Wishes Banned & Strange Passions (MM B: 80297)

[Jessi R. Diggory]

En cierta manera me encontraba muy angustiada por pensar que había llegado tarde a la reunión que tenía con aquel mago ya que yo era una persona que le gustaba ser puntual a sus citas por lo que llegar tarde a un evento me hacía siempre sentir nerviosa.

 

Afortunadamente el joven me tranquilizo al decirme que había llegado a tiempo.

 

-Nunca olvidaría algo por mas despistada que sea- le dije al joven mientras sonreía ya que no quería que viera que estaba aun un poco nerviosa.

 

Me senté a un lado del que había sido mi jefe mientras me quitaba el abrigo que traía y lo ponía aun lado de donde yo estaba. Al parecer ya había perdido algo de tomar por lo que simplemente me limite a observar el lugar antes de que el hablara.

 

-No te preocupes- comente -La verdad yo no bebo muy seguido pero una copa de vez en cuando no me vendría mal- replique al joven así que me gire al elfo que se encontraba ahí -Me gustaría tomar una copa de Wisky- le dije a la pequeña criatura que asintió y se fue del lugar.

 

Nunca había estado en un lugar así por lo que todo lo que estaba muy entusiasmada viendo toda la decoración que estaba a mi alrededor.

 

-Pues he estado muy bien- le comente al joven ante el cuestiona miento que el me había hecho -Claro que no estoy mas relajada, al contrario, estoy muy ocupada en el trabajo porque aun no nos asignan al nuevo jefe de la oficina, y tu cuéntame como has estado- pregunte mirando al joven fijamente.

[Kahlan Blackthorn]

Permanecía taciturna e impasible, rebuscando en sus pensamientos, aquellos pasajes que luchaban por mantenerse sepultados. Todos y cada uno de ellos, pertenecían a la vida pasada de la Ángel Caído, amores, vivencias, malas experiencias y masacres, valiosos momentos que debía atesorar y mucho más que tendría que erradicar.

 

Comenzaba un nuevo camino, entrelazando el mismo con nuevas metas y perspectivas diferentes. Optando por una postura mucho más severa y arrogante que la que ya poseía, ante todo en el sentido de experimentar sensaciones nuevas. No permitiría que nadie irrumpiera en su corazón o en sus pensamientos, bloqueando los mismos de forma irremediable. Pocos conocían el lado sensible de la Malfoy, lastimosamente para ellos, no volverían a mirarlo de frente.

 

Muchas de sus decisiones, casi siempre eran cuestionadas y puestas en tela de juicio, al grado de considerarla una persona extremista e instintiva. Arriesgada y poco analítica, casi siempre optando por medidas poco ortodoxas y fuera de lo establecido. Pasando por alto las normas que ella misma se había impuesto, rompiendo sus códigos y yéndose por las opciones que le podían causar un daño irremediable a quienes tuvieran contacto directo con ellas.

 

-La grandeza requiere de sacrificios, aunque estos conlleven romperse el alma mil veces-espetó con una desdeñosa sonrisa en sus labios-No importa los medios, obtendré lo que deseo como quiero y cuando lo quiero-entrecerró sus ojos, viéndose interrumpida por uno de sus escoltas.

 

-Aiiden, tienes una persona que atender…-siseó con la mirada baja Kanon, deseando poder sacar de ese letargo abismal a la Malfoy, detestaba tener que verla en ese estado.

 

-Entiendo, iré enseguida-se levantó de la cómoda silla de piel, enfilando sus pasos hacia la salida de su despacho. Descendiendo con elegancia por las escaleras, tras caminar con paso firme por el pasillo que conducía hacia las mismas. Desviando su vista hacia la joven que esperaba por ella, no pudo reconocerla a simple vista y eso la dejo con un dejo de curiosidad-Buenas Tardes- saludo a La Niña de las Tinieblas-Soy la dueña de este local, ¿En qué puedo servirte?-inquirió con una media sonrisa en su labios, esperando alguna respuesta de la joven.

