Osito Mediador: El Escape

[Ashley Peverell]

Mientras tanto en el ministerio de magia en Londres, la bruja estaba con la varita en alto tirando de un lado a otro a todos aquellos osos que sencillamente se lanzaban a por su cuello y por cualquier manera con la que pudieran reducirla porque se imaginaba que la sentían que estaría muy debilitada a causa de su enfermedad pero estaban bastante tontitos, por ser una chica enferma no significaba que tuviera menos poder, quizás si estaba algo comprometida su magia pero no por eso ella iba a esforzarse menos que nunca en hacer lo que tuviera así que en un amplio movimiento al menos quince osos salieron volando desde el piso donde ella se encontraba hasta la parte inferior.

Solo por ese tipo de cosas le gustaba que había zonas que estaban abiertas a las zonas inferiores aunque muchos de los pisos se contaban al revés y hacia las plantas bajas, nunca iba a entender ese sistema de numeración pero no era cosa de ella ni podía hacer nada al respecto, solo esperar a que algún día inventaran algún tipo de ladrillo invisible para que todos pudiesen trabajar en un edificio normal y con vistas y aire libre normal y no solo apariencias de hologramas mágicos.

-¿Cómo se supone que nos vamos a librar de estos animales para siempre? uno de ellos intentó rociarme con una poción muy extraña y que me ha dado bastantes náuseas

Se quejó con Sean y Perenela que habían estado ahí intentando hacer cosas que no debían de ser vistas por personas tan puras como ella.

[Hayame Snape Potter Black]

El hombre parpadeó mientras hacía su mejor esfuerzo para hacer caer a su enemigo pero parecía que la chica era buena esquivando todas sus maldiciones de una manera u otra; trató de cubrirse cuando esta pareció hacer rebotar un par de maldiciones para que fueran lanzadas por ángulos distintos pero al menos uno que no había visto había dado en su pierna. Bruja lista. Su sangre ahora manchaba su inmaculado traje pero al menos sabía que eso le serviría en la cohartada que tenía que planear para más adelante

Esta vez la bruja estaba atacando realmente en serio y el italiano podía detectarlo, podía saborear la venganza y el dolor que había detrás de cada encantamiento … cuándo se había vuelto tan buena, siendo que era solo una niña tonta e ingenua?; se levantó de un salto al haber caido hacia atrás mientras los ataques continuaban y se ocultó detrás de un barril antes de arrojar más maldiciones para tratar de reducirla, aquello se le estaba haciendo cada vez más y más difícil. Pero tenía que admitirlo, esa chiquilla rubia le estaba dando la sorpresa de su vida e internamente, se lo aplaudía grandemente

 

Suponía que él también tenía muchas cosas que aprender y sonrió por ello, de forma auténtica.

 

Volvió a lanzarse en contra de la bruja pero esta vez con todo y su cuerpo para poderla tirar al suelo y colocarse encima de ella, esperando detenerle cualquier movimiento y tenerla a punta de varita para someterla. Era hora de entregarla como trofeo y salir de aquel embrollo de una buena vez por todas

 

-Creo que ya fue suficiente de juegos preciosa, ríndete... hazlo fácil para los dos... -sonrió

[Lisette Ryddleturn]

Dolía como el infierno pero no importaba, tenía que librarse de aquel sujeto que le estaba aplastando y ya le había hecho tanto daño en tan poco tiempo

Los sujetos en la parte superior del barco ya no estaban haciendo tanto ruido a pesar de que habían intentado perseguirla y todavía podía sentir el dolor de una de sus maldiciones que si había golpeado su espalda

Pero al menos no podían entrar, ella estaba segura de que había trabado la puerta para poder estar a salvo aunque ahora con los ataques de aquel sujeto, ya no sabía si estaría tan bien con lo agotada que ahora se sentía mágicamente hablando

 

Los gritos del otro lado se escuchaban con fuerza y los golpes pero ya no importaba, ahora estaba en el suelo con ese sujeto encima y trató de doblarse sobre si misma para apartarlo

Y aún así sentía las heridas abiertas y su sangre caliente que corría y la empapaba por un lado y los temblores y el dolor punzante de los huesos rotos.

 

Durante un segundo, pensó que iba a morir ahí mismo pero no… no, no debía morir, debía sobrevivir y llegar con Hayame de regreso a inglaterra y a su familia que la esperaba

Y fue en ese momento de confusión y dolor que su mente se aclaró como nunca y abrió los ojos, con temor y sorpresa.

