Prueba - Libro del Equilibrio (2)

[Lisa Weasley Delacour]

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Era sorprendente el poder que los guerreros nómadas de Egipto poseían en su ser. Muy superior al nuestro. Había visto lucirse a los Uzzas en cada una de las cátedras impartidas, no obstante, nunca dejaban de sorprenderme. Quizás la maldición del pueblo de Ames había sido fruto de sus investigaciones o si existía tal contagio y nos habían enviado para que entendiésemos que el mundo estaba lleno de peligros. Ni yo misma, profesora del libo diez, lo sabia.

En cuanto hicimos acto de presencia en aquel claro del maizal donde se hallaba la cruz, el silencio nos dio la bienvenida. Los amantes del Nilo usaban aquellas sorpresas varias, como les gustaba llamarlas, para desconcertar a sus rivales y dejarlos en jaque. Si pensábamos en encontrar un ejercito de niños poseídos nos equivocábamos. Tampoco había allí ningún tipo de rastro de los adultos transformados. Solo una extensa pradera amarilla.

En medio, rodeada por un circulo de fuego, la cruz y colgado de esta Thomas. La voz de Badru, el mas frívolo, loco y extravagante de todos los Uzzas inundo nuestras cabezas, queriendo formar parte de cada una de nuestras ideas. El mensaje sencillo y hasta falto de información. Quería un enfrentamiento por parejas, en donde demostrásemos el valor necesario para poder asumir el equilibrio constante de las fuerzas de la madre naturaleza.

Antes, en común y atendiendo al significado de equipo, debíamos ayudar al Gryffindor y curar sus heridas, las hechas por la secta de un tal Isaac. Para el pueblo del desierto una de las cosas mas importantes en el mundo eran su familia y raíces. Abandonar a un camarada caído era muerte por deshonra. En es punto estaba totalmente de acuerdo con ellos – Ya queda poco chicos – Apremie, dándoles un poco de animo ante lo que estábamos viviendo.

OooooooO

Reglas de la Prueba Final

El ganar o perder en los duelos, no varía el resultado en la prueba. Se considera la participación, saltar los obstáculos y la actividad en ésta.

El primer obstáculo, en este caso, ayudar a Thomas, se considera prueba de rol y sera saltado en el primer posteo.

Los hechizos permitidos son los Hechizos Neutrales, Graduados y los Poderes de los Libros Nivel 1, 5, 7 y 10

Las reglas que se usarán son las mismas que rigen los duelos en general, 1 vs 1.

En caso de no recibir respuesta del rival dentro de las 24hs, surgirá de la tierra un lazo del diablo que querrá destrozar al aprendiz. Deberá defenderte de él.

Para dudas, postear en Consultas y Sugerencias del Libro del Equilibrio

Los equipos

Lisa Wasley Delacour vs Agatha Haughton Malfoy

Lyra Katara Selwyn vs Thomas E. Gryffindor

Axel Rexdemort vs Stephanus

Ishaya vs Sally Sigel

 

[Thomas E. Gryffindor]

No estaba desesperado ni tampoco suspicaz, pues Thomas confiaba ciegamente en el poder de sus compañeros de cátedra Uzza junto con la habilidad y destreza que sus profesoras del Libro del Equilibrio habían demostrado bajo circunstancias mucho más perjudiciales para el conjunto de alumnos que estaban a su cuidado. El Gryffindor supuso que la voz que se replicó en su mente provenía de un poderoso ser, relacionándole inmediatamente con uno de los integrantes del pueblo guerrero que los estaban adiestrando en sus conocimientos y sapiencia ancestral al someterlos a pruebas letales que ponían al límite sus condiciones físicas y psicológicas, tanto así que muchos abandonaban el reto en plena disciplina. Sus ojos esperanzados se posaron en cada uno de los magos y brujas que tenía enfrente, y una sonrisa tímida se dibujó en su rostro apremiado en señal de que, dentro de todo, estaba bien y con vida… eso era la trascendental. La extensa explanada ambarina fue el terreno que se escogió para librar los combates individuales, pero previo a eso, debía salir de la cruz antes que la pira que tenía bajo sus pies se encendiera con las chipas de fuego que revoloteaban con el viento desde el círculo llameante que rodeaba el perímetro del espacio de sacrificio delimitado por los infantes del diablo.

