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๑۩♚۩๑ Mansión Black Lestrange ๑۩♚۩๑ (MM B: 78195)


Mia.
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La respiración de él también se sentía agitada, mientras sus manos parecían buscar nuevas rutas que recorriesen su cuerpo. Sus labios continuaban pegados a los de él, entregados a aquella danza que no parecía poder terminar. Notó las manos que la aferraban y pegaban aún más, incrementando el deseo que se apoderaba de ella más a cada segundo. 

Ella sentía que podía continuar por siempre así, entregada a esos dulces labios que despertaban tantas sensaciones. No pudo evitar un leve gruñido al sentir cómo él se apartaba, poniendo fin a ese beso para mirarla a los ojos. Lo vio morderse el labio y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no acercarse a darle una suave mordida, le sostuvo la mirada cargada de ansiedad, de deseo...

Comprendió el por qué de la pausa, él quería que lo acompañara a otro sitio. La Gryffindor afirmó, volviendo a besarlo cuando él volvió a aproximar sus labios.

-Yo también te quiero, mucho... -susurró, antes de escuchar los argumentos para trasladarse de ubicación -No necesitas convencerme, hoy te sigo a donde quieras llevarme, esta noche soy toda tuya -respondió, sin intenciones de despegarse del cuerpo del caballero, sintiéndose demasiado a gusto. 

Finalmente suspiró y decidió tomar la iniciativa, bajando de su regazo en forma cuidadosa y juntando los elementos que estaban en la mesa para entrarlos a la cocina, prefiriendo no dejar ese trabajo a los elfos.

-Vamos, te sigo - agregó tras dejar en el fregadero los platos y cubiertos, tomando la mano de él para atraerlo y besarlo apasionadamente, como si la distancia que habían mantenido los últimos minutos le hubiese resultado una eternidad. 

@ Illidan Black Lestrange

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- ¿Solo esta noche? - Soltaría demandante para volver a besarla. Alternando así, los besos que ella depositaba sobre él, con los que él quiera robarle de tanto en tanto.  

Un vacío sintió, naciendo en su pecho, bajando a su estómago, Bordado por un hilo de ansiedad. Cuando ambos se separaron. Lo peor fue cuando ella se puso de pie, Abandonado su regazo. Él en su mente, planeaba aparecerse en el cuarto, ella en cambio, tuvo una actitud que le llamo la atención. Así como él cocinado para ella, la castaña juntó los platos, y lo obligo a seguirla hasta la cocina. 

Las palabras anteriores siguieron de una sensación que no era habitual en el, la Gryffindor no podía ser más directa, con los deseos que tenía sobre él, el rubio estaba perdido en ella, como si no dejara de sorprenderlo. La siguió hasta el fregadero, desnudándola con la mirada. Anhelándola, deseándola, admirándola. Ella se giró, sentenciando con firmeza que el rubio emprendiera la marcha. 

- No creo que llegues al cuarto si vamos a pie... - Le diría tomando con su diestra por la cintura. Con su siniestra materializaba su varita. Acto seguido la besaría, obligándola a relajarse, allí enfocaría su destino, su cuarto. Y en pleno beso, el oji azul los transportaría hacia su cuarto. El espacio alrededor de ella sería distinto, Una cama de doble cuerpo, ambiente rústico, muebles, alfombras, lo típico en un castillo de familia tipo. 

El detalle a destacar era que estaba repleto de maletas cerradas por doquier, detalle menor. La dejaría apartarse apenas unos centímetros, para que se haga con el entorno. Lo justo y necesario para volver a besarla, ya teniendo ella un lugar y tiempo habitable en su mente. Con una euforia superior, ahora sin posibles testigos, la envolvería con sus brazos, sin restricciones, sus labios volvería a explorar los de ella, su agitación ahora era superior. 

@ Mica Gryffindor

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-Puede negociarse -sonrió cuando él preguntó si solo sería por esa noche. Le gustaban sus modos de tratarla, la dulzura y al mismo tiempo la posesividad que notaba en sus caricias y besos, eran una mezcla que le hacía perder el sentido. 

Cuando estuvo por fin dispuesta a moverse hacia la habitación, él la tomó por la cintura y, mientras volvían a besarse, utilizó la magia para dejar juntos atrás la cocina, pero ella apenas prestó atención a la sensación de estar siendo transportada, perdida como estaba en sus labios y en todo lo que sentía cada vez que él estaba cerca. 