 

La realidad la había hecho descubrir que había sido herida en su corazón y no lo había notado hasta ese instante y esa herida, empezaba a doler de poco en poco, dando muestra de su existencia.

[Hayame Snape Potter Black]

Un golpe mas fuerte con una maldición bastante pesada y poderosa donde él sabía que la bruja tenía las costillas rotas por los ataques de quienes estaban en la parte superior parecía que hizo gritar a la chica que ya se encontraba en el suelo; y cuando le pareció que la niña estaba a punto de correr y librarse de él, Alessandro le había arrojado con ayuda de un hechizo, el madero que había visto cercano a las escaleras que descendían hasta ese sitio para terminar de tumbarla.

 

Jadeando por la prisa, Alessandro llegó de nueva cuenta hasta donde estaba la chica y trató de aferrar con fuerza la pequeña cintura de esta contra el suelo, usando una de las manos con la varita para apresar sus muñecas y que ya no pudiera hacer ningún encantamiento de defensa o de ataque en contra suya

 

-No… esta vez no perderé el tiempo- dijo susurrante mientras buscaba la manera de apuntar de alguna forma su varita hacia la chica y lanzarle un crucio, sabiendo que a esta le iba a doler mucho pero al mismo tiempo era la mejor manera de tenerla quieta y quizás, hacerla perder la cabeza para que olvidara todo y no hubiera forma de recuperar sus memorias y por ende, el recuerdo de la traición del mago.

 

Trató de acallarla para que no gritase, después de todo, ya a esas alturas Lisette debía de saber que todos los que estaban en ese sitio eran enemigos de ella y nadie estaría dispuesto a ayudarla.

A ella, a una extranjera inglesa.

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[Ashley Peverell]

En el Ministerio de Magia en Londres, los osos atacaban cada vez más y más violentamente y les llegó la noche cuando la Perevell tuvo la brillante idea de meter a Sean y Perenella con ella en una de las oficinas pequeñas que no tenían acceso por ningún otro lado y donde la única ventana que había era mágica y mostraba un hermoso prado de los de irlanda durante un precioso anochecer, con su hierba meciéndose suavemente a la brisa fresca nocturna y las estrellas brillando como hermosas joyas y diamantes desde el cielo azul oscuro, como si estuvieran sonriéndole a los hechiceros que se escondían y rogaban por ser capaces de ver un nuevo día.

Las voces de aquellos animales se escuchaban por fuera de la puerta y la pequeña Peverell se mantuvo por delante de la puerta mientras movía la varita y colocaba sus encantamientos de purificación y protección, otra persona pondría maldiciones pero en esos momentos ella no debía de hacer eso, si quería sobrevivir con ellos.

Oía sus cantos aterradores del otro lado y tragó un poco pero finalmente pudo alejarse de la puerta y se acercó a Sean y a Perenella por unos pasos y luego sacudió la varita para hacer aparecer colchonetas, mantas y almohadas de colores claros y alegres, que estuvieran en una situación peligrosa no debía de cambiar sus gustos por los colores alegres.

-Creo que estaremos seguros si por ahora dormimos aquí adentro

Les dijo a los dos intentando darles una sonrisa de animo aunque tenía que saber que ella también tenía mucho miedo porque ella también había comprado de esos ositos y ahora no sabía si su propia mascota iba a querer asesinarla por algún motivo que no supiera en cuanto intentara regresar a su casa.

[Lisette Ryddleturn]

Lisette siguió haciendo su lucha pero se daba cuenta de que en todo momento era en vano ya que no tenía muchas fuerza ni física ni mágica para moverse y por lo que veía, aquello iba a doler mucho.

 

Gritó por ayuda nuevamente pero como bien le había dejado en claro aquel hombre, los únicos que estaban en la parte superior eran enemigos que deseaban acabar con ella también.

 

Al final solo quedaba una solución y dejó que esta vez fuera su mente la que le guiara así como el instinto para sobrevivir aquello, olvidándose de la razón en esos instantes en que solo quería vivir.

Vivir, ver un día más y regresar al lado de su familia.

Usando su pierna logró alcanzar el trozo de madera que estaba cerca y entonces, logrando zafar una de sus manos lo tomó y golpeó con la suficiente fuerza uno de los brazos de aquel hombre en una posición donde sabía que le rompería el hueso o al menos lo dislocaría

Una vez que le sintió ceder y chillar, olvidándose de la varita en aquellos momentos aprovechó la libertad de su otra mano para esta vez golpear el rostro del italiano con el madero, con toda la fuerza que tenía.

