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Aventuras Mortífagas 11 — desde el Oriente.


Mael Blackfyre
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dpTJ7hu.jpgTarde, siempre tarde. Y para que yo diga que llego tarde, con lo tardona que suelo ser y con lo que me excuso por ello, es que realmente hoy llegaba tarde. Vale, excusas puedo poner mil aunque sólo puedo alegar que, en realidad, estuve acumulando los detalles que teníamos de aquella historia tan antigua que se entremezclaba entre la realidad y la ficción, tanto por el tiempo que hacía como por el hecho de que se había requetehiperbolizado la historia en el mundo muggle, apropiándose de ella de tal manera que costaba saber qué, cómo y cuándo existió, además de si existió, las reliquias que teníamos que buscar. Órdenes de Arya. A la Liderosa no se le discute.

Y en ese afán por recopilar datos, me di cuenta que llegaba tarde para unirme a los otros compañeros. Recogí como pude las notas que había apuntado en un pergamino y me puse la capa verde por encima, antes de salir corriendo hacia la puerta de la Torre Oscura. Con una mano aguantaba el pergamino mal enrollado que se iba soltando a cada zancada y con la otra iba abriendo puertas para buscar el lugar donde Arya me había dicho que estaba el pergamino maldito. 

Al llegar a una de las puertas, tuve la mala precaución de abrirla antes aún que obedecer a mi sentido del olfato. Un tufo de algo quemado me sacudió y me tapé la nariz, con tan mala fortuna que mi pergamino terminó por caerse y rodar por el suelo de piedra. Aún pensando si no sería mejor ponerme un Casco Burbuja para soportar aquello, pude comprobar que había gente dentro, casi todos (?) con la máscara puesta, como yo. Curiosamente, no les reconocía y maldije no haberme pasado por el Pasillo del Nobiliario para acostumbrarme a los nuevos. Gruñí un poco.

-- ¿Quién ha quemado algo aquí dentro? Huele a huevos podridos.

Vale, era una presentación bastante mala de mi persona en aquel grupo que parecían que ya estaban haciendo algo con el pergamino.

-- Espero que no lo estéis rompiendo. Es muy valioso y ha de tratarse con cuidado. ¿Sabéis acaso lo que contiene?

Pues sabrían lo mismo que yo, pues teníamos los mismo datos. Es decir, casi nada. Sólo la visión de la Líder y las palabras susurradas por los tres guardianes de los Clanes de La Marca habían dado pistas muy endebles de lo que podía contener. Carraspeé un poco y me solté la nariz. Ya no olía tanto, era respirable.

-- ¿Habéis encontrado algo en mi ausencia? -- Buena manera de excusarme por llegar tarde...

 

 

OFF: cortito, lo siento, pero no quería dejar pasar más tiempo para entrar a la Aventura.

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El nigromante emitió un suspiro profundo...no puede menospreciar las habilidades de las criaturas, ni muggles y mucho menos las mágicas...era posible que fuese útil la sugerencia propuesta por Kila, pero su propia forma animaga con una visión tan aguda como sus otros sentidos, era imposible utilizarlos al no poder tomar su forma animal en aquel ambiente, ser un ser acuático acarrea muchos inconvenientes. Tenía que echar mano de su habilidad que conserva desde hace años en secreto...quizás debería usarla y después de concluir la aventura, se aseguraría de borrar aquel detalle de su persona con un hechizo desmemorizador selectivo...solo desea que no recuerden que él es un "prínceps tempestus"...    

Una nueva compañera llegaba preguntando si ya habíamos conseguido algún nuevo dato y sabe muy mal no poder dar alguna respuesta favorable--Voy a intentar algo...distinto...-- Anunció el ojimiel con una voz profunda y baja tras su máscara de cobre, no ha mencionado el nombre con que se oculta: Flagelo.

