~ House of Books ~ (MM B: 103943)

[Seba Granger]

Me fui quitando la chaqueta que traía puesta mientras subía los escalones hacía el piso donde Tommy me había señalado, deje la prenda en el barandal de la escalera, ya la tomaría alguno de los elfos y la llevaría al departamento, la varita siempre iba en mi pantalon así que de eso no debía preocuparme, una de las bolsas colgada de mi mano derecha, en esa llevaba las almendras recién tostadas, estaba seguro que si Dash las olía llegaría pronto ahí, aunque con el olor a café, no sería fácil distinguirlas, aunque de café sabía poco y no sabia que especie era.

 

En las primeras mesas no estaba la Potter Black y quedaba un poco escondida por uno de los tantos pilares que sostenía el siguiente piso, avance a paso lento hasta que ya estaba del todo visible y sonreí.

 

-¿Te cambio el capuchino por lo que tengo aquí?- señale a Darla levantando la bolsita que llevaba el pequeño detalle que había visto en la tienda de antigüedades.

 

En realidad el café no me gustaba en ninguna de sus formas así que solo lo hacía para jugar un rato.

 

-Hola Leto- señale al elfo al pasar a su lado, este también siempre un poco escondido entre los estantes de los libros.

[Darla G Dumbledore]

La vampiresa vió llegar a su prometido con paso tranquilo y llevando en sus manos un par de bolsas y paquetes, de una de ellas no tenía dudas del contenido, el suave aroma de las almendras tostadas sobresalía, y llenaba con su calidez el ambiente, entremezclándose con las volutas del café recién preparado. La sonrisa de Darla se amplió aún más con la que lucía su prometido en sus labios, se veía tan guapo, como siempre, adoraba esa sonrisa suya, con una mezcla de picardía que lo hacía ver tan sexy.

 

Una risita divertida escapó de los labios de la bruja ante la propuesta de su novio, inclinó la cabeza, evaluando el paquete que le enseñaba su novio y lo miró a él, que saludaba a Leto en ese momento.

 

--¿Seguro que quieres mi capuchino? Te lo cambio por un té chino ¿qué dices? Leto, trae uno de los tés nuevos a Seba para que lo pruebe --dijo la vampiresa aún medio riendo y segura de que aceptarían su propuesta.

 

El elfo había salido de tras la barra de cafetería y estantes de libros tras escuchar su nombre. Mientras tanto se había inclinado mientras guardaba una libreta en el delantal que le había regalado Antoni, hizo una inclinación profunda ante Seba.

 

--Buenos día amor Seba --y tras permanecer en silencio y alejado mientras la pareja bromeaba entre sí, se apuró a responder cuando le mencionaron --Leto trae enseguida el té para el amo Seba --y desapareció tras la barra de la cafetería.

 

Un par de minutos después aparecía con una bandeja plateada sobre la que se veía una tetera blanca con agua, una taza con bodes dorados sobre un plato a juego y a su lado un platito más pequeño sobre el cual reposaba un porta hebras de té con forma de corazón. El elfo hizo una profunda inclinación y dejó la bandeja junto al servilletero en la mesa que ocupaba la pareja.

[Seba Granger]

-No, no estaba seguro - reí por un momento mientras llegaba junto a la mesa que en esos momentos tenía varios libros, era seguro de los nuevos que habían llegado algunos aun tenía hasta el papel que los cubría para protección del viaje.

-Esta bien, acepto el té, espero te guste- extendí la bolsita con la pequeña chuchería que le había comprado pero antes que ella la tomara detuve mi mano, o mas bien no la solté cuando ella la cogió.

-Creo que podrías darme un beso- señale estirando los labios a los de ella, en cuanto sus labios tocaron los míos solté la bolsita, besándola con mucho amor.

-¿Como estás mi amor? ¿Que tal te fue?- miré a Leto que se alejaba, -Tranquilo no hay prisas no te vayas a quemar- acerque una de las sillas mas hacía el lado que estaba Darla, me senté en ella mientras dejaba las almendras sobre la mesa.

A los pocos minutos Leto ya estaba de vuelta ni siquiera le había dado tiempo a Darla de abrir el paquete que le había entregado, -Muchas gracias Leto, yo me sirvo- sonreí al elfo que enseguida regreso a la estantería donde estaba.

[Darla G Dumbledore]

En verdad era maravilloso como se complementaban y conocían, Darla sonrió más al escuchar la respuesta de su prometido de que no estaba seguro, dando por "ganado" el round de los gustos por las bebidas, ella adoraba los cafés y los tés por igual, siempre debían ser de algún sabor o especiados, pero su novio era de gustos más simples y el té le gustaba así, como té, casi tal cual era concebido. Cuando él tendió la mano con el regalo ella extendió la suya, pero Seba la detuvo, arrancándole una sonrisa. Se inclinó hacia él y lo beso con mucha ternura y amor, sosteniendo su mano su regalo. De hecho, lo apoyó en sus rodillas y disfrutó con placer de los labios más sabrosos del mundo.

 

--Claro que puedo --murmuró entre sus labios apenas se despegaron pero no antes de robarle otro piquito.

