Jump to content

Defensa Contra las Artes Oscuras VI


Mael Blackfyre
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Los dementores habían buscado refugio en los árboles más alejados por lo que la castaña sintiéndose segura movió la varita haciendo así que su patronus desapareciera dejando tras de si tan solo una estela plateada que pronto se disipo por completo. El profesor Elvis, que había estado pendiente de todo lo que sucedía, les daba ánimo y elogiaba la valentía que demostraron al protegerse de las diferentes criaturas que había invitado a la clase.

 

 

 

Siguiendo las indicaciones la Black Lestrange permaneció en su sitio mientras todo a su alrededor se modificaba, aquel despliegue de magia lo había visto en innumerables ocasiones en la Sala Cambiante del Ministerio. Imaginaba que ese lugar funcionaba igual o de forma similar. Pronto el bosque desapareció, ahora se encontraban en un aula común y corriente, si no tomabas en cuenta que había más puertas de las necesarias.

 

 

 

—Val… — escuchó de pronto. No era más que un susurro sin embargo reconoció la voz. Instintivamente retrocedió alejándose de la puerta > pensó > —Val… sé que estás ahí — aquellas palabras la hicieron estremecer.

 

 

 

—…Allí dentro encontraran una prueba enorme. Todo depende de su disposición — escuchó decir a su profesor, logrando sacarla del shock que le causo escuchar aquella voz.

 

 

 

—Es solo una prueba…—susurró para si misma. A su alrededor ya no estaba ninguno de sus compañeros de clase, al parecer todos habían ingresado en su respectiva puerta. Sujetó con fuerza su varita, con la mano libre abrió la puerta e ingreso.

 

 

 

La puerta se cerró tras ella y la oscuridad la envolvió por completo. Lo único que podía escuchar era aquella voz llorosa que la llamaba, que le suplicaba que no le hiciera daño. Dio unos cuantos pasos de forma insegura y todo a su alrededor cambio. Ahora podía verla, era Gisi, aquella joven que había crecido junto a Valkyria y que solía llamarla hermana. Lucía tal como la recordaba, con aquel cabello revuelto y aquellos ojos de mirada rebelde… desafiante.

 

 

 

—Val… sé que estás ahí… por favor —susurro la joven intentando acercarse a la vampiresa.

 

 

 

 

 

Antes de ingresar a la habitación había pensado que con el pasar de los años las cosas quizá fueran diferentes, que podría perdonar el daño que Gisi y la mujer que le dio la vida le hicieron, el dolor que le causaron, pero que equivocada estaba. Tan solo con verla sintió deseos de hacerla sufrir, de acabar con ella una vez más, de que sintiera un poco del dolor por el que ella misma tuvo que pasar.

 

 

 

 

 

 

—Ella ya no está… Cruciatus —Dijo sintiendo aquel cosquilleo recorrer su brazo y el deseo de causar daño, de verla sufrir se apoderó de ella. El rayo salió despedido de su varita impactando en el pecho de la joven que empezó a retorcerse de dolor, a gritar. Cerró los ojos dejando que el llanto y los alaridos de su hermana la relajaran.

 

 

 

 

Imperio… — dijo alguien a su espalda y sintió como la voluntad abandonaba su cuerpo. Bajó la varita sin poder hacer otra cosa que obedecer. Los gritos cesaron pues su hechizo anterior ya no tenía efecto, se había convertido en una marioneta.

 

 

 

En su interior luchaba por librarse del hechizo, pero una fuerza poderosa se lo impedía, la controlaba y evitaba que pensara con claridad. Ahí de pie sin poder moverse se concentró en lo único que podía hacer, poner su mente en blanco y esperar el momento preciso para liberarse.

 

 

 

A unos cuantos pasos de donde Valkyria se encontraba, la progenitora de la castaña, Kira, intentaba ayudar su otra hija, que yacía pálida e inconsciente en el piso. De pronto lo sintió, el hechizo se debilitaba y una sonrisa triunfal apareció en el rostro de la bruja, aferró con fuerza su varita y con un rápido y ágil movimiento dijo.

 

 

 

Avada Kedavra — el rayo verde impactó en Gisi arrebatándole la poca vida que le quedaba. —No te preocupes madre… pronto estarás con ella… —Dijo apuntando hacia Kira… Fue entonces cuando todo volvió a oscurecerse y aquella escena, que en realidad había sido un recuerdo suyo, desapareció.

 

 

 

El rostro de la castaña lucía sombrío y muy serio cuando salió de aquella habitación. La prueba le había traído a la memoria recuerdos que por más que se empeñaba en dejarlos en el olvido, se empeñaban en atormentarla. Lo único que había sido reconfortante era ver sufrir una vez más a aquellas brujas, sonrió de medio lado y movió llevó la mano a su cuello para masajeárselo mientras movía la cabeza.

 

 

 

—Una clase realmente interesante… — dijo a su profesor luego de que este acabara de dar algunas instrucciones a uno de sus compañeros.

 

 

trFd9O9.gif       |E1K6rE7.gif |             6ulee7D.gif

https://i.imgur.com/IALDOC3.png

OtrJr1c.gif |1WWGxI5.gif|BeQGYFc.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Odiaba terminar en el suelo, por cualquier razón, simplemente no lo toleraba. Bufó un par de veces antes de ponerse de pie y cuando ya había flexionado las rodillas, la mano de Elvis apareció ante sus ojos. No era un hombre de recibir ayuda o de parecer vulnerable, pero apreció el gesto haciendo un movimiento de cabeza y cerró la mano entorno a las falanges del profesor. Un segundo después, volvía a estar vertical tras un salto ágil y un agarre firme. Limpió su túnica a medida que escuchaba las indicaciones y alzó una ceja escéptico al leer el pergamino que le había tocado.

 

-Relicario? ¿Así sin más? -ahora su ceño se arrugó, pensando en las mil cosas que podían salir mal en manos de un relicario como el que había usado el Señor Tenebroso en sus días de gloria. Pero fue suficiente con eso. No hizo más preguntas, no buscó de eludir la tarea. Asintió una vez y una voluta de humo envolvió su anatomía, llevándolo lejos en un abrir y cerrar de ojos.

 

Extrañamente, era de noche cuando salió del remolino de la aparición. Estaba en medio de una carretera asfaltada con cuidado y poco iluminada por un par de farolas cada tantos metros, el frío de la época se representaba con rastros de nieve paleada y el viento albototaba su cabello mientras sus ojos curiosos miraban a su alrededor. Las edificaciones modernas y el contraste hacia lo antiguo de las aldeas habitadas que había al otro lado de la vía era maravilloso de ver, incluso estando bajo el manto nocturno. Entornó los ojos, tratando de ver más allá en el pueblo y la silueta de una montaña llamó su atención.

 

Metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones, empezó a andar con pausa a través de la nieve, obviando el hecho de que estropearía su calzado. Apretó la varita con disimulo tras confirmar que nadie lo veía y se aplicó un hechizo desilusionador , el cual evitaría que lo detectaran. Más adelante, había un par de personas que estaban sentadas afuera en sillas plegables, abrigadas por varias mantas que alguien debía haber puesto encima, pero miraban a la nada sin ver realmente. Zack no se acercó, ni trató de ayudarlos, siguió su silencioso camino por un sendero que cada vez ascendía más. Era una sombra y nadie debía notarlo, como un turista más.

