∞ La Mazmorra ∞ (MM B: 99618)

[Mentita]

Evitó sonreír al escucharla. Es que Candela se imaginaba más o menos a qué se refería y ese punto de quiebre en su relato no pasó por alto para la Triviani; ella sabía perfectamente lo que eran los momentos de ventas bajas, la poca actividad en las tiendas y la falta de interés de los compradores, incluso los compulsivos, en adquirir nuevos o más productos. Claro que para la gitana sólo significaba más tiempo a solas con los libros de cuentas y stock, pero para sus compañeros tenía otra relevancia.

 

― Pues corren muy rápido esos rumores. ―respondió mientras le daba otro sorbo a su bebida― Pero sí, es cierto.

 

Por un momento creyó enrojecer a la mención de su nuevo puesto en el Ministerio de Magia, pero el hecho de que era imposible que sus mejillas adquiriesen una tonalidad sonrosada, le hizo caer en cuenta de que fue únicamente la sensación. Le dedicó una sonrisa como pagada de sí misma, realmente se sentía orgullosa por el logro. Y sí, ella también consideraba el cambio de empleo, un privilegio.

 

― La verdad es que venía persiguiendo ese trabajo durante mucho tiempo. Mi paso por el Concilio fue productivo y gratificante, sí. De verdad lamenté dejar mi puesto de Logia allí. ―mintió así como muy descaradamente― Pero pues, se presentó la oportunidad y tenía que aprovecharla. ―se encogió de hombros y luego estiró los brazos.

 

Lo cierto era que, muy en el fondo, la Triviani sí había lamentado separarse de los Conciliadores. Le estaba gustando ese trabajo, pero sus planes tenían mucho más peso y su propósito era otro. Algo que Gringotts, sin duda, le ayudaría a conseguir.

 

― ¿Tienes idea de quiénes irán por ese puesto vacante, ahora? ―sentía curiosidad por sus ex-compañeros de trabajo. Tenía la impresión de que se volvería una lucha por escalar en la jerarquía ministerial.

[Sapphira Black Lestrange]

Amelie Black Lestrange

Directora del departamento de regulación y control de criaturas mágicas

Con Djvash mirábamos el local en busca del dueño del local , pero por el momento no veía señal de Aries y tampoco de las criaturas pero seguramente la tuviera en algún lugar lejos de la vista de los clientes , ya le habíamos avisado al elfo así que sería solo cuestión de esperar a Aries y nos indicara donde se encontraban sus mascotas.

 

En el local había dos personas reunidas una de ellas era Candela social del negocio tendía entendido y estaba reunida con Valentina , aunque no íbamos a interferir en su charla ya que solo esperábamos a Aries

- Ya verás que lo harás bien , solo debemos esperar que Aries venga así nos indica en donde están las criaturas que debemos hacerle una revisión

La vampira sabia que le llevaría un rato pode revisar catorce en criaturas , por lo cual revisarían siete cada uno al ser dos personas pero estaba segura que Aries debía tener muy bien cuidada a sus criaturas

@ @

[djvash Asturias]

Observábamos el lugar en busca de las criaturas o de la dueña del mismo, pero al parecer no había señales de ninguna de las dos. Mire atentamente a mi jefa cuando me dijo que sabía que lo haría bien y que solo debíamos esperar a Aries.

 

A lo lejos pude ver a dos personas conversando, y en efecto nosotros solo estábamos en espera de la propietaria. Miraba a todos lados, tendríamos que revisar las criaturas y yo aún no sabía cuales ni cuantas eran. Solo había acudido al llamado de la directora del departamento.

 

--Gracias por la confianza, me gustan las criaturas, por eso solicite el empleo. –Mire atento a la vampiresa. –Y, cuáles y cuantas criaturas atenderemos.

 

Le pregunte a Amelie en espera de su respuesta, al parecer estaba entrando en mi la inquietud por el trabajo y saber que haríamos.

 

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@ @Ariel Aries Bra Yaxley

[Mentita]

Candela esperó bastante para tener por fin un paquete que había estado esperando de Rusia, pues desde su regreso a Londres, lo único que había hecho era internarse en una búsqueda que parecía no tener fin. Y todo por un objeto que, al fin y al cabo, no estaba en el Castillo Triviani -como ella había sospechado- sino que se encontraba muy lejos para poder encontrarlo.

 

Durante su estancia en aquel país, se le pasó el detalle de la familia muggle con la que había convivido y entre tantas cosas que necesitaba olvidar, aquella había sido una de ellas. Es por eso que, haciendo memoria, recordó que la reliquia desaparecida la había dejado en posesión de la más pequeña de las hijas de esa familia.

