¤ Ladurée ¤ (MM B: 102947)

[Deiwan Rambaldi]

¤ Vivian Gandillon, recepcionista aprendiz del ¤ Ladurée ¤

Tarareando alguna que otra canción que se Le pasaba por la cabeza, Vivian se colocó al costado de la entrada, admirando a través de las ventanas el tiempo. Siguió inmersa en la contemplación de las calles del Diagon hasta que se percató de su mención por parte de Heliké.

—Heliké, discúlpame, tengo que ir a las cocinas, enseguida estoy contigo—le pidió mostrando una sonrisa con sus suaves y dulces labios.

El aroma del chocolate enseguida vino a ella en cuanto cruzó la puerta. Dulce y sabroso, cómo siempre. Al regresar portaba una bandeja y comprobó que todo seguía en orden.

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—¿Os apetece probar delicatessen de la semana? Es de las más vendidas... —preguntó sentándose en uno de los taburetes que había por la barra tras dicha sugerencia—. Ahora todo el mundo quiere llevarse estos panecillos con forma de conejitos, ¿veis? —les mostró a Vianne y Heliké la bandeja con los mismos recién hechos y desprendiendo un aroma embriagador—. Son facilísimos de hacer, con unas simples tijeras, ¿os lo podéis creer?

Esperó la respuesta de ambas y esperó, por cortesía a que tomaran uno para luego ella hacer lo mismo.

[Helike R V PB]

Había tardado solamente cinco minutos en regresar con una bandeja de panecillos. Enseguida empezó a hablar y a mostrarme algo que tenía buena pinta.

-Pues la verdad es que sí, no estaría nada mal Vivian –respondí con una sonrisa en mi cara, y además le pedí una bebida:

-Y si tienes algo fresco y sin alcohol estaría bien –le comenté, aunque siempre solía beber whisky de fuego, en esa ocasión y para probar algo bueno decidí que era mejor tomar algo más “sano” que un licor tan fuerte. Me mostró lo que el cocinero había hecho recientemente:

-Vaya, pues tienen una pinta excelente, seguro que si se come uno, se acaba repitiendo hasta acabárselos todos –y solté una pequeña sonrisita, y luego me dijo algo de cómo se fabricaban –la verdad es que la presentación está muy bien, ¿alguna novedad en los menús aparte de estos conejillos? –pregunté con curiosidad, si quería saber cómo iba el negocio tendría que por lo menos investigar si realizaban nuevas delicatesen cómo esas.

[Deiwan Rambaldi]

¤ Vivian Gandillon, recepcionista aprendiz del ¤ Ladurée ¤

Sonrió ante la respuesta afirmativa de la hija del jefe, asi que se aproximó a ella y depositó el plato con varios panecillos para que los tomara.

—Estos son un experimento de Rocco, el cheff...—le comunicó para hacerle partícipe de los logros del atractivo francés—. Están rellenos de chocolate por dentro, y créeme que estando calentitos, es igual de rico que fríos... no sé cuales preferirás, si los quieres helados, te los puedo congelar...

Arqueó una ceja ante el pedido de una bebida, eso era una cafetería y no un pub.

—Puedo subir ahora a algunos de los salones y traerte algo, pero aparte de cafés e infusiones, no disponemos de más bebidas—le hizo saber, algo extrañada, ella era recepcionista, no camarera. Y no es que le importara obedecerla, pero había otra gente encargada de eso—. Bueno, Rocco es innovador, el señor Rambaldi hizo bien en contratarlo, siempre anda innovando hasta lo mejor que tiene para rozar la perfección... huele rico con tan solo pasar por el pasillo de su cocina, pero siempre tiene la puerta cerrada, nunca quiere que le vean en plena acción ni revelar nada hasta que me los baja... y como estamos a primeros de mes, anda superándose como siempre... ¿Que quieres que te traiga de beber?

La bruja clavó sus orbes en la Rambaldi esperando su respuesta.

