Astronomía III

[Mackenzie Malfoy]

- ¡Xell! ¡Xell! ¡Ven aquí! Mira esas burbujitas en la superficie. Mira como hacen ploff y choff cuand saltas sobre ellas. -Obviamente, los cráteres de la superficie lunar no hacían ni ploff ni choff, pues no había aire que pudiera transportar sonido alguno. Pero a Mackenzie le gustaba imaginar que el polvo que levantaban cuando saltaba sobre ellos, hacía algún sonido conocido.

 

Siguió avanzando por la superficie lunar, pero Sagitas la llamó y se giró en redondo. Avanzó donde señalaba Sagitas, hasta llegar a un lugar en el que había una pisada junto a una banderita.

 

- ¡Anda, pero si esto lo dejaron las muggles y aún sigue aquí! ¡Qué bobos! ¿Es que no vieron que la luna está llena de pisadas de magos?

 

Se giró en redondo para señalar las innumerables pisadas de magos y no vio ninguna.

 

- ¿No estaban aquí hace un momento? Juraría que había cientos de pisadas. Muuuuuchasss ¡hip! ¡Uy perdón! -se tapó la boca con la mano- ¿Qué querías una cámara de fotos? Claro que llevo una, compre una en el Magic Mall no hace mucho o era un reloj familiar? ¡Qué lío llevo! ¡Tantas compras acaban por no dejarte saber lo que tienes! ¡Vamos, vamos, la foto!

 

Mackenzie se colocó junto a Sagitas y Xell y puso su mejor sonrisa, sacando la botella de champagne que le quedaba en el bolsillo de su túnica y mostrándola a la cámara. ¿Estaba Fenrir por ahí? Seguro, un lobo no se iba a quedar sin aullarle a la luna.

 

- ¿Os dais cuenta de que podemos oírnos? ¿Será el casco burbuja y ese horrible traje de astronauta que lleva Sagitas o será que hemos descubierto una nueva forma de comunicación mágica? ¿Dónde está Mei? Debería de venir a beber un poco de champagne.

[Matt Blackner]

Fenrir lanzó un gruñido de alegría al ver a mi madre, saliendo disparado hacia ella en busca de qeu le rascase tras las orejas. En seguida sentí aquel sabihondo con la voz de mi madre y la miré, frunciendo el ceño. Claro, si alguien sabía algo qeu ella no..

 

- Ah si, prima? Ya sabes, se enfurruña si dices algo qeu ella no sabía - bromeé con Xell, pues ella se había acercado a mi para decirme que se había llevado el mismo saludo de parte de Sagitas.

 

Prestaba atención a Mei, pues la profesora continuó con nuestras teorías, tan encantada como nosotros, guiada tal vez por esa locura de mi madre, a la qeu le encantaba aquel tipo de historias, más incluso que las supuestamente aceptadas por los ministeriales. Nos contó qeu teorías hablaban de un planeta que no pudo llegar a formarse por obra de Júpiter, una nebulosa lejana...Sería alguna de esas historias cierta?

 

Sorpresa! - exclamé, cuando vi qeu Mei nos enseñaba la maqueta. No solo nos mostraba el sistema solar...además, podía "jugar" visitando cada planeta con solo tocarlo.

 

Como no...mi madre en un momento estaba levitando. Su elección fue la luna, cosa que me extrañaba poco. la siguieron Mack y también Xell, incluso Fenrir.

- Como qeu champán? - pregunté a mi prima. Sagitas y bebida, mala combinación...asi qeu toqué el planeta y me di cuenta, mientras la ingravidez me elevaba y notaba una sensación de cosquilleo en el estómago, qeu se estaban haciendo fotos.

 

- Debería molestarme por que no m ehabéis esperado para beber? - pregunté, dando un saltito y elevándome en aquel ambiente ingrávido para avanzar hacia ellas.

[Xell Vladimir Potter Black]

Creo que ninguna de las dos se dio cuenta del insulto que les había lanzado, pues estaban como niñas saltarinas, comprobando la escasa gravedad de la Luna. Parecían pinguinos con escafandras, menos mal que no podían leer mis pensamientos... La tía Sagis gritó mi nombre y dijo algo de hacerse una foto.

