.: Castillo Triviani :. (MM B: 78361)

[Jeremy Triviani]

-¿Pero de que estas hablando? -Pregunto Jeremy con el ceño fruncido. No se creía esas estupideces que le contaba su hermano del otro lado del espejo comunicador. 

-Lo dicho, según los Australiano la mercadería nunca llego a Cairns -Respondió Callum - Están pidiendo un reembolso con un bono favorable por las molestias ocasionadas. 

-De ninguna manera -Jeremy negó con vehemencia - El envió nunca se retrasa y la mercadería se entrego en tiempo y forma. ¿Te encargas de hacérselos entender? 

-Son vampiros... 

-Soy vampiros de verano -Lo interrumpió Jeremy viendo a Rambaldo aparecerse en el oficina - No puedo salir del pais ahora mismo, pero te dejo a cargo de este asuntito. 

-Entendido, hermano. 

Jeremy guardo el espejo comunicador para prestar toda su atención al elfo domestico, que seguía disfrazado de bailarina muerta, por las festividades del Halloween. Rambaldo comunico sobre la llegada de Mael que buscaba a los dos patriarcas de la familia, Jeremy de inmediato sintió interés por la visita. Despidió a su elfo personal y desapareció del ala familiar que le pertenecía para trasladarse al salón principal. No le sorprendió que la gitana ya estuviera queriendo matar al visitante. ¿Alguna vez aprenderían modales alguno de los Trivianis? 

-Buenas, buenas -Dijo saludando - Que perfecto que hayas llegado de visita, Mael. Nos agrada recibirte -Comentó Jeremy mirando apenas a su madre como si no estuviera a punto de querer matar al brujo- Tenemos muchas cosas de que hablar, sígueme...  -El vampiro señalo living a un lado de la entrada - ¡Chuck! Sírvele al señor Blackfyre lo que pida, y a Candela también, por supuesto, en cuanto yo tomare un simple coñac -Agregó con docilidad. Lo que menos necesitaba era que el Lugarteniente se sintiera menos preciado por la familia y decidiera que ya no eran bienvenidos en el bando. No le serviría a sus planes de retomar un lugar importante dentro del bando oscuro, tal y como había ejercido años atrás. 

 

@ Mael Blackfyre  @ Candela Triviani

Editado 20 de Noviembre del 2021 por Jeremy Triviani

[Mael Blackfyre]

— ¿Y de verdad eres tan inepta para creer que estabas a salvo aquí? —me atreví a responderle a Candela que había aparecido justo detrás de mi figura. Sabía que los Gryffindor no éramos los únicos que podíamos movernos libremente dentro de nuestra propia mansión. La muchacha claramente ya me había divisado pero algo, un pequeño detalle, no la había dejado actuar, a diferencia del Callejón Knockturn—. ¡Al fin alguien inteligente en ésta familia!

Puse los ojos en blanco dándole un manotazo a la varita de Candela para que la bajara. La bruja me estaba subestimando y no entendía que había usado simples hechizos neutrales porque mi intención no era matarla allí mismo. Avancé dos pasos, siguiendo al joven que había aparecido para recibirme como merecía, Jeremy. La iniciativa de aquel chico me agradaba, demasiado.

— Agradezco tu invitación, Jeremy. Pero no todos los Triviani están en sus cabales ¿O si? —dije a modo de chiste, como si fuera el más gracioso, pero claramente no lo era. Me detuve allí mismo, a tan solo tres pasos de entrar, para girarme hacia Candela—. Vine por negocios. Asi que guarda ésa varita y no quedes más en ridícula —negué con la cabeza la reacción de la muchacha. La próxima que me viera, debería accionar antes que yo.

Negué al elfo hasta tres veces tras sus insistencias. Aún no me acostumbraba a la servidumbre que no dejaba de brindarles aquellos servicios a sus amos, me molestaban, no les veía la ventaja que ellos creían necesitar. Llegamos a la parte de la sala y no me importó quién estuviera en ella, no era una persona que manejaba muchos secretismos dentro de territorios amigos.

