.: Castillo Triviani :. (MM B: 78361)

[Zoella Triviani]

El castillo los últimos días había estado desolado. La pequeña revuelta familiar nos habia separado un poco y con ello dio inicio a la partida de Rhaella a quien sabe donde, la ausencia de Matthew y Jeremy, además de la para nada extraña desaparición de Candela. Mis días en la mansión constaban de molestar a cada Chuck que se apareciera frente a mi. Siempre jugandoles bromas a todos y lanzandole objetos por mera diversión. Aunque el ultimo elfo aun se mantenía inconsciente en el patio de la casa.

 

Este día no fue para nada diferente a los otros. Durante todo el día los elfos huían de mi presencia, y algunos se mantenían escondidos con el gran temor de ser encontrados por mi. Ocultándome en uno de los pasillos escucho a dos elfos cuchichear entre ellos, con pasos algo temerosos cruzan frente al oscuro pasillo donde me escondía. Saltando al frente de ellos los veo saltar para voltearse como pueden y empezar a correr.

 

- ¡¡No lograran huir de mi!! - Grite mientras corría tras ellos y movía la varita en mi muñeca para hacer caer a uno. Riéndome me detengo sobre mis talones al perder de vista al otro.

 

Girando sobre mi eje camino hasta mi habitación para darme una pequeña ducha. Ya seca y vestida con mis ropas de casa, que consistía en un short y una camisa de tirantes salgo de mi habitación y un Chuck que venía corriendo distraído choca con mis piernas - Senorrita, baje baje - Habló insistente. Con el ceño fruncido descendí por las escaleras y con mis pies descalzos camine en sumo silencio hasta la sala, donde un atado Jeremy se encontraba frente a un Matthew algo ¿maniático?

 

- ¿Empezaron el juego sin mi? - Hablé mientras tronaba los dedos de mis manos - Y yo que venia con todas mis ganas - susurre a odios del castaño mientras pasaba una mano por el hombro del rubio. Quien hasta ahora se mantenía atado.

 

@@Matthew B. Triviani @ @@Rhaella Triviani

[Oriánthi]

Dánae apareció sobre el sendero de la residencia Triviani entre medio de una espesa y tenue bruma negra, aplastando con ella todas las flores delicadas que adornaban el jardín tan exquisito del Castillo Italiano. Dio una vista rápida a las flores aplastadas y acomodo su toga de color negra con un cinturón dorado y camino hasta las escaleras para entrar.

 

Le tomo un leve movimiento de su varita abrir la puerta, el lugar parecía estar abandonado hace décadas, y no tenia ganas de ensuciar sus manos con tanto polvo... Era una delicada y refinada mujer con gustos demasiado antiguos. El único motivo por el cual estaba ahora en aquel lugar era para ver si encontraba a su padre o alguien de su familia. Re conectar con ellos le haría bien; quizás lo necesitaba.

 

La Tempestad alzo ambas manos por detrás de su cabeza y recogió su lacio cabello blanco incrustando su varita de roble negro en medio dejando unos cuantos finos cabellos invadiendo su pálido rostro. Odiaba tener que andar con el pelo suelto, excepto en los eventos festivos que la marca otorgaba... Aquellos de alto mando donde las mejores mortifagas serian las anfitrionas y como una de ellas, no podría faltar.

 

-Que interesante... Encontrarlos a todos ustedes, ¿Ah que se debe esta pequeña fiesta? me gustaría jugar también.- Exclamo.

 

Una vez cada cierto tiempo en el castillo se llevaba a cabo una importante tarea, una limpieza a fondo por llamarlo de algún modo y cada que eso pasaba se podía respirar en el ambiente los vientos del cambio. Era como una bocanada de aire fresco... Era tiempo de uno, el desastre que habían dejado y la gruesa capa de polvo que cubría cada rincón de la porcelana era inaceptable.

 

-Tu también estas aquí, creo que tendremos oportunidad de continuar nuestro pequeño "juego".- Hizo una seña con sus dedos mirando al castaño.

