România în Londra (MM B: 111008)

[Lisa Weasley Delacour]

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El sarcasmo de la fémina, en vez de molestarle, le hacia gracia, pues en parte le recordaba a él unos años atrás, cuando aun era un lobo solitario capaz de eliminar de su anatomía aquello que todos conocían como amor. Levanto una ceja al escucharla pronunciar las siguientes palabras – Soy el mejor, pero transformarte en una niña buena y dulce es imposible. Tu raza, tu propia esencia, tus poderes y dones son propios de la oscuridad y eso viene implícito en ti. Mi tarea aquí es que encuentres lo que hay mas allá de eso. Que te controles y que, por amor a Merlín, dejes de saciarte, sea de forma sexual o no, de tus congéneres masculinos.

 

Recordaba que Claire uso aquel mismo método, el cual estaba a punto de revelar a su pupila, para refrenar los impulsos de la Weasley y como esta, a base de caídas, tropiezos y arduo trabajo había logrado asumir quien era, domando al vampiro que habitaba en ella y eligiendo el camino mas acorde a sus reales principios – Si quieres, puedes, ahora mi pregunta es ¿quieres? - Era evidente que la respuesta era afirmativa, pues si no la peliblanca no hubiese perdido su tiempo en ir a su encuentro, sin embargo, el rumano quería escucharlo de sus propios labios. Cuando obtuvo lo precisado, comenzó con lo que sabría seria un largo y extenso recorrido.

 

- Siéntate en el suelo, lo mas cómoda que puedas y cierra los ojos – El primer paso era, tal vez, el mas complicado a dar. La confianza entre ambos debía ser plena, por ende, las mentiras no tenían cabida en la sala ni en su relación – Deja tu varita a un costado de tu cuerpo y concentrate en mis palabras – El Dhampir, con su inseparable katana, empezó a caminar alrededor del pequeño cuerpo de la mujer de Alessandra, comprobando como hacia todo lo que le ordenaba – Relatarme lo primero que pasa por tu cabeza, lo que sea y de la manera mas especifica que puedas – La maldad se alimenta, en muchas ocasiones, de los mas intrinsecos miedos de las personas.

[Kamra Ashryver D.]

- No me dices nada que ya no sepa, querido amigo. Soy casi incorregible y ser una niña buena...ambos sabemos que ni siendo adiestrada por todos los dioses sería posible - escuchó atentamente lo que el castaño le decía - Vamos, no me dirás que no es divertido hacerlo ¿no era divertido saciarte de muchachas lindas y que estuvieran locas por tu oh-tan-lujurioso ser? - sonrió hacia él pero con presura agrego - es broma, se que eso es solo una mera distracción. Y ya no me sirve.

 

Observó como el Van Hallen la escudriñaba - Claro que quiero - necesitaba esto más por su esposa y futura familia que por si misma, y realizaría los cambios que fuesen necesarios para garantizar su bienestar - no soy buena para nadie en este estado de salvajismo, aunque eso ya lo sabes.

 

Levantó las cejas al escuchar la petición de su mentor y observó el suelo bajo sus pies. Rodó los ojos en un autentico berrinche y tomando su abrigo de piel blanco que había descartado hacia un lado al llegar, lo depositó en el piso para luego sentarse sobre el - tendrás que mandar esto a la lavandería por mi luego, Van Halen - no esperó su respuesta cuando cerró los ojos, tomando unas cuantas respiraciones para relajarse. Debía recordar que no había accedido a hacer esto bajo coacción. Y que el dhampir había dejado bastante explicito el que no sería bonito ni sencillo. La peliblanca casi abre los ojos ante la petición de despojarse de su varita, lista para rechistar. En vez de eso solo hizo lo que Luca le pedía.

 

Se adentró en su mente, lo más relajada que podía estando consciente de que el Dhampir la asechaba como lo haría una letal pantera, con esa leal katana en vez de garras. Se apresuró a dejar de lado su alrededor y toda sensación externa. Al momento sintió aquel frío que la perseguía a menudo cuando su esposa no reposaba junto a ella en la cama y una de las memorias más horribles que tenía se abrió paso en su mente. Comenzó a relatarlo en voz alta, mientras el recuerdo se habría paso en su mente.