 

Sin su varita y atado a la cruz, no servía de mucha colaboración; por lo que optó por dar a sus camaradas el tiempo necesario que ellos requirieran para elaborar un plan efectivo antes de morir calcinado a causa de la secta endemoniada de Isaac y sus cómplices poseídos por las doctrinas satánicas que el pequeño de azabache les relató en contra de los adultos y con fines de obtener una buena cosecha de maíz para el siguiente período. <<¿Dónde se habrán metido los mocosos insolentes?>> pensaba el mago inefable con incertidumbre, cavilando en la remota posibilidad de que todo lo que aconteció en Ames fuese un mero contexto confabulado por los Uzza en compañía del equipo de profesores de la Universidad. La lluvia había cesado; pero las ráfagas eólicas se hicieron notar con potencia en medio de las penumbras, asistiendo nocivamente a que el fuego se esparciera con mayor facilidad. Los chicos debían actuar rápido o su cuerpo sucumbiría ante el ardor inducido por las flamas que rozaban más y más, al pasar los segundos, los fardos de alfalfa.

Editado 26 de Abril del 2016 por Thomas E. Gryffindor

[Lyra Katara Selwyn]

-Profesora, que consté que no estoy de acuerdo por rescatar a mi compañero. No entiendo porque siempre se termina haciendo eso, siempre alguien se sale del grupo y nos piden a los demás que lo busquemos. Ni que fuerámos niñeras.- Protesté.-El me debía ayudar y solo complicó las cosas en su afán de hacerse el héroe, sabiendo que necesitaría ayuda para traer los fumigadores, eso no es trabajo en equipo.

 

No tenía la habilidad de videncia, pero no era la primera vez que el hacia ese tipo de cosas, podía suponer que lo haría siempre. No faltaban los alumnos así, en todo caso, los profesores no debían obligarnos, pero ¿qué podía hacer uno? En fin, tenía que hacer berrinche en algún momento y las profesoras no podían negar que hasta el momento me había portado bien.

 

No dije nada más, así que tomé el fumigador que había preparado y deje el resto, sin importarme que los demás tomarían uno con la poción que ayudaría a que los niños volvieran a la normalidad. Me adentré en el campo sin esperar a nadie más, no había necesidad de hacerlo.

 

Evalue la situación cuando estaba cerca de la cruz, pude ver a Thomas atado en la cruz, los niños no parecían estar cerca, pero seguramente eso era un engaño. Me levanté señalando al cielo, mientras pensaba en un Flechas de fuego. Una andanada de filamentos de fuego salió de mi varita, cayendo en uno de ellos provocándole heridas sangrantes. El resto de los filamentos habían desaparecido al tocar el suelo, sin ocasionar pequeños incendios.

 

La reacción no se hizo esperar, una de las chicas más jóvenes se había acercado donde estaba el herido, igual el líder, el de los ojos azabaches.

 

-¡No! Ayudénlo, por favor.- Gritó la pequeña.

 

Nadie en ese grupo sabia que hacer y miraron al líder, esperando respuestas. El jóven estaba desconcertado, sin poder dar explicación.

 

-Deben ser los intrusos. Debemos atraparlos a todos.- Sugirió.-Y matarlo para que deje de sufrir.

 

No debió haber dicho eso, porque los demás hicieron un medio círculo alrededor del pequeño que lloraba por las heridas ocasionadas por las flechas de fuego.

 

-No quiero seguirte oyendote. Dijiste que los dioses esrarían contentos y nos darían buena cosecha, pero solo empiezan a matarnos. Deberíamos sacrificarte a ti para que nos perdonen, porque es obvio que la ofrenda no les gusto.- Protestó alguien más y estuvieron de acuerdo.

 

Era mi oportunidad. Sin salir de mi escondite, me acerque más al grupo, protegida por el anillo de salvaguardia contra oídos indiscretos., no me escucharían y mientras no me azomará por el maizal, no se darían cuenta que estaba ahi. Afortunadamente la cosecha era buena, lo que me ayudaba a moverme.

 

Fui rociando a todo el grupo con la poción hecha con los pétalos de pensamiento, aquella que ayudaba a estimular la agilidad mental, cosa que los descontrolaba un poco al sentir el rocío. Solo podía esperar y ver si funcionaba, aunque esa distracción ayudaría a que alguien más del grupo se acercará a liberar a mi compañero.

 

De todas formas, sabia que esos no eran todos los niños, ¿acaso había más de un líder? No parecían estar preocupados por los que vivían en el pueblo, en las casonas que se encontraban ahi.

[Axel Rexdemort]

- Yo apoyo a Lyra. – Exclamó el danés, riendo un poco ante la situación, no entendía como su compañero podía ser tan irresponsable, justo como la otra profesora, que por cierto Axel no había vuelto a ver, quizá seguía desmayada. – En fin, somos equipo y es por el bien de todos. – Pensó el hombre, para seguir a Lyra y a Lisa las cuales había entrado al maizal.

