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Wishes Banned & Strange Passions (MM B: 80297)


Kahlan Blackthorn
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—¿Por qué tú?—soltó aquella pregunta desviando sus ojos a sus labios—Yo jamás he llorado por nada, lamentó decepcionarte en ese sentido. Yo no poseo esa capacidad para derramar lagrimas o experimentar pesar por una perdida. No me lo permite mi naturaleza vampirica, yo no te he elegido para nada. Tú me enviaste ese trago, ya lo dijiste antes mi caminar te hechizo y eso no es culpa mía en lo absoluto—enarcando una ceja poco a poco sus ojos volvieron a toparse con ese par de nubes grises. Lo de menos era el, ¿Por qué? O ¿El qué?, sólo deseaba disipar una duda que se volvió de un momento a otro en una tormenta dispuesta arrasar con todo.


—Soy la dueña de este lugar, puedo tener a miles a mis pies. Pero yo elijo quienes si y quienes no llegan más allá. Suelo ser una mujer de gustos demasiado elitistas, no me voy con el primero que me mire con ojos de borrego a medio morir o se ponga como tapete delante de mi. Puedo decirte con sinceridad que soy única en mi especie, jamás vas a conocer a una mujer como yo, créeme que no—la serenidad cargada con un dejó de frialdad no abandonaba sus palabras. Manteniendo sus manos sobre la mesa, no le daría ni un solo ápice de ventaja sobre ella.


—No dudo que tengas un harem, pero eso no te hace especial o único ante mis ojos. No te vayas por el camino errado, si te invité a mi mesa es por una sencilla razón. No suelo ser descortés con los hombres que intentan adularme, pero tampoco les dio carga abierta. Me agrada la forma en que decidiste acercarte y como me abordaste, siendo muy inteligente y astuto, no todo cruzan los limites y eso te ha ganado unos puntos a tu favor—confesó volviendo a tomar otro trago de licor—¿Qué te trajo hasta aquí?, esta vez no esquives mi pregunta o puede que las cosas no te sean tan sencillas después de todo y no me digas que fe mi sensual caminar— jugando con un mechón de su cabello se mantuvo seria esperando la respuesta.


—No se tu nombre,pero ya me simpatizas un poco— apoyando sus codos sobre la mesa, le miraba fijamente. Si se lo proponía podría leer su mente sin problemas, pero eso sería jugar sucio y no lo consideraba adecuado, al menos no de momento— Encantas a todas, pero no a mi, no por completo—regalándole una lóbrega sonrisa, le estaba tomando el gusto a ese encuentro inesperado sin lugar a dudas.


@@Brendon Ravenclaw


Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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La bruja le encantaba dejar en la incertidumbre al nórdico, tirando y soltando como si se tratara de un niño. Los músculos de sus brazos se tensaron y algunas venas se hicieron presentes, no le gustaba que jugaran con él pero por primera vez encontraba un verdadero reto. Alguien que estaba acostumbrada a manipular todo a su gusto y fe. Sería el tipo más afortunado si lograba tenerla aquella noche, aunque lo dudaba. Nunca quiso hacerle pensar que la quería a su merced, con conocerla habría bastado. Pero ya que había hablado de un remota posibilidad se aferraría a eso como una nueva meta.

 

La tendría esa noche.

 

Su seguridad al hablar de que nunca encontraría a alguien igual hizo centellar los ojos del vikingo, esa osadía le recordaba a las mujeres de su pueblo, esas que mataban por conseguir lo que querían. Pero ella no era una mujer de pueblo, era una dama de sociedad. Y aunque no despreciaba ni una ni la otra admitía tenían un sabor más fino, y ella profesaba tener el mejor.

 

—Me alegra que nunca hayas llorado, o que nunca hayas sufrido de penas como todos lo demás. —Posó los ojos en el cabello sobre su pecho— Supongo que eso no te hace masoquista, no me sorprendería que no soportes algo de dolor. —Subió los orbes de repente a los suyos— O tal vez soportes hasta lo impensable, en cualquiera de los casos me alegra que el dolor no sea un problema.

