Luna de Ciervo - Julio 2022

[Rory Despard]

Nasha Montpellier

Había retomado su canto, para que aquel cúmulo de seres condenados no terminara por avasallarlos. Ludwig lucía ya bastante agotado por el despliegue de magia empleado, pero aun no era el tiempo, no mientras tuvieran la certeza de la hora correcta de la Luna de ciervo. No obstante, su paciencia estaba llegando al límite, así que cerró los ojos, y los abrió únicamente cuando en medio de aquel hedor a muerte, distinguió el inconfundible aroma de los vivos.

El planetario era brillante. Sin saber cuánto podían haber contribuido uno u otro al producto, lo cierto era que el resultado era el óptimo. Haciendo una seña con la cabeza para que se acercaran, la bruja detuvo su canto entonces, y por un momento, todas aquellas ánimas replegadas en vida hacia cada uno de sus espacios, se volvieron un solo torbellino de infinito odio sobre la cabeza de los presentes. Nasha, impávida, comenzó una nueva plegaria, la misma que había escuchado incontables veces en boca de su abuela, y alzando la vista distinguió por fin la bóveda celeste reflejada en el techo de la mansión.

La primera parte estaba completa, pero ahora venía lo más difícil, pues asomarse al mundo de los muertos era morir un poco cada vez. Y sin importar cuántas veces lo hiciera, era una sensación a la que nadie podía llegar a acostumbrarse.

— ¡Aléjense en este momento!- bramó alzando la voz por encima de los susurros y lamentaciones de las almas- Corran sin mirar atrás. 

Aun con la vista en aquel cúmulo de estrellas, la morena contó los segundos hasta que la proyección marcada por el planetario se vio reflejada en lo alto, y entonces, haciéndose un corte limpio en el brazo. De inmediato, un filo hilillo de sangre brotó y con la pericia alcanzada de muchos años, Montpellier fue dibujando otro sello, diferente pero complementario al hecho por Ludwig, en su propio pecho, y en cuanto estuvo completo, colocó las palmas de su mano ensangrentadas sobre el borde del sello en el suelo, activándolo por fin y abriendo de esa manera el portal uzza conducente al mundo de los muertos.

Su mente entonces se llenó de palabras, docenas de ellas. Las voluntades de cada una de esas personas, los anhelos más profundos de sus vidas y los secretos en cada una de ellas le llegaban como despedida de cada una de esas energías que  abandonaban para siempre ese plano para ir hacia la nada. Su pecho dolía y parecía a punto de partirse en dos, el torbellino plata le dañaba la vista así que cerró los ojos, pero aun así,  continuó aquel proceso cargado de sufrimiento, hasta que la voz de los dos enamorados la hizo volver a abrir los ojos.

Ella no había atado sus almas, porque era su deseo que volvieran a tener otra oportunidad en la tierra. Sin embargo, envueltos en un abrazo puro que reflejaba sus sentimientos trascendiendo a la muerte, ambos ingresaron al portal agradeciendo que les trajeran por fin la paz que por tanto tiempo les había sido negada.

— Somos el tipo de amor que no tiene una segunda oportunidad en la tierra, y está bien que así sea- musitó él, con una sonrisa, mientras ella asentía y Nasha rumiaba su frustración- esta vez, nada nos podrá separar. Y así permaneceremos para siempre.

Traspasando el portal repleto de oscuridad, era ya únicamente Alaska quien quedaba del lado de los vivos y Nasha dudaba sobre si debía o no sumarla a aquel cortejo, pues ella no era un alma maldita como las otras, sino más bien un espíritu errante en busca de una compañía que extrañamente había terminado encontrando en un ser que todavía vivía, y en esa medida, era finalmente Pepé y no ella con quien debía compartir su voluntad o no de permanecer.

— Un lazo puede ser un soporte o una condena, así que decidan sabiamente. O sino yo lo haré por ustedes.

Los ojos claros de Nasha fueron de la fantasma hacia Pepé. La pérdida de sangre empezaba a aletargar los sentidos de su cuerpo pero incluso más que lo físico, era su espíritu el que comenzaba a resentirse. Y conociéndose, eso no le traería nada bueno.

@ Ludwig Malfoy Haughton  @ NoTazz