 

La hierba le molestaba un poco, hasta que aguzando un poco los sentidos, pudo notar que adelante se encontraban las dos mujeres y lo que lo dejo por un momento si algún comentario elocuente, Thomas seria crucificado. – mmm… Ok… - Susurró mirando para todos lados, parecía que algunos otros alumnos venían detrás de él, pero su atención se fijó en un alboroto delante de sus ojos. Lyra había empezado el ataque frontal.

 

Axel llevó su mano sobre su cuello, donde masajeo rápidamente la pata de dragón que tenía allí tatuada, y decidió avanzar rápidamente en cuclillas usando el maíz como camuflaje, para no llamar mucho la atención., su madrina sería capaz de acabar con todos esos mocosos, supuso.

 

- Hej Thomas. –Saludo el mago con su sonrisa casual, al ver que el mago había sido apaleado, levantándose del suelo. – Deberías tomar las cosas con mayor calma følgesvend. – Aconsejo Axel, percatando que no había nadie que lo estuviera observando. -

La paciencia es una virtud-

 

- Diffindo. – Susurró Axel apuntando las cuerdas que sujetaban al Gryffindor.

 

El rayo impacto aflojando las cuerdas, las cuales se rompieron soltando a Thomas repentinamente. - Upps. – Mostrando su sonrisa. – Lo siento olvide la gravedad. – Al darse cuenta que el hombre callo de la cruz y se golpeó contra el suelo, afortunadamente un golpe de una altura tan pequeña no le causaría más daño, el mago estaba ya muy mal sin la ayuda del Rexdemort.

 

Antes de ayudarlo a ponerse de pie y curar sus heridas, se oyeron un par de palabras en el campo, o en su cabeza. - Duelos, en parejas? Que morbosos son esos Uzzas. – Haciendo un gesto de resignación, aunque muy extrañado, no le parecía nada coherente ese cambio de aires, aun no entendía nada del pueblo de Ames y ahora un duelo,

 

Axel solo suspiró apretando su varita en su mano. – Jeg… - Mirando el lugar, buscando el origen de aquella voz extraña, Axel solo levanto la cara y después la mano derecha, para mostrar al aire el dedo medio de su mano. – Eso es lo que pienso de ustedes y sus niños – Reclamo el mago, no sabía si su mensaje había llegado a esos Guerreros Uzzas, pues era la tercera clase donde participaba y nunca los había visto, incluso llego a pensar que solo era un mito de la Universidad para hacer tan costosos los cursos de los libros. – De kan gå til helvede...Total, primero lo primero. – Volviendo a ver a Thomas, el cual no se encontraba nada bien.

[Sally Sigel]

Después de los siniestros acontecimientos dentro de la casona y los niños enjaulados como animales salvajes creyó que no vería nada más que la llegara a sorprender, pero cuando siguió a los demás hacia el campo de maíz supo que se había equivocado. Aquella escena le pareció sacada de una película de terror, sin duda un acto demoniaco. En ese punto no lograba entender del todo qué era lo que realmente sucedía en el pueblo.

 

Al escuchar la voz del Uzza en su cabeza empezó a creer que quizá todo eso había sido preparado y nada era real. No había tiempo para confirmar si era así o no, tenían que actuar y lo primero que tenían que hacer era liberar y curar a Thomas que estaba atado a aquella cruz rodeada de fuego.

 

Avanzó por un flanco diferente al de Axel y Lyra, pendiente de todo lo que ocurría a su alrededor para utilizar el salvaguarda mágico en caso de ser necesario. Vio cómo Lyra alejaba a nuevas amenazas a la vez que Axel lograba liberar a Thomas. Fue en ese momento que decidió acercarse, apagando las llamas cercanas con un aguamenti y ayudando a alejarse de ese lugar al mago herido.

 

- Parece que siempre te andas metiendo en problemas, eh - le dijo a Thomas mientras colocaba sus manos sobre sus heridas más evidentes aplicando la curación respectiva. Claro que no lo culpaba por ser tan temerario, de hecho lo que le inquietaba era la actitud de los demás, aunque le causaba gracia.

 

Después de ayudar al mago sanando sus heridas más graves se alejó rápidamente despidiendose de él, sabía que tendría un contrincante en aquella prueba como en todas las anteriores y por lo pronto no quería ser blanco fácil, así que se resguardaría entre el maizal para elaborar algún plan de acción, incluso contra algunos poseídos que seguían por el lugar.