 

Sonrió, era un tanto gracioso el nombre de los elfos que la familia poseía, sin contar que eran como una maldición... Todos hacían honor a nuestro gran abuelo, el maestre de los pichulazos mortales. La peliblanca se dirigió hasta donde se encontraba un Chuck y le pidió amablemente un vaso de whisky con medida de dos dedos, sin hielo... Observo a la femenina que se encontraba junto a los dos magos;

 

-También uno para ella... ¡RÁPIDO!- Le ordeno. -Oh te matare lentamente.- Tapo su boca y se rió.

 

@ @@Matthew B. Triviani @ @@Rhaella Triviani

Editado 5 de Agosto del 2018 por Cissy Black Lestrange

[Jeremy Triviani]

El vampiro abrió los ojos al instante de escuchar a su hermano acercarse. La sonrisa que se extendió por su rostro rápidamente fue reemplazada por un ceño fruncido y cara de enojo. ¡Lo había atado! Se movió con furia intentando liberarse, pero sabiendo que no podría hacerlo por un tiempo. Su plan de robar galeones a su madre estaba siendo saboteado por el maldito Triviani.

 

-¡Suéltame, cabrón! -Rugió, antes de sentir la caricia sobre el hombro que le produjo Zoella que lo cayó de momento.

 

¿Ella también estaba complotada con Matthew? Sin saberlo pero presintiendo esa respuesta, el vampiro se quedó tranquilo pensando que no podían matarlo así nada más. Debían darle una chance para defenderse, solo debía esperar a que apareciera. “Ten paciencia” le decía su subconsciente e intento hacerle caso. Se quedó mirando de forma glacial a sus dos hermanos.

 

-¿Quieren galeones? -Les dijo como si no estuviera sin remera y como si todo fuera lo más normal del mundo. Aunque… ese mundo distaba mucho de ser normal.

 

Sus ojos azules se fijaron en la mujer que hizo su aparición. Aunque ella solo les hablo muy por encima y luego pidió bebida. ¿Acaso era normal que ataran a los familiares? ¿Dónde estaba Susan? Ella seguro lo ayudaría. Tarde se dio cuenta que ni le había avisado sobre el botín a robar.

 

-Danae… -Llamó, esperando que le prestara atención - ¿Puedes sacarme este hechizo? Tu amabilidad será bien recompensada -Prometió con voz dulce.

 

¿Qué lo hacía pensar que la mujer lo ayudaría ahora cuando una vez casi lo deja morir envenenado? Estaba empezando a sentir el rigor de la locura. Los mataría a todos. No le quedaba mucha opción. Debería hacerlos sangrar para que aprendieran a respetarlo. Era el hermano mayor, maldición. xD

 

@@Matthew B. Triviani @ @ @@Susan V. Goldstein

 

#TeamCaldero

Editado 12 de Agosto del 2018 por Jeremy Barton

[Matthew Black Triviani]

¡Zoella! sonrió y gritó en sus adentros, la llegada repentina de su hermanastra hacia toda aquella situación más interesante... Pensó que habíamos comenzado el juego sin ella, pero era obvio que no, aun faltaban mas personas presentes para divertirse y poner en su máximo nivel esto. Aún seguía pensando en porque siempre él era la carnada fácil de la familia, ¿sería su eslabon mas debil? todo parece indicar que Candela no puso mucho interés en su creación.

 

Los pasos retumbaban por fuera del castillo, el holor a calas y azufre penetro de inmediato el olfato del Licántropo. No era alguien que estuvieran esperando, su llegada reciente era significado de malos presagios. Que desgracia también encontrarte en este lugar... Dánae. Revoleó sus ojos y rodeó el sofá.

 

 

La demonio había llegado al Castillo con aires de euforia, no entendía demasiado el motivo de su repentina visita, pero sabía que algo malo sucedería... Nada bueno traen las visitas de la peliblanca, siempre dolor, sufrimiento y hasta muertes eran consecuencias de que ella estuviera, la última visita fue en la mansión de los Black Lestrange, donde había traído consigo un cadáver, de quien sabe donde lo había obtenido.