[La Niña de las Tinieblas]

En un instante todo pareció cambiar dentro de mí. El porqué de mi presencia en ese lugar tomó un giro diferente y me permití relajarme un poco mientras dejaba unas estelas blancas contra mi cuello a medida que mis uñas rojas, como la misma sangre que ardía con orgullo en mis venas, arañaban delicadamente mi piel.

 

Mi silueta ya no estaba tensada con el nerviosismo que hacía unos minutos atrás se había apoderado de mis sentidos y me sentía más cómoda en aquel lugar. Dejé que mis oscuros iris pasearan por todo el local mientras encerraba entre mis níveos dedos el pequeño dije que reposaba contra mi fría piel.

 

Aún seguía molesta por lo ocurrido con aquella pequeña criatura escuálida y sus odiosas palabras; no podía sacarme de la cabeza ni comprender como era posible que hubiese personas tan ignorantes y débiles. Me irritaba cuando las cosas no salían como deseaban y por más que disfrazara mis sentimientos con una fría indiferencia, no podía evitar desear con toda mi alma tener entre mis finos dedos el delgado cuello del los culpables.

 

Un suave suspiro brotó de entre mis rojizos labios, una leve protesta ante tanta negligencia que me rodeaba. Meneé la cabeza, quitando de mi mente todo resquicio de pensamientos molestos. Ahora que me hallaba allí debía aprovechar el momento y olvidar los malos recuerdos con alguna bebida que borrara, por esa noche, no solo las molestias de hoy sino a los fantasmas de mi pasado que solían apoderarse de mí cuando no estaba de buen humor.

 

No había dado más de dos pasos, con las pupilas clavadas en el bar que se hallaba a lo lejos, cuando la silueta de una joven mujer apareció en mi camino. Me detuve de repente ante la presencia de aquella mujer rubia y escuché sus palabras acompañadas por el leve fruncir de mi ceño.

 

-Oh, buenas tardes… -murmuré con voz calma y me permití una pequeña sonrisa a modo de saludo- Lamento molestar, no era mi intención. Ahora solo… estoy aquí para tomar algo- hice un gesto hacía la barra que estaba detrás de la mujer y me encogí de hombros levemente- No es bueno desperdiciar las oportunidades que sirven para olvidar ciertas cosas.

[Ethiane Slytherin B. L.]

Al ámbar que cubría las pupilas de la lican dejaban notar la rabia que trataba de contener, hastiada de tareas triviales le dejaban poco tiempo a la diversión, hacia unas semanas que había entrado al escuadrón de guardianes de la marca, por diversión, para ella era divertido asustar o asustar odefos, aunque le costara estadías en san mungo o abaddon, haciendo memoria, jamas piso SM, Abaddon, algunas horas, y había sido sumamente divertido. El impacto de sus pasos en el callejón fácilmente era escuchado, grandes zancadas cuando estaba en ese estado eran un alivio para la tensión que sentía.

 

Por fin alcanzo el local ¨Wishes Banned & Strange Passions¨ alzo una ceja y torció sus labios, se encamino a la entrada y empujo levemente la puerta ara dejar su porte entrar, totalmente en color negro con broches de plata a los costados, parecía un pantalón típico de un cantante de música muggle de un país que visito alguna vez, solo que estos eran de pie de dragón, a la cadera y ajustados a su cuerpo como una segunda piel. Una blusa ceñida a su torso con cuello en ve y sin espalda, sobre sus hombros una ligerisima capa.

