dominar, quiero decir, el pársel. Ya sabes, los Gaunt sabemos hablarlo por herencia —se corrigió rápidamente, por si su ahijada conocía aquel rasgo distintivo de la familia y se extrañaba de que la matriarca de ésta no lo dominara ya.

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Darla estaba dándose cuenta que no había dado su punto de vista respecto a las respuestas que le había dado Anne e iba a disculparse por ello cuando la reacción por la serpiente que las acompañaba la hizo dar un brinco a su vez. Sin terminar de entender qué había hecho o dicho para sobresaltar así a su madrina.

 

--¿Qué pasó? ¿Qué hice? --preguntó asombrada por el respingo y el grito de Anne, escuchando atenta a su madrina que tenía una mano en su pecho ¿qué raza era Anne?¿No le daría un infarto verdad? Se preocupó la Potter Black.

 

--Oh, comprendo, quizás no deberías gritarles, no sé si nos entiendan bien así --se quedó pensativa unos segundos con lo siguiente que dijo sobre la herencia Gaunt, ella era como de la familia, pero nunca tendría ese don innato, frunció los labios antes de agregar en tono confidencial también --bueno, yo de mi parte, sabes lo que dicen sobre Ron Weasley, que aunque no sabía hablar pársel como Harry Potter lo aprendió de escucharlo y pudo abrir la Cámara de los Secretos.

 

Se encogió de hombros mientras pensaba en ello, en serio tenía confianza con que resultaría y si Nguyen Thanh se decidía al fin a dirigirles la palabra para enseñarles la clase...

 

Ese es otro miedoso.

 

Lo había hecho, el profesor les hablaba pero sobre quién, Darla se giró y se sorprendió al no verle, solo seguía la serpiente allí y miró a Anne, ¿estaría poniéndose ronca?

 

--¿Quién es otro miedoso? --preguntó mirando con curiosidad a la Gaunt, sin entender la relación, bueno, no era ilógico que como mortífaga y como Gaunt, pensara que los Weasleys eran miedosos, en especial el famoso amigo de Harry Potter, pero a qué otro se refería.

 

Ron, tuvo suerte, como Anne.

 

Esta vez estaba segura que no se había equivocado y que la voz si venía desde atrás, se giró una vez más para encontrar solo a la serpiente y al profesor aún ensimismado en sus pensamientos. Miró a la serpiente y luego a Anne.

 

--¿Oíste eso?

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  • 2 semanas más tarde...
Cualquiera diría que le habían comido la lengua las ratas, pero no, Lawan estuvo en silencio y siempre concentrado en lo que ambas aprendices hacían. Ciertamente aún no había decidido si valía la pena enseñarles; a Anne por su reconocido miedo hacia las serpientes y a Darla porque apenas la estaba conociendo y aún no podía juzgar sus ánimos. De modo que prefirió hacer un seguimiento silencioso, ver de que eran capaces.


Por los menos decidieron moverse por sus terrenos un poco, aunque no lograban dar con ninguna de las serpientes que pululaban por el lugar. Las había de todo tipos, tamaños y colores. También con diferentes personalidades, tal cual cada individuo de las especie humana.


Las observó de cerca pero sin emitir palabras por largos minutos. No era demasiado común que el Arcano tuviese esos lapsus, eso hasta que Potter Black pareció quedar ensimismada por algo. Fue claro que él lo escuchó a la perfección, y también logró identificar a quien pertenecía la voz. Tal vez no sería mala idea avanzar un poco más, ver hasta dónde lograrían llegar en el afán de dominar una habilidad tan complicada como lo es la lengua Pársel. Porque no se trata de solo hablar, hay que sentirlo.


Se acercó a ambas mujeres.


—Nailah y Hyuga son dos de mis pequeñas que habitan por aquí, y por lo general son algo reacias a la convivencia con quienes vienen a este sitio para tomar lecciones. Si hay algo que caracteriza a las serpientes es su carácter poco cooperador con otras especies, sobretodo si se sienten amenazadas o si ven a quien las enfrenta como una amenaza. —Advirtió. —He notado que ambas poseen cierta facultad para entender cuando les hablan, quizás puedan buscarlas y convencerlas de que vengan con ustedes a mi bungalow. Estaré al pie de las escaleras. Debo ser sincero, no son tarea fácil.