 

Jer... Jer... no se que te hace creer que ¡ESO! La apuntó con su varita. Te soltara, somos caña del mismo palo. Sonrió mordiendo su lengua.

 

Las palabras del rubio eran algo intrigantes, ofrecer dinero a cambio de su libertad, realmente estaba un poco decepcionado de su hermano, porque después de todo Candela había decidido agrandar un poco más la familia. Devolvió su mirada a su prima y como de costumbre, desayunando alcohol en medio de una revuelta familiar. Accio siseo apuntando un tenedor de plata. En cuanto lo tuvo en sus manos se lo lanzó a sus espaldas. Debian retomar aquello que dejaron olvidado en su bar...

 

@ @ @

[Zoella Triviani]

Por la puerta una bruja desconocida entró, saludando. Al quedar junto a nosotros pidió dos bebidas, una para ella y otra para mi. Dándole un asentimiento de cabeza en forma de saludo vuelvo a poner la vista sobre el rubio semidesnudo que había empezado a hablar. La imagen de Jeremy amarrado traía algunos pensamientos un tanto impuros, recordaba el pequeño momento que tuvimos hacia unos meses en las instalaciones del LAIC, cosa que por algún motivo nos había hecho acercarnos más.

 

¿Galeones? A que venia esa pregunta... Desde mi llegada a Londres, el departamento de transporte fue mi primer empleo qué para mi desgracia fue un total fracaso, aunque actualmente cooperación mantenía contento mi bolsillo. Sin embargo, el tener que realizar esfuerzos de vez en cuando para llevar algunos galeones a mi bóveda me causaba bastante flojera y muchas ganas de volver a las horas de robo y secuestro que llevaba en Italia.

 

- Jeremy, querido - Dije soltando una pequeña risa irónica - Que clase de pregunta has hecho, sabes que tiene una respuesta clara y afirmativa pero - Hice una pequeña pausa mientras me agachaba a su altura - ¿A quien vamos a robar? Sabes que esa es mi actividad favorita - Mencioné mientras posaba ambas manos en sus rodillas y sonreía un tanto maliciosa en su dirección.

 

Levantándome nuevamente y alejándome un poco reflexione o al menos eso creí, muchas de las familias en Ottery tenían un jugoso peso monetario ¿Quien podría tener en mente el mayor de los hijos de Candela? Creía que lo viejo le había estado consumiendo las neuronas, pero esta idea quizás sea la mejor de su parte en mucho tiempo.

 

@@Matthew B. Triviani @ @

[Mentita]

Un 'crack'. Parecía que algo se había roto en los jardines del castillo, mas nadie acudió a ver de qué se trataba, pues tan ensimismados en sus actividades diabólicas estaban, que el pasar rutinario del hogar era lo que menos les preocupaba. Ah, sí, tuvimos una rima medio atolondrada, con poca asonancia, consonancia y etc, pero esa no es la parte importante de esta historia. No.

 

Tampoco lo es el hecho de que aquello roto había sido una rama pues, como siempre era su costumbre, Candela no podía hacer una aparición bien en condiciones alcohólicas. Sus pies se habían aferrado al tallo más débil del árbol más grande del jardín. No, no estaba gorda. Más bien le faltaba peso y talla para poder dar la apariencia de una matriarca que, quién sabe, hasta nietos ya tenía. De hecho, parecía estar siempre enferma. Pálida, sumamente delgada. Mas como, seamos redundantes, iba con un grado de alcohol alarmante, le costaba tener buena puntería para sus hechizos. Al menos, en lo que a apariciones se refería.

