~ House of Books ~ (MM B: 103943)

[Darla G Dumbledore]

Un par de días luego de reabrir...

 

Los sueños de Darla ya no la atormentaban, sus ojos cerrados la habían llevado a ese mundo de los sueños en los que a veces aparecía su madre y a veces escenas de su pasado o, en el peor de los casos, del pasado de Scarlet. La primavera había llegado plena, haciendo que los fríos londinenses se fueron alejando, con lentitud, sí, y con mucha rebeldía, pero al menos las noches no eran heladas, aunque eso tenía sus desventajas, ya no era una excusa para dormir enredados. Claro que ni ella ni Seba buscaban más excusas que el amor.

 

El suave movimiento a su lado la podría haber hecho abrir los ojos, pero, la verdad, aún no quería, giró suavemente en la cama mientras lo sentía salir del cuarto, se acurrucó, oliendo la almohada de él y dejó que los sonidos del entorno, las aves en el jardín, las criaturas en el establo, los cuchicheos de los elfos en los distintos pisos de su hogar. Darla volvió a enroscarse en la cama, haciéndose bolita casi, a veces dejaba entrar todos los sonidos y otras, como ahora optaba por volver a cerrarse a ellos. No que los ignorase, pero el fino oído de un vampiro puede llegar a cansar a su dueño si está todo el tiempo atento a todo lo que pasa a su alrededor. Y hablando de pasar...

 

Sonrió al sentir un cálido beso en su frente y abrió los ojos, sonriendo con el cálido aroma de su amado mezclado con el delicado perfume de una rosa. Sacó una mano de entre las sábanas y tomó a Seba, jalándolo suavecito sobre ella para besarlo en los labios y luego verlo a los ojos con amor.

 

--Buenos días Señor Granger, muy bien y he despertado muy feliz por estar a su lado ¿tenías algo en mente para hoy? --sonrió pícara, consciente de que estaban en fin de semana y que podían dedicarse totalmente a ellos dos. De su local podían encargarse sus elfos.

 

Un murmullo de protestas venía subiendo por la escalera y unos minutos después asomaba por la puerta, sin siquiera golpear, mala costumbre que tenía Nana, frente a ella flotaba una bandeja con una tetera, un par de tazas volteadas sobre sus platos, un canasto con panecillos, bizcochos y croissants, dos vasos con zumo de naranja y otro con un contenido de color rojo, además de unos bols con dulce y manteca. Sin decir nada la elfina los dejo sobre una mesita cerca de la cama de la pareja.

 

--Buen día Nana --dijo con tono divertido Darla --también es un gusto verte --estaba segura que la elfina no le hacía caer un candelero en la cabeza por el respeto que aún le tenía a su amo.

 

Darla miró el desayuno y luego a su amado.

 

--¿Empezamos con el desayuno y luego adelantamos el postre? --sonrió aún más mientras hacia ojitos pícaros a su amado.

[Seba Granger]

Me deje jalar por mi novia dejando caer mi cuerpo sobre ella, sabia que no seria gran problema para ella pero aun así me apreté un poco mas sobre ella rosando sobre las sabanas su cuerpo.

-La verdad es que tengo varias cosas en mente en estos momentos, algunas ni siquiera debes salir de la cama- reí con picardia mientras mordía su labio y lo jalaba suavecito, no solo ella podía ser vampira cuando se trataba de morder.

Levante tan solo un poco la sabana que cubría a Darla, jugando para ver que me esperaba, pero parece que no iba a ser el momento, justo Nana entraba al cuarto sin llamar.

Reí con las palabras que la Potter Black le pronunciaba, y la elfina mas rezongaba, -¿Te das cuenta que podrías haber entrado mientras hacíamos bebes?- dije bromeando a la elfina, la verdad que pase a que con mi amada no podríamos tener, a Nana le molestaba ese tema, no le gustaban mucho los niños.

Levante una ceja mientras pensaba en la pregunta de mi Darla, -¿Tienes mucha hambre?- mire la bandeja sobre la mesita, luego lo que me estaba esperando bajo las sabanas.