Ciertamente esas dos eran pesos pesados. Si tanto Gaunt como Potter Black no conseguían comunicarles algo asertivo encontrarían poca respuesta por parte de ambas serpientes. Les daría un tiempo prudente para que lo consiguieran, tampoco sería tan estricto en este primer encuentro más decisivo.

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Antes de que Anne tuviera tiempo de responderle y que ella pudiera entender bien que estaba pasando, la voz del vietnamita surgió de repente. Se había acercado silencioso a ellas, casi como las propias serpientes lo harían. Sus ojos pasaron de él a la cobra blanco y negro, preguntándose si ella sería alguna de las que debían buscar, seguramente no, o sería demasiado sencillo encontrarse de golpe con Nailah o Hyuga yendo junto a ellas en vez de tener que ir a ellas.


—¿Simplemente las buscamos? ¿Tendremos que preguntar a cada serpiente si es alguna de ellas o nos dirá de qué especie de serpiente es cada una? —casi se muerde apenas terminar de hablar.


Estaba desafiando al arcano, o así lo sintió, no se atrevió a mirar a Anne, no quería complicarle la clase a ella por su propia actitud. Buscó con la mirada al profesor y no pudo evitar dirigir la mirada hacia la cobra, casi como pidiéndole ayuda o consejo.


Lanzó un suspiro y dijo en voz alta, dirigiéndose en realidad a la serpiente y a Anne.


--¿Vamos juntas o nos separamos? —clavó sus ojos en la Gaunt, esperando mientras movía su mano como llamando a la serpiente blanquinegra. Ya que las había observado antes y sospechaba hasta les había hablado, al menos esperaba que quisiera ayudarlas.


Mientras hablaba con su madrina había avanzado unos pasos, acercándose a la serpiente blanco y negro, se acuclillo frente a ella, observándola, no era fácil matar a un vampiro, así que esperaba que si en el fondo la cobra no tenía buen humor y la atacaba, bastaría con un bezoar.


—Supongo que sería demasiada suerte que tú fueras Nailah o Hyuga ¿verdad? ¿O sí somos mujeres de suerte?


Hubiera jurado que lo que se escuchó en ese momento fue una risita divertida, miró hacia Anne, pero no parecía ser la que se estaba divirtiendo y su profesor parecía sumido una vez más en sus pensamientos. Lo cual Darla comenzaba a pensar que en realidad era una prueba más hacia ellas, el querer conocer cómo actuarían y qué harían en esa situación.


La serpiente se enroscó sobre sí misma e hizo un suave balanceo, que era fácilmente interpretable como un no ¿o no era así? Darla decidió razonar un momento, el primer nombre parecía tener su origen en las tierras africanas. Y la cobra que estaba frente a ella había leído, al intentar conocer sobre las serpientes antes de tomar la clase, había leído que era del África subsahariana.


Por otra parte, Hyuga parecía un nombre oriental. Definitivamente la serpiente que las había observado no podía ser esa. Pero sí tuvo dudas respecto a su otro razonamiento. ¿Y sí era Nailah?


--¿Nailah? —volvió a intentar y esta vez un siseo que sonaba a enojado salió surgió desde la serpiente —ok, ok, no eres tú, sorry, pero debía intentarlo de nuevo.


Miró a su alrededor antes de agregar en voz alta.


--¿Qué dijo el arcano sobre ellas? Reacias, no cooperativas, no tienen que sentirse amenazadas, y que debemos buscarlas y convencerlas de acompañarnos al bungalow ufff… ¿cargando con ellas o siguiendo su ritmo de reptar hasta aquí? —muy adelantada estaba su pregunta, ni siquiera estaba a un paso de encontrar aún a alguna de las dos y ya estaba pensando en cómo las traerían de vuelta.


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No hiciste nada, es que no me esperaba a esa... al animalito ahí —dijo, sabiendo que la serpiente la entendería. La miraba fijamente. Luego miró a Darla, que ahora le hablaba, y asintió cuando comentó aquellos rumores sobre el mago Ronald Weasley, que también ella había oído. Y también escuchó una tercera voz no era de ellas de ni Lawan—. ¡Claro que lo he oído! ¿Quién lo habrá dicho?

