¤ Ladurée ¤ (MM B: 102947)

[Helike R V PB]

Evelyn Carnahan

Bebió de nuevo de la copa, dejándola por la mitad. Aquel coñac era exquisito, por lo que debía saborearlo con tranquilidad. A decir verdad, se sentí muy cómoda con aquel mago, cosa bastante extraña, pues con la mayor parte de los hombres con los que estaban solían retirarse a los cuantos minutos de charla. Eso siempre se le hacía extraño a la Carnahan, pues en algunas ocasiones no solía mostrar su naturaleza.

La bibliotecaria sonrió ampliamente al escuchar las últimas palabras del mesero del local. Tenía toda la razón. Los odefos solían ir a las mansiones mortífagas para intentar molestarlos con tontas pintadas, toda la comunidad mágica, o parte de ella, conocían a varios integrantes de la Marca Tenebrosa, pero al no tener pruebas era una pérdida de tiempo acusarlos, ya que todos los mortífagos aparentaban ser magos normales.

- Suelo ser discreta... además, tengo una buena tapadera - agregó tras una pequeña risa.

Su prometido era fenixiano, cosa que tampoco era un secreto para nadie. A pesar de pertenecer a la familia de raíces mortífagas, Evelyn había pertenecido a la Orden y como guindilla al pastel, vivía en una mansión que recibía constantes ataques de los mortífagos. Si de algo podía ser acusada era de pertenecer al bando contrario, aun que éste también era clandestino.

- Bueno, pues te reservaré uno para cuando termines - dirigió de nuevo la conversación hacia el tema del tabaco.

Al fin alguien que no la miraba mal por fumar. No sabía exactamente cuanto tardaría en terminar aquel descanso, pues parecía estar solo para atender el local.

- Otro día me toca a mi invitarte a una copa en la terraza del Centro Cultural - comentó jugueteando con su copa de coñac, con la vista fija en el líquido.

[Deiwan Rambaldi]

¤ Axel Dubois, camarero del ¤ Salon Castiglione ¤

Desafortunadamente aquella tarde había sido bastante floja para el negocio, solo unos cuantos postres se sirvieron y parecía que el chocolate ya no era algo que atraía a la gente ni mucho menos a las parejas. Tal vez era momento de darle un nuevo giro al negocio o alquilarlo para fiestas infantiles o bodas. Sin embargo mientras tanto atendería a la única chica que le había dado charla.

Era sumamente agradable el poder charlar con Evelyn, que resultaba ser nueva en el bando tenebroso. Axel un rostro jamás lo olvidaba y sabía a la perfección que había visto antes a esa chica incluso de cuando la conoció en el Centro Cultural George Gordon Byron.

— Es bueno ser discreto, y mejor aún si tienes una tapadera— realmente no sabía a que o a quien se refería pero sería sumamente interesante saberlo — . Pero siempre es bueno sembrar la semilla de la incertidumbre, es gracioso que la gente sospeche y hable de ti a tus espaldas a veces inventan leyendas en tu nombre y otras no dejan de molestar.

Rió ante el último comentario.

— ¿Qué te parece si me invitas esa copa de una vez? — comentó quitándose el mandil y entregando las llaves a una de sus compañeras empleadas — . No veo razón de quedarme aquí si no hay clientela, las chicas se encargarán.

Sin más se dirigieron fuera del local abriéndole la puerta a la dama para que saliera primero y posteriormente él la seguiría a ver a que lugar le invitaba para pasar mejor el rato antes de que se hiciera más de noche.

[Helike R V PB]

¤ Summer Mosh, mesera de Le Salon Paéva ¤

Ya había atendido a todos los clientes y nadie se acercaba a su salón, tal vez fuera hora de hacer una fiesta o algo parecido para atraer clientes... Mientras pensaba tomaba una taza de café en el vacío local.

Sintió voces en la calle y miró el local, sin duda el piso necesitaba ser limpiado al igual que las mesas y algunos manteles tenían que ser lavados. Miró por las ventanas que daban al Callejón, las nubes no dejaban ver un sólo rayo de sol. Con resolución apuró lo que quedaba de su café y fue hasta un armario donde se guardaban los elementos de la limpieza. Con un simple movimiento de varita un fregador y un balde salieron del armario, con otro movimiento el balde se llenó de limpiador y el fregador comenzó a limpiar el piso.

Apuntando a los manteles las manchas desaparecieron, con otra floritura salieron de las mesas, se doblaron y guardaron en el armario mientras que con un quiebre de muñeca hacía que otros limpios y de otro color ocuparan las mesas. El trapeador terminó su trabajo y el restaurante quedó como nuevo. Aburrida se sentó en una mesa a esperar la llegada de algunos clientes.

