Wishes Banned & Strange Passions (MM B: 80297)

[Eliah Ryddleturn]

La Ryddleturn había quedado aquella noche con la guardiana con la que la tocaba hacer la ronda aquella noche.Según había recibido en su lechuza se llamaba Romi y la estaría esperando en un comercio del callejon diagon. La figura esbelta de la aspirante mortífaga que iba por el medio de la callejon se vislumbraba poco a poco ante las luces que iluminaban aquel famoso callejon de Londres.

 

Aquella noche como no sabía muy bien como iba a hacer tomó una cazadora de cuero negro y unos pantalones vaqueros de tela oscura. Sus manos iban ocultas en aquella cazadora cerrada por la cremallera mientras sus pasos en aquellos zapatos de color negro resonaban a son mientras la demonio de ojos azules caminaba.

 

Entonces a lo lejos pudo divisar el negocio y una figura femenina esperando en la puerta de ella. EL tono de la Slytherin era serio sin ningúna expresión en sus labios tan solo quería realizar la guardia y marcharse a casa a descansar pues había sido un duro dia en el ministerio por no decir los asaltos y rescates a los que había asitido.

 

-Encantada, yo soy Eliah-se presento con elegancia y educación-si será mejor que entremos sería raro que vieran a dos chicas delante de una puerta sin más-comento de forma algo irónica pero a la vez divertida mientras ambas brujas se adentraban alegantemente en el loca.

[RoomiiMusic95]

Caminaba con su característica elegancia, dejando que su túnica ondeara con total libertad a su alrededor. Admiraba las sillas y mesas adornadas con la Marca, y hasta pensó en adornar su habitación con varias calaveras fluorescentes. Sería muy extraño que un fenixiano se atreviera a entrar a tal establecimiento, pero se mantuvo alerta por si acaso.

 

Las luces a su alrededor cambiaban constantemente, dándole a su piel pálida distintas tonalidades de rojo, verde y amarillo. La música estaba alta e incitaba a bailar, pese a saber que uno no era tan bueno en ello. En su conjunto, era un bar exótico y llamativo, en donde las obligaciones cotidianas podrían olvidarse un rato; aunque ese no fuera su motivo de visitarlo.

 

Alcanzó una de las barras y quedó extasiada con la cantidad de bebidas que exhibían en las repisas. Aromas como la menta y la fruta se mezclaban en el aire con el chocolate y el alcohol, invitándola a tomar asiento y elegir a gusto. Sacudió la cabeza, no era un buen momento para emborracharse.

 

—Es un buen lugar, ¿no crees?—le preguntó a la joven Ryddleturn, en un pobre intento de iniciar conversación.

 

Se apoyó contra la barra despreocupadamente y llamó a uno de los meseros que andaba por ahí. Se quitó el flequillo del rostro y alzó la voz para hacerse oír sobre la música que inundaba el salón.

 

—Buenas noches, necesitaría hablar con alguno de los encargados de este negocio.

 

Esperó tamborileando los dedos sobre la madera y luego se giró con lentitud, sentándose sobre una de las sillas altas. Miró a Eliah y la invitó a tomar asiento con un movimiento de cabeza. Se notaba que la joven estaba cansada, y se merecía un pequeño descanso hasta que algún dueño apareciera a atenderlas.

[Eliah Ryddleturn]

La verdad esque cuando entró se quedo algo extasiada con lo que vió en el interior. La encantaba ese lugar, la marca tenebrosa adornaba todo el establecimiento y las luces futurísticas daban aquel lugar un aire elegante. Era normal que entraran a ese establecimiento brujas tan elegantes y disntiguidas como ellas dos en aquel lugar por lo que encajaban perfectamente en aquel lugar tan moderno.

 

En el rostro de la Ryddleturn se dibujo una sonrisa complacida al ver todo aquello, al final se iba a animar y todo con aquella música que la daban ganas de ponerse a bailar, pero debía de guardar la compostura como buena guardiana o futura guardiana de la marca tenebrosa.

 

La esbelta Slytherin se acercó a la barra mientras miraba todo aún con las manos en los bolsillos de la cazadora de cuero negra que portaba. Su mirada entonces se postro en el monton de bebidas mientras incoscientemente se sentaba en uno de los taburetes altos mirando cada bebida o comida que había allí.

 

-emmm si gracias-contestó al ofrecerle el asiento-dios, este sitio mola un monton, nunca había estado aqui y si estuve hace mucho tiempo, creo que lo pondré en mi lista cuando quiera salir de fiesta-comentó algo divertida pues el casancio estaba desapareciendo con aquella música tan ritmida.