[Darla G Dumbledore]

Darla seguía pensando en las palabras de Seba antes de que entrara Nana a dejar el desayuno y estaba convencida de que las ideas que tenía para no abandonar la cama eran más o menos similares a las que le venían a ella a la mente cada vez que lo veía. Sonrió con ternura y sensualidad viendo a su amado mientras éste se burlaba de Nana que refunfuñaba con la sola idea de que hubiera niños correteando por toda la casa. La Potter Black se planteó seriamente en ese momento recurrir a una de las sacerdotisas del Clan... se quedó en blanco, tratando de recordar qué clan y de dónde eran las sacerdotisas, solo le venía a la mente que su tía Sagitas era una de ella, quizás debería hacerle una visita en algún momento.

 

La vampiresa acariciaba con sensualidad el brazo de su prometido mientras éste, cejita arriba, meditaba su pregunta, una sonrisa pícara se dibujó en sus labios mientras él miraba la mesa con el desayuno y el postre bajo las sábanas. Darla rió y con voz sexy respondió a la contra pregunta del Granger.

 

--De tí mi amor, de tí..--y atrajo más hacia sí a Seba mientras le ayudaba a quitarse nuevamente la ropa, para enredar sus cuerpos bajo las sábanas, depositando besos suaves y tiernos en cada músculo de su hombre. en sus labios, sus mejillas y acariciando cada centímetro de su anatomía mientras él le correspondía con sus labios y manos a cada caricia y beso que recibía, sincronizándose uno al otro, en los movimientos que hacían que sus cuerpos fueran perfectos el uno para el otro.

 

--Te amo --susurró en los labios de él mientras respondía a uno de sus besos.

[Seba Granger]

Dash, regresando al local

 

Hacia ya un par de días que el pequeño elfo del Granger se había ido ayudar al local que su amo tenia con su hermana, un kiosko de comidas y bebidas, pero ya era hora que volviera a su casa, al hogar de su amo, pues eso era, era mas un hogar que un local de libros donde llegaban muchas personas que iban del paso al callejón o algunos aun mas asiduos que ya se habían acostumbrado a pasar las tardes leyendo.

 

La criatura llevaba una flor silvestre que se había encontrado camino al lugar de sus amos, la llevaba un poco oculta en su espalda para entregarla a Lualu, sabia que en el jardín que poseía la propiedad podía encontrar flores aun mas hermosas, pero si Eros se daba cuenta que le sacaba alguna lo mas seguro es que lo usaría de abono para las plantas.

 

La campanilla de la puerta sonó en cuanto Dash la empujo para entrar, en esos momentos se veía vacía la entrada, aunque posiblemente Tommy o Leto estarían tras el mostrador o en las estanterías.

 

Dash dudo si hacia el departamento para reportarse con su amo, o si ir en busca de la elfina primero.

[Darla G Dumbledore]

Lualú elfina de Darla

 

Lualu estaba en el depósito, su ama le había encomendado que desenvalara una partida de libros sobre criaturas mágicas que había llegado de África. Si el Monstruoso libro de los Monstruos era peleagudo y necesitaba mimos en su lomo antes de abrirse. Mil historias sobre animales salvajes africanos era una cosa aún más peleaguda. La cerradura que contenía cada libro debía abrirse con un alohomora tras realizar no una caricia al lomo, sino tres en total, al lomo, a la tapa y a la contratapa. Tras realizar los mimos y el hechizo el alumno o lector se encontraría ante unas páginas que de la nada tomaban vida o se elevaban en lo que los muggles llamaban holografías frente a los ojos del observador.

 

Mientras acomodaba cada libro con sumo cuidado dentro de su estuche portador, el cual debía mantenerse también cerrado y solo uno estaría abierto para la exposición la campanilla del local sonó. Lualú dudo, sabía que Leto estaba en el piso de arriba y que seguramente Tommy era el que estaban en el piso principal ocupándose de atender a los visitantes o compradores. Pero la elfina estaba ansiosa, hacía días que esperaba ver a Dash. Desde que habían regresado apenas había tenido oportunidad de ver al pequeño elfo del amo Seba, ya que éste le había encomendado una misión y Lualú había hecho pucheros aunque Tommy le explicara que una cosa era ir a colaborar al local de la sobrina de la ama Darla y otra muy distinta ir a meter las narices en el local de la hermana del amo Seba.