[Helike R V PB]

La conversación seguía animada pero yo notaba como el gaznate se me iba secando, sí quizá me comportase como una humana algunas veces, pero no podía evitarlo, quizá lo único que tenía de vampira sería la inmortalidad y lo de poder seguir viviendo un montón de años, más que los magos normales. Sentía gracias al poder de la empatía cómo la joven estaba de muy buen humor, estaba alegre por enseñarme las nuevas cosas que había por ese negocio tan particular que hacía poco tiempo había adquirido:

-Ohh –suspiré, el chocolate era uno de mis dulces preferidos cuando era humana, hacía años que no los comía y sentía un poco de nostalgia- pues entonces así calentitos estaría bien, ese dulce mangar lo mejor es probarlo en caliente, sí.

Vi cómo arqueaba una ceja ante la sola mención de una bebida, y menos mal que no le había pedido un whisky de fuego, para no ser grosera con ella le dije:

-Sí, Deiwan siempre tiene buena intuición para contratar personal que vaya a encajar bien en el negocio. Y aquí parece que ha dado en el clavo. Porque todas las maravillas que hace son estupendas la verdad, y los clientes nuevos siempre repiten –y sonreí ante esa mención, los números así lo indicaban.

-Pues entonces, prepárame un té de frambuesa con hielo por favor –lo había probado en algún que otro lugar y me había encantado. Y lo que me temía era que sólo había esos dos tipos de bebidas:

-Aunque sea un salón de té, creo que es mejor innovar también en las bebidas, no sólo en la gastronomía –comenté- quizá así también atraigamos más gente nueva que desee tomar otra cosa, que café y té.

[Deiwan Rambaldi]

¤ Vivian Gandillon, recepcionista aprendiz del ¤ Ladurée ¤

Escuchó los halagos a Rocco, menos mal que no estaba presente, porque con lo egocéntrico que es, se le subiría más la tontería... aunque él era merecedor de ello por todo cuanto hacía, solo que daba cierta incomodidad verle tan narcisista.

—Ahora subiré a por el té de frambuesa, señorita Rambaldi—le aseguró mientras subía a uno de los salones, al cabo de varios minutos bajó las escaleras para depositarlo junto a la pequeña mesita circular cercana al taburete donde estaba sentada y donde reposaban los panecillos—. Aquí tiene, con hielo.

Se quedó pensativa, le daba cierto reparo comentarle su opinión al respecto sobre lo que la hija del jefe entendía por "innovar" en bebidas.

—Si me permites mi humilde opinión, tu padre creo recordar, si la memoria no me falla—empezó a decir para evitar ganarse su enemistad o una futura antipatía—. Que si incluyéramos bebidas que se salen del rubro de la pastelería, esto dejaría de ser un café francés para convertirse en un pub más del Callejón Diagón, y créame que propuestas ha habido... aunque el señor Rambaldi no desechó la de servir alcohol pero suave, pero no llegó a más... supongo que deberías comentárselo o ya que también eres dueña, estudiar las bebidas y ampliarlas, no sé... yo solo soy una empleada más...

Se sonrojó y cruzó sus manos tras su espalda intentando no haber sonado atrevida o descarada.

[Helike R V PB]

Tal y como estaba acostumbrada la joven me trajo la bebida que había solicitado momentos antes, le di un sorbo, estaba tan delicioso como siempre. Puse la taza encima de la mesa y escuché atentamente las palabras de la mujer. Tenía cierto sentido en lo que decía. No tenía ninguna intención de convertirlo en cualquier bar, ya que de por sí era francés y eso me dio una idea:

-Bueno, si mi padre lo dispuso así, lo comprendo perfectamente –asentí a lo que decía- pero ya que por lo menos esto es francés, ¿porqué no bebidas francesas? Por supuesto tal y como sugieres algo suave, y la verdad desconozco las bebida de ese país. Sólo estuve de paso una vez y no me dio tiempo a disfrutarlo más ameno.

-Aunque he de reconocer que he probado varios licores y todos estaban deliciosos –empecé a recordar los nombres raros de esas bebidas-.

-Podríamos incluir por ejemplo el –siempre tenía dificultades con el idioma francés a la hora de decir sus nombres- Crème de Cassis, es un licor dulce hecho de grosellas, y podríamos incluirlo en los cócteles, o también por ejemplo el Kir, que es una mezcla de Crème de Cassis y Champagne.

