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The Arabic Place (MM B: 94021)


Bodrik
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Bínfeyd tenía una reservación, un salón amplio con mesas en el centro repletos de cordero y pollo asado rodeados de verduras y bebidas de todo tipo, obviamente árabes. Es que el lugar pese a no ser exactamente turístico ofertaba posibilidades inmensas de disfrutar la cultura oriental.

 

El traje de Bínfeyd no rozaba en nada la expectativa, iba con una capa de viaje y un enterizo verde oscuro. Poco llamativa, para ser precisos. Además, en una posición cómoda, tumbada en el sillón largo, junto a la pared, color carmesí y detalles en oro. Una pluma le abanicaba suavemente e incluso habían uvas cerca, quien la viera pensaría que jugaba a ser Jazmín o Aladdín(?) alguno de ellos, el más vago.

 

Así esperaría hasta que las invitaciones llegaran a sus amigas y pronto se reunieran a festejar la pascua… árabe, seh. Haber pagado una buena suma de galeones les otorgaría a todas el privilegio de comer, beber y danzar tanto como el cuerpo resistiera. Qué más se podía pedir, esperaba que ninguna faltara.

 

¡Bienvenidas sean al paraíso! —anunció Bínfeyd cuando las notó llegar. Ahuyentó la enorme pluma que empezaba a darle escalofríos y sonrió ante la audiencia— Y feliz pascua.

Editado por Bínfeyd Evans

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Los ideales son solo palabras hasta que luches por ellos.

 

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Se encontraba reposando en los jardines de la Lockhart, con su cuerpo en posición horizontal, la vista fija en el brillante firmamento, la verde hierba rozando sus mejillas, y la brisa pasando sobre su anatomía sin pasar desapercibida, cuando por su campo visual sobre voló Phebs con una carta en sus pequeñas pero fuertes garras. Se incorporó desganada, ¿Quién escribiría a esas horas de la noche?, extendió la brazo para que su nívea lechuza se posara en el.

 

 

— Debe ser una broma — Inquirió al abrir la nota de Bínfeyd.

 

 

Acariciaba la suave y pequeña cabeza del ave mientras repasaba la breve invitación al negocio, que si mal no recordaba, era de su prima, Bodrik; — ¿Se habrá confundido de persona? — preguntó a Phebs dejando caer el papel en su regazo y llevando su mano libre hasta su mejilla, recordando el calor de las bofetadas, el animal emitió un pequeño graznido, y retomó vuelo abandonando a la Lockhart, — !Cobarde! — Exclamó, y se puso en pie. Iría de todas maneras.

 

 

*****************************

 

 

Apareció frente al lugar, la noche era bellisima, estaba para ser disfrutada, no para que arruinarse con discusiones, pero de igual manera, había tantos que aclarar con aquella mujer. Atravesó la puerta de entrada, y no fue muy difícil reconocer a la fémina dueña de aquella invitación que llevaba escondida entre las telas de su ropa. Si se presentaba ante semejante lugar, con una temática especial, iría vestida para la ocasión, solo por el mero hecho de llamar la atención un poco.

 

 

— ¿Me mandaste a llamar, Evans? — Sacó la nota, y la tiro sobre una mesa.

 

 

No buscaba pelea, sería una noche divertida, pero un poco de drama no le hacía mal a nadie, — ¿Cuál prefieres.. Esta o esta? — Preguntó señalando primero su mejilla derecha y luego la izquierda, para después soltar una sonora carcajada, tomar asiento cerca de la Bruja, — Que vida sacrificada la tuya eh .. — acotó antes de que Bínfeyd pudiera soltar palabra alguna, y le guiñó un ojo para que comprendiera que, AUN no buscaba riña.

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No era momento para seriedades, notó Evans. Cuando Arya apareció sus ojos fueron directo al vestido. Hermoso.

 

Dejémoslo a la suerte —contestó elevando las risas, sacó un galón de la capa y lo lanzó al aire. Mientras caía dijo— si sale cara será en la derecha, sino izquierda.

 

No salió cara...

 

Bínfeyd rió aún más fuerte y se apartó unos centímetros cuando Arya se sentó muy cerca. Es que debía estar prevenida por si el karma le devolvía de su medicina agria y cortante. El día que le abofeteó ambas estaban ebrias y la historia de Groter resultó grotesca, pero ahora Bínfeyd era de nuevo la parsimonia hecha persona. De hecho, parecía que en cualquier momento iba a quedarse dormida.