 

--Bien mi vida, creo que tengo más cosas interesantes además de los libros --señaló las carpetas con las propuestas de venta de los terrenos desocupados vecinos.

 

Echó una ojeada a las almendras que había dejado sobre la mesa, le salía lo golosa a veces, pero ahora tenía algo más interesante y sus dedos recorrían con curiosidad el paquete que tenía entre sus manos. Mientras Leto preparaba el té empezó a desenvolverlo, quitándolo de la bolsa, abrió la cajita, despegando la cinta que la mantenía cerrada, estaba quitando el papel de seda que lo cubría cuando llegó el elfo con su pedido.

 

--Ohhh... pero qué bonita, --una pequeña cajita musical antigua, con forma de piano lucía ahora sobre la mesa junto a las listas, que fueron rápidamente desplazadas junto con los libros.

Darla giró con delicadeza la cajita y giró la llavecita que le daba cuerda con mucha suavidad y cuando sintió el tope se detuvo, levantó la tapa y una suave melodía inundó el local.

--Muchas gracias mi amor, está preciosa --repitió la Potter Black mientras se inclinaba hacia su novio y besaba con ternura sus labios agradeciendo su regalo.

Editado 29 de Marzo del 2019 por Darla Potter Black

[Seba Granger]

-Perdón lo poco, en realidad habían muchas otras cosas mas pero no me decidía y salí con poco dinero muggle- murmuré mientras sonreí con lo que decía de que tenía mas cosas interesantes, me eche hacía tras en la silla equilibrándola en las dos patas traseras para observar coqueto a mi novia.

-Si, tu tienes muchas cosas muy interesantes, y deliciosas- reí un poco sonrojado pero jugando en la silla mientras me deleitaba con la belleza de la bruja que tenía junto a mi.

Observé el pequeño piano que tocaba su melodía después que Darla le diera la cuerda, -Supongo lo podríamos hechizar para que se movieran las teclas o algo mas, pero me pareció que estaba lindo, antiguo pero lindo- respondí el beso de mi prometida.

-Me alegra que te haya gustado, tal otro día podríamos ir ambos- puse un poco de azúcar a mi te y revolví con la pequeña cuchara que reposaba en el plato de la taza, inhale profundo el aroma del te llevando luego la taza a mis labios, tomando un largo sorbo de ella.

-¿A que horas saliste? no te sentí en la mañana- me sonroje un poco por que dormía profundo cuando ella se había marchado, pocas veces no la sentía o a veces me hacía el dormido por que sabía que algunas de sus salidas temprano era para cazar y seguro no quería compañía.

[Darla G Dumbledore]

--No es poco --protestó la pelirroja y acaricio con ternura la superficie de su cajita musical pianito. Le encantaba y le recordaba a una que había tenido cuando era pequeña, claro que aquella no era tan bonita, era cuadradita, de color amarillo con patitas y no tenía ni idea quienes eran las chicas orientas que había en la tapa, esa se la había regalado su papá.

 

Un suave sonrojo cubrió sus mejillas mientras Seba la observaba, también sonrojado, tras decir lo de sus cosas deliciosas e interesantes, sin embargo no pudo evitar moverse coqueta, ofreciéndose a su novio, con una sonrisa tímida.

 

--¿Tú crees? A mi no me molesta sea antiguo, sabes me encantan las cosas antiguas tanto como las modernas mi amor, pero el mayor valor y lo que la hace aún más bonita de lo que es, es que tú me lo regalaste --dijo Darla con un gesto tímido y tierno a la vez. De verdad adoraba los detalles que Seba tenía con ella, aunque no solía reconocer que le encantaban esos mimos y delicadezas, ella intentaba tenerlos, pero era medio, bastante, torpe para ello.

 

--Me encantaría, nos debemos las salidas que comentamos en la clase de Conocimientos Muggles, me encantaría que fuéramos mi amor, y hasta que paseemos más en tren, apuesto que en algún lugar hasta nos encontramos con Sagitas --río la vampiresa mientras su novio revolvía su té para endulzarlo, ella recordó entonces su capuchino, que había pasado a un segundo plano por su novio y su cajita musical.

 

--Ohh, creo que hoy se me fue la mano, madrugué demasiado, me parece que fue antes de las cinco --frunció el ceño, sí había estado preocupada y esta vez no se había mantenido por mucho tiempo en su propio bosquecillo recién descubierto, había ido más lejos, se había aparecido en las afueras de Londres y luego había regresado a su bosque, no solo había sido cacería, más bien había sido correr, saltar, y no se había atrevido a nadar por no haber llevado una muda de ropa. Estaba segura que Seba quedaría preocupado por su loco raíd, por eso intentó minimizarlo --fui un poco más lejos hoy, más allá de las afueras de Londres, a las zonas menos pobladas.

[Seba Granger]

Acerque mi mano a la mejilla de Darla al ver su sonrojo, me encantaba como era y como ambos pese a los años nos podíamos sonrojar mientras nos coqueteábamos, aunque cuando nos dejábamos llevar pese a los sonrojos de ambos la timidez dejaba su paso a la sensualidad y la pasión.