 

― Señora, ¿desea que me guarde el paquete en la oficina? ―preguntó Rhod, que había llegado en ese momento de limpiar el bar entero.

 

La gitana lo ignoró, no tenía ganas de explicarle al elfo el por qué de la importancia de que no debía separarse de aquel paquete una vez que lo tenía en sus manos. Después de todo, era posible que no lo entendiese.

 

― Tráeme ginebra. ―ordenó con una voz que amenazaba con estrangularlo si volvía a emitir alguna cosa que ella considerase una estupidez.― Y avísame si ves a Aries, lleva mucho sin aparecerse siquiera por aquí.

 

Y empezó a romper el envoltorio de la pequeña caja.

[Liam Black]

Ascender en el descenso de la comunidad mágica era de las experiencias más escalofriantes, y no estaban precisamente en Halloween ―más bien era la víspera de Navidad― pero poco le importaba al vampiro albino que acababa de materializarse en la entrada de una cafetería desconocida para él. Con el mentón recto y la frente en alto, dejó caer su corpulenta figura sobre las desgastadas puertas de La Mazmorra y con ayuda de ambos puños las abrió con la misma fuerza inicial. Su pie derecho detuvo el impacto y a continuación el izquierdo le siguió el ritmo de la caminata, mientras avanzaba impetuoso por el largo pasillo del local.

 

―Tanto espectáculo para un par de tragos ―escupió ojeando de mala gana a las puertas mágicas que se abrieron solas. Luego vino el resople y la rodada de ojos cuando más escaleras lo esperaban para la caminata. Era un maldito laberinto.

 

Debió pensar que el reencuentro con una de sus mejores amigas, ¿ex? esposa e íntima pariente era importante, porque su túnica verde musgo rozaba la temática navideña con aquellos bordados dorados que brillaban a la resolana de las antorchas que formaban parte de la decoración ambiental. De más está detallar lo bien que contrastaba su palidez con aquellas tonalidades, resaltando sobre todo la melena rubia que era sanguínea-Atkins.

 

Uno de los taburetes de la barra lo acogió cómodamente mientras esperaba la llegada de su amiga. No iba a ordenar algo como de costumbre porque esta vez ya le parecía una falta de respeto, luego de la ausencia repentina en la vida de ella y todo el tiempo que habían pasado en continuidad con la relación que mantenían. Por primera vez en la vida a Liam le interesaban los modales, así que era digno de aprovechar junto con el ―más o menos― buen humor que llevaba consigo. Restaba esperar un poco más para ver si la llegada de la contigua aportaba o restaba al estado anímico.

[Saori Rambaldi Ragnarok]

la joven asiática caminaba con una mirada de dominación por las callejón del diagon mirando por debajo de sus gafas de sol aspirando a un descanso como los que tuvo en Alemania hace mucho con su ex,el trabajo como su la tiene agotada después de tanto ella quería tomar un café con algunos de sus compañeros mortios después de todo quería que pasara todo para volver.

la joven asiática decidió ir a la mazmorra de nuevo hace un buen tiempo fue a ver un amiga pero desde ay sintió el lugar algo perdido en sus recuerdos, la joven Rambaldi empezó a caminar ruda mente haciendo que su capa se onde cada vez.

Al llegar a aquel hermoso lugar donde la oscuridad y el olor a maldad se apoderaban de aquel sitio. Esperaba en contra alguien conocido en aquel lugar no era muy bueno estar sola tomando café o otra debida no eres de su preferencia aunque que saori siempre se las arreglaba para tener alguien cerca como hace cuando esta con su hermana o demás familia.

@@Marco Alcott

[Ernest Dumbledore Prior]

El joven Rambaldi recorria las calles de Diagon lentamente, habia terminado su dia laboral y habia decidido ir a pasar el rato en el Callejon, buscando algun lugar en donde quedarse un rato para matar el tiempo libre que le generaba el nuevo empleo.

 

Podria haber empezado de una vez al trabajo intenso de la proxima semana, sin embargo aun le faltaba material para empezar a hacer todo lo importante y por tanto podia salir temprano del trabajo.

 

Tendria acceso a las bovedas trastero y eso por mucho que sonara emocionante, podia ser peligroso.

 

Absorto en sus pensamientos no se dio cuenta de que de repente estaba por una parte del callejon que nunca habia visitado, el callejon Knocturn...

 

-¿Como llegue hasta aca?- dijo sorprendido de si mismo acomodandose la tunica del Concilio. como Logia, tenia que conocer todo lugar que hubiese en el Callejon tanto Diagon como Knocturn, ver si presentaban algun tipo de problematica y ofrecer alguno de sus productos.

 

Rapidamente encontro un lugar y se mordio el labio, el lugar tenia de nombre "La mazmorra" no se oia como un lugar amigable para nada.