 

<<Era solo una niña de cinco años, su melena blanca le llegaba hasta los hombros y todo se sentía helado y yermo. Recordaba a la perfección la sensación de humedad que se aferraba a su débil cuerpo. La capa roja que se suponía la protegía del frío era inútil en su actual estado. No sabía como, pero se había perdido de su padre adoptivo Lestat, aquel buen hombre que la había sacado de su infierno en el Orfanato de escocia, hace apenas unas semanas. A su alrededor todo estaba cubierto de nieve y por la iluminación sabía que estaba amaneciendo. Las tripas le rugían, hambrientas de sustento y sus dientes no dejaban de castañear. Había caminado por una capa de hielo muy fina para sostenerla y en consecuencia el helado lago la recibió cuando cayó en el. Empapada y perdida, inútil por haber perdido la oportunidad de crecer junto al gentil Lestat Rambaldi, recibiendo todos esos chocolates de su parte. Inútil, inservible, patética...y todo por distraerse buscando un brazalete que jamás recuperaría. Una tonta.

 

Sus pequeños pasos apenas hacían ruido mientras se habría camino entre los árboles. Pequeñas ramitas se incrustaban en su pelo y las lagrimas que bajaban por sus mejillas eran frías como todo a su alrededor...pero no más que su interior. Detuvo su andar cuando - con su increíble oído - recogió un pedazo de conversación no muy lejos de donde estaba. Hombres. Eran dos. Saboreó la esperanza y corrió por la dirección en la que lo había escuchado. Pero no era su padre ni su abuelo a quien veía frente a ella. La pequeña Kamra en solo unos instantes se vio cercada por dos altos y fornidos hombres, con miradas llenas de malicia y locura. La misma mirada que le habían brindado en aquel sucio orfanato. Ambos se apresuraron a tomarla por las muñecas y tobillos. Frágil en comparación a sus fibrosos brazos y bruscas manos. La pequeña de ojos ambarinos comenzó a gritar pero algo más grande que ella silenció su boca y calmó su mente, reemplazando el terror por una ira profunda. Sintió el cambio antes de darse cuenta de que hundía sus dientes en el cuello de uno de los hombres, succionando el liquido vital hasta dejarlo sin una gota. Luego observó al otro. Éste yacía semi inconsciente contra un árbol, al parecer a causa de haberlo tirado por los aires. Kamra solo sonrió antes de hacerlo sufrir el mismo destino que su compañero.>>

 

- Recuero como me sentí cuando mi demonio se retrajo en mi mente. Un monstruo por haberlos matado, uno por haberlo disfrutado. Empapada de sangre, incluso mi cabello estaba teñido de rojo - no se había dado cuenta que las lagrimas surcaban su rostro y en un borrón se levantó del suelo, la sensación de salvajismo era tan fuerte que casi se lanza contra Luca. Su respiración acelerada y el retumbar de la sangre en los oídos no la dejaban pensar. El miedo se sentía tan crudo, tan amargo mientras luchaba con no arañarse el pecho en busca de ese maldito y marchito corazón que no conseguía calmarse.

 

@@Lisa Weasley Delacour

[Lisa Weasley Delacour]

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El dhampir escucho atento el relato de la joven, sintiendo ese amargo dolor que emanaba de su esencia y haciéndolo propio. Al ser un sumo sacerdote de Avalon podía conseguir refrenar la oscuridad que amenazaba con volver loca a la chica. A pesar de el poder que tenia, le costo en demasía – Respira – Logró, tras mucho esfuerzo, ingresar a su mente. Kamra había pasado por mucho y todo ello, por desgracia, negativo. Aquellos dos hombres no eran buenos y aunque Luca luchaba por conseguir un mundo sin violencia ni muertes, se merecían lo que la peliblanca les hizo. Ella simplemente actuó por instinto, salvándose la vida, cosa que no hubiese logrado si aquel demonio no la hubiese ayudado. Si, no le gustaba, no obstante, le tenia que hacer ver que aquel suceso no fue culpa suya y que el actuar, en cierto modo, estuvo adecuado.

 

La oscuridad revoloteaba entre ambos magos, cerniéndose como un depredador. El Van Halen la sentía, queriendo apoderarse de su parte vampirica. Pero, no iba a ganar, ni esta vez ni en futuras luchas – Aqua – Un escudo de agua rodeo el cuerpo de la fémina, envolviéndola con el liquido vital mas puro jamas visto – Grita, dejalo salir – Con aquella protección no se dañaría, ni así misma ni a nadie que estuviese cerca – Kamra, eras solo una niña cuando Lestat te encontró. Una niña con miedo, con temor, apaleada por la sociedad. Tenias que dejar sueltos tus instintos de caza para pelear, para no sucumbir ante el llamado de la parca. Sin embargo ahora todo es diferente. Tienes una familia que te ama, una esposa que daría su vida por ti. Amigos leales y a mi, un cabezota que no dejara que te vuelvas a perder. No hace falta que acudas a él – No conocía sus nombre ni quería saberlo. Los diablos eran sucios y mentiroso – Confiá en mi y dejalo ir.