 

— Humanasss ilusssasss...

 

La Gaunt comprendió, tarde, que era la serpiente blanca y negra. Pero la voz de Lawan le impidió decírselo a su ahijada, que también parecía atenta al anciano. Ahora las enviaba a buscar dos serpientes. ¿Así iban a aprender pársel? ¿O simplemente quería entretenerlas para luego sacarlas de allí a patadas, burlándose de su ineptitud? Estaba enfadada, era evidente. Sobre todo porque mantenía el ceño fruncido como una niña a la que le ha salido mal su plan de pasar la tarde jugando, solo que ella había pensado que estaría todo el tiempo estudiando.

 

Resopló flojito y se colocó junto a Darla.

 

Juntas, juntas, juntas —le respondió, aún con gesto enfadado. Vio a la Potter Black agacharse junto al espécimen que les había hablado un poco antes para preguntarle si era algunas de las serpientes que el arcano las había enviado a buscar. La criaturas les respondió negativamente por gestos, haciendo que la Gaunt recuperara el interés por lo que había ido a hacer. Se inclinó también, aunque por detrás de Darla.

 

Y... ¿entonces quién eres tú? ¿Cuál es tu nombre? —le preguntó, intentando mostrarse educada y que no notara el ligero temblor de su voz. Además, intentaba así suavizar el enfado de la serpiente, que parecía haber perdido la paciencia al haberla convencido dos veces con dos de sus compañeras. Ésta la miró fijamente pero no dijo nada en aquella ocasión—. Supongo que si podemos averiguar cuál es cuál... no tendremos que cargarlas, sino que podemos pedirles que vengan con nosotras, ¿no crees? —añadió, mirando a su ahijada mientras se incorporaba.

 

No sabía por dónde empezar a buscar.

 

Assshia.

 

Bajó la mirada lentamente y clavó sus ojos grises en los dos orbes oscuros de la serpiente. Volvió a inclinarse lentamente.

 

¿Te llamas Ashia?

 

— Assshia.

 

Vale Ashia, encantada de saludarte —le dijo con los ojos brillando por la emoción a pesar de que sentía el vello de la nuca erizado. ¿Estaba hablando con una serpiente? Dio un suave codazo a Darla con emoción—. ¿Por qué... por qué no nos ayudas a encontrar a Nailah? ¿O puedes darnos pistas?

 

Se quedó en silencio un momento, meditando sobre lo que acababa de hacer mientras Ashia asentía con la cabeza y comenzaba a reptar por el suelo. ¿Le había hablado con la lengua humana y la serpiente había entendido? ¿O, sin saberlo, había hablado pársel? No estaba segura, pero decidió que debía seguir caminando tras aquel animal. Aunque antes de seguirla, tomó de la manga a la Potter Black para que la acompañara.

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En su cabeza había un lío de voces y sonidos que llegaban desde sus oídos mientras intentaba procesar que eran los siseos que se escuchaba por momentos. Las palabras de Anne antes del profesor habían sido claras pero no las que se habían escuchado luego, y ahora que podía pensar en ello se preguntó si el ssshhhaaaammm assssaaaaiiiaaaasss que había oído tenía un significado más claro.

 

Como fuere, no tenían tiempo que perder, y así parecía pensar Anne, quien, aunque con el aspecto de una niña enfurruñada, parecía convencida de que solo en unidad y lo más pronto posible podían lograr su objetivo de dar con la pareja de serpientes. La Gaunt pareció decidirse a utilizar sus conocimientos innatos de pársel y se acuclilló junto a Darla, preguntando en dicho idioma quién era la serpiente que las había acompañado. Su ahijada no podía negar que había entendido la combinación de siseos, por qué, en un principio habían sido eso para ella, pero luego habían tomado forma en su mente y su corazón.

 

Ashia, lo captó más rápido que su compañera, obviamente no era hacia allá, era el nombre de la cobra. Sonrió, satisfecha cuando fue ratificado por sus compañeras, la humana y la serpiente, algo entendía. Por lo cual con suavidad pronunció unas palabras, tratando de darse a entender.