 

Tampoco era importante el que, al caer de cara al suelo, hubiera aplastado un caracol con un brazo; lo que le provocó una reacción alérgica. ¿Tenía alergia a la baba del caracol? Qué cosas. Y eso que habían mujeres y hombres, en todo el mundo, que la usaban para rejuvenecer. Ah, ¡pero que eran muggles! De repente, pensó en los niños muggles con sus uniformes de escuela. Ay, si sólo pudiera ponerles un dedo siquiera sobre sus frágiles cuellitos.

 

Como sea, tanto era el alcohol que llevaba en su organismo, que hasta había olvidado por qué llegó allí. Es más, hasta le dio la impresión de que no era su casa donde estaba, por lo que sonrió al imaginarse robándole a aquella familia. Sí, sí. Así de ebria estaba.

[Matthew Black Triviani]

Tuvo que esperar menos de lo que había imaginado, a pesar de que los organizadores de su boda habían terminado con la presentación, el resto de asistentes había comenzado a hablar para buscar a sus respectivos grupos o, simplemente, para saludar a sus empleados. Matthew no lo sabia pero tampoco era algo de mucha importancia. El murmullo de varias conversaciones había inundado el salón en el momento justo en que el había preguntado por su misterioso futuro esposo pero, para su suerte, el mago se había retirado.

 

Observo a un hombre que se había colocado a su lado, de la cabeza a los pies, como si estuviera analizando su próxima presa. Iba vestido para una ocasión demasiada extraña, con una túnica casi elegante oscura y una mascara plateada. ¿Saldremos a casar brujas? murmuro con una risa irónica. Triviani se alejo unos cuantos pasos de él y le indico una sonrisa fugaz, mientras se hizo una bruma espesa de color negra y salio de los terrenos en dirección al Castillo Triviani.

 

Se ubico en un lugar de las escaleras en el que estuviera a la vista de todos, y, empezó a contar los pasos de la matriarca, de greñas extrañas, la cual para su casi infortunio era su madre. Portaba un estado de ebriedad calamitoso, algo extraño y divertido a la vez, sabia que si ella sentía una pica de humor en su actitud o risas en modo de burla hacia ella, lo mataría. Por el otro lado, sus hermanos se encontraban dentro de la mansión, o tal vez solo eran los Chuck haciendo de las suyas.

 

Ya podemos saltearnos la hora de los saludos, y pasar a lo importante, ¿no? Cuestiono a su Amá esperando que lo escuchara o mejor, le diera importancia. Tengo ginebra... Levanto una ceja y sonrió de costado, apoyando su codo en la rodilla asi mismo su mentón en dicha mano. No se si es bueno, pero se lo robe a los Malfoy, también les tire caca. Ladeo un poco su cabeza y sus ojos avellana se iluminaron cuan Ángel.

 

@@Candela Triviani

[Ada Lottie]

El castillo Triviani era espectacular, visto por fuera. El típico lugar que parecía mentira que alguien viviera allí y sin lugar a duda demasiado elegante para una chica como Ada. ¿Qué estaba haciendo allí? ¿En serio ese era el hogar de su familia sanguínea? Al contemplar la entrada a la cual se accedía atravesando un lago agradeció por primera vez no haber sido criada allí. Debería haberse puesto algo más elegante en vez de los vaqueros que llevaba todos los días. ¿En que estaría pensando?

 

Intentó controlar el nerviosismo que sentía, el sentimiento de familiaridad que había notado el día que conoció a sus padres se había ido por completo, dejando paso a un sentimiento de que no pintaba nada allí. En vano deseó que Beth estuviera ahí, y pensando en la bruja y en que debía escribirle una carta para contarle lo que había descubierto eliminó la distancia que la separaba de la puerta. Ya se encargaría de esa tarea más adelante. Llamó a la puerta y alguien la abrió, solo una rendija así que fue ella la que empujó hasta tener espacio para pasar.

 

Cuando fue a dar las gracias no había nadie en el recibidor. Genial, se las tendría que arreglar ella misma allí dentro. ¿Dónde estarían sus padres? La casa parecía demasiado grande para ponerse a buscar de estancia en estancia molestando a toda la gente que vivía allí hasta dar con ellos. Siguió unos segundos más en la puerta esperando que por algún casual pasase alguien por allí que le diese alguna indicación sobre donde esperar o si tenía que ir a alguna parte, los labios sangrando de tanto mordérselos, una pequeña manía de cuando estaba nerviosa, pero no hubo suerte.