 

- ¡Claro tía, una foto es lo más adecuado! No creo que los aliens tengan tiendas de souvenirs por aquí - estaba algo sarcástica, pero es que me temía lo peor de los peor, siempre que la tía estaba cerca, algo raro pasaba.

 

Mei no había contestado a la pregunta de Mackenzie Malfoy sobre si aquel artilugio era peligros y algo me rondaba a mí que sí, que lo era, sobre todo estando cerca Sagitas, que siempre encontraba como divertirse a costa de hacer travesuras.

 

- Yo creo que a la tía Amya no le conviene dedicarse a más cuestiones. Desde que heredó tu dirección se está peleando con los Globos y con la mascota Grindilow, no creo que tenga tiempo para arreglar tus trapicherías. Así que no le des trabajo, por favor, que lo pagaremos el resto de empleados. Si te haces una foto, para el álbum de familia, no para divulgarla en ningún diario.

 

¿Burbujitas? La Viceministra hablaba de burbujitas en la superfície de la Luna. Observé el suelo, extrañada. ¿Qué burbujitas? Unas arruguitas cruzaron la frente al arrugarla, creo que ambas dos, Sagis y Mackenzie, habían bebido demasiado. No les debían permitir el tráfico interestelar en esas condiciones.

 

Fue imposible negarse a hacerse una foto delante de la bandera, aunque no mostré una sonrisa, pues no me gustaba que también saliera la botella de champagne. Iba a decirles que ya habían bebido demasiado, pero el poder de la Viceministra se impuso y pensé que ambas eran mayorcitas. Además, ver a Fenrir en la luna, meneando la cola, algo desconcertado por los saltos que daba...

 

- ¡No corras, lobito, no te vayas a perder!

 

Matt venía tras él y protestaba porque no le habían guardado aquella bebida alcohólica.

 

- 'Oh, primo! Tú no... Creo que somos los únicos cuerdos en este satélite. ¿Alguien sabe porqué influye en las mareas? Lo mencionan en los libros pero no dan la explicación.

 

Sentí un gemido y me giré a tiempo de ver la cola de Fenrir, que desaparecía por uno de los cráteres de la Luna.

 

- ¿Alguien sabe qué son los cráteres? Leí que eran agujeros producidos por meteoritos. ¿Será verdad o también hay una conspiración marciana? Seguro que la tía Sagitas tiene una teoría.

 

Me asomé pero no vi más que negrura. Si estaba muy profundo, el Lobo se habría hecho daño. ¿O no? ¿Cómo funcionaba en realidad aquel mapa tridimensional de los planetas del Sistema Solar? Tal vez todo fuera una ilusión.

[Matt Blackner]

- Creo qeu es por la propia gravedad de la luna, al encontrarse más o menos cerca de la tierra, ejerce atracción sobre nuestros mares y de ahí las subidas y bajadas. - dije a la prima, pues había preguntado como podría la luna hacer efecto sobre las mareas en la tierra.

 

Las chicas ya habían terminado de fotografiarse con aquella cosa qeu mi madre había encontrado, qeu más bien no parecía muy peligroso...allí el peligro era mi propia madre, qeu a saber qeu trastada podría inventarse.

 

Lo más gracioso era Fenrir, pues el lobo no entendía bien que pasaba, y claro, no solo flotaba ingrávido, sino qeu además no podía controlarlo, con lo qeu acababa dando vueltas en el aire. o en el espacio. Acabó por colarse en uno de los cráteres entre grñidos de sorpresa.

 

- Tiene pinta de que algo cayó aqui,como un meteorito. No creo qeu sean alienígenas prima.

 

Alcé la vista. Iba a asomarme a un crater cuando vi que Fenrir estaba alli. Al verme, el lobo dio un salto. Parecía que al fin habia aprendido, y usó el impulso para levitar y salir de aquel agujero gigante.