Toma aire como si fuera a zambullirse a un pozo profundo de agua para llegar al fondo aguantando la respiración, extiende sus brazos lateralmente y aunque nadie pueda observar que cierra sus ojos y trata de mantener la mente en blanco,  sin problema alcanza una concentración alta, sus pies se despegan del suelo de piedra negra, su cuerpo está levitando y un aire comienza a circular a su alrededor, luego ese radio circular crece de forma gradual, el nigromante inclina su cabeza un poco hacia atrás como si lograra ver el infinito, está visualizando el interior de un centenar de libros, cada uno es como una ventana o más bien, un espejo mágico...no todos los libros vibran por el aire que circula a su alrededor mientras la mente del nigromante está explorando.... su energía observa la oscuridad en donde un peligro desconocido acecha a los mágicos. 

Los libros se movían como les daba la gana, actuaban según su capricho, pero no necesariamente en contra del prínceps tempestus , sino más bien intentaban ayudar, algunos libros caen tras su corto vuelo al volverse "una especie de roca", otros intentaban golpear a los curiosos que seguían su trayectoria por la habitación, otros huían por los intentos mágicos con los que tratan de detener su movimiento...pero diez ejemplares en particular describen una trayectoria oval antes de aterrizar en la mesa donde se halla aquel papiro que los magos están empeñados en descifrar su contenido... son libros en arameo, hebreo, griego helenístico y unas obras de alfabeto ugarítico.

Tras revelarse como aliados, los libros se acomodaron en silencio y la figura del mago de máscara de cobre y cabello azul, descendió nuevamente al suelo firme, se estiró un poco y retomo su postura casual, como si aquello solo fuese un ejercicio de yoga o algo parecido. 

--Bueno...creo que son estas fuentes bibliográficas las que nos ayudarán a  descifrar el papiro en cuestión... 

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La Ángel Caído se había perdido brevemente en sus profundas cavilaciones, recordando que era momento de comenzar una nueva aventura en compañía de sus camaradas de bando. Ir en busca de un tal Malik, aquel que solía confundir con una maraña de mentiras y artimañas a los que llevaban los preciados obsequios al recién nacido. Ella misma se catalogaba como codiciosa, aunque jamás le paso por la mente sacarle los caramelos de la boca a un crío, ahora la idea no le resultaba del todo descabellada a decir verdad. 

— El lienzo blanco desea tener nuevos trazos en su faz, espero que sean tan finos y delicados como los últimos que recopile en mi travesía por tierras lejanas—dibujándose en sus labios una lóbrega sonrisa. Acomodaba su capa de viaje en sus hombros cubriendo su espalda descubierta, al llevar puesto un corsé que cubría lo necesario dejando muy poco a la imaginación. Enfundando su varita en el cinto que tenia su pantalón de vestir, deslizaba sus orbes azules por sus botas de piel de dragón sintéticas. Jamás se atrevería a dañar esos seres para tener zapatos cómodos que lucir en sus aventuras dentro y fuera de la marca tenebrosa. 

Colocando su espada del invierno en su espalda, ocuparía la misma para crear un poco de drama. Esa nueva faceta de ella, si que le estaba obsequiando más de una memoria que no dudaría en añadir a su bitácora personal. Echando de menos la katana que el rango que ostentaba actualmente traía consigo, compensaría la falta de esta con el arma que de ahora en más seria su fiel compañera en el campo de batalla—Vayamos pues—se despedía de sus aposentos dentro de la Torre Negra. Desapareciendo envuelta por un vórtice formado por esqueletos de tamaño mediano, huellas vivas de los cuerpos mutilados de sus enemigos caídos. Al verse abrazada por ellos fijaba el rumbo hacia donde estarían reunidos el resto de los mortifagos que cursaban ese conocimiento, aunque no todos buscaban obtener la misma sabiduría a decir verdad.

Aspirando el aroma a muerte que se sentía en el ambiente, no dudo ni un solo instante en dar por sentado que varios morirán por impedir a toda costa que los magos tenebrosos de hicieran con los valiosos tesoros. Asra Boswell era su guía desviando la vista hacia el navió que iba tomando forma, dotándole de poderes que dominaría con maestría una vez que todos ellos estuvieran bajo su control.