— Me han comentado sobre aquel grupo que ha intercedido con el pedido de Australia. No pude averiguar nombres pero sabremos muy pronto quien fue el culpable —Jeremy me había comentado sobre aquel problemilla que había tenido. Solo había manejado un poco de información pero la necesaria para entablar una amistad con aquel joven—. Veras, a pesar del problema actual que tengo con tu querida madre Candela, quiero dejar eso a un lado y entablar una mejor relación con los Triviani. Dentro de nuestras filas son magos y brujas que necesitamos mucho. Asi que cuentan con mi favor y mi varita. Y estoy seguro que será mutuo. ¿No creen? —miré a Jeremy. Luego a Candela. Aunque a ésta tenia algunas cositas más para decirle. Pero me centré especialmente en el joven que parecía manejar las cosas allí de la misma manera que ella. Hoy podía ser un pequeño recupero de información y mercadería que llegaba a puerto sano. Luego mañana algo más grande y lograr mi cometido. Aunque para eso faltaba demasiado.

@ Candela Triviani  @ Jeremy Triviani

[Maida Black Yaxley]

El castillo Triviani tenía una habitación con su nombre, la había usado poco en los últimos tiempos, pero sabía que estaba ahí, de hecho, ahí guardaba una de sus posesiones más valiosas, porque sabía, para cualquier que quisiera investigarla un poco, sería el último lugar en el qué buscar. Pero hoy debía volver, quería saber si habían noticias acerca de sus sobrinos, aunque fuere solo una nota rota, dos palabras. Lo bueno era que no necesitaba demasiada parafernalia para ingresar al castillo, lo malo era que seguramente algo iba a suceder en el transcurso de la visita porque...siempre terminaba así. 

Se ajusto lo mejor que pudo el cinturón que sujetaba su túnica por la mitad y se adentró al vestíbulo para buscar con la mirada algún rastro de vida, sonido, cualquier cosa le servía. Seguramente su actitud vigilante pronto llamó la atención de uno de los Chucks, porque un plop la alertó haciéndola retroceder un paso.

— ¿Jeremy está? —vio el semblante de confusión del elfo doméstico y se aclaró un poco la garganta antes de continuar—, no voy a esperarlo aquí, es sólo que tampoco quiero darme el camino más largo. ¿Entonces?

Y señaló al living, con lo que la bruja se dirigió para allá, no estaba solo. Estaba Candela, una bruja a la Maida había aprendido a, ¿tolerar? Entrecerró los ojos como si aún estuviera sopesando sus propios pensamientos, suspiró antes de saludar intentando recordar el nombre de la tercer persona en el lugar, sabía que estaba en lo alto de la cadena mortífaga, pero se había recluido tanto que por momento olvidaba incluso el nombre de Arya. Sacudió la melena, no podía permitirse un segundo de nostalgia, no ahora.

— Lamento interrumpir pero, ¿sabemos algo de Matthew o Zoella? —¿o Aaron?, pero esto último no podía ni siquiera planteárselo en voz baja, sonrió a medias en dirección a Mael—, disculpa mi mala educación y buenas,  ¿tardes? ¡Si, eso, tardes! 

[Jeremy Triviani]

El vampiro recorría los pasillos de las mazmorras Triviani revisando que todos los cautivos que hace meses llenaban las celdas con sus deplorables cuerpos, ya hubieran sido devorados por el basilisco de Candela. Debía ir de caza en cualquier momento para volverlas a llenar, pero por el momento el animal estaría satisfecho y dejaría de comerse a los Chuck. Jeremy intentaba evitar otra guerra con la servidumbre. No les había ido muy bien con la última y ahora con menos integrantes en la familia, les iría peor.

Desapareciendo de la mazmorras regresó al Hall de entrada donde esperaba visitas. ¿Se atrevería a ir? Había invitado a una "cordial" reunión a Mica Gryffindor. Su intención era que le contara los pormenores que se habían dado esos meses de ausencia mientras estuvo ocupado con negocios en su nación de origen, y también, disputando el mundial de Quidditch. No sabia que estaba aconteciendo en la propia Marca Tenebrosa, y mucho menos, en el contexto social que se vivía en el Mundo Mágico de Londres. Lo último que se había enterado era que la mujer había osado a robar, o ser parte, de una reliquia del bando. Su lealtad estaba siempre en dudas frente a otros mortifagos, pero Jeremy tenia sus propias visiones sobre las personas. Podía darle una chance y sacar provecho la de la visita. 

-¡Chuck! -Gritó Jeremy y espero que apareciera uno de los elfos domésticos - Llegará una señorita en pocos minutos... manda a dos Chuck jóvenes que no te sirvan de nada, para atacarla. Quiero ver como reacciona. 

-Si, señor -El elfo se inclino antes de desaparecer. 