 

Sus ojos no tardaron en aclimatarse al ambiente a media luz del lugar, algunos rostros conocidos y figuras de los altos mandos deambulaban por ahí, rápidamente localizo a la joven que recorría los locales en su compañía, ahora le tocaría disculparse, pues había tardado en llegar al local. se acerco a ella al tiempo que con un movimiento de mano ordenaba al mesero o mesera del lugar que se acercara, necesitaba algo que tomar...urgentemente

 

-Buenas noches...me disculpo por la tardanza...todo bien?-

 

Pregunto a la joven que lucia contrariada

 

 

[Zeth Black Lestrange]

…

 

 

La música resonaba en las sienes, pero empezaba a ser de mi agrado, como si la única presión en mi cabeza, fueran las notas del Bajo de la canción. A penas la luz suave que envolvía los ambientes del local, podía disimular la palidez extrema que descoloraba los rasgos humanos de mi faz. En mi interior, bajo la piel y entre las costillas, existía una sensación casi olvidada, un frenesí que empezaba a originarse desde la boca del estomago. Conectándose con los nervios de mi organismo, las señales de sed viajaban por debajo de la epidermis, arrastrándose como hiel toxica dentro de mis frías carnes.

 

Las palabras que la joven alcanzaba a vociferar con su melodiosa voz, llegaban a ser recibidas por mi cerebro, procesadas y entendidas, mas, no eran en totalidad el punto de mi concentración. Estaba enfadado internamente por ello. Con la copa de cristal nuevamente rebosante de líquido amargo, dirigí el cáliz hacia mis labios, ingiriendo lentamente el elixir que esperaba fuera suficiente remedio para congelar las ansias de sangre humana, al menos, que pudiera dopar mis instintos depredadores.

 

Sin embargo, mis ojos atisbaban con gran interés a la joven que me acompañaba, envuelta entre telas oscuras, atraía inconscientemente mi atención. Seguía con precisión sus gestos y los movimientos de sus manos, de su cuello; casi podía observar los latidos suaves de las venas que marcaban delicadamente parte de su muñeca. Enarqué una ceja para corresponder las palabras que la Diggory expresaba, en mi mente una sola cosa empezaba a imperar sobre los demás pensamientos. Cogiendo nuevamente del tallo de la copa, llevé el líquido hacia el interior de mi organismo, cerrando los ojos para tratar de percibir algún cambio.

 

Al instante, cuando la elfina tomaba nota del pedido de la joven, agregué — una botella de su mejor whisky— musité serenándome en una invisible exhalación.

 

— Respecto al trabajo— dije con la voz melodiosamente intrigante que me caracterizaba — de seguro la nueva jefatura, tendrá éxito, por las inefables que laboran ahí—.

 

— Parece cómodo el lugar— dije sin pensar, dando una vista fugaz al entorno oscuro. Las luces tenues, no alumbraban completamente mí alrededor — me agrada que se haya dado la oportunidad de conocernos más allá del campo de trabajo, aunque claro, ya nos habíamos visto antes, fuera del área de Misterios—

[Jessi R. Diggory]

El tiempo que había pasado en aquel lugar se me había hecho muy corto y placentero ya que la compañía era muy agradable ademas de que el lugar era muy tranquilo y cómodo para platicar tranquilamente sin ningún tipo de interrupciones por lo que lo hacia mas apropiado para charlar.

 

Me había mantenido hasta el momento un poco callada y solo hablaba cuando el joven me preguntaba algo por lo que me había limitado en observar el lugar en el que nos encontrábamos.

 

Nunca antes había estado ahí a pesar de que ya había visitado algunos negocios del callejón Diagon haciendo que mi inquietud se incrementara al observar aquel peculiar local en el que no todas las personas que conocía frecuentaban muy seguido así que para mi todo era nuevo.

 

Escuchaba serenamente como el joven le pedía algo a la elfina que nos estaba atendiendo.

 

-Supongo que tienes razón- fue lo único que le dije al que un tiempo fue mi jefe -Aunque la verdad aun no sabemos a que persona nos vallan asignar para que sea el que nos dirija-

 

No podía evitar sentirme extraña en aquel lugar aunque tuviera un excelente ambiente, ahora comprendía cada vez mas que había cosas de mí que ni yo misma comprendía.