[Kamra Ashryver D.]

Se sentía patética llorando frente a el. Patética por ser así, débil después de años de haber forjado su caracter más fuerte que nunca. Luca no alcanzaba a entender, si bien su acción la había salvado, la peliblanca había optado por repetir aquello una y otra y otra vez, hasta que ya no sintió remordimiento ni temor. Esto era sin duda su culpa, el moreno había abierto esa herida y ahora debía remediralo...cerrar esa puerta y ese recuerdo antes de que ella cerrara sus manos y sus uñas afiladas alrededor de su cuello.

 

Sacudió la cabeza sintiendolo dentro de su mente y de alguna manera supo que esos pensamientos no le pertenecían. Como siempre le pasaba, Nyx su antiguo demonio se alzaba en respuesta de su dolor y su pena, para tomar el control y hacerla no sentir..no temer. Pero ese camino la había llevado a ser despiadada y no la llevaría más lejos. Nyx, deja de luchar...no te necesito ahora. Había llegado a pensar una vez que solo la tenía a ella, y hasta se sentía bien pensándolo. Eran parecidas aunque la demonio solía ser más sangrienta e implacable.

 

Sintió al instante como se retraía en su mente, dejando el dolor crudo y sin diluir apoderarse una vez más de ella. A su alrededor estaba aquel escudo que el Dhampir había conjurado y a pesar de que se sentía de alguna manera humillada y deshonrada porque alguien la había visto de esa manera dejó salir su dolor. Las lagrimas no paraban de salir y un grito amargo y doloroso salió de sus labios. Sus ojos, a pesar de que Nyx ya había regresado a un rincón en su mente, ahora eran de un profundo negro onix.

 

Parecía que había pasado una eternidad hasta que pudo parar de llorar al fin. Se limpió con el dorso de la mano las mejillas y acomodó su cabello. Tomando unas respiraciones antes de mirar a Luca, sus ojos de su autentico color dorado - Llegas a decirle a alguien sobre esto, y no me importa que sea una sentencia de muerte...voy a arrancarte esa garganta - sabía que el no haría tal cosa, pero necesitaba dejar atrás esa vulnerabilidad.

 

@@Lisa Weasley Delacour

[Lisa Weasley Delacour]

@@Mei Black Delacour - En Rumania

 

Amanecía un nuevo día en Hunyad. Eran apenas las ocho de la mañana, sin embargo, Luca y sus dos cachorros andaban despiertos y con ganas de divertirse. El sol comenzaba a hacer acto de presencia mas seguido, cambiando el humor y los hábitos de todos los integrantes de la familia Delacour. El verano había llegado por fin y con ella el calor, aumentando la ya de por si locura del Van Halen. Luna y Henry eran sus compinches favoritos cuando tramaba alguna trastada. ¿La diana de la misma? Su esposa, evidentemente.

 

En la cocina del hogar rumano se escuchaba un pequeño tumulto. Imaginando el caos, hasta los elfos habían decidido ausentarse del ala de servicio por unas horas. Con un gorro de cocinero y toda la cara manchada de harina, el joven paladín batía lo que en un futuro serían las mejores crepes del mundo. La concentración de Henry era tal que no había caído en que su hermana, a su lado, probaba el ungüento con ambas manos. El europeo al ver eso, sonrió de medio lado, agradeciéndole al universo poder ser parte de algo tan mágico como aquello.

 

Luna, tras dictaminar que le gustaba y que el desayuno para su madre sería perfecto, decidió acomodar todo lo que ya estaba hecho en una bandeja. Salio al jardín tras pedirle permiso al dhampir a por una de las muchas rosas que rodeaban el castillo – Listo – Grito al regresar con un bello ejemplar blanco - ¿Lo subimos ya? - Pregunto risueña, viendo como su gemelo vertía el zumo en tres vasos iguales, ayudado por el moreno – Si – Fue la respuesta del mayor de los tres, regalandoles a ambos una franca sonrisa – Pero antes, lavaros la cara.