[Mei Black Delacour]

Abrió muy grande los ojos de la sorpresa, pero nadie pareció notarlo. ¿Cómo es que no se había percatado de la presencia de un animal salvaje en su clase? Bueno, precisamente salvaje no podía decirse, más bien parecía domesticado y con mejores modales que todos los presentes allí. Carraspeo para llamar un poco la atención de los alumnos, pero para cuando se dio cuenta, ya todos habían decidido comenzar con la excursión espacial, tomado a la luna como objetivo.

 

Los siguió de cerca, no sin antes aplicarse a sí misma como a Matt y al lobo -que parecía responder al nombre de Fenrir- un hechizo de casco burbuja para poder respirar con normalidad en el satélite natural de la Tierra. Ante la pregunta de si aquello era seguro, se limito a hacerse la que no había escuchado. Ciertamente aquello seguía siendo una simulación muy realista, pero no sabía hasta donde llegaba aquel realismo, pero eso no tenían que saberlo ellos, ¿no? O por lo menos las dudas que la embargaran.

 

¿Quien lleva una cámara de fotos a una clase de la Universidad? Se preguntó internamente luego de ver como posaban para la fotografía, ella incluida, aprovechando la poca gravedad que había y que la cámara tardaba en llegar al suelo debido a su poca masa.

 

–Ya que estamos aquí, podemos indagar un poco (de forma grafica) la historia de la Astronomía, pero antes…

 

Levanto un brazo y señalo al horizonte, a un punto determinado para que todos vieran. Se trataba de la Tierra, vista desde la luna e iluminada en una parte por los rayos del sol, dejando el resto entre las sombras, pero que increíblemente lograba distinguirse diminutas motas de luz de las grandes ciudades del mundo. Era una imagen realmente hermosa e imposible de describir en palabras la sensación que causaba, o por lo menos a ella. Aun en aquella simulación, no podía evitar sentirse tan insignificante ante tal esplendor.

 

–Espero les guste esto – murmuró luego de unos cuantos segundos en silencio –. La majestuosidad del universo es incomparable, y a medida que develamos sus innumerables misterios, es como si un cuadro de dimensiones grandes y belleza infinita fuese expandiéndose sólo para mostrar aún más su hermosura.

 

Se ruborizo casi de inmediato al terminar de decir aquellas palabras, no recordaba haberse dejado embargar de tal forma por el romanticismo alguna vez. Vale, con Luca tal vez, pero no de forma tan poética; pero haciendo caso omiso -o intentando, mejor dicho- de su propio pudor, se giro para mirar a todos levantando la varita.

 

–A mediados del el año 140 d. C., un hombre de origen griego, astrónomo y mago también, presentó su modelo del universo respecto de los planetas conocidos para ese entonces y el Sol – comenzó, a la vez que movía la varita con complicadas florituras –. Se trató de uno de los primeros esquemas de un universo geocéntrico en el que todo, inclusive el Sol, giraba en torno a la Tierra, ubicando a la misma en el centro del todo y permaneciendo de forma inmóvil. Este modelo fue aceptado tanto por magos como por muggles durante muchos años, aunque estos últimos debido principalmente al hecho de que una de las más importantes religiones le dio el visto bueno ya que coincidía con su creencia de que la Tierra era el centro indiscutido del Universo, aún a pesar de que el modelo presentaba problemas respecto al movimiento real planetario del planteado y que luego fue corregido agregando el llamado epiciclo-deferente. ¿Algún voluntario que mencione el nombre de ese mago y la forma de ese primer modelo?

 

Y una vez que termino de hablar, alzo muy alto la varita, ocasionando casi de forma inmediata que una fuerte sacudida invadiera la superficie lunar e hiciera tambalear a todos. El sistema en su totalidad se estaba moviendo, adquiriendo la forma de aquella primera teoría precaria del universo conocido en esa época.

 

 

http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/fotos/tolomeo_universo.gif

[Mackenzie Malfoy]

Cuando terminaron de hacerse la foto, Mackenzie se dio cuenta de que tenía agarrada a Xell por la túnica, casi como si se estuviera apoyando en ella.

 

- ¡Oh! Lo siento Xell -movió la cabeza confundida en el interior del casco burbuja- espero no haberte arrugado la ropa.