-Aunque por supuesto el importarlos de Francia quizá nos salga caro, pero creo que si los incluimos la oferta sería mayor y con la novedad vendrían más clientes –sonreí a la joven, suponía que ella al ser más conocedora de todo eso, me daría más información, pero también quería su opinión sobre lo que había dicho, así que aguardé pacientemente su respuesta.

[Deiwan Rambaldi]

¤ Vivian Gandillon, recepcionista aprendiz del ¤ Ladurée ¤


Tras entregar la bebida a Heliké, escuchó las palabras de la bruja. Vianne se sorprendió al comprobar como le contaba que estuvo en Francia así como el respeto que tenía hacia Deiwan y su pasión ferviente por las bebidas. Solo se le ocurrió abrir la boca totalmente asombrada, desde luego no tenía el puesto de jefa de casualidad o por ser "hija de", desde luego el italiano había colocado ahí a toda una experta.

—Señorita Rambaldi, usted creerá que es adularla, pero me sorprende mucho su faceta sobre bebidas... desconocía que conociera acerca del tema, servidora apenas sabe salir del tema de la confitería—le reconoció metiendo sus manos en el uniforme, a continuación sonrió—. Es curioso que diga que le salga caro, por lo que yo sé su padre jamás ha escatimado en gastos y no tiene reparo en echar mano a su fortuna para traer mejoras a sus negocios... nuestros proveedores franceses fueron escogidos por el señor Rambaldi de una larga lista, y créame que tardó lo suyo en seleccionar a quienes mantendría en contacto para las provisiones.

Tomó un panecillo y le pegó un bocado, estaba bien rico aunque ya se hubiera enfriado. No sabía si tomar algo delante de la jefa le supondría una regañina, pero verla comer y beber mientras miraba, le entraba el apetito como le podría pasar a cualquiera... además, estaban en plan confidencias, aunque tampoco quería aprovecharse de la situación, a los jefes se les tiene respeto ante todo.

—Es más, al igual que el señor Rambaldi, sois dueños del local... si tu fuerte son las bebidas francesas, inclúyelas en las menú... seguro que tu padre está de acuerdo—le insistió, pegó el segundo bocado y tragó antes de volver a hablar—. ¿Piensas venir más a menudo por el Ladurée?

[Helike R V PB]

Tras terminar mi exposición sobre lo poco que sabía de ese tipo de bebidas, pude comprobar cómo la recepcionista se sorprendía por la información, tampoco era nada del otro mundo, cada país que había visitado siempre me gustaba extraer información nueva gastronómica y al parecer me estaba sirviendo bien, porque al poseer un local de ese tipo siempre venía bien incluir diferentes menús:

-No te creas que yo sé mucho más de las bebidas que te acabo de decir –le comenté- ya te digo que yo estuve de paso en Francia, unos pocos días y aún te podría decir un poco más pero para que veas sólo te comento lo más típico de ese país.

Ahora hablaba de los gastos y no pude más que evitar sonreír, al parecer la fortuna de mi padre no servía solamente para donarlos a los familiares sino que sacaba provecho para sus otros negocios que tenía por el callejón.

-Pues si tenemos proveedores franceses para elaborar todas estas cosas ricas que tenemos por aquí –señalé la vitrina llena de postres-pues también los podremos tener para las bebidas alcohólicas, por supuesto, yo podría encargarme de eso, escogería lo mejor y de excelente calidad, para que no se pierdan sus valores nutritivos.

Tomé otro panecillo que a pesar de que se estaba enfriando seguro que también estaba riquísimo, desplacé la bandeja para que la recepcionista cogiese y que así la charla fuese más tranquila y por supuesto serviría para conocernos a ambas. Tomé otro sorbo del té que me había servido anteriormente. Le respondí a lo que me preguntó:

- Vine porque quería saber cómo andaba todo, en la mansión Rambaldi le estaba echando un vistazo a los números y constaté que el negocio va de perlas y sí, suelo venir todos los meses y varias veces por la semana, para tomar algo o simplemente para dejarme ver de vez en cuando.