 

Tras verificar que estaban algo más decentes que antes, algo era decir mucho, la comitiva partió a la habitación de la gran mujer. Era sábado y el desayuno en la cama para los cuatro seria una excelente forma de empezar el día. La castaña llamo tres veces a la puerta, como le habían enseñado y cuando sintió un adelante, ingreso a la estancia. Sus ojos brillaron al encontrarse estos con los de su madre. El amor que la líder de la Orden sentía por sus hijos era único e inimaginable. El rumano se prometió, una vez mas, protegerlos y hacerles felices.

 

- Luca nos ha ayudado a hacer el desayuno – Comenzó diciendo el pequeño – Y esta todo buenísimo – Agrego la minúscula fémina de cuatro años – Menuda cara tenéis, si yo he hecho la parte mas difícil – Discutir con sus hijos de forma amistosa frente a la argentina para demostrarle quien era el mejor era algo habitual – Y Dobby lo puede corroborar – El guerrero los tomo a ambos de sus pequeñas cinturas, tras posar la bandeja en una de las mesitas cercanas y los tiro, de forma suave, al mullido colchón – Os comeré a los tres, ese será mi desayuno.

 

Su mundo. La imagen que tenia frente a sus ojos podía definirse así. Aquellos tres soles eran, sin duda alguna, parte importante de su vida, de su alma. Con una sonrisa sincera en sus labios, escucho atento como Luna y Henry, ambos hablando cada vez mas alto para hacerse escuchar por su madre, respondían a la pregunta de esta. Logro escuchar un – Porque eres la mejor mama del mundo – Del pequeño castaño, que lo hizo poner los ojos en blanco al saberlo sonrojado por aquel pequeño cumplido a su progenitora. La escena era perfecta y aunque amaba su puesto en la Orden y el combate, lo cambiaría todo por quedarse así el resto de su existencia.

 

Mientras él iba al baño, en busca de un regalo que tenia para los gemelos, estos, sin tregua alguna, atacaban con ferocidad el suculento desayuno. Los dejo conversar tranquilos por un lapso de tiempo – Mas vale compararos un traje que manteneros - Llegó justo para disfrutar de como Luna se manchaba la cara al darle un mordisco a los crepes y encontrarse con el dulce chocolate que él mismo había agregado minutos antes - Tengo algo para vosotros – Comento al ver como dos pares de ojos lo observaban ansiosos – Pero antes acabaos eso – Mei negó, sabiendo que siempre seria así; Luca amaba consentirlos.

 

Cerro los parpados, concentrándose como le habían enseñado. Suluk había sido esencial. En su cabeza se revelo la forma que tenia al transformarse en el rey del bosque. Noto el calor corporal aumentar. La primera vez se asusto al escuchar como sus huesos se deformaban. A día de hoy estaba mas que acostumbrado al cambio. Al segundo un ¡vaya! general retumbo en la estancia. El dhampir ya no era humano, sino un enorme y grandilocuente animal. Sus orejas puntiagudas se ladearon hacia atrás al notar como la futura Demon Hunter, sin temor, acaricio su pelaje con una devoción y admirando difíciles de igualar.

 

Luca, en su forma lobuna, era, tal vez, uno de los mas grandes de su especie. Media dos metros y medio, con una altura de ciento veinte centímetros. Su pelaje brillante y espeso, muy voluminoso, le hace competencia al sol. Su color varia entre el gris azabache y el negro rojizo. Sus ojos siguen siendo verde esmeralda. Sus características mas visibles, ademas de su gran envergadura, es la potente espalda y patas ágiles que posee, capaces de hacer que llegue a una velocidad punta de 90 kilómetros por hora. Cuenta con un gran sentido del olfato y una visión, si cabe, aun mas mejorada. Era bello.

Editado 2 de Agosto del 2018 por Lisa Weasley Delacour

[Dennis Delacour]

La Delacour caminaba por la acera de las calles del callejón Diagon, se había visto visitante asidua de aquellas calles dado que en cada momento que le quedaba libre de su trabajo ministerial se dedicaba a recorrerlas rumbo a alguno de sus negocios que hasta ese día iban prosperando de buena manera, ayudandole a complementar sus costosos lujos que a diferencia de muchos no se trataban de joyas ni posesiones de objetos sino de libros y conocimientos, le encantaba estar preparándose en la universidad mágica pero eso tenia un precio.