 

Todavía estaba un poco aturdida. ¿Sería el champagne? Vio llegar a Matt y lo saludó con la mano. Se quejaba de que no le hubiéramos esperado para beber champagne, pero todavía les quedaba una botella. Mientras Xell y Matt se enzarzaban en una amena charla sobre mareas y cráteres lunares, Mackenzie se dispuso a descorchar la botella. Quizás fuera por la escasa gravedad de la luna, pero el corcho no quería salir. Mackenzie tiró un poco más y el corcho salió a toda velocidad elevándose hacia aquel cielo sin atmósfera. Detrás del corcho, un chorro de champagne salió despedido de la botella cómo si hubiera sido succionado por algún tipo de conjuro succionador. Se expandió sobre sus cabezas, se dispersó en gotitas y siguió elevándose hacia arriba.

 

-¡Anda, qué tonta! Nos hemos quedado sin champagne.

 

Mei señaló un punto determinado en el horizonte y les hizo mirar hacia la Tierra. Estaba hermosa, una parte iluminada por el sol, la otra oscura y en sombras, pero repleta de millones de puntos luminosos, que dibujaban en el contorno de los mapas terrestres la posición de las grandes ciudades.

 

Las palabras de Mei fueron tan hermosas como la belleza de aquella imagen.

 

- Ver la tierra desde aquí resulta... -Mackenzie no sabía cómo describir aquella experiencia, desde luego no se le ocurría ninguna frase tan profunda como la de la profesora- resulta inspirador -concluyó.

 

Mei continuó con la explicación, hablándoles sobre las primeras teorías del universo y preguntándoles por el mago-astrónomo que había sido uno de los primeros en postular el modelo geocéntrico.

 

-Ptol...-Mackenzie iba a contestar, pero se cortó en seco al notar una extraña vibración bajo sus pies. -Creo que el mago al que te refieres es Ptolomeus. Para él, el universo era una.... -algo muy extraño estaba ocurriendo- ¿qué está pasando?

 

La vibración ahora era tan fuerte que hizo que todos se tambalearan. Más que una vibración parecía que la luna se hubiera puesto en movimiento, acelerándose a cada instante. ¿Qué había hecho Mei? La había visto mover la varita y después todo había temblado. Mackenzie miró al horizonte, primero hacia la Tierra, qué parecía estar acercándose, después en la dirección opuesta, donde júpiter era cada vez una esfera más y más grande. Como si la luna fuera un vehículo espacial que viajara a toda velocidad hacia Jupiter. Y entonces sintió como una fuerza poderosa tiraba de sus sentidos.

 

- ¡Es la gravedad! ¿Qué está pasando? Es como si todo el sistema solar estuviera siendo atraído hacia Júpiter y Saturno.

 

Júpiter cada vez estaba más cerca, ahora podía ver la mancha roja girando ante ellos a toda velocidad.

[Xell Vladimir Potter Black]

Musité un "no importa, señorita Malfoy" ante la disculpa de la Viceministra, al haberse agarrado a mi túnica. Pensé que era mejor no mencionar que las burbujas de champagne se habían escapado por el cielo lunar por si acaso querría buscarlas.

 

El Planetarium era totalmente verosímil. Aún no tenía claro si era una ilusión o un traslador y en verdad me movía por la Luna, pero ello me parecía imposible. Sin embargo, la forma en que la tía Sagis y Mackenzie Malfoy se movía con soltura hacían olvidar la ilusión de que se trataba de un mapa en 3-D del Sistema Solar.

 

Matt me explicó que la gravedad provocaba las mareas, aunque eso no me quedaba claro, asentí para que no pensara que era boba, ya que no ententí por qué ejercía atracción sobre los mares pero no sobre la tierra. A veces, la magia es más fácil de entender que a los físicos astrónomos.

 

- Yo no creo que sean alienígenas, pero la lluvia de meteoritos tampoco me gusta. ¿Si cae alguno ahora mismo, nos afectaría? - No seguí preguntando pues Fenrir, el lobito blanco, saltó a los brazos de mi primo. Me quedé más tranquila, no quisiera volver a la clase de la Universidad y encontrar que el animalito se había quedado en la Luna.

