El Parque de las Lamentaciones y Circ dels Joglars (MM B: 102350)

[Sagitas E. Potter Blue]

Permanecí quieta, esperando la decisión de mi prima. Sol tenía un difícil juicio consigo misma, valorando lo bueno y lo malo de traer al fantasma de su pareja a este mundo. No quería que mi felicidad le influyera; también había sufrido lo mío y aún quedaba por sufrir mucho más. Pero yo había decidido que era un mal menor a soportar a cambio de tener a mi marido a mi lado. Ella también tenía que decidir.

 

Y yo respetaría lo que decidiera.

 

Cuando se acercó al reflejo y dijo su nombre, lo repetí hacia mis adentros, levantando un escudo fantasmal en torno a Farkas, sólo para cerciorarme que, si lo hacía, si conectaban, si salía..., saliera sólo él. Intenté no distraerme aunque era difícil resistir el encanto del tono ansioso que le llamaba. Era tan emocionante... Despertaba en mí tantos recuerdos...

 

Juro que sólo fue un instante, pequeño, minúsculo, casi inexistente. Pero una corriente de aire me empujó al suelo. Salía del reflejo del agua en calma. Grité, me había pillado desprevenida, perdida en el amor que mi prima destilaba.

 

-- ¡Sol! ¡No lo toques! -- le grité.

 

Esperaba que me hixiera caso o tendríamos un gran problema. Podría perderse en el interior de un mundo de muerto, de almas ansiosas por poseer cuerpos vivos y salir al exterior, volver a ser lo que eran. Y algunas almas pertenecían a un grupo muy tétrico... La fuerza me sujetaba en el suelo como si me atara a él. Tenía que vencerle, levantarme y establecer de nuevo los escudos para evitar peligros.

[Matt Blackner]

JACK BLACKNER

 

Debía reconocer, a pesar de ser un fantasma, que el mundo que abríamos ahora, mediante el espejo, no me gustaba. Le tenía respeto, dado que....yo había sufrido alli. En el infierno aun se me reservaba un espacio en el que algún día, aquellos demonios y muertos a su servicio esperaban volver a encerrarme. De alli me había salvado Sagitas, y abrir una puerta a ese mundo siempre suponía un riesgo.

 

Porque además, Sagitas ya lo sabía, alli no solo habitaban buenas almas, sino tambien espíritus oscuros, seres desesperados por regresar a este mundo, y que se aprovecharían de cualquier oportunidad para regresar al mundo de los vivos.

 

Sol habló, llamando a quien ella esperaba encontrar. Pero nadie respondía.

 

O eso pensábamos.

 

Algo pareció moverse por delante del espejo, y de pronto, temí. Aquellos no eran quienes ella buscaba, sino que eran otros seres, eran otros espíritus que alargaban las manos y arañaban el interior del espejo, en un intento porque Sol les tocara y se entregara a ellos, dejándolos asi escapar.

- Aléjate! - le grité, viendo asustado como una extraña fuerza tumbaba a Sagitas bruscamente y la retenía.

 

Debía hacer algo. Un fantasma puede dañar a otro. Es la ventaja que se tiene. Asi qeu moví los brazos, creando con mi energía un perímetro qeu nos protegía a todos de aquellos seres.

[Helike R V PB]

Eyra Weasley off: espero no interrumpir con éste pequeño rol, la trama que estáis llevando

 

Esa noche decidió ir visitar el parque de las Lamentaciones. Le gustaba. Era uno de sus refugios preferidos a la hora de hacer meditación espiritual y lo necesitaba. La llenaban de energía cada vez que hacía uno de esos procesos "mágicos" cómo ella lo llamaba. A pesar de estar en un lugar que no le impedían hacerlo, el parque era lo más natural que había cerca y eso le permitía estar en contacto con la plena naturaleza que ahí había. La llenaban de una paz y calma y era mejor que los altos muros en dónde se refugiaba cada vez que necesitaba protección...