-Me alegra que te haya gustado mi amor, y se que te gustan, por eso siempre ando viendo si encuentro algo que te pueda gustar, ¿Por lo antiguo te revieres a mi?- reí un poco mientras tomaba una de las galletas que ella tenía desde antes.

-Sabes que me encanta que podamos salir, cuando quieras lo hacemos, además que quiero recorrer y conocer muchos lugares en tu compañía, así podemos traer mas recuerdos para nuestro hogar y para los chicos- observé que Leto asomaba un poco la cabeza cuando ellos eran nombrados.

-¿Quieres almendras Leto?- le mostré un paquetito con estas de donde saque varias y se las puse en una servilleta así luego le pasaría a los demás.

Escuché lo que me comentaba de su salida, me mantuve en silencio por unos instantes mientras bebía un poco mas de mi te.

[Darla G Dumbledore]

Un suspiro escapó de los labios de Darla mientras entrecerraba los ojos disfrutando la caricia de Seba y antes de que éste retirara la mano la retuvo con la suya y besó la palma de su mano con ternura, viéndolo a los ojos con amor. Río ante el comentario de Seba sobre lo antiguo.

 

--Ey, que tú eres joven aún, eres mi bebé bello --dijo con tono dulce y mimoso la vampiresa mientras su novio se servía una galleta.

 

--Pues yo soy material dispuesto, para salir o para arrinconarnos a leer juntos en los días más feuchos --siguió la mirada de Seba y descubrió a Leto espiando por encima de la barra, le sonrió a él también. No tenían hijos por ahora, pero sus elfos eran casi como si lo fueran, o sus sobrinos, esos son más mimados muchas veces, malcriados dirían algunos, pero no era tan así. ¿O sí?

 

--A Leto le gustan las almendras --respondió el elfo, quien tras una gran inclinación, tomó las que le ofrecía el Granger --Leto agradece al amo Seba --agregó el elfo todo colorado mientras que se iba con su tesoro envuelto en una servilletita y metía un par en los bolsillos de su mandil.

 

--¿Fuíste muy lejos hoy? Si aún tienes granas a la noche podríamos tomar un tren e ir hasta alguna zona en que alla restaurants muggles y comer algo allá, si no es muy lejos podemos volver caminando o sino nuevamente en tren --comentó la pelirroja mientras tomaba un puñadito de las almendras que Seba había traído.

[Seba Granger]

Me quede pensando y riendo con lo que yo era un bebe, tallé mi barbilla un par de veces y mientras observaba el té que quedaba aun en mi taza lo dije distraido, -Bueno si nos ponemos a comparar con la edad de los vampiros, si creo que soy un niño de pecho- reí un poco mas sentándome en la silla que estaba mas alejada por si mi vampira quería venganza.

Sonreí al ver a Leto que aceptaba mis almendras, y se alejaba contento con ellas, -No tienes nada que agradecer, si ves a los otros les dices que traje almendras que vengan por las de ellos- pronuncie al elfo que ya disfrutaba de algunas.

-Sabes que me encanta poder acurrucarnos o pasar el tiempo contigo donde sea- miré a Darla de nuevo mientras le tendía un poco mas de almendras luego que ella había tomado algunas.

-No, no fui lejos, ¿De verdad quieres salir? oí que habían lugares bellas en la noche, que la iluminación que les colocan hacen que se vea espectacular, lo que no pregunte es donde, pero podemos conocer- el crujido de los frutos secos se hacían sentir mientras esperaba las respuestas de Darla.

[Darla G Dumbledore]

Una sonrisa pícara se dibujó en los labios de la Potter Black ante el comentario de su prometido, sus palabras de que era un niño de pecho le habían hecho pensar en ofrecerse a dárselo, pero por pudor, ante la presencia de su elfo, solo lanzó un beso hacia su novio, haciendo un piquito con sus labios. Tenía razón que en comparación a los vampiros él era joven, pero la verdad es que, aunque ella era mayor, y era vampiro, era más gracias a su alter ego que tenía antigüedad como vampiro y su dominio de sí misma se lo debía a su "tía" que la había cuidado luego de su transformación en vampiro y horcrux.

 

--Lo sé mi amor --dijo ampliando aún más su sonrisa mientras extendía su mano para tomar las almendras que Seba le ofrecía y aprovechaba a acariciar sus dedos con ternura, el mago se había puesto un poco lejos, no demasiado, quizás en parte por la broma de la edad, sus dedos rozaron con ternura una vez más los de él antes de acercar las almendras hacia ella.

 

--A mí me gusta la idea amor, sabes que lo hablamos cuando hicimos Conocimientos Muggles, y si a ti te agrada la idea con gusto voy contigo a recorrer la noche muggle londinense. Si quieres ir conmigo, claro --dijo la vampiresa con un tono de timidez, observando a los ojos a su prometido, esperando su respuesta mientras mordía una de las almendras, partiéndola a la mitad con un crack que sonó en el silencio que había en ese momento en el local, parecía que las mordidas de las almendras se había convertido en la "música de fondo" de la charla de la pareja.