 

Me acerqué a él y le rasqué tras la oreja, como le gustaba. Mei empezó a dar clase y me asusté un poco. Me siento más segura si puedo tomar apuntes, pero allá, en la Luna, no había pupitres, pergaminos ni tinta con la que escribir lo que ella iba diciendo, así que escuché con atención para poder apuntarlo en cuanto volviéramos a la clase de Astronomía. La visión de la Tierra desde "fuera" era un espectácul0 maravilloso, pero si me paraba a contemplarla, perdería información de la clase. Era tan hermosa...

 

Las palabras de la profesora me sacaron de mi pensamiento. ¿El Sol girando alrededor del Sol? Me sentí mareada porque todo se movía. ¿Había terremotos en la superficie lunar? Después entendí. Mei había situado la posición de los planeta tal como aquel griego había previsto: me sonó, creo que lo había estudiado en algún momento en la escuela, pero es información que después olvidas, cuando acabas el examen.

 

- ¿Teoría heliocéntrica o algo así? - me atrevía a responder. Pero Mackenzie Malfoy contestaba y decidí callarme, por respeto. Además, ella sabía el nombre ese. Ahora me sonaba. Ptolomeo.

 

Pero sus palabras me asustaron, más que el movimiento de rotación que hizo que cayera al suelo y apoyara mis posaderas en el polvo.

 

- ¿Júpiter y Saturno están cerca? ¿Eso es bueno o malo?

 

No tenía claro si era la demostración de la teoría del universo del griego antiguo o que algo fallaba en el sistema 3D del Planetarium e íbamos a tener problemas.

 

Permanecí en silencio, esperando que alguien quitara mi incertidumbre. La próxima clase que hiciera, en suelo firme, para evitar peligros. Y que no estuviera la tiita. Sagitas siempre atraía los problemas como la miel a las abejas. Y no me gustaban las abejas.

[Matt Blackner]

Me habái quejado de que no me habían guardado champán, y como si hubiera pensado en mi, Mackenzie sacó otra botella, la última al parecer. Sonreí, un poco rojo, mientras la veía forcejear con el corcho. Esté acabó por salir disparado, seguido del líquido de la botella.

 

Sin gravedad...

- Anda mira! acaba de crearse la Vía Champánida" - bromeé ante el líquido qeu se alejaba, despacio, en el infinito.

 

Pero Mei comenzó con una nueva lección. Ante nosotros, el espectáculo de la misma tierra, iluminada por el sol en parte, mientras que otra quedaba a oscuras, con sus luces encendidas. Era una gran imagen, y tanto Fenrir como yo no quedamos mirando, con la cabeza ladeada hacia la derecha...en un gesto demasiado parecido.

 

Mack y Xell contestaron a las preguntas de la profesora, pero yo, en vez de hablar, me di cuenta de que algo pasaba. Primero, el planeta vibro, y Fenrir lanzó un gruñido. Se había asustado y se pegaba a mi pierna, en busca de un poco de seguridad.

 

- No se si deberíamos ir tan rápido hacia ese planeta rojo gigante.... - dije, apoyando lo qeu mis compañeras decían.

[Mei Black Delacour]

De pronto, se dio cuenta de que algunas gotas caían sobre sus hombros y ropa en general, e inmediatamente se miró a sí misma. ¿Realmente era cierto o estaba teniendo alucinaciones? ¡Pero si en la luna no llovía! Aunque internamente sabía eso, de todas formas miró hacia arriba, y lo único que vio fue un líquido extrañamente ambarino elevarse y caer muy, pero que muy lentamente. ¿Era aquello lo que pensaba? ¿Champagne? ¡¿Cómo había llegado allí?!

 

Se distrajo al ver el pánico surcar el rostro de todos, y se sintió culpable, a fin de cuentas ella había movido todo el planetario para reacomodarlo. Rápidamente le extendió la mano a Xell para ayudarla a levantarse.