 

Giró su cuerpo estirándolo sobre el asiento, pegó la espalda de la barra y se apoyó de codos mientras reptaba con su vista el lugar.—Señorita Malfoy, sería ridículo pensar que la obtendría solo con un trago caro cuando hay un montón de hombres aquí que de seguro solo vienen a que lo rechaces. Sería un insulto para tu élite pensar que una lengua de terciopelo y miembro fornido serían suficiente.

 

Sonrió de lado.

 

—Fue justo el hecho de que parezcas inalcanzable lo que me trajo aquí, a su lado. En mi ''harem'' ninguna tiene su nombre o esa capacidad de intimidar a un guerrero de Odín, ya debes de saber como somos las bestias, siempre cazamos lo que más nos gusta.

 

Despegó la mirada del local para ver sus ojos lapislázuli una vez más.

 

—Brendon Ravenclaw, señorita Malfoy. —Susurró— Es todo un honor.

 

 

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—El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. Como ya dije, no poseo la capacidad de experimentar, ni lo uno, ni lo otro. No me criaron para irme lamentando por la vida o lamer las heridas que el destino me cause en el cuerpo o el alma. Siempre he navegado con la bandera de ser libre e independiente, no necesito ninguna clase de placer para sentirme plena o satisfecha conmigo misma—desviando sus ojos hacia el cantinero le pedía otro vodka seco.
—Un placer, Señor Ravenclaw. Soy Malfoy y sólo Señorita Malfoy, si desea tener acceso o conocimiento de mi nombre, no le será para nada sencillo obtener el mismo. Lo ha dicho usted, no se puede alcanzar el cielo con las yemas de los dedos o dicho de otro modo. La élite que ostento, no puede ser disfrutada por todos los que me rodean, considéreme como una deidad o algo similar a eso. Atenea me pinta bien, pero me decanto por algo más sensual y seductor, ¿no cree que podría intentar robarle el reinado a Afrodita?—expresó alargando la mano para tomar su trago. Le miraba analizando cada uno de sus rasgos, no parecía la clase de hombre que iba comportándose de un modo galante o recatado, no con la musculatura que se jacto de presumir ante la vampiro.
—No me considero masoquista, solo adepta a disfrutar el dolor ajeno y agradecer, no sentir nada cuando intentan lastimarme o burlarse de mi descaradamente. He soportado demasiadas cosas, ya no creo que haya nada que me pueda causar el más mínimo daño o pesar, le sería hipócrita, si le dijera descaradamente que me voy llorando por los rincones lamentando mi mala suerte o peor aún dejarme sentir como una patética mujer insegura de mi misma. Pero no, yo no soy de esa clase de chicas, yo me siento orgullosa del férreo carácter que poseo y la magnifica cualidad de pasar por alto cosas tan banales como la inseguridad o nimiedades como esas—apareciendo en sus labios una sonrisa cargada de arrogancia.
—Me agrada que peleé por lo que desea, pero yo no soy una presa que debe meter dentro de una jaula o maniatar para tenerle a sus pies. Si desea llegar más lejos, no le aconsejó que use métodos arcaicos o bárbaros, porque con una mujer como yo, le aseguro que todas esas artimañas sin duda alguna, le jugarán en contra sin temor a equivocarme. Vino aquí porque el contoneo de mis caderas lo sedujo o eso me da a entender, galante forma de adular a una dama. Lástima que está dama hace rato que dejo de creer en coqueteos de esa calaña, piense mejor si desea cazar a una presa que no será sencilla y que en algún momento le puede dar la vuelta y entonces el cazador resultaría cazado—mirándolo fijamente acomodaba su cabello detrás de su espalda, dejando que su cuerpo se destensará un poco estirándose contra la silla.
—Está siendo una charla muy amena, agradezco el trago y el tiempo que me esta dedicando. Es grata su compañía sin lugar a dudas, pero todo lo que me ha dicho me deja pensando y no precisamente bien. No le acusó de nada, no veo razón para eso, pero ¿qué es realmente lo que desea obtener?, ¿qué acepté que es un hombre capaz de cautivar a medio Londres?, quizás al resto de las brujas si a mi no. La sinceridad está siendo demasiado evidente en mis palabras, pero mejor dejar todo en claro. Si busca algo más que una simple charla, permítame decirle que tiene puntos a su favor, pero no los suficientes para obtener nada más que una sonrisa o una mirada de mi parte—sentenció llevándose la copa a sus labios bebiendo un corto trago, para después limpiar con su lengua el resto de humedad que quedará en ellos sin sacarle los ojos de encima.