Editado por Kahlan Macnair
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Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Grelliam;

¿Un portal al pasado? que idea tan poco sensata-, farfulló distraído aún oculto detrás del otro mago, atendiendo su dedo todavía sangrante. A pesar de haber sido sugerencia suya el brujo no solo la desconoció, si no que por nada se aventuraría a un viaje al pasado con este grupo, a no ser que para entonces consiguieron un descubrimiento que valiera el esfuerzo de intentarlo. Y es que, más que desinterés, Grelliam pensaba que en realidad tiene aún poca o casi nada de información todavía sobre esta misión, Kila había dicho “aumentar el poder o la unidad de la Marca”, pero con certeza ¿a qué unidad se refería? Por otro lado, el para qué con exactitud quieren los mortífagos esta fuerza no le interesa más que saber como es que funciona.

Había sido otro usuario sin embargo, uno que por un instante su presencia apenas había sido notada por el brujo, quien volvió a centrar el rumbo de la conversación, esta vez en colaboración con Kila, al proponer observar el pergamino con otra luz, ¿o habrá querido decir -con otros ojos-? Por un momento se detuvo en la bruja, en su mirada que por un breve instante cambió sus facciones mas humanas en algo que quizá podría haber erizado el cabello de la nuca de cualquiera, pero ella no mostró más signos de ver algo nuevo sobre el papel más allá de lo que se ha recientemente revelado. 

Tras esta idea, Grelliam pensó entonces en el monóculo de la claridad, un curioso artefacto al que le conocía un solo dueño hasta ahora y estaba convencido, por cada célula corrosiva de su cuerpo, que esa persona no estaría dispuesto a prestarlo, aun si le conocía tan amante de los misterios de la hechicería oscura tanto como a ellos. 

Se están nuevamente acorralando entre ideas que solo los lleva a callejones sin salida, ¿o era que nadie verdaderamente quería atreverse a usar sus verdaderos poderes delante de los demás? Eso explicaría tal vez porque a pesar de estar todos representando al mismo grupo, llevan puestas sus máscaras. Es la interrupción de otra persona entrando al cada vez más reducido espacio lo que disparó la atención del brujo en otra dirección, hasta ahora, ella era la única máscara que reconocía, Nemetona, había servido a ella, a Triviani y a Van Halen durante las conquistas de París, y no había sabido nada más de ellos después de eso. Ahora tal vez, ella podría explicarles un poco más acerca de la visión de Macnair y la relación que existía entre ella y la información que ocultaba este pergamino.

No obstante, Grelliam continuó oculto cuando Flagelo se aventuró a probar nuevamente con el pergamino. Fuera lo que fuera, la magia de este hechicero hizo vibrar la habitación, las ondas que levantó el polvo por todas partes lo hicieron esconderse aún más detrás de aquel de máscara plateada que hasta ahora se había mantenido mayormente en silencio, quizá porque la idea de descifrar pergaminos le desagradaba aún más que formar un club de lectura para Arya, pero al menos, parecía mucho más resistente de lo que él podría ser y podría soportar mejor el golpe de uno de esos viejos volúmenes lanzados por los aires.

Por otra parte, la magia que se había usado causó que la marca que recorría su brazo como una cicatriz más del montón palpitase con fuerza y sintió la presión de su sangre elevarse con violencia cuando los tomos cayeron alrededor del pergamino.

Una vez que la calma volvió al recinto, una vez que el mago volvió a poner los pies en el suelo, lentamente salió de su escondite (la espalda de Ernest) y se encaminó de vuelta hacia los libros, de apoco comenzó a ojear a la distancia cada tomo, alguno con las páginas abiertas siendo muy específicos en su búsqueda, pero que en gran medida el brujo solo no parecía encontrar una relación en común, o al menos así fue hasta que reconoció un rastro de podredumbre en una de las páginas de un tomo grande de magia enoquiana. 

Ahí, apenas visible, sobre la esquina en donde los textos comienzan, un rastro de sangre seca. Dudó un instante en si debía acercarse más, hasta que casi sin darse cuenta está de rodillas sobre el suelo inspeccionando la página más de cerca, y después de un farfulleo que parece una cavilación propia en voz alta, se decide a finalmente arrancar la página del libro y colocarla sobre el pergamino. 