[Kahlan Blackthorn]

Antes de la Redada en la Slytherin

 

La Malfoy, iba ataviada con una oscura capa de viaje, resguardando debajo de la capucha de la misma su angelical rostro. No deseaba ser el centro de atención de los mirones, mucho menos con los estragos que presentaba el mismo. Parecía que había tenido una cruenta batalla y pagando los platos rotos dentro de la misma.

 

-Maldita sea…-siseó entre dientes, entrando por la puerta trasera de su local. No estaba para recibir a nadie, mucho menos para mostrarse ante los ojos de algún posible compañero, nunca se sabía si alguien que la conocía, podría estar rondando cerca de ese sitio-Me las pagarás-apretó los dientes, ascendiendo con rapidez por las escaleras, buscando el refugio de su oficina privada.

 

-Ahí estas…-masculló preocupado Kanon-¿Qué demonios ha pasado?-inquirió en voz baja, siguiendo de cerca los pasos de la Ángel Caído-Veamos que tienes para decirme…-apresurando sus pasos, llego hasta la oficina de la demonio.

 

-¿Qué haces aquí?-profirió interrogante y molesta-No creo haberte llamado o ¿sí?-lanzó la capa de viaje sobre uno de los sillones que decoraban la amplia estancia, dejando a la vista su dañado rostro-¿Esto deseabas ver?-escrutó con severidad los ojos del demonio-Ya estas feliz, espero que sea un espectáculo digno de tu persona…-entornó sus ojos hacia su oscura varita-Sirvió de mucho, si eso te consuela-terció una maquiavélica sonrisa tras obsequiarle esas palabras.

 

-Ha valido la pena, no tengo la menor duda de ello…-encaminó sus pasos hacia la ojiazul oscuro-Creo que tiene solución, déjame que lo sane por completo-deslizó con suavidad la palma de su mano, sobre el lastimado rostro de la Mortifaga, sanando este en su totalidad- Está mucho mejor que antes, no puedes quejarte- sonrió desdeñosamente, cubriendo con su capa de viaje a la rubia-Ah sí, tienes una visita…-entregó ese mensaje, dejándola con una gran duda.

 

-¿Quién es?-siseó divertida, dejando esa interrogante en el aire. Percibiendo una peculiar esencia en el ambiente, acaso era posible. Haciendo uno ligeros movimientos con su varita, cambio por completo su atuendo, dejando atrás los harapos destrozados que portaba hace unos momentos.

 

Abandonando su oficina privada, descendió por las escaleras, llegando a la zona del bar. Ahí estaba a pocos metros de ella, mirándola con un cierto dejo de reproche. Intentando componer su mejor sonrisa, busco la forma de disculparse por el retraso.

 

-Vaya, pero mira que tenemos aquí-espetó arrogante mirando al castaño-Es una grata sorpresa, no puedo negarlo-agregó besando con pasión los labios de Neos, sabía que esa sería una buena forma de apaciguar un poco su malestar.

[Neos Triviani Malfoy]

Parecía que llevaba varias horas esperando, el bullicio dentro del local aumentaba, lo que indicaba que estaban cerca de la hora con mayor flujo de gente. La rubia parecía haber olvidado que la iría a ver, pues no aparecía por ningún lugar. De todas formas el Marshbone no esperaba algo diferente, pues muchas veces la bruja hacía cosas similares, tan solo para molestarlo.

 

- Si serás... - quizás lo mejor sería irse, ya se las vería con él cuando volviera a la mansión.

 

Estaba por darse la vuelta cuando apareció, con esa sonrisa tan característica de ella, que buscaba dominarlo para que le perdonara el retraso. La mayoría de las veces le funcionaba, pero esta vez el Lóriryen se la haría más complicadas. Iban a casarse pronto, la demonio tenía que aprender a cumplir más con los compromisos que habían adquirido.

 

- Debo decir que la sorpresa es mia - le dijo, cuando sus labios se separaron - Sorpresa que te presentaste me refiero, ya me iba a dormir, me estaba dando un poco de sueño la espera - le dijo arrogante, respondiendo como ella lo hubiera hecho de ser él quien llegara tarde - Pero no te preocupes, tampoco es que sea algo tan nuevo, y si me sirves una buena copa de whisky puede que llegue a perdonarte - avanzó con paso tranquilo, buscando el lugar donde estaba el bar.

 

Estaban prontos a casarse, y había que finiquitar algunas cosas. Aunque había ido allí para relajarse, no podía pedir tanto. A todo lo de la boda se sumaba las trámites para legalizar su nueva familia, además del recorrido para encontrar a los miembros dignos de pertenecer, una labor nada sencilla y que había tenido que realizar solo.

 

- Bien, entonces ¿podemos beber algo? - le preguntó, sabía que a la rubia no le gustaba que bebiera, pero pensaba hacerlo de todas formas. Necesitaba algo para relajarse, y el licor siempre había ayudado mucho.