<<Si te parece bien, podríamos en cuánto tengamos esas bebidas, hacer una pequeña fiesta en el local para darlos a conocer y que el chef pueda preparar su deliciosa comida a los invitados, sería una reunión informal pero claro, eso tendría que preguntárselo a mi padre, aunque dude que tenga problema alguno para eso –dije pensativa, ahora sólo esperaba que la joven me diese su opinión. Ya que estábamos me encargaría de eso y se lo hice saber:

-Puedo intentar averiguar de mirar por proveedores galos y que nos sirvan esas botellas, si hace falta los pagaré de mi bolsillo para traerlas al local. Quiero que éste sitio sea un negocio con buena reputación y sobre todo francés –le dije guiñándole un ojo y levantando la taza, que le di otro sorbo de su bebida, y que se estaba acabando. Ahora tendría que poner manos a la obra para llevar a cabo lo que quería hacer. No escatimaría ni en tiempo ni en gastos para lograrlo.

[Deiwan Rambaldi]

¤ Vivian Gandillon, recepcionista aprendiz del ¤ Ladurée ¤

 

La aprendiz escuchaba atenta la lluvia de ideas en que la Rambaldi la había sumergido, no obstante, tampoco había recurrido al vuelapluma. Agradecía que le consultara los cambios que quisiera hacer, aunque ella era una empleada más y como tal no tenía ni voz ni vota en decisiones de los jefes.

 

—Si lo prefieres, puedo entregarte la llave del despacho de tu padre y haces una copia... —le propuso intentando ayudar, le extrañaba que a esas alturas aún no tuviera una—. Podrías trabajar cómodamente en él, manejar toda la información que necesites... solo que habría que habilitar un escritorio y una silla más, el espacio es lo de menos porque es amplio...

 

Era digno de admiración que quisiera poner dinero de su bolsillo para efectuar los cambios, pero Vivian consideró revelarle que no era necesario.

 

—El negocio estuvo dos meses cerrado, hubo huelga y revueltas en Francia, tu padre estuvo en Italia como sabrá y la señorita Stabolito no pudo hacer frente a todo ya que el señor Rambaldi olvidó dejarle acceso a sus archivos en cuanto a la parte concerniente al negocio de la que se ocupaba, por lo que se ahorró complicaciones y decidió que su clausura era lo más acertado

 

Tal vez Heliké lo supiera, pero si no la interrumpía, era señal inequívoca que valoraba ese resumen para meterse de lleno en el historial de la vida del local.

 

—Ahora entiendo que a su vuelta reabriera y te incluyera como dueña junto a él... la insurrección francesa ya está controlada así como las comunicaciones con los proveedores de aquel país, tu padre es rápido a la hora de tramitar negocios, aunque creo que deberías compartir archivos con él, ya que no puede contar con la ayuda de la señorita Stabolito. Ella tuvo que mudarse por cuestiones laborales a Suiza y si ya es distancia de por medio, no dispone de tiempo para encargarse de llevarlo—se mojó los labios y bebió un poco de agua mineral, después de relatar aquello, lo necesitaba—. Como te dije, comentale tu idea y ponte manos a la obra, servidora y todos los empleados te ayudaremos en lo que necesites.

 

La empleada asintió manifestando así su plena cooperación en todo cuanto Heliké precisara.

Editado 2 de Mayo del 2014 por Deiwan Rambaldi

[Anna M. Johnsson]

Anna se perdía en sus pensamientos mientras observaba la húmeda ventana recargada sobre el respaldo de la silla sobre la cual yacía sentada. Su cabello mojado escurría agua, aunque aquel detalle parecía no molestarle en absoluto a la pelirroja quien seguía con los overoles clavados en las afueras del local. Su mirada estaba fija allí, aunque en realidad estaba pensando en otra cosa totalmente distinta a lo que ocurría a su alrededor.

 

Una voz familiar y muy cercana a ella la hizo regresar a la tierra de un susto que la hizo sobresaltarse levemente.

-Algún día me mataras de un infarto si sigues apareciéndote así- comento mirando a la castaña y así desviando la mirada de la intensa lluvia primaveral.

 

-¿Cómo estás?- pregunto viendo que la Loveless tomaba asiento -¿Cómo lo llevas?- pregunto dedicándole una sonrisa, ella entendía lo duro que era perder a un hijo, aunque claro… las situaciones habían sido distintas y ella había tomado la decisión. Ese era uno de los pocos secretos que Sira no sabía, aunque se le había sumado otro a los pocos que tenia, la estadía de su padre en la mansión Crouchs.