No había una señal de que los escritos fueran de la misma época, o que fueran escritas siquiera por la misma mano, sin embargo, tras un brillo anormal luego de ser ensambladas las figuras en ambos papeles coinciden, incluso estaba ahí, la marca de sangre que había dejado recientemente él sobre el pergamino y continuaban sobre la página del libro que Flagelo había invocado con su magia. Las ganas por conocer más sobre la visión de Macnair van en aumento cuando de alguna manera esto parece jugar algún truco entre clarividentes.

Una forma antigua pero ordinaria de ocultar información en documentos iconográficos, además de las runa lunares claro, fue el trabajar la información en diferentes capas, como en los planos de una casa. De ese modo podían separarse y ocultarse en diferentes lugares-, su cara, tan maltratada como el resto de él, hizo un gesto feo. —Y tal parece que también a través del tiempo-, aseguraba una vez que volvía al libro donde arrancó la página y corroboraba que la fecha debía ser al menos medio siglo después del pergamino. —Era cómo dividir un motín, así es cómo todos aseguraban su parte, o evitabas que alguien descifrara el contenido si no tenías todas las piezas-, exhaló agotado, esto era mucho trabajo solo para descubrir una antigua maldición. —¿Qué hay en los demás libros?
 

 

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Sus dientes chocaron produciendo un ruido que no parecía chirrido sino algo desconocido pero preocupante. La claridad que dejaba entre ver lo que realmente estaba sucediendo en aquel punto de reunión, no era para menos.

Los hilos del destino se entre lazan de formas por demás caprichosas...muy difícil es dirigir como forman tramas pero...nadie puede negar que los usuarios con gran poder, pueden llegar a lograr dominar como esos hilos se vinculan para favorecer en mil formas a quienes se atreven a manipularlos...se tiene que ser audaz en demasía, poseer una mente poderosa y una carencia de precaución al no tener ni media gota de miedo...claro que también existe la posibilidad de quedar en el centro de una maraña que aprieta con gran fuerza, y donde esos hilos finos y casi invisibles, cortan primeramente la piel como afilada hoja y después todo lo demás hasta llegar a los huesos...desangrarse es lo menos doloroso, las heridas en el alma  arrastran a la locura...

El nigromante entre cierra los ojos mirando hacia el lado contrario de esos ojos que le miran fijamente...en una de sus tantas visitas a la Biblioteca de Alejandría, consulto un texto que describía las memorias de un antiguo monje de la edad Media que presencio como un hechicero moría a manos de esos hilos manipulados por un dios pagano e insinuaba que la gracia divina evitaría que semejante atrocidad volviera a ser la perdición humana hambrienta de  ambicioso poder: manipular el destino...

Flagelo se cuestiona si la visión de la Líder es sobre ese poder...¿Cómo podrá averiguar si lo es?...cierra sus puños y los cruza en cruz sobre su pecho pero cuando un par de miradas se posan en él, cruza los brazos un momento para luego meter sus manos a los bolsillos de su traje y busca otro detalle como Grelliam encontró el rastro de sangre en ambos  papeles. Si la narración del monje es cierta, un solo hombre no podrá hallar ni usar aquel poder, o sufrirá el mismo final de aquel hechicero ingenuo.

El nigromante tiene ganas de patear los libreros...habrá que trabajar como uno solo...unidos en un solo fin...mal, muy mal...porque el se unió al Bando tras un resentimiento demasiado profundo...él es demasiado...nunca antes compartió plenamente algo, más bien nada... ¿Por qué tendría que hacerlo ahora?

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jpFqAPH.jpgFrunció el ceño mientras escuchaba lo de quemar cosas, vaya, que unas pocas chispas que había lanzado, con motivo de la broma que le había jugado al muchachito que llegara antes que ella, había hecho que todo se volviera muy popular con el fuego. En verdad estaba empezando a creer que el espíritu de los piromaníacos se podía apoderar de alguien allí, sinceramente esperaba que no, pensó mientras observaba de pronto los gestos del mago de cabellos azules.