 

El frío era el menor de sus problemas siendo un vampiro, lo que empezaba a preocuparle en realidad era la misteriosa onda de poder que había en el ambiente. Podía sentir la cantidad de magia que flotaba en el aire y que vivía entre los muggles sin que éstos pudieran notar su presencia. Y el rastro llegaba hacia la cima, donde un templo era alumbrado por una lámpara de aceite. Caminar era una idiotez, tomando en cuenta la distancia, por lo que la nieve se sacudió cuando abandonó su posición y se hundió cuando sus pies volvieron a hallarse en la superficie, cientos de metros más arriba.

 

Llevó la lámpara consigo, pues nadie la necesitaría más que él, y hechizo se desvaneció cuando ya había dado un par de pasos en el interior. El poder maligno se intensificaba con cada pisada y atravesaba su cuerpo como si quisiera halarlo hacia él, idea que no debía ser muy descabellada tomando en cuenta que era un mago y que solían tener una ambición mucho más palpable hacia lo peligroso que los muggles. Pero al ser un mortífago estaba más que familiarizado con el tema que cualquier otra persona. Sacó la varita como una precaución y tan sólo dejarla a la vista, una fuerza más grande que él lo lanzó hacia atrás y apagó la llama de la lámpara antes de que chocara con el suelo y se quebrara con un estruendo.

 

-¿Quién está ahí?

 

La pregunta resonó en el templo como un siseo y el Ángel Caído cuadró los hombros antes de responder.

 

-Zack Ivashkov.

 

Por un instante que se alargó a varias bocanadas de aire, pensó que sólo había sido una pregunta inocente y que había pasado la prueba. No obstante, cuando intentó seguir el camino, el relicario se alzó de un pedestal que no había visto en la penumbra y explotó en una luz verdosa que presagiaba una batalla segura. Lo que no esperaba, era que lo que saliera de él fuera una mujer. Una mujer que era igual a él en muchos aspectos, a excepción de la edad, una mujer que él había visto sólo una vez en una fotografía.

 

-Hijo... ¿Has venido a rescatarme? -la voz de Natasha, melodiosa y con u marcado acento, lo estremeció y olvidó su misión por completo.

 

-¿Dónde estás? -sin darse cuenta, había bajado la varita.

 

-Aquí, ¿no lo ves? Sólo debes tocar el relicario, cariño, estoy atrapada ahí junto a tus tíos.

 

Zack no era consciente de nada de lo que estaba pasando a su alrededor. Ni cómo la bruma esmeralda lo había envuelto hasta empezar a moverlo hacia el relicario, ni en la mirada oscura y apagada que su madre tenía, además de ese siseo peligroso al final de cada palabra. Estaba embelezado con la imagen, perdido en su pasado al punto de ser un ciego. Hasta que su mente hizo click. Su madre estaba muerta. No estaba atrapada en ningún lado.

 

-Fuego Maldito -murmuró con amargura.

 

Tres águilas reales emergieron de su varita y salieron disparadas hacia arriba, cayendo en picada poco después. Impactaron una a una en el relicario y los gritos de su madre pasaron a ser chirridos que no pertenecían a ningún ser humano, era la maldad retorciéndose en la ira de

ser vencido. Otra explosión de luz terminó por mandarlo a volar fuera del templo y por poco cae por la montaña, pero tuvo la suerte de caer en la nieve. Y el relicario destruído cayó a su lado, como un pequeño bulto de metal achicharrado. La maldición estaba terminada. Lanzó una blasfemia al aire y tomó el objeto, sin detenerse a pensar en nada más, antes de desaparecerse definitivamente de Japón.

 

Una vez en el aula de clases, lleno de suciedad, mojado y evidentemente malhumorado, arrojó el objeto sobre la mesa más cercana.

 

-Ya.

5CBNzmy.jpg

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Excelente, Derek —me acerqué unos pasos mientras notaba como una figura de cabello castaño y ojos azules se acercaba, saliendo del tercer cuarto ocupado. Los otros dos alumnos, parecian haberse sumergido en aquella situación. Si tardaban un rato más, seguramente iría a ver como iba todo. Aquella actividad se trataba de puras visiones y encantamientos, lo que suponia que no era un peligro mortal—. Lamento si pretendias descansar, pero deben continuar. Si lo haces ahora, alcanzarás a tus compañeros en un abrir y cerrar de ojos. Toma...

 

Rebusqué en el interior de mi túnica, como lo había hecho con Adam y Zack, tendi mi mano hacia éste nuevo alumno y le comenté que debia volver a entrar por donde hania salido, pero que no lo llevaría hacia donde había sufrido en aquel enfrentamiento con las maldiciones imperdonables, sino que seria un destino diferente. Ni siquiera estaria en el mismo país. Las comunidades mágicas de los diferentes lugares intentaban persuadir a los muggles de que las cosas que ocurrian eran misteriosas o peligrosas pero nosotros, siendo magos, podiamos llegar a los objetos e intentar brindarles una solucion. Cuando tomó el pergamino, éste rezaba:

 

Jarrón egipcio. Las villas que se ubican en las desérticas tierras de África, son puntos favorables para los magos que intentan vivir alejados de los muggles. Sin embargo, uno de éstos, poseía un jarrón que absorbia las emociones humanas y a su vez, alimentaba al demonio que contenia en su interior, extendiendo su dominio cada vez más. Se encuentra a muchos metros por debajo de la arena y la entrada está marcada por una estatua de un gran gato negro con runas egipcias doradas.

—Estaré cerca, no te preocupes. Sé que vas a poder encontrarlo sin problema. Lo sabrás. —le comenté dándole ánimos. Era una manera de saber qué métodos conocían para encontrarlos—. Gracias, Valkyria. Yo solamente soy un guía. Ustedes realmente hacen todo el trabajo— comenté a la única bruja de la clase, que habia salido luego de Derek. Parecia que su cabeza le habia hecho una mala pasada pero al fin de cuenta, estaba frente a mi. Ya tenia su pergamino en mi mano, por lo que se lo entregué:

 

Piedra solar Azteca. Las comunidades mágicas de Norteamérica gurdaban codiciosamente algunos objetos malditos por otras culturas. A veces las compraban y otras, las robaban pero no se daban cuenta que éstas desgracias, arrasaban con cualquier persona que li rozara. Este artefacto, maldecia a cualquiera que entrara a la habitación donde se encontraba, dentro del museo.

— Solamente puedo decirte que tengas cuidado y no creo que sea una tarea difícil para ti —le dije con una sonrisa y un guiño del ojo.

