∞ La Mazmorra ∞ (MM B: 99618)

[Sísifo]

Crucé el largo pasillo del local atravesado por cientos de pensamientos. Ciertamente, me ponía algo nervioso conocer a un nuevo familiar. Apenas me había dado tiempo a relacionarme con los Yaxley, nutrirme de su historia, saber algo de sus vidas. Simplemente había podido instalarme en la Manor en mitad de aquel barullo que la azotaba. Contemplé los cuadros que decoraban la pared, reconociendo a grandes magos históricos, la mayoría destacados por sus conocimientos en las artes oscuras. Antes de subir las escaleras que conducían al salón, estiré el cuello de mi gabardina negra, en un intento de desarrugarla. Me gustaba la perfección de la ropa lisa como recién planchada.

 

Me adentré en aquella estancia verde y plateada, que me recordaba al emblema de la casa Slytherin, buscando a mi prima. La encontré sentada en un taburete de la barra, dando un largo trago a una bebida. Su cabello negro azabache caía como una cascada por su espalda y lucía en perfecto estado.

 

–Buenas noches. –Saludé, sorprendiéndola por la espalda antes de acercarme otro taburete para sentarme a su lado–. Un Bloody Mary, por favor. –Le rogué al barman educadamente. Fijé mi mirada en sus ojos grises, que parecían algo cansados probablemente tras una larga jornada de trabajo.

 

–Por fin voy a tener la oportunidad de conocer mejor a alguien de mi familia... –Añadí suspirando mientras me rascaba la nuca. Recogí la copa, el cocktail perfecto para un vampiro pues evocaba al color de la sangre. Di unos cuantos sorbos, buscando en mi cabeza qué poema asociaba con aquella chica.

 

–"Y mi vida

es ese pájaro pegado al cable

de alta tensión,

después de la descarga."

Recité con voz dulce, amable, con palabras de agua. Sonreí.

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Editado 24 de Julio del 2018 por Sísifo

[Zoella Triviani]

Tomando un sorbo de mi Aunt Roberta cuando una profunda voz me hace sobresaltar, girando el rostro me encuentro con el rostro pálido de Sisifo y sonriendole le veo sentarse. El color de su cabello me recordaba bastante a Eliot, quien llevaba días sin ver, y sus orbes grises reflejaban una mirada parecida a la que me encontraba todas las mañanas al ver mi reflejo.

 

- Convivir con la familia siempre es bueno ¿De quien es que eres hijo? - Interrogué. Esperando por su respuesta empieza a recitar un hermoso poema que hacia no mucho leí - Chantal Maillard - Sonreí al terminar de escuchar las melodiosas palabras que de sus labios salieron - Con que un fan de la poesía. Poco se del tema pero hay algunos cuantos poemas - Hablé mientras tomaba otro sorbo de mi copa.

 

La dulce compañía del mago me era agradable y su aura calmada me traía tranquilidad en mi alterado ser. Con algo de curiosidad volteo a verle formulando una pregunta entre mis obstinados pensamientos para hacerle - ¿Que edad tienes? Pareces bastante jovén - Solté sin más esperando a que respondiera, el bar estaba solo y el ambiente fresco con alguna desconocida melodía sonando de fondo.

 

La ultima vez que visite el bar fue con intensiones de charlar un rato con La Zingara sin embargo al encontrarme con un pequeño inconveniente tuve que irme tan pronto llegué.

 

@Sísifo

[Sísifo]

–Soy hijo adoptivo de Evedhiel, –respondí sonriendo–, y sí, es Chantal Maillard. –Añadí, feliz porque supiese de quién se trataba.

 

Di varios sorbos a mi copa y miré el espacio a mi alrededor, buscando detalles que pudiese preservar en mi memoria. Un halo de luz, un cristal agrietado, una frase dulce.

 

–Dejé de contar los años, pero tenía 25. ¿Y tú, qué hay de ti?

 

Contemplé sus ojos grises. La música invadía la habitación y cargaba de emoción las conversaciones, haciéndolas parecer escenas de película. Pasé mi mano por el flequillo blanco, arrastrándolo hacia atrás mientras suspiraba. Tenía ganas e interés de entablar una conversación con aquella chica, pero me costaba un poco al principio, así que esperaba que ella tomase las riendas.