[RoomiiMusic95]

Examinó cada rincón del lugar con total atención, sin dejar que las luces la marearan. Después de todo, estaba sentada y no corría peligro de caerse y conseguir un mal recuerdo de la ocasión. Se giró en su asiento, quedando de espaldas a la barra y más importante, a la gran cantidad de bebidas alcohólicas, demasiado tentadoras.

 

Se rió para sus adentros, a su hermana le encantaría aquel bar, sobre todo por la decoración y el amplio abanico de apuestas que ofrecía cada botella. Recordar a su gemela la distrajo por un rato, haciéndola adentrarse más y más en sus memorias, perdiendo conciencia de lo que sucedía a su alrededor.

 

Eventualmente volvió a distinguir su entorno y se encontró con la imagen de Eliah, quien parecía haber recobrado las energías gracias a la música vivaz que sonaba en el local. Estaba segura de que la joven Ryddleturn le había hablado, pero no le había prestado demasiada atención como para acordarse de lo que le había dicho.

 

Decidió romper el hielo y se volvió a la barra. Llamó a uno de los elfos, quien fue hacia ella con sumisión. Sus manos temblaban un poco, y sostenía un trapo con el que limpiaba las copas. La Ravenclaw le dirigió una mirada y se irguió un poco más en su asiento.

 

—Quiero un…—levantó la vista, eligiendo un trago de la lista completamente al azar. —Un Black Russian, y ella va a tomar…

 

Se volvió hacia su acompañante con una media sonrisa, esperando su respuesta. De vez en cuando estaba bien relajarse un poco mientras esperaban por alguien que las atendiera.

[Kahlan Blackthorn]

La Ángel Caído, siempre se salía con la suya, aunque eso conllevara ganarse el enojo del castaño. Sabia como salir bien librada de esos sucesos, dado que su malicia, siempre la respaldada en esas ocasiones, ladeando la cabeza, opto por no emitir un solo comentario ante la propuesta del Marshbone.

 

-Amor, no creo que sea una buena idea. Sin embargo, si deseas tomar, para sacarte el mal humor, puedes hacerlo…-terció una media sonrisa en sus labios-Aunque luego no te quejes de que te eche de mi cama, sabes que detesto verte en ese estado-rodeó los ojo-Puedes tomarlo que gustes, pero sin pasar por alto mis palabras-escrutó con severidad los ojos del demonio. Haría valer sus palabra costara lo que costara, no le gustaba verlo tomar de esa forma, aunque ya aplicaría una estrategia para hacerlo pagar por su decisión.

 

-Deseo que vayamos a un lugar más privado, podremos tomar algo más que una copa-espetó con malicia, sabiendo que no se negaría a seguirla. Además, necesitaban un momento de privacidad antes de la boda, dado que debió a ella, no podían ni respirar. -¿Me acompañas?-extendió su mano para que la tomara, deseaba perderse en la oscuridad de su oficina privada, provocar los más bajos instintos del castaño y percatarse de lo que era capaz.

 

-Llegue tarde, pero no por gusto-negó con la cabeza-Tenia cosas que resolver, gente que matar y asuntos que finiquitar-esbozó una maquiavélica sonrisa en sus labios. –Además, creo que no debe extrañarte y si eso sucede, no es mi culpa-susurró cerca de los labios de su prometido-Cariño, no puedes enojarte por boberías-rodeó los ojos- Ya somos dos adultos, solemos jugar de esta forma-recorrió con sus labios el cuello del castaño-Juegos que suelen ser peligrosos-mordió con suavidad esa parte-Así que, aprendamos a jugar-apoyando su cabeza sobre su hombro, espero alguna respuesta del demonio.

[^Animaga Black^]

Chasqueaba los dedos a medida que una melodía sinfónica sonaba en su mente. Se estaba vistiendo para salir a pasear, hacía mucho tiempo que no disfrutaba de una noche a lo grande. Cada tanto se paraba en seco, dejando sus atavíos de lado, para dirigir con las manos una orquesta imaginaria. Le encantaba escuchar Mozart, y La Marcha Turca que retumbaba en su cabeza no podía ser mejor aliciente para ayudarla a terminar de cambiarse.

 

- En una ópera, la poesía por fuerza ha de ser hija obediente de la música. – dijo en voz alta citando a Wolfgang Amadeus.

 

Antes de salir de su carpa, lugar en donde vivía hacía unos cuantos meses, se miró al espejo. El cabello estaba en su sitio gracias a una crema para peinar, que lograba que sus bucles rojizos adoptaran la forma de tirabuzón que tanto le gustaba. Unos aretes plateados combinaban bastante bien con el vestido negro y los zapatos de taco que llevaba puesto. Como estaba empezando a refrescar decidió llevarse un tapado de cuero rojo y un pañuelo atado al cuello.