 

@Derek Lúcien @

|| 1yqixEK.gif || Marca-1.gif.664cbd85ef4de2f10b959916cce5||
Chw3Ljs.png
GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

ya mi presión y mi cabeza se encontraba mejor y la temperatura de mi cuerpo no era fría como hace rato , fue como si hubiera regresado de la muerte de nuevo, pero por lo menos ya paso, a regresar a la sala estaba el profesor esperando para indicarnos cual seria la siguiente actividad que tenia que cumplir, para la cual me entrega un pergamino el cual solo decía libro maldito , cuando le fue a decir algo me di cuenta que el pergamino era un traslador, cosa que me extraño ya que por la oficina no había ningún permiso que por sus manos no pasara para que estos tipos de objetos fuera aprobados.

 

cuando su cuerpo aterrizo esta en un edificio grande de varias planta , muy deteriorado y abandona por varios años, se vea por que sus jardines no había nada de vegetación visible, esta mas que evidente lo que tenia que hacer entra y identificar ese libro que me había indicado buscar.

 

una vez adentro supe que era muy biblioteca, había grandes estantería llena de polvorientos libros, ademas de un silencio que reinaba, use un poco de magia para avisarle al profesor que ya estaba en lugar correcto así que levante mi varita - LUMUS- se ilumino la punta de mi varita un conocimiento que no era muy poco común que , la luz de este hechizo puedes usar como brújula para encontrar objetos maligno, ya que su presencia interfiere en la intensidad de la luz.

 

asi fue recorriendo los pasillos, y las estanterías hasta que por fin lo vi era un libro con tomo de cuero, esta solo en una repisa y había muy olor a azufre a su alrededor , tuve mi precaución de quedarme a mas de un metros de el se vea que tenia mucha protecciones y no podia ser tocado directamente, mientras pensaba con que tipo de magia contaba para cumplir con mi misión, en realidad no era tan experto en este tipo de cosa lo mio era mas las escobas y los hechizos.

 

Lo unico que se ocurrio fue hechizar algo que lo tomara, asi que realice otro hechizo -morphos- le un rayo de color azul salio a los estantes que se trasformaron en un felino algo parecido a un tigre pero de madero que fue el que pudo tomar el libro con su boca y trasportarlo, ahora la cosa era como hacer llegar hacia el salon de nuevo.

http://i.imgur.com/8vLFT7x.jpg
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Tomó el pequeño pergamino que le tendía Elvis. «Jarrón egipcio» se leía en una letra poco uniforme; levantó la vista y escuchó la breve indicación que éste le indicaba, al parecer tendría que encontrar este extraño jarrón en alguna parte de Egipto, o en un lugar muy cercano a este arenoso lugar. Sintiendo aún la extraña sensación sobre la figura que tenía, avanzó nuevamente en dirección a la puerta que había abandonado hacía unos instantes atrás. Presuntamente, esta actuaría como una especie de traslador que lo llevaría a la zona de su misión.

 

Sin haber llegado a la habitación, la puerta se abrió dejándolo ver nuevamente la oscuridad innata de su interior, pero ya no se encontraba ninguna figura espectral dentro. Penetró en la habitación y cuando la puerta se cerró de golpe, el piso desapareció y la oscuridad que lo rodeaba se convirtió en un vórtice de colores grises y marrones; hasta que sus pies tocaron nuevamente el suelo, uno mucho más suave que el anterior. El cielo azul se extendía en todas las direcciones a las que alcanzaba ver el castaño, al igual que la arena, la cual formaba pequeñas dunas en ciertas zonas.

 

El sol brillaba intensamente sobre su cabeza, y las ropas del castaño evidentemente subieron su temperatura corporal, haciéndolo sudar en pocos instantes. Con un giro de su varita apareció sobre su cabeza una gorra que cubría todo su rostro, incluyendo la parte posterior de su cabeza, hasta el cuello; sus ropas formales desaparecieron, siendo reemplazadas por un pantalón short de colores semejantes a su alrededor, y una camisa blanca con mangas largas, pero bastante holgada, para que su cuerpo pueda estar en contacto directo con el viento; aunque éste no era muy refrescante.

 

Tenía que encontrar una villa; una comunidad o algo similar debía de encontrarse cerca de donde el hombre había aparecido, no creía que el traslador lo hubiese hecho aparecer en un lugar X para tener que caminar demasiado. Se movió en dirección a una pequeña elevación de arena, lo usaría como mirador para poder ubicarse. Desde aquel lugar pudo ver unas pequeñas estructuras del color de la arena, de no haber tenido una buena visión, jamás las hubiera encontrado en medio de aquel paisaje.

 

Empezó a caminar, pensando que sería cerca, pero al cabo de 5 minutos supo que a ese paso llegaría un algunas horas. Irritado por la calor y la arena, que se había colado por sus zapatos, se apareció detrás de una pequeña tienda o campaña. No había movimiento allí, salvo por dos gatos que se correteaban alrededor de unos catres tirados frente a la tiendecilla. Avanzó entre otras parecidas, hasta llegar a lo que parecía ser el centro de aquella población; un espacio más amplio alrededor de la cual se encontraban tiendas más grandes que las del litoral que había visto, una única estatua sobre un pequeño pedestal sobresalía frente a él; un gato negro con ornamentos dorados que miraba fijamente al norte.

 

Se acercó a la estatuilla y la inspeccionó, tratando de encontrar alguna palanca: movió sus orejas y sus colas, pero al parecer esta no tenía ningún tipo de accionador. Caminó alrededor del pedestal observando las figuras que brillaban en la superficie negra del gato, y sin proponérselo pasó la punta de la varita por ellas, siguiendo el camino que formaban sobre la superficie del camino. Cuando terminó, un click le advirtió que algo había sucedido. El pedestal empezó a elevarse, y con ella la arena que se encontraba bajo sus pies. Cuando el pedestal estuvo casi a la altura de sus ojos, y el gato sobre su cabeza, los peldaños que habían surgido se removieron, cayendo, creando una especie de escalera al interior de la arena.

 

Con la varita en la mano, el hombre comenzó a descender lentamente. Las trampas egipcias eran bien conocidas, y lo mejor era mantenerse alerta a cualquier movimiento extraño. Se adentró a la oscuridad, y unos pasos más adelante conjuró un avis, de modo que las avecillas irían frente a él y evitarían cualquier trampa dirigida al castaño. el pasillo siguió derecho algunas metros, hasta que la oscuridad devoró al demonio completamente, conjurando un lumus para poder mirar lo que tenía frente a él. El pasillo se estrechó, y comenzó a descender en forma de espiral haciendo que cada vez menos oxígeno rodee al hombre.

 

Perdió la cuenta del tiempo que se estaba demorando, pero cuando un conjunto de púas saltaron frente a sus narices atrapando a todas las aves que había invocado, supo que debería de estar cerca. Avanzó más lentamente, entrecerrando los ojos para poder ver más allá de lo que la tenue luz de su varita le permitía, pero cuando su pie se hundió supo que debería de haber estado observando a sus pies y no su enfrente. La arena empezó a tragarse literalmente su pie, haciendo que tenga que inclinar la otra pierna para no perder estabilidad. Se aferró a una pequeña piedra que sobresalía de la pared y empezó a jalar su pierna, pero sólo luego de varios intentos lo logró, terminando sin un zapato y con el poco aire que contenía el pasillo.