 

No se detuvo a ver lo que pasaría después, solo viéndose libre de su agresor, la chica subió las escaleras con el corazón bombeando como si estuviese a punto de un infarto y sin ver, saltó y abrió la puerta.

No se detuvo a comprobar cuántos hechizos la golpearían, si tendría que curarse después y si le dolían las quemaduras que lograban rozarla o las heridas que conseguían abrirle

 

La sangre salpicaba todo el suelo pero la bruja iba a sobrevivir, era lo único que la empujaba en esos instantes a seguir corriendo, a seguirse moviendo

 

De un salto por la borda se internó en las frías aguas marinas que rodeaban el barco y desapareció en la oscuridad de la noche.

[Hayame Snape Potter Black]

Inglaterra

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El silencio de aquella zona en el nuevo piso del Departamento de Accidentes parecía expandirse como una cobija arrojada sin cuidado por encima de todo lo que estaba a su alcance sin permitir mas muestras de signos de vida, excepto quizá, por las pocas personas que aún se resistían a abandonar el barco y a su amado departamento; habían resistido situaciones peores, se decían entre ellos para darse ánimos, así que a pesar de las inclemencias que pasaban día tras día y la desconfianza que se extendía incluso por debajo de las puertas de las oficinas, los miembros de aquel departamento se negaban a dejarlo morir.

Uno de esos miembros, una mujer de largo cabello rojizo y que había tardado demasiado tiempo limpiando los pisos de una manada de osos tiernos pero asesinos, acabando con la vida de una parte y encerrando en una oficina abandonada a aquellos que no habían logrado huir, daba vueltas una y otra vez mientras que murmuraba y solo de vez en cuando alzaba el rostro como si pensase en algo para después, emitir un par de maldiciones y volver a concentrarse en las vueltas que daba como si de aquella manera fuese a encontrar una respuesta a sus preguntas no formuladas.

Se sentía demasiado fastidiada y aunque sabía que no se encontraba sola en aquellos momentos, de todas maneras le soltaba improperios al suelo una y otra vez, como si este fuese el culpable de toda su preocupación o del envenenamiento de los funcionarios del Ministerio o de la agresión no provocada de aquellos animales...

-Debí... demonios, yo debí...

[Ashley Peverell]

Había otra persona en aquella habitación, una chica que a pesar de que estaba mortalmente pálida y ojerosa y tenía que estar tomando sus medicamentos todo el tiempo y para eso contaba con un pequeño reloj que le iba marcando el paso del tiempo y le gritaba en cuanto era el momento de tomar una nueva píldora, hacía su mejor esfuerzo por estar como apoyo moral para su hermana porque sabía que lo necesitaba y que últimamente se preocupaba demasiado por aquel viaje al que había mandado a su otra amiga sin más compañía que la de su varita a pesar de que había insistido en que fuera una segunda persona con ella.

Pero ella confiaba en las capacidades de su amiga y después de haberse encerrado con Sean y Perenela para intentar sobrevivir a aquellas huestes rosas y felpudas que habían querido asesinarles o sacrificarles sin saber con qué intenciones malévolas detrás de eso, parecía que habían optado por mejor recluirse otra vez en el piso de accidentes, pero esta vez en el nuevo porque los pestillos y los candados eran nuevos y por eso, iban a ser lo suficientemente resistentes a cualquier intento de abrirlos incluso por los medios más forzados como quizás un hacha de asesino serial muggle.

Que bueno que ella no le tenía miedo a esas cosas.

Y aún así su cara puso un gesto bastante cansado y quizás hasta algo mareado solo por ver las vueltas que daba su hermana sin detenerse y arrugó la nariz todavía más enojada por esas feas palabras que estaba utilizando para hablarle al pobre suelo que no le había hecho nada malo, aparte de soportar que lo pisara con esos feos y puntiagudos tacones que eran tan ruidosos desde que todavía no ponían la alfombra nueva en su sección.

Le dió una mirada discreta a Perenela porque pensaba que ella tenía más experiencia y madurez pero al final decidió a hablar porque después de todo, ella era la hermana de Hayame y en cierta manera todo el comportamiento de la otra hechicera ya fuera bueno o malo también era su responsabilidad le gustase o no, generalmente sin gustarle pero de todas maneras tenía que tratar de hacer su parte para tranquilizarla antes de que la volviera loca a ella también.

-No le diste precisamente la misión más corta de todas, hermana, no era como que fuera a regresar el mismo día desde Italia y sin escoba.