 

Faltaba poco tiempo para la noche de halloween y a pesar de que, sabía que no correría peligro de hacer lo que tenía pensado, quería hacer una consulta a alguien especial para ella. Esa noche, la luna brillaba en lo alto, las estrellas la acompañaban y el clima no podía ser mejor. Apenas llevaba encima una capa de seda, de color verde, la túnica que portaba, era de color blanco perla, un color característico de su congregación. En su pequeño morral de cuero, atado a la cintura, portaba todo lo que necesitaba y en su diestra, llevaba su varita de serbal. Le daba una protección máxima y que, esperaba no tener que usar, tan sólo para lo necesario.

 

Cuando accedió al parque, el ruído de la verja metálica y el crujir de los goznes hicieron que algunos animales de cuatro patas, se marcharan asustados, pero a ella no le dio importancia. Hasta le dio la sensación de que, la figura del dragón metálico le daba la bienvenida moviendo sus párpados, aunque quizás, fuesen imaginaciones suyas o el movimiento de los árboles, por encima de la puerta. Encontró uno de los caminos que había usado la vez anterior. Fue a paso lento, pisando con cuidado de no resbalar, por sus sandalias romanas atadas a sus piernas.

 

A pesar de la intempestiva hora, no se encontró a nadie por el camino, ni siquiera al guarda que sabía que protegía el lugar. Fue caminando despacio, hasta toparse con un poco de hierba baja y que daba en dirección al río y un poco más cerca del hermoso parador de mármol. Fue sacando sus cosas; una pequeña manta de cuadros, cuatro velas blancas, un mortero de cobre y cuatro pociones simples que eran inócuas para las bestias que por allí rondaban. Sacó una pequeña campana que producía un suave sonido al menor movimiento y, empezó a colocarlo todo con sumo cuidado...

 

Tras rezar varias letanías en lenguas muertas, esperó a que su proceso de trabajo hubiese concluído. Roció el lugar con un poco de ron blanco y encendió un puro habano para que el ambiente fuese más amable para su "llamada" particular. Esperaba no molestar a nadie con ese pequeño trabajo espiritual, no se sentía con fuerzas para batallar con nadie y mucho menos, con demonios cabreados. Ella sólo usaba magia blanca y muy en contadas ocasiones como aquella, podía permitirse "hablar" de forma personal y sin interrupciones con alguien muy querido para ella.

[Sol Lestrange Black]

Aquello se estaba saliendo de control, un fuerte viento me hizo tambalear mientras seguía llamándole con todas las fuerzas de mi corazón, sabía que aquello no era tarea fácil, pero tampoco imaginaba que algo podría salir mal, mi optimismo y ganas de volver a verlo nublaban mi plena razón.

 

De pronto todo era un caos, la calma del lago se esfumo, mientras a lo lejos escuchaba la voz de Sagitas pidiéndome que no tocara la superficie, mi mano parecía tener vida propia acercándose peligrosamente a aquel remolino de colores, sabía que no tenía que hacerlo, pero era más fuerte que yo, aquel reflejo me mostro aquel rostro amado.

 

-¡Aléjate!-escuché en un murmullo lejano, pero no quería hacerlo, no podía, mi sexto sentido gritaba igual de desesperado que me detuviera, pero mi corazón acallaba cualquier intento de precaución.

 

-Fark ven, puedes hacerlo mi amor, yo te necesito, por favor, vuelve…- dije en un murmullo con mis dedos a escasos centímetros de la superficie.

 

Un silencio me envolvio y con el un halo de luz que se mantenia fuerte a mi alrededor, no podia ver nada mas que la turbulenta agua agitandose y salpicando, algunos rostros fantasmales, y entre ellos el percto y definido rostro de quien deseaba con toda mi alme vovler a ver.

 

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Editado 12 de Septiembre del 2018 por Sol Lestrange Black R

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Necesitaba pasear un poco en sana paz. Desde que había regresado con SJ no había tenido ni un solo momento de paz, tranquilidad, relajación... Es mas cada día era un caos nuevo: amaba a mi hijo y aunque había sido algo duro para el adaptarse y tener un lugar y casi 500 ojos encima de él en cada momento había sido un alivio empezar a enseñarle a controlarse, pero siempre había una cortina quemada en algún lugar de la mansión, un piso quemado, un conjunto de enredaderas colgando de los cuadros, conejos zapatillas corriendo por todo el lugar o un acuario, pez, mascota, dragón, tarántula u otro animal que hacia falta en cualquiera que hubiera sido la familia y que "misteriosamente" había aparecido en nuestro hogar.