 

Aunque ese día en particular no se dirigía ni al Muse Night ni a La Libélula Encantada, en esa ocasión era otro su destino. Había escuchado que Luca su padre estaba en Londres por un corto periodo de tiempo y ya que no pasaba por la mansión casi debido a tantas ocupaciones había optado por ir al lugar donde sabía que lo encontraría, trabajando sin duda pero al menos podría saludarlo por unos minutos.

 

Llegó al majestuoso edificio de tres pisos con cristaleras que lo hacia lucir mas esplendido aun, luego de subir las escalera de mármol cruzo el umbral de la puerta de madera para encontrarse en el interior de lugar. Ya había estado anteriormente en el lugar para buscar una información en la biblioteca, la cual era simplemente magnifica así que conocía un poco el sitio.

 

Se encamino con paso decidido al mostrador de información — Buen día, por favor quisiera ver a Luca Van Halen, de parte de Dennis Delacour — dijo con una sonrisa amable a la recepcionista con la esperanza de que al menos la anunciara y así poder verlo porque de lo contrario tendría que esperar a tener suerte y esperar que se pasara por la mansión cuando terminara sus labores oficiales.

 

@@Lisa Weasley Delacour

[Lisa Weasley Delacour]

@@Dennis Delacour

 

Cualesquiera que fuesen sus funciones como primer ministro de Rumania se veían apartadas si uno de sus hijos reclamaba su presencia. Por eso, en cuanto su rubia secretaria le informo de que Dennis lo estaba esperando en el Hall del Romania in Londra, no tardo en abandonar los informes de comercio que estaba examinando y encaminarse hacia la plana baja en busca de la Delacour. En cuanto vio a su pequeña, porque si, para él todos sus hijos eran unos niños aun, le regalo una cálida sonrisa y le indico con un gesto que lo siguiese. El tercer piso era el indicado para mantener una charla amena sin ningún tipo de preocupación, pues las medidas de seguridad eran mas altas.

 

Mientras avanzaban, ahora juntos, por las escaleras, dio gracias, una vez mas, a Gaia, por haberlo puesto en el camino de Mei y que esta le regalase algo tan único y especial; una familia unida y extensa - ¿Y dime, que te trae por aquí? ¿No deberías estar entrenando? Lisa me ha dicho que eres toda una Hunter – El orgullo se notaba en la voz del hombre. ¿Y como no estarlo, si todos sus chicos eran miembros de las filas de la Orden y combatían por algo tan puro como es la vida? - Hemos llegado – Le abrio la puerta como todo un caballero que era para que la chica obtuviese una visión completa de lo que era su despacho – Como en tu casa – No tenia secretos para los de su sangre, tampoco quería tenerlos – Luego, tal vez, demos una vuelta por Humanad, al fin y al cabo es tu legado.

[Dennis Delacour]

Después de haberse anunciado la recepcionista partió para avisar de su presencia, esperaba poder ver a su padre ya que hace mucho no lo hacía y le extrañaba enormemente, tal vez en esta oportunidad si pudiera saludarlo, era algo irónico que siendo familia el tiempo fuera tan limitado debido a las obligaciones del mago principalmente, aunque ella tampoco era que tuviera mucho tiempo libre.

 

Al cabo de un par de minutos el mago apareció en la planta baja dedicándole la más cálida sonrisa y luego con una seña la invito a acompañarle. Sus pasos se fueron encaminando hacía la tercera planta donde estaban las oficinas de Luca. En el recorrido el mago le pregunto por el motivo de su visita y la hizo sonrojarse un momento al sentir el orgullo y satisfacción al decirle lo que su tía Lisa pensaba de ella.

 

— Creo que principalmente estoy aquí porque te extrañaba y quería verte. Esta mañana entrene un poco antes de salir de casa. Y en cuanto a lo que dijo mi tía, estoy tratando de dar mi mayor esfuerzo para enorgullecer a la familia y a ti por supuesto — y realmente era así, la ojiazul sabía que debía esforzarse el doble que cualquier otra persona para estar a la altura del nombre de la familia. Por ese motivo estaba bajo las enseñanzas de su tía Lisa así como aprovechaba cada momento que tenía para entrenarse y estar en forma para su rango en la orden así como en su clan.