 

Así que tendría que investigar por su cuenta. Al fin y al cabo, esa era su nueva casa. Era tan elegante por dentro como el exterior parecía indicar. No tuvo que recorrer mucho espacio antes de encontrar a dos personas, un hombre y una mujer. El hombre, que le recordó a Zoella, estaba sentado en las escaleras observando a la otra mujer. ¿Familiares? Seguramente.

 

-Hola – saludo, el tono de su voz tan agudo que lo sintió como si hubiera hablado otra persona, pero con cierta seguridad. Al fin y al cabo, esa era su nueva casa.

 

@Matthew B. Triviani

 

[Matthew Black Triviani]

Tenia sus manos apoyadas a ambos lados de su rostro, su cara detonaba aburrimiento, pero a la vez unas cuantas sonrisas fugaces se le figuraban por ver a su madre hacer quien sabe que entre los arboles del Castillo. Estaba pensando si esta los incendiaria y volvería a decirle a los Chucks que los planten, algunas veces Triviani pensaba en una deforestación y re decorar algunas partes de su hogar.

 

Una muchacha desconocida, ante los ojos del gitano apretaba paso por los jardines de la Familia, sinceramente, por un momento tuvo compasión por la femenina, era una bruja muy osada o demasiado est****a; ¿Acaso no sabe quien vive en estos terrenos? se levanto y levanto una de las cejas en modo de curiosidad, tal vez su almuerzo estaba llegando...

 

Hola. replico en un tono seco. ¿Quien eres? añadió.

 

Su aroma a sangre humana invadió el hocico del Licantropo. Simplemente parecía deliciosa, una simple mordida y la tendría a su merced... Eran tiempos de escasez, donde las personas con su maldición eran casi nulas. Por un momento tuvo unas cuantas dudas, sus rasgos físicos eran muy conocidos para Matthew... Sus hermanos estaban dentro del Castillo, por lo que seguramente estarían encantados de conocer a la invitada.

 

¿Gustarías pasar? una sonrisa cínica mientras abría la puerta con su mano derecha.

 

@@Ada Lottie @ @

[Mentita]

Se tomó su tiempo antes de reaccionar a lo que su hijo le había dicho -bastante tiempo (?)-; estaba orgullosa, eso por descontado, pero no sería natural que se lo dijera o demostrara, lo natural hubiese sido que le de una patada para sacarlo de su vista. Mas no sabía si se debía a su borrachera, a que lo quería o a que le estaba pegando la edad, pero decidió dejarlo pasar y sólo largó una pequeña risa una vez que Matthew entró, nuevamente, al castillo.

 

¿Escuchaba voces? Era muy probable, considerando la cantidad de alcohol ingerida, hasta podría estar escuchando a los dioses en el Olimpo. Aunque aquellas voces eran particularmente conocidas. Así que intentó concentrarse un poco para desaparecer y aparecer en su habitación, pero el olor que sintió apenas llegó le dio la pista de que no se encontraba donde esperaba.

 

Abrió un ojo... Otro. El baño del piso de arriba.

 

— Oh, rayos. —hipó un par de veces y le parecía que había pronunciado la frase más lenta del mundo.

 

Así pues, enarboló su varita una vez... Dos veces... Nada. Sin embargo, el ruido a fuga de agua que le siguió a su próxima maldición, alertó a la gitana de que algo se había activado. O desactivado, lo que fuere primero. Y como sentía la necesidad de vomitar y no le apetecía, salió de allí dando tumbos y tropezando con sus propios talones.

 

Mientras tanto, en el piso de abajo, los presentes eran rociados con agua caliente que se filtraba por todo el techo.

Editado 10 de Noviembre del 2018 por Candela Triviani