 

-Debo confesar que nunca había estado en este lugar, pero aun así me siento muy a gusto en este lugar- comente mientras veía a mi alrededor -A mi también me parece muy bien que se halla dado esta oportunidad de conocernos mejor en un lugar tranquilo como este-.

Editado 19 de Julio del 2012 por Jessi R. Diggory

[Ethiane Slytherin B. L.]

El ensordecedor ruido que emanaba de las bocinas del lugar torturaban los finos oídos de la lican que entrecerrando los ojos deseo poder sacar la varita y destruirlos, sin embargo con el semblante inexpresivo camino entre el bulbo y se dirigió al otro extremo del lugar, observando detenidamente a los asistentes del lugar, las figuras conocidas seguían apareciendo, una fría sonrisa apareció en su rostro, no le dio importancia a lo que no la tenia realmente.

 

Enfilo su figura al banco solitario en el rincón de el local y tomo la copa que el elfo le ofrecía, sin duda alguna prefería el buen tequila reposado sin embargo lo bebió ávida, las pupilas en ese momento teñidas de ámbar, recortaban las figuras de los parroquianos en el lugar, como una maquina que grababa todos los movimientos y registraba los diálogos sin percatarse quien los recitaba.

 

Cruzo su larga pierna y descanso su brazo izquierdo en la lustrosa barra de madera que había elegido como escondite, el aroma en el ambiente era agradable, sin embargo su labor ese día era vigilar, revisar que todo estuviese en orden y sobre todo, defender como grupo de choque en caso de una redada, sabia que de haber un ataque invariablemente vendrían altos mando de la orden, Alguno caería seguramente seguido de ella misma, poco le importaba.

 

El cosquilleo que le proporcionaba la marca tatuada en su espalda baja era una descarga de adrenalina sobre su escultural figura, únicamente comparable con una candente caricia del hombre que ocupaba sus pensamientos, estaba bien diseñada, oculta entre un diseño tribal muy bien elaborado, solo un real miembro de la marca podría descubrirlo, tomo un sorbo mas del licor que intensificaba aun mas el ardor que sentía en ese momento su sensual figura.

 

 

 

 

 

[Neos Triviani Malfoy]

El sonido de la aparición del castaño resonó en uno de los pasillos del callejón Diagon, que de inmediato comenzó a avanzar por el mismo. Hacía mucho que no visitaba el lugar por motivos diferentes al trabajo, aunque muchas de sus visitas eran relajadas y sin mayores novedades. Esta vez había sido su amada la que requería su presencia, en uno de los locales que manejaba.

 

No recordaba haber estado alguna vez allí, aunque su memoria no era buena en realidad. Poco importaba de todas formas, iba a visitar a su amada, a pasar un rato agradable con ella. Al fin podría olvidarse un poco de todo, de la marca y sus obligaciones. Últimamente había tenido poco tiempo para relajarse, para disfrutarlo con la demonio. Eso no ayudaba a los nervios, que crecían con cada día que se descontaba, hasta el de su boda.

 

Vio el local a unos cuantos metros, una vez que levantó la cabeza. Relajó un poco el paso, mientras borraba algunos de los últimos pensamientos. Quería mostrar seguridad ante la demonio, aunque sabía que esta lo conocía a la perfección. Era difícil ocultarle sus sentimientos, aunque algo le decía que ella se sentía de forma similar. Después de todo, había tenido que pasar por muchas cosas, antes de que su boda fuera posible.

 

Abrió la puerta con calma, y de inmediato una suave música llegó a sus oídos. No reconoció el lugar finalmente, así que se puso a buscar con la mirada a la ángel caído. No la vio a primera vista, habían varias personas dando vuelta. Quizás hubiera olvidado que la visitaría aquel día, o tal vez solo lo hacía para molestarlo, lo que era bastante posible.