 

Cuando se detuvieron frente al despacho del mago este le abrió la puerta para que pasara primero, la oficina era imponente como todo lo que tenía que ver con su padre. — Me encantaría eso — dijo ante la posibilidad de pasar más tiempo juntos, en la vida de la rubia estaban surgiendo algunas cosas que tal vez más adelante trataria con el mago para ver su opinión al respecto.

 

@@Lisa Weasley Delacour

[Lisa Weasley Delacour]

@@Dennis Delacour

 

La sensación de orgullo no abandono al hombre en ningún momento, mientras escuchaba cautivado como su hija afirmaba lo que él ya sabia; combatiría ferozmente por una vida justa y un mundo mejor a expensas de su bienestar y deseos. Toda una Delacour, argumento su voz interior al tiempo que asentía rítmicamente con la cabeza – Lo estamos, tanto de ti como de tus hermanos. Sois el futuro que la magia necesita – Y en verdad lo creía. Aunque y para que negar lo evidente, jamas dejaría de protegerlos y de ser ese progenitor celoso y posesivo que no los dejaba irse de madrugada cuando había un enfrentamiento con magos oscuros.

 

- Pues vamos – No la dejo acabar la frase, cuando ya estaba abriendo la puerta de lo que en un principio parecía un simple armario – Yo también te he echado de menos y Transilvania ha esperado toda su vida para que la conozcas – La tomo del brazo derecho y la abrazo contra su cuerpo, para luego dar un paso hacia el pequeño portal que poco a poco se había ido abriendo en la habitación – Cierra los ojos, porque tu estomago me va a odiar cuando lleguemos allí – Segundos después y con un mareo en ciernes sobre su anatomía, ambos magos hacían acto de presencia en la sala del trono de Hunyad – Henos aquí – Una alabardero real, vestido con el uniforme de gala, les regalo una ligera reverencia al llegar a ellos.

 

Los ojos verdes del dhampir brillaron al comprobar el estado de shock que Dennis demostraba – Tenemos todo el día para disfrutar del castillo y de hablar sobre lo que gustes, aunque según mi intuición y por tu forma de expresarte, me querrás hablar de algún chico o chica.... ¿cierto? - Presente todos los días no estaba, no podía por sus labores como Demon Hunter y primer ministro de un país emergente de Europa. Su tiempo era limitado. Pero se enteraba de todo lo que sucedía en Londres. ¿Cámaras? ¿Elfos? ¿Vudú? Eso se lo guardaría para él. Mei lo mataría si se daba cuenta de que se inmiscuía demasiado en la vida de sus ya adultos hijos.

[Dennis Delacour]

Escuchar las palabras de su padre tan llenas de orgullo la hizo sentir muy feliz, ella trataba de ser cada día mejor para estar algún día al nivel de sus padres quienes eran su ejemplo a seguir. La ojiazul había tenido siempre que el camino que quería seguir era el de la luz, proteger a los necesitados y ayudar a llevar la justicia a cada rincón, y por eso se esforzaba en sus entrenamientos con tal de lograr ese objetivo.

 

Cuando dijo que le encantaría conocer Hunyad era en serio aunque lo que menos espero fuera que el mago la llevara de inmediato aunque moría de ganas de conocer un lugar tan importante para su padre ese viaje la tomo por sorpresa. El mago la tomo del brazo y la acerco a el para entrar en el portal que la llevaría a Transilvania, cerró los ojos como el le dijo pero eso no ayudo de mucho con el caos que se formo en su estomago, ella ya había viajado grandes distancias antes y por diferentes medios y no entendía porque esta vez había sido tan complicado.

 

Recién llegaron, abrió los ojos un hombre en uniforme con los emblemas del castillo les dio una reverencia, aún trataba de reponerse del viaje pero no pudo evitar fijarse en el esplendor del lugar, cada rincón del castillo que alcanzaba a ver en ese momento la tenía maravillada. Escucho las palabras de su padre y no pudo evitar sonrojarse ante ellas. Y ella que pensaba que el no tendría idea de nada, tal vez debería empezar a pensar que Londres era más chico de lo que creía.

 

Dejo de mirar alrededor para inevitablemente regresar la vista a los ojos de su padre, — Creo que hay muchas cosas de que hablar y si esa puede ser una de ellas, aunque realmente ni yo misma se que esta pasando en ese aspecto — dijo con una risa nerviosa, y es que era verdad, las cosas habían sido tan de repente que aún no tenía todo claro, solo sabía que era algo que quería para su vida en ese momento.

 

@@Lisa Weasley Delacour