 

No me quejaba, cada día SJ me asombraba con su inteligencia y su poder, cada día era mas facil verlo reír, correr, perseguir a los elfos, llorar porque Matt le hacia bromas, poder visitar la tumba de mi padre, contarle sobre su nieto... o ver la cara de amor que mi madre ponía cada vez que el renacuajo le decía abuela, eso no tenia precio pero... añoraba un poco el silencio y la paz.

 

Por eso decidí dejar a SJ con Harpo y el ejercito de Elfos que continuamente corrían detrás de él y venir al circo, pasear por el parque, de pronto empezar a ponerme de nuevo en forma, no se... tal vez hacer algunos cuantos malabares, hablar con mi madre a ver si podíamos volver a abrir los números compartidos o ¿porque no? Volver a tener mi numero, sonreí pensando que tal vez iba a ser complicado porque había perdido mucho estado físico después del embarazo de SJ y durante estos dos años.

 

El frío que sentí no era natural, la niebla que veía mis ojos no era natural tampoco, es mas cualquier otra persona que fuera un demonio podría verla y eso solo significaba que el velo que separaba el mundo de los vivos y de los muertos tenia un agujero y por como picaba mi piel parecía que el agujero era enorme, camine lo mas rápido posible hacia el lugar donde provenía la sensación y me fije que mi madre estaba tendida en el piso gritándole a mi prima y casi indistinguible a Jack.

 

Frote mis sienes, si mi madre estaba al frente de ello no debía preocuparme pero algo en toda la situación no me gustaba, aun asì me di media vuelta dirigiéndome hacia las carpas del circo cuando sentí un gran frío en la espalda

[Farkas]

Farkas Lestrange

 

 

Aquel era su mundo, no lo disfrutaba, pero tampoco lo sufría, había pasado ya en el tiempo, aunque no sabía exactamente cuánto, todo ahí era diferente, no se percibía dolor o tristeza, alegrías o glorias, todo era simple.

 

En medio de aquella “nada” no había motivos para inquietarse, aunque aquel día las cosas cambiarían sin que el mismo lo supiera. Farkas escucho aquella voz, la reconocería entre millones de ellas, la había escuchado ya en otras ocasiones, pero esta vez era fuerte y clara, llamándolo. El demonio intento acallarla pero mientras más lo intentaba la voz retumbaba más fuerte dentro de su cabeza.

 

-¿Qué demonios pasa?- se preguntó a si mismo.

 

-Tengo que amarte amor, tengo que amarte, aunque está herida duela como dos, aunque te busque y no te encuentre y aunque la noche pase y yo te tenga y no…Fark ven, puedes hacerlo mi amor, yo te necesito, por favor, vuelve...

 

-Sol…- murmuro inquieto.

 

La tierra temblo bajo sus pies. La cúpula sobre su cabeza comenzó a lanzar chispas para después abrirse de golpe, a su alrededor comenzaron a surgir figuras fantasmales intentando alcanzar aquella nueva salida.

 

-Sol no…- Repitió preocupado, deseaba volver a verla desde luego, pero aquello e ra muy arriesgado.

 

Algo mas fuerte que la propia razón lo atraía, sabía que esa magia solo podía porvenir de ella, su voz era hipnótica llamándole, necesitaba ir, necesitaba volver.

[Sagitas E. Potter Blue]

En la zona del parque, junto al lago:

 

Desde el suelo sentí el peligro acuciante. Algo... Sí, algo, porque los muertos sin alma no son alguien. Jack la tiene, por supuesto, era un logro mágico entre Amor, la magia más poderosa, y algo de Magia indebida que no podía confesar en voz alta. Por eso temí cuando él se acercó y le pidió a Sol que se alejara. Me saltaron las lágrimas que contuve apenas.

 

-- No te acerques tú tampoco, Jack...