 

Malditos egipcios —maldijo, saltando el tramo de arena y cayendo de costado a la dura piedra. La luz de su varita se había debilitado más, y no sabía si se debía a la poca cantidad de oxígeno, o por lo cansado que se encontraba el hombre. Avanzó unos minutos más, hasta que frente a él una aura extraña se materializaba. Podía sentir la presencia de miles de personas allí, pero no veía a ninguna de ellas; era como si sus mentes flotaran alrededor del castaño, todas hablando a la vez de diferentes temas. Avanzó más lentamente hasta que las paredes se alejaban entré si, formando un recinto triangular. En medio, un jarrón dorado, adornado con diferentes materiales preciosos se encontraban.

 

De ella emanaban las miles de voces que el hombre oía, y cuando se acercó más para cogerlo, una gama jamás vista de colores surgió de su interior y golpeó al hombre en la cara, haciéndolo caer al suelo. Sintió demasiadas emociones juntas, era como si su cuerpo no se pusiera de acuerdo a cual ignorar; su mente se volvió un revoltijo de recuerdos, anhelos y sueños. Presenció sus mejores recueros, los momentos que había jurado olvidar, las amargas experiencias, sus miedos, testimonios y, para terminar, su propio rostro, destruido por magia. Su cuerpo no respondía, su mente estaba demasiado ocupada con sus múltiples sentimientos; pero tras unos minutos sus recuerdos fueron reemplazados por el de otras personas.

 

El demonio lo estaba atacando ahora con los sentimientos de otras personas. Su mente trabajaba demasiado rápido y el castaño no sabía como detenerlo... Entre las miles de imágenes que veía, supo que debía de bloquear su mente como lo hacía con el encantamiento cruciatus. Intentó varias veces, y sólo al quinto intento logró reducir drásticamente las imágenes, y al sexto eliminó toda intención extraña sobre su mente. Aún en el suelo, observó el techo de la habitación y esperó unos instantes a recobrar el aliento; su respiración era demasiado rápida y las fuerzas lo habían abandonado.

 

Sectusempra —murmuró luego de un momento, golpeando el jarrón con el rayo y haciendo que éste se raje, pero sin romperse. Sabía que ello no mataría ni mucho menos al demonio de su interior, pero le daría tiempo para tomarlo y regresar. Se incorporó lo más rápido que pudo, agarrándose el lado izquierdo del torax y corrió hasta el jarrón, para tomarlo y desaparecer con él.

 

Cuando apareció en la clase, su figura notablemente daba pena. Sin un zapato, con el rostro golpeado, sudoroso, lleno de arena y con un poco de manchas de sangre de las aves que habían explotado en su cara. Dejó caer el jarrón al suelo, y su cuerpo cayó también, sentado; necesitaba recuperar fuerzas, sus músculos estaban totalmente adoloridos.


DwvFJdZ.png
http://i.imgur.com/bik93wQ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

—Al menos espero poder quedarme con la Piedra Solar —dijo cuando termino de leer el pergamino. —Ya que me voy a exponer a una maldición, sería lo más justo —añadió, para luego abandonar la clase.

Tenía una de idea de cómo obtendría aquel objeto, el único inconveniente era en donde ponerlo, hasta que recordó un par de cofres que hace ya mucho tiempo había hechizado para que sean capaces de retener en su interior cualquier clase de objeto maldito. Chasqueo la lengua pues no quería tener que entregar uno, pero sabía que no le quedaba de otra.

Al llegar a los límites de la Universidad la bruja desapareció rumbo a la mansión de los Black Lestrange que era donde tenía los cofres. Los guardó y luego se concentró en el lugar en donde estaba ubicado el museo en donde seguro encontraría la piedra solar, giro nuevamente sobre si misma y desapareció dejando tras de si una estela gaseosa de color gris.

La hora de visitas en el Museo había finalizado hace mucho tiempo y ahora reinaba la paz y el silenció en el lugar. La figura de la vampiresa apareció de la nada a tan solo unos metros de la entrada, en su mano derecha ya se encontraba su varita, lista para ser usada. Con la mirada busco a alguno de los guardias del lugar y no tardó mucho en encontrarlo o más bien el no tardó en encontrarla a ella.

—El museo cerro hace varias horas… regrese mañana — le dijo mientras con una linterna alumbraba el camino.

—Lo siento… pero se me ha antojado un paseo nocturno —dijo dedicándole una sonrisa cautivadora y al mismo tiempo levantaba su varita —Imperius —dijo y el efecto de su hechizo fue inmediato, ahora el guardia estaba bajo su poder.

—Llévame hacia la piedra solar… y por favor sin que nadie nos vea… —dijo la bruja.

Aquello era como quitarle un dulce a un bebé, muy fácil. El guardia, que no tenía mas opción que hacer lo que la castaña le pidiera, la guió a la sala de controles en donde desactivo las cámaras y alarmas de todo el lugar. Luego se dirigió a una de las salas dedicada a la cultura mexicana en donde se encontraba la piedra, sin embargó la bruja mantuvo la distancia ya que podía sentir la magia que rodeaba el lugar.

Dejó que el hombre ingresara solo en la estancia no sin antes entregarle uno de los cofres que había llevado consigo. No tenía ni idea la clase de maldición que tenía la piedra o si tenía otra clase de protecciones por lo que solo se concentró en mantener fuerte la maldición imperius y que su marioneta siguiera estando bajo su control.

Reducio — dijo apuntando hacia la piedra, la misma que al ser impactada por su rayo, disminuyo considerablemente su tamaño —Quiero esa piedra en el cofre… —le ordenó — Vas a poner en el suelo el cofre y tan rápido como puedas pones la piedra dentro—el uniformado cumplió con las ordenes sin embargo al tocar la piedra el hechizo de la Black Lestrange dejo de hacer efecto.

—Pero que… ¿cómo llegue aquí? —Pregunto desorientado —Hay no… —dijo luego de un momento al darse cuenta en donde estaba. Tan emocionada había estado la ojimiel que no había reparado en que el guardia se había vuelto más viejo y canoso de cuando ingresó en la habitación.

—Usted… —dijo en dirección a Valkyria e intento sacar su arma, sin embargo el haber tocado la piedra había sido el fin para el hombre. La vampiresa sonrió aliviada al ver como el cofre se cerraba accidentalmente cuando el guardia caía muerto, tan anciano que nadie sería capaz de reconocerlo.

Alejó de una patada el cadáver y recuperó su motín > pensó la bruja mientras se dirigía a la salida. Una vez afuera desapareció del lugar, no tenía caso perder más tiempo prestando atención a dos guardias más que de pronto habían aparecido.

—Aquí tienes… y yo en tu lugar no abriría el cofre —Dijo al ingresar nuevamente en el aula —A menos que quieras que todos envejezcamos tempranamente —comentó la castaña sin darle mucha importancia. — ¿Pensaste en mi propuesta? ¿me dejaras quedarme con ella? — preguntó la bruja.