Sus movimientos le resultaban tan familiares como los de la recién llegada, su olfato captaba incluso esas esencias únicas que cada criatura, incluyendo los seres humanos o no, pueden tener. Las bromas de que los asiáticos se ven todos iguales o la que ellos hacen que los occidentales los eran todos similares para ellos, no tenían ningún sentido para la bruja, podía sentir esos breves matices que hacía especial la esencia de todos y cada uno de ellos. ¿Qué si le interesaba reconocer a la persona que ocultaba su rostro tras una máscara o que utilizaba metamorfomagia? Depende, no siempre era necesario descubrir con quién estabas, por lo pronto confiaba en ellos.

Era gracioso que estuviera pensando en todo ello mientras los libros volaban a su alrededor, bueno, algo que como librería y curadora de incunables, experta en pergaminos, runas antiguas y pársel era que podía sentir también la esencia que cada escritor había dejado en sus escritos y eso era algo que ayudaba a comprender aún más el que tienes en tus manos. Pero eran detalles que a la pelirroja no le interesaba revelar de momento. ¿Quién quiere a una ñoña sabelotodo?

Sus ojos pasaron del peliazul a Grelliam, era como un sabueso, parecía buscar, husmear, lo estudió más a él que a los libros que observaba hasta que lanzó un grito. ¿¡Cómo se atrevía a profanar así un libro!? Pensó pero no lo expresó en voz alta  al sentir el aroma que desprendía de la hoja arrancada, quizás, solo quizás, lo hubiera notado si no estuviera tan ofuscada con sus limitados poderes.

—Botín… —corrigió casi sin darse cuenta mientras su mirada volvía a convertirse en la fina línea de bordes verdes, pero no son los libros que menciona Grellian lo que le llaman la atención, sino el aura que nota alrededor del peli azul, lanza un suave suspiro tras aspirar profundo… ahhh… ¿cómo ha llegado a tanto? Bueno, cree que solo queda una cosa, entonces, se vuelve y mira a la recién llegada y sonríe bajo la máscara.

—Soy demasiado nueva en estas artes como para mantenerlas sola y en pie y soy demasiado nueva en mi regreso como para no sentir que lo mejor es demostrar a mis pares que pueden confiar en mí para atravesar las arenas del tiempo que representa leer todas las capas que unidas en el tiempo y la distancia pueden conformar el secreto que esconde el pergamino… —miró a la bruja que había ingresado y cuyo pergamino apuntó con la varita haciéndolo flotar de regreso a las manos de su dueña —recién estamos descubriendo lo que hay en el pergamino, pero como decía, lo mejor, para mí al menos… en este momento… es descubrir mi rostro y que sepan con quién pueden contar y junto a quién trabajan para revelar lo que el pergamino oculta —la varita se movió delicadamente sobre su faz, lo mismo hubiera sido la mano, ya que empezaba a aprender a canalizar la magia a través de sí misma, pero seguía fiel a Edelweiss, para cuando la máscara desapareció por completo su rostros y sus ojos eran los habituales de la Potter Black.

—¿Continuamos viendo lo que hay en los libros que nos han revelado o tenías algo más anotado en tu pergamino que nos pueda guiar? —su mirada castaña seguía fija en la mujer del pergamino e ignoraba a los hombres presentes en el lugar, podía sentir su aura de poder y que ella era quien podría mover los hilos mejor que nadie en todo aquello, ellos eran complementos necesarios, pero más que piezas de un rompecabezas eran las piezas de ajedrez útiles para cada momento hasta obtener el resultado final, pero algunas prescindibles más que otras.Darla-1-2022.png

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El mago peliazul cruzo los brazos para contenerse de destruir objetos tras la rabia que subía de nivel en su persona...cuando pudo controlarla,  giro levemente la cabeza mirando a la bruja recién llegada, parece que la mortifaga trae un plan entre manos y él deseaba conocerlo.