[Deiwan Rambaldi]

Amelia Dornan

Caminaba por los estrechos pasillos del Diagón aferrándose con fuerzas a su bufanda. ¿Cuánto faltaba para el regreso del tibio verano? No, no le daría lugar a aquella idea para no empeorar su situación. Consultó nuevamente un papel arrugado en su mano izquierda y buscó en las paredes de piedra la señal que indicará la altura. Allí, a media cuadra, lo vio.

El café francés se alzaba entre otros edificios de colores mas apagados y con otro tipo de servicios. Cuando alguna madre pasaba con sus niños, estos, tironeaban para ingresar sin importar cuánto faltara para la hora de la comida. Los macarrons era lo más comido en las últimas semanas según la revista "Corazón de Bruja"

Amelia ingresó sonriente. Le agradaba aquel sitio y más de una vez le había salvado a la hora de una reunión familiar. El ambiente era cálido, el aroma a dulces sumamente tentador, al punto de estimular las glándulas salivares con persistencia.

— Hola, Buenos días... — saludó para atraer la atención.

[Helike R V PB]

¤ Summer Mosh, mesera de Le Salon Paéva ¤

¡¡Se había quedado dormida!! Furiosa consigo misma se levantó de la silla en la que estaba sentada en la zona de la cocina y con rapidez fue hasta la zona de las mesas.

Dos muchachas estaban sentadas en mesas diferentes, pasando su mano nerviosamente por la camisa y el pantalón, con un movimiento de varita hizo que dos menús llegaran a sus manos. Caminó hacia la mesa de la mujer que tenía más cerca.

-Bienvenida al Ladurée, le ruego que me perdone si ha estado esperando mucho tiempo - se disculpó dejando el menú sobre la mesa.

-Ya era hora de que alguien me atendiera -sentenció la mujer fríamente.

Nerviosa se dirigió hacia la otra mujer la que tenía una bufanda alrededor del cuello y que parecía haber luchado contra una nevada.

-Bienvenida al Ladurée, le ruego me disculpe si ha estado esperando mucho tiempo - le pidió a la vez que dejaba el menú sobre la mesa.

-No hay problema, gracias - contestó mientras tomaba el menú.

Alejándose realizó un movimiento de varita y dos servilleteros volaron hacia las mesas. Anudándose entre la cadera y la cintura el delantal verde del servicio de mozos, sacó una pluma a vuelapluma y un block de notas. Chupó la punta de la pluma, era cuestión de esperar a que decidieran ordenar.

[Deiwan Rambaldi]

Amelia Dornan

Tras ser atendida en recepción por Vivian, la bruja decidió subir la escalera y dirigirse al Salón Paeva. Era el que más le atraía de los tres que se ofrecían a los clientes, sus pasos eran lentos y el sonido de sus tacones se mezclaba con su sensualidad en el contoneo de sus caderas. Una vez dentro y tras unos minutos de esperar, la bruja tomó asiento en una de las mesas. Pudo ver que no estaba sola, sin embargo, no se acercó a la otra persona. Comenzó a mover los dedos con impaciencia pero era mero aburrimiento. Al rato una joven se hizo presente.

Con algo de apuro se dirigió a ambas mujeres entregando un saludo y una disculpa, luego sonriente, dio la carta y se dispuso a esperar los encargos.

— No pasa nada, gracias — fue lo primero que dijo Amelia al recibirla— . En realidad no vine a merendar. Estoy en mi hora de descanso en el trabajo -explicó ligeramente- pero dudo que mi novio se moleste por probar algo ¿Qué me recomiendas?

[Helike R V PB]

¤ Summer Mosh, mesera de Le Salon Paéva ¤

¿La novia de Axel? ¡Pero si se acababa de marchar con otra chica hace un momento! Con el block y la pluma volando a su lado pensó un momento:

-Eso depende de lo que desee, si desea algo de la cafetería lo mejor que puede tomar es un excelente capuccino con una tarta de melaza - Sonrió a la mujer y con los ojos captó que la otra joven la llamaba

-Mmm, deme un minuto para pensarlo y luego vuelva para tomar mi orden - propuso la joven.

Le respondió con una inclinación de cabeza y se dirigió hacia la otra mesa:

-Pastelitos de tiramisú - Respondió la mujer

-¿Café?- Preguntó

-No, gracias - le respondió

La pluma tomó el pedido, la hoja se arrancó del bloc y voló a pegarse en la tabla de corcho de la cocina donde iban los pedidos debajo del número de mesa al que correspondían.

-En unos minutos estará listo - aseguró con una sonrisa y se dirigió hacia la mesa de la novia de Axel, lista para tomar su pedido.

[Deiwan Rambaldi]

Amelia Dornan


¿Se habría equivocado de salón? Juraría que ese era el que atendía su novio. ¿Estaría en otro o bien habría ido a realizar encargos a domicilio? Enseguida abandonó esas preguntas de su cabeza con la llegada de Summer. Tras solicitarle un momento para pensar, su vista se centró en la carta. De todos modos, eligiera lo que eligiera, sería delicioso. Optó por una combinación y alzó una mano para atraer la atención de la joven mesera.