Illidan se apartó y dejó que notase los cambios, ahora se encontraban en una habitación con una gran cama y muchas maletas sin desempacar. Comprendió que el hecho de estar "apenas llegando" era más cierto de lo que ella imaginaba, no había exagerado al decirlo. -¿Era una trampa para que te ayude a desempacar el equipaje? -bromeó, pero antes de tener respuesta los labios del Black Lestrange volvieron a apoderarse de los suyos.

Correspondió a sus besos con el deseo a flor de piel, dejándose envolver por los brazos de su pareja y aventurando sus manos por debajo de la ropa de él para explorar su espalda. Temía que su pecho estalle por lo rápidos que sentía sus latidos. La respiración de ambos se agitaba, pero ninguno daba tregua a sus labios, besándose con una pasión descontrolada. 

Con las manos firmes en la piel de su espalda, retrocedió un poco, atrayéndolo con ella, hasta que la parte trasera de sus rodillas rozó la amplia cama. Se dejó caer en el lecho, llevándolo con ella, decidida a no apartarse un solo milímetro del cuerpo del rubio. 

@ Illidan Black Lestrange

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Poco le importo el desorden de maletas, a ella seguro que tampoco, apenas había diálogo en ese momento,  Apresó los labios de la Gryffindor, con los suyos. Con su lengua buscando la de ella. Sus manos la recorrían sin cuartel, dibujando su silueta. Se negó a responder a la broma, pues le urgía volver a estrellar sus labios, aunque a duras penas pudo dibujar una sonrisa, sin dejar de besarla. 

Sintió la calidez de las delicadas manos de la dama, recorrer su espalda, por debajo de su camiseta, el rubio no dudó y se la quito con un ágil movimiento, dejando caer a un costado. Volvió a tomarla por los muslos. Sin dejar de besarla en ningún momento. Recorrió el perfil de su falda, buscando la manera de soltarla, la falda negra de la dama caería al suelo sin problemas. 

En su pecho no cabían más sensaciones, cuando ella presionó su espalda, guiándolo, Ciegos ambos con los parpados pegados, como si de un ritual se tratase. Exploraba los muslos de la dama, cuando esta se detuvo, pudo sentir con su rodilla que la cama estaba delante de él. Se dejó caer sobre ella, amoldándose a su cuerpo, seguía recorriendo con su diestra la silueta de la Gryffindor. 

Se alejaría brevemente abandonando sus labios, solo para contemplarla unos instantes, el color de su cabello, sus verdes ojos, la forma de sus labios, estaba completamente perdido en la belleza de la mujer. - Te quiero... - Diría para volver a besar, ahora con más euforia. Pero sería un corto beso.

Parasia a besar su mejilla, para comenzar a recorrer su cuello con suaves besos, dándole participación apenas a su lengua, con su mano libre llegaría a su busto, aun cubierto por aquella blusa blanca. Sentía como las venas de su cuello se inflaban levemente, sus corazones parecían a punto de explotar. 

@ Mica Gryffindor

Editado por Illidan Black Lestrange

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¿En qué momento las prendas habían empezado a desprenderse de los cuerpos de ambos? No sabía con exactitud, pero sus manos recorrían ansiosas la piel desnuda de ese hombre que ahora la aprisionaba bajo su peso. Acomodó las piernas a ambos lados del cuerpo del Black Lestrange, aprovechando que ya no se interponía su falda. Continuó besándolo con desesperación, estremeciéndose al sentir esas manos que la recorrían. 

Sintió un gran vacío cuando su cuerpo la liberó parcialmente, abriendo los ojos para ver lo que hacía, ruborizándose al notar su mirada. Sonriendo ante sus palabras lo besó intensamente, hasta que los labios de él decidieron iniciar otro recorrido, pasando por su mejilla, bajando por su cuello… cada sitio que sus labios y lengua rozaban parecía empezar a arder. Abrazó en forma instintiva sus piernas a la cadera de él. El deseo comenzaba a transmutar en necesidad.

Aquella mano en su busto le recordó que aún había mas prendas interponiéndose, aunque aquella parte de su cuerpo también había reaccionado al contacto. Intentó introducir entre ambos sus temblorosas manos, para desabrochar los botones de su blusa, arrancando los que le resultaban más complicados y jalando la tela para descubrir de apoco su abdomen y su pecho. 