[Thomas E. Gryffindor]

Sin dejar lugar a las dudas existenciales, las acciones de sus compañeros se manifestaron de forma rápida y efectiva. Lyra, de manera silenciosa, usó una estrategia de distracción en contra de los niños que aún permanecían en el perímetro más alejado del círculo de fuego en el vasto claro del maizal; logrando que Axel se acercara con cautela hasta los pies de la cruz de madera, con tal de poder aflojar las gruesas cuerdas que sujetaban al pelirrojo. Thomas, en un movimiento brusco y precipitado, cayó al suelo de bruces; pudiendo poner las palmas de sus manos como amortiguación segundos previos a colisionar su mentón en el húmedo terreno de Ames. -Gracias Axel, te debo una- agradeció el Gryffindor al mismo tiempo que frotaba sus rodillas y muñecas, debido a las lesiones cutáneas que le produjeron las sogas que lo mantuvieron sostenido en el lugar de sacrificio por bastante tiempo. Luego, Sally se aproximó hasta la imagen maltrecha de Elros después de apagar gran parte de las llamas que incendiaban los pastizales; y, tras alejarlo un tanto de la zona de peligro, curó sus heridas con la tan conocida imposición de las manos. -¡Gracias compañera! Y sí, creo que lo de temerario va conmigo… disculpa si los preocupé- correspondió gentilmente a su camarada de bando, mientras una vez más recobraba la compostura y volvía a estar de pie sano y salvo del grupo de niños endemoniados guiados por el temible y sombrío Isaac.

 

Las palabras del guerrero Uzza que resonaron en su mente, le indicaban que debía librar un nuevo duelo en contra de Katara; tal parecía que estos gozaban de verlos batallar una y otra vez, tanto así que el ojiverde se cuestionó seriamente en la posibilidad de que ellos quizás sólo deseaban que uno de los dos terminase muerto algún día. Fue así que, posterior a hallar su varita de pirul en el área de los fumigadores, optó por tomar distancia de su rival a unos diez metros de ésta; y luego de saludarle con una sonrisa tímida (ya que sabía muy bien que a la señorita Selwyn no le agradaba que hablaran en los combates, para que así no perdiese su concentración), le apuntó con firmeza empuñando a “Lion” en su diestra sin los titubeos que comúnmente le afectaban. <<Semillas de Hielo>> pensó; y de la punta de su arma surgió un viento helado que paralizaría a la bruja, recubriéndola de una capa gélida.

[That is not my name]

Episkey, había pensado de inmediato apra sanar las heridas de Thomas ya que lo habíamos encontrado nuevamente en nuestra visita guiada a ese pueblo norteamericano, dejando atrás todo el asunto de los niños poseidos de lado ya que nos encotnrábamos en un ambiente de batalla. Todo indicaba que los guerreros Uzza solo nos querían mostrar ese escenario para prepararnos, no apra que en verdad pudieramos ayudar a la comunidad.

 

- Me hubiera encantado poder enfrentarme contra alguien que pudiera desatar todos los hechizos dañinos, - comenté en seguida después de que se había recuperado nuestro amigo - no me lo tomes a personal, Sally. Cinaede.

 

De inmediato apareció frente a mi compañera de la Orden del Fénix una nube gaseosa que penetraría en su torrente sanguíneo para dificultarle un poco el enfrentamiento, esperando que me diera cierta ventaja frente a ella ya que, en efecto, mis hechizos habían sido intercalados para que mi segundo cnjuro apareciera entre su aguamenti y su curación. Simplemente aprovechaba la situación y el momento.

[Lyra Katara Selwyn]

Axel y Sally no tardaron en ayudar al Gryffindor, así que sabia que no tardaría en aprovecharse de la situación y empezar primero. Siempre era de esa forma y ya nada me extrañaba de él, hacer lo posible para ganar.

 

Mi oponente sin embargo cometió su primer error en el duelo, el mismo error que había cometido Sally al mandar el hechizo de las semillas de hielo a los niños y que por el ajetreo del momento nadie se dio cuenta de una cosa importante: las semillas de hielo no afectaban a criaturas.

 

Mis compañeros no eran curiosos y ni por casualidad pensaban que sus movimientos pudieran estar mal, por lo que nunca preguntaban, pero yo si investigue un poco más y sabia que el hechizo no afectaba humanos, era un poder solamente contra criaturas. Me extrañaba que nadie al momento en que atacaran a los niños con ese hechizo, les hiciera la aclaración correspondiente.

 

La distancia que me separaba de mi oponente era la que me parecía mejor, de diez metros y siempre procuraría mantenerla. Al no sentir ningún efecto en mi, segui con la estrategia planeada.

 

-Cinaede- Murmuré, señalando a mi oponente.