En realidad la caja que había puesto sobre la mesa estaba vacía, el cofre con la piedra solar azteca estaba en un lugar seguro. No entregaría aquel pequeño tesoro a menos que su profesor se diera cuenta del engaño y no le quedara más remedio que entregar el verdadero.

trFd9O9.gif       |E1K6rE7.gif |             6ulee7D.gif

https://i.imgur.com/IALDOC3.png

OtrJr1c.gif |1WWGxI5.gif|BeQGYFc.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Excelente, Zack, como siempre. Aunque veo que te ha costado un poco de trabajo, pero lo conseguiste —le dirigí una sonrisa al joven que había lanzado el relicario a la mesa. ¡Lo había destruido por completo! Luego debería ver la manera que solucionaba aquello con el duelo verdadero del objeto. Esperaba que no me lo hiciera pagar. Adam también estaba encontrando el libro a la perfección. Y segundos después, llegaron los dos que faltaban.— ¿Estás bien? ¿Necesitas agua o algo? —el estado de Derek era peor que Zack, pero había llegado con el jarrón, que rápidamente me encargué de guardarlo en una caja de metal protegida— No queremos que ésa cosa nos termine atacando —comenté entre risas. La hermosa bruja había logrado capturar la piedra. ¿Qué motivo tenía para negarme?.— Claro que puedes quedártela. Solamente sé precavida, confío en eso

 

Le dirigí una leve reverencia con la cabeza esperando que lo fuera. Aunque siendo una bruja que había logrado a hacerse con la piedra, entonces podría mantenerla consigo. Y si algún día salían noticias de que alguien estaba siendo atacado con los efectos del objeto, no habría duda alguna del culpable. Esperé que los cuatro tomaran un poco de aire y descansaran. Sabía que había sido una situación tras otra pero estaban aprendiendo y me lo demostraban. Todas las puertas que estaban a nuestra disposición se cerraron. Y toda aquella habitación se esfumó volviendo a ser el claro del bosque donde nos habíamos visto la primera vez.

 

¡Llegamos a la etapa final! Déjenme felicitarlos por su excelente trabajo hasta ahora. Pero la siguiente situación es la final y la que dictaminará si pasaron el curso o no —indiqué con mi mano hacia más allá de los arboles. El ruido de la naturaleza había llegado de nuevo a nuestro entorno. Las copas de los árboles se movían suavemente. Y se notaba que a muchos metros, había movimiento. Me aclaré la garganta para explicar de que iba todo: — Ésta situación contará con cuatro fases que deberán saltar. Cada uno tomará una dirección diferente, y en el camino hacia la primera fase se encuentra una Esfinge, una Arpía, un Inferi y un Gorro Rojo. Se enfrentarán a uno diferente. En la segunda etapa, luego de sacarse de encima a ésas criaturas, aparecerán otras: Un Vampiro, un Licántropo, un Basilisco y un Cancerbero.

 

Deberán poner todo su conocimiento en ello y que no lleguen a atraparlos. Ésto es igual, cada uno se enfrentará a una criatura diferente—esperaba que entendieran. No era tan difícil aunque las criaturas irían específicamente al que más deseaban. No intentarían ir con algún otro, solo su objetivo. Me faltaba explicar las otras dos partes.— Una vez que pase la segunda, llegarán a la tercera, donde deberán crear una poción relacionada a las Artes Oscuras y su antídoto —miré a los cuatro chicos. Si sabían algo de pociones no sería difícil—. Y la última que se encuentra un poco más adelante, tendrán que inventar alguna maldición relacionada a las Artes Oscuras y su contramaleficio.

 

Desde ése momento, ya podrían empezar. Cada etapa estaba marcada con un gran cartel que les indicaba que irían en buena dirección. Estaba seguro que todos pasarían aquellas pruebas, pero de alguna manera se trataba de poner todos los conocimientos que fuimos viendo en aquel modo de resolución. La adrenalina, el miedo y ésas emociones podrían nublar hasta el mago más sabio. Ellos sabrían que estaría dando vueltas por allí si necesitaban algo.

|| 1yqixEK.gif || Marca-1.gif.664cbd85ef4de2f10b959916cce5||
Chw3Ljs.png
GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Que le había costado un poco. Apretó los labios en un intento de no reaccionar mal hacia el profesor, ¿qué culpa tenía él? Pero estaba en su naturaleza ser agresivo, física y psicológicamente. Tanto como vampiro como Mortífago, aquello era el pan de cada día para él. Lo que no estaba era dispuesto a seguir luchando contra sus propios demonios y tampoco tenía ganas de enfrentarse al molesto recuerdo de su madre. Se limitó a asentir en respuesta a Elvis y desvió la mirada hacia un punto poco atractivo de la habitación, esperando.

 

Los minutos transcurrieron con rapidez, era un grupo competente de magos y todos habían logrado la tarea con particular eficacia. Sólo cuando todos llegaron y no tenía que ser el único centro de atención, los brazos cruzados de Zack se relajaron y bajaron a sus costados.

Era curioso y algo insistente, si la última fase estaba cerca era muy probable que él fuera el primero en querer pasarla. Vaya que sí. Sus ojos relampaguearon cuando vio el nivel de peligro que había en su tarea y sin esperar más indicaciones, eligió su camino.

 

 

Primera fase

 

La remarcada palabra en la entrada lo hizo sonreír. ¿Qué lo esperaba adentro? Con pasos decididos, se adentró cada vez más por el camino iluminado por antorchas. Era una cueva más amplia y cuidada que el templo que había visitado antes en Japón, una sala rectangular de aspecto infinito. Pero de pronto una pequeña sombra empezó a acercarse hasta él, indefinible debido a la forma en la que su rostro parecía esquivar las llamas, haciéndose cada vez más enorme hasta que sus movimientos felinos eliminaron las dudas de la mente de Zack. Ambos se detuvieron al mismo tiempo y la criatura, elegante e intimidante, escrutó a su contrincante con esos ojos temibles e inteligentes.

 

-¿Osas pasar? -la Esfinge hablaba como una mujer, una peligrosa mujer. Zack asintió.

 

-Así es, ¿me lo permites?

 

La fuerza nunca debía ser empleada con una Esfinge, eso lo sabía. Eran más poderosas de lo que aparentaban y pelear contra ella sería un desperdicio, no había necesidad de matarla siempre y cuando...

 

-Siempre y cuando logres resolver mi acertijo.

 

Con una sonrisa, el Ángel Caído asintió y la pregunta resonó en la sala como una profecía más que una incógnita.

 

Hay una calabaza. Dos la ven, cinco la toman y treinta y dos se la comen. ¿Quienes son los dos, los cinco y los treinta y dos?

 

El ceño de Zack formó una serie de arrugas de las que él, muy probablemente, no era consciente de poseer. La Esfinge, inmóvil, esperó paciente durante los minutos siguientes, soltando una especie de ronroneo que resultaba mucho menos adorable que lo que podía producir un gato. Pero el hombre se mantuvo firme, atando cabos en su mente hasta que al fin se decidió. Sabía que, de fallar, tendría que evitar que la bestia lo aniquilara con un solo movimiento, así que se preparó para la magia sin varita y soltó la respuesta.