 

No me tomes a mal... —dijo, iba a replicar sobre el suceso en la mansión Clearwater pero la risa le ganó. Ahí quedó sepultado todo intento por disculparse, es que ahora todo se contemplaba como una escena de bloopers. Corrió, en realidad caminó presurosa, porque era una dama y tomó una copa de agua. Le servía para parar, cosa rara.

 

Hey, no es tan sacrificada, quiero decir... solo tengo mis libros, algunos cuentos incompletos, poemas de autoayuda y novelas del asco. Sí, soy escritora —confesó humildemente [Más información: Ficha de Personaje]—. El problema es que nadie debería enterarse... Guardame el secreto —le guiñó el ojo, al propio estilo de Bínfeyd—. Y tú cómo conseguiste ese vestido, mujer, está bellísimo. Venga, tengo una idea, apostemos por el vestido. Pero esta vez nada de mariposas... Propón algo ingenioso.

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Los movimientos de Bínfeyd eran incalculables, improvistos, en un pestañear la tenías al lado, casi dormida, con suma calma en su ser, y al instante siguiente la tenías caminando hasta por las paredes, Arya en ocasiones envidiaba aquella efusividad que despedía con cada acto. Terció su expresión al notar que la joven bruja tomaba una copa de agua, y se acomodó en el asiento cruzando las piernas, — ¿Me recibes con agua? — preguntó luego de oír sobre su vida y obra.

 

— Si tu pagas .. Esto se va conmigo a la tumba — Susurró como en secreto y sonrió.

 

Acto seguido volvió a soltar una sonora carcajada, — !Que lo que pasó quede en el olvido!¿Vale?— Exclamó, queriendo zanjar el tema tajante con respecto a Groter, el hijo de ella, y su propio mejor amigo, tomando una copa con alguna extraña bebida árabe dentro y alzándola bien alto para brindar, — Por ti, mi querida Evans — agregó dando un sorbo a lo que parecía saber a manzana, con burbujas, y asintiendo a su vez por el comentario siguiente.

 

Lo pensó detenidamente, no era buena para las apuestas, pero recordar a la mariposa, primero le traía mucha gracia y luego un amargo pasar, al ver una vez más los rostros de sus amigos caídos en una emboscada que no se vieron llegar, — Pero esta vez seamos solo tu y yo eh. Nada de terceros en cuestión — bromeó recordando al par de Mortífagos inoportunos, — Y bueno, pues, para tu grata sorpresa, estas manitos lo hicieron — contestó dejando la copa en la mesa y levantando ambas manos.

 

 

— Juguemos pocker, ¿Te parece? — Soltó, apareciendo con su varita una baraja de cartas; — Si yo pierdo .. El vestido es tuyo, aquí y ahora .. Si tu pierdes, pagarás todo lo que beba esta noche — respiró pacíficamente, — Y soy de buen beber Bínfeyd, no puedes ganarme en eso — le tiró un beso volador y se acomodó para jugar.

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Era cierto, las palabras de Arya dibujaron de nuevo el día en que fueron atacadas. Ya casi había olvidado el suceso... de hecho, solo recordaba la mariposa. Es que Bínfeyd tenía ese don, el de olvidar por completo las cosas malas y guardar únicamente lo bueno. Era también su defecto más grande. Qué podía hacer... nada, solo vivir.

 

Evans le devolvió la sonrisa y bebió de la copa nuevamente, ahora que sentía la frescura en el paladar caía en cuenta de que no era vodka, ni nada parecido. Rayos, pensó. Había sido torpe, como antes, aquello le hizo sinceramente feliz. Mientras Arya hablaba sobre sus dones en costurería y confección, buscó entre las botellas vodka de verdad...

 

—Por tus manos —dijo, al Arya mencionar el asunto y levantar las manos. Bínfeyd correspondió y levantó la botella, en cuanto la encontró. Era ron de grosella, no mucho no poco, suficiente para ambas. Le quitó la tapa con los dientes, intentando parecer sofisticada y de alcurnia... pero no pudo, se le veía como cualquier joven descarriado y desesperado por embriagarse.