 

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  • 2 meses más tarde...

Truenos y relámpagos anunciaban una inminente tormenta, seguramente hasta el clima había notado mi regreso ya que de una noche estrellada sin luna, paso a un cielo tapado por nueves tan negras como las ropas que llevaba puesta, mis verdes ojos se fijaron en el letrero luminoso de un club nocturno me llamaron poderosamente la atención, algo dentro de mí me indicaba me gritaba que debía entrar y para decir verdad necesitaba un trago ya que la jornada había sido larga, mi regreso había tomado desprevenidos a algunos, nadie esperaba que volviera tan pronto, aunque para mi había sido una eternidad, cinco años alejado del mundo mágico.

 

 

Al ingresar busque rápidamente la barra, algunas mesas estaban ocupadas, pero no quería estar pendiente quien entraba o quien salía, la verdad es que necesitaba un momento para degustar un buen licor, esperaba que el sitio no me defraude.

 

 

Giré en mi asiento para observar un poco el ambiente, tomé un poco de maní con pasas que se encontraba en un recipiente de cristal en la barra llevándome un par de ellos a mi boca, mientras degustaba aquel bocadillo sonreía observando todas esas almas que se encontraban despreocupadas, divirtiéndose sin tener ni siquiera idea que tan cerca de ellas estaba el peligro, pero, hoy no quería saber de negocios, quería disfrutar mi regreso y como dije, disfrutar de un buen licor.

 

 

Giré nuevamente mi vista hacia el aparador decorada con botellas de miles de colores, licores de todos los tipos y todas las marcas, tomé una de las cartas que se encontraban sobre la mesa y con mucha alegría observé que servían licores muggles, algo que ni toda la mejor magia del mundo podrá recrear en un buen whisky añejado en barril de roble por décadas, estaba ya cansado del aguamiel, cervezas de mantequilla y más, que eran prácticamente refrescos comparado con lo que uno necesitaba.

 

 

Golpeé con mi mano abierta la barra solicitando atención, y con voz fuerte y segura solicité mi pedido...

 

 

- Por favor, alguien que atienda a este viajero con su mejor whisky...-

 

 

Sonreí esperando que alguien tome mi pedido, seguramente el primero de muchos, hoy mi cuerpo pedía alcohol, veamos al pasar de los minutos que más me pide para hoy...

 

 

 

@Juv Malfoy Croft

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La noche se prestaba para cometer acciones ilícitas, pero no de esas que te hacen ganarte una condena dentro de Azkaban o un juicio amañado que a toda costa que señalaría como culpable. Sino para sumirse en los más exquisitos placeres, disfrutando de unas cuantas copas de bourbon y tal vez la grata compañía de algún apuesto caballero. Sus deberes como dueña de ese lugar iban disminuyendo poco a poco, gracias a la confianza que pudo depositar en algunos de sus más cercanos colaboradores. Ahí radicaba la formula exacta de su plan maestro, perderse en la inmensidad de su mente y terminar con una buena tanda de ideas que le sacaban de encima un mundo de responsabilidades.


La tormenta estaba a nada de azotar Londres, atrayendo con ella a los seres más interesantes y divertidos que pudieran visitar su establecimiento. Sus orbes lapislázulis iban de un lado a otro, intentando detectar a la compañía ideal para esa noche que estaría plagada de truenos y relámpagos, quizás algo más placentero se colará en el menú y no desaprovecharía la oportunidad para probarlo de pies a cabeza. La solicitud de un joven captó su atención de inmediato, no podía negarle un buen whisky, llamando a uno de los cantineros le envió una copa sin remitente, le encantaba la forma en que lograba imprimirle un misterio atrayente a cada una de sus acciones.