Le dijo a su hermana pero le pareció que la única respuesta que había recibido había sido un gruñido y golpeó sus dos manos sobre su encantador regazo cubierto no solo por la preciosa falda anaranjada de su vestido sino también por la cobija con la que intentaba no pasar frío.

-No me estas oyendo ¿verdad?

Se quejó la Peverell y el pequeño perrito a su lado dejó escapar dos ladridos intensos y ruidosos.

-¡Ya tienes demasiados días de la misma manera y no vas a conseguir arreglar nada con esa actitud!

[Hayame Snape Potter Black]

Finalmente la chica dejó escapar un fuerte gemido de desespero y de preocupación al tiempo que alzaba la mirada e intentaba conscientizar todo lo que había sucedido hasta ese día; ni siquiera un rastro de información, ni un susurro, al menos no de parte de la chica o de algún soplón de aquellos a los que siempre les gustaba tratar de meter cizaña entre los demás. La sensación era insoportable y no podía evitar sentir una y otra vez, como si la siguiente noticia que fuese a recibir estuviese relacionada a algo muy malo.

Algo de lo que ella solita podía gritarse que tendría la culpa por haber actuado más por impulso que por estar segura de que podría hacerlo

Si, que su ex novia era una bruja fuerte, sí, que era Ravenclaw y los Ravenclaw eran el epítome de la inteligencia y que se las sabían de todas a todas... pero de ahí a que le dijesen que la rubia podía ser agresiva?; si de broma, su hermana menor con todo y sus aires de pureza y de bondad que le daban náuseas era muchísimo más belicosa que la pacífica Lisette, que había sido criada en un medio donde de lo único que tenía que protegerse era de las múltiples admiradoras de su hermano mayor.

Cómo se le había ocurrido semejante idea est****a?

Finalmente dejó escapar un fuerte suspiro que reflejaba todas sus emociones, con el dolor de la tristeza por delante y se apretó los brazos por detrás de la espalda.

-Debió de haber regresado hace mucho…- finalmente dejó salir aquello con un tono un poco más firme pero que todavía reflejaba que se sentía angustiada- no tenemos noticias, ni un rumor, ni una advertencia de que pudo haberle sucedido algo malo y necesita de nuestro apoyo o de algún asesoramiento…- con frustración comenzó a frotarse rápidamente el rostro con una mano y volvió a hacerse el largo cabello hacia atrás, estirándolo un poco debido a la tensión- y si le ha sucedido algo?

[Ashley Peverell]

La niña intentó suspirar con paciencia ante lo que parecía ser una crisis momentánea explosiva por parte de su hermana que cuando algo se le salía de control, no encontraba una mejor manera de expresar sus sentimientos y sus miedos que soltándolo todo de golpe y sin pensar en lo que podría herir de camino hasta que era demasiado tarde y sabía que terminaría recogiendo los trozos de sus disculpas más tarde que temprano, pero en el estado en el que se encontraba... no lo veía como algo que se mereciera.

Quería brindarle un poco de esperanzas a su hermana, algo a lo que pudiera aferrarse pero sentía que esta vez la luz que ella solía irradiar no iba a ser lo suficientemente poderosa como para sacarle una sonrisa a la chica pero de todas maneras quería hacer su mejor esfuerzo para que aquello no se convirtiera en una tragedia para todas, no sería justo así que se acomodó de mejor manera en el sitio donde estaba sentada y con un gesto distraído acarició la cabeza de su pequeño pug con la punta de sus dedos.

-Hasta ahora lo que nos ha llegado por parte de unos pocos informantes de los que Sean nos ha recomendado en alguna ocasión, aunque pienso todavía que no son muy de confianza, nos habían enviado decir que la misión en sí, había fracasado aunque creo que en realidad a lo que se refieren es que no han podido concretarla adecuadamente

Dijo la Peverell con el tono de voz más dulce y paciente que podía darle a su hermana.

-Pero no dijeron nada de Lisette en específico, en lo personal quiero creer que por lo mismo que es tan responsable y quiere quedar bien contigo ha querido quedarse un poco más para estar segura de que nos traerá los informes necesarios para poder resolver el enorme problema que ya tenemos todos entre nuestras manos.

Trató de volver a ver a su hermana con una mirada más paciente y comprensiva.

-Hayame... sea lo que sea que al final haya sucedido, tienes que ser consciente de que no es tu culpa, algún día tenías que mandarla a su primer misión en solitario y no había nada que pudieras hacer sin importar lo joven que pudieras creerla, hay muchos factores que podrían estarla retrasando y estás haciéndote un montón de escenarios sin siquiera estar segura de lo que pueda ser o no verdad...