 

A su alrededor se formo un gas invisible que penetraria en sus vias respiratorias, trayéndole al final la muerte si no se curaba a tiempo. Debido al nivel que tenía, necesitaria hacer varios hechizos antes de poder curarse.

 

-Maldición.-Fue el siguiente hechizo que dije, aunque sabia que mi compañero encontraría algún hechizo que pudiera usar aun bajo efectos de la maldición.

 

Espere atenta la reacción de mi oponente y que tuviera más cuidado al realizar sus ataques, o mejor aún, que siguiera sin tenerlo lo que me daba ventaja.

[Thomas E. Gryffindor]

-Pero… ¿qué demonios?- expresó el Gryffindor tras notar que su viento gélido no había dejado rastros en el cuerpo de Katara, llamándole profundamente la atención la validez de aquel rayo que, al parecer, solamente afectaba a criaturas y no a magos o brujas; ya que la definición de “humano o mortal” a muchos de los integrantes de la comunidad mágica no se les podía atribuir al poseer una raza privilegiada con respecto al común de los habitantes de toda Gran Bretaña y del mundo entero. La distancia entre ambos se conservaba indemne; no así sus ropas, las cuales estaban absolutamente rasgadas ante el ataque de los infantes de Ames que le habían crucificado en medio del claro estadounidense. Al percatarse de que su oponente alzaba su varita contra él; Thomas no tuvo más remedio que aceptar de lleno el efecto del hechizo que Lyra había realizado con destreza y aprovechando su error; pero lo que le pareció más curioso aún fue que ningún rayo salió despedido en su contra. -Parece que has deci… que has decidi… deci…- fue lo que alcanzó a pronunciar el pelirrojo, pues comenzó a sentir una fuerte picazón en su garganta que se acentuaba cada vez que inspiraba para ventilar sus pulmones. <<El veneno invisible de los pétalos de pensamientos>> caviló certero.

 

Sin pensarlo dos veces y aprovechando que el gas aún no causaba mayores estragos en él; Elros se convenció en lanzar al aire la “Arena de Hechicero”, la cual despidió un fulguroso destello que dejaría ciega a la señorita Selwyn por un lapso de tiempo, justo antes que la bruja mandara su siguiente hechizo en aquel turno. <<¿Dijo Maldición?>> se cuestionó el patriarca Granger con fisgoneo, aprovechando aquel instante (luego de la segunda acción de su oponente) de señalar con “Lion” hacia su cuello y pensar en un “Anapneo”, el cual le sirvió para destapar sus vías respiratorias ante la ponzoña del Cinaede. -Continuemos- dijo el ojiverde, percibiendo que la poderosa emanación tóxica sí causó daños en su organismo, por lo cual en sus siguientes maniobras tendría que curarse antes de que le indujese un shock en su sistema nervioso y cardiovascular que le conduciría hacia la muerte.

[Lyra Katara Selwyn]

Había enfrentado muchos hechizos en mi vida, algunos de loa cuales quitaba la vista momentaneamente, por lo que no me alarmó el no poder ver, sabia que sería algo momentaneo y de todas formas tenía formas de atacar sin necesidad de necesitar puntería. Estos hechizos saldrían después de que mi rival realizará su primer hechizo para curarse del veneno.

 

Invoque la daga del sacrificio y una vez que la tuve en mi mano izquierda, me hice un corte en el brazo derecho, diciendo al mismo tiempo las palabras Immolo opuggnare pensando en el nombre de mi oponente Thomas Elros Gryffindor Poulain. Era mejor pensarlo completo en este caso .Acto seguido señale mi brazo con mi varita y pensé en el hechizo curación, curando la herida de mi brazo sin mayor problema.

 

Podía imaginarme que en el brazo de mi oponente habría en esos momentos una herida similar en su brazo derecho, misma que no le impediría usar bien su varita, pero tendría que curarse de todas formas. Acto seguido, planee mi siguiente movimiento. Tendría que hacer un hechizo que sabia que él impediría, pero le complicaría curarse por completo en el siguiente turno.

 

-Yo juro que no podrás usar rayos.- Fue la promesa que le hice a mi oponente.

 

Ambos tendríamos que cumplir ese juramento y quedaríamos en cierta forma parejos, con la ventaja obvia de que él si podía ver. Moví la cabeza negativamente, mientras me acostumbraba a usar los demás sentidos que aún tenía disponible.

 

Mi mente estaba divagando, ¿no era un poco tétrico pensar que esa arena estaba hecha con los huesos cristalizados de un mago que ha muerto mediante un fuego mágico? Me parecía algo propio más bien de magos tenebrosos, aunque era cierto que había que sacarle provecho a las cosas.