Luego aventuró una de sus manos entre el cabello de él, mientras la otra le seguía recorriendo la espala. Estaba perdida en él, perdida en el deseo de ser suya por completo.

@ Illidan Black Lestrange
 
 

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Su temperatura corporal había aumentado considerablemente, fue igual en el caso de la castaña, Sus cuerpos pegados, mientras él seguía dibujando símbolos en el cuello de la dama, haciendo uso de su lengua y labios. Sintió las piernas de la Gryffindor a los lados de su cadera, dándole más espacio al joven, para quedar más a gusto sobre ella, la cual no tardaría en sentir su virilidad. 

Aun vestidos, parcialmente de momento, seguía explorando el cuerpo de la bruja, su piel era suave, su aroma exquisito, sentir aquella respiración entrecortada lo hacía perder la cordura, ¿o ya la había perdido antes?, no lo sabía. Llevo so diestra ahora hacia la pierna de la joven, sin dejar de besarla por el cuello. Recorrió la misma con una caricia, desde el costado de la rodilla hasta su muslo, sintiendo el tacto de aquella fina prenda que aún vestía la dama. 

Ella por su parte aprovecharía para desprender su blusa, Illidan seguía explorando la exquisita piel de la dama, cuando ella, rodeaba con sus piernas la cadera del joven, la presión de su pelvis con la de ella ahora era más intensa, casi por inercia comenzó a moverse lentamente en el sitio. 

Volvería su diestra a su busto, ahora descubierto, y sus labios volverían a buscar su boca, no sin antes apreciar la estampa que la dama le regalaba en ese momento, era realmente una mujer hermosa, y aquella expresión, de estar disfrutando del momento lo volvió loco, si ella llegaba a morderse el labio, el rubio perdería la vida producto de un infarto. 

Volvió a su boca, y con su mano libre jalaría los cabellos de la castaña. Su lengua masajeaba la de ella, mientras la danza se volvía más intensa, más pasional, casi al borde de la censura. 

@ Mica Gryffindor

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El movimiento de la cadera de él hizo que la Gryffindor enloquecer aún más, el roce de ambos cuerpos se volvía cada vez más placentero. Sentía la piel arder en cada sitio que él rozaba: su cuello, su vientre, sus pechos, sus muslos y mucho más... su respiración se acompasaba al ritmo de aquellos besos, que despertaban gemidos de placer y ansiedad. 

Aquella caricia que fue desde su rodilla hasta encontrar su prenda íntima, se contuvo de pedirle que la arranque si eso quisiese. Por fin su mano pudo instalarse en su busto ya sin nada que impidiese el tacto tan placentero. Lo observó mientras se apartaba unos momentos, admirando la perfección del cuerpo del caballero. Le encantaba todo de él, verlo, escucharlo, sentirlo... era todo lo que necesitaba. Deslizó con suavidad sus dedos por el torso de su pareja, comenzando por sus pectorales y bajando con mucha suavidad hacia su abdomen.

De sus labios escapó un gemido débil cuando él metió la mano entre su cabello, jalándolo suavemente antes de besarla. Sus labios se entregaron de nuevo a una agitada guerra, en la cual no habría más que ganadores. Sus lenguas se encontraron nuevamente, acariciándose y empujándose, en un baile improvisado e intenso. Una de sus manos se instaló en la nuca de él, presionándolo contra su rostro, besándolo cada vez en forma más apasionada, mientras su cuerpo aceleraba el suave movimiento que él había iniciado, rozando más su intimidad.

@ Illidan Black Lestrange

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Se encontraba totalmente despojado de su raciocinio, el contactado, los besos el taco corporal. La bestia estaba liberada, y no había nada en aquel castillo, que pudiera contenerla, más que ella, que parecía no querer contener eso que liberaba el rubio. Aun arriba de ella, preso de sus piernas, adicto a sus besos y su cuerpo.

En un intento de despojarse de su pantalón, que necesito farias tareas motrices, pudo quedar desprendido de ellos. Los cuales rodaron de la cama para encontrar el suelo, cayendo sobre la falda de la Gryffindor, ambos tendrían su historia aparte, lejos de sus dueños. Ahora vistiendo su única prenda, un bóxer negro, totalmente al cuerpo, dejando nada a la imaginación de la castaña.