Jeremy esperaba divertirse ese día y conocer un poco mas a la bruja. 

@ Mica Gryffindor  

[Mica Gryffindor]

Aquella invitación la hizo sentirse un tanto inquieta. Su último recuerdo del patriarca Triviani no había salido del todo bien. Él se había interpuesto en su intento de huida de la situación desfavorable, poniéndose del lado de quienes la creían una ladrona. Por fortuna, la situación se resolvió y la calavera había sido resguardada por los Lugartenientes de la Marca Tenebrosa donde ya no pudiese influir en nadie. ¿Se habría enterado Jeremy al respecto? ¿O tal vez seguiría acusándola por esa cuestión?

Sus otros encuentros con el caballero habían sido pocos, generalmente en el aire y jugando uno contra el otro. Más de una vez había recibido un fuerte golpe de bludger cortesía de su bate. Así que, ciertamente, no sabía qué esperar de ese encuentro.

Sin embargo, así era ella, decidió asistir. Fue así como, vestida con un pantalón claro de jeans y una blusa blanca, abandonó los terrenos de su residencia para presentarse en la entrada de los terrenos Triviani.

Apartó su largo y rizado cabello cuando una brisa lo despeinó, liberando su rostro antes de darse paso por las rejas que custodiaban la entrada, y avanzó por los jardines con paso seguro. Las voces que referían a aquella familia nunca evitaban la palabra “locura” al hacer alusión a los mismos. ¿Serían habladurías? Era probable, aunque también era posible que las mismas fuesen iniciadas por los miembros de la familia, de pronto le parecieron dichos útiles para mantener a extraños alejados.

Iba metida en sus pensamientos, cuando se topó con dos elfos que frenaban su camino. Los miró extrañada, pero éstos se lanzaron hacia ella, en lo que le pareció un intento de ataque. Uno de ellos llegó a golpear su rodilla, mientras otro se aferraba a su brazo derecho. Se concentró, logrando invocar un par de manos fantasmales, las cuales se encargaron de apartar de ella a ambos elfos.

-Detritus -murmuró ella, alcanzando con la zurda su varita y protegiéndose con aquella gaseosa capa, al tiempo que volteaba para contemplar la pequeña guerra entre manos y elfos, los cuales desaparecían y reaparecían con las fantasmales creaciones haciendo lo mismo para atraparlos una y otra vez. -¿Sería realmente bienvenida allí?- volteó y siguió su camino hacia la puerta, tal vez su anfitrión sabría explicar lo acontecido.

@ Jeremy Triviani

[Jeremy Triviani]

Jeremy observo con curiosidad como las manos sostenían a los homicidas Chuck sin dejarlos acercarse a la bruja. El resultado no le había desagradado del todo al vampiro pero había esperado una lucha donde la sangre de elfo regara el suelo y la mujer estuviera enfurecida por el recibimiento de una invitación. Sin embargo, podía decir que aquello no lo desanimo a la hora de sonreír escuetamente.

-Bienvenida a la residencia Triviani, Señorita Gryffindor -No se le escapaba que una de las últimas veces que se habían visto, el apellido de ella había sido diferente - Permítame escoltarla al salón. ¿Le gusta el coñac? Tenemos el mas exquisito hecho por gigantes de Charente -Una mirada de advertencia al Chuck presente provoco un temblor en el elfo y la rápida acción de traer una bandeja de plata con dos copas y una botella - Espero que no le haya sentado mal la invitación. Quería charlar algunos asuntos delicados con usted. 

Jeremy escoltó a la mujer al imponente living del castillo donde sobraban cómodos asientos, esculturas extrañas que se habían juntado durante décadas y cuadros terroríficos que acompañaban el gran escudo de la familia forjado en metales preciosos. El vampiro señalo uno de los sofás de tres cuerpos en medio de la habitación y cuando la mujer estuvo cómodamente sentada, tomo asiento frente a ella. Chuck dejo la bandeja y espero tembloroso a un costado. 

-Deshazte de los Chuck. Me dieron vergüenza con su ataque -Ordenó con molestia. 

-S...si, señor -El elfo domestico se inclino antes de desaparecer dejando solos a los magos. 

-¿Y bien? ¿Qué hiciste con la Calavera de Kaiser? ¿Cuánto te ofrecieron por ella? -Jeremy no era de dar muchas vueltas cuando quería respuestas directas. Mientras la mujer respondía le tendió una de los vasos con coñac. 