-Dos la miran, un par de ojos. Cinco la toman, los dedos de la mano. Y treinta y dos la comen, todos los dientes.

 

Por un segundo, creyó haberse equivocado. La Esfinge dio un paso al frente y él, tratando de no parecer intimidado, se mantuvo en su sitio con los ojos clavados en su peligrosa boca. Pero la criatura le hizo una pequeña reverencia y se apartó del camino. Tras ella, a un par de metros, la entrada le daba paso a la segunda fase. Dudó en darle la espalda durante un respiro, pero al final decidió que no tenía muchas opciones. Regresó la reverencia y avanzó hacia la puerta con toda la tranquilidad posible.

 

 

Segunda Fase

 

Todo había salido bien a la primera. Eso era buena señal. Sólo esperaba

que su suerte fuera un poco mejor en adelante y le tocara algo sencillo para pasar a la tercera fase sin mucho retraso. ¿Qué tan difícil sería enfrentar a alguien de su propia especie, por ejemplo? Pero el siseo que escuchó al final sel camino lo hizo maldecir por lo bajo. Algo pesado se arrastraba hacia él y era muy evidente que no iba a ser una caravana de cosas lindas.

 

Bajó la mirada de inmediato y empezó a poner el cerebro a funcionar. Tenía un minuto, más o menos, para que todo se fuera al caño y el Basilisco lo alcanzara. Entonces una idea pasó por su cabeza. Se sacó los zapatos rápidamente, ya con el siseo de la bestia retumbando en sus tímpanos y buscó la varita en el bolsillo. El primer Morphos salió de inmediato y el segundo Morphos lo siguió de cerca, haciendo imposible que se diferenciaran uno del otro. Pero ambos hechizos habían tenido el efecto deseado, podía verlo gracias a que aún no podía subir los ojos o moriría de una forma trágica.

 

Por el tamaño y el peso de su calzado, la transformación era válida. Las aves no pesaban demasiado, todo era más cosa de las plumas. Y las dos gallinas, rápidamente, empezaron a revolotear a su alrededor. Tan pronto hicieron eso, el Basilisco soltó un alarido de dolor como si estuvieran haciéndole daño y la sombra que se habia cernido sobre Zack empezó a alejarse. En algún lugar había leído que las gallinas espantaban a los Basiliscos. Era bueno saber que no se habían equivocado.

 

-Obscuro -soltó el mortífago, apuntando hacia arriba.

 

Por la sombra en la pared, pudo saber dónde estaban los ojos de la criatura y sólo cuando miró que ésta lanzaba su gran cabeza de un lado a otro, tratando en vano de sacarse la venda oscura, subió la mirada. Victoria número dos. De haber hecho sólo la cinta, habría sido lo mismo, pues aún podría olerlo. Pero con las gallinas saltando por ahí, era divertido, incluso, ver cómo la enorme serpiente se pegaba a una esquina asustada e indefensa debido a la ceguera. Zack pasó al trote junto al gran cuerpo de la bestia y selló la puerta, por si su suerte cambiaba.

 

 

Tercera Fase

 

-Vale, veamos...

 

No era el fanático número uno de la creación de pociones. Ni siquiera la elaboración era una de sus tareas favoritas. Su prima era quien hacía esas cosas, llenando las alacenas del

castillo regularmente con los brebajes que los sacaban de la miseria después de cada batalla. Pero Leah no estaba ahí y él tendría que arreglárselas solo. Torció el gesto al pocisionarse frente al caldero y empezó a leer cada una de las etiquetas de los ingredientes, haciendo uso de su memoria a largo plazo para darle algo de sentido a lo que quería hacer.

 

Mezcló durante una hora, sin exagerar. Agregó todo lo que creía conveniente y aumentaba o bajaba la cantidad de calor que aplicaba a la cocción según la cantidad de cosas que iba sumando. Finalmente, la dejó reposar y empezó con el antídoto. Este era menos complicado que la poción en sí, pero también se llevó un buen tiempo. Al acabar tenía una poción Generadora de Alucinaciones. No alucinaciones comunes, no. Quien la bebiera tendría una oleada de imágenes

perturbadoras que dañarían su mente. Cada vez con más regularidad, las alucinaciones mostrarían torturas o muertes, incluso, de sus personas más cercanas. Era una poción a corto plazo, pocas personas resistirían más de unas horas bajo el efecto de su pócima.

 

-Y tú, eliminarías dicho efecto -redactó en un pergamino el procedimiento que había llevado a cabo y colocó junto al letal frasquito plateado otro de un tono lila.

 

Detendría la regularidad de las alucinaciones pero no repararía el daño psicológico. Funcionaban, ambas, como un Cruciatus y cuando este paraba de afectar al individuo. Suficiente para una poción de Artea Oscuras y un antídoto, ¿no?

 

 

Cuarta Fase

 

Ahí se quedó en blanco más tiempo del esperado. ¿Qué otra maldición interesante podría crear con tantas que había en la actualidad? Él mismo las usaba a diario en sus batallas contra la Orden del Fénix y aún no dejaba de verlas como algo especial, único y aún no totalmente descubierto. Había cosas de las maldiciones que nunca se entendía por completo. Y delante de él estaba ese maniquí muy realista, que esperaba a que hiciera algo útil.

 

-Sanguinem Ulcus.

 

Concentró todo el poder mágico que había en su cuerpo para enviarlo a la varita y ésta vibró con fuerza cuando el efecto estuvo realizado. Si su latín no estaba del todo mal, había dicho las palabras correctas. Vio cómo el maniquí temblaba ligeramente ante el hechizo y pasados un par de minutos, cómo la sangre falsa empezaba a salir por cada orificio que tenía. Hizo una mueca de disgusto, pues no era muy agradable de ver y pensó en el contrahechizo.

 

-Frigus -apuntó a la cara del maniquí y el sangrado se detuvo.

 

Por la cantidad de sangre perdida y por el daño que debería tener una estructura circulatoria, se necesitarían al menos dos Episkeys para terminar de curarse. Pero ese no era su problema. La maldición consistía, literalmente, en hacer hervir la sangre hasta que ésta empezara a reventar los pequeños vasos sanguíneos que había en las zonas más débiles del cuerpo humano. Evidentemente, eso llevaría a una muerte rápida a cualquiera.

 

Palpó su bolsillo para comprobar que

llevaba las pociones consigo y buscó el camino hacia la salida. Cuando estuvo frente a Elvis, algo sudado y sin zapatos, parecía menos peligroso de lo que era en realidad. Pero su sonrisa de satisfacción dejaba muy en claro lo mucho que había disfrutado el asunto.

 

-¿Algo más?

5CBNzmy.jpg

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

escucho las palabras de su profesor de que era lo que le faltaba por hacer, de nuevo su ambiente había cambiando ya no estaban en una sala, si no de nuevo en un denso bosque, se vea que a una distancia corta se encontraba una criaturas esperando por nosotros, eso el profesor nos comenta que había varios obtaculos en nuestro camino para poder concluir la clase.