Algo le hace sentirse mal, tal vez por la seguridad de que no obtendrá nada al encapricharse de estar solo...ya lo había mencionado aquel mago que le visito en su local de renta de cabañas, esa vez, le sugirió el ex-maestro de duelo, que podía "mirar todo bajo una nueva perspectiva...cambiar sus sentimientos ante las malas experiencias por algo distinto" pero no, él no sentía ganas de abandonar su postura firme, fría y egoísta...¿porqué tendría que dar algo distinto a lo que los demás le otorgaron en esos momentos cruciales de su etapa más vulnerable y necesitada?

Tomaría esos ejemplos de indiferencia a los demás, ese desapego por excelencia, la falta de preocupación por el resto, no necesitaba ahora ninguna de esas cosas que antes buscaba, se basta con lo que aprendió en ese andar solitario, sin más que su propio esfuerzo y dedicación. Al menos tiene una mínima gratitud por los profesores, aquellos que cumplieron con su profesión de enseñar y trasmitir conocimientos mágicos, solo eso, para lo cual estaban obligados por contrato.

Se sabe diferente a los demás, no podría sacrificar nada, había sido fiel pero no recibió nada a cambio por lo que ahora dudaba en volver a serlo de nuevo...

   

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Grelliam

No hay muchas respuestas, a cambio solo ha recibido más silencio que lo hace dudar en si realmente hay que atender esto con la urgencia con la que han sido convocados principalmente. No es de poco interés, pero se cuestiona si algo tan importante no necesitaba la presencia de la misma bruja Macnair que indicara el rumbo de la búsqueda. Con ese último pensamiento, regresa al suelo, sentado en cuclillas mientras pasa lentamente las páginas del libro que recién a mutilado, y solo la voz de Kila conversando con Nemetona era lo único que ensordecía dentro de sus pensamientos.

Observó, del otro lado de la mesa, apenas sobre el borde de la superficie, el rostro detrás de la mortífago que se revelaba ante los demás. Teniendo en cuenta que no han resuelto ni la mitad del misterio sobre el pergamino, había sido darle demasiada importancia al tema de los rostros ocultos bajo las máscaras, no obstante, que se tratase finalmente de la  encargada de la seguridad de la comunidad mágica tras el nombre de Kila, era algo sólo más atractivo de admirar. Aunque sí es más honesto, a estas alturas del juego, ciertamente, no puede sorprenderlo tampoco. Aun así, deja escapar un bufido por lo bajo, cómo una risa irónica o quizá una molestia en la nariz por el polvo que se ha levantado en la habitación y vuelve a ocultarse nuevamente debajo de la mesa llevándose consigo otro de los tomos que han caído alrededor del pergamino. 

Ahí, en la oscuridad, contempla con detenimiento cada una de las páginas del libro que tiene abierto, uno de los tomos que Flagelo ha conseguido para ellos, pero sus pensamientos no están del todo puestos en su contenido, sino en el pergamino que siente que palpita dentro de esta habitación, dentro de su cabeza, dentro de su propio corazón, casi cómo si tuviera vida propia. Deja que sea entonces el ritmo de su sangre corrompida en su cuerpo quien guíe sus pensamientos al ritmo en el que lo hacen los escritos sobre el viejo y antiguo papel.

No es un llamado, ni una visión, pero lo escucha y puede ver a pesar de que no tiene de frente el pergamino. Está dentro de él, la información fluye por su torrente, cómo el líquido que recorre sus venas, espeso y putrefacto, viejo y corrupto, que parece que de algún modo se ha intoxicado ahora con la magia maldecida de aquel pedazo de papiro. Puede ser solo que el tema de la visión de Arya lo hubiese desviado del camino, pero ¿por qué eran justo estas personas las que se habían reunido aquí ahora? Quizá era solo que le estaba dando demasiada importancia a querer conocer mejor sobre la profecía de Macnair y no se concentraba lo suficiente en lo que hay frente a sus narices. 