—Atiendan bien al hombre que está en la barra, estoy interesada en que pase un rato muy ameno e inolvidable dentro de este lugar—siseó dejando que su misiva fuera cumplida sin demora alguna. Meciendo una copa de bourbon en su mano, esperaba ser una buena anfitriona de momento, ya las cosas se pondrían mucho mejor con el pasar de las horas. Siempre que algo captaba su atención, no cesaba en su afán por obtenerlo y hacerlo suyo a toda costa. Acomodándose contra el respaldo de la silla, cubría su hombro izquierdo con su dorada y sedosa cabellera. Observaba con atención cada uno de los movimientos del demonio, analizando cada uno de sus gestos intentando detectar las intenciones de este, lastimosamente no pudo hacerlo del todo y eso despertaba mucho más su interés en el.


@@Mefistofeles Evil


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Me puse a juguetear con los cacahuetes que se encontraban en el recipiente de cristal, los observaba absorto en mis pensamientos, sumido en mis ideas más profundas, sonreía de momentos cuando mi mente maquinaba todo tipo de planes, todo tipo de ideas, desde las más sublimes hasta las más perversas, esta vez sabía que todo iba a ser diferente, lo sentía en el ambiente.

 

 

Un cantinero me sacó de mi embeleso asentando frente mío un vaso de cristal con un líquido ámbar y en ellos flotando un par de hilos que chocaron unos contra otros el momento en que tocó la barra. Lo observé a este muchacho interrogándolo con la mirada, ya que no me había preguntado que marca de whisky deseaba, sin embargo, la copa está servida.

 

 

-Me encanta la rapidez del servicio...-le di un sorbo al trago y su calidad era más que exquisita...-pero tú no tienes ni la experiencia ni la clase para servirme este manjar, así que solo dime quien lo envía...- lo fulminé con la mirada, a tal punto que inconscientemente aquel muchacho observó una de las mesas delatando al responsable.

 

 

Una mujer en extremo atractiva era la que me dio el gusto de degustar néctar tan fino, tenía una cabellera rubia que embrujaba a cada movimiento, parecía que el viento conspiraba para que de manera perfecta este ondeara con una gracia sin igual. Me levanté de mi silla con la copa en la mano y me aproximé hasta donde la rubia se encontraba, ya estando cerca su perfume invadió mis sentidos, definitivamente era el pecado con forma de mujer, pero esta vez, el amo de todos los pecados era quien se le acercaba.

 

 

-La verdad es que se dé gustos exquisitos y reconozco lo bueno cuando lo pruebo...-la miré de pies a cabeza casi desnudándola con la mirada...-Mi nombre es Mefistófeles Evil...-tomé su mano y le di un suave beso en su delicada mano...-te agradezco por darme ese gusto de deleitarme con este manjar...-le di otro trago, ligero y medido, a mí me gustaba siempre disfrutar lentamente de lo que me gusta, y deleitarme con ello hasta la última gota.

 

 

 

@Juv Malfoy Croft

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Las palabras del demonio sin duda buscaban cautivar a Malfoy, pero esos tiempos en los que caía rendida ante galantes coqueteos, ya eran cosa del pasado. Ahora le gustaba ser un poco más mordaz y astuta a la hora de intentar captar la atención del sexo opuesto, dejándose de lado los diálogos armados y bien truqueados que solían emplearse para obtener lo que tanto se anhelaba—Me agrada que mis clientes pasen un rato ameno y afable, no era menos meritorio darle el mismo trato a usted—sonrió alcanzando con esa enigmático gesto sus ojos cargados de un misterio que dejaría boquiabierto a cualquiera. Su nombre era lo de menos, para que presentarse de una forma tan formal y común, si podía hacerlo de un modo mucho más atrayente—Malfoy—soltó levantándose de la silla acercando un poco sus labios a la mejilla del caballero dejandole un beso en esta agregó en su susurró —Un placer—alejándose poco a poco clavando sus ojos en los verdes de su acompañante.
—¿Qué lo ha traído a este sitio?, ¿Placer?, ¿Alcohol. Tal vez algo de peligro o quizás desea meterse en algún lío que no le cause un problema grave, sólo un pasar un buen rato y ver que dicta la noche—invitándolo a sentarse ella hizo lo mismo cruzando sus piernas con elegancia. El ambiente era apto para toda clase de fechorías, pero el decidirse a cometer cada una de ellas, ya quedaba en manos de los que estaban sentados delante de la barra y en alguna de las mesas. Sus pensamientos eran bastante perversos, el imaginarse perderse en medio de la oscuridad acompañada por alguien que fuera capaz de llegar a las últimas consecuencias y jugarse el todo por el todo, importándole poco las consecuencias que desencadenará todo aquello. Sus labios fueron mojados por el bourbon deslizando sobre estos su lengua retiraba los restos de licor en ellos, fijando su atención en la forma en que se comporto delante del cantinero.
—Me interesa saber cuales son los gustos tan exquisitos que tiene, tal vez pueda solventar alguno de ellos y brindarle una noche inolvidable—sonreía sin dejar de idear una y mil cosas pecaminosas. No le era para nada complicado dejar que su mente fuera arrastrada a rincones oscuros, carentes de restricciones ahí dónde era capaz de amansar sus restricciones y dejarse llevar por lo que le dictará su instinto. Al ser vampira poco o nada, le ataba o le impedía dejarse ir tal y como le gusto hacerlo desde siempre—Los cantineros saben poco o nada de lo bueno, justamente por eso me encargó personalmente de darle lo mejor a los visitantes. Aunque con ciertas excepciones, ya sabe no se puede dar diamantes a los cerdos—soltó una carcajada ante su comentario.