 

¿Qué temía? ¿Que la fuerza le adujera y lo chupara hacia el otro lugar, del que luchaba por mantenerle alejado? Luché por levantarme pero noté que, cuando lo hacía, perdía el pequeño control que aún tenía sobre el espejo. Sombras pululantes, manos que forzaban la débil línea que los separaba de este mundo, formas que intentaba traspasarlo...

 

No debería haberlo hecho... Me mordí los labios con fuerza hasta sentir el sabor a sangre, un leve sacrificio para recuperar el control. Dejé de moverme, era inútil gastar energía en el forcejeo cuando necesitaba toda la fuerza para mantener el escudo activo. Sólo debería cruzar Farkas, el amor de Sol pero... ¿Sabría reconocerlo?

 

Necesitaba ayuda, de eso sin duda; no sé porqué había pensado que yo podría con ello sola. Sentí que Jack levantaba un escudo de protección alrededor de nosotras para protegernos.

 

-- ¡No! -- grité, desde el suelo.

 

Desde el momento en que él lo levantó, me sentí libre de aquello que me retenía inmóvil. En mis brazos aparecieron manchas oscuras, allá donde unas manos invisibles me habían sujetado. Pero ahora, libre, encerrada en aquella protección, el escudo había caído. ¡Necesitaba restaurarlo!

 

-- ¡Déjame salir, Jack, por favor!

 

Sé que lo hacía para protegerme, para protegernos, pero había hecho caer mis propias defensas del espejo. Sol estaba fuera.

 

-- ¡Sol, Sol, no te acerques! -- Desde allá dentro de las defensas de Jack, podía ver que el agua del lago se había alborotado, como si mil criaturas marinas estuvieran chapoteando en él. Tragué saliva y volví a implorar a mi marido para que me dejara salir de su protección. -- ¡Se la llevarán!

 

Y eso parecía. En el espejo, los movimientos se hacían más violentos. Pero algo vino en mi ayuda. Noté que alguien hacía un ritual, algo tosco pero potente, muy cercano a los que realizaba mi abué en aquella Galicia lejana en el tiempo. ¿Quién sería? No la pude identificar, era la primera vez que veía ese aura como sacerdotisa. Pero funcionó como distracción pues una voz masculina sonó fuerte y clara y la visión de un hombre en el espejo de agua habló a Sol. Aún así, yo no me fiaba.

 

-- ¿Es él? ¿Puedes jurar que es él? ¡¡Jack, maldita sea, déjame encargarme o entrarán...!! ¡¡Todos entrarán!!

[Xell Vladimir Potter Black]

Me había mantenido al margen todo el tiempo, para no molestar en aquella escena que era claramente particular. No conocía a la mujer con la que hablaban los tíos, pero ellos parecían mantener una conversación amena. Sólo cuando la tía Sagitas había comenzado aquel ritual, noté que había tensión en el ambiente pero deduje que era más por lo que podría suceder, por el resultado, que por la relación entre ellos.

 

Y es que Sagis debía querer mucho a aquella mujer para arriesgarse con aquella ceremonia de aquel tipo. Había aprendido su uso viendo a mi madre y a la tía dentro del Confesionario. Eran dos grandes sacerdotisas de las que había aprendido mucho pero nunca había hecho una. Por ello, noté enseguida que algo iba mal pero no me atrevía a inmiscuirme. No me creía capaz.

 

Sagitas gritó a la mujer y la llamó "Sol", no sabía si era un mote o el nombre pero había preocupación por ella. Cuando vi que el agua temblaba supe que algo iba muy pero que muy mal. Cuando la tía gritó a Jack que le dejara salir, noté que el tío había protegido a su esposa en un escudo para protegerla. Ese amor era tan bonito... ¡Ojalá yo llegar algún día a amar de esa manera! Pero le había hecho un parco favor, pues había desprotegido el espejo de agua, dejando en peligro a la chica.

 

A lo lejos, la fantasma del Parque de las Lamentaciones y su viejo novio, Aleskei, contemplaban lo que sucedían.

 

- Manteneros al margen - les grité, con miedo. Si se descontrolaba todo, era mejor que no tuviéramos que preocuparnos por ellos. - ¡Tía, ten cuidado! ¡Prima Perenela! - estaba sorprendida que ahora que necesitaba actuar, aparecieran más gente a la que proteger.