Después de un instante, cree que ha conseguido algo más del pergamino, aunque no era del todo implícito; algunos nombres que podía explorar de antiguas metrópolis que se han extinguido o sufrido un significante cambio a través del tiempo, entre las que rescataba Persepolis, Babilonia, Siria, Líbano y Palestina. El nombre de Draven o Malik también ha surgido a duras penas entre las revelaciones, sin embargo, aún sigue siendo un misterio la relevancia que tiene. Eran destinos y nombres que podrían ser de utilidad, pero ¿cómo explicar que esto tampoco era una trampa? Sintió que se cerraba, sobre los callos en las yemas de sus manos, la herida que se había hecho con anterioridad y que no había querido sanar ni aun empleando algo de esa magia guerrera Uzza. El sangrado se detuvo y finalmente los sonidos e imágenes colados en sus pensamientos lo hicieron también. La conexión con esa magia, fuera cual fuera, había terminado.

Que susto, pensé que otra vez me tenian-, farfulla una vez que se siente más recuperado, volviendo a incorporarse y se detiene apenas para reconocer sin mucha suerte las máscaras y rostros que continúan en la habitación. —¿Está bien si me llevo este libro?-, comentó casi como una despedida pronta a lo que queda del grupo, aún se siente algo  mareado, pero supone que si puede seguir alguna pista, está en su propia sangre y en los restos de magia que han quedado dentro de ella en ese breve contacto que tuvo con el pergamino. Podría intentar entonces, volver a los pisos del maestro Nosferatu, y tratar de encontrar algo más. —Necesito algo de más luz, este sitio es muy oscuro-, masculla esta vez de mala gana. —Prometo no abandonar la torre-, mintió antes de salir de aquel recinto, empujado por un espíritu menos natural que el suyo.
 

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— Si abandonas la torre, yo personalmente haré te lo lamentes por lo que te resta de vida—siseó Hysy. Mirando hacia la nada evitando prestar atención a la mención de viajar la pasado. Para ella era como atar con viejas cadenas las extremidades liberadas, negándose a navegar aguas desconocidas. Sintió el navío que llevaba tatuado en su piel renovarse, aquel que hace tiempo zarpó de un puerto que jamás volvería a ser su hogar. 

— Vamos en busca de algo que no tiene, ni pies y menos cabeza. ¿Por qué debemos ceñirnos siempre a lo que nos delegan los líderes de los clanes?. Acaso no somos capaces de discernir con claridad que nos conviene y que no, el bando lo es todo para mi y me rigo a rajatabla por el—indicó recordando lo aprendido en sus primeros años como mortifaga. Luchar en pro de los ideales que le inculcara su padre Pik, evitando a toda costa callar las voces que le gritaban que su opinión también contaba. 

— Vayamos de una buena vez por el mago, así descubrimos el misterio y nos quedamos con las riquezas—afloraba su lado codicioso. Disfrutando de la incalculable colección que poseía, entre libros, objetos y otros artilugios que se rumoraba estaban hechizados por magia antigua, oscura y desconocida. 

— No podemos salir de la torre, pero si ir más allá de estas paredes—señalaba si sien. Aplicando algunas de las habilidades que adquirió de los Arcanos, decantandose por la Videncia. Permitiendo que su tercer ojo hiciera lo suyo, sumergiéndose en imágenes que iban y venían como el rollo de una película muggle. Su fascinación por el cine era innegable, admirando como eran capaces de revivir fragmentos de la historia que dejaron una honda huella y todo a través de una pantalla enorme. 

Utilizando también la Oclumancia para levantar una muralla oscura, resguardando detras de esta sus más preciadas memorias. Si cabecita loca era un baúl repleto de recuerdos invaluables uno más valioso que el anterior. Tener el dominio sobre siete poderes diferentes, si que le hacia apreciar la vida desde una perspectiva mucho más despreocupada y dessoegada de todo lo que le rodeaba. 

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Movió la cabeza, lo podía sentir, podía sentir aquel murmullo de voces que parecían surgir de todas partes y de ningún lugar en especial. Apenas desvió la mirada hacia un costado, observando al grupo de magos que tenía junto a ella, era variopinto pero sus esencias, las que llenaban en ese momento su olfato, eran perfectamente conocidas y armónicas, lo cual era más que curioso, podían ser conocidos, pero ¿armónicos? Movió el cuello, haciéndolo tronar, necesitaba callar todas esas vocecitas contándole su historia y prometiéndole que si intentaban descubrirles los llenarían de maldiciones. Ni los primeros ni los últimos en amenazarle, pero era la primera vez que las amenazas venían de libros, pergaminos, de lo que ella amaba.