 

Por tal razón, cada vez que sonaba la campanilla de la puerta o se oía el crack de una aparición la pequeña elfina paraba sus orejitas, escuchando muy atenta, esperando el regreso de Dash para entregarle un primoroso paquetito envuelto en papel floreado que llevaba guardado en el bolsillo de su delantal.

[Seba Granger]

Dash encontrando a Lualu

 

Dash miro una vez mas hacia las escaleras que lo llevarían al departamento de la pareja, rasco una de sus orejas por detrás, miro la flor que tenia en su mano y no lo pensó mas salio corriendo hacia la bóveda que estaba en la parte trasera de local, al lado de la cocina del mismo donde se preparaban los mas deliciosos alimentos.

 

Al ingresar al pasillo pudo notar que las cocinas estaban apagadas, para su suerte Nana debía estar en el departamento así que no lo atraparía para que le ayudara en los quehaceres, la criatura odiaba que Nana lo pusiera a lavar los trastos sucios que iban llegando de los clientes.

 

La puerta de la bóveda estaba entreabierta eso suponía que alguno de los elfos estaba ahí, cruzaba los dedos para que fuera su Lualu, aunque el no se atrevía a llamarla así, ya no estaba del todo seguro que era el para ella.

 

-¿Dash puede pasar?, Dash no quiere asustar a nadie- replico este mientras abría mas la puerta, el amo muchas veces lo había regañado por que le solía aparecer de repente, que se anunciara, que podía matar a alguien de un infarto con lo que hacia.

 

Una sonrisa se dibujo en el rostro del elfo al ver quien estaba justo sacando unos libros de la caja junto a ella.

[Darla G Dumbledore]

Lualú con Dash

 

La elfina escuchó los pasos que venían rápidos desde el frente del local, era un elfo sin duda, depositó con sumo cuidado el libro que tenía en la mano sobre una de las cajas aún cerradas y esperó. La puerta se abrió suavecito y para su felicidad asomó Dash por ella, pidiendo permiso para ingresar y diciendo que no quería asustar a nadie. El rostro de la elfina se iluminó por completo, una sonrisa llenó su rostro de una mejilla a la otra y sus orejitas bailotearon coloradas de emoción.

 

--Dash no necesita pedir permiso para entrar, Dash está en su hogar. Lualú no se asusta de Dash, Lualú es feliz de volver a ver a Dash --las palabras se le agolpaban una tras otra mientras la elfina, literalmente corría a abrazar al pequeño elfo y luego de estrellar se alejó un paso de él, estando ahora completamente colorada.

 

Lualú apretujó el borde del delantal que tenía sobre sus ropas para no ensuciarlas, aún más sonrojada que antes para luego rebuscar en sus bolsillos.

 

--Lualú extrañó a Dash, la ama Darla ayudó a Lualú a comprar un regalo para Dash y Lualú lo bordó con sus propias manos --dijo la elfina extendiendo el paquetito que contenía un pañuelo con el nombre de Dash bordado en una esquina --Lualú espera que a Dash le guste.

[Seba Granger]

Dash con Lualu.

Dash estaba completamente colorado cuando la elfina se separaba de el de nuevo, no es que no le gustaran los abrazos de Lualu, pero lo habia sorprendido un poco y no estaba del todo preparado, ademas de todas las palabras que habia salido de la criatura.

-Dash quiere saber como es Lualu, ¿Lualu se encuentra bien?- pronuncio el pequeño elfo mientras observaba como esta casi estrujaba el pobre delantal.

Dash se encogió un poco al ver el regalo que la elfina de la Potter Black le entregaba, dudo un poco si entregar la simple flor que le llevaba, pero en esos momentos no le tenia mas. Le tendió tembloroso las flores que le llevaba, luego abrió con sus dedos torpes el regalo.