 

Se quedó de pie, esperando a que la bruja apareciera. Hacía mucho que no estaba en un bar, y no pudo evitar recordar su época de alcoholismo. Y aunque ahora estaba controlada, los deseos de tomarse una botella de whisky crecían sin poder detenerlos. Volvió a recorrer con sus castaños ojos el lugar, esperando que la demonio no tardara en hacerse presente.

[RoomiiMusic95]

La noche no era tan fría como había esperado. Densas nubes violetas tapaban gran parte del cielo, dejando entrever la luna, una pequeña franja curva de luz entre toda aquella oscuridad. Ni la más leve brisa cruzaba por el ambiente, haciendo que su cabello danzara solo con el suave movimiento de su caminar.

 

Se entretuvo mirando la vidriera de una librería, buscando nuevos títulos para acumular en su de por sí extensa biblioteca. Un volumen sobre dragones llamó su atención y terminó por entrar y comprarlo. Lo guardó en uno de sus bolsillos extendidos y decidió que era hora de hacer su trabajo.

 

Metió las manos entre los pliegues de su capa, atravesando la callejuela sin posar los ojos en otra cosa que no fueran los carteles que identificaban los muchos negocios instalados en el lugar. Al fin encontró el indicado, y se asomó al interior por pura curiosidad.

 

Las luces de neón la obnubilaron, haciendo que los colores brillantes danzaran rápidamente en su mente, mareándola un poco. Cerró la puerta de un tirón, y se apoyó contra la pared contigua. El contacto con la superficie sólida era frío, pero hacia que sus sentidos volvieran al lugar correcto.

 

De uno de los bolsillos sacó un caramelo de miel para recuperar energías, y observó a su alrededor con impaciencia, esperando a quien la acompañaría esa visita. Al fin divisó una silueta acercándose a ella, y sonrió despreocupadamente.

 

—Buenas noches, soy Romina—saludó en cuanto la joven aspirante hubo recorrido el trecho que las separaba. —Sería mejor que entremos de inmediato, ¿no crees?—dijo, corriéndose a la entrada del local.

 

Abrió la puerta y pasó con elegancia, esta vez sin mareos de por medio para atacar a su estabilidad.

[Santos Malfoy]

Las pisadas del joven que se paseaba por el colorido Callejón Diagón de noche reflejaban seguridad en sí mismo. No buscaba otra cosa más que despejarse e ir a tomar uno tragos a uno de los bares más famosos del lugar.

 

Llevaba sus manos dentro de los bolsillo laterales de su ligera chamarra café que cubría su camisa blanca ajustada de una tela fresca que iba fajada a unos pantalones vaqueros de mezclilla cubrían sus fortalecidas piernas y para finalizar unos mocasines en tono miel tapaban los pies del Malfoy. Llevaba también un cinturón de un tono similar al de sus zapatos.

 

Sacó de una bolsa dentro de su chamarra una cajetilla de cigarrillos de tabaco semi-tostado sin filtro para sacar uno de éstos porros de hierba y encenderlo con un encendedor de plata que sacó de la bolsa izquierda de su pantalón. Comenzó a fumar sereno mientras se dirigía al Wishes Baned & Strange Passions donde buscaría una charla entretenida y alguna chica con quien bailar un rato, después de haber tomado unos whiskeys.

 

Entró al iluminado bar, el fuerte sonido de la música cautivaba al demonio que en seguida se dirigió la barra donde tomó asiento en un moderno banco. Hizo una seña al bar-tender indicándole que viniera. – Un whiskey doble para empezar, llévame la cuenta – dijo sonriente y el pulgar del que atendía la barra se alzó en dirección al Malfoy.

 

Espero ahí sentado examinando a las personas que se encontraban en el lugar evitando ser obvio. El chico regresó con un vaso con hielos y relleno de un liquido café muy suave, le dio el primer sorbo y sacó su cajetilla de la chamarra dejándola al frente de la barra sin antes sacar otro de éstos para comenzar de nuevo a fumar.