 

El poker le puso nerviosa, es que Bínfeyd conocía el juego, era un anterior vicio... en realidad, conocía todas las artes del juego y lograba hacer trampa cada vez que el otro respiraba. Pero bueno, Arya era quien decidía esta ocasión. Bínfeyd afirmó con la cabeza, se obligó a no delatarse o sugerir cambiar la apuesta. Bínfeyd tenía todas las de ganar. Mas al final tuvo que refutar a Arya:

 

No te creas, aguanto más que mucho hombres. Más que un placer, el vodka es un derecho y un deber entre los Gaunt. Cuando tenía catorce años, un barril entero de cerveza no hacía efecto en mi ni en mi primo menor—no era cierto, claro, pero necesitaba poner nerviosa a Arya. Que en todo caso era una estrategia excelente. Le miró fijamente a los ojos mientras hablaba y ahora los apartaba para ubicarse en la mesa y esperar que el maso de cartas empezara a moverse.

 

—Quién reparte... lo haré yo— todo era parte de la estrategia. Cuando le entregó las cartas a Arya, luego de barajear decenas de veces, se formó en su rostro una sonrisa burlona— ¿Qué tienes? —preguntó. Bínfeyd sostenía entre los dedos un "royal flush" como solían llamar allá en Noruega, donde creció.

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¿Sería eso cierto?, los ojos de la Lockhart se abrieron de par en par, ¿Una mujer ganándole a un barril de cerveza?, eso tendría que verlo, pero aun así no le hacía gracia el hecho de que podría perder, — Veamos si es eso realmente cierto — una translúcida gota de sudor le corrió por la frente, cosquilleó en su sien derecha y cayó a la nada misma, si perdí, esperaba que Bínfeyd fuera lo suficientemente comprensiva como para esperar su vestido al día siguiente y no en ese instante.

 

¿Porqué propuso un juego de Poker, si a duras penas sabia jugar?, tragó saliva, mentiría, eso estaba claro, pero la sonrisa en el rostro de Evans no la dejo tranquila, —!Oh Dios mío! ¿Esos son Mortífagos? — preguntó con el rostro completamente horrorizado, esperando que la mujer quitara la vista de las cartas, como buena Fenixiana, confiaba en que lo hiciera, porque para ellos, primero estaba el deber. En el leve descuido de la Bruja, Arya hizo un ligero movimiento de varita sobre sus propias cartas, y las cambió con las de ella.

 

— !Ah no! .. Creo que solo eran personas feas — Agregó una vez Bínfeyd volteó.

 

Ahora era ella quien sonreía, — Flor imperial ante tus ojos — proclamó, sin siquiera alargar la partida, era probable que la mujer se ofendiera por la trampa, o solo lo tomara como una broma más, — Ahora, la casa invita ¿Cierto? — se reclinó hacia atrás, y reposó sus pies sobre una pequeña mesita a un costado, cerrando levemente los ojos, — Igual .. Bínf .. A modo de disculpas te lo daré de todas maneras — haciendo otro movimiento de varita, su vestimenta árabe dejo su cuerpo y apareció doblada en el regazo de Evans.

 

No tenía idea de como la joven bruja tomaría que de la nada su compañera estuviera en ropa interior, pero había reservado un sitio apartado para la reunión, solo estaban ellas dos, y las personas que completaban el Negocio, estaban bastante apartadas, allí, recostada en aquel lujoso sofá con bordes dorados brillantes, nadie podría verla. Solo buscaba gastar una broma, con otro movimiento de varita podía vestirse.

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Adryanie

 

Cansada de los múltiples trabajos que tenía en el Callejón, y aparte sus dos negocios en el Callejón todo eso hacía que se hiciera muy estresada su vida. Lo bueno es que le había comentado de un lugar cerca de donde ella estaba que según decían tenía una de las mejores gastronomias del Callejón,así que al tener un poco de dinero que le había sobrado aquel día decidió darse una vuelta por Arabic Place.

 

Llegó y lo primero que notó fue su decoración, ya sabía de dónde provenía su nombre, aparte de ver unos cuantos cheffs que iban y venían con platos de fuego en sus manos y numerosas otras cosas, ya con solo dar un primer vistazo sabía que le gustaría aquel lugar. Notó que habían unas cuantas personas, Se acercó a una mesa que estaba sola en medio de la nada, se sentó ahí había uno de los menú que no entendía muy bien, pero ya le preguntaría a algún camarero o elfo que apareciera por ahí. Mientras tanto se dedicó a ver de nuevo a los Cheff.

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  • 4 semanas más tarde...