 

[Mica Gryffindor]

Los elfos no se rendían, pero aquellas manos fantasmales los siguieron entreteniendo hasta que la muchacha estuvo a salvo, en la entrada del castillo. Solo entonces, notó que alguien estaba ya esperando, observando su pequeño altercado con la servidumbre del castillo. No le dijo nada al respecto, simplemente alzó las cejas, comprendiendo que el encuentro no sería en absoluto amistoso. Cuestión que, claramente, ya sospechaba desde mucho antes de hacerse presente en el lugar.

El patriarca Triviani, lejos de darse por aludido ante el gesto de la Gryffindor, la recibió con total naturalidad. Mientras la escoltaba al interior, le ofrecía una bebida, indagando respecto a cómo le había sentado la invitación, para luego dar un primer indicio del motivo de la misma.

-La bebida estará bien -dijo simplemente, mientras lo seguía hacia el interior de la gran sala. No recordaba haber estado allí antes, tal vez su amnesia habría borrado algún recuerdo allí. Podía ser que, siendo miembro de la Orden del Fénix, se hubiera presentad a algún ataque en la propiedad. No lo sabía, no venía ningún indicio de ello a su memoria.

Se sentó en aquel sofá que Jeremy le indicaba, para luego contemplarlo mientras escogía un lugar frente a ella. Todo en aquel ambiente la mareaba un poco. ¿Él la intimidaba? Un poco, podía ser. Volvió a prestar atención, viendo cómo el elfo se retiraba para seguir la orden de su amo. Fue entonces cuando el anfitrión soltó sin evasivas el tema por el cual la había convocado.

Mica miró el techo con sus verdes ojos en clara señal de fastidio, antes de volver a mirarlo, mordiéndose en forma inconsciente. Tomó la copa que él le tendía, mientras intentaba asimilar la vuelta a aquel tema que hasta ahora creía ya cerrado.

-La calavera nunca estuvo en mi poder, pero no puedo hablar ya del tema, está en un lugar mucho más seguro para el bando, es todo lo que diré- afirmó poniéndose firme, antes de alzar la copa como haciendo un brindis con su interlocutor antes de beber el contenido. No podía hablar del juramento realizado con Mael y Sagitas, era algo que estaba fuera de sus posibilidades. Apoyó la copa en la mesa. -Si era todo lo que le interesaba saber, entonces puedo retirarme...- agregó, mirándolo a los ojos, intentando adivinar su reacción, al tiempo que se ponía de pie con intención de retirarse. 

@ Jeremy Triviani

[Jeremy Triviani]

-Un lugar mas seguro que el bando... -Jeremy se río con ganas. Existían muchos lugares mas inexpugnable que la Fortaleza Oscura, pero aún así aquellas paredes de granito encerraban datos y objetos importantes de los mortifagos viejos, nuevos y los constantes de siempre. Era denigrante ver cómo de un tiempo a otro, los valores dentro de las filas mortifagas hubieran cambiado en tal magnitud que se debían sacar objetos importantes llenos de historias, porque los propios miembros ya no eran capaces de resguardar su seguridad dentro de su propio bastión -No es todo lo que me interesa saber. 

Jeremy borró la sonrisa para remplazarla por un ceño fruncido. No pensaba dejar que la bruja marcara el tiempo que debían hablar ni los temas que iban a sondear en la charla. ¿Qué le pasaba? Se estaba portando como un caballero y eso era mucho pedir. Estiró el brazo señalando el sillón para que la mujer volviera a tomar asiento. La reunión aun no había terminado. 

-Esperaba que pudiera ayudarme... -Rompió el denso silencio mirándola a los ojos - con las ultimas noticias dentro del bando. Esta muy claro que mis viajes constantes por el mundo no me permiten estar al tanto de lo que ocurre aquí. ¿Qué paso con Arya? ¿Por qué la Fortaleza Oscura dejo de ser un lugar de confianza? Tengo entendido que los lideres de clanes aun siguen viviendo en el pueblo. 

Jeremy necesitaba respuestas antes de poder decidir si el tiempo invertido en aquel grupo se había agotado para siempre. Sus nuevos intereses comenzaban a ocuparle todas las horas del día y estaba en busca de nuevos horizontes. Era difícil entretener a un vampiro durante milenios, pero aun mas difícil era buscar alguna cosa que no le aburriera. 

-Pruebe el coñac, es exquisito -Comentó bebiendo un trago y dando una muestra de cortesía con una pequeña inclinación de cabeza. 