 

@

[Zoella Triviani]

¿Así que Evedhiel tiene un hijo y jamás lo mencionó? Mmhh mejor conocerlo tarde que nunca - Excelente poeta ella - mencioné asintiendo en su dirección - De Evedhiel.. Yo lo soy de Eliot - Acoté mientras tomaba otro trago.

 

Se le notaba algo nervioso, cosa que me causaba algo de ternura - No soy ni muy joven, ni muy vieja. Pero me gusta decir que tengo 22 - Conteste girando los ojos a rostro, contemplando desde su marcada mandíbula hasta la profunda mirada gris que posee - No soy de iniciar conversaciones, pero hay algo tuyo que me da mucha curiosidad - Hice una pequeña pausa y pase la lengua por mi labio - En tu mirar veo una luz extraña, un mensaje oculto. Y yo quiero descubrir ese mensaje - concluí mientras tomaba un largo sorbo de mi bebida.

 

Dicen que la mirada es la ventana del alma, y que detrás de cada parpadeo o pequeño brillo hay una historia oculta. Cosa que Sísifo me incitaba a querer descubrir. Sonriendole cómplice me acerqué un poco - Claro que sino quieres que lea el libro de tu historia yo lo entenderé -

[Sísifo]

–Te gusta decir que tienes 22. –Repetí medio riéndome. Contemplé el cristal de mi copa, aquel brillo deformado en formas imposibles. El líquido rojo reposaba entre los hielos y había formado un gradiente del rojo a un naranja apagado. Escuché sus palabras con detenimiento. Realmente parecía interesada en descubrir qué se escondía tras mi fachada de silencio sepulcral.

 

–Soy un libro un poco oscuro y algo triste. Dentro de mí hay mucho dolor. –Comenté, sosteniéndole la mirada. Muchas personas se sentían atraídas por aquel aura enigmática y algo depresiva, pero luego no eran capaces de soportar la compañía de un alma envuelta en sombras.

 

–No tengo problema en abrirme a ti, pero quizá no te guste lo que encuentres. –Le advertí. Estaba más que acostumbrado a que la gente me idealizase y pensara que yo era algo así como un artista trágico que había llegado a su vida para darle el toque de sentimentalismo que le faltaba.

 

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[Zoella Triviani]

- Dejé de contar para aquel entonces - susurré mientras cerraba los ojos y escuchaba la suave melodía que de fondo sonaba. La música creaba un aura algo melancólica, que combinaba justo con nosotros; las dos únicas almas solitarias del bar. Su lenta manera de hablar tranquilizaba mis torbellinos mentales, y el constante repiqueteo de mi pierna sobre la silla se detenía.

 

- No suelo juzgar a un libro y menos por su portada - Hice una pausa tomando de mi copa - Ambos podemos leernos el uno al otro, no estés tan seguro porque puedes llevarte una sorpresa - Finalicé para observar los rutilantes orbes grises que poseía. Rascando mi hombro izquierdo recuerdo las frías tardes en Italia, donde solo sobrevivía con las pocas monedas que Eliot mandaba con cada carta.

 

- Un buen libro tiene giros trágicos, momentos inesperados y personajes que te marcan. ¿Que diferente puede ser tu historia como para no ser un buen libro? - Pregunté pasando un mechón de mi cabello tras mi oreja y deslizando la mirada por un costado del bar. El inquietante pensamiento de querer conocerlo picaba en mi mente - Me gusta tomarme mi tiempo para leer, podemos tomarnos el tiempo para leernos - Mencioné siguiendo con la metáfora de ser una especie de libros.

Editado 28 de Julio del 2018 por Zoella Triviani Yaxley

[Oniria]

Sísifo:

 

 

Sonreí. Parecía realmente interesada en conocerme en profundidad, y no tenía predisposición de juzgarme. Las personas oscuras somos así, nos sentimos atraídas por nuestros semejantes. Clavé mis ojos grises en los suyos, de un tono similar, como un cristal un día de lluvia.

 

–Estaré encantado de escucharte. –Señalé, derrotado por fin, liberándome de mis defensas. Ahora, siguiendo su metáfora, era un libro abierto, a la espera de sus preguntas para revelarle los secretos recónditos que se escondían entre mis páginas. Me rasqué la nuca, aquel gesto que me perseguía cuando estaba nervioso o cuando sentía que alguien estaba viendo a través de mí.