Siempre que se sentía agobiada le gustaba darse pequeños gustitos, pero últimamente se la antojaba y mucho la comida con condimentos y especies exóticas, para mala suerte suya los elfos del castillo se negaban a cocinar aquellos alimentos achacándole el desanimo de la Lockhart, pero primero muerta que rendida, así que enfundada en unos cómodos jean color negro y una camisa de mangas tres cuarto, con bordados Hindú apareció en el Callejón Diagón a unos cuantos pasos de la fachada del Arabic Place, el emprendimiento gastronómico de su nieta Bodrik.

 

La verdad no esperaba encontrar a la pelinegra por esos lados, no con lo mal que andaba su salud y su ánimo, pero si por un milagro aparecía estaría encantada de platicar con ella y de pasar un rato juntas. Entro viendo que el lugar tenía movimiento, algunas mesas estaban ocupadas y los elfos iban de un lado al otro atendiendo como era debido a los clientes, de pronto vio una llamarada alzarse y estuvo a punto de gritar “fuego, fuego” y de sacar su varita para aplicar un aguamenti, pero unos pocos aplausos la detuvieron y la incitaron a mirar mejor.

 

—¿Qué rayos?— se quedo con la pregunta-exclamación a la mitad al darse cuenta que todo era producto de un chef que realizaba su platillo a la vista de los presentes como una atracción más del establecimiento, rio por lo bajo pensando en la posibilidad de que aquel turbante o coso en la cabeza de cuando en cuando se le prendiera, fue entonces que desvió la mirada hacia la mesa próxima y noto que el comensal en cuestión era @ su compañera y amiga.

 

—¿Te puedo acompañar o esperas a alguien?— pregunto esperando que la mujer notara su presencia y al menos tuvieran la oportunidad de saludarse.

Editado por Cye Lockhart
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Adryanie

 

Era increíble como los locales se llenaban de un pronto a otro apenas se distrajo un poco viendo a uno de los cheff hacer maromas con la comida cuando volvió a ver a su alrededor y se dio cuenta que estaba el 50% más lleno que cuando ella llegó. Fijó su vista nuevamente en el Cheff aunque no conseguía mirar del todo lo que hacía solo veía que de cuando en cuando levantaba los brazos y aparecía fuego y la gente aplaudía emocionada por lo que acaba de hacer. De repente alguien se acercó al lado de ella, era Cye su compañera de bando que por alguna razón se la estaba encontrando por todo lado últimamente le recordó mucho a Arya que ya hacía mucho no la veía.

 

— Hola Cye ¡Claro! claro siéntate no hay problema — Dijo acomodándose mejor para mirar a Cye. La verdad no se acordaba si esperaba a alguien o no aveces si pero aveces solo iba a comer algo en algún lado para conocer o porque era una necesidad inminente del ser humano el tener que alimentarse en algún momento—¿Qué te trae por estos lares? — Le preguntó mientras volvía a fijar su vista al Cheff que estaba justo detrás de Cye haciendo otra vez sus maromas, por un momento pensó en llamarlo para que lo hiciera allí también en la mesa donde ellas estaban, la curiosidad por lo que hacía la estaba matando.

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  • 5 semanas más tarde...

~ Marie, elfina de Evelyn Devereaux

—Yo la entregaré ama. —soltó la elfina con una media sonrisa en los labios y haciendo una reverencia.

 

Segundos después partió con rumbo a un local que guardaba todo tipo de curiosidades de Arabia, lugar en donde tenía que entregar una invitación para uno de los eventos más importantes de la temporada para la Orden del Fénix, que prometía ser parte de los más recordados, por ese motivo todos los invitados tenían que acudir y más aún, tenían que demostrar que podían pasarla bien.

 

Al instante en que llegó al local, se acercó a la entrada y la traspasó con tranquilidad, mirando el interior con un poco de fascinación, debido a que nunca antes había visto un lugar así, y pensó que podría recomendarle a su ama visitarlo más adelante. Pero eliminando aquellos pensamientos de su mente al sentir el sobre entre sus dedos, se acercó hasta el mostrador y sonrió alegremente.

 

—Buenas tardes, de parte de mi ama, están todos invitados, los esperamos.—comentó con tranquilidad abandonando el interior del local tras decir sus palabras, dejando la invitación que solo podían leer los miembros y aspirantes de la Orden del Fénix.


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