 

a escuchar sus indicaciones lo que hice fue correr, correr hacían delante dejar todo atrás su problemas, sus dadas, sus angustias todo quedaba atrás, solo era el y bosque , pero ene so luego de varios metros y no se vea nadie de la clase cerca, me tropence con lo que pensé que era una raíz que sobre salia del piso, en esta etapa del bosque estaba mas obscuro por que los arboles era muy altos y no dejaban ningún claro en cielo, ni siquiera podía ver sus copas.

 

en eso sentí que una criatura se acercaba saque mi varita pensé en iluminar todo el lugar sabia que hechizo era el indicado - incendio- esperando una luz , en vez de eso lo que provoque fue una llamarada de fuego, asustando lo que había por hay cerca, pero por lo que pudo ver fue un INFERI, así que me calme un poco y puede apagar de nuevo el fuego, esta vez espere que se acercara lo suficiente para poder hacer de nuevo un hechizo , cuando estuvo menos de un metros - incendio- era tanta la ira que tenia en mi ser ene se momento que el fuego se volvió negro quemando en vida a la criatura.

 

 

segunda etapa

 

envuelto en incendio forestal que yo mismo cree, ya estaba todo fuera de control así que

 

después de eso seguí mi camino pero esta vez con el fuego negro que salia de mi varita quemando todo el bosque que estaba a alrededor, sin que nada ni nadie se salvara, era una ira y una impotencia que posea que no podía controlar, cuando vi que enfrente de mi había un licantropo , una criatura que conocía muy bien ya que en mi otro vida, sufrí sus trasformaciones, aun en mi cuerpo quedan rastro de de ese ser.

 

- tu cosa raro a mi no me asusta, así fue que un combate cuerpo a cuerpo comenzó , mi ropa fue la primera que sufrir los daños, parecíamos 2 animales en defensa de su territorio me aruño fuertemente por todas partes, pero si algo estaba yo seguro que no dejaría ganar y volver a sufrir la pesadilla que ya había sufrido y la cual me había alejado de mi familia por tanto tiempo hasta que conseguí librarme de la bestia mi fuerza de voluntad mi amor por mi familia y por mantener sano le gano a su fuerza inraccional, asi que como pude lo envié de nuevo hacia una de las llamaradas donde se quemo, así fue que me calme luego como cosa rara empenzo a llover y me quede hay en suelo esperando que todo se calmara para poder continuar

http://i.imgur.com/8vLFT7x.jpg
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Agradeció el gesto del profesor y de inmediato un vaso de agua apareció frente a él. Tomó todo su contenido de un trago y cuando hubo terminado, éste se llenó nuevamente; el castaño lo terminó rápidamente, para luego hacer lo mismo con un tercero. Descansó sentado en el suelo, para luego ver cómo nuevamente su alrededor mutaba, para mostrar el pequeño claro en el que habían estado hacía varios momentos. No quería enfrentarse a más criaturas, pero al escuchar las palabras de Elvis, tuvo que resignarse a enfrentarse nuevamente a las criaturas.

 

Se recostó un instante, y giró su varita cambiando su ropa nuevamente, a un par de jeans y una camisa holgada, cambiando su aspecto, aunque su rostro seguía estando tan estropeado como siempre. Se alisó un poco el cabello y se incorporó, al ver que dos de sus compañeros se alejaban de su posición para ir a las profundidades del bosque. El eligió un camino al azar, y con la varita en la mano empezó a adentrarse a la misma.

 

Primera fase

El bosque se oscurecía con forme el castaño adentraba en él, dificultándole levemente andar, pero no demasiado. El camino en unos pocos metros más se empezó a anchar, separando los árboles y permitiendo que la débil luz ingrese al caminillo. El castaño avanzó un momento más, hasta que escuchó un sonido extraño, como el roer de un hueso detrás de la base de uno de los árboles, levantó la varita y caminó alejándose de los sonidos, ya que no sabía que criatura podría aparecer y atacarlo. Esperó unos segundos y nuevamente escuchó el sonido, pero esta vez acompañado de un sonido similar al de alas agitándose.

 

Detrás del árbol apareció una figura femenina, pero sólo en algunos aspectos: el rostro era bastante agresivo y la boca tenía una forma redondeada, sus ojos saltones y la piel llena de berrugas algo grotescas. La fémina sonrió y avanzando lentamente, desplegando sus alas en el camino y mostrando unas garras bastante grandes; en una de ellas sostenía lo que parecía ser una pequeña pierna, la piel del castaño se escarapeló al preguntarse de quién podría ser.

 

—Sabes que esta zona del bosque está prohibida para humanos —musitó la figura, moviendo uno de sus brazos en un gesto de desdén hacia el castaño—. A menos que quieras ser parte de la cena... Aunque prefiero carne más tierna.

 

—No soy humano —el castaño sabía las tácticas que tenían las arpías, no la quería hacer enfadar para evitar que se vuelva agresiva—. Por eso me doy los lujos de andar por zonas que a los humanos no se les permite. Al igual que tu, es raro encontrar a una criatura como tu en el bosque.

 

Apenas terminó de hablar, cayó en cuenta que había cometido un leve error. Los ojos de la mujer se salieron de sus cuencas y sus alas se colocaron en posición ofensiva inmediatamente. Las arpías odiaban ser vinculadas directamente con el mundo de las criaturas mágicas, ya que creían que ellas eran una forma evolucionada del ser humano. El castaño retrocedió medio paso, y sostuvo su varita fuertemente con la diestra, listo para atacar si la criatura se le abalanzaba.

 

—Animal indeseable —dijo entre dientes, y se abalanzó sobre el castaño, saltando mucho más alto de lo que un humano podía hacerlo debido al impulso que le dieron sus alas. Levantó ambas garras lista para destrozar con ellas el rostro del demonio, pero este conjuró un Desmaius que impacto en el pecho de la criatura, sin hacerle caer en los efectos del hechizo. Lo único que hizo fue hacerle perder la puntería a medio salto, por lo que la criatura cayó sobre él y logró abrirle una herida en la mejilla con sus garras.

 

Incendio —conjuró inmediatamente lanzando una bocanada de fuego a la bestia que se impulsó al aire, tocando la parte que el castaño le había chamuscado, sus ojos habían perdido toda cordura, y sabía que si no la terminaba en ese momento, lo terminaría matando—. Petrificus totalus —musitó al momento que la bestia se abalanzaba nuevamente hacia él.

 

El cuerpo cayó como una piedra frente al demonio, quedándose ahí. El hechizo normalmente tendría una larga duración, pero no sabía si la criatura tendría los mismo efectos que un ser común, por lo que lo mejor era alejarse del lugar lo antes posible. Pasó junto al cuerpo, mientras con la manga de la camisa se limpia la sangre que se mantenía en su rostro, manchando la tela azulada de un rojo carmesí intenso.