Kila, Darla, se detuvo unos segundos, utilizando la oclumancia para vaciar su mente de todo y de todos. Cuando había retomado la senda del clan de los oscuros había ido descubriendo que nada era yo como antes. Ahora que tornaba a la real senda oscura había meditado muchísimo buscando entender su lugar.

 Lo lógico habría sido que un vampiro estuviera siguiendo a Nosferatu, pero vamos, ¿quién en su sano juicio pensaría que la “hija” de la sangre de Scarlet Akane seguiría a los de su raza porque sí? Puede tener la misma sed de conocimientos que él, pero sobre todo tiene la rebeldía de quien nunca quiso ser lo que es.

Tampoco siente ese deseo que la une a la muerte, ya lo ha descubierto al entrar en ella durante sus clases de nigromancia y ha tratado con demasiados demonios y fantasmas como miembro del clan de los oscuros. Ahora, la muerte ya no es una amiga ni una enemiga. Solo es. La obsesión de “multiplicarse” que tuvo Scarlet fue suficiente para ella, y cada una de las miembros del clan Akane reflejan eso con su minúscula parte de vida en ellas. No, tampoco seguir a Caronte estuvo jamás en sus planes, por simple y pura negación a la vida o a la muerte, según como se vea.

Pero ¿por qué elegir seguir a un alpha? Quizás para que le demuestre que es digno de seguir, quizás porque ya de por si las habilidades de los cambiaformas estaban en la sangre de la Potter Black o quizás solo porque ella puede sentir esa necesidad de la guerra que la Akane le enseñó en sus recuerdos.  Quizás solo quizás por lo que había vivido y por lo que había soñado es que la bruja tenía ahora en su antebrazo derecho  una pequeña serpiente tatuada en posición horizontal, viendo hacia sus pechos, la cual debía ocultar con metamorfomagia para no parecer la reina de los tatuajes, dejando entrever solo en el tobillo el pequeño tatuaje de un dragón.

Cuando dejó de divagar no sabía qué era lo que más le llamaba su atención, si la actitud reacia del peliazul, la locura de las palabras que había dicho Gremial al salir de nuevo bajo la mesa. Definitivamente debía investigar qué había allí abajo que tanto le llamaba la atención. O si el deseo de las riquezas de la bruja de la máscara bicolor. Negó con la cabeza. Algo ya tenía claro y se encogió de hombros mientras lo materializaba en palabras.

—Todo esfuerzo que hagamos por separado será inútil, es verdad que cada uno podría obtener los conocimientos que necesita e ir tras el mago, el poder, la magia y las riquezas, más allá de lo que los líderes de clan o de bando nos hayan dicho, pero la verdad es que juntos, nuestros poderes, son más que por separado, si no logramos unir las piezas del rompecabezas inútil sería nuestro esfuerzo —se giró y miró el pergamino, resignada —¿tienes sed? —preguntó y no quedaba nada claro a quién o más bien fue a qué, sin dejar de ver las dos piezas movió rápido su mano materializando en ella la daga del sacrificio dudó unos segundos antes de pronunciar las siguientes palabras —immolo oppugnare —el corte limpio en la palma de su mano dejó caer varias gotas sobre el borde del pergamino donde antes habían caído la sangre de Greliam para agregar de inmediato —ven aquí —arrastrando del brazo a Zenin y dejando que la sangre del corte que le había producido  cayera sobre el borde del pergamino mientras sus ojos pasaban por el resto de los magos —¿los demás lo harán voluntariamente o debo utilizar el mismo método? —preguntó mientras soltaba al mago y observaba, no a sus compañeros sino como el pergamino parecía volverse más “nuevo” con cada gota que absorbía. Quizás fuera necesaria la sangre  de los miembros de cada clan después de todo y no solo la de Greliam, aunque no dudaría en cortarle a él también si eso hacía que aquel pequeño hechizos comenzara a funcionar.

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