 

—Ehhhhasseeyhassaayaahaasssseytha Haasssseythaseethaaaaayaahaa —pero ¿qué demonios había sonado? Sabía lo que había querido decir, concentrándose, pero ni idea si lo que le parecía había salido de sus labios era lo que estaba en su mente o en la de la serpiente. Y por primera vez desde que llegara se percató que había abierto buena parte de ella dejando solo sus pensamientos más privados y secretos tras la barrera de la oclumancia.

Por lo que podía ver la propia Anne estaba asombrada, tras pedirle ayuda a la serpiente y salir ambas, tomadas del brazo como comadres, tras ella, que reptaba por el sendero hacia una zona alejada, unas rocas junto al río que rodeaba la frondosa vegetación del lugar.

 

Las dos mujeres recorrían una zona que parecía cubierta de pastizales e iban internándose entre los matorrales hacia unos manglares. Darla seguía con la mirada a la serpiente que las guiaba.

 

--¿Nguyen Thanh siempre enseña de esta manera tan práctica y a los bifes? —no estaba segura de dos cosas, de si le preguntaba a la serpiente o su compañera y lo otro, que alguna de las dos entendiera aquella expresión tan muggle que había aprendido en su niñez, por lo que agregó con cierto dejo de disculpas en su voz —a los bifes, o sea yendo directo a los hechos.

 

Ahora si creía que había quedado claro, podía sentir el suave sonido del zigzaguear de Ashia, quien se detuvo y giró unos segundos para mirarlas con curiosidad para luego continuar, un suave siseo llenó el silencio de voces.

 

Hassstaaa ahoraaaa jaaaammmaassss mannnndooo a nadieee tannnn directooo a buscar a Hyugaaaaa

 

Aquello dejó entre preocupada e ilusionada a la Potter Black, ya que no podía definir si semejante experiencia era un honor o un castigo. Se quedó pensando y esta vez sí dirigió su pregunta a Ashia, luego de intercambiar una mirada con Anne por su punto de vista.

 

—¿Y qué clase se serpiente e Hyuga? Me refiero a su ehmmm ¿familia? ¿Género? —en realidad no estaba segura cómo llamarlas, ya que la especie en sí era serpiente.

 

Aaaahhh ella es una cobra china.

 

Darla sintió que la entendía mejor, no tan arrastrado, casi como las primeras experiencias que había tenido, aunque la serpiente seguía teniendo como una tonada, como los humanos que son de determinada región, que hablan con un cierto cantito en su voz.

 

Hyuga es venenosa, pero amable con quienes le caen bien, le gusta aquella parte del bosque en los manglares.

 

Darla se preguntó en ese momento si ellas le llegarían a caer bien pero no se atrevió a expresar en voz altas sus palabras. Al menos a Ashia si parecían haberle caído así, esperaba que la compañía de su guía las ayudara a convencer a la otra cobra de que fuera con ellas.

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Anne se encogió de hombros. Había recibido un suspenso unas semanas atrás pero no había llegado a dar clases con el arcano prácticamente, pues éste había pasado más tiempo meditando que hablándole, tal y como estaba pasando en la actual ocasión. Caminaba cerca de su ahijada, atenta a lo que pudiera moverse cerca de ella y con los músculos en tensión. Estaba segura de que cuando llegara al castillo Gaunt le dolería todo el cuerpo.

 

A saber lo que hace este buen hombre. Desde luego, enseñar más bien poco —masculló para sí, aunque estaba segura de que la Potter Black la había escuchado. No quería que las serpientes se dieran por aludidas o se ofendieran por sus comentarios, pero la actitud de Lawan verdaderamente dejaba mucho que desear.

 

Ahora fue el turno de su ahijada de intentar comunicarse con la serpiente, y lo hizo bastante bien ante la mirada orgullosa de su madrina. Estaba a punto de hacer un comentario al respecto cuando Darla habló sobre la respuesta de Ashia.

 

¿Una cobra qué? —miró a la Potter Black sin entender—. ¿Sabes de serpientes? ¿Una cobra china es algo bueno o malo para nosotras?

 

Y enseguida lo supo, haciendo que su recientemente adquirido ánimo para aprender pársel comenzara a desvanecerse una vez más. Le costó hablar, se le había quedado la boca seca.

 

¿Venenosa dices? Esto no puede estar pasando —se lamentó. Y cada vez se sentía más furiosa con la actitud de Lawan—. Por cierto, yo no pienso acercarme a esa zona de manglares sin saber si esa serpiente quiere hacernos daño. Es venenosa... no quiero morir durante una clase a causa de una negligencia del profesor, por muy arcano que sea.