 

–Creo que debí avisar que algo así sucedería – dijo, a modo de disculpa y una vez que todo se estabilizó, volvió a hablar –. Correcto, si pudiese dar puntos para las casas, en este momento le daría diez puntos a Ravenclaw – bromeó –. La teoría de Ptolomeo consistía en una tierra fija en el centro del todo, del universo mismo, mientras que tanto el sol como los planetas giraban alrededor suyo. La Luna siendo el cuerpo más próximo, seguido por Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno. Y en el fondo, – dijo, señalando las lejanas luces parpadeantes – las estrellas fijas. El problema con este modelo es que en ocasiones, para los viejos astrónomos que observaban el cosmos, notaban una retrogradación en algunos planetas, sobre todo Marte. Esto se explicó como un modelo deferente y de epiciclo en el cual, el planeta en ocasiones giraba en un círculo llamado epiciclo alrededor otro círculo habitual de la órbita, llamado deferente. Como sabemos hoy, eso en realidad se debe a la órbita más grande que posee Marte por la ubicación con respecto a la tierra – a medida que hablaba, la representación gráfica podía ser observada sin problema alguno en el planetario en tres dimensiones –. Otro modelo similar, pero ya encaminado poco a poco al sistema real, fue el de Tycho Brahe, un hombre que... ¡POR LAS BARBAS DE MERLÍN!

 

Aquel grito probablemente asustó a más de uno, y de seguro al pobre lobo, pero no lo había hecho a propósito. Luego de un rato concentrada en lo que hacían allí, se había olvidado por completo de ver el reloj de pulsera que llevaba puesto, pero acababa de verlo luego de un largo rato, sólo para comprobar que comenzaba a hacerse tarde para su reunión tan difícilmente acordada. No podía perdérsela, no podía dejarla pasar y sobre todo, no podían llegar tarde, o eso generaría un malestar aún mayor al que ya había de por sí.

 

–Lo siento, pero creo que la historia la podremos terminar de ver más tarde; – dijo al fin, rebuscando entre sus bolsillos aquello que necesitaba y que no lograba encontrar – por ahora quisiera pasar a la parte práctica, esta parte es importante para pasar el curso ¡y no puedo dejarlos sin que lo vean!

 

Lo encontró al fin, un pequeño frasquito con forma circular que puso delante de sus ojos y, volviendo a mover su varita de formas complicadas, comenzó a finalizar la forma en tres dimensiones del planetario. Tardó apenas un minuto, y para cuando acabó, el planetario en su totalidad se comprimió y quedó dentro del frasquito, al cual le colocó un corcho. Entonces, la gravedad cayó sobre ellos de forma repentina, junto a una inesperada lluvia de champagne que empapó a todos.

 

–Bien, no preví eso…

 

Roja ya estaba, entre que se hacía tarde para acabar con la clase y con el descuido que había tenido no una, sino dos veces, ya próximamente debería de estar fucsia. Tratando de no ser vista, se dirigió al escritorio donde había dejado sus cosas y sin más, movió la varita, haciendo que varios pergaminos volaran a los distintos pupitres junto a los telescopios que se hallaban próximos a las ventanas.

 

–Esto nos llevará a algo más interesante. Si se acomodan, podrán ver que en las mesas tienen dos pergaminos. Uno de ellos, se trata de un viejo mapa celeste, aquel en el cual basaron muchos de los nombres actuales de las constelaciones. En el otro, un mapa celeste de la actualidad, más precisamente de este mes de enero. Actualmente las constelaciones no han conservado la misma posición que en el pasado tenían, y esto es debido a que cada estrella sobre el universo se mueve, alejándose de unas y aproximándose a otras, por lo que nunca podrán encontrar dos mapas celestes iguales al cabo de unos años.

 

»Por ahora, sólo necesito que miren ambos mapas celestes, sobre todo el actual, y por favor, que utilicen el telescopio, encontrando y reconociendo las constelaciones y, con suerte también, las estrellas más importantes de cada constelación. Esto será esencial para que puedan llegar a hacer la parte práctica.

 

Y calló, no había más que decir por el momento, por lo menos, a lo que se refería a la parte práctica, de eso se enterarían a su momento.