 

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Que sutil y excitante forma de presentarse de mi anfitriona, aquel susurro logró erizar por unos instantes mi piel, "Malfoy", no había nombres de pila, si quería misterio pues misterio tendría, aquel juego recién empezaba, cada cual colocaba sus fichas, aunque estaba convencido que en este tipo de juegos el que pierde es aquel que se divirtió menos y una vez iniciada la primera jugada el final era casi inevitable y ese trago marcó el punto de partida.

 

Me invito a sentarme en su mesa y me ubiqué justo freta a ella, no quería perderme un detalle de la conversación, la rubia tenía un alma interesante, que manaba fuego y hielo, estaba seguro que era del tipo de mujeres que, si tomaba mal parado, te hacia conocer el cielo y el infierno en un solo instante, tendría que ser cuidadoso o quizás esta vez no quería serlo.

 

-Siempre planifico cada cosa que hago, nunca muevo un pie sin saber dónde va el siguiente paso...-había una vela iluminando la mesa, delicadamente tomé la llama con una de mis manos e hice bailar aquella lumbre en la palma de mi mano para después colocarla nuevamente del lugar del que provino...-pero hoy me di vacaciones de aquello, vengo simplemente dispuesto a dejarme llevar como hoja en el río...-

 

Sonreí y mis ojos verdes se fundieron el azul de los suyos, tratando de escarbar un poco en aquella mente tan interesante, cada movimiento que hacía queda palabra que de sus labios salían era una provocadora invitación, como un imán, un centro de gravedad extremadamente fuerte, el común de los mortales habría sucumbido simplemente con un cruce de miradas, de mi parte iba a dar pelea, no porque me quiera resistir, era simplemente porque quería disfrutar de aquello.

 

-Los chocolates finos no fueron hechos para el hocico del asno, los buenos caldos son para el gusto de los conocedores...-le dí otro sorbo a mi copa sin dejar de romper contacto visual un solo instante, no quería perderme ningún detalle, no quería que se me escape ni el más sutil de sus movimientos...-Y me atrae la idea de una noche inolvidable, claro que por su esmerada atención sabré retribuir de igual manera, si la hace inolvidable pues yo haré que sea el doble para usted...-

 

Las cartas estaban prácticamente sobre la mesa, estábamos llegando a esa pequeña linea imaginaria de la cual si la cruzabas no habría regreso, no me importaba, hoy estaba dispuesto a jugarme el resto.