 

Decidido a arriesgarse se metio al local y se sorprendio al ver que era una simple cafeteria, con fotos de unas criaturas normales y un basilisco.

 

Suspiro y con la mirada puesta en el basilisco pensando que en cualquier momento le saltaria encima se poso en la silla de la mesa y saco una pequeña libreta, ademas de tomarse un cafe o algo del local aprovecharia para ver que era lo que faltaba en el lugar y asi promover algunos de los productos del Mall....

 

@Zoella

[Zoella Triviani]

Mientras me duchaba recordé que si quería salir debía avisarle a mi madrina,al terminar de ducharme me vestí con un vestido más arriba de las rodillas negro con mi camisa de leñador sobre ella y unas zapatillas negras dejando mi cabello suelto, bajo por las escaleras y le pregunto a mi madrina. Saliendo rumbo al lugar sugerido llamado "La Mazmorra".

 

Caminando sumergida en mis pensamientos visualizo el lugar, cuando me introduzco en aquel largo pasillo visualizo una puerta abierta al final. Tras pasar por aquel marco veo varias mesas distribuidas a lo largo de la sala siendo ocupada una sola por un chico del cual no logro a ver su rostro ya que esta entretenido con una libreta , un gran bar al fondo y muchos cuadros en las paredes.

 

- mi madrina tiene muy buen gusto - susurro caminando a través de las mesas viendo detalladamente todo a mi al rededor.

 

 

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@@Ernest Macnair Wilfred

[Maida Black Yaxley]

Estaba a un paso de la indigencia, y no exactamente por falta de galeones, sino por falta de presencia. Se había recluido por voluntad propia en la habitación que aún mantenía en el Castillo Black. Quizá fuera por la reciente cercanía con sus tías Gabrielle y Mahía, quizá por no ver a los Yaxley, o quizá por no responder a sus responsabilidades ministeriales, como fuere, se había encerrado. Pero nada era eterno, menos cuando acababa de recibir aún más confianza en el bando con un ascenso, debía salir de su escondite y bueno, coexistir con el mundo.

 

Para quien hubiera notado algún cambio en ella, podía resultar obvio que había regresado a ser la Maida que migró de Bulgaria. Cara lavada, pies impermeabilizados y túnicas tres tallas más grandes en colores pasteles. Así, tal cual se apareció frente a uno de los locales de Diagon. Tenía la intención de entrar a Burgin & Burkes y lo habría logrado con facilidad si no se hubiera tropezado torpemente con un animalejo en la calle. Maldijo entre dientes y entró al primer lugar que tenía a las espaldas.

 

— ¿Alguien? —preguntó, aunque claro, eso no tenía sentido.

 

Igual es difícil contestar cuando una de golpea el dedo pequeño del pie. Entró cojeando y se sentó en la primera mesa que tuvo a la mano.

 

— Además de prevenir la suciedad, creo que debería aprender un hechizo que proteja mis pies de los tropiezos —dijo para sí mientras se apretaba el empeine en un esfuerzo por reducir el eco del dolor en su dedo pequeño. Técnicas que aunque inútiles, uno siempre practica.

[Mentita]

Estaba escondida detrás de la barra. Bueno, no, escondida no estaba. Sólo revisaba la cantidad de ginebra que tenía en resguardo detrás del mostrador, o fingía hacerlo, y se bebía de a poquito una de las botellas. Había visto, hace un par de horas atrás, un gusano y, ¡quién lo diría!, no sabía si les tenía fobia o simplemente era asco.

 

El caso era, que tardó bastante en ponerse de pie para revisar si ya se había ido el bicho. Cosa ridícula, pues era imposible que se fuese tan rápido a menos que alguien llegase, por arte de magia, y los pisase como accidente. O que el gusano se convirtiese en mariposa, de buenas a primeras.

 

― ¡Tú! ―hasta ella misma se sobresaltó cuando gritó― ¿Lo has matado?

 

Candela vio el momento justo en que Maida entró cojeando y le ilusionó creer que había asesinado al gusano que la estaba molestando. Tal es así, que saltó sobre la barra, cayendo en una postura bastante elegante para ser alguien que tuviese las fachas que tenía ella -vestido harapiento, cabello desordenado y pies sin calzar- y casi corrió hasta donde estaba la Yaxley.

 

― No creo que lo hayas matado, no tienes el pie manchado ni nada. ―enarcó la ceja para escudriñar a la muchacha.

 

Lo normal era decir "hola", pero Candela no era normal. Y tampoco decía "hola". Aunque sí notó que su ahijada estaba camino a una de las mesas. Y, a pesar de que le hubiese encantado arruinarle la cita -porque parecía una cita- (?) prefirió dejarla ser. Por el momento.

 

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