 

No sé cuando decidí intervenir pero me vi allá, delante del espejo, junto a la mujer llamada Sol. Ella llamaba a alguien y una voz masculina contestó. Cuando la tía Sagitas gritó que "todos iban a entrar" supe que era necesaria mi ayuda. Moví las manos e hice los gestos que había visto mil veces a la tía, musitando las palabras aprendidas en el pasado. La voz masculina seguía allá pero un el muro entre el otro mundo y éste se fortaleció un poco. Al menos hasta el siguiente ataque de unas manos que empujaban violentamente contra el espejo.

 

- ¿Tía....? - dudé si había hecho lo correcto. Ahora yo estaba en primera línea junto a Sol y... ¡mejor no pensarlo!

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

La voz de Xell me hizo volverme, tratar de detallar mejor la escena, las cosas no estaban bien, mi madre no estaba manejando nada de la situación ya que Jack (Bendito su corazón de oro, pero inoportuno) la había encerrado en una protección dejando un espejo desprotegido. Yo personalmente sabia cosas de sacerdotisas por todo el entrenamiento que mi madre había tratado de imponer en mi, había aprendido una que otra cosa que me eran útiles pero no había escogido esa rama de la magia como una carrera para mi, no cuando tenia la sangre demoníaca de mi padre haciendo contraposición con esto.

 

fije mi vista en el espejo y específicamente mas allá de el, de donde el velo hacia presión para rasgarse, xell se adelanto tratando de reforzarlo para lo que había del otro lado no saliera de este lado, se me erizo todo el vello del cuerpo y vi manchas azules en varias zonas de mis brazos donde mi lado demoníaco pugnaba por salir.

 

Las sombras del Limbo... ese pacifico y torturado lugar lleno de almas perdidas con sed y hambre de vida, se estaban arremolinando alrededor del espejo tratando de romperlo, tratando de poseernos, no me di cuenta cuando me transforme, cuando mi piel había cambiado a azul, cuando había desplegado las alas, cuando había agarrado a Sol con mi cola separandola del espejo con fuerza, ni empujado a Xell del camino y mucho menos cuando había siseado hacia el espejo una advertencia, estaba en el borde de aquel lugar y una pequeña fuerza y Sol y yo quedaríamos atrapadas en la privación sensorial del limbo y yo... bueno yo trataría de no caer.

[Sol Lestrange Black]

Todo se había vuelto un lío, voces, gritos y aquel fuerte viento que surgía del lago, nuevas personas llegaron hasta nosotros, mientras Sagitas intentaba que no me acercara a aquel punto, pero ya era imposible detenerme y más aún cuando en medio de todo aquello escuche mi nombre, era el, reconocería su voz, me acerque más al agua intentado distinguirlo en la superficie que se había vuelto un remolino de luces mezcladas con oscuridad. De la nada una nueva voz femenina daba indicaciones a las que no preste atención.

 

-Sigue mi voz, tienes que salir de ahí Dihb…- dije apartando todo miedo, mi necesidad de traerle de vuelta era imperiosa, no me importaba ningún riesgo, solo quería verlo.

 

Todo eran gritos, pero yo ya no distinguía mas nada, solo su voz, repitiendo mi nombre fuerte y claro, era el, tenía que ser el, el agua comenzó a salpicarlo todo, mi ropa estaba ya húmeda, por mis mejillas comenzaron a rodar lagrimas con una mezcla de alegría y angustia, por no poder tenerlo aquí, pero sabía que estaba por verlo de nuevo, el agua pareció calmarse un segundo antes de que empezara a emerger una cabeza, era el ya no había dudas, forcejeaba como si algo intentara detenerlo, intentando quitarse de encima algunas manos que parecían intentar aferrarse a el para también emerger del agua.

 

-¡Tienen que hacer algo!- grité desesperada- ¡Tienen que ayudarlo a salir!- supliqué con voz entre cortada a la recién llegada.- ¡ES EL!

Editado 19 de Septiembre del 2018 por Sol Lestrange Black R