Y se plantó en el suelo con los brazos cruzados sin fijarse que, por detrás de Darla, un especimen de cobra china reptaba por el suelo sigilosamente. La delató un fuerte siseo que, posiblemente, había lanzado para llamarles la atención. Ashia reptó en su dirección y pareció saludarla.

 

Humanassssss —siseó entonces la recién llegada. ¿Sería Hyuga? ¿O habría varios ejemplares de cada especie allí? Anne se quedó muda, mirando directamente a los ojos del animal.

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Escuchó con curiosidad las palabras de Anne, sorprendida de que un arcano los dejara tan a su propia voluntad. O casi, después de todo les había enviado a relacionarse con las serpientes que había en su hogar. Él esperaba que encontraran a dos de ellas y Darla no tenía muy en claro si esa sería o no su forma habitual de enseñar el idioma, nunca se le había ocurrido preguntarle a algún otro hablante del idioma.

 

--¿Crees que a todos les haya enseñado de esa manera? ¿O será solo a nosotras? --la curiosidad era lógica, claro que no sabía si Anne era la interlocutora adecuada o debería ser Ashia.

 

Darla casi lanza una carcajada ante la actitud de su compañera, pero la entendía, en realidad no sabía si había una manera bonita de morir o no, había experimentado varias a lo largo de su no vida. Pero ¿era eso morir luego de la primera vez?

 

--Ashia, ¿crees que si la buscamos entre los manglares a Hyuga le moleste? --pero la serpiente no tuvo tiempo para responderle ya que de entre los manglares se escuchó primero un suave sonido que llegó apagado a los oídos de la vampiresa, no podía negar que quien fuera era muy sigilosa, era la vegetación y asperezas del lugar la que la delataban y cuando la cobra que las guiaba se acercó a ella e intercambiaron saludos, tras el "humanas" que salió de sus siseantes... ehmmm, pensó Darla, ¿se les podría llamar labios? Seguro que no, simplemente debería decir de su boca, porque labios las serpientes no tenían.

 

--Ashia, ¿nos presentas o nos presentamos? --Darla se adelantó un paso y al notar que Anne seguía empacada cual crío al que le habían negado un dulce, hizo un gesto de disculpa hacia las serpientes y retrocedió un paso, para tironear del brazo de su madrina --vamossss--le susurró haciéndole gestos con la cara de desesperación, no podían perder la posibilidad de encontrar a su primer serpiente.

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Las observó a la distancia.

 

No se había equivocado al mencionar que aquellas dos mujeres algo comprendían del vocablo del Pársel, o al menos al estar en contacto con cuanta serpiente había por sus rumbos mantenían cierta empatía. Aunque no demostraran total agrado, algo que tendría que variar un poco con el tiempo pues tamaña habilidad va ligada con la convivencia con aquellas criaturas, y si se quiere mantener como algo vigente tendrán que hacer uso de vez en cuando de ella. Pero eso será algo que cada una tendrá que evaluar para el futuro.

 

Por el momento el arcano las deja moverse libres. Puede deducir que las demás serpientes las conducen hasta la zona más selvática, lugar del que varias han hecho su sitio favorito ya que les recuerda su lugar de origen, desde donde siguieran a Lawan. Es una zona peligrosa pero donde seguramente encontrarán a las dos que buscan. Tal como les ha mencionado convencerlas no será cosa sencilla. Ellas son juzgadoras y críticas, y solo se moverán para seguirlas si las consideran optimas aprendices. Ese será el parte que tomará para inculcarles sus conocimientos más profundos, los que seguramente ellas están deseando aprender con bastante ahínco.

 

Largui, no dejes que las más grandes les hagan daño...—Siseó hacia un costado en donde una boa constrictor estaba. —Pero tampoco debes dejarles el camino en bandeja.

 

Lo mejor era también cuidarle un poco las espaldas. Ese sitio era peligroso y no todas eran siempre cooperadoras, con algo de suerte les tomaría alrededor de una media hora encontrar lo que buscaban y darles suficientes motivos como para que viniesen con ellas al encuentro del Arcano.

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