 

-Ahora, Malfoy, quiero saber qué tipo de manjares estás dispuesta a hacerme degustar, por ahora todo lo que visto y lo poco que he probado llena mis expectativas, pero dime, ¿Qué otro manjar estas dispuesta a ofrecerme?...-

 

 

@Juv Malfoy Croft

Editado por Mefistofeles Evil

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—Detesto planificar las cosas, yo prefiero dejar que todo fluya con naturalidad y sin la más mínima presión. Para que retar la destino, si este sabe como debe actuar y me imagino que por eso está usted sentando en mi mesa en estos momentos—rozaba con la copa sus sensuales labios. Le miraba fijamente analizando cada uno de los gestos que se plasmaban en su rostro, descifrando algunas de las oscuras intenciones que su mente, ya estaba maquinando desde que posara sus ojos en la vampira. El licor se deslizaba por su garganta, quemando está con una sensación placentera que ascendía hasta su pecho y volvía a bajar a su abdomen.
—Podrías probar el cielo y el infierno al mismo tiempo, si te atreves a perderte en lo más profundo y perverso de lo que es el deseo de una vampira. Conozco a la perfección a los demonios, seres nacidos del fuego y capaces de quemar todo lo que se les cruza por delante. Pero el placer que puedo ofrecer, va mucho más allá de solo un encuentro intimo y todo lo que eso conlleva. Decídete a probar algo más que un delicioso mangar sobre esta mesa, no te limites y puede que el pecado sea muy reconfortante y te agrade repetir—jugueteaba con las palabras acariciando su con mano su rubio cabello.
—Los más deliciosos platillos y manjares, fueron diseñados para paladares conocedores de un mundo diferente al que habita la gente común. Dale de probar el mejor vino a un desdichado que lo único que ha bebido toda su vida es agua y te dirá que sabe a sidra recién destilada. Eso mismo pasa con las mujeres como yo, somos únicas y no hay una igual. Justamente por eso me volví fanática de lo bueno y refinado, usted parece entrar en ambas categorías y no me da miedo probarlo y posiblemente enviciarme un poco de lo que tiene para ofrecerme—tomo la vela que momentos antes estuvo en las manos del demonio, elevando el calor de está avivo la llama alcanzando con esta la pequeña lampará que levitaba sobre la mesa y estaba apagada en esos instantes.
—Veamos que le parece esto—inclinándose sobre la mesa tras dejar la vela de lado, deslizó su pecho sobre la oscura madera. Mirando los verdes ojos del hombre, alargó su mano para tomarle por la nuca y atraerlo hacia ella, olisqueando el terreno que estaba pisando, no se pensó dos veces le plantó un beso que estaba segura, le dejaría sin aliento y mucho más sin palabras. Saboreaba su aliento acariciando con su lengua la del demonio, dejaba para su mente maquiavelica lo mejor de la noche y que estaba a nada de hacerse una realidad. Separándose poco a poco de sus labios, volvió a sentarse delante de el, rozando con su lengua el labio disfruto la sensación que había quedado sobre este.

 

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Cualquier tipo de respuesta o contrarréplica a las afirmaciones que la rubia decía quedaron silenciadas y olvidadas con ese beso, tenía que darle razón en muchas cosa y una de ellas es que aquel manjar que depositó en mis labios, me quemó por dentro, el rose de su lengua con la mía, extrañas reconociéndose por primera vez, enredándose una con la otra mientas nuestros labios se hacían uno mezclando los dos sabores tanto de su trago como el del mío formado un elixir tan excitante que levantaría hasta un muerto.

 

 

Abrí mis ojos el momento en que su boca se alejaba de la mía, vi su sonrisa cargada de malicia y sus ojos destilaban deseo, era difícil comprender como un ser tan frío pueda emanar tanto fuego, su movida fue maestra y en esta ocasión iba hacer caso a sus consejos y seguir a mis instintos, lo peligroso con esto es que ya no habría marcha atrás, desbocada la bestia no había fuerza humana o divina que la detenga.

 

 

Hubo un silencio que para nada fue tenso, fue un cruce de miradas de azul a verde que se decían muchas cosas, sus labios seguían igual de rojos y perfectos, lo que si noté y me hacía de apoco perder la cabeza es el rítmico inhalar y exhalar de su pecho que hacía más amplio su escote, dejando ver la perfección de toda esa bella creación que tenía al frente, solo deseaba respirar del perfume que se encontraba en medio de sus pechos.

 

 

-Soy hombre de mundo, y sé de manjares, la verdad es que el que he probado de tu boca ha sido sublime, pero hay en ti otra fuente de la cual me encantaría beber...-

 

 

@Juv Malfoy Croft

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