 

La Yaxley prometía una conversación repleta de altibajos y referencias a recuerdos que no sabía si quería desenterrar, pero yo era una amante de lo trágico. Mi identidad se construía en base a la tristeza.

 

–¿De dónde vienes?

 

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[Zoella Triviani]

Soltando una cálida sonrisa -de las cuales pocas veces daba- me puse recta en la silla y me removí un poco acomodándome. Hablar de mi pasado no era algo que me entusiasmara, pero si era el precio a pagar por saber que esconde el mago de lindos rasgos frente a mis ojos sin duda alguna hablaría de ello. Entre ambos sentía cierta conexión, causada posiblemente por la semejanza entre ambos.

 

- Por lo poco que sé nací en Italia, en la provincia de Piamonte - Conteste mientras terminaba la bebida de mi copa y con un leve movimiento de mi mano le pedía otro al cantinero - Siempre viví rodeada de los alpes que esa provincia posee - acoté mientras regresaba la mirada a sus ojos - Que me dices tu ¿Eres de aquí? - Esperaba que Sísifo confiara en mi, era el primer primo que tenia por parte de la Yaxley, algo de confianza y complicidad no me vendría mal las veces que me encuentre junto a él en la Manor.

 

Ls recuerdos empezaban a florecer en mi cabeza, llevaría esta conversación tan lejos como él me dejara. no quería ahuyentarlo tan pronto y que de la nada se volviera tan cerrado.

[Oniria]

Sísifo:

 

 

–No, nací en Estados Unidos –dije, tras escuchar su breve historia, remontándome a aquellos oscuros años–, de ahí este acento.

 

Terminé mi copa y pedí otra exactamente como había hecho la Yaxley. La recibí de buen gusto y di un largo trago como si el alcohol fuese a borrar la ansiedad que crecía en mis entrañas. No me gustaba recordar mis años en el orfanato.

 

–Mi familia me abandonó porque se asustó. Era un niño complicado, supongo. Ya sabes, cuando me cabreaba sucedían cosas extrañas, se rompían objetos... –expliqué–, sí, mi familia era muggle. –Confesé, encogiéndome de hombros. Esperaba que la joven no me juzgase, porque dentro de la Marca había muchas reticencias respecto a la pureza de sangre, que yo mismo, con los años, había acabado por desarrollar. Me avergonzaba de mis raíces. A veces culpaba a mis antepasados de los males que me azotaban. Llegué a estar tan obsesionado que odiaba a los muggles hasta el punto de acosarlos. Había conseguido suavizar mi rabia con los años, pero seguía albergando un profundo desprecio por los no-mágicos en mi interior, que yo sabía que no era más que una proyección de mis inseguridades.

 

–¿Por qué sabes tan poco de tu pasado, si puedo preguntar?

 

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[Zoella Triviani]

Asintiendo mientras él hablaba tome algunos cuantos tragos del vaso que el cantinero dejó frente a mi. El pequeño relato de su origen me dio una señal de que empezaba a confiar, cosa que me agradó por completo y pude permitirme contarle un poco sobre mi.

 

- Verás... De bebe fui abandonada en un callejón a la dulce espera de mi muerte o que alguien me encontrara - Hice una pequeña pausa para rascar mi pómulo - No se cuanto tiempo tarde en ser encontrada pero una bruja me "acogió" para no decir que fui un sacrificio fallido convirtiéndome en su ahijada, viví junto a ella y su hija algunos años hasta que perdí todo contacto posible con ellas - mencioné encogiéndome de hombros - Tiempo después Eliot uno de los hermanos de Evedhiel me vio revolotear sola en las calles italianas y pues me adoptó - Relaté mientras a mi mente llegaban recuerdos junto a Candela y Rhaella, incluso recuerdos del día en que desaparecieron de mi vida - Pocas cosas hay que no recuerdo de aquellos años, imagino que mi cerebro habrá bloqueado esos recuerdos o simplemente no quiero pensar en ellos - Finalicé mientras mordía un poco mi lengua.

 

Suspirando un poco esbocé una pequeña sonrisa para volver a hablar - Cuéntame un poco de como llegaste a Evedhiel - Dije para tomar otro sorbo de la bebida y sostenerle la mirada al que ahora sabia era un Yaxley.