— Veamos, me gustarían un par de donuts con bombones de fresa, pero no sé si podré acabarme ambos… ¿podrías servirme medio donut? — preguntó a medio sonreír— . ¿Sabes qué pasa? Suelo comer más por los ojos que por la boca, y no quiero hincharme por ser tan caprichosa. De todas maneras, la mitad restante me la puedes envolver para llevar...

Esperó una respuesta de la mesera para luego continuar solicitando algo mas para comer, estaba hambrienta.

[Sira Loveless Haughton]

Era la primera vez que la castaña salía de su casa después de llegar de Venecia, el lugar donde habían abusado de ella sin compasión. No iba sola, le daba miedo salir sola a la calle, con ella su pequeña elfina que la acompañaba a todos lados si alguien de su familia no podía.

 

Iban sin mediar palabra, normalmente la joven era muy dicharachera y siempre mantenía una conversación con su pequeña criatura pero ahora sus ganas de hablar habían desaparecido, le costaba ahora transmitir todo lo que sentía, su alegría, y aquel brillo en su mirada que tenía había desaparecido, aquel acto la había marcado, además a eso había que añadir que Aster había desaparecido.

 

No se hubiese aventurado a salir, si su tía Kutsi no le hubiese planteado en quedar fuera de todo y todos para intentar que la chica olvidara todo lo que había pasado. Llevaba la mano apoyada sobre su tripa, la cual había crecido desde que fue a ver a Mekare, pero no lo suficiente como para que se notara a la vista, tenías que fijar muy bien la mirada, y la Loveless ya había comenzado a llevar vestidos mas holgueros.

 

 

- Señorita, ¿se encuentra bien usted y el pequeño?- Dama se había vuelto muy protectora desde que se había enterado de lo sucedido, y al ver a su ama con la mano en su tripa se horrorizo. Por suerte el bebe se encontraba bien después de lo sucedido.

 

Llego al local de su primo Deiwan, ahí se había citado con su tía, aquel lugar era tan acogedor que le gustaba, además hacia mucho que no lo pisaba y debía de ingerir algo de azúcar, se sentía decaída, no comía bien, había perdido las ganas. Al entrar se dirigió hacia una de las mesas del fondo, no quería que nadie la viera, no quería ser reconocida y aunque sabía que su agresor estaba muerto, tenía miedo. Espero a su tía, sentada con Dama al lado.

[Kutsy Stroud Lenteric]

Hay una frase que dice así: no hay enfermedad que dure cien años y enfermo que la aguante, de ahí que después de ver tan desanimada a la pequeña Sira la invitara a salir. Sabía que sería difícil para ella superar lo acontecido, sin embargo quería mostrarle que tenía el apoyo de la familia para seguir adelante con su vida y por supuesto con su embarazo.

 

A mi de cierta forma me hacia ilusión el que un pequeño bebé llegará a casa, ya que llenaría de sonrisas y ternura aquel edificio al que le hacía falta sin duda un poco de amor. Contemple el cielo por quinta vez mientras sostenía entre mis manos el pequeño osito de felpa que había comprado para ella, esperaba que le agradara. Yo misma había conjurado el delicado listón rosa que se ceñía al oso formando un adorable moño.

 

–Espero amiguito que logres que esa jovencita sonría –le dije al pequeño peluche mirando sus ojos cafés. Esperaba no llegar tarde a la cita con mi sobrina, no por temor a que se enojara, si no porque sabía que el estar con muchas personas podría ponerla nerviosa.

 

Finalmente después de caminar a solas por el callejón llegaba al Ladurée, sonreí al recordar las dos ocasiones que había estado en ese establecimiento. Era un lugar muy bello y acogedor. Ingrese al local, y observe con atención cada mesa esperando descubrir a la Loveless, mas me costo trabajo encontrarle ya que se hallaba semi escondida en una mesa al fondo.

 

Inspiré antes de dirigirme hacía donde su posición y escondía tras mi espalda el regalo que deseaba dibujara aunque fuera una pequeña sonrisa sobre su delicado rostro –¡Hola cielo! –Le dije dedicándole una sonrisa a ella y su elfina, al tiempo que le daba un cálido abrazo. –Es bueno ver que estás bien acompañada –añadí guiñándole un ojo a Dama –perdonaran la tardanza pero ya saben a veces uno tiene asuntos que atender –exclame en tono de broma para intentar que Sira lograra relajarse un poco.

 

Me senté junto a ella y la mire con ternura mientras tomaba su mano entre las mías –pequeña yo sé que has pasado por momentos terribles –no estaba muy segura de si fuera bueno hablar al respecto –no obstante, sabes que yo estoy aquí. Al igual que tu tío, tu madre y por supuesto tus hermanas–. Finalmente saque al curioso oso y lo puse entre sus piernas –espero te guste.