Pudo escuchar aquel leve gemido, apenas producto del contacto de su pelvis con la de ella, de sus besos, de su tacto. Se preguntó que más podría generar. Eufórico y sin seguir una ruta, abandono sus labios y fue directo a su pecho, besando entre una y otra, cuando sus labios estaban sobre uno, su mano masajeaba la otra. Y escucharla gemir y respirar, le aseguraban que podía llegar aún más lejos. 

Quería desvestirla por completo, pero algo le decía que no era el momento, aún no. Se giró sobre sí mismo, arrastrándola con él, ahora él quedaba con la espalda pegada a la cama, ella sobre él, sentada sobre su pelvis ejerciendo una importante presión sobre su masculinidad, que luchaba por escapar de aquel bóxer. Con las manos sobre la cama, a cada lado de su pecho.  - Soy todo tuyo... - Soltaría. Observando lo que él grieta de la blusa de ella le mostraba, apenas vistiendo aquella única ropa interior, que luchaba por arrancarle. 

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Lo observó ansiosa mientras veía cómo él luchaba con aquella prenda, que logró quitar por completo de su cuerpo antes de volver a su posición, tras dar una exquisita imagen de su cuerpo semidesnudo a la Gryffindor. Volvió a aprisionarlo entre sus piernas, ya con tan solo la ropa interior interponiéndose entre la intimidad de ambos, pero permitiéndoles sentir el uno al otro en forma más que agradable. 

El nuevo destino de los labios del Black Lestrange la hizo perder aún más la razón, aquella alternancia entre besos y caricias la llevaba a perder por completo el control de su cuerpo, su respiración se agitaba aún más y no podía apagar las expresiones de placer que surgían de sus labios en forma de gemidos. 

Un cambio repentino en la postura, la llevó a estar ahora encima del cuerpo del rubio, pudiendo disfrutarlo desde esa nueva perspectiva. Moviendo suavemente la pelvis, se mantuvo sentada sobre la cadera de él, sintiendo la presión que él ejercía, la necesidad que ambos cuerpos tenían por encontrarse plenamente. Sonriendo, provocativa, ante las palabras del rubio, acercó lentamente su torso al de él, pegando lo que su camisa descubría de su vientre al abdomen del caballero y acercó sus labios a su oído para decir en un susurro -Y yo toda tuya.

Tras esas simples palabras, mordió suavemente el lóbulo de su oreja, y empezó a recorrer su cuello con besos suaves que se fueron cargando de ansiedad. Aventuró una de sus manos hacia la ropa íntima de él, pasando ese límite para acariciarlo lentamente. 

@ Illidan Black Lestrange

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Desde esa perspectiva, el rubio se sentía dueño del mundo, aquella mujer, que se lo había puesto tan difícil, lo daba todo por él, y era recíproco. De tener que hacerlo, lo perdería todo por ella, incluso su vida. El frenético danzar de la pelvis de ella, se asemejaba a las pulsaciones de su pecho. 

Coordinado sus dos brazos, posando sus manos en los hombros de la castaña, disfrazando una caricia, recorriendo sus brazos, la despojaría de la blusa. La cual caería sobre el regazo del rubio, no le importaba, ahora tenía una exquisita vista, completa, y fantástica, de la Gryffindor. Su cuerpo era perfecto. No había visto cosa igual en su vida. Sus facciones, el verde de sus ojos, los rizos cayendo sobre sus hombros, a duras penas intentando ocultar su busto, fallando en el intento. 

Illidan preso del deseo, llevaría sus manos a su propia cintura, despojándose de su propia prenda, que le permitía ir más allá, pero sin despojarse de ella por completo. Ella podría apreciarlo como era, al completo. Llevaría su diestra al muslo de la dama, con su siniestra en un hábil movimiento, haría a un lado la única prenda que protegía a la dama, sin quitarla de su cuerpo.

Ahora si, podría considerar, que era parte de ella, su virilidad, donde debía estar, no solo provocando un exhaló en él, sino también un gemido en ella, ahora más sonoro, más significativo. Era uno, y ella tenía el control, el ritmo, el compás. El hormigueo se apoderó de él. Se sintió completo, e insaciable a la vez, mientras que la hermosa figura de la castaña sobre él, se movía.  - Por favor no te detengas... - Soltaría entre gemido y suplica. 

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