 

Segunda fase

 

Continuó con la caminata varios metros más, esperando que algo se abalance nuevamente sobre él, pero no escuchó nada por varios minutos. Había movido su varita para regenerar la piel de su pómulo, y la herida que le había provocado la arpía había cerrado sin dejar rastro alguno que alguna vez había estado allí. El camino estaba inusualmente tranquilo, por lo que supuso que ya debería de estar muy cerca de su próximo enfrentamiento. El terreno empezó a descender, pero el bosque en ciertas zonas había sido destruido. Varios árboles estaban caídos y otros arrancados de raíz; una criatura bastante grande debería de ser su siguiente obstáculo.

 

Escuchó a un costado una respiración bastante ruidosa, y se alejó lo más rápido posible de la zona, ya que no esperaba encontrarse con el obstáculo tan cerca; no quería tener a una criatura que podía arrancar un árbol gigantesco de raíz. Observó entre los troncos y las ramas, y vio cómo un perro gigantesco de tres cabezas reposaba a un costado, dos de sus cabezas se encontraban con los ojos cerrados, mientras que la tercera lo había escuchado acercarse y buscaba en la oscuridad el origen del movimiento.

 

Empezó a gruñir, despertando a las otras dos cabezas e incorporándose lentamente para atacar al demonio, sin embargo, el truco para manejar a éste tipo de bestia era bastante sencillo y con un simple movimiento de varita, apareció un piano de cola que empezó a tocar una suave melodía. El sonido era bastante relajante, y de inmediato la criatura se sentó nuevamente, empezando a quedar adormecida por la música, hasta quedar nuevamente dormida.

 

—Bastante sencillo —musitó, siguiendo con su camino notando una pequeña estructurar a varios metros de donde el castaño se encontraba. Seguramente era allí donde debía de realizar la tercera fase.

 

 

Tercera fase

La pequeña cabaña en la que ingresó poseía una luz azulada en su interior, haciendo el ambiente más frío del que en realidad era. Había una infinidad de materiales que podía utilizar para realizar su poción, así que empezó a indagar cuales le podrían ser útiles. Tomó varios de los frascos y los llevó hasta la mesa en donde se encontraba el caldero; prendió el fuego y lo primero que puso fue un poco de bálsamo. Según le parecía conveniente, empezó a añadir dientes, uñas, hojas y otras cosas que creaban diferentes efectos en las personas, cambió la intensidad del fuego varias veces, y removió tantas veces en direcciones diferentes, que perdió la cuenta. Al final se limitó a batir lentamente, ya que no quería hacer salpicar la poción.

 

Al poco tiempo vació un poco del contenido del caldero a uno más pequeño, y colocó algunos antídotos dentro para contrarrestar los efectos del veneno. Giró otro par de veces la poción y apagó el fuego de las dos al mismo tiempo y las dejó reposar mientras buscaba frascos limpios para colocar su mezcla. Regresó a la mesa y olió ambas pociones, la primera olía fuertemente a lavanda aunque no le había colocado ese ingrediente, y sin embargo el antídoto olía a huevos podridos mezclados con higados crudos putrefactos. Raro, pero interesante.

 

—Bálsamo penetrante —murmuró mientras lo escribía sobre un pedazo de papel; lo pegó al frasco con el veneno. Los efectos de aquella pócima eran bastante complejos, ya que al ser su consistencia muy parecida a la de una avena, podía simular ser alimento, sin embargo al que lo ingiriese, sentiría a los segundos cómo su mente era absorbida lentamente, impidiéndole pensar o actuar, ya que el creador de la posición tendría el control momentáneo de la persona.

 

—Bálsamo liberante —murmuró igualmente, escribiendo el nombre del antídoto. Lo pegó sobre el frasco; el contenido de éste era de un rosa intenso, y tenía la consistencia muy parecida a la de una goma. Había sido interesante, pero sabía que las pociones era mejor guardarlas, ya que de ser ingeridas, el castaño tendría como en su mente un tercer ojo, que le permitiría ver lo que el que haya tomado la poción estaba haciendo. Guardó ambos frascos en un bolsillo y giró para ver la única puerta del lugar que no había entrado.

 

 

 

Cuarta fase

Se adentró a la puerta que hasta el momento había ignorado de la cabaña, y encontró a uno de sus dobles de la segunda prueba, el que le había lanzado las maldiciones imperdonables a él. El ser se encontraba de pie, mirándolo sin parpadear, lo cual le resultó bastante inquietante al demonio, pero se limitó a ignorarlo y darle la espalda para pensar en una maldición. Habían las que te hacían sangrar, te hacían gritar, te quitaban movilidad.... ¿Que podía reprimirse a una persona?

 

Pensó unos instantes y una idea se le vino a la mente. Habían maldiciones que te quitaban algún sentido, pero lo mejor sería poder quitar todos los sentidos a la vez, o invalidarlos de alguna manera. O intercambiarlos con otra persona. Una buena opción podía ser intercambiar los actos entre dos personas indefinidamente; hacer que lo que una persona realice sea mandado por la otra, y que ésta segunda a su vez sea mandada por la primera. Es decir, lo que uno quisiera hacer lo haría el otro, pero alternadamente; los sentidos se mezclarían, ya que sólo mantendrían uno y los otros cuatro cambiarían de "dueño" al azar.

 

Giró de su posición y encontró a los dos dobles de las maldiciones. Era como si la cabaña pudiera leer sus pensamientos. El castaño avanzó hasta quedar frente a ellos y levantó su varita, mentalizando el efecto que quería tener en ambos entes, y materializando la intención en dirección a su varita. Una gota fría resbaló por su frente y cuando creyó estar listo, pronunció palabras que ni él mismo sabía que sabía.

 

Substitutione sensus —de la varita surgieron dos rayos plateados que impactaron en el pecho de los hombres. La mente del derecho controlaba el cuerpo del izquierdo, e inversamente, lo cual los hizo atolondrarse notablemente, ya que el castaño había elegido que sólo mantengan el sentido del tacto, los demás sentidos habían intercambiado, y seguían cambiando indefinidamente entre ellos en ese momento, notándose en sus ojos la confusión de no saber que cuerpo controlar.

 

Uno de ellos quiso avanzar, al mirar en dirección a él y señalarlo, pero los pies del otro fueron los que se movieron, sin embargo éste quedó a la mitad y la pierna del primero siguió el movimiento, no esperándoselo y cayendo al suelo de bruces. El castaño se rió, ya que aunque no era algo que los podriá matar, agotaba sus fuerzas mentales al tratar de controlar tantos aspectos al mismo tiempo, que si no se realizaban el contamaleficio, sus cerebros entrarían en un estado catatónico que los dejaría vegetales.

 

Domain Sua —conjuró, eliminando el efecto, haciendo que ambos cuerpos caigan al suelo, mareados por los efectos.

 

El poder mental siempre era mucho más exigente que el físico, por lo que recordando las palabras que había murmurado segundos antes, salió de la cabaña para caminar todo el camino de regreso a la clase. Esperaba que esta fuera la última prueba, ya que había sido larga y estaba agotado; quería llegar a casa y relajarse toda la noche.

 


DwvFJdZ.png
http://i.imgur.com/bik93wQ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.