-Perdon que Dash le de tan poco a Lualu, Dash luego le dará algo mas a Lualu, Dash lo promete- las orejas del elfo se movían de arriba hacia abajo al ver el pañuelo que le habían regalado.

-Esta hermoso, Dash esta feliz con su pañuelo- le mencionaba a la elfina cuando de repente beso su mejilla para luego retirarse.

[Darla G Dumbledore]

Lualú con Dash

Lualú sonrió feliz viendo al elfo y luego inclino su cabecita con expresión de duda.

 

--¿Dash quiere saber cómo es Lualú? Dash ve a Lualú ¿qué no ve Dash a Lualú? ¿Dash necesita lentes? ¿Dash está ciego? --preguntó asustada pero dándose cuenta luego que su pregunta era algo ilógica. --Lualú no entiende a Dash, Lualú se disculpa con Dash por eso.

 

La elfina se había puesto toda colorada como un tomatito una vez más y negó con la cabeza para luego asentir y sonreír con timidez.

 

--Lualú está bien ¿Dash está bien?

 

Lualú se asustó de pensar que Dash estaba mal al verlo amedrentarse y que dudaba, la elfina bajó las orejitas, cabisbaja, pensando que a Dash no le gustaba su regalo pero Dash sacó un ramito de flores de su espalda y se lo tendió, disculpándose por darle tan poco y prometiéndole darle más. Lualú levantó una vez mas sus orejitas y su sonrisa ocupó toda su redondita cara mientras tomaba las flores, olía su bello perfume y las abrazaba contra su pecho.

 

--Dash no necesita dar nada más a Lualú, Lualú adora las flores, las flores que Dash dió a Lualú son hermosas. Eros reta a Lualú si la ve cerca de las flores del jardín, dicen que son sus flores y que Lualú no debe tocarlas, Lualú es muy feliz con el regalo de Dash.

 

La elfina casi daba pequeños saltitos feliz con su regalito y sonrió aún más al escuchar que a Dash le había gustado su pañuelo, el elfo movía sus orejitas y Lualú se sentía feliz cuando de repente recibió un beso en la mejilla y la elfina lanzó un gritito de felicidad.

 

--¡Lualú es feliz! ¡A Dash le gusta el regalo de Lualú! ¡Dash dio besito a Lualú y Lualú es feliz! --repetía muy feliz dando más saltitos y abrazando con suma delicadeza el ramo de flores que el elfo le había dado.

 

--Lualú pondrá agüita a sus flores, Lualú quiere que Dash se quede siempre con Lualú y la acompañe.

[Seba Granger]

Seba llegando al hogar...

Las horas habían pasado lentas aquella mañana pero por suerte había podido terminar temprano con los pendientes que tenia del banco, podía decir que ya era un duende libre por ese día, a Darla no la había podido ver, en esos días andaba enseñando a nuestro compañero nuevo así que decidí ir a casa, y ahí esperarla.

El camino hacia el local habia sido tranquilo como siempre, el banco por suerte no estaba del todo lejos asi que habia decidido hacer el trayecto a pie, asi podria echarle un vistazo desde afuera al local de mi madre al cual tendria que visitar en algunos dias mas, o cuando ya tuviera un dia mas, pues hacia ya un tiempo no me pasaba y no queria que si alguna vez la bruja volvia lo encontrara sucio.

Tras pasar frente a Ollivanders podia notar que no se veia novedad asi que alargue las zancadas hacia House of Books, queria poder echarle un ojo a todo lo nuevo que habia llegado, o como decia a veces Dash, mirar los dibujos que traian cada ejemplar.

Al abrir la puerta la campanilla comenzó a sonar o al menos dio un par de tilin hasta que alce la mano para que dejara de sonar, la cabeza de Leto fue lo que primero vi que se asomaba desde el segundo piso saliendo detrás de unas estanterías.

-Todo bien, tranquilo solo soy yo, ¿Como van las cosas hoy?- dije mirando a este.