 

Colgando de su hombro se podía ver una cartera que, a simple vista, parecía realmente muy pequeña pero estaba hechizada de tal forma que podía poseer casi cualquier objeto sin importar su tamaño. Como por ejemplo su varita, la billetera, una petaca de whisky, la cigarrera, entre otras cosas.

 

- Todo listo, ¡es hora de divertirse!

 

Abotonándose el abrigo salió de los jardines del Castillo Black para aparecerse en el Callejón Diagon. Cada mañana cuando iba a trabajar en su negocio pasaba por la puerta de un bar nocturno que le llamaba la atención, y hoy estaba decidida a entrar. Con suerte pasaría un buen rato.

 

- Esto es magnífico… - balbuceó pasmada viendo cada detalle mortífago en la decoración de Wishes Banned.

 

Caminó por el salón principal, que a esa hora aún no estaba abarrotado de personas, y la boca se le hizo agua luego de ver la variada lista de tragos. Alguno le llamó más la atención que otro a decir verdad, pero estaba impaciente por probarlos todos. Así que sin dudarlo se sentó en la barra.

 

- Buenas noches. – su voz sonaba sensual - Un Betsy Ross para comenzar, por favor.

Editado 3 de Septiembre del 2012 por ^Animaga Black^

[Oliver Granger]

Se estaba peinando frente al espejo, algo muy raro en él, no muy fijo pero sí algo acomodado. Su camisa manga tres cuartos morada quedaba justo con sus jeans negros y sus zapatillas oscuras. Movió su cabeza de un lado al otro rápidamente para despeinar algo el cabello y listo. Perfume por aquí por allá.

 

–Como decía mi padre: por si besos, por si abrazos, por si acaso –dijo esbozando una sonrisa, echándose perfume en el cuello, en el torso y en el…, respectivamente.

 

Salió de su casa y al estar afuera giró sobre sus talones, desapareciendo. Al volverse a materializar, se encontraba en el callejón diagon. Raras veces se lo miró por esos lugares pero ese día quiso visitar un buen bar, quería divertirse y dejar el stress de su vida a un lado. Caminó por entre todas las tiendas, restaurantes, librerías y bares. Era un lugar muy grande con demasiados comercios, Oliver nunca se había percatado de aquello.

 

Entró al Wishes Banned & Strange Passions. Era un lugar muy grande, demasiado a como se veía desde afuera. Sin mucho atraso se dirigió a la barra, pasando a través de algunas salas muy sofisticadas e iluminadas con luces de neón. Se sentó en un banco y se dispuso a mirar la variedad de bebidas y comidas en aquel lugar. Al terminar de leer cada uno de los ítems y releer unas cuantas veces más, tomó su decisión.

 

–Lo quiero todo, okno xD

 

–Me podría dar un Blanche de Blanche –dijo dubitativo a quien lo atendía.

 

Esperaba haber tomado una buena decisión. Mientras esperaba decidió ver alrededor, no había mucha gente, aun la noche era joven así que se veía prometedora.

[^Animaga Black^]

La cantinera tardó sólo un minuto en prepararle su trago, en verdad era una increíble barwoman y había danzar las botellas de coñac y oporto a medida que los líquidos se iban mezclando en el vaso.

 

- Gracias, anótalo en la cuenta corriente de Glenin Black – le dijo guiñándole un ojo.

 

Se aprovechaba de lo descuidado que era su padre a la hora de hacer números todos los meses, y mientras ella no se excediera mucho con los gastos, no se daría cuenta de algún que otro galeon faltante. El día en que Sortilegios Weasley le retribuyera lo suficiente como para autoabastecerse, lo haría.

 

Girando levemente el cuello para sacar la cigarrera del bolso, quedó de cara al los sillones. Y entre las pocas personas que estaba poblando el bar, hubo alguien que le llamó la atención. Estaba segura de conocerlo. Así que posó rápidamente un cigarrillo mágico en su boca para encenderlo con la zurda, y cogió el vaso del Betsy Ross. Deslizando el trasero por su asiento se despegó de él para comenzar a caminar en dirección al joven.

 

- Oliver, ¿verdad? – dijo Amber a modo de saludo extendiendo una mano y entrecerrando un ojo, pues algo del humo del tabaco la estaba haciendo lagrimear. - Creo que me conoces aunque nunca tuvimos la oportunidad de hablar. Soy Amber Black.

 

La pelirroja era Directora del Granger, aunque por cuestiones de tiempo nunca había entablado charla alguna. Sabía de su desempeño como árbitro por los registros que llevaba en las carpetas de su oficina, pero nunca lo había visto en persona.

 

Un olor a frutilla invadió momentáneamente las fauces de los magos, el tabaco se estaba quemando de forma pareja.