[Mica Gryffindor]

Se detuvo en seco -¿Has realmente convivido con la gente del bando últimamente? -soltó. Era claro que él no comprendía que la seguridad que necesitaron no dependía de muros y hechizos protectores, sino distancia de aquellos que querían hacerse por pura ambición del legendario objeto. Tal vez, él llevaba demasiado tiempo sin prestar atención a sus propios compañeros como para comprender los motivos de las acciones que habían tenido que tomar.

Asintió cunado el caballero afirmó que no era todo, volviendo a sentarse pese a notar en sus gestos que se había desvanecido cualquier rastro de la sonrisa que había mostrado antes. Se sentía extraña ante él, no temía confrontarlo, pero, al mismo tiempo, se sentía intimidada. No era algo que le solía suceder, no lograba recordar la última vez que se había sentido de ese modo.

Se enderezó frente a él, intentando comprender el matiz de sus preguntas. ¿Por qué se reunía con ella para saber más sobre aquellos temas? ¿Acaso no había nadie más que estuviese dispuesto a darle información sobre el bando?

-Arya… -instintivamente llevó sus dedos a su antebrazo, donde se encontraba aquella marca tenebrosa, recorrida por ese corte que nunca terminaba de sanar. -Lo único que supe de ella es que mi llegada a sus filas no fue muy bien recibida -murmuró, deteniéndose a mirar como una gota de sangre brotaba de aquel corte y e deslizaba por su antebrazo hacia su muñeca. -Nunca supe por qué se marchó, pero sí que los líderes de clanes pujaron entre ellos para llegar al poder tras su partida. – volvió a mirarlo, le era difícil saber lo que él estaría pensando. -La fortaleza ya no es segura porque quienes integran las filas solo ponen al frente sus intereses, el grupo ya no les importa, solos somos débiles -agregó antes de obedecer a su invitación a beber nuevamente.

Sintió el licor en su boca y luego recorriendo con su calor su garganta. Estaba acostumbrada a bebidas algo fuertes, así que no mostró seña alguna de ser afectada por la misma. Al menos no con tan solo unos sorbos.

-Dime… ¿por qué debería seguir informándote? -soltó, llevando la copa nuevamente a sus labios, sin apartar sus verdes ojos de los del vampiro.

@ Jeremy Triviani

[Jeremy Triviani]

-La verdad es que no -Respondió el vampiro imperturbable. Nunca se había sentido tan lejos del bando como ese ultimo tiempo. Se notaba que era hora de volar y dejar lugar a nuevas experiencias en su vida. Necesitaba un cambio rotundo que le diera mas vida a sus largos y eternos días.

 Las palabras de la bruja llegaron a los oídos de Jeremy al mismo tiempo que el aroma a sangre de una herida maldita. Se le hizo agua la boca mientras llenaba sus pulmones de aquel dulce y peligrosa fragancia roja. Mientras la mujer seguía con el relato de un bando roto y poco colaborador, Jeremy dejo el vaso de coñac y tomo la muñeca de la bruja con determinación, y brusquedad, para apoyar la punta de su varita y comenzar a borrar el hilo de sangre hasta sus orígenes. 

-Ya veo -Dijo mirándola a los ojo de cerca y tras el baso de coñac que ella probaba - Esperaba que unas palabras de alguien neutral y relativamente nuevo, pudiera ayudarme a decidir que hacer -Un pequeño movimiento de varita hizo aparecer una gasa limpia que se enrollo en la vieja herida - Parece que mi tiempo en el bando se ah agotado y tormentosos vientos han llegado por estos lados -Jeremy volvió a su asiento - Sé que usted esta en una situación delicada entre los Mortifagos, así que supuse que no tendría nada que ocultar o callar por ellos. Me alegra haberla elegido -Una pequeña sonrisa se formo en los labios de Jeremy - ¿Me había dicho que trabajaba de Auror para el Ministerio de la Magia, no? -Cambio rotundamente de tema - ¿Sabe de alguna desaparición este ultimó tiempo? Bueno... También podríamos extendernos hasta dos años atrás. ¿Se le ocurre alguna idea? ¿Alguna loca que se escapo de San Mungo?

Jeremy aun tenia una charla pendiente con sus hermanos. Debía revisar con especial atención los registros médicos del CRAA. Aunque era probable que fuera en vano. Nunca lograban escapar los locos de aquel infierno.